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NATURALEZA DE LA DOC

TRINA SOCIAL DE LA
IGLESI
A.
Definición de la Doc
trina Social de la
Iglesi
a
El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia nos dice que esta
doctrina:

“… es « la cuidadosa formulación del resultado


de una atenta reflexión sobre las complejas
realidades de la vida del hombre en la
sociedad y en el contexto internacional, a la
luz de la fe y de la tradición eclesial...»”

PONTIFICIO CONSEJO «JUSTICIA Y PAZ». Compendio de la


Doctrina Social de la Iglesia. n. 72.
Esta definición de lo que es la Doctrina Social de la Iglesia (DSI)
encierra los elementos centrales de su naturaleza: el encuentro
entre el Evangelio y la realidad social.

• Si es que la DSI está compuesta por estos


elementos centrales, es porque tiene como
finalidad: “analizar las realidades sociales,
pronunciarse sobre ellas y dar orientaciones para
la justa solución de los problemas derivados de
ellas”.
JUAN PABLO II. “Centesimus Annus”. n. 5 .

• De ahí que se pueda decir que la DSI es un modo de


conocer, interpretar y transformar la realidad social
originada en el Evangelio teniendo a la Iglesia como sujeto

“La doctrina social es de la Iglesia porque la Iglesia es el


sujeto que la elabora, la difunde y la enseña. No es
prerrogativa de un componente del cuerpo eclesial, sino de la
comunidad entera: es expresión del modo en que la Iglesia
comprende la sociedad y se confronta con sus estructuras y
sus variaciones. Toda la comunidad eclesial —sacerdotes,
religiosos y laicos— participa en la elaboración de la doctrina
social, según la diversidad de tareas, carismas y ministerios.”
PONTIFICIO CONSEJO «JUSTICIA Y PAZ». O.c. N. 79.
• Tengamos presente, sin embargo, que
corresponde únicamente al Magisterio
promulgarla como doctrina de la Iglesia:

“El Magisterio compete, en la Iglesia, a


quienes están investidos del « munus
docendi », es decir, del ministerio de
enseñar en el campo de la fe y de la
moral con la autoridad recibida de
Cristo.” Ibidem.
• Mas allá del fin señalado, que
constituye el objetivo principal de la
DSI, ella está orientada como fin
último:
“al desarrollo auténtico del hombre y
de la sociedad, que respete y
promueva en toda su dimensión la
persona humana”. JUAN PABLO II.
“Sollicitudo rei socialis”. n. 1.
Documentos constituyentes de la Doctrina Social de
la Iglesia
“... a partir de la aportación valiosísima de León XIII, enriquecida
por las sucesivas aportaciones del Magisterio, se ha formado ya
un “corpus” doctrinal renovado, que se va articulando a medida
que la Iglesia, en la plenitud de la palabra revelada por Jesucristo
y mediante la asistencia del Espíritu Santo (Cf. Jn 14,16.26; 16,
13-15), lee los hechos según se desenvuelven en el curso de la
historia.”
JUAN PABLO II, o.c., n. 1.
La DSI encuentra expresión a través de diversos documentos ya sea de
carácter episcopal o pontificio:

“En la doctrina social de la Iglesia se pone en acto el Magisterio en


todos sus componentes y expresiones. Se encuentra, en primer
lugar, el Magisterio universal del Papa y del Concilio: es este
Magisterio el que determina la dirección y señala el desarrollo de la
doctrina social. Éste, a su vez, está integrado por el Magisterio
episcopal, que específica, traduce y actualiza la enseñanza en los
aspectos concretos y peculiares de las múltiples y diversas
situaciones locales.114 La enseñanza social de los Obispos ofrece
contribuciones válidas y estímulos al magisterio del Romano
Pontífice.”
PONTIFICIO CONSEJO «JUSTICIA Y PAZ». O.c. n. 80.
Entre los documentos pontificios, las encíclicas son cartas que en
la Iglesia son dirigidas por el Papa a los obispos como
colaboradores inmediatos, a los fieles cristianos de todo el
mundo, e incluso a todos “los hombres de buena voluntad”, para
que circulen entre ellos.

• Las encíclicas son nombradas por sus palabras


iniciales, elegidas con especial atención, porque
destacan los rasgos y temas que ellas tratan.
• Las encíclicas son los documentos de la mayor
autoridad del Magisterio ordinario de los Papas,
no son el único, pero sí el más abundante medio
utilizado por la DSI pontificia.
Respecto a la autoridad doctrinal de las Cartas Encíclicas, afirma
SS Pío XII:
“Ni puede afirmarse que las enseñanzas de las encíclicas no
exijan de por sí nuestro asentimiento, pretextando que los
Romanos Pontífices no ejercen en ellas la suprema majestad
de su Magisterio. Pues son enseñanzas del Magisterio
ordinario, para las cuales valen también aquellas palabras: El
que a vosotros oye, a mí me oye; y la mayor parte de las
veces, lo que se propone e inculca en las Encíclicas pertenece
ya —por otras razones— al patrimonio de la doctrina
católica. Y si los sumos pontífices, en sus constituciones, de
propósito pronuncian una sentencia en materia hasta aquí
disputada, es evidente que, según la intención y voluntad de
los mismos pontífices, esa cuestión ya no se puede tener
como de libre discusión entre los teólogos.” PIO XII. Humani
generis. N. 14.
El autor de una encíclica es el mismo Papa, siendo común que se rodee de colaboradores y redactores
en la selección de temas, redacción de contenidos, etc.
• En razón del origen lingüístico de los asesores pontificios, el idioma original de la
redacción de una encíclica puede ser cualquiera, terminando sin embargo siendo
el latín el idioma oficial del texto.
• El texto oficial de las encíclicas consta en las “Acta Apostolicae Sedis”, así quedó
mandado desde la promulgación de la Constitución Apostólica “Promulgandi
pontificias” de SS Pío X, del 03 de octubre de 1908. En lo que corresponde,
señala también el Código de Derecho Canónico: c. 8 § 1. “Las leyes eclesiásticas
universales se promulgan mediante su publicación en el Boletín oficial Acta
Apostolicae Sedis, a no ser que, en casos particulares se hubiera prescrito otro
modo de promulgación…”
• Hay también el caso de encíclicas que, estando dirigidas a Iglesias particulares,
han utilizado su idioma. Como sucedió con las encíclicas: “Au milieu sollicitudes”
(1892), “Mit brennender Sorge” (1937), “Non abbiamo bisogno” (1931).
Junto con las encíclicas, hay también otros documentos junto
con ellas conforman el núcleo de la DSI pontificia.
• Entre ellos se encuentran los documentos conciliares, sinodales, de
las diversas congregaciones romanas, y documentos papales que no
siendo encíclicas abordan también temas propios de la DSI.
• Entre los documentos de las congregaciones romanas merecen un
lugar destacado por su interés para la DSI, las “Orientaciones para el
estudio y la enseñanza de la Doctrina Social de la Iglesia en la
formación de los sacerdotes” publicado en Diciembre de 1988 por la
Congregación para la Educación Católica. Asimismo hay que destacar
la “Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de la
Liberación”, de agosto de 1984, y la “Instrucción sobre Libertad
Cristiana y Liberación”, de marzo de 1986, ambas de la Congregación
para la Doctrina de la Fe.
Nivel de afirmación de los textos
magisteriales de la Doctrina Social de la
Iglesia

¿En qué medida obliga a los fieles


el Magisterio de la Iglesia?
¿En qué medida es Magisterio la
Doctrina Social de la Iglesia?
Buscamos ahora referirnos a las características de los documentos constitutivos de la DSI pontificia de
cara al asentimiento que a ellos deben los fieles cristianos.

• Juan Pablo II, al inicio de la “Centesimus Annus”, situando esta


carta encíclica en continuidad con el magisterio social de sus
predecesores, afirma:

“Es superfluo subrayar que la consideración atenta del curso de los


acontecimientos, para discernir las nuevas exigencias de la
evangelización, forma parte del deber de los Pastores. Tal examen, sin
embargo, no pretende dar juicios definitivos, ya que por sí no atañe
al ámbito específico del Magisterio.”

JUAN PABLO II. “Centesimus Annus”. n. 3.


Nos preguntamos ¿cómo debe entenderse esta afirmación de Juan Pablo II?, pues no
puede pensarse que pretenda quitar autoridad a la DSI.

• Ya anteriormente, recordamos, aún antes del Concilio Vaticano


II, Pío XII afirmaba que: “las enseñanzas contenidas en las
encíclicas (...) son enseñanzas del Magisterio ordinario”, no
gozando de por sí, por tanto de infalibilidad.
PÍO XII. “Humani Generis”. n. 14.
En lo que respecta a la DSI esto se entiende porque, cuando se refiere a ella el
magisterio de la Iglesia no se sitúa en el nivel doctrinal, sino en el nivel pastoral.

• Así se constituye un magisterio


auténtico, pero no infalible.
• Sin embargo, por su misma
naturaleza, los documentos de la DSI
contienen diverso tipo de
afirmaciones.
Así como se encuentran en documentos
de alcance universal, recomendaciones
de carácter particular, sin capacidad por
ello de obligación absoluta, se
encuentran en ellos asimismo todo el
campo de las reflexiones
fundamentales, de los principios y
criterios, contenido principal de la
enseñanza social de la Iglesia, el que se
imparte en nombre del Evangelio y de la
fe:
“La Iglesia, experta en humanidad, ofrece
en su doctrina social un conjunto de
principios de reflexión, de criterios de
juicio y de directrices de acción...”
CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE
LA FE. Instrucción sobre Libertad
Cristiana y Liberación. n. 72. Este
documento, toma la cita hecha a su vez
de: PABLO VI. Octogesima adveniens n. 4.
• Los principios de reflexión, ocupan la
posición principal, ya que
fundamentan los criterios para emitir
un juicio sobre las situaciones, las
estructuras y los sistemas sociales.

• Los principios de reflexión y los


criterios de juicio, inspiran
directrices de acción.
Se comprende entonces que la DSI de acuerdo a su propia
estructura epistemológica, constando de elementos
permanentes, consta también de los contingentes, como el
juicio sobre los acontecimientos, al cual se refería Juan Pablo II
en el texto antes citado de Centesimus Annus n. 3.
• Respecto a la obligatoriedad de la DSI
decimos con Scannone:
“...en la D.S.I. se dan distintos niveles de
afirmación y, en consecuencia, de
obligatoriedad”.
SCANNONE, o.c., pp. 34 - 35.
Fuentes de la Doctrina Social de la Iglesia
“Las fuentes de la doctrina social son la Sagrada
Escritura y las enseñanzas de los Padres y de los
grandes teólogos de la Iglesia y del mismo
Magisterio”.
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA,
o.c., n. 4.
La referencia a las fuentes hecha por el documento de la Congregación
para la Educación Católica, lleva inmediatamente a encontrar un paralelo
en el texto de la Constitución Dogmática Dei Verbum sobre la Divina
Revelación, cuando afirma en el n. 10 cómo está constituido el depósito
de la Revelación:

“La Tradición y la Escritura constituyen el


depósito sagrado de la palabra de Dios,
confiado a la Iglesia. ... El oficio de interpretar
auténticamente la palabra de Dios, oral o
escrita, ha sido encomendado sólo al
Magisterio vivo de la Iglesia...”
CONCILIO VATICANO II. Constitución
Dogmática Dei Verbum n. 10.
• El paralelo entre ambos textos manifiesta
claramente el enraizamiento teológico que
quieren resaltar los más recientes documentos
de la DSI, respecto a su propia constitución
epistemológica.

• En consecuencia, siendo sus


fuentes teológicas, entonces se
ubica a la DSI en el campo de la
Teología.
La Sagrada Escritura es fuente de la DSI
porque, si la DSI quiere mostrar las luces y
energías que la fe aporta para construir la
ciudad de los hombres, debe volverse
hacia la palabra de Dios para iluminar
desde allí la realidad social,
es en ella en donde la historia de
salvación, la historia del encuentro del
hombre con Dios, se encuentra
contenida en forma privilegiada.
El recurso a los Padres de la Iglesia como fuente
permite que la DSI se fundamente sólidamente en la
tradición.

• Estos son escritores eclesiásticos de la


antigüedad cristiana que cumplen junto con la
antigüedad, con las condiciones de ortodoxia
de doctrina, y de santidad de vida.
• En ellos, las preocupaciones por la justicia y
los pobres son muy evidentes y constituyen
una rica fuente del pensamiento cristiano, en
algunos casos de sorprendente radicalidad.
Categoría Epistemológica propia de la Doctrina Social de la Iglesia

Abordando el tema de la estructuración


epistemológica de la DSI, luego de habernos
referido a sus fuentes, nos referiremos a su
tipo de conocimiento, y a los elementos que
la conforman.
Primeramente nos referiremos a la categoría
epistemológica propia de la DSI, es decir, a su
particular perspectiva epistemológica: La relación en la
cual el objeto formal aborda su objeto material.

• El objeto material de la DSI viene a ser


constituido, de una parte por los actos y actitudes
de las personas de consecuencias sociales, y de
otra parte por las instituciones.
• Ambas constituyen “los problemas que surgen en
la vida de la sociedad”.
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, o.c., n. 3.
El objeto material de la DSI fue ampliando su
ámbito explícito, desde estar referido a la
“cuestión obrera” en la Rerum Novarum, hasta
abarcar todo el campo de lo social y lo público.
SCANNONE, o.c., p. 14.

• El objeto material es abordado por el


objeto formal, “... la luz de la fe y de la
tradición eclesial”.
JUAN PABLO II. Sollicitudo rei socialis. n.
41.
La DSI como ya señalábamos al abordar
anteriormente el tema de las fuentes de la DSI,
pertenece al ámbito de la teología, “... y
especialmente de la teología moral”.
Ibid.

Dentro de la teología moral, la


DSI se distingue por una
categoría epistemológica propia,
la antropología cristiana.
→Lo más específico de la DSI es que mira la
realidad a partir de la comprensión cristiana del
hombre:

“... su conformidad o diferencia con


lo que el Evangelio enseña acerca del
hombre y su vocación terrena y, a la
vez, trascendente, para orientar en
consecuencia la conducta cristiana.”
JUAN PABLO II, o.c., n. 41.
En consecuencia con lo dicho, podemos afirmar que el lugar
epistemológico propio de la DSI está situado en el diálogo entre
la Iglesia y el mundo, se constituye de la relación del abordar su
objeto formal su objeto material, “... es el de mediación o
instrumento mediador entre la verdad evangélica acerca del
hombre (objeto formal específico) y la realidad social (objeto
material)”. SCANNONE, o.c., p. 20.
“Por tanto, en razón de esta mediación, la DSI
ocupa epistemológicamente una posición
intermedia, en el orden racional, entre la fe
cristiana y las ciencias sociales que estudian
empíricamente la realidad social y, en el orden de
la acción, entre la moral evangélica y los
programas concretos de la actuación social.”
SIERRA BRAVO, o.c., p. 33.
Interdisciplinariedad de la Doctrina Social de la
Iglesia
“La doctrina social, por otra parte, tiene una importante
dimensión interdisciplinar. Para encarnar cada vez mejor, en
contextos sociales económicos y políticos distintos, y
continuamente cambiantes, la única verdad sobre el hombre,
esta doctrina entra en diálogo con las diversas disciplinas que
se ocupan del hombre...”
JUAN PABLO II. “Centesimus annus”. n. 59.
De la misma manera como la DSI, desde el momento en que
deduce de la Revelación verdades y elementos de valoración y
discernimiento, “tiene necesidad de un sólido encuadramiento
filosófico-teológico”, la “... doctrina social se sirve asimismo de
los datos que aportan las ciencias positivas y, particularmente,
las sociales...”. CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA,
o.c., n. 9.

• Ante la tentación de un discurso ético


eclesial excesivamente insistente en los
grandes principios morales, el que la DSI
se sirva de las ciencias sociales le aporta
realismo a su reflexión moral.
Sin embargo, al recurrir a las ciencias
sociales como instrumento, la DSI deberá
sortear primeramente la dificultad de la
complejidad propia de las ciencias sociales,
y luego el peligro de manipulación
ideológica, en cuanto en el recurso acrítico
a elementos de las ciencias sociales se corre
el peligro de otorgar el adjetivo de
“científico” o “riguroso” a análisis que no
expresan más que intereses determinados.
• Por ello señala la Congregación para la Educación
Católica al hacer referencia al uso por la DSI de
las ciencias positivas:

“El recurso a estas ciencias exige un cuidadoso


discernimiento, con una oportuna mediación
filosófica, pues se puede correr el riesgo de
someterlas a la influencia de determinadas
ideologías contrarias a la recta razón, a la fe
cristiana y, en definitiva, a los datos mismos de la
experiencia histórica y de la investigación científica.”

CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA,


o.c.
Dimensiones de la Doctrina Social de la Iglesia
• La presencia simultánea en la DSI de principios siempre válidos junto
con juicios contingentes, manifiesta la existencia en ella de una triple
dimensión:

“La doctrina social comporta una triple dimensión, a saber: teórica,


histórica y práctica. Estas dimensiones configuran su estructura
esencial, y están relacionadas entre sí y son inseparables”.
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, o.c., n. 6.
La Dimensión Teórica

• La dimensión teórica está conformada por principios


teóricos de raíz teológica, moral o racional, derivados
del Evangelio y de la experiencia humana de la
Iglesia.
Su fundamento es la antropología cristiana, a la cual
están íntimamente ligados los principios de
solidaridad y de subsidiariedad.
Estos principios fundamentan los criterios para emitir
juicios sobre las situaciones, estructuras y sistemas
sociales. Por último, los principios fundamentales y
los criterios de juicio inspiran directrices para la
acción. SCANNONE, o.c., pp. 30 - 31.

La Dimensión Histórica
• La dimensión histórica está presente en la DSI pues los
documentos de ella están situados en referencia a
concretas situaciones históricas, y es a estas
situaciones a las cuales juzgan sus principios de
reflexión, criterios de juicio y directrices.
• La dimensión histórica está dada, así como por la
experiencia fundante y los interrogantes que de ella
surgen, por el eje de relectura de la misma tradición
viva, incluido el magisterio social anterior.
• Forma también parte de dicha dimensión histórica la
mediación de las ciencias humanas y sociales para
conocer la realidad.
• Ibid., pp. 28 - 29.

La Dimensión Práctica
La DSI posee una dimensión práctica, pues se
dirige por su fin a orientar la acción humana.
El camino de descenso hacia la praxis no es
simplemente la aplicación deductiva y
silogística de la doctrina, pues
“... el paso de lo doctrinal a lo práctico supone
elementos de tipo cultural, social,
económico y político...”.
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN
CATÓLICA, .o.c., n. 48.
Atención:
• El paso de lo teórico a lo práctico exige la
mediación de la racionalidad práctica (ética,
hermenéutica, estratégica), aplicándose los
principios de la DSI bajo la dirección de los
valores que se derivan del concepto de la
antropología cristiana.
• En el camino hacia la praxis la racionalidad
hermenéutica práctica ocupa un lugar
mediador entre la ética cristiana y la
racionalidad instrumental práctica.
En consecuencia, estando las tres dimensiones
esencialmente constituyentes de la DSI presentes de la
forma anteriormente desarrollada en su estructura, se
puede afirmar que están relacionadas
epistemológicamente de modo circular. SCANNONE,
o.c., pp. 27 - 28.
• Esto quiere decir que, la dimensión teórica se interrelaciona con
las otras dos dimensiones, y a la histórica conduce la práctica.
“Hay aquí una circularidad entre el pensamiento y la acción, la
episteme y la praxis”.

BIGO, Pierre. “Comentario desde la perspectiva teológico - ética a la ponencia:


“El Estatuto epistemológico de la Doctrina Social de la Iglesia y el desarrollo
teológico en América Latina””. En: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA.
IDENTIDAD TEOLÓGICA Y SOCIAL. Santafe de Bogotá; Consejo Episcopal
Latinoamericano. Departamento de Pastoral Social - DEPAS 1996. p. 60.

La dimensión teórica constituye un cuerpo articulado


de doctrina, pero abierto a las nuevas situaciones
históricas, en interrelación con ellas, como
consecuencia de lo cual puede darse incluso una
reformulación teórica; de esa forma se interrelaciona
la dimensión teórica con la práctica.

• No olvidamos que la intencionalidad última de la DSI


es práctica; por ello, la dimensión práctica recoge las
dos dimensiones anteriores: busca aplicar la teórica,
y en ella recibe la dimensión histórica.
• A su vez, al formularse, la dimensión práctica debe
hacerse histórica, con lo cual se cierra el círculo, la
dimensión práctica es histórica.

El Método de la Doctrina Social de la Iglesia

“La triple dimensión facilita la comprensión del


proceso dinámico inductivo-deductivo de la
metodología que, ya seguida de modo genérico
en los documentos antiguos, se precisa mejor en
la encíclica Mater et Magistra, y se acepta de
modo decisivo en la constitución pastoral
Gaudium et spes y en documentos posteriores.
Este método se desarrolla en tres tiempos: ver,
juzgar y actuar ”. CONGREGACIÓN PARA LA
EDUCACIÓN CATÓLICA, o.c., n. 7.

