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UNIVERSIDAD RAFAEL LANDÍVAR

FACULTAD DE TEOLOGÍA
LICENCIATURA EN TEOLOGÍA

LA MUERTE DE JESÚS, CONTEXTO, SENTIDO Y PERSPECTIVA

TESIS DE GRADO

ALFONSO PAZ CRUZ


CANET: 19008-08

GUATEMALA DE LA ASUNCIÓN, SEPTIEMBRE DE 2014


CAMPUS CENTRAL
Agradecimiento
A Dios por la vida y por haberme dado la facultad de razonar, la sensibilidad ante el dolor
ajeno y poder aportar algo para su Reino.

A mi papá Dimas Paz de feliz memoria, por haberme enseñado los valores cristianos y
hacerme un hombre de bien y de servicio para los demás.

A mi mamá por haberme dado la vida, por enseñarme con su ejemplo y sencillez el respeto
a la vida.

A los Frailes Franciscanos de la Provincia Nuestra Señor De Guadalupe de Centro América


y Panamá, con Misión en Haití, por darme la oportunidad de emprender esta aventura en la
Orden y por haber confiado en mí y darme los estudios.

A mis catedráticos que con su enseñanza aprendizaje, me fueron configurando una visión de
Dios desde la persona de Jesús de Nazaret y por enseñarme que lo más importante del estudio
es el servicio que prestamos a los demás.

Agradecimiento a mi asesor de Tesis, Fray Anselmo Maliaño. OFM. Quien con su dedicación
y entrega me ayudó para que este trabajo fuera posible.
Índice Pág.

RESUMEN………………………………………………………………………………...1
OBJETIVOS……………………………………………………………………………….2
TIPO DE INVESTIGACION……………………………………………………………..2
PROCEDIMIENTO……………………………………………………………………….2
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA…………………………………………………3
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………….4

Capítulo I
VISIÓN VICTIMISTA DE LA MUERTE DE JESÚS DE
NAZARET…………............................................................................................................ 9
1.1 Interpretar a Dios como un juez furioso y castigador más que como
Padre………………………………………………………………………………………..........13
1.2 La muerte violenta de Jesús en la cruz para perdón de los pecados del
mundo…………………………………………………………………………………………… 15

Capítulo II
JESÚS Y EL AMBIENTE RELIGIOSO UNA CONSTANTE
PERSECUCIÓN…………………………………………………………………………. 26
2.1 La persecución en los sinópticos………………………………………………………… 33
2.2 La persecución en el Evangelio Juan……………………………………………………… 36
2.3 Jesús el hombre perseguido………………………………………………………………… 40
2.4 Jesús y la expulsión de los vendedores del Templo……………………………………... 42

Capítulo III
JESÚS ES ENJUICIADO POR EL PODER RELIGIOSO Y LAS AUTORIDADES
POLITICAS……………………………………………………………………………… 48
3.1 Los motivos del juicio religioso…………………………………………………………….. 51
3.2 El juicio de las autoridades políticas……………………………………………………… 53
3.3 Jesús es condenado como blasfemo y un agitador político…………………………… 55

Capítulo IV
LA MUERTE DE JESÚS, UNA LECTURA DESDE EL AMOR Y LA
FIDELIDAD....................................................................................................................... 57
4.1 Jesús nunca quiso una muerte violenta, pero tuvo consciencia de ella……………….. 60
4.2 Jesús como paradigma de martirio……………………………………………………..… 61
4.3 Martirio en la línea del seguimiento de Cristo……………………………………..…… 63

Conclusiones…………………………………………………………………………… 66

Bibliografía……………………………………………………………………………… 69
Resumen
Este trabajo pretende profundizar en la comprensión teológica del sentido la muerte de Jesús,
para clarificar la visión acostumbrada de muerte propiciatoria, partiendo de conocimientos
previos que han sido escritos y de textos evangélicos que muestran la conflictividad de Jesús
con el anuncio del Reino de Dios.

El trabajo está dividido en cuatro capítulos, el primero explica la visión victimista de la


muerte de Jesús en la cruz; el segundo describe la persecución emprendida por las autoridades
políticas y religiosas contra Jesús; en el tercero se reflexiona sobre el doble juicio aplicado a
Jesús. Finalmente el cuarto capítulo expone, la muerte de Jesús como paradigma del martirio,
como consecuencia de fidelidad y amor al Padre.

Es un tipo de investigación documental, archivista y bibliográfica, que busca dar respuesta a


las necesidades pastorales de la actualidad con respecto al contexto, sentido y perspectiva de
la muerte de Jesús de Nazaret en la cruz.

Se analizan algunas afirmaciones de teólogos, como: Jon Sobrinos, Leonardo Boff, Xavier
Pikaza, José Manuel Sanchis, José Antonio Pagola; entre otros autores que pueden ayudar a
comprender mejor el aspecto histórico y teológico de la muerte de Jesús.

Además se estudian algunos textos neo-testamentarios, enfatizando los cuatro evangelios;


estos relatan las diversas controversias entre Jesús y las autoridades religiosas y políticas,
sobre todo el acontecimiento del enjuiciamiento de Jesús, su pasión y muerte, para poder
fundamentar bien el desarrollo del marco teórico de este trabajo y llegar a unas conclusiones
clara que ayuden a una pastoral liberadora.

1
Objetivo general:
Profundizar en la comprensión teológica del sentido la muerte de Jesús, para clarificar la
visión acostumbrada de muerte propiciatoria, partiendo de conocimientos previos que han
sido escritos y de textos evangélicos que muestran la conflictividad de Jesús con el anuncio
del Reino de Dios.

Objetivos específicos:
 Depurar la visión victimista sobre la muerte de Jesús, para que se pueda comprender mejor
la imagen de un Dios que ama la vida en todas sus dimensiones.

 Ahondar en las razones teológicas por las cuales matan a Jesús y explicar que su muerte es
consecuencia de fidelidad y amor, para que motive a los cristianos de hoy a un compromiso
de liberación de nuestros pueblos crucificado.

 Fundamentar desde los evangelios las causas históricas por las que matan a Jesús, para
afirmar que su muerte es fruto de la injusticia y no de la voluntad de Dios.

Tipo de investigación:
 Es un tipo de investigación documental, archivista y bibliográfica, que busca dar respuesta a
las necesidades pastorales de la actualidad con respecto al contexto, sentido y perspectiva de
la muerte de Jesús en la cruz. En el fondo una muerte victimista no hace más que sostener las
muertes injustas como voluntad de Dios Padre, cuando realmente se sabe que no es así.

Procedimiento:
 Se parte de la realidad que nos rodea, tomando en cuenta algunos ambientes pastorales que
sostienen su punto de vista victimista sobre la muerte violenta de Jesús, como algo querido
por Dios.

 Se hace un análisis de algunos teólogos, como: Jon Sobrinos, Leonardo Boff, Xavier Pikaza,
José Manuel Sanchis, José Antonio Pagola; entre otros autores que pueden ayudar a
comprender mejor el aspecto histórico y teológico de la muerte de Jesús en la cruz. Estos

2
autores coinciden en que la muerte de Jesús ha sido consecuencia del anuncio del Reino de
Dios, este anuncio causa cierto desconcierto y descontento en las autoridades religiosas y
política quienes deciden darle muerte violenta.

Se estudia algunos textos neo-testamentarios, enfatizando los cuatro evangelios; estos relatan
las diversas controversias entre Jesús y las autoridades religiosas y políticas, sobre todo el
acontecimiento del enjuiciamiento de Jesús, su pasión y muerte, para poder fundamentar bien
el desarrollo del marco teórico de este trabajo.

Planteamiento del problema


En muchas catequesis parroquiales, retiros y charlas formativas de ambientes pastorales, se
escuchan con frecuencia predicaciones que van encaminadas a explicar que la muerte de
Jesús se realizó porque “así lo quiso Dios”, sin embargo, es necesario aclarar que, cuando se
mantiene este tipo de afirmación teológica, puede tender a presentar una imagen de Dios
distorsionada, ya que Dios es amor y no alguien que se goza en una actitud victimista. Por
otra parte, se puede caer en negación de la responsabilidad de la muerte injusta realizada a
Jesús de Nazaret las autoridades religiosas y políticas que lo llevaron hasta la cruz.

Por tal razón se profundizará en las causas principales que llevan a Jesús hasta la cruz y se
plantea el siguiente problema, ¿De qué forma la muerte de Jesús proyecta en su vida una
dimensión trascendente y llena de SENTIDO? ¿Cómo entender la muerte de Jesús en nuestro
contexto? ¿En qué nos ayudaría frente a una realidad lacerada por las víctimas de la
violencia? ¿Cómo entender la afirmación bíblica y de la Tradición “Jesús murió por nuestros
pecados”?

3
Introducción

A lo largo de la historia del cristianismo se ha reflexionado en torno a la persona de Jesús, su


nacimiento, su juventud, su vida pública (sus palabras y sus hechos) y sobre todo el
acontecimiento de su muerte y su resurrección. Estos dos acontecimientos últimos, han
suscitado en la Iglesia grandes polémicas y diversidad de posturas teológicas, que a la vez,
han ayudado a ir dando pasos concretos en el conocimiento de la persona de Jesús.

Lo que aquí se quiere abordar, es el tema del sentido de la muerte de Jesús. Lógicamente,
para ello se necesita conocer el contexto histórico (político, social y religioso) donde se
desenvuelve su vida. No se puede hablar de la muerte sin hacer referencias a la vida y
viceversa. Estos dos aspecto, son acontecimientos antropológicos sumamente ligados entre
sí.

En este contexto, se analizará el sentido de la muerte de Jesús, pero sobre todo cómo las
diversas posturas teológicas y pastorales influyen en nuestro entorno eclesial. Dependiendo
cómo se interprete el acontecimiento de la muerte de Jesús, así será la imagen del Dios que
se tenga, y por consiguiente así será la proyección pastoral que se presente al pueblo de Dios.

Es común encontrar algunos predicadores ambulantes que suben a los buses, invitando al
arrepentimiento y a la conversión, pues según ellos, Dios ya pagó el precio de los pecados
del mundo, permitiendo a su Hijo Jesús morir por nosotros en la cruz. También en ciertos
ambientes pastorales católicos (grupos y movimientos parroquiales) y en los contextos
pentecostales y neo pentecostales se escuchan frecuentemente frases como esta: “Jesús a
pagado el rescate por ti con su sangre preciosa derramada en la cruz, ahora te corresponde
a ti dejar tus vicios y tus malos caminos que solo te conducen a la muerte”. Estas
afirmaciones, son un tanto peligrosas porque hacen sentir culpabilidad a los seres humanos
y ver a Dios como alguien que descarga su cólera, para salvaguardar su reputación divina.

Este tipo de predicación hace ver que la muerte en cruz de Jesús fue querida tanto por él,
como por su Padre celestial. También es común escuchar que si Jesús no hubiese muerto así,

4
no habría salvación. En otras palabras, bíblicamente esto tenía que pasar y entre más se falsea
el discurso sobre la muerte de Jesús, más mérito tiene, porque fue valiente al soportar tanto
dolor y sufrimiento para salvarnos.

Partiendo de estas razones y sabiendo que detrás de ese tipo de pensamiento, se puede estar
sosteniendo un sistema religioso inhumano, se quiere dar a conocer que Jesús está en contra
de cualquier régimen que actúe injustamente en contra de la vida. Este sistema antes
mencionado quita cualquier responsabilidad del comportamiento humano, que en muchas
ocasiones, actúa con violencia y está en contra del anuncio del reino de Dios.

Por eso cuando el ser humano se deja guiar por el poder mal encauzado y la riqueza mal
distribuida, que son situaciones de vida que oprimen a otros. Jesús denuncia y no pacta con
escenarios religiosos y políticos de este tipo. Por ello, de entrada los evangelios señalan que
se gana enemigos que le van a perseguir toda su vida. Esta persecución tiene nombres de
grupos concretos: fariseos, maestros de la ley, saduceos, herodianos y romanos.

Este trabajo quiere aportar elementos que nos permitan acercarnos a un Dios de amor y a
Jesús de Nazaret que viene a revelar el amor de su Padre, y a instaurar el Reino de Justicia,
paz, fraternidad y vida. Por ello se quiere abordar el tema de la muerte de Jesús de Nazaret,
con el fin de dar a conocer, el sentido teológico, el contexto histórico y la perspectiva de su
misión.

