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Alejo Moreno

UN VIEJO
Cuenta Su Historia

CUARTA FASE

Publicación del Centro Social-Cultural San Joaquín

(CSCSJ)

Auspiciado Por La Fundación Polar


Alejo Moreno

UN VIEJO

Cuenta su Historia

Fase final
Dos personas mayores del pueblo de San Joaquín, conversan animadamente en uno de los
bancos de la Plaza Bolívar, mientras la vida de la población transcurre apaciblemente
CONTENIDO

Presentación

SITUACION ACTUAL

Búsqueda y obtención de la autonomía municipal

ELECCIONES MUNICIPALES

Elecciones Municipales

Primer Concejo Municipal

PERSONAJES PÓPULARES

Personajes Populares

CUENTOS DE MUERTOS Y APARECIDOS

Cuentos de Muertos y Aparecidos

SITUACION ACTUAL

Resumen

CONCLUSIONES

Conclusiones

Ilustración Portada: Próspero Sánchez

Fotos:

Álvaro Toro

Edison Castro

Antonio Barrios
PRESENTACION

D espués de haber recorrido la apasionante historia de mi pueblo, desde su Primera Fase:


Origen y Colonia, pasando por su Segunda Fase: Independencia y República, su Tercera
Fase: Siglo XX (1901-1978) y haber conocido hasta la Cuarta Fase: Situación Actual
(1979), y de haber disfrutado de la compañía de aquel respetable anciano de tan amena y fluida
conversación; se puede entender fácilmente la capacidad humana de este señor, ya que
premeditadamente acortó la Tercera Fase de su historia, con el fin de dar a conocer con más
amplitud la fructífera labor de sus hijos, quienes luchando tenazmente contra todo lo que les ha
salido al paso, han colocado a su terruño en el sitial de honor que hoy ocupa.

Somos conocedores de la historia de los pueblos de nuestro Estado y ese conocimiento nos
permite catalogar la historia que hemos oído de labios de ese viejo, como un relato
interesantísimo y enmarcado dentro de la más absoluta veracidad. Este anciano, sin arrogancia y
sin desplantes, esparce en sus palabras el agradecimiento y la bondad como un homenaje a
quienes lo han traído a este presente tan lleno de proyectos halagüeños.

Hoy, cuando este viejo se pasea orgulloso por sus calles, mostrándole a propios y extraños
su imagen y su presencia de Municipio Autónomo, esta Cuarta Fase de su historia bautizada
como Situación Actual, ha sido dividida en tres Capítulos que son:

1) 4-1 Búsqueda y obtención de la Autonomía Municipal.


2) 4-2 Elecciones Municipales
3) 4-3 Primer Concejo Municipal

Además de estos tres Capítulos, el viejo San Joaquín concluye su relato con un apéndice,
en el cual desnuda su alma de hombre—pueblo, al hablarnos de sus ‘Personajes Populares” y sus
Cuentos de “Muertos y Aparecidos”.

Reconozco que en algunos comentarios sobre ciertos hechos o personajes, se podría decir
que se me ha pasado la mano; pero una vez más te repito lo siguiente: jamás he tenido vocación
de pescador de actividades positivas o negativas. Ellas están presentes en los hechos y en los
individuos, por lo cual no es culpa mía si las consigo sin necesidad de muchas investigaciones.

Al llegar a este punto de la conversación, el anciano dio unos cuantos


pasos en silencio, luego dándome un fuerte abrazo me dijo alegremente:

¡Gracias hijo... muchas gracias! Tú saliste a buscarme y me encontraste. Tal como te lo dije
el primer día de nuestro encuentro: “Tanto interés tenías tú en hablar conmigo, como yo en
hablar contigo”. ¡Gracias! Porque debido a tu empeño, puedo entregar a todos, muchas cosas de
mi vida, las cuales eran desconocidas para una gran mayoría. Por última vez: Gracias por
haberme acompañado en mi recorrido de siglos por diversos sitios! esos Sitios donde a cada rato
nos ha salido al encuentro, mi amigo el tiempo, testigo presencial y juez imparcial de todo
cuanto te he confesado.
Lo único que espero de ti, es que a cada paso que des, sepas encontrar en mi relato las
enseñanzas que puedas transmitir a todo aquel que se atreva a detener sus ojos en la humilde
historia de este pobre viejo Dicho esto, el anciano se despidió de mí con un Hasta luego
Sus pasos se fueron perdiendo en la mansa quietud de la tarde, que ya comenzaba a llevarse
entre sus garras, los jirones postreros de un cielo azul.

Me dirigí a mi casa y desde aquel mismo instante me dediqué a escribir la historia que me
había contado aquel viejo de blanca barba y ojos color del tiempo, llamado SAN JOAQUIN.

SITUACION ACTUAL

Búsqueda y obtención de la autonomía municipal.

Después de una semana aproximadamente, sin tener contacto con mi gran amigo, salí
aquella tarde a la calle. Me dirigí sin vacilaciones hacia la Plaza Bolívar, con la seguridad de
encontrar allí a alguien con quien conversar acerca de todos esos temas que ineludiblemente
conforman y dan sabor a la vida pueblerina, haciendo vibrar el alma de todos los que habitan en
una comunidad como la nuestra. La temperatura resultaba bastante agradable, y mecido por a
brisa que soplaba debajo los corpulentos árboles que daban sombra a ese lugar. el ambiente se
ofrecía por demás propicio, para la tertulia amena y el diálogo placentero. Busqué ubicación en
uno de los bancos que estaban desocupados en aquel momento y súbitamente vi que mi amigo
dirigía sus pasos hacia el sitio donde yo estaba. El anciano venía sencilla y pulcramente vestido,
una sonrisa de satisfacción jugueteaba en su rostro, mientras que en sus ojos de mirar profundo,
danzaba el duende juguetón de la alegría. Al estar cerca de mí, estiró su diestra a manera de
saludo, al mismo tiempo que… Caramba… caramba estabas perdido.

No, mi viejo amigo. Lo que pasó, fue que después de la última vez que estuvimos
hablando, me fui a mi casa a poner en orden todo el material que me diste, ya que todo ese
montón de conocimientos recibidos a través de tus relatos, tenía que analizarlos
concienzudamente para darlo a conocer de acuerdo a tus deseos.

Te comprendo y me gusta que pienses así, por lo cual retiro lo dicho. Ahora bien, como lo
prometido es deuda voy a dar inicio al Primer Capítulo de esta Cuarta y Ultima Fase de mi vida,
a la que, como ya te dije antes, he bautizado con el nombre de SITUACION ACTUAL Ya hemos
recorrido todos los caminos y nos hemos internado por todos los lugares, por lo cual he tomado
la decisión de relatar la mayor parte de esta Fase, aquí en la Plaza, ya que después de todo, la
Plaza es el sitio donde se “cocinan” todos los acontecimientos Políticos que giran alrededor de
una Comunidad; mucho más, cuando la Plaza es como ésta, que invita al diálogo y al cambio de
impresiones.

Pues bien, para no perder más tiempo comenzaré diciéndote que a partir del Proceso de la
Industrialización y la inevitable explosión demográfica, comenzó a nacer en mis hijos la
inquietud de liberarse del yugo administrativo que representaba el Concejo Municipal del
Distrito Cuacara.

Cambios de impresiones, conversaciones, diálogos, sugerencias, en fin, toda esa serie de


cosas que hacen posible la comunicación entre los seres humanos, empezó a recorrer las calles
de la población, la palabra AUTONOMÍA se hizo popular, y los comentarios acerca de ella
fueron cobrando fuerza en la mentalidad de mis hijos. La conciencia por defender los ingresos
que generaba el Municipio, se fue convirtiendo en tema obligado, y tanto el hombre ilustrado
como el menos preparado sabían que luchar por el logro de la Autonomía Municipal era un deber
ineludible. Los días fueron pasando y de las simples conversaciones se pasó a las reuniones más
formales y en el año 1978, al producirse la Promulgación de la Ley de Régimen Municipal, la
lucha se hizo, más firme y a comienzos del año 1979, se constituyó un comité que habría de
comenzar la lucha por la obtención de la Autonomía, de manera organizada. Aquí y in más
preámbulos, es obligatorio nombrar a algunas personas que integraron ese Comité, entre los
cuales figuraron: Braulio Ramos, Luís Rojas, Antonio García, Esther Ramírez y otros; pero lo
más importante de la instalación de ese Comité, fue que sin presiones de ninguna especie y
dejando de lado las diferencias ideológicas, actuaron siempre en función de una sola causa: LA
AUTONOMIA MUNICIPAL. Los componentes de aquel Comité tomaron para sí una sola
misión definida y cumplieron lo más perfectamente posible el trabajo que les fue encomendado.
Iniciaron una campaña a todos los niveles con la única finalidad de dar a conocer dentro y fuera
del Municipio el deseo y la necesidad que tenía San Joaquín, de lograr una de sus más caras
ambiciones, como lo era el poder administrar directamente sus propios Ingresos. La lucha no
resultaba nada fácil, motivado a la existencia de muchos intereses creados, tanto dentro, como
fuera de la Comunidad. No era nada fácil remontar la cuesta de la oposición; a cada paso surgía
un obstáculo. Documentos respaldando la solicitud, rechazos y más rechazos por parte de
quienes podían tomar una decisión favorable a nuestra petición: pero el reto había sido aceptado
espontáneamente y nadie cedía terreno ante las negativas que se sucedían, siempre con algún
pretexto. El pueblo, aunque escéptico al comienzo, fue empezando a darse cuenta de la
importancia que tenía el ser Autónomo; había que olvidar las negatividades y pensar seriamente
y con optimismo, sin tomar en cuenta el aleteo de las aves de mal agüero, que siempre
revolotean alrededor de toda Empresa, máxime si ésta encierra un fin colectivo de provecho.
Para el Concejo Municipal de Cuacara, que administraba los ingresos que generaba este
Municipio, reintegrándole a la Junta Municipal algo menos que un diez por ciento de lo que el
Municipio producía por impuestos de Industria y Comercio, esto era un motivo para oponerse
rotundamente a los deseos nuestros; pero sí hay algo, que siempre he admirado en mis hijos, es
esa fe inquebrantable que nunca les ha abandonado. Por ello, con una voluntad a toda prueba,
jamás se doblegaron ante los obstáculos presentados.

Ahora quiero pedirte, me acompañes a la esquina del “Cine” nos tomaremos un refresco y
luego continuaremos hablando acerca de este tema, que más adelante habrá de darte a conocer
cosas muy interesantes.

Nos dirigimos al establecimiento situado a la esquina antes dicha y mientras oíamos


diversos comentarios, procedimos a continuar nuestra conversación y cuando ya la noche se
aproximaba, volvimos a buscar un sitio en la Plaza, y allí…

Ya la inquietud por ser Autónomos había conseguido cupo en la mentalidad de todos y en


octubre de 1979, durante una reunión que se llevó a cabo en el patio de la antigua Prefectura, por
sugerencia del Asesor del Centro Socio - Cultural San Joaquín, Licenciado Alejandro Morillo, el
Comité Pro - Autonomía fue elevado a veintiuna personas, estructurándose siete Comisiones que
permitieran realizar un mejor trabajo; claro está, que los integrantes del Comité inicial
continuaron en sus puestos de vanguardia, por ser ellos quienes habían realizado las diligencias
pertinentes y por ende, eran quienes sabían todo cuanto se había hecho y se necesitaba continuar
haciendo.
Las Comisiones estaban encabezadas por Braulio Ramos, Presidencia; Ester Ramírez,
Secretaría; Antonio García, Redacción y Correspondencia; Luís Rojas, Prensa y Radio;
Florencio Bracho, Finanzas; Francisco del Valle, Contactos con la Legislatura y el Concejo de
Guacara; además, se constituyó una Comisión para conversar con los representantes de la
Industria y el Comercio local. También se acordó en aquella reunión la publicación de un
manifiesto, que sería entregado a la población, a fin de motivar al conglomerado y hacerle saber
de una manera sencilla lo que significaba la Autonomía para nuestro Municipio. Recuerdo
perfectamente que también se acordó realizar una caravana por toda la población. Esto se llevó a
cabo, se vocearon consignas alusivas, se repartieron dos manifiestos, uno del Comité y uno del
Centro Socio—Cultural San Joaquín y me sentí muy satisfecho en aquel momento, porque toda
la población se mostró motivada por dicho evento. También recuerdo que entre los nuevos
integrantes del Comité Pro—Autonomía figuraban Miriam Aguilar, Pedro Emilio Ramos, Carlos
Castro, Miguel Ángel Sánchez, José del Carmen Monasterio, Oswaldo Álvarez y otros. Se
emitieron además algunos bonos que serían vendidos en todas partes, a fin de generar ingresos
para continuar la lucha. Aquel entusiasmo se fue apagando por muchas razones que no vale la
pena ni recordar; pero el ánimo de los pioneros de la Autonomía, no decayó nunca. Las cartas
estaban sobre la mesa y no había nada que pudiera interrumpir ese proceso, donde las
reivindicaciones de todo un pueblo estaban en juego. Los medios de Comunicación Social
nacionales y regionales, fueron visitados en cientos de veces por los cabecillas del movimiento,
con la única finalidad de hacer público el deseo que yo tenía de ser AUTONOMO y poder así,
administrar mis propios intereses.

Después de aquellos comentarios, el anciano calló por unos instantes, como tratando de
buscar en el silencio, una coordinación que le permitiera entrelazar sus palabras y así continuar
poniendo en mis manos, parte de su vida, la cual marcó un avance indiscutible en su historia. La
voz lo del silencio pareció traerle un mensaje cargado de gratos recuerdos, ya que sus ojos
brillaron alegremente, mientras una sonrisa saturada de matices emocionales se plasmó en su
rostro respetable; luego con una vivacidad incontrolable, dijo en alta voz:

¡Jamás había conocido a gente tan porfiada, como aquellos que se tomaron para sí el
problema de mi Autonomía! Le cerraban una puerta y abrían otra, tratando de hacerse oír a como
diera lugar; eso sí, actuando dentro del orden y respeto al derecho ajeno.

¡Tenemos que ir a Caracas para poner nuestro problema en manos de las autoridades
superiores!, decía alguien.

¿Cuándo vamos? Eran las respuestas de los otros.

No hubo vacilaciones en ningún momento, puesto que la meta era una sola: LA
AÇJTONOMIA. Aquí en el pueblo se organizaban reuniones regularmente para hacerle saber a
la Comunidad el resultado de las diligencias realizadas. A medida que avanzaba el tiempo, el
optimismo crecía y los opositores a nuestros deseos, iban notando que sus argumentos se
estrellaban contra la tenacidad y la razón que acompañaba a mis hijos en sus reclamaciones. Ya
no se podía esgrimir la tesis de la falta de recursos socio - económicos, porque con el proceso de
la industrialización, la explosión demográfica, el avance cultural y el capital humano existente,
estábamos dando al traste con la opinión de aquellos que, entristecidos, veían dolorosamente que
poco a poco se les escapaba de las manos “la gallina de los huevos de oro”. Los enemigos
internos de la Autonomía, así como los de afuera, en su constante oposición no hacían otra cosa
como no fuera darnos la razón. Los Remitidos de Prensa, las declaraciones negativas y toda una
serie de jugarretas, dieron paso a un silencio casi absoluto, demostrando con ello que ya no había
nada que hacer para impedir que yo lograra lo que me había propuesto, lo cual me venía siendo
negado desde hacía mucho tiempo.

La noche llegó a nosotros arrullada por el suave soplo de la brisa. Aquella tranquilidad era
una invitación al diálogo, y el anciano, acodándose imaginariamente en el incoloro barandal de
las añoranzas, fijó la vista en un punto lejano; sus ojos parecían una visión estelar que
contrastaba con el espectro amarillento que despedían las bombillas colocadas en diversos sitios
de la Plaza.

Una sonrisa triunfal se dibujó en el rostro de mi amigo, quien de pronto dijo:

Mientras las voces de mis detractores se fueron apagando bajo la influencia de su propio
eco, mis hijos, pertenecientes o no al Comité Pro - Autonomía, sentíanse cada vez más seguros
del triunfo, ya que para terminar de darme la razón, se realizaron los primeros trabajos de
Planificación Urbana, siendo el más importante hasta esos momentos, el Mariara - San Joaquín,
realizados por Funda - Común y Corpo - Centro.

Hoy, me permito decir alborozadamente que el año 1983 fue para mí, un año de gracia, ya
que el 25 de octubre del mismo año, recibimos la gran noticia: “LA ASAMBLEA
LEGISLATIVA DEL ESTADO, VOTO A FAVOR DE LA ALJTONOMIA MUNICIPAL PARA
SAN JOAQUIN!”.

