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TESIS DEL PLENO EN MATERIA DE AMPARO Y CONSTITUCIONAL 2014

1 Los actos privativos de la libertad personal, dictados dentro de un procedimiento


judicial durante la vigencia de la ley de amparo abrogada y que al entrar en vigor
la nueva ley aun no habían sido combatidos ¿Son impugnables en cualquier
tiempo?
R. Sí, los actos en comento -como lo es el auto de formal prisión- pueden ser
impugnados a través del juicio de amparo en cualquier tiempo, lo que además es
acorde al principio constitucional de interpretación más favorable a la persona que
se consagra en el segundo párrafo del artículo 1o. constitucional, pues debe
tenerse en cuenta que si el régimen transitorio de toda ley tiene, entre otras, la
función de regular las situaciones jurídicas acaecidas durante la vigencia de una
ley abrogada que trascienden a la nueva normatividad, a fin de no generar un
estado de inseguridad jurídica, es claro entonces que la disposición transitoria
respectiva debe complementarse en lo no previsto y, para ello, debe considerarse
la misma previsión que regía al momento de darse el supuesto jurídico de que se
trate.

Tesis: P./J. 45/2014 (10a.)


ACTOS PRIVATIVOS DE LA LIBERTAD PERSONAL. LOS DICTADOS DENTRO
DE UN PROCEDIMIENTO JUDICIAL DURANTE LA VIGENCIA DE LA LEY DE
AMPARO ABROGADA Y QUE AL ENTRAR EN VIGOR LA NUEVA LEY AÚN NO
HABÍAN SIDO COMBATIDOS, SON IMPUGNABLES EN CUALQUIER TIEMPO.
El artículo Tercero Transitorio de la Ley de Amparo vigente a partir del tres de abril
de dos mil trece establece que los juicios de amparo iniciados con anterioridad a
su entrada en vigor continuarán tramitándose hasta su resolución final conforme a
las disposiciones aplicables vigentes a su inicio -excepto por lo que se refiere al
sobreseimiento por inactividad procesal y caducidad de la instancia, así como al
cumplimiento y ejecución de las sentencias de amparo-, mientras que su artículo
Quinto Transitorio señala que los actos a que se refiere la fracción III del artículo
17 de la propia Ley de Amparo, esto es, los actos en materia agraria que se
hubieren dictado o emitido con anterioridad a la entrada en vigor de ésta podrán
impugnarse dentro de los siete años siguientes y, por cuanto hace a los actos que,
estando sujetos a un plazo para su impugnación, éste aún no hubiese vencido, les
serán aplicables los plazos previstos en la ley reglamentaria vigente. Lo anterior
evidencia que la nueva Ley de Amparo no contiene previsión alguna sobre el plazo
que rige la impugnación de los actos privativos de la libertad personal dictados
dentro de un procedimiento judicial durante la vigencia de la ley abrogada, pues si
ésta no establecía plazo alguno para su impugnación, es claro que a la fecha en
que aquélla entró en vigor no estaba corriendo plazo alguno, ni había vencido éste.
Por ello, en función de tutelar los derechos fundamentales de seguridad jurídica y
acceso efectivo a la justicia que consagran los artículos 14, 16 y 17 de la

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Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y tomando en cuenta la
inexistencia absoluta de norma transitoria e, incluso, de diversa norma en vigor,
expresamente aplicable para la definición del plazo correspondiente, es necesario
proveer de contenido integrador al precitado artículo Quinto Transitorio para
establecer que los actos en comento -como lo es el auto de formal prisión- pueden
ser impugnados a través del juicio de amparo en cualquier tiempo, lo que además
es acorde al principio constitucional de interpretación más favorable a la persona
que se consagra en el segundo párrafo del artículo 1o. constitucional, pues debe
tenerse en cuenta que si el régimen transitorio de toda ley tiene, entre otras, la
función de regular las situaciones jurídicas acaecidas durante la vigencia de una
ley abrogada que trascienden a la nueva normatividad, a fin de no generar un
estado de inseguridad jurídica, es claro entonces que la disposición transitoria
respectiva debe complementarse en lo no previsto y, para ello, debe considerarse
la misma previsión que regía al momento de darse el supuesto jurídico de que se
trate.
2. Las sentencias condenatorias que imponen pena de prisión, dictadas antes del
tres de abril de dos mil trece, para el cómputo del plazo de ocho años para
promover el juicio de amparo directo a partir de esa fecha, viola el derecho
humano de acceso efectivo a la justicia?
R. No, porque la limitación al plazo para promover el amparo contra sentencias
condenatorias obedece a una finalidad constitucionalmente válida, consistente en
no afectar el derecho de seguridad jurídica de los las víctimas en cuanto a la
reparación del daño, en tanto que aun cuando la sentencia condenatoria pudiera
ejecutarse en ese aspecto, lo cierto es que se mantenían en un estado de
indefinición sobre la posibilidad de disfrutar e incluso disponer de los derechos
derivados de la referida reparación, lo que no solamente afectaba la esfera de las
víctimas sino incluso la de terceros que entablaran vínculos jurídicos con éstas,
relacionados con las prerrogativas derivadas de la reparación del daño; además,
esa indefinición también afectaba sus prerrogativas fundamentales a la verdad y a
la justicia; por ende, la limitación al plazo para promover la demanda de amparo
contra; además esa medida es razonable al derecho de acceso efectivo a la
justicia de los sentenciados, ya que les permite preparar sus defensas durante un
lapso considerable y, con ello, se logra un mejor equilibrio entre esa prerrogativa
fundamental y los derechos de las víctimas de una conducta delictiva; finalmente,
en cuanto a la proporcionalidad en sentido estricto de la regulación materia de
análisis, atendiendo al grado de afectación que genera al derecho de acceso
efectivo a la justicia, en la medida en que limita a ocho años el plazo para
promover la demanda de amparo, su previsión no afecta de manera desmedida a
ese derecho fundamental, en virtud de que, aun cuando la inexistencia de plazo
para impugnar en amparo las sentencias condenatorias permitía una mayor tutela
de éste, especialmente cuando se ejerce para la protección del derecho a la
libertad deambulatoria, lo cierto es que al no erigirse esta última en un derecho
absoluto, la proporcionalidad de la fijación de un plazo se cumple cuando,
atendiendo a la relevancia de esa prerrogativa, se prevé un plazo

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considerablemente mayor a los que rigen la impugnación de otro tipo de actos de
autoridad.

Tesis: P./J. 41/2014 (10a.)


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AMPARO DIRECTO CONTRA SENTENCIAS CONDENATORIAS QUE IMPONEN
PENA DE PRISIÓN DICTADAS ANTES DEL TRES DE ABRIL DE DOS MIL
TRECE. EL CÓMPUTO DEL PLAZO DE OCHO AÑOS PARA PROMOVERLO A
PARTIR DE ESA FECHA NO VIOLA EL DERECHO HUMANO DE ACCESO
EFECTIVO A LA JUSTICIA (LEGISLACIÓN VIGENTE A PARTIR DEL TRES DE
ABRIL DE DOS MIL TRECE).
Para determinar la constitucionalidad de la medida adoptada por el legislador al
emitir la nueva Ley de Amparo, relativa al establecimiento del plazo de ocho años
para promover demanda de amparo directo contra sentencias condenatorias que
impongan pena de prisión dictadas antes del tres de abril de dos mil trece, en la
medida en que implica una restricción al derecho de acceso efectivo a la justicia,
debe realizarse un test de proporcionalidad en el que se dilucide si aquélla
persigue un fin constitucionalmente válido y si, además, dicha medida resulta
necesaria y proporcional. En ese orden, al abordar la primera grada del referido
test, puede considerarse como un hecho notorio que uno de los fines principales
de la medida citada es brindar seguridad jurídica a las víctimas del delito, ya que
en relación con el derecho a la reparación del daño que constitucionalmente les
asiste, la indefinición sobre la pervivencia jurídica de lo determinado en una
sentencia condenatoria, en virtud de la posibilidad que otorgaba la Ley de Amparo
abrogada para impugnarla en cualquier tiempo, implicaba una considerable
afectación al derecho de seguridad jurídica de aquéllas, en tanto que aun cuando
la sentencia condenatoria pudiera ejecutarse en ese aspecto, lo cierto es que se
mantenían en un estado de indefinición sobre la posibilidad de disfrutar e incluso
disponer de los derechos derivados de la referida reparación, lo que no solamente
afectaba la esfera de las víctimas sino incluso la de terceros que entablaran
vínculos jurídicos con éstas, relacionados con las prerrogativas derivadas de la
reparación del daño; además, esa indefinición también afectaba sus prerrogativas
fundamentales a la verdad y a la justicia; por ende, la limitación al plazo para
promover la demanda de amparo contra sentencias condenatorias que impongan
pena de prisión, dictadas antes de la entrada en vigor de la Ley de Amparo
obedece a una finalidad constitucionalmente legítima; por lo que se refiere a la
segunda grada del referido test, se concluye que la medida legislativa materia de
análisis delimita en forma razonable el derecho de acceso efectivo a la justicia de
los sentenciados, ya que les permite preparar sus defensas durante un lapso
considerable y, con ello, se logra un mejor equilibrio entre esa prerrogativa
fundamental y los derechos de las víctimas de una conducta delictiva; finalmente,
en cuanto a la proporcionalidad en sentido estricto de la regulación materia de
análisis, atendiendo al grado de afectación que genera al derecho de acceso

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efectivo a la justicia, en la medida en que limita a ocho años el plazo para
promover la demanda de amparo, su previsión no afecta de manera desmedida a
ese derecho fundamental, en virtud de que, aun cuando la inexistencia de plazo
para impugnar en amparo las sentencias condenatorias permitía una mayor tutela
de éste, especialmente cuando se ejerce para la protección del derecho a la
libertad deambulatoria, lo cierto es que al no erigirse esta última en un derecho
absoluto, la proporcionalidad de la fijación de un plazo se cumple cuando,
atendiendo a la relevancia de esa prerrogativa, se prevé un plazo
considerablemente mayor a los que rigen la impugnación de otro tipo de actos de
autoridad.

