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En 1:27-30, Pablo ofrece una fórmula para resolver este problema. Clama a los
cristianos filipenses que lleven vidas dignas “del evangelio de Cristo” (1:27a) para
que puedan ser “firmes en un mismo espíritu, unánimes combatiendo juntamente
por la fe del evangelio” (1:27b).
Cuando alguien empieza una declaración con la palabra “si,” debemos volver al
contexto para ver si él o ella está describiendo una condición basada en hechos o
no. El contexto de este versículo deja claro que Pablo está hablando de algo
verídico. SÍ hay “consolación en Cristo.” SÍ hay “refrigerio de amor.” SÍ hay
“comunión del espíritu.” SÍ hay “entrañas y misericordias.” La mayor parte de
cristianos ha experimentado por lo menos una de éstas y sabe que son verdad.
Cuando Pablo dice, “si,” pretende que estos cristianos filipenses asientan con la
cabeza “sí” y digan, “Pues, claro que hay consolación en Cristo – claro que hay
consolación en amor.”
“Cumplid mi gozo” (v. 2a). Una cláusula que empieza con “si,” generalmente es
seguida por otra cláusula que empieza con “entonces.” “Si A es verdad, entonces
B sigue naturalmente” – “Si X es verdad, entonces haz Y.” En este versículo, Pablo
no usa la palabra “entonces,” pero la estructura de estos versículos da a entender
este formato de “si… entonces.”
“que sintáis lo mismo” (v. 2b-1) (phronete hina ho auto – del mismo
pensamiento), teniendo el mismo amor (echontes ten auten agape),
unánimes (sympsychos), sintiendo una misma cosa”(phronountes to hen –
enfocados en una sola cosa) (v. 2b). Los cristianos filipenses necesitan hacer
estas cuatro cosas para completar el gozo de Pablo. Tienen que pensar de la
misma manera. Tienen que tener el mismo amor. Tienen que ser unánimes. Tienen
que ser de una mentalidad unida.
Estas cuatro frases son solo cuatro maneras de decir la misma cosa. Pablo les
pide a estos cristianos filipenses que estén completamente unidos para ganar
fuerzas uno de otro.
“teniendo el mismo amor (v. 2b-2) (echontes ten auten agape). Ágape es una de
las dos palabras que se utilizan en el Nuevo Testamento para hablar de amor – la
otra palabra es philos. Ágape (y el verbo relacionado, agapao) se usa cinco veces
más que philos.
La distinción típica entre ágape y philos es que ágape tiene que ver con una
preocupación por el bienestar de otra persona mientras que philos tiene que ver
con amor fraterno – entre amigos –compañerismo – el tipo de amor en que una
persona recibe y da. Aunque se cuestiona el grado de esta distinción, eruditos
suelen concordar que “philos contiene una mutualidad que no se encuentra
en ágape” (Melick). Es decir,philos tiene que ver ambos con dar y recibir, mientras
que ágape solo tiene que ver con dar – con una preocupación pura y directa por el
bienestar de otra persona.
Ágape es una palabra de “hacer” más que de “sentir.” No requiere que aprobemos
de las acciones de los que amamos – ni siquiera que disfrutemos de su compañía.
Sí requiere que actuemos por el bien de esa persona – que mostremos nuestro
amor de alguna manera práctica. Una persona ágape hará todo lo posible para
alimentar al hambriento – y dar de beber al sediento – y darle la bienvenida a un
extraño – y vestir al desnudo – y visitar al enfermo y a la persona en la cárcel
(Mateo 25:31-46). La persona ágapetiene poco o nada que ganar al ayudar a
estas personas marginalizadas. El impulso de su amor ágape es dar, no recibir.
“sintiendo una misma cosa” (v. 2b-4) (phronountes to hen). Como se anota
arriba, phroneo puede significar “enfocar los pensamientos.”
