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POSMODERNO: ¿ UNA SOCIEDAD
TRANSPARENTE?

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Hoy se habla mucho de posmodernidad, es


más, tanto se habla que casi ha llegado a conver-
tirse en algo obligado distanciarse de este con-
cepto, considerarlo una moda pasajera, declarar-
lo una vez más un concepto «superado» ... Pues
bien, yo considero, al- contrario, que el término
posmoderno sí t.i~~~sentido, y que tal sentido se
enlaza -éonel hecho de que la sociedad en la que
vivimos sea una sociedad de la comunicación ge-
neralizada, la sociedad de los mass media.
Ante todo: 'hablamos oe posm¿d~o porque
consideramos que, en alguno de sus aspectos esen-
ciales, la modernidad ha concluido. El sentido en
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el que se puede decir que la modernidad ha ter-
minado depende de lo que se entienda por mo-
o
dernidad. Entre las muchas definiciones de ésta,
hay una, creo, que permite llegar a un acuerdo: /\.
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la modernidad e~_la,,~p,ºc~_.eJll~Lqq~_~.1.
hecho de }
serInüdernü se convierte en un' valor - deterrni- a, :L,
nante. En italiano; 'y'creo-queta'ñiblén en' muchas
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otras lenguas, aún resulta ofensivo decir a al- G


guien que es un « reaccionario», o sea: que está L.
apegado a los valores del pasado, a la tradición,
a las formas de pensamiento «superadas». De

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74 LA SOCIEDAD TRANSPARENTE POSMODERNO 75