El método de la DSI implica entonces, en


primer lugar el conocimiento de la realidad
de la vida del hombre, de los hombres, en la
sociedad, conocimiento de carácter
empírico.
• En segundo lugar, exige la atenta reflexión sobre
dichas realidades a la luz de la fe y tradición
eclesial, bajo la perspectiva específica de la
antropología cristiana.
• Finalmente el método de la DSI, al igual que la
misma DSI, comprende la práctica, hacia la cual se
encuentra orientada por ser su propia finalidad la
DSI.
Como ya indicaba el texto citado de la
Congregación para la Educación Católica:

• “... el método de la DSI se


identifica con el método de ver,
juzgar y actuar, introducido por
la Juventud Obrera Católica, y
reconocido en la DSI por
“Mater et Magistra”, n. 236”.
Es importante precisar que será en el juzgar en
donde se encuentre lo específico del método
de la DSI:
“En esta fase intermedia se sitúa la
función propia del Magisterio de la
Iglesia, que consiste precisamente en
interpretar desde el punto de vista de la
fe la realidad y ofrecer “aquello que tiene
de específico: una visión global del
hombre y de la humanidad”.”
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN
CATÓLICA, o.c., n. 7.
Comentarios:
El observar en los documentos magisteriales la
aplicación de la metodología propia de la DSI
nos permite comprender que ella forma
parte de la misión, de la vida de la Iglesia,
que pertenece al “... ejercicio de este
ministerio de evangelización en el campo
social, que es un aspecto de la función
profética de la Iglesia...” en la que todos los
creyentes estamos comprometidos.
JUAN PABLO II. “Sollicitudo rei socialis”. N.
41.
“Basta conocer un poco la vida de
la Iglesia en los momentos en que
fueron apareciendo los textos
para comprender cómo toda ella
queda de algún modo reflejada
en las páginas que salen de la
pluma del magisterio.”
CAMACHO, o.c., p. 20.
Vemos entonces las consecuencias que de la
metodología de la DSI se desprenden al tomar
conciencia de que los documentos de la DSI pretenden
ante todo dar respuesta a problemas propios del
momento histórico en que se redactó.
• Por ello se puede afirmar que a través del
método de la DSI se percibe la vida
misma de la Iglesia, enfrascada en un
proceso de reflexión motivado por la
urgencia de responder a aquello que en
cada momento preocupa a la
humanidad.
El Discernimiento en la Doctrina Social de la Iglesia

Como parte de la última etapa del método de la DSI, del


actuar, se encuentran en él dos momentos distinguibles:
primeramente, las directrices de actuación que el magisterio
establece según los problemas sociales planteados, y en
segundo lugar, la puesta en práctica efectiva de estas
directrices en cada situación concreta por las comunidades
cristianas.
Este último momento requiere, para su efectividad,
la aplicación de lo que la Congregación para la
Educación Católica denomina “discernimiento”:

“No se pueden poner en práctica principios y


orientaciones éticos sin un adecuado
discernimiento que lleva a toda la
comunidad cristiana y a cada uno en
particular a escudriñar “los signos de los
tiempos” y a interpretar la realidad a la luz
del mensaje evangélico.” CONGREGACIÓN
PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, o.c., n. 8.
En el texto citado podemos ver que en el
proceso de discernimiento se encuentran
presentes dos núcleos: el sujeto del
discernimiento, y el objeto del discernimiento.
El sujeto del discernimiento
es la comunidad cristiana en
cuanto analiza la situación de
su propia realidad.
Constituyen un aporte a dicho discernimiento,
la asistencia del Espíritu Santo, actor en el
momento de un discernimiento de fe.
Además, la jerarquía actuando ya sea a través
de documentos o directamente:
• “Es evidente que el discernimiento cristiano
debe situarse en una actitud de fidelidad no
sólo a las fuentes evangélicas, sino también el
Magisterio de la Iglesia y a sus legítimos
pastores”. CONGREGACIÓN PARA LA
EDUCACIÓN CATÓLICA, o.c., n. 8.
• Asimismo, constituye un aporte a este sujeto
del discernimiento, el diálogo con los demás
hermanos cristianos y todos los hombres de
buena voluntad.
• El sujeto del discernimiento cuenta con los
evangelios y la DSI, debiendo tener en cuenta
la advertencia de no pretender deducir de
ellos superficialmente una respuesta unívoca y
universalmente válida, sobre todo
considerando la diversidad de las situaciones
que el discernimiento debe enfrentar.
El objeto del discernimiento estará
constituido por las opciones y
compromisos que conviene asumir para
alcanzar las transformaciones que en cada
situación se consideran necesarias.
• Esto deberá ser mediado
imprescindiblemente por el análisis
científico.
• Cuanto ha sido dicho sobre la razón
humana que piensa la sociedad puede
ser aplicado a este aporte.
Respecto al grado de diversidad que puede darse
entre las propuestas concretas a que lleguen los
cristianos como consecuencia del discernimiento,
ofrece luces la distinción hecha por la misma DSI
respecto al diverso nivel de las afirmaciones
contenidas en sus documentos:

“... principios de reflexión,


normas de juicio y directrices de
acción...”. PABLO VI.
“Octogesima adveniens”. n. 4.
En el mismo sentido, las propuestas concretas a que
llegue la comunidad cristiana como resultado del
proceso de discernimiento deberán coincidir
necesariamente en cuanto ninguna podrá contradecir
el Evangelio o la tradición doctrinal del magisterio.

• Luego, ya en el campo práctico,


las propuestas pueden ser
diferentes aunque no en los
aspectos éticos, sino solamente
en los técnicos.
La Evolución de la Doctrina Social de la Iglesia
“Como ya se ha dicho, la doctrina social de la Iglesia, por su carácter mediador entre el
Evangelio y la realidad concreta del hombre y de la sociedad, necesita ser actualizada
continuamente y responder a las nuevas situaciones del mundo y de la historia. De
hecho, en el transcurso de los años ella ha experimentado una evolución notable... Lo
que es importante subrayar en la evolución de la doctrina social es que aun siendo ella
un “cuerpo” doctrinal de gran coherencia, no se ha reducido a un sistema cerrado, sino
que se muestra atenta al desarrollo de las situaciones y capaz de responder
adecuadamente a los nuevos problemas o las nuevas formas de presentarlos.”
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, o.c., n. 11.
Al estudiar en conjunto los diversos
documentos componentes de la DSI se
descubre entre ellos a la vez de diversidad,
continuidad, lo cual de por sí habla de un

proceso permanente de
volver a sistematizar los
conceptos y reformular
muchos aspectos:
• “Cambia, de manera sintomática, la
sistematización.
• Véase por ejemplo, el énfasis que ponen las
primeras encíclicas en la propiedad, que
queda constituida como el fundamento de
todo el orden social (de una manera clarísima
en la Rerum novarum), y cómo
posteriormente es el trabajo el que pasa a
ocupar el primer lugar (ya desde Mater et
magistra).”
CAMACHO, o.c., p.18.
Los factores de la evolución de la DSI, fueron señalados por
Pablo VI en la “Octogesima adveniens” n. 42, especificando
como tales:
PABLO VI, o.c, n.4.
• la “reflexión madurada al contacto con
situaciones cambiantes de este mundo, bajo el
impulso del Evangelio como fuente de
renovación”;
• “la sensibilidad propia de la Iglesia, marcada
por la voluntad desinteresada de servicio y la
atención a los más pobres”;
• su “experiencia multisecular ” que le permite
asumir innovaciones atrevidas y creadoras.
Descubrimos entonces en la
evolución inscrita en la
estructura epistemológica de la
DSI la simultánea presencia de
las notas de continuidad y
renovación, las cuales se
manifiestan de la siguiente
manera:
“... es constante porque se mantiene idéntica
en su inspiración de fondo, en sus
“principios de reflexión”, en sus
fundamentales “directrices de acción” y,
sobre todo, en su unión vital con el
Evangelio del Señor. Por el otro, es a la vez
siempre nueva, dado que está sometida a
las necesarias y oportunas adaptaciones
sugeridas por la variación de las
condiciones históricas...” JUAN PABLO II.
“Sollicitudo rei socialis”. n.3.
II. GRANDES TEMAS DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA
IGLESIA
LA PROPIEDAD PRIVADA DE LOS BIENES
Introducción
• La Escritura, los Padres de la Iglesia y el
Magisterio se han ocupado
frecuentemente de la posesión de las
cosas por parte del hombre.
• Con ello han afirmado el derecho de
propiedad, pero, al mismo tiempo, han
corregido los abusos que se han
presentado en el ejercicio de este
derecho.

Por ejemplo:
La relación pobreza – riqueza, no es
más que una aplicación muy concreta
del derecho de propiedad privada.
El hombre puede poseer los bienes
creados, pero su dominio no es total,
por lo que el derecho de propiedad
no es absoluto, sino condicionado al
uso legítimo de los bienes creados
por Dios para todos los hombres.
• Los grandes autores del siglo XVI –
XVII se dedicaron a fundamentar
la propiedad privada como
“derecho natural”, luego los
manuales a partir del s. XIX
abordan el mismo esfuerzo en
contra de las ideologías que en
esa época comenzaban a negar
este derecho.
Actualmente se presenta el
tema de la propiedad
privada de los bienes,
denunciando asimismo la
injusta distribución de los
mismos entre individuos,
países, y aún continentes.
Hay que destacar también
que la “propiedad de bienes
materiales” no tiene ahora
ya la misma importancia en
la vida económica que tuvo
a lo largo de la historia:
“Existe otra forma de propiedad,
concretamente en nuestro tiempo, que
tiene una importancia no inferior a la de
la tierra: es la propiedad del
conocimiento, de la técnica y del saber.
En este tipo de propiedad, mucho más
que en los recursos naturales, se funda
la riqueza de las naciones
industrializadas.” JUAN PABLO II.
Centesimus Annus. n. 32
Antes, había señalado Juan XXIII:

“...en la actualidad, son cada día más los


que ponen en los modernos seguros
sociales y en los múltiples sistemas de la
seguridad social la razón de mirar
tranquilamente el futuro, la cual en otros
tiempos se basaba en la propiedad de un
patrimonio, aunque fuera modesto.”
JUAN XXIII. “Mater et magistra”. N. 105.

¿Qué dice la antropología


cristiana sobre la
legitimidad de la
propiedad privada de los
bienes, sea cual sea su
naturaleza?
Doctrina Bíblica en torno a la propiedad de los bienes
Enseñanza del Antiguo Testamento
sobre la propiedad privada
Gen 1, 28 – 30:
• Dios hace entrega del mundo creado al
hombre.
• Esto quiere decir que el hombre puede
disponer de él para su sustento, pues las
cosas están sometidas a su señorío.
• El hombre recibe el encargo de “poner
nombre” a todos los animales (Gen. 2, 19
– 20): esto en lenguaje bíblico significa
que posee el dominio sobre el mundo
entero.
En coherencia con las afirmaciones anteriores, las
primeras descripciones de la vida del hombre sobre la
tierra suponen que él dispone de las cosas y las usa como
propias.
• Gen 4,2: Caín y Abel poseen tierras y rebaños,
lo mismo luego los descendientes de Caín
(Gen 4, 20).
• Luego del diluvio, Dios nuevamente entrega a
Noé todas las cosas y las pone “a su
disposición” (Gen 9, 2).
• Gen 13, 2: muestra a Abraham “Muy rico en
ganado, plata y oro”.
Además de la constatación histórica que encontramos en
el A.T. respecto al ejercicio de la propiedad privada,
también encontramos numerosas prescripciones jurídicas
que regulan el uso de la propiedad privada.
• Ex. 20, 15: el Código de la Alianza contiene el
mandamiento de respetar la propiedad
ajena; junto con esta prescripción, también
se llama la atención sobre las ambiciones
internas (Ex 20, 17).
• Num. 32 – 34: Cuando el pueblo se establece
en Israel, se divide la tierra entre los
descendientes de las doce tribus.
Es importante destacar que la
legislación que regula la división de
la tierra supone un actuar en
perspectiva social:

• Se prohíbe tener grandes


posesiones y se favorece la
propiedad para todos.
Con este fin se institucionalizan dos prácticas que adquieren categoría de
ley: El año sabático, y el año jubilar
• Año jubilar • Año sabático
• Lev. 25, 8 – 17:
• Cada cincuenta años, la tierra • Ex 23, 10 – 11; Lev. 25, 1 – 7
descansaba como signo de que la • Cada siete años estaba prescrito
propiedad sobre el suelo no era
absoluta. “dejar en barbecho la tierra para
• Al mismo tiempo, todo lo vendido así comer de lo que ella
volvía a su antiguo dueño y se
concedía la libertad a los esclavos. produzca, y también los siervos,
y los pobres.
Estas dos prescripciones, alentaban el
sentido social de la propiedad.
No se negaba la propiedad privada de la
tierra, pero se practicaba según esta
máxima de Yahvé:

“la tierra no se venderá para


siempre, por cuanto es mía, y
vosotros sois advenedizos y
colonos míos” (Lev. 25, 23).
Para cumplir esta finalidad, se habían instituido
otras costumbres también:
la propiedad estaba gravada por los diezmos,
sea para atender las obligaciones del culto (Lev.
27, 20 – 35), o para subvencionar las
necesidades de los pobres (Dt. 26, 12 – 15).

• Asimismo estaba prohibida la usura,


tanto por dinero prestado, como por
cosas arrendadas (Ex 22, 25; Lev 25,
26 ss.; Dt 23, 19 ss.; Ez 18, 5 ss.).
Solamente se permitía hacer
préstamos con interés a los
extranjeros (Dt. 23, 20).
Dt. 15, 8 – 11: Finalmente, se felicitaba
y prescribía la limosna.
• Este acto gozaba de especial favor
ante Yahveh, pues de este modo el
rico atendía las necesidades del
pobre.
En concreto, las ideas teológicas en torno a la
propiedad privada que subyacen a lo largo del
A.T. cabría resumirlas del modo siguiente:
• Dios es el Señor de la creación. En consecuencia,
Él es el único propietario (Gen. 1, 28).
• Yahveh ha creado el conjunto de los bienes para
el servicio del hombre, pero de modo que sirvan
a todos y a cada uno de ellos (Gen. 1, 28 – 31; 2,
20).
• El individuo puede poseer las cosas, sin embargo
no es dueño absoluto, pues goza sólo de un
poder delegado.
• Las cosas están para ser poseídas, pero,
conforme al plan de Dios, sólo con el fin de
usarlas; el hombre puede servirse de ellas,
pero con prohibición de absolutizarlas.
• Podemos decir en consecuencia que en el
A.T. el sentido social de la propiedad de los
bienes creados se sitúa por encima de la
propiedad personal – individual, la cual es,
sin embargo, reconocida, aprobada y
protegida jurídicamente.
Enseñanza del Nuevo Testamento sobre la
propiedad privada
• La predicación de Jesús y las enseñanzas de los Apóstoles
respecto al tema de la propiedad se mueven en el mismo
ámbito moral de la doctrina del AT.
• En el NT no se encuentra una normativa tan detallada como la
que era usual en el AT.
• En el NT destaca el ejemplo de Jesucristo, de los apóstoles, y
de la primitiva comunidad cristiana en lo que se refiere a la
propiedad y uso de los bienes.
En cuanto al derecho a la propiedad privada, se
continua la práctica del AT: Jesús acepta el
ejercicio del derecho de propiedad tal como se
practicaba en su época:
Es el caso de Simón el leproso (Sn. Mc. 14, 3-9)
• Participa en el banquete de Leví el publicano (
Sn. Mc. 2, 13 – 22).
• Con la misma fuerza Jesús fustiga las riquezas
injustas (Sn Lc. 12, 13 – 21).
• Condena la avaricia en la posesión de los
bienes (Sn. Mc. 7, 22).
Estas mismas enseñanzas se encuentran en los
demás libros del NT:
• San Pablo, condena el robo (Rom. 13, 9)
• Alienta a que los cristianos sean solidarios (Rom 12, 13).
• Fomenta las colectas para atender a los más necesitados (Rom 15,
26 – 28).
• Criterio del Apóstol para ayudar a los demás: (2 Cor 8, 12 – 14)
relación entre la posesión de las cosas y el uso que cabe hacer de
ellas los que las poseen.
• En todo caso San Pablo alienta la generosidad, y llama la atención a
quienes dan con mezquindad (2 Cor 9, 5-6).
Es evidente que San Pablo no prescribe la comunión
total de bienes, tal como se practicaba en la Iglesia
madre de Jerusalén (Hech 2, 44 – 45), si bien tampoco
esa práctica fue obligatoria en aquella comunidad
(Hech 5, 1 – 11).

• El texto más detallado sobre el


uso de los bienes en la enseñanza
de los Apóstoles se encuentra en
la primera carta a Timoteo: 1 Tim
6, 7 – 10.
Es evidente que San Pablo acepta el derecho a la posesión de los bienes, pero advierte
contra el riesgo de poseer a toda costa: Ello significa un peligro para la fe.
• Las enseñanzas del NT ciertamente aprueban la propiedad
privada de los bienes, pero es evidente que en ningún caso
aprueban la injusticia en el reparto de los bienes, la negación
de la dimensión social de la propiedad.
• Si San Pablo urge la generosidad de los cristianos en las
colectas a favor de los más pobres, ese criterio paulino es
indicativo para medir la relación entre la posesión de las cosas
y el uso que cabe hacer de ellas los que las poseen.
Enseñanza de la Tradición sobre la propiedad de los
bienes
Cabe reducir a cuatro las tesis fundamentales
de la enseñanza de los Padres en torno a la
propiedad:

1. El derecho a la propiedad privada de los bienes

2. La función social de la propiedad

3. La primacía de la función social de la


propiedad sobre el derecho personal

4. El riesgo que entraña el afán desmedido de


poseer.
El derecho a la propiedad privada de los bienes
• La doctrina sobre la legitimidad de la
posesión de la propiedad privada está
subyacente desde el comienzo de estos
escritos.
• Se desprende de los siguientes datos en
las obras de los Padres Apostólicos:
• Las alusiones a los textos del Génesis que
afirman que Dios sometió al hombre
cuanto hay en la tierra
LACTANCIO
Instituciones divinas V. 5 (PL 5, 564-566)
[COMUNIDAD DE BIENES EN LA EDAD DE ORO]
«...¿Pues quién, imperando la justicia, pensaría en asegurar sus
bienes, si no podía temer ataques de nadie, o en hacerse
dueño de los bienes de otro, si nadie deseaba más de lo que
tenía? Contentándose con poco, preferían vivir
religiosamente, como Cicerón narra, lo que es propio de
nuestra religión. “No era lícito marcar o partir el campo con
limites: todo lo poseían en común.” En efecto, Dios entregó la
tierra en común a todos los hombres con designio de que
gozasen todos de los bienes que produce en abundancia, no
para que cada uno, con avaricia furiosa, vindicare para sí
todas las cosas, ni para que alguno se viese privado de lo que
la tierra producía para todos.
Sin embargo no debe entenderse que entonces no
existiese absolutamente ningún bien privado. Cuando los
poetas dicen que todos los bienes eran comunes, usan de
una expresión figurada para poner de manifiesto la
liberalidad de los primeros hombres, que lejos de encerrar
y guardad avariciosamente para sí solos los frutos de la
tierra admitían a los pobres a la participación en común
de los frutos de su propio trabajo. “Era entonces cuando
fluían por la tierra los ríos de leche y miel.” No es de
extrañar que así fuera, pues benignamente los graneros
de los justos estaban abiertos a todos, y la avaricia no era
causa del hambre y la sed del pueblo, acaparando lo que
Dios concede para todos; por el contrario, todos
abundaban igualmente, pues los que poseían daban larga
y copiosamente a los que no tenían.»

SAN HILARIO DE POITIERS


Tratado sobre los Salmos
Salmo CXVIII, letra XVI, 11
[CONTENIDO DE LA LEY NATURAL]
«...La ley natural consiste en no hacer daño a nadie y
en no arrebatar lo ajeno, en abstenerse de fraude y
perjurio y en respetar el matrimonio ajeno. Conoció
esta ley el Apóstol al escribir: “Cuando los gentiles no
sujetos a la ley divina obran naturalmente según la ley,
tales hombres sin tenerla son para sí mismo ley, porque
siguen la ley escrita en sus corazones” (Rom II, 14). Así,
pues, son considerados como transgresores los que
infringen los preceptos de la ley natural. El ladrón, el
adúltero y el homicida contradicen la ley natural, y con
estas acciones, al estar sometidos a ella, son sus
transgresores.»

SAN AMBROSIO
PL 16, 160
«Supongamos, sin embargo, que puedan
algunos no temer estas penas o que las sepa
burlar. ¿Acaso es digno quitar algo a otro?
Vicio es esto de siervos y familiar a los de
ínfima condición. De tal modo es en contra la
naturaleza, que más parece que arrastra a
esto la miseria que persuada a ello la
naturaleza. Sin embargo, los hurtos ocultos
son propios de los esclavos y las rapiñas
públicas de los ricos.»
Función social de la propiedad
• La aceptación de la propiedad
privada, junto con la obligación de
comunicar lo que se posee como
propio, muestra que tal derecho de
propiedad individual no es absoluto,
sino que lo que se posee está al
servicio de todos los hombres en
cierto sentido.
La comunicación de los bienes entonces ha de considerarse una exigencia
propia de la posesión de los mismos.

• Didaqué habla sobre el tema.


• La patrística posterior lo expresará con mayor
fuerza y rigor conceptual, en cualquier caso es
evidente que los padres destacan la finalidad
común de los bienes creados, por encima de la
propiedad privada. (Didaq. IV, 5-8).

DIDACHÉ IV, 5-8


«No seas de los que extienden la mano para
recibir y la encogen para dar.

Si adquieres algo por el trabajo de tus manos, da


de ello como recate de tus pecados.

No vacilarás en dar ni murmurarás mientras das,


pues has de saber quién es el recompensador de
tu limosna.

