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Colegio Fasta Catherina – Cuarto año – Filosofía

Unidad I: La opción filosófica fundamental

La opción filosófica fundamental

En la historia del pensamiento se puede afirmar, haciendo una generalización, que


existen dos grandes corrientes filosóficas: realismo e inmanentismo. Todo hombre, sea filósofo
profesional o no, sostiene determinadas posiciones filosóficas frente a los grandes temas que
esta disciplina estudia: Dios, el mundo, la realidad, la naturaleza y el hombre mismo. Todas
estas cuestiones (y muchas otras más) son los grandes temas de nuestra existencia que todo
hombre de una manera u otra se plantea a lo largo de su vida. La filosofía, como saber
humano, se encarga de reflexionar sobre dichas cuestiones.

A continuación se ofrece un breve esquema que contiene las principales tesis del realismo y
del inmanentismo sobre las grandes cuestiones filosóficas:

1) La naturaleza de la filosofía

El realismo considera que la filosofía es inútil. Esto quiere decir que este saber no se
subordina a nada, es decir, que no se encuentra ordenado a un fin práctico. No es un medio
para conseguir algo. Este carácter de inutilidad de la filosofía no quiere decir que dicho saber
no sea valioso: El realismo está convencido que no hay que reducir lo bueno y lo valioso a lo
útil. Las cosas no son buenas solamente en la medida que nos brindan alguna utilidad. Por
todos estos motivos la tradición realista afirma que la filosofía es un “arte liberal”: Esto quiere
decir que la filosofía se encuentra libre de ser utilizada con vistas a un fin. La filosofía es algo
digno en sí mismo, vale por sí misma.
El inmanentismo, en cambio, considera que la filosofía debe ser útil, es decir, está hecha
para servir a un fin, se subordina a algo. La filosofía, para esta corriente, es una “ideología”: un
conjunto de ideas (filosóficas, religiosas, morales, jurídicas, etcétera) que justifican un fin
práctico que se quiere conseguir (por ejemplo, como sostenía Marx, el catolicismo, entre otras
cosas, es una ideología al servicio de los ideales de la burguesía, ya que mantiene a la clase
trabajadora distraída y dócil frente al sometimiento de la mencionada clase dominante).
Para el realismo la filosofía busca contemplar la realidad, y de esa forma alcanzar la verdad.
Esta corriente considera que la que ocupa el primer lugar es la contemplación: primero hay que
conocer, contemplar y ver la realidad. Nuestra inteligencia especula, es decir, es como un
espejo que puede reflejar la realidad tal cual es. Luego, en segundo lugar, viene la acción: La
inteligencia capta la verdad y se la propone a la voluntad, que busca alcanzarla. Primero
conocer la realidad, luego actuar conforme a ella.
El inmanentismo sostiene, como se ha dicho, que la filosofía siempre busca una finalidad
práctica, es decir, se encuentra al servicio de un propósito o proyecto. La filosofía debe
justificar el fin que se busca, por eso es una ideología. El primer lugar lo ocupa lo que
queremos, luego la inteligencia se encarga de encontrar una justificación para ese querer.

2) El orden de la realidad

El realista, al contemplar la realidad, descubre que en ella hay un orden que le es


intrínseco. Descubre que hay en la realidad, en el mundo, en la naturaleza, un orden natural.
Por ese orden cada uno de los seres tiene un lugar propio en la naturaleza. Por ese orden cada
ser tiene una finalidad propia. Justamente esto significa que cada ente tiene su propia esencia:
aquello que lo determina a ser lo que es y no otra cosa. Aquello por lo cual cada ser actúa de
determinada forma. Los realistas enseñan que cada ser debe actuar conforme a su naturaleza:
Que en ella misma descubrirán aquello que los perfecciona, y aquello que les es nocivo.
El realismo considera que si hay un orden natural también hay un Artífice que lo creó.
El inmanentismo, en cambio, sostiene que en la realidad no hay un orden natural. Afirma
que la realidad es una especie de “masa informe”. Justamente señalan que el hombre tiene que
dotar a esa realidad, a esa masa, de una forma, de un orden determinado. Por eso para ellos
todo orden es extrínseco y artificial.
Los inmanentistas, también a diferencia del realismo, consideran que todo orden es
negativo, es decir, es represivo: Afirman que no podríamos ser libres si existiese un orden. Al
igual que los realistas consideran que si existiese un orden en la realidad también debería

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existir un ser superior que hubiese producido dicho orden. En cambio, si ese ser superior no
existe (y por ende no hay un orden natural), el hombre puede ser libre.

