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TRATAMIENTO DEL FEMINICIDIO COMO DELITO AUTÓNOMO EN EL

DEPARTAMENTO DEL CAUCA EN EL PERÍODO TRANSCURRIDO ENTRE


2016 Y 2018.

Por: Isabel Sofía Pino Muñoz


Fabián Andrés Arévalo Martínez

“Solo aquel que no considere a la mujer un ser


humano es capaz de afirmar que todos los
derechos del hombre y de los ciudadanos no
deben ser los mismos para la mujer que para el
hombre.”
Clara Campoamor

Las mujeres a lo largo de la historia de la humanidad han cargado con múltiples


estigmas y ha sido a través de luchas sociales que se han conseguido determinadas
victorias en relación con los derechos de la mujer. En Colombia la historia no ha
sido diferente, las mujeres se han visto constantemente oprimidas durante siglos
bajo una estructura social que las ha considerado inferiores en razón de su género.
Con el paso del tiempo, muchos de los paradigmas anteriormente establecidos se
han roto respaldados por principios fundamentales del derecho como lo es, por
ejemplo, la igualdad. Es necesario hablar de una perspectiva de género pues esta
nos plantea una aproximación a la realidad desde las miradas de los géneros y sus
relaciones de poder, esta visión enfocada desde un punto de vista particular con el
fin de visibilizar el rol importante de la mujer dentro de la sociedad y la injerencia de
la misma en la construcción de los nuevos tipos penales que ahora se conocen, e
incluso, que ahora están protegidos por la ley y la constitución política colombiana.
Aun así, en un país donde la violencia ha predominado a través de los años, existen
factores importantes que no deben ser olvidados y rezagos de una sociedad que ha
minimizado la problemática en torno a la mujer. La violencia hacia la mujer ha sido
constantemente invisibilizada, no solo por la sociedad, sino también por las
entidades estatales e incluso por la misma normatividad. Analizar la violencia desde
una perspectiva de género es un tema de total relevancia en un país como
Colombia, pues supone generar una mirada hacia las condiciones sociales que
propician dicha violencia y además a través de la identificación de estos factores se
puede hacer un acercamiento a posibles políticas públicas que busquen disminuir
los porcentajes de violencia hacia la mujer. Dentro de la gran problemática social
que es la violencia de género existen múltiples manifestaciones de dicha violencia
y estas manifestaciones tienen un tratamiento distinto según la gravedad de las
mismas. El trabajo a realizar se centrará en torno a un punto jurisprudencial
importante que marcó la creación del feminicidio como delito autónomo y el
tratamiento posterior de este en el departamento del Cauca.
En Colombia el tipo penal de feminicidio como delito autónomo nace el 6 de julio de
2015 con la Ley 1761 o también llamada la ley de Rosa Elvira Cely. En el año 2012
y a raíz de la violación y el posterior asesinato de Rosa Elvira, el país se movilizó
para pedir justicia en torno a dicho crimen. Colombia se empezó a preguntar sobre
la importancia de darle un tratamiento especial a crímenes en los cuales el sujeto
pasivo fuese agredido por su condición de mujer y por lo tanto expidió la antes
mencionada ley, esto con aras de proteger a las mujeres, sancionar más duramente
a los agresores, pues se suspendieron los preacuerdos y se restringieron algunos
beneficios y darles más garantías a los familiares de las víctimas.
Al respecto la corte constitucional se pronuncia en sentencia C-539 del 2016 con el
fin de dar aclaraciones sobre el tipo penal, evaluar el alcance de la expresión “por
su condición de ser mujer” contenida en el artículo 104A del Código Penal y fallar
sobre la constitucionalidad del mismo, así como resaltar las condiciones culturales
de la violencia contra la mujer y diferentes tipos de violencia. Por lo tanto, para
efectos del proyecto de investigación, es viable analizar jurisprudencia que ha sido
invaluable a la hora de reconocer el feminicidio como un delito autónomo. Para
efectos de lo anterior es necesario recurrir a la sentencia de la Corte Constitucional
antes mencionada.
Así, la Corte ha dicho:
el feminicidio es un acto de extrema violencia, pero perfectamente coherente y
armónico con un contexto material de sometimiento, sujeción y discriminación, al que
ha sido sometida la mujer de manera antecedente o concomitante a la muerte. (Corte
Constitucional, Sala Plena, C-539/16, 2016).

