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CRÓNICA

Colombia, tierra de luz


Diego Cuesta

Desde la localidad de Bogotá un aporte, a partir del lenguaje artístico, a la construcción de paz.

Por medio de acciones artísticas en distintas zonas del país, Santiago Jaramillo aporta su grano de arena a la paz en
Colombia. Su proyecto: Colombia, tierra de luz, es una serie de actos simbólicos que buscan reparar a las víctimas
del conflicto armado, a través de la fotografía y el arte como medio.

Del horror de la muerte nacieron diferentes procesos creativos en medio del proyecto, que nació de una vivencia
personal de Santiago. Cuando él era un niño su tío fue asesinado; afectado por la pérdida empezó a tener pesadillas
en donde él era al que habían disparado, era un cubo de hielo el que lo protegía de las balas. Hace ya unos siete
años Santiago recordó este episodio que lo llevó a reflexionar si desde el campo en que se encontraba, el arte, podía
ayudar a las personas en condición de desplazamiento, víctimas de la violencia, —o que estuvieran atravesando
dificultades— para que hubiera un proceso de sanación o reparación.

Con esa idea ya dando vueltas en su cabeza, Santiago inició la prueba piloto en Santa Rita, Magdalena. La respuesta
positiva por parte de los pobladores desplazados y expertos consultados, inspiraron a Santiago a continuar con el
proyecto a lo largo y ancho del país. El proyecto ya cuenta con 16 acciones artísticas en diferentes regiones. En
Bogotá trabajó en Ciudad Bolívar.

Santa Rita, Tierra de Luz por Santiago Escobar

Residente de Bogotá, Santiago vio en las lomas de Ciudad Bolívar un espacio idóneo para el proyecto, en el que se
representa la división entre el campo y la ciudad. Esta localidad es la prueba de cómo confluyen tantos problemas
sociales, y también la capacidad de resistencia y lucha de miles de colombianos afectados por la violencia.

Santiago encontró en las ONG Techo y Litro de luz los socios para hacer la intervención. Durante ese momento
ambas organizaciones estaban trabajando en la instalación de botellas plásticas que en su interior contienen cloro y
agua, que al ser expuestas a la luz solar podían iluminar las viviendas que no tienen electricidad con la misma
potencia de un bombillo de 60 vatios. Utilizando la radiación de la luz como concepto, Santiago buscó, por medio
de miniaturas, de mensajes y dibujos en papeles, que estos se reflejaran en las casas gracias la luz de las
botellas. "Esos mensajes positivos, recuerdos de los hijos, esa idea de ser mejor, de los sueños y aspiraciones, van
a irradiar todo el espacio contagiando y emocionando a las personas que las habitan”, explicó Santiago.

El Mensaje en la Botella, Ciudad Bolívar por Santiago Escobar


Margot Zabala, una de las víctimas que participó de esta acción artística, expresó: "La verdad fue muy bonito
detenerme a pensar cómo quería mi casa en el futuro, para que mis niños tuviesen un mejor espacio donde crecer,
y que ese sueño estuviese todos los días iluminando mi casa". Aparte de Margot, quien llegó desde muy pequeña
del Tolima, en la intervención participaron Claudia Chisatra e Hilda Giraldo, desplazada de San Felipe, Caldas.

Pueblo Fantasma, Tierra de Luz por Santiago Escobar

Colombia, tierra de luz evidencia una relación entre un ámbito cultural, en este caso el arte visual, con el
momento sociopolítico que vive en Colombia: la eventual firma de la paz con las Farc, y el inicio de los
diálogos con el ELN, que podría ponerle fin a un conflicto de más de 50 años. El tema que convoca a todos los
colombianos es el postconflicto, ¿cómo reparar a casi ocho millones de víctimas?

A la difícil pregunta que se plantea, el arte aparece como un posible camino: "El arte permite generar relatos
simbólicos, procesos terapéuticos, (cuando son las comunidades las que hacen la producción artística) sanadores
que permiten tramitar el dolor, cuando un artista permite que la ciudadanía se involucre desde su mirada a través
de un lenguaje que no es ni político ni académico, sino que es artístico, que le permite apelar a los sentidos, la
sensibilidad y percepción", mencionó Juana Salgado, del Centro Nacional de Memoria Histórica.

El arte siempre ha construido narraciones importantes en relación a los fenómenos sociales y políticos, el ejemplo
más representativo es la obra Guernica de Pablo Picasso. En Colombia tenemos grandes referentes que han
producido obras en relación a estos fenómenos como Doris Salcedo, Juan Manuel Echavarría, Débora Arango y
José Alejandro Restrepo.