A simple vista, la noticia no parecía tan importante; pero aquello era el triunfo más
resonante que yo había obtenido después del año 1881, cuando de simple Parroquia pasé a ser
Municipio Foráneo del Distrito Guacara. El júbilo no se hizo esperar y todo el pueblo se plegó a
la euforia de la celebración, puesto que el triunfo obtenido no pertenecía a un grupo
determinado, sino a toda la comunidad. Las cosas se mantuvieron dentro de la mayor felicidad
durante algunos días; pero… El eterno pero!; después de allí cada uno de quienes han hecho de
la política, su modus vivendi, empezaron a maquinar la forma de ‘pescar en río revuelto”,
empezando a correr las informaciones, otorgándoles a la Organizaciones Políticas a la cual
pertenecían, el mérito de los logros obtenidos, tratando de “ponerle las manos al coroto” en las
venideras Elecciones Municipales; enterados como estaban, de que los recursos a ser
administrados, iban a ser los más grandes en toda nuestra historia. Inclusive, hubo quienes
halagados por la magnificencia de lo que se aproximaba, olvidaron ciertas promesas y aquellos
que no quisieron o no pudieron hacerlo, quedaron después con el reconcomio, abrazados a la
tristeza de haberse dejado llevar por un sentimentalismo que hoy consideran absurdo. Lo único
cierto y doloroso de todo, fue que el equilibrio tan bien mantenido durante toda la lucha, se
rompió como producto del alucinamiento que ocasionó en muchos, la posibilidad de una
próxima rebatiña. Confesar todo me hiere profundamente; pero no puedo ni debo ocultar nada,
esperando a que otros con menos conocimiento de causa, enfoquen el tema, distorsionando
probablemente la realidad existente en lo sucedido. Otra cosa que también quiero aclarar en mi
relato, es que muchos que tildaron de utópicos a quienes luchaban por la Autonomía, andan hoy
por allí, pregonando su adhesión a este movimiento desde un principio y lo más risible de todo:
las horas que según ellos, le dedicaron a la Empresa; si hasta con cierto aire de importancia,
alardean de haber sido llamados a disfrutar del botín; pero que, impulsados por su
desprendimiento, no prestaron atención al llamado, para así dejar que otros disfrutaran de lo que
ellos habían hecho. Yo, que los conozco, me sonrío irónicamente al comprender que estos
personajes lo que están es rumiando su envidia y “resollando por la herida”.

Discúlpame, si en algunos momentos me salgo de mis casillas al hacer ciertos comentarios;


pero soy humano y no puedo sustraerme a ciertos sentimientos, además en este caso, asumo para
mí el contenido de un pensamiento de Séneca: “Con la verdad, no ofendo ni temo”.

Continuemos analizando la parte positiva de todo aquello; pero primero hagamos un alto
para poner en orden las ideas y así llegar al final de este capítulo, siendo lo más imparcial que
pueda.

El viejo detuvo su relato y en medio de las penumbras que nos envolvían, parecíamos
querer detener el tiempo, sin poder lograrlo Tanto él como yo, parecíamos dos bultos grisáceos
en medio de aquel escenario. Yo, sujeto pasivo de aquel relato, esperando por él… El con su
imponente personalidad, sumido en el mundo inviolable de sus reflexiones. De pronto: Allí está
la Santa Iglesia Parroquial. Por su puerta principal penetramos todos aquel inolvidable jueves 1
de diciembre de 1983. Ese día íbamos a hacer acto de presencia en la firma del Acta Constitutiva
del Municipio Autónomo San Joaquín. Una Misa de Acción de Gracias, oficiada por el
Reverendo Cura Párroco Dionisio Izquierdo, luego una Sesión Solemne de la Asamblea
Legislativa del Estado donde el Orador de Orden fue Antonio García, cosa ésta que yo considero
un merecido reconocimiento a quien fue y sigue siendo un gran defensor de mi Autonomía.

¡Júbilo popular… Algarabía general… Euforia colectiva. Las campanas tocando a rebato…
Los fuegos artificiales tronando el espacio Sin embargo, antes de comenzar la Sesión Solemne,
va se respiraba en la plaza un aire medio enrarecido. Muchos que no se habían hecho presentes
en la Campaña Pro - Autonomía, estaban allí muy orondos luciendo en sus solapas un vistoso
distintivo que decía: Comité Pro Autonomía Municipal. Allí cabía con toda su verdad, aquel
refrán popular: “Se colaron los bagres entre las guabinas!”. Aquella mañana, todos se desvivían
por firmar el Acta Constitutiva que me daba la autoridad necesaria para nombrar mis
Representantes y como es lógico, Administradores de mis ingresos, sin estar supeditado a
mandatos externos.

Dicho esto, el anciano me convidó a dar un pequeño paseo por los alrededores de la Plaza
y así terminar de contarme lo sucedido aquel memorable jueves 1 de diciembre de 1983.
Después de los Actos Protocolares, me dijo el anciano, la inevitable celebración en una hacienda
ubicada al norte. En aquel paraje y después de haber consumido unas cuantas “cerbatanas”,
muchos de los asistentes hicieron que yo recordara un pensamiento de Benjamín Franklin: “El
licor no transforma la conducta… La delata” Allí, los “bagres” que se habían colado entre las
“guabinas”, empezaron a hacer de las suyas, descubriendo la canallesca condición que llevaban
dentro, vociferando entre “palos de aguardiente” lo que habían guardado en sus mezquinos
corazones. Allí, en medio de aquel ambiente, que en cierto aspecto me repugnaba, estaba yo;
contemplando la escena sin poder comprender el por qué de tantas cosas, pero aferrado a mi té,
ya que en todo momento he creído en las buenas intenciones de mis hijos. Pasaron los días, vino
el domingo 4 de diciembre; Elecciones Nacionales y a esperar el año 1984, cuando habrían de
realizarse las Elecciones Municipales y yo, por primera vez en mi vida acudiría a las Urnas
Electora les para depositar mi voto y designar a los Miembros de mi Primer Concejo Municipal.
Por primera vez, iba a escoger a mi libre albedrío a mis primeros Concejales y así entregarles a
ellos, la responsabilidad de Administrar mis ingresos.

A pesar de las cosas negativas que orbitaron alrededor de la consecución de la Autonomía,


cosa muy normal en toda lucha Socio - Política, puedo afirmar que el balance fue y sigue siendo
positivo, por lo cual me siento satisfecho de la acción reivindicadora de mis hijos, quienes me
dieron como aguinaldo, aquel 1 de diciembre de 1983, un Acta Constitutiva, por medio de la
cual quedaba elevado a Municipio Autónomo.

Ahora bien, hijo, me veo en la imperiosa necesidad de despedirme; pero antes de hacerlo te
invito para que mañana digas lo que otros al rescoldo de una luz de optimismo. Precisamente así,
podrás enterarte de lo Sucedido en las Primeras Elecciones Municipales. Mañana en este mismo
sitio a araremos todo lo concerniente acerca de ese capítulo perteneciente a esta Cuarta y Ultima
Fase de mi existencia.

ELECCIONES MUNICIPALES

Al siguiente día, cuando el sol se aprestaba a lucir su rostro luminoso en el Levante, para
que un nuevo amanecer dejara caer como lluvia milagrosa, un coro de trinos sobre la firme
convicción de un pueblo nacido para la lucha permanente, principalmente si esa lucha va
encausada hacia un futuro promisor. En esa hora, cuando comienza a notarse el dinamismo
pueblerino, cada quien, consciente de su deber se dirige con prisa hacia el sitio donde habrá de
prestar su contribución al progreso de la población. Los niños y los Jóvenes hacia sus Institutos
Educacionales, las mujeres y los hombres hacia sus diferentes sitios de trabajo. Un ajetreo que se
repite todos los días, se nota en las calles del poblado. En la Plaza un grupo de parroquianos leía
la Prensa del día, mientras comentaban todo cuanto tenía que ver con los últimos
acontecimientos que a diario conmueven la Opinión Pública. En aquel grupo estaba San Joaquín,
viejo amante de la conversación amena y entre chistes y cuentos de diversos colores, se sacudía
el polvo de las horas al compás de la brisa matutina. Al yerme llegar, haciendo uso de su
acostumbrada chispa popular, me dijo a manera de saludo: “Para un hombre madrugador, hay
otro que nunca duerme”. Si te convidé a este sitio, fue para hacerte entrega de esta libreta.
Dicho esto, puso en mis manos un cuaderno de regulares proporciones, luego prosiguió: - En ella
aparece la historia pormenorizada de las PRIMERAS ELECCIONES MUNICIPALES que se
realizaron aquí, después que la Asamblea Legislativa del Estado me concedió la Autonomía.
Espero leas cada una de sus páginas y después de analizar el contenido de ellas, pongas en el
análisis la misma objetividad que yo pongo en cada uno de mis comentarios; máxime, si
llegamos al convencimiento que nos permite saber que tú formas parte de mi historia.
No me preguntes la razón de no quererte acompañar durante el día de hoy; lo único cierto es que
he llegado a la conclusión siguiente: un tema de tanta trascendencia como el de las Primeras
Elecciones Municipales, debe ser analizado sin la influencia de otros y lo que es más importante,
sin parcialidades de ninguna especie.

Al decir esto, se dirigió hacia un sitio determinado de la población, para así calentar sus
huesos, según me dijo de manera jocosa.
Tomé aquella libreta entre mis manos y acosado por la curiosidad, me dirigí a mi casa,
tomando el mismo camino que me había llevado hasta la Plaza, no sin antes despedirme de mi
amigo.

En el camino hacia la casa tomé una determinación algo egoísta: pero válida, dado el
interés que tenía en leer todo aquello, sin la presencia de extraños que pudieran interrumpirme
mientras leía dichos apuntes, ya que éstos por el solo hecho de haberme sido entregados por mi
pueblo, resultaban para mí, sumamente interesantes y valiosos. Tomé rumbo al Norte y allá, a
orillas de la serranía, a la sombra de un árbol y meciéndome en el columpio imaginario de la
brisa, me dediqué a la ocluía de tan importantes documentos. Tan pronto inicie la lectura, me
sentí trasladado por la mano de mi amigo a los días iniciales del año 1 984.

Jamás llegué a pensar que a los 48 años de haber recibido el Año Nuevo sin la sombra
funesta de la Dictadura Gomecista habría de tener la suerte de asomarme al pórtico de un año
como 1984, con la satisfacción de haber logrado uno de mis más caros anhelos la Autonomía
Municipal.

Aquel primero de enero, cuando se cumplía un mes de la firma del Acta Constitutiva de un
nuevo Municipio Autónomo en el Estado Carabobo, todos mis hijos celebraron, no sólo la
llegada del nuevo año también sonreían alborozados al saber que muy pronto habrían de acudir a
las Urnas Electorales, para elegir por primera vez a sus Ediles, sin que la imposición extraña se
hiciera presente en la escogencia de dichos Concejales. El pueblo sabía que la responsabilidad
era grande; pero asumió una actitud que habría de producir dividendos Socio Políticos de
incalculable valor para todos. Bien valía la pena el esfuerzo realizado ya que la Autonomía no
representaba el triunfo de un hombre o de un grupo La Autonomía había sido lograda en base a
una lucha mancomunada sin anteponer la presencia de un hombre o de una Agrupación. Por esas
circunstancias, la mayoría de los hombres y mujeres que aún sintiendo simpatía por alguna
Agrupación Política, solo pensaban en el bienestar de su Comunidad, celebrando eufóricamente
aquel logro tan positivo. Todos se identificaban con su pueblo dentro del inmenso júbilo que los
embargaba:

“¡Ojala que quienes agarren el coroto, resuelvan el problema… Dios quiera que después de
salir electos, continúen siendo tan populares como hasta ahora”.

Esa era la voz que corría en todas partes, ya que contaba con recursos para solucionar la
enorme cantidad de problemas que desde hacia tiempo venían acogotando al pueblo. El
optimismo se había prendido del corazón de todos y sólo se pensaba en el futuro. A las primeras
de cambio las relaciones entre todos podían considerarse como simples relaciones entre
Sanjoaquineros. Políticamente hablando daba la impresión muy favorable por cierto, que solo
había un Partido: SAN JOAQUIN. Muchos Dirigentes Políticos asistieron a diversos Consejos
Municipales que tenían años de establecidos, a fin de adquirir experiencia en todo lo
concerniente a la Administración Municipal.

Después de aquello’ momentos de absoluta compenetración sanjoaquinera, la envidiable


unidad de la cual hicieron gala mis hijos, durante la lucha Pro - Autonomía, pasó a la historia.
Tan pronto adquirieron el derecho a designar a los integrantes del primer Ayuntamiento, cada
Organización Política puso las cartas sobre la mesa; pero al hacerlo y sabiéndose con las manos
libres, el “hacha de la discordia” fue desenterrada; muchos, para tratar de ganar prosélitos,
comenzaron a encontrarle defectos a todo aquello que en días pasados había sido considerado
como lo mejor; es más, algunos que habían visto la Campaña Pro—Autonomía como una cosa
ajena a sus intereses, alegaban con el mayor descaro, haber sido los principales abanderados de
ese Movimiento. Yo que los oía comentar aquella sarta de mentiras, al mismo tiempo que los
compadecía por su “camaleonismo” irracional, sentía dentro de mí una gran indignación. Sin
temor a nada, te aseguro que lo que me provocaba era empuñar un látigo y enseñarlos a ser
hombres y mujeres de bien. Y que tomaran en cuenta que sus coterráneos eran y siguen siendo
seres lo suficientemente capaces para discernir y tomar decisiones en asuntos de tanta
responsabilidad como era la Elección de sus Representantes Municipales. Lo que sucedía en
aquellos momentos, era que muchos de ellos, seres de aviesas intenciones no pensaban en
representar sino en administrar, ya que representar es asumir responsabilidades en defensa de los
intereses de una Comunidad y Administrar es tener derecho a disponer de los ingresos que
genera esa Comunidad. ¿Verdad que en estos términos, hay una diferencia bien mar ada? Yo se
que muchos dirán que soy un viejo “cascarrabias”, cuyo único oficio es encontrar en todo, algo
negativo; pero lo que ellos ignoran es que lo positivo o lo negativo de los hechos, no se busca, se
halla a medida que esos hechos se analizan; es por ello que si alguien actúa en base a fines,
dejando a un lado los valores, la culpa de esa actitud no podrá recaer jamás en quien haya hecho
el hallazgo negativo.

Suspendí por un momento la lectura de aquellas notas, a fin de poder analizar su contenido.
Por mi mente pasaban, como en la pantalla de un cine gigantesco, cientos de imágenes; rostros
de personajes conocidos, reuniones a orillas del río, conversaciones en la Plaza, Asambleas en
determinados sitios; pero por encima de todo, una sola preocupación: las primeras elecciones
municipales. El nuevo Presidente de la República, electo el 4 de diciembre de 1983, había
asumido el poder el 2 de febrero de 1984; pero sin ánimo de exagerar, aquello fue observado
como un hecho más en la vida republicana. Hasta los mismos integrantes del Partido que había
ganado las elecciones nacionales, estaban más ensimismados en la escogencia de sus candidatos
al Poder Municipal, que en otra cosa. En cada Organización se barajaban nombres: “Ese tipo no
es de fiar... fulano tiene más arrastre que zutano… la señora aquella es una gran luchadora…
fulanito es activo, pero necesitamos gente joven en el Concejo… si el tipo aquel fuera más
preparado… los viejos tienen más experiencia… hay que escoger con mucho tacto… los del
‘grupo aquel’, no están conformes, según dicen… recuerden que ese señor tiene su historia…
¡cuidado con un importado!... ¿Desde cuándo milita mengano en el Partido?

Esas y otras expresiones invadían el ámbito pueblerino desde el mismo momento en que
las elecciones municipales dejaron de ser una utopía para convertirse en una realidad
incuestionable. En la plaza en los abastos, en los bares, en la gallera, en los patios de bola, en el
río, en las bodegas en las calles; en fin, en todas partes, las elecciones municipales eran la
materia a discutirse. Inclusive muchos de los futuros votantes aprovechaban cualquier reunión y
mientras saborean una “espumeante rubia”, demostraban sus grandes dotes de analistas políticos.
expresándose presuntuosamente de la siguiente manera: “Alcalde, Vicealcalde, Secretario de
Cámara, Administrador, etc., etc. Yo sé quienes ocuparán esos puestos”. Y mientras esperábamos
el 15 de abril, fecha en la cual se abrieron los fuegos electorales, públicamente hablando, una
noticia de primera plana carecía de emoción en la Comunidad ante los comentario pre –
electorales: “renunció un grupo de militantes del partido tal y piensan fundar un Movimiento
Político Independiente… los que renunciaron tienen gente”, decían algunos… “los que se
fueron, son una cuerda´e locos” decían otros… Yo, firme, impertérrito, imaginando cosas que
nunca hubiera llegado a imaginar. Los más escépticos comentaban por lo bajo, con cierta
picardía:
“En esa renuncia hay ju-jú… amanecerá y veremos; decían otros… ¿Esa gente estará peleando
por defender mis intereses o por administrar mis bienes?”. Con aquella pregunta concluía la
página que había estado leyendo, por lo cual cerré la libreta y me quedé sumido en un mar de
meditaciones, tratando de hacer un estudio analítico de todo cuanto el viejo había escrito en
aquel cuaderno. Resultaba tan interesante el contenido de aquellas notas, que dentro de mis
reflexiones, me atreví a comentar en voz casi imperceptible: ¿Por qué ese viejo no se metería a
político? Aquella pregunta fue oída por los duendes del silencio y de pronto, la brisa me trajo
una respuesta que se quedó danzando en las ramas de los árboles y en el aroma de las flores del
campo: “Ese viejo no se metió a político, porque nació sincero y con escrúpulos”. Ante aquella
respuesta de tanto contenido, no pude menos que volverme a sumergir en el fondo de mis
meditaciones, tratando de ahondar en la profundidad de un análisis exhaustivo, sereno e
imparcial.

