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REHABILITACIÓN ESTRUCTURAL DE MONUMENTOS HISTÓRICOS DAÑADOS EN EL

ESTADO DE PUEBLA POR EL SISMO DEL 15 DE JUNIO DE 1999.

Oscar de la Torre Rangel, Rogelio López Vázquez y Alejandro Salazar Hernández.

Oscar de la Torre Rangel.


Proyecto Estructural S.A.
Darwin No. 18-A, 1er. Piso. Col. Anzures.
Miguel Hidalgo 11590. México, D. F.
Teléfonos 5254-3934 / 5254-3977 * Fax 5254-4026
e-mail: pesamex@mexis.com

RESUMEN.

Un número considerable de edificaciones “catalogadas” por el INAH sufrieron diversos daños durante
los sismos de junio de 1999. Debido al valor histórico de los inmuebles se definieron múltiples
acciones para su rehabilitación estructural. Las técnicas de “consolidación” de mampostería reintegran
el equilibrio del sistema estructural y para mejorar sus propiedades sismo-resistentes se incorporaron
nuevos elementos estructurales con el fin de reducir el nivel de daños ante deformaciones laterales
importantes durante un sismo. Algunos detalles que pretenden lograr este “desempeño” se presentan en
este documento.

SUMMARY.

A great amount of buildings “recorded in INAH” suffered several damages during the earthquakes on
June 1999. Due to the historical value of the real estates, different actions were carried out for its
structural strengthening. Masonry “reconstruction” techniques return the balance of the structural
system and new elements are incorporated to improve its earthquake-resistance properties, so as to add
ductility to the building during an earthquake. Some details are herein described to obtain this
“performance”.

INTRODUCCIÓN.

Durante el evento sísmico del 15 de junio de 1999 una gran cantidad de las construcciones coloniales
que son consideradas monumentos históricos en el Estado de Puebla, en su mayoría destinados al culto
religioso, sufrieron daños de diferentes grados. Debido a la importancia y necesidad por mantener la
preservación de este patrimonio cultural que todavía presta servicio a la comunidad, se definieron
diversas acciones para rehabilitar estas edificaciones. El nivel de daños va desde la aparición de fisuras
y agrietamientos en la mampostería hasta colapsos parciales de las cubiertas, incluso se presentaron
casos en que se afectó la estabilidad del conjunto por lo que se debió apuntalar en el interior y exterior
de los monumentos averiados.

Es necesario resaltar la vulnerabilidad de estas edificaciones ante las acciones sísmicas debido a que su
sistema estructural de conjunto fue concebido como de “gravedad”, en el que las acciones externas que
experimenta esencialmente se transmiten como esfuerzos de compresión a los elementos verticales.
Además los materiales que constituyen la estructura no tienen capacidad para resistir esfuerzos de
tensión y de cortante significativos. La estructuración básica de los monumentos es de mamposterías
simples (sin refuerzo) unidas con morteros pobres, cuyas secciones son de grandes espesores (masivas)
con adobe, barro, ladrillo, piedras naturales o una combinación con estos materiales. Al ser
básicamente mamposterías heterogéneas varían sus propiedades mecánicas.
Este tipo de construcciones han acumulado durante su “vida útil” problemas de inestabilidad
progresiva debido al deterioro estructural por la falta de mantenimiento en sus elementos componentes
y al intemperismo que degrada la capacidad de los materiales. Además la acción recurrente de los
efectos sísmicos que han experimentado los monumentos en el pasado vulneran su comportamiento.
En ciertos casos se debilitaron algunos elementos estructurales ya que a través del tiempo se ha
modificado su geometría original al construir puertas, ventanas, nichos, cubiertas e incluso se han
llegado a ligar edificaciones de reciente construcción a la estructura principal de los templos existentes.

CRITERIO DE REHABILITACIÓN.

