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Bolilla VI

1. La sociedad y el Estado Argentino


a. Forma de gobierno: concepto y caracterización en la Constitución
Concepto
Gobierno, como expresión del poder del Estado dirigido en lo relacionado a sus depositarios y en
cuanto a su ejercicio, entendido como comprensivo de las personas que lo componen y lo encarnan
en los órganos de poder como la exteriorización de la actividad desplegada dentro de un marco de
competencias determinadas por la ley o la Constitución.
“El gobierno es algo del Estado y para el Estado, pero no es el Estado”.
Para responder a la pregunta sobre la forma de gobierno de un pueblo debemos realizarnos la
pregunta ¿Quién Manda?
Cuando queremos establecer cuáles son las reglas que rigen en un Estado la relación de mando entre
los que están a cargo de los órganos que conforman el gobierno de éste con sus habitantes, y quién
el depositario de la facultad de definir dichas reglas, estamos en presencia de la llamada formas de
gobierno, las que tienen su estructuración normativa en lo que hace a competencias y funciones,
como lo atinente a los límites que el propio Estado de derecho, a través de la Constitución, establece
en garantía de los intereses de sus habitantes.
Tipos
o Presidencialismo: Forma de democracia que tiene en cuenta el factor de liderazgo o la
personificación del poder en un líder, propia del sistema de división de funciones (de
poderes) en donde surge la figura del Presidente del Estado, quien ejerce la jefatura del
poder Ejecutivo. Encarna en sí la doble jefatura, la de Gobierno y la de Estado. Sus actos
son controlados políticamente por la Legislatura o Parlamento. (Aunque no siempre que
exista un presidente estamos ante un sistema presidencialista, como en el caso de Italia
que lo tienen pero su forma es parlamentaria)
o Parlamentarismo: existe una dualidad en el ejercicio del poder del Estado dividiendo la
titularidad de sus dos jefaturas con el fin de dotar de mayor movilidad al sistema.
Características:
 Desdoblamiento en las jefaturas, tenemos un jefe de Estado (con la
denominación de Rey en España) de sucesión hereditaria por familia o
Presidente (Italia) elegido por el pueblo en la mayoría de los casos que tiene la
responsabilidad política ante las cámaras parlamentarias.
Un jefe de gobierno que tiene a su cargo la conducción política del Estado,
designado por el Parlamento o Jefe de Estado, secundado de un gabinete que
refrenda sus actos y sin cuyo requisito carece de validez, cuya denominación
suele ser Primer Ministro, Canciller y otras denominaciones.
 Equilibrio de poderes, el jefe de gobierno, junto con el gabinete, ejercen el poder
ejecutivo y para su permanencia en la función dependen del voto de confianza
del Parlamento, lo que tiene por correlato el voto de censura, el cual puede ser
expreso, lo que trae aparejado la no continuidad en el cargo o sólo sobre ciertos
actos. El jefe del Estado tiene la facultad de disolver el Parlamento en
determinados casos.
 Colaboración y coordinación en la tarea del gobierno entre el gabinete
gubernamental y el Parlamento, produciéndose ágiles y flexibles mecanismos de
comunicación entre ambos órganos.
o Semipresidencialismo: busca la coexistencia de un gobierno de tipo parlamentario y un
jefe de Estado de tipo presidencial. Esta forma surge de las debilidades del sistema
parlamentario y de la influencia del sistema presidencialista. Se intenta introducir un
mayor contacto y relación directa de colaboración en el manejo de los asuntos de
gobierno entre el Presidente de la república y el Parlamento, a fin de fortalecer el
sistema democrático y evitar los divorcios de poderes o funciones, o sumisión de uno al
otro que se produce en los sistemas presidencialistas.
o Gobierno de asamblea: forma intermedia entre presidencialismo y parlamentarismo
donde el poder ejecutivo se encuentra colegiado, donde la jefatura de gobierno y estado
se encuentra unificado en un solo órgano.

Caracterización
De lo establecido en los artículos 1, 5,22, 44, 87, 108 y 109, surge claramente que la forma de
Gobierno en nuestro país es la democracia representativa y republicana de corte presidencialista, y
que la jefatura de gobierno y de Estado se encuentra en el Presidente (art. 88 y 99 inciso 1) con
división de poderes o funciones, estando el poder ejecutivo a cargo del recientemente nombrado,
secundado por ministros en donde resalta la figura del Jefe de Gabinete con características
particulares; el Poder Legislativo a cargo un Congreso de la Nación integrado por dos Cámaras,
senadores y diputados, y el Poder Judicial a cargo de la Corte Suprema y demás tribunales inferiores
de la Nación; cada uno de estos órganos conforman el gobierno federal.
Cabe aclarar que la frase del artículo 1 “según lo establece la presente Constitución” busca dar el
sello particular a la forma de gobierno nacional que tiene por base largos años de luchas y deviene
de una historia institucional y política que ha llevado a adoptar el sistema propuesto en su texto. No
es una forma pura ni copiada fielmente de otros países, sino que es concreta y particular de nuestra
forma de organizarnos.

b. El pueblo. Ciudadanía y nacionalidad. Ley 346 y decretos reglamentarios. Pueblos indígenas.


Derechos de los extranjeros.
- El pueblo
También puede utilizarse como sinónimo la palabra población, y es uno de los elementos del
Estado, pues este elemento humano consta de hombres que, en su convivencia, forman grupos,
asociaciones, instituciones, etc.
Nuestra constitución utiliza “habitantes” para referirse a quienes integran la población, dicha
acepción, en la vinculación política del hombre con el estado, alude a su especificación más
amplia.
Aunque se utilizan población y pueblo como equivalentes, cierto es que si efectuamos una
depuración conceptual podemos entender a la población como la población flotante, y a pueblo
como la población estable.
También suele llamarse pueblo al cuerpo electoral, pero tres acepciones deben rechazarse:
o Pueblo como sinónimo de Nación
o Pueblo en sentido peyorativo de la clase proletaria
o Pueblo como sinónimo de unidad politizada
Según nuestra Constitución formal el pueblo se compone de dos clases de hombres:
o Nacionales o ciudadanos
o Extranjeros

- Ciudadanía y nacionalidad
Es necesario distinguir entre nacionalidad “a secas” o si se quiere, nacionalidad sociológica que
no dependen del derecho positivo de los estados, de la nacionalidad política, como calificación
derivada del derecho positivo de los estados, y adjudicada por él como cualidad a los individuos,
pudiendo o no coincidir con la nacionalidad a secas.
Definiríamos nacionalidad política como la situación jurídica con que un hombre es investido por
el derecho positivo del estado en relación al mismo estado, según un criterio que aquel derecho
adopta (por ejemplo ius solis, ius sanguinis).
En nuestro encuadre constitucional nos referimos a la nacionalidad política, la cual se identifica
con la ciudadanía.

