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Qué hacer antes de interponer la demanda o de contestarla

En este segundo momento del trabajo, señalaremos qué hacer respecto de la prueba
antes de interponer la demanda, o de contestarla - según cuál sea nuestra posición en el
conflicto -, cuando estamos preparando el caso para llevarlo al tribunal.
Enumeraremos una serie de pasos o actividades que concretan, y complementan,
aquella primera gran tarea consistente en responder las cuatro preguntas claves.

5. Respecto de los hechos conducentes

Ya sabemos que la prueba recaerá sobre los hechos conducentes, y cuáles son éstos.
Ahora consideraremos las actividades básicas a realizar respecto de ellos, a saber:
1) Seleccionarlos
2) Verificarlos
3) Tener especial precaución con los “hechos especiales”
4) Manifestarlos en el papel
5) Partir de la premisa “la contraparte no reconocerá los hechos que aleguemos”

a) Seleccionarlos. La importancia de la entrevista profesional

Los hechos del caso sustancial le llegan al abogado, en su primera versión, a través
de la/s consulta/s con su cliente, de la historia que él relata.
En esta narración de sucesos suelen entremezclarse los que interesan para el caso,
con otros que no revisten importancia. El letrado debe distinguirlos, para quedarse
finalmente sólo con los primeros. Por distintas razones, quizá no sea posible este
discernimiento al escuchar el primer relato del cliente. Para facilitar la siguiente tarea de
selección, resulta útil entonces tomar nota de lo que él nos cuente, sin perjuicio de mantener
tantas entrevistas como sean necesarias para llegar al cabal conocimiento de la situación
fáctica. Pensamos que con el consentimiento del cliente, podríamos grabar los encuentros.
Otra manera de asegurarnos una versión fidedigna y completa de los hechos, es pedirle al
cliente que nos los presente por escrito, al estilo de una redacción escolar, tema “El
accidente de tránsito”, “Las causas de la ruptura matrimonial”, etcétera, mecanismo éste
que a la par de brindarnos un relato completo y detallado – lo que aventará posibles olvidos
nuestros – nos asegura contra hipotéticos problemas futuros relacionados con nuestra
responsabilidad profesional frente al cliente, v. gr. por no haber expuesto en el juicio los
hechos tal cuál él nos los aportó.
He aquí el consejo de un reconocido abogado norteamericano: “Durante la primera
parte de la entrevista, el objetivo del abogado es conseguir que el cliente relate. Formule
preguntas motivadoras y después cierre la boca y escuche”1.
Estas “preguntas motivadoras” pueden estar encaminadas a generar información, de
cualquier clase que sea, para después tamizarla, v. gr. “¿Y cómo fue su matrimonio?”, o
bien dirigirse a obtener hechos conducentes puntuales sobre los cuales el cliente no se ha
expedido, v. gr. “Ud. me dice que su esposo se fue de su casa ¿Pero cuál fue la razón de ese
alejamiento? ¿Fue de mutuo acuerdo?”. Como se aprecia, el letrado no sólo selecciona, sino
también investiga (véase además lo que se dice en el siguiente punto).
Cobra así vital trascendencia la entrevista profesional, como primer gran medio – y
a veces el único - que tiene el abogado de llegar a conocer los hechos del caso2; hechos que
el luego serán afirmados en la demanda, reconvención, o en sus contestaciones,
posiblemente resulten “controvertidos” (art. 356 inc. 2º), y luego objeto de prueba en el
proceso judicial (art. 359, 360, 364). En base a ellos, y a su acreditación producida durante
el juicio (art. 386), el juez dictará sentencia pronunciándose sobre la fundabilidad o
procedencia de la pretensión (principio de congruencia, arts. 34 inc. 4º, 163 inc. 6º).
El abogado de la parte demandada integrará el relato de su cliente con la historia
narrada por el actor en la demanda. Los hechos conducentes de la contestación a la
demanda han de referirse únicamente al contenido de la pretensión, y se exponen en
forma de reconocimiento o negativa a los alegados por el actor (art. 356 inc. 2º), o de
narración al “especificar con claridad los hechos que alegare como fundamento de su

