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LENGUAJE-PENSAMIENTO-CONTEXTO-RELACIONES DE

PRODUCCION: ABORDAJE DESDE LA LINGÜÍSTICA SOCIAL.

Isabel Requejo
Docente Disciplina Lingüística II y Directora del Instituto CERPACU.
Facultad de Filosofía y Letras
Univ. Nacional de Tucumán. Argentina
isarequejo1949@gmail.com

Reflexiones iniciales

Cuando de manera activa, consciente, podemos reflexionar sobre el


lenguaje-pensamiento propio y el de los demás, lo hacemos- lo sepamos o no-
en y desde nuestra relación con las experiencias sociales previas y a la vez, con
las condiciones materiales de vida y de producción. Es decir, ninguna reflexión
sobre el lenguaje-pensamiento es independiente de las condiciones en las que se gesta,
configura y produce . De ahí que conocer, indagar y problematizar nuestras
autorías individuales y sociales de la palabra-pensamiento, rebasa con creces la
mirada unidisciplinar de la Lingüística. Requiere de aportes específicos de
otras ciencias, entre ellas la biología, neurofisiología, psicología, antropología.

Desde la Lingüística Social procuramos indagar y problematizar el campo


de estas relaciones que nos aparece como de particular interés científico
pedagógico y humano.
Las relaciones contradictorias y cambiantes entre lenguaje-pensamiento-
subjetividad- condiciones de vida y de producción, constituye aspecto y
problemática central de esta disciplina.
Cuando este complejo proceso accede a la conciencia y es transformado en
eje de indagación, se erige en experiencia, actividad y relación multi-
dimensional, en sí misma contradictoria, en la que coexisten distintos planos y
relaciones :
a) por un lado, la de un sujeto que se registra a sí mismo, “ se percibe hacia
dentro” , y puede pensar-sentir acerca de sus propias necesidades e ideas
: “ pienso que vale la pena vivir y dar la vida por lo que soñamos”;
b) demanda establecer co-relaciones dialécticas entre su propia actividad
de pensar(se), de representarse esa misma actividad y registrarla a nivel
de la conciencia, y además transformar el pensamiento en lenguaje, en
discurso - que podrá ser interno ( para sí mismo) o externo ( para los
otros)-,
c) la de un tipo de actividad compleja, multidimensional, a la vez,
psicológica, socio-cognitiva ,lingüística y subjetiva que le permite al
sujeto poder explorar aspectos de su mundo externo e interno ( Pichon
Riviere/ Ana Quiroga) .
d) otra cualidad de este proceso tiene que ver con el registro subjetivo-
objetivo de la necesidad de expresar y transmitir el “producto” de esa
actividad interna, utilizando el lenguaje y la comunicación para tender
puentes entre dos o más historias, para desplegar “hacia fuera de sí
mismo” el contenido de sus “autorías y representaciones internas”;
e) lo cual, a su vez, implica y requiere establecer co-relación entre mundo
externo e interno, por medio de una actividad específica, en este caso, la
de la comunicación,
f) el sujeto puede por lo tanto, a partir de la comunicación, objetivar y dar
cuenta tanto del contenido de su propia conciencia, como de su relación
con una exterioridad, con su contexto inmediato y con el contexto socio-
histórico;
g) Proceso-producto que para desarrollarse y transformarse necesita
siempre de los otros, de un grupo de sostén, de la trama social de los
vínculos que le garanticen contención y respuesta desde temprana edad

Al hacer foco en la co-relación contradictoria entre decir-pensar, entre lenguaje-


pensamiento-, procuramos abordar uno de los aspectos mas complejos de la
mediación lingüística entre los procesos psicológicos, la estructura social, las
tramas vinculares y el sujeto.
Desde esta perspectiva, no podemos reducir esta compleja experiencia y
actividad humana a una mera relación de exterioridad o de análisis de la
estructura lingüística. A pesar de lo cual, es frecuente en el campo de la
lingüística procurar comprender las relaciones entre sujeto-lenguaje-contexto
tomando como eje de indagación al discurso en si mismo. A veces
secundarizamos el hecho de que en el psiquismo y subjetividad humanos y en
el lenguaje, el orden social ( que no siempre se nos hace evidente), hace a la
esencia, a la causalidad interna de nuestros procesos subjetivos.( Ana Quiroga)

