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EXPEDIENTE : 03160 - 2019

CUADERNO : PRISIÓN PREVENTIVA


ESCRITO : 02
SUMILLA : RECURSO DE APELACION

SEÑOR JUEZ DEL VIGESIMO JUZGADO ESPECIALIZADO EN LO PENAL DE


LA CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA.

JUAN ELVER MINA BALLONA, Abogado Defensor de


JACKELINE JESUS MOY PARKER, en los seguidos por
la presunta comisión del delito contra EL
PATRIMONIO en la modalidad de EXTORCIÓN
AGRAVADA en agravio de Enrique Alberto Aliaga
Vargas; en mérito a lo establecido en el artículo
290° de la Ley Orgánica del Poder Judicial y 71°
inciso 1) del Código Procesal Penal, a usted digo:
I. PETITORIO:
Que, amparado por el derecho Constitucional de defensa y doble
instancia, recurro a su Despacho con la finalidad de interponer RECURSO
DE APELACION contra la resolución Nº 04 de fecha 10 de abril del 2019,
en el extremo que declara fundado el requerimiento de prisión
preventiva solicitada por el representante del ministerio público en
contra de mi patrocinada JACKELINE JESUS MOY PARKER, con la
finalidad que el Superior en grado, REVOQUE dicha resolución y
REFORMANDOLA declare INFUNDADO dicho requerimiento fiscal, y en
consecuencia, se ordene la inmediata libertad de mi patrocinada, por los
argumentos que a continuación exponemos:

II. LEGITIMIDAD DEL IMPUGNANTE


La interposición y la fundamentación del presente recurso es legítima
toda vez que mi patrocinado ha resultado agraviado con la resolución
emitida por vuestro Despacho, a través de la cual se ordena una prisión
preventiva en su contra. De ahí que sea imprescindible someter dicha
decisión al control judicial de la Sala Penal Nacional de Apelaciones.

III. FUNDAMENTACIÓN DEL AGRAVIO:


La prisión preventiva es una medida cautelar cuya razón de ser es servir a
los fines del proceso. No tiene como fin anticipar una pena ni busca
cumplir fines preventivos. Por lo tanto, mediante ella no se busca
satisfacer alarma social alguna.
Su legitimidad se conseguirá siempre que se respeten los parámetros de
razonabilidad y proporcionalidad (Art. 200º de la Constitución Política del
Perú). En el presente caso, lamentablemente, la Juez, con la expedición
de la Resolución Nº 04 de fecha 10 de abril del 2019, que declara
fundado el requerimiento de prisión preventiva solicitada por la
Representante del Ministerio Público se ha afectado el principio de
legalidad, derecho de libertad procesal, derecho a un debido proceso,
defensa y el principio de presunción de inocencia amparados en los
inciso 3), 11) y 14) del artículo 139º de la Constitución Política
concordantes con los Artículos II, VI, VII.3, IX y X del Título Preliminar del
Código Procesal Penal, en razón de que se ha declarado fundado dicho
requerimiento fiscal sin que se cumplan “concurrentemente” con los
presupuestos exigidos para la imposición de la medida de prisión
preventiva por el artículo 268º del código procesal penal, así como, sin
que haya justificado la necesariedad “procesal”, de imponerle la
medida de prisión preventiva, ni mucho menos con señalar que el plazo
de 9 meses impuesto es proporcional a los fines procesales buscados
con su imposición, conforme lo exigen el artículo VI del Título Preliminar
del Código Procesal Penal y los artículos 202º, 203º y 253º del Código
Procesal Penal, de acuerdo a los siguientes fundamentos:

IV. FUNDAMENTACIÓN FÁCTICA:


4.1. INCUMPLIMIENTO DEL ART. 268, LIT. A. DEL CÓDIGO PROCESAL
PENAL SOBRE LA APARIENCIA DEL DELITO
En el artículo 268º, literal a., del Código Procesal Penal, se describe,
como primer requisito para imponer la prisión preventiva, el
siguiente: “La existencia de fundados y graves elementos de
convicción para estimar razonablemente la comisión de un delito
que vincule al imputado como autor o partícipe del mismo”1 . Es
decir, para imponer una prisión preventiva se exige un elevado
índice de certeza y verosimilitud acerca de la intervención de la
encausada en el hecho delictivo. Se requiere, por tanto, algo más
que un indicio de criminalidad, se exige “un alto grado de
probabilidad de que el imputado haya cometido el ilícito”2. De
existir dudas sobre la responsabilidad del imputado no se deberá
aplicar la prisión preventiva en razón al principio de favorabilidad,
pues la prisión es una excepción y la libertad la regla.
4.2. INDICACIÓN ESPECÍFICA DE LOS FUNDAMENTOS DE DERECHO DE
NUESTRO RECURSO DE APELACIÓN
A fin de cuestionar lo expresado por la Señorita Juez, debemos
tener claro qué es lo que atribuye el Fiscal a mi patrocinada. Se