Esta noción que nos da la corte es bastante acertada ya que nos genera un
acercamiento a la definición de feminicidio, ya que, nos explica con claridad (i) la
precisión de un acto de extrema violencia que debe existir para que se configure la
conducta, (ii) que a su vez debe estar enfundado de un carácter discriminatorio
hacia la mujer por su condición de tal, (iii) que puede establecerse anteriormente o
simultáneamente a la muerte.
Posteriormente, en la misma jurisprudencia el alto tribunal resalta la existencia de
“condiciones culturales, caracterizadas por el uso de estereotipos negativos, que
propician los actos de discriminación, propician al mismo tiempo también la
privación de su vida” (Corte Constitucional, Sala Plena, C-539/16, 2016).
La Corte Constitucional se ha referido a la violencia contra la mujer como un
problema de carácter estructural, que nace gracias a prejuicios y estereotipos de
género, que se encuentran directamente relacionados con el lugar que ha ocupado
la mujer en la sociedad a lo largo de la historia, y que a su vez ha determinado el
trato discriminatorio que ha sido el precursor de las prácticas violentas contra la
mujer (Corte Constitucional, Sala Plena, C-539/16).
La sentencia citada ha explicado la conformación de los estereotipos mencionados
narrando la forma en que la figura del hombre ha estado revestida a lo largo de la
historia de sentidos de independencia y racionalidad que lo facultan para la toma de
decisiones importantes, mientras que la mujer era identificada con la debilidad, la
dependencia, y una limitada gama de oficios que podía desarrollar, dentro de los
cuales se encontraban, principalmente, las labores de ama de casa y su capacidad
para procrear. Así pues, el feminicidio apareció como producto, entre otras cosas,
de prácticas de promoción de la desigualdad por razones de género, que habían
sido inculcadas a la sociedad, y que terminaron por manifestarse a través de
distintas expresiones de violencia que pueden o no presentarse de manera
sistematizada y regular (Corte Constitucional, Sala Plena, C-297/16, 2016).
Es así como nace la Ley 1761 de 2015. La ley debe su nombre al aterrador caso de
feminicidio que tuvo lugar en el año 2012 en la ciudad de Bogotá, D.C., y que logró
conmocionar al país, cuando una vendedora ambulante fue brutalmente agredida
por un conocido, que abusó sexualmente de ella, introdujo objetos extraños en su
cuerpo, la destrozó por dentro, y la asesinó.
Así pues, este caso que estremeció al país, fue considerado como algo más que un
simple homicidio, los movimientos feministas y sociales se movilizaron y se
organizaron para demandar que los asesinatos de mujeres por razón de su género
fueran asumidos por el Estado como algo más grave que un homicidio. En este
marco fue concebida la Ley Rosa Elvira Cely, como otro paso del Estado en el
reconocimiento de la violencia contra la mujer como un problema estructural en la
sociedad, siendo su mayor contribución para la visibilización de la problemática
Para hablar del feminicidio hay que hacer una parada obligatoria en el concepto de
perspectiva de género como tal, para después a partir de este acercarnos a la
teorización del feminicidio. La profesora Juana Camargo (1999) establece que la
perspectiva de género es:
una teoría social que trata de explicar las características, relaciones y
comportamientos sociales de hombres y mujeres en sociedad, su origen y su
evolución, destacando la existencia real del género femenino y masculino, sin dominio
de uno sobre el otro, sin jerarquías y sin desigualdades.

