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¿Cómo
empezarías a demostrarte a ti mismo que toda ella no es falsa?
2. Supongamos que un amigo te desafiara, “¿Cómo sabes que 2+2=4?” ¿Cómo responderías?
3. Supongamos que otro amigo, de un humor provocativo, te preguntara cómo sabes que no estás
soñando en este momento. ¿Qué dirías? ¿Cómo te probarías a ti mismo que esto es no es verdad?
4. ¿Pensar racionalmente siempre es la mejor manera de pensar? ¿Las respuestas científicas son
siempre las más verdaderas?
¿Qué es verdadero?. Una definición pobre y quizás circular podría ser que decir algo verdadero
es decir algo que exprese la realidad tal como es. Decir cómo son las cosas verdaderamente no
puede ser una cuestión de opinión. Las opiniones, las diversas opiniones son siempre respecto a
algo y en última instancias tienen que ver con algo, con el mundo debido a que estas diversas
opiniones tienen que ver con algo, a saber, el mundo. Y por ende es razonable preguntar si esas
opiniones representan o no la forma en que realmente es el mundo. Y aquí nos encontramos con
un problema general, más allá de la visión general del mundo (metafísica) que tengamos, ¿Qué
significa que un conjunto de creencias u opiniones sea verdadero? ¿Cómo sabremos cuando
nuestras creencias son verdaderas? A veces esto parece ser obvio (evidente por sí mismo). ¿Pero
qué sucede si lo "obvio" no siempre es así? Estas preguntas son la base de la disciplina llamada
epistemología o gnoseología, o más simple: teoría del conocimiento o el problema del
conocimiento.
La pregunta “¿Qué hace verdaderas a nuestras creencias u opiniones?” tiene una respuesta
tentadora y fácil: una creencia es verdadera si y solo si corresponde a los hechos. Por lo tanto, mi
creencia de que tengo 100 pesos en mi bolsillo es verdadera si y solo si en realidad hay 100 pesos
en mi bolsillo. Mi creencia de que River ganará la copa es cierta si y solo si, de hecho, River gana
la copa. La creencia del astrónomo Galileo de que Júpiter tiene cuatro lunas es verdadera si y solo
si, de hecho, Júpiter tiene cuatro lunas, y así sucesivamente. Una creencia es verdadera si
corresponde a los hechos. Pero eso resulta que no nos ayuda demasiado.
Primero, considere las declaraciones “2 x 5 = 10” y “La raíz cúbica de 64 es 4” ¿son estas
declaraciones verdaderas si y solo si corresponden a los hechos? ¿qué hechos? Por supuesto,
podría decir que si hubiera 2 series de 5 cosas en el mundo, entonces sumarían un total de 10
cosas (si tengo aquí dos conjuntos de 5 manzanas, en total tendría 10 manzanas, por ejemplo).
Pero aunque no haya tales series, "2 x 5 =10" parece ser cierto incluso si no hay hechos en el
mundo para que la declaración corresponda. Por lo tanto, presumiblemente, hay declaraciones
verdaderas que no (o no necesitan) corresponden a ningún hecho.
Segundo, considere el estado de una gran cantidad de declaraciones de "sentido común". Por
ejemplo, decimos que el sol sale cuando la astronomía desde muy temprano nos enseña que el Sol
no se mueve sino que es la Tierra la que lo hace. Otro ejemplo, solemos creer que una persona
que viaje 10 veces en avión durante un año tiene más probabilidad de un accidente aéreo que otra
persona que viaje sólo una. Otro ejemplo, se dice que utilizamos sólo el 10% del cerebro (mito
de la neurociencia). ¿Cómo sabemos que lo que creemos como una cuestión de sentido común
está justificado de hecho y no solo un conjunto de falsedades plausibles que se han transmitido
de manera acrítica de persona a persona, de generación en generación?
En tercer lugar, compare declaraciones como “Aquí hay una taza de café sobre la mesa”, que es
el informe de una percepción inmediata y particular, y la ley natural en la ciencia de que "Hay
gravedad entre dos masas". Al parecer, ambas declaraciones son basadas en la experiencia, pero
el último obviamente implica un proceso de confirmación mucho más complicado que el anterior.