1
Conforme a la Casación n° 626-2013-Moquegua: “Vigésimo séptimo. Para la adopción de la prisión
preventiva no se exige que se tenga certeza sobre la imputación, solo que exista un alto grado de
probabilidad de la ocurrencia de los hechos, mayor al que se obtendría al formalizar la investigación
preparatoria; valiéndose de toda la información oralizada y acopiada hasta ese momento (primeros
recaudos).”Vigésimo octavo. Sobre los actos de investigación se debe realizar un análisis de
suficiencia similar al que se hace en la etapa intermedia del nuevo proceso penal, se deben evaluar
individualmente y en su conjunto, extrayendo su fiabilidad y aporte, a efectos de concluir si es que la
probabilidad sobre el hecho es positiva. En caso que el Fiscal se base en prueba indiciaria, deben
cumplirse los criterios contenidos en la Ejecutoria Vinculante recaída en el Recurso de Nulidad
número mil novecientos doce-dos mil nueve-Piura, de seis de septiembre de dos mil cinco”.
2
ROXIN, Claus, Derecho procesal penal, Buenos Aires 2000, p. 259.
imputa a Jackeline Jesús Moy Parker, de ser parte de los
“extorsionadores “, ya que en su condición de ex secretaria de
Enrique Alberto Aliaga Vargas, y por lo tanto conocía todos los
pormenores y actividades financiera del agraviado.
De esta manera, según la Fiscalía, la Sra. Jackeline Jesús Moy Parker
habría realizado lo siguiente:
a. Se concertó con los extorsionadores.
b. La concertación se dio para “facilitar información” a sus
coimputados.
c. Los hechos habrían ocurrido cuando era secretaria del
agraviado.
Ahora bien, para la Fiscalía, la Sra. Jackeline Jesús Moy Parker,
“tenían conocimiento de los actos de extorción y supuestamente
haber proporcionado información”, “tener lazo familiar”. La
Señorita Juez solo desvaloró un supuesto “conocimiento” y
“parentesco” con los realizadores de un comportamiento delictivo
sin tomar en consideración que dicho hecho no solo es falso, sino
que, en el caso que hubiera ocurrido, éste no es típico: a nadie se le
puede atribuir un hecho delictivo por el mero pensamiento, y por
tener lazos familiares, de lo contrario, se afecta el principio de
culpabilidad (art. VII del Título Preliminar del CP).
El Juez no logró de esta manera superar la crítica esbozada en la
audiencia a la imputación formulada por el fiscal, quien construye
una imputación sobre la base de una relación familiar con los
parientes de su esposo (supuesto cómplice del delito de extorsión) y
los primos de este (también supuesto cómplice del mismo delito),
PUEDE TENER RESPONSABILIDAD PENAL por el solo hecho de tener
un lazo familiar con gemelos y por conocer al agraviado, esto le
hace cómplice del cómplice? CLARO que NO.
El 6 de enero de 2017 se publicó el Decreto Legislativo Nº 1351,
mediante él se modificó el art. 25 del CP (que regula la complicidad
delictiva), indicándose expresamente lo siguiente: “El cómplice
siempre responde en referencia del hecho punible cometido por el
autor (…)”. De esta forma, se supera toda duda respecto a la
imposibilidad de admitir la llamada “complicidad”. Por ello,
podemos concluir que, hoy en día, a través de la Ley quedó
fortalecida la idea expuesta por la doctrina dominante con relación
a la inadmisibilidad de considerar a una persona cómplice del
cómplice3 .
4.3. El Juzgador en la resolución apelada, ha considerado que en el
presente caso se ha cumplido con el tercer presupuesto del artículo
268º, consistente en “que el imputado en razón a sus antecedentes
y otras circunstancias del caso particular, permita colegir
razonablemente que tratará de eludir la justicia (peligro de fuga) u
obstaculizar la averiguación de la verdad (peligro de
obstaculización)”, señalando lo siguiente:
“con respecto al tercer requisito del peligro procesal y
respecto también al peligro de obstaculización, debo señalar
que el Art. 269 del CPP señala que para considerar el peligro
de fuga, la pena aplicar es uno de los argumentos para
considerar como un requisito o argumento para la prisión
preventiva, argumento que ha sido esbozado por el
3
La Corte Suprema, en el Acuerdo Plenario nº 2-2011, estableció como precedente vinculante lo
siguiente: la participación “es dependiente del hecho principal. Esto es, no posee autonomía y
configuración delictiva propia (…)” (F.J. 11). Dicho de otra forma, la participación delictiva estará
limitada al vínculo que tiene con el injusto penal creado por el autor. En esa línea, anota el Prof. MIR
PUIG que no resulta admisible “la participación de la participación”. Y es que de modo unánime se
afirma que “el partícipe contribuye a causar el hecho del autor”. MIR PUIG, Santiago, Derecho
Penal. Parte General, pp. 401-402.
Ministerio Público y que también este despacho comparte,
en sentido de que siendo el caso en este delito EXTORCIÓN
AGRAVADA pena es de 15 a 25 años la sola gravedad de la
pena constituye desde ya un elemento fundamental para
determinar el cumplimiento de los demás requisitos
formales, si bien es cierto el Ministerio Público ha
cuestionado el arraigo laboral o familiar por lo cual ha sido
sustentado por la defensa con los documentos que ha
presentado, Ante esto, debo anotar lo siguiente:
El artículo 269º del Código Procesal Penal establece que para
calificar el PELIGRO DE FUGA, el Juez deberá tener en cuenta:
De modo genérico en el artículo 268 y particularizado en el artículo
269 contempla el Código Procesal Penal Peruano como motivo
legitimador de la prisión provisional, la evitación del riesgo de fuga
del imputado.
La norma no determina, ni establece criterios tasados cuya
concurrencia haya de conducir a presumir el referido riesgo de
evasión del imputado, sino que se limita a señalar una serie de
criterios que el Juez podrá valorar, individual o conjuntamente para
que a partir de ellos determinar la existencia o no de riesgo de fuga
en el caso concreto. No cabe, pues, una interpretación automática
de ninguno de los elementos de referencia establecidos en la Ley, ni
siquiera la gravedad de la pena por muy elevada que esta sea. Muy
al contrario, el Juez debe ponderar todos ellos y su incidencia real y
practica en el caso, debiendo adicionalmente bajo pena de nulidad
de la resolución, motivar su decisión en la forma prescrita por los
artículos 254 y 271 inc. 3 del Código Procesal Penal.
A) El arraigo en el país del imputado, determinado por el
domicilio, residencia habitual, asiento de la familia y de sus