1
Hegland Kenney F., Manual de prácticas y técnicas procesales, 1ra edición, Buenos Aires, Heliasta,
1995, traducción de Aníbal Leal, p. 181.
2
Para el tema pueden verse, von der Wettern, Roberto J. P. – Kleinerman, Lucila D., “La entrevista
profesional. El abogado y el cliente”; Spessot de Annetta, Marta N., “La entrevista en la práctica”, ambos en
Cómo resolver casos. Esencia de la abogacía, Díaz Eduardo A. dirección, Hammurabi, Buenos Aires, 2006,
pág. 75 y 117 respectivamente.
defensa” (art. 356 inc. 3º)3. La pretensión, entonces, al recortar el objeto del proceso y de
la oposición, facilita de algún modo esta parte de la tarea del abogado del demandado.

b) Verificarlos

Casi nunca será suficiente con interrogar a la parte y tomar nota de sus dichos. Las
más de las veces, el profesional deberá actuar por sí, buscando, ampliando, y/o verificando
los hechos, por otros carriles, como ser mediante documentos, v. gr. un expediente
administrativo reflejará la mora del ente estatal, un contrato escrito dará cuenta de las
circunstancias de tiempo, modo, sujetos y objeto del acto “contratación”; por terceras
personas, v. gr. testigos que dirán cómo sucedió la colisión de los vehículos, técnicos o
expertos en ciencias no jurídicas, como el médico, quien nos informará qué pasos siguió un
colega suyo en el tratamiento de la afección de nuestro cliente, y si ellos fueron acordes a
las reglas de su ciencia; a través de la observación directa, si se trata de algo que existe
físicamente, por ejemplo cuando el letrado se constituye en un edificio para verificar por sí
la obra clandestina realizada por un copropietario. Trastoca así el abogado su rol pasivo de
mero pensador de la solución legal en el de investigador de los hechos, cual buen detective.
De esto último depende, muchas veces, el resultado del pleito.
El expediente, el contrato, las terceras personas, la construcción edilicia, son fuentes
de prueba que, además de servirnos en un futuro juicio para convencer al juez sobre la
bondad de nuestras afirmaciones son, en este momento del íter de resolución del caso, para
el abogado, modos de ampliar la nómina de hechos conducentes contados por el cliente y/o
de corroborar la veracidad de dicho relato. Como se verá luego (infra 6, e. ), de esta
comprobación inicial dependerá, la mayoría de las veces, el camino a seguir en el caso.
Esta investigación tiende, a la par de ampliar y/o confirmar los antecedentes fácticos
del caso para analizar la viabilidad del planteo a formular en el proceso, a cubrir la
responsabilidad del abogado4.

3
Si también se deducen excepciones previas y/o reconvención, éstas pueden tener sus propios hechos,
total o parcialmente distintos a los de la contestación a la demanda.
4
Si bien no puede exigirse al letrado que se transforme en investigador exhaustivo de los hechos que
le narra su cliente, si existe certeza que el abogado conocía su falsedad, puede ser pasible de responsabilidad
c) Hechos “especiales”. Necesidad de inter consulta

Cuando la apreciación de los hechos conducentes requiere de conocimientos


especiales en alguna ciencia, arte, industria o actividad técnica especializada (ver art. 457),
deberá el abogado requerir los servicios de un profesional de tal especialidad, para que a
través de un informe o dictamen establezca la verdadera entidad y alcance de dichos
sucesos: es la denomina inter consulta.
Por ejemplo, nuestro cliente nos informa que a raíz de un mal diagnóstico y
posterior tratamiento médico, ha sufrido ciertos daños en su salud, cuya indemnización
perseguiremos en juicio; o quiere demandar a su vecino, pues dice que en el inmueble de
éste se ubica la pérdida de agua que ocasiona filtraciones que perjudican su propiedad; o
que ha sido nombrado heredero en un testamente ológrafo, pero nadie ha visto firmarlo al
causante. ¿Podemos nosotros, abogados, estimar la certeza de estas afirmaciones, v. gr. que
el tratamiento médico no fue el adecuado, que la causa de las filtraciones es la que afirma
nuestro cliente, que la rúbrica pertenece al fallecido? Seguramente no, por ello acudiremos
a un médico, a un arquitecto o ingeniero, a un calígrafo público – respectivamente - para
que nos asesoren al respecto. Luego sí, con su informe, subsumiremos los hechos en la
norma jurídica, y según su resultado, laboraremos el tema “prueba”.