Trataba de memorizar todo lo leído hasta aquel momento, repitiendo para mis adentros:
Municipio Autónomo San Joaquín.

Se avivó en mí el deseo de seguir investigando a través de la lectura. Fue’ al voltear la hoja


cuando me encontré con una larga lista de nombres que me eran familiares y debajo de la lista
una llamada escrita con tinta azul y los signos de admiración en color rojo:

Por favor, no repitas estos nombres, ellos saben que yo lo sé todo por lo cual no es de ética
citarlos nuevamente.

Quiero que entiendas muy bien la verdad de esta prohibición. No se trata de un hecho de
encubrimiento o complicidad, al contrario, se trata expresamente de darle una nueva oportunidad
de enderezar el rumbo sobre todo, de enseñarles a sentir la pureza del amor filial y la nobleza del
amor paternal. Ahora bien, volvamos a ubicarnos imaginariamente en la primera quincena de
abril del 984. Cierra los ojos y asómate a las casas de los Partidos Políticos. Allá vamos a
encontrarnos con los verdaderos militantes de cada organización; pero también vamos a
encontrarnos con los ‘eternos oportunistas” de siempre y sin exagerar, imaginemos a uno de
ellos, dirigiéndose a un futuro Concejal: “Mi estimado Edil, estoy con usted contra viento y
marea; pero ya sabe, no me olvide”. Oigámoslo ahora hablando a solas con otro igual que él, al
menos en la forma de pensar: “¡Hay que ponerse adelante, tu sabes que yo no busco que me den,
sino que me pongan donde hay!”. Y el interpelado le responde con una sonrisa complaciente:
“¡Tú te la sabes todas, hermano!”.

Así, entre risas serviles, abrazos hipócritas, gestos estudiados y genuflexiones adulantonas,
vamos a ver pasar esta quincena hasta que lleguemos al 15 de abril, día de la declaración de la
guerra en búsqueda de un cambur. Las unidades móviles con los “pico de oro” de cada
Organización, contaminando el ambiente con las consignas aprendidas al caletre; por algo son
los eternos “loros” de la Política. Comienzan a salir a la luz pública, las virtudes y los defectos
de cada Candidato; todo depende de quien sea la persona que lo divulgue. Los trapos, sucios o
no, son expuestos al sol; “Fulano de tal no es digno de confianza”; hasta el nombre de algunas
mujeres es puesto en entredicho por quienes no saben hacer otra cosa que ofender.
A pesar de todo, me siento complacido de lo sucedido en el primer semestre del año 1984,
porque eso de tener el privilegio de ir a las urnas electorales a depositar un Voto que nos permita
designar a los integrantes de un Ayuntamiento, máxime si es por primera vez, es algo inolvidable
en la historia política de un pueblo, que hasta ese momento estuvo supeditado a lo que opinaran
quienes conducían la Administración Pública desde la Capital del Distrito.
Los ánimos se exaltaron fuertemente durante el mes que duró la Campaña Electoral. Ese tiempo
fue más que suficiente para que cada habitante del Municipio defendiera su posición ante el
trascendental momento que estaba por llegar. En la mentalidad de cada Sanjoaquinero, había una
sola idea: hacer uso del derecho del Voto para darle a entender a quienes dudaban de su madurez
Socio—política, que sí era capaz de cumplir sus deberes ciudadanos y hacer respetar sus
derechos de pueblo, que desde ese mismo instante, estaba dispuesto y decidido a no seguir
dependiendo de lo que otro ordenara y dispusiera. Habían transcurrido casi siete meses de haber
sido decretada la Autonomía y aquel 20 de mayo, servía de pórtico a una nueva vida dentro del
aspecto Socio—Político de una Comunidad que había tomado las riendas de su destino, para
conducirse por sus propios medios y con sus propios recursos humanos. Aquel día, cada
ciudadano Sanjoaquinero sabía que al asistir a la Urna Electoral que le había sido asignada, no
solo iba a votar por la Organización Política de su preferencia, sino que también iba a presentar
un examen de Civismo y madurez. La importancia de aquel acto radicaba en la firme convicción
que se ahondaba en cada pecho y cada pensamiento, para gritar alborozadamente: “Ya mi pueblo
es Autónomo”; pero al decir aquello, cada Sanjoaquinero se hacía la firme promesa de respetar y
hacer respetar el sistema democrático, sin tomar en cuenta la Organización Política a la cual
perteneciera, ya que partiendo de esa premisa, la idea de luchar con todos los medios a su
alcance por lograr la Autonomía, había sido posible, gracias a que se había luchado dentro del
sistema democrático.

La lectura de aquel cuaderno, iba resultando cada vez más interesante. De solo hojearlo se
respiraba el optimismo que invadía a su Autor Por mis ojos iban desfilando aquellos días pre y
post electorales y junto al bullicio ocasionado por aquella Campaña Electoral, veo a mi pueblo
correctamente silencioso, formando la cola de rigor para ir a depositar su Voto, ese Voto que le
iba a dar la oportunidad de tener, a partir de aquella fecha memorable, sus propios Concejales
surgidos de sí mismos y no impuestos desde afuera. Al fin iba a tener ante sí, una realidad
palpitante: pero sobre todo se quitaría para siempre aquella pesadilla de saber que todo cuanto
produje- rano sería administrado por otros; quienes al saberlo con las manos atadas, le asignaban
lo que querían. Aquello era una pesadilla porque tenía que mendigar sus propios ingresos.
Cerré el libro y saboreando la importancia de aquel relato me dirigí a mi casa, dispuesto a
transcribir lo leído de la manera más imparcial, tal como me había dicho el anciano en la mañana
de aquel día. Estaba tan interesado el volver a conversar con él, que trataba de adelantare1
tiempo para volver a encontrarlo.

Cuando me dirigía hacia la casa, me pareció oír la voz del anciano, diciéndome: Mañana te
espero en la plaza, para que hablemos acerca de mi Primer Concejo Municipal.
Acuerdo caligrafiado emitido por la Asamblea Legislativa del Estado, en ocasión de
la declaración de nuestra autonomía municipal.
Vista panorámica del pueblo de San Joaquín

PRIMER CONCEJO MUNICIPAL

Al siguiente día, cuando aún era de madrugada, encontré a mi viejo amigo en uno de los
bancos de la Plaza Bolívar, exactamente en uno que estaba ubicado frente a la sede del Concejo
Municipal.

El anciano lucís en aquel momento, un impecable flux blanco y una camisa de color
anaranjado con punticos amarillos en el cuello y los puños, además llevaba una corbata de
franjas blancas, anaranjadas y amarillas. Sin darme tiempo a preguntar acerca de su atuendo,
salió a mi encuentro riendo alborozadamente, al mismo tiempo que me decía a manera de
explicación: Esta vestimenta me la regalaron mis hijos el domingo 20 de mayo de 1984; pero
vamos a sentarnos a la luz de una bombilla, para darte a conocer el contenido de todo cuanto he
venido recopilando desde aquel inolvidable día.

Hablando de mi indumentaria quiero confesarte que su uso debe estar enmarcado dentro de
las ocasiones muy especiales y precisamente, ésta es una de ellas, por lo tanto no puedo
desaprovechar la oportunidad de lucir- la; pero no perdamos más tiempo. Siéntate a mi lado y así
podrás saborear lo escrito en este cuaderno.
Cuando habíamos llegado al sitio escogido por el anciano para proceder a darle inicio a la
lectura de unas notas, en las cuales, según sus propias expresiones, aparecía muy detalladamente
lo acontecido desde el mismo día que se realizaron las elecciones municipales; me sentía más
atraído por la imponente personalidad de aquel anciano. Su figura serena y patriarcal se
recortaba en la semi-penumbra de la madrugada, por lo cual, bajo la luz amarillenta de una
bombilla eléctrica, brotaba de su ser, el tinte mágico de una convincente santidad y sus ojos
parecían iluminarse por una luz sobrenatural. Tomó entre sus manos aquel cuaderno, en cuya
carátula podía leerse:

Primer Concejo Municipal - Municipio Autónomo San Joaquín - Edo. Carabobo.

Lo abrió delicadamente y su voz que parecía brotar desde todos los ángulos de la plaza,
orado con un énfasis de insospechados matices, el reverencial silencio de aquella madrugada.
Tendí la vista hacia él y desde aquel instante me sentí inmerso en el apacible lecho de una
historia interesantísima:

¡2O de mayo de 1984... Hora: 8 de la noche... motivo de la reunión: contaje de votos!

Aquel día se habían celebrado las primeras elecciones municipales. Mis


hijos, con la mente puesta en el futuro de su pueblo, habían acudido a las
urnas electorales a depositar su voto desde las primeras horas de la mañana, conciertes de la
importancia que ello tenía para el presente y el futuro de la comunidad. Cada uno izando el
estandarte del deber, seguía en orden las instrucciones de las Autoridades Electorales y trataba
por todos los medios de cumplir con su Municipio, haciendo el debido uso de sus derechos. El
futuro de la autonomía recién adquirida estaba en manos de los hijos del Municipio, y lo más
importante de todo consistía en afirme convicción que tenía el Sanjoaquinero, de aquella nueva
figura Política: La Autonomía Municipal. Figura política ésta que ya le era familiar.
Las horas fueron pasando dentro de la mayor tranquilidad posible y al llegar las seis de la tarde,
se podía decir sin temor a equívocos que ya San Joaquín había designado mediante el voto
directo y secreto, a los siete concejales que habrían de integrar su Primer Ayuntamiento.
Después de realizado el proceso de la votación, la parte de mayor suspenso de todo aquello, era
el contaje de los votos. Allí estaban las Autoridades Militares, garantes de la seguridad, las
Autoridades del Consejo Supremo Electoral, símbolo de la más absoluta legalidad, los
Representantes de Mesa y los Representantes de los diferentes Partidos y grupos políticos,
defendiendo mediante una vigilancia respetuosa y ordenada, los intereses de sus respectivas
organizaciones. Además de estos personajes, estaba el pueblo representado por cientos de
curiosos. Entre ellos, estaba yo, ansioso de saber el resultado de aquel conteo, el cual de repente,
nos resultaba fastidioso, máximo cuando teníamos que esperar en la acera para evitar cualquier
disturbio. Eso sí, conservamos el mayor de los respetos y un orden envidiable y cuando alguno
salía por un momento hacia la calle, brotaba al unísono la pregunta de rigor: “Cómo va eso?”.
Ante esta pregunta, el interrogado dándose un aire de importancia, contestaba escuétamente,
dejándonos con la misma incertidumbre. Sólo hacíamos conjeturas y lo más común entre
nosotros, dado nuestro buen humor era que alguien de repente dejaba correr alguna “bola”: “El
Partido tal lleva tantos Concejales!”. Se producía cierta inquietud; pero inmediatamente nos
tranquilizábamos, cuando nos dábamos cuenta que todo había sido simplemente un rumor. A eso
de las once de la noche, nos retiramos al ver que no había nada oficial; pero al siguiente día…
¡Bueno! al siguiente día bien temprano, ya estábamos en la plaza buscando la información
oficial. Yo me coloqué en un sitio estratégico que me permitía observarlo todo. Desde mi
atalaya, fui haciendo mis propias deducciones.

Desfilaban algunos hablando fuertemente y riendo a carcajadas. Yo decía para mis


adentros: “Estos van ganando”. Esto me permitió hacer mis cálculos aproximados sobre el
resultado de las elecciones. Hubo un momento en el cual noté en la cara de algunos, una
profunda tristeza. Eran la fiel imagen de un mocho viéndose el “tucungo” y yo pensaba: “¡Estos
están más perdidos que un enano en una Procesión!”. De pronto, alguien muy allegado a las
Autoridades Electorales nos sacó de duda diciendo: “Esta es la última información seria; ya
fueron contabilizados los Votos y el resultado es el siguiente: Acción Democrática (AD), 4
Concejales, Movimiento al Socialismo (MAS), 2 Concejales y Araguaney Movimiento
Independiente (AMI), 1 Concejal.

Aplausos, gritos, silbidos, en fin, una algarabía tremenda invadió el ambiente. Algunos
sacudidos por la euforia lanzaban ‘vivas” ganamos, ganamos!, confundiéndose en un solo
abrazo, mientras que otros se retiraban cabizbajos y silenciosos a sus hogares o a cualquier otro
sitio donde rumiar su derrota.

Los teléfonos de los afortunados comenzaron a repicar. En unas llamadas había


felicitaciones, en otras, el recordatorio de algunos ofrecimientos hechos durante la campaña.
“¡Barrimos decían los primeros, quedamos ahí . . . ahí; decían los segundos, agarrando aunque
sea fallo; decían los terceros!’’.

En horas de la tarde, en un patio de bolas un grupo comentaba; “No importa quien haya
ganado, porque el gran ganador ha sido San Joaquín”. Yo, que los observaba desde una raíz
donde estaba sentado, intervine en la conversación: “¡Así se habla jóvenes!”, debemos dejar a un
lado las diferencias personales y pensar en función de pueblo; sintiendo como hijos de esta
comunidad, “que lo sucedido ayer, fue una demostración de madurez cívica, producto de la
capacidad constructiva de hombres y mujeres concientes y responsables”.

“¡Así se habla, maestro!”, dijeron los jóvenes. “¡Este pueblo puede contar con nosotros
para lo que sea!”.

Me retiré de aquel sitio, haciendo mentalmente un análisis de lo sucedido, pensando con


mucho optimismo: “Ya tenemos concejales, ahora nuestra preocupación deberá radicar en
pedirle a ellos que pongan todo su empeño en cumplir a cabalidad las funciones para las cuales
resultaron electos. Ojala no defrauden la confianza que el pueblo depositó en ellos”.

El anciano cerró por un momento el cuaderno que había estado leyendo, me hizo una señal
para que esperara y a los pocos instantes, reanudó la lectura:

Desde el mismo momento que se dieron a conocer los resultados oficiales de las
Elecciones Municipales, las agrupaciones políticas involucradas en el reparto de “cambures”
comenzaron a realizar sus contactos, a fin de conformar la Junta Directiva del Primer Concejo
Municipal. Tal como te dije en el Capítulo anterior, cada quien, dentro de la preocupación
existente de mantener por encima de todo, los intereses del Municipio, trataba a como diera
lugar, de hacer cualquier negociación que le favoreciera. Claro está que todas las conversaciones
giraban alrededor del Partido Acción Democrática, por haber sido el favorecido con el voto
mayoritario de la población.

Mientras se realizaban estas conversaciones, los “busca puestos” hacían colas en la casa de
su respectivo Partido. Algunos ya habían asegurado su colocación y alardeaban de sus aptitudes,
cosa ésta, que según ellos les había hecho merecedores a ocupar el cargo para el cual habían sido
escogidos por sus correligionarios. Nadie acusab4 pesimismo en su conversación, pensando que
al establecerse el Concejo, habría muchas oportunidades de trabajo. Yo, aunque a muchos le
parezca raro, estaba a la expectativa; pero siempre confiando en la capacidad de mis hijos y
sobre todo en el amor que ellos sentían o al menos decían sentir por su pueblo.
Al leer esto, el anciano sonrió alegremente mostrando en su sonrisa un gran optimismo, se paró
del asiento, dio unos cuantos pasos y cuando traté de hacer una pregunta en torno a ciertas cosas
que yo no conocía muy bien, detuvo mi inquietud con un gesto, al mismo tiempo que esbozaba
cierta complicidad, luego colocando su diestra sobre mis hombros me dijo: No me apabulles! en
este cuaderno está todo escrito y no hay nada que yo no sepa, tanto de lo que se conoce, como de
algunas interioridades que muchos creen no han salido de allí.

Al decir esto señaló con su rostro a la sede del Ayuntamiento, luego y


sentándose nuevamente, reinició la lectura.

