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Revolución Liberadora – El plan Prébisch

Plan Prébisch es el nombre que los medios de comunicación dieron al informe preliminar presentado por el economista
Raúl Prébisch al dictador Eduardo Lonardi. El 1º de octubre de 1955 Raúl Federico Prébisch, tomándose una licencia en su
cargo de director de la CEPAL, llegó a Buenos Aires en respuesta a la convocatoria del general Eduardo Lonardi, que había
derrocado al presidente Juan Domingo Perón el 16 de septiembre. Lonardi quería designarlo ministro con facultades
extraordinarias para reformar la economía del país, pero Prébisch, que valoraba su alto cargo en las Naciones Unidas,
prefirió ser asesor ad honorem. A falta de un equipo de trabajo propio, se reunió durante 4 días con todos los subsecretarios
de las áreas económicas, financieras, comerciales e industriales del gabinete nacional, para recolectar la información
indispensable para un primer diagnóstico de situación. En ese tiempo récord elaboró y presentó a Lonardi un informe
preliminar de situación, señalando que los problemas eran graves, pero solubles.
Con una licencia de 3 meses otorgada por el Secretario General de las Naciones Unidas, Dag Hammarskjöld, Prébisch se
abocó a la elaboración de un análisis más completo y un conjunto de recomendaciones. Con la colaboración del Ministro de
Comercio César Bunge y de jóvenes economistas de la CEPAL, como Aldo Ferrer, el 25 de octubre presentó los primeros
resultados a Lonardi. El por la prensa mal llamado Plan Prebisch —que era sólo un diagnóstico, no un plan de acción—
comenzaba señalando que Argentina enfrentaba la peor crisis económica de su historia.

Problemas de la economía

Los principales problemas señalados en el informe fueron la declinación y obsolescencia de equipamiento de las
producciones agropecuaria y petrolera, la ineficiencia de la industria, las graves carencias en la infraestructura del transporte
y la energía, el déficit de la balanza comercial, el crecimiento de la inflación y la falta de crédito para el reequipamiento
tecnológico. Problemas todos reales, que ya habían sido señalados anteriormente por otros economistas independientes.
El empujoncito final para el desprestigio del todavía embrionario plan fue el apoyo brindado por la Sociedad Rural Argentina,
que fomentó acusaciones de alianza con la oligarquía terrateniente y ganadera. El único apoyo que obtuvo Prébisch fuera
del gobierno de facto fue el de la prensa conservadora, caso del diario La Nación, y el del líder radical Ricardo Balbín. En
noviembre de 1955 el nacionalista y ultracatólico Lonardi fue reemplazado por su jefe de Estado Mayor, el general Pedro
Eugenio Aramburu, quién revirtió las políticas conciliadoras de aquél (su lema había sido Ni vencedores, ni vencidos) hacia
el peronismo y las organizaciones sindicales, alienando así a la mayoría de los votantes. Aunque Prébisch renunció
inicialmente a su cargo de asesor, Aramburu lo convenció de continuar brindándole su apoyo, refirmando la continuidad de
las políticas económicas de Lonardi con las designaciones de Julio Alizón García como Ministro de Finanzas y del radical
balbinista Eugenio Alberto Blanco como Ministro de Hacienda.
Las críticas contra Prébisch se exacerbaron y la prensa recordó su rol central en la gestación del Pacto Roca-Runciman,
unánimemente (salvo el oficialismo de la época) repudiado como el predominio de los intereses británicos sobre los
nacionales. Al mismo tiempo, los gobiernos estadounidense y británico lo consideraban un izquierdista a quién había que
vigilar y el gobierno chileno lo catalogaba como un servidor incondicional de los intereses argentinos. Prébisch, un
autodeclarado tecnócrata, se granjeó también las antipatías de los periodistas argentinos al acusarlos públicamente —
probablemente con razón, ya que actualmente sucede algo similar— de superficialidad y de no brindar noticias sino
opiniones personales.
El 4 de enero de 1956 Prébisch presentó 2 informes adicionales, uno sobre la inflación y otro sobre el plan para la
recuperación económica del país. Al mismo tiempo, en vista de la escasez de economistas bien formados, elaboró una
propuesta de pedido a las Naciones Unidas de apoyo técnico que incluía el entrenamiento de unos 150 técnicos y
funcionarios, el mayor proyecto de apoyo a un país latinoamericano de la época. El plan incluía (ver las restantes propuestas
en la siguiente sección) la incorporación de Argentina al Fondo Monetario Internacional para poder obtener préstamos
internacionales en cantidad suficiente. Al día siguiente de la presentación, Aramburu creó una Comisión Honoraria
Económica y Financiera para analizar las propuestas de Prébisch, integrada por políticos, empresarios y gremialistas, con la
coordinación como secretario del economista Adalberto Krieger Vasena (quien luego sería ministro de Hacienda).

