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Victoria Camps

Para Victoria Camps, una de las grandes figuras de la Filosofía contemporánea


en España, “la felicidad no es una cuestión de fórmulas, consignas ni recetas
fáciles. Es un esfuerzo constante del individuo y un aprendizaje”. Doctora en
Filosofía moral y política, profesora, investigadora, escritora y experta en
Bioética, en la actualidad es miembro permanente del Consejo de Estado. En
los últimos años ha centrado su investigación en la gestión de las emociones,
tema que aborda en su libro más reciente, ‘La búsqueda de la felicidad’.
Su trabajo ha destacado por la defensa de la democracia participativa, el
Estado de bienestar y la ética como instrumento de formación ciudadana.
También ha sido una firme defensora del empoderamiento de la mujer y de su
participación activa en la política. Camps ha recibido numerosos premios y es
una escritora prolífica. Entre sus publicaciones destacan obras como ‘Creer en
la educación’, ‘El siglo de las mujeres’, ‘El gobierno de las emociones’ y ‘Elogio
de la duda’.
00:07
César Rollán. Hola, Victoria.
00:08
Victoria Camps. Hola, ¿qué tal?
00:09
César Rollán. Bienvenida.
00:10
Victoria Camps. Gracias.
00:13
César Rollán. Soy César Rollán, profesor de Filosofía y Lengua en Escuela
Ideo; un centro que comenzó su andadura con un lema que decía: “Yo de
mayor quiero ser feliz”. Te propongo que iniciemos un camino juntos en
búsqueda de esa felicidad. Me gustaría saber, para empezar, cómo ha sido el
recorrido de esta palabra, de este concepto tan importante a lo largo de la
historia de la filosofía. Cómo ha sido el pensamiento, qué es lo que nos ha
podido decir la filosofía al respecto.
00:43
Victoria Camps. La filosofía directamente de la felicidad seguramente habla
poco, pero es una idea que desde el principio del pensamiento filosófico está
presente. Está presente sobre todo en los pensadores griegos y está además
muy vinculada a la ética, a lo que llama Aristóteles “la vida buena”. Él da por
supuesto que todos los hombres buscan en esta vida la felicidad, y lo que
intenta explicar a través de la ética, a través de lo que los griegos llaman las
virtudes, las cualidades que tiene que ir adquiriendo la persona, es cuál es la
mejor vía para llegar a la felicidad. Lo que viene a decir Aristóteles, lo que dice
expresamente, es que la mayoría de los hombres piensa que la felicidad la dan
las riquezas, el honor, el éxito… Se equivocan. Todo eso es importante, pero la
felicidad solo la da la vida virtuosa. Luego, a lo largo de la historia del
pensamiento, y eso es lo que he querido investigar un poco en el libro, el
concepto va variando de significado.

“Se puede vivir de muchas maneras y ser feliz en todas ellas”