Art. 20.- Los extranjeros gozan en el territorio de la Nación de todos los derechos civiles del
ciudadano; pueden ejercer su industria, comercio y profesión; poseer bienes raíces, comprarlos
y enajenarlos; navegar los ríos y costas; ejercer libremente su culto; testar y casarse conforme a
las leyes. No están obligados a admitir la ciudadanía, ni a pagar contribuciones forzosas
extraordinarias. Obtienen nacionalización residiendo dos años continuos en la Nación; pero la
autoridad puede acortar este término a favor del que lo solicite, alegando y probando servicios
a la República.

El texto del artículo reconoce a los extranjeros los mismos derechos civiles que al ciudadano (no
utiliza nacional); no desvirtuándose tal identidad por el hecho de que el artículo 75 inciso 12
haya sustituido la terminología ciudadanía natural por la de nacionalidad natural.
Esta norma, el artículo 20, reconoce en un pie de igualdad a los extranjeros y a los nacionales, es
la concreción de lo dispuesto en el artículo 14 al referirse a todos los habitantes. Es producto de
la necesidad de abrir las fronteras para favorecer la inmigración en un país de extenso territorio
que requería una población estable. Esta disposición se encuentra en íntima relación con el
artículo 25.
Nuestro país consagra el principio de “ius solis” lo que significa que la nacionalidad está
determinada por el nacimiento en el suelo argentino, a diferencia de los países europeos que
mantienen el “ius sanguinis” por el cual la nacionalidad está dada por la nacionalidad de los
padres.
La naturalización es optativa, es un derecho, y luego de reunir ciertos requisitos.

- Ley 346 y decretos reglamentarios


La ley 346 reguló la nacionalidad política o ciudadanía distinguiendo tres clases:
a. Nacionalidad por nacimiento: proviene de una imposición de la Constitución que en su
artículo 75 inciso 12 menciona entre las competencias del Congreso la de dictar leyes de
naturalización y nacionalidad, con sujeción al principio de nacionalidad natural. Es el
sistema de ius soli (son argentinos todos los nacidos en el territorio argentino)
b. Nacionalidad por opción: alcanza a los hijos de argentinos nativos que nacen en el
extranjero y que optan por la nacionalidad paterna o materna argentina. La ley asume
aquí el sistema del ius sanguinis.
c. Nacionalidad por naturalización: es la que se le concede al extranjero que la peticione y
que debe cumplir una serie de condiciones. Esta nacionalidad es voluntaria, por lo que
los extranjeros no están obligados a admitir la ciudadanía. Obtienen la nacionalidad
residiendo dos años continuos en el país, pudiendo la autoridad acortar ese término en
favor de quien lo solicite alegando y probando servicios a la república.
Nuestro derecho interno acoge el principio de nacionalidad única, o sea una persona sólo
inviste una nacionalidad única. No hallamos óbice constitucional para que Argentina admita
en nuestro derecho interno la doble o múltiple nacionalidad.
En los tratados internacionales hay normas sobre nacionalidad:
o La convención de San José de Costa Rica establece que toda persona tiene derecho a una
nacionalidad y que a nadie se le privará arbitrariamente de su nacionalidad, ni del
derecho a cambiarla, toda persona tiene derecho a la nacionalidad del estado en cuyo
territorio nació, si no tiene derecho a otra.
o El pacto internacional de derechos civiles y políticos enuncia que todo niño tiene
derecho a una nacionalidad, en forma similar lo reglamenta la Convención sobre los
derechos del niño.
o También aparecen menciones en la Convención sobre la eliminación de todas las formas
de discriminación racial y de discriminación contra la mujer.

Artículo 1º-
Son argentinos:
1. Todos los individuos nacidos, o que nazcan en el territorio de la República, sea cual fuere la
nacionalidad de sus padres, con excepción de los hijos de ministros extranjeros y miembros de la
legación residentes en la República.
2. Los hijos de argentinos nativos, que habiendo nacido en país extranjero optaren por la
ciudadanía de origen.
3. Los nacidos en las legaciones y buques de guerra de la República.
4. Los nacidos en las repúblicas que formaron parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata,
antes de la emancipación de aquéllas, y que hayan residido en el territorio de la Nación
manifestando su voluntad de serlo.
5. Los nacidos en mares neutros bajo el pabellón argentino

Artículo 2
- Son ciudadanos por naturalización:
1. Los extranjeros mayores de 18 años, que residiesen en la República dos años continuos y
manifestasen ante los jueces federales de sección su voluntad de serlo.
2. Los extranjeros que acrediten ante dichos jueces haber prestado, cualquiera que sea el tiempo
de su residencia, alguno de los servicios siguientes:
1. Haber desempeñado con honradez empleos de la Nación o de las provincias, dentro
fuera de la República.
2. Haber servido en cl ejército o en la escuadra o haber asistido a una función de
guerra en defensa de la Nación.
3. Haber establecido en el país una nueva industria, o introducido una invención útil,
4. Ser empresario o constructor de ferrocarriles en cualquiera de las provincias.
5. Hallarse formando parte de las colonias establecidas o que en adelante se
establecieran, ya sea en territorios nacionales o en los de las provincias, con tal que
posean en ellas alguna propiedad raíz.
6. Habitar o poblar territorios nacionales en las líneas actuales de frontera o fuera de
ellas
7. Haberse casado con mujer argentina en cualesquiera de las provincias.
8. Ejercer en ellas el profesorado en cualesquiera de los ramos de la educación o de la
industria

- Los pueblos indígenas


Inciso 17. Reconocer la pre existencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos.
Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural;
reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de
las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el
desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes
o embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los
demás intereses que los afecten. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas
atribuciones.