Se abordará el sentido de la muerte de Jesús a partir de dos preguntas claves: ¿Por qué matan
a Jesús? (pregunta histórica por las causas de su muerte) y ¿Por qué muere Jesús? (pregunta
teológica).

No cabe duda que la muerte violenta de Jesús, obedece a un pacto y un juicio socio político
y religioso de su tiempo. El mensaje del Reino de Dios, predicado por el mismo Jesús de
Nazaret interpeló fuertemente el sistema religioso y político de turno. Él, desenmascarando
la injusticia y la opresión impuesta por los poderosos de su tiempo contra el pueblo, sobre

5
todo con los más pobres y marginados, desestabilizando de esta manera el sistema imperante.
Esto no gustó a ellos y decidieron conspirar contra él, hasta darle muerte de cruz.

No se está presentando aquí la visión de un Dios que quiere una muerte victimaria de su Hijo,
como rescate de nuestros pecados, según se maneja en muchos ambientes populares y en
algunos de los discursos pastorales. La muerte en cruz de Jesús, más bien, es consecuencia
de la fidelidad al Padre y de la coherencia de vida con el anuncio del Reino planteado por él
mismo.

Conviene aclarar que la imagen neotestamentaria de víctima propiciatoria debe entenderse


en su horizonte teológico y contexto específico y no mal interpretarla. Con este trabajo se
pretende aclarar cuáles son las causas por las que mataron a Jesús de Nazaret, aunque
consciente de que no se puede agotar el tema. Sin embargo, se tratará de recopilar y analizar
un buen contenido bibliográfico para comprender mejor, desde nuestra sensibilidad, el
contexto y el significado histórico de la muerte de Jesús.

En el contexto histórico actual, ¿De qué forma la muerte de Jesús proyecta en su vida una
dimensión trascendente y llena de SENTIDO? Y ¿cómo explicar con mayor claridad esta
muerte en nuestros ambientes pastorales? Ya no se puede seguir sosteniendo teológicamente
que la muerte de Jesús, fue o estaba planeada por Dios y más aún querida por él. Tampoco
se puede hablar de un sacrificio para el perdón de los pecados del mundo.

No se puede afirmar que Dios mandó a su Hijo a morir por nosotros, buscando en él una
víctima expiatoria porque no había encontrado a ningún ser humano que pudiera
reconciliarnos con él, como lo fundamenta teológicamente “San Anselmo”1 y otros teólogos
de la Iglesia católica. La muerte de Jesús se realiza como consecuencia del anuncio del Reino
de Dios, que implica denuncia de las injusticias y el rechazo de la opresión de los poderosos
sobre los débiles.

1
San Anselmo de Canterbury, monje benedictino, que murió hacia el año de 1109. Presenta la muerte de Jesús desde una
visión reparadora de los pecados del mundo. Es en su Obra “Cur Deus Homo” donde declara su categoría de “satisfacción”.
Es una de las obras más influyente en el pensamiento cristiano y una de las más controvertidas de nuestra época. Domínguez.
Pág. 92.

6
El poder mal encauzado ciega y la ambición deshumaniza, es lo que pasa con los jefes
políticos y religiosos del pueblo de Israel. Ellos ven en Jesús de Nazaret, un peligro para sus
intereses y deciden quitarle la vida para que no estorbe más. El único delito que se le atribuye,
es apostar en favor del ser humano y su dignidad como persona e invitar a la justicia y al
amor.

Esta aclaración nos evitará seguir sosteniendo una visión de un Dios sanguinario, sádico, que
quiso salvar al mundo planificando una muerte cruel para su Hijo.

El trabajo está constituido por cuatro capítulos, divididos de la siguiente manera:

 En el primer capítulo titulado: “Visión victimista de la muerte de Jesús”, se pretende


recoger algunas interpretaciones sobre una perspectiva victimaria de la muerte de Jesús
en cruz, además, de algunos textos neotestamentarios que hablan de una muerte
propiciatoria y sacrificial, las cuales hay que entenderlas en su contexto histórico y su
aspecto teológico, esto puede ayudar a una correcta interpretación pastoral.

 El segundo capítulo titulado: “Jesús y el ambiente religioso una constante persecución”,


la pretensión es describir la inquebrantable persecución por parte de las autoridades
religiosas. Para ello se toma en cuenta los relatos de los cuatro evangelios, que nos narran
los diferentes conflictos entre Jesús y las autoridades eclesiales y políticas de su tiempo.

 En el tercer capítulo titulado: “Jesús es enjuiciado”, se pretende describir el proceso que


utilizaron las autoridades religiosas y políticas para llevar a Jesús a los tribunales, hasta
darle muerte de cruz.

 El cuarto capítulo hace referencia a la muerte como consecuencia de la misión de Jesús


y su fidelidad al Padre. Por otra parte, se quiere dar a conocer la realidad del martirio de
Jesús como paradigma de los mártires de nuestro tiempo. Jesús es ejemplo de fidelidad,

7
para otras personas que han asumido con seriedad y responsabilidad el proyecto de amor
del anuncio de Reino de Dios.

8
Capítulo I
VISIÓN VICTIMISTA DE LA MUERTE DE JESÚS DE NAZARET

Desde los comienzos del cristianismo se encuentran elementos teológicos que interpretan y
afirman que la muerte de Jesús de Nazaret en la cruz, tiene carácter reparador y propiciatorio.
El teólogo jesuita Carlos Domínguez Morano, testifica:

“Esta interpretación que ha hecho el cristianismo, presenta ya su primeras huellas en los


escritos del Nuevo Testamento. El esquema sacrificial, efectivamente, se utiliza con
frecuencia en el lenguaje paulino para comprender el sentido de la muerte de Jesús, que se
ofreció a Dios como oblación y sacrificio de suave olor (Ef 5,2)”2.

La afirmación de víctima propiciatoria ha acompañado, a lo largo de la historia, al


cristianismo y se ha venido arrastrando en el área pastoral hasta nuestros días. Por lo tanto,
no es nada fácil, querer mostrar otro tipo de visión, cuando se ha sostenido este enfoque
teológico de la muerte de Jesús por muchos siglos. Lo malo de todo esto es la interpretación
histórica que se le ha dado y lo que esto ha significado, pero sería importante descubrir lo
que las cartas paulinas querían mostrar al poner a Jesús como el que cumplía la voluntad del
Padre con su muerte.

De hecho San Pablo deja entrever que Jesús ha asumido todos nuestros pecados y Dios ha
descargado la responsabilidad en su Hijo al permitir que lo clavaran en la cruz. Citando al
Apóstol Pablo, Domínguez explica que los términos de: “expiación” y “propiciación”, son
retomados por Pablo para referirse a la muerte de Cristo”3. En estos términos resuenan las
ideas de castigo asumido y de venganza. Dios pues, ha mitigado toda la maldad que existía
en la humanidad y Jesús ha asumido esa responsabilidad de rescate, para limpiar la reputación
de Dios y salvar el género humano.

2
DOMÍNGUEZ, C. (2006), Experiencia cristina y el psicoanálisis, Sal Terrae, España. Pág. 92. El apartado explica la
teología primitiva sobre la sangre, donde hace referencia de los términos “expiación” y “propiciación”.
3
Idem. Pág.92

9
Otra cita de las cartas paulinas afirma que: “Una víctima inocente carga sobre sí de modo
emisario todo el pecado de la humanidad. Dios –llega afirmar Pablo con osadía- a quien no
conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que viniésemos a ser justicia de Dios en
él (2 Cor 5,21)”4. Una vez más se repite la visión de la muerte de Jesús, para reparación de
los pecados del mundo.

Según esta afirmación Jesús es el único mediador entre los hombres y Dios, esta mediación
es vista como el Dios hombre que nos reconcilia con el Padre, o dicho de otra manera, Dios
se reconcilia con el mundo a través de Cristo. La humanidad alcanza la justificación y la
salvación por la fe en Cristo.

En San Pablo el tema de la justificación es central ya que los hombres han sido justificados
por Cristo, a través del misterio de la cruz y para él, este misterio tiene aspecto salvífico para
la humanidad.

Jesús ha ido voluntariamente a la cruz, pero con el fin de mantenerse fiel en el anuncio del
Reino de Dios, motivo claro por el cual resiste los embates de su muerte. Así por ejemplo,
otros motivos fuertes son, el de la no violencia y fidelidad al amor del Padre. Vence la
violencia con la paz e invita a no usar armas en contra de quienes utilizan la espada,
derramando sangre inocente.

Su mensaje es de amor, de esperanza y sobre todo de la vida en plenitud. El aspecto teológico


que se esconde detrás de la muerte de Jesús, es el que San Pablo ha utilizado para la
evangelización y misión de los pueblos no judíos. Por lo tanto, se puede afirmar que no es
tanto que Dios quiera la sangre de su Hijo Jesús, sino que el Apóstol parte del misterio
pascual, para llevar el Kerigma a los pueblos que están más allá de la frontera del pueblo
hebreo.

4 Idem. Pág. 92

10
En los primeros siglos de la era cristiana, se han realizado reflexiones con respecto a la muerte
de Jesús. San Anselmo, por ejemplo, es uno de los pensadores más fuertes que ha influido en
el aspecto de una visión teológica de una muerte reparadora para el perdón de los pecados.

El teólogo y religioso mercedario Xavier Pikaza, afirma lo siguiente: “Partiendo de razones


que suelen atribuírsele a San Anselmo, algunos protestantes y católicos han defendido una
visión reparadora y victimista”5. Esta postura teológica abarca también algunos sectores
pentecostales y neo pentecostales, que han defendido una visión reparadora de la muerte de
Jesús. Según estas interpretaciones “…por maldad humana hemos ofendido a Dios”6, y Jesús
ha muerto para pagar nuestra deuda a Dios. Al analizar este texto se interpreta la muerte de
Jesús desde una perspectiva victimista y sacral.

Según este pensamiento, era necesario que Jesús muriera para reparar todo el daño causado
por el pecado del hombre. Es la visión que en la edad media y los primeros siglos cristianos
se había tenido en cuenta. Esta es una interpretación de las comunidades eclesiales de los
primeros momentos del cristianismo.

En la actualidad muchos siguen manteniendo está interpretación victimaria, Pikaza sugiere,


que: “Para superar esta visión victimista y violenta de la muerte de Cristo se pueden recorrer
varios caminos: descubrir el misterio de Dios como Padre, que no quiere sangre de sus hijos
humanos, sino su vida gozosa; realizar una lectura más fiel de los evangelios, cultivar una
experiencia espiritual más honda de la cruz, como misterio de amor”7.

Pensar en un tipo de interpretación victimista, se corre el riesgo de justificar también las miles
de muerte inocentes que a diario ocurren en nuestro entorno. Se pensaría además, que las
muertes violentas por causa del anuncio del Reino Dios, también es voluntad de Dios. Pero
eso sólo legitimaría históricamente los crímenes cometidos con muchos catequistas y
mártires. Por eso se puede afirmar que este planteamiento es incorrecto, ya que hay que
buscar los verdaderos responsables de esas muertes brutales. Así por ejemplo, se debe aclarar

5
PIKAZA, X. (1997), Este es el Hombre, manual de Cristología, España. Pág. 103
6
Idem. Pág.103
7 Idem. Pág. 104

11
que la muerte de Jesús tiene rostros concretos, con nombres y cargos dentro de la religión y
la política.

Si afirmamos que Dios quiere la muerte de su Hijo, estaríamos pensando en un dios egoísta,
porque sólo piensa en mantener intacto su honor. Así lo deja notar la visión de San Anselmo,
según él: “Para alcanzar la paz con Dios debemos reparar la ofensa, pero eso es imposible
porque Dios, el ofendido, es infinito y todo lo que nosotros le podemos ofrecer es finito y
somos incapaces de darle una satisfacción”8.

Por eso, aquello que nosotros no podíamos lo pudo y lo quiso Dios en Jesús, su Hijo, que se
ha encarnado, asumiendo nuestra historia de pecado, y entregándose a Dios como víctima
que expía por nosotros, ofreciendo así satisfacción completa, pues él es infinito. Es así como
se entiende que nuestros pecados han sido perdonados por la muerte en Cruz de Jesús, porque
así lo había predestinado Dios.

Pikaza afirma que hay que tener en cuenta la finitud humana de la muerte de Jesús. Al
respecto, él argumenta lo siguiente: “la muerte humana es expresión de finitud: por ser finito,
Jesús tiene que morir, culminando así su encarnación. Pero ella es también producto de
violencia (Jesús no ha muerto le han matado)”9. Tomando en cuenta lo afirmado en esta cita,
se puede argumentar que la muerte de Jesús, es parte de la naturaleza del ser humano, es un
proceso antropológico que cada persona debe pasar al nacer y Jesús por ser hombre verdadero
también debió pasar este proceso humano.

