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DISENO
Luis Verdesoto
Profesor asociado
FLACSO
PARTE I
LOS CONTEXTOS Y LAS CRITICAS
PARTE II
ACERCA DE LOS PRINCIPIOS DEL REGIMEN TERRITORIAL
PARTE III
LA CONSTITUCION EN VIGENCIA
BIBLIOGRAFIA
LAS INSTITUCIONES TERRITORIALES ECUATORIANAS: RACIONALIDAD Y
DISENO
PARTE I
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Ver Verdesoto, Luis y Ardaya, Gloria, “La estatalidad de la democracia y la democratización del
estado en el Ecuador”, FLACSO, Quito, 2009.
A su vez, la dolarización fue un estímulo sin precedentes a la vida
económica local de todas las dimensiones. Esta aceleración, sin
embargo, pudo ser aprovechada mejor por unas ciudades y provincias
que otras. Al igual que los países, las ciudades y provincias ecuatorianas
exhibieron capacidades diferentes para reaccionar frente a la crisis y a los
estímulos del mercado. Y configuraron tipos de desarrollo local, en que la
desigualdad es una característica. También la modalidad para afrontar en
desarrollo y sus productos. Desde entonces se puede avizorar que se
están formando cuencas provinciales / regionales y redes urbanas ligadas
a esos tipos de desarrollo, en cuyos procesos juegan roles importantes
diversas variables. El papel que juegan y la combinación que logran esas
variables es la clave de la compresión de l desarrollo local.
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4 En otra investigación: Varios, “Descentralización y gestión territorial dirigida hacia los
Objetivos del Milenio”, CONCOPE, 2007 pudimos comparar indicadores de desarrollo y procesos
de cuatro provincias del país, dos en la costa (Manabí y Los Ríos) y dos en la sierra (Azuay y
Bolívar). Encontramos, en estas últimas, dos situaciones polares, mientras en Azuay se había
producido una combinación óptima de factores institucionales, mercantiles y sociales, la situación
opuesta se presentaba en Bolívar, en que los déficits de presencia estatal, desarrollo y del mercado
y la baja densidad de la sociedad civil marcaban a la situación de desarrollo de la provincia. En
una situación intermedia se encontraban las provincias de la costa investigadas. Mientras en Los
Ríos se presentaba un alto grado de desarrollo mercantil y social, la debilidad estatal era marcada;
en Manabí, con un aceptable grado de desarrollo estatal y un notable crecimiento del mercado,
presentaba déficits de organización social medida desde varios ángulos. Este examen empírico
permitió montar la hipótesis de especiales sinergias entre Estado, mercado y sociedad, que resultan
en tipos de desarrollo local.
identidad territorial sobre la cual montan su desarrollo, situación que es
imprescindible reconocer para evitar cualquier homogenización ingenua.
El Gobierno Nacional asume que entre los territorios existe una relación
de opresión (el bicentralismo) y que solamente la intervención del nivel
nacional logrará revertir esa relación. En esta visión, el mercado y la
competencia entre regiones no pueden lograr una organización alternativa
y que la redistribución del excedente tiene que hacerse mediante
mediación del gobierno nacional.
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La descentralización no puede avanzar debido a que el tejido social y los partidos políticos están
centralizados. Si bien es cierto que la descentralización implica transferencia de competencias a
otros niveles de gobierno, parte de ella también se traslada a la sociedad civil (Ver Carrión,
Fernando (comp.), “Descentralizar: un derrotero a seguir”, FLACSO, 2008 y “La
descentralización en el Ecuador: opciones comparadas”, FLACSO, 2007).
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Implicaría un retroceso en el sentido de que el centralismo es un mecanismo que fortalece a las
elites locales.