Antes de la instalación del Primer Concejo Municipal, hubo un mes de inactividades en la


junta Municipal, lo cual me causó un gran daño mm todos los aspectos, ya que quienes tenían
que salir de dicha junta, para darle paso al nuevo Cabildo, se olvidaron de sus obligaciones y lo
que es peor, no tomaron en cuenta el compromiso formal que habían contraído con Dios y la
Patria, el día que se juramentaron para ejercer el cargo que estaban desempeñando. Poco les
importaban las consecuencias que acarreaba aquella falta de seriedad para con el pueblo, al que
sin habérsele pedido opinión, había puesto en ellos su confianza y sus intereses. Ellos
demostraban con esa actitud, que se ocupaban más de sus intereses personales que por el bien de
la comunidad a la cual estaban obligados a servir. Fue casi un mes de completa inactividad, al
extremo que los servicios públicos estuvieron casi paralizados y lo más grave de todo, fue que
no se sabía nada de ingresos ni egresos; pero ante esa inactividad, lo más importante fue la
capacidad cívica de mis otros hijos, la mayoría afortunadamente, quienes no se impacientaron y
esperaron la llegada del viernes ‘15 de junio de ese mismo año, saboreando de antemano I
instalación de aquel Concejo Municipal, que ha quedado escrito en las páginas de la Historia
Política de un pueblo que supo esperar con paciencia y fe, la llegada de sus reivindicaciones y el
reconocimiento a sus méritos.

Ya las conversaciones entre las Agrupaciones Políticas involucradas habían culminado y


solo esperábamos la llegada del “Gran Día”. El axioma tan repetido; “En la unión está la
fuerza”, se hizo presente una vez más y con el “AMI” plegado al Partido “AD”, esta última
agrupación obtuvo la mayoría absoluta, siendo electo Presidente el Sr. Braulio Ramos,
VicePresidente, la Sra. Olga Hernández de Villarreal. El presidente procedió a nombrar y
juramentar a sus empleados de confianza, resultando ser los siguientes: Secretaria de Cámara
Dilcia Tejera de Medina, Directora de Administración, Clara Cristina Acosta Quiroga, Síndico
Procurador, Hugo Beltrán Sánchez, Ingeniero Municipal, Próspero Sánchez Peraza y el Director
de la oficina de Catastro, Luís Carruido Páez.
A partir de allí, la maquinaria Municipal comenzó a andar. En el aspecto urbanístico yo
seguí siendo el mismo; pero la creación del Concejo Municipal trajo consigo el peor de los males
de la democracia: La creación de un tren burocrático exagerado. Había que ubicar en algunos
cargos a quienes le habían dedicado tiempo a la Campaña Electoral.

Detuvimos el relato a insinuación del anciano, para proceder a degustar un desayuno ciento
por ciento Sanjoaquinero en una pulpería cercana a la plaza. Mientras nos dirigíamos a ese sitio,
íbamos cambiando impresiones acerca de tópicos diversos, era inevitable dejar de hablar del
Concejo Municipal. Desayunamos y el viejo me dijo cariñosamente:

Habíamos quedado de acuerdo en que para hablar de este tema, no saldríamos de la plaza;
pero he cambiado de idea y he decidido que mientras digerimos el desayuno, nos lleguemos
hasta el Cementerio. Allí encenderemos unas velas y colocaremos algunas flores sobre las
tumbas de todos esos hijos míos que hoy duermen el Sueño Eterno y de quienes guardo muy
dulces recuerdos.

Llegamos al cementerio y allí procedimos a encender las velas, a colocar las flores y a
rezar algunas oraciones por el Eterno Descanso de todos los Sanjoaquineros que allí estaban
enterrados. Salimos del cementerio con la seguridad de haber cumplido con los familiares y
amigos que un día nos dijeron adiós para siempre.

Emprendimos el regreso por la misma calle Miranda hasta llegar a la esquina “La Pozada”,
cruce de la Avenida Bolívar con la calle antes dicha. Allí abordamos un carrito de los que
trabajan en la ruta urbana y a medida que nos íbamos adentrando en los Barrios “Carmen
Centro”, “Palo Negro” y “Bolívar”, el anciano me iba poniendo al tanto de algunas obras
realizadas; pero a veces saltaba algún comentario irónico. Precisamente después del Terminal,
nos dirigimos hacia el norte, llegamos a un terreno bastante extenso, donde hay una valla que
dice: “Aquí será construido el Hospital General de San Joaquín - Administración 1984 - 89”. En
aquel lugar el anciano me dijo: Esa cosa me tiene preocupado, ya que me da la impresión que
están jugando con la buena fe de una Comunidad que en todo momento ha respaldado
incondicionalmente a su Ayuntamiento. Muchos han llegado a asegurar que colocaron allí esa
valla, para evitar que invadan ese lote de terrenos; cosa que de ser cierta, es una afrenta a un
pueblo que jamás ha sido partidario de invadir terrenos. Por otra parte, no se debe prejuzgar de
esa manera a quien siempre ha creído en las personas que nos representan y en quienes ha
depositado su confianza y su destino.

Regresamos al terminar de los carritos y allí dijo el viejo: - Tomaremos un carro de los que
hacen la ruta del Barrio “José Tomás Gallardo” y en ese recorrido podrás irte dando cuenta de
muchas cosas. No haremos un enfoque crítico de lo realizado por el Concejo Municipal, ya que
es necesario dejar que esta Administración cumpla con su mandato y ya podremos hacernos un
juicio exacto de sus actividades. Lo que sí puedo asegurarte es que contamos con un Cabildo que
es nuestro y de la mejor manera posible debemos canalizar nuestros reclamos y exigir de quienes
ostentan el poder, el cumplimiento de las promesas hechas durante la Campaña Electoral,
recordándoles que el pueblo tiene en sus manos un instrumento legal para premiar o castigar: “El
Voto”, haciéndoles ver que el electorado de la época presente cumple con su deber, acudiendo a
las Urnas Electorales a depositar su voto; pero también hace valor sus derechos
concienzudamente.
Después de aquel recorrido de observación, almorzamos opíparamente en el Barrio “Los
Ojitos”. Nos dedicamos a caminar por algunas calles hasta que regresamos a la plaza, donde
reiniciamos nuestra conversación, ya que según el viejo, aún faltaba mucho por hablar sobre la
historia de nuestro Primer Concejo Municipal.

Allí al frente está la Casa Municipal. Allí no están todos los que son, ni son todos los que
están. Digo esto porque la verdad debe prosperar por encima de cualquier componenda, además
ninguna persona por mucha autoridad que tenga, podrá objetar lo que aquí digo, sin embargo las
pocas personas que afortunadamente cumplen con su deber y tratan de realizar una labor
positiva, no se detienen ante la negligencia de algunos y justifican el dinero que devengan en esa
entidad.

Para mí, que la enorme cantidad de personas que disfrutan felizmente debajo de la frondosa
“mata de cambur” del Ayuntamiento Sanjoaquinero, lo que hacen en la mayoría de las veces es
entorpecer el trabajo de quienes tratan de ser fieles cumplidores de su deber. Algo que también
considero muy negativo, además del manguareo. es la falta de los conocimientos más esenciales
de las relaciones humanas, que tienen algunos empleados de poca monta, quienes han
confundido los términos y en determinadas ocasiones se consideran como la única vía de acceso
para la solución de algunos problemas, envalentonándose con irrespeto y jaquetonería, dándose
más ínfulas que el mismo Alcalde Una vez más te participo, que no soy pesimista ni buscador de
“peros”; mas las cosas están a la vista y percatarse de la existencia de ellas, no es nada difícil, no
siendo ni siquiera necesario, ser un buen observador. Son estas cuestiones, unidas a la bendita
burocracia, las que contribuyen en gran parte a la Inoperancia de mi Concejo. Ojala los
dirigentes políticos comprendan de una vez por todas, el verdadero y soberano valor del pueblo y
aleccionen a sus correligionarios, para que éstos sepan cuáles son los derechos del pueblo y las
obligaciones de un servidor público. Recalco esto, porque aunque tú no lo creas, a veces es más
fácil hablar con el Presidente del Concejo o con cualquier concejal, que con un simple empleado
de oficina. Esta opinión mía no puede ser generalizada, ya que hay empleadas o empleados que
saben atender y tratar al público; pero El anciano hizo aquí un alto en su conversación, tomó
agua de un grifo cercano al lugar donde estábamos, saludó con su habitual cortesía a muchas
personas que pasaban al lado nuestro, luego suspiró profundamente y prosiguió su
interesantísimo relato:

Las cosas que suceden en el Concejo Municipal, son para mí, producto de la improvisación
y la falta de experiencia de los concejales, ya que a pesar de haber asistido a otros
Ayuntamientos, a buscar en ellos la experiencia necesaria para cumplir con más idoneidad sus
funciones, algunos de los que visitaron otros Concejos en los días pre - electorales no salieron
electos, razón por la cual muchas cosas aprendidas fueron en vano, ya que allí el egoísmo paso a
jugar un papel muy importante en algunos puntos negativos que han incidido en la falta de
coordinación de ciertas actividades. No quiero acusar a nadie; pero una vez más la política dejó
caer el peso de su insensatez sobre la mentalidad de los que habían adquirido ciertos
conocimientos con dinero del Municipio. Pensaron más en su beneficio y el de su Agrupación
Política y se olvidaron de su pueblo, ignorando que los hombres y las agrupaciones pasan; pero
los pueblos quedan. No quiero que se vea en estas palabras, una amenaza o algo parecido. Estas
cosas que salen de las profundidades de mí ser, son producidas por el dolor que me ocasiona la
falta de valores éticos de algunos, unida a la inconciencia de otros.
Reconozco y no me retracto de ello, que a veces resulto sumamente duro en mis
apreciaciones; pero yo soy el gran afectado por esa serie de actitudes y si he tenido suficiente
valor para emitir juicios acerca de hechos pasados, por ninguna razón, voy a dejar de opinar en
relación a lo que sucede en la actualidad. Nací con la sinceridad como virtud y no habrá nada, ni
nadie que me haga cambiar mi forma de sentir, de ser y de actuar No quisiera continuar hablando
de la situación actual, sin dejar de exponer los puntos positivos dentro del plano social
principalmente. Quince Juntas de Vecinos son la muestra más evidente del desarrollo
organizacional de la comunidad. Estas organizaciones les dan a los barrios y urbanizaciones, la
oportunidad de canalizar sus problemas ante el Ayuntamiento.

Estas Asociaciones legalmente inscritas en el Concejo Municipal, son un punto de avance,


no solo en las relaciones con el Ayuntamiento, sino que hacen más fácil los contactos entre los
diversos sectores de la población, en todo lo tocante al aspecto Socio—Cultural. Existe además
la Asociación Desarrollo de San Joaquín, la cual ha sido sumamente valiosa para la obtención de
la colaboración que en determinado momento, ofrecen las diferentes Industrias establecidas en el
pueblo, a as Instituciones Asistenciales, Educacionales, etc.

En el campo Socio—Económico, contamos con la Cámara de Comercio. Dentro de su


institucionalidad, es la Asociación Representativa de los intereses del Comercio Local; reúne en
su seno a comerciantes de diversos géneros, cosa ésta que pone de manifiesto la cohesión
existente entre quienes ejercen la profesión de comerciantes.

Sinceramente, no puedo quejarme de la forma como cada uno de mis hijos ha tomado para
sí lo que significa ser hijo de un Municipio que ya sabe lo que quiere. Otra cosa muy importante
es que el pueblo sabe defender sus derechos, sin agredir ni molestar a sus vecinos, ejerciendo su
Autonomía Política y Administrativa, dándole a cada representante la seguridad de que en
ningún momento se deberá dar marcha atrás, teniendo siempre la vista puesta en el porvenir y
tratando de hacer las cosas, cada día mejor, sembrando en la mentalidad de sus coterráneos un
gran respeto por el Municipio y sus Instituciones, predicando con el ejemplo.

No soy un viejo intransigente, como piensan algunos, tampoco soy de los que andan
buscando “Huesos en la mazamorra”; lo que sucede es que me gusta saber que mis hijos son
admirados en todas partes, por sus grandes dotes en las actividades que les toque desempeñar. Yo
sé que esto no es mucho pedir, porque los Sanjoaquineros han superado las etapas más difíciles y
de mayor responsabilidad.

Ya la tarde comenzaba a desgranar sus tonalidades grisáceas sobre nosotros. Pareciendo


sumergirse calladamente en un piélago de añoranzas, el anciano contemplaba la mansedumbre
del momento y yo, convertido en un incansable oyente de aquella historia, quería extraerle al
momento la mayor cantidad de conocimientos posibles. El viejo tejía mentalmente los recuerdos,
tratando de ser lo más veraz que pudiera en sus comentarios.

Abrió los brazos como tratando de abarcarlo todo y procedió a dar rienda suelta a su amena
conversación:

Estoy obligado a hacer un balance de lo realizado por el Concejo Municipal, colocando en


una balanza las cosas positivas y negativas. Lo más asombroso de todo, radica en que a pesar de
la falta de experiencia de los integrantes de mi Primer Ayuntamiento y pese a que en muchas
actitudes han prevalecido intereses ajenos a las necesidades prioritarias del Municipio, lo
positivo del trabajo conjunto en estos años ha sido sumamente superior a todo lo negativo. Como
padre me siento orgulloso de mis hijos, por otra parte, reconozco que somos seres humanos y
como tales, estamos sujetos a errores. Algunas veces por sentimentalismo, otras veces por
negligencia; pero lo importante es deponer actitudes negativas, reconocer los errores, saber por
qué han sido cometidos y aceptar las críticas constructivas que sean hechas por personas de
buena fe. Tomando en cuenta esto se puede llegar muy lejos cuando existe vocación de servicio
y deseos de trabajar por la comunidad que les confió sus intereses, creyendo en lo prometido. Yo
y perdona la inmodestia, jamás he prometido algo que no pueda cumplir. Al incluir en esta
Cuarta Fase de mi existencia, la historia de mi Primer Concejo Municipal, no pretendo hacer un
inventario de las obras realizadas por esta corporación; al hablar de este Ayuntamiento, lo hago
tomando en consideración la importancia que tiene para un pueblo, contar por primera vez con
un Cabildo, que dentro del aspecto Político le da a una Comunidad, que siempre estuvo bajo el
ala del Concejo Municipal del Distrito Cuacara, la oportunidad de tomar decisiones por medio
de sus representantes, sin esperar lo que otros querían enviar a la Junta Municipal, la cual no era
otra cosa que una oficina inoperante. Esa y otras razones me han impulsado a darte a conocer
todos los entreveros de aquel hecho tan importante. Soy sumamente imparcial al emitir un juicio,
porque para mí no tienen validez los sentimentalismos, las agrupaciones políticas, llámese como
se llamen y tengan o no representación en el Cabildo.

Para mí, sólo existen Sanjoaquineros y Sanjoaquineras y son ellos quienes habrán de
responder ante las generaciones venideras, de lo bueno y lo malo que suceda en la
Administración de mis intereses.

Al decir esto, el anciano apretó los puños con fuerza y noté en su mirada, no una chispa de
disgusto, pero sí, una firmeza incomparable aureolada por un optimismo envidiable. El rostro de
mi acompañante, a pesar de sus años, reflejaba una jovialidad admirable y llena de vida. Cuando
él hablaba de sus hijos, su rostro se transfiguraba como producto de una profunda alegría; cosa
ésta que contagiaba el ánimo de quien estaba a su lado. Cada palabra, cada gesto, eran en aquel
personaje una muestra sumamente interesante, efectos de su atrayente y fuerte personalidad. Por
eso, cuando se aparté un poco de mi lado, permanecí a la expectativa en espera de cualquier
comentario, al que ya saboreaba de antemano como algo agradable.

Cada uno de nosotros está en la obligación de escribir su propia historia; eso sí, teniendo
siempre en cuenta que la verdad no deberá ocultarse por ningún concepto, ya que mientras
mayor sea la sinceridad que demostremos al hacer públicas nuestras imperfecciones, más valor
moral tendremos para juzgar a los demás y mayor credibilidad merecerán nuestras opiniones. Me
siento orgulloso y feliz de los logros obtenidos, ya que ellos se han producido dentro de las
normas legales y sin afectar el derecho ajeno. Cada uno de los Sanjoaquineros es parte integral
de lo que hoy poseemos; es por eso que al hacer este relato que culmina en este Tercer Capítulo
de la Cuarta Fase de mi vida (situación actual), no puedo menos que dar gracias a Dios por
haberme permitido vivir rodeado de tantos hombres y mujeres, que soportando con valentía y
estoicismo, presiones, amenazas, cercos telúricos, guerrillas sociales, comentarios adversos y
toda esa gama de actitudes negativas, que a veces asumen los enemigos del bienestar ajeno, no
han desmayado en ningún momento y cuando la defensa del terruño local los ha llamado, han
dejado de lado las mezquindades humanas y se han portado como lo que son Sanjoaquineros y
Sanjoaquineras. Es por ello que como un reconocimiento a la pureza sentimental de mis hijos,
sin tomar en cuenta sus apellidos, la situación económica, política, el color de la piel y toda esa
serie de prejuicios necios y absurdos, que si acaso tienen algún valor material, en el aspecto
espiritual, carecen de importancia. Reconozco en mis hijos de ayer y de hoy, esa sensibilidad
social que les ha permitido siempre hacer gala de una hospitalidad a toda prueba, dándole al que
llega la fraternidad de una mano franca y la paz de un lecho y un cobijo, donde las flores de la
camaradería han sido siempre el sencillo adorno de la mesa familiar, en el momento de servir el
banquete de bienvenida. Reconozco en los hombres y mujeres que han venido de otros lares a
compartir conmigo los inevitables momentos de alegrías y tristezas, todo aquello que me han
brindado para hacer posible la culminación de una empresa de tanto valor, corno es la de saber
que somos lo que somos, gracias al esfuerzo mancomunado de quienes nacieron para trabajar
desinteresadamente por el bienestar de su pueblo natal o adoptivo. Aquí también dejaré
plasmado mi homenaje de eterna admiración a todos aquellos que a través de la historia, han
escrito sus nombres y sus hechos en las paredes saturadas de nostalgia de la apacible existencia
pueblerina. Son ellos los Personajes Populares. Son ellos quienes en el alma de los pueblos van
dejando el tatuaje de la espontaneidad, para hacerse imperecederos en el sentimiento de Sus
coterráneos.

