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Índice
Sinopsis Capítulo 18 Capítulo 36

Capítulo 1 Capítulo 19 Capítulo 37

Capítulo 2 Capítulo 20 Capítulo 38

Capítulo 3 Capítulo 21 Capítulo 39

Capítulo 4 Capítulo 22 Capítulo 40

Capítulo 5 Capítulo 23 Capítulo 41

Capítulo 6 Capítulo 24 Capítulo 42

Capítulo 7 Capítulo 25 Capítulo 43

Capítulo 8 Capítulo 26 Capítulo 44

Capítulo 9 Capítulo 27 Capítulo 45

Capítulo 10 Capítulo 28 Capítulo 46

Capítulo 11 Capítulo 29 Capítulo 47

Capítulo 12 Capítulo 30 Capítulo 48

Capítulo 13 Capítulo 31 Capítulo 49

Capítulo 14 Capítulo 32 Epílogo

Capítulo 15 Capítulo 33 Sobre la autora

Capítulo 16 Capítulo 34

Capítulo 17 Capítulo 35

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Sinopsis
Adley York es todo lo que quiero en una mejor amiga.

Ella es honesta, amable y dice lo que piensa. El hecho de que no


le importe que yo sea caliente como el infierno y rico como el pecado
la convierte en la persona perfecta para pasar el rato.

Soy el primero en admitir que mi mente vaga a otros lugares


cuando estoy con ella. ¿Quién puede culparme? No es solo el hecho
de que Adley sea hermosa. También es inteligente como un látigo y la
persona más intrépida que he conocido.

Sin embargo, ella está completamente fuera de límites.

Cuando la desafío a un juego de Verdad o Reto, me prometo a mí


mismo mantenerlo limpio.

Eso se estrella y arde en el instante en que ella me pregunta sobre


mi primera vez.

Cruzamos una línea que juramos nunca cruzar, pero quiero más.

Ella dice que soy un problema. Ella tiene razón.

No llegué a donde estoy en la vida siguiendo cada maldita regla.


Voy a por lo que quiero, y la hermosa rubia que dice que todavía quiere
que seamos solo amigos es la única mujer en la que pienso.

Reto a Adley a no enamorarse de mí porque la verdad es que yo


me estoy enamorando de ella.

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01
Crew
Hay ciertos lujos que un hombre puede permitirse cuando es dueño
de un club en Manhattan. Puede beber el mejor whiskey en el mundo y
costoso como la mierda. Puede elegir a una mujer diferente cada
noche de la semana, y puede sentarse sobre su culo y observar a su
mejor amiga ser abordada por un idiota en traje que es dos tallas más
grande o puede hacer algo al respecto.

Esta noche me he saciado de whiskey y la mujer con la que estuve


la otra noche me está esperando en su casa. No puedo dejar mi club,
Veil East, todavía. Eso es porque Adley York, una de mis amigas más
cercanas está a punto de irse a casa con un jugador de béisbol
profesional con una reputación de sacarl a del parque.

No me importa si otro hombre es estelar en la cama. No me


comparo con nadie. Nunca he tenido una queja en todos los años que
he estado activo en la escena social de Manhattan. No tengo dudas
de que he follado a más mujeres que Trey Hale, pero a juzgar por lo que
está sucediendo en la pista de baile, está a punto de llevarse a Adley a
casa para follarla.

Eso no sucederá bajo mi vigilancia.

No puedo tenerla porque hay mujeres que son tu amiga y mujeres


que follas, Adley cae directamente en la primera categoría, aunque mi
polla traidora la quiere en la segunda categoría. No puede suceder. Si
llevo a esa pequeña rubia a la cama, la perderé y el agujero que dejaría
en mi vida es algo con lo que no tengo la maldita madurez emocional
para lidiar.

—Adley —grito su nombre sobre el retumbar de los bajos que vibra


en las paredes. ¿Por qué demonios tengo un sistema moderno instalado
en este lugar?—. Oye, Ad.

Por la gracia de Dios, se da cuenta de que la estoy llamando. Ella


me lanza un saludo y un meneo de su culo antes de agarrar los hombros
del lanzador estrella. Juro que si ella sube a esos ahora mismo, la
arrastraré a mi hombro.

5
Le hago un gesto para que venga a donde estoy parado.
Negando con la cabeza, me ignora.

Golpeo mi vaso ahora vacío en la barra y acecho hacia ella.

—Necesito hablar contigo. —Estoy de pie junto a ella—. Es


importante, Adley.

—Puede esperar, Crew. —Su bonita cara se sonroja—. Estoy un


poco ocupada en este momento.

Está un poco borracha ahora mismo. Lo veo en sus ojos y sus


caderas. Está buscando algo y si alguien se lo va a dar, seré yo.

No. Jodidamente no puedo. Esas tetas perfectas y ese culo


curvilíneo están fuera de límites.

—Voy a llevarte a tu apartamento. —Echo un vistazo rápido a mi


alrededor. El club funciona sin problemas esta noche. Estamos en plena
capacidad. No necesito estar aquí para beneficiarme de esto—. Toma
tus cosas y vámonos.

—¿Por qué iba a hacer eso? —Sus ojos recorren mi cuerpo de un


metro noventa y dos y noventa kilos. El hecho de que mi camisa negra
de botones, los pantalones a juego y los zapatos sean de marcas de
diseñador no impresionan a Adley. Nunca lo ha hecho—. No eres tan
divertido como Trey.

Trey no me llega ni a los talones. Soy más alto, más rico, y por
mucho, más guapo que él. Tengo un espejo. Cabello negro, ojos verdes
y una sonrisa que nunca me falla es lo que veo cada mañana.

—Ya has bebido mucho, Ad.

—Tal vez tú no has tenido lo suficiente. —Ella entierra su dedo en el


centro de mi pecho—. Ve entrenar.

Como un loco, cada mañana a las cinco antes de que la ciudad


se despierte.

—Nos vamos.

—¿Qué si me quiero ir con él?

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—Elige otra noche para que eso suceda. —Hago esa declaración
a Hale—. Ella no irá a cualquier lado esta noche.

—¿Quién eres? ¿Su esposo?

Adley se ríe tan fuerte que se dobla que termina revelando una
perfecta vista de sus redondos pechos. Lo decente por hacer es alejar
la mirada, pero no lo hago.

—Soy su amigo. Soy el dueño del club. —Extiendo una mano hacia
él—. Crew Benton.

—¿Tú eres Benton? —Él se acerca y estudia mi cara, su mano


ansiosamente sacudiendo la mía—. Tu reputación te precede, hombre.

No tengo ni una puta idea de que significa, así que lo dirijo a un


lugar que sé que irá.

—Tus bebidas corren por cuenta de la casa por el resto de la


noche. Dile a Penny en la barra, Crew se encarga de la cuenta.

—¿Sin mierda?

—Sin mierda —repito lo que él dice—. Es una oferta con tiempo


limitado así que…

—Entiendo. —Él no le da otra mirada a Adley antes de dirigirse a la


barra.

—Eso fue un bloquea polla, un totalmente intencionado bloquea


polla. —Frunce el ceño—. Arruinaste mi noche. Ahora, ¿qué se supone
que haga?

La recorro con la mirada. Pequeño vestido negro, cabello tan


desordenado que parece que acaba de follar en la parte de atrás de
una camioneta destartalada y una boca hecha para el pecado.

—Ven a mi casa, Adley. Quiero que vengas a casa conmigo.

—¿Para qué? —Ella arruga la nariz—. Ya te dije que nunca me voy


a sentar a ver otro episodio de este programa que te gusta. Sabes que
le tengo miedo a los dragones.

Lo dijo. Aunque no lo dijo en serio. Lo sé como sé prácticamente


todo sobre ella, excepto cómo luce y suena cuando tiene un orgasmo.

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—Hoy es tu día de suerte. —Miro a Hale. Aún tiene los ojos
enterrados en el culo de Adley—. Estamos al día. La nueva temporada
no comienza por otros seis meses.

—Entonces no necesitamos hablar de eso ahora. —Ella une sus


dedos frente a ella—. Además, no me quiero irme todavía. Me estoy
divirtiendo demasiado.

Esa es la razón por la que la quiero fuera de aquí. Esta es la primera


vez que he estado en el club con ella aquí. Sabe que nunca tiene que
pagar por un trago y lo aprovecha al máximo desde que abrimos hace
un año. Siempre miro la cantidad de sus cuentas cuando me ocupo de
ellas al final de cada mes.

Ad está una lista muy pequeña de personas a las que le doy


alcohol libre. Ella está una lista aún más pequeña de personas por la
que virtualmente haría cualquier cosa incluido arriesgar mi propia vida
para salvar la de ella.

—Necesito tu ayuda. —Es lo primero que puedo pensar en decir.

—¿Harás otro de esos rompecabezas de mil piezas? —Le da una


mirada hacia Hale, junto con un sutil saludo con sus dedos—. Intenté
ayudarte la última vez que estuviste en eso, y ambos sabemos cómo
terminó.

El rompecabezas fue idea de mi amigo Liam, un terapeuta, que


me presionó el invierno pasado. Dijo que ayudaría a aliviar el estrés.
Estaba mortalmente equivocado. Cada pieza de ese torbellino mental
era difícil como la mierda y terminó siendo arrojado contra la pared de
mi departamento. Adley fue testigo de eso y nunca me deja olvidar que
una caja de pequeños cartones se apoderó de mí. Lo menciona cada
vez que puede.

Me gusta que el recuerdo esté grabado al frente de su mente. Sé


que es porque le importa. Ella es la que me dijo que tenía que hacer
algo sobre mi estrés. Y tenía razón. Ahí es donde la primera llamada de
atención al gimnasio encaja de mi vida.

—Quiero hablar contigo —digo porque no puedo decirle que lo


que realmente quiero es olvidar que acordamos, poco después de
conocernos, mantener las cosas platónicas—. Ha sido un día largo, Ad.
Me vendría bien una amiga.

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—Hay cientos de personas en este club. —Examina la pista de baile
abarrotada—. Debes tener al menos una docena de amigos aquí. ¿Por
qué no tomas una copa con uno de ellos? No estoy de humor para
pasar el rato.

—¿Por qué pasaría el rato con alguno de ellos? —Su mirada de


jódeme está derritiendo mi cerebro célula por célula. Sueno como un
adolescente de dieciséis años que está desesperado por mantener a su
enamoramiento lejos de su archienemigo. Le disparo una mirada a
Hale—. Eres la persona más interesante que conozco. Quiero hacer algo
contigo.

—¿Algo? —repite la palabra con una curva en sus labios—. ¿Es


sobre maquillaje? ¿Conseguiste muestras gratis?

Por supuesto que lo hace. Mi trabajo diurno es ser el Director de


Operaciones de Matiz Cosmetics. Manejo la compañía en conjunto con
mi mejor amigo, Nolan Black. Según el destino, Nolan se casó con la
mejor amiga de Ad, Ellie. Así es como nos conocimos.

—Estamos lanzando una nueva línea de máscara. Necesito tu


opinión. ¿Qué piensas sobre el azul marino?

—Eso se vería fatal en mí. —Ella bate sus pestañas naturalmente


largas. Enmarcan los ojos más azules que he visto en mi vida. Están
salpicados con pequeñas manchas de violeta. Ni siquiera estoy seguro
de que se dé cuenta de lo únicos que son sus ojos—. Te dije hace seis
meses que la máscara de pestañas de colores era el camino a seguir.

Me lo dijo. Generalmente no consulto con los asistentes veterinarios


cuando se trata de futuros productos para Matiz, pero Ad es nuestro
blanco de mercado y ella es brutalmente honesta. Esas dos cosas, junto
con otras, la hace invaluable para mí.

—Tengo muestras de tres diferentes tonos en mi oficina. —Sonrío


para mis adentros. Si la llevo a Matiz, tendré mi cabeza en un lugar
diferente. Necesito eso ahora mismo. He estado luchando contra esta
innegable atracción por ella durante meses y en este momento estoy
perdiendo la puta batalla—. Podemos ir allí ahora mismo.

Ella lo considera antes de darle una última mirada a Hale.

—Le di mi número de teléfono antes de que aparecieras. Espero


que lo use y me llame. Es tan caliente.

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Quiero ir hasta allí y apretar su teléfono en l a palma de mi mano
hasta hacerlo pedazos, pero no lo haré. No puedo controlar esto. No
tengo ningún tipo reclamo en ella. Deseo que mi polla pueda verlo de
esa manera.

—Me siento mareada. Quizás bebí demasiado. —Ella agarra mi


antebrazo—. Muero de hambre. Me vendría bien una hamburguesa.
¿Podemos detenernos y conseguir algo de comida? Yo invito.

La miro fijamente.

Cristo, mujer. Por favor deja de ser todo lo que necesito.

No digo eso ni nada más. En su lugar, asiento mientras tomo su


mano en la mía. Puedo hacer esto. Puedo mantenerlo unido por el resto
de la noche. Lo he hecho por meses. ¿Qué es otra hora o dos?

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02
Crew
—Una perforación en el pezón.

Jesús.

Nunca pensé escuchar esas palabras saliendo de los labios de


Adley, pero ahí están.

Estoy congelado detrás de ella, con una malteada de chocolate


en mi mano. Ella está hablando al teléfono con alguien que espero en
el infierno no sea Trey Hale.

Cuando su teléfono sonó, yo ya estaba de pie y dirigiéndome al


mostrador del restaurante de comida rápida para conseguir la
malteada que se le olvidó. Ella ordenó por ambos y pagó como
prometió. La primera vez que intenté de convencerla de que no me
comprara la cena, bufó y me explicó que siempre es igual entre ella y
sus amigos.

Fue otro recordatorio más de una palmada la cabeza que solo


amigos y siempre lo seremos.

—Tengo que irme, Syd. —Su voz se suaviza mientras dice a su


compañera de cuarto, apodo para Sydney—. Voy a pasar el rato con
Crew, así que haz lo que tengas que hacer con Banner. Enviaré un
mensaje antes de ir para allá.

Avanzo cuando coloca su teléfono sobre la mesa.

—Tengo una malteada de chocolate para la reina de belleza con


mostaza en su mentón.

Ella se pasa el dorso de la mano por la barbilla.

—¿La quité?

Me hago en el asiento en el que estaba antes. Está hecho de


plástico barato, la mesa es desigual y la comida está cerca de lo peor
que he tenido, pero la compañía hace que valga la pena. Saco la
pajilla de su envoltorio de papel antes de apuñalarla en el centro de la
tapa que cubre la malteada.

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—Puedes usar una servilleta, Ad. Para eso las hacen.

Su lengua se azota la parte posterior de su mano.

—No voy a desperdiciar nada de esto. Me encantan las


hamburguesas de aquí.

No estoy de acuerdo, pero no comí nada desde el almuerzo, así


que contuve la respiración y comí la hamburguesa con queso y las
papas fritas que me compró. Empujo la malteada sobre la mesa hasta
que está frente a ella.

—Ya no te sientes mareada, ¿verdad?

Ella niega con la cabeza.

—Estoy bien. ¿Escuchaste sobre lo que estaba hablando con


Sydney?

Trato de no mirar los puntos duros de sus pezones bajo su vestido.


Aquí hace frío. Hay un rastro en el aire de verano afuera esta noche
también después de un día de lluvia y viento. Como Adley no se
preocupó para nada en cubrir su vestido, agarré el saco de mi traje por
detrás de la barra del club y lo coloqué sobre sus hombros antes de
irnos. Se lo quitó después de su primer bocado de hamburguesa, así que
ahora tengo el accesorio adicional de una mancha de salsa de tomate
en la solapa.

—¿Cómo está Sydney? —contesto, empujando mi camino más allá


de su pregunta. No quiero admitir que la escuché hablar sobre
piercings.

—Bien —dice alrededor de un pequeño bocado de ahora una


empapada papa frita—. Ella tiene un nuevo novio.

No me importa si tiene doce novios. Sydney Tate es la última


compañera de habitación de Adley. Ella es bonita, ambiciosa y ansiosa.
La he visto dos veces y las dos veces solo vestía lencería. La primera vez
podría haber sido accidental ya que ella estaba esperando a otro
hombre cuando abrió la puerta de su apartamento. La segunda vez fue
definitivamente calculado. El sujetador y las bragas que llevaba eran
completamente blancos. Vi todo. No era de extrañar, mi polla estuvo
dormida durante toda la maldita cosa.

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No me gusta joder con mujeres que son mucho más jóvenes que
yo. Estoy llegando a los treinta. Sydney apenas tiene veintiuno. No subiré
a ese tren de nuevo. Me gustan las mujeres con experiencia, confiadas
y no propensas a malentender que una buena cogida es solo eso. En
un buen rato y no una promesa de para siempre.

—¿Puedo pasar el rato en tu casa hasta que se vaya? —Ella toma


un sorbo de su malteada de chocolate a través de su pajilla, cerrando
los ojos mientras traga.

Veo el movimiento de su cuello. Cristo, ella es jodidamente


hermosa.

—Puedes quedarte toda la noche si quieres. —Lo digo en serio.


Tengo un dormitorio extra. Ella se ha quedado antes ahí. Es la razón por
la que mantengo el baño adjunto lleno de productos para ducharse de
Matiz que ella prefiere. También hay un chándal y unas pocas playeras
blancas de su tamaño en el armario de la habitación en la que ella
duerme.

Tiene una llave de mi casa a pesar que nunca la ha usado.

Tengo acceso a una llave de su apartamento porque el edificio es


mío. Es un proyecto aparte. Algunos hombres coleccionan buen vino.
Yo colecciono propiedades en Manhattan.

—Iré a casa en un par de horas. —Ella limpia su boca con una


servilleta—. ¿Ahora me enseñarás las muestras de mascara? Luego
podemos ir a tu casa y trabajar en el rompecabezas.

—Es por eso que lo tiré a la basura hace meses —digo mientras me
levanto y me estiro a la parte posterior de su silla.

—Pensaste que fue a la basura porque te dije que me encargaría


de él. —Ella envuelve el saco de vuelta alrededor de su cuerpo—. Lo
escondí debajo de la cama en el cuarto de huéspedes.

—¿Por qué demonios hiciste eso? —La atrapo del codo mientras se
pone de pie.

—Simple. —Ella me mira fijamente a los ojos—. Cuando quieres


algo, nunca te rindes. Sabía que el día que decidieras retomar el
rompecabezas de nuevo, lo terminarías. Esta noche podría ser esa
noche.

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—Tienes demasiada fe en mí. —Ajusto el cuello de mi saco,
amablemente sacando su cabello de debajo de este, así las ondas
rubias caen sobre la tela—. Tal vez no pueda tener todo lo que quiero
en la vida, Ad.

La sonrisa deja su rostro.

—Creo en ti más de lo que creo en nadie más. Me dijiste que no


me rindiera hasta que tuviera todo lo que quiero. Necesito que sigas tus
propios consejos.

No quiero que jamás deje de mirarme de la forma en que lo está


haciendo ahora. No perderé lo que tenemos. Además, la ciudad está
llena de mujeres listas y ansiosas por meterse en la cama conmigo.
Puedo follar a Adley fuera de mi sistema. Más pronto que tarde eso tiene
que funcionar.

Si no lo hace, estoy jodido.

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03
Adley
Estudio la fotografía enmarcada de Crew y su hermano que se
encuentra en la pared cerca de la cocina en su apartamento. He
pasado por este punto incontables veces y aun así, nunca he notado
esta imagen en particular hasta esta noche. No es de extrañar. Siempre
estoy un poco asombrada cuando vengo aquí. El apartamento de
Crew es el prototipo de apartamento de soltero, incluso la vista sin
obstrucciones de la ciudad de Nueva York desde la pared de ventanas
que rodea el espacio hasta el mobiliario oscuro que complementa la
costosa obra de arte.

Mi mirada se desliza sobre la fotografía que parece que fue


tomada en un día soleado. Están al lado del otro, cada uno con un
brazo sobre el hombro del otro. Ambos son impactantes de mirar.

Kade, su hermano menor, es atractivo de una manera más sutil que


Crew. Él también es completamente diferente en cuanto a
personalidad. Yo debería saberlo. Crew me puso en una cita a ciegas
con él el año pasado.

—Oye. —Me giro hacia donde está Crew sentado en su sofá—.


¿Recuerdas cuando intentaste que me acostara con tu hermano?

—Cristo —gime mientras deja caer su cabeza sobre el suave cuero


negro—. ¿Por qué demonios insistes en recordarme eso? Qué conste,
Kade fue quién me pidió que le hiciera le favor de juntarlos.

Lo sé. Kade me lo dijo tan pronto como llegué al restaurante para


nuestra cita. Hubo una innegable química entre nosotros, pero
quedamos en una vibra de hermano/hermana. Todavía nos mandamos
mensajes un par de veces al mes para checarnos.

—Al menos nos llevamos mejor que tú con Tilly.

—Matilda fue otra cosa, Ad. —Él se ríe suavemente—. No me


malinterpretes. Es un amor, pero podría haber retenido su lista de cosas
imprescindibles en un futuro esposo hasta que saliéramos del
restaurante. No llegué ni a la mitad de la cena antes de terminar la
noche.

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Cuando uní a mi compañera de trabajo, Tilly, con Crew hace
meses, no lo pensé mucho. Casi esperaba que durmieran juntos.
Conozco a Crew desde hace casi dos años y su tipo siempre ha sido el
mismo. Si ella es alta, con cabello oscuro y un bonito rostro, ella llamará
su atención.

Él tiene una reputación de ser un salvaje en la cama. No lo sabría


por experiencia. Hicimos un pacto desde el principio, que nos
mantendríamos fuera del alcance del otro en ese sentido. Los dos somos
demasiado cercanos a mi mejor amiga, Ellie, y su esposo, Nolan, como
para arruinar a esa pareja hecha del cielo.

Si Crew y yo cruzamos la línea de amigos a amantes, no duraría.


No está interesado en más de una noche o dos con la misma mujer y mi
único enfoque ahora mismo es mi carrera. Nuestra amistad funciona
para ambos y es todo lo que podemos ser para el otro. Lo sé, aunque a
veces mi mente deambula por el territorio de los qué si cuando estoy
con él.

—Le gustas mucho —grito desde la cocina mientras tomo una


botella de agua helada—. Todavía me pregunta si planeas llevarla a
una segunda cita.

—Dile que gracias, pero no gracias. —Él aparece en la barra que


separa cocina de lujo del resto del espacio de concepto abierto.

Siempre hemos sido transparentes con el otro, pero no cuando se


trata de intimidad. No entro en detalles sobre los hombres con los que
salgo y Crew mantiene lo mínimo cuando menciona a una mujer con la
que pasa el tiempo. Es parte de nuestro acuerdo no dicho de mantener
ese aspecto fuera de la vida del otro.

Le pedí dejara de buscarme un hombre después de mi cena con


Kade. Me pidió lo mismo a pesar de los potenciales enganches la noche
de su cita con Tilly. Quiero que sea feliz, pero he aprendido que lo único
que mantiene una sonrisa en su rostro es mantener su libido lleno. Él
hace un buen trabajo ocupándose de eso por sí mismo.

De hecho, tiene una mujer esperando por él justo ahora. Lo sé


porque alcancé a ver accidentalmente un mensaje de texto que
destelló en la pantalla de su teléfono en el restaurante de
hamburguesas. Él fue a recoger la malteada de chocolate que

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olvidaron entregarme cuando tomamos nuestras órdenes.

Su teléfono vibró en la mesa, mi mirada cayó en este y leí el simple


mensaje.

Estoy desnuda y esperando, amor. Te necesito.

Sus ojos pasaron por su pantalla cuando se sentó de vuelta y no ha


respondido a pesar de que su teléfono repetidamente sonó cuando
estábamos en las oficinas de Matiz y de nuevo tres veces desde que
llegamos a su apartamento.

—Puedo irme si tienes planes. —Trago las palabras con algo de


agua—. No tienes que entretenerme. Estoy segura de que el novio de
Sydney ya se fue.

—No tengo otros planes. —Él coloca sus codos sobre la encimera
y se inclina hacia mí—. Mi único plan es pasar el tiempo con una de mis
mejores amigas.

Me enderezo. Crew no sabe lo que su amistad significa para mí.


Desde que Ellie y mi otra buena amiga Brynn, ambas encontraron su
felices para siempre, he estado por mi cuenta mucho más. No es que
necesite que alguien me ayude a trazar un camino hacia el futuro
satisfactorio. No lo hago.

Soy la primera en admitir que a veces estoy sola. Crew llena ese
espacio para mí. Salimos como amigos y nunca hay una pregunta sobre
lo que quiero de mi vida. Me bombardean con suficiente de eso
cuando visito a mis padres.

Tengo casi veintiséis años. Tengo un trabajo estable, un excelente


lugar para vivir y buenos amigos. Estoy bendecida. Crew ve su vida de
la misma manera. Es una de las razones por las que nos llevamos bien.

—¿Qué quieres hacer?

Él entrecierra sus ojos.

—No ese jodido rompecabezas, Ad. Haré cualquier cosa menos


eso.

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—Puedo contarte acerca de mi lista imprescindible en un futuro
esposo —bromeo con una sonrisa—. Mi lista es más larga que la de Tilly,
así que será mejor que…

—No hay un hombre que sea lo suficientemente bueno para ser tu


esposo —interrumpe, su voz profunda y suave. Sus labios se suavizan en
una sonrisa.

—¿En serio? —Lo miro sospechosamente con una elevación de mis


cejas.

Él gira a la izquierda cuando el sonido de mi teléfono suena en el


aire. Observo las líneas cinceladas de su mandíbula y la sombra de
barba que se ha asentado allí. Es increíble de mirar. No puedo negar
eso.

No es un crimen pensar que tu mejor amigo es locamente guapo.

—No estás esperando una llamada, ¿o sí? —Su ceño se frunce


cuando se voltea para mirarme—. No bebes cuando estás de guardia.

No lo hago. No puedo. Es parte del contrato de trabajo que firmé


cuando tomé el trabajo con el doctor Hunt en su clínica. Estoy de
guardia cada segundo fin de semana del mes y al menos una noche
entre semana—. No, no es trabajo. No tengo idea de quién podrá ser.

—Vamos a averiguar. —Él empuja contra el mostrador y trota a


través de la habitación, hacia donde dejé mi bolso sobre la mesa del
vestíbulo. Él la levanta y me lo entrega—. Responde, Ad. La gente no
llama después de medianoche a menos de que sea grave.

Él tiene razón. Ellie está en cama para las diez la mayoría de las
noches porque sus hijos se levantan al romper el alba. El horario de Brynn
también ha cambiado, ahora está comprometida y embarazada.
Recibir una llamada después de media noche que no está relacionada
con el trabajo es una rareza para mí. Cuando sucede, casi siempre es
una llamada sexual. Dejé de responderlas cuando me di cuenta de que
valoraba dormir más que los sentimientos de mierda que me quedaban
después de una cogida rápida con un hombre que ni siquiera se
molestaba en ofrecerse a pagar mi taxi a casa.

Saco mi teléfono de mi bolso y miro a la pantalla antes de


contestar.

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—Hola, Syd, ¿qué sucede?

Soy recibida por un sollozo, luego otro.

—Adley, te necesito.

—¿Qué sucede? —pregunto tranquilamente porque desde que


Sydney se mudó, me he acostumbrado a su frágil corazón y las
consecuencias de eso. Ella siente las cosas profundamente, ama con
fuerza y por lo que me ha dicho sobre el último tipo, él es algo especial.

—Peleé con Banner —se queja suavemente—. Necesito que


vengas a casa. Por favor, Ad. Ven a casa.

Cierro mis ojos.

—Intenta calmarte. Ya voy. No me tomará más de veinte minutos


llegar allá.

Ella susurra algo inaudible antes de terminar la llamada.

—¿Qué sucede? —La voz de Crew es estable y gentil —. ¿Le


sucedió algo?

Toco ligeramente con los dedos el centro de mi pecho.

—Lo diagnostico como un corazón roto. El tratamiento consiste en


pasar tiempo con su compañera de habitación, seguido de una noche
con un hombre nuevo.

—¿Es así como arreglas tu propio corazón?

Es una pregunta cargada y una que no tengo el tiempo o la


inclinación de responder.

—Quizá nunca he tenido un corazón roto.

Examina mi expresión, pero no encontrará nada sustancial allí.


Aprendí a ocultar mis emociones, no solo de las personas que me
rodean, sino también de mí misma.

—Te llevaré a casa. Podemos tomar un taxi.

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Aprecio la oferta. Siempre he confiado en mí misma para recorr er
la ciudad. La conozco como la palma de mi mano y no tengo ningún
problema en decirle al taxi o conductor de Uber qué ruta tomar. Lo hice
antes cuando salimos de la oficina de Crew para venir aquí. El
conductor del taxi de Crew había marcado iba a ir por Central Park. Le
dije que manejara a través de eso. Cortó diez minutos de nuestro tiempo
de viaje.

—No tienes que venir conmigo. Conseguiré un Uber.

—Iré —insiste mientras se mueve para tomar el saco que estaba


usando antes—. Usa esto en el auto. Te acompañaré hasta tu puerta y
luego regresaré al club para cerrar.

Rodeo la encimera y dejo colgar la prenda de gran tamaño sobre


mis hombros. Quiero preguntarle si tiene una lista de cosas
imprescindibles para una futura esposa, pero apenas importa en este
momento. Voy a cuidar el corazón magullado de Sydney y él irá al club.
Escogerá a una mujer hermosa y morena allí para traerla de vuelta aquí
o responderá el mensaje de la mujer que está desnuda esperándolo.

—Eres un caballero —digo con una inclinación de cabeza—.


¿Tratas bien a todas las mujeres de tu vida?

Él alcanza a meter un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. Su


toque es suave mientras sus dedos permanecen en mi mejilla.

—Solo las que derraman salsa de tomate en mi saco de mil dólares.

—Oh, mierda. —Trago saliva mientras miro hacia abajo a su saco


hecho a medida—. Pagaré por la limpieza en seco. ¿Se puede limpiar?

—No pagarás por nada. —Él se inclina para rozar sus labios sobre
mi frente—. Mantendré el saco tal como está. La mancha apenas se
nota y huele a ti ahora.

Sonrío mientras miro sus ojos.

Coqueteo tentador siempre ha sido parte de la dinámica de


nuestra amistad. Esto se siente diferente. Tal vez es por las bebidas que
tuve antes. O por la vista de la oscura intensidad asentada en su
expresión.

20
Lo que sea que es, me gusta.

—Vamos a llevarte a casa. —Él se desliza sin esfuerzo en modo


amistad con un toque en mi hombro—. Sydney te necesita y necesito
otro whiskey antes de terminar la noche.

Creo que yo también podría necesitar uno. Eso o una cita con mi
novio operado por baterías.

21
04
Crew
Mi cabeza duele de tensión. Ese es el resultado de dormir dos
horas y luego despertarte al amanecer.

Después de que dejé a Adley en su apartamento anoche con un


beso en el dorso de su mano, pasé por los mensajes en mi teléfono,
riendo cuando llegué a los de la mujer, la cual dejé plantada para
poder pasar el rato con Ad. Los mensajes comienzan con la promesa de
que ella estaba desnuda y esperando y terminando con un encantador
“Jódete Idiota”. La paciencia tiende a ser breve cuando una mujer está
hambrienta de una boca y una polla habilidosas.

Los borré todos y le pedí al taxista que me llevara a Veil East. Estaba
preparado para entrar, tomar un trago y encontrar una mujer para
llevar a casa conmigo. No soy un tipo que ve la necesidad de tener un
lugar separado para follar. Lo hago en mi cama, con la mesita de noche
llena de condones junto a mí, y la ducha a solo unos metros en el lujoso
baño que recientemente rediseñé.

No me importa si una mujer que follo sabe dónde vivo. No soy un


desconocido en esta ciudad. No necesito esconderme detrás de una
pared de misterio. Soy joven, desapegado y me encanta el sexo.
Debería poder disfrutarlo donde quiera. Preferiblemente en mi
apartamento, aunque no me opongo a una demostración semi-
pública. Lo he hecho antes y si la oportunidad se presenta, estaría allí
nuevamente.

Anoche no llevé a nadie a casa y mis pantalones permanecieron


cerrados.

Estaba ajustando mi saco después de que el conductor llegó al


club cuando mi pulgar pasó por la maldita mancha de salsa de tomate.
Levanté mi antebrazo e inhalé, oliendo el aroma del perfume de Adley.
No quería a otra mujer después de eso, así que le pedí al conductor que
me llevara a la torre Matiz.

22
Mi noche la pasé revisando el lanzamiento de nuestra línea de
invierno. Tengo un salto en eso y cuando le muestre la alineación de
productos a Nolan mañana por la mañana, él soltará su mierda.

Si no estuviera casado y con niños, lo arrastraría a la oficina para


que lo revisara, pero los domingos están reservados para su familia. A
menudo eso incluye a Adley y a mí cuando la cena está a punto de ser
servida. Esa es la razón por la que estoy de pie en la puerta de su
apartamento, vestido con jeans y una camisa tipo polo verde con un
ramo de flores para su esposa en una mano y una cometa para sus hijos
en la otra.

—Capitán Crew —grita la hija de Ellie y Nolan, May, mientras abre


la puerta. El apodo con el que me bendijo cuando era una niña
pequeña se quedó—. Finalmente estás aquí.

Es la misma reacción cada vez que la veo. La acuné en mis brazos


cuando ella tenía un día de nacida. Amo a esta niña como si fuera mía.
Su hermano, Jonas, tiene una parte igual de mi corazón que sus manitas
regordetas.

—Te traje una cometa. —Se la doy mientras cierro la puerta detrás
de mí—. Vas a compartirla con tu hermano. Puedes mostrarle las
cuerdas.

—Nunca he volado una cometa. —Ella estudia el paquete que


contiene todo lo que un niño de siete años necesita para armarl a. Su
coleta rubia se balancea mientras salta en el lugar—. ¿Me vas a llevar
a Central Park para volarlo después de que comamos?

—Los llevaré a ti y a Jonas. Podemos detenernos a conseguir dulces


también. No le digas a tu mamá. Ella arruinará todo.

—¿Qué arruinaré? —Ellie, la pelirroja con la que se casó Nolan,


aparece—. ¿Qué le estás prometiendo ahora a mi hija?

Mierda, amo eso.

Sé que es solo una oración simple, pero me encanta escuchar eso.


Ellie adoptó legalmente a May justo después de que Nolan adoptara a
Jonas. Era un tecnicismo que quería asentar desde que la mujer que dio
a luz a May la abandonó. Ella es la mejor mamá que alguna vez he
conocido y en cinco meses, ella va a ser madre de tres.

23
Ella está embarazada de un niño. Tengo la esperanza de que lo
vayan a llamar Crew no se ve bien.

—Volar una cometa y dulces. —May envuelve su brazo alrededor


de la cintura de Ellie—. Puedes venir también, mamá.

—Puedes acompañarnos si puedes caminar lo suficientemente


rápido como para mantenerte a la par de nosotros. —Le entrego el
ramo de narcisos a Ellie—. Ad también puede venir. Ella es la que me
dio la idea de la cometa. Hace un par de semanas me dijo que era una
experta piloto de cometas cuando era pequeña.

—Apenas se ve. —Ellie pasa amorosamente una mano sobre su


vientre—. Adley no viene. Parece que tendrem os que descubrir si la
cometa vuela por sí sola.

El trabajo es la única razón por la que Adley se pierde una de estas


cosas. No puedo decir lo mismo de mí. Me he disculpado más de una
vez por culpa de una mujer al azar de la que no podía apartarme.

La decepción me recorre. He estado esperando verla desde que


me levanté de la cama. Terminamos anoche con una nota diferente a
la que normalmente hacemos. Ella se sentó más cerca de mí en el taxi,
nuestras piernas rozando cuando el conductor tomó una esquina
demasiado bruscamente.

He estado sintiendo que un nuevo lazo se ha estado formando


entre nosotros en los pasados meses. Podría ser porque estamos
compartiendo la alegría de Ellie y Nolan expandiendo su familia, pero
se siente más profundo que eso para mí.

—Ella no está de guardia. —Suspiro mientras miro sobre el hombro


de Ellie donde Nolan está sentado en el suelo con su hijo en su regazo,
un tren de juguete colocado en frente de ellos—. ¿Por qué no vendría?

May deja salir una risa.

—No sabes cómo volar una cometa, ¿o sí?

Bajo mi mirada a ella.

—Puedo volar una cometa mejor que la tía Adley cualquier día de
la semana.

24
—Vayan a lavarse para la cena. —Ellie tira juguetonamente la
coleta de May—. Voy a hablar con Crew y cenaremos tan pronto como
termine.

Ambos observamos en silencio mientras May cruza la habitación


con el paquete de la cometa en sus manos.

—¿Qué está pasando con Ad? —No tengo pelos en la lengua.


Conozco a Ellie lo suficiente como para mantener la mierda al mínimo—
. ¿Es su compañera de cuarto?

—¿Sydney? —dice Ellie su nombre lentamente—. ¿Qué está


pasando con ella?

No estaba buscando una pregunta o dos en respuesta a mi


pregunta. Quiero una respuesta.

—Su novio hizo algo anoche que la puso en picada. Adley tuvo
que irse anoche a casa para ser el hom bro en el cual llorar.

—¿Irse a casa? —Ella agita una mano impaciente hacia mí—.


¿Estuviste con Ad anoche? ¿Cómo estaba ella?

Tres preguntas en lugar de una respuesta. Joder, esto es algo


frustrante.

—¿Por qué Adley no vino a cenar, Bean?

Una breve sonrisa pasa sobre sus labios por el apodo. Adley l o
adoptó años antes de que yo las conociera. Ellie es aparentemente su
jelly bean, lo que sea que eso signifique. Tomé el nombre para mí
porque solía irritar la mierda de Ellie. Ha crecido y le encanta oírme
decirlo, incluso si no lo admite.

—Tu suposición es tan buena como la mía. Ella me mandó un


mensaje de texto hace como una hora para decirme que no vendría.
Le mandé uno para preguntarle porqué y no me respondió.

Froto una mano sobre mi rostro. Eso es tan diferente a ella. Ella es
como una hermana para Ellie. Se dicen todo. Debería saberlo. Nolan ha
dejado deslizar muchas cosas sobre Adley que fueron dichas en
confidencia por su esposa. Yo soy el que se ha beneficiado de ello así
que no le he dicho que mantenga sus asuntos para sí mismo.

—Probablemente no sea nada. —Ellie se encogió de hombros—.


Tal vez tenga una cita.

25
Trey Jodido Hale debe haberla llamado. ¿Quién demonios puede
culparlo después de cómo lucía ella anoche?

—¿Hay juego de béisbol esta noche? —Hago señas hacia la


televisión sobre la chimenea.

Ella sacude su cabeza.

—Conoces mi regla de no televisión durante la cena, Crew.

Seguro. Reduce nuestro tiempo juntos. Mata las células cerebrales


y cualquier otra cosa que Ellie lea en línea sobre lo perjudicial que es.
Lo he escuchado mil veces.

—Estás pensando lo que estoy pensando, ¿verdad? —pregunta


juguetonamente.

Lo dudo mucho. Estoy pensando en lo bien que se sentiría tener mi


mano alrededor del cuello de Hale mientras aprieto esa sonrisa
arrogante fuera de su cara.

Mis cejas se juntan con la pregunta que ambos sabemos que está
en la punta de mi lengua.

—Le dio su número anoche a Trey Hale. —Ella sonríe como si fuera
lo mejor que ha sucedido desde que Nolan se arrodilló y le propuso
matrimonio—. Creo que son la pareja perfecta, ¿verdad?

Creo que debería haber ido con mi primer instinto y aplastado su


teléfono con mi mano.

—Estaba tan emocionada que me envió un mensaje de texto


anoche. Espero que esté con él ahora. —Ellie da un paso hacia un
lado—. Ella necesita un hombre así. Necesito algo de comida, así que
vamos a comer.

Tomo la indirecta y camino hacia el comedor incluso a pesar de


que quiero girar sobre mis talones e ir a buscar a Adley.

No puedo. Ella elige con quién pasar su tiempo. Si ese es Hale, que
así sea. Soy yo el que tiene que aprender a vivir con ello.

Y mierda sé cómo hacer eso.

26
05
Adley
Si hubiera sabido que nuestro destino para la cena era Nova,
habría declinado. Es reconocido no solo por la comida sino por el hecho
que es el lugar para venir en Manhattan si estás en búsqueda de lograr
ver a una celebridad.

Esa es la principal razón del montón de fotógrafos a través de la


calle. Ellos mantienen sus cámaras apuntadas hacia el frente del
restaurante y la línea interminable de autos conducidos por choferes
que dejan a las personas cuyo negocio es ser famosos.

Sospecho que es por eso que Trey me trajo aquí. Dudó cuando
salimos del auto. Su mano estaba sobre mi cadera, sus ojos marrones se
enfocaron en mi rostro y no el frente de mi vestido azul claro. Dio un
buen espectáculo a cualquiera que estuviera mirando. No participé, ya
que no me entregaron un guion sobre cómo actuar en esta cita con el
jugador estrella de béisbol profesional.

Lo estoy logrando, incluyendo mantener mi rostro cubierto por el


amplio menú mientras Trey firma autógrafos y habla con sus fanáticos,
en su mayoría mujeres, sobre la lesión en el tendón que lo había dejado
en banca durante las últimas tres semanas.

—¿Te estás divirtiendo, Adley?

Gracias a Dios, él dijo correctamente mi nombre. Cuando me


llamó más temprano para pedirme que lo acompañara a cenar pensé
escuchar el distintivo sonido de la ‘sh’ después de la A. Estoy
acostumbrada a ello. Mi nombre es lo suficientemente raro para ser
confundido con uno que sale con familiaridad.

Hay muchas más Ashleys viviendo en esta ciudad que Adleys.

Bajo mi menú lo suficiente para ver hacia él.

—Hasta ahora está bien.

27
Sonríe lobunamente. Es la misma sonrisa que le ha dado
innumerables tratos con los patrocinadores. Su rostro está en todos lados
ahora. Él está en su apogeo y yo soy la que está a su lado, incluso si es
solamente por esta noche.

—Nos ordenaré una botella de vino.

Pongo el menú en la mesa.

—¿Vienes regularmente aquí?

Estoy genuinamente interesada. Hice mi investigación de él esta


mañana temprano después de mandarle un mensaje de texto a Ellie
para decirle que Trey me había pedido mi número. Ella ha adquirido
una afición por el béisbol ya que ella y Nolan tienen boletos para la
temporada. No es lo mío, aunque he seguido algunos juegos con ella.
Verla animando al equipo de la ciudad es la mejor parte para mí.

No tenía idea de que al escribir el nombre de Trey Hale en internet


daría como resultado más de diez millones de páginas. Pasé menos de
una hora leyendo sobre su ascenso a la fama y mirando fotos de él con
algunas de los rostros femeninos más conocidos del planeta.

No es un extraño para Nova. Esto parece ser su lugar de referencia


cuando quiere que los medios lo incluyan en el próximo ciclo de
noticias.

Como él no está haciendo titulares en el campo en este momento,


está trabajando en otro ángulo y yo he aterrizado en medio de eso.

Se pasa una mano por su corto cabello castaño.

—¿Puedo hacer una confesión?

Si tiene algo que ver con la forma en que sigue mirándome los
senos, no es una confesión. Es obvio que a él le gustan las tetas grandes.
En al menos la mitad de las imágenes de él en línea, sus ojos se enfocan
en el área del pecho de sus citas.

—Confiesa tus pecados. No los diré. —Sonrío.

El toque de diversión en mi voz lo relaja. Lo veo en sus hombros y la


forma en que su mandíbula deja de apretarse.

28
—No sé a dónde más ir. Siempre que le pido a una mujer salir, ella
dirá que quiere ir a Nova. No te pregunté porque, bueno, pensé que
dirías lo mismo.

Tomo un sorbo de agua que el camarero nos trajo después de ser


sentados.

—¿Dónde más te gusta comer?

—A cualquier otro lado menos aquí, solamente voy a un lugar de


pizza en el Time Square.

Lo miro mientras el observa a las personas a nuestro alrededor. Él


duda, agachando su rostro cuando alguien ve en nuestra dirección. Tal
vez lo malinterpreté. Tal vez él no es una puta de la fama como pensé
que era.

—Si pudieras comer cualquier cosa ahora, ¿qué sería?

Mierda. Entré directamente en eso.

Su lengua se abre para humedecer sus labios.

—Si dijera que tú, eso estaría fuera de lugar. ¿Verdad?

—No… no en la primera cita.

—Técnicamente es nuestra segunda cita ya que te compré un


trago anoche.

—Recibo bebidas gratis en Veil East, así que técnicamente no me


compraste una bebida.

Piensa en eso mientras mira alrededor del lugar.

—Anoche tuve la sensación de que habrías venido a casa


conmigo si te lo hubiera pedido. Quiero decir, antes de que Benton
apareciera.

Recordando eso ahora, me alegro de que Crew se haya acercado


a hablar conmigo cuando lo hizo. Tuve una o dos bebidas gratis. Estaba
disfrutando del momento y la atención de Trey. Probablemente me
hubiera ido a casa con él y hubiera salido de su lugar con resaca y al
menos un año de arrepentimiento.

—Intento no enfocarme en el pasado. Estamos aquí ahora.

29
—Así que ¿esta es nuestra primera cita? —Sus ojos destellan
cuando sonríe—. Hemos establecido que no vendrás a casa conmigo
esta noche. Estoy libre mañana para una segunda cita.

—Estoy ocupada a menos que entiendas que no estaré durmiendo


contigo hasta que esté lista.

Se ríe. Toda su actitud ha cambiado desde que llegamos a Nova.


Él está más relajado ahora.

—Entendido. Me gustas, Adley.

Me gusta también. Parece un tipo agradable.

—Volvamos a mi pregunta original. —Pongo mis manos sobre la


mesa—. Si pudieras comer cualquier cosa… cualquier tipo de comida
en este momento, ¿qué sería?

Él sonríe ampliamente ante mi sutil corrección.

—Se supone que debo alejarme de la mierda grasienta, pero he


estado anhelando una hamburguesa jugosa y papas fritas. ¿Sabes
dónde podríamos conseguir eso?

—Siempre —digo mientras empujo mi silla hacia atrás—. Sígueme,


Trey. Vas a pensar que has muerto y te has ido al cielo de las
hamburguesas.

30
06
Crew
Si vales un millón de dólares, no hay razón en el infierno por la que
no luzcas como un millón de dólares. Tómame como ejemplo. No estoy
vestido como un nueve esta noche. Después de dejar el apartamento
de Nolan y Ellie, pasé por mi lugar y me cambié a un fino jersey blanco.
Tiré de él sobre mí, me deslicé en unos zapatos negros y luzco como un
millón y cuarto, incluso aunque estoy usando jeans.

Trey Hale, por otro lado, luce de tres dólares. Lleva puesto el mismo
lamentable traje que llevaba puesto anoche, pero esta noche tiene
una sonrisa en su rostro que podría iluminar el árbol navideño en el
Rockefeller Center.

Si no quisiera retorcerle el cuello, tal vez estaría inclinado a enviarlo


a mi sastre para tenerlo al menos vestido con un traje personalizado. Lo
necesita. Es el rostro del equipo de béisbol más famoso del país y, sin
embargo, luce como si hubiera dormido en el contenedor a la vuelta
de la esquina.

Su sonrisa se ilumina cuando la familiar rubia que está a su lado le


toca la rodilla.

Adley está obviamente interesada en lo que está escondido


dentro de sus arrugados pantalones. Él tiene sus ojos clavados sobre sus
tetas.

Qué suerte la mía haber llegado para ser testigo de esto.

—Tu guardaespaldas acaba de entrar —anuncia Hale después de


que logra despegar sus ojos de la parte delantera del ajustado vestido
azul que ella está usando, para poder mirar en mi dirección.