3) El conocimiento de la realidad
El realismo sostiene que el hombre puede conocer la realidad y su orden porque Dios la
creó. Podemos conocer la esencia de las cosas justamente porque Dios le dio una esencia a
cada creatura. Santo Tomás afirma que nuestra inteligencia puede conocer las cosas porque
todo lo que existe se encuentra en medio de dos inteligencias: La inteligencia y el pensamiento
de Dios (la idea que tiene Dios de cada creatura), que es creador, es decir, que constituye todo
lo que existe, y la inteligencia del hombre, que puede conocer las cosas gracias al contenido
que Dios le dio. Las cosas, todas las criaturas, pueden ser conocidas por el hombre porque
primero Dios las pensó (así como un libro puede ser leído porque un autor pensó y escribió su
trama). Por eso el realismo afirma que la verdad es la adecuación de nuestra inteligencia al ser
de las cosas. Nuestra inteligencia puede conocer las cosas ya que estas antes han sido
pensadas por Dios. Sin embargo, el realismo señala que en el conocimiento siempre hay un
misterio: no podemos conocer la relación de Dios con sus creaturas (esto quiere decir que solo
Dios sabe por qué creó las cosas, por qué las hizo tal como nosotros nos las encontramos,
etcétera).
El inmanentismo, en cambio, sostiene diversas posiciones pesimistas respecto a la
posibilidad humana de conocer la realidad a) Si no hay orden en la naturaleza no podemos
conocer nada, ya que las cosas no poseen esencias propias. b) No podemos conocer si hay un
orden natural o no y, de hecho, no podemos conocer en general nada de la realidad, ya que
nuestras potencias de conocimiento son muy débiles: solo nos permiten tener un conocimiento
superficial de las cosas. c) Si la realidad solo tiene un orden artificial, definido por el hombre,
podemos conocer todas las cosas, ya que nosotros somos los encargados de determinar lo que
las cosas son.

4) Dios

El realismo sostiene que existe un Ser Superior que se encuentra presente en la creación y
que al mismo tiempo guarda una distancia con ella. El realismo afirma que Dios se encuentra
presente en la creación porque todas las creaturas reciben de Él sus perfecciones. Porque todas
las creaturas se encuentran creadas a Su imagen y semejanza. Todas las cosas existen porque
Dios les otorga su ser. Pero al mismo tiempo Dios se encuentra distante con respecto a las
creaturas: esto quiere decir que cada creatura es un ser autónomo, es decir, no es parte de
Dios. Dios y las creaturas son realidades distintas: Que estemos hechos a su imagen y
semejanza no significa que seamos partes de Dios. En este sentido los pensadores medievales
afirmaban que entre Dios y todas las creaturas hay una distancia infinita, porque si bien nos
asemejamos al creador, Él es infinitamente más perfecto que cualquier creatura (aún que la
más perfecta de toda la creación).
Para el realismo Dios es un ser personal (tiene inteligencia y voluntad), es el ser más
perfecto, es el creador de todo lo existente, y es un ser providente (gobierna y cuida su
creación).
El inmanentismo, en cambio, sostiene diversas posturas con respecto a Dios: a) Dios no
existe. b) Dios existe, pero no se ocupa de su creaturas. Creó las cosas y luego se desentendió
de su obra. El inmanentismo considera que por todo el mal que existe en el mundo (el
sufrimiento, el dolor, las catástrofes, etcétera) Dios es imperfecto, ya que hizo un mundo
sumamente limitado, lleno de defectos y de mal, o Dios es perverso (ya que abandonó al
hombre y lo dejó desamparado en una existencia plagada de calamidades, y porque podría
haber creado un mundo en el que el mal no tuviera lugar, y sin embargo no quiso o no pudo
hacerlo). En esta posición Dios sería una especie de arquitecto, que diseña su obra, y que luego
de concluirla no se ocupa más de ella. c) Dios existe, o no, pero es algo que para nosotros es
imposible conocer (porque, como se mencionó en el punto anterior, nuestras potencias de
conocimiento son débiles y no nos permiten conocer la realidad tal cual es). d) Todo lo que
existe es Dios. Toda la naturaleza, todos los seres que existen (incluso nosotros) somos partes
de la substancia divina. Todos los seres existentes somos como aspectos, accidentes, o distintas
facetas de Dios. Todos los entes son variadas manifestaciones de Dios. A esta postura se la