Varios cientos de los inmuebles “catalogados” como Patrimonio Histórico por el Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH), construidos en su mayoría entre los siglos XVI y XIX, fueron objeto
de inspección estructural para tipificar daños y establecer de común acuerdo con las “autoridades”
encargadas de la reparación y por parte de los ingenieros estructuristas responsables de los proyectos,
la metodología de análisis, los criterios de evaluación y las propuestas de rehabilitación estructural. Se
definieron los alcances para tomar en cuenta la optimización de los recursos económicos y la
viabilidad constructiva de acuerdo al “estado del arte” para su materialización. El trabajo se desarrolló
multi-disciplinariamente de acuerdo a los lineamientos básicos establecidos por el INAH.

Para la reparación de cada edificio en particular se debió cuidar que no se alterara drásticamente la
arquitectura original, adecuando las soluciones constructivas con un mínimo de afectación.

La rehabilitación para este tipo de construcciones estuvo orientada a restablecer el equilibrio del
sistema estructural original y en el mejoramiento del comportamiento del conjunto o de sus elementos
componentes, utilizando las técnicas de “consolidación” de mampostería. La reintegración consiste en
la reparación de las grietas principales inyectándolas con mortero: cal-arena y un estabilizador de
volumen. En los casos en que los daños son mayores se sustituyen las piezas dañadas de mampostería
y se juntean con mortero, o se “rajuelean” con mampostería similar a la existente con el fin de reducir
el volumen de las inyecciones.

Con el fin de reducir el nivel de daños ante deformaciones importantes y para incrementar la capacidad
del conjunto estructural para disipar energía durante un sismo, se utilizaron básicamente aplanados de
mortero: cemento-cal-arena para construir membranas reforzadas con malla electrosoldada, anclada
por medio de conectores con varillas a la mampostería existente. Adicionalmente se incorporaron
nuevos elementos estructurales metálicos o de concreto reforzado con el fin de reducir las
deformaciones, diferenciales y totales, en aquellos casos donde la falta de rigidez evidenció alta
vulnerabilidad de la estructura.

ESTRUCTURACIÓN PRINCIPAL.

Los templos están formados básicamente por una “nave” principal, semi-rectangular en planta, con una
o dos torres de campanarios en la fachada. Ver figura 1. El sistema de cubierta es de superficie curva
con bóvedas, de cañón o semiesféricas, y cúpulas construidas con mampostería heterogénea
aglutinadas con mortero. Los elementos de soporte son columnas, muros y contrafuertes de grandes
dimensiones a base de mampostería masiva de piedra. Durante recorridos de inspección por algunas
estructuras, se encontró que ya habían sido intervenidas en sus diferentes elementos componentes. Se
utilizaron en este proceso “local” diversos materiales como tabique rojo de barro, tabique de cemento-
arena, viguetas y bovedillas, acero estructural y concreto armado.

En el sentido longitudinal la nave está constituida de crujías formadas por arcos y columnas de
mampostería. Las cúpulas se apoyan sobre un “tambor” que consiste en una base de mampostería y
muros de gran espesor. Los campanarios están compuestos por un basamento de muros de piedra
aglutinada con argamasa y una torre, de uno o dos niveles, constituida por pilastras y coronada con una
cúpula pequeña de mampostería para el desplante de una cruz de cantera o metálica.
HIPÓTESIS DE COMPORTAMIENTO ESTRUCTURAL, FALLA DE ELEMENTOS Y
REPARACIÓN DE DAÑOS.

Los elementos vulnerables de acuerdo a las fallas estructurales que se presentaron en este tipo de
construcciones fueron los arcos, bóvedas, cúpulas, campanarios y contrafuertes. Los problemas de
cimentación fueron nulos prácticamente. Los elementos con menor daño fueron los muros
longitudinales que tuvieron pequeños agrietamientos, sobre todo en las discontinuidades de su sección
para puertas y ventanas. La reparación consistió en la consolidación de la mampostería (inyección de
grietas con mortero). Ver daños y patrón típico de grietas en figura 2.

Figura 1.- Estructuración principal de templos.


