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HISTORIA

DEL LIBRO
Y LA
LECTURA

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ÍNDICE

Primera parte

ANTES DE GUTEMBERG. EL LIBRO MANUSCRITO

I.1 Orígenes de la escritura:…………..………….…………………..……….…….….…8

I.I.1 De los pictogramas al alfabeto griego…….….…………………………..…….….15

I.2 La Antigüedad Clásica:…………………………………………………….……..…..19

I.2.1 Libros, bibliotecas y archivos de la antigüedad……….……………….….….….20

I.3 Edad Media………..………………………….………………………………..…..…..22

I.3.1 El cristianismo y las bibliotecas…..…………..…………………………..…..…....23

I.3.2 La cultura islámica y el libro………………………………………………...…..…..31

I.3.3 Las Universidades……………………………….……………..……………..……..32

I.3.4 Bibliotecas Universitarias y Catedralicias……………….…….….………….……35

I.4 La América Precolombina:………………..………………….…….…..…….…….…38

I.4.1 Códices y sistemas de escritura…………...………………….…..………..….…..41

I.5 Lectura oral y lectura silenciosa……..…………………………….….………….…..43

Segunda parte

DESDE GUTEMBERG HASTA LA INTRODUCCIÓN

DE NUEVAS TÉCNICAS

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II.I La invención de la imprenta y sus antecedentes históricos:……………...…...….46

II.I.I Incunables…………………………...………………………………………………...54

II.I.2 Bibliófilos y bibliotecas………………………...…………………………………….56

II.2 Diseminación de la imprenta en Europa y América…………….……………......59

II.3 Lectores y Editores en los siglos XVIII y XIX…………………..…………….…....60

II.3.I Los salones literarios…………………………….….……………………….…..…63

II.3.2 Las bibliotecas públicas…………………………..…..……,.….………….…..….65

Tercera Parte

SIGLO XX. EL LIBRO MASIVO

III.1 Los nuevos sistemas de impresión………………………….………………….....70

III.1.1 La nueva tecnología electrónica y las bibliotecas. …………………….….......73

III.2 El futuro: ¿el libro electrónico?..........................................................................78

BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………………... 85

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PRESENTACIÓN

La asignatura de historia del libro y la lectura con clave 4125 se ubica en


la licenciatura de Ciencias de la Comunicación y publicidad, tiene como finalidad la
comprensión de la relación entre el lector y el libro se aborda la historia del libro, la
invención de la imprenta, así como las universidades y el futuro del libro electrónico.

OBJETIVOS GENERALES DE LA ASIGNATURA

Introducir al participante en el conocimiento de un pensamiento fundacional,


para logar la consolidación de las nociones concernientes al desarrollo de la
cultura universal y la comprensión de la importancia histórica y actual del libro
y las bibliotecas, no solo como instrumentos de comunicación social y
aprendizaje sino también como elementos indispensables de transmisión
cultural.

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ANTES DE
GUTEMBERG
EL LIBRO
MANUSCRITO

Objetivos específicos:

 Determinar el origen de la escritura

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 Dar a conocer el origen del libro, las bibliotecas
 Dar a conocer las universidades y las bibliotecas universitarias

I.1 ORÍGENES DE LA ESCRITURA

Escritura: método de intercomunicación humana que se realiza por medio de signos


visuales que constituyen un sistema.
Un sistema de escritura puede ser completo o incompleto; es completo el que puede
expresar sin ambigüedad todo lo que puede manifestar y decir una lengua
determinada.

La liberación de las manos de las tareas de locomoción no solo hizo posible la


fabricación de herramientas y utensilios y la expansión del cerebro, sino que permitió
observar de manera distinta, la disposición de los objetos que aparecen en el campo
visual. La mano se convierte en un objeto más en dicho campo, pero con la
diferencia de que se tiene sobre ella un control estricto, hasta que es capaz de llegar
a producir una mímica sobre un objeto inexistente: así se crea la comunicación
gestual simbólica.

Cuando los sistemas de escritura fueron inventados en las antiguas civilizaciones el


hombre utilizo todo los soportes de escritura de los que se hizo servir: tablillas con
cera, plomo, pieles, huesos, madera, papiros o tablas de masilla.

La escritura fue el resultado de un proceso lento de evolución de diferentes pasos:


reproducción directa de objetos: Pictografía; representación de símbolos: Ideografía;
para acabar con la reproducción de silabas: Escritura fonética.

Es probable que la primera escritura pareciera en Asia en la antigua Mesopotámica,


mediante signos cuneiformes: escritura cuneiforme (se utilizaba una herramienta de

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caña con sección triangular que hendida en arcilla dejaba una marca en forma de
cuña). La usaron los sumerios, acadios, asirios, hititas, persas, babilonias etc.
La invención de la escritura fue un paso en la conquista de la civilización. Pero,
curiosamente, la comunicación escrita no surgió en una cultura concreta, sino en
varias al mismo tiempo: alrededor de los años 4000 y 3000 a.C. En cualquier caso,
el honor de ser los pioneros parece corresponder a los sumarios, que habitaban en
Mesopotámica.
Los primeros sistemas de escritura surgieron con el nacimiento de las ciudades, en
el tercer milenio a.C. En esa época, las relaciones personales comenzaron hacerse
más complejas y fue necesario crear un método para asentar acuerdos comerciales,
comunicar leyes o registrar el pago de un impuesto.

Se cree que los primeros inventores fueron los sumarios, que habitaban en
Mesopotámica. Allí se creo el primer código de escritura en el año 3100 a. C; poco
después apareció otro código en Egipto. Aunque hubo relación entre ambas culturas,
los símbolos que utilizaban eran muy diferentes.

Alrededor del 2500 a.C., los elamitas – que vivían en lo que hoy es Irán – y los
habitantes del rió Indo – actual Pakistán – también inventaron sus propios sistemas
de comunicación. Después ocurrió lo mismo en la isla de Creta, en Asia Menor y en
el valle del rió Amarillo, actual China. La única gran civilización que no escribía era la
Inca.

La primera forma de escritura consistía en simples dibujos de objetos. Pero después


se hizo necesario comunicar ideas que no se podían dibujar fácilmente, y entonces
se empezó combinar figuras para escribir palabras. Un paso importante se dio
cuando el dibujo o el signo dejo de representar el objeto dibujado para representar
un sonido.

Pero al paso definitivo se dio con la invención del alfabeto; es decir, con la utilización
de un signo para cada sonido. Tanto la escritura jeroglífica egipcia como la
cuneiforme de los sumerios tenían ciertos de caracteres. Ambos sistemas, los mas
utilizados en el mundo antiguo, fueron poco a poco reemplazados por el alfabeto,
que utiliza pocos símbolos y es el mas fácil de aprender.

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Fueron los emitas – habitantes de la península del Sinai – los que crearon el primer
alfabeto, asignado a los símbolos de los jeroglíficos egipcios nombres de objetos
cotidianos en su propio lenguaje. A través de los fenicios – mercaderes viajeros - ,
esos nombres pasaron al griego, y finalmente se convirtieron en las letras de nuestro
abecedario. Otros pueblos visitados por los fenicios adaptaron el alfabeto a su
manera y así surgieron, además del griego, el arameico – que derivo en los
alfabetos hindú, árabe y hebreo – y el cirílico – que dio origen a los alfabetos de la
lengua eslavas -. Sin embargo, algunos pueblos nunca incorporaron el alfabeto: los
chinos siguen utilizando los signos derivados de dibujos que crearon hace más de
3.500 años. Su escritura tenía más de 50.000 caracteres. La nuestra, 29 letras.

Se cree que los primeros libros del Lejano Oriente estaban escritos sobre tablillas de
bambú o madera, que luego se unían entre sí. Otro tipo de libros eran los
constituidos por largas tiras de una mezcla de cáñamo y corteza inventada por los
chinos en el siglo II d. C. Los chinos fueron los primeros en experimentar la
fabricación de papel (extraído de la morera y del bambú) y de tintas, pues desde
muy antiguo usaban líquidos coloreados, y el negro de humo, y desde el 3000 antes
de Cristo lograban hacer esas tintas indelebles y vivas, que hasta hoy se usan: la
tinta china.

Al principio, estas tiras se incidían con plumas o pinceles de junco y se envolvían


alrededor de cilindros de madera para formar un rollo. Más adelante, se comenzaron
a plegar en forma de acordeón, a pegarse en uno de los lados y a colocarles
portadas hechas de papel fino o tela. Los sabios y funcionarios que sabían escribir
se esforzaron especialmente en caracterizar sus escritos de estilos distintivos de
caligrafía, que era considerada como una de las bellas artes, lo cual no es de
extrañar, pues tanto el chino como el japonés y el coreano, utilizan para su escritura
los ideogramas.

En el siglo VI a. C., en China ya se imprimían textos utilizando pequeños bloques de


madera con caracteres incisos, aunque el más antiguo de los libros impreso de este

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modo de que se tenga noticia, el Sutra del diamante, data del año 868. El Tripitaka,
otro texto budista, que alcanzaba las 130.000 páginas, fue impreso en el 972. Por
supuesto, imprimir libros a partir de bloques reutilizables resultaba más rápido y
cómodo que tener que escribir las distintas copias del libro a mano, pero se
necesitaba mucho tiempo para grabar cada bloque, y se podía utilizar para una sola
obra. En el siglo XI, los chinos inventaron también la impresión a partir de bloques
móviles, que podían ensamblarse y desensamblarse entre sí para componer
distintas obras. Sin embargo, hicieron muy poco uso de este invento, debido a que el
enorme número de caracteres (kanji o ideogramas) del chino -unos 7,000- hacía
prácticamente inabordable la utilización de este sistema.
En Europa, se comenzaron a imprimir trabajos a partir de bloques de madera en la
edad media, idea que debió llegar como consecuencia de los contactos que por
entonces ya se tenían con Oriente. Los libros impresos con bloques de madera
solían ser obras religiosas, con grandes ilustraciones y escaso texto.

En el siglo XV se dieron dos innovaciones tecnológicas que revolucionaron la


producción de libros en Europa. Una fue el papel, cuya confección aprendieron los
europeos de los pueblos musulmanes (que, a su vez, lo habían aprendido de China).
La otra fue los tipos de imprenta móviles de metal, que habían inventado ellos
mismos. Aunque varios países, como Francia, Italia y Holanda, se atribuyen este
descubrimiento, por lo general se coincide en que fue el alemán Johann Gutemberg
(nacido en los últimos años del siglo XIV en la ciudad de Mainz, cerca del Rin, en
Alemania) quien inventó la imprenta basada en los tipos móviles de metal, y publicó
en 1456 el primer libro importante realizado con este sistema, la Biblia de
Gutemberg. Aunque es de señalar que con ese sistema, que agilizó la impresión,
Gutemberg podía imprimir 40 páginas de su Biblia de 42 líneas, y tardó tres años en
terminarla. El ingenioso inventor lograba copias en una aleación de plomo, antimonio
y estaño que podían volverse a fundir cuantas veces fuera necesario.

Estos avances tecnológicos simplificaron la producción de libros, convirtiéndolos en


objetos relativamente fáciles de confeccionar y, por tanto, accesibles a una parte
considerable de la población. Al mismo tiempo, la alfabetización creció
enormemente, quizás como resultado de los esfuerzos renacentistas por extender el
conocimiento. Se comenzaron a incentivar las investigaciones para la fabricación de
tintas de imprenta, y se hacían combinaciones de aceites con negro de humo. La

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imprenta llegó muy pronto a España, y se supone que el primer libro español se
imprimió en 1471, aunque este hecho no está documentado.

Se sabe que en 1472 Johann Parix imprimió el Sinodal de Águila fuerte, que se
considera hoy en día, (a falta de datos sobre otros) el primer libro impreso español.
El primer libro fechado impreso en España fue Comprehensorium de Johannes
Grammaticus, que salió de la imprenta valenciana de Lambert Palmart el 23 de
febrero de 1475.

En los siguientes años, y auspiciados por la política cultural de los Reyes Católicos,
aparecerían otros muchos libros, como la primera gramática española, la Gramática
Castellana del humanista Elio Antonio de Nebrija, impresa en Salamanca en 1492, y
que resultaría fundamental para la fijación de nuestro idioma. Esta Gramática fue
publicada en el Siglo XX por la Edición de la Junta del Centenario MCMIXLVI,
Madrid, 1946, en 2 volúmenes, en la que el segundo es una reproducción del
incunable, sobre la edición "princeps" de 1942, y un apéndice con reproducciones de
gramáticas románicas.

La prensa fue el primer instrumento usado por la imprenta, con la que se imprimía
por presión.

La imprenta llegó a América algo más tarde, en 1540, año en que comenzó a
funcionar la primera en México. La edición de libros se inició en seguida y se
multiplicó vertiginosamente. Los impresores renacentistas italianos del siglo XVI
establecieron algunas tradiciones que han sobrevivido hasta nuestros días. Entre
ellas se encuentran, por ejemplo, la del uso de caracteres de tipo romano e itálico,
de composiciones definidas o de portadas de cartón fino, a menudo forradas en piel.
Utilizaban también las planchas de madera y de metal para incidir en ellas las
ilustraciones y establecieron los distintos tamaños de los libros -folio, cuarto, octavo,
duodécimo, 16º, 24º y 32º.

Estas designaciones se refieren al número de páginas que se pueden conseguir


plegando una gran lámina de papel en las imprentas. Así, una lámina doblada una
sola vez forma dos hojas (o sea, cuatro páginas), y un libro compuesto por páginas
de este tamaño se denomina folio. Del mismo modo, una lámina doblada dos veces

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forma cuatro hojas (ocho páginas), y el libro consiguiente se denominará cuarto, y
así sucesivamente. Los editores europeos contemporáneos y las imprentas
tradicionales continúan utilizando esta terminología. A partir de la Revolución
Industrial, la producción de libros se fue convirtiendo en un proceso muy
mecanizado. En nuestro siglo, se ha hecho posible la publicación de grandes tiradas
de libros a un precio relativamente bajo gracias a la aplicación al campo editorial de
numerosos e importantes avances tecnológicos.

Así, la baja en el costo de producción del papel y la introducción de la tela y la


cartulina para la confección de las portadas, de prensas cilíndricas de gran
velocidad, de la composición mecanizada de las páginas y de la reproducción
fotográfica de las imágenes han permitido el acceso a los libros a la mayor parte de
los ciudadanos occidentales. En América Latina se han desarrollado varios grandes
centros productores de libros, a través de sus editoriales más conocidas, en
Argentina, Chile, Colombia, México y Cuba.

A pesar de que los modernos medios de comunicación, como la radio, el cine y la


televisión, han restado protagonismo cultural al libro, éste continúa siendo el
principal medio de transmisión de conocimientos, enseñanzas y experiencias tanto
reales como imaginadas y la principal fuente de aporte cultural del individuo. Por otro
lado, aunque se ha especulado con la posibilidad de que el desarrollo de las
tecnologías informáticas -que han acelerado el proceso de creación de libros, tanto
en cuanto a la escritura como en cuanto a la producción industrial y, por tanto,
reducido su costo- tengan, paradójicamente, como efecto la sustitución del libro por
otras experiencias ligadas a la imagen (realidad virtual, películas interactivas u
otros), cabe, sin duda, la posibilidad de que, del mismo modo que la reducción del
precio del papel posibilitó la extensión del libro a amplias capas de la población, la
sustitución del libro tradicional por el libro electrónico, con su consiguiente
disminución de costos de producción y distribución, permita hacer accesible el
conocimiento de textos, y da mayor acceso al libro electrónico a discapacitados
motores y/o visuales.

El libro, en los comienzos en piedra, arcilla, papiro o pergaminos, en los tiempos


modernos en papel, y en la actualidad en formatos digitales, CD, Internet u otra

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forma, si su finalidad es hacer circular las palabras e ideas, reales o de ficción, sigue
siendo un libro.

Una característica unida al libro desde sus comienzos fue la de la inclusión en él de


imágenes, que servían, en algunos casos, como apoyo o explicación del texto, pero
que, en otros, tenían una finalidad puramente estética. En efecto, en muchas
ocasiones, el escriba que copiaba a mano los libros incluía adornos o ilustraciones
que servían para separar distintas partes, secciones o capítulos del texto o para
embellecer o amenizar su lectura. Posteriormente, con la introducción del grabado a
partir de planchas de metal o madera, muchos autores, añadieron ilustraciones a
sus libros, imágenes que se convirtieron en algo más que meras extensiones del
texto. Algunos de los primeros y más bellos ejemplos modernos de interacción entre
texto e imagen, lo constituyen las obras del poeta, pintor y grabador inglés William
Blake.

Con la invención de la primera rotativa en 1846 y de la máquina linotipo, recién se


agilizó la impresión periodística, pues resultaban lentos y complicados los sistemas
que se utilizaban para la impresión de libros.

Se considera que la El primer libro escrito La Biblioteca del


primera novela fue "La en Braille es un Congreso de
vida de Genji", basada compendio y Washington, en los
en la vida palaciega cronología de Historia Estados Unidos de
del Japón, escrita en Francesa, publicado América es
el año 1007 después en 1837. considerada la más
de Cristo por Musaraki grande, y contiene 28
Shikibu. millones de libros y
folletos, en estanterías
que miden 940
kilómetros.

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CALVET, LOUIS-JEAN
"Historia de la escritura. De Mesopotámica hasta nuestros días"
Editorial: EDICIONES PAIDÓS IBÉRICA, S.A. (Barcelona: 2001)

I.I.1 DE LOS PICTOGRAMAS AL ALFABETO GRIEGO

Alfabeto: palabra de origen griego formada a partir de alpha y beta, nombre de las
dos primeras letras de su abecedario, serie de signos escritos que cada una
representa un sonido o más de uno que se combinan para formar todas las palabras
posibles de una lengua dada.

