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Alberto Restrepo.
Fotografía de Olga Lucía Echeverri. Medellin, julio de 1984.
De la variedad de categorías identifícadas con la obra de Michel Foucault, la de las disciplinas es, sin duda, la que ha causado más
discusiones en la producción académica en educación. El artículo discute la pertinencia de esta categoría para el análisis de la
historia educativa latinoamericana. En tension con paradigmas aplicacionistas que enfatizan la existencia (o no) de una sociedad
disciplinaria, la cuestión de la enseñanza, del aula y de las técnicas de ordenamiento escolar subrayan la eñcacia de las disciplinas
como técnicas concretas de ordenamiento de la vida escolar.
De la variété de catégories identifiées dans l’oeuvre de Michel Foucault, la catégorie des disciplines est sans doute celle qui a
entraîné beaucoup plus de discussions dans le domaine de la production académique concernant ¡Education. Le texte propose une
discussion autour de la pertinence de cette catégorie pour l'analyse de l’histoire de l’éducation en Amérique Latine. Mise en
tension avec des paradigmes applicationnelles qui mettent l’accent sur l'existence ou non, d’une société disciplinaire, la question
de l’enseignement, de la salle de classe et des techniques d’ordonnément scolaire soulignent l’efficacité des disciplines en tant que
techniques concrètes d’ordonnément de la vie scolaire.
alabras Llave
Michel Foucault, disciplinas, historia educativa latinoamericana.
Michel Foucault, disciplines, Latin American education history.
“SUS HÁBITOS MEDIO CIVILIZADOS”* :
ENSEÑANZA, DISCIPLINAS Y DISCIPLINAMIENTO
en América Latina**
Marcelo Caruso***
ria tanto una forma concreta de ordenamien lar disciplinaria en condiciones de una débil
to que posiciona los diversísimos elementos penetración de los Estados y de las institucio
de la institución escolar como un modelo de nes implicadas? ¿Es legítimo hablar de una
amplias repercusiones, estableciendo así una sociedad disciplinada tal como se ha hecho
interdiscursividad de las prácticas institucio para la caracterización de las sombras de la
nales, sino también por la relevancia social de modernidad europea?
las instituciones implicadas en el análisis dis
ciplinario -fábricas, hospitales, escuelas, pri Tales preguntas implican la apertura de una
siones-, la cuestión de las disciplinas y el disci- teoría en función de su contraste con diver
plinamiento sigue constituyendo en las co sas condiciones de producción, circulación,
munidades académicas una especie de núcleo sanción y recepción. Por ello, la cuestión de
imaginario, un centro gravitatorio, de la obra la pertinencia de categorías foucaultianas vin
de Michel Foucault (DreGen, 1982; Frijhoff, culadas a las disciplinas, sus instituciones y
1999, 83-100) su proceso social implica una pregunta por la
mundialización de proyectos de orden, de
En este sentido, las luchas interpretativas por formas culturales de producción de sujetos,
la rigurosidad, relevancia y potencial heurís de prácticas e instituciones de origen especí
tico de las categorías vinculadas con la pro fico. Se trata, en suma, de vislumbrar si la re
ducción de órdenes sociales calificados como cepción de tales programas en contextos di
disciplinarios han sido el espacio central de versos no posee una capacidad reestructura-
discusión y polémica de su obra.3 Ante la re dora de las categorías mismas, en función de
ciente aparición de estudios vinculados a la las propias tradiciones culturales, de sus ca
potencialidad de la obra foucaultiana para pacidades operativas y de su articulación con
analizar los pasados y los presentes de las rea imágenes y símbolos específicos del orden
lidades educativas latinoamericanas, el pre preexistentes. Por ello, en este trabajo se per
sente trabajo intenta mostrar algunas posibi sigue algo más que diagnosticar la mera
lidades y límites de estas elaboraciones teóri- “aplicabilidad” de estas categorías a otros con
co-históricas (Centeno, 2001, 289-308; Trigo, textos -en este caso, el latinoamericano- para
2002). En efecto, como teoría nacida en la Eu discutir las capacidades diversificadoras de la
ropa de posguerra -probablemente con la
impronta de los autoritarismos cotidianos en dimensión espacial de la vida social.
