Número 0

Noviembre 2011
Boletín de Caza con Arco

Editorial
“Nómadas”, sí. La vida es
viaje, como lo es el noma-
deo. La búsqueda incansa-
ble de algo mejor, distin-
to, diferente. La sensación
impagable de que un gran
viaje comienza con un
simple paso, y la certeza
absoluta de que ese paso
podemos darlo en cual-
quier momento, sabiéndo-
lo o no.

Y es hora de echar a an-

dar, aunque fuere con
cierto retraso. Ha llegado
el momento de abandonar
la seguridad de nuestro
hogar y afrontar retos ma-
yores, fronteras descono-
cidas, aventuras sin tasa. El futuro es, sin duda, nuestro, y nos aguarda ahí afuera, esperando que lo convir-
tamos en fecundo presente.

El deporte que amamos es un fiel reflejo, creo yo, de todo cuanto antecede. Es un camino ancho, hermoso,
aunque lleno de dificultades y obstáculos, pero camino al fin y a la postre.

Pretendemos, por lo tanto, acompañar en este espléndido viaje que es la práctica de la caza con arco, a
todos aquellos hermanos de armas que nos lo permitan, compartiendo inquietudes, noticias, logros y fraca-
sos, intentando desde la modestia captar el pulso de nuestro colectivo, el latir de nuestro pequeño universo
que, por otro lado, no deja de avanzar hacia la deseada y merecida madurez. Mucho hemos recorrido ya;
mucho más queda por recorrer, pero está claro que esa es una tarea que nos concierne a todos.

Así pues, no se trata de echar la vista atrás; más bien, es cuestión de asir fuertemente arco y carcaj,
aprontar los prismáticos y embarcarnos en la fascinante exploración de todo cuanto nos rodea, con la sana
intención de dar cumplida cuenta, por escrito, de todo ello.

Y en semejante singladura estamos, amigos. Ojalá que un buen viento hinche nuestras velas, porque la tra-
vesía se adivina larga y peligrosa.

Un abrazo y buena caza.

Leizael

Índice
Lo que pudo haber sido,
por Leizael, pág. 2
Mi boc y yo , por Francis-
co Fernández Capilla;
pág. 3
!Qué responsabilidad¡,
por Emilio J. de la Cruz
Echániz; pág. 6
La caza con arco en las
aulas, por Jesús Román
Pastor Picó; pág. 8
Los “mejores” prismáti-
cos, por Raduán Abdel-
hamid Marrón; pág. 10
La ética y la distancia de
tiro, por Leizael; pág. 12
La T2 en Euskadi: cómos,
por qués y para qués, por
Jon Olabarrieta Bolumbu-
ru; pág. 17
Potencia de Arco vs. Pe-
netración de Flecha, por
Alejandro Martín Santa-
maría, “Tío Jander”, pág.
20
Nómadas
Página 2
Lo que pudo haber sido
Queridos amigos:
Corren malos tiempos, de eso no me cabe la menor duda. Muchos buenos
proyectos, cargados de sentido común y de buenas intenciones, caen bajo
el hacha implacable de las restricciones económicas, de la crisis galopante,
de todos los negros espantajos que agitan ante nosotros los responsables
de evaluar, de valorar esos proyectos, que acaban por no ver la luz por
motivos semejantes a los aludidos.
No voy a entrar a juzgar la decisión que la RFEC ha tomado con respecto a
este modesto boletín. Las cifras que se han barajado como costes de im-
presión y de distribución no eran, en absoluto, como para erizarle el vello
a nadie, por mucho que estén lloviendo piedras, que lo están. Las alterna-
tivas ofrecidas para publicarlo, no eran adecuadas a los fines que persegui-
mos. Sus motivos tendrán, con toda seguridad, serios y bien meditados.
Pero me duele un tanto, eso sí, que no se tenga en cuenta la labor y la ilu-
sión de un grupo creciente de personas que regalan su trabajo, su dedica-
ción y su entrega, sin pretender absolutamente nada a cambio. Me duele
también la idea que de nosotros -y de la RFEC- se habrán hecho los anun-
ciantes que nos honraron con su confianza para este número 0, que a pun-
to ha estado de quedarse en menos que cero aún.
No me agrada -supongo que a nadie le ocurre- ser nuncio de malas nue-
vas, pero en este caso me toca a mí. De modo y manera que, como ahora
sí depende de mí, opto por pedir disculpas, notificando la situación a to-
dos los colaboradores y anunciantes mediante los correspondientes emails,
opto por eliminar los símbolos federativos que adornaban este boletín, y
opto, finalmente, por colgarlo en mi web para que quien así lo desee pue-
da descargarlo y leerlo tranquilamente. La publicidad que se ha insertado
es, por supuesto, gratuita; el agradecimiento a mis amigos de toda España
es, por supuesto, infinito.
Y el proyecto, también por supuesto, sigue adelante. De momento, nos
fijamos el desafío de publicar tres números más, dos de los cuales ya se
están maquetando. Ignoro su periodicidad; ignoro, igualmente, su futuro.
Pero, a fuer de sincero, tampoco me preocupa. Después de una cierta can-
tidad de años pisando este querido planeta azul, he aprendido que hay dos
clases de personas, las que contemplan cómo ocurren las cosas, y las que
se molestan en hacer que ocurran. Quien me conoce, sabe de qué estoy
hablando.
Lo que pudo haber sido nunca lo sabremos. Muy posiblemente, seamos ca-
paces de averiguar, en un futuro cercano, lo que será… aunque me toque
redactar a mí solo todo el contenido del boletín. Palabra.
Un fuerte abrazo para todos.
Leizael