“No rechazarás al necesitado”, sino que


comunicarás en todo con tu hermano, y de nada
dirás que es tuyo propio. Pues si os comunicáis
en los bienes inmortales, ¿cuánto más en los
mortales?»
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA
El Pedagogo II, 12
«Mas si es cierto que todo nos ha sido dado, si todo nos ha sido
concedido y “si todo nos es permitido”, como dice el apóstol,
“no todo, sin embargo, nos conviene” (I Cor. 10, 23). Ahora bien:
Dios creó el género humano para la comunión o comunicación
de unos con otros, como que Él empezó por repartir de lo suyo
y a todos los hombres suministró su Logos común y todo lo que
hizo por todos. Luego todo es común y no pretendan los ricos
tener más que los demás. Así, pues, aquello de “tengo y me
sobra, ¿por qué no he de gozar?”, no es humano ni propio de la
comunión, de bienes. Más propio de la caridad es decir: “Tengo,
¿por qué no dar parte a los necesitados?” El que así sienta es
perfecto, porque ha cumplido el mandamiento de “amar a su
prójimo como a sí mismo”. Estos son los verdaderos goces, éste
el lujo que vale atesorar. Mas los gastos que se hacen para vanos
deseos no tienen razón de gasto, sino de perdición.
Sé muy bien que Dios nos ha dado la facultad
del uso, pero solo hasta la necesaria, y quiso,
por otra parte, que el uso fuera común. Y es
absurdo que uno solo viva entre deleites,
mientras los más están en la miseria. ¡Cuánto
mas glorioso es hacer un beneficio a muchos
que no moran en lujosa casa! ¡Cuánto más
inteligente gastar por los hombres, que no en
piedras y objetos de oro! ¡Cuánto mas
provechoso es poseer amigos adornados o
morigerados, que no adornos inanimados!
Solo nos queda, pues, responder a lo que se
nos objeta: ¿Para quienes serán pues, las
cosas de lujo, si todos prefieren lo vil? Yo
diría que serán para hombres que usen de
ellas sin propensión vehemente y sin
distinción; mas si es imposible que todos
se contengan en la templanza, por lo
menos por el uso necesario hay que
perseguir lo que fácilmente puede
procurarse y decir un largo adiós a todas
esas superfluidades...
...Conviene, pues, que las mujeres que sirven a Cristo abracen la
sencillez. La sencillez, en efecto, piensa en la santidad, equilibrando
las demasías, y por medio de cualesquiera cosas saca de lo
superfluo lo necesario. Y es que lo sencillo, como su mismo
nombre lo indica, no sobresale, ni se hincha, ni exalta en nada; es
siempre llano, suave, igual y no superfluo y, por ello, suficiente.
Ahora bien, la suficiencia es cierto hábito o disposición por la que
se llega a lo propio, sin que falte ni sobre. Madre de ello es la
justicia; nodriza, la “autarquía” o virtud de bastarse uno a sí mismo.
Es un hábito de contentarse con lo que conviene y de procurarse
por si mismo lo que contribuye a la vida feliz. Haya, pues, en
vuestras muñecas ornato santo, la facilidad en dar a los otros, y las
obras del gobierno de vuestra casa, y es así que “quien da al pobre,
le presta a Dios (Prov. 19, 17). Y “Las manos de los valientes se
enriquecen” (Prov. 10, 14). Valientes llama a los que desprecian el
dinero y son fáciles en dar a los demás. Que en tus pies aparezca
una prontitud fervorosa para hacer bien y un viaje camino de la
justicia. Los pendientes y collares son el pudor y la templanza;
tales son las joyas que Dios funde...»

La primacía de la función social de la propiedad


sobre el derecho personal
SAN AMBROSIO

Libro de Nabuthe XV, 63 (PL 14, 751)


«Declara expresamente el Profeta quiénes son todos estos al decir: “Todos
los varones de riquezas” (Sal LXXV, 6); todos, dice, no exceptúa a ninguno.
Y acertadamente les da el nombre de varones de riquezas, no riquezas de
varones para dar a entender que no son poseedores de sus riquezas, sino al
revés, poseídos por ellas. La posesión debe ser del poseedor, no el poseedor
de la posesión. Pues todo el que no use de su patrimonio como poseedor,
que no sabe dar con largueza y repartir a los pobres, es siervo de su
hacienda, no señor de ella, porque guarda las riquezas ajenas como criado
y no usa de ellas como señor. Por tanto, en este sentido decimos que el
varón es de las riquezas, no las riquezas del varón. El entendimiento es
bueno para los que usan de él; pero quien no entiende no puede reclamar
la gracia del entendimiento y por eso le adormece el sueño de la ebriedad.
De este modo, los varones duermen su sueño; es decir, el suyo, no el de
Cristo. Y porque no duermen el sueño de Cristo no poseen su paz, ni
resucitarán con Él, que dijo: “yo dormí, reposé y resucité porque el Señor
me acogió” (Sal III, 6).»

El riesgo que entraña el afán desmedido de poseer.


• La constante recomendación a los
ricos de que hagan partícipes a los
pobres de lo que poseen
• La constante recomendación a los
ricos de que hagan partícipes a los
pobres de lo que poseen “sin
titubear sobre a quién darás y a
quién no”
EL PASTOR DE HERMAS
Mandamiento II, 4
«Revístete, en cambio, de la santidad, en
la que no cabe tropiezo alguno para el
mal, sino que todo es en ella llano y
alegre. Obra el bien, y del fruto de tus
trabajos que Dios te da, da con sencillez a
todos los necesitados, sin titubear sobre
a quién darás y a quién no. Da a todos,
pues a todos quiere el Señor que se dé de
sus propios dones.»
SAN AMBROSIO
Interpretación del Evangelio de San Lucas. V, 69 (PL 15, 1654)

«“¡Ay de vosotros ricos, pues ya tenéis vuestro consuelo!” Aunque


en las riquezas se encuentran muchos estímulos para los vicios, sin
embargo, también puede ser un incentivo de las virtudes. A pesar
de que la virtud no necesita subsidios y de que es más meritoria la
aportación del pobre que la liberalidad del rico, sin embargo, no se
condenan por la autoridad de la sentencia divina los que tienen
riquezas, sino los que no saben usarlas. Porque así como es más
laudable el pobre que da con prontitud de ánimo y no le detienen
los cerrojos de la necesidad, ni se considera pobre, porque posee lo
que es suficiente a la naturaleza, así también es más culpable el
rico, que debió referir a Dios la gracia de los bienes que posee, y no
esconder sin usarlas las riquezas dadas para uso común, ni
guardarlas avariciosamente debajo de la tierra. Por tanto, no es
pecaminosa la hacienda, sino el afecto...»

Ideologías en torno a la propiedad


• Dos ideologías se han repartido el
espectro social y político a partir del
siglo XIX: el capitalismo liberal y el
socialismo colectivista.
• Ambos sistemas, tienen como punto
común conflictivo el modo concreto
de entender y defender la propiedad
privada de los bienes.
Aquí nos limitamos a señalar las tesis fundamentales que las definen,
tarea no fácil debido a las diversas mutaciones sufridas por ambas
ideologías.

• el socialismo, tal como se cita en la


Encíclica Rerum novarum, se fracciona en
dos grandes bloques a comienzo del siglo
XX: el marxismo colectivista y el socialismo
económico.
• Lo mismo cabe afirmar del capitalismo
llamado manchesteriano de finales del
siglo XIX y el liberalismo económico de
este siglo.
Las concepciones filosóficas que los animan son
cambiantes:
- En periodos más reducidos
- Según las diversas áreas culturales y
geográficas de Europa y América o de los países
en desarrollo.
Ejemplo: Es evidente que el socialismo
profesado por el laborismo inglés o la
socialdemocracia alemana se distingue de los
sistemas socialistas que tuvieron vigencia en
las naciones de Europa sometidas a la
influencia soviética.
 Especialistas: Si el socialismo quiere
sobrevivir, sin renunciar a la tesis del reparto
justo, debe fomentar la creación de riquezas a
repartir, lo cual es tesis fundamental del
capitalismo liberal.

 El Capitalismo, debe
asumir del socialismo el ideal de
un reparto más justo de los
bienes producidos, para ser
aceptado.
Características del Capitalismo liberal:

• Defensa de la propiedad privada


no sólo de los bienes de
consumo, sino también de los
bienes de producción; entonces
admite la propiedad de empresa.
• Distinción neta entre capital y
trabajo al repartir los beneficios.
• Remuneración del trabajo únicamente
mediante el sistema de salario, y éste
entendido a modo de compraventa.
• Libertad de producción, negando el
intervensionismo estatal. Significa la
culminación del clásico lema “laissez
faire, laissez passer ”.
• El mito del desarrollo indefinido,
mediante el cual la humanidad alcanzaría
una inmejorable perfección.
Socialismo colectivista
• Además de presentar un sistema económico, se presenta,
fundamentalmente, como una ideología que intentaba
operar en el ámbito político y social. Características:
• Negación de la propiedad privada, al menos de los bienes
de producción incluida la tierra: pertenecen al Estado.
• Dirigismo estatal en la producción, hasta el punto de que
sea el Estado quien dicte las leyes del mercado.
• Afirman el mito de la revolución, que finalizaría en la
igualdad de todos los hombres.
• Ateísmo militante.
• Incurre en la limitación de la libertad individual: Al negar
la propiedad privada sobre todo de los bienes de
producción, al negar la libertad de iniciativa y acción
económica.
Enseñanza del Magisterio sobre la Propiedad

• A la vista de esos graves errores, la enseñanza


magisterial condena sin paliativos el reparto
injusto de los bienes y, al mismo tiempo,
expone la doctrina teológica que fundamenta
la propiedad privada.
• El magisterio señala claramente sus límites y
subraya la función social de la misma, es decir
el derecho de todos a participar de la
posesión de los bienes creados.
Principios:
I. La propiedad privada es de derecho natural
• El tema es central en la Encíclica Rerum novarum, dado
que la “cuestión social” se movía entre las tesis del
liberalismo capitalista y la doctrina del socialismo
colectivista.
• Por este motivo, León XIII se extiende en demostrar
que la propiedad se fundamenta en la misma
naturaleza del hombre: “El poseer algo en privado
como propio es un derecho dado al hombre por la
naturaleza” (RN 4).
• León XIII justifica la propiedad privada como un
derecho natural con estas razones:
A. El sentido racional del trabajo humano
• El trabajo del hombre se distingue de cualquier
actividad común con los animales, porque
emplea la inteligencia para la obtención de los
bienes:

“Y por esta causa, dado que es el único animal


dotado de razón, es de necesidad conceder al
hombre no sólo el uso de los bienes, cosa
común a todos los animales, sino también el
poseerlos con derecho estable y permanente, y
tanto los bienes que se consumen con el uso
cuanto los que, pese al uso que se hace de ellos,
perduran”. LEÓN XIII. “Rerum novarum”. N. 4.

B. El carácter provisor del ser humano


• A la persona humana no le satisface sólo ocuparse
del presente, sino que, en virtud de su racionalidad,
no puede menos de prever el futuro, para lo cual
requiere que pueda disponer de algo como suyo
propio:
“Pues el hombre, abarcando con su razón cosas
innumerables, enlazando y relacionando las cosas
futuras con las presentes y siendo dueño de sus
actos, se gobierna a sí mismo con la previsión de su
inteligencia... por lo cual tiene en su mano elegir las
cosas que estime más convenientes para su
bienestar, no sólo en cuanto al presente, sino
también para el futuro.” LEÓN XIII. “Rerum novarum”.
N. 5.
Por ejemplo, referido a la producción agraria, según
León XIII, no basta con que el agricultor sea dueño de
los frutos terrenales, sino de la tierra misma:

“Por tanto, la naturaleza tiene


que haber dotado al hombre de
algo estable y perpetuamente
duradero, de que pueda esperar
la continuidad del socorro.”
Ibidem.
C. La institución familiar demanda el derecho a
poseer
• Familia y propiedad derivan de la misma naturaleza racional
del hombre.
• Establecer una familia y estar en posesión de cosas como
propias tiene su fundamento en la misma naturaleza
humana:
“Por tanto, es necesario que ese derecho de dominio atribuido
por la naturaleza a cada persona, según hemos demostrado,
sea transferido al hombre en cuanto cabeza de la familia; más
aún, ese derecho es tanto más firme cuanto la persona abarca
más en la sociedad doméstica. Es ley santísima de naturaleza
que el padre de familia provea al sustento y a todas las
atenciones de los que engendró;” LEÓN XIII. “Rerum
novarum”. N. 9.

C. Las leyes natural y positiva demandan la


propiedad
Por todos estos motivos, el Papa afirma que las leyes
justas han reconocido siempre el derecho a la propiedad
privada: “... las leyes civiles, que, cuando son justas,
deducen su vigor de esa misma ley natural, confirman y
amparan incluso con la fuerza este derecho de que
hablamos.” LEÓN XIII. “Rerum novarum”. N. 8.
Por eso el Papa demanda que el Estado ha de defender:
“Las posesiones privadas con el imperio y fuerza de las
leyes.”
LEÓN XIII. “Rerum novarum”. N. 28.
• Es precisamente el Estado el que debe
preocuparse de que se extienda la propiedad a
todos los ciudadanos, puesto que, si se trata de
un “derecho inviolable”, es lógico que:

“... Las leyes deben favorecer este derecho y


proveer, en la medida de lo posible, a que la
mayor parte de la masa obrera tenga algo en
propiedad.” LEÓN XIII. “Rerum novarum”. N. 33.
Documentos posteriores
• Juan XXIII: Incluye el derecho a la propiedad en la
lista de los Derechos Fundamentales del Hombre,
y lo fundamenta. JUAN XXIII. “Pacem in terris”. N.
21.
• En la Mater et magistra, Juan XXIII expone este
argumento de gran fuerza probatoria y decisivo al
menos por las consecuencias, pues, de lo
contrario, haría prácticamente imposible el
ejercicio de la libertad individual. JUAN XXIII.
“Mater et magistra”. N. 109.
• El Concilio Vaticano II formula sintéticamente
todas estas razones. “Gaudium et Spes”. N. 71.
II. Función social de la propiedad
• Forzado por las presiones
ideológicas socialistas que negaban
la propiedad del campo, León XIII
defiende la propiedad privada
(LEÓN XIII. “Rerum novarum”. N. 6).
• Pero, tal afirmación no se
contraponía a la función social de la
propiedad.
Pío XI concreta las exigencias sociales de la propiedad
privada: Quadragesimo anno. Nn. 50 – 51.
• Juan XXIII fundamenta la función social de la propiedad
en la misma naturaleza de la propiedad: Mater et
magistra. N. 19.
• En la Encíclica Pacem in terris, al formular los derechos
del hombre entre los que enumera la propiedad
privada, destaca su función social: Pacem in terris. N.
22.
• Pablo VI, en la Populorum progressio, a propósito del
tema, comenta un texto de San Ambrosio: Populorum
progressio. N. 23.
• Juan Pablo II: Relaciona el destino universal de los
bienes con el derecho a la propiedad individual de los
mismos: Laborem exercens. N. 14.
Conclusiones:
• La doctrina católica sobre la propiedad privada
permite el uso, pero no el abuso de los bienes
que se poseen legítimamente como propios.
Constituiría un verdadero abuso que se
defendiese el derecho a la propiedad privada
frente al caso de que alguien careciese de lo
necesario para vivir de un modo humano
conforme a la dignidad de la persona. Como
enseñan los autores de todos los tiempos, en
esos casos no se daría una apropiación injusta,
por lo que no cabe calificarlo como robo
CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA 2408.
• No existe un solo modo de ejercer
la propiedad privada. El Vaticano II
habla de formas diversas(Gaudium
et Spes. N. 69). Ejemplo:
Comunidades campesinas,
Cooperativas.
• La regulación jurídica dependerá
de la situación social y aún cultural
de cada pueblo.
• El Magisterio distingue entre la
propiedad y el ejercicio de la misma
(RN 27). Consecuentemente, existe
la obligación de hacer producir la
propiedad privada a favor de los
demás.
En razón del bien común, no es lícito
el uso indiscriminado de la
propiedad privada. ( QA 50 – 51).
• El derecho a la propiedad privada,
fundado en la naturaleza humana,
demanda que, en la medida de lo
posible, se extienda a todos los
hombres.
• Esta doctrina se repite en diversos
documentos magisteriales (cfr. RN
33, QA 57, MM 114 – 115).
• La propiedad privada de bienes materiales
juega hoy un papel menos decisivo que en
otros tiempos:
“Existe otra forma de propiedad, concretamente
en nuestro tiempo, que tiene una importancia
no inferior a la de la tierra: es la propiedad del
conocimiento, de la técnica y del saber. En este
tipo de propiedad, mucho más que en los
recursos naturales, se funda la riqueza de las
naciones industrializadas.” JUAN PABLO II.
Centesimus Annus. n. 32
• Por último, con el fin de conjugar
el derecho a la propiedad privada
y la función social de la misma, la
ética teológica no sólo declara
lícito, sino que exige una
normativa jurídica que regule
ambos derechos (cfr. QA 49, MM
20, GS 70, PP 24, LE 14).
Expropiación de la Propiedad Privada en atención al
Bien Común.
• La DSI considera lícito que el Estado expropie
algunos bienes cuando sea de utilidad para el
bien común.
• Juan Pablo II escribe que en ciertas
circunstancias no debe excluirse la posibilidad
de que algunos bienes pasen a control del
Estado(JUAN PABLO II. Laborem exercens. N.
14).
• Para la intervención del Estado, la doctrina ética
exige estas cuatro condiciones:
A. Principio de propiedad privada
• Que la expropiación, o socialización
de ciertos bienes reconozca y no
niegue el derecho que tiene el
individuo a poseerlos como suyos.
• De aquí que, en caso de
expropiación, debe ofrecerse al
dueño “Una justa compensación”
(GS 71, cfr. RN 28, MM, 109 – 111, LE
14).
B. Principio del bien común
• Solamente se permite la
socialización en los casos en que lo
demande el bien común.
• No es suficiente que sólo sea útil
para el bien de un particular, o de
un partido político, o incluso del
Estado como tal (cfr. MM 20, 44; GS
71).
C. Principio de subsidiariedad
• Se debe apelar a la propiedad pública
en aquellos casos en que ni los
particulares o la entidades
intermedias pueden satisfacer
convenientemente el bien de los
ciudadanos (cfr. MM 53, 117; GS 75).
•A este respecto, la Encíclica
Centesimus annus es aún más
explícita y concreta (CA 40, cfr.n. 15).
D. Principio de solidaridad
• La intervención del Estado en problemas de propiedad debe
favorecer la interrelación entre individuos, grupos sociales,
asociaciones, corporaciones, etc.
“Un camino para conseguir esa meta podría ser la de asociar, en
cuanto es posible, el trabajo a la propiedad del capital y dar vida
a una rica gama de cuerpos intermedios con finalidades
económicas, sociales, culturales: cuerpos que gocen de una
autonomía efectiva respecto a los poderes públicos, que
persigan sus objetivos específicos manteniendo relaciones de
colaboración leal mutua, con subordinación a las exigencias del
bien común y que ofrezcan forma y naturaleza de comunidades
vivas; es decir, que los miembros sean considerados y tratados
como personas y sean estimulados a tomar parte activa en la
vida de dichas comunidades” (LE 14).

EL TRABAJO HUMANO
Definición del trabajo
“...trabajo significa todo tipo de acción
realizada por el hombre independientemente
de sus características o circunstancias;
significa toda actividad humana que se puede
o se debe reconocer como trabajo entre las
múltiples actividades de las que el hombre es
capaz y a las que está predispuesto por la
naturaleza misma en virtud de su humanidad.”
JUAN PABLO II. Laborem exercens.
Introducción.
A partir del texto leído, queda en claro:
a. El trabajo no es sólo la actividad productiva,
reduccionismo típico de la sociedad industrial.

b. El trabajo es una actividad exclusiva y


específica del hombre. Al trabajar, por tanto, el
ser humano se realiza como tal.

c. Constituyen rasgos definitorios del trabajo: el


ser una actividad transitiva (que el sujeto no
realiza sobre sí), propia y exclusiva del ser
humano, por la que cumple el mandato divino
de dominar la tierra, a través del cual satisface
sus necesidades y se realiza como ser humano
y como criatura.
Juicio Etico del mundo del trabajo: La relación trabajo
objetivo-trabajo subjetivo
• El gran principio que rige el juicio ético de los
diversos temas elaborado por LE es la prioridad del
trabajo subjetivo sobre el trabajo objetivo.
• La definición de trabajo objetivo la encontramos en:

“Esta universalidad y, a la vez, esta multiplicidad del


proceso de “someter la tierra” iluminan el trabajo del
hombre, ya que el dominio del hombre sobre la tierra
se realiza en el trabajo y mediante el trabajo. Emerge
así el significado del trabajo en sentido objetivo...”

JUAN PABLO II. “Laborem exercens”. n. 5a.


El aspecto subjetivo consiste en que la dignidad del trabajo es
tal, porque el trabajo emana del sujeto humano:
“Esto no quiere decir que el trabajo humano, desde el
punto de vista objetivo, no pueda o no deba ser, de algún
modo, valorizado y cualificado. Quiere decir solamente que el
primer fundamento del valor del trabajo es el hombre mismo,
su sujeto.” (JUAN PABLO II. “Laborem exercens”. n. 6f).

La dimensión moral aparece con la máxima evidencia cuando


se expone el carácter subjetivo del trabajo frente al
objetivo:
“...el trabajo está en función del hombre, y no el hombre en
función del trabajo. Con esta conclusión se llega justamente
a reconocer la preeminencia del significado subjetivo del
trabajo sobre el significado objetivo.” (JUAN PABLO II.
“Laborem exercens”. n. 6f).
El carácter ético del trabajo en la historia
Juan Pablo II encuentra que el
problema de la economía moderna
está en que el trabajador es sometido
a la exigencia de la producción de
manera absoluta, produciendo esto un
grave error en el planteo de las
relaciones de producción, el
economismo:
“Esta situación estaba favorecida por el
sistema socio-político liberal, que, según sus
premisas de economismo, reforzaba y
aseguraba la iniciativa económica de los solos
poseedores del capital y no se preocupaba
suficientemente de los derechos del hombre
del trabajo, afirmando que el trabajo humano
es solamente instrumento de producción y
que el capital es el fundamento, el factor
eficiente y el fin de la producción.”
JUAN PABLO II. “Laborem exercens” n. 8c.
El conflicto capital-trabajo
“Se sabe que en todo este período, que todavía no ha
terminado, el problema del trabajo ha sido planteado
en el contexto del gran conflicto que en la época del
desarrollo industrial, y junto con éste, se ha
manifestado entre el “mundo del capital y el “mundo
del trabajo”, es decir, entre el grupo restringido, pero
muy influyente, de los empresarios, propietarios o
poseedores de los medios de producción y la más
vasta multitud de gente que no disponía de estos
medios, y que participaba, en cambio, en el proceso
productivo exclusivamente mediante el trabajo.”