Una de los elementos que más sobresalen en el trabajo de Santiago Jaramillo es el rol activo en la acción artística de
las víctimas. Ricardo Arcos Palma, profesor asociado de la Universidad Nacional, y especialista en arte y política,
indicó que: "En el caso de Santiago Escobar el arte tendría una función que generalmente no se le asigna, esto por
supuesto no va a transformar el conflicto social y político que existe, pero sí contribuye a un acto de reparación y
sobre todo catártico". Otros ejemplos de esto son los tapices de Mampuján, que son tejidos hechos por las mujeres
víctimas de la masacre de Mampuján, siendo esta la forma de construir la memoria.

Actualmente publicado en:

http://www.directobogota.co/dejemonos-de-armas/historias/colombia-tierra-de-luz/
Coqueta: “Acá solo nos dejan ser putas o peluqueras”.
Diego Alejandro Cuesta Casas

Andrea Correa, o como sus allegados la llaman Coqueta, es una líder comunitaria trans,
que no solo lucha por la igualdad de condiciones que deben tener todos los seres humanos
sin importar su género, si no por mejorar la calidad de vida de las personas del barrio
Santa Fe.

En todas las capitales del mundo existen barrios, cuadras, callejones o casas que son cuna
de la lujuria nocturna: sexo, alcohol y drogas. En Bogotá uno de los lugares mas
reconocidos por ser epicentro de prostitución, consumo y venta de droga, es el barrio Santa
Fe. En medio de todo lo que pasa en Santa Fe esta Coqueta, una mujer que a pesar de
innumerables adversidades que un mundo injusto e intolerante le impone solo por haber
nacido en un cuerpo distinto, lucha por mejorar la calidad de vida de todas las personas que
están en Santa Fe.

Coqueta es una mujer de 47 años que durante toda su vida ha tenido que vivir situaciones
de todo índole: ha vivido en la riqueza y en pobreza, ha tenido que ejercer la prostitución
durante 25 años, ha sufrido una gran cantidad de atropellos por parte de la policía solo por
ser trans o por esta parada en un esquina esperando un cliente y hasta fue madre sustituta un
año y tres meses, cuidando el hijo de una amiga que estaba en prisión. La vida de una
persona que toma la decisión de vivir como quiere ser o como se siente identificado en un
país de doble moral como lo llama Coqueta es difícil: “coraje y verraquera es lo que debe
tener una Trans para soportar la humillación y la discriminación y a Coqueta le sobra para
ayudar a los demás en tener una mejor vida” nos dijo Andrea, amiga de Coqueta.

El liderazgo y la vocación de trabajar por la comunidad fueron los valores que siempre
tuvo Coqueta, pero por las distintas dificultades que tuvo que pasar durante muchos años de
sus vida, solo podía contribuir a sus amigas más cercanas, en donde ella les hacía
seguimiento en salud y las acompañaba a las distintas instituciones para que no violaran sus
derechos. Llega a la fundación Procrear por la escuela de Danza Wanda Fox, en donde se
mezclaban dos cosas por las que Coqueta siempre se apasionó: la cultura (la danza, el
teatro) y las distintas iniciativas para que la comunidad LGTB reivindique sus derechos.
Luego de participar en este proyecto cultural, fue voluntaria durante un tiempo de la
Fundación Procrear.

Vinculada hace seis meses a la fundación Procrear como operadora Par, Coqueta lucha día
a día por la reducción del daño que es causado a los habitantes del Barrio Santa fe. Junto
con sus compañeros de la fundación buscan soluciona o dar acompañamiento a las personas
vulneradas dentro de éste, escuchándolos; para este ejercicio se creó un espacio dentro de la
fundación que se llama el Parche, en donde se detectan las problemáticas que tienen las
personas vulneradas y con un acompañamiento y trabajo en red con otras instituciones se
busca dar solución a éste.

Aunque esta mujer entrega día a día toda su pasión y energía para que los habitantes de este
país vivan en mejor calidad de vida y no se le violen los derechos que se deben tener por
haber nacido en el mismo territorio, las batallas son muy difíciles, hasta el punto que ella se
autodenomina como una luchadora de un imposible.

“Tenemos derechos pero no se nos respeta ni se nos cumple: ¿acaso crees que una Trans
puede acceder a cualquier trabajo, a cualquier universidad, crees que puede entrar a
cualquier establecimiento? No. Mi ejemplo es claro he querido estudiar trabajo social toda
mi vida y ya con los recursos necesarios para pagar una matrícula me rechazan, me dicen
que una persona como yo causaría estragos en un campus universitario”.

Foto tomada por Diego Cuesta


Diego Alejandro Cuesta Casas

La apertura de un nuevo camino


Sabor agridulce dejó la sección especial que la ONU convocó para abarcar el problema
de la droga: se abrieron las puertas para discutir un nuevo modelo de lucha contra la
droga pero el camino será largo y turbulento .

