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COLIRIOS

Ainhoa Bilbao Laiseca*.

RESUMEN
La oftalmología es una de las especialidades médicas que más frecuentemente debe recurrir a la formulación
magistral de medicamentos dada la escasez de alternativas terapéuticas que ofrece la industria farmacéutica
para el tratamiento de algunas patologías oculares. Este artículo pretende ofrecer un acercamiento a la
formulación magistral oftalmológica para el farmacéutico comunitario. El objetivo es mostrar herramientas
básicas para enfrentarse a los colirios más habituales en el ámbito extrahospitalario. En él se repasarán
someramente las peculiaridades de la vía tópica ocular y se describirá el proceso general para la elaboración
de colirios. En un artículo posterior se concretarán los protocolos de elaboración de algunos de los colirios
habitualmente prescritos en el ámbito ambulatorio. La elaboración de colirios autólogos a base de suero o
plasma sanguíneo del propio paciente se describirá en un tercer artículo.
- Bilbao Laiseca A. Colirios. Panorama Actual Med. 2018; 42 (414): XXX-XXX

1. INTRODUCCIÓN
La administración tópica oftálmica es ampliamente utilizada, ya que se trata de una vía no invasiva y que goza
de buena tolerancia por parte del paciente. Entre estas formas farmacéuticas de administración tópica ocular,
los preparados más usados por su facilidad de aplicación son los colirios.
En general, se entiende por colirio cualquier formulación medicamentosa líquida destinada a ser instilada
sobre la mucosa oftálmica, con el objeto de tratar afecciones del globo ocular, incluyendo los párpados, la
conjuntiva y la córnea.
Según la Real Farmacopea Española (RFE), se definen como disoluciones o suspensiones estériles, acuosas u
oleosas, de uno o más principios activos, destinadas a su instilación en el ojo, con fines terapéuticos o de
diagnóstico (1).

2. CONSIDERACIONES BIOFARMACÉUTICAS
La farmacoterapia de las patologías oftálmicas requiere que la concentración de fármaco en los tejidos
oculares sea elevada. Dependiendo de la patología a tratar, interesa que la sustancia activa acceda a una zona
u otra (2), para ello tiene que atravesar distintas barreras biológicas (Figura 1), pero debe evitarse en lo posible
que se incorpore a la circulación sistémica. La localización de las dianas farmacológicas oculares se puede
resumir del siguiente modo:
- Superficie ocular: conjuntivitis, ojo seco, queratitis, blefaritis…
- Segmento anterior: glaucoma, uveítis anterior, dilatación pupilar en consulta…
- Segmento posterior: endoftalmitis, degeneración macular, patologías de nervio óptico, enfermedades
retinianas…
La superficie ocular es una barrera protectora que limita el paso de cualquier agente externo hacia el interior
del ojo, y es la causa fundamental de la baja biodisponibilidad de las sustancias activas que se administran por
vía tópica. El acceso de estas a estructuras internas del ojo se realiza, fundamentalmente, a través de la
córnea.

*
Licenciada en Farmacia y Bioquímica. Especialista en Farmacología Ocular. Departamento I+D+i del ICQO. (Bilbao). Grupo Higea (COFBi).

1
Figura 1: Principales estructuras del globo ocular.

3. FARMACOCINÉTICA DE LA ADMINISTRACIÓN TÓPICA OCULAR (3, 4)


La cantidad de fármaco que es capaz de acceder a esas estructuras (biodisponibilidad en el interior del globo
ocular) es muy reducida debido a una serie de fenómenos que se citan a continuación.

3.1. Dilución en el fluido lagrimal


Cuando se instila un colirio en el saco conjuntival, este se mezcla rápidamente con el fluido lagrimal, con la
consiguiente disminución de la concentración de los fármacos. La dilución será mayor si se incrementa la
secreción lacrimal porque se aplica un producto irritante (a menor concentración de fármaco, menor cantidad
del mismo accederá a la biofase).

