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Fecha: 13/06/2001
TEXTO COMPLETO:
Afirma que del examen del documento surge que la firma no se halla
ni antes de la cláusula, ni al final del documento, sino puesta al
costado derecho, comenzando a la altura del primer renglón de esa
cláusula y que ésta colocada entre las firmas existentes como surge
de la pericia.
Señala que los propios accionantes han expresado que sus firmas
correspondientes al momento de la suscripción del boleto se
encuentran al pie de la cláusula adicional, por lo que resulta absurda
la conclusión del sentenciante que la firma del recurrente se
encuentre al pie de aquélla, violando asimismo la doctrina legal.
Expresa que son inaplicables al caso los arts. 1016 y 1017 del Cód.
Civil, toda vez que la cláusula adiciona está puesta después de la
firma, lo que es reconocido por los mismos actores.
2. Considero que las normas actuadas por el a quo no son las que
corresponde aplicar conforme a las circunstancias probadas de la
causa, que fueron desinterpretadas y teñidas del vicio lógico que
habilita en esta instancia al examen de las mismas.
A fs. 137 de su escrito liminar los accionantes expresan: "... con fecha
3 de junio de 1994, se procedió a la firma de boleto de compraventa
con su titular de dominio, Haroldo Edgardo Wilkens ... 'passim' ... Con
fecha 2 de agosto de 1994, mediante una cláusula adicional agregada
al boleto de compraventa, el demandado entrega la posesión del
inmueble a los suscriptos y éstos abonan en dicho acto a cuenta de
precio la suma de U$S 35.000; pactando que el saldo de precio se
abonaría en cinco cuotas mensuales y consecutivas de U$S 1.400,
cada una, a partir de agosto de 1994".
Debe señalarse, que más allá de la justicia del reclamo, nada justifica
la inclusión de frases o adjetivos ofensivos y descalificadores respecto
de los magistrados. En ese sentido, tiene ya dicho esta Corte que
corresponde apercibir (art. 75 bis inc. 1, ley 5827 texto ley 10.012) al
letrado que formula apreciaciones que no se condicen con el lenguaje
que debe observarse en los juicios, incorporando expresiones que
exceden manifiestamente el legítimo ejercicio del derecho de defensa
y que afectan gratuitamente el decoro de los magistrados (conf. Ac.
65.193, sent. 3/XI/1999). Es que como ajustadamente decía el doctor
Legón -siempre de grato recuerdo- "no es calzando manopla de hierro
que se abren las puertas de la justicia".