Entonces, una traducción válida para esta frase sería “enfocarse en un hen” –
“enfocarse en una cosa o en una meta” – ser “del mismo pensamiento” – o aún
“mirar juntos en una misma dirección.”
Pero eso no es lo que Pablo les pide considerar. Quiere que se enfoquen en
amarse y servirse uno a otro – igual que Cristo vivió para servir a otros (véase
versículo 5ff).
“Nada hagáis por contienda” (eritheia) (v. 3a). La palabra eritheia se usaba para
hablar de elecciones partidarias y sin principios. La persona culpable
de eritheia no solo es egoísta, sino que seguramente no siente ninguna
preocupación por los que lastima para lograr su meta. La persona eriheia no
dudaría en romper rodillas o cabezas. Eritheia describe una fealdad de espíritu
que produce conflicto y daño. Claro, la persona que desea enfocar su vida en
Cristo evitará eritheia.
• A veces decimos que gente está “inflada de sí misma” o “llena de aire.” Estas
personas tienenkenodoxian.
• Usamos la frase “trajes vacíos” para hablar de personas que se visten con
autoridad, pero que no tienen substancia. Estas personas tenían kenodoxian.
Alto y bajo son palabras relativas – dependen de la manera en que medimos las
cosas. Siete pies es significante al hablar de un salto de altura, pero es una
distancia muy corta para un corredor. De la misma manera, podemos parecer
bastante competitivos si medimos nuestra conducta y nuestros logros contra un
estándar establecido por otros en nuestra comunidad. Sin embargo, si nos
medimos contra el estándar que Cristo nos dio, nuestra conducta y nuestros logros
quedarán cortos.
Aunque tiene sentido que este tipo de consejo pertenezca al reino de este mundo
en lugar de al reino de Dios, hay otro sentido en el que esto es válido. Parte del
problema está en la manera que definimos nuestros términos. Si con “orgullo”
queremos decir arrogancia o engreimiento, entonces el orgullo es un valor de este
mundo – pecaminoso. Pero si por “orgullo” nos referimos al respeto propio, eso es
diferente. Las escrituras dicen que fuimos creados en la imagen de Dios (Génesis
1:27) – poco por debajo de los ángeles (Hebreos 2:5). Dicen que Dios nos ama
(Lucas 15:11ff; Juan 3:16; Hebreos 12:6; 1 Juan 4:8, 16b; Apocalipsis 1:5),
dándonos razón por tratarnos con respeto. En lo que la arrogancia es un valor de
este mundo, el respeto propio bien puede ser un valor del reino de Dios. El Apóstol
Pablo, autor del libro de Filipenses, ciertamente demostraba respeto propio. No
era felpudo de nadie. Era asertivo en su predicar y en su testimonio de Cristo –
comportamiento que a menudo ofendía a la gente y que a veces resultó en su
encarcelación.
Pero, como veremos en versículos 5-8, Pablo les pide a los filipenses (y nos pide a
nosotros) que imitemos la humildad de Cristo, que llevaba el poder supremo
“siendo en forma de Dios” (v. 6), pero que se vació – tomando la forma de esclavo
“hecho semejante á los hombres” (v. 7) – hasta morir en una cruz (v. 8). ¿Fue
masoquismo? ¡No, definitivamente no! Cristo murió obedeciendo a su Padre (v. 8)
para salvar al mundo y a su gente (Juan 3:16-17). Ese tipo sacrificio en servicio a
los demás no es masoquista.
Cuando Pablo nos pide ser humildes, nos pide imitar a Cristo, que tenía toda
razón para ser orgulloso, pero que, en vez, siguió el camino de la humildad –
humildad con propósito.
Pero Pablo me dice que no haga eso. Las personas que yo puedo considerar
“vagabundos” o “perdedores” también fueron creadas en la imagen de Dios, y Dios
les ama tanto como me ama a mí. Cristo me enseña a llamar a los demás
“vecinos” en lugar de “perdedores” – y a amarles como me amo a mi mismo
(Mateo 5:43; 19:19; Lucas 10:27).