Francia, Alemania y Suecia a cuestas, donde
Foucault vivió y trabajó en los años anteriores Para ello, seguiremos el siguiente recorrido.
a los movimientos de 1968-, la pregunta acer Presentaremos en un ejemplo reciente la ten
ca de la validez de tales esquemas para el aná dencia “aplicadonista”, esto es, la vinculación
lisis de las instituciones de otros espacios civili- de un “paradigma” y un “territorio” en tér
zatorios y de realidades extraeuropeas ha sido, minos de mera aplicación y operacionaliza-
desde el comienzo, una pregunta legítima y ción. Ante las aporías de este ejemplo, inten
plausible. ¿Puede hablarse de un proyecto taremos presentar algunas especificidades,
disciplinario para estas sociedades latinoame alcances y límites de las disciplinas en la con
ricanas, las cuales parecieran resistirse a for figuración de las modernidades latinoameri
mas de ordenamiento racionalizadas? ¿Pue canas, básicamente con base en los hallazgos
de hablarse de una experiencia social y esco vinculados con la institución escolar. Por últi-
3 Véase particularmente la crítica central de Jürgen Habermas (1985, 273-343), quien diferencia precisamente la
riqueza de Las palabras y las cosas del mundo hermético y del sujeto condicionado que le atribuye a Foucault en
Vigilar y castigar.
mo, presentaremos algunas tesis acerca de las ¿Cómo ha sido definida la disciplina en los tra
posibilidades analíticas abiertas por Foucault bajos clásicos ligados a la “gran transforma
para el análisis de la historia y del presente de ción ”?¿Cuáles son sus bases institucionales?
nuestra región bajo perspectivas no “aplica- ¿Cómo podemos comenzar a medir la discipina
cionistas”. con el fin de realizar estudios comparativos?
Esta agenda de discusión será desarrolla
El PARADIGMA DE LA da por él en un esfuerzo consecuente.
APLICACIÓN: UN EJEMPLO A partir de su propio criterio de claridad y
vigor, Centeno se queja de la polisemia del
En una obra colectiva reciente acerca de la propio concepto disciplina. Inclinado a ver las
pertinencia y del poder explicativo de las di polisemias no tanto como una posibilidad, un
versas grandes teorías vistas desde el trabajo enriquecimiento de los objetos teóricos que
de historiadores latinoamericanos, Miguel abren nuevas perspectivas interdiscursivas,
Ángel Centeno, uno de los dos compiladores sino más bien como un obstáculo para una
de esa obra, presenta una aproximación de historia de vigor empírico, Centeno se apre
sumo interés al tema del valor de la obra sura a clausurar las inespecificidades. Afirma
foucaultiana en general y del foco sobre dis que «disciplina implica, obviamente, obedien
ciplinas y sociedad disciplinaria en particular cia» (292). Recurriendo a las figuras de corte
para la investigación de la historia latinoame militar utilizadas por Max Weber para descri
ricana. Sugestivamente titulado “The Disci bir la disciplina, Centeno plantea que debe
haber una obediencia uniforme, ritualizada,
plinary Society in Latín America” (2001), este lejos del éxtasis heroico o de la devoción per
ensayo de aplicación y de discusión de la teo sonal que estarían, por ejemplo, perjudican
ría nos servirá tanto para puntualizar algu do el accionar de un ejército, más que favore
nos problemas con respecto a la lectura he cerlo. «Para Foucault -agrega Centeno- la
cha de las propias categorías como para po nueva forma de obediencia está caracterizada
ner en evidencia una serie de problemas de por una respuesta automática que esencial
tipo historiográfico y teórico. mente desactiva el estadio de la comprensión»
(292). Este tipo de obediencia estaría favore
El trabajo de Centeno es de un gran nivel de ciendo la creación de una sociedad vigilada,
explicitación: la potencialidad heurística de los una sociedad menos punitiva y más ligada a
conceptos provienen para él de la “claridad la producción de sujetos normales. Así, «la
conceptual” y del “vigor empírico”, criterios versión moderna de la disciplina descansa más
ante los cuales las pocas páginas de Max Weber bien en el yo que en un otro externo» (292),
(1972) sobre disciplina en su monumental obra en tanto los mecanismos institucionales reti
Economíay sociedad parecen capitular. Foucault ran su instrumentado coercitivo e interpelan
es visto como un autor de afirmaciones «aún a los sujetos en función de elementos persua
más defectuosas» (Centeno, 2001, 290). A pe sivos. En función de este complejo, Centeno
sar de ello, el peso que tanto desde la Escuela determina las propiedades especiales de las
de Frankfurt como desde la obra de Elias se disciplinas:
ha dado al tópico de la disciplina en los pro (1) es una obediencia automática que (2) se
cesos de modernización invita a lidiar con sus mantiene por una vigilancia omnipresente, (3)
“afirmaciones enigmáticas” (290). Su aborda monitoreada por mecanismos psicológicos in
je de la cuestión se articula alrededor de tres ternos, (4) que requiere una serie de actos positi
preguntas básicas: vos y no meramente restricciones, (5) que está
justificada por un sistema de creencias hegemó- foucaultiana existen dos estilos de argumen
nico y (6) que comprende los privilegios de la tación en tesión. Por un lado, se trata de la
igualdad en conjunto con la responsabilidad mirada genealógica, centrada en la conforma
(294). ción de una serie de mecanismos diferencia
dos de producción de disciplinas, biopolítica,
Este desarrollo teórico, en el cual se acude más normalización y demás. Por otro, Foucault
a diversos autores críticos, a Elias y a Weber tiende a asociar con estos análisis un estilo de
que al propio Foucault, muestra la persisten argumentación “epocal”, en donde el análisis
cia de narrativas de interpretación sumamente de estos mecanismos y operaciones retrocede
totalizantes. En efecto, la queja acerca del ca ante la descripción de efectos a largo plazo
rácter difuso y plurisémico de la cuestión de que estarían fundando verdaderas “épocas”.