Para mí, esos personajes representan la esencia misma de la vida de una Comunidad, ya
que en cada barrio, en cada esquina, en cada banco de la plaza, son la semblanza de la filosofía
aldeana. Es imposible concebir la permanencia histórica de un pueblo, sin la presencia de esos
seres, que por diversas razones van unidos como una yunta a las actividades de la Comunidad,
trayendo del pasado la pureza de su origen y la razón de su existencia. Estos personajes
representan tanto para mí, que no puedo dejar de hablar de ellos y es por esas circunstancias que
te daré a conocer más adelante, una estampa donde cada uno de ellos representa el papel que le
fue asignado en la Comedia Humana, dándonos a entender la importancia de ser un Personaje
Popular ya que sinceramente hablando, el pueblo le agradece más a un Personaje Popular que a
dos o tres individuos de esos que han hecho de su propio mundo, una cápsula impenetrable, para
defenderse de una contaminación absurdamente mal entendida.

Al decir esto el viejo sonrió irónicamente diciéndome: ¿Qué tal si yo me hubiera encerrado
en una cápsula, para evitar ciertos tipos de contaminación?

Los cuentos de Muertos y Aparecidos, son otra página brillante de mi historia, dijo el
anciano; ya que en esos cuentos, se pone de manifiesto la superstición que heredamos de
nuestros abuelos; razón por la cual te hablaré de ello en el apéndice que complementa la Cuarta
Parte de mi vida. Mañana nos encontraremos en la esquina de “Los Samanes”, Girardot con
Negro Primero, para que desde allí iniciemos un recorrido por las calles, callejones y lugares
donde acompañaremos en un doloroso vía crucis a los “Personajes Populares” y más adelante
recorreremos toda esta heredad, para saturarnos con la ingenuidad pueblerina que palpita en los
“Cuentos de Muertos y Aparecidos”.
Placa nominal de nuestro primer Concejo Municipal
PERSONAJES POPULARES

Aquella tarde y de acuerdo a lo pautado en nuestra entrevista anterior, encontré al viejo


sentado bajo la sombra de un samán, allá en el sector al cual le dan nombre esos árboles, en el
cruce de las calles Girardot y Negro Primero. Tan pronto llegué a su lado, me dijo sin más
preámbulos:

“Ser pueblerino es una condición; ser popular, es una virtud”.

Antes de que pudiera preguntarle algo acerca del contenido de aquella sentencia, el anciano
retomó la conversación.

Existe una gran equivocación cuando se piensa que un borrachito, un loco, un mocho, o
alguien que padezca algún defecto físico, reúnen las condiciones para ser tomado en cuenta
como integrante del grupo de Personajes Populares. De esto podemos deducir que estos
personajes nacen, no se hacen y que es ese trato permanente con la Comunidad, quien va
moldeando ese concepto, puesto que en cada esquina, en cada barrio, estos seres van dejando
escritos su nombre, mediante la realización de algún trabajo, la pronunciación de alguna frase o
simplemente algún gesto que los ha hecho ser considerados como únicos en la vida de un
pueblo.

El anciano hizo una pausa y luego dando unos cuantos pasos en círculo, tendió la vista
hacia todos lados, para luego proseguir su conversación.

Te convidé a este sector, para que a mi lado y en compañía de aquellos hombres y mujeres
de tanto valor en mi vida, inicies un recorrido imaginario por las calles del recuerdo y
conduzcamos a su última morada a dos hijos míos: “El Calvario” y ‘La Estación”; lugares éstos
que desaparecieron bajo la acción inmisericorde del progreso, llevándose consigo retazos
invalorables de mi historia. En ese triángulo conformado por la devastada “Sabana del Ereygüe”,
las contaminadas riberas del Lago de Valencia y el llanto vegetal del “Samán del Trabuco”, están
descargando su protesta los invariables argumentos de la historia, y la voz doliente de mis
Personajes Populares, se confunde con el llanto inconsolable de la naturaleza, que en el trinar
acongojado de los pajaritos, gime apesadumbrado ante la destrucción de la cual han hecho gala
los eo—homicidas, que convirtieron en un desierto mi antigua Plaza Bolívar.

Los grandes samanes aleteaban sus ramas como uniéndose al dolor que afectaba el alma de
mi viejo amigo, el cual demostrando una entereza envidiable, reinició la conversación.

Desde diversos sitios vendrán hombres y mujeres a unirse a nosotros. ¡Mira!, por allá viene
un grupo y entre ellos estoy divisando al “Capitán Eugenio”, “El Viejo” Quijada, Teodosio
“Zumbío”, Florencio “Cincha Floja”, ‘Gordillo”, “El Gallo de Aragua” y confundiéndose con
ellos una gran legión de hijos míos, nacidos para sembrarse en las entrañas de su pueblo; pero
continuemos en la espera que pronto aparecerá el primer ataúd. Míralo!, allí viene y quienes lo
traen sobre sus hombros son: “Muchachito Feo”, “Pan Grandote”, “Gaspar” y “Santiaguito”. Al
lado de ellos vienen entre otros, “El Mocho Julián”, “El Mudo Món”, “Juan Rubiera”, “El
Morocho Taborda”, “El Pollo Montilla”, “Tongo” y al frente de ellos, sirviendo de Maestro de
Ceremonias, “El Loco” Luís Perera, con sus brazos colocados sobre el pecho, en forma de equis,
y las manos aferradas a los hombros. Esas mujeres que vienen muy compungidas, trayendo entre
las manos, vistosos ramos de flores, son: Carmen “La Charles”, “Evangelista Perentena”, “La
Negra Rosaura” y “La Manca julia’.

El Cortejo fúnebre cruzó hacia el Este, tomando la calle Girardot, antigua Calle del Gana’o
y a su paso se fueron agregando personajes y más personajes, en tanto que muchas damas
honorables rezaban en alta voz por el Eterno Descanso de “La Estación”. En el Cortejo iban
albañiles, comerciantes, agricultores; en fin, toda esa gama de actividades que los hicieron
inolvidables en el sentimiento de sus coterráneos. Desde los jardines de las casas cercanas,
mujeres y niños lanzaban flores campesinas, humildes; pero perfumadas con el aroma de la
gratitud y la sinceridad. A mí lado, el anciano recibía el pésame de cientos de personas, muchos
de ellos con sus ropas de trabajo, otros con sus instrumentos musicales bajo el brazo, El anciano
comprendió la curiosidad que me invadía.

Aquí están “El Gallo de Carabobo”, “Agustín Chica”, “Pelusa”, “María Santa”, “La Loca
Petra”, “Nonacio”, “Vicente Maimia”, “Cayo Antonio”, “Félix Mascalagua”, Andrés “Loco
Lindo”, Delfín Méndez y muchos más que se me confunden entre el gentío.

Llegamos a la esquina “Las Boquitas”, Girardot con Urdaneta y allí dentro de una sentida
manifestación popular giramos hacia el Norte. Lágrimas producidas por el más profundo pesar,
bañaban las calles, mientras más y más personajes se iban uniendo a nosotros en aquella
imponente demostración de duelo popular. Desde el campanario, los bronces comenzaron a
desgranar en el espacio sus lágrimas sonoras, fundidas en la pena honda que sacudía el alma
cansada del viejo San Joaquín. Era tan reverencial el momento que no me atreví a preguntar
quién hacía gemir de esa manera el viejo campanario, aunque deseaba hacerlo. El anciano, con
esa intuición que yo tanto le admiraba, comprendió mi inquietud y…

Esos dobles son realizados por Saturnino, el hombre de confianza de “Ño” Neptólemo
Antequera quien de acuerdo a lo que siempre han comentado aquellos que lo conocieron, no
tuvo rivales en el arte de hacer llorar las campanas, cuando de “dobles” se trataba o de hacerlas
reír emocionadas cuanto tocaban “arrebato”; pero te agradezco que mires hacia el Norte y podrás
percatarte que desde fa serranía están bajando otro ataúd; mas acompáñame hasta allá y podrás
conocer a los personajes que lo traen hacia la Iglesia, así como también, quien es el personaje
que viene dentro de la urna.

Aceleramos el paso y a los pocos instantes estábamos en frente y muy cerca de quienes
traían el féretro. Frente al Cortejo y cumpliendo su labor como Maestro de Ceremonia venía un
personaje que en seguidas me fue presentado por el viejo.

Ese es Manuel “Güesito”, trayendo el cadáver viene “Güete Perete”, “Manito Martín”, “El
Chivato” Ynginio y “Pam-Pam”, Trayendo cada una de ellas un ramo de flores elaboradas con
papel de seda, vienen “La Negra” Casilda, Simona “La Pioja”, “La Loca” Narcisa y María
“Toreca”, además en perfecto orden vienen’ Hilario “Mazamorra”, “El Mocho” Melquiades,
“Galavís”, Mónico, “Cudemo”, Tomasita, “La Loca” Rosa y muchos otros que se me confunden,
no se si por las lágrimas o el fulgor de la luz solar; pero debemos ser fuertes, hijo mío y aunque
nos lacere el dolor, estamos obligados a conducir nuestros muertos hasta su última morada,
diciendo como el gran poeta alemán Goethe: “Adelante-.. Adelante. Por encima de las tumbas,
adelante”. Así que acompañemos a “El Calvario” hasta la Santa Iglesia Parroquial y allí oiremos
Misa de Cuerpo Presente que por el Eterno Descanso del alma de ese par de amigos, será
oficiada por el Padre Saubens, asistido por el Padre Mendoza, el Padre Hernández, el Padre
Leonardo, el Padre Macaya, el Padre Sergio, el Padre Domingo y tantos otros Ilustres Prelados
que han compartido conmigo la formación espiritual de mis hijos.

Cuando el cortejo llegó a la esquina de la Iglesia, el anciano comentó:

Allá en la esquina de “El Isleño”, Sucre con Urdaneta, están los que traen en hombros a
“La Estación” y desde el escombro, Sucre con Vargas, vienen “Rafailó” y “Muñeco”, portando el
permiso legal para poder enterrar junto a sus hermanos de siempre, a estos dos colosos de mi
existencia.

Penetramos con los dos ataúdes que habían sido elaborados por Don
Ramón Villanueva y su hijo Juan y al estar en el interior de la Casa de Dios, el viejo dijo:

El silencio de nuestros seres queridos al morir, se hace tan elocuente en nuestro


pensamiento, que al evocarlos en sus mejores momentos, nos parece oírlos dentro de nosotros,
poniendo en nuestra aflicción el bálsamo de la conformidad; pero no debemos flaquear en
ningún momento, pues- toque ellos son dignos de toda nuestra entrega. ¡Fíjate!, que allí junto a
ese grupo de damas están Eduvigis y Mota realizando eficientemente su oficio de Sacristanes.
Como ya terminó la Misa, salgamos para darle a los cargadores, el espacio necesario que les
permita sacar con más facilidad los ataúdes. Ya en la Plaza y oyendo la afinación de algunos
instrumentos, el anciano me convidó a que lo siguiera, diciéndome a los pocos instantes:

En el contrabajo, está Sixto Vásquez; en la batería Luís Castrillo Medina; en el cuatro,


Justino Marrero; en el clarinete, Lorenzo Aguilar y en la flauta, Felipe Ulloa. Estos músicos
hicieron de este arte un oficio respetable y de sano esparcimiento. Se disponen a iniciar una
Marcha Fúnebre y van a ser dirigidos por el Maestro Brígido Hernández. Y entre ese grupo de
respetables señores que lucen en sus rostros, la muestra de la más absoluta pesadumbre, están
Próspero Peraza, Nicanor Tovar, Pablo González, Eufracio Peraza, Manuel Arenas, Marolino
Rebolledo y otros personajes. Allá en la esquina de “El Cine”, Bolívar con Vargas, también está
otro grupo de Sanjoaquineros inolvidables, como Alfonso Vernet José Eugenio Ojeda, Víctor
Fábregas, Eduardo Lorca, Alí Arenas y muy cerca de ellos “Er Niño de la Cruz” y Natalio
“Pavita”, se disponen a conducir al “Manco” Cleto en su carretilla de madera. Todo esto ante la
tristeza de Morgao y su inseparable Martina. Llegamos nuevamente a la esquina de la Iglesia y
allí está “Pura Aroma” dándole paso a los vehículos y a su lado, “El Loco” Guillermo
escribiendo lo mismo de siempre sobre la acera, ante la atenta mirada de Hipólito Alvarado. Al
cruzar la calle, disponiéndose a continuar la marcha hacia el Norte, mi acompañante me dijo
emocionadamente:

En la acera de la casa que fuera de Pancho Negrín, hay un grupo enorme de parranderos
que en el pasado le dieron brillo a la parranda navideña. Entre ellos están Irene Benítez, Pastor
Rojas. Asunción Salas, “El Congo” Jesús María y Alejandro Moreno, José Acosta, Lorenzo
Montoya, Lino Martínez, Tiburcio Robles y Asunción Taguaruco. Al frente de ellos y vando al
Niño Jesús sobre sus muñones está el” Negro” Natividad Aponte indicándoles el camino y todo
lo relacionado con aquel desfile, donde la pena y la solidaridad se dan la mano para
acompañarme en este doloroso trance. Tomamos la calle Carabobo rumbo a la esquina
“Candilito’ y a nuestro paso se le iba agregando al Cortejo gran cantidad de personas. En el
semblante de cada acompañante se reflejaba la angustia que producía aquel momento. Las nubes
dejaron caer la líquida caricia de una lluvia débil; lo cual me trajo a la memoria, los versos del
poeta aragüeño Luís Pastori: “… Triste, como la lluvia que cae de tarde a veces, cuando se
muere un niño.

Mi acompañante vio hacia la esquina y suspiró profundamente, un velo de tristeza nublaba


sus ojos, luego aceleró el paso convidándome a seguirlo y cuando llegamos a la boca—calle,
abrió los brazos en señal de agradecimiento. Quedó en silencio por breves instantes y después
—Allá en la acera de su casa está el “Maestro Chón” y a su lado, se ven dispuestos a bailar
Pastores, el “Negro Tomásico”, “Camilito”, Gregorio Pérez, Camilo González, Pedro Piñero,
José Ruíz, Angel Pacheco, Eustacio Pinto, Isaías Flores, Ernesto Zambrano, Jesús María
Castellanos, Quintín Aponte y otros. En la acera de enfrente están los herederos de aquello que
un día nos llegó de la Costa Aragüeña. Entre ese grupo reconozco a Alejo Nieves, Jesús Silva,
Juan Trejo, Clementico Tovar, Diego Carruido, Agapito Moreno, Claudio Salas y muy cerca de
ellos, me parece oír las inconfudibIes voces de Gregoritay Agripina Carruido; pero espera un
momento, que provenientes de la Hacienda “Cura” se acercan “La Hermana”, quien de acuerdo
al luctuoso momento que estamos viviendo no se pintó el rostro, mientras que su tocado siempre
confeccionado de bellísimas y cayenas rojas, es hoy de (olor blanco. Al lado de ella y muy
compungidos vienen “El Loco Marín”, “Sambo Chucho”, “Cherilín”, el “Paisa” Villamediana,
“Doble Feo” y Felipe ‘El Búfalo”; pero la cosa no se queda allí, fíjate que de los lados de “El
Polvero” viene la’ Negra” Adela, Rigoberto, Marcos Lira, el viejo Luís Felipe, Pedro Alcántara,
Brígido el “Burro” y Nicomedes “Mico- mía”. Además, allí mismos en el patio de bolas de
Antonio Castellanos, están él y Pedro Nieves viendo a Ricardo Quiñones y a Tulio Castro,
quienes preparan cuidadosamente un par de gallos, en tanto que Antonio Azuaje entre
genuflexiones exageradas, fastidia con su eterna frase: “Permisito… ¡Permisito!”. Allá debajo de
un cotoperí, está un grupo de viejos amigos casando una partida de bolas. Entre ellos estoy
viendo al “Negro Ostacio”, ‘Nango” Nieves, Manuel ‘El Chivo”, Balbino Peraza, el “Negro
Odón” y Ramón Tovar; pero, ¿qué pasa? Ah!, es que todos abandonan el patio de bolas y e
dirigen hacia nosotros. Es que la solidaridad está arraigada en el corazón de mis hijos con la
misma fuerza con que la hospitalidad está presente en todo esto. No puedo menos que recordar
una estrofa escrita por el gran poeta guayanés Héctor Guillermo Villalobos:

“… Póstumo honor, fraternal

cortesía proletaria

del negro ceremonioso

que sabe entrar a una sala…”

De pronto, entre la muchedumbre se oyó un arpa que acompañada de cuatro, daba la


impresión de estar llorando. El anciano recibió en aquellos momentos la sentida manifestación
de condolencia de un grupo de coleadores que venían encabezados por Pablito Herrera,
diciéndome de seguidas:
Aquí están José Manuel Olaizola, Julián Brito, “Ñero” Guillén, “Cabo’e Plata” y su hijo
“Cheche” y el viejo “Matico”. En aquel otro grupo de deportistas veo claramente a Antonio
Ramírez, “Cherito Aponte”, “Bigotico” Vásquez, “Burro Pinto”, “Salta Perico” Izquierdo; pero
continuemos adelante que allá van cuatro poetas populares muy queridos y quiero que oigas lo
que dicen:

“Bachaquito”: Por la calle del recuerdo

“Mano Giro”: Avanza la procesión;

“Juan Coporo”: Vamos a enterrar dos muertos:

“Paso Real”: “El Calvario” y “La Estación”

Continuamos avanzando hacia la necrópolis y después de recorrer un trecho de cien metros


aproximadamente, el anciano me comentó:

En la puerta de su casa está Justa Perera de Ochoa, nuestra nunca bien llorada “Mamá
Justa”. Ella fue partera de más de tres generaciones de Sanjoaquineros y hoy está recibiendo el
saludo respetuoso de compadres ahijados.