Así mismo, y en relación con lo que se entiende como perspectiva de género se


encuentran las herramientas y los mecanismos de análisis que buscan explicar el
fenómeno de la desigualdad entre hombres y mujeres y los roles de género en la
sociedad. Sabiendo esto, podemos aterrizar dicho concepto en relación con una
problemática como lo es la violencia hacia la mujer en Colombia y más
específicamente el tipo penal del feminicidio en el departamento del Cauca.
A partir de este primer acercamiento con lo denominado perspectiva de género, se
encuentra como punto principal de análisis, el porqué de la jerarquización de los
géneros, es decir, desde la objetividad analítica de la historia de la humanidad, ha
existido un género que se otorgó desde un inicio, a través de pautas sociales e
incluso normas jurídicas, garantías, alcances y derechos predominantes, los cuales
no gozaban las mujeres. Y aunque hoy, la realidad sea otra, por estas mismas
impresiones sobre una dominación del género masculino sobre el femenino se
cometen un sin número de delitos con la mujer como sujeto pasivo, y quizás uno de
los más reprochables sea el feminicidio. Analizar el feminicidio no solo como un tipo
penal autónomo de nuestro código penal sino también como un resultado de una
construcción social en la cual se busque mermar la jerarquización antes
mencionada o al menos darle un castigo punible, permite afianzar la mirada en la
sociedad. Del mismo modo el trabajo pretende aterrizar los planteamientos antes
mencionados en una línea de espacio-tiempo que abarque el departamento del
cauca en un período de dos años, del 2016 al 2018.
El Cauca ha sido un departamento particularmente golpeado por la violencia de una
guerra de más de cincuenta años y en ella varios sectores partes del conflicto como
lo eran las FARC, el ELN, las AUC, las bacrim y demás grupos armados al margen
de la ley, han contribuido a la propagación de un ciclo de sangre y dolor para
campesinos y personas inocentes, las mujeres son una parte de la población que
más ha sido vulnerada como consecuencia de esto, y además los factores sociales
en los que se desenvuelve la mayoría del país siguen presentando prácticas
machistas que fomentan la violencia de género.
En este año el observatorio de feminicidios de Colombia aseguro que
Según el registro de la prensa nacional, los departamentos que mayor número de
feminicidios registraron en el mes de marzo de 2019 fueron Antioquia con (9)
feminicidios, que representan el 23.6%.1% de los casos, seguido por el departamento
del Valle del Cauca con (7) casos, y que representa el 18% y el departamento del
Cauca con (5) feminicidios que representan el 13.1%

Como es evidente, el cauca hace parte de los departamentos de Colombia con


mayores porcentajes frente a los casos de feminicidios. Se debe resaltar a medida
que se cumpla con los parámetros de la investigación, el tratamiento de los casos,
la adecuada tipificación de los mismos, el alcance de herramientas judiciales y el
acercamiento a la justicia como mecanismos de prevención de la violencia de
género por parte de la población. Uno de los puntos a tener en cuenta serán los
hechos que se puedan adecuar al tipo penal pero que no llegan a ser parte de la
jurisdicción ordinaria, al tener competencia la jurisdicción indígena y el tratamiento
de este tipo de delitos en las comunidades de la periferia.
Frente a las políticas públicas se busca indagar acerca del acompañamiento
psicológico brindando a mujeres, posibles futuras víctimas de feminicidio y los
mecanismos de protección que protocolariamente se deben activar al presentarse
casos de maltrato físico o psicológico que puedan desencadenar en la muerte de
una mujer.
En muchos de los casos en los que el tipo penal del feminicidio se configura,
concursa con otros tipos penales ligados a la vulneración de derechos sexuales de
las mujeres. Es importante hacer énfasis en la problemática de feminicidios que
involucren estos tipos penales, para buscar medidas de prevención diferenciadas e
igualmente acompañamiento psicológico adecuado a estos actos.
Cabe resaltar, que como se mencionó anteriormente, el tratamiento del feminicidio
no responde solo a la aplicación exegética de la ley o del tipo penal como delito
autónomo frente a los hechos existentes, sino también a las múltiples modalidades
de prevención que recaen sobre el estado y deben propender por protección de los
derechos fundamentales de las mujeres y de las niñas del país.

REFERENCIAS

Camargo, Juana (1999). Género e Investigación Social. Curso de Formación en


Género. Módulo 2. Instituto de la Mujer de la Universidad de Panamá/
UNICEF. Editora Sibauste, Ciudad de Panamá.

Corte Constitucional, Sala Plena (2016) C-539/16.

Observatorio Feminicidios Colombia (2019). Boletín Nacional. Medellín, Disponible


en:
http://observatoriofeminicidioscolombia.org/attachments/article/382/Bolet%C
3%ADn%20Vivas%20nos%20queremos-Colombia%20Marzo%202019.pdf
[Consultado el 25 de mayo de 2019].

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