3 El cómputo de ocho años para promover el juicio de amparo directo contra


sentencias condenatorias que imponen pena de prisión dictadas antes de tres de
abril de dos mil trece, viola el principio de irrectroactividad de la Ley.
R. No lo viola, porque el legislador ordinario no se encuentre impedido de manera
absoluta para modificar la regulación aplicable y establecer un plazo para que los
actos respectivos sean impugnables en el juicio de amparo, aun cuando estos
últimos se hubieren emitido al tenor de la legislación que permitía su impugnación
en cualquier tiempo, ya que la ausencia del referido plazo al momento del dictado
de la respectiva sentencia condenatoria no genera al afectado por ésta el derecho
a que indefinidamente pueda acudir al juicio de amparo para controvertirla ya que,
por una parte, en tanto no promoviera la demanda correspondiente, no se
incorporaría en su esfera jurídica el derecho a impugnar sin la previsión de plazo
alguno y, por otra, la indefinición que genera la respectiva norma de tutela no
puede erigirse en un derecho adquirido, dado que, atendiendo al principio de
seguridad jurídica, garantizado incluso por el diverso de irretroactividad de la ley,
lo decidido en una sentencia dictada por un tribunal del Estado Mexicano, como
regla general que admite excepciones debidamente justificadas, debe adquirir
definitividad bien sea por el agotamiento de los recursos procedentes o por la
preclusión del plazo para hacerlos valer, de donde se sigue que el beneficio
derivado de la respectiva norma de tutela únicamente conlleva que si el legislador
estima conveniente establecer un plazo para impugnar las sentencias
condenatorias, en éste no deberán computarse días transcurridos antes de la
entrada en vigor del acto legislativo correspondiente
Tesis: P./J. 40/2014 (10a.)
AMPARO DIRECTO CONTRA SENTENCIAS CONDENATORIAS QUE IMPONEN
PENA DE PRISIÓN DICTADAS ANTES DEL TRES DE ABRIL DE DOS MIL
TRECE. EL CÓMPUTO DEL PLAZO DE OCHO AÑOS PARA PROMOVERLO A
PARTIR DE ESA FECHA NO VIOLA EL PRINCIPIO DE IRRETROACTIVIDAD DE
LA LEY (LEGISLACIÓN VIGENTE A PARTIR DEL TRES DE ABRIL DE DOS MIL
TRECE).

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Este Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido
que el principio de irretroactividad de la ley y de su aplicación en perjuicio de
alguna persona, consiste, básicamente, en que no pueden darse efectos
reguladores a una norma jurídica sobre hechos, actos o situaciones producidos
con antelación al momento en que entra en vigor, bien sea impidiendo la
supervivencia reguladora de una ley anterior, o bien, alterando o afectando un
estado jurídico preexistente a falta de ésta; en ese sentido este principio
constitucional impide que una norma se aplique en perjuicio de alguna persona,
respecto de una situación ya consumada con anterioridad que conforme a otra ley
creó un derecho definido en su favor. En ese orden, si bien la abrogada Ley de
Amparo, al conferir a los sentenciados con pena privativa de la libertad la
posibilidad de impugnar la sentencia respectiva en cualquier tiempo, atendió a
elevados fines constitucionales, como lo es la tutela del derecho humano a la
libertad deambulatoria, de ello no se sigue que el legislador ordinario se encuentre
impedido de manera absoluta para modificar la regulación aplicable y establecer
un plazo para que los actos respectivos sean impugnables en el juicio de amparo,
aun cuando estos últimos se hubieren emitido al tenor de la legislación que
permitía su impugnación en cualquier tiempo, ya que la ausencia del referido plazo
al momento del dictado de la respectiva sentencia condenatoria no genera al
afectado por ésta el derecho a que indefinidamente pueda acudir al juicio de
amparo para controvertirla ya que, por una parte, en tanto no promoviera la
demanda correspondiente, no se incorporaría en su esfera jurídica el derecho a
impugnar sin la previsión de plazo alguno y, por otra, la indefinición que genera la
respectiva norma de tutela no puede erigirse en un derecho adquirido, dado que,
atendiendo al principio de seguridad jurídica, garantizado incluso por el diverso de
irretroactividad de la ley, lo decidido en una sentencia dictada por un tribunal del
Estado Mexicano, como regla general que admite excepciones debidamente
justificadas, debe adquirir definitividad bien sea por el agotamiento de los recursos
procedentes o por la preclusión del plazo para hacerlos valer, de donde se sigue
que el beneficio derivado de la respectiva norma de tutela únicamente conlleva
que si el legislador estima conveniente establecer un plazo para impugnar las
sentencias condenatorias, en éste no deberán computarse días transcurridos
antes de la entrada en vigor del acto legislativo correspondiente.

4 El plazo para promover el amparo directo contra sentencias condenatorias que


imponen pena de prisión dictadas antes del tres de abril de dos mil trece, se rige
por lo dispuesto en el artículo 17, fracción II, de la Ley de Amparo, y si los
supuestos que dan inicio a su cómputo en términos del diverso 18 de ese
ordenamiento acontecieron con anterioridad a su entrada en vigor, ¿cuándo inicia
el referido plazo?
R. Inicia a partir del tres de abril de dos mil trece, atendiendo a la interpretación de
este ordenamiento conforme al principio de irretroactividad y favoreciendo la
protección más amplia a las personas a cuya esfera jurídica trasciende dicho plazo
-sentenciados y víctimas-, su cómputo deba iniciarse a partir de la fecha de

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entrada en vigor de esa Ley, sin que para ello sean aplicables los supuestos
señalados en el artículo 18 del mismo ordenamiento, acontecidos previamente, ya
que el cómputo respectivo debe iniciarse con base en supuestos suscitados
durante la vigencia de la regulación que lo prevé, pues, de lo contrario, para
computarlo se tomarían en cuenta días transcurridos antes de su vigencia, lo que
resultaría notoriamente retroactivo.

Tesis: P./J. 39/2014 (10a.)


AMPARO DIRECTO CONTRA SENTENCIAS CONDENATORIAS QUE IMPONEN
PENA DE PRISIÓN DICTADAS ANTES DEL TRES DE ABRIL DE DOS MIL
TRECE. EL PLAZO PARA PROMOVERLO A PARTIR DE ESA FECHA SE RIGE
POR LO PREVISTO EN EL ARTÍCULO 17, FRACCIÓN II, DE LA LEY DE
AMPARO Y SI LOS SUPUESTOS QUE DAN INICIO A SU CÓMPUTO EN
TÉRMINOS DEL DIVERSO 18 DE ESE ORDENAMIENTO ACONTECIERON
CON ANTERIORIDAD A SU ENTRADA EN VIGOR, EL REFERIDO PLAZO
INICIA A PARTIR DEL TRES DE ABRIL DE DOS MIL TRECE. Conforme a lo
previsto en los artículos transitorios primero al tercero del referido ordenamiento, la
regulación aplicable para determinar la oportunidad de una demanda de amparo
directo promovida a partir del tres de abril de dos mil trece contra actos dictados
antes de la entrada en vigor de la Ley de Amparo vigente, necesariamente es la
prevista en ese nuevo ordenamiento, al haberse abrogado la anterior Ley de
Amparo y determinarse en su artículo tercero transitorio que lo previsto en ésta
sólo sería aplicable a los juicios iniciados previamente. Por ende, el plazo para
promover una demanda de amparo directo presentada a partir del tres de abril de
dos mil trece contra sentencias condenatorias que imponen pena de prisión
dictadas antes de esa fecha, es el de ocho años contenido en la fracción II del
artículo 17 de la Ley de Amparo, sin menoscabo de que, atendiendo a la
interpretación de este ordenamiento conforme al principio de irretroactividad y
favoreciendo la protección más amplia a las personas a cuya esfera jurídica
trasciende dicho plazo -sentenciados y víctimas-, su cómputo deba iniciarse a
partir de la fecha de entrada en vigor de esa Ley, sin que para ello sean aplicables
los supuestos señalados en el artículo 18 del mismo ordenamiento, acontecidos
previamente, ya que el cómputo respectivo debe iniciarse con base en supuestos
suscitados durante la vigencia de la regulación que lo prevé, pues, de lo contrario,
para computarlo se tomarían en cuenta días transcurridos antes de su vigencia, lo
que resultaría notoriamente retroactivo.

5. El plazo para interponer una demanda de AMPARO DIRECTO CONTRA


SENTENCIAS CONDENATORIAS QUE IMPONEN PENA DE PRISIÓN
DICTADAS ANTES DEL TRES DE ABRIL DE DOS MIL TRECE, ¿ SE RIGE POR
LO PREVISTO EN EL ARTÍCULO QUINTO TRANSITORIO, PÁRRAFO
SEGUNDO, DE LA LEY DE AMPARO (LEGISLACIÓN VIGENTE A PARTIR DEL
TRES DE ABRIL DE DOS MIL TRECE)?.