Después de pasar el puente de la autopista, llegamos ceremoniosamente frente a la puerta


del cementerio. Era tan multitudinaria la asistencia que nadie distinguía más allá de la persona
que tenia a su, lado pero allí estaba el viejo, y yo a su lado pendiente de cada uno de sus gestos
para no perderme el más mínimo detalle de lo que él quisiera comentarme, ya que en mí existía
la convicción de que aún faltaba mucho por conocer acerca de los Personajes Populares. Fue por
eso que cuando él me hizo una señal me dispuse a oírlo detenidamente.

Allí en su Kiosko llamado El Peñón de las Animas esta Víctor Pedroza y hacia él se dirigen
Silvio, Alberto y Simeón Rojas, seguidos por El Paisa Bejarano’’, mientras ‘‘El Pájaro Juan
Aguilar y Enrique Rivas, los siguen desde muy cerca Allí en la puerta está Carmen Piñero
vendiendo sus dulces, Lino Puerta y Víctor ‘‘Chiquitín con el carrito de vender chicha y raspa’o,
Camarán con su carrito de helados “El Polo” Lucero, Emiliano “Cantinflas” con sus carretillas
llenas de catalina, corta´os y burritos; René con su olla de guarapo de papelón Calache con el
carro de vender perros calientes “La Niña” Eusebia con sus conservitas y papitas de leche; “La
Niña’’ Elvira con sus famosos suspiros Felicita, Agraz con sus papeloncitos de azúcar; “la Niña
Concha’’ con sus tortas de queso algunas señoras con sus azafates conteniendo conservas de
coco, pan de horno y turrones; en fin, allí hay granjería criolla para todos los gustos en la pared,
‘‘Gregorito Agraz’’ se dispone a perpetuar en un fresco grande de este momento.

Cabizbajos y acongojados penetramos al Camposanto: al hacerlo el anciano me dijo;

Allí están en sus respectivas carretas de mula, Emetirio Aponte, Teodoro Díaz, Carlitos
Peraza, “Zamborrupo” Natalio Padilla y Edmundo Gastelo y junto a ellos, Don Gregorio
Sánchez cumpliendo su eterna labor de proveedor de alimento para las bestias.
El cortejo avanzó dentro del Cementerio hasta los pies de la serranía allá en fosas
contiguas, fueron colocado los ataúdes que contenian los cadáveres de “EI Calvario’’ y “La
Estación. A orillas de ambas fosas, el anciano me dijo;

Dejemos que Jesús María Ramos.,” El Pausa Benito”, Don Juan Fernández, “El Viejo
Alejandro” y Pedro Lujano cumplan su oficio como sepultureros ejemplares y dispongámosno a
oír a Guillermo león y a Emilio Fayard, pronunciar sus respectivas Ora iones Fúnebres un
homenaje a ‘ FI Calvario” y “La Estación”.

Cuando ambos oradores cumplieron su cometido, muchas mujeres acompañantes del


cortejo de desmayaron, produciéndose una gran conmoción; pero el anciano, con una serenidad
pasmosa comento.

No te preocupes, que en caso de cualquier contingencia por allí andan Lorenzo Falcón, “El
Gordo” Lander, Arturo Aponte, Martín Grance, “El Gordo” Palencia y si por casualidad se trata
de algo sobrenatural, por allí estoy viendo a Anastasio Sequera ya Domingo Lozada, además,
desde San Diego vino Juan Vicente Tovar.

Diciendo esto, el anciano tomó hacia la salida de aquel lugar y yo me limité a seguirlo. En
la puerta, alguien que no me era desconocido se acercó a nosotros diciendo: “¡Dios mío! qué
solos se quedan los muertos”.

Así es, Florencio Prado, así es; respondió el anciano, comentándose en voz baja:

Ese es un hijo mío a quienes todos llamábamos “Morrocoy”, sin cuya iniciativa no hubiera
sido posible llevar nada a cabo. ¡Imagínate!, que enseñó a Gustavo Adolfo Becquer a escribir
versos.

Salimos del Cementerio y ante nosotros, la presencia de la noche ya era dueña y señora del
ambiente, pese a que allá en el ocaso, se perfilaban retazos de esa luz rojiza que parece no querer
someterse al dominio de las sombras. Frente a nosotros, todo un pueblo que había acudido junto
al anciano, a cumplir con el bíblico mandato de enterrar a los muertos. Al lado nuestro pasó la
figura de un hombre de cierta edad, apurando el paso, por lo cual daba la impresión que tenía un
compromiso por cumplir. El viejo sonrió amorosamente al mismo tiempo que decía:

¡Fíjate!, ese hombre que pasó a nuestro lado, es Agapito Ochoa, cuyo oficio era encender
los faroles de las esquinas cuando aún el servicio de luz eléctrica no existía, y la rapidez que le
imprime a sus pasos, obedeced a que se le ha hecho algo tarde par cumplir con su trabajo de cada
día. Si no hubiera sido por su afición al consumo de “cañandonga”, no le hubieran puesto aquella
célebre coletilla que ha llegado hasta nuestros días, aplicable a ciertas personas: “j Es más
sinvergüenza que Agapito Ochoa!”. Lo cual le fue aplicado por la manía que tenía de dañar los
faroles que él mismo fabricaba y encendía, cada vez que se emborrachaba; pero si tú
comprendieras la pureza emocional que se acunaba en el sentimiento de Agapito Ochoa y los
que como él conformaron y siguen conformando esa legión tan valiosa en el campo socio -
cultural; mas no nos detengamos que aún falta un poco por caminar y tenemos que seguir
acompañando a los personajes del presente, quienes escribiendo sus nombres en el lienzo de la
permanencia, representan en el día de hoy, la estampa sentimental de todo un pueblo amante de
su pasado y defensor de su presente, con la convicción de que en el futuro, todo habrá de ser
grande; con la grandeza de todo cuanto se ha construido sobre la nobleza de a sinceridad y la
firmeza del trabajo.

Llegamos a la esquina “Candilito” y allí reiniciamos nuestro diálogo:


Por la calle Carabobo va un grupo encabezado por” Romerito” y sus hijos Orlando y José
Rosario, acompañados de “Coquito” Barreto, Henrique “Feo”, el “Manco” Jesús, “Raspadura”,
“Ocho—Ochenta”, “Carlucho”, “Camarón”, Pablo “Azulejo”, “El Coronel” Aguilar, el “Negro”
Eusebio, “Loco” Luís, “Sanchef” y otros que no reconozco muy bien por lo oscuro de la noche;
pero sigamos adelante que allá en “La Criollita” está un grupo de personajes. Fíjate que Pedro
“El Bravo” conduce a Ramón “Puntería”; también están Miguel “Comadreja”, “Rolito”, Juan
“Quema’o”, “Guevarita”, Nelson Ribas, “El Negrito” Fermín, los hermanos “Chivi-Chivi”,
Angel Arias, “Teco—Teco”, “El Zurdo Guabinero”, Virgilio “Periquera”, “El Loco René”, “El
Negro Cohetón”, Elio “Coletón”, Ángel “Bombillo” y tantos y tantos amigos míos de los cuales
muchos se me han perdido entre la multitud.

Los que han venido a nuestro lado desde el Cementerio, son quienes aún continúan
acompañándome en este valle de lágrimas; entendiendo a plenitud que lo más importante es
construir y dejar constancia de lo que se ha hecho, tomando de la vida el dulce sabor de vivirla,
permitiendo que los demás tomen de nosotros lo positivo que podamos poner en cada empresa
que llevemos a cabo. Por eso llevo muy dentro de mí, la imagen y los hechos de mis personajes,
ya que ellos adornaron y-continúan adornando sus hechos con la sencillez, la ingenuidad y las
buenas intenciones.

La oscuridad de la noche era densa… abismal… en el aire parecía haberse quedado


suspendida la dolorosa manifestación de aquella tarde inolvidable. El anciano, cuya entereza
moral era una lección permanente, me dijo cariñosamente:

La jornada de hoy ha sido agotadora, por ello resulta necesario irnos a descansar; pero
quiero que mañana me acompañes a oír la impresión que ha dejado en el ánimo de mis hijos,
todo cuanto ha sucedido en este día y así podremos concluir ordenadamente este apéndice, en el
cual hemos acompañado a los Personajes Populares en esa dolorosa Procesión que ha significado
una multitudinaria demostración de sentimiento pueblerino.

Al día siguiente, cuando aún en las calles se respiraba el aire apesadumbrado de lo


sucedido la tarde anterior y los pétalos desprendidos de las flores campesinas, lucían
desparramadas en el suelo, tomé la decisión de salir en busca de mi pueblo, teniendo la suerte de
encontrarlo en el puente de “La Indiana”. Allí estaba contemplando el lecho muriente de lo que
en el pasado había sido un río digno de ser considerado como tal. Al sentirme llegar, desvió la
mirada de las turbias aguas y tendiéndome la diestra cordialmente, habló:

¡Bienvenido seas! en este recorrido que iniciaremos hoy de acuerdo a lo conversado


anoche, iremos deshojando lastimeramente las flores del sentimiento popular; pero antes de
hacerlo lancemos un llamado de alerta a quienes cometen impunemente el más abominable de
los crímenes:
El Crimen Ecológico, ya que al cometerlo, enceguecidos por la tentación que sobre ellos
ejerce el vil metal, horadan con sadismo el corazón de quienes vamos ligados a la protección de
nuestro Patrimonio, comprendiendo analíticamente la verdad existente en la antigua sentencia
popular:

“Quien no cuida lo que tiene, a pedir se queda”.

Ayer en horas de la tarde, los duendes de la imaginación nos condujeron al Cementerio y


allí, en medio de un cortejo formado por Personajes Populares, le fuimos dando a entender a
tantos detractores, que la pureza de los sentimientos no tiene nada que ver con la condición
económica, social, religiosa o racial, sino que va unida a la actitud del individuo, quien
desposeyéndose de la fútil vanidad de los prejuicios, muestra ante sus semejantes la límpida
imagen de sus intenciones, actuando siempre con la frente en alto y la verdad en sus labios,
iluminando con el sol de su mirada cada una de sus expresiones. Por esa circunstancia, tomé
desde un principio la iniciativa de dar a conocer en este apéndice, lo que para mí significa
convertirse en un Personaje Popular, ya que muchas personas piensan que ser un integrante de
esta legión, es padecer de algún defecto físico o mental, o ser simplemente, un alcohólico. ¡Y
cuán equivocados están aquellos que sostienen esa teoría! Yo, y perdóname el “yoismo”, sigo
aferrado a mis principios: para mí, es tanto o más importante un personaje popular, que quien
encasillado en sus necios prejuicios, ve por encima del hombro a quien orgullosamente ostenta
este valioso título. Cuántos hombres y mujeres hay, que dentro de su comprobada y respetable
honorabilidad, llevan sobre sí la aureola de la popularidad y sin perder ni mancillar la
respetabilidad de la cual gozan, son queridos y admirados por sus semejantes, quienes buscan
sus consejos, aceptan sus opiniones y repiten orgullosamente sus expresiones. Lo más
importante de todo es que nunca existe el plagio, ya que cuando repiten algo de ellos, agregan
orgullosamente: “Como decía o dice Don fulano de tal o la señora rulana de tal!”. Esó es lo que
se llama ser un Personaje Popular. Ahora bien, iniciemos nuestro recorrido y seguro estoy que
desde la bodega de Lino Muñoz en “La Indiana” hasta la bodega de “Cura”, atendida por Pulido
García, en cada negocio palpitará entristecido el corazón de mis hijos. Así nos enteraremos de la
aflicción que invade a Francisco Camarán en la Hacienda “El Carmen”, a Cayetano Castro en
“El Remate”, a Manuel Mendoza, Pablo Perera, “Míster Frencho”, Justo García en “La
Invencible”, Alejandro Arias en “La Siempre Viva”, Augusto Verenzuela en “Mesa’e Tierra”,
Matías Rodríguez en “Los Ojitos”, Manuel Linarez en “El Calvario”, así como a todos aquellos
pulperos que en el ayer fueron proveedores de alimentos como padres, amigos y consejeros. En
todas esas pulperías, y en las pocas que aún quedan, están mis hijos de la época actual
cambiando impresiones acerca de lo que significa en mi vida, el recuerdo de “El Calvario” y “La
Estación”, así como también lo doloroso que resulta para mí, la acción destructora de los
eco/homicidas, quienes no conformes con haber destruido “La Sabana del Ereigüe”, las orillas
del Lago, el parque vegetal de “La Estación”, la casi total destrucción del río que entre el lodo y
la inmundicia se niega a morir, y haber derribado un viejo testigo de mi, historia como lo fue “El
Samán del Trabuco”, parece que andan buscando hacerse inmortales, convirtiendo a mi otrora
hermosa Plaza Bolívar, en un desierto de granito y cemento, donde la vida vegetal dejó de tener
valor y el trinar de los pájaros campesinos desapareció para siempre.

Lo he dicho infinidad de veces; La popularidad es un arte y todos los seres humanos no


nacen con alma de artista! Y Ay! de aquél que pretenda hacerse popular sin haber nacido con ese
don, ya que solo obtendrá corno reconocimiento una frase, que dentro de sus características
interrogativas encierra un asombro recargado de burla. Esa frase es; “¿Qué le pasa a él? o ¿Qué
le pasa a ella?”.

Entre ayer y hoy he vuelto a tener ante mí, el alegre y simpático rostro de mi amigo el
Tiempo y en el radiante sol de esa simpatía, he podido ver reflejada una sinceridad a toda
prueba, ya que después de todo, el tiempo y yo estamos unidos por una amistad de siglos y jamás
le hemos tenido miedo a la verdad, basándonos en el contenido de aquella sentencia popular:

“Entre cielo y tierra no hay nada oculto”.

¡Bueno hijo!... Ha llegado la hora de separarnos; pero antes de hacerlo voy a expresar ante
tí y ante mis hijos de ayer y de hoy, la sincera manifestación de mi profundo agradecimiento,
porque son ustedes quienes me han brindado la oportunidad de vivir imaginativamente la
estampa dolorosa, mediante la cual hemos conducido a la última morada a dos lugares
inolvidables de mi existencia, como lo fueron “El Calvario” y “La Esta ión”. También le
manifiesto a Dios, Supremo Creador del Universo, mis más fervientes palabras de gratitud
envueltas en el tul de las alabanzas, por haberme dado su protección durante toda la vida: vida en
la cual he tenido la satisfacción de contar con la presencia de los Personajes Populares, entre los
cuales han desfilado, amas de casa, agricultores, albañiles, comerciantes, poetas y todo ese
conjunto de seres humanos que conforma esa grandeza, social y culturalmente homogénea,
llamada Pueblo. Se que algunos de ellos no aparecen entre los que te he nombrado: pero aquí en
mi pecho está esa lista que ellos mismos se han encargado de r escribiendo a través de los años,
sin que nadie se atreva a borrarlos, porque así nacieron, así vivieron y aunque físicamente
algunos desaparecieron, espiritualmente continúan formando parte de ese Capítulo de mi vida
llamado los Personajes Populares.