12
En lenguaje de Carrión, Fernando (Ibid, 2003) varios países latinoamericanos ha primado la
descentralización horizontal (que fortalece el presidencialismo) sobre la descentralización vertical
(transferencia de poder) lo que puede conducir a la re centralización.
financieros y con respeto a las dinámicas regionales de las partes,
estimule el aprovechamiento de oportunidades (buscar mejores
condiciones tendientes a la igualdad) y consiga resultados para lograr un
mejor funcionamiento del sistema de la descentralización. 13
13
En el caso ecuatoriano de descentralización, Lautaro Ojeda (2000 y 2001) sostiene que no hay
una fórmula mágica o un modelo a seguir; y más bien identifica cuatro elementos claves para el
mejor funcionamiento del proceso: 1) Flexibilidad que permita la integración de las
particularidades de cada región; 2) Gradualismo; 3) Transparencia y 4) Conciliación entre el
equilibrio fiscal y las cifras macroeconómicas nacionales.
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Hopenhayn, Martín, “América Latina: desigual”, 2005 sostiene que la pérdida de cohesión
social está ligada a la sensación de ciudadanía vulnerada; es decir, existe mayor cohesión social si
hay mayor titularidad de derechos civiles, políticos y sociales. Ver además, CEPAL-AECI-SEGIB,
“Cohesión social, inclusión y sentido de pertenencia en América Latina y El Caribe”, 2007.
más democracia y que al vacío institucional del país debe responderse
también con democracia territorial.
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Ver: Boisier, Sergio, “El difícil arte de hacer región. Las regiones como actores territoriales del
nuevo orden internacional. Conceptos, problemas y métodos”, 1992 y “En búsqueda del esquivo
desarrollo regional: entre la caja negra y el desarrollo político”, 1995.
Las regiones, provincias y distritos deben robustecer su capacidad de
orientarse, en base a sus conveniencias, hacia todo tipo de intercambio e
integración competitiva.16 Entre las condiciones del desarrollo territorial se
cuentan un Estado que redefina las relaciones con el mercado desde
nuevas alternativas de inversión y gestión mixtas, el logro de
externalidades territoriales positivas, el estímulo a los subsistemas
productivos y reproductivos, la modernización de la administración pública
local y la creación de economías de escala regional, provincial y distrital.
16
La descentralización no puede limitarse únicamente a mejorar la capacidad de gestión eficiente
de los recursos transferidos a los gobiernos locales y a modernizar la gestión municipal. Estas
tareas son fundamentales, pero la modernización de las administraciones locales debe incorporar
también su capacitación en su nuevo papel de animadores y promotores del desarrollo económico
local, a fin de que, junto con los actores privados y el resto de la sociedad civil local, puedan
construir los ecesarios entornos territoriales innovadores para el fomento productivo y el
desarrollo del tejido local de empresas. Ver: Alburquerque, Francisco, “Desarrollo económico
local y descentralización”, Revista 82, CEPAL, 2004.
población y al acceso equitativo a las oportunidades. Las regiones son
heterogéneas y tienen diferente potencialidad productiva (“capital natural,
cultural y patrimonial”); capital social (“fortalecimiento institucional y
social”); capital humano (“acceso a educación, nutrición y salud)”; y,
capital económico (“infraestructuras, servicios a la producción y fomento
territorial de la innovación productiva y empresarial”). 17
17
CEPAL, “El desarrollo económico local”, 2004.
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Existe un escaso desarrollo conceptual en cuanto a lo que son competencias, finalidades /
objetivos, facultades, atribuciones, deberes y acciones. Las finalidades u objetivos de un nivel de
gobierno definen su razón de ser y son definidos por la comunidad y expresados en las normas.