JUAN PABLO II. “Laborem exercens” n.11c.


Juan Pablo II reconoce que el trabajo se encuentra
involucrado en un gran conflicto con el capital, no por
razones técnicas, sino éticas.
Se ha invertido el justo orden de valores que subordina el
capital al trabajo.
Se parte de un hecho que es propio de la sociedad industrial:
La emergencia del capital como fuerza social, que se
contradistingue del trabajo.
• Este hecho, de carácter sociológico y económico, da
pié a un enfrentamiento entre grupos sociales.
• Históricamente, esta situación se ha dado, por
ejemplo, cuando el capital buscando conseguir en
máximo rendimiento trataba de establecer el salario
más bajo posible.
Respecto al uso del término “capital”, hay que señalar que es
usado en tres sentidos diferentes:

• Primeramente, se refiere a personas. Quienes son


propietarios de los medios de producción:
• “Es evidente que, cuando se habla de la antinomia entre
trabajo y capital, no se trata sólo de conceptos abstractos
o de “fuerzas anónimas” que actúan en la producción
económica. Detrás de uno y otro concepto están los
hombres; los hombres vivos, concretos; por una parte,
aquellos que realizan el trabajo sin ser propietarios de los
medios de producción, y por otra, aquellos que hacen de
empresarios y son los propietarios de estos medios, o
bien representan a los propietarios .” JUAN PABLO II.
“Laborem exercens” n.14a.
Otras veces se utiliza este término en sentido estricto. El conjunto de
medios de producción fabricados por el hombre:

“Este gigantesco y poderoso instrumento –el conjunto de


los medios de producción, que son considerados, en un
cierto sentido, como sinónimo de “capital”- ha nacido
del trabajo y lleva consigo las señales del trabajo
humano.” JUAN PABLO II. “Laborem exercens” n.12e.
En algunas ocasiones todavía en un sentido un poco más
amplio, que incluye los recursos de la naturaleza que están
al servicio del hombre:

“En efecto, si en el ámbito de este último concepto entran, además de los


recursos de la naturaleza puestos a disposición del hombre, también el conjunto
de medios con los cuales el hombre se apropia de ellos, transformándolos según
sus necesidades (y de este modo, en algún sentido “humanizándolos”), entonces
se debe constatar aquí que el conjunto de medios es fruto del patrimonio
histórico del trabajo humano.”
JUAN PABLO II. “Laborem exercens” n.12d.
La relación entre trabajo y capital se expresa claramente como la relación entre la
causa eficiente y la causa instrumental.

Propuesta de ordenamiento ético del trabajo

“Justo, es decir, conforme a la esencia misma de la cuestión; justo, es


decir, intrínsecamente verdadero y, a su vez, moralmente legítimo,
sólo puede serlo aquel sistema de trabajo que en su raíz supera la
antinomia entre trabajo y capital, tratando de estructurarse según
el principio, expuesto más arriba, de la sustancial y efectiva
prioridad del trabajo, de la subjetividad del trabajo humano y de su
participación eficiente en todo el proceso de producción, y esto
independientemente de la naturaleza de las prestaciones realizadas
por el trabajador.” JUAN PABLO II. “Laborem exercens” n.13a.
Justo sería el sistema coherente
con esta realidad natural:
“intrínsecamente verdadero y a su
vez moralmente legítimo”.

Esto es lo que Juan Pablo II


considera “una imagen coherente,
teológica y al mismo tiempo
humanística” (LE 13b).
• Coherente con la naturaleza del proceso
económico y productivo; teológico y
humanístico, porque es, a la vez, fruto de
la reflexión racional y de la revelación
bíblica.
• Dicha imagen es la que ha quedado rota
por los sistemas económicos actuales.
• Con ello la encíclica pasa de los hechos
naturales y sus consecuencias éticas a los
sistemas sociales.
Otros aspectos éticos del trabajo: El empresario directo y el
empresario indirecto

• El tratamiento de los derechos vinculados al trabajo


se hace a partir de la obligación a trabajar, propia de
toda persona:

“El trabajo es, como queda dicho, una obligación, es


decir, un deber del hombre, y esto en el múltiple
sentido de esta palabra. El hombre debe trabajar,
bien sea por el hecho de que el Creador lo ha
ordenado, bien sea por el hecho de su propia
humanidad, cuyo mantenimiento y desarrollo exigen
el trabajo.” JUAN PABLO II. “Laborem exercens”
n.16b.

Tal obligación implica el correlativo derecho al trabajo:

“Si el trabajo –en el múltiple


sentido de esta palabra- es una
obligación, es decir, un deber, es
también, a la vez, una fuente de
derechos por parte del
trabajador.” JUAN PABLO II.
“Laborem exercens” n.16a.
El trabajo, sin embargo, no depende sólo del sujeto que trabaja. Presupone otro
participante en la relación: El empresario, quien ofrece el empleo.

• LE no se conforma con el común


concepto de empresario, sino
que al hablar del derecho al
trabajo, contrapone centra su
atención en el empresario
indirecto, que contrapone al
empresario directo.
El concepto de empresario indirecto es otra de las aportaciones
originales de esta encíclica:

“Si el empresario directo es la persona o la


institución con la que el trabajador estipula
directamente el contrato de trabajo según
determinadas condiciones, como empresario
indirecto se comprenden muchos otros factores
diversos, independientemente del empresario
directo, que tienen influencia ya en el modo,
mediante el cual se estipula el contrato de trabajo,
ya en las relaciones más o menos justas que se
establecen en el sector del trabajo humano.” JUAN
PABLO II. “Laborem exercens” n.16d.
Según el párrafo antes citado, el empresario indirecto, vendría
a estar constituido por los factores diversos que condicionan
la conducta del empresario directo.

Si se quiere especificar entonces a quién se refiere la


encíclica al hablar de empresario indirecto,
primeramente habría que mencionar al estado:
“El concepto de empresario indirecto se puede aplicar a
toda la sociedad, y en primer lugar al Estado.” JUAN
PABLO II. “Laborem exercens” n.17b.
Además:

“…«empresario indirecto», es
decir, con el conjunto de las
instancias a escala nacional e
internacional responsables de
todo el ordenamiento de la
política laboral” JUAN PABLO
II. “Laborem exercens” n.18a.
Consecuencias prácticas:
“En efecto, es el Estado el que debe realizar una
política laboral justa. No obstante, es sabido que,
dentro del sistema actual de relaciones
económicas en el mundo, se dan entre los Estados
múltiples conexiones, que tienen su expresión, por
ejemplo, en los procesos de importación y
exportación... Estas relaciones crean, a su vez,
dependencias recíprocas, y, consiguientemente,
sería difícil hablar de plena autosuficiencia, es
decir, de autarquía, por lo que se refiere a
cualquier Estado, aunque sea el más poderoso en
sentido económico.” JUAN PABLO II. “Laborem
exercens” n.17b.
Una vez definidos los distintos niveles de compresión del empresario
indirecto, es importante precisar sus responsabilidades:

“...la realización de los derechos del hombre del trabajo no puede


estar condenada a constituir solamente un derivado de los sistemas
económicos, los cuales, a escala más amplia o más restringida, se
dejen guiar, sobre todo, por el criterio del máximo beneficio. Al
contrario, es precisamente la consideración de los derechos
objetivos del hombre del trabajo... lo que debe constituir el criterio
adecuado y fundamental para la formación de toda la economía,
bien sea en la dimensión de toda sociedad y de todo Estado, bien
sea en el conjunto de la política económica mundial, así como de los
sistemas y relaciones internacionales.” JUAN PABLO II. “Laborem
exercens” n.17d.
Derechos objetivos del hombre de trabajo
• La encíclica dedica un número a los
derechos que derivan de la relación entre
el empresario directo y el trabajador.
• Entre los temas que surgen de esta
relación, se atribuye un papel
preponderante al salario: “El problema
clave de la ética social es el de la justa
remuneración por el trabajo realizado.”
JUAN PABLO II. “Laborem exercens”
n.19a.
El salario justo, afirma el Magisterio Social:
“...sigue siendo la vía concreta a través de la cual la gran
mayoría de los hombres puede acceder a los bienes que
están destinados al uso común; tanto los bienes de la
naturaleza como los que son fruto de la producción.”
JUAN PABLO II. “Laborem exercens”. n.19b.

• Cuando LE hace referencia al tema del salario,


no lo enfoca únicamente en perspectiva
personal, lo hace considerando la realidad
toda de la familia del asalariado. Se mantiene
entonces el concepto de “salario familiar ”, ya
tradicional como se ha visto en la DSI.
Aunque no deja de admitirse la posibilidad de que se dé también un justo acceso a los
bienes por otros medios, como pueden ser, por ejemplo, los subsidios:
“Tal remuneración puede hacerse, bien sea mediante el llamado salario
familiar... bien sea mediante otras ayudas sociales, como subsidios
familiares o prestaciones a la madre que se dedica exclusivamente a la
familia; prestaciones que deben corresponder a las necesidades
efectivas, es decir, al número de personas a su cargo durante todo el
tiempo en que no estén en condiciones de asumir dignamente la
responsabilidad de la propia vida.” JUAN PABLO II. “Laborem exercens”
n.19c.
EL JUICIO ETICO DEL CAPITALISMO
LIBERAL
Esquema
A. Origen del Capitalismo Liberal.
• Nominalismo y Mercantilismo.
• Reacción liberal en Francia.
• Reacción liberal en Inglaterra.
B. El Juicio ético del capitalismo liberal en
el Magisterio.
• La Sollicitudo rei socialis.
• La Centesimus annus.
Origen del Capitalismo liberal: Absolutismo y
Mercantilismo
Cf. TERMES, Rafael. Antropología del Capitalismo. Un debate abierto. Rialp;
Madrid 2004.

Marco Cultural
• Mientras, a lo largo del siglo XVII, se expandía en Europa el
pensamiento escolástico tardío, de raíz iusnaturalista,
defensor de la libertad personal y contrario a la
intervención del Estado en aquellos campos en los que la
iniciativa individual se basta,
• otra corriente, radicada en el nominalismo voluntarista,
iba socavando, desde el siglo XVI, el sistema de libre
mercado para imponer un sistema político – económico al
servicio del estado absoluto que, desplazando las
instituciones vigentes hasta entonces, constituye lo que
hoy conocemos con el nombre de “mercantilismo”.

¿Qué es el Nominalismo?
HÖRMANN, Karl. Diccionario de Moral Cristiana.
Barcelona; Herder 1985. cc. 708 – 709:
“Otra concepción, que posteriormente tuvo
consecuencias perniciosas, fue iniciada por J. Duns
Escoto. A diferencia de Tomás de Aquino, Escoto da, en
la ley divina, preferencia a la voluntad sobre el
conocimiento. La voluntad divina aparece como norma
suprema del bien y del mal.
«Como Dios puede obrar de otra manera, así puede
también dar otra ley como recta. Si fuera dada por
Dios, sería efectivamente recta, pues ninguna ley lo es
sino en cuanto es aceptada por la voluntad divina»
(Sent. 3 d. 37 n. 5).
Esta concepción de Escoto tiene todavía un sentido aceptable.
Guillermo Ockham y el nominalismo interpretan la voluntad
divina como fuente de la ley en el sentido de una arbitrariedad
divina:
Dios podría declarar lo que quisiera bueno o malo,
pues no importa para nada una rectitud objetiva.
Esta teoría nominalista fue decididamente atacada
por Vásquez, Grocio y otros. De la teoría de que la
ley moral sólo obliga por estar imperada por la
voluntad divina, una época secularizada dio un paso
más adelante: toda ley, cualquiera sea su contenido,
es obligatoria, si está respaldada por una voluntad
imperativa, y sólo por eso es obligatoria. Parejo
positivismo jurídico entrega indefenso al hombre a
los dueños y señores del poder.”
Praxis económica: El mercantilismo
En este marco de teoría del derecho
propiciada por el nominalismo , se gesta el
mercantilismo, que no es un sistema de
organización económica, sino más bien un
expediente para el sostenimiento del
estado absoluto que necesitaba grandes
cantidades de dinero para su política de
engrandecimiento de la nación.
Frecuentemente a través de guerras.
Contexto social del surgimiento del mercantilismo
• Al final de la Edad Media, comenzó a aparecer la
figura del “burgués”, que no pertenecía ni al
estamento aristocrático ni al eclesiástico, pero
tampoco era campesino.
• La actividad de la burguesía era negociar,
dedicándose especialmente al comercio, que le
proporcionaba abundantes medios pecuniarios.
• Apoyándose en ellos, se dedicó a buscar el
ennoblecimiento.
• El problema fiscal de los estados de la Edad
Moderna le brindó la oportunidad.
Mientras, simultáneamente, el estado absoluto iba
asumiendo cada vez más atribuciones, los nuevos
cargos públicos se vendían por dinero y el dinero lo
tenían los mercaderes burgueses.

• De este modo, al convertirse los


mercaderes en agentes económicos del
estado, mediante un pacto entre
ambos, nació el mercantilismo: el
dinero del burgués y sus negocios, a
cambio del reconocimiento social y
político.
El mercantilismo, al que podría llamarse
capitalismo monopolístico de estado, se basaba
en:
• la fuerte imposición tributaria,
• la prohibición de importaciones libres y
• el subsidio a las exportaciones,
• era proclive a la creación de privilegios
especiales que implicaban la creación de
monopolios por merced o venta, concediendo
el derecho exclusivo, otorgado por la Corona,
de producir o vender ciertos productos u
operar en determinados ámbitos.
Estas patentes se concedían a los aliados de la
Corona o a aquellos grupos de mercaderes
dispuestos a ayudar al Rey en la recaudación de
impuestos.
• El resultado de estas prácticas, amén
de la privación de las libertades
políticas y económicas de los
súbditos, no podía ser otro que el
déficit fiscal, la quiebra del crédito
público, la inflación y, con ella, la
pobreza de los pueblos.
Además, el paso del gobierno vinculado a las
exigencias de un principio moral, al arbitrario
gobierno absoluto,
• fue sin duda favorecido por las ideas de filosofía política contenidas
en El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo (1469 – 1527), quien, en su
obra publicada en 1532 y dedicada precisamente a Lorenzo de
Medicis, el Magnífico,
• El aconseja al príncipe que aparente ser moral y virtuoso conforme al
modelo cristiano, si esto redunda en su popularidad, pero también le
recomienda, si con ello acrecienta su popularidad, que practique
exactamente lo contrario.
Lorenzo de Medicis (1449 – 1492) Príncipe de
Florencia
Maquiavelo, en consecuencia, condena la búsqueda del
interés privado porque, a su entender, el bien superior
consiste en el poder del estado oligárquico, en cuyas
aras hay que sacrificar los intereses de cada individuo y
cada grupo social.
• Esta “razón de estado” defendida por
Maquiavelo y sus seguidores no podía ser
aprobada por los seguidores del pensamiento
católico, uno de cuyos paladines ingleses, el
cardenal Reginald Pole (1500 – 1558) atacó la
teoría política de Maquiavelo como
destructora de todas las virtudes.
Pero, a pesar de esta oposición de los círculos católicos
a la doctrina de Maquiavelo, la pretensión de justificar
medios inmorales para mantener el poder estado,
como fin superior, cundió en algunos autores italianos,

• entre los cuales destacó Giovanni Botero


(1540 – 1617) quien, en 1589, publicó un
tratado titulado precisamente La razón de
estado.
• Botero contribuyó notablemente al
afianzamiento del absolutismo y de su
consecuencia económica, el mercantilismo.
La reacción al mercantilismo:
El liberalismo económico
El laissez – faire en Francia
• El absolutismo mercantilista, con su carga de impuestos para
financiar el gasto de la corona y sus validos, tenía que acabar
provocando la reacción de la sociedad.
• Y así fue en Francia, empezando por la rebelión de los
croquants, campesinos que en 1636 se levantaron contra la
repentina subida de impuestos para financiar la guerra contra
España.
• Siguió, en 1653, la rebelión de la fronde desatada por los
nobles y jueces bajo el impulso de Claude Joly.
Luis XIV, n. 1638 – 1715, reinado: 1643 - 1715
Después de los nobles, se levantaron los
mercaderes, entre los cuales destacó
Thomas Le Gendre (1638 – 1706), quien, al
parecer, dirigiéndose a Colbert durante una
época de escasez, le dijo: Laissez – nous
faire, acuñando la famosa frase que se
convertiría en la divisa del liberalismo
económico propugnado a finales del XVIII
por Turgot.
Palacio Real de Versalles, Cámara del Rey
Escritores a favor de la libertad
Fueron varios los que rescataron la idea del impuesto único.
Entre ellos sobre todo el mariscal Sebastian Le Preste, señor
de Vauban (1633 – 1707), quien al final de su vida publicó el
tratado Projet de dîme royal, proponiendo la supresión del
opresivo entramado de la tributación vigente.

• Esta obra fue condenada por Luis XIV y sus editores fueron
castigados.
• Poco antes de morir Vauban, Luis XIV había accedido a
crear un Consejo de Comercio integrado por mercaderes de
distintas localidades, los cuales aprovecharon el
nombramiento para atacar duramente la política
mercantilista del reino, en especial en lo relativo a los
monopolios otorgados por el gobierno, argumentando con
fuerza a favor de la libre competencia, como mejor forma
de beneficiar a la sociedad.
• Charles Paul Hurault de l’Hôpital señor de
Belesbat († 1706), que presentó seis
memoriales a Luis XIV, defendió el libre
comercio, tanto interior como exterior,
sosteniendo que, en el primer caso, todos los
individuos y, en el segundo, tanto el país
extranjero como el propio, salen ganando.
• De ahí que la regulación estatal, lejos de
proteger el mercado, merma la libertad
necesaria para que el comercio prospere y
haga aumentar la riqueza del país.
Como informa Rothbard, Belesbat decía
que:
• “debe aceptarse como principio que la
libertad es el alma del comercio, sin el cual
… los buenos puertos, los grandes ríos y …
los (suelos) fértiles carecen de utilidad.
Cuando la libertad está ausente nada sirve
para nada”.
• Por lo tanto, concluía, el gobierno debe
laisser faire le commerce que l´on voudra.
Pierre le Pesant, señor de Boisguilbert (1646 – 1714) es
• Nacido en Rouen, allí sirvió al Estado como juez, durante
toda su vida.
• El título de su principal obra Le détail de la France. La
France ruinée sous le règne de Louis XIV, es
suficientemente expresivo de su postura.
• Este libro, que, por cierto, fue proscrito al mismo tiempo
que el de Vauban, así como sus restantes escritos están
sembrados de frases tales como laissez faire la nature, el
comercio marcha bien con tal que on le laisse faire; aunque
los individuos puedan tratar de subvertir las leyes y ganar a
costa de sus vecinos, el orden natural de la libertad y del
laissez faire preservará la paz, la armonía y el beneficio
universal.
• Para Boisguilbert, solamente la naturaleza puede introducir
ese orden y preservar la paz.
Elementos comunes a estos autores
• Para estos precursores de la teoría del orden
económico espontáneo, Dios ha creado un
conjunto de leyes naturales del mundo y de la
sociedad;
es tarea de la razón humana, una razón universal
para todos, con independencia de la nación o de
la costumbre, entender esas leyes y comprender
que, en el ámbito económico, el comercio libre y
los mercados libres, merced a la armonía de los
beneficios recíprocos, promueven el interés y la
felicidad de todos, a través de la prosecución que
cada uno hace de su propio provecho e interés
privado personal.
• Estos autores no son ni ateos ni
antirreligiosos; creen en un Dios creador
del universo y de sus leyes naturales
autónomas aunque, por el tenor de los
textos, se ve que participan del
emergente deísmo, que caracteriza a los
moralistas de la ilustración y que asigna
al Creador el papel del relojero que, una
vez establecido el orden natural, se
desentiende de la marcha del mundo.
EL LAISSEZ – FAIRE EN INGLATERRA
• La reacción contra el absolutismo
mercantilista francés tuvo su paralelo en
Inglaterra a raíz de la situación de guerra
civil que, entre 1642 y 1659, enfrentó a
los realistas, partidarios de Carlos I
Estuardo, y los republicanos, en el curso
de la cual, el sector más extremista del
ejército, los llamados niveladores,
propugnaba un programa radical de
reformas religiosas, políticas y sociales.
Carlos I de Inglaterra, n. 1600, coronado en 1625,
m. 1649
Este programa que, a pesar de su
radicalismo, no era el de una izquierda
igualitaria, proclamaba los derechos
naturales a la self – ownership, la
propiedad privada y la libertad religiosa,
exigiendo la mínima interferencia del
gobierno en la sociedad.
• Estas convicciones en relación con la
libertad y la propiedad privada conducían
naturalmente a la adhesión a la
economía del laissez – faire.
• Desgraciadamente, la represión del Lord
Protector Oliver Cromwell anuló los
intentos liberales, a la vez que la anarquía
que siguió a la fracasada gestión de su hijo
y sucesor Ricardo, condujo a la
restauración del absolutismo de los
Estuardo, contra el cual siguieron
luchando los liberales, empezando por
Locke cuyo pensamiento y ejecutoria ya
hemos analizado al hablar de los
empiristas.
Oliver Cromwell, Lord Protector de Inglaterra 1553 -
1558
Autores liberales ingleses
Dudley North (1641 – 1691), hijo del cuarto barón North,
escaló elevados puestos políticos en la corte de Jacobo II
Estuardo, al tiempo que se convertía en miembro del
Parlamento.
• Por encargo de esta institución, escribió dos
Discourse upon Trade, uno en relación con la ley
de 1690 sobre la rebaja del tipo de interés y otro
sobre el asunto de la acuñación de moneda.
• Habiendo fallecido inesperadamente sin haber
publicado el trabajo, su hermano menor, Roger
North (1653 – 1734) revisó el opúsculo, le añadió
un prefacio y lo publicó al comenzar el año 1692.