Página 3
Mi boc y yo
Llevo casi dos años intentando
cazar un Boc que anda por nues-
tro coto de la Sociedad de Caza-
dores de Palma, y cuando se es-
capaba rezaba para que no me lo
cazara nadie. Casi siempre anda-
ban por los mismos lugares; ya
sabemos que muchos tienen ruti-
nas más por unos sitios que por
otros, pero cuando todo parece
favorable para que estén en el
sitio - o sea bien soleado, re-
guardado de viento, etc.- no
están donde puñetas estarán
hoy, pero claro están como
“putas cabras”, así que son im-
predecibles. Muchas veces en la
temporada que es muy corta -en
nuestro coto solo cazamos cuatro
meses al año; si lo reduces a los
días que sales de caza son cinco
o seis días- , muchos días en la
temporada de descastes me de-
cía: “Hoy no voy a cazar nada
más que mi BOC”; ya decía “mi
boc” como si fuera tan fácil. La
primera vez que lo vi me quedé
impresionado: andaba con una
cabrada de unos 15 o 20 y él era
el que más resaltaba no sólo por
su cuerna, que era muy bonita,
sino por su pelaje que, al igual
Nómadas
que los bocs puros, solo tenía una
mancha blanca en el costado dere-
cho. Y claro, veía boc grises, ne-
gros y de mil colores, y él tan chu-
lo. Yo decía para mí: “Este lo dejo,
Francisco Fernández Capilla
que buenos descendientes tendrá”,
pero en una sociedad tan grande, Del. Caza con Arco FCB
con más de 100 cazadores y 5000 Instructor Nacional RFEC
hectáreas, me parece tarea difícil;
cualquier día desaparece y si te he
visto no me acuerdo. Pero siempre
que hacía el rececho, tenía otros
más feos delante y, claro, estamos
descastando, así
que el más feo se
llevaba la peor “… total, de lo
parte; total, de lo
que se trata es de
que se trata es
cazar y disfrutar de cazar y dis-
del rececho, que
como sabéis es tan frutar del re-
complicado unas cecho…”
veces como fácil
otras, que en oca-
siones no entien-
des cómo puñetas
te han visto, olido,
u oído y, en cam-
bio, en otras oportunidades te
echas encima de ellos sin que se
enteren. Ojo, que si entro con el
aire de cara, siempre me toca
hacer mucho rodeo para entrar a la
pieza; en fin, son animales que tie-
nen sus sentidos mejor desarrolla-
dos que nosotros… menos la inteli-
gencia, porque si no otro gallo can-
taría. Bueno, a lo nuestro, que se
me va la pinza. A últimos de marzo
del 2010, después de varias salidas
de caza sin verlo, una mañana que
estaba hasta los mondongos de pa-
tear por estas maravillosas y duras
montañas de Mallorca, por cerros y
vaguadas buscando piezas, lo veo
con los prismáticos en la lejanía,
pero está tan lejos que no puedo
Nómadas
distinguir si es el que busco. De
todos modos, hay un par de ellos
bueno, así que me arriesgo y me
voy a por ellos. Agotado como es-
toy, parece que me acaban de me-
ter un Red Bull en vena, del su-
bidón de adrenalina que tengo, y
salgo disparado monte arriba y
procurando no darle el aire; según
voy subiendo, parece que sube un
tren del ruido que voy haciendo,
pues hay mucha piedra suelta y
monte bajo, pero tengo suerte:
conozco la zona, y a la subida del
todo hay un llano que me podría
favorecer si se desplazan allí. Sigo
subiendo y encuentro un sendero
con cagarrutas de las cabras fres-
cas, así que me pongo en su sende-
ro, que es más cómodo de andar, y
lo sigo hacia delante, zigzaguean-
do por el monte hasta llegar arri-
ba. Cuando estoy llegando, paro
un poco para descansar, pues no
me he dado cuenta y llevo más de
media hora a toda marcha. Bueno,
Paco, relájate un poco, y con cui-
dado me asomo entre la maleza y
comprobando el aire en mi pluma
cata vientos que llevo en la pala
del arco -resulta muy práctica; así
no tengo que estar echando talco a
cada momento-, veo el grupo don-
de yo me lo esperaba… pero no
está el mío; hay otros machos pa-
recidos, pero no el que busco. Co-
rantes puñetas y tos los sants, y
ahora qué… Pues nada, miro algu-
no tirable, macho o hembra, y en
ese momento veo salir entre unos
acebuches una cabra y detrás de
ella, mi boc. No me lo podía cre-
er: “Dios, está ahí…”; me empieza
a salir la adrenalina; primero me
tiemblan las rodillas y de ahí para
arriba todo; hasta los dientes pare-
cen castañuelas. Tranquilo; hago
un par de inspiraciones hasta tran-
quilizarme de momento y empiezo
a planear la estrategia de entrada.
Página 4
El aire ha cambiado, pero no les
doy, así que tengo que procurar
que el grupo no me detecte antes
de llegar a él, que es lo que pasa
muchas veces, que estás tan fijo
en tu pieza que te olvidas de los
demás que están a tu alrededor,
y en un momento te soplan y a
correr, que hay un indeseable. Se
mueven de aquí para allá pero
tranquilas y casi juntas; decido
cortarles el paso, me desplazo
muy despacio poniendo todos mis
sentidos a tope -"oír sin ser oído
ver sin ser visto sentir sin ser sen-
tido”-, difícil tarea, ¿verdad?
pues esta es nuestra batalla, la
de cazar con arco. Me paro, miro,
vuelvo a seguir; estoy un poco
lejos pero nos estamos acercando
mutuamente. Cuando estoy a
unos 60 metros, cambian de di-
rección, maldita sea; bueno, bajo
detrás del grupo. A mi boc no lo
veo, pero sigo muy despacio pues
ya sabéis el dicho que afirma
que el buen cazador tiene que
tener ojos en los pies, sobre todo
ahora que estoy tan cerca. Vuel-
vo a verlo entre los acebuches y
monto la flecha Gold Tip con una
punta Stryker de 125gr.; no lo
veo, pero lo intuyo a mi derecha
y enfrente tengo varios ejempla-
res; tengo que tener cuidado que
no noten mi presencia para no
irse todo al garete, así que sigo
adelante muy despacio, que pa-
rece que voy a cámara lenta; ¿
por donde se metió mi macho?...
en ese momento le veo mordis-
queando un ullastre, miro con el
telemetro : “34 metros; un poco
lejos, habrá que acercarse un
poco más para asegurar un buen
tiro”… y en esas estaba cuando el
muy cabr... se me viene hacia mi
tan distraído ,sin haberme visto.
No me puedo mover; cualquier
movimiento me delataría, así que

Página 5
espero el momento en el que
gira la cabeza para tensar el ar-
co y apuntarle, pero estaba casi
de frente, por lo que tengo que
esperar a que me ofrezca su cos-
tado. Tengo perfectamente ali-
neado mi arco hacia él, me enfo-
co en centrarle bien el pin y no
pensar en otra cosa que me dis-
traiga ahora; se mueve y gira un
poco a la derecha, lo suficiente
para ajustarle bien el pin en su
costilla trasera para que vaya el
tiro hacia adelante y toque sus
pulmones; suelto la cuerda y la
flecha sale como un misil para
impactar en su costado, atra-
vesándolo por completo; da una
pequeña carrera y se para miran-
do a un lado y a otro; ignora lo
que ha pasado y yo noto que me
estoy ahogando :"Joder, que no
respiro" . Hago unas inspiracio-
nes y vuelvo a la normalidad; me
había olvidado hasta de respirar
en el momento del tiro. No pier-
do de vista mi Boc que empieza
a caminar y se tapa entre unos
acebuches; yo me siento a espe-
rar y otra vez comienza el tem-
bleque de tanta emoción; tengo
ganas de gritar, pero no puedo,
debo dejar que la flecha haga su
función. Sé que esta detrás de
las matas, no lo he visto subir ni
bajar; pasados diez minutos no
aguanto más y voy al lugar del
Nómadas
disparo. Encuentro la flecha con
pequeñas burbujas de sangre, señal
de haber tocado los pulmones; pis-
teo las pequeñas gotas de sangre
que dejó en su huida con la emo-
ción contenida y los nervios a flor
de piel hasta que lo veo tumbado
sobre su costado: esta vez sí que
grito de alegría, pero a la vez me
apena haber abatido un ejemplar
tan bello. Difícil de explicar estos
sentimientos que tenemos los caza-
dores, ¿verdad? .Pero este animal
será eterno en mi recuerdo y tam-
bién en mi salón sus magníficas
cuernas, que si se tratase de un
boc puro y homologable, seria oro
con sus 83 centímetros. Pero, la
verdad, le doy poca importancia a
las medallas: lo que cuenta es el
lance. El que quiera medallas tiene
que ir al coto de la Victoria, Alcu-
dia o Formentor; sus bocs sí que
son puros de verdad, así como su
gente y su saber hacer. No sé
dónde leí una vez, la siguiente fra-
se, que me gustó y que creo que es
adecuada a nuestro sentir por la
caza con arco: “Le seguí entre
montañas y prados, entre pinos y
jaras para darle caza, y sin desear-
le la muerte, le quite la vida".
Hasta la próxima.
Francisco Fernández Capilla
Delegado de Caza con Arco de la FBC
Instructor Nacional de Caza con Arco
 Nómadas
¡Qué responsabilidad!
Han transcurrido casi dos años des-
de que tuviera lugar aquella masi-
va manifestación popular, que ba-
jo el lema “Por el Campo, La caza
Emilio de la Cruz Echániz y La Conservación”, tanto movió y
removió los ánimos de nuestro sec-
Arquero Cualificado RFEC
tor, y a la que tanta importancia
le dimos “los de a pie”, cuando a
todos o a casi todos nos invadía un
sentimiento generalizado de inde-
fensión e incomprensión por parte
tanto de los Organismos Oficiales
como de la sociedad en general,
pero como era de esperar, a día de
hoy parece que poco o nada hayan
“… el mayor cambiado las cosas en nuestro
enemigo de horizonte.
nuestro colec- Ya en su día me atrevía a decir
que el mayor enemigo de nuestro
tivo se escon- colectivo se esconde dentro de
de dentro de nuestras propias filas, y por su-
puesto hoy me reafirmo en mis
nuestras pro- palabras.
pias filas…” La visión generalizada que la parte
no cazadora de la sociedad tiene
de nosotros gira en torno a dos
estereotipos bien diferenciados: o
somos considerados como unos
snobs urbanitas que nos vestimos
con corbata y loden para masacrar
animales dentro de una valla, o
somos esos “paletos de pueblo”
sanguinarios, que vamos ahorcando
galgos a la vuelta de cada esquina
o despellejando liebres por los ca-
minos.
No hace falta decir que el noventa
por ciento de nosotros no somos ni
lo uno ni lo otro, solo somos perso-
nas normales que disfrutamos res-
ponsablemente de una pasión que,
aunque definitivamente implica en
algunas ocasiones la muerte de un
animal, no busca en ella su fin
último, o por lo menos no debería
Página 6
buscarlo.
No pretendo, Dios me libre de
meterme en semejante berenje-
nal, defender o tratar de justifi-
car esta pasión explicando el pa-
pel que los cazadores jugamos
sobre los niveles de equilibrio
poblacional de muchas especies,
o la repercusión que nuestra acti-
vidad tiene sobre el PIB; lejos de
tal pretensión, sólo abogo porque
apliquemos el menos común de
los sentidos antes, durante y des-
pués de nuestras salidas al cam-
po.
En los últimos meses, he podido
constatar que los cazadores con
arco gozamos de ciertos
“privilegios emocionales”, ante
los ojos de una sociedad descono-
cedora y siempre crítica ante
cualquier frase que incluya la
palabra caza o cazador. He escu-
chado en varias ocasiones a lo
largo de estos días eso de: “ah, si
es con arco la cosa es diferente”,
o “¡eso sí que es juego limpio!”.
Si además añadimos a este
hecho, el que nuestra disciplina
es la que goza del mayor poten-
cial en cuanto a juventud y cap-
tación de nuevos aficionados a la
caza, estaremos de acuerdo con
que el peso de nuestra responsa-
bilidad se multiplica, diversi-
ficándose en muchas ramas.
Esta responsabilidad, que sin du-
da alguna debemos aceptar y que
desde estas líneas me atrevo a
pediros a cada uno de vosotros,
es el único garante no sólo de la
supervivencia, sino también del
desarrollo sostenible de nuestra
pasión.