Las atribuciones permiten a los niveles de gobierno desarrollar sus finalidades o alcanzar sus
objetivos. Las competencias son ámbitos de responsabilidad para la gestión pública. Ver:
Verdesoto, Luis, “¿Quién hace qué en el territorio?”, CONCOPE, Quito, 2006 y
www.luisverdesoto.com
19
Varios estudios del Banco Internamericano de Desarrollo acerca del proceso de
descentralización en el Ecuador plantean datos acerca de la paradoja de un aceptable nivel de
gasto público subnacional pero una extrema incapacidad de recaudación y gasto intermedio.
institucional del nivel intermedio, necesidad de difícil reconocimiento para
las Municipalidades.20
20
En Ecuador ha habido una débil y soterrada discusión acerca del número adecuado de niveles de
gobierno, que básicamente oscila entre dos (nacional y municipal) o tres (incluyendo al
provincial). La realidad, sin embargo, muestra que se han multiplicado el número de municipios
en tal magnitud –que de algún modo corresponde a la densidad poblacional- que se impone un
nivel intermedio; que se han creado muchos niveles de gobierno adicionales –regiones, parroquias
rurales-; que se han sumado definiciones –como las circunscripciones étnicas asimilables a todos
los niveles de gobierno o los regímenes especiales-.
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Ver CEPAL, Ibid, 2004.
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Es un proceso que deviene de la voluntad política, pero en el marco de un sistema institucional
coherente. La voluntad política se confunde con la posibilidad de recibir competencias
demandadas por un nivel de gobierno, pero con muy pocas condiciones para su buena gestión. De
este modo, el voluntarismo tiende a disfrazar clientelismo político y administrativo. Ver,
Verdesoto, Ibid, 2006.
competencias. Hay que recordar que la imprecisión en la asignación de
competencias imposibilita el ejercicio de la responsabilidad.
mediador antes que en representante- y que las regiones se conformarán en un plazo de hasta 8
anos, creándose un nuevo nivel de gobierno. Este arreglo que no soluciona la ya mencionada
cuestión del gobierno intermedio, aplaza los conflictos y levanta las aspiraciones de cada nivel
para sostenerse o ingresar a la escena institucional.
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Este criterio no se respeta cuando se asignan recursos por población.
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“Es especialmente evidente la falta de cuentas territoriales en el país. Sin ellas no se puede
establecer, sino indirectamente, el grado de inequidad territorial y de aporte al producto nacional.
La combinación entre este aporte y el grado de necesidades básicas insatisfechas, debe entregar las
bases de un modelo de redistribución territorial entre cuyos componentes finales debe estar la
sostenibilidad del desarrollo” Ver: Verdesoto, Luis, “Por qué y para qué descentralizar el Estado
ecuatoriano”, CORDES, 2000.
Se debe corregir las actuales distorsiones en las transferencias poniendo
especial énfasis en los mecanismos orientados a la equidad territorial. La
forma de evitar el “privilegio” aparente de una instancia subnacional
respecto de otra es la concreción del principio de solidaridad, el que debe
hacerse mediante los instrumentos de planificación y la corrección de las
distorsiones de mercado, utilizando preferentemente mecanismos
financieros. Pero, a la vez, debe incentivarse a las instancias para rebasar
las limitaciones mediante iniciativas “premiadas” por la comunidad
nacional.
LA ESTRATEGIA DE LA DESCENTRALIZACIÓN
Las regiones, las provincias y las ciudades con sus entornos agrarios son
las nuevas formas en que reside el Estado y se configura a la nación, de
modo complementario a la sola existencia del gobierno nacional, como se
presumía antes. Los territorios son sedes de innovativas relaciones
productivas, sociales y políticas, que en su diversidad, expresan a la
nación y su conformación de cara a la globalidad. Son los nuevos
asientos de la democracia, que se condicionan mutuamente y en libertad
con el nivel nacional. Esta democracia renovada desde los territorios debe
basarse en actores sociales que producen y demandan nuevos derechos
para vivir con dignidad y en paz.
La nueva Constitución del Ecuador debe concretarse legalmente como
estímulos de nuevas formas de gestión democrática de los territorios, que
incluye innovaciones en la planificación y en la prestación de servicios
con corresponsabilidad ciudadana.27 En consecuencia, debe estimular
también el diseño institucional autónomo que apunte hacia instituciones
territoriales que concreten la cohesión social en los territorios. La
cohesión social debe entenderse como las diversas dimensiones que
permiten el uso social y productivamente justo del territorio urbano y
provincial, que permita el desarrollo de identidades que se apropien del
territorio como condición de la democratización.