Victoria Camps

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02:06
Una cosa muy importante desde mi punto de vista, que es lo que da el título al
libro ‘La búsqueda de la felicidad’, es que esa búsqueda se convierte en un
derecho fundamental. En la modernidad, la búsqueda de la felicidad está
formulada como uno de los derechos inalienables de la persona por la
Declaración de Independencia de Estados Unidos. Dice que todos los hombres
tienen tres derechos inalienables: la vida, la libertad y la búsqueda de la
felicidad. Esto a mí me parece muy importante, porque es vincular la felicidad
no a una forma de vida determinada, sino a la libertad de cada cual para
escoger la mejor forma de vivir para cada uno. Y, además, al convertirlo en un
derecho fundamental se le está pidiendo a las instituciones públicas que
garanticen las condiciones materiales imprescindibles para que todos y cada
uno puedan buscar la felicidad.
03:09
César Rollán. ¿Cómo definirías la felicidad?
03:12
Victoria Camps. Yo creo que no hay que definir la felicidad. No hay que
definirla, precisamente por lo que acabo de decir. Si la vinculamos a la libertad
de cada uno, creo que hay un cambio muy importante en este pensamiento,
que es precisamente el poner de manifiesto que se puede vivir de muchas
maneras y ser feliz en cada una de ellas. No hay una vida mejor que otra, una
forma de vida mejor que otra ni más excelente que otra. En el mundo griego la
vida política era la mejor, era la dedicación al otro. En el mundo medieval era la
vida del monasterio, la vida del estudio, de la teología. En cambio, la vida
moderna no. Pico della Mirandola dice que la dignidad del hombre reside en la
capacidad que tenemos de escoger cómo vivir, y podemos escoger mejor o
peor. Y ahí está el truco, la trampa de la libertad. Pero la felicidad se la tiene
que construir cada uno. La felicidad habría que, en todo caso, definirla como el
mantener esa búsqueda, que es como mantener el deseo de seguir viviendo,
las ganas de vivir pese a todo, porque en la vida humana hay muchas
limitaciones, muchas contingencias, muchas frustraciones. Es, pese a todo, el
saber superar todas esas adversidades y mantener el deseo de vivir.
04:48
Una lección que nos dan todos los filósofos, y quizá los que más insisten en ello
son los estoicos, que son los que los que hacen una filosofía más dirigida a una
especie de programa de vida, un programa de vida que tiene muy en cuenta
que hay muchas cosas que ocurren que no dependen de nosotros, por ejemplo,
la muerte; es que, por lo tanto, hay que despreocuparse de todo aquello que
nosotros no podemos modificar del todo, porque la forma de morir e incluso la
forma de enfermar, o la forma de hacer frente a las enfermedades, o al dolor, lo
podemos ir modificando, pero ese, precisamente, es el aprendizaje.

“La felicidad no es una cuestión de fórmulas, consignas ni recetas fáciles"