El alfabeto trata de representar cada sonido por medio de un solo signo, lo que se
consigue Pocas veces, excepción hecha del coreano (que es el más perfecto) y, en
menor grado, de los silabarios japoneses. Los alfabetos son algo distinto a los
silabarios, pictogramas e ideogramas. En un silabario un solo signo representa una
silaba (secuencia de fonemas, entre dos y cuatro, que se emiten sin pausa). Por
ejemplo, el japonés posee dos silabarios completos – el hiragama y el katakana –
inventados para complementar los caracteres que poseían de origen chino. Un
sistema pictográfico representa por medio de dibujos los objetos que así lo permiten,
por ejemplo, el dibujo de un sol significa la palabra sol. Un sistema ideográfico
emplea la combinación de varios pictogramas para representar lo que no se puede
dibujar, como las ideas y los verbos significación abstracta. Así se combinan los
pictogramas chinos sol y árbol representan la palabra del punto cardinal Este. Casi
todos los alfabetos poseen entre veinte y treinta signos, aunque el rokotas, de las
islas Salomón, solo contiene once letras, mientras que el khmer cuenta nada menos
que con setenta y cuatro letras.

Los primeros sistemas de escritura son de carácter pictográfico, ideográfico o una


combinación de los dos; entre estos están la escritura cuneiforme de los babilonios y
los asirios, la escritura jeroglífica de los egipcios, los símbolos de la escritura china,
japonesa y los pictogramas de los mayas. Lo que distingue a estos sistemas de un
silabario o de un alfabeto es que el signo deja de representar un objeto o una idea y

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pasa a representar un sonido. Normalmente, el sonido es el sonido inicial de la
palabra hablada indicada por el pictograma original. Así en el semítico temprano, un
pictograma que representaba una casa, paso a ser la escritura de la b, primera letra
de la palabra beth que en este idioma es como se decía casa. El símbolo primero
significo casa, luego la idea del sonido b y mas tarde es la letra b, tal y como ha
llegado al alfabeto español.
Los primeros inicios de escritura alfabética fueron hallados en antiguas minas del
sinal, que habían pertenecido a los egipcios. Petrie, el autor del hallazgo, observo
que la escritura, por su pequeño numero de caracteres, parecía ser alfabética, y que
plasmaba el idioma semítico.

¿Qué hacia escritura semítica en estas minas egipcias? Como se supo mas tarde,
los egipcios se habían valido de los cananeos como esclavos para explotar dicho
yacimientos, por lo que es fácil deducir que los mineros habían aprendido el sistema
en Canaan antes de ser apresados. Así, todo apuntaba a que la escritura alfabética
había nacido en Canaan, a partir de escrituras protocananeas semiprotograficas: las
letras tomaban el nombre del pictograma que representaban antaño (la primera letra,
que tiempo atrás se asemejaba a un buey, se llamaba “aleph” – buey -). Siendo los
cananeos, habitantes de una región de paso para egipcios, babilonios, hititas y
cretenses; y siendo, como eran, comerciantes natos; parece lógico que necesitasen
valerse de un sistema rápido, sencillo y sin ambigüedades.

Con el tiempo, la idea de que escriturase fue contagiando a otras regiones. En l siglo
XIV a de C., los habitantes de Ugarit, mercaderes en su mayoría, persuadidos por el
descubrimiento cananeo, adoptaron el cómodo sistema alfabético para transcribir su
idioma, con un total de 30 signos cuneiformes. Esta forma de escritura desapareció
por la crisis de Ugarit en el 1200 a. de C. Tras otras invenciones como el lineal A
(sistema de escritura silábico que tuvo un lapso de uso que va desde el siglo XVIII a.
C. al XV a. C., donde el sentido de la escritura es horizontal de izquierda a derecha)
o la escritura pseudos-jeroglífica, la idea del alfabeto parece resurgir de nuevo en
zonas de Israel. Quienes rescataran el sistema alfabético del desuso serán los
fenicios, comerciantes viajeros empedernidos, que a partir del siglo XI a. de C.
Comienzan a usar una escritura alfabética, inspirados en los antiguos cananeos.
Contaba con 22 caracteres, ninguno de ellos vocálico.

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Mas tarde, los griegos comerciantes aparecieron la comodidad que podía permitir un
sistema alfabético: es por eso que tomaron los caracteres fenicios con un nombre
aproximado al de estos (“alfa” en lugar de “aleph”; “beta” en lugar de de “beth”).
Además, convirtieron cinco consonantes débiles en vocales.

La adopción del alfabeto fenicio por los griegos entre el 1100 al 800 a. de C. No
significa que antes fueran iletrados: como ya hemos visto se valían anteriormente del
lineal B (sistema de escritura silábico que tuvo un lapso de uso que va desde el siglo
XVI a. de C. al XI a. de C., donde el sentido de la escritura es horizontal de izquierda
a derecha). Respecto a la razón a la que responde ese cambio de sistema tan
repetitivo, los expertos discrepan. Unos defienden que se basa en razones
comerciales y otro, los románticos, consideran que se debe al deseo de algún culto
coetáneo a Homero de conservar la belleza de la iliada y la Odisea en un sistema
aproximado para escribir poesía épica: sin duda, el sistema fenicio con la
introducción de las vocales era ideal.

Así, los etruscos tomarían mas tarde el sistema alfabético de los griegos, y los
romanos a su vez de los etruscos, expandiéndose así el sistema alfabético ideado
por los fenicios a lo largo de Europa y, mas tarde, de todo el mundo.

ALFABETOS NUEVOS A PARTIR DE ALFABETOS VIEJOS.


Hoy día la mayoría del planeta (salvando china y Japón) utiliza sistemas alfabéticos
para expresarse por escrito. Normalmente los sistemas alfabéticos cuentan con un
repertorio de 20 a 30 símbolos. Conviene, llegados a este punto, hacer un repaso a
las principales escrituras alfabéticas:

EL ALFABETO GRIEGO Y LATINO: el hecho de que las grafías en latín y griego


sean diferentes tiene su razón en que el alfabeto latino proceso de uno de los dos
alfabetos oficiales que convivieron durante mucho tiempo en Grecia, el euboico, que
fue el que se exporto a Italia y mas tarde usaron los etruscos y latinos; mientras que
el actual alfabeto griego se vale del jónico, alfabeto que se impulso en Grecia como
obligatorio en los documentos a partir del 402 a. de C. Por ello que hoy la apariencia

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de ambas escrituras es diferentes, pero las diferencias son puramente formales: la
mayoría de los signos coinciden.

EL ALFABETOS CIRÍLICO: fue, según dicen, ideado por san cirilo en el siglo IX por
petición del rey de Moraría, para tener un alfabeto diferente al que exigía la Iglesia
de Roma. Tenia en su origen 43 letras, aunque hoy apenas cuenta con 30.
LOS ALFABETOS SEMÍTICOS: su característica común es la de que solo anotan
22 símbolos, todos ellos consonánticos. Los sonidos vocálicos han de ser intuidos
por el lector a partir de una serie de “puntos” cuya posición indica el sonido
pertinente en cada caso. Dos ejemplos de escritura semítica son el HEBREO y el
ARAMEO. El hebreo es la lengua de los judíos ortodoxos, con sus modalidades; y el
arameo fue el sistema oficial de varios imperios, llegando incluso hasta la India.

EL ALFABETO ÁRABE: nació en la primitiva comarca árabe de los nabateos, que


hablaban una variante del árabe, que transcribían con el alfabeto arameo. Poco a
poco fue apareciendo un sistema de escritura “habateo-arameo”, precursor de la
escritura árabe, que nacería a mediados del primer milenio, desplazando al arameo.
Hoy cuenta con 28 consonantes y ninguna vocal.

EL ALFABETO INDIO: su origen es una incógnita, ya que no mantiene relación con


alguna escritura conocida, ni siquiera con las escrituras primitivas del valle del Indo
de 1500 años atrás. Las primeras manifestaciones se dan en el siglo III a. de C., y
son edictos grabados en roca en dos tipos de escritura diferente: el Kharoshti,
procedente del aramaeo; y el brahmi, del que derivan más de200 sistemas de
escritura.

EL ALFABETO COREANO: en 1444, el docto monarca Sejong ideo un sistema de


escritura alfabético, llamado hangul, para abandonar así los retorcidos símbolos
chinos, que no se adaptaban a las necesidades del coreano. Como Catia prever, la
iniciativa del soberano no tuvo el apoyo de los conservadores, por lo que caracteres
chinos y coreanos constituyeron un sistema mixto. Hoy día se avanza cada vez más
hacia la hegemonía del hangul.

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CROATTO, JOSÉ SEVERINO SJ.
"Origen y evolución del alfabeto"
Editorial: COLUMBA. (Buenos Aires, 1968)

I.2 LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA

Se entiende por Antigüedad Clásica la Edad Antigua en el periodo y áreas


dominadas por Grecia y Roma.

La Antigüedad Clásica se localiza en el momento de plenitud de las civilizaciones


griega y romana (siglo V a.c. al II d.c.) o en sentido amplio, en toda su duración
(siglo VIII a.c. al V d.c.).

El termino clásico significa digno de imitación, y deriva de la admiración por el arte,


la literatura y la cultura en general de Grecia y Roma que se redescubre en el
Renacimiento tras una edad media cuyos valores se habían desprestigiado. Lo
mismo ocurrió con el Neoclasicismo, movimiento intelectual y artístico que sigue al
descubrimiento de las ruinas de Pompeya a mediados del siglo XVIII.

La Historia Antigua es la época histórica que transcurre desde el nacimiento de las


primeras civilizaciones (caracterizadas por el comercio de larga distancia, la
invención de la escritura y la aparición del Estado, alrededor de 4000 a.C.) hasta
mas o menos la caída del Imperio Romano en 476 d.C.

Sin embargo, algunos autores culturalistas hacen llegar la Antigüedad tardía europea
hasta los siglos VI y VII, mientras que, en lo político, los partidarios de la escuela
“mutacionista” francesa la extienden hasta algún momento entre los siglos IX y XI,
cuando el Estado central, la propiedad pública y los impuestos dieron lugar al
feudalismo y sus censos.

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El concepto más tradicional de Historia Antigua presta atención al descubrimiento de
la escritura, pero las orientaciones mas recientes procuran atender al sistema social
o el nivel técnico. Según estos criterios la Edad Antigua se inicia con la vida urbana,
considerada en un sentido amplio, y tiene su fin en diversos momentos según el
área geográfica de la que hablemos. Así algunos pueblos cazadores-recolectores
actuales aun no habían abandonado la prehistoria mientras que otros entraron
violentamente en la edad moderna o contemporánea de la mano de las
colonizaciones del siglo XVI o XIX.
Los pueblos cronológicamente contemporáneos a la historia escrita del Mediterráneo
Oriental pueden ser objeto de la Protohistoria, pues las fuentes escritas por griegos,
fenicios, hebreos o egipcios, además de las fuentes arqueológicas, permiten hacerlo.

La Antigüedad clásica se localiza en el momento de plenitud de las civilizaciones


griegas y romana (siglo V a.c. al II d.c.) o en sentido amplio, en toda su duración
(siglo VIII a.c. al V a.c.).

Conceptos como Edad Media o Edad Moderna pueden considerarse validos solo
para Europa; así Asia, África o América deben recibir una periodizacion propia y
original, coordinando sus cronologías para entender mejor como los logros de una
cultura acabaron por influir en las otras.

Las grandes civilizaciones de la Antigüedad pueden ser agrupadas geográficamente


según áreas de influencia estratégica.

I.2.1 LIBROS, BIBLIOTECAS Y ARCHIVOS DE LA ANTIGUEDAD

Libro

Libro, obra impresa o manuscrita no periódica que consta de una serie de hojas
(más de 49 según la definición de libro dada por la UNESCO) de papel, pergamino,
vitela u otro material, cosida o encuadernada que se reúne en un volumen. Un libro
puede tratar sobre cualquier tema. Es cada una de las partes de dicha obra y los
códigos y leyes de gran extensión.

Etm.> de latín liber, membrana, corteza del árbol

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Un libro es una colección de uno o más trabajos escritos, usualmente impreso en
papel y envuelto en tapas para proteger y organizar el material impreso.

Hoy día, no obstante, está definición no queda circunscrita al mundo impreso o de


los soportes físicos dada la aparición y auge de los nuevos formatos documentales y
especialmente de la World Wide Web. El libro digital conocido como e-book está
irrumpiendo con fuerza cada vez mayor en el mundo del libro y en la práctica
profesional bibliotecaria y documental. Además el libro también puede encontrarse
en formato audio, en cuyo caso se le denomina audio libro.

Las más famosas Bibliotecas de la Antigüedad

Tras la caída del imperio formado por Alejandro Magno, Ptolomeo I fundó un
poderoso reino en el valle del Nilo, cuya capital, Alejandría, sería el albergue de uno
de los centros culturales más importantes del mundo antiguo.

Ptolomeo I y después su hijo, Ptolomeo II, se esforzaron por atraer a la floreciente


capital de su reino a los sabios griegos, con el objetivo de integrarlos a una
comunidad académica y religiosa cuya sede estaba en el templo de las Musas y se
denominaba Museion.

El Museion estaba dedicado a la enseñanza y la investigación y contaba con una


gran biblioteca formada a lo largo del siglo III a. de n. e., la cual contenía
traducciones de la literatura egipcia y babilonia entre otras. Esta colección era una
de las dos que en conjunto formaban la biblioteca de Alejandría. La otra colección se
localizaba en el templo de Serapis y se llamaba el Serapion.

El objetivo de la biblioteca de Alejandría era albergar la totalidad de la literatura


griega en las mejores copias existentes, así como clasificarla y comentarla. El poeta
Calímaco, entre otros muchos, trabajó en esta magna empresa, creando un catálogo
de autores el que, a pesar de hoy conocerse sólo en forma fragmentada, da cuenta
de la gran calidad del trabajo realizado.

Los estudios arqueológicos han permitido estimar el tamaño de la colección principal


de la biblioteca de Alejandría, la que poseería unos 700,000 rollos a los que han de
añadirse 45,000 provenientes de la colección menor. Estas cifras, por sí mismas,
revelan la importancia que la antigua biblioteca tuvo en el pasado.
19
La existencia de la biblioteca de Alejandría trajo consigo un florecimiento del
comercio de libros; aunque éste se practicaba en Atenas desde el siglo V a. de n. e.,
por lo menos, el tamaño de la biblioteca y su contenido sin duda la hicieron un
cliente de excepcional importancia, así como un proveedor de obras originales
fundamental para las librerías de la época.

El final de la magna biblioteca no ocurrió, como suele suponerse, de una sola vez.
Cuando César conquistó Alejandría en el año 47 a. de n. e., parte de la colección
ardió a consecuencia del descuido de las tropas romanas; se dice que Antonio
compensó a Cleopatra por la pérdida regalándole 200,000 rollos de la biblioteca de
Pérgamo. Finalmente, en el año 391 de nuestra era, el arzobispo Teófilo de
Antioquía y sus hordas cristianas destruyeron el templo de Serapis y con él, los
restos de la colección.

CHECA CREMADES, JOSÉ LUIS


"El Libro Antiguo"
Editorial: ACENTO (Madrid, 1999)

I.3 LA EDAD MEDIA

Periodo de la historia europea que transcurrió desde la desintegración del Imperio


romano de Occidente, en el siglo V, hasta el siglo XV. No obstante, las fechas
anteriores no han de ser tomadas como referencias fijas: nunca ha existido una
brusca ruptura en el desarrollo cultural del continente. Parece que el término lo
empleó por vez primera el historiador Flavio Biondo de Forli, en su obra Historiarum
ab inclinatione romanorun imperii decades (Décadas de historia desde la decadencia
del Imperio romano), publicada en 1438 aunque fue escrita treinta años antes. El
término implicó en su origen una parálisis del progreso, considerando que la edad
media fue un periodo de estancamiento cultural, ubicado cronológicamente entre la
gloria de la antigüedad clásica y el renacimiento. La investigación actual tiende, no
obstante, a reconocer este periodo como uno más de los que constituyen la
evolución histórica europea, con sus propios procesos críticos y de desarrollo. Se
divide generalmente la edad media en tres épocas.

20
Inicios de la edad media

Ningún evento concreto determina el fin de la antigüedad y el inicio de la edad


media: ni el saqueo de Roma por los godos dirigidos por Alarico I en el 410, ni el
derrocamiento de Rómulo Augústulo (último emperador romano de Occidente)
fueron sucesos que sus contemporáneos consideraran iniciadores de una nueva
época.

La culminación a finales del siglo V de una serie de procesos de larga duración,


entre ellos la grave dislocación económica y las invasiones y asentamiento de los
pueblos germanos en el Imperio romano, hizo cambiar la faz de Europa. Durante los
siguientes 300 años Europa occidental mantuvo una cultura primitiva aunque
instalada sobre la compleja y elaborada cultura del Imperio romano, que nunca llegó
a perderse u olvidarse por completo.

Edad media,"

Enciclopedia Microsoft® Encarta® Online 2006

I.3.1 CRISTIANISMO Y LAS BIBLIOTECAS

El cristianismo es una religión monoteísta de origen judío que se basa en su


reconocimiento a Jesucristo como su fundador y figura central. Con más de 2.100
millones de adherentes, o cerca de un tercio de la población mundial, es
considerada la religión del mundo con más seguidores. Dentro de sus escritos
sagrados, comparte con el judaísmo el Tanaj, llamado Antiguo Testamento por los
cristianos. Por este motivo es a veces llamada religión abrahámica junto al judaísmo
y al Islam.

La palabra “cristianismo” proviene del griego χριστιανους, jristianóus, ‘cristiano’, la


cual a su vez proviene del nombre propio Χριστός, Jristós, traducción del hebreo
"Mesías" que significa "Ungido". El término se ve por primera vez en Hechos 11:26:
«Durante todo un año se reunieron los dos con la iglesia y enseñaron a mucha

21
gente. Fue en Antioquía donde a los discípulos se les llamó “cristianos” por primera
vez» (Biblia, Nueva Versión Internacional).

Ramas

Distribución mundial de cristianos ortodoxos (cian), católicos (amarillo) y


protestantes (púrpura) en relación con el porcentaje existente por país.