Asimismo, si aceptamos que ese lenguaje-pensamiento se constituye


progresivamente como sostén de los vínculos, de los grupos, la representación
interna, subjetiva, de nuestro pensamiento-lenguaje está siempre articulada a través
de y gracias a ellos.
Podemos decir, entonces, que nuestros pensamientos y sentimientos alcanzan
estatura humana sólo desde la vivencia compleja y desde la representación subjetiva de
lo vincular y grupal. Por eso, la sintaxis del lenguaje, la estructura no caótica de
nuestro pensamiento, serían impensables, de no mediar por un lado, los nexos
fundantes entre sujeto-realidad objetiva-orden social, y las relaciones y
experiencias vinculares que le otorgan sentido y destino a nuestra palabra en el
mundo.

Dado que el sujeto, desde la perspectiva de la Psicología Social es síntesis de sus


relaciones sociales, el lenguaje-pensamiento también lo es , porque como
sostiene Orlandi, “no existe lenguaje sin sujeto “ ni sujeto por fuera de las
relaciones sociales ,vinculares.

Proceso multidimensional
Toda relación entre pensamiento-lenguaje-orden socio-histórico constituye un
proceso multidimensional, a la vez objetivo y subjetivo, intra e Inter.-
psicológico.
El lenguaje así como el pensamiento, no son abstracciones o idealizaciones, sino
procesos anclados en la materia biológica y en una trama vincular y social, y
ambos están “sometidos” a un desarrollo social e histórico.
Si aceptamos que el movimiento, el cambio, es la forma de existencia de la
materia, el lenguaje en sus infinitas variantes puede entenderse también como
materia a la que le es inherente el movimiento , el cambio, la transformación.
Pero esa materia lingüística no se cambia a sí misma , ni por voluntad de unos pocos,
sino que sólo se transforma a través de y gracias a las acciones y relaciones humanas en
un contexto y praxis socio-histórica determinada.

Cuando nacemos, el lenguaje nos preexiste tanto como la realidad objetiva, es


decir, el sistema lingüístico no es una creación ad-nihilo, una producción
cognitiva intra psicológica de un sujeto individual. Tampoco es un código
dotado de una gramatica universal ( Chomsky) que se hereda, sino proceso-
producto que se gesta y desarrolla gracias a la experiencia vital e histórica, y
gracias al trabajo poderosamente transformador de lo colectivo y grupal a lo
largo de muchos siglos.

Una de las propiedades del lenguaje es precisamente la de posibilitarnos


progresivamente reflejar activamente en la conciencia aspectos cambiantes de la
compleja realidad y del orden social en el que vivimos. Asimismo el lenguaje
permite exteriorizar y organizar aspectos de la compleja y cambiante trama
inter-subjetiva, vincular, y nos faculta para tomar conciencia acerca de nuestras
formas de pensar-representarnos el mundo y la de otros.

Como las relaciones entre sujeto-mundo y entre los sujetos no son pasivas, el
lenguaje que un niño aprende jamás es mera copia o clonaje de lo real, porque
sin su propia acción sobre el mundo, y del mundo hacia él, no podría gestarse el
movimiento transformador y el salto cualitativo que requiere la génesis de toda
palabra .
La palabra por lo tanto, va transformándose en sonido con sentido, en materia
acústica , verbal y referencial, en signo de pertenencia histórica y cultural.
Producto de la evolución humana, que para gestarse y ser comprendido por los
demás, necesariamente requiere del puente y sostén de los vínculos humanos.

Existe pues una co-relación dialéctica entre estructura vincular-lenguaje y pensamiento


, entre procesos inter.-psicológicos e intra-psicológicos.
En este sentido, adhiero a la noción de Pichon Riviere, quien sostenía que “lo
externo se hace interno”, proceso que desde el punto de vista psico-lingüístico,
constituye condición necesaria y fundamental del proceso de génesis y
desarrollo del lenguaje.