PARTE II
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.. "la experiencia ha demostrado ampliamente que el verdadero desarrollo es principalmente un
proceso de activación y canalización de fuerzas sociales, de mejoría de la capacidad asociativa, de
ejercicio de la iniciativa y de la inventiva. Por lo tanto, se trata de un proceso social y cultural, y
capacidad colectiva para gestionar la planificación en general y su
capacidad de gestión ascendente del desarrollo individual y colectivo,
siguiendo los principios de cohesión, identidad, responsabilidad
compartida y de cooperación horizontal y vertical.
PARTE III
LA CONSTITUCION EN VIGENCIA32
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Una norma o política sectorial es proba solamente si es capaz, en lo pertinente, de lograr una
comprobación y aplicación territorial.
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Ver arts. 238 y 254 de la Constitución Política del Estado.
Para este análisis, tomamos como parámetro a la organización
institucional más alta prevista por la Constitución que son las regiones y
los distritos metropolitanos, asimilables conceptualmente, aunque la
Constitución los diferencia como distintos niveles de gobierno, respetando
la cantidad de atribuciones que cada nivel exhibe. 36
36
El Distrito metropolitano no es esencialmente distinto de los niveles de gobierno regional,
provincial y cantonal, sino una especial combinación de competencias de todos ellos. La expresión
constitucional, “las que sean aplicables”, que refiere a las competencias que asume el Distrito
refiere a que deben asumirse necesariamente todas las aplicables, selección realizada por los
proponentes del Estatuto Autonómico y avalada por el examen constitucional. En este sentido, el
carácter de Régimen Especial de este nivel de gobierno corresponde a la particular combinación de
competencias.
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39 Este es el límite de las normas de homogenización forzosa de los Estatutos autonómicos
dentro de las Constituciones que prevén una organización autonómica de los Estados en todo o en
parte.
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40 Demás está mencionar que se supone que la voluntad de la Constitución ecuatoriana al fijar
requisitos de los Estatutos autonómicos solamente está previendo requerimientos mínimos
formales de las autonomías regionales y, en ningún caso, puede extrapolarse a la necesidad de
concebir Estatutos autonómicos iguales. Más adelante tratamos con más exactitud el alcance de la
noción de Estatuto Autonómico, que permite descartar, por completo, la visión restrictiva de los
Estatutos Autonómicos como meras declaraciones de formalidades intrascendentes. En el mundo
se ha configurado un Derecho Autonómico –expresión de derechos universales- que desautoriza
interpretaciones antojadizas o localistas.
específicos, entendidos estos como especiales combinaciones de los
ingredientes del desarrollo, que no pueden reducirse a una fórmula
institucional única.
Denominación
Símbolos
Principios
Instituciones
Sede
Bienes
Rentas
Recursos propios
Competencias
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No es improbable que, en un siguiente paso, las Juntas parroquiales rurales se conviertan en
Alcaldías rurales, generándose una duplicidad administrativa, pero además de multiplicar (y no
reducir como es el discurso clásico) fundamentalmente rompan la unidad de desarrollo y de
gestión de las ciudades con su “hinterland” rural. Este proceso se basa en la voluntad política
gubernamental de impulsar democracia de “base y directa”, actitud frente a la cual las Juntas son
los interlocutores naturales. Finalmente y como efecto colateral, la concepción mencionada
generará efectos de contagio en las Juntas Parroquiales urbanas, que tratarán de convertirse en
Alcaldías menores (tendencia que ya existe en los Distritos actuales) y acelerar la
descentralización municipal y atomización municipal (siendo que el actual modelo es más bien de
desconcentración). Ciertamente esta institución puede desatar una reacción perversa y
contradictoria en el andamiaje de los niveles de gobierno ecuatorianos, ya llenos de complejidad
en su actual diseño.