Dicho de otra manera, aunque a Jesús no lo hubiesen matado, habría muerto siempre, ya sea
de enfermedad, de cansancio, de ancianidad, es decir, su muerte es parte de la caducidad que
acompaña a cada persona. Pero hay un elemento que le da un plus, y es que Jesús es el Hijo
de Dios, y por ser el Mesías tenía una misión en concreto era la de anunciar el Reino de Dios.
Por ello su muerte será fecunda y engendrará un mundo nuevo, ese mundo que Dios había
soñado desde la creación.

8 PIKAZA, X. (1997), Este es el Hombre, manual de Cristología, España. Pág. 104.


9 Idem Pág. 102.

12
Pero en la muerte de Jesús hay algo importante que resaltar. Su muerte es producto de la
violencia y de la injusticia. A Jesús lo matan y eso implica que es una muerte completamente
involuntaria de su parte. Primero lo condenan injustamente, porque está agitando al pueblo y
luego, porque se hace pasar por Hijo de Dios, esto es una blasfemia para el pueblo judío y
los fariseos no ven en él más que un campesino revoltoso.

Cualquier responsabilidad de Dios sobre la muerte violenta y sangrienta de Jesús es


descartada y se puede afirmar que tiene su fundamento en las autoridades Judías (religiosas
y políticas), estos ven en él un peligro para el sistema. Esto nos evitaría ver a Dios como un
juez castigador y tener a la vez una mejor comprensión del Padre Dios que se revela en la
persona de Jesús.

1.1 Interpretar a Dios como un juez furioso y castigador, más que como Padre

Según Manuel Sanchis O.F.M., la afirmación de San Anselmo en su famoso libro: “Cur Deus
Homo (Por qué Dios se ha hecho hombre), escrito en los albores del siglo XII… Pretende
demostrar con razón… tanto la conveniencia como la necesidad de la muerte en cruz… La
encarnación se sitúa explícitamente en relación al pecado y a sus consecuencias”10. Continúa
señalando “lógicamente la óptica es hamartiocéntrica (“pecado-céntrica”)”11, realmente
aunque no es el tema de la encarnación el que se intenta explicar en este trabajo, sin embargo,
es necesario hacer mención para comprender mejor el tema de la cruz de Jesús en San
Anselmo.

Este tipo de visión que se impone a todo creyente, advierte que, “…el pecado es una ofensa
a Dios. Consiste en un defraudarlo en su derecho y en el honor que le es debido, y esto con
ilimitada gravedad. Dado que la ofensa se mide por la persona ofendida y no por el
ofensor”12. Dios es persona infinita y por eso el pecado es una culpa, un robo de gravedad

10 SANCHIS, J.M. (2010) Manual de cristología franciscana, Guatemala. Pág.136


11 Ídem. Pág. 136
12 Idem. ¿quién puede satisfacer por el pecado? la satisfacción se mide por la dignidad de la persona que hace la reparación,

no por aquella a la que está dirigida. Pág. 136

13
ilimitada. Para que sea posible una especie de satisfacción que cumpla con todos los
requisitos es necesario contar con un hombre-Dios. Este hombre Dios hace referencia a Jesús
de Nazaret, quien según esta visión teológica debe morir en la cruz para rescatarnos.

Es así entonces, como Dios envía a su Hijo para que pueda pagar el rescate de nuestras culpas,
colgándolo de una cruz en mano de las autoridades judías y romanas para que le den muerte,
pero en realidad Dios nunca haría esto, ya que él es amor y sería irreal que lo mandara matar.
Un Dios así hace pensar en lo peor del mundo, es un dios ególatra que le interesa más su
reputación y su honor y que se goza en el sufrimiento de los inocentes, por lo tanto, se estaría
hablando de una falsa imagen de Dios.

Si se piensa en un Dios castigador y airado, sería completamente paradójico al Dios Padre


que Jesús vino a revelar. El Evangelio de Mateo, narra que se escuchó una voz del cielo que
decía: este es mi Hijo amado, en quien he puesto mi complacencia (Mt 3,17). El texto revela
el amor del Padre hacia su Hijo. Pensar entonces en un dios violento que busca un chivo
expiatorio y su Hijo es la “víctima propiciatoria”, solo sería pensar en un Dios insensible que
deja que muera su Hijo como un maldito clavado en la cruz y cargando con todos los pecados
del mundo. Eso sólo sería la visión de un dios ególatra, como afirma Pikaza: “se le ve como
Señor a quien preocupa su honor manchado, más que como amigo de su Hijo”13. Eso es
contradictorio al Dios de amor y misericordioso que es Padre Madre.

Son muchos los argumentos que hacen ver la muerte de Jesús para perdón de los pecados y
querida por Dios, pero hay que ser consiente que el problema de la muerte de Jesús tiene que
ser planteada desde otro nivel, para comprender como dichas autoridades (religiosas y
políticas) actúan. Se debe aclarar por consiguiente que si Dios es amor, no se puede pensar
en un Padre que manda a morir a su Hijo en una condición tan desagradable y vergonzosa.
Su muerte es un acto violento fruto del pecado del ser humano, que por odio y ambición, ha
aprendido a matar a los profetas de todos los tiempos y de la historia.

13
PIKAZA. X. (1997), Este es el Hombre, manual de Cristología, España. Pág. 104

14
1.2 La muerte violenta de Jesús en la cruz para perdón de los pecados del mundo

En los escritos neotestamentarios y sobre todo los paulinos se encuentra la visión de la muerte
de Jesús por los pecados del mundo. San Pablo en la carta a los romanos relata refiriéndose
a Jesús, “a quien Dios exhibió como instrumento de propiciación por su propia sangre…
para mostrar su justicia, pasando por alto los pecados cometidos anteriormente” (Rom 3,
25). Y en la carta a los gálatas afirma que; “maldición se hizo a sí mismo para librar a todos
los hombres de la maldición” (Gal 3,13). También San Juan y San Pedro utilizan en muchos
de sus textos, la muerte de Jesús para perdón de los pecados: (1Jn 2,1; 4,10; Jn 1,29; Ap 5,6;
1 Pe 1,19-20).

Durante muchos siglos el cristianismo ha sostenido que Jesús vino a rescatar al mundo del
pecado. Así lo afirma el jesuita Carlos Domínguez:

“Un Dios que entrega y abandona a su Hijo y un Hijo que se hace obediente hasta la muerte
y muerte de cruz (Flp 2, 8). Mediante esta reparación, y tan sólo mediante ella según la
interpretación más extendida, se logra la plena expiación y el perdón de los pecados y se
alcanza la anhelada reconciliación de todos los hijos con el Padre”14.

El tema que San Pablo plantea en sus cartas, sobre todo en, 1 y 2 a los corintios, gálatas,
filipense y romanos, es la cuestión de la justificación, su respuesta atinada es que, uno no
queda justificado por lo que hace o por las obras que realiza, sino más bien por la fe en Cristo.
No solo por su muerte, sino por todo el misterio pascual que encierra, la pasión, muerte,
resurrección y ascensión de Jesús al cielo.

Según Domínguez, el tema de la muerte de Jesús en la cruz, que había sido interpretada como
reparación de nuestros pecados y como voluntad de Dios, comenzó a cuestionarse, sobre todo
en la interpretación actual sobre la sangre derramada en la cruz por Jesús de Nazaret:

14 DOMÍNGUEZ, C. (2006) Experiencia cristiana y el psicoanálisis, España. Pág. 91.

15
“La teología contemporánea comenzó a cuestionar desde hace más o menos un siglo estos
esquemas soteriológicos dominantes. Se produjo lo que Nathan Leites ha llamado el “nuevo
escándalo de la cruz”. Un recelo especial surge frente a esta teología primitiva de la sangre,
como atinadamente la denominó Rudolf Bulman; un malestar que, el mismo Leistes, deriva
del embarazo que los teólogos siente frente a una nueva sensibilidad cultural en torno a los
temas de la culpa”15.

En este sentido se veía necesario una nueva interpretación, debido a que se puede justificar
una imagen de un Dios que se goza en el sufrimiento. Un tal Dios así no libera sino más bien
ayuda a cualquier estructura de muerte violenta y se convierte en un Dios que oprime. De
hecho era la visión de los fariseos y maestros de la ley que en nombre de Dios marginaban y
oprimían y hasta dieron muerte a Jesús, pensando en tener la razón. Además, se justificaría
cualquier guerra santa en nombre de Dios.

La teología contemporánea trae esperanza para los pobres y marginados. Para los
perseguidos, a los que por causa de la fe están siendo acusados y silenciados, trae una fuerza
renovadora. Esta visión de la teología actual permite ver al teólogo como un profeta de
esperanza y no como uno que anuncia calamidad.

Retomando la visión paulina que pareciera que nos ofrece elementos de una muerte
reparadora de pecado, se quiere advertir de esta teología paulina lo que el Biblista Francois
Bovon, afirma sobre las cartas del Apóstol Pablo: “Entre estos himnos y confesiones de fe,
detectados por la ciencia neotestamentaria, encontramos los testimonios más antiguos sobre
la muerte de Jesús… Estos textos evocan la muerte y resurrección de Jesús sin dar detalles”16.
Porque su punto de partida es la fe en el Jesús que ha sido fiel al amor del Padre.

San Pablo no sólo descubre la fuerza para su misión y la esperanza en su cautiverio, sino que
también descubre el lugar de Jesús en la historia y en el universo. Por tanto, para Bovon, la
muerte como la resurrección fueron:

15 Idem. Pág. 95.


16 BOVON, F. (2007) Los últimos días de Jesús, textos y acontecimientos, SANTANDER. Pág. 15.

16
“esos dos acontecimientos, cuya realidad es proclamada, han adquirido ya, a los ojos de la fe
cristiana, una dimensión meta-histórica. He aquí lo que Pablo refiere en 1Co 2, 7-8:
“hablamos de una sabiduría de Dios, misteriosa, escondida, destinada por Dios desde antes
de los siglos para gloria nuestra, desconocida de todos los príncipe de este mundo, pues de
haberla conocido no hubieran crucificado al Señor de la Gloria”. A los primeros cristianos
les importaba más el alcance salvífico de estos hechos que las contingencias exteriores que
los provocaron históricamente”17.

Según lo antes dicho, Pablo y las primeras comunidades no tenían el interés de explicar las
razones históricas de la muerte, más bien están interesados en su aspecto teológico. Esto
pareciera traer cierta complejidad para los cristianos siguientes a la hora de interpretar la
muerte de Jesús en la cruz, históricamente hablando. Bovon cita una lista detallada de los
textos que hablan a cerca de la muerte de Jesús, haciendo ver la parte teológica presentada
por San Pablo:

“La cruz se ha convertido en un sacrificio: “Todos pecaron y están privados de la gloria de


Dios, pero son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en
Cristo Jesús, a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre,
mediante la fe, para mostrar su justicia, habiendo pasado por alto los pecados cometidos
anteriormente, en el tiempo de la paciencia de Dios; en orden a mostrar su justicia en el
tiempo presente, para ser justo y justificador del que cree en Jesús” (Rm 3, 23-26)”18.

Para San Pablo todos los hombres, judíos o no judíos han pecado frente a Dios, entonces
necesitan ser salvados, esta salvación según él se encuentra o se realiza sólo en Jesús. Sin
embargo, la salvación es un término que no se debe entender desde la parte espiritual nada
más, sino más bien desde la integridad de la persona. Es la salud del hombre, eso implica que
el hombre no es un ser dividido, sino un ser integral. Lógicamente el pecado afecta, no sólo

17
Idem. Pág. 15-16
18
Idem. Pág. 16. En las siguientes páginas Bovon hace un análisis de tallado de los textos paulinos y de los hechos de los
Apóstoles.

17
la parte espiritual, sino lo psicológico, lo corporal, lo social y lo cultural. Por lo tanto, Jesús
ofrece una salvación en todos los sentidos antes mencionados.

El Apóstol de los gentiles remarca con claridad que la muerte y la resurrección son las del
Mesías: “Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por
nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, según
las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce” (1 Co 15, 3-5). San Pablo pues,
explica además, que él ha recibido una enseñanza que a la vez les está transmitiendo a sus
interlocutores de Corinto. Al hablar de la muerte y de la resurrección, con claridad se puede
entender que lo hace en una celebración pascual. Una vez más, deja ver, además el aspecto
teológico porque cita las Escrituras.