negocios o trabajo y las facilidades para abandonar
definitivamente el país o permanecer oculto;
Gonzalo del Rio Labarthe, en su obra “LA PRISION PREVENTIVA
EN EL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL, Primera Edición – ARA
Editores EIRL 2008, refiere que:
“El arraigo debe ser entendido como el establecimiento de una
persona en un lugar por su vinculación con otras personas o
cosas. Entre las circunstancias que pueden acreditar el arraigo
se encuentra la posesión de un domicilio conocido o de bienes
situados dentro del ámbito de alcance de la justicia.
De otro lado, el arraigo laboral o profesional viene constituido
porque el medio fundamental o único de subsistencia del
imputado provenga de un trabajo que desarrolla en el país, es
decir, es un criterio a tener en cuenta el hecho que necesite
permanecer en el país para desempeñar su actividad laboral.
Está claro que tanto el arraigo en el país, como el familiar y
laboral, son criterios que verificados en el caso concreto, antes
de justificar la prisión preventiva demuestran lo contrario. El
arraigo viene constituido por supuestos que desincentivan la
fuga del imputado y su ausencia naturalmente permite valorar,
con otros factores, el riesgo de huida”
De lo expuesto, y advirtiendo que en el presente caso, dimos
cuenta en la audiencia y por los documentos presentados que
mi patrocinado no solo tiene domicilio y trabajo, sino que tiene
calidad de arraigo, puesto que es casado y tiene un hijo (a un en
etapa estudiantil) con el que vive en domicilio conocido hace
muchos años, que depende de ella; y tiene trabajo conocido.
Ello deja claramente establecido que mi patrocinada no solo
tiene arraigo, sino que es de calidad.
Al respecto, la Corte Suprema, en la casación 631-2015,
Arequipa (cons. 5), en la que el ponente fue el profesor San
Martín Castro, ha manifestado con suma claridad lo siguiente:
“El arraigo debe ser entendido como el establecimiento de una
persona en un lugar por su vinculación con otras personas o
cosas. El arraigo tiene tres dimensiones: 1) La posesión. 2) el
arraigo familiar y 3) el arraigo laboral. El primero se refiere a la
existencia de un domicilio conocido o de bienes propios situados
dentro del ámbito de alcance de la justicia. El segundo se
circunscribe al lugar de residencia de aquellas personas que
tienen lazos familiares con el imputado. El tercero se expresa en
la capacidad de subsistencia del imputado, que debe provenir de
un trabajo desarrollado en el país. Todo ello, visto en su
conjunto, acreditaría, el establecimiento de una persona en un
determinado lugar”.
En ese sentido, se encuentra acreditado que la investigada
también cuenta con arraigo laboral
B) La gravedad de la pena que se espera como resultado del
procedimiento;
De acuerdo al artículo 268º, literal, b, del CPP, se menciona
como segundo requisito para imponer la prisión preventiva el
siguiente: “Que la sanción a imponerse sea superior a cuatro
años de pena privativa de libertad”. Es decir, que la pena
concreta (la que es objeto de determinación por el juez) a
imponerse sea mayor a cuatro años. El cumplimiento de este
requisito requiere que se haya verificado la existencia de
elementos de convicción que vincule a mi patrocinado con el
delito, lo cual no sucede en el presente caso. Ello no ha sido
suficientemente establecido por la Fiscalía ni por el Juez por las
consideraciones antes expuestas. Además, en clara afectación al
principio de legalidad.
Al respecto, el TEDH en diversas sentencias: “El riesgo de fuga
no se puede apreciar únicamente sobre la base de la gravedad
de la pena; se debe analizar en función de un conjunto de
factores suplementarios que pueda confirmar la existencia de
un peligro de desaparición o bien induzca a pensar que este
peligro es remoto, y por tanto, no puede justificar la prisión
preventiva”.
Por su parte, el Tribunal Constitucional ha establecido con
acierto que “Si ese fuera el sentido…, esto es, que la detención
judicial preventiva se ha de ver legitimada solo en atención a la
naturaleza reprochable y las consecuencias socialmente
negativas del delito de terrorismo, esta sería violatoria del
Principio de Presunción de Inocencia, pues como lo ha
expresado la comisión interamericana de derechos humanos, la
justificación de la detención de una persona en base a la
peligrosidad o a la naturaleza del delito, podrá incluso
considerarse (como) que se le impone un castigo anticipado,
sin que el juez competente se haya pronunciado aún sobre su
culpabilidad. Asimismo, esta situación puede dar origen a la
aplicación arbitraria y desviada de la prisión preventiva con
fines distintos a los previstos en la propia ley”. Informe Nº
02/97, párrafo 51 (Sentencia recaída en el Expediente Nº 010-
2002-AI/TC.F.J.Nº 126).
Bajo ese contexto y no existiendo en el presente caso otros
elementos que hagan presumir una tentación de fuga por parte
de mi patrocinada, la posible imposición de una pena probable
superior a los 4 años no puede generar de manera aislada la
sospecha de fuga que se requiere para que el Juzgado haya
considerado su concurrencia.
C) La importancia del daño resarcible y la actitud que el imputado
adopta, voluntariamente, frente a él;
Técnicamente, el art. 269.3 del CPP de 2004 prescribe que el
peligro de fuga puede evaluarse a la luz de “La magnitud del
daño causado y la ausencia de una actitud voluntaria del
imputado para repararlo”, lo que importa, a decir de la Corte
Suprema, un examen de la gravedad del delito vinculado a las
circunstancias que agravarían la pena a imponer.4 De ahí que,
continúa la Corte, sea inaceptable apelar a este criterio para
fundamentar el peligro de fuga sobre la base de la falta de
voluntad del imputado para reparar el daño, más aún cuando
ello supondría vulnerar la proscripción constitucional, según la
cual nadie puede ser privado de su libertad por deudas (art.
2.24.d Const.).5 A ello también se refiere SAN MARTÍN CASTRO,
al destacar, precisamente, que una interpretación literal de
dicho criterio es “(…) desacertado, pues condiciona la valoración
de la conducta del procesado frente a un hecho futuro e incierto
como es el pago de una eventual reparación civil y, además,
adopta un canon para la determinación de la pena como es el
hecho de analizar su comportamiento frente a la víctima” 6. En
cualquier caso, conforme lo explica DEL RÍO LABARTHE, si lo que
se pretende es analizar este criterio en relación al eventual