El cristianismo engloba numerosas tradiciones religiosas que varían de acuerdo a la


cultura y el lugar, así como muchas y diversas creencias y sectas. Desde la
Reforma, el cristianismo se representa normalmente como dividido en tres ramas
principales:

1. Catolicismo: con poco más de mil millones de miembros bautizados, esta


categoría incluye la Iglesia Católica (o Iglesia Católica Apostólica Romana),
que a su vez está integrada por varias comunidades Católicas Orientales, así
como algunas comunidades pequeñas (por ejemplo, la Iglesia Católica
Antigua) que no están en total comunión con la Iglesia Católica Romana,
muchas de las cuales rechazan la suprema autoridad del Papa, mantienen
que el papado está vacante, o reconocen a un Papa diferente.
2. Iglesia Ortodoxa: incluye la Iglesia Ortodoxa Oriental, las Iglesias Orientales
Ortodoxas y la Iglesia Asiria Oriental, con una membresía combinada de más
de 240 millones de miembros bautizados.
3. Protestantismo: este grupo incluye numerosas denominaciones y escuelas de
pensamientos como: anglicanismo, luteranismo, metodismo, adventismo y
pentecostalismo, los que descienden, directa o indirectamente, de la Iglesia
Romana debido a la Reforma del Siglo XVI. Muchos se identifican
simplemente como cristianos. El total a través del mundo es de más de 600
millones de personas.

22
Existen otras denominaciones e iglesias las cuales se identifican como cristianas
pero que se alejan por su propia voluntad de la clasificación descrita anteriormente.
Estas incluyen a las Iglesias Indígenas Africanas con cerca de 110 millones de
miembros (las estimaciones varían significativamente), la Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Últimos Días (llamados también mormones) con más de 12 millones
de miembros, los Testigos de Jehová con aproximadamente 6,5 millones de
miembros, y otros grupos (Fuente:[2]). Los primeros líderes de la mayoría de estos
grupos fueron originalmente adherentes protestantes.

Estas amplias divisiones no son de pensamiento uniforme. Por el contrario, algunas


ramas comprenden vastos desacuerdos y en otros casos la división omite simpatías
existentes.

Grupos con creencias restauracionistas —incluyendo las Iglesias de Cristo, algunos


anabaptistas, la Sociedad Religiosa de los Amigos, y otros— se ven a sí mismos
como totalmente separados del protestantismo en el cual a menudo se les incluye.

Las Iglesias de la Comunión Anglicana dicen ser los seguidores de la "vía media," un
camino entre el Catolicismo Romano y el Protestantismo y por ende, a menudo se
listan separadamente.

Un número de grupos mantiene que las ramas del cristianismo presentadas


anteriormente reniegan de la iglesia original instituida y fundada por Cristo como
resultado de una Gran Apostasía, tomando como base que estas denominaciones
fueron creadas mucho después de la muerte de Jesús. Algunos grupos aseguran
directa descendencia teológica de la iglesia original retratada en el Nuevo
Testamento como los de la Iglesia de la Nueva Jerusalén, Testigos de Jehová,
grupos de la Iglesia de Dios del Séptimo Día, los cristadelfianos, y los "Sólo Jesús" o
pentecostales "unitarios". Otros aseguran ser una completa restauración de la iglesia
original directamente de Cristo como la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días.

Artículo principal: Historia del cristianismo

Desarrollo de las ramas del cristianismo desde la raíz del cristianismo primitivo.

23
La historia del cristianismo es difícil de separar de la de Europa occidental (y de
varias otras culturas y regiones) en general. En resumen, podemos notar la
expansión inicial del cristianismo a través de la cuenca del Mediterráneo, su
legalización bajo Constantino I el Grande y el establecimiento como religión oficial
del Imperio Romano bajo Justiniano I; el desarrollo de antiguas comunidades
minoritarias en Persia, India, y China; la conversión de varios reinos europeos; el
Gran Cisma donde se separó el cristianismo ortodoxo de oriente del catolicismo
romano (fechado convencionalmente en 1054); la pérdida del norte de África y el
Medio Oriente a manos del Islam; la Reforma Protestante con la publicación por
parte de Martín Lutero de sus 95 tesis en 1517); expansión del cristianismo en las
Américas, Oceanía, las Filipinas y Corea del Sur; la división del protestantismo en
cientos de denominaciones destacando últimamente el rápido crecimiento del
pentecostalismo y el evangelicalismo; y los debates modernos de la ciencia,
criticismo bíblico y el feminismo.

Para ver las contribuciones del cristianismo a la humanidad y la cultura mundial,


véase en filosofía cristiana, arte cristiano, literatura cristiana, música cristiana,
arquitectura cristiana.

Cristianismo

La reconquista cristiana

La importancia de este período histórico se debe a que durante él se establecen los


fundamentos de la sociedad moderna española. A lo largo de los siglos se percibe
que el proceso de reconquista representa la afirmación de las formas sociales
políticas y culturales en las que se ve el comienzo de España. Es además un
regreso a la tradición de contactos con Europa establecidos ya desde su integración
en el Imperio Romano.

Núcleos iniciales de la Reconquista


Aunque la reconquista de los territorios comenzó como una serie de intentos
independientes, a medida que se ampliaban los territorios reconquistados se ve la
derivación hacia una consolidación, conseguida con frecuencia por medios poco
pacíficos.

24
En este proceso el núcleo central, que llegó a agrupar Asturias, Galicia, León,
ambas Castillas y gran parte de Andalucía, fue el más poderoso. Navarra, en el
centro, es el más pequeño y, en el este peninsular, Aragón y Cataluña, llegaron a
ser, con su unión, la fuerza política y económica muy poderosa.

Vidal social
Esta división debida a procesos históricos muy marcados se manifiesta en
diferencias sociales y culturales que se mantienen hasta el presente. El núcleo
central, castellano, más preocupado con su extensión hacia el sur, permanece en la
vida política, relativamente aislado de Europa. El núcleo del Este, Aragón y, en
especial, Cataluña, mantuvieron relaciones, políticas y comerciales, más estrechas
con las naciones de Europa.

Vida religiosa
Cristianos
El establecimiento de los nuevos reinos representa también el regreso a la tradición
latina y cristiana. En este proceso de reintegración cultural contribuyeron de manera
muy notable las órdenes monásticas francesas, de Cluny y más tarde del Cister
invitadas inicialmente por los reyes peninsulares. Los monjes franceses mantuvieron
estrechos contactos con los monasterios franceses de que procedían, estableciendo
así en la Península una extensión de las tradiciones religiosas, literarias y artísticas
francesas. Aunque el concepto de Cruzada contra los infieles no fue nunca popular
en España, como lo fue en Francia, el predominio religioso de los cristianos en la
sociedad y en las estructuras políticas quedó firmemente establecido con la
consideración de ser tierra de cristianos y la importancia que tuvieron las llamadas
Órdenes militares.

Moros, judíos y conversos


Característico de la sociedad peninsular es la presencia de notables grupos de
judíos y musulmanes. Los primeros, muchos de ellos arabizados, no tuvieron gran
dificultad en hispanizarse, y, como lo habían hecho ya con los árabes, también bajo
los cristianos entraron a formar parte de estructura social. Los segundos, llamados
mudéjares, mucho más numerosos, tendieron en cambio a residir en zonas

25
marcadas donde mantuvieron sus formas de vida. Ambos grupos tuvieron gran
importancia, aunque de manera distinta, en la vida económica de los reinos
cristianos.

Vida cultural
La contribución de los monjes y, en general, de los eclesiásticos al desarrollo de la
vida cultural de este tiempo no se puede exagerar, tanto en la educación y cultura
artística como en su servicio de consejeros en las cortes de los reyes y ayuda en el
desarrollo económico de los reinos. A ellos se debe también la creación de
instituciones de enseñanza, escuelas, de las que se derivaron las universidades.

Los traductores
Una actividad de importancia en la que participaron no sólo los monjes, sino también
colaboradores moros y judíos es la traductora, que permitió la llegada a Europa de
muchos adelantos científicos de los árabes.

La literatura
De gran importancia es el desarrollo lingüístico que llega a estabilizarse a partir del
siglo XII, dando lugar a derivaciones del latín que ahora se fijan con la escritura
dando lugar a los idiomas de España, gallego, catalán y castellano, éste
absorbiendo otras formas dialectales (leonés y aragonés). Comenzando en todos
ellos una literatura de gran importancia todavía: poesía lírica y épica, narraciones en
prosa, tratados jurídicos e históricos.

El arte

A los monjes se debe también la introducción en España de los dos grandes estilos
medievales, a los monjes de Cluny el románico, a los del Cister el gótico, aplicado
especialmente a construcciones religiosas. La diferencia que se percibe entre ambos
estilos, son, unas, técnicas, otras de expresividad. Todas responden a la diferente
espiritualidad de ambas órdenes. Mientras la orden de Cluny envisionaba el mundo
espiritual según las estructuras feudales francesas, los del Cister preferían ver los
momentos íntimos y emotivos de las relaciones del hombre con Dios. Consecuencia
de la constitución social de la Península fue el desarrollo de un estilo de arquitectura

26
y decoración en el que los elementos árabes, se mezclan con los franceses, creando
el, típicamente hispano, estilo mudéjar.

* BIBLIOTECA

La voz biblioteca (del griego βιβλιοθήκη biblion = libro y thekes = caja). Literalmente
sería "caja de libros", o de guardar libros, pero por extensión se sustituye "caja" por
edificio, departamento, o habitación. También se da el nombre de biblioteca a la
colección o conjunto de dichos libros o al mueble que los contiene. Existen también
las bibliotecas ambulantes cuyos libros pueden circular en vehículos apropiados
para prestarlos a los lectores en distintos lugares. También se define como una
colección de documentos (tanto libros, CDs, DVDs, CD-ROMs) organizados para su
uso.

Casi todas las capitales y ciudades importantes del mundo poseen una buena
biblioteca con un número elevado de publicaciones.

Historia

La existencia de bibliotecas propiamente dichas data de los tiempos remotos del


imperio asirio (más de 30 siglos a. C.) según han revelado las exploraciones
arqueológicas en Mesopotamia, principalmente en Larsa, Uruk, Ur, Sippara, Kalah y
Nínive, de cuyas ruinas se han extraído por millares los famosos ladrillos cubiertos
de inscripciones que hoy atesora en su gran mayoría el Museo Británico. La más
célebre de todas es la descubierta en Koyundjik entre las ruinas del palacio de
Senaquerib, fundada o engrandecida por Asurbanipal (Sardanápalo).

Biblioteca de Alejandría.

Son escasas las noticias de bibliotecas que ofrecen los historiadores o que hayan
revelado las exploraciones científicas. Diodoro de Sicilia refiere la existencia de la de
un faraón que él denomina Osymandyas (probablemente, Ramsés II) y que estaba
en la ciudad de Tebas, donde los exploradores Champollion y Wilkinson
descubrieron señales de una biblioteca que debió existir catorce siglos a. C. Sin
embargo, vale por todas la famosa biblioteca greco-egipcia de Alejandría, fundada
por Ptolomeo I Sóter (año 323 a.C.) la cual llegó a poseer 700.000 volúmenes según

27
Persio. Para ella hizo traducir Ptolomeo II Filadelfo (285 a.C.) la Sagrada Biblia de
los judíos del hebreo al griego, traducción conocida con el nombre de Versión de los
Setenta. Pereció definitivamente aquel centro del saber antiguo al ser conquistada la
ciudad por los árabes en el 641, según dicen los historiadores, aunque ya en tiempo
de Julio César sufrió otra destrucción por los soldados del mismo. De entre los
griegos, tiene su celebridad histórica la Biblioteca de Pérgamo, fundada por
Eumenes II y Atalo II (198-137 a.C), la cual contaba con unos 200.000 volúmenes al
tiempo de ser transportada por Antonio u Octavio Augusto a Alejandría y, asimismo,
la que se dice fundada en Atenas por Pisístrato (siglo VI a. C.), que pasa por ser la
más antigua de Grecia. De mediados del siglo V fue la biblioteca de Nehemías a que
alude el Libro II de los Macabeos (cap. II, vers. 13) y que, sin duda, llegó a ser griega
y hebrea.

BERGUA, JUAN B.
Historia de las Religiones: El Cristianismo.
Colección "Tesoro literario".
Ediciones: IBÉRICAS Madrid, 11/1977

I.3.2 LA CULTURA ISLÁMICA Y EL LIBRO

Manuscrito alcoránico del siglo XV.


Ayuntamiento de segorbe.

28
Manuscrito alcoránico del siglo XV.
Ayuntamiento de segorbe. Detalle de la Manuscrito alcoránico del siglo XV.
iluminación Ayuntamiento de segorbe. Detalle de
la restauración

El impacto del Islam en diferentes países ha trasladado, asimismo, la tradición


cultural del libro, elemento clave en la civilización occidental. En esta muestra se
presentarán diversos coranes, textos científicos, libros y manuscritos iluminados,
procedentes del Centro Cultural Islámico de Valencia, Colección Barouni (Túnez),
Biblioteca Histórica de la Universitas de Valencia, Ayuntamiento de Segorbe y
diversas colecciones privadas.

Tratado de caligrafía de estilo Tratado de astronomía


persa
I.3.3 LAS
UNIVERSADIDES

Como se sabe, la educación en sí, nace cuando nace el hombre. Los conocimientos,
la información, la educación, etc., existe muchos años antes que se formara la
institución conocida como Universidad. Grecia y Roma formaron una muy buena
base de educación, saber e investigación, con maestros, alumnos; fue la época de
los grandes eruditos, de la grandes escuelas y liceos, de los grandes sabios, como
Aristóteles o Platón, que sin existir el término Universidad, supieron forjar una
excelente masa de conocimientos que hasta nuestros Días influyen. La Universidad
es una institución de larga y compleja historia, que ofrece caras diversas al
observador según las épocas y según los países. Sirve a la vez a distintos fines que

29
no siempre es fácil reducir a una idea central. La aparición de la burguesía
acompaña el nacimiento de las Universidades. Esta naciente burguesía se organiza
por medio de las asociaciones, en el principio asociativo hallará la clave de su
fuerza. Fruto de ese espíritu asociativo son las universidades, estudiantes y
maestros de las escuelas antiguas, se asocian en corporaciones autónomas.

. La Universidad Medieval

La Universidad Medieval es una de las más grandes creaciones de la civilización


occidental, pero su grandeza nace de su perfecto enraizamiento en la sociedad que
le dio vida. La idea de cristiandad impregna a las universidades medievales. El
Estado Nacional no se desarrolla hasta los últimos tiempos de la Edad Media y las
universidades aparecen en el momento en que la idea política básica es la
Cristiandad y no la de Estado Nacional, De aquí se deriva también su trascendencia
política. Como corporaciones libres integradas en el sistema de la Cristiandad, las
universidades no son solo centros del saber sino que hacen oír su voz y consideró
su deber no encerrarse es sus reas puramente académicas y no rehuyó tomar
partido en las polémicas decisivas de su época.
La enseñanza universitaria se ajusta a las condiciones de la época, la imprenta no
existía y los manuscritos eran raros y costosos, por ello la enseñanza se centraba el
la lectura. En la Universidad Medieval se enseñan los saberes de la época: la
Teología, el Derecho, la Medicina y la Filosofía, teniendo por centro a Dios y a la
Teología por la reina de las ciencias. Junto a ese espíritu la Universidad Medieval,
otro aspecto se ha destacado siempre como rasgo esencial suyo y ha influido
considerablemente en la meditación sobre la Universidad, su carácter comunitario.
A partir del siglo XV la Universidad se enfrenta a un nuevo ambiente y unas nuevas
condiciones sociales que plantean su desafío a la gloriosa institución medieval. Dos
de los rasgos característicos del inicio del mundo moderno repercutan
inmediatamente en la Universidad: el triunfo del Estado Nacional y la Reforma. El
Estado Nacional que se difunde con el Renacimiento hace que las universidades
pierdan progresivamente su carácter de instituciones de la Cristiandad.
La Reforma y su secuela de las guerras de la religión, provocan la división de las
universidades en católicas y protestantes y la ruptura de la unidad religiosa}; se
forman universidades luteranas.

30
La Universidad Napoleónica

En Francia la revolución da el golpe de muerte a la antigua Universidad. El 5 de Sep.


De 1793, una ley de la Convención suprime pura y simplemente todas las
universidades. La enseñanza superior se reorganiza sobre la base de las escuelas
especiales, una de ellas es la Escuela Politécnica de París. La Universidad Imperial
es una de las tantas universidades que tuvo influencia de la famosa ordenación
napoleónica, creada en 1986 y organizada 2 años después, tiene un concepto
distinto de la que comúnmente se podría denominar Universidad, era más bien un
organismo estatal al servicio del Estado.
La Universidad Napoleónica unida a las viejas universidades, hacen que el modelo
francés encontrara imitadores, países como el nuestro adoptan algunas enseñanzas.
Pese a todos esos inconvenientes, permitió una revitalización de enseñanza
superior, porque el estado en que se encontraban a principios del siglo XIX no era
bueno. Sin embargo, otros países como Rusia siguen hoy fuertemente influida por el
modelo napoleónico. Francia y los países que lo imitaron resuelven el problema de
la Universidad por el camino de suprimirlas en su forma tradicional y organizar en
forma distinta la enseñanza superior, aplicando un nuevo sistema relacionado al
estado centralista y burocrático que surge con la revolución. Al principio del siglo XIX
se produce también un movimiento de reformas de las Universidades de Oxford y
Cambridge, únicas universidades inglesas entonces existentes. En Alemania el
Public School, el movimiento renovado provoca la fundación de la Universidad de
Berlín, en 1810, que inicia la nueva era de la Universidad Germánica. La Universidad
Inglesa, la Universidad Alemana y la crisis de la primera post guerra inspiran la
meditación de quienes buscan la idea de la Universidad. De ella saldrán algunos
estudios fundamentales a lo que es necesario hacer referencia.