El Biblista Etienne Charpentier, ha señalado que, en los escritos del Nuevo Testamento, “Hay
en las cartas, en los evangelios y en el Apocalipsis cánticos compuestos por las primeras
comunidades cristianas. Pablo les cita uno a los filipenses para invitarles a practicar la
humildad a ejemplo de Cristo”19. El cántico antes mencionado, resalta la humildad del Hijo
de Dios, pero además ofrece un pasaje pascual y una vez más se puede afirmar como Dios
ha exaltado a Jesús por encima de toda la creación.

“El cual, siendo de condición divina, no codició el ser igual a Dios. Sino que se despojó de
sí mismo tomando condición de esclavo, asumiendo semejanza humana y apareciendo en su
porte como hombre; se rebajó a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte
de cruz. Por lo cual Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para
que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda
lengua confiese que Cristo Jesús es Señor para Gloria de Dios Padre” (Flp 2, 6-11).

El Apóstol de los gentiles, siempre tendrá en cuenta en sus cartas, el aspecto de la muerte
pero sin dejar de un lado la resurrección, lo que implica que aunque el hombre de muerte a
Jesús, Dios lo ha levantado del sepulcro.

19 CHARPETIER, E. (1983), Para leer el Nuevo Testamento, España. Pág. 37.

18
Bovon citando la carta a los romanos 4, 24-25, explica que, “el Viernes santo y la Pascua
aportan al creyente el perdón: “Jesús Señor nuestro, quien fue entregado por nuestros
pecados, y fue resucitado para nuestra justificación”20. La justificación de los pecadores se
completa con la resurrección, es decir, con el triunfo de la vida sobre la muerte, porque es
ahí donde la muerte de Jesús encuentra su sentido pleno, ya que si sólo hubiese muerto, no
tendría ningún sentido, pero Dios lo ha resucitado y con él enseña el camino a la vida plena
a todo hombre.

Bovon también aclara que, “Las cartas paulinas y deutero-paulinas ofrecen pocas
informaciones históricas. A lo sumo, 1 Ts 2,15 hablaría del papel de los judíos “que dieron
muerte al Señor y a los profetas”; (1 Co 11, 23) vincula la institución de la Cena a “la noche
en que fue entregado” y 1 Tim 6, 13 evoca un “hermoso testimonio” que Jesús habría
“rendido ante Poncio Pilato”21. De esta manera queda claro que los textos paulinos son pocos
en cuanto a la parte histórica de la muerte de Jesús y el proceso del juicio realizado en su
contra.

También los textos misioneros de los Hechos de los Apóstoles escritos por San Lucas, se
interesa por presentar que estos discursos. “Si bien su composición es redaccional, no
carecen, sin embargo, de un sustrato tradicional antiguo”22. Por otra parte, hay que mencionar
el aspecto del Kerigma, los discursos pronunciados y puestos en la boca de los discípulos,
van con la intencionalidad de mostrar el acontecimiento “Jesús de Nazaret”.

En estos discursos se recuerdan los hechos de la vida de Jesús. Tratan de hacer resonar en los
oyentes, que lo que ha vivido aquel hombre de Nazaret, está plasmado en las Escrituras y que
como tal tenía que cumplirse, además son discurso que no sólo interpelan a los judíos, sino
que el discípulo está convencido de las obras y palabras realizadas por su Maestro.

Así como de las cartas paulinas, Bovon también recopila una lista de textos de los Hechos de
los Apóstoles que hablan sobre la muerte de Jesús: “denuncia de Pedro a los israelitas por la

20 BOVON, F. (2007), Los últimos días de Jesús, textos y acontecimientos, Sal Terrae, SANTANDER. Pág. 16.
21 Idem. Pág. 16-17
22 Idem. Pág. 17.

19
muerte de Jesús” (Hch 2, 22-24); “sepan pues que Dios ha constituido, Señor y Cristo a este
Jesús a quien vosotros habéis crucificado” (2,36); y sigue citando otros textos que hablan
sobre el mismo tema: (Hch 3, 13-15; 3, 17-18; 4,10-11; 4,25-28; 5,28; 5,30; 7,52; 10,39-41;
13, 27-29), “establece una oposición entre la muerte de Jesús, provocada por los hombres, y
su resurrección, obra de Dios. Esos hombres culpables son los jefes judíos y los habitantes
de Jerusalén. Sin embargo, su funesta acción realiza el plan de Dios”23.

Este plan de Dios es el cumplimiento de las Escrituras. Por eso, los títulos que se le dan a
Jesús en esos discursos están con el fin de situar la vida de Jesús en los designios de Dios y
darle su sentido teológico.

Las siguientes palabras del sermón de Pentecostés que San Lucas atribuye a San Pedro, van
en ese sentido. Primero porque habla de que Jesús es un hombre acreditado por Dios y luego
hace notar, que Jesús fue entregado en mano de los paganos (autoridades romanas) que al
final lo mataron, pero hace notar que es un designios de Dios:

“Israelitas, escuchen estás palabras: A Jesús Nazareno, hombre acreditado por Dios entre
vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios realizó por su medio de vosotros, como
vosotros mismos sabéis, a este, que fue entregado según el determinado designio y previo
conocimiento de Dios, vosotros le matasteis clavándolo en la cruz por mano de los impíos; a
éste, pues, Dios le resucitó librándole de los dolores del Hades, pues no era posible que lo
retuviera bajo su dominio (Hch 2,22-24).

Los elementos que se pueden encontrar en este texto es que la muerte de Jesús, en primer
lugar obedece a un juicio de los jefes judíos, luego que fue ejecutado por mano de los impíos.
Pactándose los aspectos religiosos y políticos, pero además, hay un tercer elemento y este es
el aspecto teológico de la muerte de Jesús, el Hombre inocente que fue colgado en la cruz
como un malhechor, pero por otro lado, está la acción de Dios que es la de resucitarlo de
entre los muertos, constituyéndolo el Señor delante de los hombres.

23
Idem. Pág. 17.

20
La resurrección es oposición de la muerte, según lo escrito en los Hechos de los Apóstoles.
El anuncio del Kerigma de las primeras comunidades cristianas siempre estará ubicado en
esa perspectiva de contraposición. Dios hace resurgir, despertándolo de la muerte y los
discípulos son testigo de ello, porque Dios lo ha exaltado con su diestra.

Por eso Bovon asegura que, “estos textos insisten en el acto de los judíos que entregan a Jesús
a Pilato y en el proceso ante el gobernador”24. Además, analiza que, sólo una vez se habla
del juicio hecho a Jesús: “los habitantes de Jerusalén y sus jefes cumplieron, sin saberlo, las
Escrituras de los profetas que se leen cada sábado; sin hallar en él ningún motivo de muerte
pidieron a Pilato que le hiciera morir”25 (Hch 13, 27-28).

Para hacer esta afirmación, se basa en lo que los mismos Hechos de los Apóstoles describen:
“Y cuando hubieron cumplido todo lo que referente a él estaba escrito, le bajaron del madero
y le pusieron en el sepulcro. Pero Dios le resucitó de entre los muertos” (Hch 13, 29-30). San
Lucas además, después del acontecimiento de la resurrección ubica una serie de apariciones
a sus discípulos. “Él se apareció durante muchos días a los que habían subido con él de
Galilea a Jerusalén y que ahora son testigos suyos ante el pueblo” (Hch 13, 31). Aquí no sólo
hace ver la parte de la resurrección sino que también habla de que ellos como discípulos son
testigos de la muerte y la resurrección.

Ellos que han convivido con él y han visto sus obras, se han dado cuenta de cómo ha sido el
proceso de su muerte y dan testimonio de que Dios lo ha resucitado de entre los muertos.
Han compartido y comido con él en las apariciones posteriores a su muerte. Eso les acredita
como verdaderos testigos de todo el acontecimiento pascual de su Maestro.

Juan Pablo II, en su catequesis “La Cruz, designio del amor de Dios”, realizada el 7 de
septiembre del año 1988, afirma:

24 Idem. Pág.17
25 Idem.Pág.17

21
“En la misión mesiánica de Jesús hay un punto culminante y central al que nos hemos ido
acercando poco a poco en las catequesis precedentes: Cristo fue enviado por Dios al mundo
para llevar a cabo la redención del hombre mediante el sacrificio de su propia vida. Este
sacrificio debía tomar la forma de un 'despojarse' de sí en la obediencia hasta la muerte en la
cruz: una muerte que, en opinión de sus contemporáneos, presentaba una dimensión especial
de ignominia”26.

El Papa además realiza los argumentos de su catequesis bajo la iluminación de diversos textos
que hacen ver que Dios ha enviado a su Hijo para redención de los pecados del mundo.

Veamos algunos textos bíblicos que ha utilizado Juan Pablo II, para sustentar, el
acontecimiento teológico e histórico de la muerte de Jesús:

“El Hijo del Hombre debe sufrir mucho” (Lc 9, 22); él tiene que ser “reprobado por los
ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días” (Mc 8,
31); “¿Cómo está escrito del Hijo del Hombre que sufrirá mucho y que será despreciado?”
(Mc 9, 12). “De ningún modo te sucederá esto” (Mt 16, 22), “pero él volviéndose y mirando
a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: “¡Quítate de mí vista, Satanás! Porque tus
pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres” (Mc 8, 33).

Según el Papa, Jesús después de su resurrección explica que todo eso tenía que pasar como
estaba escrito de él. “¿No era necesario que el Cristo padeciera esto y entrar así en su gloria?”
(Lc 24, 26); “Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los
Profetas y en los Salmos acerca de mi” (Lc 24, 44). “El hombre... que fue entregado según el
determinado designio y previo conocimiento de Dios; a ése vosotros lo matasteis clavándole
en la cruz por mano de los impíos” (Hch 2, 22-23). “Dios dio cumplimiento de este modo a
lo que había anunciado por boca de todos los profetas: que su Cristo padecería” (Hch 3, 18).

26 JUAN PABLO II, (1988), Catequesis, La Cruz, designio del amor de Dios, Roma. N. 1

22
Estos y otros textos más son analizados por el Papa Juan Pablo II con respecto a la muerte de
Jesús. El Papa afirma que tenía consciencia de su muerte en cruz, argumentando que,

“En toda su predicación, en todo su comportamiento, Jesús es guiado por la conciencia


profunda que tiene de los designios de Dios sobre la vida y la muerte en la economía de la
misión mesiánica, con la certeza de que esos designios nacen del amor eterno del Padre al
mundo, y en especial al hombre”27.

Esta misión de la que habla no debe entenderse, sino desde una perspectiva del anuncio del
Reino de Dios y no tanto pensar en la muerte. La misión que Dios le había encomendado. La
muerte es consecuencia de lo antes dicho. Lo expuesto por el Papa Juan Pablo II, revela cierta
coherencia entre la conciencia de Jesús sobre el proyecto salvífico de Jesús inspirado por el
Padre, pero lo que no deja claro que si Jesús habla de esa manera a los discípulos, es para
confirmarlos en la fe.

Por otro lado, hay que recordar que los escritos neotestamentarios son producto de una
experiencia de fe de las primeras comunidades y de los discípulos con los que vivió Jesús.
La clave es que aun que hablan de la muerte violenta de Jesús también es cierto que siempre
hablaran de que Dios ha resucitado a Jesús de entre los muertos, sobre todo recuerda que la
muerte de Jesús es obra de las autoridades judías y romanas a las que él se enfrentó
constantemente; por eso se afirma: “a ése vosotros lo matasteis clavándole en la cruz por
mano de los impíos” (Hch 2, 22-23). El asesinato tiene su origen humano, pero la
resurrección proviene de Dios. Pedro en ese mismo discurso dice: “a este pues Dios le
resucitó” (Hch 2, 24).

Después que Jesús muere clavado en la cruz, junto a dos delincuentes, queda muy claro, que
aunque en la teología neotestamentaria se encuentran afirmaciones como estas: “Jesús ha
muerto por nuestros pecados” (1Cor 15, 3); “se ha entregado por nosotros” (Gál 1, 4; 2,
20); “ha derramado por nosotros su sangre” (1 Cor 11, 25), hay que saber interpretar los

27 Idem. No. 2-6

23
textos, desde un contexto litúrgico, pastoral y misionero utilizado por Pablo, para acompañar
a las diversas comunidades a las que escribe y anima en su tarea evangelizadora.