Victoria Camps

05:35
César Rollán. Entonces ¿sí que hay alguna manera de enseñar a ser feliz?
05:39
Victoria Camps. Sí, yo creo que sí. Lo que pasa es que cuando hablamos de
una forma de enseñar a ser feliz parece que buscamos eso, la fórmula; o
buscamos la asignatura que nos enseña a ser felices, o la píldora que nos de la
felicidad. Y no se trata de eso, porque en el fondo esa vida buena, que es en la
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que dice Aristóteles que consiste la felicidad, es un esfuerzo constante del
individuo. Es verdad que hay que poner el acento en esas dos cosas: hacen
falta unas condiciones básicas, el tener satisfechas las necesidades mínimas.
Una persona que solo se tiene que preocupar de la propia supervivencia
difícilmente será feliz. Esa es una necesidad, una condición: que las
instituciones públicas y los estados garanticen esas condiciones, pero luego el
esfuerzo tiene que ser personal. Personal y colectivo, porque creo que la
educación, por ejemplo, la enseñanza de saber distinguir lo que vale la pena de
lo que no vale la pena, lo que merece un esfuerzo de lo que no merece un
esfuerzo, lo que merece una lágrima de lo que no merece una lágrima, debe
ser un tema muy actual, lo que yo he llamado “el gobierno de las emociones”:
el saber gobernar los sentimientos o convertir las emociones en sentimientos
que deben ser cultivados, o que no deben ser cultivados, y en qué ocasiones
hay que cultivar unos sentimientos, o no.
07:31
Todo eso son lecciones que han dado los filósofos, de una forma u otra. Por
ejemplo, Spinoza es un filósofo que habla mucho de los sentimientos, de la
alegría y de la tristeza como lo que hay que buscar y hay que evitar en esta
vida. Todo eso es un aprendizaje, a un niño, un bebé, nadie le ha enseñado
cuándo debe estar alegre y cuándo debe llorar. Se le va enseñando a controlar
la tristeza y también la alegría. Yo creo que ese es el aprendizaje que se
necesita en la búsqueda de la felicidad.
08:13
César Rollán. Sobre lo que estás comentando de la sociedad, de cómo va
organizando a las personas, volviendo a tu libro ‘La búsqueda de la felicidad’,
hablas de un concepto que me ha parecido muy interesante, que es la
verdadera autoayuda ¿Qué significa?
08:27
Victoria Camps. La felicidad es objeto de los libros de una literatura que cada
vez es más abundante y frecuente, y que además ha desplazado a la filosofía
seria, que es la autoayuda. Yo empiezo diciendo en el libro que el lector no
busque fórmulas, ni consignas, ni recetas fáciles para encontrar una cosa que
es cuestión de cada uno, y que, en todo caso, lo que se puede hacer desde la
filosofía es enseñar a reflexionar sobre el tema y dar conceptualmente una
serie de instrumentos que sirvan para esa reflexión. Pero a mí me interesaba
poner mucho el acento, porque algunos filósofos también lo han hecho. Por
ejemplo, Boecio, que dice que la felicidad la buscamos fuera y está en uno
mismo. Claro, en uno mismo muy enriquecido, porque si uno mismo está vacío
por dentro no encuentra nada por mucho que busque. Entonces, lo que digo en
el libro es que la verdadera autoayuda para la felicidad es la cultura. Y creo que
la cultura es un recurso fundamental, si realmente somos capaces de hacer eso
que la cultura exige, que es el cultivo de uno mismo a través de la lectura, a
través del teatro, a través de la música, del arte… de todo aquello que se ha
convertido en un acervo cultural de la humanidad, que siempre tiene algo que
decirnos y algo que enseñarnos, y que uno no adquiere si no hace el esfuerzo
de aprender a adquirirlo.
10:15
Esa, para mí, es la verdadera autoayuda. Muchas veces me han preguntado:
¿por qué las humanidades tienen que ser importantes hoy? ¿Qué utilidad es la
de las humanidades? Pues precisamente esa, que la cultura es un recurso
importantísimo, sobre todo en una época en que la esperanza de vida crece y
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llega un momento en que las personas vamos dejando de poder hacer cosas
que hacíamos antes. Pero la cultura la mantenemos.
10:48
César Rollán. Todo lo que es nuestra sociedad, sobre todo en Occidente,
parece que en muchas ocasiones se mueve por el “postureo”, o por aquello que
puedan mostrar las redes sociales. Se presentan personas felices en imágenes.
¿Qué piensa sobre esto?
11:03
Victoria Camps. Se presentan personas felices porque es una sociedad
basada en el consumo, en la producción para consumir y, por lo tanto, el
presentar algo como una necesidad, como un objeto de consumo, identificarlo
con la felicidad es lo más fácil. Es lo que le ocurre a todo el mundo. Y además
creo, aparte de esa dinámica que viene dada por el tipo de economía en el que
estamos, que también hay una necesidad por parte de distintos ámbitos o
colectivos de que la gente esté contenta, y eso se nota en todo. Se nota en la
captación que quieren conseguir, por ejemplo, los partidos políticos, pero
también pasa en la empresa, seguramente, se busca que el empleado esté
contento. Seguramente pasa también en la escuela, pasa en la familia, pasa
con los padres y sus hijos. Y seguramente habría que distinguir el contentar al
otro de una forma fácil de darle oportunidades, ocasiones de ser feliz, que es
otra cosa, más profunda, menos simple, más difícil de obtener y más personal.
12:37
César Rollán. Insistes mucho en el tema del esfuerzo, parece fundamental en
esa búsqueda de la felicidad. Es verdad que cuando se mira hacia atrás, a la
hora de entender cómo se tiene que llevar esa educación, se llevaba de forma
muy rígida, con una disciplina muy cerrada. Sin embargo, hoy parece que
estamos en el otro extremo, donde se supone que hay una autonomía por parte
de los chavales y que van a ser capaces de poder llevar a cabo sus
responsabilidades. ¿Qué opina sobre esta situación?
13:11
Victoria Camps. En este tema de la educación a mí me cambió el modelo, se
me dio una serie de ideas sobre ese tránsito de una educación excesivamente
rigurosa y disciplinada, con un empeño en el esfuerzo a veces excesivo,
dominante muchas veces, a una educación muy libre, que incluso ha tenido
como consigna ‘Educar en la libertad’, que siempre he dicho que es una
expresión que me parece mal construida: no se educa en la libertad sino para
la libertad. Y educar para la libertad no es dejar al otro en libertad para que
escoja, es orientarle. Es, como dice la palabra, educar: extraer del otro lo mejor
que lleva dentro. Con lo cual, tiene que haber alguien que sepa qué es lo mejor,
cómo extraerlo y cómo potenciarlo. Hay un librito de Hannah Arendt que se
llama ‘Crisis de la educación’, que escribió seguramente en los años 70, que
creo que es la clave para entender la crisis que tenemos hoy, que yo creo que
es una crisis derivada de un cierto desconcierto, desorientación, sobre qué
debe ser educar.