3.2. Incorporación a la película precorneal


La superficie ocular se encuentra recubierta por una película continua de que se denomina película precorneal
o film lagrimal. La estabilidad de este film es de gran importancia para la salud ocular. Incluye componentes
mucinoso (formado por distintos tipos de mucina que se unen al epitelio corneal); acuoso (que contiene
proteínas y electrolitos que mantienen el pH de la lágrima) y lipídico (que aporta tensión superficial, impide la
evaporación y estabiliza el film).

3.3. Penetración a través de la barrera corneal


La córnea está constituida por tejidos superpuestos (epitelio, estroma y endotelio) que carecen de irrigación.
Mientras que epitelio y endotelio tienen carácter lipídico, el estroma es de naturaleza hidrofílica. Por este
motivo la principal característica que condiciona la absorción corneal de un fármaco es su coeficiente de
reparto lípido/agua (K), de modo que los de mayor biodisponiblidad son aquellos cuyo K es próximo a 1.

3.4. Penetración conjuntival


Durante mucho tiempo, se ha considerado a la conjuntiva únicamente como una vía de eliminación. Hoy en
día se sabe que hay ciertas sustancias capaces de atravesar esta barrera, llegando incluso a alcanzar, en ciertas
ocasiones, el segmento posterior del ojo.

3.5. Llegada al humor acuoso y al iris


Solo un bajo porcentaje de la dosis administrada (1-5%) es capaz de llegar al humor acuoso, donde se puede
establecer un equilibrio con los tejidos de la cámara anterior. En el iris se va a obtener una concentración igual
o superior a la del humor acuoso. Este es un hecho a tener en cuenta, ya que diversas sustancias medicinales,
como los alcaloides, corticoides y antibióticos, se usan para el tratamiento de patologías que afectan a la
cámara anterior del ojo.

2
3.6. Distribución, metabolismo y eliminación
Cuando la sustancia activa alcanza la cámara anterior, el propio flujo natural del humor acuoso arrastra la
molécula de fármaco y promueve su eliminación. La vía tópica ocular no se suele utilizar para tratar patologías
que afectan al polo posterior, en estos casos se prefieren otras vías de administración, por ejemplo las
inyecciones intravítreas.

4. FACTORES QUE AFECTAN A LA BIODISPONIBILIDAD (5, 6)


4.1. Fisiológicos
• Alteraciones del fluido lagrimal: si se administra el colirio en un ojo hipersecretor, éste se diluirá en exceso
en la lágrima disminuyendo la biodisponibilidad. Sin embargo, si hay escasez de lágrimas o la película
precorneal es inestable, se produce una sobreexposición al fármaco o a los excipientes. También puede
aumentar la irritación provocada por la instilación, al no ejercer la lágrima su función amortiguadora de pH y
osmolaridad.
• Integridad del epitelio corneal: las lesiones epiteliales aumentan la permeabilidad y por tanto, la posible
penetración de sustancias medicinales.
• Drenaje lagrimal: desde el momento de la instilación, la solución drena desde la superficie lagrimal hacia el
conducto nasolagrimal, con el consiguiente paso a circulación sistémica (absorción no productiva).
• Unión del fármaco a proteínas: la unión de los fármacos a las proteínas de las lágrimas, de la córnea y del
humor acuoso puede provocar una disminución de la eficacia terapéutica.
• Pérdida por biotransformación: en la córnea, humor acuoso y tejidos colindantes, donde el tiempo de
permanencia aumenta, se pueden originar pérdidas apreciables de fármaco por metabolización.

