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Manuel García Belmonte 2ºA

El título de esta disertación es “filosofía y política” y plantea las siguientes cuestiones: ¿cuáles son
las influencias en la filosofía platónica?¿cuáles son los temas de la filosofía platónica y por qué los
formula Platón?¿por qué es necesaria una teoría del conocimiento y otra de la realidad?¿cuál es el
verdadero fin de la educación?¿por qué rechaza las formas de gobierno tradicionales?¿cómo está
configurada la polis ideal?¿quién debe gobernarla?

Platón, harto de ver las barbaridades cometidas tanto por el gobierno tirano como por la
democracia, rechaza estas formas de gobierno y se propone configurar una polis ideal, un Estado
justo en el que todos cooperen y se coordinen para vivir. Esto es eliminar la lucha por el poder
anteponiendo siempre el bien común al bien del individuo.
Además, Platón también está horrorizado por cómo los sofistas enseñan a sus discípulos, los cuales
aceptan el relativismo, el escepticismo y el empirismo político.
Por tanto, Platón, como reacción en contra de estas teorías filosóficas y epistemólogicas y fruto del
descontento político de su época, formula su propia filosofía: como respuesta el relativismo de los
sofistas en el que se afirma que no existen verdades absolutas, sino que toda verdad es relativa y no
hay diferencia entre la verdad y lo que parece verdad, es decir, entre conocer verdaderamente algo y
opinar sobre algo, así como al escepticismo, según el cual no se puede estar absolutamente seguro
de nada, pues conocer la verdad es imposible, Platón, influido por su maestro Sócrates, defiende
una concepción absolutista de la verdad y de los valores morales, diferenciando entre opinión y
verdad, sugiriendo que existen verdades absolutas, objetivas y universales, al igual que nociones
objetivas y universales sobre lo justo y lo bueno y son accesibles mediante la razón. Así formula
una teoría de la realidad u ontología, en la que nos dice lo qué es auténticamente real y lo que es
aparente.
Al mismo tiempo, también formula una teoría del conocimiento o epistemología, en el que dice cuál
es el origen y el camino del conocimiento y cómo se distingue la verdad del error.

Para poder sustentar la crítica hacia el escepticismo y relativismo de los sofitas, Platón formula de
teoría de las Ideas en la cual, aceptando de Heráclito que los objetivos del mundo físico y material
están en constante devenir y por tanto sujetos a cambios constantes y no puede haber conocimiento
de estos objetos, pues cuando se cree haberlos conocido, ya no son iguales que antes, si la verdad
cambiara a cada instante no sería verdad y Platón recoge de Sócrates una concepción absolutista
sobre esta. Así, sólo puede haber conocimiento verdadero de lo que no cambia, de lo que permanece
estable, por lo que deben existir ciertas realidades que no cambien y permanezcan estables e
idénticas a si mismas. A estas realidades no materiales, eternas e inmutables que no pueden habitar
el mundo visible, Platón las llama Ideas y se encuentran en otra esfera de la realidad.
De este modo, Platón ha establecido un dualismo ontológico en el que diferencia a) el mundo
sensible, que es el mundo del devenir y de la multiplicidad, de lo que cambia, nace y muere; un
mundo de apariencias percibido por los sentidos y sujeto al devenir, y b) el mundo inteligible que
es el mundo del ser, de lo estable, eterno y permanente, el nivel superior de la realidad, de lo
auténticamente real, donde se encuentran las Ideas y los objetos materiales.

Así mismo, defendiendo la concepción absolutista de la verdad y aceptando que el ser humano
puede alcanzar un conocimiento verdadero sobre lo auténticamente real, Platón establece un
dualismo epistemológico, diferenciando dos esferas de realidad, a) la del conocimiento científico o
episteme, un nivel superior del conocimiento; el saber acerca de la realidad inteligible, de lo real,
pues para Platón aquello real es lo inteligible, nunca la realidad visible o sensible y b) la opinión o
doxa, que es un grado de saber inferior al conocimiento; un saber acerca de la realidad sensible y
material; un saber oscuro, confuso, cambiante y cuya fuente son los sentidos.

Platón, mediante el mito de la caverna y el símil de la línea logra ejemplificar estos dualismos: los
moradores que se encuentran prisioneros en la caverna y sólo ven sombras están expuestos a la
imaginación, mientras que el prisionero liberado puede ver los objetos que producen las sombras y
por tanto estamos ante la creencia, un nivel algo menos oscuro que la imaginación, pero ambos
dentro de la opinión. Sin embargo, si el morador, tras un difícil camino de salida, logra escapar de la
caverna, entonces dejará metafóricamente lo visible para acercarse a lo inteligible, pudiendo tener
contacto primero con los objetos matemáticos, pensamiento, y más tarde con las mismas Ideas,
inteligencia, ambos dentro de la esfera del saber más claro, el conocimiento.