acuerdo con mi opinión .es, más o menos, esta do a múltiples razones- deja de ser posible
consideración «eulógica», vindicativa, del ser mo- hablar de la historia como de algo unitario. En
derno, lo que caracteriza toda la cultura moder- efecto, tal visión de la ílistorIa- Implicaoa la exis-
na. Esta actitud no resulta tan evidente a finales tencia de un centro alrededor del cual se reunie-
del siglo xv (cuando «oficialmente» se hace co- ran y ordenaran los acontecimientos. Nosotros
menzar la edad moderna), pero desde entonces, pensamos la historia ordenándola en torno al
por ejemplo en la nueva forma de considerar al año cero del nacimiento de Cristo, y, más con-
artista como genio creador, se empieza a abrir cretamente, como el concatenarse de las vicisitu-.
camino un culto cada vez más intenso por lo nue- des protagonizadas por los pueblos de la zona
vo y lo original que no existía en épocas anterio- «central»: el Occidente, que representa el lugar
res (para las cuales la imitación de los modelos de la civilización, fuera del cual quedan los «pri-
constituía un elemento de extrema importancia). mitivos», los pueblos «en vías de desarrollo». La
Con el paso de los siglos se irá haciendo cada vez filosofía, a lo largo del XIX y el xx, ha sometido
más claro que el culto de 'lo nuevo y lo original a una crítica radical la idea de una historia uni-
en el arte se da vinculado a una perspectiva más taria, justo viniendo a desvelar el carácter ideo-
general, que, como sucede en la edad de la Ilus- lógico de tales representaciones. Así, Walter Ben-
tración, considera la historia humana como un jamin, en un breve escrito de 1938 (Tesis sobre
progresivo proceso de emancipación, como la rea- la filosofía de la historia), sostiene que la histo-
lización, cada vez más perfecta, del hombre ideal ria como curso unitario es una representación del
(el escrito de Lessing sobre La educación del gé- pasado construida por los grupos y clases socia-
nero humano, de 1780, ofrece una expresión típi- les dominantes. ¿ Qué es, en realidad, lo que se
ca de esta perspectiva). Si la historia está dotada transmite del pasado? No todo aquello que ha
de este sentido progresivo es evidente que tendrá ocurrido, sino s610 lo que parece ser relevante.
más valor lo más «avanzado» en el camino hacia En la escuela, por ejemplo, hemos estudiado mil
la conclusión, aquello que esté más cerca del tér- fechas de batallas, de tratados de paz, o de revo-
mino del proceso. Ahora bien, la condición para luciones, pero nunca se nos ha hablado de las
concebir la historia como realización progresiva transformaciones relativas al modo de alimen-
de la humanidad auténtica estriba en que pueda tarse, al modo de vivir la sexualidad, o a cosas
ser vista corno un proceso unitario. Sólo si exis- parecidas. Lo que narra la historia son los avata-
te la historia se puede hablar de progreso. res de la gente que cuenta, de los nobles, de los
Pues bien, la modernidad, de acuerdo con la monarcas, o de la burguesía cuando se convierte
hipótesis que propongo, se acaba cuando -debi- en clase de poder: los pobres, sin embargo, o
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aquellos aspectos de la vida que se consideran nado ideal del hombre, que, en la modernidad,
«bajos» no «hacen historia». ,- coincide siempre con el del hombre moderno eu-
En cuanto se, desarrollan observaciones como ropeo -es algo así como decir: nosotros los
éstas (según una vía iniciada, antes que por Ben- europeos somos la forma mejor de humanidad,
jamin, ya por Marx y Nietzsche), se desemboca en todo el curso de la historia se ordena en función
la disolución de la idea de historia como curso de realizar, más o menos acabadamente, este ideal.
unitario; no hay una historia única, hay imáge- Si se tiene en cuenta todo esto, se' entiende
nes del pasado propuestas desde diversos puntos también que la crisis actual de la concepción uni-
de vista, y es ilusorio pensar que haya un punto taria de la historia, la consiguiente crisis de la
de vista supremo, comprensivo, capaz de unificar idea del progreso, y el fin de la modernidad, no
todos los restantes (tal sería el de «la historia» son sólo eventos determinados por transforma-
, ,1
que englobaría a la historia del arte, de la litera- ciones teóricas -por las críticas de que ha sido
~~ tura, de las guerras, de la sexualidad, etc.). objeto el historicismo decimonónico (idealista,
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[ .La crisis de la ide~ de historia entraña .la ~e positivista, marxista, etc.) en el plano de las ideas.
~ ~ lla Idea de progreso: SI no hay un curso unitario Han ocurrido muchas más cosas y muy diferen-
V) ~:' ,de las vicisitudes humanas no podrá sostenerse tes: los llamados pueblos «primitivos», coloniza-
---.s: - tampoco que éstas avancen hacia un fin, que efec- dos por los europeos en nombre del recto derecho
túen un plan racional de mejoras, educación y de la civilización «superior» y más evolucionada,
emancipación. Por otro lado, el fin que según la se han rebelado, volviendo problemática, de tac-
modernidad regía el curso de los acontecimien- to, una historia unitaria, centralizada. El ideal
tos, era representado, también él, a partir del europeo de humanidad se ha ido desvelando como
punto de vista de un determinado ideal del hom- un ideal más entre otros, no necesariamente peo-
bre. Los ilustrados, Hegel, Marx, los positivistas, res, que no puede, sin violencia, pretender erigir-
y los historicistas de todo tipo pensaban, más o se en la verdadera esencia del hombre, de todo
menos de la misma manera, que el sentido de la hombre.
historia estaba en la realización de la civilización, Junto con el fin del imperialismo y el colonia-
esto es: de la figura del hombre europeo moder- lismo, otro gran factor ha venido a resultar de-
no. Igual que la historia se piensa unitariamente terminante para la disolución de la idea de his-
sólo desde un determinado punto de vista que se toria y para el fin de la modernidad: se trata del
coloca en el centro (sea éste la venida de Cristo advenimiento de la sociedad de la comunicación.
o el Imperio Sacro Romano) el progreso se con- Así se desemboca en el segundo punto, el que
cibe sólo asumiendo como criterio un determi- se refiere a la «sociedad transparente». Como se