Imagine cómo sería el mundo si todos nos tratáramos como si los demás son
iguales o mejores que nosotros mismos. La hostilidad se difundiría.
“No mirando cada uno á lo suyo propio, sino cada cual también á lo de los
otros” (v. 4). No lo merecíamos, pero Cristo nos puso a nosotros y a nuestra
condición por encima de su propio bienestar. Ahora Pablo nos pide hacer lo mismo
con los demás.
Cuando vemos esta virtud en práctica se nos alegra el corazón y llamamos
heroica a la persona virtuosa. Por ejemplo, un bombero que arriesga su vida para
entrar en un edificio ardiendo y rescatar a un niño. O un misionero – alguien que
podía haber tenido un buen puesto como pastor de una iglesia, pero que, en vez,
respondió a la llamada de servir en un país lejano.
Phroneo tiene que ver con la comprensión – nuestras actitudes – nuestra manera
de pensar.
Este es el punto al que Pablo se ha estado dirigiendo en versículos 1-4. Nos llama
a imitar a Jesucristo, que se comprometió a servir a los que no lo merecían, a gran
precio personal. Sin adoptar la actitud de Cristo, nunca cumpliríamos lo que Cristo
quiere para nosotros – estar unidos en pensamiento, amor, y voluntad (v. 2).
Nunca podríamos revocar la ley de interés propio y poner el bienestar de otra
persona primero (vv. 3-4).
Pero hacer estas cosas se hace posible cuando tenemos un ejemplo – una vez
que lo vemos hacer. Esto es lo que Cristo Jesús ha hecho por nosotros. Nos ha
dado un ejemplo visible de lo que es una vida de amor puro – de servicio puro.
Nos ha enseñado lo que pasa cuando alguien deja a un lado sus propios intereses
para hacer algo por los demás. Aún con su ejemplo siempre ante de nosotros,
nunca lo haremos perfectamente – pero con la ayuda de Dios podemos mejorar y
acercar nuestras vidas a una congruencia con la vida de Cristo – que nuestras
actitudes concuerden con las suyas.
“El cual, siendo en forma de Dios” (v. 6a). Esto presenta la idea de la
preexistencia de Cristo. La referencia más clara a la preexistencia de Cristo se
encuentra en el Prólogo del Evangelio de Juan. “En el principio era el Verbo, y el
Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas
las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fue hecho… Y
aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria
como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:1-3, 14; véase
también 1 Juan 4:6).
Cristo tenía forma de Dios desde el principio – antes de la creación del mundo. El
propósito de Pablo al mencionar la preexistencia de Cristo es enseñarnos lo
mucho que Cristo tuvo que renunciar para vivir entre nosotros. Renunció ser Dios
para convertirse en un bebé humano. Renunció el cielo para nacer en un establo.
Considere esto por un momento. ¿No hay momentos en los que daría un ojo por
poseer el poder que tiene Dios? Pues, Jesús tenía el poder y el esplendor de Dios.
Renunció todo eso para venir al mundo y morir en una cruz por nuestra salvación.
“no tuvo por usurpación (harpagmos) ser igual (isos) á Dios” (v. 6b). Esta
palabra griega, isos, también se encuentra en Juan 5:18, cuando los judíos
estaban tratando de matar a Jesús porque llamaba a Dios su padre – y por lo
tanto, “haciéndose un igual (ison) a Dios” – es decir, declarándose tener el mismo
estatus y autoridad de Dios. Su error, claro, fue asumir que esta declaración de
Jesús acerca de su estatus y autoridad era falsa.
Sabemos lo que es vaciar algo. Para vaciar una jarra, primero necesitamos una
jarra llena – o una que por lo menos contiene algo. Entonces, debemos echar el
contenido hasta que la jarra quede vacía.