El inciso 15, anterior a la reforma, era absolutamente distinto, pues otorgaba al Congreso la
competencia de conservar el trato pacífico con los indios y promover su conversión al
catolicismo. Este inciso devino anacrónico con el progreso de las valoraciones sociales, por ello
su reforma.
El inciso 17 se hace cargo del “Derecho a la diferencia” que es una expresión del “Derecho a la
identidad personal”. Por medio de éste no se otorgan privilegios ni prerrogativas, sino que se
asume el pluralismo democrático, imprescindibles en un estado democrático.
Este inciso permite aseverar que explícitamente ahora la constitución asume los derechos de las
minorías, lo que en el texto constitucional creemos que es una novedad.

Análisis del inciso


o Reconocimiento de la prexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas, aquí
pueblos se entiende como población, viene a definir a los sectores de población o
comunidades grupales que componen el conjunto humano que es elemento de nuestro
estado. Su preexistencia étnica implica que sea inviable desconocer la herencia que hoy
se acumula en sus comunidades y nuestra sociedad entera, así como la necesidad de
promoverla, en cuanto ámbito sea posible.
Uno de esos ámbitos en la integración, la cual debe realizarse con el trato igualitario con
el resto de la sociedad, sin hacer exigir renuncias ni abdicación a su idiosincrasia.
o Respeto a la identidad, respeto a una educación bilingüe e intercultural; este es otro
aspecto integrativo. Que las comunidades aborígenes obtengan reconocimiento de su
personalidad jurídica implica admitir su organización, acorde con las características
propias de tales sujetos de derecho.
o Reconocimiento a la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que
tradicionalmente ocupan; esto significa que esas tierras podrán ser tanto de la persona
jurídica que se reconozca en cada sociedad aborigen determinada, cuanto distribuidas y
coparticipadas en la forma y con el alcance que el congreso establezca o, de acuerdo a lo
que el estatuto asociativo y organizativo de la persona jurídica colectiva prevea, sin
impedimento alguno a mixturas con la propiedad individual.
o El congreso debe regular la entrega de otras tierras que sean aptas y suficientes para el
desarrollo humano, señala la finalidad promotora que debe revestir la tierra y su uso,
como espacio de radicación y de crecimiento para la integración, la cultura diferencial y
la convivencia de las comunidades aborígenes. Ninguna de estas tierras debe ser
susceptible de enajenación, de transmisión o de gravámenes y embargos.
o Se debe asegurar la participación de los pueblos indígenas en la gestión referida a sus
recursos naturales y a los otros intereses que le afecten.
o Finalmente se cierra con el reparto de las competencias entre el estado federal y las
provincias, ambos pueden ejercer concurrentemente dichas atribuciones.
Esto facilita las diferentes regulaciones que se hacen adaptables a la idiosincrasia
especial de las comunidades indígenas según el lugar donde están asentadas.

- Derechos de los extranjeros (Leer Ley de Migraciones 25871)


En Argentina, el artículo 20 de la Constitución Nacional, ampliando lo expresado en el
preámbulo, donde expone que los destinatarios del texto constitucional son todos los que
quieran habitar el suelo argentino, les asegura a los extranjeros dentro del territorio nacional,
todos los derechos civiles, igual que a los ciudadanos. El artículo es redundante ya que el artículo
14 reconoce a “todos los habitantes” los derechos civiles (a trabajar, en cualquier tipo de
actividad lícita, comprar inmuebles, venderlos y poseerlos, navegar, gozar de la práctica de su
culto, testar, casarse legalmente, etcétera, sin estar obligados a nacionalizarse. La ciudadanía
puede adquirirse luego de dos años de residencia continua, aunque puede acortarse ese plazo, si
se prueban servicios al Estado. Los extranjeros no pagan por su condición de tales,
contribuciones extraordinarias. La política favorable a la admisión de extranjeros, es clara.
La Ley de Migraciones del año 2004, que lleva el número 25.871, asegura a los extranjeros trato
igualitario, y aun cuando su situación migratoria sea irregular tienen acceso a los servicios de
salud, y a los establecimientos educativos. Si bien no poseen derechos políticos, el artículo les
permite la participación en la vida pública de las comunidades locales. Por lo tanto si bien los
extranjeros no votan en las elecciones nacionales, hay provincias que les permiten votar cargos
provinciales, aunque en la mayoría de los casos se les permite participar en las elecciones
municipales solamente. La provincia de Buenos Aires les concede la posibilidad (no obligatoria)
de participar en elecciones provinciales y municipales, inscribiéndose en un padrón especial.
Existen tres categorías de extranjeros: los residentes permanentes (admitidos como tales por la
Dirección Nacional de Migraciones, o que sean cónyuge, hijos y padres de ciudadanos argentinos
nativos o por opción) los temporarios (que pueden ser migrantes, o que lleguen para trabajar en
relación de dependencia por tres años prorrogables, quien viva de sus propias rentas (rentista)
por el plazo de tres años, prorrogables o quien reciba pensión permanente, y quien realice
inversiones en el país. Los científicos y personal especializado, artistas y deportistas, religiosos de
cultos oficiales, por el mismo lapso que los anteriores; por acuerdos académicos o tratamientos
médicos, por un año prorrogable, y los estudiantes, asilados y refugiados, por dos años
prorrogables, y los pertenecientes a los países del Mercosur) y los transitorios (turistas, por
tratamiento médico, trabajos estacionales, etcétera). La residencia precaria se otorga por 180
días, prorrogables, mientras se realizan los trámites de las demás.
Los extranjeros permanentes y los temporarios mientras dure su autorización podrán trabajar en
el país. Los transitorios no podrán trabajar en el país salvo en las tareas estacionales que
declararon que venían a realizar, o con autorización especial.
Los extranjeros irregulares serán conminados por la Dirección Nacional de Migraciones a
regularizar su situación, bajo pena de expulsión.

c. El territorio. Límites. Islas Malvinas.


