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Agricultura de conservación en el Perú

José Ramiro Benites Jump1

INTRODUCCIÓN

En el Perú, desde la época Pre-Inca, muchas comunidades andinas usan una agricultura basada en
los principios de la agricultura de conservación: siembra directa con una sembradora manual
“chaquitaclla” sin remover el suelo y con el mantenimiento de una cobertura vegetal protectora del
suelo. La chaquitaclla (Figura 1) es un palo largo con una lámina un tanto curvada (taclla) en el
extremo inferior con un palo transversal en el que el agricultor apoya un pie para hundir la taclla en
la tierra y así lograr una abertura para colocar la semilla (Benites y Bot, 2014).

Figura 1. Chaquitaclla: antes y ahora (Fabiola Galvez, 2016)

Figura 2. Siembra directa con “tacarpo” (Benites, 2017)

1
Funcionario técnico jubilado, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Dirección de Fomento
de Aguas y Tierras, Roma. Actualmente consultor internacional en temas de manejo de tierras y aguas y de agricultura de conservación
Pero desde 1530, con la colonización, se introdujo una agricultura con conceptos y principios de
clima templado basados en quemas, barbechos, monocultivo y en araduras intensivas con arados de
reja y/o vertedera, algunos aperos complementarios, y el empleo de tracción animal como fuerza
motriz. Esta forma de cultivar estaba basada en araduras intensivas, algunos aperos
complementarios y el empleo de tracción animal como fuerza motriz (Figura 3), sin haber pasado
previamente por pruebas y validaciones críticas.

Figura 3. Labranza con tracción animal (Benites, 2017)

Estas técnicas agrarias de clima templado se han continuado utilizando después de la emancipación
y hasta nuestros días en casi la totalidad del área cultivada del país (2 millones 216 mil hectáreas).
Con el uso del tractor se intensificaron las labranzas por medio de arados y rastras pesadas
promoviendo grandes pérdidas de agua por escorrentía y la subsecuente erosión del suelo, así como
la contaminación de los ríos por sedimentos, fertilizantes y pesticidas.

Figura 4. Labranza con tractor en pendiente (Benites, 2012)

El paso de la maquinaria y el continuo uso de arados y gradas a la misma profundidad, en pendiente


y durante los periodos de alto contenido de humedad en el suelo, crean capas compactas
subyacentes conocidas como piso de arado o piso de grada y erosión.
NECESIDAD DE UN CAMBIO DE PARADIGMA

En las últimas décadas, los agricultores han expresado su preocupación por la erosión del suelo, la
fuerza de trabajo y los costos de los insumos causados por la agricultura de labranza. Algunos han
tratado de reducir la intensidad de la preparación de suelos pero con frecuencia han enfrentado
problemas tales como baja germinación, baja productividad y alta infestación de malezas. En el
Perú se han gastado enormes sumas de dinero en programas de conservación de suelo que
enfatizaron más el control de la erosión en forma aislada, con obras físicas que son muy costosas y
poco eficientes, para enfrentar la escorrentía del agua de lluvia y la erosión de los suelos y su
pérdida de productividad.

La producción agrícola requiere mucha mano de obra y esfuerzos considerables de hombres,


mujeres, niños y niñas. En general, la escasa mecanización del cultivo incrementa el número de
jornales utilizados. En el Perú, para producir una hectárea de maíz en forma no mecanizada se
requieren entre 80 y 120 jornales, sin considerar el tiempo para las labores de cosecha y desgrane.
Las operaciones con menor productividad son la preparación del terreno y la siembra con
herramientas manuales, que consumen más del 80% del tiempo total de trabajo. La baja
productividad de la mano de obra resulta en un costo muy alto que alcanza hasta un 65% del costo
total de la producción de maíz (Huamanchumo de la Cuba, 2013). A todo esto se suman la quema
de rastrojos (práctica prohibida en la época Incaica) o el sobrepastoreo, prácticas que tienen un
impacto ambiental grave ya que degradan los cursos de agua, los suelos y la vegetación de manera
violenta (Benites y otros, 2010).

La primera investigación sobre los beneficios de la agricultura de conservación en el Perú se realizó


en la Estación Experimental “San Ramón” Yurimaguas, Loreto, entre los años 1982 y 1987, como
una alternativa de transición entre la depredadora agricultura migratoria y la agricultura permanente
y sostenible (Sánchez y Benites, 1987). Luego de cinco años de producción continua de cultivos
anuales en la amazonia - aplicando los principios de agricultura de conservación (cobertura, siembra
directa y rotación de cultivos) - se extendió los resultados de la investigación de a plantaciones de
palma aceitera, sistemas agroforestales (especialmente de café y cacao bajo sombra) y
silvopastoriles con óptimos resultados.