las disciplinas y el disciplinamiento puede Mientras la mirada sobre los mecanismos de
entenderse en tanto las consecuencias de la las instituciones particulares -entre ellas la
difusión de las disciplinas son de carácter escuela- estaría asociada a la argumentación
múltiple. Sin embargo, una mirada a Vigilar y estrictamente genealógica, Donnelly pleantea
castigar ahorra al investigador interesado una que afirmaciones vinculadas a la sociedad
serie de dolores de cabeza. Foucault es parti carcelaria o a la sociedad normalizada se vuel
cularmente concreto a la hora de “definir” las ven problemáticas para el historiador. Estas
disciplinas, tan “concreto” como luego “enig “épocas” son las que otorgan al análisis fou-
mático” a la hora de presentar su estatuto y caultiano el barniz de hipótesis tan abarca-
consecuencias: doras e inclusivas, la imagen de un mundo
tan suturado por redes de gobierno, que ha
a estos métodos que permiten el control minu producido los ataques de numerosos filóso
cioso de las operaciones del cuerpo, que garanti fos y cientistas sociales contra una imagen de
zan la sujeción constante de las fuerzas y les lo social de sumo hermetismo. Sin embargo,
imponen una relación de docilidad-utilidad, es Donnelly puntualiza que ambas argumenta
a lo que se puede llamar las “disciplinas ” ciones están disponibles y sugiere a los histo
(Foucault, 1988, 141). riadores una mirada atenta al acercamiento
genealógico, microfísico de las disciplinas, de
Si la extensión, consolidación y penetración la biopolítica y de la normalización, y menos
de las diversas disciplinas en el cuerpo social a las grandes hipótesis epocales vinculadas,
lograron conformar una sociedad disciplinaria por ejemplo, con la sociedad disciplinaria (Do
es un tema de más amplias consecuencias. En nnelly, 1992, 199-203).
ese sentido, el énfasis elegido por Centeno para
su análisis de las vinculaciones entre la obra Pero Centeno, atrapado en su aproximación
de Foucault y la historia latinoamericana im centrada en la “época” disciplinaria, sólo pue
plica ignorar los mecanismos concretos de la de tener acceso a las disciplinas concretas
disciplina y su funcionamiento de tipo “operacionalizando” su propia definición hí
inductivo, para preferir el punto de vista de brida de los desarrollos de Foucault, Weber y
una gran teoría' sobre la sociedad disciplinaria Elias. Para ello, se centra en cuatro institucio
que en sucesivos pasos deductivos será opera- nes que son frecuentemente asociadas al pro
cionalizada por el historiador. yecto disciplinario: prisiones, milicias, fábri
cas y escuelas. Consecuente con su lógica
Este tipo de dificultades provienen de una deductiva, Centeno plantea que el mayor pro
mirada específica. Tal como lo ha señalado blema con el concepto disciplina en este pun
acertadamente Michael Donnelly, en la obra to es el de encontrar «alguna medida común