Nos quedamos en silencio y después de largo rato, el anciano me invitó a almorzar y


mientras lo hacíamos me dijo;

Después de comer nos separaremos, ya que debo poner en orden todos mis recuerdos, para
que mañana nos encontremos en la esquina “Candilito” después del mediodía y puedas enterarte
pormenorizadamente de la verdad que gira alrededor de “Los Cuentos de Muertos y
Aparecidos”.
Don Esteban Romero, a quien nuestros coterráneos conocen y tratan
respetuosamente con el diminutivo cariñoso de “Romerito”.
Rogelio Blonder Medina, su afición por la fiesta brava lo inmortalizo entre nosotros
con el nombre torero “Er Niño de la Cruz”.
CUENTOS DE MUERTOS Y APARECIDOS

Este viejo amigo mío, es un ser humano muy dado a la tertulia amena y amistosa y ese don
de la conversación le ha convertido en un viejo dicharachero y simpático. Esa fue la razón
relevante por la cual, aquella tarde, cuando la luz solar se dirigía hacia el ocaso, salí a la calle
con la convicción encontrarlo en la esquina, tal cual había sido su promesa; además existía en mí
una gran inquietud por conocer todo lo relacionado con “Los Cuentos de Muertos y Aparecidos”,
apéndice éste que cerraría la Cuarta y Ultima Fase de la vida de mi amigo San Joaquín.

Desde mis primeros años había oído de labios de los viejos de entonces, que este pueblo
era un gran amante de la conversación amistosa, sobre todo cuando el tema de esta conversación,
encerraba aspectos humanos. Por otra parte, con el transcurso de los años y cuando acompañado
de un familiar de mayor edad, había acudido a algún Velorio o a algún Novenario, había podido
comprobar la verdad de todo aquello, especialmente oyendo en esos acontecimientos a hombres
expertos en la narrativa popular, como fueron Rafael Hernández, Pedro Piñero, Francisco Trejo,
Ramón Tovar, Jesús María Ramos, Simón Mercado y otros. Estos señores, hacían transitar la
imaginación por los rumbos de las consejas, poniendo ante sus oyentes toda una legión de
“espantos”, “muertos”, “aparecidos”, etc., dándole al momento una presencia muy espectral.

Acicateado por aquellas remembranzas, salí a la calle y allí en la esquina estaba el anciano
de nuestra historia. Avancé hacia él y me sorprendí mucho al verlo sonreír con cierta picardía.
Precisamente recurrí a un refrán muy conocido diciéndole amistosamente: “Quien a solas se ríe,
¡de su picardía se acuerda!”.

¡No chico!, fue su respuesta; lo que sucede es que aquí en “Candilito”, “La Iguana”, en “La
Siempre Viva”, en “El Sol”, en “El Jobo”, en “Las Tres Topias”, en “Las Boquitas” o en
cualquiera de las esquinas que yo paseaba, como en los diferentes barrios, callejones y veredas,
era muy fácil que cuando los muchachos de ayer estaban jugando metras o trompos después del
toque de oración o sea después de las seis de la tarde, en cualquier sitio, se les apareciera un
“Negrito”. Lo más pintoresco de estas apariciones consistía en que a medida que seguían
jugando, el “Negrito” iba aumentando de tamaño provocando en sus eventuales compañeros, el
más grande asombro y por supuesto, la estampida general en medio de un penetrante olor a
azufre. Luego venían las inevitables reprimendas de los mayores y como es lógico, la promesa
de no volver a jugar después de las seis de la tarde; promesas éstas que eran olvidades después
de unas cuantas semanas, hasta que “Mandinga” les volviera a meter otro susto.

El anciano sonrió complacido ante la evocación de su pasado, se puso pie, dio unos cuantos
pasos en círculo, diciéndome de seguidas: Para hablar de “Los Muertos y Aparecidos” tendremos
que hacer un recorrido por muchos lugares y sobre la marcha te hablaré sobre una aparición muy
famosa.

Esa leyenda es la de “La Sayona”; pero procedamos a emprender la marcha y entre


Cuentos y Relatos traigamos del ayer, las emotivas imágenes de todo aquello, que aureolado por
la tradición se ha mantenido a través de los años, dándole a mi vida los matices de una verdad
irrefutable.

Emprendimos la marcha y el viejo volvió a internarse en los caminos de las leyendas:


Cuando la luz eléctrica no cumplía la efectiva labor que cumple en la actualidad, “La
Sayona” era algo así como “La Reina de las Penumbras”, ya que era muy frecuente su aparición,
cuando algún mocetón se internaba a altas horas de la noche por cualesquiera de los tantos
caminos de esta heredad telúrica, apareciera “La Sayona” convertida en una hermosa mujer de
profunda mirada y enigmática sonrisa, la cual con su abundante y negra cabellera al aire, se le
insinuaba tentadora al aventurero nocturno, quien atraído por aquella sugestiva aparición, caía en
las redes del romance, para salir después despavorido, puesto que a medida que iba
aproximándose a su presunta conquista, notaba que ésta comenzaba a crecer de tamaño, lo cual
ocasionaba su asombro y presa de un pánico selval, llegaba a su hogar pronunciando frases
incoherentes. Al día siguiente el comentario salía de la casa del asombrado a recorrer las calles
del pueblo: “¡A fulano de tal lo asombró anoche, “La Sayona”!”, mientras las viejas dejaban oír
las mismas expresiones de siempre: “¡Eso les pasa por andar de realengos a deshoras de la
noche!”.

Ahora préstame atención y acompáñame hasta nuestros límites con Mariara y allá al pie del
cerro y hacia el noreste, te enseñaré la llamada “Sabana de los Muertos” denominada así porque
allí enterraban a mis hijos, cuando eran abatidos por ciertas epidemias, tales como la viruela, la
peste, etc.

Según relataban quienes transitaban por esos predios, allí se veían luces que brotaban del
centro de la tierra iluminando la sabana en las horas nocturnas.

Aquí mismo en el callejón de la vieja quesera de la Hacienda “Cura” salía un muerto


totalmente vestido de blanco, a los pies de un mamón que estaba en la empalizada del potrero
conocido como “Bachaquero”. También se cuenta que en todos estos parajes se oía por las
noches el relincho del caballo de Modesto Grance, quien fuera en cierta oportunidad, encargado
general de esta Hacienda. Allá en el antiguo callejón de “La Placa”, frente a la casona de la
Hacienda, también salía un muerto vestido con un liqui-liqui blanco, Para algunos, ese muerto
era Don Carlos Báez, aunque otros opinaban que era el mismo Modesto Grane.

Llegamos a “La Sabana de los Muertos” entre diversos comentarios, todos relacionados
con los “Cuentos de Muertos y Aparecidos”. Iniciamos a los pocos instantes el camino de
regreso y al llegar al sitio denominado “La Vuelta del Horno”, el anciano me dijo, sonriendo:

En este sitio salía uno de los “Muertos” más populares de mi vida:


El famoso “Muerto’eI Horno”. Esta visión, salía a todas horas y a todo el mundo y su nombre
quedó grabado con caracteres indelebles, al extremo de que cuando alguien quiere repetir “la
salida” jugando dominó, surge de inmediato la reclamación del contrario, diciendo
chistosamente: “Este sale más que “El Muerto’eI Horno!”; pero apuremos el paso antes que se
haga noche cerrada que allá en “La Quebrada de la Jabonera”, hay un “Muerto” muy famoso,
cuya costumbre era asustar a las parejas que en horas nocturnas se adentraban por esos parajes,
con una frase que se hizo muy célebre: “De dos, uno”; como podrás imaginarte, la pareja a quien
le salía el “Muerto”, llegaba al pueblo presa del más inmenso pavor. Por cierto que la expresión
de este “Muerto” quedó hasta el presente en los patios de bolas como algo inevitable, pues
cuando un jugador “pega” un boche y “pela” otro; el contrario a manera de burla, le dice: “¡Este
es como el Muerto’e la jabonera’, de dos uno!”.
Nos internamos en terrenos de la Hacienda “Cura” por un camino cercano al cerro y
cuando pasábamos por la quebrada antes dicha, el anciano me dijo:

Acelera el paso! que la oscuridad está comenzando a invadirlo todo y es mejor precaver
que lamentar, así que continuemos la marcha que más adelante queda “Jabillote” y allí a la
sombra de dos grandes jabillos, también salía un “Muerto” muy recordado, ya que era “El Coco”
de las indefensas mujeres que buscando leña pasaban por allí. Este muerto salía con un gran
cuero donde había un enorme montón de relucientes “morocotas” y de inmediato soltaba su
célebre frase: “Todo o nada”; ya podrás imaginarte la actitud que asumían aquellas pobres
mujeres ante tal aparición; pero los Cuentos no se quedan ahí, puesto que aún hay mucha tela
que cortar en relación a este tema. Allá, donde está la Urbanización San Bernardo, era conocido
popularmente como “Cienegote”; pues bien, allí también salía un muerto colgado de las ramas
del guásimo que estaba cercano a la empalizada que separaba este potrero de la carretera
nacional.

Este señor le pedía a las personas que le quitaran una bota y sólo después de hacerlo podían
tomar las botijuelas llenas de “morocotas” que estaban al pie del árbol; pero quienes se
atrevieron a quitarle la bota salieron a la carrera, al ver que dentro de ella había un pie
descarnado.

Todo cuanto te he contado forma parte de ese gran tesoro que la mentalidad ágil pero
ingenua de mis hijos, ha venido conservando a través de los años, unas veces agregándole, otras
quitándole; pero manteniéndolas siempre dentro de la mayor pureza. Ahora bien, amigo mío,
apuremos el paso que ya la noche tomó posesión de todo y obligatoriamente debemos
pasar por el sitio donde estuvo plantado “El Mamón de las Brujas”.

Proseguimos la marcha, siempre por la orilla del cerro y salimos a la calle Miranda, muy
cerca del cementerio. Tomamos hacia el sur y aproximadamente a cien metros de allí, el viejo se
detuvo para decirme:

Aquí estuvo plantado un gigantesco mamón macho, árbol éste que según comentarios, era
el sitio donde se reunían “Las Brujas” en horas de la noche y aquí planificaban lo que habrían de
hacer cuando visitaran los hogares del pueblo en busca de los niños no bautizados, para
“chuparles” el ombligo. El mamón fue derribado hace años; pero como quiera que “En todo
rastrojo viejo, nunca falta batata”, es mejor que nos vayamos, no sea que “Las Brujas” se
incomoden con nuestra presencia. Además tu sabes que esta es la calle del cementerio y hay
muchos que afirman que en ciertas noches, después de las nueve desfilan las ánimas por aquí,
acompañando su tránsito con silbidos agudos y penetrantes que le ponen la carne de gallina al
más valiente.

Seguimos caminando y al retornar a la esquina “Candilito”, el anciano volvió a detenerse,


diciéndome alegremente:

Mañana bien temprano continuaremos este relato; pero antes déjame hablarte de otras
apariciones:
A media cuadra de aquí hacia el oeste, estaba “El Mango de Sebastiana Díaz”, el cual tenía
una rama que abarcaba todo el ancho de la calle Carabobo. Muchos decían que en esa rama salía
una “asadura” colgando, mientras el ambiente era saturado por unos dolientes quejidos. Hacia el
sur, también a media cuadra estaba “La Manga de Ezequielito Muñoz”; debajo de ella, aparecía
una gallina amarrada, con la particularidad de que en vez de cacarear “berreaba” como un chivo
y se comenta que era el “Diablo” reclamando una promesa no cumplida, por lo cual buscaba un
chivo expiatorio.

El viejo hizo una breve pausa y tendiendo el brazo derecho hacia la


Urbanización El Melocotón, dijo:

Ese sector era conocido como la “Manguera” y muchos llegaron a ver en algunas
oportunidades, a una vieja con ropas a la usanza del siglo pasado, que se dedicaba a la
recolección de algo, debajo de los grandes mangos que poblaban ese lugar.

Mañana bien temprano te esperaré en la esquina de la Iglesia, para que hablemos


exhaustivamente de todos los, Cuentos y Leyendas que orbitan por esos alrededores.

Serían las seis de la mañana, cuando llegué al sitio convenido. Allí estaba mi amigo, tan
puntual como siempre, al yerme llegar vino a mi encuentro. Una sonrisa amistosa se reflejaba en
su rostro y una chispa de sana picardía danzaba en el fondo de sus ojos. Sin más preámbulos dio
rienda suelta a su relato:

Aquí en esta plaza, se ha tejido desde hace muchos años, la leyenda envuelta en misterios,
de la pérdida momentánea de algunas personas quienes después de estar en el interior de la
plaza, empiezan a darvueltasy más vueltas, sin hallar como salir hacia algún lado, hasta que
alguien se da cuenta de lo que está sucediendo y le presta ayuda, permitiéndoles orientarse. A
otras personas, lo que le ha sucedido es que comienzan a girar alrededor de la plaza, sin poder
hallar la manera de tomar hacia otro lado. Los más escépticos han llegado a decir que quienes se
pierden ahí, es porque están borrachos; pero esa creencia ha sido descartada, motivado a que
algunas damas muy respetables y que dicho sea de paso, no ingieren licor, también se han
perdido, sin que hasta el presente hayamos sabido la verdadera razón de esa pérdida de
orientación momentánea.

Otra cosa que algunos afirman, es que en ciertas tardes una señora elegantemente vestida,
penetra por la Nave Central de la Iglesia, desapareciendo después como por encanto.

• Otra de las afirmaciones es que en una conocida fábrica de muebles ubicada al frente de
la Escuela Básica Dr. Rafael Pérez, sale un” muerto’ vistiendo ropas similares a las que usaban
los caballeros españoles en la época Colonial.

También hay quienes afirman haber oído en la antigua jefatura Civil, el sonido de pasos y
el metálico golpe de las cadenas y los grillos al chocar contra el piso, mientras que más allá, por
los lados de” Mesa’e Tierra”, existe un mamón donde fue sacado un “Muerto” y la persona que
se puso en esas morocotas, contrajo con el “Muerto”, el compromiso de entregarle un mínimo de
dos alcohólicos por año. Eso no te lo puedo asegurar: pero “Cuando el río suena, piedras trae”
Al decir esto, el viejo rió alegremente, convidándome a desayunar en un negocio cercano.
Después del desayuno emprendimos la caminata hacía la esquina “El Calvario”, cruce de
Carabobo con Urdaneta.

Al llegar a ese lugar, el anciano continuó hablándome de sus “Cuentos de Muertos y


Aparecidos”.

Aquí y descendiendo de ese cerro, veían llegar la figura de un fraile, que trayendo un farol
en la mano se dirigía hacia la Iglesia, desapareciendo en medio de la noche. Hubo quienes
aseguraban que ese Fraile era mi Fundador, el Padre Saubens, quien siempre y desde el más allá
ha estado velando por el bienestar de todo aquello que fue fundado por él, aquel inolvidable 3 de
diciembre de 1795. Desde la esquina “El Calvario”, tomamos el rumbo hacia el cementerio y
ascendimos el cerro buscando hacía “El Picacho del Diablo”; pero en la primera loma, el viejo
detuvo la marcha para decirme:

Allá a la derecha de donde estamos y en el sitio donde está ubicado ese nuevo Barrio,
llamado precisamente “El Cementerio”, estuvo hasta la construcción de la Autopista Regional
del Centro, una gran ceiba, donde según se comentaba salía una vieja pidiendo la sacaran de
“pena”. Más allá hacia el depósito del antiguo Acueducto, conocido como La caja de agua, se
comentaba que en el medio de la fila del cerro, algunas personas podían ver una reja que daba
acceso a unas gradas que conducían al fondo de la tierra y de donde provenían ayes lastimeros
envueltos en un brillo dorado.

En lo alto de aquella loma, la brisa soplaba suavemente como invitando al diálogo; el viejo
tendió la mirada hacia el cementerio, diciendo:

Allá quedan aún, retazos del mantuanismo, puesto que aquellas tumbas carcomidas por el
tiempo, son reflejo del separatismo social que existió en una época, en la cual hasta para dormir
el Sueño Eterno era necesario pregonar la prepotencia de una clase social sobre la otra. Ahora
bien, en la casa del Cementerio existía una urna comunitaria pintada de marrón, conocida como
“La urna de la raridad”. Esa urna era utilizada para traer desde su casa al cementerio a aquellos
Sanjoaquineros que morían en la más absoluta pobreza. Resultaba sumamente triste el
espectáculo de la urna al ser volcada a orilla de la fosa para dejar caer al fondo de la sepultura el
cuerpo inanimado del hombre o ¡a mujer que había fallecido en tan paupérrimas condiciones.
Después de ser arrojado el cadáver, el sepulturero se lanzaba a la fosa para poner el cuerpo en
una posición correcta; luego vendrían una tras otra las paletadas de tierra, para que se produjera
la fusión del cuerpo humano con ¡a Madre Tierra. Esta urna fue eliminada, cuando murió un hijo
adoptivo mío a quien todos conocían como “Jesús María Pan Grandote”. Este hombre fue
enterrado en “la urna de caridad” y desde aquel día, cuando fallece alguien sin recursos
económicos, las Autoridades Municipales y algunas personas caritativas, se encargan de costear
el valor de la urna y ya no hemos tenido que presenciar el doloroso cuadro de vera los difuntos
lanzados al fondo de una sepultura, como si en vez de seres humanos, fueran animales.