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habrá observado he introducido la expresión [en radio (y sólo más tarde la televisión) tendría el
el título] entre interrogaciones. Lo que intento efecto de producir una homologación general de
sostener es: a) que en el nacimiento de una so- la sociedad, permitiendo y hasta favoreciendo, en
ciedad posmoderna los mass media desempeñan virtud de una suerte de tendencia propia, demo-
un papel determinante; b) que éstos caracterizan níaca e intrínseca, la formación de dictaduras y
tal sociedad no como una sociedad más «trans- gobiernos totalitarios capaces de ejercer, como
parente», más consciente de sí misma, más «ilu- el «Gran Hermano» del 1984 de George Orwell,
minada», sino como una sociedad más compleja, un control arterial sobre los ciudadanos, a tra-
caótica incluso; y finalmente e) que precisamen- vés de la distribución de slogans, propaganda (tan-
te en este «caos» relativo residen nuestras espe- to comercial como política) y visiones estereo-
ranzas de emancipación. tipadas del mundo. Sin embargo, lo que de hecho
Ante todo: la imposibilidad de pensar la his- ha sucedido, a pesar de cualquier esfuerzo por
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toria como un curso unitario, imposibilidad que, parte de los monopolios y las grandes centrales.
-,' .' según la tesis aquí sostenida, da lugar al final de capitalistas, es, más bien al contrario, que la ra:~, ,
la modernidad, no surge sólo de la crisis del co- dio, la televisión y los periódicos se hanconver- . - !
lonialismo y del imperialismo europeos; sino que tido en componentes de una explosión y multipli. ~\ i'
es también, y quizá en mayor medida, resultado cación generalizada de Weltanschauungen: de vi- .
del nacimiento de los medios de comunicación de siones del mundo. '
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masas. Estos medios -periódicos, radio, televi- En los Estados Unidos de los últimos decenios o
sión, y en general todo aquello que hoy se deno- han tomado la palabra minorías de todo tipo, han
mina telemática- han sido determinantes para salido a la palestra de la opinión pública culturas
el venir a darse de la disolución de los puntos de y sub-culturas de todas clases. Ciertamente se
vista centrales, de aquéllos a los que un filósofo puede objetar que a esta toma de la palabra no
francés, Jean Francoís Lyotard, llama los grandes ha correspondido ninguna auténtica emancipación
relatos. Este efecto de los mass media parece ser política: el poder económico está aún en manos
exactamente contrario a la imagen que todavía del gran capital. Pero el hecho es -no quiero
se hacía de ellos un filósofo como Theodor Ador- aquí alargar demasiado la discusión sobre este
no. Sobre la base 'de su propia experiencia de vida campo- que la misma lógica del «mercado» de
en los Estados Unidos, durante la segunda gue- la información reclama una continua dilatación
rra mundial, Adorno, en obras como Dialéctica de este mercado mismo, exigiendo, consiguiente-
de la ilustración (escrita en colaboración con Max mente, que «todo» se convierta, de alguna mane-
Horkheimer) y Minima Moralia, preveía que la ra, en objeto de comunicación. Esta multiplicación
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vertiginosa de la comunicación, este «tomar la mundo homogéneo, y puede que «feliz» también,
palabra» por parte deun creciente número de sub- dominado por el «Gran Hermano», a través de la
culturas, constituye el efecto más evidente de los manipulación de los deseos). Pero la liberación de
mass media, siendo, a la vez, el hecho que deter- las muchas culturas y las muchas Weltanschauun-
1. mina (en interconexión con el fin del imperialis- gen, hecha posible por los mass media, ha desmen-
mo europeo, o al menos con su transformación tido, al contrario, el ideal mismo de una sociedad
radical) el tránsito de nuestra sociedad a la pos- transparente: ¿ qué sentido tendría la libertad de
1
t modernidad. No sólo en comparación con otros información, o incluso la mera existencia de más
universos culturales (el «tercer mundo» por ejem- de un canal de radio y televisión, en un mundo
plo), sino visto también desde dentro, Occidente en el que la norma fuera la reproducción exacta
vive una situación explosiva, una pluralización que de la realidad, la perfecta objetividad y la total
parece irrefrenable y que torna imposible conce- identificación del mapa con el territorio? De he-
bir el mundo y la historia según puntos de vista cho, la intensificación de las posibilidades de in-
unitarios. formación sobre la realidad en sus más diversos
La sociedad de los mas s media, precisamente aspectos vuelve cada vez menos concebible la idea
debido a estas razones, es todo lo contrario de una misma de una realidad. Quizá se cumple en el
sociedad más ilustrada, más «instruida» (en el mundo de los mass media una «profecía» de
sentido de Lessing o de Hegel, y también en el de Nietzsche: el mundo verdadero, al final, se con-
Comte o Marx); ~s :mas~ media.l. que teóricamen- vierte en fábula.t Si nos- hacemos hoy una idea de
/ te harían posible uña información «auténticamen- la realidad, ésta, en nuestra condición de existen-
I
te a tiempo» sobre todo lo que sucede en el mun- cia tardo-moderna, no puede ser entendida como
do, podrían parecer, en efecto, una especie de el dato objetivo 'que está por debajo, o más allá,
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realización concreta del Espíritu Absoluto hege- de las imágenes que los media nos proporcionan.
liana, es decir, de la perfecta autoconciencia de ¿ Cómo y dónde podríamos acceder a una tal rea-
toda la humanidad por simultaneidad de lo que lidad «en-sí»? Realidad, para nosotros, es más
acontece, la historia y la conciencia del hombre. bien el resultado del entrecruzarse, del «contami-
Bien mirado, críticos de inspiración hegeliana y narse» (en el sentido latino) de las múltiples imá-
marxista como Adorno, razonan, en realidad, pen- genes, interpretaciones y reconstrucciones que
sando desde este modelo y basan su pesimismo compiten entre sí, o que, de cualquier manera, sin
en el hecho de que éste no se realiza .corno podría coordinación «central» alguna, distribuyen los
(en el fondo por culpa del mercado), o se realiza media.
de un modo perverso y caricaturesco (como en el La tesis que estoy intentando proponer es .que