Claro, hay científicos que dirán que la jarra aún contiene aire y en la mayoría de
los casos tendrían razón. Al principio, pensé que esto era un punto académico que
no tenía ninguna conexión al vacío al que se sometió Cristo. Sin embargo, al
pensarlo de nuevo, se me ocurrió que Cristo – aún en forma humana y
plenamente humano – seguía llevando la fuerza divina dentro de él. Pudo parar
una tormenta de inmediato (Marcos 4:39). Sanó gente – y hasta la resucitó (Lucas
8:40-41, 49-56; Juan 11:1-44). Es por esto que hablamos de Cristo como
completamente humano y completamente divino al mismo tiempo. Entonces, hay
un sentido en el que Cristo se vació a sí mismo, pero retuvo el poder de Dios.
“tomando forma (morphe) de siervo” (doulos) (v. 7b). Tomar la forma (morphe)
de siervo significa tomar la esencia natural de un siervo. Él que era en forma de
Dios tomó forma de siervo.
La palabra griega doulos significa siervo o esclavo. Una palabra griega más
gentil, diakonos, significa siervo pero no esclavo. Diakonos es de donde viene la
palabra diacono. Pablo se describió a sí mismo y a Apollos como diakonoi –
“Ministros por los cuales habéis creído” (1 Corintios 3:5). El punto es
quediakonos (siervo) conllevaba un estatus considerablemente más alto que
un doulos(sirviente o esclavo).
Pablo usa la palabra, homoiomati, en Romanos 8:3, donde dice que Dios envió, “á
su Hijo en semejanza de carne de pecado.” En ese versículo, Pablo no dice que
Cristo fuera pecador – sino que se parecía a un hombre normal y pecador.
Eso era difícil creer para muchos, ambos judíos y gentiles de la temprana iglesia, y
aún sigue siendo difícil de aceptar para mucha gente. Se convirtió en el escándalo
sobre el cual muchos tropezaron en camino a la cruz.
Esto sería particularmente difícil para los cristianos filipenses. Eran ciudadanos
romanos y, por lo tanto, estaban exentos de la crucifixión – castigo que solo se
podía impartir sobre aquéllos que no eran ciudadanos.
“y dióle un nombre que es sobre todo nombre” (v. 9b). En esa cultura, la gente
consideraba el nombre de una persona algo más que una simple etiqueta con la
que identificar a una persona. Creían que parte de la identidad de esa persona
existía dentro del nombre – que el nombre expresaba algo de la esencia del
carácter de la persona. Como se puede ver en este versículo, también pensaban
que un nombre – por los menos algunos – poseía algo del poder del que antes lo
llevó.
Aunque esto nos parezca extraño hoy día, no lo es. Cuando hablamos de la
reputación de una persona, hablamos de algo que expresa la esencia de esa
persona. La reputación de una persona también transmite cierto nivel de poder o
la falta de él.
Eruditos han debatido si el nombre sobre todos los nombres es el nombre Jesús o
Señor:
• Versículo 10 apoya que el nombre sobre todos los nombres sea Jesús, “que en el
nombre de Jesús se doble toda rodilla…”
• Versículo 11 apoya que el nombre sobre todos los nombres sea Señor, “toda
lengua confiese que Jesucristo es el Señor…”
Pero no hay razón por que tengamos que escoger entre Jesús y Señor. Piense
como es que hoy los himnos de alabanza a Jesús se cantan alrededor del mundo.
Considere los muchos otros tributos que se le hacen a Jesús – y a Jesucristo – y
al Señor Jesús. Estas tres expresiones, como otras, señalan a un hombre terrenal
cuyo nombre era Jesús – y cuyo título mesiánico era Mesías o Cristo – y que, en
su propio día, era conocido como Señor (Marcos 1:3; 2:28; 11:3; 12:36-37; 16:19-
20), y hoy es aún conocido como Señor.
“Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla” (v. 10a). Como se
anota arriba, las palabras de versículos 10-11 vienen de Isaías 45:23, que dice,
“Que á mí se doblará toda rodilla, jurará toda lengua.” Pablo se refiere a este texto
de Isaías 45 en Romanos 14:11.
El oráculo de Isaías contrasta Yahvé “que crió los cielos, él es Dios, el que formó
la tierra, el que la hizo y la compuso” (Isaías 45:18) – con los ídolos babilónicos,
dioses hechos de madera que no podían salvar (Isaías 45:20). Yahvé dijo, “Mirad á
mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra: porque yo soy Dios, y no hay más.
Por mí hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada.
Que á mí se doblará toda rodilla, jurará toda lengua” (Isaías 45:22-23).
Como se anota arriba, al aplicar esta adscripción a Jesús, Pablo le sitúa al mismo
nivel que Yahvé. El Prólogo del Evangelio de Juan apoya esta interpretación
diciendo, “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él
nada de lo que es hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los
hombres. Y la luz en las tinieblas resplandece; mas las tinieblas no la
comprendieron… Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos
su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan
1:1-14, 14; véase también 1 Corintios 15:24-28).
“de los que están en los cielos, y de los que en la tierra, y de los que debajo
de la tierra” (v. 10b). La rodilla doblada reconoce la divinidad de Cristo en el
orden creado – en los cielos, la tierra, y bajo la tierra.
• “los que debajo de la tierra” se puede referir a los que han muerto y están
enterrados.
El Nuevo Testamento a menudo utiliza kyrios para hablar de Yahvé (Mateo 1:20,
22, 24; 2:13, 15; Marcos 13:20; Lucas 1:6; Romanos 11:34, etcétera). También
utiliza kyrios para aplicarle a Jesús varias referencias a Yahvé del Antiguo
Testamento (Marcos 1:2-3; Hechos 2:21; Romanos 10:13; 1 Corintios 1:8; 2
Corintios 3:15-18). Pablo une el señorío de Yahvé y el de Jesús con las palabras,
“Jesucristo es el Señor.”
Los primeros cristianos vivían en un ambiente en que la gente debía decir, “César
es Señor.” Aunque la intención de esto era designar a César como regidor sobre el
ámbito romano, también adquiría connotaciones espirituales – que César era
Señor en algún sentido espiritual. Creyendo que Jesús es el único Señor, los
primeros cristianos se negaban a decir, “César es Señor” – y como resultado a
menudo morían violentamente en manos de los romanos. En aquel tiempo y lugar,
decir, “Jesucristo es el Señor,” requería fe y valor. Recuerde que, al escribir estas
palabras, Pablo se encuentra en una cárcel romana, esperando la oportunidad de
aparecer ante el emperador para defenderse de los cargos que le pusieron allí. Sin
embargo, escribe palabras que se podrían considerar subversivas – que
Jesucristo es el Señor.
“á la gloria de Dios Padre” (v. 11b). La palabra “gloria” se usa en la Biblia para
hablar de varias cosas – en particular, para hablar de la gloria de Dios – un aura
asociada con la apariencia de Dios que revela su majestad a los humanos.
Pablo dice aquí que confesar el señorío de Cristo honra a Dios Padre. Jesucristo
es la manifestación de Dios. Dios Padre y Dios Hijo están tan inextricablemente
unidos que podemos decir (junto con el Espíritu Santo) que son uno. Entonces,
honrar a Jesucristo es una manera de honrar a Dios Padre.
“Por tanto” (hoste) (v. 12a). La pequeña palabra griega hoste (por lo tanto,
entonces) conecta lo que pasó antes con lo que sigue:
• LO QUE PASÓ ANTES fue la apelación de Pablo a los cristianos filipenses para
que “converséis como es digno del evangelio de Cristo; para que, ó sea que vaya
á veros, ó que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo
espíritu, unánimes combatiendo juntamente por la fe del evangelio” (1:27).