La pretensión de los primeros cristianos era afirmar que Jesús era el Hijo de Dios y que lo
más importante era la salvación. No pretenden dar a conocer la historicidad de la muerte del
Hijo de Dios, no es ese su principal objetivo, sino más bien pretenden revelar su aspecto
teológico que permita descubrir al creyente que Dios tenía un proyecto a través de su Hijo;
este proyecto abre la puerta de acceso a la salvación de la humanidad.

Con respecto a los Hechos de los Apóstoles deja completamente claro que encontramos una
paradójica entre la muerte que dieron las autoridades religiosas y el poder político, con la
resurrección que Dios ha dado a su Hijo Jesús. Implícitamente va una denuncian hacia el
pecado del poder político y religioso. Pecado del mundo se puede entender entonces como el
pecado de la injusticia que se comente en contra de los inocentes. Es válido afirmar
rigurosamente lo que dice Pikaza:

“Dios no necesita sangre de Jesús para aplacarse, sino todo lo contrario: regala su amor y se
revela como fuente de gratuidad, Padre de vida… antes parecía que la historia se encontraba
condenada a la violencia: violento es Dios, sangriento su humor, por eso necesita víctimas
humanas”28.

Ahora se plantea que la violencia no viene de Dios, sino del ser humano, de eso es que Jesús
nos quiere liberar y presentarnos que Dios no quiere sangre inocente. Somos los seres
humanos los que nos matamos unos a otros y que él, fue víctima de esta realidad. En el tiempo
de Jesús los políticos y religiosos eran los que generaban opresión y desigualdad entre los
pobres y los grupos de las clases sociales. Jesús se ve como el agitador del pueblo: “Hemos
encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y
diciendo que él es Cristo Rey” (Lc 23, 2). Esto le acarreo grandes consecuencias que
influyeron en la persecución realizada por las autoridades religiosas de su tiempo.

28PIKAZA, X. (1997), Este es el Hombre, manual de Cristología, España. Pág. 124: Jesús se ha dejado matar para
defender su proyecto de no violencia activa.

24
Y sin embargo, se sabe que la muerte de Jesús fue un hecho tan lleno de significado, tan
denso e inagotable en sus consecuencias, que aun con todas las explicaciones que los teólogos
y los Biblista realicen no se llega a desentrañar del todo. Porque en esa muerte está entrañado
el misterio de Dios. Lo único que se puede afirmar con toda seguridad es que, sólo quien se
compromete con las causas del anuncio del Reino de Dios como lo hizo Jesús, demuestra
haber experimentado la vida y la liberación que ello trae, para sí mismo y para los demás.

Por lo dicho anteriormente, se hace necesario clarificar la visión de la muerte de Jesús en la


cruz, entendiendo el contexto que fue escrito cada pasaje bíblico. No se pretende decir con
esto, que es la única verdad que existe sobre el acontecimiento histórico de la muerte de
Jesús, por el contrario es una visión más sobre tan profundo misterio de la muerte del Hijo
de Dios. Por ello, lo que se presentará en el próximo capítulo irá ayudando a comprender
mejor todo lo vivido por Jesús, ya que es evidente la conflictividad con las autoridades
religiosas y políticas de su tiempo.

Lo que los escritos neotestamentarios quieren señalar en lo que se ha presentado


anteriormente es una argumentación apologética, presentando así que lejos de ser un fracaso
la muerte de Jesús era un designio de Dios, pero que éste a su vez lo había resucitado. Dicho
de otra manera, esta visión es una interpretación de las primeras comunidades cristianas.

25
Capítulo II
JESÚS Y EL AMBIENTE RELIGIOSO, UNA CONSTANTE PERSECUCIÓN

Los cuatro evangelios expresan que Jesús de Nazaret se enfrentó fuertemente con los escribas
y fariseos (conocedores y observantes de la ley) y esto provoca una constante persecución, a
lo largo de toda su vida. Jon Sobrino señala que, “Puede discutirse si Jesús fue un
revolucionario, directamente en el orden religioso… lo que está fuera de discusión es que la
predicación y la práctica de Jesús representaron una radical amenaza al poder religioso de su
tiempo, e indirectamente a todo poder opresor, y que este reaccionó. Jesús fue esencialmente
“hombre en conflicto”, y por ello, fue perseguido”29, hasta llegar a la condena de su muerte.

Pikaza confirma esta idea: “El Dios de Jesús no es el Dios de la religión oficial… Jesús pone
en riesgo los fundamentos de la ley (separación nacional, orden social) que defienden los
cumplidores de su tiempo”30. Hay muchos autores que ven a Jesús como un revolucionario e
interpretan varios textos bíblicos para señalar que el anuncio del Reino de Dios, está
vinculado al movimiento independiente judío que luchaban contra el imperio romano.

No cabe duda que la predicación de Jesús incomodaba a los poderosos de su tiempo, porque
siempre estuvo a favor de la justicia y de la humanización de los hombres y mujeres. Jesús
comienza su predicación con estas palabras que nos ofrece San Marcos: “el tiempo se ha
cumplido y el reino de Dios está cerca, conviértanse y crean en la Buena Nueva” (Mc 1, 15),
desde este momento está presentando la esencia de su mensaje. El problema es que en este
anuncio cambia algunas perspectivas de cómo se concebía a Dios y como esperaban al
Mesías los israelitas. Esperaban a un rey, que reestablecería la soberanía de su país y que los
liberaría de los romanos.

Algunas características del Reino de Dios: el Reino de Dios anunciado por Jesús es para los
pobres (Lc 6, 20); el Dios del Reino es Padre de Jesús; el Reino de Dios no es como los de
este mundo que oprimen, explotan y dominan a los pobres (Mc 10, 41-45); el Reino que

29
SOBRINO, J. (1991), Jesucristo liberador, San Salvador. Pág. 310.
30
PIKAZA, X. (1997), Este es el Hombre, manual de Cristología, España. Pág. 111.

26
anuncia Jesús, no se sirve del dios del poder y del dinero, para explotar y humillar a los pobres
(Mt 6, 24; Lc 16, 13). Los jefes religiosos utilizaban el nombre de Dios, para oprimir y
humillar a los más pobres. El Reino que Jesús revela es, de cercanía y de ternura. Dios se
acerca a los pobres y oprimidos, para liberarlos. Esto está en contraposición de los intereses
de los fariseos y escribas.

El Dios de Israel es piadoso según la ley y el Dios de Jesús es piadoso superando la ley
nacional del judaísmo. Cosa que las autoridades religiosas de su tiempo no hacían porque
ponían las normas y las leyes por encima de la persona. Lógicamente no gustó que las obras
y palabras de Jesús reivindicaran a los pobres y marginados: leprosos, ciegos, paralíticos,
prostitutas, publicanos, las mujeres y los pobres, a los que siempre defiende. Además, rompe
con la rivalidad que había entre los judíos y los samaritanos.

La persecución constituyó el clima externo de Jesús. “Los evangelios son fieles a la historia
al afirmar que… simpatía y hostilidad constituyen desde el principio la trama de la vida de
Jesús”31. Estar a favor de los más marginados del sistema político y religioso, es lo que
provocó el enfrentamiento y posteriormente su muerte.

José Antonio Pagola relata: “Según los evangelios, Jesús entró pronto en conflicto con los
fariseos. Ellos constituyen, al parecer, uno de los grupos que más se mueve entre la gente”32.
Pagola sugiere que era, “lógico que Jesús entrara en conflicto con ellos”33. En este sentido es
importante recordar que Jesús era un hombre público, que le seguían las masas, los pobres,
marginados y personas que no eran de la aristocracia, ni importante para los jefes religiosos.
Por eso inmediatamente después del bautismo y entrando en su ministerio público se ve
envuelto en conflicto con ellos.
La persecución del sistema religioso con seguridad confirma el conflicto de Jesús y se
comprende el porqué de su muerte. Durante su vida pública, Jesús tuvo serios
enfrentamientos con las autoridades de su tiempo por diversas razones: Porque no respetaba

31
SOBRINO, J. (1991) Jesucristo Liberador, San Salvador. Pág. 311
32 PAGOLA, J.A. (2007), Jesús Aproximación histórica. Pág. 334. Los monjes de Qunram vivían retirados en su monasterio
junto al mar Muerto, los esenios a penas se sabe nada. Los saduceos formaban una minoría aristocrática que vivía en torno
al templo, sin preocuparse en ganar adeptos en las aldeas.
33 Idem. Pág. 334

27
el sábado (Mc 2, 27); no observaba las normas de pureza (Mc 7, 1-23), modificaba la ley de
Moisés (Mt 5,20-48), se rodeaba de gente excomulgada (Mc 2, 13-14), comía con personas
de mala fama (Mc 2, 15-17), tocaba a los leprosos y a los muertos (Mc 1, 41; 5, 41). Y varias
veces las autoridades estuvieron a punto de apresarlo y darle muerte, pero no pudieron
hacerlo por temor a la reacción de la gente.

Vale la pena hacer una breve descripción de quien eran los fariseos, para situarnos en su
contexto y porque estaban en constante dilema con Jesús. Para esta breve descripción se toma
en cuenta la reseña histórica y la breve descripción que hace Pagola de ellos:

“Los fariseos eran un grupo formado por letrados, muy familiarizados con las tradiciones y
costumbres de Israel. Muchos de ellos ejercían tareas de carácter administrativo o burocrático
sobre todo en Jerusalén: probablemente se ganaban la vida como escribas, educadores, jueces
u oficiales subordinados a las clases gobernantes”34.

Este grupo de religioso, además, mantenía una gran preocupación para que el pueblo de Israel
mantuviera su fidelidad con el único Dios Santo y verdadero. De aquí su preocupación por
la profundización en la Torá y en cumplimiento de las normas y preceptos religiosos. Esto
hacía chocar con la propuesta de Jesús con las curaciones en sábado y la forma en que
profetizaba en contra del Templo.

El evangelista Mateo nos narra: “Entró Jesús en el Templo y echó fuera a todos los que
vendían y compraban…” (Mt 21,12); San Marcos por su parte relata, “volcó las mesas de los
cambistas y los puestos de los vendedores y no permitía que nadie transportara cosas por el
Templo” (Mc 11, 15-16); Y San Lucas pone en boca de Jesús estás palabras, “diciéndoles
está escrito: mi casa será casa de oración, pero vosotros la habéis hecho cuevas de
bandidos” (Lc 19, 46). Pero quizá el relato del Templo más controversial es el de Lucas:
“como dijeran algunos acerca del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas
votivas, él dijo: esto que ven llegaran día en que no quedará piedra sobre piedra que no sea

34 Idem. Pág. 334.

28
derruida” (Lc 21, 6). Hablar así del Templo era hablar mal del lugar donde habitaba Dios,
era blasfemar contra él.

Para muchos estudiosos una de las razones por la que se rebasó el vaso, es la expulsión de
los vendedores del Templo, elemento citado por los evangelios sinópticos al final. Ellos
hacen notar que fue lo que colmó la paciencia de las autoridades religiosas y fue como que
Jesús haya firmado su propia sentencia para que lo aprehendieran. Sin embargo, otros afirman
que lo que le llevó a la muerte fue la resurrección de Lázaro citada por Juan. Ahora bien, esos
dos elementos son sumamente importante, pero no podemos olvidar que toda la vida de Jesús
estuvo jalonada por la persecución de los grupos religiosos.

El teólogo y Biblista Jacques Schlosser recalca que:

“Es sumamente difícil señalar con precisión las razones por las que Jesús tropezó con la
hostilidad de las autoridades religiosas de su pueblo… Sin embargo, parece difícil negar que
una de las razones inmediatas del conflicto fue la apertura de Jesús a los publicanos y los
pecadores”35.

Lucas afirma que se acusó a Jesús de ser: “amigo de los publicanos y pecadores” (Lc 7, 34).
Según Schlosser, es un texto probablemente histórico referido por “la fuente Q”36. Por lo
tanto, la solidaridad de Jesús por los pobres y su denuncia de todo aquello que hace imposible
la salvación del hombre y la mujer produce contraposición y rechazo.