4 Sobre el concepto gran teoría y la inclusión de Foucault en el mismo, véase Mark Philp (1985, 65-82).
que permita análisis comparados» (2001, 295). bricas como marcos institucionales de apren
Por ello, intenta imponer “rigor cuantitativo” dizaje de la disciplina y, más aún, las fábricas
al concepto, tal como «es requerido en las dis dieron nacimiento a algunos de los movimien
ciplinas académicas (norte)americanas». Para tos políticos más radicales del continente (302
ello, ha intentado construir un “index disci 303). Sin importar que en su principal refe
plinario” que pueda ser la base para algún rencia acerca de las penitenciarías en Améri
estudio acerca de las relaciones entre discipli ca Latina se utilice de manera muy producti
na y desarrollo. Ante las dificultades de este va el análisis de Foucault del proceso de cons
proyecto basado en “inferencias causales”, titución de la prisión moderna y que sus au
plantea que lo único que se podría medir son tores hablen de una difusión parcial, despla
«los resultados de las prácticas institucionales zada en sus sentidos reformadores y natura
que tienen poco que ver con el tipo de desa listas pero presente como modelo de moder
rrollo social y psicológico descritos anterior nización, Centeno se centra en las limitacio
mente» (298). Esta conclusión es producto de nes y no en las posibilidades de estos concep
su propia construcción del problema a estu tos (Salvatore y Aguirre, 1996, 1-43).
diar. Mientras que Foucault define claramen
te las instituciones y no “la sociedad” o la “psi El caso de la educación y de la forma escolar
que” como lugar de despliegue de las disci es aún más grave. Ante la profusión de la pro
plinas, Centeno, atrapado en su concepción ducción en historia de la educación de las úl
de sociedad disciplinaria con todas sus conse timas dos décadas, Centeno continúa hablan
cuencias, no puede valorar la evidencia ins do de la poca atención dada a este tema. Esta
titucional misma, claramente presente en los selectividad de la percepción no sólo excluye
análisis de Vigilar y castigar. Este vano intento a la casi totalidad de la producción académi
cuantificador fracasa ante la poca significa- ca del propio campo educativo, sino que in
tividad de las correlaciones que dice haber cluso la mayoría de los trabajos recientes de
encontrado, ya que las mismas no están pre sus colegas historiadores no son menciona
sentadas en el texto. dos a la hora de cotejar la capacidad de la ins
Ante esta situación, Centeno intenta plantear titución escolar de vehiculizar estas prácticas
el peso de los procesos institucionales en la llamadas disciplinas.
implantación de un proyecto disciplinario.
Para ello, presenta resultados de investigacio
nes acerca de las prisiones, milicias, fábricas y Las disciplinas en las
escuelas en América Latina, en una brevedad escuelas: una perspectiva
que, al menos para el caso de las escuelas, no
está justificada. Centeno explica que tanto en ANALÍTICO -INSTITUCION AL
el campo de las prisiones, como en el de las
milicias y en el de las fábricas nos enfrenta La experiencia escolar es, sin duda, un cam
mos a aparatos institucionales de relativa pre po de fuerzas encontradas, de producción de
sencia en nuestros países. A pesar de los in hábitos de cierto nivel de mecanización, de
tentos de reforma, la mayoría de los prisione apertura a mundos no presentes en el resto
ros sufrían un régimen de encierro predisci- de la vida cotidiana, de ceñimiento a pautas
plinario. A pesar de las largas guerras civiles de dirección y conducción, de generación de
y de la conflictividad social, las cifras de in rupturas y legitimaciones. En este sentido, los
clusión de la población masculina en los ejér efectos de la experiencia escolar no son
citos parece haber sido menor que en el caso deducibles simplemente de las estrategias más
europeo. Por último, los niveles bajos de in o menos explícitas y de diverso nivel de cen
dustrialización estarían descartando a las fá tralización que componen la política escolar.
7 El escrito programático de Comenio, la Didáctica magna de 1629, que introduce sistemáticamente la idea de una
enseñanza global o simultánea es un signo de la presencia y del peso de la estructura individual en la instrucción
y constituye a la vez su primera impugnación. Sin embargo, su programa tardaría siglos en realizarse a gran
escala. Véase Gerhardt Petrat (1979) y Michael Sauer (1998). Sobre América Latina, véase el caso colombiano en
Olga Lucía Zuluaga Garcés (1984).
Europa y, en mucha menor medida, en Amé tipo de texto utilizado o en clases diferentes
rica Latina- por la enseñanza simultánea y según los niveles de logro en cada contenido
mutua como nuevas formas de control, puni (mutuo). Más allá de las especificidades de
ción y corrección. estos sistemas de clasificación, el espacio es
colar deja de estar poblado por “distribucio
La enseñanza global o simultánea y el sistema nes indecisas” para asignar a cada individuo
de enseñanza mutua (también conocida como un lugar.