Página 7
Responsabilidad cuando elijamos
dónde, cómo y qué cazar, res-
ponsabilidad para llamar a las
cosas por su nombre: la caza,
comúnmente llamada de granja
o de bote, simplemente no es
caza. Responsabilidad para de-
nunciar actos irresponsables,
para educar a los cazadores no-
veles sobre la base y el ejemplo
de un comportamiento ético,
potenciando valores como el
esfuerzo, el juego limpio, el co-
nocimiento de nuestras propias
limitaciones y las de nuestro
equipo…. Responsabilidad para
borrar de la mente los números,
las carreras, los atajos…
Somos muchos los que pensamos
que la caza es una forma de vi-
da, nuestra forma de vida, y
Nómadas
muchas de nuestras costumbres cotidia-
nas giran en torno a la misma, ocupando
un porcentaje, en algunos casos reco-
nozco que demasiado elevado, de nues-
tros pensamientos diarios, de nuestras
ilusiones, de nuestras rutinas, y por lo
tanto tenemos la obligación de defen-
derla. Contamos con nuestra oportuni-
dad ahora, más nosotros cazadores ar-
queros que incluso los demás compañe-
ros que utilizan otras herramientas para
cazar. Debemos servir con nuestras ac-
ciones como ejemplo ante la sociedad y
ante aquellos que se acerquen a conocer
este noble ejercicio. No os defraudéis a
vosotros mismos y comenzad a dar ese
ejemplo responsable hoy; estoy seguro
de estaréis de acuerdo conmigo en que
el fin merece la pena.
Buena suerte y Buena Caza.
Emilio J. de la Cruz.
 Nómadas
La Caza con Arco en las aulas
“Un soneto me manda hacer Vio-
lante,
que en mi vida me he visto en tal
Jesús Román Pastor Picó
aprieto;
Instructor Nacional RFEC
catorce versos dicen que es sone-
Arquero Cualificado RFEC to:
burla burlando van los tres delan-
Cualificado Fed. Francesa de
te.”
Caza con Arco
No, no os habéis equivocado, esto
es una publicación de caza con
arco, pero al pedirme nuestro
“… de cómo
nosotros lo ex-
pongamos, de-
pende el éxito
o el fracaso de
nuestra expe-
riencia…”
buen amigo Mariano que escribiera
un artículo, me sentí como se de-
bió sentir el genial Lope en esa
ocasión; intentare solventarlo;
presupongo que no seré tan bri-
llante como el “Fénix de los Inge-
nios”, por lo que os ruego discul-
pas.
Bueno, dejémonos de chorradas y
entremos en materia; lo que aquí
voy a contar es mi humilde expe-
riencia de cómo exponer nuestra
Página 8
actividad a los centros docentes
con el fin de que llegue a una
mayor difusión y conocimiento.
Partimos de la base de que la
palabra “caza”, por desgracia, no
es bien vista, no solo desde los
claustros de profesores, sino en-
tre muchos padres, que por des-
conocimiento de esta actividad y
por las afecciones sociales actua-
les, pueden generar un problema
a esos centros que tienen ganas
de descubrir nuevas actividades.
Sé que es un axioma, pero todos,
de pequeños, hemos jugado con
arcos y flechas, incluso realizados
por nosotros; eso hace que nues-
tra actividad “a priori” genere
una expectativa positiva; de
cómo nosotros lo expongamos,
depende el éxito o fracaso de
nuestra experiencia.
Para educación infantil, primaria,
lo suelo presentar en talleres y
exposiciones de material, hacien-
do mucho hincapié en la antropo-
logía e historia de nuestra activi-
dad, enfocándolo de la manera
más didáctica posible, así como
cuando los grupos son de un poco
mas de edad, como los alumnos
de la ESO, aparte de lo ya citado
anteriormente, trabajos sobre
construcción de arcos con caña
india, estudio de rastros y hue-
llas, excursiones en plena natura-
leza, donde aplicar los conoci-
mientos adquiridos anteriormen-
te.
Hay que explicarles muy bien que
para realizar nuestra actividad,
tenemos que conocer sobrada-
mente nuestro entorno, así como
los biotipos donde actuamos, y
que lo hacemos desde un profun-
do respeto por la naturaleza, que
no es que nos acoja, sino que
formamos parte de ella, ya que
nosotros intentamos no
“desnaturalizarnos” y seguir en
 Nómadas
Página 9