Adley levanta su cuello para ver a donde estoy de pie en la


entrada del restaurante de hamburguesas al que me llevó anoche.
Aparentemente, no soy tan especial como pensé que era.

—¿Qué estás haciendo aquí? —Las esquinas de su boca se curvan


en una sonrisa cuando me acerco—. ¿No tenías una cena con Nolan y
Bean?

31
—¿Bean? —Hale tiene la misma reacción que yo tuve la primera
vez que escuché a Ad decir el apodo de Ellie—. ¿Quién es ese?

—Nuestra amiga —digo sin vacilar—. Te extrañamos esta noche,


Ad.

Su mirada cae al suelo.

—Trey me invitó a cenar… a cenar en Nova.

—Pero están aquí. —Estudio el restaurante casi vacío—. ¿Nova se


quedó sin comida?

—Adley sugirió este lugar. —Trey se estira para tomar su mano—.


Me alegra que lo hiciera. Las hamburguesas son las mejores que he
probado.

Su rostro se ilumina con el cumplido. Él ni se da cuenta de cómo


debería saber una verdadera hamburguesa o está bajo el hechizo de
Adley. No puedo culparlo. Ella está hermosa esta noche. Su cabello está
recogido en un moño alto. Lleva un vestido en el que nunca la había
visto.

Luce como diez millones de dólares.

—Me alegra que estemos de acuerdo en eso. —Deja caer la mano


de Hale y se gira hacia mí en su silla, dándome mi primera vista
completa de ella.

Jesús. Siento ese familiar chisporroteo corriendo por mi columna. El


deseo por ella es instantáneo e intenso.

—¿Tienes hambre? —continúa ella—. Siempre supe que tenías un


gran apetito, pero no tenía idea de que pudieras comer dos veces en
una noche.

Podría comerte dos veces en una noche y el ansia no sería ni


siquiera un poco menor de lo que es ahora.

Hale sonríe como si supiera exactamente a dónde se fueron mis


pensamientos. No estoy jodidamente sorprendido. Él pensó batear con
ella. Apostaría mi último dólar a que ha fantaseado sobre todo lo que
quiere hacer con ella.

32
—¿Vas a comprar algo para llevar, Benton? —Él arrastra sus dedos
a lo largo de la espalda de Adley.

Mi piel hormiguea al ver su mano sobre ella. Tengo que retroced er


antes de sacarlo de la silla y arrojarlo por la puerta.

—En realidad iba a buscar algo de comida para Ad —digo a ella,


ignorando el hecho de que sus dedos están ahora trazando un patrón
circular sobre su hombro expuesto—. Pensé que ella podría no estarse
sintiendo bien después de anoche. Me alegra que se haya recuperado.

—Ella se siente bien para mí. —Él aprieta su brazo y ella se


estremece—. Vamos a terminar aquí y luego nos iremos. Fue bueno
verte.

Jódete tú también, Hale.

Adley se pone de pie, dejando la mano de Hale colgando en el


aire.

—¿Ibas a comprarme comida porque pensabas que tenía resaca?

—Una vez me dijiste que la forma más rápida de curarla es comer


tu comida favorita —digo, sabiendo que ella recordará la primera vez
que me dijo esas palabras. Ella estaba en mi cama, completamente
vestida y encima de las sábanas cuando yo estaba atendiendo una
resaca cortesía de la víspera de año nuevo. Cocinó para mí. Sabía
horrible, pero no di ni una mierda. Pasé el día durmiendo con mi camisa
y pantalones de esmoquin porque estaba demasiado enfermo para
cambiarme. Estuvo ahí por horas, a mi lado, asegurándose de que tenía
todo lo que necesitaba.

—Es verdad. —Ella asiente para exagerar el punto—. Ya comí, pero


estoy conmovida de que pensaras en mí.

Nunca dejo de hacerlo.

Venir aquí para recoger algo para llevar era parte de mi plan de
largo alcance para verla esta noche. Le envié un mensaje de texto
cuando estaba en Central Park con la familia de Nolan. Para cuando
volví a mi casa más de una hora después, todavía no había respuesta.

33
Decidí hacer una visita a domicilio con su hamburguesa favorita
en mano, incluso aunque sabía que había una buena posibilidad de
que estuviera en una cita. No sabía que me encontraría con ella aquí
con Hale babeando sobre toda ella.

—Voy a irme. —Sostengo la mirada de Adley—. Fue bueno verte.

Ella se inclina un poco hacia atrás y me mira.

—¿Estás bien? ¿Está todo bien?

Atrapo sus dos manos en las mías y las llevo a mis labios.

—Estaba preocupado cuando no fuiste a cenar a casa de Ellie. Me


alegra que estés bien, Ad.

Sus ojos se clavan en los míos.

—Eres el mejor amigo que he tenido.

Beso sus nudillos una vez más antes de soltar sus manos.

—Siempre estoy cerca si me necesitas.

Sus labios carnosos se separan como si fuera a decir algo, pero no


sale nada.

—Disfruta tu noche, Crew. —Hale se alza sobre sus pies, su brazo


envolviéndose alrededor de su cintura—. Sé que nosotros lo haremos.

Ella no lo reconoce en absoluto. Su mirada se mantiene enfocada


en mi rostro. Me doy la vuelta y me alejo, deseando como el infierno ser
yo quien la llevara a casa conmigo.

34
07
Adley
—Eres todo un soplo en los medios sociales ahora, Ad —susurra Tilly
mientras ella prepara la documentación para la gran cantidad de
pacientes esperando a ver al doctor Hunt y el veterinario que reclutó
hace dos meses, la doctora Carolyn Gallo. El negocio está movido.

Miro a Tilly. Sé exactamente de lo que está hablando. Ellie me envió


un mensaje de texto de una línea ayer por la noche.

Oficialmente eres una #nenadehale.

Cuando sea que una imagen de Trey y una mujer es publicada en


internet ya sea por un seguidor de Hale o los paparazzi, se etiqueta con
el numeral nenadehale. Anoche me uní a ese club cuando fue
publicada una imagen de Trey y yo tomada afuera de Nova en una
cuenta de instagram. La imagen hizo viral en cuestión de horas.

Desde esta mañana, se ha compartido más de mil veces y tiene


diez más me gusta.

Esas estadísticas no me impresionan. No quiero o necesito ese tipo


de atención.

—¿Cómo es él? —Tilly pretende ocuparse con el archivo frente a


ella—. Dímelo todo.

Odio hablar de cosas personales en el trabajo. Tomo este trabajo


en serio. El doctor Hunt se arriesgó conmigo cuando me dio esta
posición después de que me gradué con un título en ciencias y un amor
por los animales. He trabajado duro para él desde entonces.

—Tuvimos una hamburguesa, hablamos sobre nuestras carreras, y


luego él me llevó a casa. —No la miro. Tengo mucho que hacer hoy
para perder el tiempo dando detalles de mi tranquila cita.

Después de que Crew dejara el restaurante de hamburguesas, le


dije a Trey que necesitaba irme a casa. Él llamó su chofer y una vez que
llegamos a mi apartamento, dije buenas noches sin un beso.

35
—Tiene que haber más que eso, Adley. —Tilly suspira y golpea su
pie en el piso de baldosas—. No tienes una cena con el más famoso
lanzador en la liga e ir a casa después de cenar.

—Lo harías si fueras yo.

Sus ojos se mueven a la sala de espera. Estamos llenos durante por


el resto del día. Ninguna de nosotras tiene tiempo para quedarse
hablando de Trey.

—Dame un detalle jugoso y te juro que te dejo en paz.

Recojo el archivo de Brazen, el pequeño terrier, que está aquí para


su chequeo anual.

—El pezón izquierdo de Trey está perforado.

—¿Qué demonios? —Ella incluso no trata de mantener eso a un


nivel aceptable. Cada persona en la sala de espera se vuelve hacia
nosotras.

—Shh. —La silencio—. Vas a conseguir que a ambas nos despidan.

—¿Viste su pezón perforado?

Niego con mi cabeza mientras meto una solicitud en el archivo de


un labradoodle que va a entrar por la puerta de cualquier segundo con
su dueño.

—Lo conocí en Veil East en la noche del sábado. Me dijo acerca


de eso cuando estábamos bailando.

—Eso es caliente.

—¿Qué es caliente? —La inconfundible voz grave del doctor Hunt


nos sobresalta cuando él sale de su oficina al lado de la recepción.

Me volteo cuando Tilly le responde:

—La temperatura de Beacon, doctor. El gato en la sala de examen


dos arde de fiebre. Estoy lista si usted lo está.

Escepticismo arruga su frente.

—Estoy listo, Matilda. Sígueme.

36
Lo hace, con su lengua colgando de su boca y sus cejas se
retuercen. El doctor Hunt es un hombre guapo. Él lo sabe. Cada persona
en la sala de espera lo sabe también es por esto que las cabezas de
todos giran mientras pasa con Till y pisándole los talones.

***

—Han pasado dos días desde ustedes dos cenaron. ¿Lo vas a ver
otra vez esta semana? —Ellie mastica en el extremo de una zanahoria—
. Si lo haces, creo que debes usar ese vestido rojo sin tirantes que llevaste
a mi fiesta de cumpleaños. Muestra todos sus activos.

—¿Cómo mi culo? —Me retuerzo en la silla que estoy sentada al


lado de su mesa de comedor. Vine aquí para relajarme después de tres
días muy largos de trabajo. Me he quedado tarde cada noche desde
mi cita con Trey. Dos de mis compañeros de trabajo están enfermos y
eso significa horas extra para todo el que no ha cogido el bicho de la
gripe.

—Eso y otras cosas. —Ella gira su mano delante de su pecho.

—Mis pechos no son tan grandes. —Miro hacia abajo la parte


delantera de mi ropa quirúrgica. Es mi conjunto para llevar al trabajo
desde que el doctor Hunt solicitó que cada uno de sus empleados usara
el azul personalizado de ropa quirúrgica que suministra. Tienen nuestros
nombres estampados por encima de un pequeño bolsillo en la zona
izquierda del pecho. En el lado derecho está el nombre de la clínica,
Premier Pet Care—. Soy copa C.

—Voy a ser copa C en unos cuantos meses. —Ella expande de su


pecho—. Mis tetas ya se han puesto más grandes. Nolan es un fan.

—No me cuentes acerca de lo que a Nolan le gusta a puertas


cerradas, Bean. —Pongo mi dedo índice sobre mis labios para
silenciarla.

—Bien. —Ella resopla mientras toma otro pequeño bocado de su


merienda—. Vamos a hablar de cuándo vas a ver Trey otra vez.

Si por él fuera, sería esta noche. Me envió una docena de rosas al


trabajo hoy. Cuando tuve un descanso y fui capaz de mandarle un
mensaje para darle las gracias, las flores ya no eran mi secreto. Tilly
había publicado una foto de ellas con el numeral nenadehale. Me
etiquetó en ella, así que ahora mi nombre está allá afuera como la
mujer que Trey está viendo actualmente.

37
—No lo sé —confieso en un suspiro. No tengo ninguna prisa por salir
con él otra vez. Por eso le dije estaba ocupada esta noche. Mis planes
consisten en esta visita con Ellie antes de dirigirme a casa a tomar un
agradable y largo baño. Si él realmente me gustara, habría tomado la
oferta inmediatamente.

—¿Por qué la vacilación en verlo otra vez? —Ellie pone el resto de


la zanahoria en una servilleta—. Él es guapo, exitoso y te envió flores.

—¿Cómo sabes eso?

Ella coge su teléfono de la mesa y abre Instagram. La foto que Tilly


tomó de las rosas salta a la vista.

—Esa de ahí es la señal de un chico que está ansioso.

Ansioso por follar. El sentimiento no es mutuo.

—Ni siquiera lo he besado todavía, Bean.

—Puedes corregirlo diciéndole que salgan a cenar.

—Acepto. —Crew camina a la vista a la vuelta de la esquina desde


el pasillo—. ¿A dónde me vas a llevar?

—¿Dónde está mi esposo? —Ellie se empuja a sus pies—. Le dije


que recogiera algunos alimentos de camino a casa. ¿Lo hizo?

—Consiguió todo de esa ridículamente larga lista que le enviaste.


—Crew envuelve el brazo alrededor del hombro de Ellie—. Tus antojos
de embarazo son asquerosos, por cierto. Ten en cuenta que no digo eso
a la ligera. Mi hermana comía aceitunas con durazno antes de que ella
diera a luz a su hijo.

—Eso suena delicioso. —Ellie lame su labio inferior—. Tenemos


aceitunas. Necesito algunos duraznos.

—Necitas ir a buscar a tu esposo. —Crew señala con un pulgar


hacia la cocina—. Está a medio camino de un paquete de galletas de
coco. A menos que lo detengas, no obtendrás ninguna de esas esta
noche.

Ellie sale disparada en una caminata rápida.

38
—¿Viniste aquí directamente del trabajo? —Crew se instala en la
silla donde estaba Ellie—. O estás tratando de volver loca a la población
masculina de Manhattan con esa ropa.

—Me veo bien en esto.

—Te ves bien cualquier cosa, Ad.

Siento un rubor arrastrarse sobre mis mejillas. Él se ve bien en


cualquier cosa también, especialmente en el traje de tres piezas azul
marino que viste.

—Vine directamente desde el trabajo. Quería ver a los niños, pero


están cenando con la familia de Nolan.

Él mira a su alrededor en el comedor.

—No veo una docena rosas rojas en ningún lado. Tú bolso debe ser
enorme.

Estoy desconcertada por su admisión. Sé que él sigue los medios


sociales de Premier Pet Care. No me di cuenta de que los seguía así de
cerca.

—Estás hablando de las rosas que Trey me envió.

—Lo estoy, nena de Hale.

¿Hay un toque de sarcasmo en su tono o es envidia?

No puede ser eso. Me recuerda bastante a menudo que soy su


mejor amiga.

—Las dejé en el trabajo. —Me encojo de hombros—. De esa


manera me puedo enamorar de ellas por completo otra vez por la
mañana.

Su dedo golpea el borde de la mesa de madera.

—Ten cuidado, Ad. Trató de conquistar a mi amiga, Sophia, en el


club justo después de que abrió. Es un jugador en más de una manera.

39
—¿Qué es ese viejo dicho sobre burro hablando de orejas?

Una provocativa sonrisa cubre su boca.

—Estás en llamas esta noche, NdH.

NdH. Nena de Hale.

Crew tiene que saber lo mucho que lo odio.

—Ustedes dos son bienvenidos a cenar. —Ellie camina hacia el


comedor con una galleta de coco en la mano—. Estoy haciendo un
plato de espaguetis de vegetales. Les van a encantar.

—Pasaré. —Crew para de la mesa—. Necesito empacar.

—¿A dónde vas? —Ellie saca la pregunta antes de tener la


oportunidad.

—Me dirijo al oeste en la mañana. —Me mira—. De regreso al lugar


dónde todo comenzó para los cuatro de nosotros.

—¿Vegas? —Levanto una ceja—. ¿Por qué vas a Las Vegas?

Sé que tiene un club, Veil West, y también una tienda de Matiz allí.
Él tiene negocios en ese lugar. No tenía ninguna razón para preguntarle
por qué el repentino viaje a Las Vegas, pero quier o saber.

—Voy a comprobar un par de cosas. —Él empuja a Ellie con su


hombro—. Tal vez buscar un regalo para una cierta próxima mamá, y
voy a tomar un día o dos para salir con una vieja amiga.

No me molesto en preguntar con quién porque puedo adivinar en


tres intentos. Es la mujer que conoció esa misma noche que Ellie conoció
a Nolan. Lucia Turin, copropietaria del club de ahí. Él compró la mayoría
del control de ella y volvió a marcar el lugar con gran éxito.

Unos meses después de que el trato se cerró, escuché decirle a


Nolan por teléfono cómo bautizó el club con Lucia. Follaron en una de
las habitaciones privadas del club en la noche de la reapertura.

Rasco la parte posterior de mi cuello, de repente sintiendo la


necesidad de un remojo de largo en mi bañera.

40
—Te lo mereces. —Ellie acaricia su pecho—. Nolan dice que has
estado arrastrando tu culo en Matiz últimamente y sé que el club aspira
una gran cantidad de tu tiempo.

—Necesito el descanso. —Sus ojos a la deriva sobre mi cara—.


Siento que me estoy asfixiando en Nueva York. Una semana en Las
Vegas me dará la perspectiva que necesito.

Es críptico. No sé si está dirigido a mí o no.

—Cuida de ella, Ad. —Él besa la parte superior de la cabeza de


Ellie—. Es mi ahijado el que ella está cargando.

El mío también.

—Siempre lo hago —digo suavemente—. Cuídate.

—Es ese el plan. —Él sostiene mi mirada para un tiempo antes de


dejar la habitación para hablar con Nolan.

Nunca lo he extrañado cuando él se va a cualquiera de los


innumerables viajes que ha tomado antes. Todavía puedo oír su voz en
la cocina, así que ¿por qué se siente como si ya estuviera a un millón de
kilómetros de distancia?

41
08
Crew
Hay tres cosas con las que puedo contar cuando estoy en Las
Vegas. Ganaré en la mesa de póker. Le debo eso a mi mamá y mis dos
hermanos. Pasábamos cada noche del sábado cuando yo era un niño
alrededor de la mesa de nuestra cocina jugando Texas Hold’em por un
tarro de peniques y centavos.

No tengo duda cuando estoy aquí que comeré bien. Eso es porque
soy el dueño de uno de los mejores restaurantes en Nevada. Está
localizado en el más exclusivo complejo en la calle principal. Soy un
socio silencioso, pero cuando me siento a disfrutar de una deliciosa
cena, soy todo menos eso. Me encanta una buena comida, y dejo que
el camarero, el chef y cualquier persona al alcance de oído lo sepa.

La última cosa segura es un buen rato con Lucia Turin. Una exótica
belleza de cabello castaño con una mente para los negocios, ella es
una constante durante a mis visitas a la Ciudad del Pecado. La conocí
hace dos años cuando estaba de pie fuera de su club.

Hablamos, tomamos un trago y una hora y media después, estaba


entre sus piernas con las bolas dentro de ella y listo para negociar un
trato que me diera un interés mayoritario en ese club.

Ella se resistió al club, no al sexo. Ella nunca se resiste al sexo.

Eso es tan cierto esta noche como lo fue la primera vez que la vi.
Fue la misma noche que conocí a Adley, pero ella estuvo borrosa en
ese momento. Se mantuvo al margen mientras hacía un trato con Ellie
fuera del club. Quería que se mudara a Nueva York para asumir el cargo
de jefa de seguridad en nuestra tienda principal de la Quinta Avenida.
Ella estaba trabajando como guardia de seguridad del casino en ese
momento, y la vi tumbar a un hombre el doble de su tamaño con
facilidad. Sabía que necesitaba a Ellie en el equipo de Matiz. No tenía
idea en ese entonces que terminaría casándose con Nolan.

42
Ad permaneció en las sombras esa noche, viéndome negociar con
su mejor amiga. Le llamé la atención una vez, pero no me di cuenta de
lo que estaba justo en frente de mí. Quería lo mismo de siempre y era
una mujer alta con una melena oscura y un cuerpo delgado.

—Todavía estás vestido. —Lucía entra a la sala de estar principal


de la enorme suite del hotel que llamo mi casa cuando estoy aquí.
Puedo ver su reflejo en las ventanas del piso al techo ahora que la
noche se ha instalado en la ciudad y las luces guían el camino a una
multitud de pecados.

No necesito dejar mi suite para eso. Lucia ya está desnuda.

Compartimos una comida en mi restaurante y luego dos horas en


nuestro club. Se siente familiar, cómodo y cuando ella sugirió subir a mi
habitación, no vi la razón para no hacerlo.

Ahora lo sé.

Mientras ella se estaba refrescando el baño, le mandé un mensaje


de texto a Adley.

He estado aquí por cuatro días y me he detenido de contactarla


hasta ahora. Necesitaba espacio para respirar y aclarar mi cabeza.

No puedo quitar la visión de la mano de Hale en su hombro


desnudo en ese lugar de hamburguesas. Eventualmente, eso cambió a
imágenes mentales de ellos dos en la cama de él.

No podía estar cerca cuando eso sucediera. Tenía que hu ir. Pensé
que si salía de la ciudad podía manejar la envidia. Estaba mortalmente
equivocado. Dudo como el infierno que un viaje a la luna pudiera
tranquilizar lo que está rodando a través de mis entrañas. Los celos son
una bestia miserable, especialmente cuando envidias al hombre que
tiene algo que ha estado a tu alcance por años.

Alejo mi mirada del cuerpo desnudo de Lucia para mirar de nuevo


a mi teléfono.

Te extraño.

Esas eran las dos palabras en el mensaje de texto que le envié a


Adley.

También te extraño.

43
Esas fueron las tres palabras que ella me envió de vuelta y se
sienten como si se me hubiera dado un regalo.

No mantiene una promesa de nada. Son palabras simples entre


dos amigos cercanos, pero las había estado anhelando por días, incluso
si no me había dado cuenta de eso hasta ahora.

—He estado muriendo por chuparte la polla desde la cena. —Lucia


se acerca, sus manos se arrastran sobre sus tetas—. Quítate los
pantalones, Crew.

Es una oferta que no debería poder rechazar. Lucia sabe lo que


me gusta. Ella caerá de rodillas aquí y me la chupará. Se arrastrará en
mi cama y pasaremos el resto del tiempo en Las Vegas como siempre
lo hacemos cuando estamos juntos. Poco de sueño, innumerables
condones y la compresión de que cuando regrese a Nueva York, ella es
tan libre de hacer lo que demonios quiera como yo.

—No esta noche. —Me libero de su mano mientras alcanza la parte


delantera de mis pantalones grises—. Vístete.

—¿No esta noche? —repite como un loro con una mueca


burlona—. ¿Exactamente qué significa eso?

Me giro para mirarla, manteniendo mis ojos enfocados en su rostro


porque lo que está debajo de su cuello ya no me interesa.

—Significa que no quiero follarte, Lucia. Quiero que te vayas.

—Cálmate, amante. —Sus manos se mueven para acariciar mi


bíceps a través de la camisa blanca de botones que estoy usando—.
¿Me mantuviste fuera del mercado por cuatro días y ahora que estoy
aquí, me estás diciendo que me vaya a la mierda?

La mantuve a distancia desde que aterricé a principios de esta


semana. Tenía trabajo que hacer y sé por experiencia, que una vez que
Lucia me clavara las garras, el negocio quedaría de lado.

Le prometí que pasaríamos los próximos tres días juntos.

—No te estoy diciendo que te vayas a la mierda. —Busco mi


chaqueta del traje. Lo había arrojado al respaldo del lujoso sofá cuando
llegamos—. Ponte esto.

44
—¿Por qué? —Ella la empuja con ambas manos—. ¿De repente no
te gusta mi cuerpo? Nunca había escuchado una queja tuya.

Ella está en lo correcto. Solo he ofrecido puros elogios. Ella es una


mujer hermosa que es hábil en eso. Su perspicacia para los negocios la
hace perfecta para mí, sin embargo, nunca hemos tomado las cosas
entre nosotros más allá de nuestro interés compartido en Veil West y una
follada satisfactoria cada vez que estoy en la ciudad.

—No me escucharás ahora. —Me giro hacia la ventana y las luces


que prometen una experiencia como ninguna otra. Las Vegas viene
con un rico tesoro de esperanza mezclado con cada placer perverso
imaginable. Esa es la razón por la cual es uno de mis lugares favoritos
en esta tierra—. No es sobre ti.

Ella separa sus piernas y planta sus manos sobre sus caderas.

—Tienes que follar, Crew. Lo que sea que tengas en mente dejará
de existir una vez que tu polla golpee la parte posterior de mi garganta.

Mi polla ni siquiera se mueve con esas palabras.

—No estoy de humor.

—Siempre estás de humor. —Ella ladea la cabeza hacia un lado.

—No esta noche —suelto contra su reflejo. Su mano se lanza entre


sus muslos. El cebo de tentación que está lanzando hacia mí es una
pérdida de tiempo.

Echa la cabeza hacia atrás y gime. Miro hacia abajo a mi teléfono


de nuevo. Quiero llamar a Adley. Quiero preguntarle cómo ha estado
su semana. Quiero decirle que he estado pensando en ella
constantemente, pero no puedo. Nada ha cambiado entre nosotros
desde que me fui. Seguimos siendo solo amigos, y todavía está saliendo
con Hale a juzgar por una imagen que fue publicada en una cuenta de
Instagram de una mujer al azar hace seis horas y etiquetada con el
numeral nenadehale.

Era una foto de Ad y Hale en un café. Los dedos de su mano


izquierda estaban tocando la parte delantera de su cuello. Es una señal
segura de que ella estaba incómoda en este momento. Hale no es el
hombre para ella, incluso si a veinte mil personas les gusta la imagen y
más de quinientos comentaron que son una pareja perfecta.

45
Idiotas. Ellos no la conocen.

—Me voy a correr —chilla Lucia desde donde sigue de pie, sus
manos están moviéndose a un ritmo frenético para hacerse correr.

Me giro y camino pasándola, dejándola sola para que disfrute su


clímax que necesita, y del que no quiero ser parte.

46
09
Adley
—Crew volverá en tres días —dice Ellie a May mientras estamos en
la esquina de Broadway y la calle 81—. Puedes explicarle qué pasó con
la cometa entonces.

May protege sus ojos del brillante sol de mediodía con su mano
mientras mira a su madre.

—¿Por qué no podemos solo llamarlo? Me dijo que si lo necesitaba,


debería llamar.

Él me dijo lo mismo innumerables veces. Estuve tentada a hacerlo


ayer, pero las visiones de él en la cama con Lucia me impidieron hacer
la llamada. Me envió un mensaje de texto poco después de las dos esta
mañana cuando estaba bebiendo un vaso de agua. Dijo que me
extrañaba.

Le envié una respuesta casi inmediatamente diciéndole que


también lo extrañaba, y luego esperé por más. No llegó y han pasado
casi doce horas y no he escuchado otra palabra de él. No lo haré hasta
que esté de vuelta en Manhattan.

—¿Qué pasó con la cometa? —Salgo a la calle una vez que la luz
cambia—. ¿Lo atoraste en un árbol?

—No. —May se adelanta para tomar mi mano—. Se la di a un


amigo.

Apreté su mano en la mía. Se parece tanto a Ellie que es difícil


creer que no estén relacionadas por sangre. Ellie no tenía hogar cuando
nos conocimos y, sin embargo, ella habría dado las pocas posesiones
que tenía a cualquiera que las necesitara. Su buen corazón se ha
contagiado a su hija.

May y yo saltamos al bordillo una vez que cruzamos la calle. Ellie


hace lo mismo con Jonas a su lado.

47
—¿Tu amigo no tenía una cometa? —Miro a May. Está usando un
par de pantalones azules y una camiseta azul. Nuestra ropa es casi
idéntica hasta nuestras sandalias. Las mías son color piel, las de ella son
de un rosa brillante.

—Él no tiene muchos juguetes. —Empuja una piedrita en la acera


con su pie—. Mamá me llevó a volar la cometa ayer y él estaba allí con
su hermanito. Les di la cometa porque sabía que Capitán Crew habría
hecho lo mismo.

Ella está en lo correcto.

—Él estará orgulloso de ti. —Comienzo a caminar por Broadway


agarrando su mano con Ellie y Jonas detrás de nosotr as—. Hiciste lo
correcto al pensar primero en tu amigo.

—Eso es lo que pensé también. —Ella me mira, sus ojos marrones se


abren—. Capitán dice que tú y papá son sus mejores amigos. Tu mejor
amigo es un chico y el mío también.

—¿Tú mejor amigo es el chico al que le diste la cometa?

—Zane —dice mientras sus mejillas se sonrojan—. Él es lindo.

—Apuesto a que él piensa lo mismo de ti. —Le aprieto la mano otra


vez mientras caminamos hacia su restaurante favorito para el
almuerzo—. Para mí suena como un mejor amigo especial. Fue muy
amable por tu parte darle esa cometa a Zane. Crew pensará lo mismo.

—No puedo esperar hasta que regrese de su viaje. —Salta más


rápido y yo apresuro mi ritmo para seguirla—. Espero que no se esté
divirtiendo tanto que se quede allí para siempre.

Él podría. Lucia es perfecta para él. Es solo cuestión de tiempo


antes de que se dé cuenta de eso.

***

—¿Es eso sangre está en tu camisa? —Sydney se inclina para


ver más de cerca—. Eso es sangre, Adley. ¿Sabes lo antihigiénico que
es eso?

—Hoy tuve que sacarle sangre a un dálmata. Obviamente, él no


cooperó.

48
Debería haber sabido que no sería un turno fácil cuando me
llamaron en mi día libre. Acababa de terminar de compartir un
bizcocho de chocolate cubierto de helado con May cuando Tilly me
llamó para pedirme que cubriera el resto de su turno porque se sentía
mal. No pude decirle que no. Ella ha hecho lo mismo por mí en más de
una ocasión.

—Tienes que cambiarte de ropa antes de que comience la fiesta.


—Sydney se pasa las manos por su corto vestido blanco—. Me puse esto,
pero puedes usar cualquier cosa que no sea lo que tienes en este
momento.

¿Una fiesta? ¿En serio?

Tengo que volver a trabajar mañana. No puedo irme de fiesta


hasta que me desmaye esta noche. Estoy a punto de desmayarme
ahora porque estoy muy agotada.

—¿Harás una fiesta? ¿Cuántas personas vienen?

—Es más una reunión de pizzas y cervezas para ver el juego. —Ella
se muerde el labio inferior—. ¿Cuántos serían demasiados?

Uno. Eso es lo que quiero decir, pero no lo hago.

Estaba deseando tomar un baño esta noche y luego ver una


película. Obviamente, eso no está sucediendo ahora.

—¿Cuántos, Syd? —Descanso mi cadera contra el mostrador.

—Veinte —responde rápidamente—. Y dos.

Respiro profundamente y luego la dejo salir; usando el minuto que


me permite calmarme lo suficiente como para no ofenderla.

—Sabes que a veces trabajo horas extra. Me ayudaría mucho, en


el futuro, si hablamos sobre tener a tanta gente antes de que las
invitaciones sean enviadas.

Su labio inferior tiembla levemente.

—Metí la pata, ¿verdad? Lo siento, Ad. Pensé que las dos


podríamos tener un poco de diversión. He visto lo duro que has estado
trabajando últimamente.

49
No estoy enojada. Es difícil estar enojada con alguien que rebotó
en mi vida y se ha convertido en una buena amiga en un corto período
de tiempo.

—Normalmente, me gustaría tener una fiesta, pero esta noche


pasaré.

—Puedo cancelarlo. —Se adelanta para tomar su teléfono del


mostrador. Mientras lo desliza hacia ella, tira mis llaves al piso de
madera—. Mierda. Voy a sacar mi culo de aquí antes de que termine la
noche.

Me inclino para recoger mis llaves, tintineándolas en mi mano. Mis


ojos van a la llave que nunca he usado. La que abre la puerta del
apartamento de Crew.

Cuando me la entregó, me dijo que los porteros tenían una orden


permanente de dejarme entrar al edificio si alguna vez iba para allá.
También dejó en claro que, si alguna vez necesitaba un lugar para
dormir, debería considerarme bienvenida a su habitación de invitados.

He pasado dos veces la noche allí. Una vez, cuando me quede sin
luz debido a un problema con los interruptores, y la segunda vez fue
cuando la ciudad se paralizó debido a una tormenta de nieve. No
quería lidiar con la molestia de tratar de encontrar un camino de
regreso a mi casa, así que dormí en la lujosa cama reservada para los
invitados. Ambas noches, dormí como un bebé.

—No quiero que canceles y no te echaré. —Sonrío—. Me encanta


tenerte como compañera de cuarto.

—¿Así que te cambiarás y te prepararás para la fiesta? Trey Hale


no está en la alineación esta noche. ¿Crees que él querría venir? Mis
amigos enloquecerían.

A Trey le encantaría, pero está sentado en banca esta noche


viendo a sus compañeros de equipo enfrentar al equipo que ocupa el
segundo lugar en su división. Me llamó justo antes de irme del trabajo
hoy. No respondí, por lo que dejó un mensaje preguntándome si quería
ver el juego desde el palco del propietario del equipo. Le envié un
mensaje de texto en el camino a casa diciéndole que tenía que dejarlo
para otro día.

50
Nuestra relación no ha progresado más allá de una cena o un café
todavía. Me dio un beso de despedida después de que nos vimos en un
café ayer, pero ni siquiera hubo una chispa. Era reservado, un toque de
labios sin inspiración y nada más.

—Trey está en el juego esta noche. —Bajo mi barbilla—. Creo que


voy a irme. Puedes tener el lugar para ti. No volveré hasta mañana
después de mi turno.

—Alguien tiene una cita con un ardiente jugador de béisbol


después del juego.

—Ese alguien no soy yo —digo simplemente—. Iré a pasar el rato a


casa de un amigo.

Su mirada se estrecha.

—¿Por qué siento que te estoy echando de tu propia casa?

—No eres tú. —Niego con la cabeza para reforzar el punto—.


Quiero que pases un buen rato con tus amigos. Esta es tu casa tanto
como mía.

—¿Eso significa que podemos usar tu habitación para cualquier


actividad extracurricular? —Sus cejas se mueven—. Quiero decir, solo
tengo una cama tamaño queen en mi habitación.

—Voy a cerrar la puerta de mi habitación antes de irme. —Sonrío


mientras tintineo mis llaves en mi mano.

—Absolutamente estaba bromeando —dice, empujando mi


hombro—. En su mayoría son amigos de la secundaria. Amigos que son
chicas.

Me río.

—Igualmente voy a cerrar la puerta de mi habitación.

—Gracias por dejarnos pasar el rato aquí. Eres la mejor. —Se inclina
hacia adelante para abrazarme—. Espero que tu noche sea tan buena
como la mía.

51
10
Crew
Pasé el día en una reunión con el gerente de Matiz en Las Vegas
seguido de cinco horas en un avión en el que había viajado sin whiskey,
cerveza y algo más fuerte que un vino blanco sin alcohol. La única parte
redentora de ese vuelo fue el hombre sentado a mi lado. Es dueño de
un complejo comercial en Boston. He estado explorando la ciudad
buscando un espacio para nuestra nueva boutique de Matiz.

Volaré allí la próxima semana y le compraré el almuerzo. El destino


hace brillar su luz sobre mí de vez en cuando.

—Haré que alguien traiga sus maletas, señor. —El conductor que
de vez en cuando uso sonríe mientras abre la puerta del auto para que
yo pueda salir—. No serán más de diez minutos.

Mejor que no. Quiero una ducha caliente y whiskey. Tendré que
hacer un afeitado. Mi rastrojo se ha convertido en una barba ligera en
los últimos días.

Tomé la decisión de regresar a Manhattan tan pronto Lucia salió


de mi habitación con un impresionante rastro de palabrotas de sus
labios. Llamé a la aerolínea yo mismo, ya que despertar a mi asistente
a las tres de la mañana me haría ganarme una actitud de mierda una
vez que apareciera en la oficina. No veía la necesidad de despertar a
la mujer en mitad de la noche para hacer una llamada que soy
perfectamente capaz de hacer.

Debí haberme arriesgado a la actitud y llamar a Nancy.

La aerolínea me reservó un vuelo de conexión a Atlanta a primera


hora de la mañana. Estaba cambiado, listo y con ganas de abordar
cuando el vuelo fue cancelado.

Mierda pasa, así que conseguí que el agente de la puerta me


reservara un vuelo una hora más tarde. Tenía dos transbordos y un
asiento vacío a mi lado, hasta que no lo tuve.

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Me topé con la lista de espera para el próximo vuelo y para
entonces, Nancy estaba en su escritorio en Nueva York. La llamé. Ella se
encargó de eso y me consiguió un vuelo directo para la tarde. Eso me
dio tiempo para volver a visitar al gerente de la tienda Matiz en Las
Vegas para hablar sobre el lanzamiento de la línea de productos que
llegará a las tiendas antes de que termine el verano.

Por un día que comenzó en el infierno, está terminando en el cielo.

Estoy en casa.

Busco en el bolsillo y saco cien para darle propina al conductor.


No soy demasiado generoso, pero él es uno de los buenos. Se mantuvo
en silencio para poder cerrar los ojos en el camino desde LaGuardia.

—Gracias Señor. —Se inclina cuando le entrego el billete.

Lo agarro por el hombro.

—No soy un jodido príncipe, Bill. No te lastimes la espalda por cien


dólares. También deja la mierda de señor o tu próxima propina será un
dólar. Es Crew, no señor. Te lo dije la última vez.

—Sí, Crew. —Guarda el billete—. Haré que le envíen lo suyo.


Disfrute su noche, señor.

Suelto una carcajada cuando doy la vuelta para entrar al edificio.

—Un dólar, Bill. Un jodido dólar la próxima vez.

***

Jesús.

El destino no solo está brillando su luz sobre mí esta noche, me está


entregando todos los sueños que he tenido y más.

Estoy en mi apartamento. Está oscuro, la única luz es de la sala


principal por la televisión.

Sabía que algo estaba pasando tan pronto abrí la puerta, entré al
vestíbulo y escuché voces. No me llevó más que un segundo darme
cuenta de que era la televisión. No sería la primera vez que regreso a
casa y está encendida. La mujer que viene dos veces por semana para
ordenar el lugar es famosa por dejarl a a todo volumen una vez que ha
terminado su trabajo y se va.

53
Esta noche es diferente.

Caminé a través de la habitación para apagarla, pero me detuve


cuando noté una laptop abierta, un celular, un plato medio lleno de
palomitas y una lata de refresco vacía en mi mesa de café. Mantengo
esa marca de refresco en mi refrigerador para una sola persona.

Miro hacia la habitación de invitados, pero la puerta está abierta


y las luces apagadas. Fue entonces cuando di vuelta hacia el sofá de
cuero y estuve a punto de caer de rodillas.

Adley York está profundamente dormida en mi sofá.

No puedo evitar mirar. Mi polla no puede evitar hincharse.

Su cabello rubio está extendido sobre la almohada debajo de su


cabeza. Sus labios están ligeramente separados y su cuerpo es más de
lo que jamás podría haber imaginado.

Un brazo está doblado sobre su cabeza. El otro está descansando


sobre su estómago; su estómago desnudo.

La hermosa Adley está desnuda de cintura para arriba. Sus pechos


son redondos y llenos, con pezones que me muero por chupar hasta
volverlos duros como rocas.

Lo único que cubre su cuerpo es un pequeño par de bragas


blancas transparentes que muestran apenas una pizca de un coño rosa
suave debajo.

Luce como un ángel pecaminoso.

Paso mi mano por la parte delantera de m is pantalones negros.


Estoy duro como la piedra. Mi erección late con necesidad.

La parte sucia de mi quiere tocarse, despertarla con un gruñido y


una mordida a su pezón antes de disparar mi caliente liberación por
toda esa piel perfecta.

Niego. ¿Qué mierda estoy haciendo?

Retrocedo, mis ojos nunca abandonan su cuerpo. Esta podría ser


la única oportunidad que tengo de ver esto en mi vida y quiero
implantarlo en mi mente para que más tarde esta noche cuando esté
en la ducha, en un año o diez a partir de ahora, pueda masturbarme
por el recuerdo de la vista de sus tetas y coño.

54
Joder, quiero probarla.

Mi respiración sale mientras voy tranquilamente hacia el vestíbulo.


No puedo dejar que el portero golpee la puerta como suele hacer
cuando sube las maletas. Puede sobresaltarla lo suficiente como para
que se despierte y luego se horrorizará al ver que no llevaba nada más
que unas bragas que desearía tener en mis manos para poder olerla
cada vez que lo desee.

Por amor a Dios. Necesito controlarme.

Recojo mi maletín y salgo del apartamento con un suave clic de la


puerta.

Sé que ella tiene el sueño pesado. Lo vi la noche en que durmió


durante una tormenta de nieve. Prácticamente tuve que patear la
puerta de la habitación para sacarla de la cama y desayunar conmigo.

Oigo el ruido del ascensor de servicio en la distancia, lo que


significa que el portero está a punto de dejar caer una maleta y una
bolsa a mis pies.

Saco mi teléfono del bolsillo interno de mi saco. Pongo el contacto


de Adley y presiono el botón de llamada. La canción molesta que ha
fijado como tono de llamada cuando está de guardia suena detrás de
la puerta cerrada. Es ruidoso como el infierno y por una buena razón. Es
lo único que la sacará de la cama y a la clínica.

Continúa sin respuesta hasta que llega al correo de voz.

Mierda.

Salgo al pasillo a paso rápido, pasando el ascensor semi privado


del que acababa de salir antes de doblar la esquina cuando las puertas
del ascensor de servicio se cierran detrás del portero.

La llamo de nuevo, con la esperanza de que la música incesante


la despierte. Por algún milagro responde en el tercer timbre, su voz
suave y ronca.

—Sí. Hola.

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Me dirijo al ascensor y hacia el portero. No quiero que Adley sepa
cuán cerca estoy. Quiero darle una advertencia de al menos dos
minutos antes de volver a abrir la puerta del apartamento.

—Ad, soy yo. ¿Qué harás esta noche?

El portero me mira con perplejidad. Me encojo de hombros cuando


dejo caer mi maletín y apoyo una mano en su hombro para recuperar
el aliento.

—¿Crew? —dice mi nombre y mi polla vuelve a temblar. No se ha


calmado desde que la vi medio desnuda. Su voz la vuelve un mástil
completo—. ¿Dónde estás?

—Acabo de llegar a mi edificio. Voy a mi apartamento. —Arqueo


una ceja al portero—. Quería ver si estás de humor para una
hamburguesa en tu lugar favorito.

Escucho el distintivo sonido de crujido.

—¿Qué? ¿Estás en Nueva York? No volverás a casa por unos días


más.

—Regresé antes. ¿Puedo pasar y recogerte después de


ducharme?

—En realidad —comienza en una pequeña y suave risa—, Sydney


está teniendo una fiesta esta noche. Estoy en tu casa. Necesitaba la
paz y la tranquilidad. Espero que esté bien.

Es perfecto.

—Estoy a punto de cruzar la puerta. Espero que estés decente. —


Disparo al portero una amplia sonrisa. La expresión de confusión en su
rostro es oro puro.

Ella exhala profundamente. Es entrecortado, ligero y joder, es sexy.

—Lo estoy.

—Te veré en menos de un minuto.

—¿Crew?

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Mi corazón se detiene ante el sonido de mi nombre en sus labios.
Hay una necesidad en su voz que nunca había escuchado.

—¿Sí?

—Me alegro de que hayas vuelto.

—A mí también —digo en voz baja antes de volver a mi


apartamento, listo para enfrentar a la mujer con la que voy a fantasear
hasta mi último aliento.

57
11
Crew
Miro fijamente dentro de los vibrantes ojos azules de Adley. Veo
cosas ahora que no pude ver cuando estuve de pie sobre su cuerpo
casi desnudo imaginando como sería tocarla.

Sus ojos están rojos, y tiene entre sus dientes su labio inferior. Ella ha
estado sollozando y mordiendo ese labio. Es lo que hace cuando su
mundo se ha salido de su eje. El pensamiento de ella sola, en mi sofá,
llorando hasta quedarse dormida me rompe el corazón.

—No sabía que regresabas. Ella tira de la parte inferior de la


playera blanca que está usando. También se puso unos pantalones de
mezclilla sobre sus bragas.

Su cabello es un desastre y su rostro está limpio de maquillaje.


Parece imposible, pero me hace desearla incluso más que hace diez
minutos.

—Terminé mi trabajo. —La rozo pasándola para llevar mis maletas


a mi habitación—. Tengo cosas de las cuales hacerme cargo aquí.

Ella. Quiero cuidarla.

Escucho el suave sonido de sus pies descalzos que me siguen por


el largo pasillo hacia mi habitación principal. Está alejada de la parte
principal de la casa y de la habitación de huéspedes.

Enciendo la luz y mis ojos van instantáneamente a mi cama. Mi


almohada falta. Sonrío para mí mismo con la realización de que vino
aquí para tomarla antes de que se extendiera sobre el sofá.

Dejo caer todo sobre el banco al pie de mi cama y me giro para


verla. Ella es pequeña cuando no está usando esos zapatos de tacón
alto. Luce vulnerable y rota. Quiero tomarla en mis brazos, pero no
puedo. Siempre he dejado que ella venga a mí cuando necesita un
hombro donde llorar.

—Me voy a rasurar y darme una ducha.

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Sus ojos caen en mi mandíbula.

—Te ves diferente así.

Me paso una mano sobre la capa de rastrojo.

—¿Diferente bien o diferente espeluznante?

Ella estudia mi rostro por un largo segundo.

—Bien.

—La barba se queda. —La puedo mirar por horas. He mal gastado
tantos años no viéndola, que ahora no puedo quitar mis ojos de ella.

Ella hunde un poco su barbilla.

—Puedo irme si es mejor para ti. La fiesta de Sydney debe estar


tranquilizándose para ahora.

Es apenas medianoche. Sydney tiene veintiún años. La fiesta


apenas está en su apogeo.

—Te vas a quedar esta noche.

Ella asiente sin quejas.

—Aprecio eso.

Me quito el saco de mi traje y lo aviento sobre la cama.

—Te di esa llave porque quiero que vengas cuando necesites un


lugar en el cual quedarte. Eso no ha cambiado.

Sus ojos están pegados en mí mientras saco de mi pantalón la


camisa azul claro.

Ella se aclara la garganta.

—Tengo que irme a trabajar temprano. Intentaré ser silenciosa


para no despertarte. Debes estar exhausto por tu viaje.

—¿Ya te vas a la cama? —pregunto mientras me quito mis zapatos


y mis calcetines.

59
—No. Quiero decir si tú lo harás, yo debería hacerlo también. —Su
mirada pasa por mi bíceps y mi pecho antes de llegar a mi rostro.

Toco el segundo botón de mi camisa. El primero ya está abiert o.


Metí mi corbata en mi saco en algún punto sobre Kansas.

—Voy a ducharme, luego iré por un trago. Estás invitada a unirte.

Inclinando su cabeza ella mira hacia el baño que está junto a mi


habitación. Espero que coquetee en broma sobre mi invitación no
intencional para que se duche conmigo. Cuando ella finalmente me
mira de nuevo, su expresión es de dolor.

—¿Te divertiste en las Vegas?

Trago.

—Fue un viaje de trabajo, Ad.

—En Las Vegas. Debiste haber encontrado tiempo para algo más
que trabajo.

—No en este viaje. —Desabotono el segundo botón de mi


camisa—. Fue todo trabajo y nada juegos esta vez.

Ella retrocede, sus ojos nunca dejando mis manos.

—Esperaré por ti en la otra habitación mientras te duchas.

—No tardaré. —La observo alejarse, un leve destello de esperanza


arde en mi pecho porque esas preguntas no vinieron solo de una amiga,
sino de una mujer que me desea tanto como yo a ella.

***

—Puedes volver a poner el maldito rompecabezas donde lo


encontraste, Ad. —Hago señas a la caja de cartón con mi vaso de
whiskey—. No está sucediendo esta noche.

Ella lo desliza un centímetro hacia adelante en la mesa de café


con la punta de su dedo índice.

—Creo que esta noche es una noche perfecta para que lo


volvamos a intentar.

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Las palabras se retorcieron. Lo quiero intentar otra vez. Quiero
intentar volver a redefinir nuestra relación. La primera vez que decidimos
ser solo amigos, pero eso jodidamente ya no está funcionando.