sistema Lancaster por el nombre de uno de sus
fundadores) marcan el declive definitivo de En el caso de las escuelas mutuas, esta distri
la estructura didáctica individual practicada bución se ve exacerbada por la constante visi
durante centurias. Si bien la enseñanza indi bilidad producida por la lógica monitorial. El
vidual había sido desafiada por los Hermanos monitor sobresale del grupo, pero el ordena
de las Escuelas Cristianas en Francia y por miento del grupo mismo en el espacio -por
diversas sectas protestantes, es hacia el final ejemplo, ante los “círculos de lectura”- se ve
del siglo XVIII cuando se consolidan alterna influido por las respuestas correctas de cada
tivas de corte disciplinario a la vieja forma de niño. De esta manera, el grupo bajo la con
instrucción. En este proceso, la enseñanza si ducción del monitor no es homogéneo, sino
multánea y la enseñanza mutua perfeccionan que es una suma de grados de logro.9 Asimis
algunos elementos disciplinarios presentes en mo, los diversos monitores de orden, posicio-
la instrucción e introducen otros completa nados en lugares de mayor visibilidad, ilus
mente nuevos. tran la lógica de que los espacios estén asocia
dos con funciones. En el sistema simultáneo,
En primer lugar, ambas necesitan definitiva la elevación para el lugar del maestro, la sepa
mente de una composición del lugar que ya no ración de los sexos, las tácticas de distribu
puede ser satisfecha por una simple habita ción de los alumnos serán variadas y no se
ción grande en la casa del maestro. La canti dejará el espacio y su ocupación a los avata-
dad de bancos, su alineamiento en filas, la res del azar.
producción de un lugar “central” o “frente”
-en la enseñanza simultánea, el maestro mis Esta evolución se verá coronada a nivel de la
mo; en la mutua, los centros vinculados a los institución escolar por la escuela graduada por
monitores de enseñanza- no son compatibles edades, criterio que se impuso con posterio
con la vieja asimilación entre casa del maes ridad. Sin embargo, la cuestión de los rangos,
tro y aula o, incluso, entre iglesia y escuela.8 sea por edades, por logros o por cualidades
Estos requerimientos separan al espacio es morales, pasa a ser uno de los operadores fun
colar de otros espacios sociales y, ante la ne damentales a la hora de disponer los cuerpos
cesidad de coordinación de un grupo, se ge en el espacio. Asimismo, la centralidad del
nera una clausura de ese espacio a través de cuerpo del maestro da lugar a una visibilidad
un horario escolar. Asimismo, ese espacio de que será objeto de otros discursos científicos
clausuras intermitentes es poblado por clasi y pedagógicos para su formación. Con ello, el
ficaciones cambiantes: se suceden a partir de cuerpo del docente mismo será codificado a
1750 los sistemas clasificatorios de alumnos, través de los manuales de pedagogía y de las
sea en clases por edad, sea en clases por el doctrinas del buen comportamiento hasta en
8 Por ello, este es el momento histórico de aparición de una verdadera arquitectura escolar. Véase Antonio Viñao
Frago (1993-1994, 17-74) y Thomas A. Markus (1996, 9-50).
9 Para una descripción de la enseñanza mutua, es necesario consultar las obras seminales de Andrew Bell (1797) y
Joseph Lancaster (1995,1-112). Para una de sus adaptaciones latinoamericanas, consultar Anónimo (1826a) y José
María Triana (1845).
sus gestos (Dussel y Caruso, 1999). En suma, escuela de la enseñanza simultánea o mutua
la distribución calculada de los cuerpos en el fue convirtiéndose en un espacio de codifica
espacio es una de las grandes innovaciones ción de cuerpos y objetos tanto en el momen
disciplinarias.10 to de saludar a la bandera, como en las for
mas diversas de marchas escolares, de modos
En segundo lugar, la elaboración temporal del de entrada y salida a la escuela y al aula, etc.
acto será uno de los focos centrales a la hora La escuela, en suma, es un lugar donde se
de regular la cotidianeidad institucional. Se practican los actos codificados denominados
tratará tanto de establecer evoluciones linea maniobras.
les que van de la pizarra al cuaderno, del lá
piz a la tinta, de la cartilla al libro, como de la Este espacio analítico y las maniobras que lo
codificación del cuerpo en cada uno de estos pueblan hacen posible la organización de las
actos. El disciplinamiento de las manos será, génesis. La consolidación de un espacio de
sin duda, uno de los puntos más tematizados nominado currículo y las didácticas son los
a la hora de coordinar objeto y cuerpo. Sin instrumentos centrales de esta organización.
