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“Compromiso profesional

con la ética pública”

Daniela Piña Benítez


Inducción a la Formación Profesional
Prof. Eduardo Sepúlveda
Administración Pública
Desde hace muchas décadas hemos sido testigos de la baja confianza de
la ciudadanía en las instituciones públicas y sus actores. Sin embargo, en los
últimos años, esta desconfianza de los chilenos hacia las distintas instituciones es
cada vez más preocupante y ha tendido a ir a la baja, dejando en peligro una de
las bases principales de toda democracia: la confianza ciudadana en las
instituciones.

En la actualidad, el ejercicio público es visto por los y las chilenas como uno
que no está ajeno de “faltas a la probidad”, e incluso, de actos de corrupción.
Hemos sido testigos de varios hechos de esta índole en distintas instituciones
públicas del país. Frente a ello, podríamos inclusive afirmar que se ha tendido a
“naturalizar” en la opinión pública de la ciudadanía que estos hechos “ocurren”.
Esto que acontece ¿Es sano para las instituciones públicas y para su rol público y
político en democracia?

Las instituciones públicas están conformadas por profesionales, quiénes


dedican gran parte de su tiempo –y de su vida- a trabajar y desempeñarse dentro
de estas instituciones. Es por ello que se espera –legítimamente, por cierto- la
existencia de cierta vocación y compromiso en el desempeño profesional. De
asumir con responsabilidad y “que no ejerzan su profesión sólo por afán de lucro,
ya que se trata de un tipo de actividad encaminada a favorecer a la colectividad”
(Martínez, 2006, 126)1. En otras palabras, se espera que el ejercicio profesional se
desarrolle con compromiso cívico2 y servicio público.

De lo tratado anteriormente es que se hace imprescindible hablar de los


elementos éticos más relevantes para mi ejercicio profesional futuro: el ethos de la
excelencia3 y la ética cívica4. El primero se entiende como la búsqueda de la
excelencia dentro de la acción pública, el segundo como el compromiso cívico que
adquieren los profesionales –y que iré adquiriendo a lo largo de la carrera y de mi
profesión-.

El sentido ético de la búsqueda de la excelencia, el ethos de la excelencia,


se basa en “estar a la altura de la conciencia moral de nuestro tiempo” (Martínez,
2006, 122). Esto significa ir más allá del cumplimiento legal de las normas cívicas,
asumidas públicamente y que contribuyen a la promoción de conductas
deseables5.

1 Martínez Navarro, Emilio (2006). Ética de la profesión: proyecto personal y compromiso de


ciudadanía. Valparaíso, Chile. Veritas, Revista de Filosofía y Teología.
2 Ibíd. Pág. 123.
3 Ibíd. Pág. 139.
4 Ibíd. Pág. 127.
5 Ibíd. Pág. 137.
El compromiso cívico o la ética cívica, se enmarca en el sentido de servicio
que responde a la vocación profesional dentro de las instituciones públicas. Esto
se traduce en el compromiso profesional de apegarse y reconocer ciertos valores
de convivencia6 dentro de una sociedad moderna y pluralista, y que actúe en base
al mantenimiento de la buena salud del sistema político en democracia.

Para quienes desempeñan roles públicos dentro de las instituciones del


estado es de suma importancia aplicar los elementos éticos anteriormente
descritos: el ethos de la excelencia y la ética cívica. Éstos son la base esencial de
la ética pública. Ésta se puede definir como los principios y valores que guían la
vocación y el compromiso profesional, influyendo positivamente en el ejercicio
público de manera que los y las profesionales sean moralmente íntegros y
ofrezcan un servicio a la ciudadanía con compromiso cívico y responsabilidad.

A modo de conclusión, podemos sostener que en la actualidad las nuevas


generaciones tenemos el gran desafío de mejorar el ejercicio público dentro de las
instituciones. Esto posee una gran relevancia, debido a que con nuestro actuar
ético damos solidez y contenido positivo al desempeño profesional dentro de las
instituciones públicas, que hoy por hoy están bastante desprestigiadas en nuestro
país.

El “buen actuar” se debe nutrir de la ética pública y de sus elementos -


descritos a lo largo de este ensayo-. Esto significa ir más allá del “cumplimiento de
la ley” o de las normas cívicas; es buscar la excelencia en nuestra amplia vocación
de servicio a la comunidad. Se trata de ofrecer un servicio público de calidad a la
ciudadanía y a nuestro país. Es por ello que debemos ser “excelentes
profesionales para ser buenos ciudadanos y (…) ser excelentes ciudadanos para
ser buenos profesionales”7.

Un desempeño profesional ético dentro de las instituciones públicas es


clave para ir recuperando la confianza de la ciudadanía en éstas. A mayor
confianza ciudadana en las instituciones, mayor calidad de la democracia y más
estabilidad del sistema político. De ahí la relevancia de la “buena salud” de las
instituciones -sobre todo las públicas- y del actuar ético y responsable de los
profesionales públicos.

6 Ibíd. Pág. 127.


7 Íbid. Pág. 139.

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