Cuando salí de la ducha, mi almohada estaba de vuelta donde


pertenecía con el agregado de la fragancia de Adley. Quiere decir que
ella caminó dentro de mi habitación cuando yo estaba en la ducha. La
puerta del baño estaba completamente abierta. Con un giro de su
cabeza pudo haberme visto a través de las paredes de cristal de la
ducha. La vista fue opacada bastante rápido con el vapor, pero me
gusta la idea de que ella quiera verme desnudo. Aunque en realidad
no sea así.

—Vamos a jugar un juego. —Me muevo para sentarme en el sofá.

Sus ojos se deslizan sobre mi pecho desnudo de la misma manera


que cuando entré en la cocina usando solo el pantalón de pijama de
seda negra para servirme mi bebida. La vi sin blusa así que pensé en
devolverle el favor.

Sus pezones endurecidos me agradecen por el espectáculo,


incluso si ella no lo hace.

Ella tira de sus rodillas hacia su pecho en la silla de piel donde está
sentada a mi lado del sofá.

—¿Qué juego?

Tomo un trago grande de Whiskey antes de mirarla.

—Verdad o reto.

Ella muerde la esquina de su labio inferior y mi polla se mueve.


Tomo otro sorbo para calmarme.

—¿Entras dentro, Ad?

Ella asiente ligeramente.

—Estoy dentro. Tú vas primero.

61
12
Adley
—¿Qué será? —Arquea una de sus cejas oscuras—. ¿Verdad o
reto?

Estoy tentada a ir con el reto solo para ver lo que sería. Sentí algo
diferente en el aire entre nosotros en la habitación, pero ahora no estoy
segura si solo fue mi imaginación jugando trucos o no.

Cuando llamó para decir que estaba de vuelta y de camino a su


casa, casi me caigo del sofá. Corrí al cuarto de invitados para ponerme
una de las camisetas blancas que mantiene allí para mí. Me puse los
pantalones cortos de mezclilla que había traído y pasé mis manos a
través de mi cabello.

Me puse cómoda cuando llegue aquí hace horas. Me sentí bien y


a gusto. Ahora que ha vuelto, mi mundo se siente incluso más en orden.

—Verdad —respondo simplemente.

Entrecierra sus ojos.

—¿Cuál fue la última cosa que te hizo llorar?

Mi corazón tartamudea en mi pecho. Estuve llorando más


temprano. Las lágrimas naciendo gracias a una escena cursi en una
película que estaba viendo, pero rápidamente se transformaron en algo
completamente diferente. Así es como funciona conmigo. Una chispa
de sentimentalismo enciende una explosión de dolor dentro de mí.

—Una película —respondo sinceramente, ya que eso es lo que


requieren las reglas de este juego—. Por eso se llaman sentimentales. No
pude soportarlo durante los primeros quince minutos.

—¿De qué trataba? —Mantiene su mirada sobre mí mientras


coloca un vaso de licor en la mesa de centro.

62
Bajo la mirada, tentada a tragar lo que queda. No puedo. No esta
noche. El valor tiene que venir de mi interior. Quiero saber si lo que siento
en la habitación es real. Crew no va a ser el que haga el primer
movimiento. Él valora demasiado nuestra amistad, tal vez incluso más
que yo.

—Esa es otra pregunta y no es tu turno —señalo con una


inesperada tranquilidad en mi voz. No es un reflejo preciso de cómo me
siento por dentro. Estoy ansiosa, nerviosa e insegura de a qué dirección
se dirige este juego.

—Supongo que eso significa que es tu turno al bate —bromea.

El comentario no pasa desapercibido. Sé que tiene un problema


con Trey. Lo ha tenido desde esa noche en el club cuando nos vio
bailando.

—¿Verdad o reto, Crew?

Espera por un latido antes de contestar, sus ojos echando un


vistazo a mi rostro.

—Iré por la verdad.

Dirijo mi atención al único tema en el que sé que tendrá una fuerte


opinión. Nunca he dudado de la honestidad de Crew y sé que no
respondería esto de forma diferente a si se lo preguntase fuera del
contexto de este juego, pero aun así, mi curiosidad es demasiado fuerte
para dejar de lado el tema.

—¿Qué piensas de Trey?

Pasa una mano por su cabello. No lo peinó después de su ducha y


es lo suficiente largo para que sea increíblemente sexy cuando está
desordenado. Me mira antes de bajar la mirada al suelo.

—¿Por qué? ¿Acaso las cosas son más serias ahora entre ustedes
dos que cuando me fui?

—Tienes que responder la pregunta sinceramente. Tendrás tu


oportunidad de preguntarme si escojo verdad en el siguiente turno.

Su rodilla derecha rebota ligeramente con irritación. Lo he visto


antes. Por lo general, esa energía nerviosa está reservada para su
familia o cuando un acuerdo de negocios sale mal.

63
—Bien. No creo que sea lo suficientemente bueno para ti.

Su naturaleza protectora siempre ha sido una de las cosas que más


me gustan de él. No es de esa forma solo conmigo. Es igual con su
hermana y hermanos. Él también tiene otros amigos, incluyendo mujeres
por los que haría casi cualquier cosa para protegerlos.

—Es tu turno al bate.

—Entendido, Ad. Dejaré las referencias de béisbol y escogerás


verdad en esta ronda.

No discuto. Sé qué pregunta va a ser y quiero responderla. Desde


que acordamos permanecer fuera de la vida personal de la otra
persona, nunca me ha cuestionado sobre ningunos de los chicos con
los que he estado. Tengo la sensación de que eso está a punto de
cambiar ahora.

—¿Dónde están las cosas entre tú y Hale? —pregunta justo a


tiempo.

—Nos besamos.

—¿Lo besaste? —Se inclina hacia adelante para descansar sus


antebrazos en sus muslos.

—Ayer —respondo rápidamente—. Nos tomamos un café y


después, cuando nos despedimos, nos besamos.

—Entonces, ¿estás diciendo que aún no has llegado a segunda


base?

—Dijiste que no harías más referencias de béisbol y tienes permitido


hacer una pregunta, no diez.

Me da una pequeña sonrisa.

—No más referencias de béisbol y solo una pregunta más por esta
ronda.

Suspiro, sabiendo lo que va a ser.

—¿Vas a preguntarme como estuvo el beso?

Asiente silenciosamente.

64
»Estuvo bien.

—Bien —repite lentamente atrayendo su labio inferior con sus


dientes delanteros—. Fue un buen beso.

—Fue un buen primer beso. —Le doy detalles a pesar de no haber


preguntado—. No todos los primeros besos pueden ser abrumadores.

—Depende con quien sea el primer beso. —Ladea su cabeza. ¿Por


qué luce incluso más devastadoramente seductor esta noche?

Mi teléfono suena, el timbre alto ya que el volumen está en su más


alta configuración.

—Necesito ver eso. Estoy de guardia en la clínica.

Estira su brazo para levantar el teléfono desde donde lo dejé en la


mesa del centro. Sus ojos recorren la pantalla antes de entregármelo.
Entonces, en un instante, se levanta y se dirige a la cocina sin una
palabra.

Miro hacia abajo y en lugar de sentir una onza de decepción,


siento alivio.

Es un mensaje de texto de Trey.

Mi ex se presentó al juego. Nos dirigimos de vuelta a su casa. Ella


batea a ambos lados (¿lo entiendes?), así que eres bienvenida de
unírtenos.

Escribo una respuesta y presiono enviar.

Paso. Ha sido divertido, Trey, pero creo que solo deberíamos ser
amigos.

Ligeramente muerdo la uña de mi pulgar mientras espero sus


respuestas. Crew todavía no ha vuelto. Sé que vio el mensaje de texto.

Mi teléfono suena otra vez y mi mirada cae instantáneamente a la


pantalla.

Me vendría bien una buena amiga en esta ciudad. Amigos


entonces.

65
Sonrío. Donde una vez hubo posibilidades de más entre nosotros,
ahora existe la base para una amistad. No lamentaré eso.

—¿Vas a quedarte? —Crew cruza la habitación hacia mí—. Puede


que haya leído el final del mensaje de Hale.

—Lo leíste todo.

—¿Cuál es el veredicto? —Frota la parte posterior de su cuello con


su mano.

Coloco mi teléfono en el brazo de la silla en la que estoy sentada.

—Voy a tener que esperar por un primer beso que me abrume


completamente.

—¿Eso significa que se terminó lo de ustedes dos?

—Acordamos ser amigos. —No quiero que suene patético porque


no lo es. Hubo un momento en el pasado cuando me hubiera molestado
si un hombre aceptara ser mi amigo tan fácilmente como Trey lo hizo.
Ahora corto lazos tan pronto como me doy cuenta que no es el
indicado—. Eso significa que mejor tengas cuidado, o él tal vez te quite
la posición de mi mejor amigo.

—Eso no pasará. —Se acomoda otra vez en el sofá, sus manos


cayendo a sus muslos—. No voy a dejar que nadie tome mi lugar en tu
vida.

No respondo. No puedo. Una ráfaga de calor me atraviesa. No


estoy imaginando la forma en que está mirándome. Algo
definitivamente ha cambiado entre nosotros. No tengo idea de a
dónde va esto, pero quiero averiguarlo.

66
13
Crew
Mi turno.

Un millón de preguntas están corriendo a través de mi mente ahora


que Hale ha salido de la foto. Vi el texto. No tengo idea de si Ad está
de acuerdo con lo que él propuso, pero contuve la respiración en la
cocina, esperando a ver si ella saldría corriendo por la puerta para ser
parte del trío de nenas de Hale.

A mi mente le toma un segundo ponerse al día con la realidad de


lo que ella me dijo. Se acabó entre Hale y ella.

—¿Aún estamos jugando? —Me mira humedeciéndose los labios


con una barrida de su lengua.

¿Cómo responder a eso? Jugaría Verdad o Reto con ella toda la


noche, pero estoy cansado de dar vueltas sobre lo que sucede entre
nosotros. Ese juego necesita terminar esta noche.

—¿Qué será, Ad? ¿Verdad o reto?

Ella duda, y me pregunto si va dar el salto y tomar el reto. Antes de


su intercambio de textos con Hale, yo hubiese mantenido el reto
decente. Ahora, no estoy tan seguro.

—Verdad —responde sin dudar.

—Mencionaste tu primer beso con Hale. —El pellizco que sentía


cada vez que decía u oía su nombre ya no está allí. Ahora, él solo es
otro sujeto que pasó por su vida. La química nunca estuvo allí. Pude
sentirlo el restaurante de hamburguesas. Una follada entre ellos habría
sido igual de aburridamente bien como el beso.

—¿Aún estás hablando de él? —Mientras se estira, el dobladillo


inferior de su camiseta se eleva para exponer su estómago—. ¿Quieres
su número? Quizás tú y Trey podrían ser amigos también. Todos podemos
pasar el rato juntos.

67
Me gusta que se burle de mí. Hizo a un lado la tristeza que sentía
antes. Está feliz. Aún anhelo saber lo que la hizo llorar, pero vendrá a mí
con eso siempre y cuando quiera hacerlo.

—Hale y yo nunca seremos amigos. —Sonrío irónicamente—.


Estaba a punto de preguntarte sobre el primer beso que recibiste.

Sus ojos se amplían.

—¿El primero de todos?

Me reclino sobre el sillón, mirando su reacción.

—Cuéntame sobre tu primer beso. ¿Cuántos años tenías? ¿Cómo


se llamaba él?

Responde con tanta rapidez que sé que es un buen recuerdo. Se


aferra bastante a los detalles.

—Tenía once años. Su nombre era Tommy Marshall. Fue un increíble


primer beso.

Inhalo profundamente. Quiero más de esto. Quiero saber cómo fue


cuando niña y quiénes eran sus amigos. Quiero cada detalle sobre
cualquier cosa que alguna vez le haya importado.

»Sucedió después de la escuela —continúa ella, mientras pasa la


palma de su mano sobre su rodilla—. Me pidió que me encontrara con
él. No sabía por qué, pero me gustaba así que pensé que debía ir.
Cuando di vuelta en la esquina, él ya estaba allí. Dejó caer su mochila,
tomó mi rostro y me besó.

Es la cosa de la que están hechos los sueños de las chicas jóvenes.


Quiero agradecerle a Tom por darle el obsequio de ese beso. Ella
merece ser querida de esa forma cada día de su vida.

—Suena como si Tom fuera un gran partido.

—Nos agarramos de las manos y nos besamos varias veces más. —


Mira más allá de mí, a las distantes luces de la ciudad—. A veces me
pregunto dónde está él ahora. Espero que sea feliz.

Si él tiene ese mismo recuerdo para apoyarse, lo está haciendo


muy bien.

»¿Verdad o reto, Crew?

68
No estoy por manchar su respuesta con un reto de hacer algo para
lo que no está lista. Opto por la opción segura.

—Elegiré la verdad de nuevo esta ronda.

Hay un destello de desafío en sus ojos cuando me mira. Toma una


profunda respiración.

—¿Cómo fue tu primera vez?

Diablos, como si pudiera recordar tan atrás. Probablemente besé


a una chica cuando estaba en segundo o tercer grado. Ese recuerdo
ha quedado enterrado bajo todo lo demás que he hecho con la
población femenina desde que noté lo intoxicante que son los labios y
cuerpo de una mujer.

—No recuerdo con quién fue mi primer beso, Ad.

Ella pasa sus dedos a través de sus mechones rubios, sus ojos nunca
dejando los míos.

—No estaba preguntando sobre tu primer beso, Crew. Quiero


saber sobre la primera vez que follaste a una mujer.

Mis latidos se aceleran y mi polla se endurece. Acaba de deslizar


un dedo de su pie sobre la línea que juramos nunca cruzar. Estoy listo
para recogerla y llevarla sobre ella. Le doy un último aguante porque,
si hacemos esto, estoy totalmente de acuerdo.

—¿Estás segura de que quieres ir allí?

Sostiene su respiración por un segundo antes de responder.

—Quiero tu verdad sobre tu primera vez. Dime.

Me estiro al frente para tomar el último trago del whiskey en mi


vaso. Debería servir otro, pero tengo que detenerme con esa mierda.
He estado usándolo como un apoyo. Es una forma decente de
ocultarse de la realidad, pero esta noche, quiero estar presente. Quiero
que esta pregunta lleve a más.

—Tenía diecisiete. Ella era mayor. Fue bueno considerando que fue
la primera vez.

69
—¿Qué tan mayor? —pregunta de inmediato, sus cejas
disparándose a lo alto.

—Cinco años. —Tamborileo con mis dedos sobre mi muslo—. Ella


era la hermana mayor de un amigo. Eran vacaciones de invierno, así
que ella llegó a casa de la universidad.

—Pero ya habías hecho cosas con chicas antes, ¿cierto?

Cuando era adolescente, comí coños como si fuera un hombre


muriendo y esos fueran mi última comida. No obstante, nunca fui más
allá de eso, porque las chicas siempre estaban dispuestas a caer de
rodillas como retribución. Después de liberar mi carga, empacaba y me
iba, o las enviaba a casa.

No fue hasta que conocí a Jenna que sentí la necesidad de


enterrar mi polla en alguien.

—Las cosas usuales que hacen los adolescentes. —Sonrío—. Nunca


estuve corto de compañía femenina en la secundaria.

Eso me gana unos ojos en blanco.

—Puedo imaginar cómo eras. Las chicas debían hacer fila para
estar contigo.

Las habría hecho a todas a un lado por ella, pero en ese entonces,
ella era demasiado joven para mí. También era demasiado rubia. Mi
atracción por mujeres de cabello oscuro siempre había estado allí. No
es que nunca me hubiese acostado con una belleza de cabello dorado
o una pelirroja. Lo hice, demasiadas veces para contarlas.

Caí en un patrón con morenas. Elegía una y luego otra tendría que
esperar su turno. En algún punto, estreché el campo de juego buscando
a la primer hermosa mujer disponible de cabello marrón que mostrara
algún interés en mí. Me acercaría a ella, le compraría un trago y, para
el momento en que la proposición dejase mis labios, ella estuviera
húmeda y lista.

—No era bueno con las mujeres en ese entonces —digo, como si
ahora fuera el vivo ejemplo de cómo tratar a una mujer. No lo soy. Hago
lo mejor que puedo para ser un sujeto decente luego de que he estado
con una mujer, pero no siempre sucede como lo planeado.

70
—¿Por qué no?

—Tenía un gran apetito luego de que follé a Jenna. —No rompo el


contacto visual con ella—. Quería más y no me detenía.

—No te has detenido —corrige tranquilamente.

Luchando con la decepción en mí mismo, no respondo de


inmediato. Incluso cuando nunca hablamos sobre a quién estamos
follamos, ella sabe que tengo un estable flujo de compañeras en una
forma mensual. Ocasionalmente, me fijaría en un patrón con una mujer
por varias semanas, pero no dura. Nunca quiero que lo haga.

—No estoy juzgando. —Su boca se retuerce—. No es como si yo


fuera una santa.

Inclino mi cabeza. No quiero saber sobre su pasado. No creo poder


soportar oír sobre cuántos hombres han probado su coño o la han
follado. El pensamiento de su boca en la polla de otro hombre crea un
nudo de celos en mi pecho.

Esto era mucho más fácil cuando la veía solo como una amiga.
Eso comenzó a cambiar en vísperas de año nuevo, cuando dejó a su
cita para cuidarme. Mis sentimientos por ella solo se han intensificado
desde entonces. Me senté junto a ella en casa de Nolan un domingo
de febrero. El olor de su perfume se infiltró en mi piel. Fui a casa y me
masturbé pensando en ella.

La culpa me agobió, así que cambié mi atención. Follé a otras


mujeres, bebí más y cuando ella se presentó en mi puerta la noche de
la tormenta de nieve, la dejé entrar. Miramos televisión y compartimos
una cerveza. Fue ligero y fácil, pero cuando ella fue a la cama, pensé
en sus labios envueltos alrededor de mi polla.

Soy un hombre fuerte, pero tengo un límite y estoy yendo hacia el


mío a toda velocidad.

—Voy a buscar una botella de agua. —Se pone de pie—. Cuando


regrese, será tu turno. Piensa sobre qué va a ser, si una verdad o un reto.

Miro su dulce trasero mientras entra en la cocina. Todas las


apuestas están hechas. Es hora de retar a Adley a que me muestre
cómo se siente en realidad.

71
14
Adley
Utilizo mi tiempo en la cocina para beber media botella de agua
y calmar mis nervios. No sabía cómo reaccionaría Crew cuando le hice
la pregunta sobre su primera vez, pero dudó solo un momento antes de
responder.

Puedo sentir que estamos avanzando hacia algo más intenso que
el acuerdo de solo amigos al que llegamos después de que nos
conocimos. La idea de perder a Crew como amigo me asusta, pero no
correr el riesgo cuando podría haber algo más entre nosotros, me
aterroriza aún más.

Crew Benton es, sin lugar a duda, el tipo de hombre de una-vez-


en-la-vida con el que sueñan todas las mujeres.

—¿Te quedaste dormida? —Hay diversión en su tono cuando llama


desde la otra habitación.

Ajusto el dobladillo de la camiseta que me puse. Ojalá hubiera


tenido más tiempo para prepararme antes de entrar. No esperaba verlo
esta noche, así que no estaba exactamente preocupada por mi
aspecto.

Giro por la esquina y camino hacia donde está sentado. Siento sus
ojos en mí cuando me siento en el sofá junto a él.

Es una jugada arriesgada, pero quiero esto.

—¿Quieres seguir jugando, Crew? —Lo miro. Él se estira, apoyando


los brazos en el respaldo del sofá. Mis ojos recorren su pecho y
abdominales apretados antes de aterrizar en la parte delantera de sus
pantalones de pijama. El contorno de su erección es claramente visible.

—¿Verdad o reto? —Su voz es más profunda. Con un tono brusco.

Me doy la vuelta y lo miro, mi pierna doblada en la rodilla mientras


la apoyo en el sofá. Sé que probablemente lamentaré esto por la
mañana, pero la vida no se trata de ir a lo seguro. Lo he hecho durante
los últimos años y mira a dónde me ha llevado.

72
»¿Qué será? —Inclina su cabeza, estudiando el dobladillo hecho
jirones de mis pantalones cortos en mis muslos.

—Reto.

—Bésame.

Mi cabeza se dispara hacia él. Lo miro, pero todavía está centrado


en mi cuerpo. Su mirada ahora está esculpiendo un camino sobre mis
pezones duros.

—¿Quieres que te bese?

—Te reto a que me beses. —Hace la sutil corrección con una


inclinación de su barbilla mientras sus ojos se encuentran con los míos —
. Hablamos sobre primeros besos memorables. Te reto a que veas cuán
memorable es mi beso.

La sonrisa astuta que curva sus labios solo me da ganas de


probarlos más.

—¿Qué dices, Adley? —susurra bruscamente mientras se inclina


más cerca—. ¿Estás preparada para el reto?

No soy de las que rechazan un desafío. La consecuencia de lo que


voy a hacer recae sobre mí, pero no me importa.

Me muevo rápidamente, mis piernas se deslizan sobre el suave


cuero del sofá antes de que se ubiquen a horcajadas sobre él. Caigo
en su regazo, sus labios más cerca de los míos de lo que nunca
estuvieron.

Sus manos salen del sofá hacia mis muslos. Él me clava allí,
empujándome hacia abajo para que pueda sentir la dura longitud de
su polla presionándose a través de la barrera de tela que nos separa.

Levanto mis manos tentativamente, pasando mis dedos por su


cabello. Es tan suave como lo imaginé. Una imagen breve de su cara
entre mis piernas mientras tironeo suavemente de su cabello invade mis
pensamientos. Lo alejo ligeramente, inclinando su cabeza hasta que sus
labios se alinean perfectamente con los míos.

Sus ojos están caídos, oscuros y llenos de la necesidad inquieta que


siento dentro de mí.

73
—Acepto el reto —susurro contra su mejilla antes de moverme para
cubrir su boca con la mía.

Sus labios se separan para invitarme a probar más. Nuestras


lenguas colisionan instantáneamente, atacando a la otra. Gime en el
beso, sus caderas se mueven para encontrarse con mi cuerpo, el
movimiento es una invitación para que tome lo que quiero.

Me deslizo a lo largo de su gruesa polla, temblando cuando


escucho el gemido que sale de su garganta.

Nunca me han besado así. Es exquisito, complaciente,


embriagador. Quiero que dure para siempre. Me hace soñar con más
toques que sean solo de él; sus dedos, su boca, su polla.

—Jesús —sisea mientras se mueve. Sus manos se deslizan para


ahuecar mi trasero antes de que él me dé la vuelta en un movimiento
rápido. Mi espalda aterriza sobre el cuero suave y de repente está
flotando sobre mí, una mano fuerte sujeta en el respaldo del sofá para
soportar su peso.

»Yo. Quiero. Más —gruñe contra mi boca mientras su mano se


acerca a mi estómago.

No detengo el beso o su mano. No puedo. Cada centímetro de mí


que está siendo bendecido con su toque y se siente vivo. Nunca había
sentido este deseo. Estoy tan mojada que sé que puede sentirlo a través
de mis pantalones. Él tiene que saber lo que me está haciendo.

Arqueo mi espalda para mostrarle que quiero todo lo que hace.

Profundiza el beso, moviendo la lengua tan despacio como su


mano. Es un camino dolorosamente delicioso a un lugar que solo he
imaginado en mi mente.

Siento sus dedos cuando se deslizan a lo largo de la parte inferior


de mi pecho derecho. Gimo porque no puedo controlar lo que mi
cuerpo quiere. El sonido trae una sonrisa a sus labios que siento a través
del beso.

No hay nada entre nosotros excepto pura lujuria y necesidad.

Por primera vez en mucho tiempo, me siento segura y querida.

74
—Crew. —Su nombre escapa de mis labios en un leve zumbido
cuando siento sus dedos en mi pezón.

Él lo aprieta tan fuerte que grito.

—Rétame a hacer más. —La necesidad cruda en su voz me pone


la piel de gallina.

Lo detengo con una mano en su barbilla. Lo miro a los ojos. Son los
mismos ojos hipnotizantes que he visto en los últimos dos años, pero
ahora son diferentes. El hambre que veo en su mirada combina perfecto
con lo que siento.

—Crew —murmuro de nuevo, mientras lucho por decir las palabras


correctas. Quiero que me desnude y me lleve a su cama.

—Me ocuparé de ti. —Su mirada viaja lentamente sobre mi cara—


. Déjame enseñarte.

Asiento. Nunca he deseado algo más en mi vida que hacerle el


amor a este hombre.

Justo cuando su mano se arrastra sobre mi estómago, se detiene


de repente, corriendo para ponerse de pie. Su movimiento brusco y la
música alta que llena la habitación me dejan sin aliento. Intento
alcanzarlo para estabilizarme, pero él no está ahí. Aunque estoy de
espaldas en el sofá, siento como si todo el mundo se estuviera
desmoronando debajo de mí.

—Mi teléfono —murmuro mientras mi mente se da cuenta de lo que


está sucediendo—. Ese es mi teléfono.

Está en su palma antes de que yo esté en posición vertical. Lo


tomo, nuestros dedos se tocan brevemente.

»Adley York —respondo sin aliento—. ¿Qué sucede?

Escucho atentamente cuando una voz femenina del servicio de


respuesta para la clínica me explica algo sobre un perro y un accidente.

»Ya voy —digo con calma—. Estaré allí en quince. Llamaré al


doctor Hunt.

Cuando levanto la mirada, Crew no está allí. El único recordatorio


de lo que acabamos de hacer es la hinchazón de mis labios, el dolor en
mi núcleo y la sensación de que acabo de cometer uno de los mayores
errores de mi vida.

75
15
Crew
Tuve que salir de la habitación después de que ella tom ara esa
llamada. Era la única cosa que podía hacer para evitar agarrar su
teléfono y arrojarlo por la ventana.

Estaba tan cerca, tan jodidamente cerca de estar dentro de ella.

—¿Crew? —La voz de Ad recorre el largo pasillo hacia mi


habitación. Vine aquí para vestirme. Me pongo un par de jeans y una
camiseta gris. Si ella se va a esta hora de la noche, seguro como el
infierno que iré con ella—. Crew, tengo que irme.

Estoy fuera de la habitación como un disparo. Troto por el pasillo


con los zapatos desatados.

—Espera. Iré contigo.

Ella se vuelve para verme. De alguna manera se las ha arreglado


para meterse en su bata de trabajo, agarrar su cabello en un moño
desordenado y empacar sus cosas en un tiempo récord.

—No —dice rotundamente—. Puedo llegar por mi cuenta.

—Conseguiré un auto para llevarnos. —Me acerco a la mesa


donde dejé mi teléfono. Llamaré a Bill. Él estará aquí en menos de diez
minutos.

—Pedí un Uber. —Ella agita su teléfono hacia mí—. Está a la vuelta


de la esquina. Tengo que irme ahora.

No quiero esto. Sus dedos están bailando en toda la parte


delantera de su cuello, lo que significa que ya está lamentando lo que
pasó en mi sofá. La nerviosa energía que sale de ella es palpable.

—Déjame ir contigo para que podamos hablar en el auto —


ofrezco porque la desesperación se está instalando en mis entrañas y
necesito que se vaya ahora. No la dejaré salir pensando que ha
cometido un error.

76
Ella inclina la cabeza para mirar la pantalla del teléfono.

—Él está casi enfrente del edificio.

—Ad. —Doy un paso hacia ella—. Tenemos que discutir lo que


pasó.

Ella desliza su mochila sobre su hombro.

—No tenemos que hacerlo. Era un juego. Estábamos jugando un


juego.

—No. —Exhalo de prisa—. No digas que solo fue un juego. Sabes


que lo que sucedió fue más que eso.

Sus intensos ojos azules se deslizan sobre mi rostro.

—No tengo tiempo para hablar de esto.

Ella no me apartó por completo. Tomo eso como una victoria en


este momento.

—¿Cuándo podemos hablar?

Ella retrocede hacia la puerta.

—¿Mañana?

—¿Cuándo? ¿A qué hora? —Con cada medido paso que toma, lo


coordino con uno de los míos.

—Tengo que trabajar.

—¿Después del trabajo entonces?

Ella asiente.

—Habré terminado a las cinco.

—Estaré fuera de la clínica a las cuatro y cincuenta y nueve.

El fruncimiento que cubre sus labios se come a mi corazón.

—Me iré ahora.

77
Me duele no seguirla, pero no lo hago. Me quedo en silencio
mientras ella abre la puerta de mi apartamento y sale sola.

***

Me siento de vuelta en mi silla y escucho atentamente mientras la


gerente de nuestra tienda principal explica los problemas de personal
que aún tiene que manejar.

—Miriam —interrumpo, porque las excusas no tienen cabida en mi


oficina. Las personas que trabajan para mí saben esto. No tengo el
tiempo o la inclinación para escuchar los detalles mundanos de por qué
algo inaceptable ha sucedido—. Claramente, no eres material de
gerente.

Ella suelta una ráfaga de aire.

—No estoy de acuerdo, Crew.

Por supuesto que no. Esta es la tercera vez en tantos meses que
ella ha estado sentada frente a mí dándome alguna razón de mierda
para el por qué estamos pasando por el personal de ventas como un
torpedo a toda velocidad.

—Explícame por qué has tenido tres asociados renunciando este


mes.

—Estaba explicando eso. —Nunca deja de divertirme que solo


porque una persona es mayor que yo, creen que eso es un pase
automático. Miriam tiene cincuenta y cinco. Vino altamente
recomendada por su último empleador, un competidor cuyas ventas
anuales son menos de una cuarta parte de las nuestras.

Tomarla en base a sus estadísticas en el papel no fue inteligente.


Ella está demostrando que necesito volver a pensar el proceso de
contratación.

—Estabas haciendo excusas; excusas pobres.

—¿Qué quieres de mí? —Ella desliza hacia adelante un toque su


silla. No va por la ofensiva. Este es un movimiento completamente
defensivo.

—Una explicación.

78
—La gente renuncia a sus trabajos todo el tiempo. —Ella descansa
sus manos en su regazo, una señal de que se siente algo confiada de
que saldrá de aquí con su trabajo. Soy mucho menos optimista.

—El cambio de personal ha aumentado más del setenta y dos por


ciento desde que te hiciste cargo de la tienda. —Las estadísticas son mi
aliado más cercano cuando estoy tomando la tarea de reprender a
alguien por su bajo rendimiento—. Vas a tener que hacer algo mejor
que tratar de culpar a la naturaleza voluble de tus empleados.

Estoy llegando a ella. Lo siento en la forma en que sigue mirando


la puerta de mi oficina cerrada. Es su ruta de escape. No tiene idea de
que tengo que estar fuera de aquí dentro de los próximos tres minutos
para llegar a donde tengo que estar a las cinco en punto.

—Incrementé las cuotas de ventas, Crew. Dejaste el listón tan bajo


que prácticamente cualquiera podía con sus requerimientos
mensuales.

—¿Hiciste qué?

Ella suspira pesadamente.

—Les di la opción de renunciar o ser despedidos cuando no


pudieran hacer su número. Obviamente, la mayoría de ellos tomaron la
decisión correcta y renunciaron. El resto los tuve que dejar ir. Si no estás
presionando a esas chicas a trabajar más duro, nunca verás un
aumento en el resultado final.

—¿Me perdí la nota que te dio la autoridad para cambiar esos


números? —La miro con furia.

—Lo hice en Emblem Cosmetics. A nadie pareció importarle ni un


poco.

—Entonces estoy seguro de que estarán felices de tenerte de


nuevo a bordo. —Me levanto y abotono el saco de mi traje—. Te darán
una indemnización de un mes, Miriam. Tu último día termina
oficialmente en veinte minutos. Deja tus llaves con mi asistente.

—¿Estoy despedida? —resopla una risa sin humor—. ¿Realmente


me estás despidiendo por intentar mejorar tus números de ventas?

79
—Te estoy despidiendo por echar a algunos de los mejores
vendedores que hemos tenido.

—Por supuesto que pensarías eso. —Ella se pone de pie y golpea


sus manos en la cima de mi escritorio—. Todo hombre en este negocio
piensa primero con su polla. Apuesto a que te has acostado con la
mayoría de las mujeres que se fueron. ¿De eso es de lo que se trata?

—Voy a ignorar eso —digo con calma, a pesar de que estoy todo
menos calmado. Mantengo mis manos alejadas de las mujeres que
trabajan para mí. Ese es un barril de pólvora del que no quiero formar
parte—. Vete, Miriam.

—Bien. —Saca las llaves de la tienda del bolsillo de sus pantalones


negros y las deja caer sobre mi escritorio—. Iré a trabajar para tu padre.
Él me ofreció un puesto directivo en una de sus oficinas de ventas hace
un mes. Debería haber sabido entonces que él era el único Benton al
que valía la pena responder.

—Buena suerte, Miriam —bromeo mientras sale de mi oficina—.


Estás a punto de entrar en la guarida del león.

80
16
Adley
Crew dijo que él estaría esperándome afuera de la clínica a las
cinco. No me dijo que no estaría solo. Ellie está junto a él con Jonas
sosteniéndolo firmemente en su mano.

—Hola, Bean. —Me acerco a donde los tres están de pie. Bajo la
mirada a Jonas. Para tener cinco años, el niño tiene cierta buena
altura—. ¿Qué hacen ustedes dos en esta parte de la ciudad, nene?

—Tía Adley, tú sabes por qué estamos aquí. —Él rueda sus ojos.

No tengo ni idea de por qué están aquí. Nada.

—Pensé que te cambiarías antes de dejar la clínica. —Ellie arruga


la nariz mientras mira mi ropa quirúrgica—. ¿Supongo que esto significa
que deseas detener ir primero a tu casa?

Busco en Crew por cualquier indicio, pero está en silencio y


mirándome fijamente. Genial.

Ha sido un largo día. Estoy irritable y cansada. Además de eso,


todavía estoy tratando de envolver mi cabeza de lo que sucedió entre
Crew y yo anoche.

El beso era exactamente lo que quería hasta que fuimos


interrumpidos. Cuando terminé la llamada del servicio de respuesta de
la clínica, el peso de lo que hicimos me golpeó con toda su fuerza.
Pongo en peligro una de las amistades más importantes que he tenido.
Fue imprudente. No puede suceder de nuevo, aunque mis labios se
sientan tiernos y el dolor por él solo haya intensificado.

—Nos topamos con Crew a la vuelta de la cuadra. —Ellie lo palmea


en la espalda—. Lo invité a unirse a nosotros, pero él tiene que quedarse
afuera ya que solo tengo tres entradas.

¿Tres entradas para qué?

81
Recorro en mis recuerdos intentando encontrar cualquier cosa que
me dé una pista de qué en el infierno había planeado para esta noche.

—Obviamente estás de buen humor —dice ella con sarcasmo


cuando Crew no hace el esperado comentario sobre ser dejado por
fuera—. ¿Despediste a alguien o algo?

—Lo hice —responde sin quitar su mirada de mí —. Miriam.

—¿Despediste a Miriam? —No hay duda de la sorpresa en el tono


de Ellie—. ¿Nolan lo sabe? Él la ama.

—Lo superará.

Ella sacude la cabeza.

—No estará feliz.

Finalmente, se vuelve a mirarla.

—Él lo superará, Ellie.

—¿Así que no le has dicho todavía?

Crew cruza sus brazos sobre su pecho.

—Voy a ir a su casa ahora y le diré cara a cara ya que parece que


mis planes para esta noche se han venido abajo.

—¿Podemos ir, mamá? —Jonas salta en el lugar—. Necesito usar el


baño.

Señalo con mi pulgar a la clínica.

—Puedes usar el que está en la sala de espera.

Ellie da un paso adelante antes que Crew la detenga con una


mano en su hombro. Lo aprieta.

—Diviértete esta noche, Bean. —Entonces él se agazapa y


extiende su puño cerrado a Jonas que va para un golpe de saludo—.
Te traeré algunos pretzels esta semana, Joe.

—¿Esos de chocolate cubierto?

82
Sacude el cabello rubio de Jonas antes de que él se aleje.

—Una bolsa entera solo para ti.

Con eso Ellie toma la mano de su hijo en la suya y se dirige a la


clínica dejándome sola con el hombre en el que he pensado todo el
día.

***

—Es el circo —murmuro después de ver la pantalla superior del taxi


por la carpa mientras un taxi espera en la luz roja en la calle frente a la
clínica—. Vamos al circo.

—Me alegro de que no me consiguiera un boleto. —Él camina más


cerca de mí—. No soy un fan.

Yo tampoco, pero recuerdo hace cuatro o cinco meses cuando


las entradas a un circo de recaudación de fondos en Brooklyn salieron
a la venta. Jonas fue a bordo de inmediato, y ya que May no tenía
ningún interés en ir, él me invitó personalmente durante una llamada
telefónica. Mi corazón se derritió y acepté inmediatamente.

—Me doy cuenta que olvidaste tus planes con ellos esta noche —
continúa—. Estoy decepcionado, Ad. Tenemos que hablar.

Sí, pero tengo que admitir que me siento agradecida por el indulto.
No he tenido oportunidad de tomar un respiro ya que me llamaron tarde
anoche. El doctor Hunt tuvo que realizar cirugía de emergencia en un
Bassett Hound que fue golpeado por un auto. Lo asistí y cuando
habíamos terminado, la clínica estaba abierta para el día.

Podría haberme ido temprano, pero necesito el tiempo extra, por


lo que aguanté.

—Lo sé —digo tranquilamente—. Hablaremos, Crew. Simplemente


no puede ser esta noche.

Aprieta su mandíbula.

—No quiero postergar esto. Es importante. Puedo ir a tu casa una


vez que estés ahí.

83
Estoy demasiado cansada para ello. Tengo que pensar en lo que
quiero decir antes de tener una discusión de esta magnitud. Quiero
salvar nuestra amistad. Es mi principal objetivo en este punto.

Giro hacia él y me encojo de hombros.

—No sé a qué hora terminaría. Creo deberíamos aceptar hablar


mañana por la noche.

—Tengo planes mañana por la noche —dice secamente—. Puedo


en el almuerzo si eso funciona.

Aunque quiero preguntar acerca de sus planes, no lo hago. Esta es


la razón de por qué lo de anoche nunca debería haber sucedido. Mis
emociones se enredan en nudos si llevamos las cosas más lejos. La idea
de él con otra mujer ya está tirando de mi último nervio. No me imagino
salir casualmente en lugar de Ellie y Nolan con él después de haber
follado y decidido intentar ser solo amigos otra vez. No funcionará.

—No puedo en el almuerzo. —Echo un vistazo cuando se abre la


puerta de la clínica y Jonas rebota hacia fuera con Ellie justo detrás de
él—. Estamos teniendo una fiesta mañana al mediodía por uno de los
técnicos de laboratorio. Es su último día.

No sé por qué le explico eso a él. Él no da detalles de sus planes.

—¿Estás lista? —Ellie envuelve el brazo alrededor de mi hombro—.


Alguien está súper emocionado por tener algunas palomitas de maíz.

—Te llamo mañana, Ad —dice Crew con un suspiro—. Espero que


los tres se diviertan.

—Lo haremos —responde Jonas por nosotras—. Nos vemos más


tarde, Crew.

—Luego —responde sin mirar a Jonas.

Todavía siento sus ojos en mí mientras hacia el auto y el conductor


que espera a Ellie y Jonas. Quiero girarme, pero no lo hago. Tengo
miedo de que si lo hago, no va a ver a su mejor amiga. Él verá una
conquista y eso no es quién soy.

84
17
Adley
El servicio de llamadas de la clínica me despertó justo antes de la
una de la madrugada. Esta vez fue un gato que se metió en un kit de
costura. No fue lindo.

La mujer propietaria del gato estaba frenética cuando llegué a la


clínica. El doctor Hunt llegó poco después de mí y una vez más, nos
ocupamos de la emergencia lado a lado.

—¿Dormiste poco, Adley? —Entra en la sala de exámenes que


estoy preparando para su próximo paciente—. No es por ser grosero,
pero parece que no has dormido en una semana y media.

Siento que no.

El circo había terminado a las nueve, pero en vez de irme a la


cama, pasé el rato en el sofá de Ellie. Bebimos daiquiris vírgenes y
hablamos sobre nuestros días de secundaria. Fue divertido, y necesitaba
tiempo para relajarme con ella, pero no me acosté hasta las once, así
que la inesperada llamada de emergencia fue dura.

—No se considera grosero si es la verdad, Donovan.

—¿Quieres ir a casa? —Se detiene y me mira—. Puedes tomarte el


día libre.

Esa es una generosa oferta, pero mi pago está basado en mi


presencia en este lugar. No puedo simplemente irme. Si hago eso,
perderé el dinero suficiente como para alimentarme por una semana.

—Estoy bien.

—Haremos un compromiso. —Se gira para mirar el gabinete que


está contra la pared—. Te quedarás para la fiesta de despedida de Kim
y luego te irás a las cinco.

¿Cómo es eso un compromiso? Mi turno termina a las cinco.

85
Observo mientras toma una pequeña botella de vacunas antes de
colocarla en la bandeja de metal junto a la mesa de examen.

—Olvidaste escanear tu tarjeta de seguridad cuando saliste hoy,


Adley. Anotaré en el programa que envié a la nómina de pagos que no
te fuiste hasta las cinco en punto.

Tengo una tarde libre con paga.

—Soy así de olvidadiza. —Retengo una sonrisa.

Él no se detiene mientras su boca se curva en una sonrisa.

—La próxima semana nos reuniremos para hablar sobre la


universidad. ¿Estás lista para eso?

Asiento. Le damos vueltas al mismo tema cada par de meses.


Sabía que él lo traería a colación en cualquier momento. No ha hecho
un secreto del hecho de que asume que tomaré el mismo camino que
Antonella, una mujer que solía trabajar aquí y lo hará de nuevo en dos
años. Ella se fue como asistente veterinaria y estará de vuelta como
doctora Javier.

—Traigamos nuestro paciente para así poder darle a Kim la fiesta


de despedida que merece. —Él escanea la tableta en su mano. No
tiene idea que una gran parte de mí desea que el pastel de despedida
en la sala de almuerzo que tuviera mi nombre.

***

—Me asustaste. —Froto el dolor en el medio de mi frente—. Nunca


hagas eso de nuevo.

Crew da un paso atrás.

—Lo siento. No era mi intención asustarte. Tu reacción me asustó a


mí.

Estaba caminando hacia mi apartamento escuchando música


con mis audífonos cuando dos grandes manos agarraron mis hombros
desde atrás. Una rodilla a la entrepierna fue parte de mi reacción
instintiva para protegerme. El dejar caer sus manos rápidamente para
protegerse fue la de él.

86
No hay forma de que supiera que era Crew. El hombre tiene una
ética de trabajo más fuerte que yo. Nunca hubiera esperado verlo a
media tarde, especialmente frente a mi edificio.

—Espero no haberte lastimado. —Hago una mueca.

Él baja su mirada al frente de sus pantalones grises. Hace calor hoy


y aun así se ve fresco y bonito en su traje. La camisa negra de botones
y los lentes de sol siguen sobre su nariz dándole solo el suficiente estilo
inquietante para llamar la atención de la mayoría de las mujeres
pasando por donde estamos en la acera.

—Todavía funciona.

Se refiere al hecho de que está semiduro debajo de sus


pantalones. Puedo ver eso por mí misma.

¿Cómo lo hacen los hombres? ¿Cómo vagan por el día con sus
pollas saliendo para saludar cada vez que lo deseen?

—Te llamé. —Toca con los dedos uno de los auriculares que saqué
cuando me di cuenta de a quién estaba tratando de mutilar—. Cuando
no respondiste pensé que tocar el hombro haría el trabajo.

—¿Cuál trabajo? ¿Ser asesinado?

Se ríe un poco.

—No tengo duda que podrías matarme si quisieras, Ad. Espero que
eso no sea parte de tu agenda después de la otra noche.

La otra noche. Todavía estoy intentando procesar eso. Una siesta


a media tarde ayudará.

—Lo único en mi agenda justo en este momento es dormir.

—¿No estás de paso? ¿Estás saltándote el trabajo para tomar una


siesta? —Él se quita los lentes de sol y sus ojos me cortan—. ¿Te estás
sintiendo bien?

—Me llamaron anoche. —Tiré del cordón de mis auriculares fuera


de mi teléfono—. El doctor Hunt me dejó salir temprano hoy.

Él acecha más cerca, la expresión en su rostro indescifrable.

87
—¿Estás ocupada esta noche?

—Tú tienes planes —señalo.

—Con mi hermana —explica con un suspiro—. Puedo estar libre


para las diez. Si duermes ahora, estarás despierta para esa hora,
¿verdad?

Siento como si pudiera dormir por una semana, pero sé que no lo


haré. Dormiré por unas horas y eso será suficiente hasta más tarde esta
noche.

—Solo quiero hablar, Ad. Podemos encontrarnos para tomar algo.


Tú eliges el lugar.

Estoy sorprendida que no haya mencionado inmediatamente su


club pero eso conlleva una gran cantidad de complicaciones, incluidas
todas las mujeres que conoce íntimamente y que suelen pasar el rato
allí regularmente.

Ellas nunca me han asustado antes y desde que seguimos siendo


solamente amigos, no veo una razón para ser tímida ahora.

—¿Veil East a las once?

Su ceja izquierda se alza.

—Estaré ahí. Tendré al gerente cerrando el área VIP para nosotros


así podemos discutir cosas en privado.

Soy un juego. No me gusta esta extraña energía flotando alrededor


de nosotros. Quiero que él bromee conmigo, bese mi mano y me mire
de la forma que hacía antes de que jugáramos Verdad o Reto.

—Te veré esta noche. —No me muevo de donde estoy de pie.

Una lenta sonrisa aparece en sus labios.

—Contaré las horas, Adley.

Una vez que se aleja, me giro hacia mi edificio. Atrapo a Sydney


saliendo justo cuando estoy entrando.

—¿Renunciaste a tu trabajo? —Su mandíbula cayó—. Lo hiciste,


¿verdad?

88
—No. —Niego con mi cabeza. Algunas veces es más fácil decirle a
un casi extraño tus sueños y miedos a aquellos que son cercanos a ti. Lo
hice con Sydney desde el principio y su confianza es algo en lo que sé
que puedo contar. De alguna manera muy estrecha, ella me conoce
mejor que Crew, o incluso que Ellie.

»Tengo la tarde libre —continúo—, me voy a la cama para una


merecida siesta.

Sus cejas se levantan.

—Te espera una sorpresa cuando subas a nuestro lugar, Ad.

—¿Qué sorpresa? —pregunto sospechosamente. No me importa lo


que sea, siempre y cuando no se interponga entre mi cama y yo.

—¿Conoces a ese amigo súper caliente que tienes? ¿Cabello


negro, ojos verdes y una sonrisa de fóllame?

—¿Crew? —respondo porque en serio a quién más sé que se ajusta


a esa descripción.

Ella asiente.

—Simplemente dejó un ramo de lirios blancos increíblemente


hermosos. Me dijo que pusiera el jarrón junto a tu cama porque te
encanta despertarte con el olor a flores frescas.

Mi labio inferior tiembla. Él lo sabe porque la mañana de la


tormenta de nieve me desperté en su habitación de invitados y noté un
jarrón de lirios blancos sobre la mesita de noche. Cuando le pregunté
por qué estaban allí, dijo que su ama de llaves llevaba flores frescas
para las dos habitaciones dos veces al mes.

Yo no dejaba de hablar de lo hermosas que eran, así que las


envolvió en un viejo rollo de papel navideño y me l as dio para
llevármelas a casa.

Las mantuve al lado de mi cama hasta que murieron de una


muerte lenta y desordenada.

—Desearía tener un amigo como él —dice con una pequeña


sonrisa—. Eres muy afortunada, Adley.