4.2. Fisicoquímicos
• Osmolaridad
La presión osmótica de las lágrimas se corresponde con la de una solución de cloruro sódico al 0,9%, es decir
un valor de osmolaridad cercano a 300 miliosmoles/litro.
La osmolaridad de los medicamentos oftálmicos no suele sobrepasar estos límites y además, la rápida dilución
con las lágrimas disminuye el posible riesgo de irritación, no viéndose afectada, apreciablemente, la
biodisponibilidad. Las soluciones hipotónicas son peor toleradas y favorecen el lagrimeo, pero aumentan la
permeabilidad del epitelio corneal.
• pH
El pH mejor tolerado es 6,6 a 7,8, valor similar al de las lágrimas naturales, En general, se admite que valores
de pH comprendidos entre 3,5-10,5 son relativamente bien tolerados, ya que el fluido lacrimal tiene cierta
capacidad amortiguadora. La administración de soluciones con pH fuera del intervalo recomendado provoca
lagrimeo y por tanto, favorece la pérdida del fármaco y disminuye la biodisponibilidad.
• Tensión superficial
El valor de tensión superficial de la película precorneal está comprendido entre 43,6 y 46,6mN/m para
pacientes normales y de 49,6mN/m para pacientes de ojo seco. Los tensioactivos disminuyen la tensión
superficial de la formula, favoreciendo su miscibilidad con la película precorneal. Además, alteran la
permeabilidad del epitelio corneal incrementando la penetración del principio activo. Cuando se utilizan de
forma habitual, presentan cierta toxicidad sobre la córnea, por lo que no se recomienda su empleo en
patologías crónicas.
• Viscosidad
Generalmente se emplean formulaciones cuya viscosidad oscila entre 15 y 25 centipoises (cps). Un exceso de
viscosidad (> 50cps) puede obstruir el canal lagrimal. Además, por encima de 55cps se produce visión borrosa
y se dificulta el paso a través de las barreras biológicas.

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5. COMPONENTES DE LOS COLIRIOS (7, 8)
5.1. Principios activos
En general, la necesidad de formular surge cuando se precisan fármacos no comercializados o concentraciones
no disponibles. Los principios activos se pueden adquirir como materia prima pero en oftalmología es
frecuente que sea necesario partir de otros medicamentos comerciales, generalmente destinados a uso
parenteral.

5.2. Vehículos
En términos generales se distingue entre vehículos acuosos y oleosos. Los primeros son los más utilizados,
mientras que los oleosos se usan para formular colirios que contienen principios activos inestables o insolubles
en medio acuoso.
Los vehículos acuosos de uso más frecuente son agua para inyección, suero salino isotónico estéril (SF) y
solución salina balanceada (BSS®) (Tabla 1). En la mayor parte de los casos, cuando la concentración de
principio activo es baja (inferior al 2,5-3%), el fármaco puede disolverse directamente en un vehículo isotónico
como el SF. Las soluciones obtenidas son ligeramente hipertónicas, pero bien toleradas.

Componentes por 1 ml BSS® SF


Magnesio, Cloruro, hexahidrato 0,3 mg -
Calcio, Cloruro, dihidrato 0,48 mg -
Potasio, Cloruro 0,75 mg -
Sodio, Citrato, dihidrato 1,7 mg -
Sodio ,Acetato, trihidrato 3,9 mg -
Sodio, Cloruro 6,4 mg 9 mg
Agua para inyección csp 1 ml csp 1 ml
Tabla 1: Composición del BSS® y del SF (9).

5.3. Coadyuvantes
• Agentes viscosizantes
Se utilizan polímeros de alto peso molecular (Tabla 2) sobre todo derivados celulósicos como
carboximetilcelulosa (Carmelosa) o hidroxipropilmetilcelulosa (Hipromelosa). Otros ejemplos son el
hialuronato sódico y el alcohol polivinílico (PVA).

Concentración Observaciones
Agente viscosizante máxima habitual
(%p/v)
Carboximetilcelulosa 2,5
Hidroximetilcelulosa 0,8
Hidroxipropilmetilcelulosa 1,0 Compatible con la mayoría de principios activos

Hialuronato sódico 0,3


Metilcelusosa 2,0
Alcohol polivinílico (PVA) 1,4
Polivinilpirrolidona (PVP) 1,7 La eficacia de algunos conservantes (Timerosal) puede verse
afectada por la formación de complejos
Tabla 2: Algunos agentes viscosizantes utilizados en preparaciones oftálmicas (7).