4
Sentencia Casatoria N.° 626-2013-Moquegua (cons. 48).
5
Sentencia Casatoria N.° 626-2013-Moquegua (cons. 49-50).
6
SAN MARTÍN CASTRO, César, Derecho procesal penal. Lecciones, Lima (Inpeccp), 2015, p. 461.
peligro de fuga que el imputado puede incurrir, pero sin caer en
la interpretación errónea de tomar en consideración la sola
magnitud del daño causado como una causal destinada a evitar
la reincidencia delictiva, es preciso “(…) mantener la postura de
evaluar la actitud del imputado frente al resarcimiento, siempre
en forma favorable, como indicador de su buena conducta
procesal, y como un criterio que desincentiva el riesgo de fuga”.7
No obstante esta línea de interpretación, el ad quo ha dejado sin
contenido la finalidad última de la prisión preventiva como una
medida de coerción procesal personal, al fundar el peligrosismo
procesal en un criterio de carácter preventivo, esto es, al
concluir que mi patrocinado, en este extremo, incurre en el
peligro de fuga luego de haberse advertido, presuntamente, su
vinculación con los actos delictivos que, vale indicar, todavía
siguen siendo objeto de investigación, en manifiesta violación
del derecho a la presunción de inocencia. Esta errada
interpretación también fue objeto de crítica por la propia Corte
Suprema, al sostener que entender la primera parte del art.
269.3, “(…) como una referencia a la forma de realización del
ilícito penal, a la especial violencia o gravedad con que se ha
cometido, (…) supondría un criterio que quiere evitar el riesgo
de una posible reiteración delictiva, lo que es inaceptable en una
medida cautelar, que no se orienta en fines preventivos propios
de la pena, sino en el peligro procesal. Esto se agravaría si se
considerara que a lo que hace referencia es a la reacción que el
delito produce en la sociedad, la repulsa ante la comisión de
ciertos hechos, pues en este caso la prisión preventiva