El sistema estructural de “gravedad”, típico de estos templos, tiene un buen comportamiento ante las
acciones de peso propio y sismos de poca magnitud. Las fuerzas que actúan sobre la estructura se
transmiten axialmente con esfuerzos bajos debido a los grandes espesores de sus elementos
constitutivos. Con esto se logra el trabajo eficiente de la mampostería simple para resistir esfuerzos
moderados de compresión y cortante , pero sin admitir esfuerzos de tensión.

Figura 2.- Configuración típica de agrietamiento


Bóvedas y arcos.

Estos elementos de la cubierta trabajan por “gravedad” transmitiendo las descargas, componente
vertical y horizontal (coceo), hacia los muros y contrafuertes. La inestabilidad se presenta cuando
existe abertura de los apoyos (variación del claro) y se modifica la línea de presiones de su trayectoria
original. En las figuras 3 y 4 se ilustran las reparaciones de estos elementos cuando sufren grietas y
pierden geometría. Básicamente se consolida la mampostería y se refuerza con membranas de mortero
y malla, así se reintegra la resistencia original además de adicionar capacidad a cortante y flexión.

Figura 3.- Consolidación de grietas y refuerzo de bóvedas con aplanados de mortero.


Figura 4.- Alternativas para la rehabilitación de arcos.

Cúpulas.

Al igual que las bóvedas estos elementos trabajan con esfuerzos moderados de compresión debidos al
peso propio y para evitar los esfuerzos de tensión que genera la forma de su arreglo (esfuerzos
paralelos en una franja cercana a la base bajo un plano neutro), se confinan en su arranque mediante la
construcción de un muro de mampostería y una base masiva denominados “tambor”. Aunque durante
un evento sísmico intenso se presentan agrietamientos en la cúpula debido a los grandes esfuerzos
cortantes que se presentan en la mampostería (discontinuidad por los huecos para ventanas), la
inestabilidad de esta estructura se presenta en los efectos de flexión, carga axial, torsión y cortante que
experimenta la base (tambor). El comportamiento dinámico tiende a provocar torsión por lo que se
desarrolla el agrietamiento diagonal y horizontal. Detalles para confinar y lograr la continuidad entre
cúpula y base se observan en la figura 5. El refuerzo consiste en la reintegración de la mampostería:
cúpula-tambor-arco mediante membranas de mortero y malla con el fin de mejorar las propiedades del
conjunto.

Campanarios.

Los elementos de la torre son flexibles comparados con la base y el propio cuerpo de la nave principal
(unión con el muro de la fachada). En general se trata de una estructura esbelta cuya relación base-
altura total es por lo menos 1:4, en el que hay un cambio brusco de “rigidez” entre la base con muros
masivos de piedra, a pilastras “flexibles” de mampostería de sección transversal “pequeña” y otro
cambio a una cúpula “rígida” en su extremo superior. La tendencia de las torres fue de separarse de la
base de piedra, lo cual provocó que se desplomaran hacia sus costados exteriores ya que no tienen
restricción lateral. En la figura 6 se presentan dos alternativas de la adición de elementos estructurales
nuevos con el fin de reintegrar las torres con la nave principal, restringiendo sus desplazamientos
laterales. Se muestra la adición de elementos de concreto armado en un caso y estructura metálica en el
otro. Se pretende lograr la continuidad de los efectos en la base de la torre hacia el muro de la fachada.

En el caso de los niveles superiores de la torre del campanario, la intensidad de daños está asociada al
comportamiento del sistema estructural ante el momento de volteo sísmico, producido por el cortante
dinámico que actúa en las columnas además del incremento de carga axial, que induce agrietamientos
verticales en arcos y grietas horizontales en las pilastras.

Figura 5.- Refuerzo de cúpula: consolidación de la mampostería existente y refuerzo con membranas
de mortero y malla electrosoldada.
Figura 6.- Alternativas para integrar las torres de campanarios al cuerpo principal.