“Cada uno construye su propia felicidad a través de un esfuerzo constante”


Victoria Camps

14:43
Victoria Camps. Dice dos cosas, una es muy provocativa: que la educación
tiene que ser conservadora, porque lo que tiene que hacer, y esto es lo
segundo, lo que tiene que hacer el educador es intentar conservar aquello que
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piensa que debe prevalecer en el mundo. Por ejemplo, en el terreno de los
valores: hay valores que hay que conservar, no podemos permitir que
desaparezcan. Eso es lo que hay que transmitir. Eso es lo que el educando
espera del educador, aunque no lo diga explícitamente. Arendt, al decir esto,
reivindica la autoridad, no el autoritarismo, que es otra cosa, pero sí la
autoridad. La autoridad del maestro, del padre, de la madre, de quien sea, del
adulto, que le da una cierta seguridad con respecto al marco mental que tiene
que ir construyendo, aunque luego eso la persona, el niño o la niña, el joven, lo
someta a crítica y lo cambie. Todo eso implica un cierto esfuerzo. Implica una
cierta disciplina, también, implica una cierta memoria, porque una educación
desmemorizada, una educación que consista en aprender sin memorizar nada,
es muy difícil. Todo eso no se puede abandonar del todo. Quizá hay que hacerlo
de otra forma.
16:16
César Rollán. Sin embargo, es verdad que hace tiempo, cuando mis padres les
tocó a estudiar, en esa época, la educación era un ascensor social. Se decía
que si no tenías estudios no podrías llegar a ser nada en el mundo, en la vida.
La cuestión es si hoy también la educación es un ascensor social.
16:40
Victoria Camps. Yo creo que es más ascensor social que en la época de mis
padres o de mis abuelos, seguro. Yo siempre pongo un ejemplo: yo fui a un
colegio de monjas, y a un colegio bastante de élite. De una clase de unas 20
niñas o jóvenes, estudiamos en la universidad tres. Hoy en una escuela de este
tipo eso no ocurre; a la universidad van casi todos. Es ascensor social, lo que
pasa es que, precisamente porque hoy a la escuela le exigimos, por lo menos
de palabra, que sea ascensor social, lamentamos que no lo sea lo suficiente, y
tenemos un problema de conexión de la formación de las personas y el mundo
laboral. Cuando hablamos de precariedad, de desempleo, de la dificultad de
encontrar un trabajo acorde con lo que uno ha estudiado, ponemos el foco por
ejemplo en la Formación Profesional, que es una de las asignaturas pendientes
que tiene nuestra sociedad todavía. Se ha hecho un esfuerzo por potenciar la
Formación Profesional, por darle un prestigio que nunca ha tenido, pero parece
que todavía no es suficiente. Ahí tenemos un problema, pero también hay
desconexión entre el mundo de la formación y el mundo del trabajo, y esa
desconexión se agudiza más con las nuevas tecnologías y con la robotización
de todo, y con la pérdida de muchos trabajos en que ya dejan de ser necesarias
las personas.
18:35
Por lo tanto, la realidad cambia más que el mundo de la formación, que el
mundo de la educación, y creo que eso es lo que hay que cambiar. No
pensamos lo suficiente sobre cómo hacer frente al reparto del trabajo en el
futuro. Sí que hay una cierta alarma de que nos vamos a quedar con la mitad
de los trabajos. Pero, al mismo tiempo, decimos que habrá otros nuevos. Pero
tampoco sabemos quién está formando para esos nuevos trabajos, porque
tampoco sabemos cuáles serán exactamente y todo eso creo que es lo que
hace que el ascensor social no se note, porque es verdad que a los jóvenes les
cuesta mucho más que antes. Yo salí de la universidad ya con un trabajo en la
universidad, y sin embargo hoy es un privilegiado el estudiante de letras, por
ejemplo, que encuentra trabajo en la universidad.
19:42