A su vez, adhiero al concepto de sujeto de la Psicología Social:


“Entiendo al hombre como configurándose en una actividad transformadora, en una
relación dialéctica, mutuamente modificante con el mundo, que tiene su motor en la
necesidad”. La necesidad, motor de la relación activa entre sujeto-mundo,
también constituye una cualidad importante, necesaria de la comunicación
entre los sujetos.
Si entendemos a la vez, que la comunicación humana , que al inicio de la vida es
pre-verbal, y luego se transforma en lenguaje verbal, es por un lado vínculo
comunicacional fundante de nuestra propia historicidad, a la vez que
necesidad subjetiva e incluso de supervivencia vital y emocional,. ese bebé, que
es un ser de necesidades que sólo se satisfacen socialmente en relaciones que lo
determinan, cuando puede emitir sonidos y palabras que progresivamente
adquieren referencia exterior y significado, y que van siendo interpretados por
quienes viven con él, va progresivamente no sólo estableciendo relaciones
entre su mundo interno y el externo, sino transformándolas en nuevas
experiencias sociales, gracias a una praxis comunicativa que tiene destino social.

Así como podemos aceptar que no hay nada en el sujeto que no sea la resultante
de la interacción entre individuos, grupos y clases, también podemos afirmar
que nada existe en el lenguaje humano, que no sea la resultante compleja de
relaciones y de experiencias entre individuos, grupos y clases sociales. Ni
siquiera el sonido mas simple que produce un bebe o adulto.

Para que nuestros mensajes tengan sentido, es preciso que las palabras que
utilizamos, las estructuras por medio de las cuales organizamos nuestros
pensamientos tengan sentido previo y/o que puedan articularse con ellos, lo
cual no significa que esos sentidos previos no puedan transformarse una vez
que han sido dichos e interpretados por otro sujeto. Por eso siempre es
necesario desambiguar nuestras palabras, no violar una de las máximas de
Grice, la de la claridad.

Hablar claro para uno mismo y para los demás no es una “virtud” sólo
lingüística, sino punto de llegada y resultado progresivo de experiencias
humanas y vinculares que nos permiten conquistar abecedarios no
distorsionados, silenciados, críticos o eufemísticos. Es decir, articular lenguaje-
pensamiento-sentimiento sin distorsionar aspectos de la realidad objetiva no es
una cualidad intrínseca del lenguaje que hablamos sino de los procesos por
medio de los cuales logramos interpretar, conocer y nombrar esa realidad.
Y así como no es lo mismo, como decía Maria Elena Walsh, “ser profundo que
haberse venido abajo”, tampoco lo es hablar en difícil como sinónimo de estar
diciendo cosas importantes. Esto que denominamos claridad, precisión, refleja
aspectos profundos de nuestra actitud psicológica, y tiene impacto e
importancia subjetiva, ya que cuando podemos decir, escribir, representar o
transmitir claramente una idea o varias, talvez estemos demostrando respeto
hacia el otro porque nos importa satisfacer esa necesidad básica de todo diálogo
humano, cual es la de tender puentes entre dos o más historias. Actitud y
evidencia que es el punto de llegada de procesos psicológicos, socio-culturales y
vinculares previos y actuales, en los que nuestra palabra ha sido interpelada
,cuestionada, tenida en cuenta, en más de un sentido.
Talvez el poder decir sin ambigüedades lo que queremos y necesitamos, sea
evidencia de un tipo de pensamiento despojado de hipocresías, que lucha en
contra de esa forma de alienación denominada doble discurso. Hablar-escribir
para ser comprendidos, registrar en nosotros y en los demás la necesidad de
comunicarnos, no depende sólo del manejo “coherente del discurso”, sino que
constituye evidencia de registro subjetivo y objetivo de la existencia y necesidad
de otros.

Los niños, sólo tardíamente aprenden el “ pienso una cosa , digo otra y hago
una tercera”, y suelen ser implacables jueces de nuestras formas de transmitir,
de comunicarnos: “ cuando la señorita habla así, que nadie la entiende, parece
que se habla para ella misma”.

Hablar en difícil o hablar sin decir nada , nada más que por hablar, es en cierta
forma, menospreciar a quien nos escucha, es decirle al otro, sólo yo sé de que
estoy hablando, es decir, son formas de evitar, de dificultar e incluso de
impedir la comunicación.

