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CARLOS ALTAMIRANO

1- De la revolución nacional a la revolución peronista

* A la aparición de Perón la saludaron numerosos nacionalistas, entre ellos Manuel Galvéz.


Los nacionalistas, o los grupos identificados con esta corriente, habían proliferado hacia
los años 40, al igual que sus publicaciones y revistas, y constituían un activo foco del
campo ideológico argentino. Una nueva generación de intelectuales y militantes, le había
dado supremacía al ala católica del conglomerado, que desde mediados de la década
anterior tenía aliados y directores espirituales en el clero, y contaba con simpatizantes en
el Ejército. Todos reclamaban el fin del Estado liberal, la instauración de un nuevo orden,
defendían la neutralidad argentina frente a la guerra mundial en curso y simpatizaban con
los regímenes fascistas. Para todos, ese movimiento que salvara a la Nación, podía
provenir del ejército.

El 4 de junio parecía concederles esto: la Revolución Nacional. El régimen militar encontró


en ellos a su personal intelectual y los funcionarios civiles que se reclutaron de las filas del
nacionalismo le dieron su tono ideológico a la primera fase del experimento autoritario. Y
Perón fue rápidamente identificado como el hombre de la revolución. En términos
políticos la sociedad fue breve, pero ideológicamente el nacionalismo dejó huellas en el
discurso de Perón, quien extrajo de ellos varias de sus temas y consignas (justicia social y
soberanía política).

- El autor analiza cuestiones centrales presente en la política de Perón, a partir de sus


discursos:

Puso en el centro de la revolución social la cuestión social, a la justicia social. Más


concretamente, a partir de la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión, se iniciaba
la “era de la política social argentina”. Perón asumía una misión reparadora, que buscaba
restaurar el equilibrio entre las clases, condición del orden y la unidad del cuerpo social. El
estado debía actuar como regulador de las relaciones sociales, no oponerse, sino
promover el ordenamiento de los obreros. Pero además creía que esto frenaría el hecho
de que los sindicatos estén en manos de comunistas y dirigentes gremiales que promovían
el conflicto y no las relaciones de colaboración. Lo que Perón buscaba era un trato justo
entre capitalistas y asalariados bajo el control del Estado. Además, estaba a favor de la
sindicalización obrera: la estructura sindical encauzaba impulsos y reclamos que de otro
modo serían inorgánicos y anárquicos. En conexión con la preocupación por el
ordenamiento de los grupos, brotaba otro tema clave de la prédica de Perón  la
organización como principio obligado de la hora.
A estas cuestiones se suma la de las perspectivas económicas y sociales de posguerra,
cuando a mediados de 1944, el fin de la contienda se instaló en el horizonte del régimen
militar argentino. Sobre esto, lo central para Perón era defender la nación desde el punto
de vista militar, que giró en torno a dos asuntos: el concepto de “Nación en armas” y el
desarrollo industrial argentino. Defender la nación no debía ser incumbencia solo de las
Fuerzas armadas, y defenderla incluía defender la industria nacional. Habría que
desarrollar una poderosa industria propia, en particular una industria pesada.

Para esto el estado debía intervenir en lo económico, pero solo para coordinar (planificar)
las actividades de los agentes, para estimularlas, para “para corregir los excesos del
individualismo”. La actividad económica debía fundarse en la libertad de sus agentes. Si
bien por momentos Perón parece atribuir esta necesidad en la economía a imperativos de
la hora, el conjunto del planteo deja ver que respondía a una convicción más permanente.

No obstante esto, las consideraciones sobre la industria estaban asociadas con el


problema de la defensa, a la autonomía del Estado nacional y al equilibrio social. Para
Perón la economía no debía autonomizarse de lo social y ambos de la autoridad del
estado.

Perón estaba convencido de que había llegado “la hora de las masas” (y así lo era), y que
ante esto a las masas había que organizarlas, porque libradas a sí mismas son un hecho
amenazador. Para esto los pudientes debían ceder algo, para no arriesgarse a perder todo.

Retomando el tema de componentes nacionalistas en Perón, estas claves centrales de su


discurso no escapan del nacionalismo. Ya que en su prédica puede verse en el llamado al
fin de la lucha de clases, al fortalecimiento de la unidad nacional, la condena del
comunismo y el cuestionamiento del régimen liberal; la valorización del orden y la justicia
social  en suma, la búsqueda de una “tercera vía” entre los excesos del individualismo y
la dominación del colectivismo.

Aunque distó mucho de ser la revolución nacional que esperaban los nacionalistas, que
veían en los hechos una revolución social, y sentían una gran decepción ante el giro que el
experimento político nacido del 4 de junio. Los vaivenes y alternativas de la lucha por el
poder, precipitaron el distanciamiento de los nacionalistas, así como precipitaron un
nuevo alineamieto de fuerzas políticas e la Argentina.

Esa lucha por el poder se libró en varios frentes y si bien en cada uno de esos ámbitos la
disputa tenía rasgos propios, todas estaban comunicados entre sí e interactuaban
recíprocamente.
“frentes de luchas”  1- enfrentamiento entre el régimen militar y la oposición civil,
alentada por el desenlace de la guerra y el apoyo norteamericana. El partido socialista y el
partido comunista tenían el papel más activo; 2- las disputas dentro del propio régimen
militar, libradas entre Perón y oficiales rivales o contrarios a su constante ascenso; 3- el
frente generado por la política social del coronel, que en un año se había convertido en el
“abanderado de lxs trabajadores”.