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César Rollán. Tú estás ahora mismo en el Consejo de Estado. ¿Crees que la
educación es el tema más importante en este país?
19:50
Victoria Camps. Debería ser un tema prioritario para la política, debería serlo.
De hecho, no lo es. Yo escribí un libro que se titula ‘Creer en la educación’,
poniendo de manifiesto esta paradoja: todos decimos que la educación es lo
más importante, pero no demostramos creer en lo que decimos, porque no le
damos el valor que deberíamos dar. No le damos el valor económico: el
presupuesto destinado a educación no es muy alto, no es muy elevado, pero
tampoco la sociedad parece darse cuenta de la importancia que tiene la
educación, a todos los niveles. Porque cuando hablamos de educación miramos
a la familia y miramos a la escuela, y se convierten en los chivos expiatorios de
todos los males de la sociedad. Pero todos los adultos educan de una forma o
de otra, o maleducan, por lo tanto esa debería ser una responsabilidad muy
compartida.

"La educación debería ser un tema prioritario para toda la sociedad, es una
responsabilidad compartida"
Victoria Camps

20:56
César Rollán. Todos los ámbitos de la sociedad son lugares de educación.
20:58
Victoria Camps. Todos los ámbitos, sobre todo en una sociedad tan conectada
a través de redes. Todos los que intervienen en esa conexión deberían pensar,
deberían reflexionar más, sobre la influencia de lo que hacen y de lo que dicen.
De cómo lo dicen y de cómo contribuyen a crear un imaginario, una manera de
hacer. Es consecuencia de esa falta de responsabilidad respecto a la influencia
que puede tener todo lo que hacemos y lo que decimos.
21:33
César Rollán. Otro de tus libros se titula ‘El elogio de la duda’. Desde luego, la
duda es algo importante en la educación. Yo, de hecho, en clase, siempre que
empezamos un tema en filosofía trato primero de que se hagan preguntas o,
por lo menos, plantearles dudas sobre si tienen todo claro sobre aspectos de
ética, de la vida, de moral.
21:55
Victoria Camps. Yo creo que lo más difícil es transmitir la idea de que la
incertidumbre es positiva, no siempre es negativa. Cuesta mucho, y los
mensajes que oímos, que son mensajes que quieren persuadir de comprar
cosas, o los mensajes políticos, que son muy simples, los eslóganes, parece
que quieren transmitir sólo certezas. A mí, por ejemplo, un editor me censuró,
me hizo cambiar el título de un libro que yo quería titular ‘Vivir en la
incertidumbre’, porque me dijo: “Ese libro no se venderá, tienes que ponerle un
título positivo, no un título en negativo”, y era un libro de bioética. ¿Qué
político, por ejemplo, cuando se le pregunta algo contesta: “No lo sé, lo tengo
que pensar”? Ninguno. Y, sin embargo, yo creo que a la gente eso no le
sentaría mal. Pensaría: “este hombre, por lo menos, piensa que esto no está lo
suficientemente maduro”. Creo que eso es lo más difícil de transmitir hoy, no
tienen ningún glamur la incertidumbre ni la duda. No tiene ningún glamur
tampoco el matizar lo que uno quiere decir. Por eso han tenido éxito los
populismos, porque las propuestas que hacen son muy simples: “la
inmigración, fuera, porque lo que nosotros ganamos tiene que ser para
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nosotros”. Son cosas muy sencillas, volver al pasado, porque allí teníamos una
seguridad que el presente no nos da.
23:42
Los medios de comunicación tienen mucha culpa, porque a los medios de
comunicación los matices no les gustan, los medios de comunicación buscan
titulares. Se busca provocar, se busca llamar la atención. Y claro, eso choca
mucho con la necesidad de matizar las cosas, de darles más vueltas. Se dice
una frase que puede sonar bien y que puede tocar la fibra más emotiva, pero
que, finalmente, si rascas, ahí no hay nada. Eso por una parte y, luego, por otra
parte, en los últimos años yo me he dedicado bastante a eso que se llama “la
ética aplicada”, y a un ámbito de la ética aplicada que es la bioética. Por
ejemplo, en el mundo de la medicina, o en el mundo de los ensayos clínicos, de
la farmacología, hay farmacólogos, hay un jurista, a lo mejor unos médicos,
unos clínicos, unas enfermeras y hay una persona que se dedica a la filosofía y
que sabe de ética. Cuando hay un problema que plantea dudas éticas se le
pregunta al ético: “¿La ética que dice?”. Y la respuesta es que la ética no dice
nada.