La idea de la Universidad según Newman

El pensamiento de Newman respecto a la Universidad se mueve en un triple plano:


Justificar el estudio de la Teología como Ciencia; mostrar que el respeto a la
ortodoxia católica no es incompatible con el ambiente de libertad y de comprensión
que es necesario para la existencia de una Universidad y, por ultimo, establecer que

31
el fin principal de ésta es la educación liberal de sus discípulos, este ultimo punto
para Newman tenía carácter general.
El problema de la educación liberal se plantea encuadrado en una agria polémica
que agitó el campo universitario durante al juventud del cardenal y que bajo distintos
aspectos se ha prolongado hasta hoy.
Cuando en 1800, la Universidad de Oxford reformó su sistema de exámenes para
acabar con el ambiente de relajación que en el siglo XVIII había alcanzado
proporciones alarmantes se dio que el examen intermedio que debían alcanzar
todos lo candidatos al grado de bachelor of arts, comprendía tres pruebas, una de
religión otra lengua y cultura clásica y otra tercera de matemática y ciencias físicas.
Contra este sistema se alzaron voces de los que propugnaban una rigurosa
especialización profesional.
Contra esta posición surgió la defensa del sistema de Oxford concebido con un
espíritu de educación liberal, que es el conjunto de conocimientos y la disciplina
intelectual que un hombre ha de tener como tal, con independencia de su concreta
actividad profesional o de su especialización. No es un medio para alcanzar otros
fines, sino que es un fin en sí misma, que tiene un fin tangible, real e idóneo.
Newman sostiene que la investigación no es uno de los fines esenciales de la
Universidad, tampoco lo es la formación de científicos. Ha de basarse precisamente
en la idea de la unidad del conocimiento, es decir en la idea de que todas las ramas
del saber están entre sí en íntima relación, porque son en realidad parte de un todo.
El fin de la educación liberal, es la formación intelectual del estudiante, su misión es
conferirle unos hábitos y unos modos de pensar que dilaten su horizonte espiritual y
disciplinen y ordenen su capacidad de juicio y el ejercicio de su inteligencia, esa
formación intelectual va dirigida a su vez a modelar un tipo humano determinado
Para lograr estos fines la Universidad ha de convertirse en imperio del saber y la
cultura, en que reine un ambiente de mutuo intercambio de ideas y en que se
discutan el ámbito y la función de cada rama de la Ciencia y sus relaciones
recíprocas. La obra de Newman refleja el ideal de la educación inglesa en la época
victoriana, creación de una élite de hombres dotados de una preparación general y
de una determinada actitud ante la vida.

32
BAYEN, MAURICE.

Historia de las Universidades. Colección ¿que se?

Editorial oikos-tau S.A. Barcelona, España. 1978

I.3.4 BIBLIOTECAS UNIVERSITARIAS Y CATEDRALICIAS

En España, las universidades aparecen en fecha temprana, en 1212 Palencia,


fundada por el obispo Tello de Meneses. Pero tuvo corta duración, ya que en dos
ciudades próximas Salamanca en 1215 y Valladolid en 1560, siendo aquella la más
importante de España y en la única de las españolas con rango internacional. Y será
Alfonso X quien establece en ella el cargo de estacionario, dotándola de una renta
de 100 maravedíes al año a fin de tener todos los ejemplares buenos y correctos
para alquilarlos a los estudiantes. Cuya colección en 1471 ascendía a 201 libros. Los
fondos irán aumentando a partir del siglo XVII, por incorporación de las bibliotecas
de los colegios, y principalmente de fondos de los conventos suprimidos en el
siglo XIX.

En el s. XVI se crea la Biblioteca de la Universidad de Alcalá, cuyo fundador fue


Cisneros, Arzobispo de Toledo, y uno de los mecenas más grandes que ha tenido el
libro español, a él se debe la edición de la Biblia Poliglota Complutense. Esta
universidad será trasladada a Madrid en el s. XIX Durante el siglo de Oro, la
universidad de Salamanca y la Complutense adquieren prestigio internacional, con
un interés de sus fundadores y autoridades de proporcionarles de ricas bibliotecas y
de normas detalladas sobre su uso.

Durante la segunda mitad del s. XVII comienza la decadencia nacional y el


deterioro de la universidad, que corre parejo al hundimiento social y económico de
España, vemos casos de corrupción, donde se comerciaba con los grados, el
estudio de las ciencias era menospreciado y el absentismo de docentes y
estudiantes era casi total.

33
La ilustración va a suponer un espíritu nuevo en todos los órdenes. Con la dinastía
borbónica el sometimiento de la Universidad al Estado, perdiendo su autonomía.
Aunque entre las múltiples reformas Carlos III, intenta la de las enseñanzas, pero la
expulsión de la Compañía de Jesús, se interpreta hoy como una forma de terminar
con el poder de estos para poder llevar a cabo la reforma, ya que controlaban buena
parte de los centros. Pero pese al interés de las reformas de Carlos III, no
supusieron el fruto que se hubiera deseado.

En 1938 se dispone que todos los fondos procedentes de la desamortización de las


provincias donde haya universidad pasen a ella en calidad de que se deberían
considerar a estas no como suya en exclusiva, sino como públicas.

Con la Ley de Instrucción Pública de 1857 de Claudio Moyano, se establece una


Universidad Central en Madrid y Nueve de distrito. Un año después se crea el
Cuerpo Facultativo de Archiveros y Bibliotecarios, cuyo fin es poner orden al
tesoro bibliográfico procedente de la desamortización. A este cuerpo especializado
se le encargará la gestión de Las bibliotecas universitarias. El R.D. de 18 de
octubre de 1901 regula las Bibliotecas Públicas, entre ellas las universitarias.
En su artículo 12 se dispone la creación de una Junta formada por el Rector, Director
de la Biblioteca y Decanos de las Facultades para decidir en materia de adquisición,
préstamo, etc.

En enero de 1932, en un decreto dedicado a bibliotecas se establece que todos los


fondos existentes en la universidad, son propiedad del Estado. Y será la Junta
de Gobierno, de la cual depende el Director de la Biblioteca, la que decida
sobre su utilización.

La Ley de junio de 1943 de Ordenación Universitaria, suprime varios decretos de


la de 1932, entre ellos el que dice que el director de la biblioteca es vocal nato en la
junta de gobierno.
Durante los años 60 el desarrollismo trae consigo un alarmante aumento del
número de estudiantes. Dándose en el año 1970 La Ley General de Educación,
que obviará completamente las bibliotecas y su papel en la educación. Durante

34
esta época se crean nuevas facultades, que no acompañó de un incremento en el
mismo grado del personal de biblioteca.

La transición política de 1975 marcará todos los órdenes de la vida política


española. La Constitución de 1978 en su art. 27 reconoce la Autonomía de las
Universidades, y reconoce la libertad científica, de investigación y cátedra.

Aparece la Ley 11/1983 de 25 de junio de la Reforma Universitaria, que


igualmente que la anterior ignora las bibliotecas.

Por otra parte el título VIII de la Constitución, hace un reparto de atribuciones de


las competencias entre las Comunidades, el Estado y las Universidades. En la
actualidad 36 de las 32 universidades son públicas de las que 15 pertenecen al
territorio MEC, y las restantes están transferidas a las Comunidades. Existiendo un
gran vacío legal sobre las bibliotecas. Sin que exista una política bibliotecaria,
aunque exista un gran interés por parte de los profesionales. Pero el hecho es que
en 1992 entrará en vigor el Acta Única Europea, y nos encontramos con múltiples
carencias, en vez de dinámicos centros de información, pues no hay ni medios,
ni personal para más que poder prestar los servicios mínimos.
En la actualidad las bibliotecas universitarias todavía adolecen del carácter de
erudición estática. Que frente a la importancia del fondo histórico contrasta la
precariedad del fondo moderno, actual y puesto al día. A pesar de la mejora en
los últimos años ha sido evidente al dotar a las universidades de bibliotecas
de departamentos, que por la proximidad de sus usuarios ha hecho que estos
tengan verdadero interés en la biblioteca, siendo y funcionando como bibliotecas
especializadas.

BAYEN, MAURICE.

Historia de las Universidades. Colección ¿que se?

Editorial oikos-tau S.A. Barcelona, España. 1978

35
I.4 AMÉRICA PRECOLOMBINA

A finales de la Edad Media, el viaje de Cristóbal Colón provocaría el encuentro de


dos mundos que se ignoraban. Hasta el siglo XVI, las civilizaciones americanas se
desarrollaron aisladamente, sin ningún contacto con el mundo antiguo, y los
hombres tenían miedo de intercambiar sus descubrimientos y sus inventos. Esto es
lo que explica, en parte, el retraso de los precolombinos sobre Europa y Asia, su
desconocimiento de la rueda, de la metalurgia del hierro, etc., permaneciendo, en su
mayor parte, en la Edad de Piedra, a pesar de su notable arquitectura y de su
conocimiento de los astros.

Se admite, que el hombre americano, es de origen asiático, que deriva de las hordas
siberianas que franquearon el estrecho de Bering, 35.000 años antes de nuestra
Era, extendiéndose luego hacia el sur en lentas emigraciones. Las más antiguas
culturas han sido encontradas en Arizona, Nueva México y Nevada (Folsom,
Cochise). Las primeras civilizaciones de América Central aparecieron hacia 1500 a.
J. C., con la alfarería y el cultivo del maíz. La historia comienza desde el período de
los olmecas, sobre las altas mesetas mexicanas. Pero el logro de una brillante
civilización es obra de los mayas (sur de México, Guatemala, Honduras), a partir de
siglo ll d. J. C. Las ruinas de Palenque, Copán y Tikal dan testimonio de una
organización compleja, con cálculos precisos del tiempo y los movimientos de los
planetas, una escritura jeroglífica y una religión que dominaba todas las actividades
sociales del Antiguo Imperio (desde los siglos lll al X). En la misma época, otras
civilizaciones brillaron más al norte: zapotecas, El Tajín, Teotihuacan. En los siglos IX
y X, invasores procedentes del norte transformaron las altas mesetas mexicanas, y
los toltecas fundaron un Imperio. Su encuentro con los mayas dio lugar a un Nuevo
Imperio Maya, en el que diversos pueblos se unieron en la liga de Mayapán (siglos X
al XII). Después, los aztecas, recién llegados, dominaron, a su vez, las altas
mesetas, luego de haber fundado su capital de Tenochtitlán - México, llegando a ser,
en los siglos XIV y XV, dueños de un vasto Imperio, dominador de los pueblos
vencidos mediante una tiranía militar y una religión de sangrientos sacrificios. Por
esta razón, los españoles encontraron numerosos aliados entre los oprimidos,
impacientes por sacudirse del yugo de los aztecas. Más al sur todavía, en las
montañas de los Andes, otro pueblo, los incas, organizaron, a partir del siglo X, un
notable Imperio cuyo centro se encontraba en el actual Perú. Una red de caminos,

36
de almacenes, de mensajeros, un sistema de impuestos, así como una especie de
socialismo de Estado y el culto al Sol son las características de esta civilización que,
a comienzos del siglo XVI, sucumbirá con la llegada de los conquistadores
españoles.

Culturas de la América precolombina

En la América precolombina se desarrollaron cientos de culturas y civilizaciones


originales a todo lo largo del continente. Las consideradas "altas" culturas
precolombinas surgieron en Mesoamérica y los Andes. De norte a sur podemos
nombrar las culturas azteca, mixteca, tolteca, maya, chibcha , moche, nazca,
tiahuanaco e inca, entre otras. Todas ellas elaboraron complejos sistemas de
organización política y social y son notables por sus tradiciones artísticas y sus
elaborados sistemas de creencias.

En el resto del continente el desarrollo cultural no fue menos importante,


desarrollándose avanzados sistemas der gestión ambiental como en el Amazonas,
en Beni y en e incluso una de las primeras sociedades democráticas
constitucionales como Haudenosaunee [1].

En los asentamientos humanos no alcanzaron un nivel cultural tan elevado como en


las civilizaciones antes señaladas, en parte por su menor densidad de población y,
sobre todo, por sus actividades seminómadas (caza del bisonte, etc.). Podemos citar
entre los grupos étnicos preponderantes de Norteamérica a los Seris, Apaches,
Mohicanos, Navajos, Yakis, Cheyennes, Esquimales, Iroqueses, etc.

Las civilizaciones americanas descubrieron e inventaron elementos culturales


decisivos para la humanidad como el número cero, avanzados calendarios,
complejos sistemas de manipulación genética como la que generó el maíz y el 75%
de los alimentos actuales, sistemas de construcción antisímicos, sistemas de gestión
ambiental de amplias zonas geográficas, avanzados sistemas de riego, nuevos
sistemas de escritura, nuevos sietmas políticos y sociales, una avanzada metalurgia
y producción textil, etc.

La civilizaciones precolominas también descubrieron la rueda, quie no resultó de


utilidad productiva debido en parte a que en las cordilleras y selvas ésta hubiera sido
inútil, pero fue utilizada para la fabricación de juguetes.
37
Otro de los elementos comunes de las culturas precolombinas que alcanzó un alto
grado de desarrollo fue la edificación de templos y sitios religiosos monumentales,
siendo claros ejemplos las zonas arqueológicas de Caral , Chavin , Moche ,
Pachacamac , Tiahuanaco , Cuzco, Machu Picchu y Nazca, en los Andes Centrales
y Teotihuacan, Templo Mayor en la ciudad de México, Tajín, Palenque, Tulum, Tikal,
Chichén-Itzá, Monte Albán, en Mesoamérica.

I.4.1 CÓDICES Y SISTEMAS DE ESCRITURA

La palabra códice viene del término en latín codex, que significa "libro manuscrito", y
se utiliza para denominar los documentos pictóricos o de imágenes que fueron
realizados por los indígenas de México y América Central.

Grandes civilizaciones de Mesoamérica como los mayas, aztecas, mixtecos,


zapotecas, otomíes y purépechas, entre otros, registraron sus conocimientos en los
códices desde épocas muy remotas; la información que éstos proporcionan permite
apreciar los diversos aspectos culturales, sociales, económicos y científicos
desarrollados por los pueblos antiguos, como sus creencias religiosas, ritos,
ceremonias, nociones geográficas, historia, genealogías y alianzas entre los
señoríos, sistema económico y cronología.

Figura 2 Lámina 58. Códice Borgia

38
En ellos están plasmados temas derivados de la tradición indígena antes de la
llegada de los españoles y las nuevas preocupaciones o intereses aportados por
estos últimos, como la religión cristiana, los problemas económicos y sociales
originados por el contacto y la vida indígena en el periodo de la Colonia. La
producción de códices continuó llevándose a cabo, hasta el siglo XVIII. Se les ha
llamado "testimonios" manuscritos pictóricos o pictográficos: pictóricos porque son
imágenes y pictográficos por estar escritos por medio de dibujos, los cuales
presentan una codificación completa de estas pinturas, que son estilizaciones
extraídas de manifestaciones plásticas muy antiguas y elaboradas.

Figura 3 Lámina 47. Códice Dresden

SISTEMA DE ESCRITURA

Un sistema de escritura permite la escritura de una lengua. Si se refiere a una


lengua hablada, como es lo normal y corriente, se habla entonces de escritura
glottográfica, pero puede tratarse también de una lengua no hablada, en este caso
se hablaría de escritura semasiográfica. Los escritos de las tribus Yukaghir son uno
de los ejemplos más conocidos de escritura semasiográfica.

Los escritos glottográficos (escritura de lenguas habladas) pueden estar divididos en


dos grandes grupos:

 Las escrituras fonográficas se escribe lo que se dice, es decir los sonidos de


una lengua hablada (fonemas). Las escrituras alfabéticas y/o silábicas
pertenecen a este grupo.
39
 Las escrituras logogríficas se escriben los morfemas de una lengua, es decir,
los componentes gramaticales. Las escrituras chinas jeroglíficos o
cuneiformes pertenecen a este grupo.

Un mismo sistema puede servir para muchas lenguas y una misma lengua puede
estar representada por diferentes sistemas. Los grafemas fundamentales de una
escritura pueden completarse con la utilización de diacríticos, de ligaduras y de
grafemas modificados.

CALVET, LOUIS-JEAN
"Historia de la escritura. De Mesopotámica hasta nuestros días"
Editorial: EDICIONES PAIDÓS IBÉRICA, S.A. (Barcelona: 2001)

I.5 LECTURA ORAL VS. LECTURA SILENCIOSA.

La lectura oral o expresiva nos permite mejorar la pronunciación de los sonidos que
conforman las palabras, así como el ritmo o la entonación que tiene un texto. En
general, contribuye enormemente a mejorar nuestra comunicación porque nos
habitúa a hablar en voz alta ante un público, con soltura y naturalidad.

Por otra parte, se acostumbra a la lectura en voz alta, que se la pueda desarrollar en
los años inferiores. Cuando los niños repasan sus lecciones y tareas en sus casas,
también repiten este proceso, que va creando dificultades progresivas, pues leer en
voz alta no se lo puede hacer siempre y en cualquier espacio.

Es preferible no emplear la lectura oral en los grados superiores, pues los niños y las
niñas para lograr una cabal asimilación del texto leído, deberían ejercer total
concentración y esto solo es posible en la medida en que lea en silencio.

En la mayoría de las escuelas, predomina el criterio de que la velocidad y la dicción


son los parámetros para calificar una buena lectura. Este es un criterio incorrecto, en
el sentido de que no se valora la asimilación creadora y crítica de los textos por parte
de los alumnos y mucho menos sus juicios y opiniones.

40
Por su parte, la lectura silenciosa resulta más útil para el estudio y la investigación,
porque reclama mayor concentración y atención. Es un instrumento efectivo de auto
educación y un medio de enriquecimiento de experiencias.

De todas maneras, oral o silenciosamente, la lectura debe ser siempre comprensiva,


debemos comprender la totalidad del mensaje que leemos

CAVALLO, GUGLIELMO Y ROGER CHARTIER.

(Directores)

"Historia de la lectura en el mundo occidental"

Editorial: SANTILLANA S. A. TAURUS (Madrid, 1998)

41
DESDE GUTEMBERG
HASTA LA
INTRODUCCIÓN
DE NUEVAS TÉCNICAS.

42
Objetivos específicos

 Desarrollar los antecedentes históricos de la imprenta


 Dar a conocer a los impresores del siglo XVII y XIX

II.1 LA INVENCIÓN DE LA IMPRENTA

Y SUS ANTECEDENTE HISTÓRICOS

La primera fundición de tipos móviles de metal se realizó en Europa hacia mediados


del siglo XV; se imprimía sobre papel con una prensa. El invento no parece guardar
relación alguna con otros anteriores del Extremo Oriente: ambas técnicas se
diferencian mucho en cuanto a los detalles. Mientras que los impresores orientales
utilizaban tintas solubles en agua, los occidentales emplearon desde un principio
tintas diluidas en aceites. En Oriente, las impresiones se conseguían sencillamente
oprimiendo el papel con un trozo de madera contra el bloque entintado. Los primeros
impresores occidentales en el valle del Rin utilizaban prensas mecánicas de madera
cuyo diseño recordaba el de las prensas de vino. Los impresores orientales que
utilizaron tipos móviles los mantenían unidos con barro o con varillas a través de los
tipos.