• Agentes conservantes
Los más habituales son los compuestos de amonio cuaternario (cloruro de benzalconio), mercuriales
(timerosal), biguanidas (clorhexidina) o agentes quelantes (EDTA). (Tabla 3)

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El cloruro de benzalconio (BAC) es el conservante más empleado debido a su estabilidad, excelentes
propiedades antimicrobianas en medio ácido y largo periodo de validez. Su principal inconveniente es la
toxicidad que ejerce a medio y largo plazo sobre el epitelio corneal y la película lagrimal (10,11). Además debe
tenerse en cuenta su posible retención en los distintos filtros en función del tamaño de poro y el material de
la membrana.

AGENTE CONCENTRACIÓN (%p/v) OBSERVACIONES


Cloruro de Benzalconio (BAC) 0,01-0,02 Incompatible con compuestos aniónicos.
Sinergia con clorhexidina, EDTA.
Clorhexidina 0,01 Incompatible con compuestos aniónicos. Sinergia con BAC.

Timerosal 0,001-0,15 (soluciones) Incompatible con compuestos de amonio cuaternario.


Actividad reducida en presencia de EDTA y metabisulsitos.
0,001-0,004 (suspensiones) Causante de reacciones de hipersensibilidad.
Clorobutanol Hasta 0,05 Incompatible con material de acondicionamiento de plástico,
polietileno, etc. Sinergia con feniletilalcohol. Baja actividad
como agente único.
EDTA 0,01-0,1 Sinergia con BAC. Reduce la actividad del timerosal.
Baja actividad como agente único.
Tabla 3: Agentes conservantes de uso habitual en la formulación de medicamentos oftálmicos y rango de
concentraciones empleadas (7).

• Otros coadyuvantes
- Antioxidantes: se emplean cuando el principio activo es fácilmente degradable por oxidación. Algunos
ejemplos se recogen en la Tabla 4.

Agente antioxidante Concentración máxima


habitual (%)
Ácido etilendiaminotetraacético (EDTA) 0,1
Bisulfito sódico 0,1
Metabisulfito sódico 0,1
Tiourea 0,1
Tabla 4: Algunos agentes antioxidantes utilizados en preparaciones oftálmicas (12).

- Humectantes: son agentes surfactantes usados para mejorar la solubilidad del principio activo, estabilizar las
suspensiones o para conseguir una mayor claridad de la disolución. Se suelen utilizar poloxamer, laurilsulfato
sódico o tiloxapol.
- Correctores de tonicidad: los más habituales son cloruro sódico, cloruro potásico y propilenglicol.
- Correctores de pH: se emplean generalmente hidróxido sódico y ácido clorhídrico.
- Sistemas tampón: son usuales el cítrico-citrato, acético-acetato y la solución de fosfatos de Sörensen.

6. REQUERIMIENTOS DE LOS COLIRIOS


6.1. Esterilidad
Es el requisito más importante de las formulaciones oftálmicas. Los métodos empleados con mayor frecuencia
para conseguirla son:
- Filtración esterilizante: consiste en someter a filtración el producto usando filtros de membrana con tamaño
nominal de poro de 0,22μm o menor. Cuando se emplea este método es importante asegurarse de que ningún
componente de la formulación será retenido en el material del filtro. Es el método más sencillo, pero su mayor
inconveniente es que no es válido para suspensiones, pomadas o geles. Habitualmente es el último paso del
proceso de fabricación. Para llevar a cabo la filtración esterilizante, la solución se pone en una jeringa y a
continuación se coloca un filtro de 0,22 micras, de forma que al apretar el émbolo la solución filtrada se
deposite directamente en el recipiente donde va a ser dispensada.
- Esterilización por calor seco: se suele usar para vehículos oleosos o componentes no termolábiles en polvo.

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- Esterilización por vapor: el autoclavado del preparado en su envase final puede ser una opción para
suspensiones o geles, si su estabilidad lo permite.

6.2. pH
Lo ideal es que los colirios tengan un pH cercano a la neutralidad pero, como ya se ha comentado, esto no es
siempre posible debido a problemas de estabilidad.