"Hoy en día solo se emiten mensajes que buscan transmitir certezas absolutas"
Victoria Camps

25:00
César Rollán. Tiene criterios, o propone criterios.
25:03
Victoria Camps. Lo que hace es poner de manifiesto que ahí hay un problema.
Esa es la actitud ética, que ahí hay un problema que no es solo científico, ni es
solo jurídico, ni es sólo clínico: es un problema que va más allá, y que tenemos
que resolver entre todos, porque no hay una solución buena. Por lo tanto, cada
caso es distinto y no hay respuestas que sirvan para todos los casos. Eso
significa que el dudar tiene que formar parte de nuestras prácticas, en todos
aquellos ámbitos en los cuales no tenemos certezas científicas, que son la
mayoría.
25:49
César Rollán. La cuestión entonces, en cuanto a la filosofía, sería tratar de
encontrar cuáles serían esas preguntas fundamentales que se plantea la
filosofía.
26:01
Victoria Camps. A mí siempre me han gustado las de Kant. Kant dice que son
tres: ¿qué podemos conocer?, ¿qué debemos hacer? y ¿qué podemos esperar si
hacemos lo que debemos? Yo creo que con esas tres preguntas puedes explicar
toda la historia de la filosofía, no hace falta que vayas mucho más allá. E
incluso, las puedes adaptar al mundo de hoy, porque Kant cuando hace la
última pregunta, “¿Qué puedo esperar si hago lo que debo?”, está pensando en
términos religiosos, teológicos. Pero hoy nos la podemos hacer, precisamente,
desde una perspectiva agnóstica. Decir: “¿Cuál es la gratificación, si es que la
hay, de hacer lo que uno debe y de no actuar como un canalla siempre?”.
Porque parece que el canalla es el que sale ganando siempre. “¿Qué puedo
conocer?”. Por mucho que avance el conocimiento, la incertidumbre… creo que
cuanto más conocemos, más incertidumbres hay, y por lo tanto hay un
potencial filosófico muy grande.

“Es difícil transmitir la idea de que la incertidumbre puede ser positiva”


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Victoria Camps

27:14
César Rollán. De hecho, planteas la duda como parte del pensamiento, y
además para toda la vida.
27:20
Victoria Camps. Para toda la vida.
27:21
César Rollán. Porque no se resuelve.
27:22
Victoria Camps. Sí, lo de que no se resuelve… Hay que saberlo decir, porque
eso desanima mucho, el pensar que hay cosas que no tienen solución. Pero,
bueno, es que la vida humana no tiene solución. Es decir, nosotros venimos
aquí y estamos de paso. Y eso es duro de aceptar.
27:42
César Rollán. De lo que no cabe duda, precisamente por lo que venimos
hablando, es de que la educación tiene una baza importante: tratar de abrir
mentes, de colocar al sujeto como protagonista autónomo y reflexivo. Y eso es
algo que tenemos en nuestra mano los que nos dedicamos a la docencia.
28:02
Victoria Camps. Sí, yo creo que sí. Lo que pasa es que yo insisto en la idea de
antes, que la educación es cosa de todos. Y no podemos pensar solo que los
que se dedican a la docencia, o la escuela, puede tener ahí una un arsenal de
material estupendo para que la gente cambie. La gente, los niños, las niñas,
están en la escuela un período de tiempo pequeño y luego salen, y todo
aquello tiene mucha influencia: socializan a través de muchos “inputs” que van
llegando. Todo eso debería estar más en consonancia con lo que a través de la
educación se quiere hacer.
28:53
César Rollán. En cualquier caso, lo que sí comentabas también es que la duda
va a permitir que esta polarización en la que hoy en día nos encontramos, de
opiniones tan extremas, pueda cambiarse, pueda diluir, podamos acercarnos.
29:09
Victoria Camps. Sí, lo que hay que preguntarse es: ¿cómo se puede conseguir
eso? Porque yo creo que es algo que todos vemos que está ocurriendo y que no
debería ocurrir, y no sabemos qué hacer para cambiar. Y creo que esto es un
defecto de la forma de hacer política de hoy, que determina muchas otras
cosas, incluida la forma de comunicar y también la forma simple de
comunicarnos hoy. Que el “tweet”, o el mensaje rápido sea la manera de
comunicarnos más habitual. Es difícil que eso nos ayude a una vida un poco
más reflexiva. Que los extremos tengan el atractivo que finalmente tienen,
porque finalmente tienen atractivo y se ve en los resultados de las elecciones y
en la forma en que la gente alienta a los a los que están en los extremos.