contacto permanente, porque cionados anteriormente, podemos

nosotros estamos todo el año en dar ya unas charlas un poco más
medio de esa naturaleza, vivién- técnicas, como la utilización de
dola y analizando sus cambios,
no se trata simplemente de lle-
gar, lanzar una flecha y finalizar,
sino que llegas a conocer el cam-
po y las especies que lo habitan,
como si formaran parte de tu
familia; así se ha conseguido que
hasta alguna asociación ecologis-
ta seria nos solicite cursos sobre
estos temas.
También hay que hacer constar
las ventajas que ofrece nuestra
actividad a los niños, como au-
mento de concentración, contac-
to y conocimiento de la natura- nuestra actividad para controles
leza, autosuperación y autodisci- poblacionales, tanto en entornos
plina, ya que no hace falta que periurbanos como en parques natu-
compitas con nadie si no quieres, rales, técnicas de reconocimiento y
pero tu principal rival y más exi- censado de especies, e incluso en
gente, sueles ser tú mismo. tecnología, ya que el arco no deja
de ser una de las primeras maqui-
Muy importante, y por supuesto,
nas que construyo el hombre,
siempre bajo supervisión de un
etc..., con esto ampliamos el es-
monitor, es que puedan tocar
pectro de asignaturas con las cua-
algún material, preguntar, pre-
les podemos establecer líneas de
guntar y preguntar, contestándo-
colaboración, redundando todo, si
les siempre desde el mayor res-
lo hacemos bien, en una mayor di-
peto y de la manera más didácti-
fusión de nuestra actividad, lleván-
ca posible, pero contestándoles
dote la grata sorpresa de que al
siempre la verdad, aunque sean
final de la ponencia, hay casi mas
preguntas incomodas. Hay que
profesorado que se ha ido agregan-
reconocer que una de las partes
do, que los alumnos que había en
de nuestra actividad suele llevar
un principio, habiendo llegado a
aparejada la muerte de una pie-
despertar realmente su interés y
za; aun así, hay que decir que
curiosidad.
esa pieza no la decidimos noso-
tros al libre albedrío, sino que se Espero no haberos aburrido mucho
hace siguiendo unos estudios y con estas líneas, y quedo a vuestra
unos planes técnicos, procurando disposición por si necesitáis cual-
siempre, salvo en el caso de pre- quier aclaración o ayuda; si os de-
dadores, realizar un aprovecha- cidís a entrar en los centros de for-
miento de la carne y piel de di- mación, os animo a que lo intent-
cha pieza, lo cual también tiene éis, ya que lo más gratificante del
un enfoque histórico y didáctico. mundo, aparte de un gran lance es
LA SONRISA DE UN NIÑO.
Esto es positivo para asignaturas
como educación física, conoci- Jesús Román Pastor Picó
miento del medio, historia, pre-
tecnología, etc. Instructor Nacional de caza con
arco
En formación secundaria y for-
mación profesional, aparte de
las exposiciones y talleres men-
 Nómadas
Los “mejores” prismáticos
“Los mejores prismáticos …” Es
curioso cómo a los fabricantes se
nos llena la boca cuando decimos
estas palabras : “Estos son los me-
Raduan Abdelhamid jores prismáticos.” Deberían de
Marrón contestarnos: “Los mejores...¿para
qué?” Así es, muchas veces nos
Arquero Cualificado RFEC damos gloria pensando e ideando
cuál es el mejor prismático, sin
caer en que no todos tienen la
misma función y aquellos que han
de adaptarse a una u otra circuns-
tancia, pueden resultarnos in-
cómodos o molestos para otras.
Erróneamente, se piden una serie
de características que no siempre
“...existen son necesarias para las actividades
que se van a desarrollar, pagando
distintas mo- un precio, a veces muy elevado,
por algo que no vamos a usar.
dalidades de Quizás lo fundamental sea conocer
para qué vamos a utilizarlos.
caza y con ello
los aparatos Dejando el debate abierto, para en
futuros artículos hablar de otras
ópticos nece- actividades y características nece-
sarias para dichas faenas, nos cen-
sarios para ca- traremos en este escrito en los
mejores prismáticos para la caza.
da una son di-
Hemos de darnos cuenta de que
ferentes…” existen distintas modalidades de
caza y con ello los aparatos ópti-
cos necesarios para cada una son
diferentes, sin embargo debemos
empezar por algo y por ello vamos
a comenzar por las esperas.
Si nuestra faceta cinegética tiene
como modalidad las esperas, ya
sea al amanecer ó al anochecer,
hemos de darnos cuenta de un
hecho importantísimo, la LUZ. Du-
rante las esperas vespertinas, la
intensidad lumínica va en aumento
y la presencia de desagradables
destellos, “resoles”,
“contraluces”, “soles y sombras” ,
cubrirán cualquier movimiento de
nuestras piezas si nuestros prismá-
ticos no están tratados. Existen
múltiples tratamientos y cada casa
Página 10
suele disponer de diferentes in-
tensidades y tonalidades, sin em-
bargo en lo que todas coinciden
es en contar con un “tratamiento
anti reflejante”. Este tratamien-
to, normalmente en dos intensi-
dades que indican dos calidades
distintas, el magenta y el verde ó
“multigreen”, marcan la primera
diferencia.
Los acabados magenta suelen ser
indicativos de tratamientos poco
intensos que ,salvo modelos muy
particulares ó tonalidades muy
intensas, suelen ser aptos para
todo tipo de actividades, quedan-
do el verde o “multigreen” reser-
vado para ópticas de alta calidad
y esmerado tratamiento.
Lo que si hemos de prefijar, para
no ser engañados, es que los tra-
tamientos no han de “tintar”
nuestra imagen. Han de proteger-
nos de los brillos y de la radiación
ultravioleta, pero no alterar ni el
color ni las imágenes que vemos a
través de ellos.
Otro punto importante en las es-
peras, sobre todo cara a las horas
más tardías, es la pérdida de lu-
minosidad. Por ello, debemos
contar con grandes aperturas,
objetivos grandes que capten el
máximo nivel de luz posible. Por
supuesto así aumentaremos el
peso de nuestro aparato óptico,
pero durante las esperas esto
tiene poca importancia ya que
permanecemos quietos mucho
tiempo. En los aumentos, aunque
siempre hemos relacionado erró-
neamente calidad con cantidad,
hemos de darnos cuenta de que
lo que nos interesa en las esperas
es dominar una amplia superficie
a golpe de vista; si a ello le aña-
dimos una baja luminosidad en el
ambiente, nos daremos cuenta de
que cuanto mayor sea el aumen-
to, menos campo abarcaremos,