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Esta articulación “doble” de las juntas parroquiales rurales, por un lado, como parte especial de
las Municipalidades (especial por los factores dichos en el texto, que las diferencian de las
parroquias urbanas y de la lógica de conformación municipal urbano/rural); y, por otro lado, como
clientela susceptible de recibir delegaciones de cualquier nivel de gobierno (léase en la coyuntura
actual del gobierno nacional), las conforman como nuevas unidades administrativas de gestión
política del Estado ecuatoriano, nivel de gobierno que complejiza aun más el diseño territorial.
El futuro de los Consejos Provinciales depende de la capacidad que
tengan para concretar las competencias exclusivas que le asigna la
Constitución, la fortaleza con que comprenda su nueva misión
institucional –fundamentalmente frente al proceso productivo y los
estímulos económicos que pueda ejercer en los territorios-, al vigor con
que utilice su capacidad normativa y de concertación, y,
fundamentalmente, a su entendimiento de la conversión del Consejo
Provincial en el sistema institucional ecuatoriano y de la provincia como
unidad territorial en el sistema económico.
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Como hemos mencionado antes, la constitución establece dos gobiernos intermedios
correspondientes a cada vía del régimen territorial –la región para los autonómicos y la provincia
para los descentralizados- y aunque procura una división de funciones, es evidente la necesidad de
una mayor precisión competencial, funcional y representativa.
gobierno, la Constitución ha asignado competencias exclusivas que
deberán ser inexcusablemente transferidas.
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Como una digresión necesaria, cabe mencionar, que es preciso que la legislación supla la
ausencia constitucional de una definición precisa de competencia. Justamente para evitar
Son competencias exclusivas del Distrito aquellas en las que un nivel de
gobierno asume todas las atribuciones de la política, planificación,
administración, control, infraestructura y financiamiento dentro de su
territorio, mientras que las competencias concurrentes del Distrito serán
aquellas cuyas atribuciones son ejercidas junto con otros niveles de
gobierno. Además integra con precisión la noción de que las
competencias exclusivas y concurrentes pueden ser delegables o
indelegables.
sobreposiciones y hacer un estímulo sano a la concurrencia. Y para lograr un adecuado costeo. Por
ello, además de la definición deberá utilizarse siempre la misma nomenclatura en todo instrumento
jurídico y técnico.
Subsistema de estadísticas y censos; Sistema penitenciario; y, Sistema
público de registros de la propiedad.
Hasta esta parte del artículo hemos analizado la coherencia del Régimen
Territorial en la organización constitucional. En esta parte pretendemos
examinar la agenda institucional pendiente de la descentralización,
derivada de la nueva Constitución. Este análisis tiene una pretensión de
positiva colaboración con el diseño concreto de las instituciones.
Entre otros, tres son los ámbitos básicos del diseño institucional
pendiente: objetivos, atribuciones y funciones de los niveles de gobierno;
relaciones intergubernamentales subnacionales; y, visión global y
mecanismos de asignación de competencias.53 Obviamente, en el
contexto, se debe afinar los parámetros concretos de la descentralización,
especialmente, su definición como un proceso y los alcances que tienen
el gobierno y la administración territorial en la reforma/reconstitución del
Estado ecuatoriano.54 En la definición de procesos, son decisivos los
temas relativos a procesos decisionales de gobierno subnacional,
asignación de recursos, especialmente transferencias nacionales y la
captación interna –a los territorios- de recursos económicos y la búsqueda
de modelos eficientes de prestación de servicios públicos.
53
Existen otros temas pendientes cuya prioridad será mencionada pero que no forman parte de la
inmediata atención pública y académica.
54
Como es evidente guardamos mucha cautela en calificar al proceso estatal post-constitucional
de refundación estatal. Para una lectura de algunos aspectos de la reforma ver Verdesoto, Luis,
“Procesos constituyentes y reforma institucional”, FLACSO, 2007.
55
Muchas veces estos defectos de diseño, al margen de las decisiones políticas, provocan el aborto
del proceso de descentralización.