7
DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo, Prisión preventiva y medidas alternativas, Lima (Instituto Pacífico),
2016, p. 214.
constituiría una sanción que satisface a la sociedad, a la par de
una medida de seguridad de carácter preventivo”8 .
Por lo expuesto, en cumplimiento de la doctrina jurisprudencial
vinculante postulada por la Corte Suprema en la citada
Sentencia Casatoria N.° 626-2013- Moquegua (cons. 48-50), es
preciso dejar sin efecto este extremo de la argumentación
esbozada por el ad quo, dado que, como se señaló, el criterio
sentado por el propio magistrado ha tendido a desnaturalizar la
prisión preventiva de una medida de coerción procesal a una
medida de pena anticipada.
D) El comportamiento del imputado durante el procedimiento o
en otro procedimiento anterior, en la medida que indique su
voluntad de someterse a la persecución penal.
El Juzgador no ha considerado en el presente requerimiento de
prisión preventiva, que mi patrocinada Jackeline Jesús Moy
Parker, con fecha … de …………….. del 201.., ha asistido al
despacho del Ministerio Publico, para rendir su declaración
respecto a los actos que se venían investigando en la
investigación preliminar, asimismo ha remitido toda la
documentación solicitada por dicho Ministerio para la
continuación de su investigación.
Por lo expuesto, no habiéndose cumplido de manera
concurrente los 03 presupuestos materiales establecidos en el
artículo 268º, la Señorita Juez no debió declarar fundado el
requerimiento fiscal de prisión preventiva solicitada por la
representante del Ministerio Público.