Página 11
perdiendo así luminosidad. Por
ello entradas de gran diferencia
tales como 6 (aumentos) por
56mm de tamaño de objetivo
(diámetro de las lentes), ó el
7x50, e incluso el 8x56, son las
mejores medidas. Si además con-
tamos con el “Gran Angular”,
ópticas especialmente montadas
para ganar unos grados extra de
visión en los laterales de la ima-
gen, conseguimos controlar una
mayor superficie de campo y con
ello detectar antes cualquier
acercamiento a nuestra posición.
Elementos tales como el nitróge-
no inyectado no estarían de más,
pues evitarán que se nos empa-
ñen las lentes por dentro del
aparato, impidiéndonos la visión,
en situaciones de bajas tempera-
turas. Características como el
“waterproof”, que significa tal y
como se traduce, a prueba de
agua, puede que no sean tan
necesarias. Para este tipo de
actividades con el término ingles
“water resistant”, resistente al
agua, tendremos más que sufi-
ciente.
Otro aspecto de los prismáticos
es que sean de prisma de
“porro” ó de “techo”; ver las
ilustraciones.
Para las esperas no tiene mayor
importancia, quedando quizás
más al gusto y sobre todo a la
comodidad de cada uno.
En el caso del rececho las cosas
cambian mucho. El cazador se-
lecciona una zona donde por
huellas, avistamiento o informa-
ción obtenida, supone que se
encuentran animales que desea
Nómadas
abatir. El prismático lo necesita
para observar su entorno y selec-
cionar su pieza una vez localizada,
por ello necesita de mayor poten-
cia, pero sin excesos, pues el cam-
po de visión sigue siendo muy im-
portante, aunque en este caso, po-
tencias entre 10x y 12x son más
que aconsejables, sobre todo para
descubrir entre las jaras y matorra-
les el críptico y mimético pelaje
del esquivo corzo.
Para el rececho cobran mucha im-
portancia el peso y el tamaño de
los prismáticos, así como su resis-
tencia y durabilidad. Las largas ca-
minatas, el cambiante clima y la
siempre posible “caída” hace que
sea muy importante que nuestros
prismáticos, además de contar con
todos los tratamientos para las len-
tes (en este punto no debemos ser
transigentes), han de tener un peso
acorde a los largos recorridos que
debemos afrontar, algunos de gran
dureza. Su tamaño ha de estar
acorde con la necesidad de su uso.
Un aparato voluminoso y pesado
será un estorbo en nuestro pecho al
avanzar entre jaras y monte bajo;
uno demasiado pequeño, inútil en
cuanto la luminosidad decrezca.
En el punto de la dureza de los mis-
mos, algo muy discutible, hemos de
dar prioridad al hecho de que a
todos nos puede sorprender una
copiosa tormenta. Yo he podido
presenciar cómo algunos modelos
de los calificados como excepciona-
les, y dotados de tan sólo un
“wateresistant”, acababan inunda-
dos debido a las graciosas tormen-
tas de abril, o empañados por una
repentina bajada de temperaturas,
dando al traste con su uso y pasan-
do a ser un peso innecesario en
Nómadas
nuestro morral.
Por ello, quienes somos aficiona-
dos al rececho, hemos de rascar-
nos los bolsillos un poco y buscar
en nuestros prismáticos el
“waterproof” y a ser posible relle-
nos de nitrógeno. A veces se les
conoce también como “fogproof”.
El estar recubiertos de goma, no
evitará que al caérsenos desde una
altura se nos dañen o descentren -
en muchos casos las casas fabri-
cantes cuentan con instalaciones
que pueden corregir estos descen-
tramientos- , pero sí impedirán
que se produzcan lascas en las len-
tes o que hagan ruidos que puedan
alertar a nuestra pieza. Existe otra
razón menos conocida pero que no
deja de ser útil. Muchas veces
transportaremos nuestro arco
mientras recechamos, teniendo
una mano ocupada, por lo que dis-
poner de un suave tacto del tipo
“Secure Grip”, ayudará a que po-
damos sujetar los prismáticos con
una sola mano.
Por su tamaño compac-
to, el modelo de pris-
ma en techo es más
conveniente, aunque
sus características ópti-
cas no difieren de las
de porro.
Señalar que existen
también prismáticos
que no requieren ser
enfocados (Instantfocus) , excep-
cionales para observar animales en
movimiento por la comodidad que
resulta de dicha característica.
Estos prismáticos suelen ser de
porro y en potencias tales como
7x50, 8x40 y 10x50, tamaños muy
grandes para el rececho, pero muy
aptos para la espera. Por otra par-
te, además del tamaño, no son
recomendables para el rececho, ya
que no dan visión de fondo, no
permitiendo concentrarse en un
corzo tapado por ramas y viendo
la escena como una mera foto.
Veremos las ramas y el corzo pega-
do a ellas, mientras que en la rea-
Página 12
lidad puede que les separen 15m.
Añadir que dentro de los usuarios
de prismáticos, muchos opinan
que los modelos zoom son los más
aptos para todo tipo de modali-
dades de caza. Sea todo dicho de
paso, ofrecen una gran combina-
ción de múltiples potencias para
distintas funciones; sin embargo,
los modelos en porro necesitan
de ambas manos para el enfoque
y zoom. En cuanto a los de techo
son muy poco corrientes, exis-
tiendo tan sólo dos modelos en el
mercado que comercializan dos
casas.
Tened en cuenta que es aconse-
jable que nuestros prismáticos
dispongan de capacidad para
trípode, y que su garantía no sea
inferior a 2 años. Hay casas en el
mercado español que ofertan has-
ta 30 años de garantía. Y algunas
otras casas, que comercializan
productos de importación , ofre-
cen garantía ilimitada.
Disponer de una funda acolchada
y una correa cómoda nos quitará
problemas al movernos por el
campo. Recomiendo el uso para
el rececho de los tirantes de go-
ma para llevar los prismáticos.
Tan solo comentar que siempre
que mantengamos un poco de
cuidado con las lentes, evitando
que se rayen por la limpieza in-
adecuada, o que la goma protec-
tora se dañe por efecto del calor,
dispondremos de un aparato para
toda la vida,…salvo accidentes
desde treestand , y hablo por
propia experiencia.
En otro artículo tocaremos el uso
nocturno de los prismáticos.
Buena caza y mejor suerte…..
Raduan Abdelhamid
Arquero Cualificado RFEC

Página 13
La ética y la distancia de tiro
La selección del disparo, la dis-
criminación del mismo por la
distancia que ha de recorrer la
flecha, es un asunto que siempre
resulta de candente actualidad
entre nosotros, cazadores arque-
ros. En realidad, podemos cir-
cunscribir los términos de la dis-
cusión, hoy día, a la siguiente
pregunta: debido al material y a
las posibilidades que ofrecen los
actuales equipos de caza con
arco ¿han cambiado las reglas
para la selección ética del dispa-
ro? O, por verlo desde otro punto
de vista, ¿cunde la irresponsabi-
lidad entre los nuestros y en re-
lación a este importante asunto?
Desde luego, es una materia car-
gada de sentimientos puros y
duros, repleta de esa viscerali-
dad que tan bien nos identifica
en según qué ocasiones, de ma-
nera que parece adecuado inten-
tar afrontar la discusión con una
cierta amplitud de miras. No se
trata en absoluto -al menos, no
por mi parte- de sentar cátedra
alguna. La caza con arco se lleva
en el corazón o no se lleva, y su
correcta práctica nos obliga a
intentar conjugar el éxito en el
lance con la toma, antes y des-
pués del mismo, de las decisio-
nes adecuadas que aseguren el
respeto por los animales que ca-
zamos. Ni más, ni menos.
Por descontado, hablamos de
evitar al máximo malherir a
nuestras piezas, pero, si hoy día
podemos abatirlas dentro de un
abanico de distancias más amplio
que el que en otros tiempos ma-
nejábamos, creo perfectamente
lógico intentar entender las cir-
cunstancias. Vamos allá.
Nómadas
Cuando yo empecé en esto de la
caza con arco, todo el mundo
hablaba de veinte metros como de
la distancia máxima en la que in-
tentar un tiro de caza. Treinta me-
Mariano Gómez García
tros se consideraba ya un tiro cier- “Leizael”
tamente largo, reservado para pro-
fesionales; era, desde luego, el Instructor Nacional RFEC
límite absoluto, más allá del cual Arquero Cualificado RFEC
nadie sabía lo que podía pasar, por
lo que se desaconsejaba radical- Editor “Nómadas”
mente la ejecución de semejantes
disparos. Siempre pensé, personal-
mente, que el único límite para la
distancia de nuestros tiros debería
fijarlo nuestra propia habilidad y la …”no es extra-
confianza en nuestro equipo, pero
la ortodoxia de aquellos primeros
ño hablar con
tiempos de la caza con arco en Es- compañeros
paña indicaba lo contrario, de ma-
nera que agaché la cabeza y expli- que arriesgan
qué la teoría a todos cuantos alum- disparos a cua-
nos tuve el placer de enseñar du-
rante aquellos días maravillosos. renta e incluso
Por mi parte, abatí mi primer vena-
do a treinta y cinco metros, con un
a cincuenta
disparo tan impecable que no lo he metros… y que
vuelto a repetir jamás; aquello me
valió muchas palmadas en los hom- cobran sus
bros por parte de mis compañeros piezas sin ma-
de entonces, y algún que otro cogo-
tazo paternal propinado por quie- yores dificul-
nes, en aquellas horas primigenias,
tenían más conocimientos y expe-
tades…”
riencia que yo: “Practica lo que
predicas, pequeño hermano”.
Pero, sin lugar a dudas, todo el pa-
norama de nuestro deporte ha cam-
biado radicalmente en estos casi
treinta años, síntoma inequívoco de
su buena salud. Hoy día, no es ex-
traño hablar con compañeros que
arriesgan disparos a cuarenta e in-
cluso a cincuenta metros… y que
cobran sus piezas sin mayores difi-
cultades. ¿Ha cambiado tanto
Nómadas
nuestro equipo como para que
nuestra distancia de seguridad y
nuestros imperativos éticos hayan
descendido en tan gran medida?
No creo que los cincuenta metros
de hoy sean los veinte de ayer,
pero sí creo que somos mucho más
efectivos a grandes distancias de
lo que lo éramos en el pasado, y
ello se debe a tres factores pri-
mordiales, entiendo. Para empe-
zar, disponemos de telémetros
laser tremendamente precisos,
que arrojan lecturas de distancias
perfectas. La consecuencia inme-
diata es dejar en sus manos tan
espinoso asunto, lo que sin duda
aumenta la confianza del tirador,
con los efectos que ello conlleva.
Para continuar, los arcos de hoy
día son mucho más veloces y, en
términos generales, mucho más
Página 14
poderosos de lo que lo fueron sus
ancestros más cercanos. Produ-
cen y entregan mucha más energ-
ía cinética que los arcos que yo
manejé hace tan solo quince
años, con lo que los compañeros
que emplean potencias no dema-
siado elevadas han experimenta-
do una ligera mejoría en este
aspecto, por no hablar de quienes
mueven arcos más pesados.
Y para terminar, el equipo que en
nuestros días se usa, es, simple y
llanamente, más preciso que el
que usábamos antes, por mor de
las mejoras en su fabricación y en
los elementos que lo componen.
Año tras año, la poderosa indus-
tria americana va dando peque-
ños pasos encaminados a lograr la
perfección en sus productos; es
una tendencia que avanza sin