Del 15 al 21 de Abril del 2016 se llevó a cabo la sesión especial de la asamblea general de
naciones unidas sobre la problemática de la droga(UNGASS). La iniciativa se originó
gracias al llamado que hicieron los gobiernos de Colombia, México y Guatemala en la VI
Cumbre de las américas que se desarrolló en Cartagena. Colombia como uno de los países
que orquestó la sección especial, tuvo un importante rol protagónico, en relación a la visión
que en cabeza del presidente Juan Manuel Santos sobre la forma en que se debe luchar
contra el narcotráfico.

El documento final de UNGASS 2016 no muestra avances significativos en un cambio de


modelo a la hora de enfrentar las drogas como hoy lo hacemos: con una posición
prohibicionista y punitiva, se pudieron ver casos de éxito, como alternativa al modelo que
se está implementando, en diferentes latitudes. Ejemplo de esto fueron las ponencias que
desarrollaron los Uruguayos y Checos durante sus intervenciones.

Por una lado los uruguayos que legalizaron el consumo de marihuana para uso medicinal y
recreativo, asumiendo la regulación del mercado con el recién creado Instituto de
regulación y control del cannabis, el cual tiene como función emitir licencias y asumir el
control de importación, producción, adquisición a cualquier título, almacenamiento,
comercialización y distribución de la marihuana o sus derivados.

El entorno de las políticas sobre drogas en la República Checa permitió el amplio desarrollo
de servicios de fácil acceso para consumidores de drogas. El programa de intercambio de
agujas se ofrece en las ciudades más grandes, a través de los centros de acogida de las
ONG, de los cuales actualmente existen tres en Praga. Los centros de contacto o acogida
también ofrecen consejería, pruebas de anticuerpos al VIH, manejo de crisis, y otros
servicios sociales y de salud. Aproximadamente el 70 por ciento de aquellos considerados
por el gobierno como consumidores “problemáticos” de drogas en el país, y hasta el 80 por
ciento de éstos en Praga, mantienen contacto con los centros de acogida y/o servicios que
operan en las calles (Centro Nacional de Monitoreo, 2010), lo que constituye un notable
nivel de cobertura.

A diferencia de estos casos aislados, encontramos una guerra contra la droga que desde sus
implementación con el gobierno norteamericano de Richard Nixon como gran referente
hasta el día de hoy no se ha evolucionado en nada. Si observamos a países productores
como Colombia, Perú, Bolivia y México podríamos afirmar que por más sometidas que
estén las organizaciones que se involucran en este proceso, estas buscan la manera de
renacer y volver a evadir los controles implementados por los gobiernos, al punto de ser
casi intangible la reducción en la droga que llega a Estados Unidos y Europa desde estos
países y siendo muy tangible las consecuencias sociales que ha traído esta guerra.

“La guerra contra las drogas ha generado consecuencias no deseadas, como los
empezaron a identificar en 2008 la oficina de naciones unidas de droga y delitos, desde ese
entonces no ha hecho mucho para poder reparar esas consecuencias, como lo podemos ver
en México, no se ha mejorado de ninguna manera con una política de militarización y
continuar minimizando un problema de salud pública(...) reconocidas las consecuencia se
debe impulsar cambios, pensando en que hay algo mejor que se puede estar haciendo” le
dijo a Hechos del Mundo Zara Sanapp, Secretaria para la Comisión Global de políticas de
drogas en los temas que conciernen América Latina.

A pesar de estar bien crudo un cambio de políticas a nivel global, por la postura
conservador de algunos países, el cual tienen tolerancia cero al consumo, siendo esta una
pena que puede ser castigada en algunos países con la pena de muerte como en China. Las
diferentes iniciativas locales están generando una discusión, asunto el cual no se discutía
desde 1998.

Falta mucho para poder hablar de un cambio de un prohibicionismo a una política educativa
y de salud pública, pero paso a paso llegará. Las políticas que hoy tenemos son uno de los
más grandes fracasos de la política internacional: las personas siguen consumiendo, los
productos no tienen ningún control- generando problemas de salud pública-, las mafias se
siguen enriqueciendo y los problemas sociales en los lugares de producción se están
manteniendo o en algunos caso se están incrementando. En los años 20 la prohibición del
alcohol trajo más daños que el mismo alcohol para los norteamericanos, hoy casi 100 años
después podríamos estar viviendo el mismo problema a nivel global, pero ya con un
proceso histórico que nos enseñó que la prohibición no es el mejor camino, sino la
regulación, pero nada que se quiere aprender.

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