89
Lo soy. Solo espero que lo que Crew y yo tuvimos no se pierda para
siempre.

90
18
Crew
Si yo fuera el tipo de hombre que esperaba algo de una mujer,
esta tarde me habría sentido profundamente decepcionado, cuando
Adley no me llamó ni me envió un mensaje de texto para darme las
gracias por las flores. No contuve la respiración esperando que eso
sucediera. No fue porque tuve tres reuniones y una sesión de fotos para
nuestra nueva línea de lápiz labial para supervisar.

Es porque Adley York es de la vieja escuela cuando se trata de


agradecer a alguien por un regalo. Si ella no escribe una nota de
agradecimiento a mano, da las palabras en persona en forma de un
abrazo entusiasta.

Mientras la veo salir del ascensor al nivel VIP del club, vestida con
un elegante vestido rojo sin tirantes y tacones a juego, ya sé cuáles
serán las primeras dos palabras que pasarán por sus labios manchados
de rosa.

Gracias, Crew.

—Jódete, Crew —dice mientras se acerca.

¿Por qué me gustan esas palabras mucho más?

—Es bueno verte también, Ad. Pareces un sueño.

—Eres una pesadilla.

No tiene idea de que tan mal la quiero. Visiones de mí


empujándola sobre su espalda en una de las mesas bajas y saboreando
su coño se cruzan con imágenes de ella inclinada sobre la barandilla
de metal que domina el club lleno de gente mientras subo ese vestido
y la follo por detrás.

—¿Te saltaste la siesta?

Eso dibuja una casi sonrisa en la esquina de su boca.

—Tuve una siesta.

91
Ojalá me hubiera invitado a ese viaje. Si ese fuera el caso, se vería
mucho menos descansada, pero mucho más satisfecha de lo que está
ahora.

—Algo ha cambiado en ti desde esta tarde. —Toco mi labio inferior


con mi dedo índice—. ¿Elegiste una nueva actitud en tu camino?

Soy dotado con una sonrisa completa, dientes blancos perfectos y


todo. Esta mujer es más que hermosa.

—Fuiste a ver al doctor Hunt hoy.

El hombre no perdió el tiempo. Cuando pasé por la clínica después


de verla, le pedí que mantuviera nuestra conversación privada hasta
que tuviera la oportunidad de contarle a Adley mi plan, pero que así
sea. Siempre hay una solución en mi mundo.

—Lo hice.

Sus ojos se deslizan sobre mí deteniéndose en mi mandíbula. Me


afeité desde que la vi esta tarde. Todo lo demás es exactamente como
estaba. Traje gris, camisa negra, sonrisa asesina. Se la muestro para
asegurarme.

Frunce el ceño.

—¿Por qué irías así a mis espaldas? Necesito ese trabajo, Crew.

Apoyo mi cadera en la barandilla de metal, mirando brevemente


hacia el club. Estamos tan llenos esta noche como lo estamos cualquier
otra noche.

—Tienes el trabajo, Ad. No vas a perderlo porque te tomes algo de


tiempo libre.

—No quiero tomarme tiempo libre. —Sus hombros caen—. La


clínica tiene poco personal. No puedo irme sin una buena razón.

Me pica la mano con la necesidad de un vaso de algo. Pasé por


alto el bar en mi camino hasta aquí y envié al personal VIP al primer piso
para poder pasar tiempo a solas con Adley. Me arrepiento de eso
ahora.

92
—Tienes un buen motivo para tomarte un fin de semana largo.
Además, no te contrataron para trabajar el próximo sábado o domingo.
El lunes es técnicamente tu único día libre oficialmente.

Mis palabras hacen poco para calmarla. Está vibrando por enojo
o frustración, tal vez un poco de ambos.

—Explícame por qué lo hiciste porque desde donde lo veo se siente


como si estuvieras tratando de joder mi vida.

Lo estoy. Intento sacarla de su zona de confort para que pueda


ver el mundo, y a nosotros, a través de otros ojos. Miro sus ojos azul es
tormentosos.

—¿Cuándo fue la última vez que te tomaste unas vacaciones?

Su barbilla cae. Sé la respuesta a eso porque he sido una constante


en su vida desde poco después de conocernos.

Extendiendo la mano, apoyo mi dedo índice en su barbilla y la


levanto, así me está mirando directamente.

—Voy a responder por ti. Fue cuando fuiste a Las Vegas a visitar a
Ellie. Eso fue hace dos años, Ad.

Ella no puede permitirse el lujo de viajar. Nunca me he ofrecido a


enviarla en el viaje de sus sueños porque ella lo rechazaría con tanta
resistencia que dañaría lo que tenemos. Esta vez es diferente. Estamos
pendiendo de un hilo de algo que ninguno de nosotros puede definir.

—Esa fue la última vez —acepta en voz baja.

—Mi familia posee una casa en los Hamptons. —Dudo mucho que
se lo haya mencionado antes, porque hace años que no voy allí —.
Toma el fin de semana para ir allí y relajarte.

—¿Los Hamptons? —Su rostro se ilumina—. ¿Está cerca del mar?

—Está frente al mar. Puedes oír las olas mientras duermes.

Me da una mirada.

—Parte del trato es que vayas conmigo, ¿no? Quieres que pase
tres días en una casa a solas contigo.

93
Ese es el plan, aunque no es tan sencillo como cree.

—Estarás en el dormitorio principal. Me quedaré en uno de los otros


dormitorios. Llegaré el viernes por la mañana para preparar el lugar
para ti. Estaré allí el fin de semana también, pero tendré que trabajar.
Eso te dará mucho tiempo por tu cuenta.

—¿Tú vas a trabajar este fin de semana, pero yo no? —Sus cejas se
levantan—. Este es el problema, Crew. Crees que es fácil para mí salir
del trabajo, pero tú no puedes alejarte del tuyo.

La miro fijamente antes de decir algo más.

—Puedo trabajar desde lejos. Tengo recursos infinitos, pero llevar la


clínica y todos sus pacientes a Westhampton Beach no es uno de e llos.

Ella se frota la mano en la boca tratando de ocultar una sonrisa.

—¿Así que tú trabajarás y yo tomaré el sol?

Una sacudida de deseo me recorre al pensar en ella en bikini. Esa


es una ventaja que no consideré cuando planifiqué apresuradamente
este viaje.

Vi lo cansada que se veía antes. Está llevándose al borde sin un


cinturón de seguridad. Este es un descanso que necesita.

—Tomarás el sol, leerás, nadarás en la piscina, dormirás o lo que


sea que quieras hacer.

—¿Por qué estás haciendo esto? —pregunta con nada más que
honestidad en su expresión.

—No creo que podamos resolver todo en el club esta noche. —


Hago un gesto hacia la pista de baile con mi barbilla—. Estas
vacaciones nos darán la oportunidad de descubrir dónde estamos.
Tendrás tiempo de hacer lo que te plazca. Yo cocinaré para ti y
volveremos aquí en una posición mejor de la que estamos ahora.

Sus ojos se encuentran con los míos.

—No quiero jugar Verdad o Reto de nuevo.

94
Lo traduzco a que quiere decir que no quiere volver a besarme ni
hacer nada más que eso. Lo entiendo. Si ella sintió la misma hambre de
locura que sentí cuando nuestros labios se encontraron, está huyendo
asustada. Yo no voy a hacerlo. Nunca había experimentado algo
parecido a eso con una mujer. Quiero más. Sé que ella también lo hace.
No puede enmascarar sus sentimientos tan bien como cree.

—Pon las reglas. Estoy allí para cocinar para ti y pasar el rato si
quieres compañía.

Frunce sus labios.

—Iré, pero puedo hacer la mitad de la comida.

Niego con la cabeza.

—Tengo que volver a Nueva York en una pieza, Ad. Tus talentos no
están en la cocina.

Ella sonríe de esa manera que me dice que tengo una


oportunidad. La tomo porque si no lo hago, me arrepentiré por el resto
de mi vida.

95
19
Adley
La otra noche después de que Crew me invitó a un fin de semana
en la casa de su familia en los Hamptons, me fui de Veil East. Él no
presionó para hablar de las cosas entre nosotros y yo tampoco. La idea
de pasar tiempo en una playa lejos de la ciudad sonaba como el cielo.

La única comunicación que hemos tenido en los últimos días han


sido textos cortos relacionados con el viaje.

Hizo que un conductor me llevara a los Hamptons. Ahora estoy en


el auto y, aunque he pasado la mayor parte del tiempo intentando
enfocarme en una novela que mi madre me prestó, no recuerdo una
palabra de lo que leí.

—¿Bill? —Llamo al conductor en el asiento delantero—. ¿Alguna


vez has estado en los Hamptons?

Él no aparta la vista del camino.

—Nunca.

Froto mi nariz mientras lo miro en el espejo retrovisor.

—No sé qué esperar.

—Por lo que he escuchado, creo que deberías esperar lo contrario


de Manhattan.

—Entonces, ¿es un paraíso?

—Exacto. —Asiente enérgicamente—. Usa el tiempo sabiamente.


Eso es lo que hago cada vez que tengo un descanso del día a día.

Respiro profundamente antes de hacer la misma pregunta que


hice tres veces.

—¿Ya estamos llegando?

96
—Estamos más cerca que la última vez que preguntaste —Ríe—.
Cierra los ojos, Adley. Toma una pequeña siesta y antes de que te des
cuenta, estarás de pie en la entrada de la casa del señor Benton.

***

Santa mierda.

Pensé que el apartamento de Crew era precioso. Este lugar parece


salido de un catálogo de muebles que las personas normales no se
pueden permitir.

Estoy de pie en la entrada con Bill a mi lado. Llamó a Crew mientras


nos acercábamos al sinuoso camino de entrada. Escuché que estaba
de acuerdo con algo y cuando detuvo el auto y me abrió la puerta casi
me quedé sin aliento.

El exterior de la casa es impresionante, con ventanas cerradas y


una cubierta envolvente. El interior lo superó con creces cuando Bill
abrió la puerta y se hizo a un lado para que yo pudiera entrar.

El espacio es grandioso, con techos blancos abovedados y vigas


de madera oscura.

En la pared opuesta a la puerta hay una chimenea con dos


grandes ventanales que dan a una playa de arena y al Atlántico.

Hay un lugar para sentarse a la derecha. Un sofá y sillones de orejas


color gris claro, los accesorios en color tostado y azul marino aportan
suavidad al espacio.

Más allá, a la izquierda, hay una cocina abierta con una gr an isla
y encimeras pulidas que complementan con el gabinete blanco.

Miro a mí alrededor, observando todos los detalles perfectos.

—¿Te gusta lo que ves? —La profunda voz de Crew llega desde
atrás.

Me giro para mirarlo.

Mi corazón tiembla por un latido.

Usa una camiseta blanca y pantalones cortos negros. Su cabello


esta despeinado por el viento. Se ve diferente aquí que al estrés que se
nota en sus hombros en Nueva York.

97
—Es una casa hermosa —digo rápidamente para evitar comentar
sobre lo increíblemente caliente que se ve en este momento.

—Salí a caminar. —Palmea a Bill en el hombro—. Llegaste en un


buen tiempo. No te esperaba en otros treinta minutos.

Bill recoge mis maletas y las trae al vestíbulo.

—Es lo suficientemente temprano como para que el tráfico sea


liviano.

Es temprano. Una vez que acepté el hecho de que me iba tomar


el fin de semana libre, se lo conté a Tilly. Entre sus momentos de tos, se
ofreció a cubrir mi turno del mediodía si aceptaba hacer lo mismo el
próximo viernes. El doctor Hunt aceptó sin preguntas, así que estaba lista
para salir a la una treinta.

—¿Necesita que regrese para recoger a Adley el domingo, señor?

Retuerzo mis pies cubiertos con sandalias, la falda de mi vestido


blanco baila con el movimiento. Quiero decirle algo, pero el hombre
trabaja para Crew, no para mí.

—Crew —corrige a Bill con una sonrisa—. Regresamos el lunes y


manejaré para no molestarte.

Bill le da un guiño.

—Sí, Crew. Si eso es todo, me iré.

—Conduce con cuidado. —Crew mete sus manos en los bolsillos


de sus pantalones—. No tengo un centavo conmigo ahora, Bill, pero lo
agregaré a tu propina cuando me lleves al aeropuerto el martes.

Bill se ríe como si fuera una broma interna.

—No hay problema. Disfruten el fin de semana. Recuerda lo que


dije, Adley.

Asiento. Recuerdo exactamente lo que dijo. Usaré el tiempo


sabiamente. Durante los próximos tres días soy yo y un Crew casual.
Tengo la sensación de que voy a salir de aquí como una persona muy
diferente a la que soy ahora.

98
20
Crew
Estar de vuelta en esta casa jode m i mente. Ver a Adley en el
vestíbulo trajo un montón de emociones. Mis recuerdos de este lugar no
son malos. No son tampoco especialmente buenos. Neutrales es como
los llamaría.

Chapoteé en el océano con mis hermanos cuando era niño. Mi


mamá me enseñó a conducir un bote cuando tenía catorce. Organicé
una fiesta o dos cuando estaba en la universidad, pero nada de eso
realmente se mantiene en mi memoria como la visión de ver a Ad en su
vestido blanco puro con el océano como telón de fondo.

Si hubiera podido detener el tiempo por un segundo, solo lo


hubiera absorbido.

—¿Qué fue lo que dijo Bill que debías recordar? —pregunto


mientras recojo sus maletas.

Ella se pone su bolso largo y blanco al hombro.

—Dijo que usara mi tiempo aquí sabiamente.

Ella lo hará. Me aseguraré de ello.

—El tiempo se detiene aquí. Antes de que lo sepas, estaremos en


la carretera el lunes.

—¿Vas a algún lado el martes? —Ella baja la mirada al piso oscuro


de madera dura—. ¿De vuelta a Las Vegas?

Si Lucia se saliera con la suya, yo estaría allí. Ella quiere una reunión
en persona ahora que está presionando para el control total de Veil
West después de mi desaire. No la identifiqué como una mujer que se
quisiera vengar por negarle una follada, pero sus acciones dicen lo
contrario. Si el precio es correcto, aceptaré su oferta, pero hasta ahora,
ella está tirando migajas en mi dirección y no estoy mordiendo el
anzuelo.

99
—Boston —respondo rápidamente para tranquilizar su mente—.
Hemos estado buscado una nueva ubicación de Matiz ahí. Tengo un
lugar que podría ser un espacio adecuado, así que iré allí durante unas
horas para comprobarlo.

Para alguien que se arrepiente de haberme besado la otra noche,


ella está visiblemente aliviada por mi respuesta.

—Vamos. —Me adelanto un poco—. Le mostraré sus aposentos.

Una risa sale de ella en mi intento de hacer un acento inglés.

—Es solo un dormitorio, ¿verdad?

Ella no tiene ni idea.

—Por aquí, Ad. Ven a verlo por ti misma.

***

Dejé a Adley en la habitación principal sola después de que le di


el gran recorrido. El espacio es más grande que su apartamento entero.
Esto es lo que hacía mi mamá. Ella decidió que la casa se transformaría
de un lugar de seis habitaciones a una de cinco para darle más espacio
en su armario y baño que es como diez veces más grande de lo que
necesita ser.

La única razón por la que yo preparé esa habitación para Adley


era por que ofrece la mejor vista del océano. Sé que nunca lo ha visto
en persona. Ellie me lo dijo cuando me detuve en su casa para dejar la
bolsa de pretzels para Jonas.

Pude ver todas las preguntas bailando en los ojos de Ellie, pero no
preguntó nada. En vez de eso, dijo que estaba feliz que estuviera
sacando a Adley unos días de la ciudad. Ella ve la misma nube
colgando sobre Adley como yo. Algunas cosas la han estado
consumiendo. Parte de eso puede ser atribuido a lo que sucedió entre
nosotros en mi apartamento, pero ella ha estado llevando una carga
por mucho tiempo. Espero que este fin de semana se abra y comparta.

—¿Hay más gente aquí? —La voz de Adley me atrapa por sorpresa.
He estado de pie en la habitación principal mirando fuera de la ventana
mientras la luz del día da espacio a la oscuridad.

100
Me giro para mirarla. Ella se duchó y se cambió de ropa. El largo
vestido negro con cuello halter le queda bien y al igual su cabello. Risos
sueltos enmarcan su rostro.

—El cuidador estaba aquí cuando llegaste. Le llamé a principios


de esta semana para que abriera la casa.

Todo había estado cubierto con pesadas telas hasta hace un par
de días. Cuando llegué esta mañana, todavía había mucho por hacer.
Duncan, el cuidador, hizo su parte justa, pero yo me tomé la tarea de ir
al mercado a conseguir comida, flores y varias botellas de vino.

—La puerta estaba sin seguro cuando llegamos aquí, así que me
estaba preguntando si estabas solo. —Me miró—. No tengo que decirte
cuán bonita es esta casa.

Es una casa. Bonito es subjetivo cuando tu familia tiene suficiente


dinero para comprarlo todo. Nunca he estado impresionado con la
riqueza de mis padres. Cuando era niño no entendía que pasar los
veranos en lugres como este no era común. Comencé a ver la
diferencia cuando finalmente dejé la escuela privada cuando tenía
quince años para ir a una escuela pública.

Esa fue una dura lucha con mis padres, pero salí victorioso. Me
alegro. Si no fuera por eso, nunca habría conocido a Nolan o a Adley.

—Me alegra que hayas estado de acuerdo en venir, Ad. —Paso


una mano por mi cabello—. Quiero que te sientas como en casa. En la
mañana te mostraré el paseo marítimo privado a la playa.

Su mirada se dirige a la oscuridad que desciende afuera.

—Tengo muchas ganas de poner los pies en el océano.

Quiero presionarla para que hable sobre lo que está pasando entre
nosotros, pero no lo haré. Sé que lanzará la idea de que solamente
seamos amigos, pero ese es un camino por el cual no puedo volver
después de probar sus labios y tocar su piel. Estoy hambriento por más.
Ella tiene que saberlo, incluso si no lo reconoce.

—¿Tienes hambre? —pregunto mientras miro su perfil—. Puedo


hacernos algo de comer.

101
Ella sonríe cuando se gira hacia mí.

—Estoy hambrienta. ¿Qué vamos a cenar?

102
21
Adley
Él cocinó el filete más delicioso que jamás había probado. No le
dije eso porque se iría directamente a su cabeza. El vino también estaba
exquisito, así como las patatas y la ensalada. El hombre tenía un serio
talento culinario. Aunque ya sabía esto por verlo en la cocina en la casa
de Ellie. No está en contra de ponerse un delantal, subirse las mangas
de su camisa y ensuciarse.

Sucio.

Mi mente viaja a un momento cuando Ellie y yo nos encontramos


con una mujer en un deli. Ellie estaba hablando con ella sobre Nolan
mientras yo estaba escuchando a escondidas y la escuché mencionar
cómo había follado a Crew en una cabina fotográfica en Times Square.
Dijo que había sido el sexo más sucio que nunca había tenido.

—¿Ad?

Miro hacia donde su mano está posada en el aire, sosteniendo la


botella de vino.

—¿Quieres más?

Asiento.

—Seguro, ¿por qué no?

Vierte otro cuarto de vaso pasa mí y hace lo mismo para sí.

—¿A dónde te fuiste? Tenías una mirada distante en tus ojos.

No quiero hablar sobre sus pasadas escapadas sexuales en el


corazón de la ciudad de New York, así que opto por algo neutral.

—¿Tu familia siempre ha sido dueña de esta casa?

—Desde que puedo recordar. —Su mandíbula se aprieta. Me he


vuelto experta en las diversas formas en que Crew reacciona cuando
menciono su familia.

103
A la única con la que he lo he visto interactuar es con su hermana
menor, Lark. Son cercanos. Sus dos hermanos y padres están fuera de su
círculo íntimo, aunque se reúne con Kade para almorzar al menos un
par de veces al mes. Lo sé por las confesiones de Kade durante nuestra
cena.

No me dio muchos detalles sobre el funcionamiento interno del


disfuncional clan Benton. Fue críptico sobre lo que había pasado y lo
que empujó a Crew a trabajar para Matiz en lugar de Benton Holding,
el negocio familiar.

Cuestioné a Crew sobre eso una vez, pero me dio una mirada que
tuvo la fuerza suficiente detrás de ella para hacer girar mi cabeza.

—¿Quieres ir a sentarte en la terraza? Podemos escuchar el


océano —dice ásperamente.

Esa es una forma amable de terminar una conversación que no


quiere tener sobre su familia. No lo presiono porque hablar sobre mi
familia tampoco está en la cima de mi lista de cosas por hacer.

Me pongo de pie en respuesta, pero no antes que él lo haga. Tira


de la silla del comedor y me ofrece su mano. La tomo porque no hay
razón alguna por la que no pueda tocarlo de la forma que siempre lo
hago.

Mi cuerpo ganaría una discusión contra eso. La energía que flota


entre nosotros cuando nuestra piel se encuentra es eléctrica. Aunque
no me alejo. Tengo que aprender a manejar esto si vamos a tener
alguna oportunidad de salvar nuestra amistad.

—Me alegras que hayas venido aquí, Ad. —Coloca un mechón de


mi cabello detrás de mí oreja de la forma que siempre lo hace. Se siente
todo menos normal está noche.

Todavía no estoy segura de si me alegra haber hecho el viaje. Solo


hemos estado aquí durante cuatro horas y todavía tenemos tres noches
y la misma cantidad de días para tachar. Necesito salir de esta casa
con mi corazón en una pieza y mi amistad con él todavía intacta.

—Llévame a escuchar el océano, Crew.

104
—Tus deseos son mis órdenes. —Envuelve una mano alrededor de
mi antebrazo y me guía hacia un par de puertas de vidrio cerca de la
parte posterior de la cocina.

Cuando las abre, el aire salado de la noche, el sonido del océano


y su toque me hace sentir como si estuviera exactamente donde
necesitaba estar.

***

Anoche fue exactamente como pensé que sería. Crew y yo nos


sentamos en la terraza y escuchamos el océano antes que él recibiera
una llamada que lo forzó a alejarse. Se apresuró a la cocina, cerrando
las puertas de vidrio detrás de él y mientras miraba su mano apretarse
en el borde de la encimera de granito de la cocina, supe que era
momento de que diera por terminada la noche.

Cuando entré a la casa empujó su teléfono contra su pecho para


amortiguar nuestras voces de quienquiera con quien estuviera
hablando. Con un rápido buenas noches y una sonrisa vacía, se dirigió
al lado opuesto de la casa donde asumo que todavía está durmiendo.

Una franja de luz sin filtrar se deslizó a través de una rendija donde
las oscuras y pesadas cortinas en mi habitación se encontraban. Fue
suficiente para despertarme de una noche completa de sueño. No
había tenido eso en meses, tal vez más tiempo, y cuando me estiré en
la cama de tamaño King y escuché cuidadosamente, las únicas cosas
que pude escuchar fueron el cantar de las aves y el océano.

Café era lo que ansiaba, así que fui a la cocina y usé la prensa
francesa 1 y granos tostados para prepararme una taza. Un tazón de
bayas frescas y un bollo es todo lo que necesité para disfrutar un
desayuno de consuelo en la terraza fuera de la cocina.

Bill no estaba bromeando cuando dijo que este lugar era lo


opuesto a la ciudad.

Estoy en la habitación principal ahora, revisando la selección de


libros que recubren los estantes que enmarcan la chimenea. Hay
novelas aquí que a mi madre le encantaría leer. Tomo dos fotografías

1Presa francesa: es un dispositivo simple para elaborar café o té y suele proporcionar café más fuerte que el
de otras cafeteras.

105
con mi teléfono, para poder mostrárselas la próxima vez que la vea.
Enviarle cualquier imagen de aquí solo resultaría en un diluvio de
preguntas que no quiero responder.

—No me digas que ya desayunaste.

Me giro hacia donde Crew está de pie en la puerta abierta de la


terraza. Solo está usando shorts para surfear blancos. Su cuerpo entero
está salpicado con humedad, su cabello mojado y pegado a los lados
de su cara.

El hombre es impresionante.

—Fruta y café. —Me encojo de hombros con una sonrisa—.


¿Estabas nadando?

—No hay gimnasio aquí. —Camina por el piso de madera con sus
pies descalzos—. Fui a la piscina a dar unas cuantas vueltas. Unas
cuantas se volvieron en más.

Admiro su impulso de llevar su cuerpo al límite constantemente. Mis


entrenamientos se limitan a los momentos que paso en las aceras de
Manhattan caminando para engordar mi billetera. El transporte no es
barato en la ciudad y mis piernas son más que capaces de llevarme del
punto A al punto B la mayoría del tiempo.

Levanta una gran toalla blanca que estaba colgada en el


espaldar de la silla cerca de la estantería. Observo mientras la mueve
contra su pecho antes de frotarla enérgicamente sobre su cabello.
Cuando termina luce incluso más apuesto de lo que lucía cuando entró
por primera vez.

—Tengo una conferencia telefónica en quince minutos.

Debería estar sorprendida ya que es sábado, pero sé que ha


tomado las riendas desde que Nolan se casó con Ellie. Cada ubicación
Matiz está abierta para hacer negocios hoy, lo que significa que Crew
es el hombre a llamar si algo no va bien. Delegación no es su punto
fuerte.

106
—Creo que me sentaré en la terraza a leer. —Señalo la elaborada
exhibición de libros—. Estos son reales, ¿cierto? No son solo fundas
diseñadas para impresionar.

Resopla una risa.

—Mi madre caería muerta si te escuchara preguntando eso.


Muchos de esos libros son primeras ediciones firmadas por el autor.

Quiero preguntar qué demonios están haciendo aquí en la tierra


de nadie, en lugar de estar en una vitrina en el apartamento donde
viven sus padres, pero solo sonrío. No entiendo la riqueza. Nunca la h e
tenido y desde mi punto de vista, tal vez podría ofrecer una vida más
fácil en términos de preocupación, pero viene con la carga de las
expectativas y el estrés. Tengo suficiente de eso en mi propia pequeña
escala. Agregarle más dinero del que necesitaré a esa ecuación no me
atrae en lo absoluto.

—Te llevaré a la playa una vez que termine. —Extiende su mano


para rascar su rodilla, su bíceps flexionándose con el movimiento.

¿Por qué pensé que este fin de semana era una buena idea?

No sé si está tratando de tentarme, pero a pesar de todo está


funcionando. Prometí que me apegaría a mi decisión de mantener las
cosas platónicas entre nosotros, pero él no lo está haciendo nada fácil.

—Buena suerte con esa llamada —digo intentando de mantener


mis ojos en su rostro.

Sabe que estoy batallando. Lo veo en la suave sonrisa y en la


inclinación de una de sus oscuras cejas.

—Buena suerte en concentrarte en tu libro, Adley.

Idiota.

Intento apartar la mirada cuando se gira para irse a la otra ala de


la casa. No puedo resistirlo. Es hermoso desde cualquier ángulo.

Han pasado menos de veinticuatro horas y mi fuerza interna está a


punto de ondear una bandera blanca en rendición. Tomo el primer libro
en el que mis manos aterrizan y me dirijo a la terraza con mi mente llena
de pensamientos sucios y un dolor entre mis piernas.

107
22
Crew
Venganza. Eso es todo lo que es esto.

Al menos Ad pudo enmascarar su excitación cuando me vio esta


mañana, luego de mi baño. Sabía que la atraje. Sus pezones se pusieron
como rocas, picos altos bajo el vestido rosa que usaba. Usó la vieja
táctica de cruzar sus brazos sobre su pecho para evitar que lo notara.
No funcionó.

Yo no tengo el lujo de ocultar mi abultada erección. Uso unos


pantalones cortos azul marino y nada más. Y es más de lo que Adley
tiene puesto.

Todo lo que está cubriendo su cuerpo es un bikini de cuerda rojo,


que luce como si alguien se lo hubiese pintado encima con precisión.
Podría saber qué hay debajo ahora, pero no he tenido mi primer
probada aún, y mi polla está ansiosa.

—Luces feliz de verme —dice desde donde está descansando, en


una silla reclinada cerca de la piscina climatizada—. Estás sonriendo.

Descarda.

—No tan feliz como tú de verme. —Deslizo mis gafas de sol del
puente de mi nariz, para ver sobre ellas a la parte superior de su bikini.

—Está ventoso hoy —miente.

Hace calor como el infierno. El clima tempestuoso de la semana


pasada fue un preludio de cielos azules y un termómetro en elevación.
No me importaría una mierda si estuviéramos forzados usar abrigos ultra
gruesos en este viaje. La quería a ella y obtuve mi deseo. El bikini es un
bono muy bienvenido.

Ella está dejándose convencer. Esa pared de protección que


construyó a su alrededor en mi departamento la noche que nos
besamos, lentamente se está derrumbando.

108
Paciencia es la clave cuando se trata de Adley. Esa es una lección
que aprendí desde que la conocí.

Otra es que no tiene muchos amigos cercanos.

Ella valora a los que tiene y yo estoy en esa lista. Arriesgándome a


que, lo que tenemos, la asuste como el infierno. A decir verdad, también
me asusta a mí.

—¿Te ocupaste de los negocios? —pregunta con sus ojos cerrados.

—Por ahora. —Tomo asiento en la silla junto a ella, la impaciencia


causando que mis hombros se tensen. Quiero preguntarle cuándo
hablaremos sobre lo que pasó en mi departamento, pero ella está
relajándose en este momento; algo que ha sido escaso en su vida en
los últimos meses.

Trabaja ferozmente por un salario con el que apenas puede vivir.


Solía hablar incesantemente sobre regresar a la escuela para volv erse
veterinaria, pero noté que en los últimos meses no es un tema que
mencione voluntariamente. Si alguien más lo hace, dirige
continuamente la discusión en otra dirección.

Le pregunté sin rodeos si aún está interesada en ser la doctora York,


y me asegura que sí.

—¿Por qué trabajas tanto? —Ella me mira—. Eres súper rico. ¿No
hay un punto donde suficiente es suficiente?

Nunca ha sido sobre del dinero para mí. Mi camino al éxito tiene
mucho más que ver con ego que con riqueza. Nunca quise la cuchara
de plata en mi boca. La escupí tan pronto como fui capaz de hacerlo;
expandiéndome por mi cuenta para construir una vida que no estuviese
vinculada a mi familia.

Desafortunadamente, aún poseo una inversión en su negocio. Si


no fuera por mi mamá, la habría vendido por centavos hace años, solo
para liberarme de la responsabilidad de dos reuniones de juntas
directivas anuales y amargura de un lado a otro entre accionistas.

—Me gusta el trabajo —admito mientras dejo caer mis gafas de sol
sobre la pequeña mesa redonda entre nuestras sillas—. Es una carga de
adrenalina para mí.

Esa respuesta no la satisface. Su ceño se frunce.

109
—¿No tienes suficiente emoción en tu vida fuera del trabajo? No
tienes que perseguir lo extremo pasando el noventa por ciento de tu
tiempo haciendo malabares con los quinientos negocios diferentes que
manejas.

Me río.

—Realmente no son tantos, Ad. No soy un jodido robot.

—Lo sé. Los robots no tienen corazones. —Apoya su mano en el


medio de su pecho, entre esos hermosos globos redondos de carne en
los que quiero clavar mis dientes.

—¿Crees que tengo un corazón? —pregunto, porque es una


entrada a la discusión para la que estoy preparado desde que entró
ayer por la puerta.

Ella baja la mirada antes de que su cabeza voltee hacia el


océano.

—Dijiste que me llevarías al agua cuando terminaras con tu


llamada. Eso fue hace cinco horas.

La sutil indirecta sobre mi tiempo pasado en la crisis en la boutique


Matiz en Los Ángeles no se me ha pasado. No tuve intenciones de pasar
esa cantidad de tiempo en la oficina que monté en el antiguo
dormitorio de Lark. Hice más de treinta llamadas tratando de rastrear el
cargamento que había desaparecido.

Los clientes estaban esperando en fila en la boutique esta


mañana, anticipando un combo de nuevo color de labial y esmalte. El
gerente no pensó en contactarse para reportar que el cargamento
estaba desaparecido hasta que desbloqueó la puerta de la tienda esta
mañana.

Fácilmente pude haber entregado el asunto a alguien en la oficina


central en Nueva York, para que lidiaran con ello, pero di la bienvenida
a la distracción. Pasar tiempo con Adley mientras no estamos
discutiendo activamente sobre dónde está nuestra relación se está
volviendo más y más difícil de hacer.

—¿Crees que tengo un corazón, Ad?

110
Cuelga sus piernas sobre el lado de la reposera, así está sentada y
enfrentándome directamente.

—Por supuesto que tienes un corazón.

Miro su cuerpo fijamente, recordando cómo lucía en mi sofá,


delicioso y curvilíneo; su piel suave y cremosa.

—Sé que los últimos días han sido un infierno para ti. También lo han
sido para mí.

Inclinando su cabeza, estudia mi rostro.

—¿Qué es lo que quieres, Crew?

Desnudarte y follarte hasta que cada célula en tu cuerpo anhele


mi toque.

—Sabes lo que quiero, Ad. —Estiro mis piernas, cruzándolas en los


tobillos—. Te quiero a ti.

—Quieres follarme. —No es una pregunta, porque ya estamos más


allá de eso. Nada ha cambiado para mí desde que la besé. La
impulsora necesidad de estar dentro de ella nunca se reduce.

—Muchísimo.

Sus pestañas aletean mientras deja caer la mirada.

—Si hacemos eso, nada entre nosotros será igual de nuevo.

Tiene razón. Sería imposible regresar a ser solo amigos, pero ya


estoy mucho más allá de ese punto. Dejé atrás mis sentimientos
platónicos por ella hace meses.

—¿Eso es algo muy malo? —pregunto honestamente—. Somos


adultos, Ad. Podemos tener sexo y ver adónde va desde allí.

—Sé a dónde irá —Desafía, sus manos haciéndose puños en su


regazo—. Ambos sabemos a dónde conducirá.

—Ilumíname. —La miro fijamente—. Dime a dónde irá.

—Al infierno. —Se pone de pie de repente, sus manos disparándose


a sus caderas—. ¿Recuerdas a Gretel Gallant?

111
—¿Quién? —Atravieso la lista de nombres en mi mente, tratando
de llegar a ese.

—Gretel Gallant —repite lentamente.

Me parece familiar, pero no puedo ubicarlo. Adivinar solo insultaría


más a Adley. Aparentemente, esta mujer Gretel es alguien de mi
pasado.

—¿Quién es ella?

—Una mujer a quien follaste en una cabina de fotos, en un


restaurante en Times Square.

Dejo caer mi mirada a mi regazo. Maldito sea mi jodido pasado.

—¿Qué hay de Christy Marcus?

Cierro mis ojos antes de sacudir la cabeza.

—Le diste un orgasmo con tus dedos en un subterráneo, antes de


llevarla a tu casa. Tuve que oír todo sobre eso mientras limpiaba el
vómito de su perro, temprano una mañana del año pasado.

Mi cabeza sale disparada hacia arriba.

—¿Cómo mierda surgió mi nombre durante eso?

—Tú lo hiciste la noche antes de que ella viniera a la clínica. —Pone


sus ojos en blanco—. ¿Cuántos hombres de cabello negro y polla
grande, llamados Crew, crees que follarían con los dedos a una mujer
en el tren D en una noche?

¿Cuántas mujeres le dicen a una asistente veterinaria sobre sus


vidas sexuales?

—No puedo borrar mi pasado. —Levanto la mirada a su rostro. Hay


un nivel de emoción en sus ojos que nunca había visto—. No me
castigues por eso.

—No estoy castigándote. —Se mueve para sentarse junto a mí, la


parte exterior de su muslo rozando el mío—. No mencioné a esas mujeres
para echártelas en cara.

112
—¿Por qué siquiera las mencionaste? —Intranquilo, inhalo
profundamente. No sé por qué estoy tan sorprendido de que ella oyera
sobre mis encuentros con otras mujeres. He follado mujeres que me
buscaron basadas en lo que una amiga les dijo sobre mí. No me importó
lo que las atrajo. Todo lo que me importó fue disfrutar.

Su mano se estira por la mía y ávidamente doy la bienvenida al


toque. Acuno mis manos con las suyas mientras las apoyo sobre mi
muslo.

—Quiero que recuerdes mi nombre. —Su voz es plana y estable;


una contradicción directa a la emoción en sus ojos. Esos están llenos
con una mezcla de confusión y desprecio—. En un año desde ahora, o
cinco, o diez, quiero ser capaz de llamarte y preguntarte si quieres pasar
el rato. Si dormimos juntos, voy a perder eso. No sé si alguno de los dos
pueda manejar una vida sin el otro.

A la mierda ella y su sentido común.

Tiene razón, excepto que no está considerando una posibilidad.

—Ad. —Me giro para poder enfrentarla directamente. Podría


ahogarme en esta mujer. Quiero hacerlo—. No es solo sobre follar para
mí. Hay más.

Sus cejas se elevan mientras se inclina al frente un poco.

—¿Más?

—Sí —digo con mi voz quebrándose un poco. Yo no hago esto. No


me siento y discuto mis sentimientos con alguien. Lo mantengo todo
dentro, llevándome a través de mi día con la implacable fuerza de un
toro en una misión de aplastar todo en su camino. Insensible es c ómo
me quiero sentir veinticuatro-siete. Es cómo siempre me he sentido,
aunque ahora mismo quiero decirle que estoy sintiendo cosas que no
puedo comprender. Me asustan como el infierno y me hacen sentir
seguro al mismo tiempo.

—Vas a decir que nunca me lastimarás. —Apoya su cabeza contra


mi hombro—. Sé que no lo harías, Crew. Eres una de las únicas personas
en mi vida que sé que me protegerán a toda costa. Esa es otra razón
por la que no podemos dormir juntos. Te necesito. Siempre voy a
necesitarte.

113
Mi pecho se tensa con esas palabras. Son brutalmente honestas y
un ruego para que deje de jodidamente molestarla, así puedo ser el
hombre que ella necesita que sea.

El sacrificio no es algo que conozca, pero lo aprenderé por ella. Lo


haré porque perderla es un destino peor que nunca follarla.

Tengo que dejar de destrozarla así. Encontraré una manera de


manejar la necesidad.

Inhalo agudamente.

—¿Estás lista para ir al océano, Ad?

Su delicada mano vuela a mi barbilla, inclinándola para que esté


mirando directo a sus ojos azules.

—Estamos bien, ¿verdad? ¿Tú y yo estamos bien?

—Estamos bien. —Deslizo su mano a mis labios y beso ligeramente


su palma, cerrando mis ojos para ahuyentar el pensamiento de que
nunca tendré más. De alguna forma, tengo que aceptar que ser amigo
de esta mujer es suficiente.

114
23
Adley
No iba a hacerlo. No tenía intención de presionar a Crew de esa
manera hasta que comencé a leer esa maldita novela que tomé de la
estantería.

El personaje principal se llamaba Christy. Eso me llevó


directamente a esa mañana en la clínica cuando la hermosa y alta
mujer de cabello negro había entrado por la puerta con un cachorro
que había comido su peso en mini bagels.

Mientras atendía a su perro, sintió la necesidad de explicar por qué


no estaba en su casa para cuidar al perro mientras se deleitaba con el
desayuno previsto. El nombre de Crew apareció en algún lugar en el
medio de su historia sobre estar en el metro. Se acababan de conocer.
Ella colocó su gabardina sobre su regazo y su dedo se agitó en su botón
mágico.

No lo mencioné entonces, porque no me importaba. Nunca olvidé


lo que sucedió en su vida a pesar de que siempre ha estado ajeno a lo
que sucedió en la mía.

No me molesta que se haya acostado con más mujeres de las que


puede recordar. Es un hombre precioso que adora follar. Mordí los celos
al principio al salir con otros hombres. Siempre funciona, hasta que deja
de hacerlo.

Me niego a ser solo otro nombre en su pasado. No quiero eso. No


seré eso. Traje a esas otras mujeres a colación porque quiero que él vea
que yo encajo en un rincón diferente de su vida de lo que cualquiera
de ellas podría haber hecho. No estoy lista para renunciar a eso.

Puedo encontrar otro hombre para follar. No puedo encontrar otro


amigo como Crew.

La discusión fue difícil, los momentos en la playa después fueron


incómodos, pero todo fue necesario.

115
Podemos volver a Manhattan en dos días como amigos.
Eventualmente olvidaremos el beso y la vida será como siempre.

Tiene que serlo. Necesito que sea.

—Estás soñando despierta con una hamburguesa, ¿verdad? —


Crew entra en mi línea de visión mientras giro desde donde he estado
mirando por la ventana—. Tienes esa mirada otra vez.

—¿Cuál mirada? —Río con la pregunta.

—La que hace que quiera hacerte una hamburguesa. —Mira hacia
la cubierta a la gran parrilla plateada que usó para cocinar nuestra
comida—. Soy el rey Benton de las hamburguesas.

—¿Se supone que es impresionante? —bromeo, agradecida de


que el paseo incómodo en la playa no haya llegado a nuestra noche.

Él niega, señalándome con el dedo.

—Vas a comerte esas palabras después de que prepare la cena.

—¿Cuándo será eso? —Son apenas las seis en punto. Hice un


sándwich antes de ir a la piscina y vi a Crew comer una manzana menos
de una hora después de que hicimos nuestro camino de regreso. No
tengo hambre. Dudo que él sí.

Echa un vistazo a su reloj. No se lo había visto puesto desde que


llegué. No lo he visto con pantalones grises y una camisa negra
abotonada, pero eso es lo que lleva puesto.

—Después de que regrese. —Pasa su mano por su suave


mandíbula. Se afeitó desde nuestro paseo. También se bañó y aplicó lo
que huele a colonia de Matiz.

No paso por alto el hecho de que va a salir. Lo pregunto porque la


curiosidad me pica.

—¿A dónde vas?

—Me voy a encontrar con una amiga para tomar una copa.

Es una mujer. Un hombre no garantiza el esfuerzo que ha hecho


para prepararse.

116
—¿Tienes amigos en los Hamptons?

Qué pregunta tan idiota. Él tiene amigos en todas partes.

—Está de visita desde Los Ángeles. —Su mirada se desliza más allá
de mi rostro a la vista del océano—. No siempre estamos en el mismo
lugar al mismo tiempo.

¿Tú la llamaste o ella te llamó?

No pregunto porque no puedo. Fui yo quien retrocedió a la línea


de amistad hace menos de tres horas. Con quién pasa su tiempo no es
de mi incumbencia. Él tomó la decisión de renunciar a pasar tiempo
conmigo esta noche para gastarlo con otra persona, justo cuando yo
tomaba la decisión de mantener las cosas platónicas entre nosotros. No
puedo estar molesta porque él está haciendo lo mejor para él.

—Diviértete —digo en una voz que no suena como la mía.

Él acaricia mis labios con sus ojos, dudando brevemente antes de


finalmente responder.

—Regresaré en un par de horas. Llama si me necesitas.

Asiento. Lo necesito, pero no llamaré. Tomé la decisión de dejarlo


ir y ahora tengo que verlo irse sabiendo que está en camino a
encontrarse con alguien más. Mi corazón se rompe de nuevo. Lo juntaré
luego. Siempre lo hago. Quizás esta vez lo haga bien y Crew no tendrá
la mayoría de las piezas.

***

Un par de horas se convirtieron en cuatro y para entonces estaba


demasiado cansada para comer algo más que un plato de cereal.
Comí eso, sola en mi habitación, con mi mirada pegada al teléfono.

Estuve tentada a llamar a Crew para preguntar cuándo volvería,


pero él sabe mi número. Si sintiera la necesidad de ponerse en
contacto, lo habría hecho.

Son más de las dos ahora, y estoy completamente despierta. Abrí


las cortinas y las ventanas de mi habitación para dejar que la brisa
fresca y los sonidos de la noche se filtraran. Pensé que eso me ayudaría
a dormir, pero no fue así.

117
Tengo la tentación de pasear por el pasillo que conduce a la otra
ala de la casa. Quiero ver si Crew ha vuelto. No escuché su auto, pero
tampoco lo escuché cuando se fue hace horas.

Lo observé irse, sin volver mi mirada, preguntándome si había


calculado mal cuán fácilmente podríamos volver a ser solo amigos.

Muevo las piernas por el borde de la cama y me paro sobre el frío


suelo de madera. Llevo bragas de encaje blanco y una camiseta sin
mangas rosa. Normalmente, duermo sin camisa, pero tenía miedo de
tener una pesadilla y que Crew viniera corriendo a mi habitación para
encontrarme llorando y en topless.

Tomo mi teléfono de la mesita de noche y miro la pantalla. Los


únicos mensajes son de Sydney y Ellie de esta tarde. Ambas
preguntando si me estoy divirtiendo y, naturalmente, a Ellie le preocupa
haber olvidado el protector solar. Ignoré ambos mensajes cuando
llegaron por primera vez. Responderé mañana.

Camino hacia la ventana y miro hacia afuera, pero la oscuridad


es infinita e implacable. No puedo ver más allá del borde de la cubierta
envolvente. Las pequeñas luces blancas que cuelgan de la barandilla
se balancean suavemente con el viento.

Me dirijo a la puerta y la abro lentamente. No traje una bata y mis


pantalones de chándal aún están en mi cama en casa, junto al champú
y el acondicionador que tenía planeado empacar. Como siempre,
Crew se ocupó de eso. El baño que está conectado a mi habitación
aquí tiene todo lo que podría necesitar, incluidos los costosos productos
para el cabello de Matiz que rara vez me permito comprar.

Camino por el pasillo hacia la sala principal. Puedo decir que la


única luz que está brillando es la que dejé encendida. Está en una
pequeña mesa al lado del sofá junto a la chimenea. Pensé que, si Crew
llegaba a casa, la necesitaría para dirigirse a la cocina y más allá a su
habitación.

Me acerco a la puerta de entrada y a través del cristal. No puedo


ver nada. No auto, no Crew, solo vasta oscuridad más allá de las luces
que bordean el camino de entrada.

118
Un nudo retorcido se instala en mi estómago cuando me giro. No
hay señales de que Crew esté aquí. Sus llaves no están en la mesa del
vestíbulo donde normalmente están. Mis sandalias todavía están en el
camino de la entrada donde las dejé. Él ha tropezado con ell as dos
veces desde que llegué aquí y es por eso que las sigo poniendo en el
mismo lugar. Él maldice, me río y luego me guiña un ojo. Eso sucedió
antes de esta tarde, antes de que lo pusiera como algo más que mi
amigo.

¿Qué pasa si todo lo que teníamos ahora está roto sin posibilidad
de reparación?

El pánico me inunda.

—¿Crew? —Llamo a la casa vacía—. Crew. Por favor, ven aquí.

Espero escuchar el sonido de pasos lejanos o su voz, pero solo un


silencio denso me rodea.

Cierro los ojos contra la embestida de emociones conflictivas que


me golpean violentamente.

Me tropiezo hacia la chimenea, mis dedos de los pies rozando el


borde de la alfombra gris claro.

Si él no está aquí eso significa que todavía está con la mujer sin
nombre con la que fue a encontrarse hace horas.

Le gusta beber, pero incluso Crew no estaría en un bar. Él habría


llevado la fiesta a otro lugar.

Me cubro la cara con las manos y me arrodillo, tratando de


detener las lágrimas.

Esto es exactamente lo que quería, pero el dolor es cegador. Lo


alejé antes para evitar esto, pero ya es demasiado tarde. Estoy más
profundo que nunca y esta vez no tengo un respaldo. Antes de
besarnos, podría convencerme de que era mejor mantener d istancia.
Podría acallar mi corazón saliendo con otros hombres. Ahora que he
probado su boca y sentido su mano sobre mi piel, es imposible hacer a
un lado lo que siento.

Ni siquiera sé por qué lo besé. Me prometí que no lo haría. Sabía a


dónde iría, pero mi fuerza estaba hecha jirones esa noche. Estaba débil,
demasiado frágil para ver las consecuencias con claridad.