“Dudar nos permite mantener un pensamiento crítico”


Victoria Camps

30:29
César Rollán. Antes hablabas de la importancia de las humanidades, ese
ámbito donde se toca lo que es la persona. Tengo una curiosidad: a tus hijas, o
hijos, o nietos, ¿les animarías a estudiar filosofía?
30:45
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Victoria Camps. No. No, porque me marcó mucho un libro de Manuel
Sacristán, que se publicó en los años 60, que se titulaba ‘El lugar de la filosofía
en el conjunto del saber’. Él era filósofo y decía que la filosofía deberían ser
unos estudios que hoy llamaríamos de posgrado. Uno debería estudiar filosofía
después de haber estudiado otra cosa, porque la filosofía enseña sobre todo a
pensar, a reflexionar. Da instrumentos, da conceptos, da argumentos, da
razones… pero todo eso se queda en algo muy abstracto y formal si no se
aplica a algo. Y claro si se aplica, por ejemplo, al derecho, o se aplica a la física,
o se aplica hoy a la economía, o a la política, a la ciencia política, o se aplica al
periodismo, pues es una riqueza para el profesional de cualquiera de estas
cosas. Yo me he dedicado mucho a enseñar filosofía, pero también me ha
gustado poner la filosofía al servicio de otras cosas. Yo creo que hoy, que se ha
masificado más la universidad, que las carreras se han diversificado tantísimo y
se han especializado tanto, sería bueno tener unos primeros años que fueran
más de picotear y donde la filosofía, por ejemplo, estuviera presente pero no
para hacer la misma carrera que se le hace a uno que solo quiere ser filósofo.
32:34
César Rollán. Sí que hablábamos antes de la importancia que tenía o que
tiene la lectura como mantenedora de la cultura a lo largo del tiempo. Me
gustaría para terminar que nos aconsejaras un libro para la juventud que se
quiera meter en estos planteamientos filosóficos, y ya de paso también otro
título que pueda recomendarnos a los adultos que queremos entender de qué
va esto de la vida y nuestro mundo.
33:04
Victoria Camps. No será tu caso.
33:05
César Rollán. Yo lo intento, claro.
33:07
Victoria Camps. Esto… no sé, quizá la respuesta… seguramente tú la darías
mejor que yo, porque yo veo que la filosofía hoy… los clásicos de la filosofía
deben sonar tan extraños a las mentes jóvenes que me cuesta encontrar un
texto y decir: “Bueno, con esto le encontrarán gusto a la filosofía”. Yo pienso
que los ‘Diálogos’ de Platón han sido la introducción a la filosofía siempre, y
quizá la ‘Apología’ de Sócrates sería uno de los libros. Siempre hemos
empezado por la ‘República’, porque es como un cuento, que se puede explicar
bien, pero yo creo que la ‘Apología’ de Sócrates es uno de los diálogos más
ricos, sobre todo para explicar lo que es el personaje, uno de los primeros
grandes filósofos, Sócrates. Y ahí hay mucha materia para sacarle jugo. Y un
libro que creo que debería ser muy útil para nuestra época, en que estamos en
un mundo liberal, en el mejor y peor sentido de la palabra liberal, es el ‘Sobre
la libertad’, de John Stuart Mill. Creo que es la mejor síntesis que se ha hecho
de lo que debe significar la libertad individual. Mill lo escribe en los inicios del
liberalismo y lo que dice allí es importante hoy.
34:47
César Rollán. Pues tomamos nota de ambos títulos, que sin duda nos van a
servir y agradecemos mucho que hayas acudido a Aprendemos Juntos. De
verdad, un placer.
34:58
Victoria Camps. Ha sido un placer también para mí. Muchas gracias.

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