Territorio: Elemento del estado, el cual es la base física o espacio geográfico donde se asienta la
población.
Se encuentra integrado por el suelo, el subsuelo, el espacio aéreo, los espacios adyacentes a la
superficie del suelo, los buques y aeronaves que se encuentran sobre espacios libres.
El subsuelo es el espacio físico que se encuentra bajo el suelo y que se extiende hasta el centro de la
tierra.
El espacio aéreo es el ámbito físico que se encuentra sobre el suelo y las aguas adyacentes. Sus
límites son difusos y están regulados por el derecho internacional.
Los espacios de agua adyacentes a la superficie del suelo comprenden a los ríos y lagos fronterizos y
al mar territorial.
La ley 23968 distingue tres espacios marítimos:
o El primero se extiende hasta una distancia de doce millas marinas, el estado ejerce en
toda su plenitud su poder político.
o En el segundo se proyecta hasta veinticuatro millas marinas, el estado puede prevenir y
sancionar las infracciones a sus normas jurídicas en materia fiscal, sanitaria, aduanera y
de inmigración que se cometan en su territorio.
o La tercera se extiende hasta las doscientas millas marinas es una zona económica en la
cual el estado ejerce su poder para la exploración, explotación, conservación y
administración de los recursos naturales.
¿El espacio marítimo, integra el territorio federal o el de las provincias costeras?, en el espacio
marítimo sumergido no cabe duda de que aquel espacio es parte del territorio provincial, porque
forma una unidad con la superficie territorial. En el resto del espacio marítimo cabe aplicar por
accesoriedad el mismo principio.
La parte del espacio marítimo sobre la cual se reconoce dominio, es de dominio de la provincia
costera, y no de dominio federal. En ese espacio el estado federal tiene jurisdicción limitada a los
fines del comercio interprovincial e internacional y de la defensa y seguridad del estado.
La parte del espacio marítimo en la que no hay dominio, sino que sólo jurisdicción parcial, ésta es
también provincial, salvo en las cuestiones federales antes señaladas. El hecho de que sea el estado
federal el que arregla los límites interprovinciales no sirve de argumento para postular que el estado
pueda despojar a las provincias costeras de su espacio marítimo, pues dicho tema hace a la
integridad del territorio provincial, dicho problema se recepta en los artículos 3 y 13 según los cuales
el estado federal no puede desintegrar el territorio de las provincias sin el consentimiento de sus
legislaturas respectivas.

Dominio es el derecho real en virtud del cual una cosa se encuentra sometida a la voluntad y acción
de una persona, el Estado, en su condición de persona jurídica, puede ser titular del derecho de
dominio sobre determinados bienes. El Congreso ha establecido un régimen especial para el dominio
que ejerce el Estado sobre determinados bienes que se encuentran librados al uso público, que se
denomina “dominio público”, diferenciado del que ejerce sobre la generalidad de los bienes que
integran su patrimonio, que se denomina “dominio privado”. Cuando el bien sobre el cual el Estado
ejerce su dominio se encuentra librado al uso público, decimos que éste integra el dominio público del
Estado y se encuentra sometido a un régimen especial que se caracteriza porque dicho bien queda
fuera del comercio y es inalienable, imprescriptible e inembargable.
La incorporación de un bien al régimen del dominio público del Estado requiere de una decisión de
parte de éste de librarlo al uso público, decisión que recibe el nombre de afectación al dominio
público.
Para algunos bienes el acto de desafectación está en la misma ley de fondo y no pueden ser
desafectados sino por otra ley del Congreso Nacional, así ocurre con (según artículo 2340 del Código
Civil) por ejemplo:
- Mar territorial, mares interiores y las playas
- Los ríos y sus cauces y riberas, lagos y lechos, y toda otra agua que tenga o adquiera aptitud de
satisfacer usos de interés general
Jurisdicción es el ejercicio de todas las atribuciones que le son inherentes al poder público en relación
con las personas y las cosas que se encuentran dentro de su territorio, con independencia de quién
sea su dueño. El estado puede o no ser el dueño de un determinado inmueble pero en cualquier caso
estará facultado para imponer restricciones al ejercicio del derecho de dominio sobre él.
El dominio se ejerce sobre las cosas y la jurisdicción sobre las relaciones.

El ámbito territorial del Estado Argentino se determina conforme al artículo 75, inciso 15 de la
Constitución. Establece que es facultad del Congreso arreglar los límites del territorio de la Nación,
fijar los de las provincias y crear otras nuevas.

Islas Malvinas
Tras su ocupación de hecho por Gran Bretaña en el conflicto bélico del año 1982, nuestro país frente
a la comunidad internacional, en las oportunidades pertinentes, realiza a través de los órganos
competentes (PEN-Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto), actos permanentes de reivindicación
pacífica y diplomática a fines de recuperarlas.
El territorio de Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur es de soberanía nacional, y ello ha
sido reconocido por el convencional constituyente del año 1994, que al reformar la CN incorporó la
cláusula transitoria primera cual dispone:... “que la Nación Argentina ratifica su legítima e
imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, y los espacios
marítimos e insulares correspondientes, como parte integrante del territorio nacional. La
recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de
sus habitantes y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo
permanente e irrenunciable del pueblo argentino”.
En consecuencia, corresponde al Estado Federal la competencia para resolver la cuestión relativa a la
recuperación de estas islas y su soberanía.

d. Las sociedades y asociaciones intermedias

e. La iglesia católica (Bidart Campos Tomo I página 548)


La relación entre la Iglesia Católica y el Estado ha venido desarrollándose por medio de dos
instituciones, el patronato y el concordato.
El patronato tiene como característica principal el otorgamiento al poder político de ciertas licencias
para poder entender en algunos aspectos que hacen al gobierno de la religión en su territorio.
Criterio este que fuera consagrado en la Constitución Nacional en distintos aspectos, como el
nombramiento de obispos, creación de jurisdicciones eclesiásticas, aceptación de nuevas órdenes
religiosas, etc.
El concordato es el convenio o tratado que ajustan la santa sede y los jefes del estado para definir y
reafirmar por medio de la solemnidad del pacto y para bien de ambas sociedades, por una parte las
obligaciones y privilegios de la sociedad civil y por la otra los derechos de la iglesia en asuntos
determinados. No es otra cosa que arreglar el modus de convivencia entre el estado y la iglesia.
En lo que hace a la organización institucional debemos destacar el debate al momento de adoptarse
la forma de confesionalidad del Estado argentino que quedara plasmada en el artículo 2 de la
Constitución, donde queda plasmada la secularidad, donde el gobierno federal sostiene el culto
católico apostólico romano.
Por lo que se le reconoce a la Iglesia un status especial a nivel constitucional que se traduce en
normas inferiores del ordenamiento al otorgársele personería jurídica de derecho público no estatal.
El término sostener no significa necesariamente subvencionar económicamente a la Iglesia en todas
sus actividades, aunque la Corte establece que los gastos de culto serán pagados por el Tesoro
nacional e incluido en el presupuesto de culto.