Si bien esta capacidad humana que todos podemos desarrollar , suele ser una
conquista y aprendizaje progresivo, por constituir uno de los sostenes mas
profundos de los procesos de aprendizaje y de los vínculos humanos, requiere
de nosotros el desarrollo de una actitud psicológica en la que podamos no sólo
escucharnos a nosotros mismos, sino fundamentalmente a los demás. Lo cual
muchas veces implica quedarnos en silencio a fin de permitir que la historia, la
vida, la subjetividad de otro ser humano pueda desplegarse sin censuras, sin
temores, en libertad.

En el sistema educativo, hace falta repensar cotidianamente estas cuestiones.


Asi, por ej, en vez de dictarles a los niños de tercer grado : “ la bruma del estío
impide divisar las montañas”, el cerebro infantil agradecería infinitamente ,una
frase del tipo: “Como hay neblina, no pueden verse bien las montañas”.

Vincular nuestros lenguajes y discursos a sus condiciones de producción


actuales e históricas, ( del sujeto, institución o grupo) posibilita comprender la
trama histórica y política que los fue gestando y gesta, que los posibilita o
limita.

Co-existen en nuestros días, condiciones institucionales, grupales, familiares,


laborales, que muchas veces alientan y liberan nuestro derecho a decir-escribir o
representar nuestros pensamientos-sentimientos, mientras a la vez, en otras
circunstancias, simplemente se nos “transmite “ que debemos silenciarnos, o
cuando menos, hacer como si fuesen nuestras ideas las que emitimos, cuando
en realidad son las de quienes nos impiden transmitirlas. Es decir, así como
podemos aprender a hablar y escribir desde una relación activa con el mundo y
con el propio lenguaje, también podemos aprender a escribir , hablar o a
reproducir discursos ajenos como si fuesen propios, en palabras de otros.
Nuestra autoría, entonces, puede ser nada más que lo que los otros quieren que
escribamos o digamos, lo cual es el “como si” de nuestra autoría.
Cuando estas experiencias de simulación o devastación de autoría se
estereotipan, no por elección voluntaria, sino por imposición o mandato
externo, el sujeto no sabe bien qué decir, cómo decirlo, piensa incluso, que “no
tiene nada importante para decir”, lo cual genera una percepción desvalorizada
de sí mismo y de su pensamiento-historia y lenguaje. Una forma de adaptación
pasiva que deja huellas subjetivas dolorosas, de inseguridad . Bien decía
Gramsci que el orden social dominante logra el consenso por medio del hacer hacer a
otros lo que desde ese orden hegemónico se decide. Se le niega al sujeto su condición
de sujeto de conocimiento, se le restringe la capacidad de repensar y
transformar sus acciones, se le amurallan sus palabras, o se las desvaloriza,
monitorea o enmudece, dejándolo a merced del control ya sea ideológico,
cientificista, normativista o de poder . Situación que aunque nos duela
reconocer, es infinitamente mas frecuente de lo que debiera ser.

Monosemia-polisemia

Cada discurso es en sí mismo polisémico. No existe una sola interpretación del lenguaje
humano, de ahí que podamos pensar a cada discurso como resultante de complejos
movimientos y tensiones entre significados estables o en transformación, tensión que
recorre toda trama de la palabra humana.
Si los discursos fuesen monosémicos, gestarían una comprensión única, casi
congelada, no valdría la pena escucharlos o leerlos. Porque serían discursos
dogmáticos.
Siempre interpretamos la palabra de los demás, , no sólo desde un “diccionario
interno”, sino además desde la trama subjetiva de la propia identidad e historia,
es decir, no sólo lo hacemos desde una competencia semántica o lingüística.

Dado que existen imposiciones, censuras e incluso domesticaciones


institucionalizadas en los significados del lenguaje humano, es decir,
prescripciones o mandatos previas que procuran reforzar la monosemia: para
cada palabra un significado, la libertad de interpretaciones sobre un mismo
texto suele ser muchas veces censurada o cuestionada, perro también puede y
suele ser explorada sin temores.

Existen curiosos libros acerca de cómo leer a Freud o a Marx, o a Piaget,


Chomsky, etc, lo cual demuestra que algunos seres humanos pretenden
congelar los sentidos, o decidir por nosotros qué es lo que debemos entender
cuando leemos. Empresa harto difícil dado que el cerebro humano puede
pensar por sí mismo , y establecer relaciones propias ( como ustedes ahora).