119
Ahora, él está con otra mujer, besándola como me besó.
Tocándola de la misma manera que he deseado.

Tuve un pedazo de su corazón que nadie más ha tenido. Era su


mejor amiga hasta que quise más. Ahora, siento que también he
perdido eso.

Me estaba engañando a mí misma cuando pensé que nada


cambiaría. Todo es diferente.

Ruedo hacia mi lado, mi cuerpo sacudiéndose con cada sollozo


que no puedo contener. El dolor me recorre. Alejé a la única persona
que siempre ha estado allí para mí. Él es mi roca, la única constante en
mi vida que me mantiene anclada.

Él es el hombre que rugió en mi vida como una calurosa tormenta


nocturna de verano y me salvó, incluso si él no lo sabe.

—¿Ad? —La voz de Crew se agrieta en el aire quieto—. Jesús,


Adley.

Lo siento antes de que se me acerque; la oleada de energía febril


que emana de él es casi palpable. Él está sobre sus manos y rodillas
antes de que pueda formar un pensamiento.

—Cariño. —Él me empuja hacia su gran cuerpo, sus brazos me


rodean—. Ad, por favor. Me estás asustando. Dime qué sucede.

Me doy vuelta rápidamente, enterrando mi rostro en su pecho


desnudo. Lloro cada lágrima que he tenido durante los últimos cinco
años y me aferro al hombre sin el cual no puedo vivir.

120
24
Crew
El tiempo pasa. No rápidamente, sino a paso de caracol. La abrazo
fuertemente, deseando poder llevarla a mi cama y mantenerla ahí,
apartada de lo que sea o de quien sea que haya causado esto.

Llegué a casa hace horas, pero ella ya estaba encerrada en su


habitación. Escuché junto a la puerta, tentado a tocar, pero no había
ningún ruido detrás. Di un paseo fuera alrededor de la propiedad y miré
en dirección a su dormitorio. Las cortinas estaban cerradas y las luces
apagadas, así que ignoré la urgencia de enviarle un mensaje de texto
y fui a mi habitación con una botella de whiskey.

La he visto llorar antes, pero no así.

Esto me partió en dos. La escuché gritar mientras revisaba los


números de proyección para la ubicación de Matiz en Phoenix. Tomé
otro sorbo de mi bebida para adormecer el dolor que he estado
sintiendo desde esta tarde cuando me dijo que me necesitaba como
amigo; solo un amigo, nada más.

Cuando salí de aquí, ella estaba en el suelo. Rota.

—Te tengo —susurro de nuevo, por tercera vez.

No puedo decir si mis palabras son reconfortantes o la molestan.


Ella no ha respondido. No se ha movido. Sus brazos están envueltos
alrededor de mí, su cabeza apoyada contra mi pecho.

—Sea lo que sea, puedo ayudar. —Puedo. Cualquier jodida cosa


que haya pasado, puedo arreglarla.

Sus piernas se mueven ligeramente, pero está tan silenciosa como


lo ha estado desde que llegué a este piso frío y duro.

Presiono un beso en la cima de su cabeza.

—Voy a cargarte. Todo lo que tienes que hacer es sostenerte.

—No —susurra débilmente. Apenas la escucho.

121
Me quedaré en este maldito piso toda la noche si es eso lo que
quiere, pero quiero que esté cómoda.

—Déjame ponerte en el sofá.

—Puedo levantarme. —Titubea mientras sus lágrimas se detienen—


. Yo puedo hacerlo.

Sé que puede. Puede hacer cualquier cosa que se proponga, más


que lidiar con lo que sea la jodida cosa que haya penetrado en ella tan
profundamente que la está arrastrando hasta el fondo.

Doy la vuelta y me pongo de pie, tendiéndole una mano para


ayudarla.

Ella mira hacia arriba, su rostro un desastre hinchado de


desesperación.

—Pensé que todavía estabas fuera.

La jalo hacia arriba por el codo, rodeándole la cintura con mi


brazo. El contacto de piel contra piel le hace un favor a mi polla. Estoy
vestido con pantalones de pijama y nada más. No puedo enmascarar
lo que estoy sintiendo. No quiero hacerlo.

Podría haber estado de acuerdo, en un principio, en ser el mejor


amigo por siempre, pero eso no calma la necesidad de mi cuerpo por
ella.

Ella mira hacia abajo a mi obvia erección, luchando contra la


suave seda negra.

—Debería volver a la cama. —Sus ojos se clavan en los míos—. ¿Te


desperté?

Meto ambas manos en mi cabello y exhalo. Necesito enfriarme. De


repente se siente caliente como el infierno aquí.

—Estaba despierto.

—¿Cuándo volviste?

—Más temprano. —No ofrezco explicación.

122
Mi razón para irme esta noche fue simple. Necesitaba aire. Aire
fresco que no oliera a ella o supiera a ella. No podía mirarla en ese bikini
rojo después de ser enviado a la zona de amigos.

Me paré en esa playa, con los ojos clavados en la arena mientras


ella sumergía los dedos de los pies en el Atlántico por primera vez. Luego
devolví la llamada de una mujer a la que solo veo dos veces al año.
Cuando ella propuso una bebida, sugerí un lugar.

—¿Qué te está carcomiendo? —pregunto porque ella seguro


como el infierno no va a decírmelo.

Mantiene sus emociones en un seguro cerrado con tanta fuerza


como el mío.

—Nada —escupe la respuesta con un puchero de sus labios


rosados—. Tuve un mal sueño.

—¿Sobre qué? —presiono porque puedo oler la mierda a una milla


de distancia y su respuesta apesta.

Ella busca una respuesta con sus ojos en el aire que nos rodea.

—No puedo recordarlo.

—¿Qué te está carcomiendo? —repito mi pregunta inicial—. No


me jodas, Adley.

Ella se mueve nerviosamente sobre sus pies, sus tetas rebotando


bajo la delgada tela del top sin mangas que tiene puesto.

—No puedo recordarlo.

Avanzo unos centímetros, cerrando el espacio entre nosotros.

—Como establecimos, una vez más esta tarde, somos amigos. Soy
el tipo de persona que no le gusta ver a sus amigos destrozados, así que
si quieres que repita la pregunta nuevamente, lo haré y si continúas
ofreciéndome respuestas que no creo, seguiré preguntando.

Sus manos se entrelazan juntas frente a ella.

—Tal vez estaba preocupada de que hubieras tenido un


accidente. No es como si condujeses todo el tiempo.

123
Cierto, no lo hago, pero cuando lo hago, soy el dueño del camino.
Me acerco más.

—Inténtalo de nuevo.

Ella frunce el ceño.

—Crew.

—Adley.

—¿Qué quieres que diga? —Sus manos se clavan en sus caderas y


esos pechos, esos dulces y redondos pechos de ella vuelven a rebotar.

No soy un hombre de tetas. Tampoco soy un hombre de piernas.


Un coño bonito me pondrá duro como una bolsa de martillos, pero un
culo perfecto en forma de corazón es lo que me pone de rodillas.

Con Adley, es todo lo anterior. Lo quiero todo. Todavía lo quiero


todo.

—¿Por qué estabas tan alterada? —Tomo el último paso que nos
separa.

Sus ojos recorren mi pecho, mis bíceps, mis hombros y finalmente


mi rostro. No tengo prisa. Esperaré toda la puta noche si quiere tomarse
su tiempo para inspeccionar visualmente la mercancía.

—Me voy a la cama —dice las palabras, pero no se mueve ni un


centímetro.

Yo sí. Deslizo la punta de mi dedo índice sobre su antebrazo.

—Iré contigo.

—¿Qué? ¿Por qué?

Mi dedo viaja por sobre su hombro antes de llevarlo a su barbilla.

—Quiero una respuesta a mi pregunta. Dime qué demonios pasó


antes de entrar y encontrarte en el suelo.

Su labio inferior tiembla apenas ligeramente, pero ella lo muerde


para detenerlo.

—Debes estar cansado. Tuviste un día largo. ¿Por qué no solo lo


dejamos por esta noche y hablamos de esto por la mañana?

Alzo ambas cejas.

124
—Porque vamos a hablar sobre eso esta noche.

Sus manos se mueven hacia su estómago. Levanta un poco su


camiseta. Es un hábito que ella tiene y que ignora completamente. No
muestra mucha piel, pero es suficiente para tentarme una vez más.

—Necesito que confíes en mí para hablar de esto cuando esté lista.

Agarro su mano. La sostengo contra la cálida piel de su estómago.

—Quiero ayudarte.

Ella se estremece.

—No puedes.

Como el infierno que no puedo.

—Tengo que resolver esto por mi cuenta. —Su mano agarra la mía
con más fuerza, deslizándola hacia arriba un cuarto de pulgada.

La miro a los ojos. Quiero besarla. Joder, quiero besarla.

—Estoy aquí si me necesitas. —Cierro los ojos porque su piel es tan


suave y mi polla no lo está. Necesito otra ducha fría.

Tuve una cuando llegué a casa y esa no tuvo nada que ver con la
mujer con la que estuve antes. Ella quería presentarme a la amiga que
había traído para sorprenderme. Yo quería volver aquí y mirar a Adley.

El tipo en el taburete del bar junto a mí se ganó la lotería del trío.

Yo me gané el borde amargo de la frustración cuando volví y ella


ya estaba profundamente dormida.

Sentí como si agujas de hielo perforaran mi espalda cuando


estaba en la ducha, mi polla en mi palma, mientras pensaba en la
pequeña rubia que estoy mirando ahora.

—Me voy a la cama —anuncia como si la inquisición se hubiera


detenido por completo.

Lo ha hecho, por ahora.

125
Con eso, ella se gira. Me quedo en silencio viendo el culo en forma
de corazón más perfecto cubierto de encaje blanco dejar la sala
llevando consigo a la mujer más increíble del mundo.

126
25
Adley
Por supuesto, me hizo el desayuno en la cama. Él es perfecto.

—No tienes que hacer esto por mí, Crew. —Ajusto la blanca
sábana alrededor de mi cintura mientras me inclino hacia atrás en el
cabecero acolchado—. Pude haber ido a desayunar en el comedor.

—Esperé medio jodido día para esto. —Él rueda sus hipnotizantes
ojos verdes—. Es casi mediodía, Ad.

—¿Qué? —Me extendí por mi teléfono en la mesita y echo un


vistazo a la pantalla.

Tiene razón

No puedo recordar la última vez que dormí tan tarde. Tiene que ser
años. Fue antes de...

—¿Puedo bajar esta bandeja ahora? —Él me guiña un ojo—. Nadé


vueltas en la piscina por cerca de una hora esta mañana y mis brazos
queman.

Doy toques con mis dedos sobre mi regazo.

—Ponla aquí.

Él baja una bandeja de desayuno de madera cubierta en una


servilleta de lino. Hay café, jugo de naranja, tostadas y una taza de
frutillas frescas. También hay una única rosa. Es un tono más claro que
la docena que está encima de mi mesita de noche, pero no menos
hermosa.

—Esto se ve delicioso. —Miro hacia él.

Él toca el cuello en V de la playera gris que lleva.

—Comételo todo.

Cabeceo mientras tomo un bocado de las tostadas.

127
—¿A qué hora te despertaste para nadar?

Retrocede antes de sentarse en un sillón marrón cerca de la pared.

—A las cinco. Siempre estoy despierto a las cinco.

—¿Incluso los fines de semana? ¿Incluso fuera de aquí? —Empujo


dos arándanos en mi boca.

Una sonrisa ladina cruza sus labios.

—Todos los días. No necesito mucho sueño.

Al parecer no. No regresé a mi habitación hasta cerca de las tres


esta mañana lo que significa que llegó a la cama a la misma hora. Sin
embargo, se ve descansado y preparado para enfrentarse al día.

—¿Te divertiste anoche? —pregunto con cautela. Es una forma de


auto tortura y los pensamientos que mantienen mi mente en movimiento
hasta que finalmente se rindió de agotamiento y me quedé dormida.
No necesito ni quiero detalles y aun así pregunto.

—¿Te molesta que me encontrara con alguien para tomar una


copa?

Miro donde él está sentado. Su expresión no revela nada. Él no está


burlándose, lo que significa que es una pregunta que espera una
respuesta.

—Me sorprendió. —Levante mi dedo índice—. Antes de que


malinterpretes lo que eso significa, voy a explicarlo.

Inclina la barbilla hacia abajo, pero no dice nada.

»Entiendo por qué te fuiste. —Enrosco mi mano alrededor de la


taza de café caliente—. Necesitas espacio. Creo que yo también.
Supongo que solo estaba sorprendida de que hubiera alguien aquí que
habías visto antes.

—Sucede que estábamos aquí, en los Hamptons, al mismo tiempo.


—Se rasca la punta de su nariz—. Ella me vio en el mercado cuando
pasé por allí el viernes. Me llamó ayer y el momento fue correcto.

128
—¿Así que todo funcionó? —Me subo poco a poco en la cama—.
Ustedes dos tuvieron diversión.

—Ella vino acompañada de una amiga.

Inclino mi cabeza. Un trío. No es su primero.

Odio el silencio así que digo lo primero que me viene a la mente.

—Doble la diversión. Suertudo.

Sus ojos se comen los míos mientras traga, su manzana de Adán


rebotando en su cuello.

—Los celos no se ven bien en ti.

—No estoy celosa.

En un latido del corazón se levanta de su silla y se sienta en el borde


de la cama enfrentándome.

—Un amigo puede estar celoso de un amigo, Adley.

Alejo la mirada. No quiero que esté cerca de mí, no cuando huele


a colonia de Matiz, lujuria cruda y todas las malas decisiones que me
muero por hacer.

—No estoy celosa —repito.

—¿Luzco como si me hubiera divertido anoche?

Lo miro a los ojos. Están iluminados con algo. Lo siento arder en mí,
encendiendo un camino directo a mi núcleo.

—Sí.

Una sonrisa perezosa corre sobre sus labios.

—La mejor parte de mi noche fue descansar en ese duro jodido


piso contigo.

Siento mis labios retorcerse.

—¿Esa fue la mejor parte de tú noche?

Él asiente.

129
—Nada más se le acercó a eso.

No sé cómo eso tiene sentido. Folló a dos mujeres, probablemente


mujeres muy hermosas y luego estuvo en el suelo junto a mí mientras mi
cabello estaba enmarañado por estar en una piscina de mis propias
lágrimas.

—¿Cómo está tu corazón hoy? —Mira hacia mi camisa.


Naturalmente, mis pezones están en plena exhibición.

—¿Mi corazón?

—Encontré algunas piezas de él en el piso esta mañana. —Él


empuja su mano en el bolsillo de su pantalón corto azul y luego la saca
a bombo y platillo, mostrándome su palma vacía. Es lo mismo que hace
cuando atrapa a May llorando—. Parece volviste a juntar todo tú
misma. Como siempre lo haces.

Tiene razón. Lo hice, pero no está todo allí. Él todavía tiene algunas
piezas incluso si no las puede ver.

***

—Jesucristo, Adley —dice detrás de mí—. Conseguirás que


cualquier hombre, incluso un amigo, vaya a tener un problema contigo
en ese bikini.

—¿Un problema? —Retrocedo para enfrentarme a él—. ¿Cuál es


el problema?

—Es demasiado pequeño.

No lo es. Es realmente perfecto para mí. Es blanco, un top de estilo


halter y un calzón que apenas cubre mi culo.

No puse mucha atención en mi elección de traje de baño cuando


estaba empacando. Vivo en Nueva York. Si vas a cualquier lugar que
justifique vestir un bikini, traes todos los que tengas.

Después de que Crew tomó mi bandeja de desayuno, me lavé los


dientes y duché rápidamente. Elegí este bikini porque es lo primero que
cogí de mi maleta. Quiero nadar antes de que esas nubes oscuras que
se avecinan en la distancia me roben esa oportunidad.

130
—Pensé que dijiste que tenías trabajo que hacer —digo porque
tengo realmente curiosidad.

Él había dicho eso cuando salió de mi habitación. Tuvo que llamar


a un distribuidor de una crema facial. La belleza no puede tomarse un
descanso, incluso los domingos.

Sus labios se tuercen con sarcasmo.

—–Soy muy bueno en lo que hago. Manejé eso en veinte minutos


exactamente.

Probablemente debería sacar a colación el hecho de que me dijo


que le tomó cinco horas ayer para encontrar un camión perdido lleno
de cosméticos, pero lo dejé pasar.

—Voy a nadar.

Él mira hacia la piscina detrás de mí.

—Sabes cómo nadar, ¿cierto?

Sé nadar. Las clases de natación fueron una de las actividades de


después de la escuela por las que mi mamá me presionó cuando era
pequeña. Aunque estoy agradecida ahora, en aquel entonces,
preferiría haberme sentado en mi culo jugando videojuegos que
meterme en la piscina con un montón de extraños.

Su teléfono suena otra vez justo cuando estoy a punto de decirle


la campeona de nado creo que soy. Él lo saca del bolsillo de su
pantalón corto rojo.

—Trabajo. Joder.

No me molesto en preguntar si tiene que tomarla o no. Sé que tiene


que hacerlo. Siempre lo hace.

—Iré a la piscina mientras te ocupas de los negocios.

Su pulgar golpea la pantalla antes de traer el teléfono a su oído


diciendo su nombre mientras responde.

Me sumerjo en la piscina, dejando que el agua cálida robe cada


onza de tensión en mi cuerpo.

131
26
Crew
Tomé la llamada, subí a casa y luego me masturbé.

Un hombre solo puede tomar tanto culo y tetas en su cara antes


de que tenga que hacer algo para aliviar la presión.

La observo nadar mientras estoy platicando con mi cuñado, Ryker,


sobre la reunión que tendrá mañana. Él está casado con mi hermana,
el padre de mi sobrino y mi mano derecha en Matiz. Él se encarga de la
mercadotecnia y muchos asuntos pequeños que necesiten atención.

Dándole algo de trabajo extra este fin de semana parece como


una gran idea hasta que mi hermana me regañó en un mensaje de
texto.

Ryker, como Nolan, son devotos a sus fines de semana en familia.


Yo soy devoto a encargarme de lo que sea que necesite mi atención
en Matiz y en mi club.

Lo que necesita mi atención justo ahora es Adley.

Ella nada como una diosa que es en el agua, la carne de su culo


rebotando mientras patalea por la longitud de la piscina siete veces
antes de salir.

Eso lleva mi polla al borde. Curvas, gotas de agua y cabello


mojado se agregaron a mi establo de imágenes de fantasía de ella.

Fue entonces cuando mi mano encontró mi polla y me masturbé


frente a la ventana del dormitorio, mientras miraba su toalla salir de su
perfecto cuerpo.

Ella todavía está cerca de la piscina, aunque las nubes que se


avecinan prometen un espectáculo impresionante de relámpagos y
truenos. Vendrán rápidamente.

Tomo una botella de agua de la nevera de la cocina antes de salir


por la puerta y dirigirme hacia ella.

132
Mi teléfono suena otra vez. Lo saco de mi bolsillo y lo silencio
inmediatamente.

Esta vez la persona que llama puede esperar.

—Finalmente terminaste —dice Ad mientras me acerco, con una


brillante sonrisa cubriendo su boca. Ella está en una tumbona, en una
posición medio recostada. Su mano está sobre su cabeza, la otra sobre
su estómago. Es un recordatorio de cómo la encontré en mi sofá.

Abro la botella de agua y se la entrego.

—¿Estás lista para regresar a la casa?

Ella toma la botella y le da un largo trago, su cuello moviéndose


para tomarla toda.

Puede que me haya corrido en hace menos de veinte minutos ,


pero puedo ir por ello nuevamente por ella.

—Voy a esperar hasta que la lluvia comience.

Me siento en la tumbona al lado de ella, mirándola de frente así


puedo tomar la imagen de su cuerpo. Nuestro acuerdo de solo
amigos necesita ser traído de vuelta sobre la mesa para una
renegociación ya que es claro que no está funcionando para mí.

Anoche rechacé un trío e instantáneamente borré un mensaje de


texto que Lucia me envió hace dos horas con un breve video adjunto.

Es probable que la calidad del video haya sido como de página


porno ya que siempre que me ha enviado uno de ella así. Mi polla no
estaba interesada, así que lo eliminé incluso antes de leer el mensaje.

Mi sueño húmedo actualmente está lamiendo el agua de sus labios


con los ojos cerrados.

Su mano se hunde más abajo en su estómago para que roce el


borde de su bikini.

Quiero extender la mano y pasar los dedos detrás de los de ella


hasta que se sumerjan bajo la tela.

Si no puedo tener eso, quiero verla hacerlo ella misma.

133
—¿Me viste en la ventana? —pregunto porque miro a la casa
brevemente, pero sus ojos pasaron por el exterior antes de volver a caer.

—No. —Ella me mira. Su mano está subiendo por su estómago


ahora en un patrón circular lento—. ¿Estabas mirándome para
asegurarte que no me ahogara?

Mis ojos están pegados a sus dedos. Se acercan ligeramente a su


pecho izquierdo. Sus pezones están tan duros ahora como estaban
cuando la besé. Quiero deslizar mis dientes sobre uno hasta que ella
gruña de nuevo.

—No exactamente —contesto con cuidado.

Su mano está de nuevo moviéndose, más rápido ahora, trazando


círculos sobre su vientre. Sus párpados se cierran, su respiración es
superficial.

—¿Qué estuviste haciendo?

Extiendo la mano porque mierda si voy a poder controlar esto. Solo


quiero un toque. Mi mano aterriza encima de la de ella.

Sus ojos se abren, sus labios tiemblan, pero ningún sonido sale.

Ella no dice que no, no hay un sí, pero se entiende que agradece
el contacto. El cambio de sus muslos cuando se frotan me dice mucho.

—Te estaba mirando —dije antes de que un fuerte trueno la hiciera


estremecer.

Estrecho mi mano sobre la de ella, todavía presionándola contra


su ombligo.

Ella no dice nada, así que tomo la iniciativa, porque que me parta
un rayo si voy a renunciar a esto fácilmente cuando se trata de ella.

—Eres demasiado bella para no mirar. —Observo su cuerpo de la


cabeza a los pies, lentamente, saboreando cada centímetro de su piel
impecable.

Su mano se arrastra más abajo, tomando la mía con la de ella.

134
—¿Soy tan hermosa como las dos mujeres con las que estuviste
anoche?

Observo nuestras manos, los dedos enganchados juntos mientras


se deslizan por su piel.

—No las follé y no, ninguna de ellas se comparan contigo.

—¿No lo hiciste? —pregunta como si esperara que pudiera poner


mi polla en nadie más que en ella. Estoy empezando a preguntarme si
alguna vez podré volver a hacerlo sin tener que cerrar los ojos e
imaginar que es ella la que está debajo de mí.

—No quise.

Ella baja más nuestros dedos hasta que siento el roce de la suave
tela de ese diminuto bikini contra las puntas de mis dedos.

—¿Por qué?

Si quiere que conteste honestamente, lo haré. A la mierda las


consecuencias porque estoy tan profundo que me estoy ahogando en
lujuria.

—Ellas no eran tú.

—Crew —ronronea mientras nuestros dedos pasan sobre el


triángulo de tela que separa su coño de mi toque—. Acordamos ser…

—Amigos —termino por ella—. Lo sé. Créeme, lo sé, pero eso no va


a apagar la necesidad, Ad. Eres hermosa.

Su respiración se acelera mientras lleva mi mano a un viaje largo


por su muslo interno.

—Cambiaría las cosas.

Exhalo cuando nuestros dedos rozan su hendidura sobre la tela


antes de deslizarlos sobre su otro muslo.

—Eso dependería de lo que hagamos. Manejamos el beso,


podemos manejar más.

—¿Cuánto más? —Sus ojos se clavan en los míos. Están llenos de la


misma necesidad aplastante que siento dentro de mí.

135
—Tú decides. —Inclino mi barbilla hacia donde nuestras manos
están rodeando su muslo, tan cerca de lo que quiero tocar. Mi polla
también quiere, pero reprimo el impulso de sacarl a y apretarla.

Ella sostiene mi mirada mientras desliza nuestras m anos unidas a la


parte superior de la braga del bikini antes de sumergirlas dentro.

136
27
Adley
Nuestras manos se detienen, sus nudillos rozan la suave piel bajo
las bragas de mi bikini.

—¿Quieres esto? —Sus palabras están entrelazadas con un deseo


tan denso que casi puedo saborearlo en mi lengua. Quiero besar su
boca, pero él todavía está sentado en la silla junto a mí, su polla
hinchada debajo de sus pantalones cortos.

Asiento porque no quiero escucharme a mí misma decir cuánto


quiero sus manos sobre mi piel, o su boca o su polla dentro de mí, en
cualquier lugar donde la ponga.

Empuja mis dedos a lo largo de la línea de mi coño. Estoy tan


mojada. Nunca he estado tan mojada antes.

—Jesús —susurra entre sus dientes apretados—. Eres suave y estás


jodidamente mojada.

Muevo sus dedos hacia adelante, deseando que me toque como


siempre me toco cuando pienso en él.

—Muéstrame cómo te gusta —susurra como si las nubes y el viento


pudieran oírnos.

Sumerjo un dedo entre mis pliegues, centrándome en ese


hinchado nudo de nervios. Estoy tentada de hacer un círculo yo misma,
así puedo acabar antes de que él ponga su mano ahí. Sé que no duraré
cuando eso suceda. Ya parece que mi núcleo está en llamas.

—Tu coño se siente magnifico.

Gimo porque lo sabía, simplemente sabía que cuando lo


escuchara decirlo, me desmoronaría por dentro.

»Esos pequeños y dulces sonidos. —Mira mi rostro antes de que su


mirada vuelva a donde nuestras manos todavía están unidas, ocultas a
nuestra vista.

137
Retiro mis dedos de los suyos, lentamente, sin querer tener nada
entre su contacto y mi excitación.

—Lo tomaré desde aquí. —Sonríe tan diabólicamente que me dice


que me hará sentir cosas que nunca había sentido.

Deslizo mi mano hacia atrás y chillo tan pronto como sus dedos
tocan mis pliegues.

Mis piernas se abren porque quiero más. Subo mi brazo para


proteger mi cara. No le dejaré ver lo mal que quiero esto, lo mal que
siempre lo he deseado.

—Déjame verte. —Su mano libre agarra mi muñeca y aparta mi


brazo—. Quiero verte deshecha.

Me muerdo el labio cuando desliza su dedo dentro de mi coño.


Casi protesto hasta que siento su pulgar sobre mi clítoris.

Me arqueo porque el placer es demasiado. Es un toque ligero que


solo debería ponerme en el camino hacia un zumbido, pero es más que
eso. Es eléctrico y crudo, enviando explosiones de tierna necesidad a
cada célula de mi cuerpo.

—Sabía que te sentirías así de bien. —Sus ojos se oscurecen al


mirarme a la cara—. ¿Sabes cuánto he querido tocar esto? ¿Cuánto
pienso al respecto?

No puede ser tanto como yo.

Desliza un dedo dentro de mí y gimo por la necesidad pura de


venirme.

El estallido de un trueno en un concierto desigual sobre nuestras


cabezas cuando las primeras gotas de lluvia salpican nuestra piel.

—Quiero saborear esto. —Hace un gesto hacia donde su mano


está trabajando lentamente, dolorosamente lento, en mi coño debajo
de la tela blanca—. Pero viene la tormenta.

Bajo la mirada, mareada por la imagen de sus dedos ocultos; sus


intenciones claras.

138
—Lo tomaré rápidamente esta vez.

Esta vez.

Él sabe tan bien como yo que estamos cruzando una línea en la


arena que las olas borrarán para siempre. No podemos volver de esto.
Ya no quiero.

Grito cuando desliza otro dedo grueso dentro de mí. Presiono


fuerte mi pie cuando rodea mi clítoris tan dolorosamente suave que
puedo sentir el borde del acantilado. Luego, cuando llega a ese lugar
dentro de mí, lo dejo ir. Vibro alrededor de sus dedos cuando el orgasmo
me atraviesa.

Gime mi nombre mientras me aferro al borde del pasado y lo


desconocido del futuro.

***

—¿Ad? —Su voz se escucha a través del sonido del trueno—. Eres
tan jodidamente hermosa así.

Abro mis ojos. Él está de rodillas a mi lado, su aliento recorre un


caliente camino sobre la piel de mi estómago.

La lluvia está cayendo más fuerte ahora, pesados guijarros contra


nuestra piel.

Su mano todavía está en mi bikini. Sus dedos todavía se movían


lentamente sobre mi tierna carne, haciéndome doler por más.

—Hicimos esto —susurro en la palma de mi mano—. Lo hicimos.

—Lo hicimos. —Se inclina hacia adelante y besa la parte posterior


de mis dedos—. Lo haremos nuevamente tan pronto como me dejes
llevarte a la casa.

Cierro los ojos contra la lluvia ahora constante que nos está
saturando a los dos.

Me siento viva de una manera que nunca me había sentido. Mi


cuerpo entero está hormigueando. Mi pulso está acelerado y no puedo
entender cómo me voy a parar después de lo que acaba de pasar.

Muevo mis piernas.

139
—Debería levantarme.

Él aprieta su mano sobre mi coño, y aprieto los dientes.

Jesús.

El placer pasa a través de mi cuerpo otra vez. Podría venirme solo


por la mirada en sus ojos y esos dedos amasando los labios de mi sexo.

—Te quiero en mi cama cuando lleguemos a la casa.

No hay encanto en sus palabras. No está tratando de seducirme.


Sabe que estoy dispuesta a seguirlo como un cachorro perdido
buscando su próxima comida.

Su toque es más adictivo de lo que imaginé que sería.

—Deberíamos hablar. —Mis propias palabras me muerden,


oleadas de confusión se estrellan dentro de mí.

Debería dar el paso y correr hacia su cama. Mi sentido común


necesita callarse y dejarme sentir. Quiero sentir de nuevo. Quiero que
sea con él.

Se cierne sobre mí, sus dedos finalmente se alejan de mi bikini.

—Si eso es lo que necesitas, eso es lo que haremos. —Sus labios


cubren un camino de suaves besos sobre mi frente—. Vamos a salir de
la lluvia.

Ofrece su mano y la tomo, dejándolo ayudarme a ponerme de pie.


Miro hacia abajo a mi bikini. Está empapado por la lluvia y por su toque.

Mientras él me lleva a la casa, la tormenta se intensifica. El viento


azota a un ritmo tan rápido como el martilleo de mi corazón.

140
28
Crew
Enciendo un fuego porque la tormenta ha robado el calor del aire.
También lo hago para matar el tiempo. Adley me dijo que quería
enjuagar el agua de piscina de su cuerpo hace una hora, por lo que
entró en su habitación para ducharse. No la seguí, aunque no quería
nada más que hacerlo.

Una ducha no era lo que necesitaba. No borraré su dulce aroma


de mi mano. Lo que pasó antes fue un abrebocas. Fue una muestra de
lo que me espera.

Escucho sus suaves pasos en el piso de madera antes de verla


doblar la esquina.

Está usando un vestido blanco fino que es casi puro. Puedo decir
inmediatamente que no está usando sujetador y que sus bragas
también son blancas.

—Hola —dice cuando se acerca.

No quiero que sienta nada más que completa comodidad a mi


alrededor. Bajó la cabeza cuando huimos de la lluvia. Una vez que
estuvimos dentro, caminó hacia el pasillo tan rápido que no pude decir
nada en respuesta a su anuncio de que ella estaba tomando una
ducha.

—Siéntate conmigo. —Palmeo el lugar a mi lado en el sofá.

Sus ojos se deslizan sobre mi ropa. Camiseta negra, pantalones


deportivos a juego y nada más.

—¿Quieres un poco de vino? ¿Un refresco? —Aprieto mi mano en


mi muslo para evitar tocar su rodilla una vez que se sienta a mi lado—.
Puedo conseguir lo que quieras.

Su mirada aterriza en mis labios.

—Estoy bien, gracias.

141
—Tienes miedo. —Lo digo porque lo veo. Está allí, no solo en su
rostro sino también en su lenguaje corporal. Sus hombros están tensos.
En sus manos cerradas fuertemente sobre su regazo.

Asiente mientras inclina la cabeza.

—No creo que entiendas cuánto necesito un amigo como tú.

Lo entiendo. La necesito a ella también. Tengo otros amigos,


algunas mujeres, pero ninguna es tan cercana a mí como ella. Ella es la
persona de la que dependo para hablar directamente. También es una
de las pocas personas en este mundo a la que no le importa dos cosas,
que sea rico o exitoso.

A mí me gusta Ad, y en mi mundo, eso es una rareza.

—Te entiendo —ofrezco amablemente—. Te necesito tanto como


tú me necesitas.

Sacude su cabeza.

—No lo creo, Crew. Tienes muchos amigos. Probablemente diez


veces más que yo. Si ocurriera algo que nos separara, tendrías a alguien
a quien recurrir. Siempre hay un amigo para ti.

Es cierto, pero esas amistades son superficiales en el mejor de los


casos. No se puede comparar con lo que nosotros dos compartimos.

—Tengo muy pocos amigos cercanos.

Una sonrisa curva su labio, pero se va con el siguiente latido de mi


corazón.

—Sé que soy cercana. Creo que te conozco mejor que la mayoría
de tus amigos.

Hay algo en esas palabras. Tienen un peso más allá de lo obvio.

—Tú sabes mucho sobre mí.

—Y más —agrega en un susurro.

Mi corazón late en mi pecho en latidos fuertes y medidos. Hay


cosas que nunca le he contado sobre mí. Cosas que solo le he dicho a
Nolan y apostaría mi vida y la suya a que él nunca rompería esa
confianza.

142
—¿Qué sabes de mí?

Su mirada vaga por mi cara.

—Eres un buen amigo.

—Soy un amante aún mejor —bromeo.

Se frota las manos en los muslos.

—¿Qué pasa si todo se va al infierno? ¿Cómo vamos a manejarlo?

No veo eso como una opción, por lo que hacer un plan es una
pérdida de tiempo. La quiero, y eso va más allá del sexo. Quiero su
corazón. Lo quiero todo porque la estoy viendo de una manera en la
que nunca la había visto.

—¿Qué pasa si no?

Se recuesta.

—Te gustan demasiado las mujeres para que esto no se vaya al


infierno en algún momento.

Eso pica. Sus palabras me cortan con la fuerza de un cuchillo


porque son mis acciones las que le han dado esos pensamientos y esas
palabras. Puede que no hablemos de quién somos, pero hay suficientes
pistas en mi vida y obtengo mi parte justa de coños para que ella sepa
lo que está pasando.

Hay paquetes de condones en la mesita de noche de la


habitación de invitados porque a veces quiero follar con una vista
diferente de la ciudad.

Hay bragas en los ganchos cuando busco mis trajes de la tintorería


después de que las sacaran de mis bolsillos.

Labiales entre los cojines de mi sofá de cuero.

La lista continua…

Adley ha visto todo eso y más.

—No he follado a una mujer desde que te besé.

143
Frunce el ceño al considerar esas palabras.

—¿No lo has hecho?

—No quiero hacerlo —admito en una exhalación pesada—. Te


quiero a ti, Adley.

—¿Por qué ahora? —Sus manos se entrelazan en un nudo de


ansiedad. Quiero extender la mano y agarrarlas, acunarlas contra mi
pecho para que pueda sentir mi corazón latir solo por ella.

Me enderezo lentamente.

—No es algo nuevo. Ha estado desarrollándose durante meses.

—¿Sí? —Su voz salta una octava con la pregunta—. ¿Desde


cuándo?

Me encojo de hombros.

—¿Año nuevo? Quizás incluso antes.

Lo piensa antes de responder.

—¿Por qué no dijiste algo?

Es una pregunta honesta a la que no tengo una respuesta directa.

—Sabía que me harías retroceder. Sé cuánto valoras nuestra


amistad.

—Pensé que tú también lo hacías. —Su respuesta es rápida y


dura—. Pensé que entendías que nuestra amistad es una parte esencial
de mi vida. Tengo miedo de perder eso. No puedo describir lo
jodidamente asustada que estoy de eso, Crew.

Yo también lo estoy. Admito que siento cosas por ella que nunca
había sentido, pero no tengo ni idea de a dónde nos llevarán. Todo lo
que sé es que estoy dispuesto a hacer el viaje.

—Lo tomaremos tan despacio como quieras. —Extiendo la mano y


finalmente agarro su mano—. ¿Te sientes bien con respecto a lo que
hicimos en la piscina?

144
Entrelaza sus dedos con los míos.

—Sí.

Lo tomo como una victoria.

—Yo también.

Sus cejas suben mientras sonríe.

—Pensé que lo estarías.

—Quiero más. —Inclino mi barbilla y aprieto suavemente su mano—


. Quiero probar cada centímetro de ti. Quiero estar dentro de ti.

Su respiración falla. Sé que si deslizo mis dedos en sus bragas,


estaría lista para mí; cálida y húmeda, tal como lo estuvo en la piscina.

—Despacio, ¿verdad?

Me acerco más a ella, queriendo saborear sus dulces labios.

—Me gusta despacio, Ad.

Asiente.

—También me gusta despacio.

Inhalo el aroma de su cuello. Inhalo el aire que huele a su perfume


y debajo de eso, a ella. Es fresco, sensual y me animo a besarla bajo su
oreja.

—Toqué tu coño. Quiero probarlo.

Tiembla ante esas palabras. Su cabeza cae hacia atrás contra el


sofá.

—Tu boca me hace cosas.

—No tienes idea de lo que puede hacerte. —Levanto el dobladillo


de su vestido con mi mano—. Deja que te muestre.

Gira su cabeza hacia mí, presionando sus labios contra los míos.
Levanto mi mano por su muslo mientras deslizo mi lengua a lo largo de
la de ella; devorando su boca de la misma manera que devoraré su
coño.

145
Follo su boca, mi lengua alejando la de ella. Mis dientes raspando
su labio inferior en advertencia, y una oscura promesa de cómo se
sentirá una vez que mi cabeza esté entre sus piernas y su clítoris entre
mis dientes.

Gime con el beso, su mano se extiende para enredarse en los


mechones de mi cabello.

Toco la seda de sus bragas ya sintiendo lo húmeda que está.

Me aparto del beso, pero solo lo suficiente para hablar.

—Te quiero en mi cama, desnuda, así puedo saborear todo esto.

La aprieto a través de sus bragas y eso es suficiente para levantar


su culo del sofá. Presiono círculos suaves sobre su clítoris usando la
fricción de la tela para provocarla.

—Sabes cómo usar tus manos —jadea—. ¿Cómo demonios eres


tan bueno con tus manos?

Años de experiencia innecesaria.

Siempre ha sido la forma más rápida de hacer que una mujer se


moje lo suficiente como para que mi polla entre sin resistencia.

—Espera hasta que te encuentres con mi lengua. —Sonrío contra


su mejilla—. Mi polla se muere por conocerte también.

Sus caderas dan vueltas mientras persigue un orgasmo.

—Siento que podría venirme aquí mismo.

—Hazlo —susurro las palabras mientras le rodeo la oreja con mi


lengua—. O puedo ponerme de rodillas y lamer ese hermoso coño.

—Por favor. —Me agarra el cabello con la mano—. Oh, Dios, sí, por
favor.

Me levanto y tiro de mi camisa por la cabeza. Tomo el cordón de


mi pantalón de chándal, porque si voy a caer sobre ella, voy a necesitar
algo una vez que le haya dado un orgasmo o tres.

146
Comienzo a bajarlos mientras sus ojos se ciernen sobre el delgado
rastro de vello oscuro que desaparece debajo de la cinturilla.

Un fuerte crujido junto a la puerta me hace girar la cabeza en esa


dirección.

Adley está de pie, con las manos cruzadas en mi espalda, su


cabeza asomándose por detrás de mi bíceps cuando la puerta se abre
y mi hermano entra con una morena en el brazo.

—Hola, Crew —llama Kade desde la puerta mientras deja caer dos
bolsas de viaje en el suelo—. No te importa si arruinamos tu pequeña
fiesta, ¿verdad?

Miro a la mujer parada junto a mi hermano menor.

A la mierda ella. A la mierda mi vida.

—No mencionaste que tu hermano estaría aquí, Kade —dice entre


sus labios rojos—. Es bueno verte, Crew. No te he visto desde que me
dejaste en el altar.

147
29
Adley
¿Altar? ¿Él había dejado una mujer en el altar? ¿Cómo es que
nunca me dijo que estuvo comprometido?

Observo en silencio mientras la hermosa mujer se acerca a


nosotros. Su cabello es negro con luces caramelo. Tiene un corte Bob
que enmarca su perfecto rostro.

Sus ojos de un profundo marrón y enmarcado con pestañas por las


cuales casi cualquier mujer mataría.

—¿Quién es esta?

Ella me misa como si debiera estar abrillantando sus zapatos.

—Soy Adley —intervengo y extiendo mi mano porque Crew está


congelado como una estatua.

—Gusto en conocerte, Ashley. —Ella toma mi mano y pasa las


puntas de sus dedos por la palma de mi mano. No tengo idea si esa es
la forma de saludar de una supermodelo o qué, pero estoy agradecida
por el mínimo toque.

—Su nombre es Adley —corrige Kade con una sonrisa. Luce como
si fuera a pasar el fin de semana en los Hamptons con sus jeans, su polo
azul y su costoso corte de cabello. La última vez que lo vi, su cabello
castaño estaba corto. Ahora está más largo arriba, dándole un estilo
que le va mejor.

—Soy Damaris.

Es un hermoso nombre para una mujer llamativa.

—¿Por qué estás aquí? —Crew dirige la pregunta a su hermano


mientras se vuelve a poner su playera sobre su cabeza—. ¿Por qué
demonios la traes?

—Somos amigos —responde Kade rápidamente, sus ojos grises


escanean el rostro de Crew—. Sabes que somos amigos, Crew.

148
—¿Sabías que estaba aquí con Adley?

Puedo responder esa pregunta. Cuando Kade envió un mensaje


de texto hace tres días para ver cómo iban las cosas, mencioné mi viaje
de fin de semana. No le dije que me dirigía aquí con Crew, pero
aparentemente conectó esos puntos por su cuenta.

—Adley me lo dijo, pero pensé que ya te habrías ido. —Toca su


reloj—. ¿No vas a la cena con tus amigos el domingo, y luego estas en
tu escritorio el lunes en la mañana? Estás atrasado.

—Estoy aquí hasta mañana en la noche. —Él cruza sus brazos sobre
su pecho.

—Suficientemente justo. —Kade se mueve para pararse junto a la


exprometida de Crew—. Damaris necesitaba un descanso de la ciudad.
Yo necesitaba un descanso del trabajo, así que estamos aquí para
pasar la noche.

—Se van a ir. —Crew amplía su postura.

—Tomaré mi antigua habitación. —Kade se voltea para hablar con


Damaris—. Tú te quedarás en la antigua habitación de Lark. ¿Eso
funciona para ti, Crew?

—No.

—¿Por qué no?

—Necesito que se vayan ahora, Kade. —Él hace un ademán hacia


la puerta principal—. Piérdanse.

—Sí tú puedes traer a una amiga, seguro como el infierno que yo


también puedo. —Kade aprieta mi bíceps—. No estoy yendo a ningún
lado.

—Joder. Entonces nosotros nos vamos. —Crew se gira a su lado y


baja su mirada a mí—. Empaca tus cosas. Nos vamos.

Nunca lo he visto tan al borde antes. Normalmente, cuando se


enoja, siempre está entrelazado con humor. Él es el maestro de
controlar su temperamento, pero esa no es la persona que veo en frente
de mí ahora.

—¿Crew? —Extiendo mi mano para tocar su antebrazo, pero aleja


mi mano.

149
—Alístate para irnos, Ad. —Sus ojos se disparan entre Damaris y yo—
. Ahora.

Asiento.

Crew se dirige a la cocina y los dormitorios más allá, antes de que


yo siquiera pueda dar un paso. Cruzo mis brazos sobre mi pecho, de
repente consciente de que mi vestido es puro.

—Lo siento Adley. —Kade envuelve su brazo sobre mi hombro—.


No quise arruinar tu fin de semana.

Yo también lo siento. No solo nos interrumpieron a Crew y a mí en


el peor momento posible, sino que conocí a su exprometida, una mujer
de la que no sabía de su existencia hasta ahora.

—Está bien —miento—. Necesito regresar al mundo real de todos


modos.

—Tú también eres de Nueva York, ¿sí? —Damaris se mueve para


mirarme—. ¿Tú y Crew son amigos?

—Es una de sus mejores amigas —ofrece Kade—. Ella lo mantiene


a raya.

Le sonrío. En el mensaje de texto que le envié sobre mi viaje, no


mencioné nada sobre el beso. No que sea asunto suyo. Es un secreto
que solo Crew y yo compartimos.

—Yo solía mantenerlo en raya. —Damaris se ríe—. También éramos


amigos, pero luego fue más.

—Luego él cometió un error y lo dejaste ir —agrega Kade.

—Tú habrías sido el mejor cuñado. —Ella se voltea de Kade para


estudiar mi rostro—. ¿Nos hemos conocido antes?

—No —respondo rápidamente porque si conozco a esta mujer,


segura como el infierno la recordaría. Ella podría saltar en cualquier
pasarela y pavonearse con un contrato de un millón de dólares.

—Tu cara me es familiar. —Su dedo se clava en su barbilla—. Tal


vez nos hemos visto en la ciudad. ¿En qué trabajas?

150
—No es asunto tuyo —dice Crew desde donde está parado a
nuestra izquierda. Él tiene sus pantalones grises y sus manos están
abrochando su camisa negra.

—Me alistaré para irme. —Miro a Damaris una vez más. Debería ser
cortés y decirle que fue un gusto conocerla, pero eso es una mentira.

—Él necesita un amigo. —Ella hace un gesto con su pulgar hacia


Crew—. Me alegra que tenga eso contigo.

Él tiene algo en mí. Y ya no estoy segura de lo que es.

***

Una vez que estamos en la autopista, le hago la pregunta que ha


estado en mis labios desde que Damaris entró en el vestíbulo con Kade.

—¿Cuándo estuvieron juntos?

—Eso del altar es mentira. —Él no me mira. Sus ojos se quedan en


la carretera mientras maneja su BMW con facilidad—. Rompí nuestro
compromiso en persona incluso antes de que eligiéramos una fecha.
Fue breve, Ad.

—Fue antes de que nos conociéramos —digo en voz alta incluso


aunque no es mi intención.

—Años antes. —Asiente—. Solo estuvimos juntos unos pocos meses.

Miro fuera de la ventana al tráfico pasando del otro sentido de la


autopista.

—¿Dónde se conocieron?

Él duda antes de responder. Su mandíbula se aprieta mientras sus


manos se aprietan en el volante.

—En un club. Siempre conozco mujeres en un club.

Nosotros nos conocimos afuera de un club en Las Vegas. Pero no


es lo mismo. Ni siquiera me reconoció esa noche. Él estaba enfocado
en Ellie porque quiso ofrecerle un trabajo, y después en Luc ia porque
quiso ofrecerle su polla.

151
—La amaste. —Empujo mis manos contra mis muslos. Me puse jeans
y un suéter blanco. Fueron lo primero que agarré mientras escuché el
sonido de los zapatos de Crew en el suelo fuera de la puerta de la
habitación.

—No. —Me mira brevemente antes de que sus ojos vuelvan a la


carretera—. Me gustó lo que hicimos juntos. Me gustó la altura que
proveyó. Eso no es amor.

—¿Alguna vez has estado enamorado? —pregunto porque tal vez


su indicador es diferente al mío. No sé cómo se siente el amor con nadie
más que conmigo.

—No —responde rápidamente—. Amo a personas, pero no es lo


mismo.

Él tiene razón. No lo es.

Él se aclara la garganta.

—Amabas a Leo.