Hasta 1966 rigió el patronato, que establecía en favor del gobierno nacional el ejercicio de tales
derechos y más específicamente en la figura del Presidente de la Nación, en lo que hace a la
presentación de los obispos, propuestos en ternas por el senado, lo que implicaba la obligación del
presidente que pertenezca a la comunidad católica. Era competencia del Estado el promover a la
conversión de los indios al catolicismo, y el presidente y el vice debían, como requisito, pertenecer a
la comunidad católica apostólica romana.

El concordato de 1966 nació con el fin de arreglar las relaciones entre la Iglesia y el Estado, con la
firma de este concordato el Estado garantiza a la iglesia el ejercicio libre y pleno de su poder
espiritual, las públicas manifestaciones de su culto. Las características de este concordato son las
siguientes:
o Se garantiza a la iglesia el libre y pleno ejercicio de su culto en el territorio nacional
o La santa sede podrá erigir nuevas circunscripciones eclesiásticas y modificar las ya
existentes, con notificación al gobierno nacional.
o El nombramiento de arzobispos y obispos es de competencia de la Santa Sede, no
obstante ello se comunicará previamente al Gobierno para que éste presente objeciones
en un plazo de treinta días.
o Se establece la libertad de las comunicaciones entre la santa sede y sus fieles y
representantes en la Argentina.
o Se establece la libertad de la iglesia de llamar a cuanta orden religiosa o congregación
necesaria para cumplimentar sus fines e instalarse en el territorio nacional.
Con la reforma de 1994 se suprimen las cláusulas sobre el patronato, se mantiene la facultad del Estado
para aprobar o desechar los concordatos con la Santa Sede dándosele a estos acuerdos internacionales
una jerarquía superior a las leyes.

2. El Estado y las relaciones internacionales


a. Régimen de los tratados internacionales
El derecho internacional es llamado también convencional por tener como fuente acuerdos, arreglos
o tratados que las naciones celebran entre sí, tiene en los diferentes estados mecanismos internos
tendientes a rodearlos de validez legal. En nuestro país son los pasos:
- Negociación y firma: a cargo del Presidente de la Nación, quien firma tratados con otros países y
organizaciones supraestatales siempre supeditados al cumplimiento del trámite previsto en la
Constitución.
- Aprobación: a cargo del Poder Legislativo quien está obligado a cotejar el contenido del tratado
con los principios de derecho público establecidos en la Constitución conforme lo prevé el
artículo 27, so pena de que con posterioridad puedan ser declarados inconstitucionales por la
CSJ. El deber de acercar lo más posible a los principios constitucionales la tiene el presidente.
- Ratificación: etapa que se cumple luego de ser aprobada por el poder legislativo que se
comunica al o a los otros países firmantes y a partir del cual empieza a tener vigencia
internacional e interna el tratado y la realiza el jefe de estado. Cabe aclarar que por medio de
nota el Presidente puede realizar reservas con relación a algunos puntos del tratado, todo a los
fines de adecuarse a las cláusulas de la Constitución.
Cumplido estos pasos el tratado internacional queda incorporado a nuestro derecho.
La reforma de 1994 vino a incorporar una clasificación de tratados internacionales que podemos
sintetizar en:
o Tratados internacionales expresamente incorporados en el texto de la Constitución
Nacional: reconocidos como base del respeto de los derechos humanos a los cuales les
da jerarquía superior a la de las leyes, no derogan disposición alguna de la primera parte
y complementarios de los derechos y garantías reconocidos en la Constitución Nacional.
o Tratados que se suscriban en el futuro con estados extranjeros u organizaciones
internacionales: exige una mayoría calificada para su aprobación para gozar de la
jerarquía constitucional.
o Tratados de integración: puede delegar competencias y jurisdicción a organizaciones
supraestatales siempre y cuando se realice en condiciones de reciprocidad e igualdad
entre los estados firmantes, debiéndose además respetar el orden democrático y los
derechos humanos. Para ser denunciados basta la mayoría absoluta de la totalidad de los
miembros de cada cámara.