Página 15
prisa pero sin pausa; es una ten-
dencia impregnada del marke-
ting de las grandes firmas, efec-
tivamente, pero no por eso me-
nos cierta. Cualquiera que sienta
curiosidad sobre este asunto no
tiene más que saciarla leyendo
cualquier test serio sobre un ar-
co de hace quince años y consul-
tar, a continuación, otro test
sobre un arco actual de similares
características al primero: no
hay color, que diría un castizo.
Los arcos que manejamos son
más rápidos, más fáciles de ajus-
tar y más fiables que los de hace
un par de décadas, sin discusión
alguna, y esa madurez es igual-
mente predicable de accesorios
tan fundamentales como sus
cuerdas, por ejemplo, que ya no
elongan con la facilidad con que
lo hacían sus antecesoras. Aña-
damos el uso de puntas de caza
mecánicas, por aquello de inten-
tar obtener la máxima precisión
posible en el vuelo de nuestras
flechas, y el cambio hacia un
panorama más favorable para
nosotros -y para nuestras pie-
zas, por descontado- está servi-
do.
Así pues, creo poder concluir
que, con más energía cinética,
mayores trayectorias planas,
buenos telémetros y accesorios
que cumplen con su tarea de
forma fiable y continuada, somos
-siquiera sea en términos gene-
rales- más precisos de lo que lo
éramos hace veinte años.
Lo cual no hace más que devol-
vernos a las preguntas iniciales:
¿están pasados de moda los anti-
guos principios éticos?
¿deberíamos ser de gatillo más
fácil? ¿Los cazadores arqueros de
hoy día son menos conservacio-
Nómadas
nistas de lo que lo fuimos nosotros?
¿Son menos éticos por ello?
Pues no lo sé, pero todavía no he
acabado de echar leña al fuego, si
me lo permitís. Sigamos discutien-
do, caballeros. Con arcos que alma-
cenan y liberan una importante
cantidad de energía cinética, con
la penetración mejorada que sue-
len ofrecer los tubos de menor diá-
metro, con puntas de caza que per-
foran dos pulgadas e incluso más,
¿podemos abatir a las piezas sin
efectuar disparos perfectos, ética y
técnicamente hablando? En otras
palabras, es muy posible que hoy
día podamos asumir disparos total-
mente eficaces que resultaban muy
poco recomendables hace un par
de décadas. Yendo un poco más
allá, es también muy posible que
los cazadores arqueros de la actua-
lidad, los recién llegados, tengan
inculcados diferentes parámetros a
la hora de discriminar sus tiros, que
poco o nada tienen que ver con los
que nosotros aprendimos durante la
década de los setenta y la de los
ochenta. Por ejemplo, es relativa-
mente sencillo encontrar testimo-
nios de disparos frontales -si bien
es cierto que realizados con arcos
muy pesados- que atraviesan de
lado a lado al animal, y estamos
hablando de colablancas, ciervos
mula y caribúes. Es claro que este
no es un tiro aconsejable en caza
con arco, por motivos que todos
conocemos sobradamente, pero a
quince metros y con un equipo pe-
sado, puede resultar absolutamen-
te devastador.
También hay quien últimamente
afirma que muchos tiros a las tripas
acaban siendo rápidamente morta-
les a base de usar puntas de caza
con un gran diámetro de corte.
Personalmente, no las he usado,
Nómadas
por lo que no puedo opinar, pero,
sin embargo, sigo pensando que el
tamaño de mi punta de caza no
tiene absolutamente nada que ver
a la hora de elegir realizar un dis-
paro o no. En el mejor de los ca-
sos, una punta de caza grande con-
vertiría un disparo mediocre en
una muerte rápida, lo que es bue-
no, pero sigo sin creer que sea éti-
co efectuar disparo alguno que no
esté perfectamente centrado en la
zona vital de nuestra presa, con
total independencia del tamaño de
la punta de caza. Y, por desconta-
do, una punta de caza grande tam-
poco me haría más proclive a reali-
zar disparos a largas distancias.
En términos medios, es posible que
mis tiros sean hoy día ligeramente
más largos de lo que lo fueron
hace ya muchos años, pero no creo
que la diferencia vaya mucho más
allá de cinco metros. El problema
con los tiros largos no es tanto el
error humano como el hecho de
que los animales pueden realizar
todo tipo de movimientos mientras
la flecha está en el aire, de mane-
ra que, cuanto más largo sea el
disparo, más posibilidades hay de
arruinarlo. Por esta razón, no sue-
lo efectuar tiros demasiado largos,
aunque me encuentre en forma
para realizarlos en ese momento.
Mi única concesión a la tecnología
actual radica en la confianza que
me inspiran los telémetros láser, y
en la mayor velocidad de las fle-
chas, poca cosa más. En resumidas
cuentas, creo que los cazadores
más experimentados deberían re-
plantearse estas cuestiones, aun-
que solamente fuera porque medi-
tar sobre nuestros actos en el
monte comporta una sanísima gim-
nasia mental; es muy posible que
lleguen a conclusiones similares a
las mías… que no por serlo de
Página 16
quien esto escribe resultan más
fiables, desde luego. Por otra
parte, entiendo que los recién
llegados -dicho sea con todo el
cariño del mundo- deberían cen-
trarse en los tiros auténticamen-
te clásicos en todos los sentidos,
mucho más si son tiros reales de
caza, hasta que sus habilidades
se perfilen y mejoren.
Y tampoco creo que estos caza-
dores de nuevas hornadas sean
menos éticos, ni mucho menos.
Más bien, tiendo a creer que pue-
den ser víctimas de las candilejas
del marketing, de alguna com-
pañía mal informada, y de ins-
tructores que no saben, no quie-
ren o no pueden transmitir cierto
tipo de emociones -más que de
conocimientos- que son las bases
eternas del deporte que nos da la
vida. Materia de reflexión, sin
duda alguna, para quienes tene-
mos el honor de desempeñar la-
bores pedagógicas en nuestro
peculiar microcosmos.
Hasta otra y buena caza.
Mariano Gómez García “Leizael”
Instructor Nacional RFEC
Editor “Nómadas”
 Nómadas
Página 17

