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Edipo, rey de Tebas, solicita asilo a Teseo, rey de Atenas. Tras haber librado a
Tebas de la opresión de la Esfinge, Edipo había recibido como recompensa el trono
de la ciudad y por esposa a Yocasta, viuda de Layo, el rey anterior, muerto por un
desconocido. Yocasta y Edipo ignoraban que eran madre e hijo. Yocasta creía que
su hijo había muerto y Edipo se había criado fuera de Tebas sin conocer su origen.
Ambos gobiernan Tebas con sabiduría y Edipo es querido por su pueblo.
Sin embargo, la desgracia vuelve a azotar la ciudad y el oráculo vaticina que solo
podía salvarse cuando se castigue al asesino de Layo. Edipo ordena la investigación
y se entera entonces con horror que él mismo, en un incidente aislado y ya olvidado
en un camino, había dado muerte a su padre sin saber que lo era. Yocasta y Edipo
toman conciencia entonces de que han cometido incesto. Yocasta se ahorca y
Edipo, en una especie de autocastigo, se revienta los ojos. Ciego por su propia
mano, Edipo recibe la compasión y solidaridad de su pueblo. Pero tanto sus propios
hijos, Eteocles y Polinices, como Creonte su cuñado, ávidos de poder, le persiguen
y obligan al ciego Edipo a exiliarse de Tebas.
Así pues Edipo llega a Atenas y pide protección a Teseo. El propio rey Teseo ha
sido una especie de refugiado. Hijo único y extramatrimonial del rey Egeo ha debido
pasar su infancia y juventud en el extranjero para mejor protegerse de sus
enemigos. De allí su respuesta a Edipo, plena de simpatía y solidaridad. En las
inmortales estrofas de Sófocles, Teseo promete asilo a Edipo y lo trata como un
igual. Junto a sus dos hijas Edipo vivió en paz en Atenas y tuvo, al menos, el derecho
de una muerte digna.
El mito muestra cómo ya, en tiempos antiguos, era practicada la protección del
extranjero perseguido. Amenazado por su propia familia, Edipo obtiene protección
de Teseo. Este le autoriza a quedarse en Atenas e incluso más tarde impedirá el
secuestro de Edipo y sus hijas. Teseo hace de Atenas un santuario.
El asilo y el Santuario
La tradición hebrea
Abraham, a quien los judíos consideran como el padre de Israel y los musulmanes
como profeta, era nómada y conductor de su gente en el exilio. Es significativo que
la descendencia de Abraham, el pueblo israelita, se inicia con el nacimiento de
Isaac, hecho que está ligado a un acto de hospitalidad del propio Abraham.
Según relata el Génesis (Caps. 17-18-21), Dios había prometido larga descendencia
a Abraham pero éste no tenía hijos legítimos puesto que su mujer Sara era estéril y
ambos ya viejos. Un mediodía, estando sentado Abraham a la entrada de su tienda
de campaña, aparecen tres peregrinos requiriendo hospitalidad. Abraham los
atiende solícito. Les hace lavar los pies, les ofrece pan hecho de buena harina y
escoge el mejor de sus becerros para que se les prepare la comida.
Abraham no lo sabe pero en realidad sus huéspedes son el propio Dios y dos
ángeles que han asumido la forma humana. Al despedirse, Dios bendice a Abraham
prediciendo que el próximo año su mujer Sara le dará un hijo.
Teniendo en cuenta la edad de los esposos, la afirmación parece tan ridícula que la
propia Sara, que escucha la conversación escondida detrás de la tienda, se echa a
reír. Sin embargo, la promesa se cumple, Sara queda embarazada de Abraham y
da a luz a Isaac, iniciándose así la descendencia judía. El pueblo hebreo nace como
tal por este acto mítico de hospitalidad.
Pero además hay varios otros ejemplos en el Antiguo Testamento: "No maltrates ni
oprimas al extranjero, porque también Vosotros fuisteis extranjeros en Egipto"
(Éxodo 22:20). "No oprimas al extranjero pues vosotros fuisteis extranjeros en
Egipto y ya sabéis lo que es vivir en otro país" (Éxodo 23:9). "No hagas sufrir al
extranjero que viva con Vosotros.
Estas leyes son formulabas por Moisés coincidiendo con la época del éxodo, una
suerte de pueblo en peregrinaje. El éxodo judío sirve entonces de contexto a una
bella elaboración del principio del asilo.
La tradición musulmana
También la era musulmana se inicia con otro exilio, la Hégira, punto de partida de la
verdadera propagación del Islam. Mahoma había nacido en la Meca y trabajaba
como pastor cuando recibió la revelación profética en el Monte Hira.