Las Ideas que pueda vislumbrar el morador liberado están gobernadas todas ellas por la Idea de
Bien, la Idea Suprema que tiene diferentes funciones: a) una función ontológica ya que es la causa
del ser, de la perfección y de la existencia de las Ideas; b) una función epistemológica, ya que es la
causa de que las demás Ideas puedan ser conocidas por el alma; c) una función ético-política, ya que
el conocimiento del Bien en sí permite orientar sus acciones de acuerdo a lo bueno, ya que podrá
encauzar sabia y rectamente la vida privada y siguiendo el intelectualismo moral socrático, todo
aquel que conoce la justicia obra justamente, podrá dirigir la ciudad de forma correcta, teniendo una
visión clara del bien del Estado y gobernando conforme a ello. Esto último es precisamente lo que
Platón propone, el gobierno sabio de la polis y por tanto el conocimiento del Bien en sí es la última
meta que persigue su educación, una educación con una concepción totalmente contraria a la de los
sofistas, pues estos sostenían que educar consiste en proporcionar ciencia al alma que no la tiene, es
decir, como infundir vista a unos ojos ciegos. Platón, está totalmente en contra de imprimir
conocimientos en el alma del que se educa como si de un folio en blanco se tratase y, por influencia
de su maestro Sócrates, sostiene que todo ser humano posee dentro de sí la verdad, una facultad
innata de conocimiento, que convenientemente estimulada y orientada por el educador puede
alcanzar por sí misma la verdad. Esto se sostiene por la teoría de la reminiscencia, aportación
pitagórica en la que Platón sostiene que el alma, antes de encarnarse en un cuerpo ya ha preexistido
en el mundo de las Ideas y por tanto las ha contemplado, obteniendo verdadero conocimiento. Sin
embargo, como el cuerpo actúa como la cárcel del alma y la atrae, cuando ésta se encarna, olvida las
Ideas y sólo queda un recuerdo confuso y borroso de las mismas. Es por tanto que Platón sostiene
que conocer es recordar y hay que interpretar de esta forma el innatismo del conocimiento.

Por tanto, como hemos dicho, la misión de la educación es guiar hacia lo verdadero y lo bueno, es
decir, orientar al alma del que se educa hacia lo verdadero y bueno siguiendo la mayéutica
socrática, apartándolo de lo sensible y material donde nunca encontrará la verdad y el bien, y
dirigiéndolo hacia el conocimiento de las Ideas.
Para este fin, es necesario lograr un equilibrio, una armonía, entre las tres partes en las que Platón
divide el alma, que son a) la parte racional, sede de la inteligencia; b) la parte irascible, fuente de las
pasiones y emociones y c) la parte apetitiva, fuente de los apetitos y deseos materiales.
Dependiendo del tipo de parte del alma que predomina en cada individuo, Platón configura tres
modelos psicológicos; clases sociales en las que Platón divide la polis: a) en aquellos en que
predomina la parte racional lo hará la prudencia y serán los filósofos gobernantes; b) en aquellos en
que predomina la parte irascible lo hará la fortaleza y serán los guardianes y c) en aquellos en los
que predomine la parte apetitiva lo hará la moderación y serán los productores.

En un estado justo, cada una de estas tres clases sociales naturales ocupará el lugar y la función
natural que le corresponda, ya que será para la cual está mejor preparado por naturaleza. Es así
como se logra el perfecto funcionamiento de la maquinaria social y de la comunidad, en un estado
a) estatalista ya que el Estado está por encima del individuo; el bien social está por encima del bien
individual y b) organicista, porque el Estado está compuesto por tres partes o clases sociales en las
que cada una desempeña la función para la cual está más preparado.

Así, la clase de los productores será la compuesta por artesanos, campesinos, comerciantes, etc y su
función será producir aquello que la comunidad necesita.
Los guardianes serán la clase que defienda a la ciudad y por tanto recibirán una educación basada
en la gimnástica y la música.

Los filósofos gobernantes serán aquellos que hayan logrado la armonía, la perfecta integración entre
las tres clases sociales en que Platón divide la polis. Estos serán los que podrán gobernar la polis de
forma justa, porque habrán guiado su alma hasta la contemplación de las Ideas y finalmente de la
Idea de Bien, alejándola de los apetitos y las pasiones , desprendiéndose de las determinaciones
materiales y sensibles, y por tanto despreciando las ambiciones materiales y así el cargo político.

Este es el verdadero fin de la educación para Platón: ésta está enteramente al servicio de la
organización de la sociedad y de la vida política, cuya función es formar e los filósofos-
gobernantes, una élite de individuos sabios y justos destinados a gobernar el Estado.
Esta educación debe lograr dirigir el alma en dirección a lo inteligible, hasta contemplar las Ideas y
finalmente el conocimiento del Bien en sí, meta y final del proceso educativo. Este proceso, como
Platón lo ejemplifica en el mito de la caverna, es costoso y está lleno de obstáculo, puesto que el
cuerpo arrastra el alma hacia el mundo sensible.
Para el filósofo será imprescindible por tanto comenzar con el estudio de las matemáticas para por
último lugar llegar al conocimiento de las Ideas: el último objetivo de la educación es la dialéctica,
el saber acerca de las Ideas.

Una vez la educación haya sido capaz de formar a unos individuos cuyas almas hayan transitado el
mundo inteligible, vislumbrando las Ideas y después se les haya obligado a volver a bajar al mundo
sensible, como al morador de la caverna liberado, haciéndole volver a los asuntos sensibles para
poder aplicar aquello conocido en el mundo de las Ideas, entonces, al final de este duro proceso, el
filósofo estará preparado para el desempeño ético, honrado y transparente de las funciones de
gobierno, porque la naturaleza de su educación no concibe otro interés en él que el de la Verdad en
sí; intentar que la sociedad y el Estado se acerquen lo más posible al orden y la armonía
contemplados en el mundo inteligible, gobernando para ello su propia vida y a la sociedad tomando
el Bien como guía y modelo.

Para concluir y a modo de resumen, Platón rechaza cualquier forma de gobierno y configura una
teoría filosófica basada en la existencia de la verdad y la posibilidad de conocerla. Para ello cree en
la existencia de unas realidades inmateriales y eternas, Ideas, que habitan en una esfera diferente a
la del mundo físico, la esfera inteligible. Platón, concebirá una educación basada en la mayéutica y
cuyo último fin sea la dialéctica, el conocimiento de estas Ideas al servicio de la formación de
individuos sabios y justos, filósofos-gobernantes, que sean capaces de gobernar de forma sabia y
justa el Estado Ideal.

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