La T2 en Euskadi: cómos, por

qués y para qués...
Corría el año……, bueno, un año ve fue una grave lesión de hombro;
en el que decidí realizar el sueño segundo, aprender a utilizar todo Jon Olabarrieta Bolum-
reprimido durante demasiado tipo de arcos, en un Club con bue- buru
tiempo, ni más ni menos que nos Instructores. Y tercero, y más
cazar con arco. Y ahí comenza- importante, tras varios intentos Delegado de Caza con Arco
ron los problemas: “¡ Con eso baldíos en solitario, solicitando en-
FCE
no se mata ni el tiempo¡”; “¡ trevistas con los responsables del
Muy peligroso, eso no hay quien Departamento de Caza, decido rea- Instructor Nacional RFEC
lo maneje¡”; “¡ Uyyy, demasiado lizar escritos solicitando el poder
silencioso, especial para los FUR- cazar con arco, pidiendo a su vez Cualificado Fed. Francesa de
TIVOS¡”. copia con registro de entrada. Reú- Caza con Arco FFCA
no cierto número de compañeros y
Ante semejante panorama, ¿qué amigos interesados en tema y les
decisión tomé? Allá vamos: pri- animo a realizar solicitudes en la
mero, eliminar la etapa de auto- misma línea. Tras varias peticiones “...pero….¿y
didacta con un arco de poleas entregadas, solicito por escrito una
que conseguí en los años seten- entrevista con el Director del De-
los demás
ta, con el que lo único que obtu- partamento de Caza, y me hago compañeros? ¿
acompañar por “
especialistas en el cómo podrían
tema “, llamados… conseguir un
Jon Alzola, Amadeo
Díaz, los hermanos curso para su
H. Muguruza y mi
pariente Josu Asto-
calificación
bieta. como Cazado-
En dicha reunión res Arque-
explicamos al Di-
rector, los pros y ros?...”
los contras, la efec-
tividad del arco a
ciertas distancias,
etc, etc,. Después
de esta reunión,
otra, otra y otra...
En una de las reu-
niones deciden
avanzar…..e impo-
nen condiciones
como control de
cada persona y la
especialización en
el conocimiento y
manejo del arco.
Por esa época y en
la entonces Real
Federación Españo-
la de Caza, se reali-
Nómadas
za el primer Curso para la Homolo-
gación de Cazadores Arqueros y
posteriormente, se convoca el se-
gundo Curso al cual me apunto,
para conseguir la tarjeta de califi-
cación, hoy llamada T2.
Ante el Departamento de Caza y
demás entes oficiales, yo ya me
encontraba cualificado, pero para
conseguir una meta, es mejor
hacerlo en equipo y no sólo dando
palos de ciego.
Pero no podíamos pararnos es ese
punto, había que conseguir un
equipo. La normativa del Departa-
mento de Caza para la caza del
jabalí en Bizkaia, recoge en uno de
sus artículos, que los grupos de
caza se formarán en cuadrillas nu-
meradas y con una cantidad míni-
ma de 9 cazadores y un máximo de
30. Dicho Departamento y con fe-
cha del 23 de Julio de 1998, emitió
una Orden Foral en la que se re-
cogía el Reglamento de Caza con
Arco en Bizkaia, y en uno de sus
artículos indica la obligatoriedad
de realizar un curso para la
homologación o calificación de
Cazador Arquero.
Yo ya me encontraba en posesión
de la T2, que me fue homologada
por el Departamento, con una sim-
ple petición por escrito. Pero….¿y
los demás compañeros? ¿ cómo
podrían conseguir un curso para su
calificación como Cazadores Ar-
queros?
También por aquella época y muy
acertadamente, desde la RFEC y
por mediación del entonces Dele-
gado Nacional de Caza, José Mi-
guel Escudero, “ Pipo “ para los
amigos, y junto a unos veteranos
cazadores con arco como Joaquín
España, Josetxo Rico “ Popeye “,
Moisés Domínguez Bouzas, Antonio
Prieto, y alguno más, cuyo nombre
no recuerdo, organizaron el Curso
para Instructores Nacionales para
Caza con Arco. Ésta fue la solución
a mis problemas y también me
apunto a este bombardeo.
Página 18
Ya como Instructor y desde la
Federación de Caza de Bizkaia,
convocamos junto con el Depar-
tamento de Caza el primer Curso
para la Calificación de Cazadores
con Arco, con una participación
de 23 alumnos y un Guarda de
Caza como observador, para que
pudiera así realizar una valora-
ción del Curso y trasmitirla a su
Departamento. El examen a los
alumnos, lo realizo junto con el
Director del Departamento de
Caza y los compañeros Instructo-
res : Josu Astobieta,
J.L.Barruetabeña y José Carlos R.
Marina. Tras supervisar las prue-
bas teóricas y observar la severi-
dad de las pruebas prácticas, se
emite la calificación a cada alum-
no ( no aprueban todos ) y el Di-
rector nos felicita tras oír al
Guarda, por la seriedad del Curso
y por la actitud de todos, hecho
que nos enorgullece.
Al cabo de tres meses y ya con la
temporada de caza abierta, nos
conceden los permisos individua-
les para cazar con arco, en los
Refugios de Caza de la Reserva
de la Biosfera de Urdaibai, donde
no se pueden efectuar disparos
con arma de fuego...
¡! Y MI SUEÑO CUMPLIDO ¡!
Para acabar el relato, y fruto de
todo ese trabajo, puedo contaros
que en Álava, y con el trabajo de
su Delegado Aitor Martínez, se
regulariza la caza con arco al año
siguiente. Igualmente, en Gipuz-
koa está entregada la documen-
tación correspondiente y espera-
mos su aprobación durante el año
en curso. Actualmente conceden
recechos de Corzo, solamente a
los portadores de la T2. Sabemos
que Jon Alzola ha hecho buen uso
de su precinto; zorionak, compa-
ñero.
Fue un trayecto muy largo y duro
- al menos me lo pareció-, con
infinidad de reuniones, demostra-
ciones y visionados de videos an-
 Nómadas
Página 19