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R. No se rige, pues para computar el plazo que tiene el sentenciado privado de su
libertad para promover la demanda de amparo directo respecto de actos en
relación con los cuales la Ley de Amparo anterior no establecía un plazo para su
promoción, ya que la regla respectiva, en todo caso, sería aplicable únicamente
para la impugnación de actos en relación con los cuales a la entrada en vigor de la
nueva legislación de la materia no había vencido el plazo previsto en la ley
abrogada; además, la interpretación del referido párrafo segundo, conforme a los
principios de irretroactividad de la ley y de interpretación más favorable a los
promoventes de un juicio de amparo, tomando en cuenta los términos en que se
incorporó en el proceso legislativo correspondiente, permite concluir que la
finalidad esencial de su inclusión fue que ante la propuesta legislativa de
incrementar los plazos para promover la demanda de amparo para impugnar
determinados actos, tratándose del general de quince a treinta días y del
específico para impugnar leyes con motivo de su entrada en vigor, de treinta a
cuarenta y cinco días, estos nuevos plazos también beneficiaran a los quejosos
que a partir del tres de abril de dos mil trece promovieran la demanda respecto de
actos dictados antes de la entrada en vigor de la nueva Ley de Amparo, siempre y
cuando en esa fecha no hubieren vencido los previstos al respecto en los artículos
21 y 22 de la legislación abrogada, en la inteligencia de que el nuevo plazo se
computaría a partir del momento indicado en el primero de estos numerales.

Tesis: P./J. 38/2014 (10a.)


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AMPARO DIRECTO CONTRA SENTENCIAS CONDENATORIAS QUE IMPONEN
PENA DE PRISIÓN DICTADAS ANTES DEL TRES DE ABRIL DE DOS MIL
TRECE. EL PLAZO PARA PROMOVERLO NO SE RIGE POR LO PREVISTO EN
EL ARTÍCULO QUINTO TRANSITORIO, PÁRRAFO SEGUNDO, DE LA LEY DE
AMPARO (LEGISLACIÓN VIGENTE A PARTIR DEL TRES DE ABRIL DE DOS
MIL TRECE) De la lectura del citado numeral se advierte que lo previsto en él no
es aplicable para computar el plazo que tiene el sentenciado privado de su libertad
para promover la demanda de amparo directo respecto de actos en relación con
los cuales la Ley de Amparo anterior no establecía un plazo para su promoción, ya
que la regla respectiva, en todo caso, sería aplicable únicamente para la
impugnación de actos en relación con los cuales a la entrada en vigor de la nueva
legislación de la materia no había vencido el plazo previsto en la ley abrogada;
además, la interpretación del referido párrafo segundo, conforme a los principios
de irretroactividad de la ley y de interpretación más favorable a los promoventes
de un juicio de amparo, tomando en cuenta los términos en que se incorporó en el
proceso legislativo correspondiente, permite concluir que la finalidad esencial de
su inclusión fue que ante la propuesta legislativa de incrementar los plazos para
promover la demanda de amparo para impugnar determinados actos, tratándose
del general de quince a treinta días y del específico para impugnar leyes con
motivo de su entrada en vigor, de treinta a cuarenta y cinco días, estos nuevos
plazos también beneficiaran a los quejosos que a partir del tres de abril de dos mil

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trece promovieran la demanda respecto de actos dictados antes de la entrada en
vigor de la nueva Ley de Amparo, siempre y cuando en esa fecha no hubieren
vencido los previstos al respecto en los artículos 21 y 22 de la legislación
abrogada, en la inteligencia de que el nuevo plazo se computaría a partir del
momento indicado en el primero de estos numerales.

6 En contra de la resolución que desecha la excepción de falta de personalidad sin


ulterior recurso es procedente el amparo indirecto?.
R. No es improcedente, porque no es un acto de imposible reparación conforme a
la nueva ley de amparo.
Tesis: P./J. 37/2014 (10a.)
PERSONALIDAD. EN CONTRA DE LA RESOLUCIÓN QUE DESECHA LA
EXCEPCIÓN DE FALTA DE PERSONALIDAD SIN ULTERIOR RECURSO, ES
IMPROCEDENTE EL AMPARO INDIRECTO, RESULTANDO INAPLICABLE LA
JURISPRUDENCIA P./J. 4/2001 (LEY DE AMPARO VIGENTE A PARTIR DEL 3
DE ABRIL DE 2013).
Este Tribunal Pleno interpretó en su jurisprudencia P./J. 4/2001 que en contra de
la resolución que en el juicio laboral desecha la excepción de falta de personalidad
sin ulterior recurso procedía el amparo indirecto, a pesar de que se tratara de una
cuestión de índole formal o adjetiva, y aunque no lesionara derechos sustantivos,
ya que con esa decisión de cualquier forma se afectaba a las partes en grado
predominante o superior. Ahora bien, como a partir de la publicación de la actual
Ley de Amparo, su artículo 107, fracción V, ofrece precisión para comprender el
alcance de la expresión relativa a los actos de imposible reparación, al establecer
que por dichos actos se entienden "... los que afecten materialmente derechos
sustantivos tutelados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte;"; puede
afirmarse que con esta aclaración el legislador secundario proporcionó mayor
seguridad jurídica para la promoción del amparo indirecto contra actos de
imposible reparación, ya que mediante una fórmula legal estableció que esos
actos, para ser calificados como irreparables, necesitarían producir una afectación
material a derechos sustantivos, es decir, sus consecuencias deberían ser de tal
gravedad que impidieran en forma actual el ejercicio de un derecho, y no
únicamente que produzcan una lesión jurídica de naturaleza formal o adjetiva que
no necesariamente llegará a trascender al resultado del fallo; además de que
debían recaer sobre derechos cuyo significado rebasara lo puramente procesal,
lesionando bienes jurídicos cuya fuente no proviniera exclusivamente de las leyes
adjetivas. Esta interpretación se deduce de las dos condiciones que el legislador
secundario dispuso para la promoción del amparo indirecto contra actos de
imposible reparación dictados en el proceso o el procedimiento: la primera,
consistente en la exigencia de que se trate de actos "que afecten materialmente
derechos", lo que equivale a situar el asunto en aquellos supuestos en los que el

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acto autoritario impide el libre ejercicio de algún derecho en forma presente,
incluso antes del dictado del fallo definitivo; y la segunda, en el sentido de que
estos "derechos" afectados materialmente revistan la categoría de derechos
"sustantivos", expresión antagónica a los derechos de naturaleza formal o adjetiva,
derechos estos últimos en los que la afectación no es actual -a diferencia de los
sustantivos- sino que depende de que llegue o no a trascender al desenlace del
juicio o procedimiento, momento en el cual sus secuelas pueden consumarse en
forma efectiva. Consecuentemente, dada la connotación que el legislador aportó a
la ley respecto de lo que debe entenderse por actos de "imposible reparación", no
puede seguir siendo aplicable la citada jurisprudencia, ni considerar procedente en
estos casos el juicio de amparo indirecto, ya que ésta se generó al amparo de una
legislación que dejaba abierta toda posibilidad de interpretación de lo que debía
asumirse por dicha expresión, lo cual a la fecha ya no acontece, de modo tal que
en los juicios de amparo iniciados conforme la vigente Ley de Amparo debe
prescindirse de la aplicación de tal criterio para no incurrir en desacato a este
ordenamiento, toda vez que en la repetida jurisprudencia expresamente este
Tribunal Pleno reconoció que era procedente el juicio de amparo indirecto "...
aunque por ser una cuestión formal no se traduzca en la afectación directa e
inmediata de un derecho sustantivo"; concepción que hoy resulta incompatible con
el nuevo texto legal, porque en éste reiteradamente se estableció que uno de los
requisitos que caracterizan a los actos irreparables es la afectación que producen
a "derechos sustantivos", y que otro rasgo que los identifica es la naturaleza
"material" de la lesión que producen, expresión esta última que es de suyo
antagónica con la catalogación de cuestión formal o adjetiva con la que este
Tribunal Pleno había calificado -con toda razón- a las resoluciones que dirimen los
temas de personalidad en los juicios ordinarios.

7. La aplicación del plazo de ocho años para impugnar en amparo directo las
sentencias condenatorias que imponen pena de prisión dictadas antes del tres de
abril de dos mil trece, viola el principio de progresividad, tomando en cuenta el
principio de interdependencia, ESPECÍFICAMENTE LA QUE SE DA ENTRE LOS
DERECHOS HUMANOS DE LOS SENTENCIADOS Y DE LAS VÍCTIMAS U
OFENDIDOS.

R. No, se viola, tomando en cuenta que el establecimiento del plazo materia de


análisis busca equilibrar los derechos humanos del sentenciado y los de las
víctimas, sin generar al afectado por una sentencia condenatoria un obstáculo
desproporcionado que le impida ejercer su derecho de acceso efectivo a la justicia
para tutelar el diverso a la libertad deambulatoria, la previsión del plazo de ocho
años, computado a partir del tres de abril de dos mil trece, para impugnar en
amparo directo una sentencia condenatoria que impone pena de prisión no implica
una medida legislativa de carácter regresivo y, por ende, es acorde al principio de
progresividad.

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Tesis: P./J. 42/2014 (10a.)