Información obtenida de la Universidad Nacional Agraria La Molina ha demostrado que a mayor


preparación del suelo una mayor densidad final (mayor compactación). Todo lo anterior nos lleva a
concluir que es necesario adoptar medidas inmediatas para detener el daño que se está causando y
que a nivel mundial existe la tecnología para revertirlo (Campos, 2008).

AVANCES DE LA AGRICULTURA DE CONSERVACIÓN

El Perú con sus múltiples pisos ecológicos y variado medioambiente enfrenta serios problemas de
manejo y degradación de suelos por lo que es indispensable adoptar medidas y tecnología que
pueda revertir la situación y crear las condiciones de sostenibilidad que tenemos la obligación de
incorporar a los procesos productivos para dejar un país mejor para las futuras generaciones.

El territorio físico del Perú se divide tradicionalmente en tres regiones geográficas o regiones
naturales diferenciadas: la Costa o desierto costero, la Sierra o región andina, la Selva o región
amazónica. La agricultura de la Costa es irrigada y mecanizada dedicada a la siembra de cultivos
anuales (maíz, soya, sorgo, etc.), frutales y hortalizas; la Agricultura de la sierra es mayormente de
secano (pasturas), con pequeñas áreas de riego suplementario (hortalizas y cultivos anuales) y la
agricultura de la selva es bajo lluvia y dedicada a sistemas agroforestales de café, cacao y palma
aceitera. A continuación desarrollamos por separado el avance de la AC en cada una de estas tres
regiones naturales.

AC en agricultura bajo riego (Costa – Región árida)

Entre los promotores y practicantes de AC en la Costa destacan el Grupo “San Fernando” y sus
colaboradores: pequeños agricultores de Cañete, Mala, Lurín, Huaral y Huaura. En el 2003, la
empresa San Fernando inicia el uso de AC a través de proyectos piloto con maíz amarillo duro y
otros cultivos en los Valles de la Costa, esto son Huaral con 22 has, Cañete 9 ha, Arequipa (La
Joya) con 6 has. Asimismo, firmó un convenio con un grupo de agricultores del Valle Cañete, que
forman el Consejo de la Calidad y Buenas Prácticas Agrícolas, donde se cultivan 8 has (los cultivos
fueron maíz, manzano, algodón y vid). Igualmente, en la finca del Ing. Roberto Vargas, se está
aplicando el sistema de AC en plantaciones de cítricos (Solier y Chávez, 2005).

En el año 2005 se ha logrado avances en la práctica de AC en la zona de Huaral 60 has y Cañete 80


ha con diversos cultivos tales como: maíz, mandarina, olivos, vid, manzano y trigo. Hoy tenemos
áreas de campo con los cultivos de soya, maíz y trigo con nuevas variedades y híbridos para mejorar
los rendimientos y disminuir los costos por el uso de semillas mejoradas producidas en el país a
bajo precios (Solier y Chávez, 2005).

Figura 5. Sistemas de producción en la Costa con AC (a) Maíz, (b) Manzano, (c) Vid, (d)
Trigo

Asimismo, en la Costa y ceja de Costa, en agricultura bajo riego se están aplicando los principios de
AC en plantaciones de frutales. En Huaral, al norte de Lima hay varias plantaciones de palto que
usan cobertura vegetal para controlar malezas, en vez de arar entre las hileras de árboles.
Igualmente, en el Sur, especialmente en Mala y Cañete los productores líderes de manzanos, vid y
cítricos están usando coberturas vegetales para proteger a los suelos, controlar malezas, promover el
control biológico de plagas y mejorar la retención del agua de riego. Hay 350,000 ha de frutales, de
los cuales el 1% de las plantaciones (3,500 ha) tienen cobertura.

Las obras del megaproyecto Irrigación Olmos permitirán incorporar a la producción agrícola 38,000
hectáreas de tierras eriazas del Valle Nuevo, así como 5,500 hectáreas del conocido Valle Viejo de
Olmos que contarán con agua. La empresa del Grupo San Fernando S.A. cuenta con 1,500 has de
tierras irrigadas con el sistema pivote central en Olmos y desean hacer un uso más eficiente de los
fundamentales recursos agua, suelo y clima, conjugando la agricultura de conservación y la
agricultura de precisión, para “conocer la variabilidad de los lotes, realizar un seguimiento de los
cultivos que permita anticiparse a las plagas y enfermedades, sectorizar ambientes de malezas y
detectar fallas de siembra o fertilización, si las hubiesen”. Incluso se prevé aplicar sistemas de
prevención y control de plagas usando “drones” para detectarlas y soltar predadores (Ikeda, 2017).