Entre las dos afirmaciones hay muchas generalizaciones basadas en la experiencia (hipótesis)
formuladas y confirmadas por un argumento inductivo, como "El agua hierve a los 100ºC" y "Los
gatos huyen cuando se pone un pastor alemán frente a ellos". ¿Pero todas las afirmaciones en la
ciencia deben ser confirmadas por la experiencia? ¿Podría ser que dos teorías muy generales no
tengan observación o experimento que pueda distinguir entre ellas y verificar una mientras refuta
la otra? ¿Y qué hay de las verdades religiosas: no solo "Dios existe" sino afirmaciones como
"Moisés dividió las aguas del Mar Rojo con la ayuda de Dios"? ¿Son estas ciertas porque
"corresponden a los hechos"? ¿pueden ser verificados en algún sentido? ¿O hay un tipo de verdad
que depende de la fe y es muy diferente de la verdad científica?
Por último, ¿qué pasa con las verdades o los lugares comunes muy generales, como "Todo pasa"
y "Los niños serán niños"? Las tautologías son verdaderas (de hecho, necesariamente
verdaderas), aunque no parecen decirnos nada sobre el mundo (por ejemplo, o mañana llueve o
mañana no llueve [hacer tabla]; o los solteros son no casados; ). ¿Y qué vamos a hacer con esas
grandes declaraciones pronunciadas por los filósofos: "Son las formas lo más real" y "Hay una
sola sustancia"? ¿Son ciertas o no? ¿Alguno de ellos es cierto? ¿Cómo podemos saberlo? ¿De qué
depende en última instancia nuestro conocimiento de tales asuntos? ¿Qué es la verdad y cómo lo
sabremos cuando (o si) la encontremos?
Dos tipos de verdad. Las afirmaciones verdaderas (o, simplemente, la verdad) podrían dividirse
en dos categorías separadas: (1) verdaderas por los hechos y (2) verdaderas por el
razonamiento. Ejemplos de la primera sería la verdadera afirmación de que no hay nada en mi
bolsillo, la verdadera afirmación de que Suiza no ha luchado en una guerra en este siglo y la
verdadera afirmación de que el agua hierve a 100 ° C. Ejemplos de la segunda, sería la verdadera
afirmación de que "2 + 2 = 4", la verdadera afirmación de que "A + B = B + A", y la verdadera
afirmación de que "Ningún soltero está casado". Estas "verdades de la razón" se llaman verdades
necesarias porque no hay posibilidad de que sean falsas.
Verdad empírica. Una afirmación que es verdadera debido a los hechos se llama verdad
empírica, es decir, verdadera debido a la experiencia. (La palabra empírico significa que tiene que
ver con la experiencia.). Las verdades empíricas pueden ser conocidas como verdaderas solo
cuando hemos visto el mundo. (Por supuesto, no siempre lo hacemos nosotros mismos; la mayor
parte de nuestro conocimiento empírico depende de las observaciones y los experimentos
realizados por otras personas. Tomamos su palabra.). Por ejemplo, la afirmación “Boca le ganó a
River” sólo podemos decir que es verdadera si observamos el partido y Boca le gana a River (es
decir miramos el mundo) o si no pudimos ver el partido, consultando a alguien que lo hizo (un
amigo, un diario, la televisión, etc.). Debido a que una verdad empírica sólo puede conocerse
observando los hechos del mundo, una afirmación como “Hay árboles en este colegio” o “Boca
ganó a River” podrían ser o bien falsos o bien verdaderas. Los filósofos se refieren a esto como
contingencia; las verdades empíricas son contingentes, esto quiere decir que “Hay árboles en este
colegio” puede ser verdadera ahora pero también puede ser falsa (por ejemplo, si vamos ahora y
cortamos los árboles). El asunto es que podemos imaginar cómo sería de otra manera; Si alguien
cortara los árboles que hay, entonces la afirmación se volvería falsa, pero solo de forma
contingente, ya que algún día podría plantarse otra vez árboles. Como regla general en filosofía,
todas las afirmaciones empíricas son, si son verdaderas, solo contingentemente verdaderas.