Los principios sostenidos por


Dudley North en sus discursos,
tanto en lo que se refiere al tipo
de interés como en lo que
concierne a la moneda metálica
son totalmente conformes con
la doctrina del laissez – faire.
• Pero fue Roger North, en su prólogo, quien con más claridad se
pronunció por los principios liberales:
• “No puede haber comercio que no sea beneficioso para la
sociedad pues en caso contrario los hombres lo interrumpirían; y
allí donde los comercios prosperan, la sociedad, de la que son
parte, prospera también. Ninguna ley puede fijar precios al
comercio; sus niveles deben determinarse y se determinarán
por sí mismos. Más, cuando se aprueban tales leyes con el fin de
fijar los precios, ello constituye un gran obstáculo al comercio …
Todo favor para con un comerciante o interés frente a otro es
abuso. Las leyes que pretenden obstaculizar el comercio, exterior
o interior, del dinero o de otras mercancías no son elementos
favorables al enriquecimiento de la gente. Es la paz, la
industriosidad y la libertad, y no otra cosa, lo que trae el
comercio y la riqueza.” LETWIN, W. The Origins of Scientific
Economics. Doubleday .Garden City 1965.
Isaac Gervaise († 1739), hijo de un protestante francés
instalado en Londres, publicó un folleto de 34 páginas,
titulado The System or Theory of the Trade of the
World, que ha merecido encendidos elogios de
Schumpeter, en el que, Gervaise aporta, en opinión de
Schumpeter, la proposición, nunca antes formulada con
claridad inequívoca, de que un aumento de crédito (es
decir de los billetes de banco) aumentará los ingresos y
el consumo y, por lo tanto, disminuirá las exportaciones
y aumentará las importaciones, produciendo así, como
lo produciría un aumento de la cantidad de metales
monetarios, una salida de estos metales que acabará
imponiendo una restricción crediticia.
• Se trata de una de una aportación importante.
• Por su parte, Rothbard afirma que Gervaise
llegó, antes que Cantillon y Hume, al proceso
de equilibrio monetario internacional.
• En lo que se refiere a protección arancelaria,
Gervaise concluye que los aranceles, puesto
que interfieren con la asignación más
ventajosa, tienen que arrojar un perjuicio para
la nación en su conjunto, por grande que sea
la ventaja visible inmediata para las industrias
protegidas.
Gervaise, pues, se alinea plenamente con el pensamiento del laissez –
faire y la defensa de la ley natural, cosa que confirman sus propias
palabras:

• “el comercio sólo se halla en sus mejores condiciones cuando es


natural y libre, y es siempre peligroso forzarlo, bien con leyes,
bien con impuestos; porque, aunque se adviertan el beneficio y
la ventaja que se pretende conseguir, es difícil percibir su
contrapartida”.
• Es decir, los subsidios y privilegios se ven de inmediato, mientras
que las desgraciadas consecuencias del proteccionismo son más
remotas.
Charles, tercer vizconde
Townshend (1700 – 1764), vástago
de una de las grandes fortunas
agrícolas de Inglaterra, fue gran
defensor de la libertad y contrario
a la intervención del Estado, a
pesar de que su interés material
iba en línea contraria a su
pensamiento.
• Su primer opúsculo, National Thoughts, publicado en 1751,
lo firmó, precisamente, “un terrateniente”, para dejar claro
que argumentaba en contra de los subsidios que como
exportador de grano percibía.
• En esta línea, Townshend fustigaba el desatino del gobierno
británico al subvencionar a extranjeros permitiéndoles
comprar el grano a precio más barato que el que tenían
que pagar los propios ingleses, señalando que si, como él
defiende, “el comercio, la industria y todos nuestros
puertos se abriesen de par en par a todos, y se anulasen y
destruyesen los derechos, las prohibiciones, los subsidios y
los monopolios de todo género”, entonces
• “los comerciantes privados levantarían al punto almacenes
de grano como han hecho para otras manufacturas y los
tendríamos en condiciones normales y naturales, y esta isla
sería entonces, como ha sido Holanda, el gran mercado del
grano de Europa. Pero mientras persista el subsidio, esto no
puede suceder”.
Townshend estuvo siempre preocupado por la suerte
de los pobres, pero, como puntualiza Salim Rashid,
Townshend, al aceptar la validez del laissez – faire,
comprendió que la mejor manera de ayudar a los
pobres era dejándoles en libertad para ayudarse a sí
mismos.

• Y, en efecto, Lord Townshend presentó al


Parlamento un proyecto de Ley, que, sin
embargo, no fue aprobado, para incrementar
la movilidad de los trabajadores pobres
eliminando ciertas desventajas y restricciones
que sobre ellos pesaban.
El Capitalismo Hoy
• Stefano Zamagni se refiere de la siguiente manera al capitalismo, tal como
es descrito en los diversos documentos del magisterio pontificio desde la RN
hasta la CA:

“Es decir, se ve el capitalismo como un sistema con las


características intrínsecas de flexibilidad y adaptabilidad, tanto
por la variación de la técnica como por el sistema de valores que
la sociedad donde se radica expresa. Esta posición elimina del
discurso sobre capitalismo aquella interpretación mecanicista que
aún hoy sigue muy difundida.”
ZAMAGNI, Stefano. “Juan Pablo II y el Capitalismo”. INSTITUTO DE EMPRESA Y
HUMANISMO. Capitalismo y Cultura Cristiana. Pamplona; Ediciones
Universidad de Navarra 1999. p. 99.
Etapas de desarrollo histórico del capitalismo liberal

“… en el sistema económico capitalista, haciendo caso omiso de las formas


precursoras del capitalismo moderno en la Edad Media y Moderna, se pueden
distinguir históricamente:
• El sistema económico capitalista de finales del siglo XVIII y una gran parte del siglo
XIX, caracterizado por una libertad de mercado sin trabas y una actuación pública
en le economía restringida, casi exclusivamente, a proteger la libertad de actuación
formal o jurídica de los particulares.
• El sistema económico capitalista que se va imponiendo a partir de la segunda
mitad del siglo XIX, en el que la libertad de mercado va resultando moderada por
la acción de los obreros organizados y por la intervención del Estado, para corregir
las injusticias sociales más sangrantes. Con ambas modalidades del sistema
capitalista guarda relación la Encíclica RN (Rerum novarum).
• El capitalismo del primer tercio del presente siglo [Siglo XX], tenido en cuenta por la
QA (Quadragesimo anno), que se distingue por la tendencia a la formación d
e
agrupaciones monopolistas de empresas: cárteles y trusts, y por tanto a l
a
concentración del poder económico y financiero en unas pocas manos;
• El sistema económico capitalista de los años treinta hasta la II Guerra Mundial,
especificado por una mayor intervención del Estado en la Economía, por l
a
prosecución de las conquistas sociales de los obreros, y por el continuo aument
o
relativo de la importancia de la economía pública en la economía total de los países
.
Se inspira ante todo en Keynes.
• El sistema capitalista actual, caracterizado por la internacionalización cada vez más
acusada de la vida económica y el auge de las empresas multinacionales, l
a
tecnificación progresiva de la producción, el desempleo creciente y el agud
o
contraste entre las economías de los países desarrollados del hemisferio Norte de l
a
tierra con los subdesarrollados del hemisferio Sur. Esta modalidad es a la que s
e
refieren las Encíclicas PP (Populorum progressio) y SRS (Sollicitudo rei socialis) y C
A
(Centesimus annus)”
SIERRA Bravo, Restituto. o.c., p. 592.
El juicio moral del Capitalismo Liberal en la
Carta Encíclica Sollicitudo rei socialis
• La estructura general de esta encíclica se desarrolla de la siguiente manera:
• Está dividida en siete partes, de las cuales la primera es la introducción, y la última est
á
constituida por las conclusiones.
• Luego de la introducción, la segunda parte se dedica a destacar el aporte realizado por l
a
“Populorum progressio”, en cuya conmemoración se publica el presente documento.
• La tercera parte se dedica a presentar la realidad social contemporánea.
• La cuarta parte, de acuerdo con el propósito de esta encíclica, aborda el tema de principa
l
interés: “El auténtico desarrollo humano”.
• La quinta parte profundiza en los problemas propios de la vida contemporánea que impide
n
alcanzar el verdadero desarrollo.
• La sexta parte aporta algunos criterios de acción en vistas a la puesta en práctica de lo
s
principios presentados anteriormente para alcanzar un verdadero desarrollo.

En este contexto, el juicio ético sobre el capitalismo liberal lo


encontramos en los números: 21ª y 21b, en la tercera parte de la
Encíclica.

• Es decir, la SRS presenta los criterios éticos sobre el


capitalismo liberal al exponer el contexto de la
realidad social contemporánea. No encontramos un
capítulo o un subcapítulo dedicado expresa y
únicamente al análisis ético del capitalismo liberal.
¿Cuál es la razón de presentar las cosas de este modo?
Hay que tener en cuenta que estamos ante un documento cuyo principal
interés es el concepto de desarrollo social, no el juicio ético del
capitalismo liberal.

• En consecuencia, la SRS hace referencia al capitalismo liberal


en la medida en que es parte del contexto histórico que
describe, por lo que es necesario tenerlo presente, de
acuerdo a la naturaleza misma de la DSI, si es que se pretende
orientar la acción hacia una verdadera transformación de la
vida social.
El capitalismo en la Sollicitudo rei socialis

• Nos encontramos ante un documento


publicado en el contexto de la guerra fría,
lo que exige al Magisterio respecto a cada
tema que aborda, situarse ante dos
propuestas de sociedad enfrentadas.

La SRS, por razones históricas obvias, tiene


necesidad de situarse ante los dos sistemas
económico – sociales imperantes en el momento.
Sin embargo, esta necesidad de contraposición
del mensaje de la DSI con estos dos modelos de
desarrollo, no debe llevar a entender que
estamos ante un juicio ético igual para ambos
sistemas.
Citamos la opinión de Rafael Sanz De Diego:

“Se ha discutido recientemente si SRS se coloca


equidistantemente ante los dos sistemas. Es cierto que los iguala
en algunos aspectos: ambos tienen una concepción equivocada
del desarrollo que exige corrección radical, ambos bloques tienen
pretensiones imperialistas, utilizan la fuerza militar y su
enfrentamiento –SRS se escribe antes de la caída del muro de
Berlín- contribuye a agrandar el abismo Norte – Sur. Por eso la
DSI es crítica ante ambos sistemas y no manifiesta preferencia
por ninguno, con tal de que respete la dignidad del hombre y la
libertad religiosa
[«La Iglesia no tiene soluciones técnicas que ofrecer al problema del subdesarrollo
en cuanto tal, como ya afirmó el Papa Pablo VI, en su Encíclica.69 En efecto, no
propone sistemas o programas económicos y políticos, ni manifiesta preferencias
por unos o por otros, con tal que la dignidad del hombre sea debidamente
respetada y promovida, y ella goce del espacio necesario para ejercer su ministerio
en el mundo». SRS 41].

Aunque sólo fuese por esta última concreción, no parece objetivo creer que el Papa
equipara a los dos sistemas. En este sentido se han pronunciado voces autorizadas.”
SANZ DE DIEGO, Rafael. “La Evolución de la DSI a partir de «Rerum novarum»”. En:
LOPEZ, T., J. SESE y otros (Eds.). Doctrina Social de la Iglesia y Realidad Socio –
Económica en el Centenario de la «Rerum novarum». XII Simposio Internacional de
Teología de la Universidad de Navarra. Pamplona; Ediciones Universidad de Navarra,
S.A. 1991. p. 420.
Explicitado este presupuesto, encontramos a continuación la más explícita referencia
crítica que sobre el capitalismo liberal podemos hallar en este documento:

“Esta es una de las razones por las que la doctrina social de la Iglesia
asume una actitud crítica tanto ante el capitalismo liberal como ante el
colectivismo marxista. En efecto, desde el punto de vista del desarrollo
surge espontánea la pregunta: ¿de qué manera o en qué medida estos dos
sistemas son susceptibles de transformaciones y capaces de ponerse al
día, de modo que favorezcan o promuevan un desarrollo verdadero e
integral del hombre y de los pueblos en la sociedad actual? De hecho,
estas transformaciones y puestas al día son urgentes e indispensables
para la causa de un desarrollo común a todos.” Ibidem. N. 21 b.
El juicio crítico que se hace del capitalismo liberal parte
de la afirmación implícita de ser un sistema que no
promueve un desarrollo verdadero e integral del
hombre.
• De suponer lo contrario, el documento no se
preguntaría por la posibilidad de operarse en
él transformaciones que lo hagan
precisamente capaz de ello.
• Se critica aquí sobre todo un modelo de
desarrollo, un modelo de sociedad sustentado
desde luego en una correspondiente
antropología.
¿Cuál es aquel verdadero modelo de desarrollo al cual debería
aspirar la sociedad? Nos dice el Papa:
“Según esta enseñanza, el desarrollo no puede consistir
solamente en el uso, dominio y posesión indiscriminada
de las cosas creadas y de los productos de la industria
humana, sino más bien en subordinar la posesión, el
dominio y el uso a la semejanza divina del hombre y a
su vocación de inmortalidad.” Ibidem. N. 29 d.
Destaca en el concepto de desarrollo social presentado
por el Papa su subordinación a la recta comprensión
del ser humano, integralmente entendido, y por ello,
reconocido como ser creado a imagen y semejanza de
Dios, con una innegable vocación a la eternidad.

La crítica del modelo de desarrollo propuesto por el


Capitalismo Liberal
• En el análisis que venimos haciendo
de los textos de la SRS referidos al
capitalismo liberal hemos
encontrado, más que un análisis
completo y acabado de esta
doctrina, sobre todo una crítica al
modelo de desarrollo propuesto por
la misma.
¿Cuál es el contenido de la crítica de la SRS al modelo de
desarrollo del capitalismo liberal?
“Esta es una de las razones por las que la doctrina social
de la Iglesia asume una actitud crítica tanto ante el
capitalismo liberal como ante el colectivismo marxista. En
efecto, desde el punto de vista del desarrollo surge
espontánea la pregunta: ¿de qué manera o en qué
medida estos dos sistemas son susceptibles de
transformaciones y capaces de ponerse al día, de modo
que favorezcan o promuevan un desarrollo verdadero e
integral del hombre y de los pueblos en la sociedad
actual? De hecho, estas transformaciones y puestas al día
son urgentes e indispensables para la causa de un
desarrollo común a todos.” Ibidem. N. 21 b.
La SRS indica la necesidad de llevar a cabo una transformación, desde el punto de vista del desarrollo, en
el sistema capitalista liberal de manera que finalmente favorezca o promueva un desarrollo verdadero e
integral del hombre y de los pueblos.
• La gran interrogante que plantea el texto anteriormente citado es
respecto al aspecto que considera la encíclica debe reformarse o
profundizarse en el capitalismo liberal a fin de que favorezca
suficientemente un desarrollo verdadero e integral del hombre.
• Dado que la SRS en sí no explicita este aspecto que deseamos
conocer, buscaremos identificarlo con el auxilio de otros textos del
magisterio social de Juan Pablo II, publicados hasta ese momento,
en los cuales pudiéramos encontrar más claramente definidas las
carencias del modelo de desarrollo capitalista liberal a las que se
está aludiendo.
En su encíclica social anterior, la “Laborem exercens”, al abordar
el tema del origen del capitalismo liberal, Juan Pablo II traza con
mayor claridad las características propias del modelo de
desarrollo de este sistema económico:

“Una ocasión sistemática, y, en cierto sentido,


hasta un estímulo para este modo de pensar y
valorar, está constituido por el acelerado
proceso de desarrollo de la civilización
unilateralmente materialista, en la que se da
importancia primordial a la dimensión objetiva
del trabajo…” JUAN PABLO II. Laborem exercens.
N. 7c.
A luz de este texto comprendemos qué elementos son necesarios transformar en el
modelo de desarrollo del capitalismo liberal:

• El dar importancia primordial a la dimensión objetiva del


trabajo, y el procurar un proceso de desarrollo unilateralmente
materialista.
• Ciertamente no se niega la necesaria dimensión e importancia
de estas perspectivas del desarrollo, el reparo se pone en el
constituirlas como elementos exclusivos y excluyentes, en base
a los cuales se organiza un modelo de desarrollo incompleto
pues no refleja al hombre integralmente entendido.
El juicio moral del Capitalismo Liberal en la Carta Encíclica
Centesimus Annus

Capitalismo y Capitalismos

• En la Encíclica CA Juan Pablo II no hace un análisis ético


indiscriminado del capitalismo en general.

• Esto no es por otra razón sino porque, como ejercicio de la libertad,


como acto humano y por tanto éticamente susceptible de juicio, el
mercado no puede de ninguna manera considerarse
independientemente del sistema de valores que lo ha creado. Cf.
ZAMAGNI, Stefano, o.c., p. 100.
Es por ello que el discernimiento de la CA respecto al capitalismo incluye
primeramente la distinción entre:

“capitalismo” como “un sistema económico que reconoce el


papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la
propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para
con los medios de producción, de la libre creatividad humana
en el sector de la economía”.
• JUAN PABLO II. “Centesimus annus”. n. 42.
Del cual, el Papa afirma que debería denominarse de manera diversa: “...quizá sería más apropiado
hablar de “economía de empresa”, “economía de mercado”, o simplemente de “economía libre” , y no
de “capitalismo”, y
.

“capitalismo” como “un sistema en el cual la libertad, en el ámbito


económico, no está encuadrada en un sólido contexto jurídico que la
ponga al servicio de la libertad humana integral y la considere como una
particular dimensión de la misma, cuyo centro es ético y religioso”.
• JUAN PABLO II o.c. n. 42.
El Papa llama a este,

“un sistema económico, entendido como método que asegura el


predominio absoluto del capital, la posesión de los medios de
producción y la tierra, respecto a la libre subjetividad del
trabajo del hombre.”
• Ibidem. n. 35.
De la lectura de los textos antes citados entendemos que hay un rechazo a condenar el
capitalismo como sistema de producción de productos y servicios. Por otro lado, sin
embargo:
En cuanto el capitalismo pretende exceder el ámbito que le es propio, el de la organización de la
actividad económica, y se constituye en un fenómeno social con un perfil totalitario, por tanto
ideológico, el capitalismo en este sentido es rotundamente condenado y rechazado:

“El capitalismo es, en cambio, condenado siempre y cuando se convierta en un sistema totalitario, es
decir, un sistema que pretenda asignar normas de distribución válidas para todas las categorías de
bienes.”

• ZAMAGNI, Stefano. o.c. p. 100.


• José Luis Illanes coincide con la cita hecha de Zamagni, cuando afirma que:

“Llegado a este punto, establecida esa distinción, Juan Pablo II pronuncia un sí decidido respecto al
capitalismo entendido como libertad de iniciativa económica y un no igualmente decidido respecto al
capitalismo entendido como absolutización o hipostatización del mercado.” (ILLANES, José Luis. o.c.,
p. 121).

Juicio ético

• Por la complejidad del tema, ya planteada por la distinción


respecto al concepto de capitalismo hecho por el Papa, no
podemos pretender encontrar un juicio ético global sin matices
del capitalismo en la CA.
La libertad económica
• El Papa, afirma el derecho a la libertad económica, que ya había
reconocido anteriormente. Dice:

• “La moderna economía de empresa comporta aspectos positivos,


cuya raíz es la libertad de la persona, que se expresa en el campo
económico y en otros campos. En efecto, la economía es un sector
de la múltiple actividad humana y en ella, como en todos los demás
campos, es tan válido el derecho a la libertad como el deber de
hacer uso responsable del mismo”.

JUAN PABLO II. Centesimus annus. n. 32.


Sin embargo, conviene puntualizar el concepto general de libertad en el marco del cual
el Magisterio reivindica la libertad económica.

• Recordamos un texto de la CA ya citado, cuando precisamente se


describe aquel capitalismo que no puede ser éticamente aceptado:

“capitalismo” como “un sistema en el cual la libertad, en el ámbito


económico, no está encuadrada en un sólido contexto jurídico que
la ponga al servicio de la libertad humana integral y la considere
como una particular dimensión de la misma, cuyo centro es ético y
religioso”.
Ibidem. n. 42.
Está claro entonces que la libertad económica que se reivindica es aquella que se entiende no de otra
manera sino como una particular dimensión de la libertad humana integral, cuyo centro es ético y
religioso.

• Se señala además la responsabilidad del Estado, no es a otro a


quien corresponde encuadrar el ejercicio de la libertad económica
en un sólido contexto jurídico que la ponga al servicio de la libertad
humana integral.
• Frente a la elaboración del juicio ético del capitalismo, la forma de
entender la libertad se viene a constituir en un criterio ético
fundamental.
• A continuación, teniendo claro el pensamiento de la Encíclica sobre
este punto medular, es fundamental preguntarse por su valoración
del mecanismo central del capitalismo, el mercado como asignador
de recursos.
El mercado como asignador de recursos

• Encontramos primeramente un juicio ético positivo del


mercado, en cuanto nos dice la Encíclica:
“Da la impresión de que, tanto a nivel de Naciones, como de
relaciones internacionales, el libre mercado sea el instrumento
más eficaz para colocar los recursos y responder eficazmente a
las necesidades.”
JUAN PABLO II. o.c., n. 34.
Aunque señala inmediatamente los límites intrínsecos del mercado.

• En primer lugar, distingue las necesidades “solventables” con poder


adquisitivo y los recursos que son “vendibles”, de otras que no lo
son. Pues:

“existen numerosas necesidades humanas que no tienen salida en


el mercado. Es un estricto deber de justicia y de verdad impedir que
queden sin satisfacer las necesidades humanas fundamentales.”
Ibidem. n. 34.
En segundo lugar, habla más adelante de los bienes públicos afirmando:
“Es deber del Estado proveer a la defensa y tutela de los bienes
colectivos, como son el ambiente natural y el ambiente
humano, cuya salvaguardia no puede estar asegurada por los
simples mecanismos de mercado.”
Ibidem. n. 40.

