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Didáctica no parametral para unir las neurociencias y la educación en la búsqueda

del potencial humano.

Mtro. Pedro Isaac García Ocaña.

El filósofo alemán Markus Gabriel (2016) en su libro “Yo no soy mi Cerebro”, afirma que
somos mucho más que nuestro cerebro, lo anterior debido a que, pese a que los cerebros
funcionan igual, producen obras de muy diverso valor y significado; si bien es cierto, el
cerebro es un órgano tan funcional y vital como el corazón, el hígado o los pulmones, no
menos cierto es, que es diferente a ellos en un aspecto clave: por lo que hace y es capaz
de hacer.
A su vez invita a los neuroeducadores a luchar contra el neurocentrismo, que consiste
en la limitación de la consciencia y la reflexión humana a las meras capacidades
neuronales. En cierta manera Markus Gabriel libera al sujeto del determinismo
cientificista, a favor de una ética de la responsabilidad en la reflexión. El yo no es sólo su
cerebro, va mucho más allá.
En alusión a lo que plantea Markus Gabriel, el neurocientífico Antonio Damásio, sostiene
que: un requisito realista de la investigación de la mente, es admitir, que, sin conocer el
cerebro y su actividad, no entenderemos mucho más de lo que ya sabíamos a través de
la filosofía y la historia de la cultura.
Tras lo anterior considero que la propuesta realizada por Estela Quintar (2002)
denominada “La didáctica no parametral: una pedagogía de la potencia”, puede ayudar
a articular la neuroeducación en nuestras aulas, el propósito consiste en desarrollar el
pensamiento de los sujetos, enseñar a pensar y permitir que el aprendizaje sea
entendido como una de las maneras de desarrollar el pensamiento; de esta forma se
formarían sujetos con un pensamiento autónomo, libre de parámetros, que desarrollen
en los estudiantes procesos de articulación para la construcción de nuevos
conocimientos.
Según Quintar (2002), se quiere formar personas que posibiliten procesos
transformativos de aprendizaje a través de la promoción del deseo de saber y de
expresar ese saber, problematizando su realidad. En síntesis, la didáctica no parametral
busca romper paradigmas establecidos que ponen límites a nuestras actuaciones y
dependencias como docentes, y emprender la búsqueda de una creatividad intelectual
para formar sujetos críticos, sin esquemas ya establecidos.
En palabras de Quintar (2002) la didáctica no parametral «es una postura que
comprende el proceso de enseñanza como un proceso intencional de permanente
promoción de ruptura de sentidos y significados en el propio devenir existencial»
(Quintar, 2002:16).
Lo planteado por Quintar es de suma importancia desde el enfoque de la
neuroeducación, pues nuestro cerebro genera improntas, que son: “aquellas
experiencias y emociones que nos han provocado personas o ambientes en nuestra vida
de forma contundente, lo que significa que la vida es de significados.”
(Jürgen Klaric [Jürgen Klaric], 2017).

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