Clasificación de los tratados por BADENI


o Tratados y convenciones previstos en el primer párrafo del artículo 75 inciso 22, son
aquellos que no versan sobre derechos humanos ni son documentos de integración, y son
aprobados por la mayoría de los miembros presentes de cada cámara del Congreso de
acuerdo al quórum establecido por el artículo 64 de la CN. Tienen jerarquía superior a las
leyes y su aprobación por el Congreso no requiere mayoría diferentes a las establecidas
para la sanción de una ley. Otro tanto acontece con su denuncia.
o El segundo grupo está integrado por las declaraciones, pactos y convenciones que
menciona expresamente el segundo párrafo del inciso 22 y que tratan sobre DDHH.
Tienen jerarquía constitucional limitada, disfrutando de un rango superior, no solamente
respecto de las leyes, sino también de los tratados de integración y de los citados en el
primer grupo. De modo que, ante un eventual conflicto entre ellos, tendrán preferencia
los tratados sobre DDHH que enumera la CN.
La denuncia de estos tratados por el Ejecutivo requiere previamente una ley del Congreso
sancionada por el voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada
cámara.
o El tercer grupo de tratados, incluidos en el último párrafo del inciso 22 son aquellos que
sean aprobados en el futuro por el Congreso y que regulen DDHH. Se dividen en:
 Aquellos tratados aprobados por el Congreso mediante el voto de las dos
terceras partes de la totalidad de los miembros de cada cámara, y que tendrán
jerarquía constitucional limitada y se hallarán en igual situación que los
documentos internacionales del segundo grupo.
 Aquellos tratados que, regulando DDHH, sean aprobados por el Congreso aunque
sin la mayoría mencionada en el punto anterior. Bastará que la aprobación sea
realizada por la mayoría absoluta de los miembros presentes de cada cámara y
respetando el quórum establecido por el artículo 64 de la CN.
o El cuarto grupo de tratados son los previstos por el 75 inciso 24, son los convenios de
interacción que se celebren con estados latinoamericanos. Su aprobación requiere la
mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara del Congreso, y una
mayoría similar se impone para su denuncia. Estos tratados carecen de jerarquía
constitucional, aunque las normas que dicten las organizaciones supraestatales
respectivas tienen jerarquía superior a las leyes.
o El quinto grupo previstos también en el 75 inciso 24 son los convenios de integración que
se celebren con estados que no merezcan la calificación de latinoamericanos. El
procedimiento para su aprobación difiere del contemplado para los restantes tratados y
prevé dos etapas. En la primera el Congreso debe expresar la conveniencia de aprobar el
tratado por el voto de la mayoría absoluta de los miembros presentes de cada cámara.
La segunda etapa se desarrolla una vez transcurridos los ciento veinte días de expresada
aquella conveniencia, y la aprobación definitiva debe ser efectuada por el Congreso con
el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada cámara.
No tienen jerarquía constitucional limitada y las normas que dicten las organizaciones
supraestatales tienen un rango superior a las leyes.
Los últimos dos grupos de tratados están condicionados a que la delegación se realice en
condiciones de reciprocidad e igualdad, que respeten el orden democrático y se respeten los
derechos humanos.
Jerarquía por Badeni
i. La Constitución Nacional
ii. Los tratados internacionales sobre DDHH mencionados expresamente en el 75 inciso 22 y los
que apruebe el Congreso por el voto de las dos terceras partes de la totalidad de los
miembros de cada cámara.
iii. Los tratados de DDHH aprobados por simple mayoría.
iv. Los tratados de integración que cumplen con los requisitos impuestos por el 75 inciso 24.
v. Los restantes tratados internacionales.
vi. Las normas dictadas por las organizaciones supraestatales.
vii. Las leyes del Congreso

b. Tratados de derechos humanos. El pacto San José de Costa Rica y sus órganos.
La Constitución Nacional tiene 10 Tratados de DDHH explicitados, y otros dos que se incorporaron
con posterioridad a la reforma de 1994, estos son:
Los 10 tratados incorporados explícitamente:
- La declaración americana de los derechos y deberes del hombre
- La declaración universal de los derechos humanos
- El pacto internacional de derechos económicos, sociales y culturales.
- El pacto internacional de derechos civiles y políticos y su protocolo facultativo.
- La convención americana sobre derechos humanos
- La convención sobre la prevención y la sanción del delito de genocidio.
- La convención internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial
- La convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer
- La convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.
- La convención sobre los derechos del niño

Los agregados ulteriormente:


- Convención interamericana sobre desaparición forzada de personas
- Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa
humanidad.

El pacto San José de Costa Rica y sus órganos


Al ratificar la República Argentina la Convención Americana sobre Derechos Humanos, llamada Pacto
San José de Costa Rica, acató la jurisdicción internacional de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos por tiempo indefinido, y la de la Corte Interamericana de Derechos Humanos bajo
condición de reciprocidad. El artículo dos de la ley 23054 dispone “reconócese la competencia de la
Comisión Interamericana por tiempo indefinido, y de la Corte Interamericana sobre todos los casos
relativos a la interpretación o aplicación de esta convención, bajo condición de reciprocidad”.

Convención Americana sobre DH


La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA)
encargado de la promoción y protección de los derechos humanos en el continente americano. Está
integrada por siete miembros independientes que se desempeñan en forma personal y tiene su sede
en Washington, D.C. Fue creada por la OEA en 1959 y, en forma conjunta con la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), instalada en 1979, es una institución del Sistema
Interamericano de protección de los derechos humanos (SIDH).
El SIDH se inició formalmente con la aprobación de la Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre en la Novena Conferencia Internacional Americana celebrada en Bogotá en
1948, en el marco de la cual también se adoptó la propia Carta de la OEA, que proclama los
"derechos fundamentales de la persona humana" como uno de los principios en que se funda la
Organización.
El pleno respeto a los derechos humanos aparece en diversas secciones de la Carta. De conformidad
con ese instrumento, "el sentido genuino de la solidaridad americana y de la buena vecindad no
puede ser otro que el de consolidar en este Continente, dentro del marco de las instituciones
democráticas, un régimen de libertad individual y de justicia social, fundado en el respeto de los
derechos esenciales del hombre". La Carta establece la Comisión como un órgano principal de la
OEA, que tiene como función promover la observancia y la defensa de los derechos humanos y servir
como órgano consultivo de la OEA en dicha materia.
La CIDH realiza su trabajo con base en tres pilares de trabajo:

el Sistema de Petición Individual;


el monitoreo de la situación de los derechos humanos en los Estados Miembros, y
la atención a líneas temáticas prioritarias.

A través de este andamiaje, la Comisión considera que en el contexto de la protección de los


derechos de toda persona bajo la jurisdicción de los Estados americanos, es fundamental dar
atención a las poblaciones, comunidades y grupos históricamente sometidos a discriminación. En
forma complementaria, otros conceptos informan su trabajo: el principio pro homine – según el cual
la interpretación de una norma debe hacerse de la manera más favorable al ser humano - , la
necesidad de acceso a la justicia, y la incorporación de la perspectiva de género a todas sus
actividades.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos


La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) es un órgano judicial de la Organización de los
Estados Americanos (OEA) que goza de autonomía frente a los demás órganos de aquella y que tiene
su sede en San José de Costa Rica, cuyo propósito es aplicar e interpretar la Convención Americana
sobre Derechos Humanos y otros tratados de derechos humanos a los cuales se somete el llamado
sistema interamericano de protección de derechos humanos.