Tomando como referencia la figura 7, se describe la mecánica del daño en las torres. En el nivel
inmediato inferior al desplante de cualquier cuerpo de una torre y como consecuencia de la acción de
un sismo, se tienen dos elementos mecánicos básicos: el momento de volteo Mv y una fuerza cortante
acumulada Vt. Ya que la mampostería no tiene capacidad a tensión importante, se provoca un
mecanismo de resistencia basado en la capacidad del material a compresión y cortante, que a su vez es
función de la carga axial y del coeficiente de fricción de los materiales constitutivos. En primer
instancia el momento de volteo se resiste mediante el incremento de carga axial P1 en una de las
columnas, liberando a la otra en la misma proporción de la carga gravitacional Po e incluso
provocándole tensión. Si la columna sobrecargada no rebasa su límite por aplastamiento, podría estar
en condiciones de resistir todo el cortante Vt, ya que la columna descargada tendrá poca o nula
capacidad para resistir la fuerza Vo por que la carga axial Po tiende a cero. En tal condición la
concentración del cortante en una sola columna induce desplazamientos mayores en su base (delta 1),
que los desarrollados en la base de la columna descargada (delta 0). Esto provoca un diferencial que
induce la concentración de tensiones en la clave del arco.

El mecanismo descrito, provoca agrietamientos típicamente en el extremo superior de la columna


descargada, ya sea por tensión directa o por cortante como tensión diagonal. En la clave del arco se
presentan grietas por tensión directa. Además, si en la columna sobrecargada se excede la capacidad
por aplastamiento de la mampostería, se presentará como efecto una articulación en su base.

Ver en la figura 8 el refuerzo de integración de las pilastras por medio de aplanados de mortero y
malla, la adición de diafragmas y el aumento local de la sección transversal de las columnas utilizando
grapas de varillas para ligar entre sí estos elementos verticales.

En los casos en que el efecto sísmico fue moderado sólo se utilizaron aplanados con mortero y malla,
con el fin de reintegrar la mampostería y aumentar su capacidad a cortante.
Figura 7.- Mecánica de daños en torres de campanarios.
Figura 8.- Reparación de torres de campanario.

Contrafuertes.

Los contrafuertes son elementos verticales perpendiculares a los muros longitudinales cuya función es
resistir las fuerzas axiales de compresión y cortantes, producto de las descargas de las cubiertas
(bóvedas, arcos y cúpulas) por peso propio además del incremento de estos esfuerzos por sismo, tanto
para su componente vertical y el “coceo”, asociados al momento de volteo sísmico. En general estos
elementos se agrietaron verticalmente en la unión muro-contrafuerte cuando el “cuatrapeo” era débil.
Las grietas inclinadas se formaron en la mampostería del contrafuerte cuando el incremento del
esfuerzo horizontal por el cortante dinámico rebasó la capacidad del material. En la figura 9 se ilustran
dos alternativas para rehabilitar los contrafuertes. Consisten básicamente en la consolidación de la
mampostería y en el incremento de su capacidad al reintegrarse con el conjunto muro longitudinal,
columna, bóveda y arco con lo cual se pretende reducir los daños por el efecto de los desplazamientos
laterales, inducidos durante sismos significativos.

Sería deseable, en aquellos casos en que fuese posible, incrementar las dimensiones del contrafuerte
para aumentar su resistencia (incrementar el área en planta y elevación). Esto puede realizarse
utilizando mampostería “similar” a la existente o adicionando estructura con acero y/o concreto
armado. Además deberán integrarse al cuerpo principal los elementos estructurales nuevos.

Resulta importante recordar que para garantizar la estabilidad de la cubierta (bóvedas, arcos y
cúpulas), los contrafuertes deben proporcionar suficiente restricción lateral para evitar los movimientos
que experimentan los apoyos durante sismos intensos.
El uso de tensores de acero para ligar bóvedas y arcos en su arranque, en combinación con la
reintegración de la mampostería de los contrafuertes y arcos demostró buenos resultados ya que se
observó un buen comportamiento de estos al trabajar en conjunto durante un sismo.