Verdad necesaria. Una afirmación que es verdadera debido a la razón, por otro lado, es
necesariamente verdadera; es una verdad necesaria. Necesario es lo contrario de contingente:
siempre podemos imaginar lo que sería si una verdad contingente no fuera verdadera (o una
falsedad contingente no fuera falsa). Ni siquiera podemos darle sentido a la sugerencia de que una
verdad necesaria podría no ser verdadera (o que una falsedad necesaria podría no ser falsa). “2 +
2 = 4” es una verdad necesaria, ya que no podemos imaginar, sin importar qué tan imaginativos
seamos, qué circunstancias pueden hacer que esa afirmación sea falsa. Por ejemplo, la falsedad
necesaria "1 + 1 = 1" no se puede imaginar como verdadera bajo ninguna circunstancia. Se puede
decir que las verdades necesarias son verdaderas, en consecuencia, antes de la experiencia; o (en
latín) a priori mientras que las verdades empíricas son a posteriori (después de la experiencia).
[Es importante señalar nuevamente que a priori no significa "antes" en el sentido de
temporalmente "antes de cualquier experiencia", es decir, no significa que supiéramos estas cosas
antes de que naciéramos. Algunos filósofos sí creen que hay ideas innatas (con las que nacemos).
Sin embargo, debemos llegar a reconocer estas verdades después de haber aprendido un idioma
y, presumiblemente, hemos adquirido una considerable sofisticación intelectual.]
Siempre que nos limitemos a un número limitado de ejemplos estándar (afirmación de “hay 100
pesos en mi bolsillo” o la afirmación de que “2 + 2 = 4”) la distinción entre verdades empíricas y
contingentes, por un lado, y lo que algunos filósofos llaman "verdades de la razón" o verdad
necesaria, por otro lado, parece suficientemente claro. Sin embargo, la distinción se vuelve
extremadamente problemática cuando tratamos de considerar el estado de las cuestiones
científicas y filosóficas. ¿Dios existe? ¿Qué es la realidad? ¿Hay un significado para la vida
humana? ¿las Leyes de la Física son verdades empíricas o verdades necesarias? ¿Son las
respuestas a estas preguntas verdades empíricas o necesarias, y debemos apelar a nuestra
experiencia o razón (o ambas, o ninguna) para responderlas?
Creer en la existencia de Dios, por ejemplo, parece ser una creencia en un hecho; muchos filósofos
han argumentado que la existencia de Dios es el hecho final, máximo. Pero supongamos que
imaginamos una discusión entre un teísta (que cree en la existencia de Dios) y un ateo (que no lo
hace). ¿Qué hechos puede mostrar el teísta al ateo que obligaría al ateo a creer en Dios? El teísta
puede mostrar al ateo uno de los muchos pasajes de la Biblia en los que se afirma con fuerza la
existencia de Dios; pero, por supuesto, el ateo no aceptará esto como evidencia porque un ateo no
cree que la mayor parte de la Biblia sea verdadera. Unos cuantos teístas pueden incluso afirmar
que tienen evidencia directa de la existencia de Dios porque él realmente ha hablado o se les ha
presentado. Pero, nuevamente, el ateo no pensará nada de esta supuesta evidencia porque
descartará tales experiencias como meras ilusiones. El teísta menciona los milagros que se han
registrado en la historia como evidencia de la presencia de Dios en la tierra; el ateo los descarta
como accidentes o como sucesos aún no explicados (pero no inexplicables). El teísta señala la
complejidad del mundo (a modo de argumento por diseño) como evidencia de que debe haber un
Dios para crear tal obra maestra; el ateo insiste en que todo es una casualidad, y, de todos modos,
el mundo no es una "obra maestra" después de todo. Todo depende de cómo se mire.