También es evidente que muchas veces les hacemos decir a determinados


autores o textos, lo que ellos jamás afirmaron o quisieron significar, muchas
veces por ignorancia, simplemente porque “tocamos de oído”, otras, por
dificultad de comprensión, y también, por interés particular en desjerarquizar
aspectos de las ideas de un autor con las que no coincidimos. De ahí que
siempre sea importante diferenciar planos diferentes: porque una cosa es el
análisis crítico del contenido de un discurso o autor, y otra muy diferente, es su
manipulación o distorsión por razones ideológicas, políticas, epistemológicas,
sentimentales o afectivas.

Leemos y escuchamos siempre desde condiciones de producción y de recepción


no homogéneas y muchas veces, asimétricas, pero también lo hacemos desde un
posicionamiento epistémico , ideológico, subjetivo y socio-cultural determinado
, por lo que el proceso de escuchar o comprender lo que leemos si bien tiene un
aspecto lingüístico, no es el único que entra en juego en la comprensión.

No todos los seres humanos tenemos idénticas condiciones materiales de vida,


de ahí que tampoco lo sean las posibilidades de que nuestra palabra y mensajes
tengan idénticas valoraciones, funciones y roles de protagonismo en la vida
social, institucional o familiar.
Dice Eni Orlandi que “no existe discurso sin sujeto ni sujeto sin ideología”, y
habiéndonos configurado como tales a lo largo de una ininterrumpida
secuencia de aprendizajes socio-históricas y culturales, nuestra subjetividad es
producto de esas relaciones y experiencias con otros sujetos. Nuestro lenguaje
también.

El orden socio histórico en el que vivimos alienta y restringe, constriñe y


habilita, fortalece o debilita nuestro derecho a la autoría de la palabra-
pensamiento de manera altamente desigual.
Y mas allá de las buenas intenciones que están detrás de los proyectos de
homogeneización lingüística, no es verdad que cuando un niño o adolescente
aprenden a escribir o a hablar la lengua culta, acceden, ipso facto, a la cultura,
pensamiento y clase social de quienes son los sectores dominantes. Tema que
merece un debate más extenso.

Defender, en cambio, el derecho y la necesaria conquista de una autoria de la


palabra-pensamiento con memoria historica no enajenada, una autoria capaz de
repensarse a si misma no tanto en cómo se dice una palabra sino por qué y para
qué decimos los que decimos, cuáles son las ideas que están sosteniendo
nuestra autoría , en cuáles contextos y situaciones y por qué.
Lo anterior constituye una meta importante ya que muchas veces aprendemos a
hablar en nombre de otros, reproducimos ideas, modelos, matrices ideológicas
de un orden social dominante y no siempre podemos descubrir y comprender
en qué medida reproducimos discursos ajenos como si fuesen propios o
asumimos el lenguaje desde una postura enmancipadora, protagónica.

Comprender entonces, la poli-causalidad del proceso de configuración de


nuestra identidad lingüística, de nuestra autoría de la palabra-pensamiento, es
decir, cómo se ha ido gestando en nosotros esa unidad no siempre visible, entre
decir-pensar-sentir-vivir en un orden socio-historico determinado constituye
una de las metas y desafíos de la Lingüística Social.
Según Eni Puccinelli Orlandi, lingüista brasilera que en la decada del 80 se
definia como materialista-histórica y que hace pocos años adhirió al
pensamiento de Foucault y a la linea teorica francesa de Peauchaut:
“ la idéia de que un sujeito-en sí mismo es fuente de sentidos, es una ilusión. Porque
considerado como sujeto social, es contradictoriamente, a la vez, libre y disciplinado”.

Frase interesante de indagar dado que si el sujeto no es fuente de sentidos por el


hecho contradictorio de que a la vez es autónomo y no lo es, sólo existiría
sentido en el discurso de quien carece de contradicciones. Lo cual, pone bajo
cuestionamiento ya no al sentido construido por el sujeto sino a la dialéctica
misma.