Los impresores occidentales desarrollaron una técnica de fundición de tipos de tal


precisión que se mantenían unidos por simple presión aplicada a los extremos del
soporte de la página. Con este sistema, cualquier letra que sobresaliera una fracción
de milímetro sobre las demás, podía hacer que las letras de su alrededor quedaran
sin imprimir. El desarrollo de un método que permitiera fundir letras con dimensiones
precisas constituye la contribución principal del invento occidental.

Los fundamentos de la imprenta ya habían sido utilizados por los artesanos textiles
europeos para estampar los tejidos, al menos un siglo antes de que se inventase la
impresión sobre papel. El arte de la fabricación de papel, que llegó a Occidente

43
durante el siglo XII, se extendió por toda Europa durante los siglos XIII y XIV. Hacia
mediados del siglo XV, ya existía papel en grandes cantidades. Durante el
renacimiento, el auge de una clase media próspera e ilustrada aumentó la demanda
de materiales escritos. La figura de Martín Lutero y de la Reforma, así como las
subsiguientes guerras religiosas, dependían en gran medida de la prensa y del flujo
continuo de impresos.

Johann Gutemberg, natural de Maguncia (Alemania), está considerado


tradicionalmente como el inventor de la imprenta en Occidente. La fecha de dicho
invento es el año 1450. Ciertos historiadores holandeses y franceses han atribuido
este invento a paisanos suyos, aduciendo abundantes pruebas. Sin embargo, los
libros del primer impresor de Maguncia, y en concreto el ejemplar conocido como la
Biblia de Gutemberg, sobrepasa con mucho en belleza y maestría a todos los libros
que supuestamente le precedió. El gran logro de Gutemberg contribuyó sin duda de
forma decisiva a la aceptación inmediata del libro impreso como sustituto del libro
manuscrito. Johann Fust, un socio de Gutemberg, y su yerno, Peter Schöffer,
editaron en 1457 el Libro de Salmos, el primer libro impreso en el que quedó
constancia del lugar y fecha de impresión, así como del nombre del impresor. Los
libros impresos antes de 1501 se dice que pertenecen a la era de los incunables.
En el periodo comprendido entre 1450 y 1500 se imprimieron más de 6.000 obras
diferentes. El número de imprentas aumentó rápidamente durante esos años. En
Italia, por ejemplo, la primera imprenta se fundó en Venecia en 1469, y hacia 1500 la
ciudad contaba ya con 417 imprentas. En 1476 se imprimió una gramática griega
con tipografía totalmente griega en Milán y en Soncino se imprimió una Biblia hebrea
en 1488. En 1476 William Caxton llevó la imprenta a Inglaterra.

En España, Arnaldo de Brocar compuso, por iniciativa del cardenal Cisneros, la


Biblia Políglota Complutense en seis tomos entre 1514 y 1517, que constituye la
primera reproducción de la Biblia en Europa y es la obra de imprenta más importante
del renacimiento español. Anteriormente, en la ciudad de Segovia, Juan Parix de
Heidelberg creó la primera imprenta española, de la que queda el recuerdo de la
impresión de las actas del Sínodo de Águila fuente, celebrado en dicha población en
1472. Esta imprenta desapareció sin que surgieran allí iniciativas similares, pero se
cree que en torno a 1473 existían ya imprentas en la ciudad de Valencia, donde al
parecer se imprimió el primer libro con fecha contrastada, el Comprehensorium

44
(1475). En esas mismas fechas había también imprentas en Barcelona, y existen
noticias de impresión en Zaragoza por el libro Manípulus curatorum (1475). Se sabe
de la existencia de una imprenta en Sevilla en 1473, y siete años más tarde en
Salamanca. Hacia 1484 ya se conocían en Burgos las impresiones realizadas por
Fadrique de Basilea; fue en esta ciudad donde se imprimió, en 1499, la copia más
antigua que se conserva de La Celestina. Un año después se realizaron las
segundas ediciones en Toledo y Salamanca, de las que sólo se conserva una de
Toledo, que el editor titula Comedia de Calisto y Melibea. La primera imprenta que se
creó en Madrid data de 1566 y fue obra de Alonso Gómez. En esta ciudad vio la luz
la primera edición de la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la
Mancha en 1605 (la segunda parte apareció en 1615); en aquel año se hicieron
cinco reimpresiones de la obra. Desde los comienzos de la imprenta en España
hasta el siglo XVIII, en que se produce una profunda renovación de la misma, se
suceden importantes nombres de editores, entre ellos, Sancho de Nebrija, en
Granada, o Juan de Ayala, en Toledo. A partir del siglo XVIII cabe destacar a Antonio
Espinosa de los Monteros, Benito de Monfort, Pedro Ifern, Joaquín Ibarra o
Francisco Manuel de Mena, que llevaron a la imprenta española a la altura de las
grandes de Europa.

En 1539 Juan Pablos fundó una imprenta en la Ciudad de México, introduciendo


esta técnica en el Nuevo Mundo. Stephen Day, un cerrajero de profesión, llegó a la
bahía de Massachusetts en Nueva Inglaterra en 1628 y colaboró en la fundación de
Cambridge Press.

Los impresores del norte de Europa fabricaban sobre todo libros religiosos, como
Biblia, salterios y misales. Los impresores italianos, en cambio, componían sobre
todo libros profanos, por ejemplo, los autores clásicos griegos y romanos
redescubiertos recientemente, las historias de los escritores laicos italianos y las
obras científicas de los eruditos renacentistas. Una de las primeras aplicaciones
importantes de la imprenta fue la publicación de panfletos: en las luchas religiosas y
políticas de los siglos XVI y XVII, los panfletos circularon de manera profusa. La
producción de estos materiales ocupaba en gran medida a los impresores de la
época. Los panfletos tuvieron también una gran difusión en las colonias españolas
de América en la segunda mitad del siglo XVIII.

45
* LA INVENCION DE LA IMPRENTA Y SUS ANTECEDENTES HISTÓRICOS

IMPRENTA

Definición: arte de reproducir en un papel u


otra materia, por medio de presión, una
plancha o unos caracteres impregnados
de tinta.

HISTORIA:

La invención de la imprenta, que no es


europea, sino china, se remonta al año 960,
durante el periodo de los song (960 - 1279), en
que se usaron en china tipos móviles de
madera, uso que se extendió a turquestán en 1280. El caso es que la Europa central
de principios del renacimiento ya conocía el invento.

Aunque siempre se piensa en maguncia como la cuna de la imprenta, parece ser


que son los países bajos su más serio competidor, pues se imprimió allí con tipos
móviles antes que en la ciudad alemana, y consta que es la única nación europea a
la que los alemanes no llevaron la imprenta.

Puede sacarse así la conclusión de que en Europa se estaba trabajando y buscando


una técnica que hiciera posible la producción de libros a partir de un molde
constituido por letras sueltas, en lugar de manuscribirlo o estamparlo en un bloque
de madera grabada.

parece ser que fueron naipes las primeras obras que se produjeron, a la vez que
imágenes de santos, ya que en el museo de Bruselas se conserva una xilografía de
1418, que representa a la virgen rodeada de cuatro santos que es la más antigua
que se conoce.

46
Por esta fecha se empezaron a grabar planchas con textos en letras góticas, a
imitación de los códices de aquella época, como donatos, ars moriendi, Biblia
pauperum, y otros.

El trabajo y el tiempo que invertían en grabar estas planchas fueron sin duda lo que
indujo a buscar un medio de lograrlas con más facilidad y rapidez. Pero la verdadera
invención se atribuye hoy casi sin dudas a johannes gutemberg, cuyo mérito fue el
de fundir letras sueltas y adaptar una prensa de uvas renana para la impresión de
pliegos de papel, que es lo que constituyó la imprenta primitiva (1440); le sigue en
importancia peter schöffer, que fue quien concibió los punzones para hacer las
matrices y fundirlas en serie, y finalmente, Johann fust, que aportó el capital para
llevar a buen término la genial empresa.

En 1454 se publicaron las bulas de indulgencia encargadas por el papa Nicolás v


para allegar fondos destinados a sufragar los
gastos que ocasionaban las cruzadas para
liberar de la dominación turca los santos
lugares, de estas bulas se conserva un solo
ejemplar en la biblioteca de Munich.

Existen también dos ediciones de la Biblia: la


primera llamada "de 42 líneas", que se
empieza a componer en el taller de gutemberg
en 1452 y es la única obra que se le atribuye
con seguridad, y la segunda la "de 36 líneas"
del año 1459, y hay opiniones de que con
anterioridad a ellas se imprimió el misal de
Constanza, catalogado como "el libro
tipográfico más antiguo que se conoce", que parece ser de 1450, o incluso antes.
Desde luego, en esta obra parece que se hallan defectos de composición de los que
adolecen las citadas Biblia, y que hay quien le considera como una primera
impresión experimental.

en 1457 se termina de imprimir el salterio de maguncia, obra importantísima en la


historia del libro y de la imprenta pues es la primera obra impresa que indica el año
de publicación y el lugar de impresión, que lleve marca de impresor y colofón,

47
ilustraciones, impresión a más de un color, la primera que pasó directamente del
impresor al encuadernador, sin pasar antes por los ilustradores, y finalmente, la
primera que contiene una errata (que sería corregida en la edición de 1459): en el
colofón dice spalmor(um) en lugar de psalmor(um).

Por lo que se refiere a España, la primera imprenta la instala Johann parix en 1472
en águila fuente (Segovia), donde imprime un sinodal en tipos romanos, primer libro
español de que se tiene noticia.

En América, el primer país que cuenta con imprenta es México (1539), pero al resto
del continente llega en los siguientes siglos, con gran retraso, debido a la oposición
de las metrópolis que preferían enviar libros impresos antes que permitir que se
imprimieran allí.

JOHANNES GUTEMBERG

Gutemberg fue un impresor alemán que nació en maguncia (1397) y falleció en


1468. Su verdadero nombre era johannes gensfleisch.

Fue el inventor de la imprenta y de una tinta que permitía la impresión del papel por
las dos caras.

A partir de 1438 comenzó a investigar sobre una técnica de impresión basada en el


empleo de caracteres móviles. Se cree que la invención de la tipografía tuvo lugar
hacia 1440. Ese mismo año se asoció con Johann fust para impulsar la impresión de
libros mediante la nueva técnica de tipos sueltos que pudieran combinarse a
voluntad del impresor.

Se sabe que en 1440 pertenecía al gremio de los plateros y batidores de oro de


Estrasburgo y que por esta época hizo pruebas de textos e ilustraciones sobre
láminas de metal, sistema que ya era usado por otros.

En 1447 se asoció con peter schöffer, a quién había enseñado su técnica, e imprimió
el mainzer psalterium (salterio maguntino), estampado con capitales a dos tintas.

En 1465, falto de recursos económicos, se acogió a la protección del arzobispo de


maguncia, Adolfo II de Nassau, quién le concedió un título de nobleza y le permitió

48
vivir en su residencia de eltwil. Falleció en 1468, como ya ha mencionado
anteriormente.

entre los libros que se le atribuyen a la impresión de gutemberg, el más célebre es la


Biblia llamada cuarenta y dos líneas (1455), por el número de líneas de que consta
cada una da las dobles columnas.

Destacan también el catholicon, de Juan de gauna que se publicó en 1460.

Influencias en el invento de la imprenta: la sociedad

El descubrimiento de la imprenta, a finales de la edad media, transformó la sociedad


humana y abrió una nueva era al conservar el pensamiento escrito o la imagen y
difundirlos en numerosos ejemplares, poniéndolos así al alcance de un numeroso
público.

Dicha sociedad se caracterizaba por la existencia de una gran mayoría analfabeta,


dónde la única cultura residía en los manuscritos que sólo existían en los conventos,
es decir, estaban en poder de los monjes, los cuales a parte de rezar, se dedicaban
a la copia de textos e ilustraciones. Los primeros libros impresos no tuvieron gran
repercusión entre la mayor parte de la población, pero poco a poco el nuevo sistema
de confección de libros se hizo mucho más barato, permitiendo que la cultura dejara
de ser patrimonio exclusivos de unos pocos (que son precisamente los
anteriormente nombrados, es decir, los poseedores de los manuscritos, más
concretamente diré que nos estamos refiriendo al clero o clase dominante).

Este proceso citado (el de las copias de los monjes) era demasiado lento lo que
dificultaba la expansión de libros (con lo cual también dificultaba la expansión de la
cultura). Para los nuevos tiempos, en Europa, se necesitaba una sociedad más culta
y por eso hizo falta que la información saliera de los muros de los conventos.
Llegado este punto y bajo estas circunstancias surgió el invento desarrollado en
estas páginas: la imprenta.

Este proceso también es impulsado por el auge de la tinta (procedente de china) que
se da en esta época.

49
Con la imprenta se pudo conseguir una mayor información para todas las personas y
para todos los lugares, ya que el fácil manejo de este aparato hizo posible una
rápida impresión de todo tipo de texto. la aparición de la imprenta y, por lo tanto, de
grandes cantidades de un mismo texto, significó, no sólo una mayor difusión de la
cultura, sino también una nueva forma de recibirla. La transmisión de unos
conocimientos a través de un libro se hace por medio de signos que hay que
razonar, comprender y aceptar. Ese proceso supone un examen crítico de lo leído y
la posibilidad de recurrir a la información transmitida tantas veces como sea posible.
Estas peculiares condiciones no podían darse en una transmisión oral de la cultura
en la que el maestro, el sacerdote o el jefe siempre o casi siempre, adoptaban una
postura dogmática que no solía permitir la discusión ni, por la inmediatez del
discurso, ni por la reflexión sobre los contenidos transmitidos. Es por lo tanto la
sociedad un punto clave (como en todos los inventos) para la invención de la
imprenta.

Con todo esto estamos mostrando unas posturas de claro rechazo a la idea de que
los inventos surjan por inspiración divina de una sola persona (en nuestro caso de
gutemberg).

Además de la sociedad, también hay determinadas personas que contribuyeron al


invento de la imprenta (como en cualquier otro invento), personas que duermen en el
olvido de todos debido al nulo reconocimiento que recibieron en su época. Entre
estas personas, y ya volviendo al tema en concreto de la imprenta, podemos citar a:
bi sheng (que inventó los caracteres móviles), peter schöffer, m. friburger, m. grantz,
u.gering, lyon e. dolet... y otros muchos que a estas alturas son imposibles de
localizar, pero que merecen mención ya que con sus trabajos generaron un capital
que se invirtió en las investigaciones de todos los inventos, y así los hicieron posible.

pero todo esto no sólo se da en la imprenta, sino que es característico de todos los
inventos, así que después de todas estas páginas escritas llegamos a la conclusión
de dos ideas: de que para que se realice un fenómeno de este tipo tiene que darse
una sociedad que necesite este invento y que detrás de esos inventores tan
renombrados se esconden multitud de personas que han colaborado en la invención,
ya sea de manera directa (colaborando en la invención) o de manera indirecta

50
(obteniendo dinero, con sus trabajos, para invertir en los inventos, y aquí se incluyen
a los jornaleros, campesinos, siervos esclavos...). .

CLAIRE, COLIN.

“Historia de la Imprenta en Europa”.

Ollero & Ramos, Editores

* Enciclopedia Encarta

* Enciclopedia Larousse

* Enciclopedia, Salvat

II.1.1 INCUNABLES

Son llamados incunables (del latín incunabulae, en la cuna) aquellos libros


impresos con tipos móviles desde la aparición de la imprenta hasta el año 1501
inclusive. El primer libro impreso en España, por Juan Párix de Heildelberg
(Johannes Parix), es el Sinodal de Aguilafuente.

El término incunable hace referencia a la época en que los libros se hallaban en la


"cuna", haciendo referencia a la "infancia" de la técnica moderna de hacer libros a
través de la imprenta. Así, son incunables los libros impresos (unas 13.000 obras)
entre 1453 (fecha de la invención de la imprenta moderna) y 1500. No tenían
portada, sus caracteres al principio eran de letra gótica y las palabras se presentan
con no pocas abreviaturas imitando a los códices. Pero ya en el mismo siglo fueron
adoptándose otros tipos de letras, especialmente la redonda o romana, la veneciana
o itálica y cursiva mucho más legibles que las primeras y que al fin prevalecieron
sobre estos (salvo en Alemania) desde comienzos del siglo siguiente. Hacia finales
de éste, se introdujo el tipo elzeviriano (del holandés Elzevir) más delgado que los

51
anteriores y después siguieron otros caracteres de fantasía con la gran variedad
hasta los de hoy en día.

Los protoincunables son los libros impresos en los primeros talleres, entre 1472 y
1480. A su vez, se denominan post-incunables aquellos libros impresos a principios
del siglo XVI que por error o debido a una insuficiente información han sido
clasificados como incunables.

Las mayores colecciones del mundo, con el número aproximado de incunables que
poseen, son:

 La Biblioteca Estatal de Baviera, en Munich, con 18.550 volúmenes

 La Librería Británica, con 12.500 volúmenes

 La Biblioteca Nacional de Francia, con 12.000 volúmenes

 La Librería del Vaticano, con 8.000 volúmenes

 La Biblioteca Nacional de Austria, en Viena, con 8.000 volúmenes

 La Librería Nacional de Rusia, en San Petersburgo, con 7.000 volúmenes

MARTÍN ABAD, JULIÁN


Los incunables de las bibliotecas españolas:
Apuntes históricos y noticias bibliográficas sobre fondos y bibliófilos.
Valencia, 1996

II.2 BIBLIOFILOS Y BIBLIOTECAS

BIBLIOFILIA (NOSOTROS LOS BIBLIOFILOS)

El titulo completo de la conferencia seria “NOSOTROS LOS BIBLIÓFILOS amamos


los libros por encima de todo.” Esta frase redonda la pronuncié como colofón de un
reportaje que TVE realizaba sobre la “Feria del Libro de Recoletos” (1995).

52
Cuando esta declaración de amor, te la ponen delante cual espejo, denotas, -que es
el reconocimiento público de una patología que compartes con un grupo de
personas innominadas e indeterminadas-, y todas, tenemos en común “el amor
incondicional al libro”. Nos consideramos bibliófilos, -literalmente “hijos del libro”- y
más poéticamente “Amor por el libro”.