Este ultimo frente sería el decisivo para el curso de la lucha por el poder, al anudar la
contraposición política con la pugna de clases. (Guerra de solicitadas como llamo Perón)

La legislación social promovida por la STyP, así como los pasos de Perón para atraer a
dirigentes gremiales y crear una base sindical propia, terminaron por llevar a los patrones
del recelo (entidades empresarias) a la oposición. Estos veían la discordia y el conflicto en
sus políticas. Se mostraban “preocupados por la agitación social” también cuestionaban el
intervencionismo estatal. A mediados de 1945 puede verse una fuerte disputa de
declaraciones entre Perón y las entidades empresarios, primero el sector de comercio,
luego se suma la SRA y las confederaciones Rurales Argentinas. En las declaraciones de
estas últimas se reafirma la visión de Perón de que estos solo estaban defendiendo
prerrogativas de clase que su gestión había recortado, ya que se oponían a “El estatuto del
Peón” porque veían socavada su autoridad. Por último, se suma a la arena de debate la
UIA. Para entonces ya participaba también del enfrentamiento los gremios que defendían
la política del coronel, y fue la incorporación de estos lo que concretó el cuadro de las
posiciones y los intereses que se contraponían en torno de la nueva política social.

La guerra de solicitadas culminó con una concentración obrera frente a la STyP, esbozando
el alineamiento que unos meses después, el 17 de octubre, sellaría la sociedad entre lxs
trabajadores y el nuevo caudillo popular.

De lo esbozado hasta aquí, el autor concluye en que con Perón llegó la ampliación de la
movilización de lxs trabajadores (si bien los sindicatos ya existían, en manos de socialistas
y comunistas, la participación obrera era minoritaria). Los instrumentos que Perón
empleó, llevaron a aislar a los socialistas y comunistas, pero también a la activación
general de los trabajadores y a su pasaje al estado de fuerza registrada en el juego
político. Esa inserción de los trabajadores en la ecuación política se volvió cada vez mas
indisociable de la adhesión al líder que desde el estado les ofrecía expresión y
representación. A medida que la resistencia d elos patrones alejaba en el horizonte la
perspectiva de la colaboración de clases, las alocuciones de Perón exaltaban la orientación
social como vocación esencial del movimiento del 4 de junio. Además, hizo suyas las
consignas de la oposición civil, libertad y democracia, y las volvió contra ellas. “Porque
estas eran ficticias sin el fundamento de la justicia social”.

El 17 de octubre rubricó esta inflexión igualitaria y afianzó en el nuevo movimiento, que ya


empezaba a llamarse peronismo, la sensibilidad populista que sería uno de sus rasgos
distintivos. Un nacionalismo de masas, popular, afín con el carácter de la fuerza política
naciente, tomó la primacía sobre cualquier otra variante del pensamiento nacionalista.
Una contribución especial a esta nota ideologica provino de la FORJA, que filiaria el
movimiento encabezado por Peron e la tradición de los movimientos populares arg.

-DEL ANTIFASCISMO AL ANTIPERONISMO

La oposición de la época: a ojos de los opositores, la revolución del 4 de junio buscaba establecer
una dictadura fascista. La disolución de los partidos políticos, la impantacion de la enseñanza
religiosa obligatoria, el neutralismo ante al guerra, la restricción de las libertades publicas, el
anticomunismo, todo, en fin, se colocaba bajo esa definición. Y la política social la asociaban a la
faz demagógica del fascismo.

-LA DOCTRINA SE INSTITUYE

Los tres primeros años del gobierno peronista fueron de bienestar y energía reformadora:
crecimiento de la industria y crecimiento de los salarias, altos precios para las exportaciones
agrícolas argentinas y expansión del consumo, florecimiento de la legislación social y
sindicalización masiva. Una serie de nacionalizaciones, la formación de nuevas empresas públicas y
la creación de la IAPI (instituto argentino para la promoción del intercambio), el órgano oficial
destinado a monopolizar la comercialización de la producción agrícola, consolidaron al Estado
como agente rector del proceso económico.

CONSTITUCION DE 1949  Con esta culmina el ciclo de reformas sociales y políticas que le dieron
su signo a los primeros años del peronismo.

Uno de los artículos fundamentales era la reelección del presidente. Para el oficialismo preservar
el lugar eminente de Perón era esencial, era este la pieza que ligaba el heterogéneo universo de
sincalistas, radicales, nacionalistas y conservadores en el movimiento.

Fue la “constitución de la comunidad organizada”, el orden de la Nueva Argentina. La institución


de la doctrina peronista, asi como el pacto entre lo viejo y lo nuevo que alojaba la constitución
reformada, aparecían ya en el preámbulo –una Nacion socialmente justa, económicamente libre y
políticamente soberana-.

El articulo mas concluyente fue el 40. Le atribuía al poder público la facultad de “intervenir en la
economía y monopolizar determinada actividad” si lo exigia la custodia del interés general,
nacionalizaba todas las fuentes naturales de energía y establecía la propiedad estatal de los
servicios públicos, fijando las condiciones en que el Estado recuperaría los que estuvieran en
manos de particulares.

-La conversión de la doctrina peronista en doctrina de la Nacion toda había dado su primer paso
con la reforma constituciona.

En el discurso con que el presidente lanzó, a comienzos de diciembre de 1952, el Segundo Plan
quinquenal, la identificación entre el gobierno, el estado, el pueblo y la doctrina peronista como
doctrina nacional era ya completa.

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