(CNCiv., Sala E, 30/5/1996, LL 1996 E 144 – 94844). Si bien el letrado no es responsable de las
manifestaciones de su cliente, cuando los hechos alegados son de fácil comprobación y la naturaleza del pleito
autoriza a presumir su falsa invocación con el único objeto de dilatar el juicio, aquél debe investigarlos antes
de suscribir el escrito que los contiene, o bien expresar claramente que enuncia tales supuestos fácticos bajo
exclusiva responsabilidad del cliente (CNCiv, Sala D, 18-12-96, LL 1997 E 151). El abogado debe abstenerse
de ejercer su patrocinio en asuntos fundados en hechos cuya falsedad le conste de modo indudable (CNCiv,
Sala L, 22/2/94, JA 1995 I 3). El letrado no obra con cuidado y dedicación si los antecedentes y hechos que le
relata el cliente los vierte en la demanda sin previamente analizarlos y sopesarlos, facilitando así el triunfo de
la contraria (CNCiv., Sala F, 27/12/59, LL 98 616). Hay negligencia profesional si antes de hacer planteos en
la causa no se examina cuidadosamente la documentación agregada, omisión que llevó a no advertir la falta
de derecho del cliente (CCC San Martín, Sala II, 9/4/96, LLBA 1996 – 866, fallo 1010). Ver además
Capítulo VI.
Quien nos asesore, seguramente luego trabajará con nosotros en el juicio, en
carácter de consultor técnico; y antes de presentar la demanda o su contestación, colaborará
activamente en la formulación de los llamados “puntos de pericia” (ver infra 7, b, 5, II y
III).
Por distintas razones (entre otras, la de evitarle al cliente el gasto que significa el
honorario del especialista), el novel abogado suele cometer el “pecado de juventud” de
avocarse él al estudio del tema - propio de otras áreas – involucrado en estos hechos
especiales. Aconsejamos no hacerlo, so riesgo de incurrir en mala praxis.

d) Alegarlos en las que serán las piezas constitutivas de la litis

Advertidos los hechos conducentes, corroborada su producción (o al menos que


existe un cierto grado de probabilidad de que hayan sucedido), habrá de volcárselos en las
que oportunamente serán las piezas constitutivas del proceso: demanda, reconvención, y
sus contestaciones.
Dispone el art. 364 del ritual: “No podrán producirse pruebas sino sobre hechos que
hayan sido articulados por las partes en sus escritos respectivos (…)”.
Para esta actividad, en los procesos de conocimiento, rige el principio de
sustanciación, el cual impone que se haga un relato minucioso de los hechos (art. 330 inc.
4º, 356 inc. 3º, 357 CPCC)5. Hay que agregar, para el demandado, la particular carga de
“reconocer o negar categóricamente cada uno de los hechos expuestos en la demanda, la
autenticidad de los documentos acompañados que se le atribuyeren y la recepción de las
cartas y telegramas a él dirigidos cuyas copias se acompañen” (art. 356 inc. 2º CPCC), que
es un modo especial de manifestar también sobre los hechos del caso.
Para los procesos de ejecución, en cambio, impera el principio de individualización,
que exige sólo indicar la relación jurídica que da lugar al litigio 6, v. gr. “ejecuto el pagaré
que acompaño, librado por la suma de $ 10.000 a mi favor por el demandado”, “ejecuto las
expensas adeudadas por la unidad funcional 21, propiedad del demandado, por la suma de $

5
Carlo Carli, La demanda civil, 3° reimpresión, Aretua, Buenos Aires, 1983, p. 83.
6
Carlo Carli, La demanda civil, 3° reimpresión, Aretua, Buenos Aires, 1983, p. 83.
10.000, correspondiente a los períodos enero a junio 2010 inclusive, según certificado de
deuda que acompaño”.

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