Mi cabeza voltea rápidamente hacia él. Siento una sensación de


pánico cuando escucho decir el nombre de Leo. Le he hablado sobre
mi exnovio antes, pero eso fue justo después de que Crew y yo nos
conociéramos. Todavía estaba loca por Leo porque me había ayudado
a sanar después del final de una relación que me había dañado de
innumerables maneras.

Extrañé la presencia de Leo en mi vida durante meses después de


nuestra separación. No extrañé las discusiones que cons tantemente
teníamos sobre nuestro indeciso futuro mutuo.

Leo quería casarse y tener un hijo de inmediato. Yo quería una


carrera y la oportunidad de convertirme en la persona que se supone
que soy antes de tener un bebé en mis brazos.

—Lo amaba —admito con un suspiro—. Aunque no fue una buena


opción para mí. Si lo fuera, no me habría desenamorado de él tan
fácilmente.

Él busca mi mano y la lleva a su muslo.

—Leo era un hombre con suerte.

152
Damaris era una mujer con suerte. Ella logró que él se arrodillara y
le ofreciera su vida a ella. Conociendo a Crew de la forma en que lo
conozco, eso es sorprendente.

—¿Alguna vez te arrepientes de haberlo terminado? —Intento


retirar mi mano, pero la mantiene apretada.

—Nunca.

Vuelvo a mirar fuera de la ventana al cielo oscurecido.

—Entonces asumo que ustedes dos no volvieron a hablar.

Él suelta mi mano para que la pueda alejar cuando vuelvo a tirar


de ella.

—No quedaba nada de qué hablar para nosotros. Ella fue parte
de mi vida, ahora no lo es. Simple y sencillo.

Caigo en silencio mientras conduce.

Él la amó lo suficiente para pedirle que se casara con él.

Comenzaron como amigos y terminaron así.

No quiero que esa también sea nuestra historia.

153
30
Crew
No tengo idea de lo que estaba pasando por la mente de Adley
cuando la dejé en su apartamento anoche. La ayudé a llevar sus
maletas hasta su puerta, y cuando Sydney la abrió para tirar a Adley a
un fuerte abrazo, cualquier oportunidad de despedirnos se perdió.

Ella no se giró para decirme nada después que me agradeció por


el fin de semana.

Fui a casa, estuve en mi ducha por más de treinta minutos y


después bebí hasta dormirme.

—Estás de vuelta un día antes. —Nolan entra a mi oficina con un


pequeño salto en su andar. Ha estado así desde que le pidió matrimonio
a Ellie—. Reordené media docena de tus reuniones. Eso fue una pérdida
de mi jodido tiempo.

La sonrisa en su rostro me dice que está bromeando. Incluso si no


lo estuviera, me importaría una mierda. Le ayudé a construir esta
compañía en lo que es hoy. Me recompensó generosamente por eso
en la forma de una oficina esquinera y un porcentaje de sus acciones.

Tal vez no posea tantas acciones en Matiz Cosmetics como él, pero
trabajo por nuestro éxito más duro de lo que él siempre ha hecho.

Comenzó como un amigo ayudando a un amigo después que


heredó el negocio. Se volvió muchísimo más cuando conseguí nuestro
primer millón. Ahora, nuestras ventas anuales son mayores de lo que
ninguno de los dos podríamos haber imaginado.

Nos permite disfrutar de una vida cómoda, así que no escucharás


quejas acerca de la inversión de tiempo y esfuerzo que nos tomó llegar
allí.

—Kade se apareció en Westhampton Beach. No estaba solo.

La boca de Nolan se contrae mientras toma asiento en una de las


sillas frente a mi escritorio.

—¿Quién estaba con él?

154
—Vas a enloquecer. No podía creer lo que miraban mis ojos
cuando ella entró por la puerta.

—Jesús, no me digas que era Damaris.

Elevo una ceja.

—Que pequeña mierda tan estúpido. —Frota su mano sobre su


barbilla—. Tu hermano es un idiota. ¿Has notado eso?

Dejó salir una risa profunda.

—Su historia fue que pensó que Adley y yo estábamos en camino


de regreso a la ciudad. Llevó a Damaris allí para recargar energía.

—¿Por qué demonios se ha mantenido como su amigo? —Sus dos


manos se mueven a través de su cabello castaño—. Entiendo que
fueron amigos antes que ustedes dos estuvieran juntos, pero aun así.

No tengo idea por qué son amigos. Fueron juntos a la universidad ,


pero su conexión no nos condujo a nuestra reunión.

—¿Quién demonios sabe? Ese no es el punto. El punto es que la


llevó a la casa cuando se suponía que estaría a solas con Ad.

—¿Cómo reaccionó ella al conocer a tu ex?

Solo he dado a Nolan pequeños trozos de información sobre Ad y


yo. Ella es la mejor amiga de su esposa, así que no puede mantener su
boca cerrada acerca de Adley si sabe algo que Ellie no.

—Fue incómodo para todos, amigo.

—Además de tu loca ex apareciendo, ¿cómo fue el fin de


semana?

—Fue bueno —digo en una respiración pesada—. Somos más


cercanos de lo que éramos cuando llegamos allá. Creo que estamos
en un lugar mejor.

O lo estuvimos antes que Damaris apareciera.

—Es bueno escucharlo. —No presiona por más información, y estoy


agradecido por eso.

155
—Me haré cargo de las reuniones de las once y dos en punto con
mercadotecnia. —Golpeo el final del bolígrafo sobre una carpeta en mi
escritorio—. Estás libre.

—Tomarte un día extra para holgazanear en tu apartamento no te


hubiera matado. —Nolan se levanta y abotona el saco de su traje—. No
necesitamos tu trasero aquí cada día.

Sí, lo necesitan. Él elige creer lo contrario.

—Mira, solo estoy preguntando esto porque estoy preocupado por


ti. ¿Damaris dijo algo sobre el…?

Lo detengo antes que la palabra deje sus labios. Esa palabra. Mi


infierno personal está envuelto en una palabra que cambió mi vida para
siempre. Damaris estuvo allí para mí en el peor día de mi vida. Cada día
después de ese, ella eligió recordarme del dolor por el que estaba
pasando. Era su arma para debilitarme.

—No lo hizo —interrumpo—. Mantuvo su boca cerrada.

—Tal vez tenga un corazón después de todo. —Mira sobre mi


hombro a la puerta abierta de mi oficina. Sabe que mi asistente está en
su descanso o esta conversación no estaría sucediendo.

No lo tiene. Damaris tiene una gran cuenta bancaria, gracias a mi


generosidad cuando nos separamos. Ella quería la boda de sus sueños.
Yo quería mi libertad. Ambos obtuvimos exactamente lo que
necesitábamos.

***

Disminuyo la velocidad mientras me acerco a ella. Está fuera de su


apartamento, pantalones blancos y una blusa azul marino cubriendo su
cuerpo. Está usando tacones color piel y un par de gafas de sol.

—Adley —grito cuando levanta su brazo para detener un taxi—.


Espera.

Desliza las gafas de sol sobre su cabeza, mientras sus ojos me


revisan de pies a cabeza.

—Estás usando un traje. ¿Fuiste a la oficina hoy?

156
El trabajo es mi droga de elección. Cuando estoy sentado en mi
oficina en la cima de la Torre Matiz, me siento centrado. Lo necesitaba
hoy después de ver a Damaris en los Hamptons.

—Tenía algo de trabajo con el que ponerme al día. —No es


completamente mentira. Siempre hay algo que hacer en mi mundo, ya
sea gestionando a los empleados de Matiz o aprobando un envío de
vodka en el club.

—Voy a ver a unos amigos.

Sigo su mirada cuando cae a su teléfono y un mensaje de texto


aparece. Lo cubre con su otra mano antes que pueda leer algo más
que “Hola Adley”.

—¿Qué amigos? —pregunto porque siempre ha sido un libro


abierto. Nunca me ha recriminado por invadir su espacio a pesar de
que ella nunca ha invadido el mío.

—No los conoces.

Ellos. No ella, no él, sino ellos. Es un hombre.

—¿Cuál es su nombre? —Ni siquiera intento enmascarar la pesadez


de mi tono.

Sus ojos se mueven rápidamente sobre mi rostro.

—No actúes como un hombre de las cavernas, Crew. Tengo otros


amigos.

Sé que los tiene. La mayoría son mujeres.

—¿Es alguien que conozco? —presiono por más, como un chico


de dieciséis años que está preocupado que su chica regular vaya a
besarse con el mariscal de campo estrella detrás de l as gradas del
estadio.

—No.

La miro fijamente porque esa no es una respuesta satisfactoria.

—¿Quién es, Ad?

—Su nombre es John. —Da un paso a mi alrededor hacia el bordillo


de la calle—. ¿Estás feliz ahora?

157
Joder no, no lo estoy. Nunca ha mencionado a un hombre llamado
John, así que esto está viniendo directamente del campo izquierdo.

—¿Dónde lo conociste? —Mantengo mi tono calmado mientras la


observo mover su brazo en el aire mientras un taxi ya ocupado se
aproxima.

Golpea el suelo con su pie cuando no se detiene.

»Ese no estaba disponible. —Bajo mi mirada a mi teléfono y toco


los mensajes de textos.

—Sabía eso. ¿Qué estás haciendo aquí de todas formas?

—Estoy aquí para llevarte a cenar. —Empujo mi teléfono en mi


bolsillo otra vez—. Quiero hablar sobre el fin de semana.

—Se terminó. —Mira de lado cuando otro taxi pasa zumbando a


nuestro lado.

Pánico burbujea en mi pecho, filtrándose en mis pulmones. Exhalo


y trato de inhalar profundamente.

—El fin de semana terminó, no nosotros.

Se gira para mirarme.

—Me sorprendió el hecho que estuviste comprometido una vez. Tú.


Comprometido. ¿Quién lo hubiese pensado?

—Ella no significa nada para mí ahora, Adley.

Su mano salta a mi brazo.

—Lo sé y me alegra, pero una parte de mí está enloqueciendo


sobre eso.

—¿Por qué? —Agarro su muñeca y coloco su mano sobre mi


mejilla—. ¿Por qué estás enloqueciendo sobre el hecho que terminé con
Damaris?

Abre su palma y acuna mi cara. Cierro mis ojos porque el toque es


casi demasiado. He estado hambriento por ella todo el día y este
pequeño bocado de su atención no es suficiente para satisfacer el
hambre.

158
—Fueron amigos una vez, follaron, se enamoraron y después
terminaron.

Lo entiendo. Esta aterrorizada que vayamos por ese mismo


camino. Lo que ella no entiende es que lo que sentí por Damaris fue una
tenue luz comparada con la cegadora luz solar que me rodea cada vez
que está cerca de mí.

—Nunca me importó ella como me importas tú.

—Resolveremos esto. —Pasa las yemas de sus dedos sobre mi


mejilla—. Tomaremos esto lentamente y si se siente como si fuese
demasiado para uno de los dos, hablamos y decidimos si todavía es lo
correcto.

—De acuerdo —digo porque no puedo decirle que nunca va a


sentirse demasiado. Todavía no está lista para escuchar eso.

—¿Ese es Bill? —Apunta a la SUV negra viniendo por la calle.

—Está justo a tiempo. —Sonrío mientras se aproxima—. Acabo de


enviarle un mensaje de texto. Va a llevarte a donde necesites ir.

El auto se detiene en la calle junto a nosotros. Ella saluda a Bill antes


de girarse hacia mí.

—Sabes que podría haber ido a ver a John sin tu ayuda.

John, jodido John.

—Dile a John que mantenga su polla en sus pantalones.

Sus ojos se detienen en mi boca antes de vagar a mis ojos.

—Tiene el doble de mi edad. No es de esa manera.

—Dime cómo es entonces. —Me acerco a ella y coloco mis manos


en sus hombros.

—No estoy lista. —Los dedos de su mano izquierda golpean el


frente de su cuello—. Cuando esté lista para hablar sobre eso, serás el
primero al que le cuente.

Duele. Jodidamente duele, pero no solo ella tiene un secreto


guardado. Tengo los míos propios que he mantenido ocultos de ella por
los últimos dos años.

159
—Te llamaré esta noche —digo antes de presionar mis labios en su
frente.

Ella me mira.

—Todavía eres el mejor amigo que he tenido.

Lo sé. También soy el hombre que está enamorándose de ella.

160
31
Adley
Veo a Crew cuando entro al club. Él tiene dos puntos favoritos. El
primero es arriba, en el nivel VIP. Se para allí, usualmente vestido todo
de negro, con un vaso de algo color ámbar en su mano y una mujer a
su lado. La besará antes de que su mano se deslice por su espalda.

Siempre sé el momento exacto en el que sus dedos alcanzan su


destino final. La boca de ella se curva en una “O”, su cabeza se sacude
hacia atrás contra el pecho de él y comenzará a mover sus caderas en
círculos pequeños.

Para cualquier otro, lucen como si bailaran. La mano de él estará


en el aire, balanceando el vaso y las manos de ella se aferrarán con
fuerza al barandal de metal en frente de ella. Cerrará sus ojos y se
moverá lentamente.

Mientras el tempo de la música incrementa, también lo hacen sus


movimientos.

Dependiendo de cómo le gusta, ella abrirá más sus piernas para


darle más de lo que él quiere.

Él beberá su trago, ella morderá sus propios labios y luego


temblará. A veces de manera violenta; otras veces, sutilmente, pero
siempre sé cuándo ella se corre en su mano. No importa quién sea. Los
signos delatores están allí.

Su otro lugar es al final de la barra.

Allí es donde está ahora. Evaluando el club, mirando a sus clientes,


cazando de algo.

Lo he visto llevar incontables mujeres de la pista de baile al área


VIP arriba, a veces una, a menudo dos.

Esperar que vuelvan a bajar usualmente no es parte de mi plan.


Aunque sucede. El elevador siempre llega primero con la mujer o
mujeres con las que pasó una hora o dos.

161
Luego bajará, una mirada de satisfacción petulante en su rostro, y
la esencia del sexo acribillando su piel mientras camina más allá de
donde estoy de pie, junto al bar, sin ser consciente del hecho de que
he estado en el club muchas noches en las que él también estuvo.

No fui a buscarlo. Mis bebidas eran gratis, así que cuando amigos
del trabajo querían un sitio para relajarse, los invitaba al club para
invitarles una ronda. Bailaba, me divertía, hablaba con hombres y me
relajaba.

Más a menudo de lo que no, Crew no estaba allí, pero cuando


estaba, nunca notaba mi presencia. Yo nunca me acercaba, porque
sabía por qué él estaba allí y no tenía nada que ver conmigo.

—Deberías ir a saludar a tu bombón. —Sydney me palmea en el


hombro—. Luce solitario.

Él luce listo para saltar sobre una morena con un corto vestido rosa,
quien está rebotando con el ritmo de una canción que yo tuve en
repetición por días. Hago una nota mental de borrarla de mi teléfono.

—Voy a pasar —digo cuando veo a Crew ponerse de pie—. Ve a


divertirte.

Ella se va de prisa, hacia un grupo en el lado opuesto del bar. No


he sacado mis ojos de Crew desde que él apareció. Sus ojos no han
dejado su objetivo.

Morena, tetas pequeñas, lindo culo y una sonrisa que podría


iluminar la noche más oscura.

Él me dijo que estaría libre esta noche. Lo estará, pero sabía que
probablemente él estaría aquí, así que luego de mi reunión, fui a casa,
me cambié y compartí un Uber con Sydney. Ella estaba dirigiéndose
aquí para encontrarse con sus amigos y yo la seguí, sabiendo que lo
encontraría en uno de sus dos sitios favoritos.

Él siempre estaba aquí los lunes por la noche, y también la mayoría


de las otras noches.

Observo desde las sombras mientras él rodea a la mujer, no una


vez, sino dos veces.

162
Es una escena que he atestiguado al menos una docena de veces,
pero nunca hizo que mi corazón resonara en mis oídos como ahora. Es
casi ensordecedor, ahogando la música junto con todo pensamiento
racional.

No debo hacer esto. Debo acercarme a él para que sepa que


estoy aquí, pero mi memoria está nublada con tantas imágenes, como
la que sucede justo frente a mis ojos, que no me muevo.

Mi respiración se atasca cuando él da un paso más cerca de ella.


Sus ojos encuentran los de él. Ella voltea para enfrentarlo directamente.

Crew extiende su mano y casi caigo de rodillas. Mi estómago se


retuerce y temo que la ensalada que cené vaya a terminar sobre todo
mi corto vestido negro.

Ella se estira por su toque, porque no hay razón para que no lo


haga. Él es precioso, imponente y es obvio que el hombre sabe follar.
Esa energía se filtra de cada poro de su cuerpo.

Él la jala más cerca y luego deja caer la mano de ella, cruzando


los brazos sobre su pecho.

Otro hombre se acerca, también vestido todo de negro. Es de


seguridad. Sé eso. Toma un sitio junto a Crew. Hablan entre sí y luego
con la mujer, y ella mira alrededor de la habitación, sus ojos
disparándose en vano, con desesperación. Ella está buscando algo o
alguien.

Gira sobre sus tacones rosa pero el tipo de seguridad tiene su mano
sobre su codo. Ella trata de librarse con una sacudida, lágrimas
brotando en las esquinas de sus ojos y luego su cabeza cae.

Es entonces cuando él voltea. Crew voltea en mi dirección y a


través del espacio pobremente iluminado, a través de las multitudes
que me ignoran en su camino para entrar y salir del club, él fija sus ojos
en los míos y una sonrisa brillante domina su hermosa boca.

***

—No sé qué mierda está mal con estos chicos, que tratan de
escabullirse dentro del club. —Él sacude su cabeza mientras la mujer de
vestido rosa es guiada hacia la salida por el guardia de seguridad—. No

163
se necesita a un jodido genio para ver que es menor de edad. Juro que
todas las personas que trabajan en la puerta necesitan que les patee el
culo.

Sonríe a través de esa diatriba.

—Sydney fue revisada. Yo también. —Me encojo de hombros—. De


alguna forma, esa mujer se escabulló bajo el radar.

—Esa chica ya ha intentado el mismo truco. —Él mira atrás, a la


pista de baile—. La reconocí de la última vez que la envié a casa.
Creerías que el personal podría ser experimentado con mierdas como
esa.

—Quizás su jefe debe darles una charla.

Él me estudia por un minuto.

—Quizás su jefe deba preguntarle a su mejor amiga qué está


haciendo en un club, luciendo como sexo en tacones.

Me sonrojo. Lo siento antes de notar lo que está sucediendo.

—Eres demasiado encantador para tu propio bien.

—Ambos sabemos que eso no es cierto. —Se frota la frente—. Estoy


demasiado viejo para esta mierda. Contrato personas que se encargan
de esto por mí.

—¿Por eso estás aquí? ¿Para asegurarte que menores de edad no


logren pasar al fornido guardaespaldas en la puerta? —Recojo su vaso
y tomo un pequeño sorbo. El licor quema mi garganta, pero doy la
bienvenida al calor.

—Te conseguiré una bebida. —Golpetea con su mano sobre la


barra y Penny, una de las cantineras, instantáneamente voltea en
nuestra dirección.

—No. —La alejo con una sacudida de mi muñeca—. Tengo que


trabajar en la mañana. No puedo beber.

Él asiente antes de bajar lo que dejó en su vaso, en un solo trago.

164
—También tengo que trabajar en la mañana. Es por eso que bebo.

Me río.

—Es divertido cómo ambos terminamos aquí esta noche.

Él desliza su mano para cubrir la mía en la barra.

—Visto que solo es la segunda vez que hemos estado aquí al mismo
tiempo, diría que es el destino.

No lo corrijo. No hay necesidad de hacerlo. Siempre he sido


invisible para él. Él me nota ahora y eso es suficiente para mí. Al menos,
quiero que lo sea.

165
32
Adley
—Pasé por el club para recoger unos extractos mensuales de la
oficina. —Crew toma mis llaves de para que pueda abrir la puerta de
mi apartamento—. Pensé en tomar un trago y luego vi a esa
adolescente tratando de ligarse a un tipo con unos diez años más que
ella. No podía permitir que sucediera, legal o no.

Sonrío. Me gusta que cuide a las personas que lo rodean, incluso si


no los conoce personalmente.

—¿Vas a entrar? —pregunto cuando abre la puerta.

—Después de ti. —Agita su brazo en un amplio arco.

Entro en mi oscuro apartamento con él pisándome los talones.


Sabía que vendría después de que nos besáramos en el taxi. No fue un
tipo de beso de “tengo que quitarte la ropa”. Fue suave y cálido, y
cuando me mordió el labio inferior, sentí el calor acumularse entre mis
piernas.

—¿Quieres algo para beber? —Tiro mi bolso sobre la mesa.

—Un whiskey. —Arroja mis llaves, y aterrizan al lado de mi bolso.

—No hay whiskey. —Me quito mis zapatos de tacón—. ¿Soda,


limonada o agua?

Se quita el saco y lo dobla sobre el respaldo del sofá.

—Debes tener algo más fuerte que limonada.

—No, y además, no lo necesitas.

Sus ojos recorren mi cuerpo.

—Vamos a follar esta noche.

Mi núcleo se aprieta de esas palabras.

—¿Sí?

166
Camina hacia mí mientras se quita los gemelos.

—Si no estás lista para eso, me daré un festín con tu coño.

Aprieto mis manos a un lado para reprimir el impulso de tocarme.

—Amo tu boca.

—La amarás más cuando te corras en ella.

Retrocedo un paso hacia el sofá para estabilizarme. Cuando


finalmente lo siento con la parte posterior de mis piernas, me estiro hacia
atrás para apoyarme.

—Pude olerte en mi mano durante todo el viaje de regreso a Nueva


York. —Se desabrocha cada botón de su camisa con facilidad, sin dejar
de mirarme a los ojos—. Me estaba volviendo loco. Casi me detuve para
poder probarte.

Trago un gemido.

»Quítate el vestido.

Miro la puerta de mi apartamento.

—Sydney podría volver a casa.

—Sydney no estará en casa por horas. Está alimentando su corazón


roto en un reservado privado en la sala VIP.

—¿Con quién y cómo lo sabes? —Mis manos saltan a mis caderas.

—Era el gerente del club al que estaba enviando mensajes de


texto cuando estábamos en el ascensor en el camino hasta aquí. Le dije
que la vigilara. Lucías preocupada cuando te despediste de ella.

—Eso es amable de tu parte —digo sinceramente.

—Le vendría bien el chaperón. Una mujer con un corazón herido


es propensa a cometer errores de los que se arrepentirá.

Asiento mientras lo veo acechar más cerca de donde estoy.

—¿Has roto muchos corazones?

167
Sus dedos juguetean con el collar alrededor de mi cuello.

—Algunos, pero siempre han estado bien después de un breve


período de luto.

Lo dudo. No me sorprendería que haya docenas de mujeres en


esta ciudad que deseen poder ser más para él que una sola noche de
diversión.

Sus manos se mueven desde mi cuello a mis hombros.

—No te romperé el corazón.

Lo miro a los ojos. Veo verdad allí. Quiere creer eso porque sabe
que la alternativa es el final de nosotros, como amantes, como amigos,
como todo.

—No te perdonaré si lo haces —digo en voz baja.

—Lo sé —responde en un susurro—. Es por eso que lo protegeré a


toda costa.

Quiero creerle. Tengo que hacerlo si voy a compartir mi cuerpo


con él.

Su pulgar roza mi labio inferior.

—Te sentí en el club esta noche antes de verte.

—¿Lo hiciste? —No me sorprende. Ha sido así para mí desde hace


meses. Cada vez que se acerca, puedo sentir la energía del aire
aumentar.

—Algo cambió. —Su mano se mueve más abajo, acariciando mi


barbilla antes de que se mueva hacia mi cuello, enviando escalofríos
por mi columna—. Pude sentir que estabas cerca. Todo se aquietó y
luego volteé y allí estabas.

—Me encontraste entre una multitud de personas con facilidad.

—Pon a mil personas frente a mí y podría encontrarte con los ojos


cerrados. —Se inclina para besarme suavemente antes de que sus
labios sigan un camino hacia mi oreja sobre mi mejilla—. Tu olor, tu voz,
la atracción de mi cuerpo hacia el tuyo, todo es real.

168
Lo es. También lo siento.

Sus manos trabajan los botones en la parte delantera de mi


vestido. Él sisea su aprobación cuando sus ojos se posan en mi sujetador
de encaje rojo.

—¿Tus bragas también son rojas?

Asiento.

—Es un conjunto.

Él sonríe antes de caer de rodillas. Su aliento cubre mi piel mientras


sube la falda de mi vestido hasta la parte superior de mis muslos.

—Esto es lo que quiero.

Agarro su cabeza para estabilizarme. Mi cuerpo se arquea hacia


él, buscando cualquier contacto. Estoy tan excitada, tan necesitada.

Él levanta la mirada, sus ojos se bloquean sobre los míos.

—¿Quieres que pruebe tu coño?

Las palabras me marean. Son muy directas y sin filtro. Sus ojos están
llenos de necesidad.

—Sí.

Desliza sus dedos sobre el áspero encaje.

—Estás mojada, Adley. ¿Estuviste mojada toda la noche?

Asiento.

—Sabes que me haces mojar.

—¿Fue el beso en el taxi?

—Sí —ronroneo—. Fue eso y cuando presionaste tu polla en mí en


el pasillo afuera de mi puerta.

Lo hizo. Mientras buscaba mis llaves en mi bolso, él se colocó detrás


de mí, sus manos apoyadas en la pared a cada lado de mi puerta, su
erección palpitando contra mi trasero.

169
Mueve sus manos lentamente, agarrando la cintura de mis bragas.
Las desliza hacia abajo y mi respiración se detiene. Cierro los ojos
porque esta es la primera vez que me verá, desnuda y lista para él.

—Eres hermosa. —Arroja las bragas detrás de él antes de soplar


una bocanada de aire sobre mi humedad—. Tan jodidamente hermosa.

La habitación gira cuando se mueve. Es tan rápido que no puedo


registrar lo que está pasando. Entonces me tiene encima de su hombro.
Su mano me golpea el culo y me lleva por el pasillo hacia mi habitación,
dando un portazo detrás de nosotros con el pie.

170
33
Crew
La tiro de espaldas sobre la cama. Mi polla está más dura que
nunca. Quiero estar dentro de ella, esos jodidos soniditos de placer
saliendo de su garganta. Luego quiero estar en su boca para poder
soltar mi carga en su lengua, en sus labios, y en su hermoso rostro.

Me quito la camisa, pero desgarro su vestido. Ella ayuda,


torciéndose y girando para salir de él. Una vez que lo hace, lo arrojo al
suelo a mis pies.

Ella es hermosa como está. Sus tetas cubiertas de encaje rojo, su


coño expuesto y mojado.

Me alzo en la cama y beso sus labios. Ella gime con el toque de mi


boca en la de ella.

Me muevo hacia abajo, rozando mis dientes entre sus gloriosas


tetas, bajando por su estómago hasta llegar a la cima de su hendidura.

Inhalo el dulce aroma de ella antes de tomar mi primera probada.

Una lamida que es larga y lenta a lo largo de la costura de los


labios de su coño.

Sus piernas se abren.

—Crew, por favor.

Es una solicitud necesitada. Sus manos se entrelazan en mi cabello.


Doy la bienvenida a eso. Quiero que ella me guíe, que me muestre lo
que le gusta.

Lamo su sedosa piel de nuevo. El sabor es pura dulzura.

Sus caderas se arquean, un movimiento desenfrenado para que yo


pueda probar más, saborear y disfrutar.

Presiono mi mano sobre su estómago para mantenerla en su lugar


antes de succionar su clítoris hinchado entre mis labios.

171
Ella grita, sus manos aferrando la sábana debajo de ella.

—Oh, Dios, oh, Dios.

Es un canto que quiero escuchar de su lengua por días. Mierda,


quiero escuchar eso.

La lamo, la chupo, la muerdo y la provoco con la punta de mi


lengua hasta que se está retorciendo debajo de mí, las palabras
transformándose en sonidos guturales que vienen desde lo profundo.

Gimo en su resbaladiza carne porque mi polla está muy dura, mis


bolas se están tensando solo por el sabor de ella.

Lamo un dedo antes de deslizarlo en su resbaladizo canal. Ella se


tensa a mí alrededor, así que conduzco otro dentro, y luego otro.

Ella grita, y sé que la tengo. Está tan cerca, tan jodidamente cerca
y cuando sus dedos tiran de mi cabello, y yo giro para chupar de vuelta
su clítoris, ella me da exactamente lo que quiero.

***

—Espera, espera, espera —gime cuando le quito el sujetador y


lamo su pezón derecho—. Es demasiado.

—A la mierda eso. —Me río cuando la muerdo.

—Oh…

Eso es todo lo que necesito escuchar. Acuno el pico entre mis


dientes, mi lengua golpeando contra éste.

»Me acabo de correr. Déjame respirar.

—Te dije que iba a follarte esta noche —digo contra su pecho—.
Apenas estamos empezando.

Retrocedo y me paro al pie de la cama. Me quito los zapatos; me


deshago de mis calcetines y pantalones antes de empujar mi bóxer
hacia abajo.

Sus ojos están clavados en mi polla. Ella no dice nada. No necesito


escuchar palabras de apreciación de ella. Se está retorciendo, sus
muslos frotándose juntos en un esfuerzo por calmar su necesidad. Esa es
toda la afirmación que necesito de que le gusta lo que ve.

172
—No tengo un condón.

Eso dibuja una sonrisa en sus labios. Debería tenerlo. Nunca he


estado con nadie sin uno, pero esta noche no vi ninguna razón para
meter uno en mi bolsillo. No pensé que la vería y, dado que es la única
mujer que quiero, un condón no era una necesidad.

Ella rueda de costado dándome una vista de perfil de su redondo


culo. Mi mano rodea mi polla por un tirón largo y lento.

—Tengo algunos. —Ella abre de un tirón un cajón de su mesita de


noche y saca un paquete de condones.

Cierro los ojos en contra de la visión de ella haciendo lo mismo con


otro hombre.

—Puedo ponerlo por ti. —Ella se sienta derecha, rasgando el


paquete fácilmente.

Lo tomo y lo deslizo sobre mi polla, sin pensar, tal como lo he hecho


miles de veces antes.

Me arrastro de vuelta a la cama y revoloteo sobre ella. Doy un


golpecito a la cabeza de mi polla contra su sexo.

Ella está resbaladiza y lista, cálida y acogedora.

Empujo sus muslos y me hundo en ella, no lentamente, sino con una


fuerza tan grande que arrastra su pequeño cuerpo por las sábanas
retorcidas.

Ella agarra mi espalda, empujándose contra mí, deseando la


fricción para que pueda correrse de nuevo.

Dejo que ella me use, girando y moliendo su coño sobre mi polla,


su cabeza cayendo de un lado a otro mientras la bombeo con golpes
constantes y lentos como el infierno con la intención de volverla loca.

Ella gime y luego un joder, un maldita sea, y un maldición Crew,


salen de sus hinchados labios rosados mientras jadea sin aliento.

Mantengo el mismo ritmo a pesar de que cada célula en mi cuerpo


quiere partirla en dos con los embistes de mi polla.

173
—Más duro —susurra mientras cierra los ojos—. Cristo, por favor,
más duro.

Le doy exactamente lo que quiere. La follo duro,


atronadoramente, bruscamente hasta que las lágrimas mojan las
comisuras de sus ojos y ella se corre con un grito embriagador y un
barrido de sus uñas por mi espalda.

Entonces aprieto la carne de su cadera, la sostengo abajo y follo


mi camino al orgasmo más intenso que haya tenido mientras ella me
mira a los ojos.

174
34
Crew
—¿Crew?

Su voz me sorprende bastante que me encojo cuando lo oigo. Giro


hacia donde ella está de pie en el pasillo fuera de su dormitorio.

Su cabello sigue siendo un desastre, sus labios hinchados de mis


besos y su cuerpo está relajado y oculto bajo una gran playera rosada
de Matiz Cosmetics.

La dejé para dormir. Yo no podía soportar la perforación que


estaba ocurriendo en mi pecho. Me hacía débil, tan débil que quería
confesarle todos mis pecados y secretos.

No puedo todavía. Follamos una vez, y aunque claramente hemos


dejado la línea de solo amigos fuera del agua, no quiero agobiarla de
lo que está floreciendo entre nosotros con la mierda de mi pasado que
alterará su opinión de lo que soy.

—No podía dormir. —Palmeé el área en el tosco sofá junto a mí.

Poseo este maldito edificio con mi hermano. Nuestro padre nos los
dio en un negocio que nos inmiscuía renunciar a invertir en una de sus
empresas de desarrollo de tierra a cambio de una cartera de
propiedades en alquiler.

Le eché una mano cuando Kade lo necesitaba, pero él dirige el


programa sobre todo por su cuenta.

Odio que ella viva en este basurero y que su dinero duramente


ganado page mi cuenta bancaria.

Se mueve a donde estoy, hundiéndose a mi lado.

—¿Estás bien?

Por supuesto que ella me preguntaría eso después de que la follara


hasta el borde. Le dejé moretones en su cadera, marcas de mordida
sobre su pecho. Tomé porque necesitaba y marqué porque quería.

175
—Lo siento si fue demasiado. —Miro su rostro. Está mirándome, pero
sus ojos han perdido la sorpresa que estaba allí cuando entré en ella.

Fue demasiado rápido, demasiado, pero lo tomó. Ella lo quería tan


desesperadamente como yo y mierda si no quiero ir por ella de nuevo
ahora mismo.

—Fue perfecto —ofrece con un toque de sus dedos en a mi


antebrazo—. ¿Quieres volver a la cama? Podemos dormir por un par de
horas más.

Miro hacia abajo el teléfono en mi mano. Respondí mensajes de


correo electrónico e hice notas sobre las reuniones de hoy en Boston
después de escurrirme de su cama, ponerme el bóxer y pantalones y
venir aquí a recoger sus bragas y zapatos.

No quería que Sydney los viera, aunque ella me vio cuando


caminó adentro, sola, hace una hora.

No hubo ninguna mirada coqueta hacia mí, ni intentó mostrarme


su ropa interior. Ella me dio un guiño cómplice y entró en su dormitorio,
cerrando la puerta detrás de ella.

—Son casi las cinco. —Paso mi dedo en la pantalla de mi


teléfono—. Mi día comienza ahora.

Decepción golpea su expresión.

—¿Quieres hablar sobre lo que te mantiene despierto?

Es una conversación que tomará más tiempo y energía emocional


de la que tengo para dar ahora mismo.

—¿Estaba roncando? —Ella se ríe con una mano sobre su boca—.


Por favor dime que no estuve roncando.

—¿Roncas? —Resoplo una risa. Pagaría buen dinero para ser


testigo de eso. Tal vez debí haberme quedado ahí y dejar que el latido
de mi corazón me arrullara.

—Ellie me dijo que lo hacía cuando vivía aquí. —Ella toca el


dobladillo de la camiseta y veo su coño desnudo por debajo—. Lo siento
si te mantuve despierto.

176
Dejaría de soñar por el resto de mi vida si significaba que ella
descansara en paz. Sé que los demonios dentro de ella poseen sus
sueños a veces, justo como lo hacen los míos.

—No lo hiciste. —Me estiro para deslizar mi dedo índice sobre la


unión de su hendidura—. Déjame lamer esto de nuevo, Ad. Quiero oler
a ti todo el día.

Ella se mueve lentamente más cerca, permitiéndome hundir mi


dedo dentro.

Se estremece cuando su mano se extiende por mi hombro


desnudo.

—Estoy súper adolorida.

Asiento con la cabeza.

—¿Esta noche, entonces? Puedes venir para la cena. Regresaré de


Boston a la siete y voy comerte debajo de la mesa.

—Esta noche tengo planes.

No fisgoneo, aunque quiero. Quiero saber dónde está cada


segundo del día así puedo imaginarla en mi mente y estar tranquilo
sabiendo que lo que experimentó ayer por la noche no lo sentirá otro
hombre nunca.

—¿Vamos a hablar más tarde? —pregunto con una sonrisa—. Me


dirás todo acerca de los animales cuyas vidas has salvado hoy.

—De acuerdo. —Ella se inclina hacia adelante y me besa


suavemente—. Un día tal vez me puedas decir por qué nunca duermes.

Me estiro y agarro su rostro con ambas manos. Miro esos ojos azul
intenso.

—Lo haré. Lo prometo, y cuando lo haga, vas decirme lo que está


viviendo dentro de ti y corroyendo tu corazón.

Sus ojos parpadean lejos de los míos, rompiendo el momento.

—Anoche fue todo. Gracias por todo.

177
—Nunca me agradezcas por follarte. —Beso su boca, presionando
mis labios en los de ella—. Me diste más de lo que merecía. Voy a
demostrarte que podemos ser amigos y amantes.

—Quiero eso —susurra contra mis labios mientras sus manos se


deslizan sobre mis brazos desnudos—. No sabes lo mucho quiero eso.

Lo sé. Es la única jodida cosa en el mundo que quiero y voy a hacer


lo que sea necesario para asegurarme de que nada ni nadie nos
separe.

178
35
Adley
—¿Cómo estuvo tu fin de semana de sol y sexo? —pregunta Tilly
mientras escribe en el teclado de su computadora en el escritorio de la
recepción.

—Interesante —contesto con un suspiro. No voy a dar detalles de


lo que Crew y yo hicimos íntimamente. Tampoco voy a hablar sobre
Damaris. Ese es un tema que es demasiado maduro para el cotilleo. Si
le cuento a Tilly sobre los incómodos m omentos cuando Kade apareció
con la exprometida de Crew, la clínica completa sabrá de ello para el
final del día.

—¿Es un interesante bueno o malo? —Ella gira su cabeza para


mirarme—. No luces demasiado feliz. ¿Él fue bueno en la cama o no?

Intento ignorar la forma en que me está mirando atentamente con


expectación en sus ojos.

—No hablaré contigo del desempeño de Crew.

—Te diré sobre el último tipo con el que estuve si quieres. —Ella me
guiña un ojo—. Podemos intercambiar historias de miseria y orgasmos
no alcanzados.

—Nunca dije nada sobre no tener un orgasmo.

Ella gira su silla completamente y me mira directamente.

—Ustedes dos son amigos primero, ¿verdad?

Asiento. Ella sabe eso de las veces que Crew se ha pasado para
saludar en la mitad del día.

La primera vez que sucedió, ella me presionó por detalles sobre él,
le contesté rápidamente que éramos solamente amigos. El
escepticismo en su expresión fue suficiente para decirme que no creyó
una sola palabra de lo que dije. Eso cambió cuando los junté para una
y única cita desastrosa.

179
—Creo que esa es la mejor base para cualquier relación exitosa.

Sus palabras me sorprenden. Pensé que se lanzaría a una emotiva


conferencia sobre todas las cosas que pueden salir mal cuando te
acuestas con un amigo.

Tilly es inteligente con su corazón. Ella también anhela tener una


familia propia desde que su hermana gemela dio el paso el año pasado
y dio la bienvenida a una niña tres meses después de decirle sí a su
novio de la infancia.

—No estoy segura de hacia dónde nos dirigimos. —Recojo el


archivo de una serpiente mascota que está lista para deslizarse por la
puerta con su dueño en cinco minutos—. Lo estamos tomando día a
día.

—Él es bueno, Ad. —Ella vuelve a la computadora—. Espero que el


día a día se convierta en una eternidad para ti.

***

—¿Entonces tú y Crew? —Ellie le da una mordida a su pera—.


Cuéntame sobre ello.

Sabía que esto vendría. Ellie ha estado trabajando a tiempo


parcial en el departamento de policía. Era una empleada de tiempo
completo, pero decidió cortarlo a medio tiempo por el verano y lo que
resta de su embarazo.

Ella está de turno hoy, pero me llamó hace una hora ordenando
encontrarnos para comer. No fue grosera, solo firme.

No le he dado ningún detalle sobre Crew y yo en el intercambio


de mensajes de texto que hemos tenido desde que regresé de los
Hamptons.

—Como que estamos saliendo. —Le doy una mordida a la


manzana que me trajo. No tuve la energía para empacar comida para
hoy. Regresé a la cama después de que Crew se fue y cuando la alarma
se apagó, le aplasté al botón de cinco minutos más dos veces antes de
saltar a la ducha y arreglarme apuradamente.

—Vas a tener que hacerlo mejor que eso, Ad. —Ella suspira.

Me encojo de hombros.

180
—¿Él es divertido?

Ella toma una respiración profunda, sus ojos escaneando mi rostro.

—Es complicado, ¿verdad?

No tiene que serlo. Nos gustamos, el sexo es más allá de increíble y


estamos claros en cuán importante es hablar sobre donde están las
cosas, así nuestra amistad no se quema si nosotros lo hacemos.

—Cada relación tiene sus asuntos, Bean.

—Esta es diferente. —Ella envuelve el centro de la pera en la


servilleta que trajo con ella al parque—. Todos somos una familia. Mis
niños los necesitan a ambos. Si algo sale mal…

Me estiro para tomar su mano a través de la mesa y le doy un


rápido apretón.

—Me hace sentir segura, Ellie. Me mira como ningún otro hombre
lo ha hecho y eso me encanta. Me encanta cómo me siento cuando
estoy con él.

—Nolan lo quiere como a un hermano. —Ella traza su dedo sobre


la palma de mi mano—. Yo también lo quiero. No quiero que tu corazón
se rompa si no dura.

Ellie siempre ha sido la más precavida. Viene de su tumultuosa


infancia, la muerte de su hermana y su compromiso roto con un idiota
que se mudó a Las Vegas para casarse. No fue hasta que conoció a
Nolan que encontró su centro. Le ha dado más alegría en los últimos
dos años que lo que sintió en los anteriores veinticuatro años. Ella
merece ese nivel de felicidad más que nadie.

—No sé si durará —digo honestamente, reprimiendo m is


emociones—. Sé que si no aprovecho la oportunidad para ver a dónde
podría ir, me arrepentiré por el resto de mi vida.

—Creo que pertenecen juntos. Siempre he sentido eso, pero ahora


está sucediendo y me estoy volviendo loca. —Se ríe suavemente—. Lo
mataré si te rompe el corazón.

Ella podría hacerlo, literalmente, solo con sus manos.

181
—Él no romperá mi corazón.

—Será mejor que no lo haga. Sé dónde vive.

Me río.

—No te preocupes por mí, Bean. Pase lo que pase, tengo tu


hombro para llorar.

182
36
Crew
—De ninguna jodida manera estás en mi oficina ahora. —Miro
hacia atrás a mi asistente—. Nancy, estás despedida.

Ella pone los ojos en blanco porque lo ha escuchado antes. Sabe


que es mi frase favorita cuando estoy enojado. Ahora lo estoy porque
Damaris Costa está de pie en mi oficina con las manos en las caderas y
luce como la pequeña princesa que cree que es.

—¿Qué mierda está pasando? —Dirijo esa pregunta a Nancy, que


ahora ha enterrado convenientemente su nariz en una revista—. ¿Por
qué ella está aquí?

Nancy me mira.

—Dijo que casi te casaste con ella. Eso en sí mismo es difícil de


creer, pero luego habló sobre tu hermano. Parecía tan real que pensé
que querrías escuchar lo que tiene que decir.

—¿Qué es eso? —Señalo con el dedo la pared opuesta a donde


estoy parado.

Ella levanta el cuello para ver mejor.

—Ese es el sofá de la recepción.

—¿No pensaste que tal vez podrías usarlo hoy y decirle a la Bruja
Mala del Upper East Side que mantuviera su culo allí?

—La puerta de tu oficina estaba abierta. —Suspira—. Le dije que


se quedara ahí, pero fue entonces cuando me dijo que ustedes dos
habían estado comprometidos una vez y que no te importaría.

—La razón por la que sí me importa es porque nos comprometimos


una vez. —Curvo mis dedos alrededor del borde de su escritorio—.
Cuando estoy fuera de la oficina, nadie debe entrar allí. ¿Comprendes
eso?

183
Frunce el ceño mientras apretujaba su nariz. La mujer tiene que ser
tan vieja como mi madre, pero ella intenta hacerse pasar de treinta
años. No es convincente.

—Estás realmente enojado esta vez, ¿no?

Asiento.

—Mantén a todos fuera de mi oficina a menos que esté allí.


¿Entendido?

—Entendido —repite dócilmente—. Necesito algunos archivos de


la oficina del señor Black. ¿Debo hacer eso ahora?

—Nolan —corrijo—. Llámalo Nolan y vete.

Está de pie más rápido que un viernes por la tarde a las cinco en
punto. La veo lanzarse hacia el conjunto de ascensores de dónde
vengo, y luego vuelvo a mirar a mi peor error.

—Hola, bebé —canturrea Damaris—. ¿Me extrañaste como yo a ti?

***

—¿Por qué estás aquí? —La empujo pasando a mi escritorio. Apoyo


ambas manos sobre él, inhalando profundamente y parece que no
puedo llenar mis pulmones—. No te quiero aquí.

—No parecías feliz en la casa de los Hamptons. —Ella arrastra un


dedo por la parte posterior de la chaqueta de mi traje.

Me siento visiblemente nauseabundo por el contacto.

—Manos, Damaris. Quita tus manos de mí.

—Bebé. —Su voz rechina en mi último nervio—. No tiene que ser así.
Podemos volver a divertirnos.

Fue divertido hasta que fue una jodida pesadilla de proporciones


épicas.

—Tiene que ser así y no estoy interesado.

—Tu pequeña amiga rubia podría estarlo.

184
Eso me hace girar en mis talones. La miro fijamente. Está vestida
con una fresca blusa blanca, pantalones a juego y zapatos. Hace
contraste con su cabello y ojos oscuros. No ha cambiado en absoluto
desde que la saqué de mi vida hace cuatro años.

—No hables de ella. No puedes mencionarla.

—Kade dijo que solo son amigos. —Tose una risa—. Como si
necesitara que él me dijera eso. Claramente ella no es tu tipo.

Está perdiendo mi tiempo y yo mi aliento. No necesito esta mierda


en mi vida. Me alejé de ella porque vi el mal que vive en su interior de
primera mano. Ella manipuló mi dolor para tomar todo lo que pudo de
mí.

—Necesitas irte y no volver.

—Tu amiga rubia nunca te satisfaría de la manera que yo lo hice.

Le doy una mirada.

—Cállate, Damaris. Tienes que callarte.

—Ella es más del tipo de Kade, ¿no crees? —Da golpes en su


barbilla con su dedo.

—Ella es demasiado buena para él.

—Creo que es perfecta para él. —Las pulseras de plata en su


muñeca tintinean mientras levanta su mano—. Tal vez organice un
almuerzo y lo discuta con ella. No hay una buena razón por la cual
Adley York y yo no podamos ser amigas.

El hecho de que ella dejó caer el nombre completo de Adley es


una advertencia. Sé cómo opera ella. Sé lo que anhela y no tiene nada
que ver con el sexo y todo que ver con el dinero.

—No te voy a dar otro centavo, Damaris.

—¿Te pedí una limosna?

No lo hizo y, a juzgar por la ropa que llevaba puesta y los costosos


zapatos en sus pies, encontró a alguien que la mantuviera feliz.

—Mantente alejada de Adley —advierto—. No quiero que te


acerques a ella.

185
—Cualquier amigo tuyo es amigo mío. —Toma su bolso de mano
de mi escritorio—. No vine aquí para hablar de eso. Vine a decirte que
ahora estoy trabajando para Kade, así que nos veremos en las reuniones
de la junta.

—No lo haremos. —Doy la vuelta a mi escritorio para poner


distancia entre nosotros—. Solo los miembros de la junta pueden
participar en esas reuniones, no los empleados.

—Ya veremos.