Competencia contenciosa
La Corte tiene competencia para conocer de cualquier caso relativo a la interpretación y aplicación
de las disposiciones de la Convención Americana sobre Derechos Humanos que le sea sometido,
siempre que los Estados partes en el caso hayan reconocido o reconozcan dicha competencia, por
declaración especial o por convención especial.
Básicamente, conoce de los casos en que se alegue que uno de los Estados partes ha violado un
derecho o libertad protegidos por la Convención, siendo necesario que se hayan agotados los
procedimientos previstos en la misma, tales como el agotamiento de los recurso internos.
Las personas, grupos o entidades que no son Estados no tienen capacidad de presentar casos ante la
Corte, pero sí pueden recurrir ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. La Comisión
puede llevar un asunto ante la Corte, siempre que el Estado cuestionado haya aceptado la
competencia de esta. De todas maneras, la Comisión debe comparecer en todos los casos ante la
Corte.
El procedimiento ante la Corte es de carácter contradictorio. Termina con una sentencia motivada,
obligatoria, definitiva e inapelable. Si el fallo no expresa en todo o en parte la opinión unánime de los
jueces, cualquiera de estos tiene derecho a que se agregue al fallo su opinión disidente o individual.
En caso de desacuerdo sobre el sentido o alcance del fallo, la Corte lo interpretará a solicitud de
cualquiera de las partes, siempre que dicha solicitud se presente dentro de los noventa días a partir
de la fecha de la notificación del fallo.

Competencia consultiva
Los Estados miembros de la OEA pueden consultar a la Corte acerca de la interpretación de la
Convención Americana de Derechos Humanos o de otros tratados concernientes a la protección de
los derechos humanos en los Estados americanos. Además, pueden consultarla, en los que les
compete, los órganos de la Organización de los Estados Americanos.
Asimismo, la Corte, a solicitud de un Estado miembro de la OEA, puede darle a tal Estado opiniones
acerca de la compatibilidad entre cualquiera de sus leyes internas y los mencionados instrumentos
internacionales.

La jurisdicción internacional de la Corte Interamericana no configura “prórroga” de la jurisdicción


interna argentina
Conforme al artículo 116 de la CN hay jurisdicción federal improrrogable de nuestros tribunales en
todas las causas que versan sobre puntos recogidos por los tratados.
Cabe preguntarse si el acatamiento prestado por nuestro estado a la jurisdicción internacional de la
CIDH no configura una prórroga inconstitucional de la jurisdicción nacional, Bidart Campos entiende
que no, según los siguientes argumentos:
- La prórroga supone que en vez de ser juzgado por tribunales nacionales, lo es por tribunales
extranjeros, la CIDH es un tribunal internacional, además no sustituye el juzgamiento por los
tribunales argentinos, ya que los particulares denunciantes de violaciones al Pacto deben agotar
las instancias internas ante los tribunales argentinos.
- El Pacto tiene jerarquía constitucional por la reforma del 94, y que en las condiciones de su
vigencia a que se refiere el 75 inc 22 ha de darse por incluido el acatamiento a la jurisdicción
supraestatal.
- Si un proceso judicial concluido en jurisdicción interna deja abierta la posibilidad de que después
se provoque la jurisdicción de la CIDH en razón de estar en debate que nuestro estado violó un
derecho o una libertad consagrada en el Pacto, se trata de una revisión?.
o El acatamiento argentino a la jurisdicción internacional de la CIDH no implica instituir
una suerte de juicio en dos instancias porque la CIDH no actúa como tribunal de alzada
respecto del tribunal argentino que falló en sede interna ni revisa su sentencia. Se trata
de un proceso internacional que es independiente del tramitado ante el tribunal
argentino.
o No implica un nuevo juicio sobre la misma materia, porque lo que la CIDH decide con
fuerza de cosa juzgada versa sobre la interpretación y aplicación de la Convención, en
orden a establecer si el estado parte ha violado o no un derecho o una libertad
contenidos en la misma Convención.
La CIDH no entra en análisis de la constitucionalidad o inconstitucionalidad que de acuerdo al
derecho interno pueden afectar al acto o la omisión acusados de violatorios al Pacto ante la
jurisdicción supraestatal, lo que demuestra que no hay identidad total de materia entre lo juzgado
en sede interna y lo que se juzga en sede internacional. Por lo que no se afecta la cosa juzgada de la
sentencia argentina.
Ni la CSJN ha dejado de ser Suprema ni la CIDH es un tribunal que revisa o revoca sentencias
argentinas. Se trata de dos jurisdicciones separadas que no intervienen en un mismo proceso,
porque cada una se mueve en órbita propia, y las respectivas intervenciones no configuran instancias
sucesivas de un mismo proceso.
La sentencia de la CI hace obligatorio su cumplimiento en jurisdicción argentina.

c. Tratados de Integración. El Mercosur


El artículo 75 inc. 24 prevé los tratados de integración cuyo objetivo consiste en delegar
competencias y jurisdicción a organizaciones supraestatales.
Estos tratados tienen jerarquía superior a las leyes sancionadas por el Congreso. Esta supremacía
frente a la ley también es acordada a las normas que dicten los órganos de la entidad supraestatal
dentro de los límites resultantes de las competencias delegadas por el tratado de integración. Esto
puede acarrear una cuota de inseguridad jurídica, pero tales tratados y normas están subordinados a
la CN, ella dispone que su validez está condicionada a:
o Reciprocidad e igualdad de los Estados que suscriben el tratamiento de integración
o Respeto del orden democrático
o Respeto de los derechos humanos
Las condiciones impuestas por la CN revelan que no hay una efectiva transferencia del poder
soberano del estado. Ello es así porque la validez de esos tratados y de las normas que dicten los
entes supraestatales está condicionada por el cumplimiento del orden democrático concebido, no
solamente como forma de gobierno, sino también como estilo de vida. Hay una delegación
condicional y revocable.
Todos los tratados están sujetos a la cláusula contenida en el artículo 27. Esta norma condiciona la
validez de los tratados a que sean conformes con los principios de derecho público establecidos en la
ley fundamental, siendo que todos los enunciados de una CN son de derecho y orden público.
También están sujetos a la prohibición del artículo 29 que veda al Congreso la concesión de
potestades extraordinarias al poder ejecutivo. Tal norma es extensible a cualquier otro organismo
nacional o supraestatal.
El artículo 27 de la Convención de Viena establece que un Estado no puede invocar las disposiciones
de su derecho interno para justificar el incumplimiento de un tratado. Pero la propia Convención en
su artículo 46 dispone que un Estado puede alegar la nulidad de un tratado si viola las disposiciones
de su derecho interno concernientes a la competencia para celebrar tratados, cuando ella es
manifiesta y afecta a una norma de importancia fundamental de su derecho interno.
La CN y todas sus cláusulas son normas de importancia fundamental conforme al 46 de la
Convención. Es la Ley Suprema de la cual depende la validez de las restantes normas del derecho
interno, es su instrumento de gobierno. De modo que si para la CN los gobernantes no pueden
celebrar, aprobar, ni ratificar tratados que se opongan a sus preceptos, la concertación de un
documento internacional que presente semejante vicio determina su insalvable nulidad y la
inaplicabilidad del artículo 27, no sólo por el artículo 31 y 27 de la CN sino porque así lo establece la
propia Convención en su artículo 46.