PRINCIPIO DE PROGRESIVIDAD. LA APLICACIÓN DEL PLAZO DE OCHO


AÑOS PARA IMPUGNAR EN AMPARO DIRECTO SENTENCIAS
CONDENATORIAS QUE IMPONEN PENA DE PRISIÓN, DICTADAS ANTES DEL
TRES DE ABRIL DE DOS MIL TRECE NO VULNERA AQUÉL, TOMANDO EN
CUENTA EL PRINCIPIO DE INTERDEPENDENCIA, ESPECÍFICAMENTE LA
QUE SE DA ENTRE LOS DERECHOS HUMANOS DE LOS SENTENCIADOS Y
DE LAS VÍCTIMAS U OFENDIDOS (LEGISLACIÓN VIGENTE A PARTIR DEL
TRES DE ABRIL DE DOS MIL TRECE). La regulación del plazo para acudir al
juicio de amparo en contra de sentencias condenatorias que impongan pena de
prisión, dictadas con anterioridad a la entrada en vigor de la nueva Ley de Amparo,
se rige por el principio de progresividad dado que para el ejercicio del derecho
humano de acceso efectivo a la justicia reconocido en el artículo 17 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos resulta determinante contar
con un plazo que de manera razonable permita ejercer la principal garantía para la
protección de los derechos humanos. A pesar de lo anterior, en virtud de que los
derechos humanos no son absolutos, atendiendo al principio de interdependencia
entre las diversas prerrogativas fundamentales -la que además de suscitarse entre
las que asisten a un individuo se actualiza entre distintas personas en razón de la
interrelación existente entre sus derechos humanos- para determinar si una norma
general que conlleva una disminución al grado de tutela de alguno de ellos respeta
el principio de progresividad en su vertiente de no regresividad, resulta necesario
tomar en cuenta si ello tiene como finalidad esencial incrementar el grado de tutela
de un derecho humano del que son titulares personas diversas. En ese sentido,
cuando se presenta una relación de interdependencia entre el derecho de acceso
efectivo a la justicia del sentenciado y los derechos a la reparación del daño, a la
verdad y a la justicia de la o las víctimas de la conducta delictiva materia del
respectivo juzgamiento penal, ante una limitación de aquella prerrogativa que
provoca una disminución de su grado de tutela, para determinar si la regulación
respectiva respeta el principio de progresividad, es necesario analizar si ésta
genera un equilibrio razonable entre los derechos fundamentales en juego, sin
afectar de manera desmedida la eficacia de alguno de ellos, pues de lo contrario
se tratará de una legislación regresiva. Por tanto, tomando en cuenta que el
establecimiento del plazo materia de análisis busca equilibrar los derechos
humanos del sentenciado y los de las víctimas, sin generar al afectado por una
sentencia condenatoria un obstáculo desproporcionado que le impida ejercer su
derecho de acceso efectivo a la justicia para tutelar el diverso a la libertad
deambulatoria, la previsión del plazo de ocho años, computado a partir del tres de
abril de dos mil trece, para impugnar en amparo directo una sentencia
condenatoria que impone pena de prisión no implica una medida legislativa de
carácter regresivo y, por ende, es acorde al principio de progresividad.

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8. La reforma a los artículos 16 a 22, 73, fracciones XXI y XXIII, 115, fracción
VII y 123, apartado B, fracción XIII, de la Constitución, publicada en el DOF el
18 de junio de 2008, fue trascendente para el sistema de procuración e
impartición de justicia en materia penal, pues estableció un nuevo modelo de
justicia penal que transformó el sistema mixto en acusatorio u oral; entre
otras modalidades, introdujo la figura del arraigo a través de la cual se
permite limitar la libertad personal tratándose de delitos de delincuencia
organizada, bajo ciertos requisitos que la propia Constitución señala. Es así
que a partir de esa fecha el referido artículo 16 reguló constitucionalmente la
procedencia del arraigo, reservándola para delitos de delincuencia
organizada. Ahora bien, las legislaturas locales ¿pueden legislar sobre la
figura del arraigo?
R. No, al ser facultad exclusiva del Congreso de la Unión
Registro: 2006517 Instancia: Pleno Libro 6, Mayo de 2014, Tomo I Tesis: P./J.
31/2014 (10a.) Página: 269
ARRAIGO EN MATERIA PENAL. A PARTIR DE LA REFORMA A LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS,
PUBLICADA EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL 18 DE JUNIO DE
2008, LAS LEGISLATURAS LOCALES CARECEN DE COMPETENCIA PARA
LEGISLAR SOBRE AQUELLA FIGURA, AL SER FACULTAD EXCLUSIVA DEL
CONGRESO DE LA UNIÓN. La reforma a los artículos 16 a 22, 73, fracciones XXI
y XXIII, 115, fracción VII y 123, apartado B, fracción XIII, de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, publicada en el Diario Oficial de la Federación
el 18 de junio de 2008, fue trascendente para el sistema de procuración e
impartición de justicia en materia penal, pues estableció un nuevo modelo de
justicia penal que transformó el sistema mixto en acusatorio u oral; entre otras
modalidades, introdujo la figura del arraigo a través de la cual se permite limitar la
libertad personal tratándose de delitos de delincuencia organizada, bajo ciertos
requisitos que la propia Constitución señala. Es así que a partir de esa fecha el
referido artículo 16 reguló constitucionalmente la procedencia del arraigo,
reservándola para delitos de delincuencia organizada, respecto de los cuales por
disposición expresa del diverso precepto 73, fracción XXI, corresponde legislar en
exclusiva al Congreso de la Unión; de ahí que a partir de esa data los Congresos
Locales carecen de competencia para legislar en esa materia.
9. El artículo 291 de la Legislación Penal para el Estado de Aguascalientes -
actualmente derogada- que establece y regula el ARRAIGO ¿Es
constitucional?
R. No, pues la figura del arraigo es exclusivamente para delitos de delincuencia
organizada, materia en la cual por disposición expresa del precepto 73, fracción
XXI, constitucional, corresponde legislar sólo al Congreso de la Unión
Época: Décima Época Registro: 2006516 Instancia: Pleno Libro 6, Mayo de 2014,
Tomo I Tesis: P./J. 33/2014 (10a.) Página: 269

11
ARRAIGO. EL ARTÍCULO 291 DE LA LEGISLACIÓN PENAL PARA EL ESTADO
DE AGUASCALIENTES -ACTUALMENTE DEROGADA-, REFORMADO
MEDIANTE DECRETO NÚMERO 179, PUBLICADO EN EL PERIÓDICO OFICIAL
LOCAL EL 5 DE MARZO DE 2012, QUE PREVÉ Y REGULA AQUELLA FIGURA,
ES INCONSTITUCIONAL. A partir de la reforma a la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 18
de junio de 2008, en el artículo 16 se reguló la figura del arraigo y se estableció su
procedencia única y exclusivamente para delitos de delincuencia organizada,
materia en la cual por disposición expresa del precepto 73, fracción XXI,
constitucional, corresponde legislar sólo al Congreso de la Unión; por ende, resulta
inconstitucional el artículo 291 de la Legislación Penal para el Estado de
Aguascalientes -actualmente derogada- que establece y regula tal figura, pues el
Congreso Local reformó ese precepto mediante Decreto Número 179, publicado
en su Periódico Oficial el 5 de marzo de 2012, lo que sucedió con posterioridad a
la citada reforma constitucional.
10. El artículo 11, transitorio del decreto por el que se reforman y adicionan
diversas disposiciones de la constitución federal, publicado en el DOF el 18
junio 2008, ¿habilita a los congresos locales para legislar sobre el arraigo
con posterioridad a esa fecha?

R. No, pues ese transitorio posibilita una mayor extensión de la facultad de


emisión de órdenes de arraigo por razón de la materia, pero nunca por razón de la
competencia
Época: Décima Época Registro: 2006519 Instancia: Pleno Libro 6, Mayo de 2014,
Tomo I Tesis: P./J. 32/2014 (10a.) Página: 271
ARRAIGO EN MATERIA PENAL. EL ARTÍCULO DÉCIMO PRIMERO
TRANSITORIO DEL DECRETO POR EL QUE SE REFORMAN Y ADICIONAN
DIVERSAS DISPOSICIONES DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS
ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, PUBLICADO EN EL DIARIO OFICIAL DE LA
FEDERACIÓN EL 18 DE JUNIO DE 2008, NO HABILITA A LOS CONGRESOS
LOCALES A LEGISLAR SOBRE AQUELLA FIGURA, CON POSTERIORIDAD A
ESA FECHA. El citado artículo transitorio, en su párrafo primero, señala que en
tanto entra en vigor el sistema procesal acusatorio, los agentes del Ministerio
Público que determine la ley podrán solicitar al Juez el arraigo domiciliario del
indiciado tratándose de delitos graves y hasta por un máximo de 40 días; sin
embargo, este Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en
atención a lo establecido en los preceptos 16 y 73, fracción XXI, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, a partir de la reforma publicada en el
Diario Oficial de la Federación el 18 de junio de 2008, advierte que esa norma no
modificó la competencia federal para emitir la orden de arraigo -permitida
exclusivamente para delitos de delincuencia organizada-, ni debe interpretarse en
el sentido de que los agentes del Ministerio Público o los Jueces locales puedan
participar de tal decisión; por el contrario, ese transitorio posibilita una mayor

12
extensión de la facultad de emisión de órdenes de arraigo por razón de la materia,
pero nunca por razón de la competencia, por lo cual no puede concebirse la idea
de que contenga una permisión o habilitación para que las autoridades estatales
legislen sobre el arraigo con posterioridad a la fecha indicada, ni inferir como que
pueda generarse una competencia residual que los faculte en ese sentido, en
tanto no entre en vigor el sistema acusatorio a nivel federal o local.
11. Mediante la reforma al artículo 1o. de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, publicada en el Diario Oficial de la Federación el
diez de junio de dos mil once, el Poder Constituyente Permanente, además
de modificar el catálogo formal de derechos que pueden ser protegidos
mediante los medios de control de constitucionalidad, buscó introducir al
texto constitucional el concepto de derechos humanos con toda su carga
normativa. De un análisis sistemático de la jurisprudencia, se desprende que
el principio de supremacía constitucional se desenvuelve en dos
concepciones distintas, cada una dando origen a un tipo de cuestión de
constitucionalidad, ¿cuáles son?
R. 1. Una relativa a la protección consistente del sistema de fuentes y a su
principio de jerarquía normativa y 2. Otra relacionada con la protección coherente
de la unidad de principios objetivos del ordenamiento jurídico, mediante el principio
de mayor protección de los derechos humanos.
12. Cuando se alega una confrontación entre una ley secundaria y una
norma de un tratado internacional que no regule un derecho humano, la
confronta de estas normas secundarias es, en principio, ¿una cuestión de
legalidad o de constitucionalidad?
R. Legalidad que sólo implica una violación indirecta a la Constitución Federal,
debido a que, en el fondo, lo que se alega es una "debida aplicación de la ley" a la
luz del principio jerárquico del sistema de fuentes, pues los tratados
internacionales se encuentran por encima de las leyes secundarias y, por ende, la
solución de su conflicto normativo o antinomia corresponde a una cuestión de
legalidad: determinar la forma en que una ley se subordina jerárquicamente a un
tratado internacional.
13. Cuando la confronta entre un tratado internacional y una ley secundaria
implique la interpretación de una disposición normativa de una convención
que, prima facie, fije las relaciones o posiciones jurídicas, sentido y/o
alcance de un derecho humano, ¿debe concluirse que existe una cuestión
propiamente constitucional?
R. Sí, toda vez que cuando se estima que una ley viola un derecho humano
reconocido en una convención subyace un juicio de relevancia jurídica fundado en
la idea de coherencia normativa. Igual cuando se trate de la interpretación de una
disposición convencional que a su vez fije las relaciones o posiciones jurídicas,
sentido y/o alcance de un derecho humano.