Me importa un carajo si está en una reunión de la junta. Por lo


general, me presento tarde en la torre de Benton, al otro lado de la
ciudad. Luego paso el tiempo en que me veo obligado a sentarme a
escribir notas en mi tableta sobre los negocios en Matiz. Normalmente,
salgo por la puerta antes de que la reunión se termine.

—¿Terminamos?

—Nunca quise que nos separáramos.

No reconozco eso con una respuesta. Ella era alguien que me


atraía por razones que no tienen nada que ver con el amor o la
felicidad. Era un cuerpo cálido y dispuesto cuando mi mundo se hizo
añicos. Me aferré a ella para ayudarme a superar las consecuencias de
eso y cuando finalmente encontré mi camino de regreso a la superficie,
me di cuenta de que estábamos equivocados el uno al otro en formas
que nos habían dañado irreparablemente.

—Vete, Damaris. —Señalo la puerta abierta de mi oficina—. No


vuelvas.

Mira hacia la puerta antes de mirarme.

—Me alegra que nos encontráramos en los Hamptons. Me recordó


todos los buenos momentos.

No respondo No quiero pensar en el tiempo que pasamos juntos.


Damaris es mi pasado. Adley es mi futuro. Ninguno de esos puntos está
disponible para discusión.

186
37
Adley
—Te dije que tenía planes. —Estoy en la puerta de mi
apartamento—. Tengo que irme en unos minutos, Crew.

No esperaba verlo. Le dije anoche, después de que regresó de


Boston, que tenía planes para esta noche también, y, sin embargo, aquí
está, con un ramo de flores en la mano y una sonrisa diabólica en el
rostro.

—Traje estas para que Sydney pueda ponerlas junto a tu cama. —


Pasa junto a mí—. Supongo que ahora que estás aquí, puedo hacerlo
yo mismo.

—Yo lo haré. —Busco el jarrón y le quito las flores—. Gracias, pero


no era necesario.

—Era necesario. —Se inclina hacia adelante para darme un suave


beso en los labios—. Quiero que te despiertes con algo hermoso todas
las mañanas.

Es un sentimiento dulce, y en cualquier otro momento, le diría que


me encantaría despertarme y ver su hermoso rostro, pero ahora mi
enfoque es uno y no es él.

—Ojalá hubieras llamado primero.

Esas palabras hacen que sus cejas se disparen.

—¿Por qué es eso?

Me muevo para dejar el jarrón sobre mi mesa de café. Estoy al


borde. Empezó esta tarde cuando una mujer que dejó en claro a toda
la clínica que cree que apesto a lo grande en mi trabajo. Luego, perdí
el tren que quería tomar para volver a casa, así que tuve que tomar un
autobús, el cual estaba abarrotado. Llegué a casa con solo unos
minutos de sobra, así que me cambié a un conjunto simple de pantalón
negro y una blusa blanca sin el beneficio de una ducha o maquillaje
más que una capa ligera de máscara y un poco de brillo sobre mis
labios.

187
—Sabías que tenía planes.

—No pensé que estarías aquí.

Tiene razón. No es que se haya tomado la molestia de venir a quí


para distraerme a propósito.

—Lo siento, Crew. Estoy nerviosa.

Se mueve para descansar sus manos sobre mis hombros. Hace


poco para calmarme. Simplemente aumenta mi ansiedad de una
manera completamente diferente. Todavía estoy dolorida por lo que
hicimos hace dos noches. El dolor entre mis piernas no es nada
comparado con el latido de mi corazón cuando siento sus manos sobre
mí.

¿Cómo podría no querer a un hombre que me hizo sentir cosas que


nunca había sentido?

—Respira profundo. —Se inclina para descansar su frente contra la


mía—. Respiraciones lentas y constantes, Ad.

Mi teléfono suena en la mesa al lado del jarrón.

Me alejo de él para recogerlo. Leo el mensaje y eso aumenta el


ritmo de mi corazón una vez más.

—Es el conductor. Tengo que irme.

—¿Un conductor? —Se acerca a donde estoy de pie, inclinando


la cabeza para echar un vistazo a mi teléfono—. ¿Pediste un auto?

—No. —Sacudo la cabeza—. John lo envió.

—Ad. —Toca mi barbilla e inclina la cabeza para que nuestros ojos


se encuentren—. Dime otra vez que John no es alguien a quien necesito
golpear en la garganta.

Me río porque su sonrisa dice más que sus palabras.

—Me está ayudando a descubrir algunas cosas.

—Eso es críptico. —Se detiene y me mira—. Siempre estoy aquí para


hablar también. Sabes que soy el mejor solucionador de problemas.

188
Dejo caer la mirada.

—No es un problema. Es un sueño.

—¿Un sueño? —Se acerca más y me atrae hacia su fuerte abrazo—


. ¿Qué sueño?

Un suave golpe en la puerta de mi apartamento me saca de sus


brazos. Cruzo la habitación rápidamente y abro la puerta para ver la
cara familiar del conductor de John Tate.

—Necesito irme. —Miro a Crew—. Puedo hacer cualquier cosa que


me proponga, ¿verdad?

—Lo sabes. —Se mueve hacia mí con paso seguro—. Creo en ti más
de lo que creo en alguien más. Sigue tus sueños, Adley. Estoy a tu lado
en cada paso del camino.

—Todavía no sabes cuál es el sueño —susurro mientras me pongo


de puntillas para besarlo.

—No importa qué sea. Lo harás realidad.

***

Tomo un atajo a través de la sala de emergencias después de


pasar más de tres horas en el séptimo piso del hospital. Comparto el
viaje en ascensor con dos médicos y una enfermera que hablaban en
voz baja sobre un paciente que se trasladará a la atención de hospicio
mañana.

Puede que no tengamos los mismos trabajos, pero sé todo sobre la


muerte. Tuve que ver a la gente derrumbarse cuando escucharon la
noticia de que su gato no sobrevivió. Escuché los llantos de los niños
después de que les dijeran que su perro nunca volvería a casa.

La muerte es parte de la medicina. Es una parte triste pero integral


del ciclo de la vida, y soy lo suficientemente fuerte como para
manejarla. Sé quién soy.

El elevador marca nuestra llegada al primer piso y cuando las


puertas se abren, la loca carrera de emergencia es lo que nos saluda.

Ambos doctores se dirigen directamente a la recepción. No tengo


idea si son médicos de urgencias o no. Lo que sí sé es que cada persona

189
que trabaja en este edificio juega un papel fundamental en la atención
del paciente. No importa si es el jefe de c ardiología o las personas que
trabajan incansablemente en la cocina. Todos son esenciales para el
bienestar de aquellos que vienen aquí en busca de ayuda.

Escaneo el área. El ruido y la energía frenética no me agobian. Me


reconforta saber que hay profesionales capacitados que harán todo lo
posible para ayudar a todos aquí.

Doy un paso adelante mientras busco en mi bolso mi teléfono para


llamar un Uber.

John se ofreció a llamar a su chofer para que me llevara a casa,


pero insistí en buscar mi propio transporte. Cuando se apresuró para una
consulta de emergencia, me quedé atrás y hablé con un cirujano
durante diez minutos hasta que él también tuvo que correr para ayudar
a alguien que lo necesitaba.

—¿Adley? —Una familiar voz masculina dirige mi mirada hacia la


izquierda.

Busco en las caras de las personas que están cerca del mostrador
de recepción. Cada una está buscando respuesta a una pregunta
urgente.

—Aquí. —La voz vuelve a llamar y cambio mi enfoque más a la


derecha y cuando lo hago mis ojos aterrizan directamente sobre él.

—¿Kade? —digo su nombre mientras me muevo hacia él, rozando


a una mujer de cabello oscuro que entra apresuradamente con un niño
en brazos.

—¿Qué estás haciendo...? —Comienzo a preguntar qué está


haciendo en la sala de emergencias a las once de la noche, pero mis
palabras se atascan en mi garganta cuando miro hacia donde está
parado para ver el rostro de la hermana de Crew, su madre y su
hermano mayor, Curtis. Ya conocí a Lark, pero reconozco a los demás
de las fotografías en el departamento de Crew.

—Kade. —Me estiro hacia él una vez que estoy lo suficientemente


cerca—. ¿Dónde está Crew?

190
Señala un corredor que sé que conduce a una serie de salas de
examen. —Ahí. Está por allí.

Mantengo la mano temblorosa de Kade en la mía. Respiro


profundamente porque sea lo que sea, Crew es fuerte.

—¿Qué sucedió?

—¿No lo sabes? —Escanea mi rostro en busca de una respuesta a


una pregunta que no conozco. No sé por qué alguien de la familia
Benton está aquí.

Estiro el cuello para mirar hacia el pasillo, pero es solo un flujo


constante de personal médico que entra y sale de los cubículos.

—No. ¿Qué le pasó a Crew?

Me muerdo el mi labio, súbitamente abrumada por una ráfaga de


emociones. No puede estar herido. No puedo respirar si está herido. Lo
necesito. Me preocupo demasiado por él.

Creo que lo amo.

—Es nuestro padre. —Su voz se rompe mientras entierra su rostro en


sus manos—. Tuvo un ataque cardiaco. No pinta nada bien.

191
38
Crew
Me paro en la sala exámenes con mis manos en los bolsillos de mis
pantalones mirando fijamente al frágil hombre en la camilla. Está
conectado a una máquina que monitorea su corazón, el oxígeno está
siendo bombeado por su nariz, y sus ojos grises se ven hundidos y
nebulosos.

—Viniste —susurra cuando finalmente me nota al pie de la cam illa.

Vine tan pronto mi hermana, Lark, me llamó. Estaba cenando solo


en un lugar italiano a una cuadra de mi apartamento. Estaba viendo mi
teléfono. La tentación de llamar a Bill estaba presionándome.

He esperado para preguntarle a dónde llevó a Adley el otro día


cuando la recogió fuera de su apartamento. Quería saberlo esta noche,
pero justo cuando estaba a punto de hacer la llamada, Lark me llamó
en pánico.

Pagué la cuenta, salí del restaurante y llamé al primer taxi que vi


para que me trajera aquí.

—Sabías que lo haría —respondo en voz baja—. Siempre estoy ahí


si alguien de la familia me necesita.

Es verdad. Incluso cuando el imbécil de mi hermano menor lo


necesita, estoy allí para él. He estado allí para todos desde el primer día.
Siempre estaré ahí para ellos.

—Puede que no lo logre esta vez.

Tiene razón. El doctor que lo examinó en un principio nos lo dijo. Su


corazón está fallando. Él ya sobrevivió a un ataque cardiaco menor.
Este es un tsunami comparado con aquel.

Él estaba en su oficina, dirigiendo una reunión cuando colapsó en


la mesa de la sala de juntas. Es una rebanada de ironía apropiada.

192
El hombre que hace a cualquiera a un para ganar un dólar, es
víctima de su avaricia y del estrés que conlleva.

—Tienes un gran doctor, papá.

Tanteo el agua, pero el tiburón, incluso en su estado debilitado,


golpea.

—Señor.

Solté una carcajada. Dejó de doler hace años, mucho después de


la primera sutil corrección en la mesa cuando era un niño inocente,
diciéndole a sus padres con entusiasmo sobre un premio de ciencias.

—Llámame señor, Crew. Eso es lo que quiero que hagan mis


muchachos.

Tiene tres hijos, pero solo dos pueden llamarlo papá, los dos que
nacieron con su sangre corriendo por sus venas.

También es padre de Lark, pero nunca para mí. No de forma


significativa.

Digo lo que siempre quise decirle, porque para él quizás no haya


un amanecer mañana.

—Te perdono.

—¿Por qué? —Sus dos cejas grises se alzan—. ¿Perdonarme por


qué? Te di una mejor vida que nadie más pudo darte.

A sus ojos, lo hizo.

Fui adoptado porque mi madre biológica, una mujer francesa


soltera, que no pudo manejarme.

Era un problemático, le decía a mi padre cada día cuando ella


aparecía para trabajar para él como su secretaria hace veintiséis años.
Hasta un día cuando ella no apareció.

Se rindió conmigo ese día. Yo tenía tres años.

Los servicios sociales fue mi hogar hasta que mi madre, Pauline


Benton, convenció a su esposo, Eli, hacerse cargo de mí. Ellos siguieron
el proceso para ser mis padres de acogida, y eventualmente mis padres

193
adoptivos cuando todos los derechos de mi madre biológica estuvieran
terminados porque me dejó sin mucho más que una mirada hacia atrás.

Su familia en París no quería saber nada de ella, o de mí.

Comencé esta vida como Jordan Fournier.

Vivo mi vida como Crew Benton.

—Por todo —contesto su pregunta.

—Si alguna vez te levanté la mano… —Se detiene para sostener su


mano contra mi pecho, su rostro mostrando dolor—. Hice lo mejor para
ti. Nunca fuiste como tus hermanos. Siempre metiéndote en problem as.

Yo era el niño típico que probaba los límites y exploraba si pensar


en las consecuencias. El peor crimen ante sus ojos es que soy un Benton
por defecto, no por diseño.

—Voy a conceder tu deseo de muerte. —Camino hacia un lado


de la cama y me elevo sobre él.

Él me mira al rostro. No hay ni un gramo de ternura en sus ojos. Eso


está reservado para sus nietos y sus hijos. Nunca dirigido hacia mí.

—¿La empresa? ¿Me firmarás tus acciones?

Me río porque está a punto de sufrir una cirugía, puede que no


sobreviva.

—A Lark.

Su frente se arruga y su mano presiona más fuerte contra su pecho.

—Ella trabaja en Matiz. No sabe nada de lo que hacemos en


Benton. Ella ya tiene suficientes acciones. Si le das las tuyas y yo muero,
tendrá el interés mayoritario.

—Como debería de ser. Está más equipada para manejar ese


barco que nadie. —Me inclino y le doy un beso en la frente—. Has sido
un bastardo para mí, viejo. Deberías haberme dado una oportunidad
porque te amaba. Todo lo que quería era ser correspondido.

194
Antes de que él pueda responder, atravieso la habitación hacia la
cortina que separa la sala de examen del pasillo y dejo atrás al hombre
que me quitó más de lo que nunca me dio.

195
39
Crew
Salgo de la sala de exámenes y hacia los brazos de mi madre. Ella
es una mujer pequeña, pero sus brazos siempre han sido el lugar más
seguro en la tierra para mí.

Me ha amado sin reservas desde el primer día que nos conocimos.


Ella me leyó, me enseñó cómo atar mis zapatos y cuando me gradué
de la universidad, estuvo en la primera fila gritando mi nombre con
lágrimas bajando por su rostro.

Soy su hijo tanto como lo son Kade y Curtis, mi hermano mayor.

—¿Hablaste con él? —Retrocede un paso para mirarme—. ¿Cómo


salió todo?

—Bien, mamá. —Beso la cima de su cabeza—. Dije lo que tenía


que decir. Él dijo lo suyo. Estamos bien ahora.

Ella también está en paz. Su vida no ha sido fácil. Hice mi mejor


esfuerzo para ofrecerle refugio de la tormenta de su temperamento. Él
nunca la tocó furioso. Mis hermanos siempre han estado a salvo de eso
también.

Yo no fui tan afortunado.

Nunca fue evidente. Nunca tuve moretones, pero los empujones y


los insultos crearon cicatrices que nadie puede ver.

—Necesitará tener una cirugía. Kade se quedará aquí conmigo. —


Aprieta mis brazos—. Quiero que vayas a casa, cariño. Llévate a Lark
contigo. Su hijo la necesita, y hay una mujer que te necesita.

—¿Qué mujer?

Su mano roza mi brazo cuando apunta hacia la sala de espera.

—Esa hermosa mujer de allí hablando con el médico de tu padre


te necesita más de lo que yo te necesito.

196
Miro hacia atrás por encima de mi hombro y veo a la mujer que
amo.

Adley está inmersa en una profunda conversación con el doctor


John Tate, el cardiólogo que vino para hacerse cargo del caso de mi
padre. Mi madre lo solicitó personalmente a causa de su reputación de
ser un pionero en su campo.

Nadia esperaba que él estuviera en el hospital tan tarde ya que no


tiene guardia esta noche, pero estaba en la sala de cardiología.
Cuando le mencioné al médico de turno que conocía a la hija del
doctor Tate, Sydney, personalmente, transmitió el mensaje, y dentro de
cinco minutos estaba saludando a John y agradeciéndole por su
ayuda.

Observo a Adley mientras juega con la placa de visitante del


hospital colgada de su cuello en un cordón. Veo cuan enfocada está
en todo lo que le está diciendo.

Veo su sueño ahora.

La pila de libros de medicina en la mesa de centro en su


apartamento.

El catálogo de las escuelas de medicina de Nueva York que estaba


sobre la isla de la cocina.

El afiche del corazón humano colgado detrás de la puerta de su


baño.

Asumí que el sueño de Sydney era seguir los pasos de su padre,


pero este es el sueño de Adley.

Entonces se gira hacia mí, su rostro buscando el mío. Sé que siente


la misma conexión que yo y cuando finalmente atrapa mi mirada, no
tengo duda que estoy viendo a la futura doctora Adley York,
Cardióloga.

***

—Podemos quedarnos —dice suavemente después de besarme—


. Estoy bien con quedarme.

—Está estable. —Inspecciono el lugar donde el doctor Tate está

197
hablando con mi madre—. Van a monitorearlo está noche y las
decisiones se tomarán en la mañana. Está débil, Ad.

—Necesita un baipás doble. —Mira mis ojos—. Es riesgoso a causa


de su anterior infarto al miocardio.

—Quieres esto, ¿verdad?

El repentino cambio de tema la toma por sorpresa. Guarda silencio


por un momento mientras digiere lo que acabo de decir.

—Quieres decir, ¿si quiero ser médico?

Asiento.

—Veo el sueño.

Las comisuras de su boca se curvan en una sonrisa.

—¿Lo ves?

—Por eso continúas postergando tu regreso a la escuela para ser


veterinaria, ¿verdad?

Frota el borde de la placa alrededor de su cuello.

—Sí. Siempre sentí una atracción hacia el cuidado de los animales,


pero después John vino a ayudar a Sydney a mudarse. Hablamos por
horas sobre su trabajo. Estaba muy emocionada por eso.

—Creo que es perfecto para ti. —Alcanzó su mano—. Sabes que


estoy dispuesto a ayudar en cualquier forma que pueda.

Su mirada cae al piso de baldosas.

—Va a comerse mi vida entera durante la siguiente década.


Bueno, para siempre si soy honesta. Pero siento una pasión por esto que
nunca sentí cuando pensé sobre ser veterinaria. Sé que esto lo correcto
para mí, solo tengo que ver si puedo hacer que sea mi realidad.

—Puedes hacer cualquier cosa, Ad —digo las palabras con toda


la seguridad que siento—. Eres la persona más determinada que he
conocido. Vas a ser excelente en esto y un día, serás la doctora que las
personas llamen cuando quieran lo mejor de lo mejor.

198
Ella aprieta mi mano fuertemente.

—Di eso de nuevo cuando empiece a dudar de mí misma.

—¿Crew? —Mi hermana camina junto a nosotros—. Voy a irme.


Quiero ir a casa para ver a Ryker y a Benton.

Benton Moore. Mi sobrino. Un pequeño niño que lleva el nombre


de nuestra familia. Eso fue un regalo de parte de Lark. Ella ha sido un
regalo para mí. No podría pedir una mejor hermana.

—Conoces a Adley, ¿verdad? —Envuelvo mi brazo alrededor de la


cintura de Adley.

—Nos conocimos en Matiz cuando vino a verte un día. —Le sonríe


a Ad—. Me mantuvo en una pieza antes. Tal vez sea la persona más
calmada en la sala de espera

Adley se ríe.

—Todo es una ilusión.

No, es fuerza interior y espíritu fuerte.

Quiero decirle sobre mi adopción y el infierno por el que he


pasado, pero está noche es de ella. No empañaré su sueño con mi
pesadilla. Al menos, no esta noche.

—También nos vamos. —Miro hacia atrás, donde mi mamá está


ahora sentada con mis hermanos en una fila de sillas cerca de una
máquina expendedora—. Voy a darle un beso de buenas noches a
mamá y después llevaré a casa a mis dos mujeres favoritas.

199
40
Adley
Siento el frío aire elevarse del suelo cuando él abre la puerta de la
ducha. Lo dejé en mi habitación después de que regresamos del
hospital.

Llamó a Bill, quien vino a buscarnos y después de que dejamos a


Lark, nos sentamos en la parte trasera del auto, sosteniéndonos las
manos en silencio. Sé que tiene que ser difícil para él. Su padre está
colgando de un hilo. Antes de dejar el hospital, le pregunté dos veces
si quería quedarse, pero insistió en que necesitaba estar conmigo. No
discutí.

—Te necesito tanto —susurra esas palabras contra mi oreja—.


Quiero estar cerca de ti, dentro de ti. Quiero sentirte a todo mi
alrededor.

Volteo rápidamente para enfrentarlo. Él ya está mojado. El agua


está corriendo sobre su rostro atractivo, bajando por su cuerpo
cincelado, y trazando su pesada polla gruesa.

Quiero darle placer más de lo que quería antes. Puedo ver el dolor
en sus ojos. Puedo sentirlo en su toque. Está manteniéndose estable,
incluso cuando, por dentro, sé que pedazos de él están rotos y jamás
podrán ser reparados.

Me arrodillo lentamente.

—He querido hacer esto por un largo tiempo.

Gime su aprobación, mientras sus piernas se separan.

Envuelvo mi mano alrededor de la base, la almohadilla de mi


pulgar frotando el lado inferior. Inhalo su esencia. Masculina,
almizclada, mía.

Lamo suavemente la corona, retorciendo mi lengua alrededor,


saboreando la primera probada de este hombre glorioso.

200
—Me voy a correr por esto. —Su voz es ronca mientras pasa sus
dedos a través de mi cabello—. Si follo tu boca, me correré.

Respondo con otro golpe de mi lengua antes de deslizar mi boca


sobre él.

—Sí —sisea, sus caderas girando—. Justo así.

Gimo a su alrededor, perdida en la sensación de darle


exactamente lo que él me dio. Lo chupo con más fuerza, tomándolo
profundo en mi garganta mientras dejo caer una mano para frotar mi
clítoris.

—Jesus, Ad —gruñe—. Tócalo por mí.

Lo saco de mi boca y lamo su longitud con suaves golpes de mi


lengua, como aleteos, mientras trabajo para llegar a mi propio
orgasmo.

—Quiero entrar en eso. —Me eleva por mis brazos y golpea mi


espalda contra la pared de la ducha.

Me besa, duro. Lo suficientemente duro para lastimar mi boca, sus


manos moviendo las mías lejos de mi núcleo para él poder tomar el
control.

Desliza dos dedos dentro de mí, mientras su pulgar trabaja sobre


mi clítoris.

Me estiro para tocarlo, para acariciarlo y mientras el agua nos cae


encima, nos llevamos al borde entre sí, antes de que él me voltee,
empuje mi cuerpo contra la pared y lama mi coño, pasando sus dientes
sobre mi clítoris hasta que grito cuando encuentro mi liberación.

***

—Crew —jadeo, diciendo su nombre—. Oh, dios.

Él me mira. Sus ojos están oscurecidos con la desesperada


necesidad de correrse.

—Más, Ad. Dame uno más.

No puedo. Ya me corrí dos veces. Una en la ducha y de nuevo


aquí, contra la pared de mi dormitorio.

201
Mis piernas están envueltas a su alrededor. Sus manos están
acunando mi culo y con cada golpe de su polla dentro de mí, las
paredes tiemblan tras nosotros.

—Lento. —Me las arreglo para decir—. Más lento.

Me besa suavemente, su lengua trazando un delicioso camino


sobre mi labio inferior.

—Lento.

Gimo por el cambio de ritmo. Hasta ahora, eran folladas duras y


desesperadas, nuestros cuerpos golpeando juntos en un concierto de
deseo, una avalancha para sentir tanto como podamos.

Ahora, es suave, tranquilo y su polla me estira en las formas más


dolorosamente deliciosas.

—¿Lo quieres así? —Lame mi cuello—. ¿Justo así?

Asiento, porque mi voz está perdida en la necesidad de correrme


de nuevo. Estoy cerca, tan jodidamente cerca.

—Tú eres todo —susurra en la carne de mi cuello.

Él lo es. Él es todo.

Esperanza, promesa, amor y cada mañana.

—Mírame, Ad. —Se mueve para que su rostro esté casi tocando el
mío—. Déjame ver tu rostro cuando te corras.

No trato de esconderlo. Miro fijamente sus herm osos ojos verdes.

Me muelo contra él, tomándolo en la forma en que quiere que lo


haga: desinhibida, sin miedo y sin vergüenza.

—Crew —digo su nombre mientras mi núcleo se aprieta, cuando


las ondas de mi orgasmo me inundan. Él está cautivado, sus ojos nunca
dejando mi rostro.

Mis manos se aferran apretadamente a sus fuertes hombros,


mientras caigo de lo alto.

202
—Joder, eso fue hermoso. —Hace un rastro de besos sobre mi
cuello—. Mi turno.

Me baja sobre mis pies, me voltea y me folla con fuerza hacia su


propia liberación.

203
41
Adley
—Necesito ir a trabajar. —Empujo su hombro—. ¿Crew? Despierta.
Tengo que irme.

Abre los ojos perezosamente antes de revolcarse en la manta.

—¿Desde cuándo vas a trabajar antes de las cinco de la mañana?

—Son casi las nueve. —Miro su cuerpo desnudo. Me quedé


dormida en sus brazos después de hacer el amor. Escuché su respiración
constante durante más de una hora antes de que finalmente me
quedara dormida.

—¿Qué? —Él se sienta derecho, pasando ambas manos por su


cabello—. ¿Qué diablos? Nunca duermo más allá de las cinco.

—Nunca digas nunca, Benton —bromeo—. Hay café en la cocina.


Sydney probablemente te ofrezca la mitad de su desayuno, y solo usará
ropa interior. Te sugiero que no aceptes ninguna de esas ofertas.

Mueve sus cejas.

—Solo tengo hambre por una cosa.

—No puedo llegar tarde. —Golpeo mi zapato en el suelo—. Llamé


a Kade hace una hora. Dijo que tu padre está estable. Harán algunos
análisis en la mañana, y luego el doctor Tate les aconsejará si la cirugía
es una opción viable en este momento.

—Gracias por la actualización, doctora York.

Sonrío ampliamente.

—Lo voy a hacer. Quiero hacerlo.

—Lo harás. —Tira de sus brazos sobre su cabeza de un tirón. Dulce


Jesús, esos bíceps me dan ganas de arrastrarme de vuelta a la cama—
. ¿Por qué fuiste tan reservado al respecto? Podrías haberme dicho que
vas a ser doctora.

204
Me arriesgo a llegar cinco minutos tarde y sentarme al borde de la
cama.

—Necesitaba creer que podía hacerlo antes de contárselo a


alguien.

Se recuesta contra la cabecera de madera. Sé que está


esperando más explicación.

»Cuando contemplé la idea por primera vez, me pareció que era


demasiado tener esperanza. —Paso mis manos sobre mis muslos—. Pude
ver esta montaña frente a mí y parecía insuperable. Sabía que, si te
decía a ti o a Ellie, me dirías que persiguiera el sueño, pero ¿de qué
serviría si no creía en mí misma?

—Crees en ti. —Busca mi mirada—. Lo vi en el hospital anoche.


Estabas allí hablando con John como si pertenecieras allí. Estaban en
casa allí.

—Lo sentí. —Alcanzo su antebrazo—. John me ha dado pequeños


recorridos por el departamento de cardiología. Tenía un mentor que
hizo lo mismo por él antes de ir a la facultad de medicina. Lo convenció
de que estaba haciendo lo correcto al invertir gran parte de su vid a en
su pasión. Yo también lo siento.

—Lo que sea que necesites de mí para que sea realidad, lo tienes.

Sé eso. Lo supe antes de que lo ofreciera. He mirado préstamos


estudiantiles y he estado ahorrando como loca para poder ir a la
escuela.

—Tengo casi todo cubierto, pero voy a necesitar tu apoyo


emocional. Te necesito en mi esquina diciéndome que todas las largas
horas y sacrificios valen la pena.

—Cuenta conmigo. —Se inclina hacia adelante para besarme


suavemente—. Estoy aquí hoy y cuando te gradúes como la doctora
York, estaré a tu lado.

Quiero eso. Quiero que haga este viaje conmigo, no como amigo,
sino como más.

205
—Tengo que ir a trabajar. —Lo beso de nuevo, más profundo esta
vez, mi lengua traza un camino sobre sus labios—. ¿Te veré esta noche?

—Más te vale. —Se estira para ahuecar mi cara—. Estoy tan loco
por ti, Adley. Lo sabes, ¿verdad? Lo sientes.

Siento amor. No se parece en nada a lo que sentí por Leo. Esto es


diferente. Es consumidor y reconfortante. Es donde pertenezco.

—Lo siento todo.

—Volveré a las siete. ¿Funciona para ti?

—Te veré en el hospital a las siete —respondo.

Anoche se sintió como si estuviera luchando por lo que está


pasando con su padre. Salimos del hospital rápidamente y desde
entonces no ha hecho ningún esfuerzo por comunicarse con Kade ni
con nadie de su familia.

—Siete en el hospital entonces.

—Te veré en el escritorio de las enfermeras en el séptimo piso.

—Séptimo piso a las siete. —Él golpea su frente—. Entendido.

Me muevo para ponerme de pie, pero su mano agarra mi muñeca.

—Bésame una última vez, Ad.

Lo hago. Lo beso lentamente y cuando retrocedo, veo un para


siempre en sus ojos.

***

—Eres la nena de Hale, ¿verdad?

Miro al hombre de pie al lado de la mesa de examen con la correa


de un Boston Terrier. No puede ser mucho mayor que yo.

—No lo soy.

—Sí, lo eres —insiste con una sonrisa—. Sigo esas publicaciones


religiosamente y sé que ella trabaja aquí. Tú eres ella.

206
Esta no es la primera ni la segunda vez que sucede desde que dejé
de ver a Trey. Desafortunadamente, él no ha comenzado a salir de
nuevo, por lo que esas publicaciones siguen siendo las primeras que
aparecen cada vez que alguien busca el numeral de lanenadehale.

No voy a pararme aquí y discutir el punto. Es inútil.

—Salí con Trey, pero ya terminó.

—¿Entonces estás disponible? —Pasa una mano por su corto


cabello rubio.

—No —respondo rápidamente—. No lo estoy.

—¿Estás segura? —Se inclina hacia adelante y su aliento caliente


pasa sobre mi mejilla. Doy un paso atrás, deseando haber roto la
política de la clínica y haber dejado abierta la puerta de la sala de
exámenes.

—Positivo. —Dirijo mi mirada hacia la tableta en mis manos


temblorosas—. Voy a ver por qué tarda el doctor Hunt.

Él se para frente a mí mientras camino hacia la puerta.

—No te apresures, Adley.

Odio que me hayan etiquetado en algunas de esas fotografías.


Nunca quise mi cara por ahí. Me gusta vivir mi vida en privado, en
silencio.

—Por favor, muévete.

No se mueve.

—Sigo siendo un miembro. Recuerdo la primera vez que te vi allí.

El pánico se desliza por mi columna. Esto no puede estar pasando


de nuevo. Por favor, no de nuevo.

—No sé de lo que estás hablando. —Mi voz es tan inestable como


mis manos—. Si te haces a un lado, puedo buscar al médico.

—Estoy hablando del Club Skyn, Sala Social A. Te tendiste como un


banquete para cualquiera que quisiera...

207
La puerta se abre y el doctor Hunt entra con una sonrisa en su rostro
y su saludo habitual.

—Buenos días, ¿a quién tenemos aquí?

Se detiene tan pronto como sus ojos me miran.

—¿Adley? ¿Qué pasa?

Sacudo la cabeza mientras trato de hablar.

—Necesito un minuto.

El doctor Hunt se hace al lado del hombre para alcanzar mi mano.

—Ve a la cafetería. Siéntate. Estaré allí para checarte tan pronto


como haya terminado aquí.

Asiento y cuando comienzo a alejarme, escucho la voz del


bastardo detrás de mí.

—Fue bueno verte de nuevo, Adley. Sabes dónde encontrarme.

208
42
Crew
Algunas personas te dirán que el dinero no puede comprar la
felicidad. Tal vez estén en lo cierto, pero el día de hoy me ha traído paz
mental, al doble.

Mi abogado llegó a un acuerdo con Lucia. No acepté las ofertas


de baja estimación que ella estaba enviando en mi dirección, así que
contrataqué con una oferta propia para hacerse cargo de sus acciones
del club.

Ella me envió unos cuantos video mensajes de texto que ignoré,


luego llamó y dejó un mensaje de voz diciéndome cuánto echaba de
menos montarme como vaquera a la inversa mientras miraba la franja
a través de las ventanas de mi suite de hotel. Eliminé eso y su número
de mi teléfono.

Finalmente, ella cedió y tomó mi trato.

Era un precio muy elevado para pagar por una follada perdida,
pero la lección fue invaluable y se aprendió demasiado tarde. Nunca
mezcles negocios con placer.

Seguí la regla religiosamente hasta que conocí a Lucia.

Como Ad va a ser doctora y yo no puedo soportar la sangre, nunca


más tendré que preocuparme por la mezcla de negocios/placer.

—La señora Costa está aquí para verle —anuncia Nancy desde la
puerta de mi oficina como lo haría cualquier buen asistente. Los ojos en
blanco que me regala es la guinda del helado.

—Siéntate, Damaris.

No me levanto de la silla porque el respeto no es parte de la


dinámica de mi relación con esta mujer.

—Estás tenso, Crew. Necesitas un buen polvo.

209
Nancy sale de puntillas por la puerta cuando escucha esas
palabras saliendo de la boca de mi exprometida.

—Deja la puerta abierta —digo tras ella—. La bruja tiene que sacar
su escoba de la ciudad a las tres. No se quedará mucho tiempo.

Escucho la risa apagada de Nancy cuando Damaris toma asiento


frente a mi escritorio.

—¿Escuchaste sobre mi ascenso? —Se pasa el dedo por la esquina


del labio.

Arreglé la maldita cosa y lo llamaría más un destierro que un


ascenso. Fue mi último deber oficial como accionista de Benton
Holdings. Lark se hará cargo de mis acciones mañana, a pesar de que
Eli todavía se aferra a los últimos bordes de su vida con desesperación.

—Vas a ir a Italia. —Golpeo mi mano en la parte superior de mi


escritorio—. Mira el sueño de quién se está haciendo realidad.

Ella levanta el mentón.

—Siempre he querido vivir en Roma. Ahora puedo dirigir toda la


división de oficinas de ventas de Benton ahí.

Es una oficina que emplea a una persona. Ese individuo será


reubicado nuevamente en Bélgica. Es un movimiento que han estado
esperando desesperadamente durante meses.

—¿Me extrañarás? —Sonríe.

—No te extrañé antes de verte en los Hamptons, Damaris. ¿Por qué


mierda te extrañaría ahora?

—Hubo un tiempo en que pensé que lo lograríamos.

Si alguna vez sentí eso, fue algo fugaz. Los altos del sexo y las bajas
del dolor en el que estaba hicieron imposible ver un día delante de mí.
Me aferré a Damaris porque era un cuerpo cálido que me mantenía a
flote.

—No éramos buenos el uno para el otro. —Tomo una respiración


profunda—. Nos hubiéramos destruido.

210
—Habría sido un infierno de camino por recorrer. —Ríe—. Pienso en
lo que hicimos. Es difícil creer que fui yo.

O yo.

Drogas, sexo sin protección, desmayos. Todo era parte de nuestra


tarifa diaria.

Me arriesgué con mi seguridad y la de ella porque no podía ver a


través de la angustia en la que estaba. Ella confiaba en que cuidaría
de ella y cuando yo ya no podía, la dinámica cambió. Necesitaba que
tomara el volante, pero ella no podía manejarlo. No tenía la fuerza.

—Fui al hospital para ver a tu papá —comienza antes de


corregirse—. Eli. Fui a ver a Eli.

Ella sabe. Damaris estaba a mi lado cuando inicié la búsqueda


para encontrar a mi madre biológica. Ella estaba ahí cuando lo hice.

—Me importa una mierda cómo te fue.

Ella junta sus manos en su regazo.

—Lo sé, Crew. Me dijo que espera que todos sus hijos lo extrañen
cuando se haya ido.

Por supuesto que lo hace. Él quiere la tranquilidad de que


estaremos de luto por su muerte. Me miento a mí mismo de que no lo
haré, pero el dolor nace con la honestidad. Habrá un vacío. No será
porque él ya no esté ahí, sino la oportunidad; lo que podría haber sido,
se habrá ido.

—¿Él te recordó? —pregunto para evitar abordar lo que acaba de


decir—. Han pasado casi cinco años.

Su rostro se suaviza.

—Me dijo que creía que era la equivocada para ti. No que fuera
demasiado buena, pero sí equivocada. Dijo que necesitas una mujer
que te pueda domar. Le dije que ella no existía.

Ella existe y estoy enamorado de ella.

211
—Él ha vivido la vida que quería vivir. —Me desvié—. Hemos hecho
las paces.

Ella se mueve para pararse, yo no la sigo.

—¿Alguna vez nos extrañas, Crew?

—No —respondo sin ninguna duda. No le haré la misma pregunta


por qué puedo ver la respuesta en sus ojos.

—Me mantendré en contacto con Kade. Él sabrá cómo estoy si te


interesa.

Él no se mantendrá en contacto.

Sacarla de Nueva York es un movimiento para mantenerla fuera


de mi vida, y de la de Kade. Pasé por su oficina en la torre de Benton
ayer. No hubo ninguna queja cuando le dije que estaba enviando a
Damaris al extranjero. Su única petición fue que él quería ser quien se lo
dijera.

Revisé sus informes de gastos antes de firmar mis acciones a Lark.


Él ha estado pagando el alquiler del departamento de Damaris en
Tribeca durante años, proporcionándole tarjetas de crédito y
enviándola a viajes.

O ella está sosteniendo algo sobre su cabeza, o ella ha estado en


su cama. De cualquier manera, no está alterado por su mudanza.

Ella es un tipo especial de maldad. Uno con una cara bonita y un


corazón frío y vacío. Una vez que suba a ese avión esta tarde,
descansaré tranquilo sabiendo que ella está a un continente de
distancia con su mirada puesta en alguien más.

212
43
Adley
La veo tan pronto como ella camina por la puerta de Premier Pet
Care. Luce fuera de lugar en su traje blanco hecho a medida, sus
tacones con zuela roja y el pequeño sombrero en la parte superior de
su cabeza. Damaris se ve como la realeza. Yo luzco como si hubiera
rodado en un charco de sangre.

Otro día, otra muestra de sangre de un perro que tiene miedo de


las agujas.

—Adley. —Ella me saluda como si fuéramos viejas amigas—. Es


bueno verte.

No puedo decir lo mismo. Todavía estoy tratando de calmarme


después de mi encuentro con el hombre que me reconoció en el Club
Skyn.

Cuando Donovan vino a comprobarme en el comedor, él asumió


que era por la baja azúcar en la sangre lo que causó todo que el color
saliera de mi cara y mis extremidades temblaran.

No lo corregí porque no pude. No puedo decirle a nadie aquí sobre


lo que me pasó en ese club o que siquiera estuve allí.

—Damaris. —Me acerco sabiendo que los ojos de Tilly están


pegados al lado de mi cabeza—. ¡Qué sorpresa!

No agrego una sonrisa a las palabras porque no estoy feliz de verla.


Solo puedo imaginar que ella está aquí para frotar algún detalle sórdido
acerca de su relación con Crew en mi cara. Eligió el peor día posible
para dejarlo caer.

—¿Podemos hablar en privado? —Ella dobla las rodillas para


verme a la misma altura de mi rostro como si yo fuera un niño.

—Estoy muy ocupada. —Señalo a la sala de espera—. Estamos


llenos hoy, ¿así que tal vez en otra ocasión?

213
Puedo apuntarla al mediodía en el día en que el infierno se
congele.

—Tengo algo que te pertenece. —Ella acaricia su bolso de gran


tamaño—. Si pudiéramos ir afuera podría dártelo. Puedes dedicarle dos
minutos a una amiga Crew, ¿verdad?

—Estás prevista para un descanso, Ad —dice Tilly desde donde


está de pie—. Te cubriré.

Le dispare una mirada porque desperdiciar mi descanso con


Damaris es una criminalidad. Deseo esos quince minutos dos veces al
día y la hora en el almuerzo. Lo uso para estudiar mis libros de
cardiología. Ahora tengo que perder un cuarto de hora en alguien que
sé que está aquí para causarme dolor.

Rozo al pasar a Damaris y empujo abierta la puerta de cristal de la


clínica. Señalo a un lugar en la acera cerca del edificio de al lado que
está escondido lejos del tráfico peatonal que pasa por nuestro lado a
un ritmo constante.

Ella me sigue en silencio, sus tacones haciendo clic a un ritmo


constante sobre el hormigón.

—¿Qué es, Damaris? —La pregunta deja mis labios tan pronto me
dirijo hacia ella.

—Has estado durmiendo con él, ¿no? —Me da una pequeña


sonrisa—. No son solo amigos. Ya hay algo más.

No estoy sorprendida por sus palabras. Cualquier persona que


hubiese entrado para vernos a Crew y a mí en el acto el otro día habría
saltado a la misma conclusión. Incluso Kade, que parecía ajeno a lo que
estábamos haciendo, sabe ahora después de vernos a los dos juntos en
el hospital. Besé a Crew delante de su familia, y él me abrazó. No tengo
nada que ocultar cuando se trata de lo que siento por él.

—¿Cómo eso de tu incumbencia? —Paso la palma de mi mano


sobre una gran mancha roja en mi muslo—. ¿Viniste aquí a interrogarme
sobre Crew? Si es así, estás perdiendo mi tiempo y el tuyo.

Ella reflexiona sobre eso durante un minuto con los labios fruncidos
antes de que su mano con sus uñas rojas perfectamente cuidadas se
sumerja en su bolso.

214
—Dejaste algo en la suite principal en la casa de Westhampton.

Rasco mi nariz mientras veo su mano se sumergirse el cuero


costoso.

—¿Qué es?

Ella da tirones hacia fuera la novela del libro de bolsillo desgastado


que mi mamá me prestó para sacarme de quicio.

—Esto. Sabía que no pertenece a Pauline, así que supuse que era
tuyo.

Se lo arrebato de su mano y la acuno en mi pecho. Mi mamá


nunca espera que se la regrese. Ella pasa sin dificultad a través de al
menos cuatro libros al mes y entonces me los presta. Es su manera de
limpiar la estantería pequeña en su comedor por lo que puede agregar
más de sus favoritos temporales a esa.

—Gracias —digo es de esperarse y no soy una persona ingrata—.


Podrías simplemente habérselo dado a Kade.

—Lo encontré en mi equipaje esta mañana. Tuve que volver a


empacar. Me estoy mudando a Roma.

Bien. Seguro que no me importa.

»Me detuve por la oficina de Crew para despedirme.

Estrecho mis ojos, una sensación de pesar ya en mí por decir la


pregunta lista en el borde de mi lengua.

—¿Cómo fue?

Sus ojos se iluminan.

—Fue bueno. Conversamos sobre nuestro pasado, no todo, por


supuesto. No le gusta hablar de ciertas cosas.

No presiono más porque ella me está provocando con un anzuelo


que piensa que es irresistible para mí. No lo es. He estado mantenido
firmemente un secreto doloroso de mi pasado. No puedo esperar que
Crew no tenga su propia carga lista para mí.

—Tengo que volver. Espero que las cosas vayan bien en Roma.

215
—Espera. —Su mano se extiende por la mía—. Lo siento mucho por
esa noche, Adley.

Me alejo de su toque.

—Fue falta de comunicación. Kade no se dio cuenta que todavía


estaríamos en los Hamptons.

—No. —Ella camina más cerca, su voz baja—. No esa noche.

Estudio su expresión. Se mueve. La presumida satisfacción que


estaba en sus ojos se ha ido. Se ha sustituido por tristeza o tal vez es
lamento. No la conozco lo suficientemente como para aventurarme a
adivinar.

»Me parecías tan familiar. —Su mirada echa un vistazo por encima
de mi cara—. Pensé en ti desde que te vi en los Hamptons y ahora
recuerdo.

—Recuerdas ¿qué? —Levanto mi mano para detener sus palabras,


a pesar de que quiero oír.

Ella aspira una respiración profunda.

—La noche en el club cuando Crew te salvó.

Tropiezo hacia atrás por sus palabras. El libro cae de mis manos
mientras rasguño la pared de ladrillo junto a mí tratando de encontrar
algo para sostenerme.

Ella da un paso hacia mí, cerca de mí, quitando todo el aire que
necesito para respirar.

—¿Él lo sabe? ¿Por qué en la tierra no le has dicho quién eres?

Porque él va a ver quién era yo entonces, y no quién soy ahora y


la pena cubrirá el amor.

—¿Ad? —llama Tilly desde la puerta de la clínica detrás de mí —. Tu


descanso se terminó. Estamos todos manos a la obra en la sala de
exámenes uno.

216
No miro a Damaris otra vez. Recojo el libro, enderezo mi ropa y
camino de regreso a mi vida; la vida he trabajado tan duro por construir
para mí.

217
44
Adley
Estoy sentada en la oscuridad en el apartamento de Crew. Son
casi las nueve en punto. No fui al hospital a las siete. No había
necesidad de hacerlo. Mi intención, cuando le dije que me encontrara
ahí era simple. Quería tranquilizar la carga que ha estado llevando por
años. No sé exactamente qué sucedió entre él y su papá, pero sé que
su relación no es ni parecida a la que tengo con mi propio padre.

Quería encontrarme con Eli y cantar las alabanzas de Crew y


quizás, solo quizás, reparar parte de lo que se ha roto.

No tuve la oportunidad.

Eli Benton tomó su último aliento un minuto después de las cinco


con su esposa a su lado.

Crew me mandó un mensaje para decirme. Fue directo y al punto.

Eli está muerto.

Yo estaba dejando el trabajo, con piernas que aún temblaban


después de mi encuentro con Damaris.

Sus palabras me estremecieron.

Volví a la clínica después de que Tilly me llamara y metiera mi


mente y mi cuerpo en el trabajo. Ayudé a mantener quieto a un San
Bernardo que estaba en la clínica debido a una astilla en la pata. Aulló
cuando el doctor Hunt tiró de la pieza de madera. Lloré también y todos
supusieron que era mi naturaleza humanitaria en exhibición una vez
más.

Estaban equivocados. Estaba llorando por la chica de veintiún


años que entró en un club de sexo porque su novio lo quería más que
nada.

Oigo la llave de Crew en la cerradura, pero no me giro desde


donde estoy sentada en su sofá, mis pies descansando en el borde de
la mesa de café.

218
Vine directamente del trabajo porque quería estar cerca de él.
Sabía que él iría al hospital y pasaría tiempo con su familia. No quería
entrometerme. El duelo es un proceso privado para algunos. Sé que lo
es para Crew.

Tomé una ducha, lancé mi uniforme de trabajo en la lavadora y


me vestí en mis bragas y una playera. Es demasiado grande, pero huele
a él.

Sus llaves golpean la mesa antes de que de vuelta en la esquina y


baja la velocidad. Escucho la duda en sus pasos.

—Lo siento —susurro—. Lo siento tanto, Crew.

Él acecha hacia mí, con pasos pesados y medidos que no se


detienen hasta que está casi encima de mí.

Sus brazos se extienden y los agarro, dejándolo ponerme de pie.


No habla, pero los movimientos de su cuerpo dicen todo. Me acerca,
tirando de mis piernas arriba hasta que envuelven su cintura.

Sus labios encuentran los míos en un beso desordenado y frenético.