embargo, esta visibilidad de una mano que Los currículos planifican las génesis a varios
toma un lápiz o de unos dedos que dan vuel años y, a la vez, en todo detalle en su progre
ta una página11 son sólo posibles a partir de sión. Las didácticas van un paso más hacia
una condición casi invisible para estas elabo adelante e intentan traducir esa organización
raciones temporales: en las escuelas seriadas, en escenas cotidianas de enseñanza y apren
en las escuelas donde se conforma un centro dizaje. En las mismas, contando con una in
y un campo de visibilidad tanto para los do
centes como para los alumnos, esta serialidad fancia escolar sedentarizada y con una mini-
sólo se logra mientras se consiga tener senta mización de los estímulos exteriores gracias a
dos a los niños. La historia del banco escolar la clausura y al ordenamiento, se hace posible
es así no sólo la historia de un mueble que una serie de operaciones sumamente artifi
produce nostalgias, sino la historia de una ciales y una comunicación específica deno
sedentarización de la infancia que posibilita minada didáctica. Esta comunicación descom
las operaciones de enseñanza. Esto es, si en el pone los grandes segmentos de contenido de
aspecto de la distribución del espacio, el ele las “asignaturas” para darle una secuenciación
mento central era la asignación de lugares, y un orden en su ejercicio. Amén de las críti
para la elaboración temporal del acto escolar cas pedagógicas exteriores, estas herramien
es central que se constituya un campo de tas han producido un reino de la ejercitación,
sedentarización previo a las operaciones de las repeticiones y de las consolidaciones
didácticas. Sin sedentarización de la infancia, insoslayable a la hora de analizar la experien
no es posible la “actividad” reglada, la activi cia escolar.13 Tanto el sistema simultáneo como
dad escolar.12 Amén de estas operaciones, la el mutuo posibilitaban esta organización de
10 Como una forma específica de las operaciones de clausura del espacio escolar y sus marcas en las prácticas
corporales, puede verse la cuestión de los uniformes escolares en Inés Dussel (2001).
11 Véase la imagen de la lectura propugnada por el normalismo argentino y comentada por Rubén Cucuzza como
la escena normalista de lectura, en Cucuzza (2003).
12 Sobre el tema de la sedentarización de la infancia, véase la obra de Eickhoff sobre la sedentarización en la
modernidad (1993). Acerca de este proceso en las escuelas elementales de Zürich, véase Franz Kost (1985). Así
mismo, hemos reconstruido aspectos de esta transformación en el reino de Baviera (Caruso, 2003b, 306-317).
13 Un buen ejemplo de las capacidades selectivas del currículo y de su potencial para la organización de las génesis
puede consultarse en Thomas S. Popkewitz (1987). En el campo de la didáctica, la organización de las génesis
como programa de gobierno puede verse en los diferentes artículos en Hans Rauschenberger (1985) y Marcelo
Caruso (2001, 3-10).
las génesis no sólo en cada institución, sino disciplinas en América Latina se vincula con
también a gran escala.14 la penetración de tales modelos de cotidia
nidad escolar enfrentándose, fundamental
Por último, con la caracterización de composi mente, con formas de enseñanza informales
ción de fuerzas, el concepto disciplina adquiere o con las viejas formas de la instrucción indi
una dimensión supraindividual eminente. Esta vidual. De esta manera, preguntarse por esta
composición de fuerzas hace hincapié en el transformación de la institución escolar en
carácter colectivo de estas técnicas, en la ne América Latina es una posible perspectiva
cesidad de coordinación de las mismas y en para evaluar la presencia de las disciplinas en
la economía que esta colectividad implica. En nuestro contextos y para producir un pano
efecto, la economía de una enseñanza simul rama acerca de la presencia de una estrategia
tánea o mutua con respecto a la tediosa inte disciplinaria en la región con la cual los suje
rrogación de alumnos individuales fue una tos tuvieron que vincularse más allá de los
certeza para los reformadores escolares de fi resultados de esta vinculación.
nales del siglo XVIII y principios del XIX. En
este sentido, estos sistemas de enseñanza no
sólo han creado la composición de fuerzas del
aula, vinculadas a la articulación de los indi La enseñanza disciplinaria
viduos alrededor de uno (simultánteo) o va en América Latina: alcan
rios (mutuo) centros, sino que han produci
do instituciones de mayor escala -las escue ces, LÍMITES Y
las con múltiples grados segregados- donde REARTICULACIONES
se componen las fuerzas individuales del
“cuerpo docente”. Por otra parte, se han ge La aguda conciencia de muchos “revolucio
nerado toda una serie de mecanismos y siste narios” e independentistas latinoamericanos
mas de señales para la composición de los ele de estar fundando un orden nuevo es una de
mentos, de los cuales el sistema de señales de las características fundamentales del optimis
las escuelas mutuas o lancasterianas es15a la mo transformador de la década del veinte del
vez el más abarcativo y el más famoso. De siglo XIX. En esta empresa, definida en con
cierta simplicidad, pero no de menor fuerza traposición con el reino de la ignorancia y el
compositiva, es la clásica forma de levantar la atraso que, para muchos -pero no para to
mano para pedir la palabra en las aulas. Esto dos-, representaba España, el ministro del
es, la comunicación didáctica, pero también interior de la Gran Colombia, José María
la comunicación institucional en las escuelas, Restrepo, encontraba palabras inequívocas
muestra la presencia de estas estrategias de refiriéndose a las tareas educativas: había que
composición para su funcionamiento. «olvidar la mayor parte de lo aprendido» en
En este sentido, si tanto la enseñanza simul la educación colonial y «estudiar de nuevo»
tánea como la enseñanza mutua transportan (Zuluaga, 1984, 21).