Platón escribe en Las Leyes: "Toda falta cometida contra el huésped es una de las
más graves faltas que pueden cometerse contra una divinidad vengadora. El
extranjero, de hecho, aislado de sus compatriotas y su familia debe ser el objeto del
más grande amor de parte de los hombres y de los dioses. Por ello se deben adoptar
todas las precauciones para no cometer ninguna falta contra los extranjeros".
La tradición Cristiana
Cristo nace como extranjero sin techo, porque sus padres, que habían llegado a
Belén para un censo, no encuentran albergue y María se ve obligada a parir en un
pesebre. Además, la Familia Sacra es propiamente refugiada, puesto que debe huir
a Egipto buscando protección contra la persecución y matanza de Herodes.
Precisamente por esta condición Jesucristo les previene: "Vosotros no sois del
mundo, - se lee en Juan 15:19 - así como a Mi me han perseguido a vosotros os
perseguirán".
La intolerancia
Pero en 1598 el Edicto de Nantes promulgado por el Rey Enrique IV, protestante
convertido al catolicismo, reconoció la existencia de la religión reformada y
reglamento su culto. Este Edicto trajo la paz religiosa al reino. Sin embargo, el
desarrollo y crecimiento de las comunidades hugonotes durante el siglo siguiente
generaron nuevos enfrentamientos. Temiendo la desintegración del Reino, el 18 de
octubre de 1685 el Rey Luis XIV firmo la revocación del Edicto de Nantes que
desencadenó una nueva persecución contra los hugonotes. Cuesta creer que
algunos espíritus elevados de esa época como Bossuet, la Fontaine o Racine hayan
aprobado esa decisión, pero seguramente ello obedeció a las mencionadas
"circunstancias" sobre las cuales siempre habrá polémicas. El juicio de SaintSimón,
un cronista implacable, no es por cierto benévolo: "La revocación del Edicto de
Nantes - escribe - fue un complot execrable que despobló un cuarto del reino, que
arruinó su comercio, que autorizó los tormentos y suplicios en los cuales murieron
inocentes de ambos sexos por miles, que arruinó un pueblo numeroso, que desgarro
un mundo familiar".
Las invasiones
En otro Continente, en América del Sur, la conquista del hombre blanco también dio
motivo a un exilio histórico. Cuando el conquistador Pizarro llegó al actual Perú,
sede del imperio inca, se encontró con una civilización evolucionada que dominaba
toda la región desde la Cordillera de los Andes y costas del Pacífico hasta el
Ecuador por el Norte y buena parte de Chile y Argentina por el Sur. Aprovechando
las luchas intestinas que en ese momento debilitaban el imperio y valiéndose de su
superioridad bélica, las tropas de Pizarro lograron desalojar al Inca. Manco Inca II
resistió astuta y heroicamente. Para ello busco refugio primero en el Cuzco, la
capital del Imperio, y luego en Machu Picchu. Machu Picchu se convierte entonces
en una especie de ciudad-refugio para los incas. Construida en la parte más
inaccesible de los Andes Centrales a más de dos mil metros de altura es
absolutamente invisible desde el pie de la montaña. Su único acceso es por el cauce
del Río Urubamba, pero aun por esta vía no se advierte la ciudad sino hasta último
momento. Machu Picchu es una joya arqueológica, secreta para la cultura
occidental hasta 1911, año en que fue descubierta por el explorador Hiram Bincha.
Es otro ejemplo asombroso de la cultura del asilo.
Algunos asumieron una conducta pública, una militancia en contra del orden
establecido que implicaba el riesgo de la persecución; otros, en cambio, son solo
víctimas pasivas de los hechos de otros, producto de la violencia o la intolerancia
que no buscaron y de las cuales no eran culpables.
Pero todos ellos pasaron por el sufrimiento del exilio, del camino hacia afuera, todos
ellos habrán recordado en más de un momento los cielos y el sol de su patria todos
ellos compartieron en alguna medida la presencia y los sueños de los países que
generosamente los acogieron.
El Dante y su Infierno
La Florencia de fines del siglo XIII estaba dividida entre güelfos (defensores del
Papa) y gibelinos (que sostenían el poder del Emperador).
Dante Alighieri, nacido en una familia de la clase media florentina, era aliado de los
güelfos pero adoptaron la línea de los "blancos", más moderados que los "negros".
En el año 1300. Dante fue elegido prior de la República. Pero su posición cambió
cuando los franceses entraron en Florencia con el apoyo de los "negros". Más de
seiscientos "blancos" debieron exiliarse. Dante fue acusado de corrupción, sus
bienes confiscados y él mismo condenado a ser quemado vivo en caso de tornar a
Florencia.