La inutilidad de este debate nos muestra que creer en Dios no es simplemente una cuestión de
aceptar los hechos, sino algo más. ¿Qué más? La "fe" es una respuesta tradicional, pero la fe no
es tanto una afirmación de saber la verdad como una cuestión de confianza de que lo que uno
cree es verdad. Sin embargo, se ha argumentado que creer en la existencia de Dios es
perfectamente racional y demostrable, no como un hecho sino mediante un razonamiento
abstracto. (Ver unidad). Si tal argumento es exitoso, entonces "Dios existe" es una verdad
necesaria.
Considere de la misma manera una declaración sobre el significado de la vida: si la vida es
significativa o no y cuál podría ser ese significado. Supongamos que un amigo tuyo insiste, sin
entrar en detalles, en que la vida humana es significativa. ¿Qué hechos hacen esto verdad? Tu
amigo señala los placeres del amor, las alegrías del conocimiento, la emoción de esquiar, las
delicias de una buena copa de vino frente a una chimenea. "La vida es buena", concluye tu amigo,
como si lo hubiera probado. Pero tú, que crees que la vida es absurda, no estás de acuerdo. "El
amor nunca dura", insistes; estadísticamente, al menos, ciertamente tienes razón. Señala la
inutilidad del conocimiento, el número de piernas rotas entre los esquiadores, el costo del vino y
la leña decentes. Repasamos los hechos más crudos de la historia humana, las atrocidades de la
guerra y las crueldades y los callejones sin salida, incluso en aquellas sociedades que vivían bajo
la ilusión de que la vida “mejoraba todo el tiempo”. Señala las tragedias de la vida. Y, en cualquier
caso, lo corta que es la vida. Usted concluye: "La vida no es buena". Cada uno tiene los hechos
de su lado. ¿Quién tiene razón? Está claro que los hechos no nos lo dirán. En otras palabras, lo
que importa son la interpretación de los hechos, no los hechos en sí mismos.
Finalmente, considere la afirmación de que lo más real son las Formas de Platón, no las cosas y
los hechos de la experiencia cotidiana. Si esto es cierto, ¿es cierto porque la declaración
corresponde a los hechos? No, porque la teoría misma dice que los hechos de nuestra experiencia
no son la base de la verdad. ¿Podría decir que esta teoría, a su vez, corresponde o no a los hechos?
Si lo haces, entonces generas una paradoja, a saber, que la teoría es verdadera porque corresponde
a los hechos que niega que sean la base de la verdad. Una vez más, podemos ver que esta
afirmación filosófica, si es verdadera, debe ser verdadera de tal manera que los hechos no sean la
consideración central.
Tal vez, la afirmación es defendible a través del pensamiento puro y sin tener en cuenta si los
hechos aparentes del mundo lo apoyan. ¿Son todas las verdades filosóficas verdades necesarias,
el producto del razonamiento? ¿Puede la razón cumplir con una promesa tan enorme? Algunos
filósofos ciertamente lo han pensado; otros tantos lo han negado. Pero casi todos pensaron que si
había una respuesta a cualquier pregunta filosófica (o cualquier otra pregunta de conocimiento),
tendría que ser una verdad empírica basada en la experiencia o una verdad a priori que fuera a la
vez producto de la razón. Una cosa es decir que una afirmación es verdadera o falsa y otra cosa
es decir qué tipo de verdad es y cómo sabríamos que es así. Una definición tradicional de
conocimiento es: un conocimiento es una creencia verdadera justificada. La verdad es solo una
de las condiciones necesarias del conocimiento. También es necesario creer en ella y poder
justificar nuestra creencia. Y es el intento de justificar las creencias filosóficas que ha dado lugar
a tal vez la mayor división en la filosofía moderna.
Racionalismo y empirismo. En los últimos siglos, dos
escuelas de filosofía han llegado a dominar gran parte de la
discusión de estas preguntas sobre el tipo de verdad que se
encuentra en la filosofía. Por lo general se les da los nombres
de racionalismo y empirismo. Los nombres solos deben darle
una buena indicación de las posiciones que representan.