una nueva mirada sobre los procesos del aula Restrepo no se refería solamente a los estu
que puede caracterizarse en sus rasgos más dios de latín y superiores, tampoco a la refor
sobresalientes como disciplinaria, la pregun ma de las viejas universidades coloniales; se
ta a realizarse en función de la presencia de refería específicamente a la necesaria multi-
14 Sobre el sistema mutuo como posibilitador de una verdadera política escolar, véase para el caso de Buenos Aires,
Mariano Narodowski (1997, 51 55).
15 Véanse algunos de estos en el libro semioficial para el método mutuo en Colombia, Anónimo (1826a, 79-83).
plicación de escuelas elementales, una multi viejas estructuras didácticas.18 Más allá de las
plicación de un signo diferente a la de las ins sinuosidades, el camino era claro: se trataba
tituciones coloniales. En efecto, tanto él como de que la cotidianidad escolar se reestructu
el presidente Francisco de Paula Santander, rara al interior de pautas espaciales, tempora
siguiendo a Bolívar mismo, eran grandes en les, corporales y de actividad que ofrecieran
tusiastas de las promesas de virtud del siste una imagen disciplinaria del orden escolar. Este
ma de enseñanza mutua o lancasteriano.16 optimismo, sin embargo, debía medirse con
Ellos no hacían otra cosa que proseguir la ad las fuerzas de inercia de la realidad social. Por
miración de Bolívar por este sistema (Guevara, un lado, la expansión educativa fue poco sig
1968, 81-90; Weinberg, 1997, 203-220), quien nificativa. Incluso, en períodos conservado
había conocido a uno de sus fundadores, Jo res, se verifica el cierre de escuelas y una dis
seph Lancaster, en Londres, y al que años des minución global de la matrícula. Por otro, el
pués convocaría para intalarse en Caracas. reemplazo del viejo método por el nuevo, más
Todos ellos no sólo propiciaban la expansión allá de una serie de problemas edilicios, de
de una escuela elemental a un costo bajo, dado disponibilidad de materiales y demás, hacía
que el sistema de enseñanza mutua prometía que su avance no fuera igualmente intensivo
la educación de grandes grupos de escolares, en todas las regiones. Más allá de los reparos
sino que veían esta incorporación como un puestos a la enseñanza mutua, la lenta adop
paso hacia el orden nuevo, hacia la reforma ción de la enseñanza simultánea a partir de
de los individuos y como una máquina de mitad de siglo se consolidó con el crecimien
producción del orden republicano basado en to de 19la formación docente en escuelas nor
las leyes y su obediencia (Roldán, 1999, 297 males. Hacia finales del siglo XIX, las escue
331). las elementales colombianas habían adopta
do alguna de las formas disciplinarias para la
El antiguo y “vicioso” método no garantizaba vida cotidiana en las escuelas, con una fuerte
las formas disciplinarias y la cotidianeidad tendencia a consagrar la enseñanza simultá
ordenada que la imagen de una escuela mu nea como configuración privilegiada.
tua ofrecía. Aún más, este frente contra el viejo
método heredado de la colonia fue ampliado Lo interesante de este movimiento es que se
por la incorporación de la enseñanza simul verifica con diversa intensidad en todos los
tánea como posibilidad de reforma de las es países de América Latina. Una búsqueda
cuelas elementales. Si entre 1822 y 1844 la en bibliográfica reciente ha constatado la presen
señanza mutua había sido una especie de cia de escuelas mutuas en todos los países la
método oficial en Colombia -por intervalos tinoamericanos con excepción de Paraguay
verdaderamente oficial-,17 a partir de 1844 la (Schriewer y Caruso, 2003).20 Sea a través de
lucha contra el método antiguo recomenda misionarios, como en el caso destacado de Ja
ba también la enseñanza simultánea como se mes Thomson (Browwning, 1921,49-98; Naro-
gunda forma aceptable de remoción de las dowsky y López, 1999, 45-72), de emigrados
16 Véanse las notas biográficas elogiosas sobre Santander, también por su compromiso con la expansión del méto
do mutuo, en «Noticia biográfica de D. Franciso de Paula Santander,» (Anónimo, 1826b, 189-200).