Figura 6. Valle de Olmos – Riego con pivote


central

AC en la Sierra (Región Alto-Andina)

La Sierra del Perú constituye la principal región abastecedora de productos agrícolas y pecuarios del
país. El desarrollo de actividades productivas en esta región ha estado mayormente basado en el
aprovechamiento de los recursos naturales suelo y pastos nativos mediante prácticas tradicionales
de manejo, especialmente en comunidades campesinas, resultando en problemas de erosión de
suelos por manejo inadecuado de la cobertura vegetal. Estudios de erosión de suelos en la sierra
estiman en 5'413,840 las hectáreas afectadas por erosión severa y 21'102,000 de ha con intensidades
entre moderada y severa (INRENA: Mapa de Erosión de Suelos del Perú. 1996).

Existen 6,382,760 ha pastizales degradados con baja capacidad productiva forrajera y protectora del
suelo. La erosión de los suelos es muy alta, como resultado de la degradación de los pastizales por
sobrepastoreo sobre todo en laderas. En zonas de altura del paisaje de recarga hídrica la principal
causa de la degradación de pasturas es la deficiencia de nitrógeno y la compactación del suelo por el
pisoteo del ganado.

Para el restaurar el 5% (64,000 ha) de pasturas degradadas en zonas de recarga hídrica, con suelos
altamente afectados por erosión, el MINAGRI está usando cobertura de trébol (Trifolium spp)
asociado con gramíneas locales para una rápida revegetación. Otras leguminosas con capacidad
para restaurar pasturas son el Macroptilium atropurpureum cv Siratro, Chamaecrista rotundifolia,
Wynn cassia Desmanthus virgatus cv Jaribu y en ese orden. Las leguminosas forestales han tenido
un significativo rol en los estudios de recuperación de suelos degradados en diversas posiciones del
paisaje. El uso de leguminosas forestales, noduladas y micorrizadas, tales como la Acacia
auriculiformis, A. holocericea, A. mangium, Enterolobium contortisiliquum, Leucaena
leucocephala, Mimosa caesalpiniolia y M. tenuiflora son muy promisoras para la recuperación de
áreas degradadas debido a su rusticidad, la gran producción de biomasa y la capacidad de
adaptación de estas especies.

Figura 7. Sistemas de producción en la Sierra con AC (a) Reforestación, (b) Pasturas alto
andinas, (c) Alcachofas, (d) Lechuga

Hay trabajos en marcha en zonas de altura del paisaje de recarga hídrica con problemas de
degradación en tierras campesinas ubicadas en las áreas de influencia de los glaciares en proceso de
extinción, como el “Huaytapallana” en la provincia de Huancayo. Se han instalado áreas piloto con
AC en las comunidades de Huayao y Acopalca, ambas en la subcuenta del río Shullcas y cuyas
aguas provienen del “Huaytapallana”. También la Estación Experimental “Santa Ana” del INIA en
Huancayo debería tener un centro piloto, donde interactúen grupos de investigadores, técnicos y
agricultores. Algo similar se podría hacer en Ancash, Huancavelica, Ayacucho, Apurímac, Cusco y
Puno.

Actualmente, hay cerca 400 ha en los Andes con el sistema de AC, especialmente en trigo, maíz,
quinua (250 ha), frutales (100 ha) y hortalizas (50) sembrados con equipos de mano y mecanizados.

AC en el trópico húmedo (Región Amazónica)

La agricultura en nuestra amazonia se caracteriza por ser del tipo migratorio principalmente. Los
principales cultivos son: arroz, maíz amarillo duro y soya entre otros. Estos cultivos se conducen
sobre la base de dos sistemas de producción: siembra directa tradicional y siembra directa
mecanizada.
La siembra directa tradicional incluye las labores de rozo (eliminación de vegetación herbácea), tala
de árboles y arbustos, se espera entre 30 a 45 días y luego se quema. La siembra se realiza con una
estaca de 1.60 m., aproximadamente, conocida localmente como “tacarpo". La distancia es en
función del cultivo. Las labores de fertilización y control fitosanitario están ausentes. Él deshierbo
es manual al igual que la cosecha. Los rendimientos obtenidos están muy por debajo de los
promedios nacionales.