13
Época: Décima Época Registro: 2006223 Instancia: Pleno Libro 5, Abril de 2014,
Tomo I Tesis: P./J. 22/2014 (10a.) Página: 94
CUESTIÓN CONSTITUCIONAL. PARA EFECTOS DE LA PROCEDENCIA DEL
RECURSO DE REVISIÓN EN AMPARO DIRECTO, SE SURTE CUANDO SU
MATERIA VERSA SOBRE LA COLISIÓN ENTRE UNA LEY SECUNDARIA Y UN
TRATADO INTERNACIONAL, O LA INTERPRETACIÓN DE UNA NORMA DE
FUENTE CONVENCIONAL, Y SE ADVIERTA PRIMA FACIE QUE EXISTE UN
DERECHO HUMANO EN JUEGO. Mediante la reforma al artículo 1o. de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicada en el Diario
Oficial de la Federación el diez de junio de dos mil once, el Poder Constituyente
Permanente, además de modificar el catálogo formal de derechos que pueden ser
protegidos mediante los medios de control de constitucionalidad, buscó introducir
al texto constitucional el concepto de derechos humanos con toda su carga
normativa, siendo una de sus implicaciones la revisión del estándar jurídico que
determina la existencia de una cuestión de constitucionalidad, a la cual se hace
referencia en el artículo 107, fracción IX, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos como elemento que actualiza la procedencia excepcional del
recurso de revisión en el amparo directo. Así las cosas, según se desprende de la
jurisprudencia de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, una cuestión
propiamente constitucional se actualiza cuando de por medio se exija la tutela del
principio de supremacía constitucional, porque justamente se presenta un conflicto
interpretativo de la solución normativa otorgada por la Constitución, en tanto texto
normativo, lo cual implica la exigencia de desentrañar el significado de un
elemento normativo de dicha norma fundamental mediante el despliegue de un
método interpretativo. Así, de un análisis sistemático de la jurisprudencia, se
desprende que el principio de supremacía constitucional se desenvuelve en dos
concepciones distintas, cada una dando origen a un tipo de cuestión de
constitucionalidad: una relativa a la protección consistente del sistema de fuentes
y a su principio de jerarquía normativa y otra relacionada con la protección
coherente de la unidad de principios objetivos del ordenamiento jurídico, mediante
el principio de mayor protección de los derechos humanos. Sobre estas bases,
cuando se alega una confrontación entre una ley secundaria y una norma de
un tratado internacional que no regule un derecho humano, la confronta de
estas normas secundarias es, en principio, una cuestión de legalidad que sólo
implica una violación indirecta a la Constitución Federal, debido a que, en el fondo,
lo que se alega es una "debida aplicación de la ley" a la luz del principio jerárquico
del sistema de fuentes. En ese aspecto, es criterio de esta Suprema Corte que los
tratados internacionales se encuentran por encima de las leyes secundarias y, por
ende, la solución de su conflicto normativo o antinomia corresponde a una
cuestión de legalidad: determinar la forma en que una ley se subordina
jerárquicamente a un tratado internacional. Al no concurrir la exigencia de un
desarrollo interpretativo de un elemento constitucional, no existe una genuina
cuestión de constitucionalidad y el recurso de revisión en amparo directo debe
declararse improcedente. No obstante, cuando la confronta entre un tratado
internacional y una ley secundaria implique la interpretación de una disposición
normativa de una convención que, prima facie, fije las relaciones o posiciones

14
jurídicas, sentido y/o alcance de un derecho humano, debe concluirse que sí
existe una cuestión propiamente constitucional, toda vez que cuando se estima
que una ley viola un derecho humano reconocido en una convención subyace un
juicio de relevancia jurídica fundado en la idea de coherencia normativa. Lo mismo
debe decirse cuando se trate de la interpretación de una disposición
convencional que a su vez fije las relaciones o posiciones jurídicas, sentido
y/o alcance de un derecho humano. Consecuentemente, el escrutinio no se
agota en la constatación de la consistencia de las normas entre sí -los criterios
relacionales de creación de normas-, sino en verificar la coherencia del orden
constitucional como una unidad dotada de sentido protector o promocional de los
derechos humanos, el cual se remite a argumentos sustanciales y no a
razonamientos de índole formal. En ese sentido, es viable el recurso de revisión
en el amparo directo, siempre que se cumplan las condiciones necesarias de
procedencia, como es la exigencia técnica de desplegar un método interpretativo
del referido derecho humano; es decir, el presente criterio no implica suprimir los
requisitos técnicos de procedencia del recurso de revisión en amparo directo,
requeridos por la Ley de Amparo y la jurisprudencia de esta Suprema Corte, pues
ese supuesto se inserta en los criterios procesales ordinarios.

14. El primer párrafo del artículo 1o. constitucional reconoce un conjunto de


derechos humanos cuyas fuentes son la Constitución y los tratados
internacionales de los cuales el Estado Mexicano sea parte. De la
interpretación literal, sistemática y originalista del contenido de las reformas
constitucionales de seis y diez de junio de dos mil once, se desprende que
las normas de derechos humanos, independientemente de su fuente, no se
relacionan en términos jerárquicos. Entonces cuando en la Constitución
haya una restricción expresa al ejercicio de los derechos humanos, ¿se
deberá estar a lo que indica la norma constitucional o pasar por alto ésta y
acudir al derecho internacional?
R. Se deberá estar a lo que indica la norma constitucional, ya que el principio
que le brinda supremacía comporta el encumbramiento de la Constitución como
norma fundamental del orden jurídico mexicano, lo que a su vez implica que el
resto de las normas jurídicas deben ser acordes con la misma, tanto en un sentido
formal como material, circunstancia que no ha cambiado
15. ¿Cómo se explica por la ampliación del catálogo de derechos humanos
previsto dentro de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos?
R. Como parte del conjunto normativo que goza de supremacía constitucional. En
este sentido, los derechos humanos, en su conjunto, constituyen el parámetro de
control de regularidad constitucional, conforme al cual debe analizarse la validez
de las normas y actos que forman parte del orden jurídico mexicano.

15
Época: Décima Época Registro: 2006224 Instancia: Pleno Libro 5, Abril de 2014,
Tomo I Tesis: P./J. 20/2014 (10a.) Página: 202
DERECHOS HUMANOS CONTENIDOS EN LA CONSTITUCIÓN Y EN LOS
TRATADOS INTERNACIONALES. CONSTITUYEN EL PARÁMETRO DE
CONTROL DE REGULARIDAD CONSTITUCIONAL, PERO CUANDO EN LA
CONSTITUCIÓN HAYA UNA RESTRICCIÓN EXPRESA AL EJERCICIO DE
AQUÉLLOS, SE DEBE ESTAR A LO QUE ESTABLECE EL TEXTO
CONSTITUCIONAL. El primer párrafo del artículo 1o. constitucional reconoce un
conjunto de derechos humanos cuyas fuentes son la Constitución y los tratados
internacionales de los cuales el Estado Mexicano sea parte. De la interpretación
literal, sistemática y originalista del contenido de las reformas constitucionales de
seis y diez de junio de dos mil once, se desprende que las normas de derechos
humanos, independientemente de su fuente, no se relacionan en términos
jerárquicos, entendiendo que, derivado de la parte final del primer párrafo del
citado artículo 1o., cuando en la Constitución haya una restricción expresa al
ejercicio de los derechos humanos, se deberá estar a lo que indica la norma
constitucional, ya que el principio que le brinda supremacía comporta el
encumbramiento de la Constitución como norma fundamental del orden
jurídico mexicano, lo que a su vez implica que el resto de las normas jurídicas
deben ser acordes con la misma, tanto en un sentido formal como material,
circunstancia que no ha cambiado; lo que sí ha evolucionado a raíz de las
reformas constitucionales en comento es la configuración del conjunto de normas
jurídicas respecto de las cuales puede predicarse dicha supremacía en el orden
jurídico mexicano. Esta transformación se explica por la ampliación del catálogo
de derechos humanos previsto dentro de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, el cual evidentemente puede calificarse como parte del
conjunto normativo que goza de esta supremacía constitucional. En este sentido,
los derechos humanos, en su conjunto, constituyen el parámetro de control de
regularidad constitucional, conforme al cual debe analizarse la validez de las
normas y actos que forman parte del orden jurídico mexicano.
16. Los criterios jurisprudenciales de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, ¿resultan vinculantes para los Jueces nacionales si el Estado
Mexicano no fue parte en el litigio ante dicho tribunal?
R. Sí, al constituir una extensión de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, toda vez que en dichos criterios se determina el contenido de los
derechos humanos establecidos en ese tratado. La fuerza vinculante de la
jurisprudencia interamericana se desprende del propio mandato establecido en el
artículo 1o. constitucional, pues el principio pro persona obliga a los Jueces
nacionales a resolver cada caso atendiendo a la interpretación más favorable a la
persona.
17. De acuerdo con el artículo 1o. constitucional, los operadores jurídicos deben
atender a lo siguiente:

16
1. cuando el criterio se haya emitido en un caso en el que el Estado Mexicano no
haya sido parte, la aplicabilidad del precedente al caso específico debe
determinarse con base en la verificación de la existencia de las mismas razones
que motivaron el pronunciamiento; 2. en todos los casos en que sea posible, debe
armonizarse la jurisprudencia interamericana con la nacional; y 3. de ser imposible
la armonización, debe aplicarse el criterio que resulte más favorecedor para la
protección de los derechos humanos.
Época: Décima Época Registro: 2006225 Instancia: Pleno Libro 5, Abril de 2014,
Tomo I Tesis: P./J. 21/2014 (10a.) Página: 204
JURISPRUDENCIA EMITIDA POR LA CORTE INTERAMERICANA DE
DERECHOS HUMANOS. ES VINCULANTE PARA LOS JUECES MEXICANOS
SIEMPRE QUE SEA MÁS FAVORABLE A LA PERSONA. Los criterios
jurisprudenciales de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con
independencia de que el Estado Mexicano haya sido parte en el litigio ante dicho
tribunal, resultan vinculantes para los Jueces nacionales al constituir una
extensión de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, toda vez que
en dichos criterios se determina el contenido de los derechos humanos
establecidos en ese tratado. La fuerza vinculante de la jurisprudencia
interamericana se desprende del propio mandato establecido en el artículo 1o.
constitucional, pues el principio pro persona obliga a los Jueces nacionales a
resolver cada caso atendiendo a la interpretación más favorable a la persona. En
cumplimiento de este mandato constitucional, los operadores jurídicos deben
atender a lo siguiente: (i) cuando el criterio se haya emitido en un caso en el que el
Estado Mexicano no haya sido parte, la aplicabilidad del precedente al caso
específico debe determinarse con base en la verificación de la existencia de las
mismas razones que motivaron el pronunciamiento; (ii) en todos los casos en que
sea posible, debe armonizarse la jurisprudencia interamericana con la nacional; y
(iii) de ser imposible la armonización, debe aplicarse el criterio que resulte más
favorecedor para la protección de los derechos humanos.
18. La impugnación de violaciones procesales en el juicio de amparo
indirecto requiere que el quejoso haya sido parte en el juicio ordinario del
cual deriva el acto reclamado, pues sólo por ello es que cuenta con el
derecho público subjetivo para que deba desplegarse correctamente la
función jurisdiccional de la autoridad que conoce de su reclamo o donde
deduce su defensa. Cuando se reclaman violaciones procesales y el quejoso
no acredita haber sido parte en el juicio de origen ¿tiene o no interés jurídico
en el juicio de amparo aun cuando la autoridad responsable no haya rendido
su informe justificado?
R. No, pues la presunción de que es cierto el acto reclamado por haber sido omisa
la autoridad responsable al no rendir informe justificado se refiere únicamente a la
certeza de aquél, pero no a la de los actos o hechos diversos en que el quejoso
basa su acción de amparo, por lo que la falta de prueba que corrobore el dicho del
quejoso de ser parte en el procedimiento del cual deriva el acto reclamado, lleva a

17
determinar la falta de interés jurídico y, en consecuencia, la improcedencia del
juicio de amparo.
Época: Décima Época Registro: 2006144 Instancia: Pleno Libro 5, Abril de 2014,
Tomo I Tesis: P./J. 23/2014 (10a.) Página: 206
INTERÉS JURÍDICO EN EL AMPARO. CUANDO SE RECLAMAN VIOLACIONES
PROCESALES Y EL QUEJOSO NO ACREDITA HABER SIDO PARTE EN EL
JUICIO DE ORIGEN, SE DEBE DETERMINAR LA FALTA DE AQUÉL Y, POR
ENDE, LA IMPROCEDENCIA DEL JUICIO DE AMPARO, AUNQUE LA
AUTORIDAD RESPONSABLE NO HAYA RENDIDO SU INFORME JUSTIFICADO.
La impugnación de violaciones procesales en el juicio de amparo indirecto
requiere que el quejoso haya sido parte en el juicio ordinario del cual deriva el acto
reclamado, pues sólo por ello es que cuenta con el derecho público subjetivo para
que deba desplegarse correctamente la función jurisdiccional de la autoridad que
conoce de su reclamo o donde deduce su defensa, y es uno de los presupuestos a
verificar para establecer la procedencia del juicio, ya que el interés jurídico es un
presupuesto para su procedencia, con fundamento en el artículo 73, fracción V, de
la Ley de Amparo, vigente hasta el 2 de abril de 2013, debiendo ser este estudio,
previo al análisis de fondo de la cuestión planteada. Por tanto, como la presunción
de que es cierto el acto reclamado por haber sido omisa la autoridad responsable
al no rendir informe justificado se refiere únicamente a la certeza de aquél, pero no
a la de los actos o hechos diversos en que el quejoso basa su acción de amparo,
se concluye que la falta de prueba que corrobore el dicho del quejoso de ser parte
en el procedimiento del cual deriva el acto reclamado, lleva a determinar la falta de
interés jurídico y, en consecuencia, la improcedencia del juicio de amparo.

19. La causal de improcedencia por litispendencia prevista en el precepto citado,


encuentra explicación lógica en la ociosidad que supone tramitar un segundo juicio
de amparo cuando el quejoso ya tuvo la oportunidad de ser escuchado en defensa
de sus intereses en uno previo y, por añadidura, en evitar la posibilidad de que se
emitan sentencias contradictorias. Consecuentemente, si una de las finalidades de
la causal de improcedencia referida es impedir que los Jueces de Distrito se
pronuncien en dos ocasiones sobre el mismo problema jurídico, para que se
actualice dicha causal ¿es necesario que se hayan admitido las demandas
respectivas?.
R. Sí es necesario,

Época: Décima Época Registro: 2006145 Instancia: Pleno Libro 5, Abril de 2014,
Tomo I Tesis: P./J. 24/2014 (10a.) Página: 265
LITISPENDENCIA. PARA QUE SE ACTUALICE ESTA CAUSAL DE
IMPROCEDENCIA, PREVISTA EN EL ARTÍCULO 73, FRACCIÓN III, DE LA LEY
DE AMPARO, VIGENTE HASTA EL 2 DE ABRIL DE 2013, ES NECESARIO QUE

18
SE HAYAN ADMITIDO LAS DEMANDAS RESPECTIVAS. La causal de
improcedencia por litispendencia prevista en el precepto citado, encuentra
explicación lógica en la ociosidad que supone tramitar un segundo juicio de
amparo cuando el quejoso ya tuvo la oportunidad de ser escuchado en defensa de
sus intereses en uno previo y, por añadidura, en evitar la posibilidad de que se
emitan sentencias contradictorias. Consecuentemente, si una de las finalidades de
la causal de improcedencia referida es impedir que los Jueces de Distrito se
pronuncien en dos ocasiones sobre el mismo problema jurídico, para que se
actualice dicha causal es necesario que se hayan admitido las demandas
respectivas; de ahí que esos juzgadores deben asegurarse de que, de
actualizarse aquélla, el quejoso conserve la oportunidad de defenderse del acto de
autoridad a través de alguna de las dos demandas de contenido coincidente, de
manera que no se le deje en estado de indefensión por la aplicación recíproca del
mismo motivo de improcedencia en uno y otro juicios. Para este fin, la Ley de
Amparo vigente hasta el 2 de abril de 2013 disponía, en su artículo 51, un
procedimiento conforme al cual un solo Juez de Distrito debe conocer de los
asuntos en cuestión, analizar y valorar con precisión en cuál de los dos
expedientes idénticos deba sobreseerse por litispendencia, y a cuál le
corresponde superar esta causal para pronunciarse sobre el fondo del asunto e
incluso, llegado el caso, también sobreseerlo, pero por motivo legal distinto, así
como decidir sobre la imposición de las sanciones que procedan a los
responsables de la promoción injustificada de dos juicios, en los casos que así lo
ameriten.
20. La declaración de invalidez del artículo 10 del Código Penal para el Estado de
Colima, reformado mediante Decreto No. 598, publicado en el Periódico Oficial
local el 8 de septiembre de 2012, en las porciones normativas que indican "trata
de personas, previsto en el artículo 161;", "secuestro y secuestro exprés previstos
por los artículos 199 y 199 bis, respectivamente;", así como "...y secuestro" -en la
parte referida a la tentativa-, por invadir la esfera de atribuciones del Congreso de
la Unión, al ser incompetente el legislador local para legislar en materia de trata de
personas y secuestro, ya que estas materias se reservaron exclusivamente para el
indicado órgano federal mediante las reformas a la fracción XXI del artículo 73 de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicadas en el Diario
Oficial de la Federación el 4 de mayo de 2009, en cuanto al secuestro, y el 14 de
julio de 2011, en lo relativo a la trata de personas. Ahora bien, ¿ debe hacerse
extensiva al citado artículo 10, reformado mediante Decreto No. 619, publicado en
el indicado medio de difusión oficial el 22 de septiembre de 2012, en las porciones
normativas que señalan "trata de personas, previsto en el artículo 161;",
"secuestro, previsto por el artículo 199, respectivamente;", así como "... y
secuestro" -en la parte relativa a la tentativa?.
R. Sí por las misas razones

Tesis: P./J. 26/2014 (10a.)