te el Departamento de Caza, posibles gracias al apoyo incondicional

presentación de variada docu- de la RFEC y de su Presidente, don
mentación recopilada por los Andrés Gutiérrez Lara.
veteranos amigos Gipuzkoanos,
con varios altibajos anímicos que Si el trabajo en equipos pequeños es
solo se superan con el inestima- fructífero, imaginaos lo que podemos
ble apoyo de los amigos interesa- lograr con el apoyo y la colaboración
dos en el mismo proyecto: apro- con otros países; yo personalmente es-
vechando estas líneas, gracias toy viendo que las puertas se están
por vuestro apoyo. abriendo, poco a poco, porque cuesta
mucho que te abran una, solamente pa-
Con este escrito, no pretendo ra escucharte, y lo sé por experiencia. Si
que nadie comulgue con ruedas me piden 4, 6, 14 papeles, no me impor-
de molino que son movidas por ta, si con ello consigo lo que quiero…¡!
un cauce de agua, en el que mu- CAZAR CON ARCO ¡!
chos no se mojarían ni los pies,
porque son varios los compañe- Me despido con esta humilde opinión
ros que me han comentado: “ … personal; un abrazo a todos y buena ca-
a mi no me hace falta la T2 ni za.
nada, para poder cazar con Ar-
co”, y tendrán razón, y suerte Jon Olabarrieta Bolumburu
para ellos. Pero…. ¿y los demás ? Delegado de Caza con Arco de la Fede-
En la mayoría de las autonomías ración de Caza de Euskadi
se está regulando la caza con Instructor Nacional Caza con Arco RFEC
arco y en todas se está pidiendo
un control de los arqueros, para
poder justificarnos con severidad
y sobre todo con responsabili-
dad. La T2 es actualmente una
buena herramienta para noso-
tros, muy adecuada para el en-
torno en el que nos toca mover-
nos; es una herramienta salida
de un proyecto de nuestros vete-
ranos cazadores con arco, y que
hoy en día y desde la RFEC, se
esta empujando con mucha fuer-
za por nuestro Delegado Nacional
Alejandro Martín “ Tío Jander “.
Actualmente y tras varias reunio-
nes en Bélgica, estamos presen-
tes en la Asociación de Federa-
ciones de Caza Europeas ( FA-
CE ); también se han firmado
convenios con distintos países
donde acuden a cazar con arco
nuestros cazadores .En estos mo-
mentos nuestro Delegado Nacio-
nal de Caza, está teniendo varios
contactos con la Federación
Francesa de Caza con Arco, de
las que ya se han obtenido sus
frutos con trabajos realizados , y
con muchos otros en proyecto.
Todas estas actuaciones han sido
 Nómadas
Potencia de arco vs Energía de
Penetración de flecha
Hartos de leer y discutir sobre el
manido asunto de Energía versus
Alejandro Martín Santa- Momento, tal vez convendría en-
maría “Tío Jander”
contrar un eslabón perdido, previo
Delegado Nacional de Caza y necesario, desde el que evolucio-
con Arco RFEC nar y desde el que comprender la
importancia que este asunto tiene,
Instructor Nacional RFEC
para quienes matamos con un ar-
Vicepresidente EBA co. Y digo matar con el único fin
de enfatizar la importancia de
Cualificado Fed. Francesa de
adecuar la herramienta que porta-
mos para tal fin, no sólo a la pie-
“...puesto que za, sino a nosotros mismos.
lo que real- Es tanto lo que han evolucionado
los materiales, que se torna nece-
mente mata sario tener en consideración nue-
no es la poten- vos puntos de vista. No se trata de
conceptos nuevos, sino de puntos
cia del arco, de vista menos considerados hasta
ahora. La evolución técnica en el
sino la pene- desarrollo de la industria de la ar-
tración de la quería les ha puesto en valor.
flecha, necesi- Hasta hace muy escasos años, la
selección de un arco de caza – es-
tamos nuevos pecialmente en un arco de poleas –
parámetros de se realizaba casi exclusivamente
en función de su potencia. Pero es
trabajo…” tal la diferencia entre un arco de
70 libras de hace apenas quince
años y uno actual de 60 ó incluso
de 55 libras – a favor de estos -,
que no queda menos que replan-
tear algunas ideas.
Podemos leer en la gran mayoría
de los libros clásicos de caza con
arco, que las potencias aconseja-
bles según el tipo de animal a aba-
tir son: caza menor y zorro, 50
libras; caza mayor, es decir, cor-
zos, venados, gamos, cabras, etc,
60 libras; finalmente, para el co-
chino, 70 libras.
Página 20
Si tenemos en cuenta lo mucho
que han cambiado los arcos y es-
pecialmente las flechas de caza,
tendremos que convenir que
puesto que lo que realmente ma-
ta no es la potencia del arco, sino
la penetración de la flecha, nece-
sitamos nuevos parámetros de
trabajo.
Puestos a buscar una penetración
de flecha en función al animal
objeto de nuestra caza, entende-
remos que lo que hay que buscar
es una unidad de medida que re-
presente adecuadamente la capa-
cidad de penetración de un pro-
yectil de las características de
una flecha.
Todos, incluso los clásicos, recu-
rren a nuestro ya familiar Newton
y sus axiomas físicos y en función
de éstos, a los conceptos de
energía y penetración. Mucho he
leído – y me temo que vosotros
también - sobre los desarrollos
matemáticos de ambas formula-
ciones, Energía Cinética y Mo-
mento, pero no es esta la inten-
ción del artículo, sino la de expo-
ner la necesidad de cambiar un
punto de vista.
Si lo que pretendemos es valorar
la cantidad de energía necesaria
para conseguir la penetración
que nos asegure la muerte digna
de un determinado animal esta-
bleceremos los parámetros nece-
sarios en términos de energía de
impacto a distancia de caza, y no
en términos de potencia de arco.
Por otro lado, la eficiencia de los
arcos modernos hace que la
 Nómadas
Página 21

energía que empleamos en abrir colocar una flecha a distancia de

un arco – llamémosla por simplifi-
car potencia o energía potencial –
se entregue casi en su totalidad en
la energía de salida de la flecha,
cosa que no ocurría en arcos de
hace apenas quince años.
Los nuevos diseños de la ingeniería
caza con una energía similar a un
arco actual de 55 libras – y pode-
mos decir que es técnicamente
más o menos así - , la energía
transmitida de uno y otro a la
flecha tendrá similares conse-
cuencias en términos de penetra-

ENERGIA MINIMO MOMENTO Peso de flecha Potencia

PIEZA DE CAZA ( ft/ sg ) Mínimo suficiente grs. Arco

20 - 30 0,27 300 40

40 0,36 350 45-50

50 - 55 0,38 400 50-55

55 - 60 0,4 500 55-60

han transformado los niveles de ción y por tanto de pronóstico de

eficiencia. Hoy en día un arco de
apenas 50 libras transmite similar
impulso a una misma flecha que
otro de 65 libras de hace quince
años. Este es el avance y el motivo
de replantear las cosas.
Si un arco de hace 15 años de 70
libras de potencia es capaz de
muerte.
Dicho esto, que es realmente
simple de contrastar en la prácti-
ca, tendremos que efectuar –
ahora sí- el cambio de concepto.
Ya no deberíamos hablar “nunca
más” de potencia de arco para
tal ó cual animal, sino de energía
Nómadas
Página 22

cinética de flecha a distancia de

impacto.

Aunque es motivo de exposición en

los cursos que nuestra Federación
efectúa regularmente, será en un
posterior articulo cuando respalde-
mos de forma matemática los
planteamientos que ahora hace-
mos de forma divulgativa. Lo que
si vamos a plantear son unos valo-
res de energía cinética, a distancia
de impacto, sugeridos para las
diferentes especies de la fauna en
la península, y que mostramos en
el cuadro adjunto en la página an-
terior.

En este sentido, podemos ver que

un arco moderno de 50 libras pue-
de perfectamente conseguir una
energía suficiente -utilizando una
flecha suficientemente pesada-
para ser utilizado con un cochino
digamos de hasta 100 kilos.

Dejemos claro que se trata de un

indicador de suficiencia, que no un
óptimo. Es mucho más relevante, a
mi juicio, una perfecta colocación
de la flecha, que una perfecta
adecuación del material. En cir-
cunstancias de caza, el uso de
potencias de arco altas -
especialmente con las modernas y
más extremas curvas de apertura
de arco- un arco de menor poten-
cia facilita además la puntería y
naturalmente la colocación de la
flecha.

Muchos de los lectores asegurarán,

con razón, que ellos son capaces
de manejar con soltura y solvencia
altas potencias en situaciones de
estrés elevadas. Carecería de sen-
tido prescindir de esas libras,
según su planteamiento, y el mar-
gen de seguridad en términos de
penetración cubriría cualquier
eventualidad. No puedo menos
 Nómadas
Página 23
“que estar completamente de
acuerdo.

Lo que si debemos evitar a toda

costa, especialmente quienes te-
nemos responsabilidad en forma-
ción y divulgación, es que los ca-
zadores noveles, llevados por la
lectura de la información actual-
mente disponible, se dirijan a
comprar su primer arco de caza
manteniendo la opinión de que 70
ó incluso 80 libras - de haberlas -
serían lo más aconsejable.

Alejandro Martin Santamaría

“TioJander”

Una nueva web de caza con arco

Pues sí, una web más. Una web
que supone la completa renova-
ción de una de las páginas más
antiguas en castellano, que en su
momento se llamó “La Última
Frontera” y que, honestamente,
nunca llegó a completarse del to-
do, por motivos que no vienen al
caso, pese a haber sido, en su día,
un punto de referencia para mu-
chos compañeros.
La nueva edición pretende abarcar
todos -o casi todos- los asuntos
de interés para todas aquellas per-
sonas que ya practican la caza con
arco o para quienes desean acer-
carse a nuestro querido deporte,
todo ello sin ningún afán enci-
clopédico; se trata, más bien, de
apoyar la divulgación de la caza
con arco en todas sus facetas.
La web contiene secciones que
albergan antiguos proyectos del
autor, tales como los podcasts
que en su día se abordaron desde
Arcopodcast, junto a páginas más
novedosas, centradas en cuestio-
nes técnicas como el Banco de
Pruebas, que contemplará tests
de material inéditos en castella-
no.
Deseamos que esta nueva apor-
tación de uno de nuestros clási-
cos resulte de utilidad para todos
los compañeros, y Leizael espera
con atención vuestros comenta-
rios.
Nómadas Página 24