Las experiencias de AC mecanizada, son muy recientes. Se puede señalar con datos extraoficiales,
que la superficie sembrada podría llegar a las 1,000 has, siendo los cultivos principales maíz
amarillo duro, arroz y soya. Los problemas de plagas son mínimos. La cosecha es mecanizada. El
rendimiento puede llegar a 6.5 toneladas por hectárea, en función de la variedad o híbrido
empleado. Sin embargo, se tienen una serie de limitaciones: carencia de tractores, máquinas
sembradoras, cosechadoras, entre otras. La poca presencia de rastrojos en el suelo es también uno
de los factores limitantes para un mejor funcionamiento de la siembra directa (Agroenfoque, 2008)

Los principios de la AC se están usando con éxito en unas 10,000 ha en plantaciones de palma
aceitera en Tocache, Yurimaguas y Pucallpa. Esta plantación usa cobertura de kudzu (Pueraria
phaseoloides) para proteger a los suelos frágiles ante las fuertes lluvias. Además, la producción de
café bajo sombra ocupa unas 20,000 has y de cacao con sombra transitoria y permanente unas
60.000 ha. Para sombra permanente de café y cacao se tienen plantas leguminosas como la albicia
(Albisia falcatarea), la guaba (Inga edulis), eritrina (Erythrina sp), etc. El uso de coberturas en
plantaciones tropicales es un buen ejemplo práctico sobre los beneficios de la cobertura para reducir
o evitar la erosión de los suelos, mantener su productividad y combatir a las malezas, a la vez de
promover el control biológico de plagas.

Figura 8. Sistemas de producción con AC en trópico húmedo (Región Amazónica): (a) Palma
aceitera con Kudzu spp., (b) Café con sombra de Inga edulis , (c) Cacao con sombra, (d) Arroz
de secano en tierras aluviales
Dada la importancia de AC en el trópico húmedo para nuestro país esta debe ser apoyada y
promovida por el sector agricultura del Gobierno, así podríamos aprovechar según el Instituto de
Investigaciones de la Amazonia Peruana (IIAP), 2'000,000 de hectáreas de tierras aluviales que si se
incorporasen con AC, estaríamos hablando de una verdadera revolución productiva y con costos
casi simbólicos. Reto que esperamos hacer realidad en los próximos años (Agroenfoque, 2008).

POTENCIAL DE LA AGRICULTURA DE CONSERVACIÓN EN EL PERÚ

La agricultura de conservación (AC), que tiene a los incas como precursores con los andenes
productivos, es una agricultura altamente rentable y ecológica. Cualquiera que haya viajado por
nuestras tres regiones naturales reconoce los problemas de manejo de suelos que se aprecian a
simple vista. Los bajos rendimientos de los cultivos y los costos de producción elevados nos
marginan de los mercados y afectan la rentabilidad de los agricultores y del país. La SD es una de
las formas de revertir esta situación. Entre las varias técnicas de conservación y recuperación de
suelos, la AC se encuadra perfectamente y representa la opción más importante en la conservación
de los suelos agrícolas y ganaderos. Su difusión y aplicación en el país es imperiosa y nos
corresponde a todos conocerla bien y contribuir a su difusión y aplicación.

Para los países en desarrollo como el Perú sería una alternativa pues además de proteger los suelos,
racionar el uso del agua, ahorra costos, tiempo, combustible y mano de obra, mejora los ingresos y
es amigable con el ambiente, por lo que resulta recomendable su utilización, en tiempos de aumento
de la población y cambio climático en el mundo”. El área con agricultura de conservación en el
Perú, incluyendo cultivos anuales, plantaciones agroforestales de cacao y café, pasturas naturales y
mejoradas, plantaciones frutales y hortalizas en Costa, Sierra y Selva es de aproximadamente
200,540 ha.

Cuadro 1. Área estimada con agricultura de conservación en el Perú (ha) – Año 2019

Sistema de cultivo ha
Cultivos anuales (Riego) 1,640
Cultivos anuales (Secano) 1,200
Cacao y café (sombra y cobertura) 90,000
Pasturas 104,000
Frutales (plátanos, cítricos, manzanos, etc.) 3,650
Hortalizas 50
Total 200,540

Considerando que el área total cultivada es de 2 millones 216 mil hectáreas, podemos decir que el
10 % del área de cultivo tiene actualmente prácticas de AC. Se espera incorporar unas 200,000 ha
de área irrigada en la costa y unos 2 millones de ha de tierras aluviales en la Amazonía aptos para la
siembra de cultivos anuales y frutales con los principios de AC.

Los agricultores deben enfrentan un formidable desafío que es el de cambiar las prácticas agrícolas
actuales por las de la agricultura conservacionista. El desafío transicional requiere, por lo tanto,
cambios en herramientas y equipos, junto con la nueva dinámica del suelo, las malezas, los cultivos
de cobertura y el agua para lo cual se requieren de capital de inversión y créditos preferenciales.

REFERENCIAS

Agroenfoque (2008). Entrevista a Alberto Ikeda, pionero de la siembra directa en el Perú.

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Desafios-de-La-Agricultura

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