19
DELITOS GRAVES EN EL ESTADO DE COLIMA. AL HABERSE DECLARADO
LA INVALIDEZ DEL ARTÍCULO 10 DEL CÓDIGO PENAL PARA ESA ENTIDAD
QUE LOS PREVÉ, REFORMADO MEDIANTE DECRETO No. 598, PUBLICADO
EN EL PERIÓDICO OFICIAL LOCAL EL 8 DE SEPTIEMBRE DE 2012, DICHA
DECLARATORIA DEBE HACERSE EXTENSIVA AL MISMO NUMERAL,
REFORMADO POR DECRETO No. 619 PUBLICADO EN EL INDICADO MEDIO
DE DIFUSIÓN OFICIAL EL 22 DE SEPTIEMBRE DE 2012.
La declaración de invalidez del artículo 10 del Código Penal para el Estado de
Colima, reformado mediante Decreto No. 598, publicado en el Periódico Oficial
local el 8 de septiembre de 2012, en las porciones normativas que indican "trata
de personas, previsto en el artículo 161;", "secuestro y secuestro exprés previstos
por los artículos 199 y 199 bis, respectivamente;", así como "...y secuestro" -en la
parte referida a la tentativa-, por invadir la esfera de atribuciones del Congreso de
la Unión, al ser incompetente el legislador local para legislar en materia de trata de
personas y secuestro, ya que estas materias se reservaron exclusivamente para el
indicado órgano federal, mediante las reformas a la fracción XXI del artículo 73 de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicadas en el Diario
Oficial de la Federación el 4 de mayo de 2009, en cuanto al secuestro, y el 14 de
julio de 2011, en lo relativo a la trata de personas, por las mismas razones debe
hacerse extensiva al citado artículo 10, reformado mediante Decreto No. 619,
publicado en el indicado medio de difusión oficial el 22 de septiembre de 2012, en
las porciones normativas que señalan "trata de personas, previsto en el artículo
161;", "secuestro, previsto por el artículo 199, respectivamente;", así como "... y
secuestro" -en la parte relativa a la tentativa-.

21. El artículo 10 del Código Penal para el estado de Colima, que prevé delitos
graves en materia de trata de personas y de secuestro EN SU TEXTO DERIVADO
DEL DECRETO No. 598, ¿INVADE LA ESFERA DE ATRIBUCIONES DEL
CONGRESO DE LA UNIÓN (LEGISLACIÓN VIGENTE HASTA EL 22 DE
SEPTIEMBRE DE 2012).?

R. Sí invade las atribuciones del Congreso de la Unión, pues el legislador local es


incompetente para legislar en materia de trata de personas y secuestro, al haber
quedado estas materias reservadas exclusivamente para el indicado órgano
federal, mediante las reformas a la fracción XXI del artículo 73 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicadas en el Diario Oficial de la
Federación el 4 de mayo de 2009, por lo que se refiere al secuestro, y el 14 de
julio de 2011, en lo relativo a la trata de personas.

Tesis: P./J. 25/2014 (10a.)

20
DELITOS GRAVES EN EL ESTADO DE COLIMA. EL ARTÍCULO 10 DEL
CÓDIGO PENAL PARA ESA ENTIDAD QUE LOS PREVÉ EN MATERIA DE
TRATA DE PERSONAS Y DE SECUESTRO, EN SU TEXTO DERIVADO DEL
DECRETO No. 598, INVADE LA ESFERA DE ATRIBUCIONES DEL CONGRESO
DE LA UNIÓN (LEGISLACIÓN VIGENTE HASTA EL 22 DE SEPTIEMBRE DE
2012). El citado precepto en su texto derivado del Decreto No. 598, publicado en
el Periódico Oficial de la entidad el 8 de septiembre de 2012, en las porciones
normativas que indican "trata de personas, previsto en el artículo 161;", "secuestro
y secuestro exprés previstos por los artículos 199 y 199 bis, respectivamente;", así
como "... y secuestro" -en la parte referida a la tentativa-, invade la esfera de
atribuciones del Congreso de la Unión, pues el legislador local es incompetente
para legislar en materia de trata de personas y secuestro, al haber quedado estas
materias reservadas exclusivamente para el indicado órgano federal, mediante las
reformas a la fracción XXI del artículo 73 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, publicadas en el Diario Oficial de la Federación el 4 de mayo
de 2009, por lo que se refiere al secuestro, y el 14 de julio de 2011, en lo relativo a
la trata de personas.

22. El artículo 132, fracción V, del Código de Procedimientos Penales para el


Estado de Querétaro, modificado mediante Ley que reforma diversas
disposiciones de éste, publicada en el Periódico Oficial de la entidad el 25 de
febrero de 2011, al prever que la libertad provisional bajo caución se revocará
cuando con posterioridad, el delito por el que se sigue el proceso, sea considerado
grave, ¿transgrede el principio de irretroactividad de la ley y, por ende, el derecho
a la seguridad jurídica reconocidos en los artículos 14 y 16 de la Constitución
Federal?.
R. Sí, pues establece, con posterioridad a la actualización tanto del supuesto
como de la consecuencia de la norma, una circunstancia que los modifica. Lo
anterior es así, ya que toda persona tiene derecho a contar con la seguridad de
que las normas futuras no modificarán situaciones jurídicas surgidas bajo el
amparo de una norma vigente en un momento determinado, lo cual incluye los
beneficios o consecuencias favorables que hayan surgido durante su vigencia,
siendo esto aún más evidente en el caso penal, pues los beneficios mencionados
tienen impacto directo en el derecho fundamental a la libertad personal. Además,
si bien es cierto que el principio de irretroactividad de la ley no opera en materia
procesal, también lo es que aun cuando el artículo 132, fracción V, del Código de
Procedimientos Penales para el Estado de Querétaro, es una disposición de
carácter procesal, es indudable que el derecho a la libertad personal que entraña
es sustantivo y está protegido constitucionalmente, dado que la libertad, en
cualquiera de sus manifestaciones, es inherente a la naturaleza del hombre y es
tutelada a través de los derechos que otorga el derecho penal.

Tesis: P./J. 28/2014 (10a.)

21
LIBERTAD PROVISIONAL BAJO CAUCIÓN. EL ARTÍCULO 132, FRACCIÓN V,
DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES PARA EL ESTADO DE
QUERÉTARO, MODIFICADO MEDIANTE LEY QUE REFORMA DIVERSAS
DISPOSICIONES DE ÉSTE, PUBLICADA EN EL PERIÓDICO OFICIAL LOCAL
EL 25 DE FEBRERO DE 2011, TRANSGREDE EL PRINCIPIO DE
IRRETROACTIVIDAD DE LA LEY Y EL DERECHO A LA SEGURIDAD JURÍDICA
RECONOCIDOS, RESPECTIVAMENTE, EN LOS ARTÍCULOS 14 Y 16 DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.
Conforme a la tesis jurisprudencial P./J. 123/2001, publicada en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XIV, octubre de 2001,
página 16, de rubro: "RETROACTIVIDAD DE LAS LEYES. SU DETERMINACIÓN
CONFORME A LA TEORÍA DE LOS COMPONENTES DE LA NORMA.", si
durante la vigencia de una norma jurídica se actualizan, de modo inmediato, el
supuesto y la consecuencia establecidos en ella, ninguna disposición legal
posterior podrá variar, suprimir o modificar aquel supuesto o consecuencia sin
violar el principio de irretroactividad de la ley, atento a que fue antes de la vigencia
de la nueva norma cuando se actualizaron los componentes de la norma sustituida.
En esa tesitura, el artículo 132, fracción V, del Código de Procedimientos Penales
para el Estado de Querétaro, modificado mediante Ley que reforma diversas
disposiciones de éste, publicada en el Periódico Oficial de la entidad el 25 de
febrero de 2011, al prever que la libertad provisional bajo caución se revocará
cuando con posterioridad, el delito por el que se sigue el proceso, sea considerado
grave, transgrede el principio de irretroactividad de la ley y, por ende, el derecho a
la seguridad jurídica reconocidos en los artículos 14 y 16 de la Constitución
Federal, pues establece, con posterioridad a la actualización tanto del supuesto
como de la consecuencia de la norma, una circunstancia que los modifica. Lo
anterior es así, ya que toda persona tiene derecho a contar con la seguridad de
que las normas futuras no modificarán situaciones jurídicas surgidas bajo el
amparo de una norma vigente en un momento determinado, lo cual incluye los
beneficios o consecuencias favorables que hayan surgido durante su vigencia,
siendo esto aún más evidente en el caso penal, pues los beneficios mencionados
tienen impacto directo en el derecho fundamental a la libertad personal. Además,
si bien es cierto que el principio de irretroactividad de la ley no opera en materia
procesal, también lo es que aun cuando el artículo 132, fracción V, del Código de
Procedimientos Penales para el Estado de Querétaro, es una disposición de
carácter procesal, es indudable que el derecho a la libertad personal que entraña
es sustantivo y está protegido constitucionalmente, dado que la libertad, en
cualquiera de sus manifestaciones, es inherente a la naturaleza del hombre y es
tutelada a través de los derechos que otorga el derecho penal.