El teólogo jesuita, José María Castillo, en su libro “la ética de Jesús”, hace un análisis de las
novedades que Jesús introduce en el campo ético, las cuales se encuentran en contraposición
de las normas religiosas y las leyes políticas de su tiempo. Él introduce una ética distinta a lo
que los jefes judíos y romanos concebían. Al respecto Castillo describe lo siguiente: “Los

35 SCHLOSSER, J. (1995), El Dios de Jesús. SIGUEME SALAMANCA. Pág. 236: ¿Cuál fue exactamente el contenido de
la actitud de Jesús con los pecadores? En todo caso hay buenas razones para pensar que el comportamiento de Jesús con los
pecadores lo desacreditó frente a los religiosos de su tiempo.
36 Fuente “Q”: documento encontrado en las cuevas de Quram, utilizado por los monjes que vivían en este lugar. Es la fuente

más importante para el estudio del Jesús histórico. Imprescindible para todo el que esté seriamente interesado en conocer
más de Jesús. Q. Se usa para designar Quelle, “fuente”. Robison J.M. el documento Q, Salamanca, 2002. Pág. 33

29
cambios que introdujo Jesús fueron tan profundos que sorprendieron, desconcertaron y hasta
escandalizaron a mucha gente. Lo que llama la atención, en este sentido, es que Jesús
desconcertó y escandalizó, sobre todo, a la gente más religiosa de su tiempo”37.

Así por ejemplo, podemos citar el tema del fariseo y la mujer pecadora que relata San Lucas
(Lc 7, 36- 50). Ni los fariseos, ni en el movimiento de Juan el Bautista se encontraban
mujeres, lo que indica que la mujer estaba relegada y no jugaba ningún papel en el campo
religioso. Jesús rompe con ese esquema y a él le seguían muchas mujeres. Esto creaba un
gran conflicto para los fariseos.

El que le sigan diversas personas de mala fama a Jesús indica la llegada inesperada e
imprevisible del Dios amor. Así lo señala Castillo:

“Los pecadores, los publicanos, las prostitutas, las mujeres de mala fama, los excluidos de la
sociedad, toda esa especie de “chusma” (como dicen los “observantes”) estaba encantada con
Jesús y lo seguía entusiasmada. Lo cual quiere decir que aquella gente desgraciada se sentía
bien con Jesús. Sin duda, porque él los comprendía, los acogía, nunca les echaba nada en
cara”38. Esto crea envidia y rechazo rotundo de los maestros de la ley. Jesús acoge a los
pecadores y causa escándalo.

La paradoja entre la ética de Jesús y el pueblo de Israel es que aunque Jesús manifiesta su
amor solidario con los más débiles provoca el rechazo de Israel que no podía seguirle, porque
su bondad termina destruyendo los intereses nacionales de su pueblo, y siendo ilegal por estar
por encima de las leyes de su pueblo.

Según Pikaza: aunque “Jesús es hijo de Israel… A puesto en riesgo la vida de su pueblo…
ha olvidado sus rasgos nacionales: normas de pureza, tradiciones familiares y exigencias
rituales”39. Sin embargo, no se puede negar que Jesús participaba desde niño incluso en las

37
CASTILLO J.M. (2005), La ética de Jesús país, Desclée de Brouwer BILBAO. Pág. 19.
38 Idem. Pág. 19.
39 PIKAZA, X. (1997), Este es el hombre, manual de cristología-Manual de Cristología. SECRETARIADO

TRINITARIO, España Pág. 113.

30
actividades religiosas de su pueblo, en ese estar incluido como cualquier otro judío de su
tiempo, fue quizá lo que le hizo ir despertando su consciencia crítica. Ya que creció viendo
dos realidades completamente desiguales. Por un lado la extrema pobreza de los campesinos
y por el otro los lujos y la gran vida que se daban los fariseos y maestros de la ley.

En ese sentido es comprensible que él sintiendo el amor del Padre fue tomando la opción
preferencial por los pobres y marginados y decide darle otro rostro al Dios que en su corazón
había descubierto.

Es de esta manera que podemos asociar lo que Bovon explica: “en el centro del mensaje de
Jesús encontramos la predicación del Reino de Dios, cuya venida es eminente. La perspectiva
última de este mensaje no es, por lo tanto, únicamente religiosa, sino también política. Jesús
anuncia la instauración, en esta tierra, del reino de Dios”40. Este anuncio del Reino es sin
duda para todos los hombres y mujeres que quieren acogerle, pero había un desconcierto para
los jefes políticos y religiosos que no entendieron su mensaje y lo tergiversaron, esto dio
lugar a la persecución desmesurada contra Jesús, que después las primeras comunidades
cristianas pondrán por escrito en los cuatro relatos del Evangelio.

Jesús no pacta con ninguno de los movimientos revolucionarios de su tiempo, toma un


camino completamente distinto a todos los demás, Bovon explica por ejemplo: “…no sigue
el camino de los esenios, que se retiran lejos del mundo para organizar su vida comunitaria
bajo la mirada de Dios, sino que surca los caminos de Galilea y después las calles de
Jerusalén”41. Desde esos escenarios anuncia que Dios es Padre y que ama todos por igual e
invita a la conversión y lleva la Buena nueva de liberación a los cautivos, la vista a los ciegos
y el año de gracia a los pobres (Lc 4, 18- 19). No se retira de la realidad, no se fuga del
mundo, sino que desde él mismo habla de su proyecto encomendado por el Padre.

Es en medio de esa realidad donde su anuncio tendrá sus resultados y es ahí donde se hará
presente el amor de Dios. Bovon así lo confirma:

40 BOVON F. (2007), Los últimos días de Jesús, textos y acontecimientos, Santander. Pág. 43
41 Idem. Pág. 43

31
“Anuncia el amor de Dios, que establecerá su reino, y recuerda la exigencia del Señor que
salva. Este mensaje y los gestos que lo acompañan sorprenden a las muchedumbres, inquietan
a los fariseos, y chocan a los saduceos. Como todo mensaje profético y apocalíptico, la
predicación de Jesús comporta una dimensión ética”42.

Porque la novedad de su mensaje es evidente, es tal que cuando estaba en Nazaret dando a
conocer su misión “todos lo aprobaban y se quedaban maravillados” (Lc 4, 22). Aunque ahí
mismo comienza encontrar rechazo de sus paisanos, no lo reconocen por ser el hijo de José
(Lc 4, 22). Jesús es un hombre que no se esconde y su mensaje es claro como pocos en su
contexto.

Jesús pues, fue de pueblo en pueblo y de aldea en aldea anunciando la Buena Nueva del
Reino de Dios (Lc 8, 1). Acompañado por gente campesina y mujeres, en el tiempo de Jesús
ningún maestro espiritual se hubiese atrevido hablar con una mujer en público, por el papel
tan restringido de la mujer en esa época y en la cultura judía.

Esta predicación que se realiza en los lugares públicos y a luz del día, Jesús la utilizará como
argumento en su autodefensa frente a los maestros de la ley cuando le interrogan, sobre sus
discípulos y sobre su doctrina. “Jesús le respondió: he hablado abiertamente ante todo el
mundo; he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos,
y no he hablado nada a ocultas…” (Jn 18, 20). A Jesús lo confunden con otros rebeldes de
movimientos de los que se levantaban en contra del imperio. Por las características del Reino
de Dios anunciado por Jesús era incomprensible para los maestros de la religión.

Jesús no excluye a nadie, pero la Buena Nueva no puede ser entendida por todos de la misma
manera. Todos pueden entrar en el Reino de Dios, pero la predilección de Dios y del mismo
Jesús va para los oprimidos y marginados a quien la injusticia se ensañado en hacerlos
desgraciados.

42 Idem. Pág. 43

32
Jesús es un hombre que está convencido de lo que quiere y busca. Lo que más anhela es la
igualdad para la humanidad. Denuncia la injusticia y anuncia el Reino de Dios, como una
nueva propuesta de vida. Pero en cambio encuentra el rechazo de los piadosos de su tiempo
y el abandono de sus amigos. Así muere Jesús en la cruz solo, y completamente desfigurado.

Los cuatro evangelios nos muestran esos momentos de persecución y conflicto de Jesús. Cada
uno le va dando su toque particular, pero coinciden en que Jesús ha sido un hombre en
constante persecución y conflicto.

2.1 La persecución en los evangelios sinópticos

Desde su nacimiento Jesús ha sido perseguido, así relatan los evangelios. El primer
acontecimiento de persecución es la huida a Egipto (Mt 2, 13-15), pasando por la vida pública
hasta la muerte de Jesús se narran escenas de amenazas y de conflictos.

San Lucas narra la persecución por su misma gente (Lc 4, 24-30), no es aceptado en su
pueblo, Jesús afirma que, “un profeta sólo es rechazado en su propia tierra” (Lc 4, 24; Mc
6, 4; Mt 13, 57). Para su gente lo que él realiza es un escándalo y por lo tanto, hay que
“arrojarlo fuera de la ciudad, para despeñarlo” (Lc 4, 28-30). Jesús habla distinto a lo que
los maestros de la ley predican y su mensaje es como quien tiene autoridad y por ello se
enfrenta a la persecución de su propia gente y por eso tiene que irse a Cafarnaúm.

Los evangelios sinópticos narran la persecución por el hecho de curar en sábado (Mc 3,1-6;
Mt 12, 9-14; Lc 6, 6-11; 14, 1-6), que según la tradición era un día de descanso, día que le
pertenecía a Dios y que nadie podía quebrantar esta ley. Jesús la violenta, poniendo por
encima de esa norma, la persona humana y el sufrimiento de la enfermedad y cura a los
enfermos y el evangelista San Marcos relata: “En cuanto salieron los fariseos, se
confabularon con los herodianos contra él para ver cómo eliminarle” (Mc 3, 6), se puede
notar con facilidad como se va entretejiendo una posible muerte trágica de Jesús.

33
Sobrino afirma: “Muchas de las preguntas que le dirigen los escribas y fariseos están
destinadas a ponerlo a prueba, para observar y encontrar una palabra de las que le pudieran
acusar”43. En los siguientes textos evangélicos se nota como ponen a prueba a Jesús con lo
del divorcio (Mc 10, 2; Mt 19, 3). Además, le piden una señal del cielo (Mt 16, 1) Jesús
arremete contra los escribas y fariseos (Lc 11, 52), pero ellos comenzaron a acosarle (Lc 11,
53-54), siempre buscando un argumento válido para acusarle de subversivo y agitador del
pueblo.

Parece ser que, el carácter de amenaza más progresivo lo destaca San Lucas, con más
exactitud que los otros evangelios sinópticos: los fariseos y escribas deliberan contra Jesús
porque había curado a un hombre de mano paralizada, en sábado (Lc 6, 6-11), las palabras
de Jesús han sido tan fuerte y duras contra los escribas y fariseos que arremete contra ellos
denunciándole la falta de coherencia entre lo que predicaban y vivían (Mt 23,13-35). Es una
denuncia contra los fariseos y maestros de la ley que no están dispuesto a escuchar a los
profetas y en nombre de Dios los mataran incluyendo al mismo Jesús. También este texto es
una interpretación de las persecuciones que tendrán los primeros cristianos y la comunidad
de Mateo, que se reinterpreta desde la muerte y denuncia de Jesús.

Jesús reprocha a los fariseos de ser como sepulcro blanqueados. Pagar el diezmo, ponen
cargas pesadas al pueblo, que ellos no mueven con un dedo. Además se olvidan de lo más
importante; el amor y la justicia (Lc 11, 37-54). El mensaje profético de Jesús hace que se dé
una determinación contra él.

El teólogo brasileño Leonardo Boff, por su parte argumenta: “Jesús se convirtió en un peligro
para el orden establecido. Por eso, se procura de todos modos, encuadrarlo dentro de un
estatuto legal para motivar su prisión y un proceso”44. La causa por la cual lo quieren procesar
es porque Jesús rompe con algunas tradiciones de su pueblo (Mc 7, 1-13; Mt 15, 1-9), todas
las controversias son la causa de persecución y serán la justificación para luego condenarle a
muerte. Luego en el proceso, primariamente se le exige un testimonio oral de buena conducta,

43 SOBRINO, J. (1991) Jesucristo Liberador, UCA Editores, San Salvador. Pág. 313
44 BOFF, L. (1977), Jesucristo Liberador, Colombia. Pág. 118

34
porque Jesús, “come con publicanos y pecadores” (Mc 2, 16). Los milagros que realiza son
difamados como obras del demonio y están al asecho para ver si cura en sábado (Mc 3,2).
Estos argumentos son los utilizados para realizarle el proceso legal a Jesús.