Ciertamente la Constitución aprobada por una mayoría clara de
ecuatorianos reúne dos tendencias de difícil conciliación. De un lado, un
exacerbado presidencialismo, que se manifiesta no sólo en la
conformación y relaciones entre funciones del Estado, sino también en
claras atribuciones territoriales de control e ingerencia en la gestión
subnacional.56 De otro lado, la asunción del contenido tanto jurídico como
administrativo de la autonomía, que califica la nueva orientación de la
descentralización y de la organización subnacional .57 La necesidad de
disciplinamiento y alineación que está asociada con el presidencialismo
diseñado en la Constitución es un desestímulo, ciertamente, al ejercicio
autonómico cuyo destino final es la construcción nacional a partir de
capacidades adecuadamente ejercidas en territorios específicos. El rol del
gobierno nacional para el logro del ejercicio subnacional público
responsable no debe ser ciertamente punitivo ni jerárquico sino
colaborativo y estimulador.58
60
La redistribución territorial, en primera instancia, no debe afectar a las capacidades productivas
locales, sino incentivarlas, como su condición esencial. A su vez, la redistribución no es un
ejercicio de exclusividad estatal sino de relación con la sociedad local y regional. Las relaciones
público – privadas subnacionales son decisivas para sostener las sinergias de estado – mercado –
sociedad, que deben funcionar para que la redistribución sea posible. La visión contraria, forzar a
un traslado del excedente producido en los territorios hacia otros territorios, debilita a las dos
partes, cuando no aniquila al proceso.
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Podría afirmarse que la organización institucional subnacional nueva es gubernamental y
social, cuyo acoplamiento busca acuerdos sociales y de gestión así como un procesamiento
democrático de las decisiones y demandas.
62
Equivocadamente, nuevos ideólogos de la lucha de clases han tratado de reemplazarla –como
la versión contemporánea- con la lucha entre territorios –o más específicamente entre el centro y
la periferia- como nueva forma de lucha por la apropiación del excedente.
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Cada territorio tiene vocaciones y recursos particulares, historias e idiosincrasias, formas de
organización local y diversidades étnico-culturales, que solamente juntas y en respeto de sus
bienes y en la prestación de servicios, que devengan en un valor público
para los actores sociales asentados en los territorios, organizados
políticamente en subsistemas de decisiones que garantizan y adecuan a
la democracia y contribuyen a la acumulación de valores económicos y
éticos, que finalmente son de toda la nación.64
66
Participación social complementaria a la participación política.
67
Un elemento central es la transparencia de las decisiones subnacionales, que suele refugiarse
en la cercanía de la comunidad para evitar mecanismos institucionalizados y técnicos de control.
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Con esta categoría acuñada por CLAD (Ver: “Una nueva gestión pública para América
Latina”, 1998) se alude a la ausencia de mecanismos de asunción de responsabilidades públicas y a
una actitud de elusión, advertida o inintencionada, de las instituciones para soslayar las
obligaciones, entre otras, de rendición de cuentas.
establecer ámbitos definidos de gestión de competencias, en la referencia
a competencias exclusivas. Este énfasis debe ser complementado por
procesos claros de transferencia, evitando la superposición y la
trasposición. Este ejercicio debe estar respaldado en un adecuado y justo
costeo.
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En el caso ecuatoriano, es una asignatura pendiente constituir al nivel intermedio que articule a
la nación con sus partes y permita avanzar en el desarrollo territorial, mediante la ponderación del
peso específico de cada una de las localidades y regiones. El tema de la vigencia o caducidad de
las provincias es uno de los fundamentales, en el que se combinan la tradición con la necesidad de
cumplir roles necesarios de nivel intermedio de gobierno.
La forma más concreta de la articulación adecuada y colaborativa entre
Sistema y Subsistemas deberá ser tratada por el Sistema Nacional de
Competencias, instancia con una dirección colegiada de niveles de
gobierno y con un organismo técnico de aplicación de decisiones.