17 Sobre la suerte del la enseñanza mutua en Colombia, véase Báez Osorio (1993, 381-397), Echeverri Sánchez (1986)
y Zuluaga Garcés (1984; 2000).
18 Hemos desarrollado esta argumentación en Marcelo Caruso (2003a).
19 Este proceso de transición puede verse ampliamente documentado en Zuluaga (1999).
20 Para la excepcionalidad del caso paraguayo, que a mediados de siglo comenzó a reformar sus instituciones
escolares en función de la enseñanza simultánea, consultar Jerry W Cooney (1983, 413-428).
españoles, como en el caso del matrimonio Jofre, 1990, 84-96), Guatemala (Corts y Calde
José Joaquín y Estefanía de Mora (Roldán, rón, 1995-1996, 279-300), Uruguay (Jesualdo,
2003), o de misiones pedagógicas enviadas por 1954), Bolivia (Thiessen-Reily, 2002) e, inclu
los gobiernos americanos a Londres o a Pa so, a la Cuba aún bajo dominio colonial (Huer
rís,21 la promesa lancasteriana, y con ella una ta, 1992).
forma eminentemente disciplinaria de orga
nización de la cotidianeidad institucional, se Sin embargo, el caso más particular de expan
extendía por toda la región. Con diversa suer sión de la enseñanza mutua se dio en México.
te, esta propuesta se transformó en un mode La Sociedad Lancasteriana de la ciudad de
lo de reforma de las escuelas existentes. En el México desarrolló una actividad inusitada,
caso de la Provincia de Buenos Aires (New- convocó a las élites de la ciudad más allá de
land, 1992), fue impulsada tanto para escue algunas caracterizaciones ideológicas e inclu
las de niños como de niñas y se intentó apli so, entre 1842 a 1845, pasó a administrar la
carla al nivel secundario, algo no previsto por totalidad de la educación. Asimismo, el mu
Lancaster o Bell, sus fundadores ingleses. En tuo había sido el método elegido en las refor
otras provincias de las Provincias Unidas del mas educativas de Gómez Farías para la Capi
Río de la Plata, el método fue introducido por tal y Territorios de 1833 (Roldán, 1999; Tank,
extranjeros y encontró una protección oficial 1999; 1973, 494-513). Las huellas de escuelas
variable (Salvadores, 1941). lancasterianas en territorio mexicano son in
numerables. Desde Campeche a Durango, las
Si bien la expansión de la enseñanza mutua escuelas lancasterianas se extendieron y con
no ha sido estudiada en toda su variedad y solidaron en una serie de ciudades de diverso
riqueza, su influencia en los primeros inten tamaño e, incluso, en áreas rurales.24 La per
tos de producir instituciones escolares disci sistencia de escuelas mutuas en México hasta
plinarias es innegable. El caso brasileño es aproximadamente 1890 es un hecho casi úni
notable por el rápido ascenso del método co co en la historia de este movimiento de ex
mo forma oficial de reorganización de las ins pansión internacional por los cinco continen
tituciones escolares elementales en ese terri tes.
torio de gran extensión. La ley de educación
de 1827 establecía explícitamente el método De esta manera, la historia de la enseñanza
mutuo como la forma oficial de enseñanza; mutua coincide con la etapa de gran inestabi
para ello fueron fundadas escuelas normales, lidad en la construcción de los Estados nacio
se tradujeron manuales de enseñanza y se in nales, de las repetidas guerras civiles, de la
tentó reconfigurar las instituciones existen expansión de la violencia en la sociedad y de
tes.22 Cuando el método cayó en descrédito los difíciles balances entre Estados federales y
en la década del cincuenta del siglo XIX, su nacionales. Los resultados de la expansión
reemplazo fue igualmente de sesgo discipli lancasteriana, mucho más magros que las
nario: la instrucción simultánea (Camara, pomposas manifestaciones de optimismo nos
2003). Con historias muy diversas, la escuela sugieren, encontró en efecto los límites de los
mutua se expandió a Chile,23 Perú (Bruno- Estados en su propio proceso de constitución,
cuerpo político y social por vía de una serie the Master or Parent. Edimburgo: Cadell &
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