Mercosur
Es un bloque subregional integrado por Argentina, Brasil, Paraguay (Actualmente suspendido por la
violación de la cláusula democrática del protocolo de Ushuaia), Uruguay y Venezuela. Bolivia firmó
su adhesión, falta las ratificaciones de los países miembros.
Además tiene como países asociados a Chile, Colombia, Perú y Ecuador.
Su origen data del 26/03/1991 con la firma del tratado de Asunción. Inicialmente estableció la libre
circulación de bienes, servicios y factores productivos entre países, el establecimiento de un arancel
externo común y la adopción de una política comercial común. Así como la armonización de las
legislaciones para lograr el fortalecimiento del proceso de integración.
Actualmente también permite la libre circulación de los ciudadanos del bloque. Los idiomas oficiales
son el portugués y el español
El tratado de creación fue firmado en Asunción aunque los antecedentes de la integración regional
se remontan al 30/11/1985 con la Declaración de Foz de Iguazú que selló un acuerdo de integración
bilateral entre Argentina y Brasil, a su vez la existencia como persona jurídica de derecho
internacional fue decida en el Protocolo de Ouro Preto de 1994. Este último protocolo fijó un arancel
externo común y desde 1999 existe una zona libre de aranceles entre sus integrantes, aunque
exceptuando algunos productos.

Sistema de solución de controversias del Mercosur


Hasta 1993 regía el régimen de controversias del Anexo III del Tratado de Asunción. Con el depósito
de la ratificación de Uruguay, entró en vigor el Protocolo de Brasilia53 , que sin crear un tribunal
Judicial permanente y con bastantes carencias, constituye, no obstante, una solución mejor a la
anterior.
Con el Anexo, cuando se daba una controversia, los Estados debían resolver la misma mediante
negociaciones directas, y si estas no daban resultados los Estados debían someter la misma al Grupo
Mercado Común, y si con esta aún subsistía la controversia, se debía elevar la misma al Consejo del
Mercado Común para que adoptase las recomendaciones pertinentes.
Con el Protocolo de Brasilia se expresa que cualquier controversia surgida entre los Estados parte
sobre interpretación, aplicación o incumplimiento de las disposiciones del Tratado de Asunción, se
intentarán solucionar en primer término por negociaciones directas. Si estas negociaciones no dan
como resultado una solución que conforme totalmente en un plazo de 15 días cualquiera de las
partes puede someterla al GMC (lo que significa un doble avance: se impone un plazo y cualquiera
de las partes puede impulsar los procedimientos).
Cuando el asunto llega al GMC, éste tiene que evaluar la situación, le da a las partes la oportunidad
para exponer sus respectivas posiciones y requerirá (si así lo entendiere pertinente) el
asesoramiento de expertos. Todo este proceso no puede durar más de 30 días. Terminado el mismo,
el GMC deberá formular recomendaciones a los Estados Partes de la controversia para llegar a una
solución. Si pasados los 30 días no se llega a una solución aceptada, la nueva instancia no será ante
el CMC sino frente a un tribunal arbitral que fallará para dar por concluida la controversia.

Órganos del Mercosur


Los organismos decisorios con funciones ejecutivo-legislativas del MERCOSUR son:
El Consejo del Mercado Común (CMC),
El Grupo del Mercado Común (GMC), creados en 1991 (TdeA) y,
La Comisión de Comercio del MERCOSUR (CCM), creada en 1994 (PdeOP).
Se trata de órganos constituidos a partir de reuniones periódicas de los presidentes y funcionarios
gubernamentales que provienen casi exclusivamente de los ministerios de relaciones exteriores, de
economía y de los bancos centrales. Guardan una relación jerárquica en el orden en que han sido
ubicados.
El reciente Protocolo de Olivos (2002) ha creado un organismo decisorio con funciones arbítrales, y
facultades para dictar laudos obligatorios para los estados miembros y los particulares.
El Tribunal Permanente de Revisión

Los organismos no decisorios del MERCOSUR son:


La Comisión Parlamentaria Conjunta (CPC)
El Foro Consultivo Socio Económico (FCES)
El Foro de Consulta y Concertación Política (FCCP)
La Comisión Sociolaboral (CSL)
Las Reuniones de Ministros (RM), Reuniones Especializadas (RE), y Grupos Ad Hoc (GAH)
Los Comités Técnicos (CT)
Los Subgrupos de Trabajo (SGT)
El Observatorio del Mercado de Trabajo (OMT)
La Secretaría Administrativa (SAM)
En general los órganos y subórganos arriba reseñados, se organizan mediante reuniones periódicas
de nivel regional, y secciones nacionales, coordinadas por funcionarios gubernamentales
(coordinadores nacionales), con excepción del FCES y la CSL.

Otros tratados de integración firmados por Argentina


- Unasur
Otros tratados donde no participa argentina
- Comunidad andina (CAN)
- Comunidad del Caribe (CARICOM)
- OEA
- Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA)

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