Y enseguida agrega:

“He aquí un nuevo límite del mercado: existen necesidades


colectivas y cualitativas que no pueden ser satisfechas
mediante sus mecanismos; hay exigencias humanas
importantes que escapan a su lógica; hay bienes que, por su
naturaleza, no se pueden ni se deben vender o comprar.”
Ibidem.
Por lo tanto, aunque:

“los mecanismo de mercado ofrecen ventajas seguras; ayudan,


entre otras cosas, a utilizar mejor los recursos; favorecen el
intercambio de los productos y, sobre todo, dan la primacía a la
voluntad y a las preferencias de la persona, que, en el contrato,
se confrontan con las de otras personas.”
Ibidem.
Con todo, los mecanismos de mercado son meros mecanismos
instrumentales, que se subordinan tanto a la totalidad de lo humano (del
hombre y todos los hombres) -no reductible a sólo lo económico- como
también al fin global de la sociedad (el bien común).

• Si el instrumento se absolutiza, se cae en la ideologización del


mercado. Pero entonces no se trata sólo de un sistema
económico eficaz sino también de una ideología que
enmascara relaciones injustas de poder.
El Profesor Illanes explica claramente la posición de Juan Pablo II de crítica
a la ideologización del mercado:

“Si Juan Pablo II da ese paso, si formula objeciones, y objeciones


graves, respecto al capitalismo entendido como ideología es, en
última instancia, porque percibe con claridad que la ideologización
del mercado, es decir, en términos más concretos, la presentación
del mercado como una realidad que se autorregula con
independencia de los objetivos o finalidades éticas de los sujetos
que en él intervienen, implica, a pesar de su aparente proclamación
de la libertad, un determinismo, diverso, sin duda, del determinismo
marxista, pero, a decir verdad, no menos férreo y no menos grávido
de consecuencias negativas.”
ILLANES, José Luis. o.c., pp. 121 – 122.
Por ello, el Papa señala como imprescindible éticamente que el mercado esté
orientado a cubrir las necesidades del bien común.

• El mercado puede ser sumamente eficaz para asignar


los recursos, cuando quienes participan de él se
encuentran en igualdad de condiciones. Sin embargo
hay situaciones en las cuales el mercado puede generar
y acentuar desigualdades.
Esto destaca adicionalmente si lo relacionamos, como inevitablemente se da, con la
vida política de la sociedad.

• Stefano Zamagni propone tres aspectos a los cuales estar atentos para garantizar
la llamada democracia económica:
• “Una auténtica democracia política necesita de una democracia económica.
¿Pero qué significa «democracia económica»? –significa garantía de libertad de
acceso al juego económico por parte de todos, pero una garantía que no hay que
ver, como en el discurso liberal clásico, sólo como igualdad de los puntos de
partida. En efecto, hace falta asegurar las oportunidades de acceso al mercado
según se realice el juego económico, porque, paradójicamente, un mercado que
funcione bien, es un mercado que produce anticuerpos que tienden a destruirlo…
• Eso puede ser asegurado introduciendo tres elementos de sociabilidad en una
economía de mercado: una red de protección social; la redistribución de la
propiedad y la disciplina de condiciones de cambio justas.” (ZAMAGNI, Stefano.
o.c. pp. 101 - 102).

Orientación del mercado hacia el bien común

• Juan Pablo II aborda el tema al decir que

“…así como a nivel interno es posible y obligado construir una


economía social que oriente el funcionamiento del mercado
hacia el bien común, del mismo modo son necesarias también
intervenciones adecuadas a nivel internacional”.
JUAN PABLO II. o.c. n. 52.
Tanto en éste como en el orden nacional, más que una mera “social economía-de-mercado”, en
la cual “social” fuera sólo un adjetivo que se añade, el Papa parece favorecer una “economía-
social orientadora del mercado”, en la cual la denominación “social” hace parte del mismo
sustantivo “economía”, pero aceptando como eficaz instrumento económico al mercado. En
esta medida se podrá considerar que el sistema de economía de mercado está siendo puesto al
servicio del bien común.

Surge inmediatamente la pregunta por el quién será el


encargado de orientar el mercado hacia el bien
común, lo cual lleva a examinar en la CA, cómo se
debe enfocar la relación entre el Estado y el mercado,
entre la sociedad y el mercado.
Relación Estado-mercado, sociedad-mercado.

• Admitiendo la “legítima esfera de autonomía de la actividad


económica, donde no debe intervenir el Estado”, sin embargo,
a continuación se señala la necesidad de encuadrarla jurídica y
políticamente, para que las relaciones de poder no se hagan
hegemónicas.

Pues al

• “Estado... le corresponde determinar el marco


jurídico dentro del cual se desarrollan las
relaciones económicas y salvaguardar así las
condiciones fundamentales de una economía
libre, que presupone una cierta igualdad entre las
partes, no sea que una de ellas supere
totalmente en poder a la otra que la pueda
reducir prácticamente a la esclavitud.” Ibidem. n.
15.
Así es como también, historiando lo sucedido en Europa después de la segunda guerra mundial y
refiriéndose al “esfuerzo positivo por reconstruir una sociedad democrática inspirada en la justicia
social”, la encíclica afirma laudatoriamente:

• “Estas iniciativas tratan, en general, de mantener los


mecanismos de libre mercado, asegurando, mediante la
estabilidad monetaria y la seguridad de las relaciones
sociales, las relaciones para un crecimiento económico estable
y sano, dentro del cual los hombres, gracias a su trabajo,
pueden construirse un futuro mejor para sí y para sus
hijos.”Ibidem.
Pero seguidamente agrega:
• “Al mismo tiempo, se trata de evitar que los mecanismos de
mercado sean el único punto de referencia de la vida social y
tiendan a someterse a un control público que haga valer el
principio del destino común de los bienes de la tierra. Una cierta
abundancia de ofertas de trabajo, un sólido sistema de seguridad
social y de capacitación profesional, la libertad de asociación y la
acción incisiva del sindicato, la previsión social en caso de
desempleo, los instrumentos de participación democrática en la
vida social: dentro de este contexto deberían preservar el trabajo
de la condición de «mercancía» y garantizar la posibilidad de
realizarlo dignamente.” Ibidem. n. 19.
Por consiguiente se trata de que no sea el mercado “el único
referente de la vida social”, sino de que el contexto arriba
descrito le dé el marco ético-jurídico y ético-político así como el
control público necesario, tanto de parte de la sociedad misma
como de parte del Estado.
• Si no -como dijo en la encíclica más arriba- se
desequilibra el poder social, dando lugar a
falta de libertad y de justicia para muchos,
generalmente, para los más pobres y débiles.
Al respecto, nos explica Monseñor Jorge Mejía, antiguo Vicepresidente del
Pontificio Consejo Justicia y Paz:

• “Son los países mismos los que deben hacer los esfuerzos
económicos, sociales y políticos necesarios para su desarrollo.
Nadie puede sustituirlos. Con este objetivo, los países deben
encontrar el consentimiento interno necesario con una
equitativa distribución de costos; esto significa que, donde
esto no fuese necesario, se deberá proveer y proteger a los
más débiles.”
• MEJÍA, Jorge. La Cuestión Social. Temas de Doctrina Social de la
Iglesia. Buenos Aires; San Pablo 1998. p. 28.
El sistema ético-cultural.

• El Santo Padre al ver con detenimiento los hechos de nuestro


tiempo, comprende que las circunstancias de vida social
contrarias al Evangelio en las cuales nos vemos envueltos
nosotros, los hombres del presente tienen una raíz más
profunda que tan sólo la forma de organizar el
funcionamiento de la economía, que las circunstancias
económicas responden a una cultura que no corresponde a los
designios del Creador.
Por eso se detiene en ella:

• “En efecto, la economía es sólo un aspecto y una dimensión de la


compleja actividad humana. Si es absolutizada, si la producción y
el consumo de las mercancías ocupan el centro de la vida social y
se convierten en el único valor de la sociedad, no subordinado a
ningún otro, la causa hay que buscarla no sólo y no tanto en el
sistema económico mismo, cuanto en el hecho de que todo el
sistema sociocultural, al ignorar la dimensión ética y religiosa, se
ha debilitado, limitándose únicamente a la producción de bienes
y servicios.”
• JUAN PABLO II, o.c. n. 39.
De ahí que las “críticas van dirigidas no tanto contra un sistema económico,
cuanto contra un sistema ético-cultural”.
• Mientras que el primero puede ser aceptable,
el segundo, el encuadre ético, cultural, jurídico
y político que el Papa desarrolla en distintas
partes de la encíclica, es éticamente
reprobable. Ibidem. n. 39. p. 786.
Rafael Termes, profundo conocedor del capitalismo liberal, sostiene que está
precisamente en la atención al sistema ético – cultural el camino hacia el
mayor beneficio del hombre por parte de la actividad económica organizada a
la manera capitalista:
• “… si queremos que el capitalismo dé sus mejores
frutos desde todos los puntos de vista, no debemos
intentar corregir coactivamente el funcionamiento del
sistema, sino regenerar moralmente el entorno en el
que funciona. Es decir, impulsar la mejora del sistema
ético – cultural y del sistema jurídico – institucional
para adecuarlos a una antropología basada en la
naturaleza y valor del hombre, como ser racional y
libre, con un fin propio que es, al mismo tiempo,
inmanente y trascendente.”
• TERMES, Rafael. Antropología del Capitalismo. Una
debate abierto. Madrid; Rialp 2004. p. 16.
Zamagni incorpora la perspectiva ético – cultural de la siguiente forma al
debate en torno al capitalismo contemporáneo:

• “Los problemas económicos que se refieren a la sociedad post –


industrial, al contrario son sobre todo problemas relacionados
con la elección entre fines diferentes donde por “fines” se
entiende los modelos de sociedad, los caminos de desarrollo.
Ahora bien, en este caso, un discurso sobre los medios, sobre los
instrumentos técnicos, ya no basta; cuando se trata de tomar
decisiones entre fines es inevitable la referencia a otra categoría,
la de los valores, a su vez, éstos se remiten a matrices concretas o
a concretas opciones culturales, a la dimensión ética.” (ZAMAGNI,
Stefano. o.c. p. 104).
Juan Pablo II, al incidir en la importancia del sistema sociocultural en el cual se encuadra y desarrolla el
sistema económico capitalista, no hace sino reivindicar el carácter unitario del ser humano:

• “El ser humano es un ser unitario y la eticidad dice referencia a la


totalidad de sus actividades: en todo momento el hombre está
situado ante su propia conciencia, llamado a afrontar y asumir su
propia e insustituible responsabilidad. La realidad, también la
realidad económica, tiene sus leyes, pero esas leyes son leyes que
dicen referencia a un sector del actuar humano y, en consecuencia,
presuponen la verdad del hombre como ser dotado de libertad, de
dominio sobre sus actos, de finalidad y de destino.”
• ILLANES, José Luis. o.c., p. 123.
La economía de empresa.

• Al rechazar un sistema económico en el cual el mercado predomine sin


control de ningún tipo, sin embargo
• “en la lucha contra este sistema no se pone, como modelo alternativo, el
sistema socialista, que de hecho es un capitalismo de Estado, sino una
sociedad basada en el trabajo libre, en la empresa y en la participación.
Esta sociedad tampoco se opone al mercado, sino que exige que éste sea
controlado oportunamente por las fuerzas sociales y por el Estado, de
manera que se garantice la satisfacción de las exigencias fundamentales de
toda la sociedad.”
• JUAN PABLO II. o.c., n. 35.
En el Radiomensaje de Navidad de 1944, a finales de la Segunda
Guerra Mundial, Pío XII, al llevar a cabo el necesario
discernimiento del momento histórico que vivía la humanidad en
ese entonces, nos entregó el reconocimiento magisterial de la
democracia como el sistema de gobierno más coherente con el
respeto de la naturaleza de la persona humana y su dignidad.

• De esta manera el Papa hacía referencia a un


elemento propio de la manera de construir la
vida en sociedad contemporáneamente.
A la luz de los elementos analizados de la economía de mercado,
parece ser válido hacernos la siguiente pregunta: ¿Nos
encontramos ante el reconocimiento de aspectos propios de la
economía de mercado como pilares del orden económico y
político del mundo contemporáneo?
• Podríamos concluir respondiendo afirmativamente, siempre y
cuando a lo que hagamos referencia sea a aquella forma de
organizar la actividad económica descrita y aceptada por el Papa:

• Si por «capitalismo» se entiende un sistema económico que


reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, del
mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente
responsabilidad para con los medios de producción, de la libre
creatividad humana en el sector de la economía.”
• JUAN PABLO II. o.c., n. 42.
LOS DERECHOS HUMANOS EN LA DOCTRINA SOCIAL DE LA
IGLESIA
Antecedentes
• El tema de los Derechos Humanos es de excepcional
importancia en el tratado teológico de la Moral Social:
“El respeto de la persona humana implica el de los
derechos que se derivan de su dignidad de criatura.
Estos derechos son anteriores a la sociedad y se
imponen a ella. Fundan la legitimidad moral de toda
autoridad: Menospreciándolos o negándose a
reconocerlos en su legislación positivas, una sociedad
mina su propia legitimidad moral” CATECISMO DE LA
IGLESIA CATOLICA 1930.
En consecuencia, el respeto
y la protección jurídica de
los DDHH es el supuesto
primordial para la
convivencia digna del
hombre, objeto de la Moral
Social
• El reconocimiento de los DDHH también
constituye una ayuda imprescindible para
alcanzar una sociedad basada en la justicia.
• En este sentido, “dignidad del hombre” y
“derechos humanos” se implican mutuamente.
• No obstante, hay que reconocer que en materia
de DDHH existen “diversos enfoques”. La
existencia de esa pluralidad de enfoques
muchas veces manifiesta la existencia de
marcadas parcialidades, dado que dichos
“enfoques” tienen muchas veces origen en
ideologías.
Origen Histórico
• Los textos bíblicos, como el
Deuteronomio, son utilizados como
puntos de partida para la concepción
judeo – cristiana de la dignidad
humana.
• Sin embargo, los conceptos de justicia y
de moralidad son en gran medida
heredados de la civilización sumeria y
acadia.
Zona Sumeria y Acadia
 Fragmentos de tablillas encontradas muestran
copias de un código promulgado por Urnammu,
soberano de Ur, en torno al 2350 AC.
Más de medio milenio antes de que Hammurabi,
rey sumerio de la ciudad – estado de Eshnunna,
situada al noroeste de Babilonia, promulgara su
famoso código,
Samuel Kramer, From the Tablets of Sumer, Falcon’s Wing Press, Indian
Hill, Colorado 1956; History Begins at Sumer, Double Day and
Company, Colorado, New York 1959; The Summerians, University of
Chicago Press, Chicago 1963. Citado por: LLAMAS, Angel.
“Reconocimiento histórico de los derechos humanos”. En: TAMAYO,
Juan José (Director). Diez Palabras Claves sobre Derechos Humanos.
Verbo Divino; Estela 2005. p. 277.

Los conceptos de justicia y de


moralidad Acadios y Sumerios tienen
un enorme paralelismo con los de los
libros del Antiguo Testamento.
Los reyes no obtenían su legitimidad
por sus conquistas o por sus riquezas,
sino que eran juzgados por las
acciones conforme al sentido de “lo
que era justo”.
• La ciudad de Ur – Nammu, origen
de las reformas del código
anterior, fue la ciudad natal de
Abraham, primer patriarca
hebreo.
• En los tiempos en los que
probablemente Abrahán emigró
de Ur, Hammurabi promulgaba su
código.
Atención:
- Comprobamos que, ya en los primeros
textos legales sumerios o acadios los jueces
establecen justicia considerando que: Existe
un sustrato común a toda naturaleza
humana,
- De igual manera en los sistemas actuales
jurídicos, desde el derecho romano hasta el
modelo anglosajón de derechos, el punto de
partida no son tanto los textos positivados,
sino la comprensión de la raíz ética de la que
parten.
Evolución Histórica:
Los modelos sistemáticos, creados por el
iusnaturalismo de los siglos XVI y XVII, no se apartan de
esa concepción.
• Durante los siglos XVI y XVII se producen
textos jurídicos que reconocen derechos para
la práctica religiosa con diferentes cultos en
una misma comunidad.
• La práctica de la tolerancia se positiva una vez
que se producen diferentes guerras de religión
en las que ninguna de las facciones logra
imponerse.
La noción de tolerancia que el
pensamiento jurídico y político irá
acuñando contará con Thomasius al
diferenciar el ámbito del derecho y de
la moral y, posteriormente, con autores
como Locke, Stuart Mill, Rosseau o
Voltaire.
El Edicto de Nantes (1598) y el Acta de
Tolerancia de Maryland (1649) son dos
ejemplos.
• En el siglo XVI aparecen los textos que
protegen la dignidad de los indígenas en
América.
• A partir de crónicas como las de Bernal Díaz
del Castillo, de Pedro Cieza de León o de
reflexiones sobre la condición de los
indígenas, principalmente de Bartolomé de
las Casas, se producen diferentes debates
en los que participan teólogos como
Domingo de Soto, Melchor Cano o Felipe
Meneses.
-
Las leyes de Burgos de 1512, la cédula
concedida por Fernando el Católico en
1514, el decreto de Carlos I sobre la
esclavitud en Indias de 1526 o las Leyes
Nuevas de Indias de 1542 corresponden a
protecciones y garantías específicas para
evitar y corregir abusos y, en muchos
casos, suponen un igual otorgamiento de
derechos y de obligaciones a la
población indígena y a la española.
• La Iglesia fundamentaba su
reconocimiento de los derechos de los
indígenas en la igualdad de los hombres
con independencia de su condición y
raza.
• Textos como la bula Sublimis Deus, de
Paulo III, 1537, muestran la reflexión en
el seno de la Iglesia a favor de un
reconocimiento de derechos en
condición de igualdad.
Modelo Anglosajón de DDHH
En el ámbito anglosajón
encontramos desde la Carta Magna
del rey Juan (1215) una serie de
textos que permiten formalizar, por
sus rasgos peculiares, un
denominado “modelo inglés de
derechos fundamentales”.
Los ejes del surgimiento de este modelo serán:
– El triunfo del Parlamento, con una
concentración del poder en manos de
este cuerpo. Mientras en el resto de
Europa se va a producir una
concentración de poder en manos del
monarca, en Inglaterra se sitúa
progresivamente en el Parlamento.
– La transformación del Estado
estamental en el democrático – liberal.
El desarrollo paulatino entre la tradición y la
modernidad. A pesar de las guerras civiles, las
revoluciones inglesas apelan a la
restauración de principios y ejercicios que
estaban antes en la tradición, ya sea a través
de textos como la Carta Magna o por
procedimientos que son puestos en peligro por
el monarca y sus colaboradores y que exigen
un respaldo comprometiendo al soberano.
→ Así se marca la evolución del
reconocimiento de los derechos
fundamentales entre la “permanencia y la
continuidad”.
• Este enfoque se acerca más a la visión
historicista que acuña los derechos a
partir de estatus preexistentes y no desde
el derecho subjetivo de los individuos.
• De esta manera se produce una evolución
desde el derecho medieval, de estatus
fáctico, a situaciones jurídicas propias de
la modernidad. Por ejemplo la Petition of
Rights (1628), el Acta de Habeas Corpus
(1679) y el Bill of Rights (1688).
Modelo Francés de DDHH
• El desarrollo de la reflexión y
posterior legislación en Francia en
torno a los DDHH está motivada
por:
• Las aspiraciones de la burguesía
francesa en alza frente a las
prerrogativas aristocráticas,
• Las limitaciones de los gremios.
Características fundamentales del modelo
francés de DDHH:
• El carácter laico.
• La separación de poderes,
fundamental en el futuro
estado de derecho, que
Montesquieu teoriza en el
Espíritu de las leyes.
• Los derechos fundamentales, derivados
de los valores de libertad e igualdad,
encuentran en la separación de poderes
una de sus dimensiones formales, por
que:
• Sin control por parte del poder judicial,
las garantías necesarias para proteger
los derechos subjetivos derivados de
este rango de derechos no serían
posibles.
• Por su carácter racionalista, el modelo francés
aborda los derechos humanos como derechos
naturales.
• El racionalismo y la Ilustración marcan el
movimiento iusnaturalista que desarrolla el
contexto doctrinal en el que se produce la
Declaración de Derechos del Hombre y del
Ciudadano.
• La codificación en el ámbito del derecho
privado dará lugar en Francia al código civil
napoleónico y en el derecho público al
movimiento constitucionalista.

Derechos Humanos y Estado de Derecho


• Una de las características que exige el “estado
de derecho” para ser concebido como tal es el
reconocimiento de los derechos fundamentales.
• La evolución del estado de derecho, desde la
declaración de 1789, supone igualmente la
interrelación entre su desarrollo y la propia
evolución del reconocimiento de estos
derechos.
• ¿Cómo se van reconociendo los derechos
fundamentales?
• El reconocimiento de los derechos del estado
liberal contempla, en primer lugar, el tipo de
derechos entendidos como “libertad
negativa”.
• Estos derechos responden al esquema de
ausencia de un obstáculo externo, es decir son
un límite frente al poder del estado o de un
tercero para interferir en una actividad
privada, ya sea una acción externa o la no
interferencia en el ámbito del pensamiento,
de la expresión, de la libre circulación, la
inviolabilidad del domicilio.
• Será con ocasión del desarrollo del
estado social de derecho cuando se
potencie otro conjunto de libertades
que se definen más bien como
“libertad positiva”, como capacidad
para poder ejercer determinadas
facultades una vez reconocidas e
impulsadas por el derecho, más allá
de la protección de la esfera privada.
• En este tipo de derechos, como el derecho
a la educación o a la sanidad pública, el
individuo se convierte en deudor y
acreedor a la vez; serán derechos –
prestación en los que los poderes públicos
se comprometen a remover los obstáculos
que impiden el desarrollo material de las
libertades, comprometiéndose con las
dimensiones materiales, y no sólo
formales del valor igualdad.
Luego, los movimientos sociales irrumpirán en la vida
pública reivindicando derechos que no contienen una
opción de identificación exclusiva del individuo, sino
que pondrán su énfasis en las condiciones sociales y las
reivindicaciones colectivas.
• Llaman la atención sobre derechos que se incorporan al
catálogo de derechos fundamentales, como el derecho de
asociación o el de la huelga.
• Los derechos de autodeterminación de los pueblos, la
protección de bienes comunes como la lengua o los recursos
naturales en su explotación colectiva, el derecho a la paz, la
preservación de los derechos de los pueblos indígenas y sus
señas de identidad o el derecho al desarrollo exigen una
consideración como derechos auténticamente colectivos.