Saboreo la sal de sus lágrimas mientras abre mi boca con su lengua.

Iniciamos un camino a través de la sala de estar, por el pasillo y


finalmente a su habitación. Me baja a la cama, antes de quitarse la
ropa.

Lo miro fijamente, nuestros ojos se dicen más de lo que nuestras


palabras podrían. Sé que está afligido. Sé que no quiere estarlo. Sé que
un dolor como este es lo que está enterrado bajo su exterior tranquilo y
controlado, y su sentido del humor y su profunda compasión.

—Te necesito —dice roncamente—. Joder, te necesito.

Saco la camisa por encima de mi cabeza y extiendo la mano.

—Estoy aquí Crew.

Él cae en mis brazos, su rostro lleno de lágrimas, sus hombros se


elevan mientras arranca mis bragas de mi cuerpo y separa mis muslos.

—Necesito sentirme amado —gruñe antes de golpear la costura


de mi coño con su lengua—. Quiero sentirme necesitado.

219
Lo detengo con dos puños en su cabello. Giro la cabeza, por lo
que me está mirando, su cálido aliento flotando sobre mi humedad.

—Te amo, Crew. Te necesito.

Las lágrimas corren por su hermoso rostro mientras me lame una


vez más antes de susurrar:

—Yo también te amo.

***

Me estiro sobre mi espalda. Todos los músculos de mi cuerpo están


sensibles. Él me atacó como un animal durante horas. Explosiones de
placer gentil mezclado con el dolor de sus manos agarrando la carne
de mis caderas y su polla penetrándome con más fuerza de l a que
nunca había sentido.

Lo abracé mientras lloraba, le susurré que lo amaba cuando él me


tomó en sus brazos, y lo miré fijamente en la oscuridad de la ciudad
cuando se levantó para conseguir otro condón.

Finalmente, se durmió hace una hora.

Me muevo lentamente. Necesito un vaso de agua y más aire para


respirar del que tengo en esta habitación.

—¿Ad? —murmura mientras su mano aterriza en mi espalda


desnuda—. Por favor, no te vayas.

Me acerco a él. Miro fijamente su rostro y sus ojos entreabiertos.

—No voy a ningún lado. Me quedaré toda la noche.

—Quédate para siempre —susurra.

Sonrío.

—Puede que tenga que hacerlo. No sé si mis piernas siguen


funcionando.

Él resopla una pequeña risa y es música para mis oídos.

—Te llevaré a donde sea que necesites ir.

220
Coloco mi frente contra la suya y coloco una mano sobre su nuca.

—Sé que lo harías.

—Haría lo que sea por ti porque te amo.

El golpeteo de mi corazón se siente como si fuera a abrir mi pecho


en dos.

—Te amo.

Me besa ligeramente. Es una presión amorosa contra mi boca.

—Gracias por estar aquí. Gracias por saber que te necesitaba


aquí.

—No habría estado en ningún otro lugar. —Lo alejo para poder
verlo.

Jesús, lo amo tanto. Quería arrastrarme dentro de su corazón


anoche y sostenerlo. Quería tomar su dolor y llevarlo conmigo.

—Él me odiaba.

Alejo una ola de lágrimas y sacudo mi cabeza.

—¿Cómo puede alguien odiarte?

—Yo no era de él. —Él se mueve y se pone sobre su espalda, su


musculoso antebrazo protegiéndole los ojos—. Soy adoptado.

—Lo sé —dije en voz baja.

Él se asoma por debajo de su brazo.

—¿Lo sabes?

Me dirijo hacia la puerta.

—Tu sala de estar está llena de fotos de ti y tu familia. Eres como


un gigante en comparación a ellos.

Una risa estalla de él.

—¿Un gigante?

221
—Eres más alto que todos ellos. —También me río—. Tienes el
cabello negro y hermosos ojos verdes. Ellos no.

—¿Cuánto tiempo hace que lo sabes?

Me encojo de hombros.

—Mucho tiempo, supongo. Desde la primera vez que vine aquí y vi


las fotos y cuando conocí a Kade, supe que era cierto. Él no dijo nada,
pero ustedes dos son muy diferentes.

Él baja su brazo.

—¿Por qué no dijiste nada?

Me acerco más a él así puedo acariciar su pecho con mi mano


hasta que puedo sentir el latido constante de su corazón.

—Nunca hablamos de la adopción de May y Jonas. ¿Por qué


deberíamos hablar de que eres adoptado? Una familia es una familia y
todos somos familia.

Envuelve sus fuertes brazos a mi alrededor y besa mi frente.

—Aquí es donde pertenezco.

Es donde yo también pertenezco. Es donde siempre debí estar.

222
45
Crew
Deslicé una taza de café sobre la mesa del comedor hacia Adley.
Ella se tomó el día libre. No se lo pedí, pero la escuché hablar con
Donovan. Ella explicó que el hombre que ama perdió a su padre. Las
palabras sonaron extrañas, el dolor asociado a ellas aún más.

¿Cómo lloras a alguien que lamentaba tu existencia?

—¿Cómo estuvo tu mamá anoche? —pregunta mientras toma un


sorbo de la taza. Lo hice de la manera que siempre lo hago para ella,
sin leche, un cubo de azúcar y una cuchara pequeña al lado, para que
ella misma pueda revolverlo.

—Ella es fuerte. —Envuelvo mi mano alrededor de mi taza—. Lo


extrañará. Estuvieron casados por mucho tiempo.

Ella traga saliva.

—Te conozco, y tu padre y tú no eran cercanos. Quiero decir que


asumo que no lo eran.

No oculté el hecho de que mi padre no estaba en mi lista de


personas favoritas. Me había escuchado discutir con él por teléfono en
el pasado. Me vio esquivar cualquier discusión sobre él desde que nos
conocimos.

»Todavía es normal llorar la pérdida. —Desliza su mano sobre la


mesa para tocar la mía—. ¿Quieres hablar de él?

—Me odiaba porque yo no era de él —digo con naturalidad—. Lo


amé a pesar de eso. Ahora se ha ido.

Muerde la esquina de su labio.

—Era el hombre más afortunado del mundo.

—¿Cómo es eso? —Levanto una ceja escépticamente.

223
No voy a dejar que lo convierta en un santo torturado que trabajó
duro para su familia. Eligió el trabajo por encima de todo y la sangre por
encima de la promesa. Se suponía que debía cuidarme, y en lugar de
eso, trató de destruirme.

—Llegó a ser tu padre, e incluso si no pudo verlo, es un privilegio


por el que muchos hombres cambiarían casi cualquier cosa.

Ella es demasiado dulce para su propio bien. Estoy agradecido de


que nunca conociera a Eli. Él no merecía el honor de conocerla.

Es apropiado que él haya conocido a Damaris. Eran más parecidos


de lo que cualquiera de ellos admitiría. Ella me echó en cara la muerte
de mi madre biológica cada vez que podía para derrumbarme, y Eli me
recordó de dónde venía cada oportunidad que tenía.

—Murió con la conciencia tranquila. —Tomo un gran sorbo del


café ahora caliente—. Yo dije lo que sentía. Él dijo lo que sentía. Terminó
de la manera que necesitaba.

Ella estira sus piernas.

—¿Qué hay de tus padres biológicos?

—Ellos tampoco han estado a la altura de los premios de padres


del año.

Me lanza una mirada que dice que sabe que estoy desviando el
dolor con humor.

»Mis padres biológicos están muertos.

Se retracta visiblemente de eso. La taza en su mano tiembla.

—¿Ambos?

—Mi padre biológico murió en un accidente automovilístico. La


velocidad lo mató.

Eso es todo lo que hay para contar. Fui a Francia para rastrearlo,
ya que vivía bajo tantos alias que tardó años en enraizarse en el fondo
de la pila de identidades falsas. Cuando finalmente lo encontré, estaba
parado en un pequeño cementerio en las afueras de una encantadora

224
ciudad a las afueras de París mirando una lápida con su nombre real en
ella.

—¿Qué hay de tu madre biológica?

Me froto la mano sobre la cara. Han pasado muchos años. He ido


a terapia, arrojado cosas contra la pared, trabajado hasta que mis
manos sangraran, y sin embargo, el dolor sigue ahí cada vez que hablo
de eso.

Esas conversaciones solo ocurrieron con dos personas fuera de la


oficina de la terapeuta que visité semanalmente durante un año
después de la noche en que murió mi madre biológica.

Ella no estaba en una cómoda cama de hospital con la mejor


atención a su disposición. No había miembros de su familia acurrucados
en la puerta de su habitación, dispuestos a hacer todo lo posible para
que sus últimas horas fueran más cómodas.

Estaba yo, y solamente yo.

—Ella murió en un incendio.

Ambas manos saltan a su pecho.

—¿Un incendio?

Podría dejarlo así y la conversación habría terminado. Fue una


muerte trágica según las normas de cualquier persona, pero más aún
porque su único hijo se negó a ayudarla y la dejó sola, en una casa que
se derrumbaba con una botella llena de vodka, un paquete de
cigarrillos y un encendedor.

Asiento mientras inclino la cabeza.

—Fui a verla esa tarde. La llevé a una tienda para conseguirle algo
de comida. Ella quería eso y más.

—¿Más? —Sus cejas se levantan—. ¿Qué quieres decir?

—Le di todo lo que necesitaba para incendiar esa casa. Le di todas


las razones para no vivir.

225
Se pone de pie y da dos grandes pasos hasta que está en mi
regazo. Sus brazos se envuelven alrededor de mi cuello mientras
presiona su mejilla contra la mía.

—No hagas eso, Crew. No te culpes a ti mismo.

La pongo más cerca de mí, necesitando su fuerza para pronunciar


las palabras.

—Contraté a alguien para rastrearla. La encontraron en Kentucky.

Ella asiente.

—¿Fuiste a verla?

—La sorprendí. —Tuve que hacerlo. La mujer no tenía teléfono.


Estaba alquilando la casa y apenas se las arreglaba—. Ella no tenía idea
de quién era.

—Debe haber estado en estado de shock.

—Lo estaba. —La aprieto más cerca—. Le dije que era su hijo y ella
me miró. Entonces vio el parecido. Lo vi de inmediato cuando abrió la
puerta.

—¿Que paso después? —Su voz es fuerte y tranquila. Es todo lo que


no soy ahora.

—Ofrecí comprarle la cena, pero ella quería comida del


supermercado, así que fuimos. Tenía un auto alquilado.

Pasa sus dedos por mi cabello.

—¿La llevaste a casa después de eso?

Tragando duro, continúo:

—Teníamos bolsas de comida y una botella de licor barato. Le


conseguí los cigarrillos que quería y el encendedor que necesitaba.

Da golpecitos en mi hombro.

—Entiendo.

Lo hace, pero no lo hace. No es tan simple como una persona


dejando caer un cigarrillo encendido en una vieja silla hecha jirones
cuando están borrachos.

226
—Pregunté qué más podría hacer para ayudarla. —Me detengo
para besar su hombro. Me dejó vestirla con una de mis camisetas y mis
pantalones deportivos después de hacer el amor. También me puse un
par antes de traerla aquí.

—¿Qué dijo ella? —Se aleja para mirarme.

—Dinero. Ella quería dinero.

No hay sorpresa en su expresión. ¿Cómo podría haberla? No me


sorprendió la petición cuando dejó los labios de mi madre biológica.

—¿Qué le dijiste?

—Le dije que haría arreglos para que volviera volando a Nueva
York para ingresar a un centro de tratamiento. —Miro hacia mi cocina,
donde guardo mi coraje en una botella de whiskey envejecido que
estoy deseando—. Le prometí un trabajo y un lugar para vivir si se
limpiaba.

Su mano encuentra mi rostro.

—Ella no quería eso.

—Ella no quería eso o a mí —corrijo—. Me dijo que debería


agradecerle que no terminara su embarazo y que se merecía todo lo
que tenía por haberme aguantado durante tres años. Luego me echó
y me dijo que me fuera al infierno.

Lágrimas asoman en las esquinas de sus hermosos ojos azules.

—Eso está muy mal. Está muy mal.

—Ella murió esa noche —digo con total naturalidad—. En un


incendio provocado por un cigarrillo encendido que había caído sobre
la silla en la que ella estaba sentada.

—No es culpa tuya, Crew. Le diste una oportunidad. El la no la


tomó.

Sé que tiene razón. Nolan ha perforado las mismas palabras en mi


cerebro durante años. Le tendí una mano a la mujer que me dio la vida,
ella la apartó y desear que fuera diferente no la revivirá.

227
46
Adley
Quiero aplastar mis manos contra algo para redirigir el dolor que
estoy sintiendo. ¿Cómo diablos la gente hace esto? ¿Cómo tienen un
hijo y luego los tratan peor que una pila de tierra? No lo entiendo. No
puedo comprenderlo porque mis padres no me han dado nada más
que amor y apoyo.

Escucho mientras habla por teléfono con Kade. Puedo escuchar el


dolor en su voz, y ahora sé que no todo se trata de Eli Benton. Está de
luto por la pérdida de sus padres, todos tuvieron la oportunidad de amar
a este hombre increíble, y lo hicieron a un lado.

Me prometo a mí misma que la próxima vez que vea a Pauline


Benton, la abrazaré y le agradeceré por ser exactamente lo que él
siempre ha necesitado.

Vi el afecto entre ellos en el hospital la noche que Eli fue admitido.


Había tanto amor en sus ojos por él como en los ojos de mi madre
cuando me mira. Estoy agradecida de que tenga eso, y me alegra que
ella tenga en quien apoyarse.

Termina la llamada con un brusco, hablamos más tarde.

Él y Kade nunca han sido cercanos. La muerte de su padre no


cambiará eso.

—Harán un servicio la próxima semana. —Arroja su teléfono en el


sofá—. Irás conmigo.

No es una pregunta. Sabe que estaré junto a él, sosteniendo su


mano, sosteniéndolo emocionalmente si es necesario.

»Tengo que dejar de beber. —Se pasa una mano por la parte
posterior de su cuello—. Lo he hecho antes. Voy a intentarlo de nuevo
ahora.

Me siento aliviada. Lo he visto beber tanto whiskey en una noche


que sería suficiente para cualquier otro hombre por una semana.

228
Bromeé sobre el hecho de que él debía cortarlo en el pasado, pero
siempre se rio de esos comentarios.

—Dejaré de beber también —ofrezco con un guiño—. Lo haremos


juntos.

Él asiente.

—Eres lo mejor que me ha pasado. Me volvería sobrio si eso es lo


que quieres que haga.

Quiero que esté sano y feliz.

—Reemplazaremos el licor por sexo. —Muevo las cejas—. Cuando


sientas ganas de beber, vamos a follar.

Está sobre mí en un instante, sus manos tirando de mis pantalones


de chándal.

—Estoy sediento, Ad.

—Yo también —susurro en la barba de su mentón—. ¿Por detrás?


Me encanta así.

—Desnúdate ahora.

Él sale de la habitación trotando, sus pesados pasos desaparecen


por el pasillo. Salgo del pantalón de chándal y me saco la camiseta por
la cabeza.

»Eres la mujer más bella que he visto en mi vida. —Se detiene en el


lugar tan pronto como vuelve a la sala de estar con un paquete de
condones en la mano—. Mi aliento literalmente se detiene cuando te
veo así. ¿Por qué perdí tanto tiempo sin perseguirte?

Me río a través de mis lágrimas. Él no puede saber cuán


profundamente esas palabras me conmueven. Todavía estoy
recuperándome de ayer. Las palabras del hombre en la clínica,
mezcladas con lo que Damaris dijo, han jugado una y otra vez dentro
de mí todo el día.

Necesito decirle a Crew. Tengo que darle mi secreto de la forma


en que me entregó el suyo.

229
Él se mueve más cerca, quitándose los pantalones con facil idad a
medida que se acerca a mí. Su mano grande empuña su polla
hinchada.

—¿Por detrás y duro, dijiste?

Observo cómo su mano se mueve hacia mi cuerpo, deslizándose


por mi ombligo antes de que desaparezca entre mis piernas.

—Sí, por detrás y rudo.

Él desliza su mano sobre mi núcleo.

—Tu coño es perfecto. Eres perfecta. —Me quejo cuando desliza


un dedo dentro de mí—. Así.

Agrega otro y luego un tercero mientras aumenta el ritmo. Extiendo


la mano para agarrar algo, pero su brazo ya está envuelto alrededor de
mi cintura.

—Te prepararé así. —Su polla dura palpita entre nosotros.

Lo quiero ahora, pero él quiere más de mí primero. Me muevo


hacia su mano, rodea mis caderas, tomando lo que necesito.

»Eso es, hermosa —susurra contra la piel de mi cuello—. Folla mi


mano. Fóllala hasta que te corras para mí.

Lo hago, y luego me inclino sobre el brazo del sofá y me vuelvo


mientras él golpea su longitud enfundada en mí con palabras de amor
saliendo de sus labios.

***

—Tengo que ir a trabajar. —Acomodo mi cabeza en su pecho—.


Lo siento, no puedo quedarme contigo todo el día otra vez.

Quiero eso más que nada, pero oí que le dijo a Nolan por teléfono
anoche que estaría hoy en la oficina. Tengo un trabajo que hacer
también.

Hicimos el amor en la sala de estar antes de que tuviéramos un


largo baño caliente juntos. Lo tomé en mi boca mientras se levantaba
para secarse con la toalla y con el vapor envolviéndonos, disparó su
liberación en mis labios antes de que yo la lamiera mientras él miraba.

230
Estaba desesperado por más, pero estábamos exhaustos. Nuestros
cuerpos estaban saciados, nuestros corazones conectados y cuando
nos metimos en su cama juntos, el sueño nos encontró rápidamente.

—Almuerza conmigo. —No abre los ojos—. No hay manera de que


vaya a pasar todo un día sin besarte o dominar tus tetas.

Río.

—Te sientes mejor hoy.

Se inclina para acariciar su polla semidura mientras abre un


párpado.

—Mira por ti misma lo bien que me siento.

Me lamo el labio inferior.

—Eres insaciable.

—Acostúmbrate, mujer. —Sus dedos danzan sobre mi hombro—.


Necesito recuperar todos los años que no te follé.

—Necesito irme. —Suspiro mientras lo miro—. Haces que sea difícil


alejarse.

—Tú lo haces difícil, punto. —Acaricia la longitud de su polla—.


Dime que la clínica cambió sus horarios y vas a llegar a las cinco de la
mañana.

Dejé escapar una pequeña risa.

—Son casi las nueve.

—Por amor a la mierda —dice con voz áspera—. ¿Qué me estás


haciendo? Van dos veces que me he quedado dormido por más cuatro
horas.

—Tal vez tu cuerpo te está diciendo que dormir es más importante


que el trabajo. —Rozo mis labios sobre los suyos—. El mundo no se
derrumbará si duermes de vez en cuando.

—Eres más importante que cualquier cosa. —Me mantiene en el


lugar—. Te veré al mediodía fuera de la clínica.

231
—Hoy no puedo. Hay una reunión de personal para todos los
asistentes veterinarios al mediodía. —Lo beso una vez más antes de
saltar de la cama—. Te veré aquí esta noche. Te amo, Crew.

Sus manos se juntan en su pecho.

—Mi corazón es tuyo, Ad. Te amo. Siempre lo haré.

232
47
Crew
—¿Cómo estás? —Nolan aparece en mi oficina. He estado aquí
por un total de diez minutos. Sabía que él aparecería en menos de
media hora—. Lamento lo de Eli.

Él no lamenta la muerte de Eli. Lamenta que mi oportunidad de


tener un padre murió en una cama de hospital con él.

—Estoy bien.

No lo estoy. ¿Cómo demonios podría estarlo?

Damaris, la muerte de mi papá y luego la confesión a Adley.

No tengo idea de cómo sigo de pie.

—Ellie le envió flores a Pauline. —Él se sienta en una de las sillas


enfrente de mi escritorio—. Ella no sabe la historia completa porque
nunca fue mía para contarla.

Asiento apreciativamente. Puedo contar con que Nolan sea leal.


Él sabe que nunca lo traicionaría tampoco.

Desde que nos conocimos, siempre ha sido mi hermano. No


hablamos de nuestros lazos seguido, pero ambos entendemos el valor
de ello.

—Le dije a Ad que la amo.

Él se recarga en su silla, cruzando su tobillo sobre su rodilla.

—Eso fue rápido.

Él está equivocado. Me tomó demasiado. La he amado como


amiga por cerca de dos años. La he amado como más desde hace
meses.

—Ella siente lo mismo.

233
—No me sorprende. —Él parpadea—. Ellie lo dijo un año después
de que ustedes se conocieran. Fue el día cuando tú arreglaste la cita
entre Adley y Kade.

—¿Ellie lo dijo entonces? —Estoy sorprendido. Las últimas semanas


he dudado sobre hablar de Ad alrededor de Ellie. Sé cuán protectora
es con su mejor amiga. Ellie me quiere, pero nunca creí que me vería
como alguien bueno para Adley.

—Lo hizo. Ella dijo que ustedes dos terminarían juntos. No estuve de
acuerdo.

No puedo evitarlo, me río.

—¿No lo viste escrito en las estrellas?

Él se inclina hacia adelante y descansa la palma de su mano en la


orilla de mi escritorio.

—He estado a tu lado por años, Crew. Ambos sabemos que ella
está lejos de ser tu tipo.

Tiene razón. Lo sé.

—Es fácil tener un tipo cuando no sabes lo que estás buscando.


Nunca tuve que poner ni un pensamiento en ello. Todo era sobre
conveniencia. Ahora es diferente.

—Estás enamorado. —Él levanta ambas manos en el aire—. Si fuera


un hombre de apuestas, hubiera perdido a lo grande. Nunca te
identifiqué como el tipo para conformarte con una mujer.

—No es conformarme cuando la mujer más increíble del planeta


está enamorada de ti. Me ama, Nolan. A mí. ¿Cómo diablos sucedió?

—No eres tan malo. —Él sonríe—. Van a ser buenos juntos.

Me alejo de mi escritorio.

—Hoy trabajo hasta medio día. Voy a pasar por la clínica y


sorprender a Ad, y luego pasaré la tarde con mi mamá.

—Toma todo el tiempo que necesites. —Rodea mi escritorio y


espera a que me ponga de pie antes de abrazarme—. Nuevamente, lo

234
lamento, Crew. Sé que él fue una mierda contigo y Eli, pero el dolor tiene
que estar allí todavía.

Lo está. El día que pasé con Adley y los últimos diez minutos con
Nolan no han hecho nada para aligerarlo. El tiempo lo hará, espero.
Tengo que dejar ir a mi padre y al sueño que nunca se volverá realidad.

—Sabes dónde encontrarme, amigo. —Él sale para ir a su oficina—


. Saluda a Ad de mi parte. Dile que estamos felices de que hayan
entrado en razón.

—Eres un idiota. —Sacudo mi cabeza mientras se va—. Dile a los


niños que los extraño.

***

—Hola. —Siento un toque en mi hombro justo antes de que mi


mano caiga en la manija de la puerta mientras me dirijo a Premier Pet
Care—. Es como una jodida reunión aquí hoy.

Me giro. El tipo mirándome es al menos dos años más joven que yo


con cabello rubio greñudo, ojos marrones, completamente diferente a
mí.

—¿Quién demonios eres tú?

—Tú eres Crew Benton. —Él golpea mi hombro con su puño como
un saludo universitario.

Golpeo su mano lejos y aliso mi saco del traje.

—Sé quién soy. ¿Quién mierda eres tú?

Él sostiene una mano enfrente de él con la palma hacia abajo,


mientras la otra vuela en el aire como si estuviera haciendo un
juramento.

—Juro solemnemente no revelar nada sobre el club o las


identidades de ninguno de sus miembros.

—¿Estás drogado? ¿Borracho? ¿Cuál demonios es tu problema?

Me hago a un lado y abro la puerta cuando una mujer con un


perro en una correa sale de la clínica.

235
Ella me da una inclinación de su barbilla en señal de
agradecimiento. Le devuelvo una sonrisa.

—Quítate. —Me muevo un paso más cerca del tipo que piensa que
me conoce. Eso viene con ser dueño de un club. Cada imbécil a quien
le ofreces una bebida gratis cree que eres su mejor amigo. Se llama
mercadotecnia, pero este chico no reconocería un buen plan de
negocios ni si le mordiera el culo.

—También estás aquí para verla, ¿no? ¿La encontraste porque es


la nena de Hale? Así es como yo la encontré.

Los vellos de mi nuca se levantan. La ira corre por mi espina dorsal.

—¿Qué mierda acabas de decir?

—Adley trabaja aquí. —Mueve los dedos sobre la ventana que


ofrece una vista panorámica de la calle desde el mostrador de
recepción—. Obtuve su nombre de los mensajes etiquetados en línea.
Hace dos días traje al perro de mi vecino aquí para una revisión de
mierda para asegurarme que era ella.

—Retrocede —gruño—. Muévete para allá.

Lo hace. Camina hacia atrás, todo el tiempo que tiene las manos
en sus bolsillos delanteros de sus pantalones rotos. Podría matarlo en el
lugar con poca sangre y sin ruido.

—Ella es tan jodidamente caliente. —Él rebota sobre sus tenis—.


Tarde o temprano tendrá que tomarse un descanso. He estado
esperando durante más de una hora para que salga.

—Deja de hablar. —Me alzo sobre él—. Te vas a ir y nunca regresar.


¿Me entiendes?

Su expresión cambia, pero en un instante esa sonrisa listilla está de


vuelta en su boca.

—Hay suficiente para compartir.

—Jodidamente cállate.

236
—Esas grandes y jugosas tetas y ese suave coño. —Él sostiene sus
manos en medio de su pecho mientras se ríe—. Me he masturbado ante
el recuerdo de eso muchas veces. Ella no es la clase de chica que un
hombre olvida. No tuve el gusto en ese entonces, pero ella está
disponible ahora, amigo, así que ponte en la línea.

Lo levanto de sus pies con mis manos en la parte delantera de su


suéter, empujándolo contra la pared.

—Voy a jodidamente arruinar tu vida si no te callas.

—¿Sigues defendiéndola? —Él empuja contra mí, pero es inútil.


Tengo al menos quince centímetros sobre él y unos buenos veinte kilos
de más—. Eso es lo que te sacó de Skyn, hombre. Ningún pedazo de
trasero vale eso.

Me tambaleo hacia atrás tan rápido que él cae al suelo. Se me


revuelve el estómago, me da vueltas la cabeza.

De ninguna jodida manera. No. Él está malditamente equivocado.

—Jodidamente mantente lejos de ella o te destrozaré —escupo las


palabras, pero él ya se ha ido, recorriendo las multitudes de peatones
del mediodía.

Abro la puerta de la clínica y entro.

Los olores, sonidos, todo es jodidamente demasiado.

—¿Crew? ¿Eres tú? —llama Matilda desde detrás del mostrador de


recepción—. ¿Qué pasa? ¿Necesitas sentarte?

—¿Dónde está ella? —Lanzo la pregunta al aire, sin molestarme a


levantar la cabeza—. ¿Dónde está?

—¿Adley? —Su voz se acerca. Veo sus zapatos blancos mientras se


acerca a mí—. Ella no está aquí. El doctor Hunt dijo que lo llamó y que
no estaría hoy. Eso es todo lo que sé.

Mierda. ¿Cómo diablos esto es real? Ella no puede ser esa mujer.
No hay forma de que Adley sea esa mujer. La recordaría. Ella me
recordaría.

237
Matilda dice algo más, pero ya me encuentro a medio camino
hacia la puerta con mi teléfono en la palma de mi mano. Llamo a Ad,
va directamente al correo de voz y maldigo a ese maldito club y al
arrogante imbécil que la abrazó esa noche diciéndole que se dejara
usar hasta que lo golpeé en la cara con mi puño.

238
48
Crew
Tomo otro trago directamente de la botella y miro fijamente por la
ventana de mi apartamento a la puesta de sol. Corrí por toda esta
maldita ciudad durante horas buscando a Adley. Me rendí cuando me
di cuenta de que no quería que la encontrara.

Cierro mis ojos otra vez, pero el mismo recuerdo se reproduce


interminablemente.

El sonido de la música mezclada con gente follando provenientes


de la habitación mientras me acercaba a la puerta con Damaris a mi
lado. Era una de nuestras noches regulares en el Club Skyn.

Llegaríamos tarde, follaríamos a otras personas en las habitaciones


traseras reservadas únicamente para miembros solo hasta que el club
cerrara. Después nos tambalearíamos de vuelta aquí, nos dormiríamos
en mi cama y estaría despierto al amanecer listo para enterrarme en el
trabajo.

Esa noche fue diferente.

Estábamos buscando a una mujer para jugar. Damaris tenía su tipo.


Yo tenía el mío.

Ella examinaba las opciones. Observé una multitud de hombres


que se había reunido alrededor de una mesa. En la mesa estaba una
mujer, sobre su espalda.

Me acerqué para tener un mejor vistazo y escuché sus suaves


gimoteos de inmediato

—Necesito más tiempo. Ya no estoy segura.

Un tipo estaba envolviendo su polla, preparándose para hundirse


en ella. El que estaba de pie junto a ella, con una mano en su polla y la
otra sosteniéndola en la mesa por la garganta, seguía diciéndole que
se calmara.

—Me pone duro. Me prometiste que lo harías.

239
Ella luchó contra él, sus manos tirando de su muñeca, sus piernas
sostenidas en su lugar por el tipo entre ell as.

Me acerqué más y la miré a la cara.

Me enfoqué en sus ojos. Esos jodidos hermosos ojos azules me


miraban con una súplica que nunca olvidaré.

No era un juego de rol. Ella estaba aterrorizada.

Empujé al tipo entre sus piernas hacia un lado antes que entrara
en ella. Se lanzó hacia mí, pero desistió cuando le gruñí. Me giré, y el
bastardo sosteniéndola por la garganta me dijo que me alejara porque
era su novio.

Dijo que él hacia las reglas.

—Esta es mi propiedad —gruñó—. Puedes irte al jodido infierno.

Mis puños volaron, su nariz se rompió y su novia se deslizó de la


mesa y desapareció.

Terminé mi noche en la oficina del dueño, am enazando con


exponerlo.

Me dijo que se haría cargo de ella. Me juró que cambiaría el


protocolo.

Nunca me molesté en poner un pie en ese lugar otra vez.

Tiro la botella vacía de whisky contra la pared. Se rompe enviando


una lluvia de vidrios por todos lados. Me dejo caer en mis rodillas y
entierro mi cara en mis manos.

¿Por qué demonios no vi su cara entonces? Desperdicié


demasiado tiempo de mi vida sin ella, y ahora, no sé si la veré otra vez.

***

—¿Crew? —susurra en mi oído la suave voz de Adley—. Estoy aquí.


Estoy justo aquí.

Siento que sus brazos me rodean desde atrás. La calidez de su piel


acaricia mi espalda desnuda.

—Te tengo. —Salpica mis hombros con besos.

240
Me giró en el suelo, mi cabeza palpitando, mis ojos cerrados.

—Adley.

—Dime que estás bien —susurra contra mi boca.

Me levanto y agarro sus hombros. El calor de su piel me tranquiliza.

—Lo sabías. Sabías que era yo todo el tiempo.

Se arrastra más cerca de mí. Su cuerpo entero presionado contra


el mío.

—Lo sabía.

Sé por qué no me lo dijo. Miré directamente a través de ella esa


noche. Solo vi su miedo. No vi su cara.

Me muevo para sentarme, pero la maldita habitación está


girando. Coloco mi cabeza en el suelo frío de nuevo.

—Debí haber matado a ese bastardo. No pertenecías a ese lugar.


¿Por qué demonios estabas en ese lugar?

—Por la misma razón por la que tú estabas. —Sus manos se mueven


sobre mi pecho—. Quería la emoción. Quería la excitación. Quería más
de lo que él podía darme.

Un profundo sonido gutural se escapa de mí. Es doloroso. Es


primitivo. Es incontrolable.

—Estaba allí. Estaba follando allí y no vi lo que estaba


directamente frente a mí.

—Me ves ahora —dice a través de un sollozo. Siento sus lágrimas


en mi piel—. Me amas ahora.

—Te amo. Nunca dejaré de hacerlo.

Se acurruca contra mi pecho, su respiración volviéndose lenta.

—Cuando me miraste esa noche, supe que sentiste mi miedo.


Sabía que me salvarías.

—Lo habría destrozado con mis propias manos para alejarte de él.

241
—Lo hiciste.

—No pertenecías a un lugar como ese. —Estiro el brazo para


agarrar su muslo, para presionarlo contra mi estómago—. No es quién
eres.

—Es quién eres —susurra contra mi cuello—. Es lo que te gusta.

—No. —Me giro para mirarla—. Follé en público porque me


ayudaba a venirme. Nunca necesitaré eso contigo.

—¿Nunca?

—Nunca. —Miro fijamente sus ojos. Ojos que vi hace cinco años
cuando escuché sus suplicas silenciosas y ojos que miré fijamente
cuando la follé la primera vez—. No quiero compartirte con nadie,
Adley. No quiero que nadie vea esto. —Paso mi mano sobre su muslo y
su espalda desnuda.

—Soy suficiente para ti.

Amo que sea una declaración y no una pregunta.

—Siempre serás todo lo que necesito.

—¿Puedo llevarte a la cama? —Se separa de mí y se sienta. La luz


filtrándose de afuera la enmarca como un halo—. Quiero que duermas
en mis brazos.

—Cárgame hasta allá —bromeo—. Estoy tan borracho.

—Tienes que dejar de beber porque necesito un compañero de


estudio.

Me levanto a una posición sentada.

—¿Necesitas un qué?

—Fui aceptada en la escuela de medicina hoy. —Sus palabras


tiemblan—. Sydney me llamó cuando la carta llegó. Estaba de camino
al trabajo. Llamé a Donovan y le conté sobre mis sueños de ser
cardióloga. Me dijo que fuera a casa y leyera la carta y si las noticias
eran buenas que me tomara el día para celebrar.

242
—¿Por eso desapareciste? Estuve tratando de encontrarte por
horas.

—Pensé que estabas con tu mamá. —Desliza una mano sobre mi


ceja—. Tu padre acaba de morir y sé que ella te necesita. No quise
interrumpir tu tiempo con ella, así que finalmente fui a ver el nuevo
departamento al que mis padres se mudaron hace tres meses. He
estado pensando mucho en ellos estos últimos días.

—¿Qué dijeron sobre la escuela de medicina?

—Tenía toda la intención de decirte primero, pero quería que fuera


en persona.

Le sonrío. Por supuesto que querría eso. Querría guardar ese


recuerdo.

—Mi padre empezó a hablar de cómo necesitaba tomar una


decisión sobre volver a la escuela para ser veterinaria pronto, así que
saqué la carta de mi bolso, y bueno, estaban felices.

—¿Felices? —Rompí en carcajadas—. Estaban en la luna,


¿verdad?

—Mi papá estaba muy feliz sobre la escuela de medicina. —


Presiono sus labios contra los míos—. Mi mamá estaba muy feliz porque
estoy enamorada.

—¿Eso surgió?

—Por eso fui a verlos, para decirles. —Toma una profunda


respiración—. El tiempo pasó volando, y cuando finalmente miré mi
teléfono en mi bolso, vi todas tus llamadas perdidas y unas cuantas de
Tilly. Traté de llamarte primero, pero no respondiste, así que la llamé y
me contó lo que pasó en la clínica, con el idiota y tú. Ahí es cuando me
di cuenta de que sabías que era la chica del club.

243
49
Adley
Él ha estado dormido por horas. Lo ayudé a ponerse de pie cuando
dijo que necesitaba pararse. Se apoyó en mí mientras caminamos hacia
el dormitorio. Me metí en la cama con él y lo sostuve hasta que se
durmió, y luego me deslicé fuera de sus brazos para poder limpiar el
cristal roto.

—Ha sido una semana infernal. —Su voz viene desde atrás mío—.
Si así es como será siempre con nosotros, necesitamos renegociar la
política de no beber.

Volteo para mirarlo. Solo usa su bóxer. Así es exactamente como


lo dejé.

—La próxima semana será mejor. —Palmeo el sofá junto a mí—.


Voy a aceptar tu oferta.

Lo miro acercarse hacia mí.

—¿La oferta en la que te pedí que te casaras conmigo?

—Esa todavía no la he escuchado. —Miro su rostro fijamente


mientras se hace junto a mí—. Hiciste una oferta cuando te ponía en la
cama.

—¿Fue la de sentarte en mi rostro? Esa oferta es para siempre.

Lo golpeo en el hombro.

—Aceptaré esa oferta antes de ir a trabajar.

Él mira el cielo oscurecido.

—Parece que será una sesión de varias horas.

—Recuerdas la oferta, ¿verdad?

Él palmea su regazo.

—Siéntate aquí, conmigo.

244
Muevo mi trasero a través del sillón y me establezco en su regazo,
mis piernas a horcajadas de las suyas.

—Dime que lo recuerdas.

—Desearía poder recordar esa noche. —Presiona su dedo índice


en mis labios—. Sé que no quieres hablar al respecto, pero cuando lo
hagas, estoy aquí.

—Gracias. —Beso el lado de su dedo—. Está regresando en mi vida


a causa de la cosa de la nena de Hale, pero me estoy volviendo más
fuerte. Creo que realmente me ayudó a dejar ir el dolor de esa noche.

—¿Cómo?

—Cuando sea que pensaba al respecto, veía esa versión más


joven de mí, quien trataba muy duro de complacer a su novio. Estaba
dispuesta a sacrificarme para hacerlo feliz. Ya no soy ella. Soy fuerte.
Puedo manejarlo. Eso no define quien soy. Puedo elegir qué me define.

—Tienes razón. —Pasa sus manos sobre mis muslos—. Tú escogiste


probar una experiencia. No fue lo que querías. Eso no le da el derecho
a nadie de decir algo sobre ti.

—Lloré tanto por eso. Ya no quiero llorar más.

Él baja la mirada al sillón.

—Estuviste llorando por eso la noche que jugamos Verdad o Reto.

Asiento.

—Un hombre me envió un mensaje en línea, y me preguntó si


alguna vez estuve en el Skyn. Él vio una foto de Trey y de mí en el Nova,
y pensó que me reconoció.

—Estuviste en el club además de esa única noche, ¿verdad?

—Una media docena de veces —admito—. En su mayor parte,


estaba en el club principal, bailando con mi novio de ese entonces. Él
me llevó a las habitaciones de atrás dos veces. La primera vez, vimos a
otras personas. La segunda vez es cuando me viste allí.

—Un rostro tan hermoso como el tuyo es difícil de olvidar.

—Tú lo olvidaste —digo suavemente.

245
—El incendio fue la semana antes de verte allí. —Está en silencio
por un momento. Igual que yo—. Esa no es una excusa por no
recordarte. Definitivamente, no es una excusa por la ira que sentía. Te
ayudé porque tenía que hacerlo. Vi el grito de ayuda en tu mirada, y
no había forma en el infierno en que pudiese ignorarlo.

Trazo su mejilla con la punta de mis dedos.

—Cuando te vi en Las Vegas esa noche, cuando le ofrecías trabajo


a Ellie, te reconocí.

La almohadilla de su pulgar recorre mi labio inferior.

—Nunca me perdonaré por desperdiciar estos dos años, pero haré


todo en mi poder para hacer de los siguientes setenta los mejores que
hayas tenidos.

—¿Ese es todo el tiempo que estaremos juntos?

—Si Dios lo permite —Él besa la esquina de mi boca—, pasaré cada


uno de esos días mostrándote lo mucho que te amo.

—Comencemos ahora. —Me estiro para desabotonar la camisa


blanca que estoy usando. Es suya, por supuesto. El olor de su piel,
rodeándome, es la razón por la que me la puse cuando salí de la cama.

Me gira de la misma forma que la noche en que jugamos Verdad


o Reto.

Se cierne sobre mí.

—¿Qué será, Crew? ¿Verdad o Reto?

—Verdad.

Miro sus ojos verde claro.

—¿Me amarás por siempre?

—Por siempre y un día más. —Me besa suavemente—. ¿Verdad o


Reto, Ad?

—Reto.

El fantasma de una sonrisa flota sobre su pecadora boca.

246
—Te reto a aceptar mi oferta.

—¿La de mudarme contigo?

Él asiente.

—Esa y todas las otras que te haga hasta el día en que muera.

—Voy a empacar mis cosas esta noche. —Trazo su ceja izquierda


con mi pulgar—. Quiero despertar cada mañana junto a ti.

—A las cinco de la mañana.

—Esos días se acabaron. —Me rio—. La última, Crew. ¿Verdad o


Reto?

—Reto —responde sin dudar—. Dame uno bueno.

—Te reto a que me hagas venir.

—Bromeas. —Él examina mi cuerpo de pies a cabeza—. Añade


algo a eso, como, en un minuto, o con mis ojos cerrados, o con ambas
manos atadas a mi espalda o todas las anteriores.

—Solo con tus besos —termino.

—Reto aceptado, doctora York —gruñe mientras se desliza por mi


cuerpo—. Nunca dijiste dónde debían ser los besos.

Arqueo mi espalda cuando siento su aliento sobre mi muslo.

—Ganaste.

—Será mejor que jodidamente creas que gané —dice cuando


empuja mis bragas a un lado para pasar su lengua sobre mi núcleo—.
Conseguí ser amado por ti. No hay nada mejor que eso en este mundo.

247
Epílogo
Crew
Tres años después

—Dile a tu madre lo que pasó hoy en la escuela. —Cruzo los brazos


sobre mi pecho y miro a mi hija.

Sus labios se cierran. Me mira antes de poner su mirada en el rostro


de Ad.

—Le dije a un chico que no me gustaban sus zapatos.

—Megan. —Pongo los ojos en blanco—. Sabes que eso no es lo que


quise decir.

—Le dije eso a un niño, papá. —Ella rueda sus ojos hacia mí—. Tiene
un par de esos zapatos que tuviste que hacer fila para comprar. ¿Quién
necesita eso?

Adley sonríe mientras levanta la vista de su tableta.

—Nadie necesita eso.

—Exacto. Mamá lo entiende.

—Megan. —Toco mi pie en el piso de nuestro nuevo apartamento.


Tiene tres dormitorios, y está a dos cuadras de donde viven los padres
de Adley. Nos mudamos cuando decidimos adoptar. Megan tenía ocho
años entonces. Ahora, tiene diez años y una actitud.

Culpo a May por eso. Están en la misma clase en la escuela. Pasan


los fines de semana y una tarde a la semana juntas, la gente de Nolan
lleva a Megan y a May a clases de piano.

Meg ama ayudar al bebé Emmanuel. Ahora tiene dos años y


medio y es uno de los niños más lindos que he conocido.

Estamos en el camino de la adopción. Es largo, pero tener a esta


niña como nuestra hija lo vale. Después de que su madre murió cuando

248
tenía tres años, su abuela se hizo cargo de la crianza. Su muerte dejó a
Megan en el sistema.

Recorrió el sistema durante dos años antes de aterrizar en nuestras


vidas después de que nuestro estudio-hogar estuviera completo.

Somos un trío unido ahora. Su amor por nosotros ha hecho que mi


esposa y yo seamos una pareja más fuerte.

Me casé con el amor de mi vida tres meses después de que ella se


mudara conmigo. Nuestra boda fue pequeña. Mi familia todavía estaba
de luto por la pérdida de mi padre, pero nuestra ceremonia de votos
nos puso a todos en el camino de ser más unidos.

También me puso en el camino de la sobriedad. No he consumido


una gota desde que brindé con mi novia con una copa de champán.

Vendí los clubes a Kade y reduje mi trabajo en Matiz. Estoy en la


oficina de nueve a cinco, cuatro días a la semana, ni un minuto más.

Pasamos las vacaciones en Westhampton con la gente de Adley y


el clan Benton. Ahora tengo una familia y una esposa comprometida a
hacer sus sueños realidad.

—¿Qué hiciste, cariño? —Ad sonríe a Megan—. No puede ser peor


que todos los problemas en los que tu padre solía meterse.

—¿Cuando era un niño?

Ad se encoge de hombros.

—En ese entonces y la semana pasada. Siempre será un


alborotador.

Una risa sale de Megan.

—Le dije al profesor que estaba equivocado sobre cómo funciona


el corazón humano, pero no me metí en problemas por ello.

Mi esposa baja su tableta y camina hacia donde Meg y yo estamos


sentados.

—Cuéntame más. ¿Cómo dijo que funciona?

Meg toma las manos de Ad.

249
—Dijo que nos mantiene vivos.

Ad se sienta en el brazo de la silla en la que Meg está sentada.

—Tiene razón sobre eso.

—Sí, pero luego alguien preguntó cómo crece el corazón de un


bebé cuando está dentro de su madre.

Mi bella esposa aparta un mechón del cabello rojo de nuestra hija


de su frente.

—¿Qué dijo él?

—Dijo que el bebé comienza como un montón de células y que


van a todas las partes, como el corazón. Dijo que el bebé debe estar
dentro de su madre para que el corazón crezca de la manera correcta.

Lloro porque sé lo que viene. Miro a las dos personas más


importantes de mi vida y empiezo a llorar.

—¿Qué le dijiste ante eso?

Apoya la cabeza en el pequeño bulto de bebé de Adley.

—Dije que mi madre está haciendo crecer el corazón de mi


hermano dentro de su vientre ahora, pero antes de que naciera, el mío
creció dentro de su corazón, a pesar de que estaba muy lejos.

Ad asiente mientras se rompe. Sus dedos tocan el medio de su


pecho.

—Tienes razón. Creció aquí.

—¿Pauly sabrá que soy su hermana cuando nazca?

Paul Benton, mi hijo, llegará en poco más de cuatro meses.


Comparte su nombre con mi madre, que ya está comprando más ropa
de bebé de la que necesitará.

—Pauly lo sabrá —digo—. Te mirará y se dirá a sí mismo, allí está


ella. Esa es la chica que me mostrará las cuerdas.

—Nunca dejaré que le pase nada malo. —Ella pasa sus dedos

250
sobre el estómago de Adley—. Le enseñaré todo lo que sé y todas las
noches, antes de irme a dormir, le diré que lo amo.

Yo haré lo mismo. Me aseguraré de que mi hijo y mi hija sepan que


les bajaría la luna del cielo si pudiera.

Tengo a la mujer de mis sueños. Tengo la familia que nunca pensé


que estaría en mi futuro y estoy viviendo una vida que solo mejorará
desde aquí.

Miro a mi esposa. Ella está en camino a ser doctora. Es una madre


y una hija. Es también la mejor amiga que alguna vez tendré.

Me atreví a soñar esto y ahora es mi realidad. Todo lo que tengo


que hacer ahora es disfrutar cada jodido minuto de eso.

Fin

251
Sobre la Autora

Deborah Bladon nunca ha leído un héroe romántico que no le haya


gustado. Su amor por las novelas románticas comenzó cuando tenía la
edad suficiente para abordar el autobús, con la tarjeta de la biblioteca en
mano para revisar los nuevos libros de bolsillo de Harlequin. Es una
canadiense de corazón y pasaporte, pero a menudo puedes verla en la
ciudad de Nueva York tomando un café con leche y buscando
inspiración para su próxima historia. Manhattan es definitivamente su
segundo hogar.

Ella aprecia a su familia y cree que cada día es un regalo para escribir,
para leer y para amar.

252
Staff
M O D E R A C I Ó N
Mariela

T R A D U C C I Ó N
Annette-Marie
Candy20
Dew
Gigi Arianda
Ling07
Lieve
LittleCatNorth
Mariela

C O R R E C C I Ó N
Lieve
Eleanny04
Candy20
Mariela

R E V I S I Ó N
Lieve

D I S E Ñ O
Cuore

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Realizado sin fines de lucro para promover la lectura.
Apoyemos a los autores comprando el original.

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