6.3. Transparencia
Los colirios en forma de soluciones han de ser límpidos y estar libres de partículas. Las suspensiones pueden
presentar un sedimento, pero este debe redispersarse fácilmente por agitación, de modo que resulte una
suspensión suficientemente estable para permitir la administración de la dosis correcta. El tamaño de partícula
en estos casos no debe superar las 50 micras, ya que de lo contrario se pueden producir abrasiones en la
córnea.

7. PROCEDIMIENTOS GENERALES PARA LA ELABORACIÓN DE COLIRIOS


Todos los productos oftálmicos deben ser preparados en cabina de flujo laminar (aquellos que sean citotóxicos
o peligrosos en cabina de seguridad biológica) por personal entrenado y competente y de acuerdo con las
normas de correcta fabricación (Figura 2).

Figura 2: Etapas generales de la preparación de colirios.

7.1. Consejos durante el proceso de fabricación (7)


- Realizar los cálculos matemáticos de las diluciones antes de empezar la preparación.
- Para conseguir la mayor precisión en la medida de los volúmenes, emplear la jeringa de menor capacidad
que permita medir el volumen necesario. Si con una sola jeringa no es suficiente, se llevan a cabo dos medidas,
con jeringas de la capacidad adecuada. La precisión aumenta cuanto mayor es el volumen preparado, ya que
se minimiza el efecto de los posibles errores cometidos en las medidas intermedias, inherentes a la imprecisión
de los instrumentos de medida (jeringas, etc.). Sin embargo, debido al corto periodo de validez de la mayoría
de estas formulaciones, no siempre es razonable preparar grandes cantidades. El volumen a elaborar se
optimiza en función de la duración prevista del tratamiento y la estabilidad del preparado.
- Usar siempre contenedores estériles para mezclar las materias primas. Los componentes pueden ser
tomados primero en jeringas por separado y mezclarse después en una jeringa de mayor capacidad en la que
se añaden insertando la aguja a través del cono libre de la mayor (Figura 3). Esta jeringa siempre debe ser lo
suficientemente grande para permitir el correcto mezclado de todos los componentes.
- Cuando se requieran diluciones múltiples, rotular los contenedores intermedios para evitar confusiones. Tras
cada dilución del principio activo se ha de asegurar la completa homogenización de la mezcla. Una
homogenización incompleta puede ser causa de graves imprecisiones en la dosis.
- Para cada una de las medidas que se lleven a cabo, usar una aguja nueva con el fin de evitar contaminaciones
e imprecisiones debidas al volumen residual contenido en las mismas.

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Fuente: ICQO
Figura 3: Los componentes pueden ser tomados primero en jeringas por separado y mezclarse después en una
jeringa de mayor capacidad.

7.2. Procedimiento general de fabricación de un colirio en solución (12)


Los pasos a seguir son los siguientes:
1. Pesada o medida de las materias primas.
2. Disolución de los componentes en aproximadamente tres cuartas partes del vehículo.
3. Adición de la cantidad restante de vehículo y enrasado hasta el volumen final.
4. Determinación del pH y ajuste si fuera necesario.
5. Filtración esterilizante directamente al envase final.
En caso de que la materia prima sea una solución o polvo comercial para uso parenteral ya estéril, basta con
seguir una técnica aséptica durante su manipulación para preservar la esterilidad y prevenir la contaminación
por partículas empleando filtros de 5μm.

7.3. Procedimiento general de fabricación de un colirio en suspensión (13)


Formular una suspensión estéril, efectiva y estable para administración ocular es tecnológicamente más
complejo que preparar una solución, ya que es necesario controlar que el tamaño de partícula sea
homogéneo, evitar los procesos de agregación y sedimentación y en caso de que esta se produzca favorecer
la redispersión.
El proceso es el siguiente:
1. Obtención del principio activo en polvo fino, pesada y esterilización del mismo.
2. Dispersión del principio activo en parte del agua estéril.
3. Preparación del vehículo estructurado (con agentes viscosizantes, humectantes, etc.) y esterilización del
mismo en autoclave.
4. Adición de la dispersión de principio activo al vehículo y homogenización.
5. Ajuste de pH y volumen final.
6. Homogenización y envasado.
Otra alternativa es la preparación de la dispersión y esterilización terminal del producto mediante autoclave
si la estabilidad de la fórmula lo permite.