El proceso de internacionalización
• El ámbito internacional recoge el proceso de
positivación como vieja aspiración del pensamiento
iusnaturalista, con una vocación que Grocio, Thomasio
o Pudendorf plantearon desde el Ius Gentium.
• Viene reforzado por el desarrollo de las organizaciones
de ámbito internacional como la Sociedad de las
Naciones transformada en la Organización de las
Naciones Unidas.
• Aunque este proceso de internacionalización se
particulariza también en instrumentos de los que se
dotan las organizaciones europeas, americanas o
africanas, es el desarrollo del concepto de soberanía
por un lado y el sometimiento de la misma a
limitaciones depositadas en acuerdos internacionales
los que permiten dar un alcance a estos textos.

La capacidad que tienen los derechos


humanos parte de su prestigio
doctrinal y social, pero la capacidad
del derecho internacional, sometida a
la ratificación voluntaria de los Estados
miembros, depende de su limitada
eficacia para hacer efectivo el
reconocimiento, garantías y
protección.
→ El coste en términos de
legitimación de no ratificar
Declaraciones, Pactos o Protocolos
impulsa igualmente a
determinados Estados a asumir la
rúbrica de las Cartas
correspondientes, con
independencia de su
interpretación y aplicación:
Proceso histórico de reconocimiento de
los DDHH
• La Conferencia de Berlín sobre África
Central (1885) precede al acuerdo
antiesclavista de Bruselas en que
firman 18 Estados.
• La Sociedad de Naciones promoverá
el Convenio Internacional sobre la
Abolición de la Esclavitud y el
Comercio de Esclavos (1926).
• La cooperación internacional en materia de
derecho humanitario cobrará vigor a partir de la
sangrienta batalla de Solferino (1859) en la que
murieron 17000 franceses y 22000 austriacos.
Suiza toma la iniciativa de fundar la Cruz Roja y se
producirá una relación progresiva entre la
necesaria cooperación internacional y la
internacionalización de los instrumentos en
organizaciones que generen cartas con carácter
vinculante para los Estados.
• Esta pugna entre la soberanía de los Estados y la
consecución de un sujeto internacional que tome la
iniciativa y garantice la protección desde ámbitos
supranacionales será una constante.
• En el continente americano se aprueba la Carta de la
Organización de Estados Americanos.
• El comité jurídico interamericano redactó un texto, que
será conocido como Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre, firmada en Bogotá en
1948 aunque sin procedimientos ni garantías para hacer
efectivos los derechos incluidos en ella.
• La Carta Interamericana de Garantías Sociales y la
Convención Interamericana sobre concesión de los
derechos civiles a la mujer y los Estatutos de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos de Río de Janeiro
(1965) integran este cuadro jurídico sobre reconocimientos
de derechos en el continente americano.
• Posteriormente se firmará en San José de Costa Rica la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (1969)
siguiendo el mandato de la III Conferencia Interamericana
extraordinaria celebrada en Buenos Aires en 1967.
• Un imprescindible punto de referencia internacional será la
Declaración Universal de Derechos Humanos (1948).
• Aunque su texto no creaba obligaciones legales a los
Estados, su autoridad se ha concretado en la influencia
sobre más de medio centenar de constituciones
promulgadas en todo el mundo.
• Este código de derechos humanos con vocación de
auténtica Carta Magna universal fue redactado por una
Comisión de Derechos Humanos surgida del Comité
Económico y Social de las Naciones Unidas y el comité de
ocho estados que estaba compuesto por Australia, Chile,
China, Francia, Líbano, Gran Bretaña, Estados Unidos de
América, y la Unión Soviética. Este Declaración fue
aprobada por 48 votos a favor, 8 abstenciones y ningún
voto en contra. Su estructura respeta la clasificación de
derechos individuales (artículos del 3 al 20), por una parte,
y derechos económicos, sociales y culturales (artículos 22 al
25), por otra.
• Dos años más tarde se firmará en Roma el
Convenio Europeo para la protección de los
Derechos Humanos, aunque entrará en vigor
recién en 1953.
• Las garantías establecidas en él provocaron
en algunos Estados modificaciones
legislativas para ser adoptado por los Estados
firmantes (15 en su origen) y permiten el
recurso individual toda vez que el Estado
correspondiente de la persona que ejerce el
derecho a la tutela efectiva haya aceptado
este procedimiento.
• Especial importancia tendrán el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales:
• La Asamblea General encargó en 1951 a la Comisión
de Derechos Humanos dos anteproyectos que se
concluyeron en 1955 y enviados al Consejo
Económico y Social para ser presentados ante la
propia Asamblea General, que los aprobó el 16 de
diciembre de 1966.
• Este largo proceso se explica por los distintos puntos
de vista de ámbitos culturales diferentes en al
planeta.
• En el mundo occidental, la conciliación estaba entre los espacios
del liberalismo y el socialismo democrático, con sus diferentes
aspiraciones en materia de derechos civiles y políticos o de
derechos económicos, sociales y culturales.
• En el bloque correspondiente a los países del Tercer Mundo, las
prioridades estaban en el reconocimiento del derecho al
desarrollo, los problemas del colonialismo y del
postcolonialismo, las carencias en materia de educación y
sanidad y los desequilibrios que afectan la justicia social.
• Los países bajo la órbita del socialismo marxista preconizaban un
planteamiento de los derechos humanos desligado del concepto
del derecho subjetivo, orientados desde la planificación estatal y
el reconocimiento sin potestades por parte del individuo.
• Un cuarto corte venía orientado desde las aspiraciones de la
traducción en derechos fundamentados por concepciones
religiosas que asimilaban los derechos desde códigos religiosos.

Los DDHH en la Revelación


• En el Antiguo Testamento, en
el Decálogo, la prohibición del
homicidio, del robo, de la
mentira, supone el
reconocimiento de los
derechos del hombre a todos
estos bienes.
Los Profetas: Denuncian las agresiones contra los
pobres.
Amós 4

1 Escuchen esta palabra, vacas de Basán, que están sobre las montañas de Samaría, ustedes, que

oprimen a los débiles, maltratan a los indigentes y dicen a sus maridos: «¡Trae de beber!». 2 El Señor ha

jurado por su santidad: Sí, llegarán días sobre ustedes en que las levantarán con garfios, y hasta a la

última de ustedes, con arpones. 3 Saldrán por las brechas, una tras otra, y serán arrojadas hacia el
Hermón –oráculo del Señor–. 4 ¡Vayan a Betel, y pequen, a Guilgal, y pequen más todavía! Ofrezcan sus

sacrificios por la mañana, y al tercer día sus diezmos; 5 quemen masa fermentada en acción de gracias,

proclamen públicamente sus ofrendas voluntarias, ya que es eso lo que les gusta, israelitas, –oráculo del

Señor–. 6 Yo les hice pasar hambre en todas sus ciudades, y los privé de pan en todas sus poblaciones,

¡pero ustedes no han vuelto a mí! –oráculo del Señor–. 7 Yo les negué la lluvia tres meses antes de la

cosecha; hice llover sobre una ciudad y sobre la otra no; un campo recibía la lluvia y el campo donde no

llovía, se secaba; 8 dos y tres ciudades se arrastraban hasta la otra ciudad, para beber agua, y no

calmaban su sed; ¡pero ustedes no han vuelto a mí! –oráculo del Señor–. 9 Yo los castigué con la seguía

y el pulgón, devasté sus huertas y sus viñas; la langosta devoró sus higueras y olivares, ¡pero ustedes no

han vuelto a mí! –oráculo del Señor–. 10 Yo desencadené la peste contra ustedes, como la peste de

Egipto; maté con la espada a sus jóvenes, mientras sus caballos eran capturados; hice subir hasta sus

narices el hedor de sus campamentos, ¡pero ustedes no han vuelto a mí! –oráculo del Señor–. 11 Yo les

envié una catástrofe como la de Sodoma y Gomorra, y ustedes fueron como un tizón salvado del

incendio, ¡pero ustedes no han vuelto a mí! –oráculo del Señor–. 12 Por eso, mira cómo voy a tratarte,

Israel; y ya que te voy a tratar así, prepárate a enfrentarte con tu Dios, Israel. 13 Porque el que forma las

montañas y crea el viento, el que descubre al hombre cuál es sus designio, el que hace la aurora y las
tinieblas, el que camina sobre las alturas de la tierra, se llama «Señor, Dios de los ejércitos».

El Nuevo Testamento
• No sólo confirma el Decálogo, sino que
además exige un espíritu de respeto,
solidaridad, tolerancia, comprensión, en
definitiva de caridad hacia los demás, sin el
cual el cumplimiento del Decálogo caería en
un legalismo sin vida.
• Lucas 17, 20 – 25
• Filemón 7 - 20
Por otra parte, establece en el orden social:
• “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”
(Mt 22, 21): La distinción y separación entre la religión y la
política, antes confundidos.
• “El sábado se ha hecho para el hombre y no el hombre para el
sábado” (Mc 2, 27): La primacía del hombre ante las
instituciones.
• “Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hech 5,
29): La primacía de la ley de la conciencia ante la ley positiva.
Primera ley de libertad religiosa.
Los DDHH en el Magisterio
Explicación previa:
- Es evidente que el magisterio anterior a Pío XII se
ocupó también de la defensa del hombre y de sus
derechos personales.
- Por ejemplo, León XIII en la Encíclica Rerum novarum
habla de la "verdadera dignidad y excelencia del
hombre" (n. 17) y, con ocasión de los salarios injustos,
afirma: "A nadie le está permitido violar impunemente
la dignidad humana... pues no se trata de derechos de
que el hombre tenga pleno dominio, sino de deberes
para con Dios y que deben ser guardados
puntualmente" (n. 30).
- Lo que es distinto es la formulación de estos derechos.

PÍO.XII
• La primera formulación de los DD. HH. en la
enseñanza magisterial es de Pío XII. En
plena guerra mundial, en el año 1942, el
Papa hace un llamamiento a la paz y al
respeto de la vida humana con esta
advertencia:
"Quien desea que aparezca la estrella de la
paz y se detenga sobre la sociedad contribuya
por su parte a devolver a la persona humana
la dignidad que Dios le concedió".
• Seguidamente, Pío XII propone la
promulgación y defensa jurídica de los DD.
HH., que enumera en dos amplias listas:
• Los derechos que cabría designar
"personales" y los "derechos sociales". Pío
XII los denomina, derechos fundamentales
de la persona"
PIO XII, Cum semper. Mensaje de Navidad,
1942,25-37. Cfr. Doctrina Pontificia.
Documentos Políticos. BAC. Madrid 1958, 850.
• En el Mensaje de Navidad de 1944, Pío XII vuelve sobre el tema con
ocasión de tratar de la democracia.
• El Papa ensalza al hombre por "la conciencia de su personalidad, de
sus deberes y de sus derechos y de su libertad" (n. 18) y lo describe
viviendo en un "cuadro del ideal democrático de libertad y de
igualdad" (n. 19).
• Pero el estado democrático debe fundamentarse sobre el "hombre
como persona autónoma, o sea, como sujeto de deberes y de
derechos inviolables" (n. 20).
• La enseñanza del cristianismo es el mejor aval para la convivencia
pacífica:
"El misterio de la Santa Navidad proclama esta inviolable dignidad
humana con un vigor y con una autoridad inapelable, que trasciende
infinitamente a la que podrían alcanzar todas las posibles declaraciones
de derechos del hombre" (n. 47).
PIO XII, Benignitas et humanitas. El problema de la democracia, en
Documentos Políticos, o. c., 872-885.

Juan XXIII
• Promulgada la Declaración Universal de los Derechos del
Hombre en 1948, el Papa Juan dedica la Encíclica Pacem
in terris, en buena parte, a los "derechos del hombre".
• La Encíclica menciona expresamente Declaración de la
ONU, señala algunas ambigüedades y alienta a que se
perfeccione en sucesivas revisiones:
“143. Argumento decisivo de la misión de la ONU es la
Declaración universal de los derechos del hombre, que la
Asamblea general ratificó el 10 de diciembre de 1948. En el
preámbulo de esta Declaración se proclama como objetivo
básico, que deben proponerse todos los pueblos y naciones,
el reconocimiento y el respeto efectivo de todos los
derechos y todas las formas de la libertad recogidas en tal
Declaración.”
“144. No se nos oculta que ciertos capítulos de esta
Declaración han suscitado algunas objeciones
fundadas. juzgamos, sin embargo, que esta Declaración
debe considerarse un primer paso introductorio para el
establecimiento de una constitución jurídica y política
de todos los pueblos del mundo. En dicha Declaración
se reconoce solemnemente a todos los hombres sin
excepción la dignidad de la persona humana y se
afirman todos los derechos que todo hombre tiene a
buscar libremente la verdad, respetar las normas
morales, cumplir los deberes de la justicia, observar
una vida decorosa y otros derechos íntimamente
vinculados con éstos.”
• Pero lo más importante de la Encíclica es la propia exposición,
fundamentación y enumeración de esos derechos:
“9. En toda convivencia humana bien ordenada y provechosa hay
que establecer como fundamento el principio de que todo
hombre es persona, esto es, naturaleza dotada de inteligencia y
de libre albedrío, y que, por tanto, el hombre tiene por sí mismo
derechos y deberes, que dimanan inmediatamente y al mismo
tiempo de su propia naturaleza. Estos derechos y deberes son,
por ello, universales e inviolables y no pueden renunciarse por
ningún concepto[7].
10. Si, por otra parte, consideramos la dignidad de la persona
humana a la luz de las verdades reveladas por Dios, hemos de
valorar necesariamente en mayor grado aún esta dignidad, ya
que los hombres han sido redimidos con la sangre de Jesucristo,
hechos hijos y amigos de Dios por la gracia sobrenatural y
herederos de la gloria eterna.”
• La fundamentación de los DD. HH. se
hace sobre la base de la dignidad de la
persona humana y su relación con
Cristo.
• Es, por consiguiente, una exposición
que insiste no sólo en el concepto
"naturaleza", sino en la novedad
cristiana que entraña la vocación
universal de la "redención alcanzada
por Jesucristo“.
Seguidamente, enumera esos "derechos" y dedica la
segunda parte a enunciar y explicar cada uno de ellos: nn.
11 – 27:
• El derecho a la vida.
• El derecho a la buena fama, a la verdad y a la cultura.
• El derecho al culto divino.
• Los derechos familiares.
• Los derechos económicos.
• El derecho a la propiedad privada.
• Los derechos de reunión y asociación.
• Los derechos de residencia y emigración.
• El derecho a intervenir en la vida pública.
• El derecho a la seguridad jurídica.

• En los nn. 28 – 34, correlativamente


aborda el tema de los deberes de la
persona. Destaca:
• El deber de respetar los derechos
ajenos.
• El deber de colaborar con los
demás.
• El deber de actuar con sentido de
responsabilidad.
• Finalmente, Juan XXIII reclama que en la Constitución
de todos los Estados debe figurar una Carta de los
derechos humanos:
• "De todo lo expuesto hasta aquí se deriva con plena
claridad que, en nuestra época, lo primero que se
requiere en la organización jurídica del Estado es
redactar, con fórmulas concisas y claras, un
compendio de los derechos fundamentales del
hombre e incluirlo en la constitución general del
Estado" (n. 75).
• La doctrina contenida en la Pacem in terris sobre los
DD. HH. se ha considerado como la exposición más
lúcida y acabada del magisterio social sobre el tema.

Concilio Vaticano II
• Dos años más tarde, la Constitución Gaudium et
spes, aprobada el 7 de diciembre de 1965,
también se ocupa de los DD. HH.
• Fundamenta los DDHH en la creación y en la
redención operada por Cristo, n. 29:
“La igualdad fundamental entre todos los hombres
exige un reconocimiento cada vez mayor. Porque
todos ellos, dotados de alma racional y creados a
imagen de Dios, tienen la misma naturaleza y el
mismo origen. Y porque, redimidos por Cristo,
disfrutan de la misma vocación y de idéntico
destino.”
• GS, enumera y clasifica los DDHH, en el n. 26:
“Es, pues, necesario que se facilite al hombre
todo lo que éste necesita para vivir una vida
verdaderamente humana, como son el alimento,
el vestido, la vivienda, el derecho a la libre
elección de estado y a fundar una familia, a la
educación, al trabajo, a la buena fama, al
respeto, a una adecuada información, a obrar de
acuerdo con la norma de su conciencia, a la
protección de la vida privada y a la justa libertad
también en materia religiosa.”
• En esta misma Constitución, la Iglesia, basada en
exigencias evangélicas, hace suya la preocupación por
los DD. HH. y alienta que se promuevan, al mismo
tiempo que advierte sobre una falsa interpretación:
"La Iglesia, pues, en virtud del Evangelio que le ha
confiado, proclama los derechos del hombre y reconoce y
estima en mucho el dinamismo de la época actual, que
está promoviendo por todas partes tales derechos. Debe,
sin embargo, lograrse que este movimiento quede
imbuido del espíritu evangélico y garantizado frente a
cualquier apariencia de falsa autonomía. Acecha, en
efecto, la tentación de juzgar que nuestros derechos
personales solamente son salvados en su plenitud cuando
nos vemos libres de toda norma divina." n. 41.
Decreto Dignitatis humanae
• El 7 de diciembre de 1965, en el Concilio Vaticano II, se
aprobó y promulgó la Declaración sobre la libertad religiosa
Dignitatis humanae.
• Sobre la naturaleza singular de la Iglesia Católica afirma:
“Así, pues, profesa en primer término el sagrado Concilio que
Dios mismo manifestó al género humano el camino por el cual
los hombres, sirviéndole a El, pueden salvarse y llegar a ser
bienaventurados en Cristo. Creemos que esta única religión
verdadera subsiste en la Iglesia católica y apostólica, a la cual
el Señor Jesús confió la obligación de difundirla a todos los
hombres…”
• afirma que el bien común de la sociedad, que consiste en
que la vida social facilite al hombre alcanzar "la mayor
plenitud y facilidad de su propia perfección", consiste
"principalmente en el respeto de los derechos y deberes de
la persona humana" (n. 6).

PRINCIPALES DOCUMENTOS DEL MAGISTERIO


SOCIAL PONTIFICIO
El catolicismo social.
• La Rerum novarum tiene un largo período de origen que coincide con la
toma de conciencia, en determinados ambientes eclesiales, de la
miseria y desamparo en que se encontraban los obreros en la incipiente
era industrial.
• El catolicismo social fue el que más iniciativas emprendió en este
terreno en casi todos los países de Europa, aunque dependiendo mucho
del nivel de desarrollo industrial alcanzado en cada uno.

Federico Ozanam (1813 – 1853)


Federico Ozanam (1813 – 1853)
• Francés, esposo y padre de una hija, su corta vida
estuvo llena de oración, acción y compromiso
cristiano, atrayendo y congregando jóvenes
dispuestos a enfrentarse a quienes en la escuela les
enseñaban doctrinas anticristianas.
• En 1833 y con el único objetivo de evangelizar a
través de la acción a favor de los necesitados, creó la
Conferencia de la Caridad. Poco después esta
conferencia y otras que fueron surgiendo, bajo la
protección de la Virgen y el patronazgo de San
Vicente de Paúl, dieron origen a las Conferencias de
San Vicente de Paúl, institución laica de servicio a los
pobres.
• Es considerado uno de los precursores de la democracia
cristiana, al haber usado en 1830 dicho concepto.
• Ozanam hace un estudio profundo de la relación entre
democracia y cristianismo, ya que le preocupaba la
indiferencia de los católicos por incorporarse a la vida
política.
• Hay que tener en cuenta que en la Francia de su tiempo lo
democrático era visto como sinónimo de anticlerical y de
ateo.
• A raíz de sus estudios Ozanam fundó un movimiento
político el cual tuvo corta actuación debido al golpe de
estado llevado a cabo por Luis Napoleón en 1851.
• El 22 de agosto de 1997 fue beatificado por el Papa Juan
Pablo II en la catedral de Notre Dame, en París.

León Harmel (1829 – 1915).


León Harmel (1829 – 1915).
• Harmel fue un empresario francés que se
adelantó a llevar a la práctica las doctrinas que
más tarde apuntaba el Papa León XIII en su
Encíclica Rerum novarum.
• En su fábrica textil, Harmel profesaba que la
empresa no estaba basada sobre el beneficio
del capital sino sobre el valor del trabajo del
obrero.
• En su empresa estableció un sistema de
seguros que abarcaba la familia, las pensiones
y las cajas de ahorro.
• El mismo organizó numerosos congresos
de obreros y patronos que culminaban
en la visita a Roma, en peregrinaciones
que se denominaron “La Francia del
trabajo a Roma”.
• A estos congresos dirigía sus discursos
León XIII, que fueron como un adelanto
que preparaban la Encíclica y, ya
publicada, la comentó en diversas
ocasiones.
Conde Adrien Albert Marie De Mun (1841 – 1914).
Conde Adrien Albert Marie De Mun (1841 – 1914).