Comienza así un exilio que dura hasta el final de su vida y que lo lleva por tierras
de la Toscana, Lombardía y Romagna. Varios años más tarde, en 1315, Florencia
ofreció el retorno a los asilados a cambio de un acto de contrición. Dante se negó.
Muere en el exilio, en Ravena, en 1321. Su tumba se encuentra todavía hoy fuera
de su patria florentina, en la tierra del asilo.
En el Infierno de esta obra, Dante califica los diversos delitos que conducen a la
perdición. Son nueve círculos subdivididos, a su vez, en graduación de órdenes. El
círculo más profundo, el reservado a los mas malvados corresponde a los traidores
y entre ellos están los que traicionan los deberes del asilo. Dante denomina este
repugnante nivel Tolomea, seguramente recordando al Rey de Egipto, Tolomeo,
que mandó matar a Pompeya, quien había buscado refugio ante él.
Las penurias del exilio son recordadas en el Paraíso. Allí se lee: "Tú abandonarás
Florencia. Serás forzado a abandonar todo lo que te es más querido. Esta es la
primera flecha del arco del exilio. Tú probaras el amargo pan del exilio y cuando es
duro caminar por las calles de atrás."Pero, recordando a quienes le ayudaron,
agrega benévolo: "Tu primer refugio y tu primer albergue será la cortesía del Gran
Lombardo". El poeta rinde así homenaje a la familia de la Scala que le había dado
hospitalidad y protección en Verona.
Como en tantas otras vidas, el sufrimiento da cauce al genio. La amarga vida del
Dante florece en una obra bella y rica. El asilado fue, en especial a través de La
Divina Comedia, también el creador de la lengua italiana escrita.
Sun Yat-Sen
Sun Yat-Sen (o Sun Wen) es considerado hoy en día como el padre fundador de la
República de China. Nacido en el seno de una familia campesina cerca de Cantón
en 1866 cuando ya el imperio de la dinastía Manchu estaba en decadencia, mostró
desde muy temprano su protesta contra un régimen que estaba desgarrando el país.
Se dice que a los dieciocho años derribó un ídolo del templo de su pueblo, hecho
gravísimo que podía incluso castigarse con la pena de muerte. Se refugió por
entonces en Hong Kong donde estudió medicina. Pero su corazón estaba atento a
la lucha política, lucha que comprometió toda su vida, a fin de liberar a su pueblo de
la opresión imperial.
José Artigas
El General José Artigas, libertador del Uruguay, combatió no solo contra España
sino también contra argentinos y brasileños a fin de defender la independencia de
su país. Artigas nació el 19 de junio de 1764, cuando su país era todavía colonia.
Enrolado en el llamado cuerpo de Blandengues que custodiaba las fronteras
uruguayas, formo su carácter en las costumbres de los campesinos de su tierra y la
relación no siempre delicada con los contrabandistas. Su personalidad, calma y
sabia de un lado, apasionada y corajuda por otro, le dieron pronto la fama de
caudillo.
Aun su primera época en el Paraguay fue difícil. Fue encarcelado. Pero el nuevo
Gobierno paraguayo encabezado por el Caudillo Carlos Antonio López le restauró
su bienestar en el país. Allí vivió Artigas hasta el fin de sus días.
Su modesta vivienda de tierra batida, techo de tejas y paredes de bambú con frente
a un gran parque todavía se conserva cerca de Asunción.
Con los años su propia patria, el Uruguay, cuya independencia había tanto
defendido, lo invita volver. Artigas se negó con gentileza: "Decid a aquellos que me
llaman que yo estoy muy reconocido de las gracias con las cuales se me honra.
Pero, no se puede pensar que vuelva ahora a mi patria. Solo pido el favor de quedar
en mi casa el resto de mi vida, que será seguramente breve en razón de mi
avanzada edad".
Su vida en el exilio fue modesta pero acompañada del respeto e incluso la
veneración de sus vecinos, la población guaraní le llamó Carai Guau (Gran Señor)
como signo de respeto. El tiempo y el destierro lo hicieron leyenda.
Los uruguayos le siguen considerando su prócer mayor y junto con Bolívar, Sucre,
San Martín, Morazán y otros, ha pasado a engrosar las filas de los héroes de la
independencia de América Latina.
León Trotski
Lev Davidovitch Bronstein es mejor conocido como León Trotski. De hecho, este
sobrenombre es producto de un ardid preparado al emprender su primer asilo hacia
Inglaterra. Detenido por su militancia política a los diecinueve años, el joven Trotski
fue deportado a Siberia. De allí escapa valiéndose de un nombre falso que con el
tiempo terminó siendo su "nom de guerre". En el exilio se encuentra con los que
luego serán famosos revolucionarios soviéticos, entre ellos Piekhanov y Lenin.