Inscribir nuestra oralidad en la historia implica y requiere legitimar el derecho


de cada ser humano a identificarse a sí mismo sin vergüenzas ni censuras, lo
cual no es sólo un proceso lingüístico-discursivo , sino además, y
fundamentalmente un proceso subjetivo , socio-cultural y cognitivo que
posibilita a cada persona su individuación, a la vez que identificación con su
vida social y material, desde una pertenencia cultural, de clase, a la vez que
lingüística. Y ese derecho , el de poder hablar desde una identificación que no
anule su origen y pertenencia historico-social constituye pre-requisito
importante para el proceso de desarrollo del lenguaje y del pensamiento. El
lenguaje posibilita al sujeto inscribirse en la historia social, lo cual, a su vez
significa poder dar a conocer y legitimar sus sentidos , sus formas de decir,
sus representaciones ,palabras, pensamientos e ideas , es decir, su proceso de
identificación con una cultura y pertenencia socio-histórica.

La escuela y sus modelos.

La escuela gesta o procura gestar un sujeto lingüístico urbano que conoce y usa
un código lingüístico relativamente estandarizado, escolarizado. Sujeto que
adquiere una “urbanidad” lingüística ambigua, muchas veces contradictoria y
que pocas veces refleja la relación objetiva entre su discurso, el orden social y
sus condiciones materiales de vida y existencia.
Una lengua civilizada (?), urbanizada, cuyo patrón de estandarización proviene
de la escritura. Sin manchas del origen de clase ni de “ incultura”, e incluso, con
escasos vestigios o rasgos de pertenencia a una clase social dominada. Por lo
tanto en nuestro país no es sencillo ser valorado como “ culto” si uno no habla
como los libros, digamos.

Una lengua nacional que progresivamente construye lugares de discursividad


para decirse a si misma desde el buen decir, el bien hablar, el hablar como dios
y la santa real academia mandan, más que una lengua nacional es un mandato
mono-dialectal, atemporal estandarizado y con escasas evidencias de la
desigualdad social, política, cultural, identitaria, económica. Es decir, es casi
una ficción lingüística.

Los sentidos de pertenencia y de referencia del vocabulario de uso de esa


lengua urbanizada, rara vez consideran necesario indagar, conocer, los
universos vocabulares de las clases y grupos sociales coexistentes ,
Entiendo que el sistema educativo autoriza-desautoriza algo más que las
palabras cuando le transmite a un niño que “eso que dice no se dice asi sino de
otra manera”, que “esa forma de hablar que usa debe ser cambiada”, para
transformarse de este modo , ¿ en un sujeto apto para el sistema, tal vez.?
Lenguaje institucionalizado que se internaliza como matriz contradictoria y que
se evidencia en frases tales como : “ no, de eso que ud.me pregunta yo ya mei
olvidao, no sé nada de esas cosas, yo ya no uso esas palabras”.

Si bien muchas palabras dejan de usarse cuando carecen de sentido social o


cuando desaparecen los objetos que eran sus referentes: “ andá a comprarme
dos azules en doña Rosa”, o “¿me puede dar un heladito de invierno?, o “ fijate
si ya ha hervido el almidón que tengo que almidonar los delantales”, frases
dichas por mi madre cuando era niña, otras palabras desaparecen de la
memoria no porque hayan desaparecido los objetos o prácticas que le conferían
sentido sino porque se introducen cuñas divisorias en la memoria histórica y
cultural del sujeto que le hacen menospreciar el uso social y referencial y
reemplazarlo por nuevas palabras “bien dichas, modernas”, digamos.

Asi por ej, en la década del 70-80 en el valle de Tafi , Tucumán, recogí las
siguientes:

“Apacheta, torno, tortiar, capacho, semillar, huso, hilar, pecana, anucar, barchila, sol
alto, pichana”, entre otras, que prácticamente han desaparecido del léxico activo
de las nuevas generaciones campesinas. Y si bien no es posible retener en la
memoria lo inútil, lo que perdió sentido y vigencia, muchas veces ocurre que
desde un lugar de poder se procura que nos olvidemos de tramas históricas y
culturales del lenguaje que van despojándose así de identidad , proceso que
puede gestar situaciones de hibridación lingüística y mnemotécnica de una
cultura.

Tema, el de la memoria y el olvido, que abordamos en otro trabajo.

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