Al decir esto, el anciano quedó en silencio, noté en sus ojos el brillo de unas lágrimas que
pugnaban por salir, mientras su voz ancestral sonaba con un marcado acento de tristeza. Paso el
dorso de su mano derecha por sus ojos enrojecidos y con un les e ademán me invito a seguirlo.
Yo, que conocía lo suficiente las reacciones de mi noble acompañante, no hice ningún
comentario acerca de su estado de ánimo en aquellos instantes limitándome a seguirlo en su
caminata por encima de la joroba de la serranía Había transcurrido algo más de una hora cuando
detuvimos la marcha en el “Picacho del Diablo”. Proseguimos de inmediato a comer algo del
bastimento que llevábamos, acompañándolo con un poco de agua. El viento golpeaba nuestro
rostro con bastante fuerza; pero el anciano permanecía imperturbable, hasta que:

Desde aquí podemos divisar todo eso que constituye mi mayor orgullo y precisamente allá
abajo vamos a realizar un viaje imaginario a través de los rumbos escritos entre cuentos,
creencias y leyendas pero te ruego no me interrumpas, para que cuando llegues al pueblo, puedas
sentir la satisfacción de saber todo lo relacionado con esa serie de cosas.

Allá y extendiéndose hasta las orillas de la laguna están los potreros de las Haciendas
“Santa Clara”, “Cura”, “El Carmen” y “El Carabalí”, así como también el parcelamiento agrícola
“El Banco”. En cada uno de esos potreros, al igual que en las calles y barrios del pueblo, vamos
a tener la oportunidad de encontramos con múltiples apariciones provenientes del “Más Allá”.
Cada una, de acuerdo a la capacidad narrativa de la persona que decía haberse topado en sus
correrías con alguna de esas apariciones. Allá en el antiguo trazado del ferrocarril y en el puente
que estaba detrás del lugar donde hoy está una fábrica de alimentos, son muchos los que afirman
oír gritos desgarradores y ver la figura de una mujer caminando por esos predios, y hay quienes
aseguran que es el espíritu de una loca que se metió debajo del puente y sacó la cabeza cuando
venía el ferrocarril, quedando totalmente destrozada.

Más adelante, en la empalizada que separa los potreros ‘Las Boquitas” y “Los Tanques”,
muchos afirman haber visto a una mujer con un haz de leña sobre la cabeza. Si continuamos el
recorrido hacia el oeste nos encontramos con un espanto que salía en el antiguo caserón de la
Estación y más adelante en el puente sobre la quebrada “Agua Blanca”, hay quienes aseguran
haber visto a un hombre cazando iguanas con una “fonda”; pero allá en “El Banco” vamos a
encontrarnos con un “Español” que a la sombra de un viejo merey aparece sentado sobre un
cofre gigantesco esperando a que lo “saquen de penas”. Más adelante, en el sector conocido
como “Las Mangas” aparece en ciertos momentos una bandada de monos que asombra a quienes
están tumbando mangos; además se comenta que cuando alguien está sobre los árboles oye una
voz que le dice; “Tírame uno!”, sin saber quien habla ni de donde sale la voz. Busquemos hacia”
Las Animitas”, al sur, encontraremos a un hombre “Halando escardilla”. Más hacia el poniente
yen los linderos de “El Banco” con “El Carabalí”, vamos a encontrar un potrero llamado
“Chaberrios” motivado a que, según contaban algunos viejos, salía “Mandinga” pegando
“berríos”. Más al sur estaba la antigua casa de “El Banco”, donde se comentaba salía un viejo al
lado de unas botijuelas, mientras que allá a orillas de la laguna. el Ángel de las leyendas nos está
esperando para hablarnos de ‘El Espanto de la Laguna”; pero para ser más objetivo, déjame
contarte lo que dijo un cazador que presenció el espectro, o lo que otros denominan el “Encanto
de la Laguna”; “Salí una noche acompañado de algunos amigos a un lance de cacería a orillas de
la laguna. Trepamos sobre algunos árboles y nos dispusimos a esperar la llegada de algún
chigüire o algún otro animal que valiera la pena ser cazado. Cuando estábamos a la expectativa
notamos que un silencio total lo envolvía todo de repente. No se oía ni siquiera la presencia de
los insectos, mucho menos el graznido de los búhos y otras aves nocturnas. Parecía que el
mundo se había paralizado en aquellos momentos. Todo estaba sumido en la más completa
oscuridad. Tanto mis compañeros como yo, estábamos asombrados ante aquel fenómeno, ya que
ni siquiera sentíamos el correr de la brisa entre las ramas de los árboles. El momento era
expectante; así transcurrieron varios minutos que se hicieron intermibables. Ninguno de nosotros
se atrevía a moverse del sitio donde estaba. Sinceramente nos invadía un susto enorme. De
pronto sentimos que a nuestro lado pasaba la brisa fría, cortante. De todos lados brotaban cientos
de puntos de luz que fueron iluminándolo todo, y nos parecía oír voces provenientes de diversos
sitios. Después de aquello todo volvió a la normalidad; pero sentimos que habíamos estado en
presencia de algo sobrenatural. Descendimos de los árboles rápidamente, sintiendo que el
ambiente estaba saturado de algo misterioso. Nos dirigimos al pueblo y en el camino de regreso
encontramos muchos animales fáciles de ser cazados; pero la impresión de lo sucedido a orillas
de la laguna era tan grande, que sólo deseábamos llegar a nuestros hogares.

Cuando después contábamos a otros cazadores de mayor experiencia lo sucedido, se


limitaban a decirnos: “‘A ustedes los sorprendió el encanto de la Laguna’, por molestar a los
espíritus con su presencia en una ‘hora menguada’, y eso no se debe hacer nunca”.

Te aclaro que según la creencia popular se conoce como “hora menguada”, aquel espacio
de tiempo durante el cual los espíritus desubicados buscan colocación durante la noche.

Dicho esto, el anciano quedó silencioso; pero con la mirada perdida en


el infinito, como tratando de hilar aquellos comentarios que sin exageración, me estaban
resultando cada vez más pintorescos e interesantes.

El anciano retornó al hilo de la conversación y…

Allá por los límites de Cuacara, en la Hacienda “El Carabalí”, sigue saliendo un muerto
que se ha ido adaptando al paso del tiempo, ya que ayer, cuando alguien pasaba por ese sitio a
ciertas horas, de repente se apareaba al caminante, acompañándole, durante largo trecho de su
recorrido con el consabido asombro del transeúnte. Después, caminaba al lado de los arrieros de
burros o saltaba a las carretas, sentándose en el pescante, al lado del carretero. En la época
actual, hay muchos conductores que afirman haber recorrido muchos metros en sus vehículos
con el “muerto” cómodamente sentado a su lado. Ahora bien, como ya el sol está buscando la
manera de irse a refugiar en el ocaso, permíteme que antes que caiga la noche te hable, y te
explique el por qué este lugar se llama así: resulta ser que muchas personas, cuando se veían en
aprietos económicos, venían a este lugar para hacer “el triángulo infernal” e invocar a Satanás, el
cual se aparecía envuelto en un gran torbellino dispuesto a hacer un pacto con quien lo había
llamado tan desesperadamente. El pacto se producía, mandinga desaparecía tal como había
llegado y los negocios o conucos de su nuevo “socio” comenzaban a prosperar, resultando que
cuando este señor moría y lo llevaban al camposanto, lo que contenía la urna era solo piedras, ya
que el diablo había tomado posesión del cuerpo y el alma de su “socio”, de acuerdo a lo
convenido cuando fue invocado.

El descenso nos llevará algo más de una hora, así que considero prudente emprendamos el
regreso y de esta manera podré contarte en el camino, muchas cosas más, acerca de los “Muertos
y Aparecidos”.

Caminamos un largo trecho en silencio hasta que el anciano dijo:


Por aquí, según contaba mucha gente, se aparecía una enorme serpiente negra echando
candela por la boca, y de acuerdo a los comentarios de la época, era el diablo tentando a las
mujeres vírgenes para que cayeran en el oscuro fondo del pecado. Así lo expresaban con mucho
énfasis las beatas de aquel entonces.

Allá abajo en el pueblo, en cada solar, en cada casa, en cada esquina, en fin, por todas esas
calles se desdibuja entre las penumbras de la noche la sombra agazapada de algún
“encamisonao”, mientras que con a llegada de la medianoche, se percibe a lo lejos el pesado
pasitrote de la “mula maniá”, el cual se confunde con el tétrico chirrido de los oxidados ejes del
“carretón”, en tanto que por los apartados callejones se oye el aullido del “perro” que viene
echando candela por la boca, ya la débil luz de una luna temerosa se recorta la figura fantasmal
del “escabezao” y dándole matices folklóricos a las creencias, un “muerto” lleva en la mano el
cuatro de la leyenda, en tanto que la “llorona” baña con sus lágrimas los polvorientos caminos
por donde transitan a veces “las ánimas benditas”, quienes con sus penetrantes silbidos van
poniéndole fondo musical a “Los Cuentos de Muertos y Aparecidos”, que vienen unidos a mí
desde los años de la Conquista y la Colonia, cuando la Iglesia se encargó de sembrar en el alma
de quienes nacimos en ese entonces, la fértil semilla de las supersticiones.

Faltaba poco tiempo para llegar a las cercanías del poblado, a una señal de mi viejo amigo
tomamos el sendero que nos conduciría hasta “La Caja de Agua”. Proseguimos caminando hacia
la esquina La Planta, Bolívar con Santander y al llegar a ese sitio el anciano me dijo:

Cuando a José Manuel Reyes se le ocurrió en 1928, instalar aquí la primera Planta
Eléctrica, a “Los Muertos y Aparecidos” se les acortaron las distancias ya que la luz eléctrica no
les permitía realizar sus correrías con tranquilidad. Esa es a principal razón que me ha impuesto
la obligación de hablarte de todo cuanto está relacionado con “Los Muertos y Aparecidos” que
dieron y continúan dándole a mi vida de Hombre - Pueblo, esa vigencia de comunidad amante de
su pasado, defensora de su presente ‘y conciente de su futuro prometedor y luminoso.

Precisamente, no puedo concluir este relato sin traer al presente, el recuerdo doloroso de
algunas imágenes que me fueron arrebatadas por el progreso, tal es el sitio denominado “El
Anima de Juan Zamora”. Allí al frente de donde hoy está una industria estaba una cruz y después
una capilla y allí se detenían conductores y caminantes a encenderle velas, pero la ampliación de
la Carretera Nacional me privó de este monumento hecho en base a la creencia popular, en tanto
que en otros sitios de Venezuela se conservan con veneración algunos lugares así, tales como “El
Anima de la Yaguara”, “El Anima de Pica Pica”, “El Anima de Taguapire”, “El Anima de Palo
Blanco”, etc.

Ya la tarde agonizaba mansamente y el tinte rojizo del poniente simulaba un farol


gigantesco sostenido por las manos invisibles del espacio. El anciano tendió su diestra hacia mí,
al mismo tiempo que me decía emocionado;

¡Ve a tu casa y recuerda que cada pueblo tiene la obligación de escribir su Propia Historia,
para evitar así que la deformación de sus hechos y sus personajes sea convertida en una realidad,
que lejos de enseñar a las generaciones del futuro las sumiría en un mar de confusiones!
Nos veremos en otra oportunidad y así te daré a conocer las últimas consideraciones de
esta historia.

SITUACION ACTUAL RESUMEN

Hemos llegado a la Cuarta Fase de este trabajo, en el cual han sido puestas al descubierto
las interesantísimas páginas de una historia, donde el pueblo de San Joaquín, convertido en un
anciano de paternal presencia y serena bondad, me ha dado a conocer esta Situación Actual,
considerada por él, como uno de los más grandes logros de su existencia. Después de haber
tenido la suerte de conversar tantas veces con ese anciano de fluido verbo, no puedo ocultar la
inmensa satisfacción que siento al ver convertidos en realidad, los sueños que acuné en mi mente
desde los primeros años de mi infancia. Gracias le doy al viejo que me ha contado su historia. Es
por ello que al analizar esta cuarta y última parte de su vida, el balance resulta por demás
positivo. En solo tres Capítulos hemos podido comprobar que una Comunidad cuando aúna
esfuerzos en la búsqueda del bien colectivo, no se detiene ante nada, máxime si basa la defensa
de sus derechos en la práctica del respeto al derecho ajeno. Esos tres Capítulos: Búsqueda y
Obtención de la Autonomía, Las Elecciones Municipales y Primer Concejo Municipal, son una
muestra evidente de lo antes expuesto, ya que este viejo dicharachero, con el buen humor a flor
de labios y el don de la hospitalidad que no le cabe en el pecho, fue capaz de prepararse en un
lapso de seis meses para acudir ante el Jurado de la Opinión Pública a presentar un examen de
madurez y civismo; al que muchas comunidades le han temido. Sin embargo el viejo de nuestra
historia fue capaz de hacerlo sin chistar y hoy, dentro de la sencillez que lo caracteriza, se siente
orgulloso y feliz, pensando siempre que los Lauros del Triunfo no se conquistan para que sirva
de almohada, sino para llevarlos en alto, saludando a la gloria con el honor impetuoso de una
historia bien lograda.

No conforme con su presencia de consejero permanente, este Venerable Maestro de las


Centurias, se abraza fraternalmente a su Amigo el Tiempo para pedirle su apoyo y extrayendo
del arcón de los recuerdos, los amarillentos pergaminos de la leyenda, nos habla de sus
“Personajes Populares”, mostrando en ello el profundo amor paternal que siente por esos
hombres y mujeres, dándole a sus actos la agradable presencia de un hogar amplio y humano.
Acompañados por él, asistimos al sepelio de dos de sus más queridos hijos: “El Calvario” y “La
Estación”. En ese largo y doloroso viacrucis, fuimos hallándonos con aquellos seres, que con la
pluma de Cronos han ido escribiendo la historia sanjoaquinera. Más adelante, con la ingenuidad
campesina de un anciano acostumbrado a la amenidad de un diálogo coloquial, nos habló de sus
Cuentos de “Muertos y Aparecidos”, mostrando, al descubierto, la franqueza que existe en cada
uno de sus relatos.

Después de oír a este viejo contando su interesante historia y habernos recreado con la
amenidad de sus relatos, la sapiencia de sus consejos, la pureza de su alma y la nobleza de sus
acciones, llegamos ala conclusión de que si bien es cierto que San Joaquín es producto de la
amalgama HOMBRE - PUEBLO, no es menos cierto que San Joaquín se presenta ante nosotros
más como la estampa espiritual de un hombre, que como la presencia física de un pueblo.
Panorámica de la puerta principal de la Santa Iglesia Parroquial de Nuestra Señora
del Carmen.
Panorámica del casco central de San Joaquín
CONCLUSIONES

Después de haber culminado la Cuarta Fase de su historia, el viejo San Joaquín se quedó
callado durante varios minutos, luego, mirándome fijamente y adornando su mirada con una
sonrisa paternal me dijo:

Ojala que el relato que he dado a conocer por intermedio de tu persona, sea de utilidad para
aquellos que están interesados en saber QUIEN SOY… DE DONDE VENGO… POR QUE
ESTOY AQUÍ…

Ha sido mi preocupación ser lo más imparcial y objetivo en mis comentarios, abriendo las
páginas de mi voluminoso libro de mi historia. Historia ésta, donde cada personaje, cada fecha,
cada sitio y cada hecho van entrelazados a mi propio ser. Quiero dejar constancia que no soy ni
he sido nunca un personaje de ficción; al contrario, soy de carne y hueso y por mis venas corre la
sangre del indígena que fue anfitrión a la fuerza . . . del blanco, que con ansias de conquista llegó
un día procedente de la Madre Patria. . . también palpita en mis sienes, la sangre africana de
aquellos seres que fueron arrancados de su legendario y exótico mundo, para venir a ayudar a
mis hijos aborígenes en las duras y agotadoras labores impuestas por la esclavitud. Por esa
circunstancia y como producto de aquel mestizaje, a veces cobra vida en mí la malicia del indio,
la jaquetonería del negro y la arrogancia del blanco, por lo cual me siento orgulloso de
pertenecerá la RAZA LATINOAMERICANA.

Así nací, así he vivido y así continuaré en este mundo, hasta la consumación de mis días.
De lo que sí puedes estar seguro, es que jamás verás dobleces en mi manera de actuar, ya que la
sinceridad, y la franqueza estarán presentes en todas mis acciones, jamás he ocultado el rostro
por haber cometido algo vergonzoso y a cada vuelta de la esquina, me puede encontrar quien me
quiera interrogar acerca de cualquier tema relacionado con mi pasado o mi presente, y durante
las 24 horas del día me encuentro dentro de mi heredad, en ese casquillo orográfico que va desde
“Agua Blanca”, al Este, hasta “Cerro’el Medio”, al Oeste y desde la Cordillera, al Norte hasta el
lago, al Sur.

Diseño Edison Castro

Un Viejo cuenta su Historia

se terminó de imprimir

en el mes de febrero de 1990

en los Talleres de Alfa impresores, C. A.

333383 / 338616

Valencia / Edo. Carabobo

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