7.4. Envasado
Se usan frascos estériles con cierre de seguridad que permitan la administración en gotas. El tamaño de la gota
es un aspecto importante, debido a la limitada capacidad del ojo para albergar líquidos. El volumen máximo
que puede contener el saco conjuntival oscila alrededor de 30μl. Si la gota de colirio es demasiado grande o
se produce lagrimación refleja, el exceso de líquido sale fuera del ojo.
El volumen máximo que se debe introducir en cada envase multidosis es de 10 ml, siendo incluso preferibles
los de 5 ml sobre todo en caso de no añadir conservantes. Si es preciso que un colirio se suministre en envases
unidosis se pueden usar jeringas cerradas con tapón estéril, aunque también se dispone de envases de 1 ml.
En general, los envases unidosis contienen volúmenes entre 0,1 y 0,6 ml.
Se pueden emplear envases de vidrio o plástico (polietileno o polipropileno). El vidrio se prefiere para
principios activos fácilmente oxidables o cuando se desea someter el producto final a esterilización en

7
autoclave. Las desventajas que presenta frente al plástico son el coste y la fragilidad. Cuando se usen envases
de plástico, ha de tenerse en cuenta que no deben contener ningún componente que pueda cederse a la
formulación, alterando sus propiedades.

7.5. Etiquetado
En el caso de los colirios, además de los datos necesarios en todas las fórmulas magistrales, incluidos en el
Formulario Nacional (14), se debe especificar el periodo de validez del producto una vez abierto.

7.6. Controles de calidad


El Formulario Nacional (14) describe los controles que son necesarios:
- Esterilidad: cuando se preparen lotes grandes, se recomienda seleccionar una muestra para análisis
microbiológico.
- Ausencia de partículas: en el caso de las suspensiones, el tamaño de partícula deberá cumplir las
especificaciones recogidas en la Real Farmacopea Española.

8. CONSIDERACIONES PRÁCTICAS
Es frecuente encontrar referencias bibliográficas sobre la utilización de colirios elaborados por formulación
magistral, pero es más complicado localizar datos sobre los excipientes utilizados, su estabilidad tanto química
como biológica, la correcta forma de conservación o las técnicas de preparación.

8.1. Sobre el uso de conservantes:


Aunque un conservante haya demostrado ser bien tolerado por el ojo sano, esta tolerabilidad puede no ser
tan buena en el ojo dañado, recién operado o cuando sea necesario aumentar la frecuencia de aplicación en
función de la patología a tratar. En estos casos la cantidad total de conservante que recibe el ojo es muy
superior a la habitual.
Un aspecto importante a tener en cuenta para la elección del conservante, es el papel que juega el colirio a
elaborar en los protocolos terapéuticos. Muchas veces se trata de colirios utilizados en patologías graves en
las que el ojo está seriamente dañado, por lo que la adición de conservantes está desaconsejada, además
prima la rápida disponibilidad del preparado y no tanto su estabilidad a largo plazo.
Es frecuente que los oftalmólogos prefieran la formulación de colirios sin conservantes, aunque sean más
fácilmente contaminables y puedan transformarse en vehículos de sobreinfección. En estos casos se deben
extremar los protocolos de higiene en la preparación y educar e informar adecuadamente al paciente sobre
las medidas higiénicas y de conservación que debe adoptar durante su utilización.
Para mejorar la estabilidad de estos colirios sin conservantes añadidos, se puede recurrir a la preparación
envases de menor volumen y/o a la congelación de los mismos. Esta es una práctica clínica frecuente (salvo
en los casos en los que se ha demostrado ineficaz o perjudicial para la estabilidad del preparado), aunque no
es habitual que se disponga de respaldo bibliográfico.
Los colirios destinados al uso en intervenciones quirúrgicas no deben contener conservantes.