Durante los años 50 estábamos alrededor de la revista “Bibliófila” que dirigía Antonio
Rodríguez Moñino desde Castalia, después en los ochenta con la revista
“Cuadernos de Bibliofilia” de Cátedra e Infantes,”Noticias Bibliograficas”que dirige
Pablo Torres(1988) y próximamente celebrara su numero 100 y al final de los 90
“Pliegos de Bibliofilia” que dirige actualmente Fermín de los Reyes. Nosotros los
bibliófilos no tenemos registro, asociación, club o como queramos llamarlo donde
poder inscribirnos. Nadie nos da el marchamo de bibliófilos, -no existe-. El ser
bibliófilo es un sentimiento y lo concede uno a si mismo, cuando empieza a notar
unas sensaciones extrañas en tu cuerpo y en tu mente y como San Pablo que
recibió un “fogonazo”, -descubres que tienes una adicción sobre los libros, que
transforma tu tiempo y tu mente.

A partir de ese momento sin darte cuenta descubres que estas enganchado a la
Bibliofilia.

Fue el profesor Sánchez Mariana cuando publicó su estudio -“Los Bibliófilos


Españoles”(1993) – quien dio “carta de naturaleza” a esa afición y pasión de los
bibliófilos a coleccionar libros antiguos, raros y curiosos. Gracias a la recuperación
de insignes personajes bibliófilos tan importantes como Cánovas del Castillo o
Manuel Godoy (Príncipe de la Paz) son sistemáticamente ignorados en su faceta de
amor al libro. (1)

Si definiéramos la bibliofilia simplemente como “amor a los Libros”, resultaría que


casi todo el mundo sería bibliófilo, pues incluso las personas que no leen jamás
-dicen amar y valorar los libros-, por tanto, la definición exacta sería “amor
desenfrenado al libro”, y ¿que es el amor desenfrenado al libro?-Es pasión. La
definición correcta de la bibliofilia, según el DRAE: “-pasión o afición por el libro en
razón de su valor histórico o estético, especialmente por los antiguos, raros y
curiosos”-

53
Como pueden comprobar estamos poniendo el acento de la definición en el
continente del libro más que en el contenido, en factores exógenos más que
endógenos, en el cuerpo más que en el alma, porque al alma -la obra, el texto- el
valor se le supone, la obra es el único motivo del nacimiento del libro, siempre
debemos tener muy claro, como un axioma, el texto, la obra, el alma, el contenido es
lo que da valor al libro y el continente lo acrecienta.

Díaz Maroto en “La Pasión por los libros”, dice que la Bibliofilia: -es la manía de
coleccionar libros, y somos muy condescendientes con nosotros mismos llamándole
biblio-filia, porque el sufijo filia (hijos de) ennoblece la manía, -si no le tendríamos
que llamar biblio-manía, declarando con el sufijo “manía” la pasión desaforada por el
libro. La patología del coleccionista fue estudiada-muy exageradamente- por el
Doctor Descuret que publico en 1844 su Patología de las Pasiones cuyo
protagonista -el Notario bibliómano- Monsieur Boulard, después de la Revolución
Francesa, llego a poseer 600.000 libros. La historia es como sigue: Monsieur
Boulard llego a un acuerdo con su mujer, no compraría más libros, sino que de
ahora en adelante, solo emplearía su tiempo -en leer y clasificar los que ya
poseía-.Durante varios meses cumplió su palabra, pero cada día se encontraba más
enfermo y más triste, y sin motivo ni causa se “tumbó” (2)

El médico viendo el estado lamentable de su paciente, ideo, de acuerdo con la


mujer, instalar un mercadillo de libros, bajo la ventana del dormitorio donde estaba el
“tumbáo”, y que los distintos vendedores no dejaran de pregonar la mercancía. Al
oír tan añorado sonido, el buen notario sanó y recuperó toda la vida perdida. Sus
hijos, lamentablemente, tras su muerte, solo tardaron tres años en deshacerse y
vender la cuantiosa colección de su padre, logrando por su ambición, que el
mercado se saturara y se abaratasen los precios.

El Coleccionismo y las colecciones

Bibliófilo es sinónimo de coleccionista de libros, y como no se puede coleccionar


todo lo publicado, es necesario una acotación ó especialización. Así pues, un
bibliófilo es aquel que tiene una biblioteca temática o una colección con uno o varios
hilos conductores que la distinguen de las demás (3). Para formar y tener una
colección temática, es necesario: -Tiempo para buscar, localizar e informarse y
-Paciencia para ir formando la colección según vamos descubriendo los libros. La

54
suma de tiempo y paciencia, dará riqueza a nuestra biblioteca temática. Téngase en
cuenta que algunos libros -tan solo aparecen en el mercado cuando el anterior
coleccionista se ha desecho de su biblioteca- y si tiene la suerte de encontrarse con
el ejemplar, -no debe desaprovechar”el encuentro.”

Otro axioma: Tener una buena colección no es cuestión de dinero, es cuestión de


oportunidad y de suerte, claro que la suerte hay que salir a buscarla.

Toda labor realizada con la colección es cuantificable, -y no solo en satisfacción y


disfrute- sino que una colección, cuanto más completa (nunca se termina de
completar), mas se incrementa en su estimación y valoración. Su valoración, seria el
sumatorio de los precios de cada pieza, actualizada en el tiempo, más una prima por
búsqueda y localización, más el valor que se estime por colección completa.

Es de todo conocido que una obra de varios volúmenes cuando falta algún tomo, su
precio, queda reducido al 50%, por tanto aplicando este mismo criterio al
coleccionismo en general, a una colección completa, habría que aplicar el 50% de
incremento.

BAYEN, MAURICE.

Historia de las Universidades. Colección ¿que se?

Editorial oikos-tau S.A. Barcelona, España. 1978

II.2 DISEMINACIÓN DE LA IMPRENTA EN EUROPA Y AMÉRICA

Fraccionar la geografía de la imprenta en la


Edad Moderna, abordándola de forma
territorial, no se aviene con el propósito de
Fortuna de España. El planteamiento de esta

55
exposición requiere que esta sección dedicada a la geografía imprenta se aborde
desde los factores que condicionaron y marcaron su desarrollo. En una Europa
donde, como punto de partida, las casas reinantes configuran la administración
territorial, carece de sentido ofrecer una división geográfica coincidente con las
fronteras actuales. Flandes e Italia son dos ejemplos elocuentes.

El desarrollo de la imprenta en Europa durante el siglo XVI está condicionado por


varios factores que convierten sus diversas industrias tipográficas en
interdependientes; exceptuando, con ciertas reservas, el caso de Inglaterra, es
difícil considerar de manera independiente la producción y el comercio del libro.

De forma esquemática, estos factores, por ser los que más afectan a la selección de
Fortuna de España, y los que mejor resumen las razones que determinaron que los
textos españoles se imprimiesen en prensas extranjeras, se pueden agrupar en
técnicos y culturales; política, economía, religión quedarían englobados en este
último apartado. Cada uno de ellos traza un mapa geográfico diferente, aunque, a
veces, las fronteras que dibujan se superponen o coinciden parcialmente.

Problemas técnicos

Las dificultades técnicas, la falta de materias primas imprescindibles para la


realización de matrices, punzones y tipos de imprenta unidas a la falta de mano de
obra especializada —grabadores de punzones, fundidores de tipos y cajistas— o
simplemente familiarizada con el trabajo del metal,

Son un primer determinante en la configuración de una geografía de la imprenta.


Desde Alemania, país minero, con una sólida tradición en la fundición y el grabado
de metales y una capacidad económica dispuesta a arriesgar capital en la creación
de talleres de imprenta y en la organización de comercialización del libro, se difunde
la imprenta por Europa. España quedó rezagada dentro de la expansión de la
imprenta; la comparación de cifras es elocuente: en 1480, ciento diez ciudades de la
Europa occidental tenían imprenta: frente a las cincuenta italianas, se oponen ocho
españolas.

El movimiento de impresores y de oficiales, la importación y circulación de tipos, la


copia de grabados, deben considerarse vías de solución interna a los problemas

56
técnicos de España. Otro de los remedios buscados al problema de una industria
deficitaria fue la importación de libros y la exportación de textos.

CLAIRE, COLIN.

“Historia de la Imprenta en Europa”.

Ollero & Ramos, Editores

II.3 LOS LECTORES Y EDITORES EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

En España, en los siglos XVI y XVII, la cantidad de habitantes de los reinos


hispánicos, que eran capaces de leer era baja, en torno al 20 por ciento de la
población total, ya que el resto eran analfabetos. Si tomamos las cifras de población
que ofrece J. Nadal más próximas al principio y al final de este periodo, vemos que,
en 1530, la población total española estaría en torno a los 4,7 millones de
habitantes, y en 1717 la cifra había aumento hasta 7,5 millones; lo cual nos permite
suponer que habría casi un millón de personas que sabrían leer en el primer tercio
del siglo XVI, cifra que se incrementaría hasta el millón y medio al final del siglo XVII
y principios del XVIII. Ciertamente será éste un periodo en el que proliferan las
escuelas de primeras letras, pequeñas escuelas regidas por un maestro, y escuelas
de mayor tamaño, establecidas por las órdenes religiosas, en especial los jesuitas.
Precisamente estas escuelas van a ser las instituciones que absorberán una parte
considerable de la producción impresa de este periodo: alfabetos, silabarios y
cartilla, para aprender a leer; cuadernos con muestras de letras, para enseñar a
escribir, y libros de oraciones para niños, destinados a enseñar la doctrina cristiana
en las escuelas. El siguiente nivel de enseñanza, las escuelas de gramática, donde
los alumnos aprendían algo de latín y adquirían soltura en el uso del castellano,
requerían el apoyo de textos cuya producción fue constante en la mayor parte de los

57
talleres hispanos, dado que su uso continuado por los niños requería que fueran
repuestos con frecuencia.

Sin embargo, saber leer y escribir no es sinónimo de leer y escribir de forma


habitual. Como es sabido, los cifras sobre población alfabetizada o analfabeta se
han obtenido muchas veces de las escrituras notariales: según si es capaz de firmar
con su nombre o sólo pone una cruz “por no saber escribir”. De entre el millón/millón
y medio de españoles que sabían leer y escribir, la mayor parte se limitaría a
emplear estas habilidades para trámites imprescindibles de su vida familiar y
profesional: lectura y firma de escrituras, contratos, etc. Según los cada vez más
abundantes estudios realizados en el ámbito de la lectura en este periodo histórico,
sólo un pequeño porcentaje de los españoles que sabían leer compraba libros y
formaba una biblioteca particular, de modo que los especialistas estiman que entre
un 2,5 y un 3% del total de la población tendría algún libro en su casa. Estos datos
se obtienen del análisis de los inventarios realizados por los notaros tras la muerte,
con el fin de poder repartir los bienes entre los herederos. Los españoles que en la
Edad Moderna tiene entre sus pertenencias un número más o menos alto de libros
pertenecen a unas categorías de población muy concretas: el clero, la nobleza, los
altos funcionarios y profesionales (profesores, letrados, notarios, médicos,
abogados, etc.), mercaderes y, en mucha menor proporción, pequeños comerciantes
y algún artesano. Por otra parte, no resulta sorprendente que la parte de la población
que adquiere libros sea la que tiene la capacidad económica más elevada, ya que
los libros podían resultar caros para quienes debían concentrar el gasto en artículos
de primera necesidad.

El estudio de estas colecciones o bibliotecas privadas permite conocer los intereses


y los gustos de los lectores en la España moderna. Una primera mirada a esos
inventarios, en los que se relacionan con detalle muy variable los libros que poseía
el difunto, pone de manifiesto el tamaño de la colección, que varía desde las que
están constituidas por un único libro hasta las que tienen varios centenares. Un
análisis más detenido nos permite saber qué contenido tienen las colecciones,
formadas en general por: una buena parte de libros de contenido religioso; otra parte
la integran los libros que podrían llamarse de carácter técnico (teología, derecho,
medicina, etc.) y que aparecen relacionados con la profesión del propietario; y una

58
última parte que comprende los libros de entretenimiento, según los gustos del
lector: literatura, historia, etc.

El tamaño de la colección suele ir acorde al nivel social del propietario, y así vemos
que las colecciones más pequeñas se reducen a uno o varios libros de devoción,
mientras que las de tamaño medio contienen libros religiosos y técnicos, en tanto
que faltan los libros de entretenimiento, que sólo aparecen en las bibliotecas de la
nobleza, los intelectuales y los profesionales; tampoco encontramos libros de
literatura en muchas de las colecciones de los clérigos, donde predominan los libros
de teología y espiritualidad.

JOHANN GUTEMBERG

Johann Gutemberg (c.1400-1468), impresor alemán y pionero en el uso de los tipos


móviles.Poco se sabe de su vida y producción; ninguna de las obras que se le
atribuyen está firmada. Nació hacia 1400 en Maguncia, y su primera formación fue la
de orfebre. Más tarde, su familia se estableció en Estrasburgo. En 1438 Gutemberg
se asoció con Andrea Dritzehn para llevar a cabo experimentos de imprenta. Hacia
1450 regresó a Maguncia donde se asoció con el comerciante y prestamista alemán
Johann Fust, creando una imprenta donde probablemente comenzó a imprimir la
gran Biblia sacra latina, así como libros más pequeños. La Biblia de Gutemberg, o
Biblia de las 42 líneas, quedó terminada antes de finales de 1456, y se supone que
colaboró en su realización Peter Schöffer, yerno de Fust y aprendiz de Gutemberg.

En 1455 Fust entabló un pleito contra Gutemberg, reclamando el dinero que había
invertido en la empresa, por lo que el impresor se vio obligado a ceder su
participación en la misma. Después de su ruptura con Fust, Gutemberg siguió
imprimiendo, tanto en Maguncia como en la cercana ciudad de Eltvile. En 1465
Adolfo II, arzobispo de Maguncia y elector de Nassau, se convirtió en su mecenas,
como reconocimiento a su invento. Gutemberg murió el 3 de febrero de 1468 en su
ciudad natal, donde se ubica hoy un museo que recrea su prensa y su taller.

CHARTIER, ROGER.

"Libros, lecturas y lectores en la Edad Moderna"


59
Alianza Editorial S.A., Alianza Universidad (Madrid, 1994)

II.3.1 LOS SALONES LITERARIOS

Las tertulias y salones dominaron buena parte de la vida social y cultural chilena, en
el siglo que va desde mediados del XIX en adelante. El salón literario era un grupo
mixto que se reunía en la casa de alguna dama. Las tertulias intelectuales y
políticas, en cambio, reunían preferentemente a varones. El sociólogo Hernán
Godoy indica que estas tertulias se transforman posteriormente en "círculos
informales anexos a los cafés o peñas, a revistas o periódicos. Después se
reunieron en las trastiendas de las librerías. Finalmente se extinguieron, "ahogados
por los medios de comunicación audiovisual".

Angélica Muñoz describe la tertulia como un grupo reducido de personas vinculadas


entre sí por lazos de parentesco o amistad, que se reúnen habitualmente en forma
espontánea e informal. En estos encuentros se conversa, se recita, se tocan
instrumentos y se canta. La tertulia se celebra inicialmente sólo por el agrado de la
reunión misma.

Fernando Bravo Valdivieso las describe como "reuniones de carácter social, político
y cultural, a las que asistían casi exclusivamente miembros de la clase social alta o
intelectuales. Se efectuaban en casas particulares, en días fijos -normalmente uno a
la semana- y para acudir no se requería invitación de los dueños de casa". Así, los
"habitues" a una tertulia podían invitar a algún amigo, y éste, a su vez a otros.

La historia y la crónica de los salones pueden aportar información interesante para


una historia de la lectura en Chile. Vicuña señala que el Romanticismo francés era
uno de los temas de conversación más frecuente; también se hablaba de los
románticos españoles y de los poetas chilenos Guillermo Blest Gana, Guillermo
Matta y Eusebio Lillo.

60
El salón -según Vicuña- alentó un ideal de persona cultivada al alcance de hombres
y mujeres, que coincidía con la figura del diletante, del escritor amateur y del esteta,
más que con la del profesor universitario.

A pesar de que antes afirmó que el salón chileno no cumplió con una de las
funciones del europeo, que era la de reunir gente de distintas clases, y jugó más
bien contra este propósito, al alentar una cultura de elite social, afirma luego que por
su carácter mixto y por las disparidades en la educación de quines participaban en
los salones nacionales, es difícil encontrar otra institución capaz de estimular en esa
medida las conversaciones culturales y aminorar las diferencias de género en el
ámbito cultural. Afirma que al participar en debates sobre literatura y arte
contemporáneo los hombres, y en especial las mujeres, ampliaron los horizontes de
sus conocimientos.

Además de este enriquecimiento de contenidos culturales, el salón propició un tipo


particular de edificación personal y de urbanidad vinculados con una forma también
particular de distinción social: "Entregaron un corpus de conocimientos que pese a
carecer de aplicación práctica y valor utilitario en sentido estricto, era especializado y
por ende susceptible de convertirse en un índice de notoriedad, no sólo frente a
sujetos de clase media o movilidad ascendente, sino también ante personas de la
elite, menos refinadas en punto a cultura"12.

Así, los salones contribuyeron a validar un modelo de excelencia cultural, distinta de


aquel que entregaba la formación universitaria, con lo que vino a neutralizar, en
alguna medida, la potencialidad niveladora de la educación secundaria y superior.

Hernán Godoy atribuye al decadencia gradual de los salones a factores como la


merma progresiva del interés de la antigua elite social por la cultura, y su
desplazamiento hacia la política y los negocios. Esto los hizo perder su liderazgo
literario y artístico, que asumieron los sectores medios, que tuvieron sus propias
formas de sociabilidad intelectual.

II.3.2 BIBLIOTECA PÚBLICA

61
Una biblioteca pública es un una biblioteca accesible por el público, sin distinción y
que a menudo es administrada por funcionarios públicos y financiada con fondos
públicos o estatales. Los usuarios de una biblioteca pública tienen acceso libre a las
colecciones e instalaciones de ella. Además de existir, previa inscripción, un servicio
de préstamo de libros a domicilio.

Considera como una parte básica y esencial para mantener a una población letrada
y culta. Se le considera un espacio democrático de información y comunicación para
las comunidades en que se insertan.

Además de libros , periódicos y revistas, la mayoría de las bibliotecas públicas


actuales tienen una amplia muestra de otros medios de comunicación, entre los que
se incluyen CDs, software, cintas de vídeo, DVDs e instalaciones para usar Internet.