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denomina panteísmo: esta palabra quiere decir que todas las cosas existentes son parte de
Dios. La única diferencia entre los hombres y el resto de los seres existentes radicaría en que
nosotros, por nuestra inteligencia, podemos llegar a conocer que somos parte de Dios, y que
nuestra existencia aparentemente individual es pasajera. El resto de los entes, por ser
irracionales, no pueden alcanzar este conocimiento.

5) El hombre

La tradición realista sostiene que el hombre es un ser personal, es decir, dotado de


inteligencia y voluntad. Considera que el hombre es una substancia material y espiritual, es
decir, una unión profunda entre un cuerpo material y un alma espiritual. Para el realismo el
hombre puede conocer la realidad tal cual ella es, puede descubrir en ella las huellas del
creador, y también puede conocerse a sí mismo: su naturaleza, lo que es bueno o malo para él.
En nuestra misma interioridad podemos descubrir lo que es moralmente bueno y malo para
nosotros. El realismo considera que el fin de la vida humana es la felicidad, y todo aquello que
nos conduce a dicho fin y perfecciona nuestras capacidades es moralmente bueno.
Por último, cabe destacar que esta corriente filosófica considera que el hombre es un ser
social por naturaleza (tanto por nuestras necesidades animales como por nuestras capacidades
espirituales), y también que cada hombre es un ser único e irrepetible, dotada de una
interioridad profunda, y de una vocación a desempeñar en su existencia.
El inmanentismo, en cambio, sostiene en general que el hombre es solamente un ser
material. Afirma que en él no hay nada espiritual, inmortal ni trascendente, por eso es que la
existencia humana se termina en esta vida. En general señalan que el hombre es el animal más
evolucionado, y esto debido a sus capacidades intelectuales, que son cualitativamente mayores
que en el resto de los animales. Algunos autores resaltan la individualidad de cada ser, y niegan
que el hombre sea un ser social por naturaleza. Conciben, de esta forma, al hombre como un
ser egoísta, que solo se relaciona con su prójimo para satisfacer sus necesidades y/o intereses.
Otras corrientes inmanentistas tienden a negar la individualidad propia de cada hombre, y
afirman que la sociedad, la cultura y el medio ambiente configuran la personalidad de cada
hombre.

6) El amor humano

Para el realismo el hombre ama las cosas porque estás son buenas. Esto se debe a que
todas las cosas, todas las criaturas, son buenas porque Dios las amó primero. Todas las
bondades de las criaturas provienen de Dios. Las cosas son amables, dignas de ser amadas,
porque Dios las amó primero. Por otra parte, también hay que señalar que para la tradición
realista la voluntad del hombre siempre tiende al bien, incluso cuando nos equivocamos: Aún
en el error, buscamos el bien; elegimos mal, pero no porque el objeto amado sea malo en sí
mismo, sino por su apariencia de bien.
Por otra parte, el realismo también sostiene que en las relaciones amorosas los
hombres tienden a unirse: el amor liga, víncula, une íntimamente. Por ello entre los que se
aman se produce una amistad absolutamente íntima, se comparte la vida, los valores… se crea
un proyecto en común. Pero también resalta el realismo que en esa unión los amantes se
personalizan: cada uno logra realizar su propia identidad, ambos miembros de la relación logran
sacar lo mejor de sí mismos, se perfeccionan mutuamente. Es un amor con “presencia y
distancia” (aplicando los términos que se utilizaron al explicar la visión realista de Dios).
El inmanentismo sostiene que toda relación humana es una relación de puro dominio,
de sometimiento, en la cual uno de los miembros tiende a dominar absolutamente al otro. O
esa relación puede ser un vínculo donde las personas se encuentran absolutamente
incomunicadas entre sí: No comparten entre ellas lo profundo, la interioridad de cada uno. Se
trata de una relación superflua, en la que fundamentalmente se satisfacen necesidades, se
brinda y se recibe placer, pero no se comunican los corazones.

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