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en la sociedad de los media, en lugar de un ideal acontecimientos). Heidegger, continuando esta lí-
emancipador modelado .sobre la autoconciencia nea de Nietzsche, ha mostrado que pensar el ser
desplegada sin resto, sobre el perfecto conoci- como fundamento, y la realidad como sistema ra-
miento de quien sabe como son-están las cosas cional de causas y efectos, es sólo una manera de
(sea éste el Espíritu Absoluto de Hegel o el hom- extender a todo el ser el modelo de la objetividad
bre que ya no es esclavo de la ideología tal como «científica», de la mentalidad que para poder do-
lo piensa Marx), se abre camino un ideal de eman- minar y organizar rigurosamente todas las cosas
cipación a cuya base misma están, más bien, la tiene que reducirIas al nivel de meras presencias
oscilación, la pluralidad, y, en definitiva, la ero- mensurables, manipulables y sustituibles, vinien-
sión del propio «principio de realidad». El hom- do finalmente a reducir también al propio hombre,
bre puede hoy, finalmente, hacerse cargo de que su interioridad y su historicidad, a este mismo
la perfecta libertad no es la de Spinoza, no es nivel.
-como ha soñado siempre la metafísica- cono- De modo que, si por el multiplicarse de las
cer la estructura necesaria de lo real y adecuar se imágenes del mundo perdemos, como se suele
a ella. La importancia que reviste la enseñanza decir, el «sentido de la realidad», quizá no sea
filosófica de autores como Nietzsche y Heidegger ésta, después de todo, una gran pérdida. Por una
se concentra toda en este punto: en el hecho de especie de perversa lógica interna, el mundo de
que nos brindan los instrumentos para captar el los objetos medidos y manipulados por la ciencia-
sentido emancipador del fin de la modernidad y técnica (el mundo de lo real según la metafísica)
de su concepto de historia. Nietzsche, en efecto, se ha convertido en el mundo de las mercancías,
ha mostrado que la imagen de una realidad or- de las imágenes, en el mundo fantasmático de los
denada racionalmente sobre la base de un funda- mass media. ¿Deberíamos contraponer a este mun-
mento (la imagen que la metafísica se ha hecho do la nostalgia de una realidad sólida, unitaria,
siempre del mundo) es sólo un mito «tranquiliza- estable y con «autoridad»? Una nostalgia de tal
dor» propio de una humanidad todavía bárbara Índole corre continuamente el riesgo de transfor-
y primitiva: la metafísica es un modo violento marse en una actitud neurótica, en el esfuerzo
aún de reaccionar ante una situación de peligro por reconstruir el mundo de nuestra infancia,
y de violencia; busca, efectivamente, hacerse due- donde las autoridades familiares eran a la vez
ña de la realidad por un «golpe de mano» que amenazadoras y afianzadoras .
atrapa (o cree ilusoriamente haber atrapado) el Pero, ¿en qué consiste, entonces, concretamen-
principio primero del que todo depende (asegu- te, el posible alcance emancipador y liberador de
rándose, aSÍ, ilusoriamente, el dominio de los la pérdida del sentido de la realidad, de la autén-