BIBLIOTECA

La voz biblioteca (del griego βιβλιοθήκη biblion = libro y thekes = caja). Literalmente
sería "caja de libros", o de guardar libros, pero por extensión se sustituye "caja" por
edificio, departamento, o habitación. También se da el nombre de biblioteca a la
colección o conjunto de dichos libros o al mueble que los contiene. Existen también
las bibliotecas ambulantes cuyos libros pueden circular en vehículos apropiados
para prestarlos a los lectores en distintos lugares. También se define como una
colección de documentos (tanto libros, CDs, DVDs, CD-ROMs) organizados para su
uso.

Casi todas las capitales y ciudades importantes del mundo poseen una buena
biblioteca con un número elevado de publicaciones.

Historia

La existencia de bibliotecas propiamente dichas data de los tiempos remotos del


imperio asirio (más de 30 siglos a. C.) según han revelado las exploraciones
arqueológicas en Mesopotamia, principalmente en Larsa, Uruk, Ur, Sippara, Kalah y
Nínive, de cuyas ruinas se han extraído por millares los famosos ladrillos cubiertos
de inscripciones que hoy atesora en su gran mayoría el Museo Británico. La más
célebre de todas es la descubierta en Koyundjik entre las ruinas del palacio de
Senaquerib, fundada o engrandecida por Asurbanipal (Sardanápalo).

62
Egipto y Grecia

Biblioteca de Alejandría.

Son escasas las noticias de bibliotecas que ofrecen los historiadores o que hayan
revelado las exploraciones científicas. Diodoro de Sicilia refiere la existencia de la de
un faraón que él denomina Osymandyas (probablemente, Ramsés II) y que estaba
en la ciudad de Tebas, donde los exploradores Champollion y Wilkinson
descubrieron señales de una biblioteca que debió existir catorce siglos a. C. Sin
embargo, vale por todas la famosa biblioteca greco-egipcia de Alejandría, fundada
por Ptolomeo I Sóter (año 323 a.C.) la cual llegó a poseer 700.000 volúmenes según
Persio. Para ella hizo traducir Ptolomeo II Filadelfo (285 a.C.) la Sagrada Biblia de
los judíos del hebreo al griego, traducción conocida con el nombre de Versión de los
Setenta. Pereció definitivamente aquel centro del saber antiguo al ser conquistada la
ciudad por los árabes en el 641, según dicen los historiadores, aunque ya en tiempo
de Julio César sufrió otra destrucción por los soldados del mismo. De entre los
griegos, tiene su celebridad histórica la Biblioteca de Pérgamo, fundada por
Eumenes II y Atalo II (198-137 a.C), la cual contaba con unos 200.000 volúmenes al
tiempo de ser transportada por Antonio u Octavio Augusto a Alejandría y, asimismo,
la que se dice fundada en Atenas por Pisístrato (siglo VI a. C.), que pasa por ser la
más antigua de Grecia. De mediados del siglo V fue la biblioteca de Nehemías a que
alude el Libro II de los Macabeos (cap. II, vers. 13) y que, sin duda, llegó a ser griega
y hebrea.

Roma

La primera biblioteca pública de Roma se debió a Asinio Polión (38 adC) quien la
fundó en el Atrium libertatis sobre el Monte Aventino. El Emperador Octavio Augusto
reunió la segunda en el templo de Apolo sobre el monte Palatino y entre otras varias
que se fundaron por entonces en Roma durante el Imperio, destacó la Ulpiana de

63
Trajano. Antes de las bibliotecas públicas hubo colecciones particulares que los
nobles romanos buscaban y se procuraban a gran precio o se llevaban de las
ciudades griegas conquistadas y este afán continuó activo en los demás siglos del
Imperio. La primera colección de esta clase privada fue la de Paulo Emilio, año 160
a.C. En el siglo IV, contaba Roma con 29 bibliotecas públicas que la invasión de los
bárbaros destruyó casi por completo y sin duda, que en otras ciudades romanas se
hallarían magníficas colecciones de libros cuando sólo en Herculano se ha
descubierto una con más de 1.800 piezas de papiro que debieron componer unos
800 rollos.

En cuanto los cristianos pudieron disfrutar y dedicarse a las letras, fundaron también
sus bibliotecas aun antes del triunfo de Constantino y la Historia nos ha transmitido
los nombres de algunas más célebres. Éstas fueron

 la de Cesarea, fundada por San Pánfilo y aumentada por el historiador


Eusebio que llegó a constar de 30.000 volúmenes, según San Isidoro
 la de Antioquía
 la de Hipona

Todo ello, sin contar las colecciones de volúmenes sagrados que todas las Iglesias
poseían. El Emperador Constantino reunió más de 6.900 volúmenes en la biblioteca
por él fundada en Constantinopla la cual contaba 1000.000 a la muerte del
Emperador Teodosio y fue incencidada en el año 477.

Edad Media

Desde la invasión de los bárbaros, refugiadas las ciencias y las letras en los
monasterios y catedrales como únicos centros del saber en aquélla época, a éstos
debe acudirse para hallar bibliotecas en la Europa occidental hasta finales de la
Edad Media. En los documentos de los siglos IX, X y XI, se habla con frecuencia de
colecciones de libros que los obispos dejaban en testamento a las bibliotecas de
iglesias y monasterios y notoria es la solicitud que los monjes desplegaban para
conservarlas y enriquecerlas. Pero no solían constar de muchos ejemplares tales
bibliotecas pues aun la de los Papas en el palacio de Aviñón que fue una de las más
completas en el siglo XIV, sólo llegó a reunir unos 2.000 códices. La primera de que
se tiene noticia en España fue la de San Martín Dumiense en su monasterio de

64
Dumis (Portugal) hacia el año 560, después obispo de Braga; le siguieron en el siglo
VII la de San Isidoro de Sevilla y las de San Braulio y Tajón en Zaragoza.

En el siglo XIII, comenzó a tener importancia la biblioteca en los palacios de reyes y


magnates siguiendo en auge de siglo en siglo y fueron célebres las de Alfonso X de
Castilla, Jaime II y sucesores en Aragón, brillando sobre todo la de Matías Corvino
en Hungría, ya en el siglo XV .

65
SIGLO XX
EL LIBRO MASIVO

Objetivos específicos:

 Dar a conocer los nuevos sistemas de impresión


 Determinar cuales son las nuevas tecnologías y las bibliotecas.

66
III.1 LOS NUEVOS SISTEMAS DE IMPRESIÓN EN OCCIDENTE

La primera fundición de tipos móviles de metal se realizó en Europa hacia mediados


del siglo XV; se imprimía sobre papel con una prensa. El invento no parece guardar
relación alguna con otros anteriores del Extremo Oriente: ambas técnicas se
diferencian mucho en cuanto a los detalles. Mientras que los impresores orientales
utilizaban tintas solubles en agua, los occidentales emplearon desde un principio
tintas diluidas en aceites. En Oriente, las impresiones se conseguían sencillamente
oprimiendo el papel con un trozo de madera contra el bloque entintado. Los primeros
impresores occidentales en el valle del Rin utilizaban prensas mecánicas de madera
cuyo diseño recordaba el de las prensas de vino. Los impresores orientales que
utilizaron tipos móviles los mantenían unidos con barro o con varillas a través de los
tipos.

Los impresores occidentales desarrollaron una técnica de fundición de tipos de tal


precisión que se mantenían unidos por simple presión aplicada a los extremos del
soporte de la página. Con este sistema, cualquier letra que sobresaliera una fracción
de milímetro sobre las demás, podía hacer que las letras de su alrededor quedaran
sin imprimir. El desarrollo de un método que permitiera fundir letras con dimensiones
precisas constituye la contribución principal del invento occidental.

Los fundamentos de la imprenta ya habían sido utilizados por los artesanos textiles
europeos para estampar los tejidos, al menos un siglo antes de que se inventase la
impresión sobre papel. El arte de la fabricación de papel, que llegó a Occidente
durante el siglo XII, se extendió por toda Europa durante los siglos XIII y XIV. Hacia
mediados del siglo XV, ya existía papel en grandes cantidades. Durante el
renacimiento, el auge de una clase media próspera e ilustrada aumentó la demanda
de materiales escritos. La figura de Martín Lutero y de la Reforma, así como las
subsiguientes guerras religiosas, dependían en gran medida de la prensa y del flujo
continuo de impresos.

Johann Gutemberg, natural de Maguncia (Alemania), está considerado


tradicionalmente como el inventor de la imprenta en Occidente. La fecha de dicho
invento es el año 1450. Ciertos historiadores holandeses y franceses han atribuido
este invento a paisanos suyos, aduciendo abundantes pruebas. Sin embargo, los
67
libros del primer impresor de Maguncia, y en concreto el ejemplar conocido como la
Biblia de Gutemberg, sobrepasa con mucho en belleza y maestría a todos los libros
que supuestamente le precedió. El gran logro de Gutemberg contribuyó sin duda de
forma decisiva a la aceptación inmediata del libro impreso como sustituto del libro
manuscrito. Johann Fust, un socio de Gutemberg, y su yerno, Peter Schöffer,
editaron en 1457 el Libro de Salmos, el primer libro impreso en el que quedó
constancia del lugar y fecha de impresión, así como del nombre del impresor. Los
libros impresos antes de 1501 se dice que pertenecen a la era de los incunables.
En el periodo comprendido entre 1450 y 1500 se imprimieron más de 6.000 obras
diferentes. El número de imprentas aumentó rápidamente durante esos años. En
Italia, por ejemplo, la primera imprenta se fundó en Venecia en 1469, y hacia 1500 la
ciudad contaba ya con 417 imprentas. En 1476 se imprimió una gramática griega
con tipografía totalmente griega en Milán y en Soncino se imprimió una Biblia hebrea
en 1488. En 1476 William Caxton llevó la imprenta a Inglaterra.

En España, Arnaldo de Brocar compuso, por iniciativa del cardenal Cisneros, la


Biblia Políglota Complutense en seis tomos entre 1514 y 1517, que constituye la
primera reproducción de la Biblia en Europa y es la obra de imprenta más importante
del renacimiento español. Anteriormente, en la ciudad de Segovia, Juan Parix de
Heidelberg creó la primera imprenta española, de la que queda el recuerdo de la
impresión de las actas del Sínodo de Águila fuente, celebrado en dicha población en
1472. Esta imprenta desapareció sin que surgieran allí iniciativas similares, pero se
cree que en torno a 1473 existían ya imprentas en la ciudad de Valencia, donde al
parecer se imprimió el primer libro con fecha contrastada, el Comprehensorium
(1475). En esas mismas fechas había también imprentas en Barcelona, y existen
noticias de impresión en Zaragoza por el libro Manípulus curatorum (1475). Se sabe
de la existencia de una imprenta en Sevilla en 1473, y siete años más tarde en
Salamanca. Hacia 1484 ya se conocían en Burgos las impresiones realizadas por
Fadrique de Basilea; fue en esta ciudad donde se imprimió, en 1499, la copia más
antigua que se conserva de La Celestina. Un año después se realizaron las
segundas ediciones en Toledo y Salamanca, de las que sólo se conserva una de
Toledo, que el editor titula Comedia de Calisto y Melibea. La primera imprenta que se
creó en Madrid data de 1566 y fue obra de Alonso Gómez. En esta ciudad vio la luz
la primera edición de la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la
Mancha en 1605 (la segunda parte apareció en 1615); en aquel año se hicieron

68
cinco reimpresiones de la obra. Desde los comienzos de la imprenta en España
hasta el siglo XVIII, en que se produce una profunda renovación de la misma, se
suceden importantes nombres de editores, entre ellos, Sancho de Nebrija, en
Granada, o Juan de Ayala, en Toledo. A partir del siglo XVIII cabe destacar a Antonio
Espinosa de los Monteros, Benito de Monfort, Pedro Ifern, Joaquín Ibarra o
Francisco Manuel de Mena, que llevaron a la imprenta española a la altura de las
grandes de Europa.

En 1539 Juan Pablos fundó una imprenta en la Ciudad de México, introduciendo


esta técnica en el Nuevo Mundo. Stephen Day, un cerrajero de profesión, llegó a la
bahía de Massachusetts en Nueva Inglaterra en 1628 y colaboró en la fundación de
Cambridge Press.

Los impresores del norte de Europa fabricaban sobre todo libros religiosos, como
Biblias, salterios y misales. Los impresores italianos, en cambio, componían sobre
todo libros profanos, por ejemplo, los autores clásicos griegos y romanos
redescubiertos recientemente, las historias de los escritores laicos italianos y las
obras científicas de los eruditos renacentistas. Una de las primeras aplicaciones
importantes de la imprenta fue la publicación de panfletos: en las luchas religiosas y
políticas de los siglos XVI y XVII, los panfletos circularon de manera profusa. La
producción de estos materiales ocupaba en gran medida a los impresores de la
época. Los panfletos tuvieron también una gran difusión en las colonias españolas
de América en la segunda mitad del siglo XVIII.

CLAIRE, COLIN.

“Historia de la Imprenta en Europa”.

Ollero & Ramos, Editores

III.1.1 LA NUEVA TECNOLOGÍA ELECTRÓNICA Y LAS BIBLIOTECAS

69
La idea de una biblioteca electrónica, virtual o digital, según se la ha denominado
durante los últimos años del siglo pasado, remite a un concepto y un modelo de
lejana evocación en el tiempo. Pero para abandonar el mundo de las ideas y
hacerse realidad necesitó de una infraestructura tecnológica que tuvo que recorrer
un largo camino: desde las máquinas perforadoras, relatores y co- tejadores de
fichas electromecánicas de IBM, hasta la consolidación de una red en la que por
primera vez en la historia cualquier ciudadano del planeta puede acceder a
grabaciones, imágenes y textos digitalizados con tan sólo teclear
Una dirección web.

Ya desde principios del siglo XX hubo quien, como si se tratara de otra más de las
ficciones de Verne, describió con absoluta claridad lo que hoy nadie dudaría en
llamar la verdadera y necesaria biblioteca del siglo XXI. Porque en este siglo que
ahora empieza no cabe idear algo distinto a aquella «mesa de trabajo» en la que
pensó Otlet o a aquella máquina que imaginó Bush.

Ya en 1934, Paúl Otlet aludía a una «mesa de trabajo» en la que en lugar de libros
se apoyaban una pantalla y un teléfono. Lejos de ella, en un inmenso edificio, se
almacenarían todos los libros, catálogos, bibliografías e índices, constituyéndose, de
esta manera, en lugar de distribución a distancia. Desde allí se haría aparecer sobre
la pantalla la página que se va a leer para conocer la respuesta a las cuestiones
planteadas por teléfono, con o sin hilos. Añadía, además, que esta pantalla podría
ser doble, triple o décuplo, si se tratara de multiplicar los textos y los documentos.
Igualmente, se podría disponer de un altavoz, cuando se requiriera la ayuda de un
dato oído, o en los casos en los que la visión debiera completarse con una audición
2 (Otlet, P., 1934; Sagredo, F.; Izquierdo, J., 1983).

Unos años más tarde, y al otro lado del mundo, Vannevar Bush describía una
máquina, a la que bautizó con el nombre de Memex, capaz de funcionar como
suplemento de la memoria humana (Memory Extended System) y, por tanto, capaz
de recuperar la información de manera asociativa y relacional (Bush, V., 1945).
Sentaba, así, los fundamentos teóricos de lo que medio siglo más tarde sería el
entorno hipertextual en el que se basa Internet, que pone a disposición de millones

70
de usuarios documentos, catálogos, bibliografías y bases de datos en forma
electrónica.

Ambos fueron claros precursores de un nuevo modelo de almacenamiento,


organización y acceso a la información, pero que nunca podría materializarse en
forma alguna sin las precisas innovaciones tecnológicas que sólo muy recientemente
han logrado integrarse en todos los ámbitos y sectores de la sociedad.

En la actualidad, en los albores del siglo XXI, las tecnologías permiten hacer realidad
el sueño de todos aquellos teóricos que preconizaron la urgencia y necesidad de
idear nuevos sistemas acordes con la producción masiva de documentación y con
las necesidades de una nueva sociedad en la que el acceso y recuperación de
información son pilares fundamentales del desarrollo de ciencia y tecnología.

El siglo XX fue testigo de toda una serie de cambios que revolucionaron la idea de lo
que debían ser aquellos lugares consagrados a convertirse en los guardianes de la
memoria de pueblos, civilizaciones y culturas. La producción científica experimenta
un crecimiento exponencial desde principios del siglo que «explota» al finalizar la
Segunda Guerra Mundial, lo que hizo necesario idear nuevos sistemas capaces de
controlar un ingente volumen de información desconocido hasta entonces y, de esta
forma, hacer accesible el conocimiento a los distintos tipos de demandas
informativas. Se empieza a cuestionar, en consecuencia, la validez de sistemas,
mecanismos y técnicas manuales al uso para lograr este fin.

Esta realidad histórica justificó la necesidad del cambio: de sistemas y prácticas


manuales anclados en la tradición bibliográfica de descripción de fondo antiguo, a
sistemas automatizados basados en infraestructuras tecnológicas que hacen posible
recuperar información en múltiples medios, con independencia de su lugar de
depósito o almacenamiento.

Sin embargo, no sólo eran necesarias tecnologías capaces de revolucionar el modo


en el que la información se almacena, organiza y recupera. En el substrato subyace
un modelo de estructura que se rige por cánones muy distintos a los que imponían
las normas del buen hacer bibliotecario de antaño. El impacto tecnológico en la

71
práctica y dinámica profesional quebrantó los más sagrados principios que desde
finales del siglo XIX regían la formación y el desarrollo de colecciones, la descripción
y el análisis de los fondos, y la elaboración de catálogos y repertorios que permitían
acceder a ellos.

Ahora bien, hablamos de realidades y nos hallamos ante conceptos y modelos


difusos que se materializan en formas muy diversas. Profesionales y usuarios
insisten en convertir en presente ese futuro tantas veces evocado y sin embargo
todo es incertidumbre cuando se piensa en las posibles implicaciones sociales,
económicas y culturales que conlleva avanzar hacia una sociedad «sin papeles» en
la que los principales recursos informativos sólo son accesibles en formato digital, y
en la que ordenadores y redes se erigen en los medios fundamentales para acceder
al conocimiento.