• El francés Albert de Mun vertió su entusiasmo en la


extensión de los Círculos Católicos, tal como cuenta
en sus memorias “Mi vocación social. Recuerdos de
la fundación de los Círculos Católicos obreros”.
• Prisionero de guerra en Alemania, fue testigo del
movimiento obrero de Kolping y del obispo von
Ketteler, que trasladó con gran celo al mundo obrero
francés.
• De Mun no fue un pensador original, sino un
divulgador de las ideas sociales católicas de su
tiempo.

P. Adolf Kolping (1813 – 1865)


• De familia muy humilde y aprendiz él mismo de
zapatero, ya sacerdote en Colonia toma
conciencia de las necesidades de la juventud
obrera.
• La fundación de los hogares para obreros –
Kolpinghaus- es una institución que cuenta
todavía con una labor social muy importante en
Alemania.
• La ideas de Kolping contribuyeron notablemente
a asimilar las ideas de la Rerum novarum.
• La tarea social de Kolping está más en las obras
asistenciales y en la educación de los obreros.
Wilhelm Emmanuel Freiherr von Ketteler (1811 - 1877)
• La preocupación por el mundo social nace en él
desde su actividad como sacerdote en la diócesis
de Münster.
• En 1850 es nombrado obispo de Maguncia.
• Funda las “Jornadas Católicas”, que mantienen
hasta hoy su importancia en la vida católica de
Alemania.
• El tema de estudio de esas jornadas en aquellos
años está siempre dedicado a temas sociales.
• En 1860 es miembro del Parlamento Alemán, y
desde el Parlamento defiende programas de
reforma social en orden a mejorar la condición del
mundo obrero.
• Las ideas sociales sobre el trabajo propuestas por Ketteler
representan un adelanto de las que más tarde enseña la
Doctrina Social de la Iglesia: Reducción de las horas de trabajo;
reglamentación de las condiciones materiales en las que el
operario realiza su actividad; prohibición del trabajo de los niños
y condiciones adecuadas para el trabajo de la mujer; salario que
responda no tanto a la producción del obrero cuanto a la
dignidad misma del trabajo; la necesidad de una asociación de
los trabajadores para la defensa de sus derechos, etc.
• De acuerdo con las ideas más comunes de la época, las
propuestas defendidas por Ketteler, tanto desde el púlpito, como
desde el parlamento, no tuvieron buena acogida.
• El partido del Centro, partido católico alemán, no se atrevía aún
a tomar la iniciativa de una política social.
• Además, estaba enteramente ocupado en la defensa de los
derechos de la Iglesia contra el absolutismo del Estado prusiano,
representado por el “Canciller de hierro”, Bismarck.
S.E.R. Henry Edward Manning (1808 – 1892)
• En Inglaterra destaca la acción excepcional del gran obispo, el
Cardenal Henry – Edward Manning (1808 – 1892).
• Nacido en Londres, hijo de banquero, estudiante de Oxford y pastor
anglicano, se convirtió al catolicismo el 6 de abril de 1851.
• El 14 de junio de 1851 fue ordenado presbítero por su predecesor
en la sede de Westminster, el Cardenal Wiseman.
• En 1865 fue ordenado segundo arzobispo de Westminster y se
convirtió en protagonista y defensor de los más conocidos
conflictos laborales de Inglaterra.
• A este respecto es conocida su decisiva intervención a favor de los
trabajadores del puerto de Londres en la huelga de 1889.
• A su actividad pastoral se unen sus escritos, no era un intelectual,
pero sus cartas pastorales lograron especial atención.
• En estilo directo y duro criticó los graves problemas de su tiempo.
• También sus artículos en “ The Times” tuvieron gran acogida en la
opinión pública inglesa.

Rerum novarum, León XIII (1810 – 1903)


Elaboración de la Rerum Novarum
En base a los materiales inherentes al proceso de
redacción guardados en el Archivo Vaticano,
publicados en 1957, se puede afirmar:
• En la redacción de la Rerum novarum
intervinieron cuatro personas: El jesuita Matteo
Liberatore, redactor de la revista La Civiltá
Católica; el cardenal dominico Tommasso Zigliara,
que había consagrado gran parte de su vida a los
estudios filosóficos y sociales, y dos secretarios
personales del Papa, Monseñor Alessandro
Volpini y Monseñor Gabriele Boccali.
• El proceso de redacción puede estructurarse en cuatro
fases.
– Un primer borrador es redactado en italiano por el P.
Liberatore. Considerado insuficiente, se encarga un
nuevo proyecto al cardenal Zigliara, que lo escribe
también en italiano, siguiendo un esquema
prácticamente idéntico al de Liberatore. La labor de
Zigliara parece terminar aquí, no así la de Liberatore.
– Estos dos borrradores italianos son fundidos en un solo
texto, sin que conste a ciencia cierta quién fue el
encargado de esta tarea. El texto resultante –que sigue
básicamente el contenido del borrador de Zigliara, al
cual se incorporan algunas ideas del de Liberatore- fue
corregido por este último, y posteriormente traducido al
latín por Mons. Volpini.
– Todavía este texto sufrió una profunda
revisión, ahora a cargo de Mons. Boccali, el
cual modificó sustancialmente los apartados
que, en la segunda parte, se dedicaron a la
Iglesia y al Estado. Nuevamente el texto
resultante fue traducido al latín, también por
Mons. Volpini.
– De esta última fase se conservan varios textos
sucesivos, con ligeras variantes, que parecen
debidas al examen minucioso que de él
hicieron tanto Mons. Boccali y Mons. Volpini
como muy probablemente el mismo León XIII.
Esquema de la Rerum novarum
• La Encíclica se inicia con una
descripción somera, no exhaustiva, de
la situación de la clase obrera como
consecuencia de la industrialización.
Se analiza y rechaza como injusta la
solución al problema obrero
propugnado por el socialismo. Se
presenta la verdadera solución, la que
ofrece la doctrina de la Iglesia.
El Socialismo en la Rerum novarum
• Para saber a qué socialismo se refiere
expresamente la Rerum novarum hay que
leer el comienzo de la primera parte:
“Para solucionar este mal, los socialistas,
atizando el odio de los indigentes contra los
ricos, tratan de acabar con la propiedad
privada de los bienes, estimando mejor que,
en su lugar, todos los bienes sean comunes y
administrados por las personas que rigen el
municipio o gobiernan la nación” LEON XIII.
Rerum novarum. N. 2.
• Esta definición de socialismo
primeramente hace referencia al carácter
revolucionario de este movimiento, sin
embargo, el rasgo determinante es la
abolición de la propiedad privada y en
consecuencia el paso de todos los bienes
al régimen de propiedad pública.
• En consecuencia, la discusión con el
socialismo sobre todo se centra en la
exposición de razones a favor de la
propiedad privada.
¿Qué tipo de propiedad se pretende socializar?

“Es tan clara la fuerza de estos argumentos, que sorprende ver


disentir de ellos a algunos restauradores de desusadas opiniones,
los cuales conceden, es cierto, el uso del suelo y los diversos
productos del campo al individuo, pero le niegan de plano la
existencia del derecho a poseer como dueño el suelo sobre el
que ha edificado o el campo que cultivó” LEON XIII. O.c. n. 8.
• Es una clara alusión al llamado socialismo
agrario, cuyo representante más significativo
era Henry George.
• Efectivamente, este autor negaba el derecho
a poseer establemente la tierra, limitándose
sólo a permitir la apropiación de sus frutos.
• Su obra principal, “Progress and poverty”,
fue publicada en 1879. Existen numerosas
versiones en castellano, como en otras
lenguas, lo que prueba la gran difusión que
alcanzó.
Henry George (1839 – 1897)
• Que en la encíclica había una clara crítica
hacia él lo confirma su propia reacción
ante la publicación del documento.
• Cf. H. George. “The condition of labor. An
open letter to Pope Leo XIII”, New York
1891. En donde se publica una carta del
autor al Papa rebatiendo los argumentos
de la Rerum novarum. También esta obra
fue traducida a diversas lenguas.
Adicionalmente, la encíclica rechaza en la segunda parte otros
aspectos del socialismo:
• La aspiración de los socialistas a la igualdad
de todos los seres humanos. La encíclica la
considera “una vana tentativa contra la
naturaleza de las cosas” LEON XIII. o.c. n.
13.
• Arguyendo que existen múltiples
diferencias (de talento, de salud, de
habilidad, etc), de las que brotan las
diferencias de fortuna.
Un segundo rasgo del socialismo es el considerar la lucha de clases como
destino ineludible de la sociedad:
• “Es un mal capital, en la cuestión que
estamos tratando, suponer que una
clase social sea espontáneamente
enemiga de la otra, como si la
naturaleza hubiera dispuesto a los
ricos y a los pobres para combatirse
mutuamente en perpetuo duelo”.
LEON XIII. o.c. n. 14.
La respuesta expresa uno de los puntos en que la doctrina de
la Iglesia más radicalmente se ha opuesto al marxismo: Su
interpretación de la sociedad en términos de armonía y no de
conflicto:
“…es lo más cierto que, como en el cuerpo se
ensamblan entre sí miembros diversos, de donde
surge aquella proporcionada disposición que
justamente podría llamarse armonía, así ha
dispuesto la naturaleza que, en la sociedad
humana, dichas clases gemelas concuerden
armónicamente y se ajusten para lograr el
equilibrio. Ambas se necesitan en absoluto: ni el
capital puede subsistir sin el trabajo, ni el trabajo
sin el capital”. LEON XIII. o.c. 14.
Quadragesimo anno, Pio XI (1931)
• El Pontificado del Papa Pío XI ocupa
prácticamente la totalidad del período de
veintidós años que separan las dos grandes
guerras mundiales.
• Elegido el 06 de febrero de 1922, pocos años
después del fin de la primera guerra mundial,
murió el 20 de febrero de 1939, cuando la
segunda guerra mundial estaba a punto de
estallar.
• Casi en el centro de su pontificado se sitúa su
más importante documento en materia social:
La Quadragesimo anno.
El contexto histórico de la QA.
• Son dos las principales
circunstancias que marcan el
contexto histórico de esta
encíclica:
• La evolución del capitalismo
occidental y
• la instauración del comunismo en
Rusia.
El capitalismo liberal
• Sorprendió inicialmente con su capacidad para generar
un crecimiento sin límites: Conseguía con ello que se
consolidase una nueva cultura en torno al concepto de
“progreso”.
• Sin embargo, el desarrollo del S. XIX y parte del XX sirvió
para mostrar algunas contradicciones en la realización
práctica del modelo.
• La plena y absoluta libertad de producción y comercio
exigía la eliminación de cualquier traba que pudiera
oponérsele o amenazase reducirla.
• Sin embargo, en la práctica la experiencia demostraría
que libertad formal (reconocida por las leyes) no equivale
a libertad efectiva (posibilidad efectiva de ejercerla).
• Esta fue la contradicción del capitalismo
liberal: Que partiendo de la libertad de
todos condujo a una sociedad donde la
libertad efectiva quedaba desigualmente
distribuida.
• Esto debido a que lo miembros más débiles
del cuerpo social –por ejemplo las clases
obreras- se veían muchas veces obligados,
por su difícil situación económica, a aceptar
condiciones inhumanas de trabajo (salarios,
horarios, etc.).
• La conciencia creciente de que el mercado de
trabajo los explotaba cuando acudían a él de
manera aislada llevó a la clase obrera a
organizarse cada vez más y agruparse para
defender sus intereses.
• Unidos eran más fuertes para negociar: Podían
imponer sus condiciones, contrarrestando las
imposiciones de que habían sido víctimas en
otros tiempos.
• Pero esta estrategia vulnera, en el fondo, los
principios del mercado, en la medida en que
limita la libertad en el juego de la oferta y la
demanda.
• Cuando la libertad se reduce es todo el
modelo del capitalismo liberal el que se
resiente.
• Esto trae como consecuencia que el modelo
teórico va alejándose cada vez más de lo que
ocurre en la vida real.
• Lo que comenzó siendo una práctica ilegal
terminó siendo reconocido como un derecho:
la asociación de obreros para la defensa de
sus intereses.
• Este derecho generó otro igual entre los
patronos.
• También entre los empresarios la competencia, como
principio de igualdad en la libertad, terminó volviéndose
contra sí misma.
• Aunque el estado asumiría pronto la función de combatir
la competencia desleal, se produjeron grandes
diferencias entre las empresas: Mientras unas crecían en
volumen y en poder sobre el control del mercado, otras
se veían en condiciones cada vez más precarias.
• En esta perspectiva también el modelo teórico de
mercado quedaba negado por la concentración del poder
empresarial y la falta de una real libertad de actuación.
• La consecuencia de este deterioro en los mecanismos de
funcionamiento son las crisis económicas, cada vez más
frecuentes y sobre todo más agudas.
• El sistema pierde su capacidad de mantener el equilibrio
mediante la corrección automática de las situaciones de
desequilibrio transitorio.
• Es que ha dejado de funcionar el instrumento encargado de
estas correcciones: la absoluta libertad de los individuos
dispersos y la imposibilidad de que las decisiones de algunos
de ellos condicionen las de los demás.
• Como consecuencia, el sistema económico ha dejado de
responder al modelo de competencia perfecta: Ya no existe
una multitud de agentes económicos autónomos
(productores y consumidores) capaces de actuar libremente.
• En su lugar han asumido el protagonismo las grandes
unidades de producción, con gran poder de intervención en el
mercado, que imponen sus condiciones a una masa de
consumidores.
• Todo esto explica que el sistema encuentre cada vez
más dificultades para superar los períodos de fuertes
crisis, cuando los precios se hunden, muchas
empresas quiebran y el paro se generaliza.
• La miseria afecta con más intensidad a las clases más
indefensas, entre las que se generaliza el malestar
social.
• De todas las crisis, la más espectacular fue la que
estalló en 1929.
• Fueron profundos los cambios que hubo que
introducir en los países capitalistas tras la crisis de
1929, pero gracias a ellos llegó a consolidarse un
modelo que llegaría a llamarse “capitalismo mixto”.
Franklin D. Roosvelt (Pdte USA:1933 – 1945)
• El factor clave de esta transformación será el paso de un
estado policía a un estado intervencionista.
• De esta manera se relativiza con uno de los postulados
esenciales de la economía liberal.
• Será Roosevelt, presidente de los Estados Unidos, quien
dará el primer paso luego de ganar las elecciones en 1932,
con un programa en que el Estado asume funciones hasta
entonces impensables: El programa de Roosevelt se plasmó
en un conjunto de medidas económicas conocidas como
“New deal”, entre las que se incluían ayudas a los
arruinados y desocupados, reforma de instituciones como
la banca, limitación de la producción de ciertos sectores
agrícolas (trigo, leche, algodón), control salarial y limitación
de la jornada laboral.
• El economista inglés J.M. Keynes (“Teoría general de la
ocupación, el interés y el dinero” 1936) será el que elabore
el apoyo teórico de este nuevo modelo.
John Maynard Keynes (1883 – 1946)
El Comunismo Soviético
• El otro factor que configura el contexto histórico de la encíclica está
dado por la instauración del comunismo en 1917 en Rusia.
• En 1917 se instauró el comunismo en Rusia debiendo en primer
lugar superar dificultades de orden teórico.
• Lenin tuvo que justificar desde la teoría de Marx una revolución que
contradecía los análisis y predicciones de éste, pues Rusia no se
encontraba en la más adelantada etapa del capitalismo, como había
previsto Marx que iba a ser la sociedad que diese el paso hacia el
socialismo.
• Lenin superó la dificultad apelando al carácter internacional del
capitalismo.
• Otra fuente de dificultades provino de la adaptación del modelo
teórico, que exigía la total estatalización de la propiedad, las pocas
posibilidades de un país sin industria, y la realidad de un pueblo
mayoritariamente campesino que rechazaba de plano la revolución.
Karl Marx (1818 – 1883)
• Los escritos de Lenin salieron al paso de las dificultades
teóricas, pero sobre todo su pragmatismo fuel el que
logró encauzar la revolución y consolidarla.
• El costo no fue poco los primeros años, pero sería
mucho mayor desde que Stalin asumiera el poder
desde 1928 e implantara un rígido sistema de
planificación y un régimen de terror que le permitió
tener el control absoluto de la sociedad soviética.
• El modelo comunista soviético pretendió sustituir el
capitalismo, y desarrolla una amplia actividad
expansiva.
• Sin embargo, a pesar de las previsiones de Marx, el
capitalismo mostró una notable capacidad de
adaptación y autocorrección ante las crisis.
Esquema fundamental de la Quadragesimo anno
• En comparación con la Rerum novarum, lo primero que suele
destacarse es la mayor ambición de su título.
• Si la de León XIII pretendía tratar sobre “la situación de los
obreros”, Pío XI pretende pronunciarse “sobre la restauración del
orden social y su perfeccionamiento de conformidad con la ley
evangélica”.
• Pío XI contempla la situación global y propone soluciones que van
mas allá, aunque la incluyen, la situación de los obreros.
• Es todo el orden social, de acuerdo con su doctrina, el que exige
una reforma a fondo.
• La encíclica está dividida en tres
partes: Los bienes que han
seguido de la Rerum novarum,
Ulteriores aclaraciones y
desarrollos de la doctrina
económica y social de la Iglesia, la
raíz del presente desorden y su
solución.
El proceso de elaboración de la encíclica
Un papel decisivo en la redacción correspondió a O. von Nell –
Breuning, que ha revelado muchos años después algunos
detalles de cómo sucedieron las cosas:
O. von NELL – BREUNING. Der Königwinterer Kreis und sein
Anteil an “Quadragesimo anno” en J. Broerman y Ph. Herder –
Dorneich. In soziale Verantwortung. Festchrif fur Gotz Briefs.
Berlín 1968. 571 – 585.
• El primer borrador le fue encomendado a Von Nell Breuning por el P.
Ledochowski, general de la Compañía de Jesús, a quien Pío XI le
había pedido lo encargase a algún jesuita alemán.
• Nell – Breuning reconoce que se inspiró en el P. Gustav Gundlach,
presidente del Círculo de Königswinter y conocido como principal
continuador de la escuela llamada del “Solidarismo”
• Esta escuela deriva del pensamiento del economista y filósofo jesuita
Heinrich Pesch ( 1854 – 1926), consiste en una doctrina basada en el
principio de la solidaridad real entre persona y comunidad, y en el
principio de que en la vida social debe preferirse un sistema social,
político y económico intermedio entre la descentralización
atomizante del individuo y la centralización monolítica del
colectivismo.
• Por otras fuentes sabemos que intervinieron, y
de forma decisiva, más personas.
• La fuente fundamental es P. Droulers. Politique
sociale et christianisme. Le P. Desbuquois et
l’Action Populaire II Dans la gestation d’un
monde nouveau (1919 – 1946). Les Editions
Ouvriéres – Presses de l’Université Gregorienne,
París – Roma 1981, 152 – 155.
• El primer borrador de Nell – Breuning no llegó a satisfacer por
su carácter abstracto y su excesiva inspiración en la escuela
alemana “solidarista”.
• Por eso se le pidió al jesuita belga P. Albert Muller, que lo
sometiera a revisión.
• Entretanto, el mismo P. Ledochowski, ya en octubre de 1930,
había encargado otro proyecto al jesuita francés P. Desbuquois,
de París.
• Proponían como alternativa una renovación del orden social
en términos de “racionalización” de la economía que estuviera
animada por el espíritu cristiano.
• En la idea primitiva de Nell – Breuning se dibujaba el régimen
corporativo como la alternativa deseada, la cual evitaría los
excesos tanto del capitalismo como del socialismo.
• Los redactores, en cambio, desconfiaban bastante de esa
construcción, demasiado ideal y no exenta del peligro del
estatismo, por ello abogaron por una solución, no centrada en
un modelo institucional, sino sólo inspirada en los grandes
principios cristianos.
• He ahí el origen de los dos elementos que componen el plan de
acción de la Quadragesimo anno: la reforma de las instituciones
y la enmienda de las costumbres.
• Parece que correspondió al P. Muller la tarea de refundir los dos
textos.
El inciso sobre el sistema corporativo del fascismo.
• Llamamos inciso a este pasaje (QA 91 – 96) por varias razones:
• Mussolini había llegado al poder en 1922 y había ido introduciendo de
forma paulatina el sistema corporativista: en 1926 ya solo reconoce
representatividad a los sindicatos fascistas; en 1927 se promulga la
“Carta del Trabajo”; en 1928 la Cámara de Diputados es transformada en
Cámara de Corporaciones.
• Además sabemos, por testimonio de los redactores de los borradores
que estos párrafos no figuraban.
• Fue el mismo Pío XI el que los redactó, sometiendo al juicio del P. Nell –
Breuning tanto la conveniencia de insertarlos como el lugar concreto
donde la inserción sería más indicada.
• El texto que comentamos empieza haciendo una somera, aunque exacta, descripción de esta
“especial manera de organización sindical y corporativa” que “recientemente se ha iniciado”
(QA 91 – 94), para añadir luego una valoración de los aspectos positivos y negativos que
encierra (QA 95).
• Al describirlo, el Papa se esfuerza en destacar aquellos rasgos en que este sistema se diferencia
de las corporaciones que él mismo acaba de proponer.
• Las suyas son asociaciones de derecho privado, que pueden ser creadas libremente y a las que
puede uno adscribirse de forma libre también.
• La organización corporativa del fascismo, por el contrario, emplea las corporaciones como
columna vertebral del nuevo régimen.
• Para dotar de más eficacia a este propósito, el fascismo hace nacer las corporaciones por
iniciativa del poder público y las convierte en sistema de encuadramiento prácticamente
obligatorio para todos, tanto obreros como patronos (QA 92): por eso son “verdaderos y
propios instrumentos del Estado” (QA 93).
• El Papa reconoce el valor de este sistema al poder ser instrumento para “la colaboración
pacífica de las distintas clases” (QA 95).
• Pero advierte del peligro que el Estado se extralimite y acabe por reemplazar la actividad libre.

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