8
Sentencia Casatoria N.° 626-2013-Moquegua (cons. 46).
4.4. El artículo 270º del Código Procesal Penal establece que para
calificar el PELIGRO DE OBSTACULIZACION, el Juez deberá tener en
cuenta el riesgo razonable de que el imputado:
1. Destruirá, modificará, ocultará, suprimirá o falsificará
elementos de prueba.
2. Influirá para que coimputados, testigos o peritos informen
falsamente o se comporten de manera desleal o reticente.
3. Inducirá a otros a realizar tales comportamientos
Sobre el particular, debo precisar que la Señorita Juez no pudo
considerar la existencia de algún tipo de riesgo razonable referida a
que mi patrocinada Jackeline Jesús Moy Parker destruirá o alterará
medios de pruebas, o que influirá o inducirá a otros sujetos
procesales a prestar información falsas, puesto que en lo actuado
no existe algún elemento que nos haya presumir dicho
comportamiento.
4.5. SOBRE LA PROPORCIONALIDAD DE LA MEDIDA
Conviene empezar este punto, citando las acertadas palabras del
presidente del Poder Judicial, sr. Duberli Apolinar Rodríguez Tineo,
quien en una clase sobre medida de coerción manifestó lo siguiente:
“(…) y la última medida cautelar, la más grave y la más extrema,
cuando no existe otra medida, es la prisión preventiva, pero así
como nuestros jueces en materia sustantiva, la única pena que
utilizan es la pena privativa de la libertad, igualito los jueces de
investigación preparatoria donde está el nuevo código y los jueces
penales, jueces instructores, donde no está el nuevo código, ¿qué
hacen? Usan la prisión preventiva como la medida monopólica,
como si fuese la única medida cautelar, por eso ahora mi posición
estará orientada fundamentalmente a golpear el uso abusivo
perverso que hacen los jueces respecto a la prisión preventiva, y por
idea ustedes, que son de la familia judicial, saben perfectamente,
¿por qué se llama prisión preventiva? Porque no es una prisión
definitiva, es una prisión provisional, porque una prisión definitiva
es producto ¿de qué? de una sentencia condenatoria firme, una
prisión preventiva no es por una condena, es por una sospecha, y si
es por una sospecha donde todavía no hay certeza de culpabilidad,
¡por qué vamos a mandar a todo el mundo preso! ¡Eso debe ser una
medida excepcional!, no la regla, pero ahora en el Perú, el Poder
Judicial ha sido tomado por asalto por la Santa Inquisición de la
Edad Media, desde el más humilde de los jueces de investigación
preparatoria hasta supremos son carceleros parece hasta por
mandato genético, son carceleros a ultranza, a todo el mundo lo
mandan preso en prisión preventiva (…)”9 .
4.6. Advirtiendo de lo expuesto, que en el presente caso no se ha
acreditado la concurrencia del presupuesto de peligro procesal
exigido por el artículo 268º del Código Procesal Penal para la
imposición de la medida de prisión preventiva, mas aun cuando se
ha acreditado documentalmente que cuenta con un domicilio
conocido donde puede ser citado durante la prosecución del
proceso, así como, que no se han justificado los fines procesales que
se buscan lograr con la restricción de la libertad de mi patrocinado
(medida cautelar que garantiza fines procesales); solicito a usted,
señores del colegiado, se sirvan REVOCAR la resolución Nº 04
apelada, en el extremo que declaro fundado el requerimiento
fiscal de prisión preventiva en contra de mi patrocinada Jackeline

9
Curso sobre el Código Procesal Penal D.L. N.° 957, de fecha 08.03.15. Tema: Medida de coerción
personal. Expositor: Duberli Apolinar Rodríguez Tineo, disponible en
https://www.youtube.com/watch?v=mCgqmtyRPL0&t=2588s (última visita: 06 de diciembre de
2017).
Jesús Moy Parker, y reformándola, lo declare INFUNDADO, dicho
requerimiento fiscal, y en consecuencia, se ORDENE LA INMEDIATA
LIBERTAD DE MI PATROCINADA.

V. FUNDAMENTACIÓN JURÍDICA:
5.1. Constitución Política del Estado;
Inciso 3), 11) y 14) del artículo 139º de la Constitución Política.
5.2. Código Procesal Penal;
Artículos II, VI, VII.3, IX y X del Título Preliminar del Código Procesal
Penal
Artículos 202º, 203º, 253º y 268º, 278° inc. 1del Código Procesal
Penal

OTROSI DIGO: Me reservo el derecho de extender los fundamentos de mi


petición en la audiencia respectiva.
POR LO EXPUESTO:
Sírvase, señorita Juez, proveer con arreglo a ley.

Lima, 15 de Abril del 2019.

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