Figura 9.- Alternativas para la integración de contrafuertes a la estructura principal.

<< Ruinas de la ruina >>


“La 1ª Capilla de este santuario fue construida
de 1594 a 1666 y fue derrumbada en octubre de
1864 quedando sólo el Camerín. El 24 de agosto
de 1873 fue inaugurado el templo que existe”
Placa conmemorativa en azulejos sobre un muro derruido.
Santuario de “Nuestra Señora de los Remedios”. Cholula, Puebla.

“Solamente llegan rumores de lo que entonces fue.


En vano será reconocernos aquí de donde tanta ternura ninguno se rescató.
La sed de absoluto precipitó el desencuentro.
Pisoteando nuestras dudas hasta el tedio.
Silencio. Soledad. Saudades de piedra.
Imperceptiblemente se derrumbaron nuestras certezas.
¿Cómo entenderlo? ¿Acaso sentir? Penetrarlo todo con la mirada.
Tu sonrisa y el abrazo que nos recupera.
Vibraciones amorosamente cálidas del último rayo de esta tarde.
En la región en que las palabras se vacían … aún te esperamos”
Recorridos para la inspección de daños al templo sobre la pirámide. Otoño-invierno del 99.

“No hay navío ni ruta para ti. A donde quiera que vayas llevarás a cuestas tu ciudad.
Al arruinar tu vida aquí, la has destrozado en todo el universo” <<La Ciudad>> C. Cavafis.

CONCLUSIONES.

Los detalles presentados en este documento tienen la finalidad de mostrar las soluciones
“comúnmente” adoptadas, estado de la práctica profesional actual en nuestro medio, para la reparación
de Monumentos Coloniales dañados por sismos. Las soluciones a un problema estructural son
múltiples, dependen del nivel de experiencia del ingeniero proyectista y su intuición para entender el
comportamiento y las causas de los daños que experimentaron este tipo de edificaciones.
Durante los recorridos de campo se encontró que las estructuras ya habían sido intervenidas en
diversos grados. En algunos casos las soluciones fueron eficientes y en otros se cambió el
comportamiento localmente contribuyendo a las fallas de los elementos estructurales componentes. La
recopilación de estas experiencias deberían documentarse y divulgarse, en ambos sentidos, para
contarse con parámetros prácticos y que los trabajos “evolucionen” hacia su optimización.

El objetivo de desempeño con que fueron orientadas las reparaciones fue el de restituir las condiciones
de equilibrio originales e incrementar la resistencia del conjunto. Los trabajos se enfocaron a una
rehabilitación integral con el fin de lograr el trabajo adecuado y eficiente del “sistema estructural”,
para lo cual se pretende proporcionar resistencia al conjunto para deformarse y disipar energía ante un
evento sísmico similar o mayor, que reiteradamente lleva a un mal comportamiento de la estructura. Se
incorporaron elementos estructurales de acero y/o concreto armado en donde la edificación evidenció
vulnerabilidad ante los efectos producidos por eventos sísmicos de importancia.

Se espera a futuro que los daños sean mínimos y de reparación fácil, ya que se proyectó la
rehabilitación integral de las edificaciones dañadas para lograr una seguridad estructural adecuada.

Del conjunto de los diferentes proyectos de rehabilitación estructural en esta etapa de “intervenciones”,
desde el punto de vista de la ingeniería conceptual y a la viabilidad de su construcción, será valioso
dejar constancia de las técnicas de reparación utilizadas, para probar su eficiencia futura de acuerdo al
comportamiento de las edificaciones rehabilitadas. Esto enriquecería el trabajo que actualmente se
desarrolla por parte de los ingenieros proyectistas. Finalmente, se deberá rescatar la memoria colectiva,
mejorar lo que evidenció un comportamiento vulnerable en función de los recursos disponibles y
aportar dicho conocimiento.

REFERENCIAS

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