Recomendaciones
Las principales recomendaciones de acción presentadas el 4 de enero de 1956, como Plan de Recuperación Económica,
fueron:
Aumento salarial del 10%;
reducción de personal, gastos de funcionamiento y obras públicas del Estado;
privatización de empresas estatales ineficientes, como Aerolíneas Argentinas;
devaluación del peso y liberación del mercado de cambios;
aumento de impuestos y del control de la evasión fiscal;
fomento de la producción agropecuaria;
actualización de las tecnologías agropecuarias mediante la creación del INTA;
inversión en la industria petrolera y construcción de oleoductos;
promoción de la industria siderúrgica;
promoción de las inversiones extranjeras, salvo en la industria petrolera;
ingreso al Fondo Monetario Internacional.

El ortodoxo y nada keynesiano ajuste económico se proponía desmantelar el capitalismo de Estado peronista y estimular al
capital privado a producir más con mayor eficiencia. La segunda meta, que Prébisch explicaría en una de sus conferencias,
se lograría mediante la eliminación del "paraguas" proteccionista implementado por el peronismo: prohibición de ciertas
importaciones, aranceles aduaneros y tipos de cambio preferenciales. El anuncio de la propuesta provocó una depreciación
del 10% del peso argentino, una magnitud no vista en muchos años.

Críticas
Scalabrini Ortiz, en su columna del semanario frondicista Qué Sucedió en 7 Días, atacó la propuesta como poco seria y
fundada en datos erróneos. Arturo Jauretche, hizo lo propio en el libro El Plan Prebisch: retorno al coloniaje (originalmente
publicado en 1956). La crítica que más debe haberle dolido fue la de su colega de la CEPAL, Celso Furtado, quien señaló la
falta de coherencia de la propuesta con las ideas desarrollistas impulsadas por el propio Prébisch desde el organismo y con
antecedentes recientes como la recuperación francesa de posguerra. El secretario de Estado de EEUU John Foster Dulles
resintió la propuesta de bloquear las inversiones petroleras extranjeras. Los ministros argentinos Alizón García y Blanco le
quitaron su apoyo cuando creyeron que Prébisch, a través de inesperadas conferencias de prensa, trataba de "puentearlos",
sorteando su autoridad.
El Plan Prébisch había quedado sin apoyo de ninguna especie y su gestor había logrado concitar, inusual proeza, el rechazo
de todos los sectores políticos: de la extrema izquierda a la extrema derecha, sin excepciones.
El gobierno de facto no se pronunció explícitamente sobre el Plan de Recuperación Económica, pero el 20 de febrero de
1956 el cargo de asesor presidencial de Prébisch fue reasignado a la Comisión Honoraria Económica y Financiera coordinada
por Krieger Vasena, bloqueando su acceso directo a Aramburu y sepultando, de hecho, su propuesta. Prebisch reanudó sus
funciones en la CEPAL para poner en marcha el asesoramiento económico a Argentina que había propuesto.

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