No cabe olvidar, tampoco, las implicaciones de índole emocional que surgen entre
quienes creen que la biblioteca digital es amenaza para el futuro del libro y la lectura
y constituye, por tanto, un ataque a la cultura. En el otro lado se sitúa un significativo
número de teóricos, filósofos y ciudadanos que defienden la imperiosa necesidad de
abandonar la idea de que conocimiento y cultura sólo pueden transmitirse mediante
soportes impresos y en sus formas más tradicionales y, en consecuencia, sólo
pueden almacenarse, procesarse y hacerse accesibles a través del clásico modelo
de biblioteca pública, universitaria o nacional. Y ante este mar de incertidumbres,
sospechas y recelos, sólo un dilema permanece claro: según el punto de vista desde
el que se analice, la biblioteca digital supone el fin de las bibliotecas o, por el
contrario, su salvación como instituciones principales de acceso al conocimiento.

EL CAMINO HACIA UNA BIBLIOTECA «SIN PAPELES»

Esta nueva realidad, así como la necesidad del inminente cambio, empieza a
gestarse en la década de los años sesenta, cuando comienzan a desarrollarse los
primeros sistemas de recuperación basados en herramientas informáticas. En el año
1978 Lancaster dedica una obra a analizar un tipo de sistemas de información a los
que califica de «sin papeles» y de modo insistente, en 1985, retoma esta idea en su
artículo The paperless society revisited (Lancaster, 1978; 1985). En 1984 Dowlin

72
publica The Electronic Library (1984), obra en la que identifica como principales
características de este modelo las siguientes:

— la gestión de recursos se lleva a cabo a través de ordenadores y sistemas de


automatización
— habilidad para construir enlaces entre el proveedor de información a través de
medios y canales electrónicos
— capacidad del personal para intervenir en la transacción electrónica cuando el
usuario final lo requiriera
— habilidad para almacenar, organizar y transmitir información al usuario a través
de medios y canales electrónicos.

Todo ello entronca directamente con el concepto de lo que se decía debería ser la
verdadera biblioteca del siglo XXI, que los bibliotecarios de la Fenwick Library of
George Mason University, en un intento de clarificación la definieron como:
Un concepto de servicio más que un lugar, como una organización de información
que hace uso de las nuevas tecnologías con el fin de alcanzar la misión y los
objetivos para los que se ha creado. Según esta idea, los usuarios acudirán al
bibliotecario, no a la biblioteca, pues la posibilidad de acceder a información en
forma electrónica hace que pierdan valor las colecciones locales (Hurt, C. S., 1992).

Y ya en esta definición aparecen dos ideas claves. En primer lugar, acceso a la


información frente a desarrollo de colecciones locales. En segundo, uso de nuevas
tecnologías para cubrir las necesidades de los usuarios. Porque, en efecto, uno de
los cambios fundamentales que subyacen en el modelo que defienden es que la
dicotomía acceso versus propiedad se dirime, de forma clara y contundente, en favor
de lo primero.

Esta nueva idea de biblioteca forma parte de un nuevo entramado económico, social
y cultural, y es el resultado de tres revoluciones que modificaron tanto la naturaleza y
razón de ser de las viejas bibliotecas, como la actividad profesional que en ellas se
llevaba a cabo. Se trata de la revolución de la información, la revolución de los
ordenadores y la revolución de las comunicaciones (Corbin, J., 1988).

73
El crecimiento exponencial de la producción bibliográfica desde principios del siglo
pasado hizo imposible que ninguna biblioteca, por sí sola, fuera capaz de desarrollar
y mantener una colección adecuada a las demandas de sus usuarios. La revolución
tecnológica habida desde la segunda mitad del siglo XX dio lugar al desarrollo de
sistemas de información no convencionales, formatos de intercambio de datos,
sistemas en línea y empresas de servicios bibliográficos.

La integración de todos estos avances cambió las bibliotecas profundamente e hizo


que, de forma paulatina, perdieran valor las colecciones locales. La progresiva
implementación de tecnologías revolucionó el concepto tradicional de biblioteca y la
transformó. De centros de depósito y almacenamiento de documentos pasaron a
convertirse en verdaderos centros de servicios, en organizaciones cuya prioridad era
el acceso a la información en detrimento de los procesos técnicos.
Ahora bien, el desarrollo tecnológico no siempre tuvo un impacto inmediato sobre el
modelo y la lógica de la práctica bibliotecaria, cuya evolución, en ocasiones, siguió
un camino divergente al recorrido por el fuerte impulso de la investigación y las
grandes inversiones que dieron lugar a las llamadas autopistas de la información, a
máquinas de potente envergadura en todas sus vertientes, y a programas capaces
de ejecutar sin aparentes limitaciones operaciones complejas de acceso y proceso
de la información.

En la práctica bibliotecaria el impacto de la tecnología no ha servido para modificar


en profundidad el substrato y motor de la dinámica profesional en sus distintos
aspectos, lo que nos ha conducido a una realidad bibliotecaria en la que conviven
modelos muy diversos que llegan, incluso, a ser antagónicos. Los esfuerzos por
integrar las tecnologías más modernas no siempre se han canalizado en la dirección
idónea y en ocasiones han dado como resultado modelos inadecuados para el
actual marco y contexto tecnológico.

No obstante, en la actualidad se constata una clara tendencia a la configuración de


un modelo que en un futuro, quizás no muy lejano, dará lugar a la creación de
verdaderas bibliotecas digitales basadas en una estructura y organización que
apenas tiene similitudes con modelos anteriores. Las coordenadas espacio-

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temporales que desde siempre han servido para definir diversos tipos de bibliotecas
se diluyen entre el más amplio universo de información jamás pensado.

Los límites de las colecciones, los criterios para su proceso y mantenimiento, y los
instrumentos creados para acceder a ellas se definen todos ellos por parámetros
muy distintos. Algo, sin embargo, permanece inalterable: las necesidades
informativas de los usuarios finales, la única razón de ser de cualquier tipo o modelo
de biblioteca.

BIRKERTS, SVEN
"Elegía a Gutenberg. El futuro de la lectura en la era electrónica"
Alianza Editorial S.A. (Madrid., 1999)

III.2 EL FUTURO: ¿EL LIBRO ELECTRÓNICO?

RESUMEN: Intentamos exponer algunas ideas sobre los fenomenología actual del
libro tradicional y de los modernos modelos técnico-librarios, hoy ya denominados
libros electrónicos.

Se abordan algunos de los prototipos aparecidos en el mercado de la edición


electrónica de las dos últimas décadas. Quedan expuestos los elementos esenciales
de lo que pudiera ser un prototipo de libro que utiliza tecnología punta y que tiende a
adoptar la ergonomía tradicional.

Los problemas del denominado libro electrónico.

Hasta el momento presente, finales de 1999, muchos de los soportes, nacidos de


aplicaciones del almacenamiento masivo de información, han sido denominados
libros electrónicos.

Pero fue el CD-ROM, que surgió en la primera mitad de los 80, cuando parecía que,
al encontrarse un modelo de tal capacidad y versatilidad, era razonable que

75
comenzara a hablarse decididamente del tal libro electrónico. Incluso alguien lo
denominó "The New Papyrus ", refiriéndose a aquel soporte milenario del mundo
egipcio, que sí constituyó un verdadero soporte dúctil y ampliamente utilizado en la
antigüedad, y en buena parte del alto medievo.

Fue sin embargo en una revista de finales de los 70, cuando se utiliza una memoria
flexible para ubicar información utilizable en un periférico distinto del ordenador.

No obstante en ese prototipo circular, que luego ha adoptado múltiples versiones por
lo que a capacidad y tamaño se refiere, apenas existían las características
esenciales del libro tradicional es decir su ergonomía y accesibilidad universales.

En efecto, siempre o casi siempre, semejantes soportes discográficos, en la mayoría


de los casos, precisaban y precisan de uno o varios periféricos a la hora de
recuperar la información textual, gráfica o multimedia, a pesar de que tales
periféricos fueran ajenos al ya clásico ordenador.

Lo único que aportaban estos nuevos prototipos eran capacidades muy superiores a
las que tradicionalmente manejamos al leer un libro convencional, una notable
transportabiolidad de la información y la posibilidad de ponerlos en red o recuperar a
distancia dicha información.

Por ello han tenido un éxito muy notable en las empresas e instituciones que
manejan grandes cantidades de datos e información; pero casi nulo éxito por lo que
hace referencia al uso como tal libro.

En consecuencia el mundo editorial ha seguido produciendo información según los


patrones tradicionales, y los recursos magnéticos y ópticos no han pasado de
dedicarse ampliamente al mundo audio, como el Compact CD, o en el mejor de los
casos a soporte de grandes masas interactivas de información.

Primeros pasos hacia el nuevo libro.

Si pretendíamos seguir utilizando más propiamente el nombre de libro, debíamos


dirigir por otros derroteros más adecuados la posibilidad de los usos de la tecnología
en un modelo quasi librario.

76
Lo que acabamos de afirmar latía en numerosas experiencias en este sentido,
alimentadas por la tecnología e incluso por el riesgo intelectual y económico.

Recalquemos, que cuando hablamos de "libro ", no rompemos por tanto el cordón
umbilical con el prototipo que nos dio e hizo lo que ahora conocemos y somos.

Y ello por varias razones: porque, en primer lugar, ese modelo se ha adaptado
ergonómicamente a nuestro ser intelectual y psico-físico de forma determinante. Y
además, porque no debe de haber tanta distancia entre lo que el modelo libro es en
sí, y lo que puede ser el libro nuevo, al menos intelectualmente hablando.

Se trató recientemente y se trata ahora, de conservar lo mejor de algo conocido y


reemplazarlo por algo fácil de conocer e utilizar; con notable incremento además de
la rentabilidad cultural, social y económica.

A ello tendían los intentos, en 1981, de la firma Microsoft, dentro de la cual Bill
GATES, y Dick BRASS trabajaban sobre modelos normalizados, para evitar desde
un principio problemas de incompatibilidad entre productos y sistemas.

Un precedente librario: el modelo de los 80, el DYNA BOOK.

Este nombre recibió en los EE. UU., un prototipo librario que tenía muy poco de
semejante con el tradicional libro. "At last -indica el folleto de presentación- the
technology exists to make the ideal information acces tool a reality. A five
ounce plastic CD-ROM disc can hold more information than 500 textbooks, but
until now, the only way to use that information was from your computer.
DynaBook puts the incredible power of CD-ROM into a compact 14´5"x 2
´75"electronic book weighing a mere 16 pounds... DynaBook makes reading
from CD-ROM data as confortable as sitting down with a good book".

No era sino la expresión tecnológica en una pantalla LCD (Liquid Crystal Display)
(15) de simple lectura, ajena al ordenador y conectada a el como periférico
necesario, que actuaba a manera de concentrador de información o disco duro.

El denominado "Dyna Book "era por tanto, más bien una pantalla táctil, transparente
como un cristal, y exenta de teclado alguno.

77
Utilizaba un ¨driver¨ CD-ROM con convertidor analógico digital.

Tenía posibilidades audio. Utilizaba asimismo un chip 80286 CPU. Sus posibilidades
de reloj a 10 MHz, le permitía correr a velocidades mayores que las de los
computadores contemporáneos.

A su vez utilizaba floppys 3´5 de 740 K.

Incluía entre sus unidades un disco duro de 20 Mb., a una velocidad de acceso de
25 ms.

Uno de sus mayores logros era la interacción por tacto con la pantalla. Sin embargo,
el modelo DynaBook apenas hizo fortuna y se extinguió del mismo modo que había
llegado.

Y ello porque, en realidad, lo que de nuevo presentaba ese modelo no era otra cosa
sino un lector particular de CDS.

Transcurriría incomprensiblemente más de una década, antes de que apareciera un


verdadero modelo propiamente librario.

Modelos patentados de libro electrónico-digital.

Conocemos los intentos de la firma Sony a principio de los 90 (1992), con su


Bookman; así como los de Franklin Electronic Publishers, que carecieron de
popularidad porque el intento de leer, en pantallas no del todo adecuadas, como las
corrientes de aquellos años, distaba mucho de las calidades de las hojas de
cualquier texto o libro impreso.

Poco después las firmas Canon, Fujitsu, IBM, JVC, Matshushita, Microsoft, Minolta,
Ricoh, NEC, y la misma Sony junto con otras varias emprendieron un proyecto que
tenga todas las condiciones adecuadas para, si no de forma inmediata, sí en un
corto período de tiempo, intentar una alternativa digital al modelo tradicional

No son muchas sin embargo las patentes y aplicaciones que en los últimos años 90
se han acercado en menor o mayor medida al libro electrónico-digital ideal.

78
Las más han mimetizado el modelo computacional en sus primeras experiencias
para permitirle prácticamente las mismas virtualidades que posee el ordenador.

Quizás, opinamos nosotros, en esta tendencia absolutamente obsesiva por seguir


dependiendo del ordenador como punto de partida por parte de las empresas que
trabajan en este nuevo modelo, frustra las posibiliddes de verdadera ergonomía
librería que ha hecho fortuna durante más de medio milenio.

En fin, que los libros electrónicos se encuentran, hoy, en una encrucijada. Apenas
habiendo despertado en sus potencialidades, sin demasiado éxito editorial por el
momento, y siempre dispuestos a disolverse en documentos electrónicos (no
necesariamente paginados, multimediales, hipertextuales, y abiertos tanto a la
interpretación como a la escritura), su uso avanza lentamente, mucho más
lentamente de lo que esperaba una parte de la industria editorial,
sobredimensionada en sí misma, que no acaba de ver una fuente alternativa de
ingresos. La encrucijada se resolverá, quizá en unos pocos años, y sin duda los
libros electrónicos la decantarán ofreciendo más y mejores funcionalidades de
lectura. Pues, no lo olvidemos, por encima de cualquier otra consideración sobre su
uso, soporte o almacenamiento, los libros existen sólo para ser leídos.

LIBRO ELECTRÓNICO

'Libro electrónico' es una expresión que ha tenido fortuna y ha pasado a ser un


sustantivo habitual, especialmente en su versión anglosajona de una sola palabra: el
ebook. El núcleo de la expresión reside en cómo determinados textos electrónicos
se configuran siguiendo la metáfora visual y organizativa de los libros no
electrónicos, impresos en papel, simplemente los libros.

Hay mucha controversia sobre los libros electrónicos, así como mucho 'vaporware',
pues una parte de la industria editorial ha visto en ellos un futuro posible. De hecho,
las previsiones realizadas por la Unión Europea hace unos años (Informe El_PUB,
1996) situaban en aproximadamente un 10% del total el porcentaje que
correspondería a las publicaciones electrónicas hacia el 2002, más en unos sectores
que en otros, y sólo una pequeña parte en libros electrónicos –que dicho sea de
paso no existían como ebooks en ese momento. El punto de inflexión en estos años

79
lo ha marcado la edición electrónica de una novela de Stephen King, con resultados
muy contradictorios sobre su aceptación por el mercado.

Por tanto, y a pesar de que podamos mirar los ebooks con otros enfoques, la
discusión sobre ellos (y otros conceptos/productos afines, como la eink o el epaper)
está muy unida a su éxito comercial, y a cómo algunas empresas editoriales quieren
transferir parte de su producción a este nuevo medio. Problemas aparentemente
alejados de la lectura y de sus soportes se colocan en primer plano: los derechos de
autor, la seguridad y las formas de pago, la consiguiente protección de los ebooks
frente a la copia, los tipos y variedades de aparatos para leer los ebooks (también
llamados ebooks ellos mismos, cuando son máquinas dedicadas y sólo tienen la
función de leer libros electrónicos [sobre terminología, véase. N. del E.]). Cuestiones
que tienen más importancia de la que parecen, pues los ebooks transforman algunos
parámetros de la industria editorial, como la distribución, o los costes de 'impresión,
o la duplicación, por poner ejemplos claros, de una manera nueva, tanto como la
idea misma de libros electrónicos.

INFORMACIÓN sobre el libro electrónico y su uso


¿Qué tipo información se puede encontrar en este libro electrónico?
Información sobre multitud de cuestiones medioambientales. El libro recoge en 15
temas los aspectos más generales de las ciencias de la Tierra y de las ciencias
medioambientales. Su estructura permite hacerse una idea general de estas ciencias
con facilidad. Además comenta numerosos casos concretos de problemas o
situaciones de interés medioambiental, remite a enlaces o bibliografía en los que se
pueden ampliar estas cuestiones y ofrece una herramienta de búsqueda en Internet.

¿Qué ventajas tiene la estructura de libro electrónico?

Un libro electrónico como este contiene la información en archivos electrónicos de


tipo páginas html, lo que facilita el establecimiento de enlaces y conexiones entre las
distintas partes del libro. Así el usuario, cuando encuentra una palabra técnica o
poco habitual comprobará que está en un color distinto y que cuando pone el cursor
del ratón sobre ella este se convierte en una mano. Pulsando el mando del ratón le
aparecerá una nueva ventana en la que se explicará el significado de esta palabra.
En algunos casos aparecerá el amplio glosario de términos que se incluyen en el
libro, mientras que en otros el enlace nos llevará a otra parte del libro en la que se

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trata con detalle ese concepto. Cuando el usuario ha leído la explicación de esa
palabra puede volver a la ventana anterior para continuar con el trabajo que estaba
haciendo.
El libro electrónico añade otras ventajas como se verá en las explicaciones
siguientes.

¿Cómo se debe trabajar con un libro de estas características?

Un libro electrónico permite trabajar de muchas maneras. Para la persona que lo


abre por primera vez quizá lo lógico es que lea estas instrucciones y que a
continuación vaya a la página de Índice general para hacerse una idea de todo el
contenido del libro. A partir de aquí puede seguir trabajando según sean sus
intereses, bien buscando un tema concreto, bien haciendo una lectura sistemática.
Para "moverse" (navegar es el término que se suele usar en Internet) por el libro
electrónico se facilitan muchos enlaces en el texto, pero también se facilita una barra
de herramientas con iconos que permiten ir de unos lugares a otros. A continuación
se explica el significado y la utilidad de estos iconos.

DAHL, SVEND.

"Historia del libro"

SÁEZ, CARLOS. “

El libro electrónico"

Alianza Editorial S.A. (Madrid, 1999)

81
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Chartier, Roger. "Libros, lecturas y lectores en la Edad Moderna" (Madrid: Alianza


Editorial S.A., Alianza Universidad, 1994

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Respuestas. Ediciones CRESALC-UNESCO. Caracas, Venezuela. 1996

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