Volvió a su país en 1905 pero fue nuevamente detenido y exiliado en Tobolsk de
donde vuelve a escaparse, esta vez hacia Viena.
Su actividad política fue entonces intensísima. Debió soportar incluso una detención
en Francia. Pero en marzo de 1917 al conocer el levantamiento de San Petersburgo,
retorna. Aun esto le fue difícil. Las autoridades británicas lo detuvieron en el camino
y solo pudo ser liberado a petición del gobierno provisional ruso. Arribó por fin, poco
después de Lineen, otro exiliado que llegaba en retardo desde Suiza. Al producirse
la Revolución rusa de octubre es designado Comisario del Pueblo para las
Relaciones Exteriores y en tal condición negoció el tratado de Brest-Litovsk. Asumió
luego la responsabilidad de Comisario del pueblo para la guerra.
La Sagrada Familia
La historia del exilio de José, María y su hijo Jesús es solo contada por el
Evangelista San Mateo y, curiosamente, no mencionada por los otros evangelios.
Después del nacimiento de Jesús, sabios de Oriente llegan a Jerusalén. La tradición
ha querido que fueran tres porque tres fueron las ofrendas presentadas (oro,
incienso y mirra) al Niño-Dios. En su ruta hacia Belén, los Sabios entrevistan al Rey
Herodes y le preguntan por el niño que acaba de nacer y que, según sus
predicciones será el Mesías, libertador del pueblo, o como dice la profecía el "nuevo
gobernante de Israel". Herodes, luego de verificar con sus consultores que estaba
profetizado que en Belén nacería el Mesías, les autoriza a seguir. Pero les invita a
informarle del acontecimiento. Según declara es para ir a adorarle pero su intención
íntima es eliminar a un futuro gobernante competidor y de paso evitar cualquier
subversión popular. Los sabios visitantes parten, encuentran a Jesús en el Pesebre
y le adoran.
Un sueño les advierte que no vuelvan a informar a Herodes. Regresan pues por otro
camino. Por un sueño también José es prevenido del peligro que se cierne sobre su
familia. Los tres, entonces, escapan a Egipto buscando refugio. Sus temores
estaban justificados, Herodes se da cuenta que ha sido engañado y entonces,
intentando en vano asesinar al Mesías, hace matar a todos los niños menores de
dos años que vivían en Belén.
Si bien Freud y toda su familia eran judíos, en marzo de 1937, fecha en que Hitler
anexa Austria, el motivo más preocupante de persecución era diverso.
Para ese entonces Freud tenía ochenta años y sus obras sobre el psicoanálisis
habían ya evolucionado la psicología clásica. Precisamente por estas
investigaciones Freud era no solo conocido sino discutido. Su pensamiento era
considerado pernicioso para el nazismo. El 10 de mayo de 1933, se habían
quemado públicamente libros en las plazas y ciudades universitarias alemanas y
entre ellas las obras de Freud, pero también las del poeta Heinrich Heine, de Hugo
Preuss, padre de la Constitución de Weimar, Franz Kafka, Thomas Mann y Albert
Einstein. El comentario de Freud dirigido a su amigo y luego biógrafo Ernest Jones
fue entonces sarcástico: "Qué progresos estamos haciendo! En la Edad Media me
habrían quemado a mí, hoy en día se contentan con quemar mis libros".
Anna fue liberada pero ya no había caso. El hogar de los Freud había sido allanado
dos veces y sus obras quemadas, la imprenta de ediciones psicoanalíticas
clausurada; los otros hijos de Freud ya vivían en el extranjero.
El 4 de junio de 1937, teniendo Freud ochenta y un años, junto con su esposa y su
hija Anna abandona Viena. Como dice su biógrafo Peter Gay: "Nunca hubiera
soñado que iba a terminar su vida en Londres como exiliado".
Freud pasó los dos últimos años de su vida en el exilio con la misma intensidad
creativa de siempre. Publicó Moisés y el Monoteísmo y escribió el Esquema del
Psicoanálisis, su obra póstuma, quizás su testamento. Anna no solo lo acompañó y
atendió, también lo representó varias veces leyendo sus trabajos en congresos de
especialistas. Pero Freud sabía que se estaba muriendo: un penoso cáncer en la
mandíbula lo afligía desde hacía años. Prosiguió trabajando hasta pocos días antes
de su muerte. Solo el primero de agosto de 1939, con sus ochenta y tres años
encima, decidió clausurar la atención médica a pacientes.