Entonces Pablo les apeló no ser interesados, sino que sean un ejemplo de vivir
según Jesucristo, que, “siendo en forma de Dios… se anonadó á sí mismo…
hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (2:6-7a, 8).
• Pablo usará la palabra “amados” (agapetoi) dos veces más en versículo 4:1.
• Les recuerda que, no como otras iglesias, la iglesia filipense “me enviasteis lo
necesario una y dos veces” (4:16).
Hace un gran esfuerzo para recordarles a los cristianos filipenses el afecto que
tiene por ellos y el afecto que ellos le han mostrado a él.
Anote que la NRSV utiliza la palabra “amados” para traducir adelphoi (que significa
hermanos en lugar de amados) en 1:12; 3:13; y 4:8.
A primera vista, esto parece una apelación al individuo cristiano y filipense para
que trabaje por su salvación personal. No obstante, eso iría en contra de la
anterior apelación de Pablo, en que les pidió considerar a otros más que a sí
mismos, “No mirando cada uno á lo suyo propio, sino cada cual también á lo de
los otros” (2:3b-4).
Esto, entonces, será una apelación a la congregación entera, para que trabaje
unida hacia una solución a los problemas que la plagan – envidia, rivalidad, y
ambición egoísta (1:15-17) – desunión y egoísmo (2:2-3) – y vulnerabilidad a los
“malhechores” que insisten en una “falsa circuncisión” (3:2).
“con temor y temblor” (v. 12e). Las palabras, “temor y temblor,” vienen de
Jeremías 33:9 y Salmo 55:5, y también se encuentran en el Nuevo Testamento
(Marcos 5:33; 2 Corintios 7:15; y Efesios 6:5). Aunque Pablo usa aquí estas
palabras, él no las inventó.
A veces personas temen a Dios porque han hecho algo malo y temen retribución,
pero “temer a Dios” a menudo significa algo totalmente diferente – reverencia y fe
que llevan a la obediencia. Temer al Señor significa servirle al Señor y solo al
Señor (Deuteronomio 6:13). Es la observación de los mandamientos de Dios
(Deuteronomio 28:58). Temer al Señor es “el principio de la sabiduría,” en el
sentido que la persona que teme a Dios estará dispuesta a aceptar la enseñanza
de Dios (Proverbios 1:7). El temor es “la ciencia de los santos” que permite tomar
buenas decisiones y evitar malas consecuencias (Proverbios 9:10). A menudo es
el resultado de ver el poder de Dios en acción (Éxodo 14:31). Temer al Señor
requiere rectitud (Hechos 10:20), servicio fiel a Dios, y el rechazo de dioses falsos
(Josué 24:14). Temer al Señor asegura la merced de Dios (Lucas 1:50), y resulta
en prosperidad espiritual (Hechos 9:31). “He aquí, el ojo de Jehová sobre los que
le temen, Sobre los que esperan en su misericordia” (Salmo 33:18), entonces, los
que temen al Señor pueden cantar:
“Porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su
buena voluntad” (v. 13). Antes, Pablo expresó confianza que “que el que
comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”
(1:6). Ahora vuelve a retomar esta idea.
Existe aquí un juego de palabras. En versículo 12, Pablo dijo, “ocupaos.” Ahora
dice que Dios “en vosotros obra.” Estas dos frases están relacionadas. En
versículo 12, Pablo llamó a los cristianos filipenses para que se ocuparan de
arreglar los problemas que les plagaban. En versículo 13, les asegura de que Dios
obra en ellos – que les da la capacidad de hacer lo que necesitan hacer.
“así el querer como el hacer” (v. 13b). En esta frase, como en la vida, nuestra
voluntad precede a nuestro trabajo. Buenos supervisores entienden esto y tratan
de motivar a sus empleados para que quieran hacer un buen trabajo. Si los
empleados apoyan la misión, lo que antes no se lograba se logra.
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