8.2. Sobre el uso de lágrimas artificiales como “vehículo universal”:


El empleo de formulaciones comerciales de lágrimas artificiales como vehículo para la fabricación de fórmulas
magistrales de uso oftálmico es una práctica bastante extendida, pero desaconsejable. Su principal ventaja es
que sus propiedades fisicoquímicas (pH, osmolaridad, viscosidad) son muy similares al fluido lagrimal, pero
contienen viscosizantes, conservantes, tampones, isotonizantes… que no siempre son compatibles con el
fármaco a incorporar. También se debe tener en cuenta que si se elabora un colirio añadiendo a las lágrimas
artificiales un medicamento parenteral se produce una dilución del conservante, por lo que este puede no ser
eficaz (15).

8.3. Sobre el periodo de validez:


La caducidad se asigna basándose en datos de estabilidad documentados de principio activo, conservantes y
material de acondicionamiento, así como teniendo en cuenta los riesgos de contaminación microbiológica. La

8
mayoría de los estudios se refieren a la estabilidad química del principio activo, existen pocos trabajos sobre
la posibilidad de contaminación bacteriana.
En el caso de formas farmacéuticas multidosis, debe determinarse también el tiempo de validez del contenido
una vez abierto el envase. Se debe tener en cuenta que los colirios se formulan frecuentemente sin
conservantes o en unas condiciones en las que su eficacia puede verse comprometida. En general, salvo casos
justificados, se considera aceptable para los colirios multidosis un periodo de validez de 7 días tras su primera
utilización. En muchas ocasiones se recomienda conservarlos en la nevera una vez abiertos, aunque, como
sucede con la congelación, pese a ser una recomendación bastante frecuente, no es habitual disponer de
bibliografía que la corrobore.

8.4. Sobre la dosis real administrada:


El volumen de colirio instilado en cada gota, y por ello la cantidad de fármaco en contacto con el ojo, depende
de la forma del envase, la viscosidad, la tensión superficial y del manejo del usuario (16). En el caso de los colirios
en suspensión la variabilidad en la dosis instilada se hace aún más evidente, ya que la correcta resuspensión
del fármaco depende de la habilidad del paciente.
Para incrementar la cantidad de fármaco en contacto con la córnea, lo más eficaz es elevar la concentración
del principio activo y no el volumen de colirio instilado. La administración sucesiva de dos o más gotas no
aumenta la cantidad de fármaco disponible, sino la de fármaco drenado. Lo mismo sucede al aumentar el
volumen de la gota. Si es necesario usar más de una gota o una terapia múltiple con diferentes colirios, las
aplicaciones se deben espaciar al menos 5 minutos.
La estrategia más sencilla para disminuir el drenaje lagrimal del fármaco y su absorción sistémica es la oclusión
del conducto lacrimonasal durante unos minutos tras la instilación del colirio.

9. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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2. Gaudana R, Ananthula HK, Parenky A, Mitra AK. Ocular Drug Delivery. American Association of Pharmaceutical Scientists. 2010; 12(3): 348–60.
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administración ocular. En: Farmacología Ocular; 2007: 26-46.
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of Pharmacology. 2017; 174(23): 4205-23.
5. Ramsay E, Del Amo EM, Toropainen E, Tengvall-Unadike U, Ranta VP, Urtti A, Ruponen M. Corneal and conjunctival drug permeability:
Systematic comparison and pharmacokinetic impact in the eye. Eur J Pharm Sci. 2018; 119:83-9.
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glaucoma. En: Diagnóstico y tratamiento del glaucoma de ángulo abierto; 2013: 335-47.
7. González M., Esteban H. Formulación Magistral en Oftalmología. En: Aspectos Prácticos de la Farmacotecnia en un Servicio de Farmacia: Situación
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8. Del Arco J. Preparaciones Oftálmicas. En: Formulación magistral de medicamentos. 5ª ed. Bilbao: Colegio Oficial de Farmacéuticos de Bizkaia;
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