23. EL ARTÍCULO 199 BIS DEL CÓDIGO PENAL PARA ESA ENTIDAD,
ADICIONADO MEDIANTE DECRETO No. 598, PUBLICADO EN EL PERIÓDICO
OFICIAL LOCAL EL 8 DE SEPTIEMBRE DE 2012, VIGENTE HASTA EL 11 DE

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NOVIEMBRE DE 2013, ¿INVADE LA ESFERA DE ATRIBUCIONES DEL
CONGRESO DE LA UNIÓN.?
R. Sí, pues el legislador local es incompetente para legislar en materia de
secuestro, al haber quedado esta materia reservada exclusivamente para el
indicado órgano federal, mediante la reforma a la fracción XXI del artículo 73 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicada en el Diario
Oficial de la Federación el 4 de mayo de 2009.

Tesis: P./J. 27/2014 (10a.)


SECUESTRO EXPRÉS EN EL ESTADO DE COLIMA. EL ARTÍCULO 199 BIS
DEL CÓDIGO PENAL PARA ESA ENTIDAD, ADICIONADO MEDIANTE
DECRETO No. 598, PUBLICADO EN EL PERIÓDICO OFICIAL LOCAL EL 8 DE
SEPTIEMBRE DE 2012, VIGENTE HASTA EL 11 DE NOVIEMBRE DE 2013,
INVADE LA ESFERA DE ATRIBUCIONES DEL CONGRESO DE LA UNIÓN.
El citado precepto, al prever el tipo penal relativo al secuestro exprés y las
sanciones por su comisión, invade la esfera de atribuciones del Congreso de la
Unión, pues el legislador local es incompetente para legislar en materia de
secuestro, al haber quedado esta materia reservada exclusivamente para el
indicado órgano federal, mediante la reforma a la fracción XXI del artículo 73 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicada en el Diario
Oficial de la Federación el 4 de mayo de 2009.

24. Cuando en una acción de inconstitucionalidad se impugne una norma penal


que posteriormente se modifica, reforma, abroga o deroga, la Suprema Corte de
Justicia de la Nación ¿PUEDE EXTENDER LOS EFECTOS DE LA
DECLARATORIA DE INVALIDEZ A LA NUEVA NORMA?.
R. SI, siempre que contenga los mismos vicios de inconstitucionalidad que la
impugnada.
Tesis: P./J. 12/2014 (10a.)
ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD. CUANDO SE IMPUGNA UNA NORMA
DE NATURALEZA PENAL QUE POSTERIORMENTE SE REFORMA, MODIFICA,
DEROGA O ABROGA, LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN
PUEDE EXTENDER LOS EFECTOS DE LA DECLARATORIA DE INVALIDEZ A
LA NUEVA NORMA, SIEMPRE QUE CONTENGA LOS MISMOS VICIOS DE
INCONSTITUCIONALIDAD QUE LA IMPUGNADA. No se actualiza la causa de
improcedencia prevista en el artículo 19, fracción V, en relación con el 65, ambos
de la Ley Reglamentaria de las Fracciones I y II del Artículo 105 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, cuando en una acción de
inconstitucionalidad se impugna una norma de naturaleza penal que

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posteriormente se reforma, modifica, deroga o abroga ya que, tratándose de la
impugnación de normas legales de esa naturaleza, éstas siguen surtiendo efectos
respecto de aquellos casos en los que el delito se haya cometido bajo su vigencia
y se hayan aplicado. Por ello, cuando en una acción de inconstitucionalidad se
impugne una norma penal que posteriormente se modifica, reforma, abroga o
deroga, la Suprema Corte de Justicia deberá analizarla en sus términos y bajo los
conceptos de invalidez hechos valer, ya que una potencial declaratoria de
inconstitucionalidad puede llegar a tener impacto en los procesos en los que dicha
norma haya sido aplicada durante su vigencia. Consecuentemente, conforme al
artículo 41, fracción IV, de la aludida ley, ante una declaratoria de invalidez de la
norma penal impugnada, este Alto Tribunal puede extender los efectos de dicha
declaratoria a la nueva norma penal que haya modificado, reformado, derogado o
abrogado a la impugnada, siempre que se advierta que la nueva norma tiene el
mismo vicio de inconstitucionalidad que la impugnada.

25. Es procedente el desistimiento del recurso de queja derivado del incidente de


suspensión en controversia constitucional.
R. el desistimiento resulta improcedente tratándose del recurso de queja por
violación, exceso o defecto en la ejecución del auto por el que se concedió la
suspensión, contenido en la fracción I del artículo 55 del referido ordenamiento, ya
que como lo sustentó el Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación en la tesis P./J. 29/2008 (*), su finalidad no se agota con lograr el
cumplimiento de las determinaciones adoptadas por el Ministro instructor en el
incidente de suspensión de la controversia constitucional, sino que también busca
sancionar a quien las desacató. De manera que si se considerara la posibilidad de
que el promovente del recurso se pudiera desistir, además de dejar incólume la
actuación de la autoridad que incurrió en desacato, se dejaría al arbitrio del
recurrente el cumplimiento de las determinaciones adoptadas por el Ministro
instructor, con lo cual se haría nugatoria la finalidad para la que fue instituido dicho
recurso.

Tesis: P./J. 3/2014 (10a.)


RECURSO DE QUEJA DERIVADO DEL INCIDENTE DE SUSPENSIÓN EN
CONTROVERSIA CONSTITUCIONAL. ES IMPROCEDENTE SU
DESISTIMIENTO. La Ley Reglamentaria de las Fracciones I y II del Artículo 105
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no prevé
expresamente la figura del desistimiento de los recursos que en ella se
contemplan; sin embargo, la fracción I de su artículo 20 establece el de la propia
controversia constitucional. Por consiguiente, si los recursos son accesorios de la
acción principal y las partes pueden desistirse de ésta, por mayoría de razón
pueden hacerlo respecto de aquéllos. No obstante, el desistimiento resulta
improcedente tratándose del recurso de queja por violación, exceso o defecto en

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la ejecución del auto por el que se concedió la suspensión, contenido en la
fracción I del artículo 55 del referido ordenamiento, ya que como lo sustentó el
Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la tesis P./J.
29/2008 (*), su finalidad no se agota con lograr el cumplimiento de las
determinaciones adoptadas por el Ministro instructor en el incidente de suspensión
de la controversia constitucional, sino que también busca sancionar a quien las
desacató. De manera que si se considerara la posibilidad de que el promovente
del recurso se pudiera desistir, además de dejar incólume la actuación de la
autoridad que incurrió en desacato, se dejaría al arbitrio del recurrente el
cumplimiento de las determinaciones adoptadas por el Ministro instructor, con lo
cual se haría nugatoria la finalidad para la que fue instituido dicho recurso.

26. LOS ARTÍCULOS 13, FRACCIÓN XI, PÁRRAFOS ANTEPENÚLTIMO Y


ÚLTIMO, 317, PÁRRAFO SEGUNDO, 318, PÁRRAFO SEGUNDO Y 319, EN LA
PARTE QUE ESTABLECE "SALVO QUE UNO DE LOS HECHOS SEA
TIPIFICADO COMO DE SECUESTRO, EN CUALQUIERA DE SUS VARIABLES O
MODALIDADES, PUESTO QUE EN ESTE CASO NO OPERA LA
PRESCRIPCIÓN", DE LA LEGISLACIÓN PENAL PARA EL ESTADO DE
AGUASCALIENTES, ¿TRANSGREDEN EL ARTÍCULO 73, FRACCIÓN XXI,
PÁRRAFO PRIMERO, DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS
UNIDOS MEXICANOS (LEGISLACIÓN VIGENTE HASTA EL 22 DE MAYO DE
2013)?
R. Sí, transgreden el artículo 73, fracción XXI, párrafo primero, en relación con el
diverso 124, ambos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
porque el hecho de que el Congreso del Estado de Aguascalientes prevea como
calificativas del homicidio y de las lesiones, hechos de secuestro para agravar las
penas por su comisión, implica legislar en relación con este último, en virtud de
que se crean sendos tipos subordinados al secuestro, lo cual es contrario a la
facultad constitucional expresa del Congreso de la Unión, el cual en exclusiva es
el que puede establecer los tipos penales y sus sanciones en relación con dicha
conducta.
Tesis: P./J. 4/2014 (10a.)
SECUESTRO. LOS ARTÍCULOS 13, FRACCIÓN XI, PÁRRAFOS
ANTEPENÚLTIMO Y ÚLTIMO, 317, PÁRRAFO SEGUNDO, 318, PÁRRAFO
SEGUNDO Y 319, EN LA PARTE QUE ESTABLECE "SALVO QUE UNO DE LOS
HECHOS SEA TIPIFICADO COMO DE SECUESTRO, EN CUALQUIERA DE SUS
VARIABLES O MODALIDADES, PUESTO QUE EN ESTE CASO NO OPERA LA
PRESCRIPCIÓN", DE LA LEGISLACIÓN PENAL PARA EL ESTADO DE
AGUASCALIENTES, TRANSGREDEN EL ARTÍCULO 73, FRACCIÓN XXI,
PÁRRAFO PRIMERO, DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS
UNIDOS MEXICANOS (LEGISLACIÓN VIGENTE HASTA EL 22 DE MAYO DE
2013). Los citados preceptos legales, reformado y adicionados, respectivamente,
mediante Decreto Número 114, publicado en el Periódico Oficial de la entidad el 8

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de agosto de 2011, al establecer los tipos penales, las penalidades y las bases
generales para el tratamiento del delito de secuestro, transgreden el artículo 73,
fracción XXI, párrafo primero, en relación con el diverso 124, ambos de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, porque el hecho de que el
Congreso del Estado de Aguascalientes prevea como calificativas del homicidio y
de las lesiones, hechos de secuestro para agravar las penas por su comisión,
implica legislar en relación con este último, en virtud de que se crean sendos tipos
subordinados al secuestro, lo cual es contrario a la facultad constitucional expresa
del Congreso de la Unión, el cual en exclusiva es el que puede establecer los tipos
penales y sus sanciones en relación con dicha conducta.

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