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UNA MIRADA FILOSOFICA AL CONCEPTO DE FAMILIA

Por: Jesús María Stapper

Desde una visión elemental, la filosofía define el concepto familia como: “Célula de la
sociedad”. No obstante, un verdadero acercamiento a tal concepto, implica inmiscuirse en
múltiples campos y cruzar por sendas intrincadas. Puede ser tan amplia la definición que se
haría tan inefable como la definición de: “amor”. Y por qué no, la definición de “acto sexual”
que también tiene algunos “percances” filosóficos y científicos (y otros, de [combinadas]
praxis).

Si se tratara de un encuentro primario con la definición, bastaría mencionar como elementos


fundamentales los siguientes: “conjunto de ascendientes, descendientes, colaterales y afines
de un linaje”. Se podría agregar que la familia se limita, o se enmarca, únicamente dentro del
parentesco conyugal y consanguíneo. Desde estos puntos de vista, con una visión unilateral
que aplica (linaje) únicamente al ser racional, se puede deducir que la familia solamente está
constituida por el hombre, o que únicamente es inherente en él. Tal aplicación privilegia al
hombre mientras excluye al ser (animal) vivo irracional.

Sin embargo, dentro del contexto hombre-sociedad, se definen tipos de familia, por ejemplo:
familia nuclear: formada por el hombre, su mujer (o sus mujeres) y sus hijos, ésta es la familia
propia o característica de Occidente; familia extensa: formada por miembros unidos por lazos
de parentesco habitual en Asia y África. En estas familias se contempla la caracterización
casi particular de sus procesos materiales (relaciones biológicas naturales, económicas) y
procesos espirituales (relaciones morales y psicológicas). Otra definición de familia que
alberga algún pragmatismo dice que: “la familia es una categoría histórica”, luego esta teoría
afirma en su concepto que solamente cabe en ella, como familia, el hombre.

De todas maneras, parece que, al hablar de familia, por cuestión inherente, se menciona:
grupo. Entonces me pregunto: ¿Un hombre en el habitáculo de su soledad no constituye una
familia? ¿Un ermitaño, un anacoreta, está excluido para y hacia la intención de “ser una
familia”? ¿Un hombre que se ausculta y se auto-contempla jamás podrás verse a sí mismo
como familia, como su misma y/o su única familia?

Y, ¿de las otras familias humanas qué…? ¿Dónde caben aquellos grupos de personas que
tienen opiniones, condiciones o tendencias que les son comunes y que pueden ser políticas,
religiosas, deportivas, territoriales, y de cualquier otra índole? ¿Acaso el mito no forma
familias que en su momento declara perfectas y luego las separa de las demás, o sea que la
única perfección existe si solamente “se pertenece” a ellas, a la-s familia-s en mención?
Deduzco que se define familia como cuestión de pertenencia, desde luego, en ciertas
ocasiones (o casi siempre) con cierta sumisión u obligación.

Actualmente emerge otro tipo de familia: “la familia de los estratos”. Es una cualificación
maldita que privilegia y excluye, es de estigmatización total, es una maldita vergüenza
racional. Y… ¿no será que se crean algunos tipos de supuestas familias con el fin de sembrar
esclavitud “virtuosa” y sutil, en sus adeptos?
Y… ¿qué sucede con las familias que constituyen el otro, los otros, ese que no soy yo, esos
que no somos nosotros? ¿Qué siento y qué pasa con “ese otro”, con esa familia que piensa
distinto, aplica distinto, juega distinto, amo distinto y come distinto? Bueno, y… ¿en qué me
constituyo yo para ellos?

Siendo así, viviendo yo “tan separado” (creo que hasta de mí mismo), puedo definir qué: “la
familia es una perfecta congregación de separaciones, y nada más”. Entonces puedo colegir
que: ser de… o pertenecer a una familia – “mi familia”-, de alguna manera hace daño, porque
limita mis “sentidos sociales” y mi deseo de pertenencia familiar -ampliada- (incluyendo la
familia de mi esposa, por ejemplo), ese sería el otro nocivo extremo. Entonces, desde la otra
orilla (la orilla de la familia que en realidad es mi familia), entraría en separación con todas
las demás familias, o sea que de alguna manera “continuaría” en el desligue total ya que por
ningún modo “pertenecería” a la-s otra-s familia-s (que supuestamente, no son la mía).

Se me ocurre de tal manera, asistir al encuentro con “otras vertientes humanas” de familia:
la familia de una misma lengua (el eco de su voz), familia territorial: lugar de nacimiento del
individuo (que se prolonga con sus pasos existenciales correspondientes), familia
fisonómica: rasgos y gestos. Quien habla diferente, quien nació donde no nací yo, quien no
se parece a mí, por antonomasia, no es de mi familia, eso aplica en la práctica, según me lo
han enseñado-inculcado.

Se me ocurre, de manera más ilusa que utópica, hacer mención de “otro tipo de congregación
familiar”, es la que puedo denominar: la familia de las almas. Ellas constituyen “la realidad
única de una familia muy particular”, la familia de los difuntos. Difuntos tan fieles a las
resurrecciones, a los paraísos y a las eternidades. Y como diría algún muerto en su pálida y
fría ironía: -Mi verdadero Dios es sabio. Tan sabio es “mi Dios” que me separó de los otros
dioses, luego solamente tuve la opción en vida y en muerte de conocer un paraíso, el paraíso
único de “mi Dios único”. De hecho, las almas que van al infierno–averno (para darle una
connotación poética) de calor ardiente como si fuera el núcleo permanente de una cruenta y
permanente refriega sexual, pertenecen a otra familia, la familia de las almas condenadas que
cargan sobre sus hombros, el suplicio de las vergüenzas cometidas.

Soslayando al hombre, “mencionar familias” en lo extenso de sus constituciones, en lo prolijo


de “sus amalgamas”, amalgamas que pueden ir desde las familias de las orquídeas, familias
de las rosas, familias de los colibríes, familias de las oropéndolas, familias de las esmeraldas,
familias de los ecos perdidos, familias de los planetas, familias de las galaxias, significa
armar catálogos de familias, al montón. Entonces me permito concluir estas someras miradas
acerca del concepto familia, que, en realidad, solamente existe una gran familia, una única
familia que es –la familia- d-el Universo, cuya plenitud es total. Concluyo de igual manera
que el hombre es el único ser que inventó “la razón de crear familias”, quizás con el firme
propósito de separar. El hombre, en cuanto a separar al hombre del hombre (sembrar
diferencias, des-amores y odios) es recalcitrante, certero e infalible; en tal cuestión, es
perfecto (y en otros tantos defectos, también).

Jesús María Stapper -Escritor – Artista Plástico

http://somoslarevista.com/2010/10/una-mirada-filosofica-al-concepto-familia/
Actividad
1) Leer en compañía de tus padres el artículo “una mirada filosófica al concepto de
familia” y escribir las conclusiones
2) Tomar una foto durante la discusión y presentarla en clase
3) Realizar un dibujo que represente el concepto de familia abordado en el articulo
4) Preparar la sustentación sobre los puntos anteriores para la clase
La presentación de este trabajo será tenida en cuenta para la nivelación de un logro de los
periodos anteriores.

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