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tica erosión del principio de realidad en el mundo pacion consistiera sólo en que pudiera venir a
de los mas s media? Aquí la emancipación consis- manifestarse finalmente lo que cada uno es «de
te, más bien, en un extrañamiento, que. es,_.aderrH!S verdad» (en términos todavía metafísicos, espi-
y al mismo tiempo, un liberarse por parte de las nocistas): negro, mujer, homosexual, protestan-
diferencias, de los elementos locales, de todo lo te, etc. El sentido emancipador de la liberación
que podríamos llamar, globalmente, el dialecto. de las diferencias y los «dialectos» está más bien
En cuanto cae la idea de una racionalidad cen- en el efecto añadido de extrañamiento que acom-
tral de la historia, el mundo de la comunicación paña al primer efecto de identificación. Si hablo
generalizada estalla en una multiplicidad de ra- mi dialecto en un mundo de dialectos seré cons-
cionalidades «locales» -minorías étnicas, sexua- ciente también de que la mía no es la única «Ien-
les, religiosas, culturales o estéticas- que to- gua», sino precisamente un dialecto más entre
man la palabra, al no ser, por fin, silenciadas y otros. Si profeso mi sistema de valores -religio-
reprimidas por la idea de ,que hay una sola for- sos, éticos, políticos, étnico s- en este mundo de
ma verdadera de realizar la humanidad, en me- culturas plurales, tendré también una aguda con-
noscabo de todas las peculiaridades, de todas ciencia de la historicidad, contingencia y limita-
las individualidades limitadas, efímeras, y con- ción de todos estos sistemas, empezando por el
tingentes. Este proceso de liberación de las di- mío.:
ferencias, dicho sea de paso, no supone necesa- Es lo que Nietzsche, en una página de la Gaya
riamente el abandono de toda regla, la manifesta- ciencia llama « seguir _~ºñaI!4-~_sabj_endo__que....se
ción bruta de la inmediatez: también los dialec- sueña». ¿ Es posible algo semej ante? La esencia
tos tienen una gramática y una sintaxis, es más, de lo que Nietzsche denominara el « superhom-
sólo· cuando adquieren dignidad y visibilidad des- bre» (o el ultrahombre), el Uebermensch, se con-
cubren su propia gramática. La liberación de las centra aquí: ésa es la tarea que Nietzsche asignó
diversidades es un acto por el que éstas «toman a la humanidad del futuro, precisamente en el
la palabra», hacen acto de presencia, y, por tanto, mundo de la comunicación intensificada.
se «ponen en forma» a fin de poder ser reconoci- Un ejemplo de lo que significa el efecto eman-
das; todo lo contrario a cualquier manifestación cipador de la «confusión» de los dialectos se pue-
bruta de inmediatez. de encontrar en la descripción de la experiencia
Sin embargo, el efecto emancipador de la li- estética que da Wilhelm Dilthey (una descripción
beración de las racionalidades locales no reside que, a mi parecer, resulta decisiva también para
en el mero garantizar a cada uno un mayor reco- Heidegger). Dilthey piensa que el encuentro con
nocimiento y «autenticidad»; como si la emanci- la obra de arte (como, por lo demás, el conoci-

......
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lo

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miento mismo de la historia) es una forma de talgia de los horizontes cerrados, intimidantes y
experimentar, en la imaginación, otros modos sosegantes a la vez, sigue aún afincada en noso-
de vida diversos de aquel en el cual, de hecho, se tros, como individuos y como sociedad. Filósofos
viene a caer en la cotidianeidad concreta. Cada nihilistas como Nietzsche y Heidegger (pero tam-
uno de nosotros, al madurar, restringe sus pro- bién pragmáticos como Dewey o Wittgenstein),
pios horizontes de vida, se especializa, se ciñe a al mostrarnos que el ser no coincide necesaria-
una esfera determinada de afectos, intereses y mente con lo que es estable, fijo y permanente, sino,
conocimientos. La experiencia estética nos hace que tiene que ver más. bien con el evento, _.~lcon- ,
vivir otros mundos posibles, y, así haciéndolo, senso, el diálogo y la interpretación, se esfuerzan
muestra también la contingencia, relatividad, y por hacernos capaces de recibir esta experiencia
no definitividad del mundo «real» al que nos he- de oscilación del mundo posmoderno como chan-
mos circunscrito. ce de un nuevo modo de ser (quizás, al fin) hu-
En la sociedad de la comunicación generali- mano.
zada y de la pluralidad de las culturas, el encuen-
tro con otros mundos y formas de vida es quizá
menos imaginario de lo que Dilthey supusiera:
las «otras» posibilidades de existencia están a la
vista, vienen representadas por múltiples «dialec-
tos», o incluso por universos culturales que la an-
tropología y la etnología nos hacen accesibles.
Vivir en este mundo múltiple significa experimen-
tar la libertad como oscilación continua entre la
pertenencia y el extrañamiento.
Es una libertad problemática ésta, no sólo por-
que tal efecto de los media no está garantizado;
es sólo una posibilidad que hay que apreciar y
cultivar (los media siempre pueden ser también
la voz del «Gran Hermano»; o de la banalidad
estereotipada del vacío de significado ... ); sino
porque, además, nosotros mismos no sabemos to-
davía demasiado bien qué fisonomía tiene, nos fa-
tiga concebir esa oscilación como libertad: la nos-

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