En el relato de pagar el tributo al César los fariseos y herodianos son enviados “a fin de
sorprenderle en alguna palabra” (Mc 12, 13-17; Mt 22, 15-22; Lc 20, 20-26). Así también en
la discusión sobre los muertos y la resurrección de estos mismos (Mc 12, 18-23; Mt 22, 23-
33; Lc 20, 27-40), pero uno de los pasajes más fuertes es el de la parábola de los viñadores
asesinos (Mc 12, 1-12; Mt 21, 1-11; Lc 19, 28-38), todos estos textos concluyen con la
traición de Judas: “los sumos sacerdotes y los escribas andaban buscando como podrían
apoderarse de él con engaño y darle muerte” (Mc 14, 1-2; Mt 26, 2-5; Lc 22 1-2), estos
textos narran la persecución de Jesús, aquí se puede tener una visión amplia de cómo Jesús
era constantemente acosado por sus palabras y sus hechos frente a los escribas y fariseos.

Jon Sobrino es consecuente al decir, “la culminación de esta progresiva persecución queda
clara en todos los sinópticos. Todos los sinópticos describen cinco escenas en las que Jesús
aparece corriendo peligro de su vida”45. Estos pasajes son: tributo al César (Mc 12, 13-17);
relato sobre la resurrección de los muertos, donde los saduceos tratan de desacreditarlo (Mc
12, 18-23); la expulsión del Templo (Mc 11,15-19), y la parábola de los viñadores asesinos
(Mc 1-12). Finalmente estos pasajes evangélicos tienen su punto culminante con la traición
de Judas. Siempre se procuró mantenerlo aislado del pueblo y se le da la persecución hasta
apresarle con la ayuda de la traición antes mencionada.

El Evangelio de San Lucas narra cómo, “Uno de los Doce, fue a tratar con los sumos
sacerdotes y jefes de la guardia” (Lc 22, 4). El texto proporciona datos importantes del
desenlace trágico de la vida de Jesús. Resaltando así las contrariedades de Jesús con los
maestros de la ley y fariseos.

45
SOBRINO J. (1991), Jesucristo liberador, UCA, San Salvador. Pág. 313.

35
2.2 La persecución en el Evangelio Juan

Después del recorrido por los evangelios sinópticos, se tratará de recopilar y describir los
textos de persecución en el Evangelio según San Juan, que muestran las intensas
contrariedades entre Jesús y los religiosos de su tiempo. Según Jon Sobrino, “El evangelio
de Juan es el que muestra con más lujo de detalles que la persecución de Jesús jalona toda su
vida…los enemigos principales de Jesús no son los judíos en su generalidad, sino los fariseos
que en cinco ocasiones son asociados a los sumos sacerdotes”46. San Juan quiere resaltar la
persecución desatada contra Jesús y no le persiguen los pecadores, sino los que están al
servicio del Templo cumpliendo con los preceptos de la religión judía.

Desde el inició Jesús no se confiaba, según Juan, él conocía lo que hay dentro del ser humano
(Jn 2, 23-25), implícitamente se puede ver que ya había una cierta persecución, es la
conciencia y la intuición de Jesús la que pone al descubierto las intenciones de los fariseos.
En el capítulo (5, 2-18), se narra una controversia, sobre una curación en sábado y los judíos
buscaban con mayor empeño matarle, porque no sólo quebrantaba la ley, sino que llamaba a
Dios su propio Padre. Para la religión judía eso era inconcebible llamar a Dios Padre. Jesús
lo había hecho y por lo tanto se convierte en un blasfemo.

Jesús para revelar a Dios utiliza la palabra Abba, como una expresión de cariño y de cercanía
con Dios, para el teólogo Joaquín Jeremías, en su libro Teología del Nuevo Testamento el
término era utilizado en el mundo judío:

"Abba pertenecía al lenguaje infantil, era una palabra vulgar. Habría sido irrespetuoso, dada
la sensibilidad de los contemporáneos de Jesús; más aún, a estos les habría parecido
inconcebible dirigirse a Dios con un término tan familiar. "Jesús se atrevió a utilizar Abba
como invocación a Dios. "La completa novedad y el carácter único de la invocación divina
Abba en las oraciones de Jesús, muestra que esta invocación expresa el meollo mismo de la

46 Idem. Pág. 314.

36
relación de Jesús con Dios. Jesús habló con Dios como un niño habla con su padre, lleno de
confianza y seguridad y, al mismo tiempo, respetuoso y dispuesto a la obediencia"47.

En el mundo judío el Padre cuida y protege a los suyos, a la familia, está en todo y es
consejero. Es el centro de toda la familia, todo gira en torno a él, y por medio de él se forma
una comunidad. En el judaísmo no se discute la autoridad del Padre. Los hijos deben ser "el
hijo sabio es la alegría del padre" (Pro 15, 20); “escucha a tu padre que él te engendró” (Pro
23, 22. 25). Por lo que se puede deducir, que para Jesús Dios es el que cuida de él y es todo
para él.

Al igual que los evangelios sinópticos para Juan otro de los elementos por los cuales
persiguen a Jesús es el aspecto del Templo. Todo lo que el profetiza del templo será de vital
importancia para los fariseos y escribas para conspirar contra él.

Según el Evangelio de Juan, Jesús ha visitado Jerusalén en diversas ocasiones: con motivo
de la pascua en tres ocasiones: “habiéndose enterado la muchedumbre, que Jesús se dirigía
a Jerusalén, tomaron ramas de palmeras y salieron a su encuentro, gritando: ¡Hosanna!
Bendito el que viene en nombre del Señor, el rey de Israel” (Jn 12,13) motivo para que los
fariseos se confabularan contra él.

También, en otra perícopa se narra: “estaba cerca la pascua de los judíos muchos del país
habían subido a Jerusalén para purificarse. Buscaban a Jesús y sentados en el Templo se
decían unos a otros: ¿Qué os parece? ¿Qué no vendrá a la fiesta?” (Jn 11,55-56), mientras
tanto: “los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes de que, si alguno sabía
dónde estaba, lo notificara para detenerlo” (Jn 11, 57). La persecución en este caso es
evidente, incluso se puede notar que las autoridades religiosas ya tienen la intensión de
apresarlo. Todo lo que ha hecho y lo que oían de Jesús no podía sino despertar recelo y
desconfianza en los dirigentes de Jerusalén.

47 JEREMÍAS, J. (1974), Teología del Nuevo Testamento. Sígueme, España. Pág. 86-87.

37
La afirmación de Pagola al respecto es la siguiente: “La libertad de aquel hombre lleno de
Dios resultaba inquietante y peligrosa. Su conducta original e inconformista los irritaba”48.
Por eso no soportaban su actitud. Pero Jesús va con paso audaz y firme y no se deja
amedrentar por las amenazas que ponían en peligro y estaba seguro de lo que se le había
encomendado.

“Jesús era un estorbo y una amenaza. Su empeño en anunciar un vuelco de la situación y de


su programa concreto para acoger el reino de Dios y su justicia era un desafío al sistema.
Probablemente, la actuación de Jesús desconcertaba a casi todos, provocando reacciones
diversas, pero el rechazo se iba gestando no en el pueblo, sino entre aquellos que veían en
peligro su poder religioso, político o económico”49.

Lo importante del mensaje de Jesús que para unos es Buena Nueva, para otros es
desinstalarlos de sus esquemas religiosos tradicionales en el que viven. Así por ejemplo: el
lenguaje que usa para los políticos es de denuncia y de consciencia a hacer justicia a los
débiles, para los fariseos y grupos religiosos era a vivir el amor y aponer a la persona por
encima de las normas y las leyes, no las cambia pero les da otra visión. Cuando habla a los
pecadores y a las prostitutas el leguaje cambia y es esperanzador.

Así es que su mensaje del Reino desconcierta y los que le siguen son los desgraciados de la
sociedad, las personas que no contaban mucho para la sociedad de su tiempo y por eso los
acogió, come y bebe con ellos, visitaba a los cobradores de impuesto y publicanos, esto lo
hacía identificarse con ellos y por lo tanto, su forma de relacionarse con cada grupo hizo que
la gente más sencilla lo acogiera y le escuchara con mucho gozo y con mucha alegría.
Mientras que la dureza de su mensaje contra los fariseos y maestros de la ley hacía que lo
rechazaran y los desconcertaba con estas y otras preguntas: si se dice hijo de Dios ¿Cómo es
qué convive con gente impura?

48
PAGOLA, J.A. (2007), Jesús aproximación histórica, Madrid. Pág. 333.
49 Idem. Pág. 333.

38
La libertad de Jesús era tal que el Evangelio de San Juan nos narra los siguientes episodios
de persecución, “Durante las fiestas de las tiendas” (Jn 7,2), “andaba por Galilea y no podía
entrar por Judea porque los judíos lo buscaban para matarle y se preguntaban “¿dónde
andará?” (Jn 7,11). Ya en el Templo, les pregunta Jesús: “¿Por qué quieren matarme?” (Jn
7,19), solo quien está convencido de lo que predica puede interpelar de esta manera y con la
seguridad con que lo hace Jesús. “Entonces quisieron detenerle, pero nadie pudo echarle
mano porque todavía no había llegado su hora” (Jn 7,30). Esta es una interpretación de la
comunidad Juanica para mostrar que Jesús era el verdadero Hijo de Dios. La hora en San
Juan es utilizada para referirse a la muerte en cruz de Jesús.

El Evangelio de San Juan se mueve entre la fe de los que se convirtieron y la persecución de


los fariseos que buscan matar a Jesús. También para mostrar que Jesús se mueve siempre en
esos dos ambientes. Por eso narra: “Muchas de la gente creyeron en él, pero se enteraron
los fariseos que la gente hacía esto, y enviaron guardias para detenerlo” (Jn 7,31-32). La
actitud de Jesús en estos pasajes revela su libertad frente a los que lo querían apresar y matar.

Por causa de Jesús se dan muchas disputas, la gente discutía si él era el Cristo o si sólo era
un profeta, algunos querían detenerle, pero nadie le echó mano (Jn 7,40-44); hay una nueva
discusión a consecuencia de Jesús entre los fariseo y los guardias a quien habían mandado
para que los detuvieran (Jn 7,45-52). Cuando Jesús daba testimonio de sí mismo en el
Templo, en una discusión con los fariseos, le quisieron prender, pero nadie lo hizo porque no
había llegado su hora (Jn 8,20). Al final de este capítulo y de su discurso, todos tomaron
piedra para tirárselas, pero Jesús se ocultó y salió del Templo (Jn 8,59).

Así también, se encuentra testimoniado la discusión sobre la curación del ciego (9,1-40), al
final del discurso (Jn 10, 22-31), los judíos trajeron piedra otra vez para apedrearle (10,31),
“Jesús les dijo: muchas obras buenas que vienen del Padre les he mostrado, ¿Por cuál de
ellas me queréis apedrearme?” (Jn 10, 32). Cuando Jesús quiere regresar a Jerusalén y en el
camino hacia Betania los discípulos le dicen: “Rabbí, ¿Con que hace poco los judíos querían
apedrearte y vuelves allí?” (Jn 11,8), después de la resurrección de Lázaro, se reunieron los
fariseos con el consejo de Caifás, y desde ese día querían darle muerte. “Por eso Jesús no

39
andaba en público entre judíos, sino que se retiró de allí” (Jn 11,53-54). Finalmente, en su
última pascua, “los sumo sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes de que, si alguien
sabía dónde estaba, lo notificara para prenderlo” (Jn 11,57).

Los textos juánicos muestran con gran claridad la persecución de las autoridades judías.
Sobre todo se encuentra las disputas por las que ellos querían condenarle a muerte de cruz.

2.3 Jesús el hombre perseguido

La muerte de Jesús tiene causas bien concretas. Él predicaba el Reino de Dios y su justicia
(Mt 6, 33) y la liberación de los oprimidos (Lc 4, 18). Por eso incomodó a los poderosos de
su tiempo. Estos no soportaron la predicación de Jesús, no les gustó su popularidad y
encontraron un modo de perseguirle hasta darle muerte (Jn 11, 46-53) este pasaje explica
como las autoridades judías deciden darle muerte a Jesús.

Aquí se cumple lo que Carlos Mesters explica: “llegando al punto de poner al desnudo toda
la maldad del sistema… cuando hayan perdido el miedo; cuando tengan el valor de desafiar
a la injusticia del sistema sabiendo que Dios está con ellos”50. Jesús ha vivido y ha puesto al
desnudo la injusticia y ha desafiado sobre todo el sistema religioso y las estructuras del
Templo. Su vida coherente con el proyecto del anuncio del Reino de Dios es la que llevado
a morir por el Dios de la vida.

