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23 de marzo de 1926
“casi todos los progresos de la civilización son debidos a la acción individual activa
y creadora de los hombres superiores, homogéneos a la masa” p. 20
“la acción enervante del trópico y el hibridismo de razas, hacen del Perú un país
políticamente inestable y desorganizado en que se suceden las revoluciones y las
dictaduras” p. 69
“En Chile, a pesar del carácter militar de la raza formado por la lucha de tres siglos
con los araucanos, su diplomacia ha favorecido el arbitraje para resolver los
conflictos internaciones, su ejército estuvo hasta ayer siempre sometido al poder
civil y desde 1851 hasta 1924 no había gobernado el país ningún general”. P. 81
“los chilenos, descendientes de españoles e indios, forman una raza o sub-raza
nueva, casi homogénea, con características propias, sin tendencias regresivas
hacia ninguna de las razas que se deriva, predominando en la fusión la mentalidad
y civilización españolas.
Los indios mapuches del centro, más pacíficos que los araucanos puros y tan
vigorosos como éstos, constituyeron principalmente el factor femenino de la raza
chilena.
La raza paterna fue la conquistadora, producto étnico en que predomina la
civilización latina y que procede de diez razas por lo menos”
Esta mezcla de sangre de los mapuches del centro del país con españoles operó la
fusión de las dos razas por lo que en diversas proporciones corre sangre indígena
en la mayoría de los chilenos, existiendo todas las graduaciones posibles físicas,
intelectuales y morales que demuestran la diversa proporcionalidad de sangre
española e indígena que cada chileno lleva y que afecta a todas las clases sociales.
P. 84
“el pensamiento más alto, la ocupación principal del araucano era la guerra; para
ella estaba preparado por sus hábitos de cazador, la unidad de lengua, constancia
en las fatigas, su energía en la desgracia, su fatalismo, su inclinación al robo y su
educación.
Por su inestabilidad mental, el araucano era versátil; por la limitación de su memoria
y dificultad para meditar y de conocimiento de la ley de causalidad, supersticioso;
por su incapacidad de distinguir entre el bien y el mal, ladrón; por su desprecio por
la vida, heroico”. P. 92
“nuestra diferencia de raza con el Perú, favorable a Chile, vemos que es motivada
por ser nuestra raza progenitora indígena más viril y enérgica que la quechua; por
haberse fundido íntimamente en nuestro país la raza indígena y española, mientras
en el Perú se mantienen aún separadas” p. 111
“La homogeneidad de la raza chilena, aunque no es absoluta por el distanciamiento
de la clase rica y la clase pobre mantenido hasta ahora por el orgullo y el egoísmo
de la primera, es, con todo, suficiente para constituir una ventaja apreciable respecto
de otros pueblos hispano-americanos”. P. 111
“lo que hay de altivo en nuestro carácter, de identidad en nuestra mente lo recibimos
de España” (…) no fueron las hordas araucanas, sino los tercios castellanos los
héroes máximos, los fundadores de ciudades, los desbrozadores de la selva, los
creadores de nuestra nación.
La exaltación de Arauco es la leyenda imaginaria de los poetas; la epopeya de
España surge verídica de las frías crónicas de los prosadores.
La lanza fue símbolo de la barbarie, la cruz y la espada lo fueron de la civilización”.
P. 113
“Todos los mestizos chilenos tienen rasgos comunes que los distinguen de los
demás americanos. Tienen escasos matices locales, obra del medio físico, como es
la diferencia que existe entre el místico, tímido y bondadoso chilote, que lleva en su
mente la ensoñación del paisaje encantado de sus islas verdes y el pampino del
norte, rebelde, incrédulo, agresivo, que lleva en la frente burilada por el sol la imagen
del árido y abrazado panorama del desierto” p. 119
El roto, “base étnica de la nación chilena; antaño activo, con profunda fe religiosa,
leal con sus patrones, más respetuoso y alegre que ogaño. Su carácter es una
mezcla confusa de virtudes y defectos; patriota y egoísta; hospitalario y duro, hostil;
fraternal y pendenciero; religioso y fatalista, supersticioso que cree en ánimas;
prudente y aventurero despilfarrador; sufrido, porfiado e inconstante; inteligente, con
un admirable poder asimilador e ignorante; abierto en ciertos momentos,
desconfiado casi siempre; resignado con su suerte, violento con los hombres; triste,
pesimista, callado, tranquilo y con ribetes de picardía y buen humor; socarrón,
rapiñador, marrullero y ebrio.
Su moral es poco sólida; carece del sentimiento del ideal y del íntimo de la creencia,
y es escaso su respeto por la ley y la propiedad”. P. 119
“En nuestras guerras exteriores, el primer factor de triunfo fueron las admirables
condiciones guerreras del pueblo: su disciplina en el cuartel, su fácil aprendizaje en
las armas, su arrojo incomparable en el combate, su constancia para soportar con
ánimo sereno y alegre todas las fatigas y privaciones, su desprecio por la vida que
le permite reír y chancearse a pocos pasos de la muerte y su amor e incondicional
abnegación por la patria” p. 146
“el chileno es patriota especialmente por la lucha incesante que formó la cuna de su
raza y que tuvo que sostener hasta su virilidad y porque los límites del país son muy
netos. La perfecta demarcación de nuestro territorio por el mar y la cordillera nos
aíslan del extranjero y hacen que la concepción geográfica del país sea muy clara
en la mente chilena. Es, pues, un patriotismo gráfico, expresivo y exaltado por las
hazañas de nuestros héroes, la única identidad que ha nutrido tal vez el espíritu del
pueblo desde niño, exornada con la fantasía maravillosa y atrayente de fabulas
leyendas.
Además del aislamiento geográfico y las guerras, han contribuido a acrecentar el
patriotismo chileno la relativa homogeneidad de la raza que le da carácter común,
idealidad colectiva, formados por el acervo acumulado en toda su integridad durante
tres siglos de intereses, ideas, sentimientos, simpatías, temores, alegrías y peligros
comunes. Por esto, al amar la patria, no amamos sólo sus valles sus montañas, su
mar y su cielo, sino también sus hombres: los pasados, que dieron lustre al país; los
presentes, que bregan por aumentar la herencia recibida de aquéllos. P. 147
“La admiración por el coraje del roto, el culto por los héroes nacionales, la fe en la
superioridad de la raza, han impreso rumbos a la sociedad chilena” (…) “los chilenos
tenemos el orgullo racial del pueblo, de nuestras hazañas guerreras, lo que ha
mantenido hasta hoy vigoroso el patriotismo”. P 159
Sobre la guerra del Pacifico: “Nos dieron el triunfo, la unidad y vigor de nuestro
pueblo, la virtud racial del patriotismo, la virilidad y energía alcanzadas por un vivir
austero, la organización solida de nuestro gobierno constitucional” (…) “en Chile
había orden en el gobierno y las finanzas, historia sana y moral; en los aliados,
convulsiones, peculados, caudillaje, historia en que la patria se abatía oprimida
entre los intereses egoístas y personales” p. 178
Sobre Arturo Prat: “La acción de Prat ha tenido cien símiles en las guerras de Chile;
sin embargo, el héroe epónimo el héroe insuperado, el héroe por antonomasia es
él. ¿Por qué? Por sus antecedentes y las consecuencias de la acción; por el valor
moral de la víctima que sublimó el sacrificio y por el momento culminante en que se
inmoló señalando a Chile el camino de la victoria”. P. 189
Alberto Cabero, Chile y los chilenos, Ed. Nacimiento, Santiago de Chile, 1926, 437
pp.