Su muerte pues, es sólo el culmen de la entrega sin medida al servicio de Dios, en esa entrega
se encuentra enemigos que le persiguen así lo describen los cuatro evangelios. Para Jon
Sobrino, “En los evangelios se nombran varios tipos de responsables de la persecución:
fariseos, sumos sacerdotes, escribas, saduceos, herodianos, aunque desde un punto de vista
histórico hay que determinar dónde reside la responsabilidad fundamental”51. Estos grupos
son los que manejan el poder político y religioso, son la élite del pueblo de Israel y
funcionarios públicos del imperio romano. Sin embargo, es necesario delimitar desde un

50
MESTERS, C. (1983) La misión del Pueblo que sufre, España. Pág. 171
51 SOBRINO J. (1991), Jesucristo liberador, UCA, San Salvador. Pág. 316.

40
punto de vista histórico quienes realmente son los responsables del proceso realizado a Jesús.
Pero lo que no se puede negar, es que Jesús siempre estaba en constante conflicto con los
grupos antes mencionados.

Jesús era consciente de lo que podía pasar debido a que cualquier persona que contradice el
orden establecido, sabe que se mete a un problema grave. Heinz Schürmann en el estudio que
realiza sobre el destino de Jesús asegura que él, “tuvo que experimentar ya desde muy pronto
su compromiso… la posibilidad de su muerte como mártir, y fue contando con ella de manera
cada vez más clara”52. La conciencia de su muerte es segura porque él estaba consciente de
su misión, anunciar el Reino de Dios.

La muerte de Jesús tiene causas evidentes, se sabe que ha retado y ha predicado contra el
monstruo de la injusticia. Jon Sobrino, aclara “que Jesús tuvo que ser bien consciente de
ello”53. Los escritos evangélicos muestran que a Jesús no lo han sorprendido al momento de
apresarlo, sino que lo presintió todo. Eso hace explicito la consciencia de su trágico final,
pero no implica que él hubiese planeado esa muerte.

El conflicto que genera Jesús no sólo se da en el ámbito religioso o con sus compatriotas,
sino también con las autoridades romanas, “Jesús fue enjuiciado por rebelde a Roma. La
causa oficial… que pusieron en la cruz fue política: “rey de los judíos”. Una acusación como
esa no ha podido ser invento de cristianos”54. Esto revela la conflictividad que tenía Jesús
con Roma. Jesús tiene claro que su denuncia a la injusticia y la corrupción y la lucha por la
humanización de los rostros deshumanizados que ha predicado, le traerán fuertes
consecuencia contra su vida, pero aun sabiendo lo que le esperaba se mantuvo fiel a su
mensaje.

Un aspecto importante de resaltar es que las grandes mayorías (pobres y marginados), no


participaron en su persecución, es más con ellos Jesús ganó popularidad. Sobrino indica que,
“El pueblo, las mayorías a las que se dirige Jesús, no aparecen entre los responsables de la

52
SCHÜRMANN, H. (2003), El destino de Jesús: su vida y su muerte, Salamanca. Pág. 153.
53 SOBRINO, J. (1991), Jesucristo liberador, UCA, San Salvador. Pág. 312
54 PIKAZA, X. (1997), Este es el hombre, manual de cristología, España. Pág. 114

41
persecución”55. Además, afirma que, “Esta constatación ayuda a comprender también quien
era el destinatario de la práctica de Jesús, y pone en guardia, desde un punto de vista histórico,
contra la precipitada generalización teológica de que lo que llevó a la muerte a Jesús fueron
los pecados de todos por igual”56.

La persecución se da porque Jesús ataca a los opresores, quienes, además, justifican la


opresión en nombre de Dios. Son los servidores del Dios altísimos los que le persiguen, los
buenos, los religiosos y los que trabajan en el Templo cuidando de la buena marcha de la
vivencia religiosa. Son los guardianes de la Torá y los cumplidores de la ley de Moisés los
que le dan muerte.

2.4 Jesús y la expulsión de los vendedores del Templo

No cabe duda que la entrada de Jesús en Jerusalén es un gesto audaz y provocativo. Llega al
Templo y con pasos decididos entra en el gran patio de los gentiles donde se llevan a cabo
diversas actividades necesarias para el culto. Los evangelios narran que Jesús entró en el
Templo y echó fuera a todos los que vendían y compraban ahí (Mt 21,12-17; Lc 19,45-46; y
Jn 2,12-16), San Marcos añade que volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los
vendedores, y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo (Mc 11, 15-17).

Según Pagola, “atacar el Templo era atacar el corazón del pueblo judío, pues era el lugar
donde habitaba Dios, era lo sagrado lo que no se podía tocar”57. La acción de Jesús sin duda
fue un gesto hostil de protesta que lo lleva tener un arrebato profético porque veía como los
religiosos se vestían y vivían con grandes lujos a costa de los campesinos. Además, el Templo
se fue convirtiendo en fuente de poder y de negocio de los fariseos y maestros de la ley.

Según el historiador judío Flavio Josefo, “El conjunto de sacerdotes y ayudantes al servicio
del templo estaba formado por unas veinte mil personas, también proporciona datos que dan

55 SOBRINO, J. (1991), Jesucristo Liberador, UCA, San Salvador. Pág. 316


56 Idem. pág. 316
57 PAGOLA, J. A. (2007), Jesús aproximación histórica, Madrid. Pág. 360

42
a entender la gran riqueza acumulada en el templo: el año 40 a. C.”58. Con este testimonio se
puede comprender la fuerza de las palabras de Jesús y lo que esto significaba para los judíos.
Además, hay que tener en cuenta la actividad económica que allí se desarrollaba y los
privilegios de autoridades religiosas que cuidaban del mismo.

Sabiendo entonces que el Templo no sólo era una estructura extraordinaria en el aspecto
religioso, sino también era un patrimonio cultural y de concentración del pueblo piadoso que
llegaba hacer sus sacrificios y a pagar los tributos al Dios todo poderoso, se puede deducir
que Jesús ha tocado fondo al hablar en contra del Templo.

Pero además Jesús no sólo ha expulsado a los vendedores, sino que complica más las cosas
al hablar de la destrucción del Templo. En efecto, cuando Jesús es juzgado ante el Sanedrín,
los testigos lo acusan de haber querido destruir el Templo y construir otro (Mc 14,58). Y
cuando Jesús está clavado en la cruz, la gente que pasa por el lugar se burla diciendo: "¡Eh,
tú!, que destruyes el Templo y lo reconstruyes en tres días" (Mc 15,29). Y cuando más tarde
el diácono Esteban es condenado a muerte, los testigos vuelven a decir: "Pues le hemos oído
decir que Jesús, ese Nazareno, destruiría este Templo y cambiaría las costumbres que Moisés
nos ha transmitido" (Hch 6,14).

El tema del Templo es el principal elemento para la condena de Jesús y para todo aquel que
hable mal de las costumbres religiosas heredadas por Moisés. Jesús es por lo tanto, un peligro
para la religión judía, porque está poniendo en peligro el patrimonio de sus creencias y la
casa de Dios.

El Templo es el lugar conocido por todos, de hecho es el centro donde todos lo piadosos del
tiempo de Jesús iban para pagar sus tributos religiosos y hacer sus sacrificios para el perdón
de los pecados. Pagola en este sentido muestra una descripción bastante minuciosa y
detallada del Templo, dejando ver el movimiento que allí se realizaba y la organización que
este mismo tenía:

58 Idem. Pág. 360.

43
“ese lugar de culto ha surgido una enorme organización, mantenida por un exagerado cuerpo
de funcionarios, escribas, administradores, contables, personal de orden y siervo de las
grandes familias sacerdotales. Todos ellos viven del Templo y suponen una carga más para
la población campesinas”59

Jesús se encuentra con esa realidad de los campesinos empobrecidos y con la gran vida que
se dan los maestros de la ley y fariseos con los diezmos que recibían de los que llegaban
hacer sus sacrificios a Dios. Comienza a denunciar esa actitud y la vida lujosa de los que
tenían el poder y a desinstalar a los que ya se habían acomodado a vivir a costilla del pueblo.
Lo que le irrita es que en nombre de Dios se hagan ricos y sobre todo que les pongan cargas
pesadas, que ellos no son capaces de mover ni con el dedo meñique.

El dato de la expulsión de los vendedores y cambista del Templo es un claro ejemplo del
desacuerdo de Jesús con los negocios de aquel lugar (Mc 11,15-19; Jn 2,13-22). Los
estudiosos discrepan en este pasaje de la expulsión del Templo. Para unos se trata de un gesto
de purificación, para otros de una acción profética que apunta hacia la renovación radical de
Israel. Lo cierto es que el texto muestra una actitud que incomoda por parte de Jesús y es
posible que se trate de la purificación del Templo y con ese gesto la purificación de la religión
y por otro lado, el aspecto profético de Jesús.

En todo caso, es muy probable que fuera la gota que colmara el vaso de la paciencia de las
autoridades religiosas, y les convenciera de la necesidad de eliminar a aquel profeta tan
incómodo.

José Ramón Busto afirma con relación al Templo: “Además, para los judíos, la presencia de
Yahvé en el Templo de Jerusalén es, por decirlo de alguna manera, como el segundo dogma
de su religión. El primero es que Dios sólo hay uno. El segundo es que ese único Dios vive
allí”60. Desde ese punto de vista ya podemos hacernos una idea lo que significaba que Jesús

59 Idem. Pág. 360.


60 BUSTO, J. R. (1992), Cristología para empezar, España. Pág.71

44
hablara en contra del Templo, y la repercusión que eso tenía para aquella sociedad del tiempo
de Jesús.

Lo del Templo significaba tanto para los judíos que cuando Jesús habla de la destrucción del
Templo (Mc 13, 1-21), sus discípulos piensan inmediatamente en el fin del mundo. Pero
Jesús inmediatamente trata de prevenirles, que la persecución que en ese mismo momento le
están realizando a él, todo aquel que quiera ser verdaderamente su discípulo tendrá que
afrontar.

La predicción de Jesús no sólo implicaba el Templo sino más bien hace referencia a los
imperios, ya que ese templo había sido construido nuevamente y mucha gente rica y reinados
habían aportado para los adornos lujosísimos “como por ejemplo: las puertas cubiertas de
oro”61. Esta profecía de Jesús mostraba la instauración del Reino de Dios, y Dios estaría en
cualquier lugar ya no sólo en el Templo y reinaría sobre las grandes potencias de la tierra.
Por eso es comprensible la respuesta de los religiosos y políticos frente a la radicalidad de
Jesús contra el Templo.

Para Busto “Decir que el Templo va a ser destruido quiere decir que la casa de Dios va a ser
destruida o, dicho de otra manera, que Dios va dejar de vivir allí. Y, por tanto, Jesús está
atacando una verdad fundamental de la religión judía”62. Esto es poner en peligro los dogmas
fundamentales de la religión y como consiguiente la soberanía de Dios y de su pueblo
elegido.

Decir eso en contra del lugar sagrado de los judíos era atentar contra los principios religiosos
del pueblo judío y por lo tanto contra la fe misma. Atentar contra la fe implica atentar contra
el mismo Dios. Así pues que Jesús se convierte en provocativo y revoltoso porque ha puesto
en tela de juicio los fundamentos de su religión.

61 Comentario de la Biblia Latinoamérica. (2005), Verbo Divino, España. Pág. 131


62 BUSTO, J. R. (1992), Cristología para empezar, España. Pág.71

45
Independiente del relato de la destrucción del Templo hay también otros elementos que
hacían que chocara la forma de actuar. Para Pagola por ejemplo el tema de las curaciones no
podía ser bien visto por los maestros de la ley y fariseos:

“Tal vez tampoco podían ver con buenos ojos las curaciones y exorcismos de Jesús que tanta
popularidad le daban entre el pueblo, pues socavaban de alguna manera su poder de
intermediario exclusivo del perdón y la salvación de Dios para Israel. Cuando Jesús curaba
o liberaba de espíritus malignos, no solo producía un efecto curador en los enfermos, sino
que los arrancaba del pecado que, según la creencia general, se encontraba en el origen de
toda enfermedad, y los incorporaba de nuevo al pueblo de Dios”63.

Jesús utiliza su palabra para curar a los pecadores, los ve con amor, los acoge y los libera de
sus males. Xavier Pikaza expresa que, “Se suele hablar de logoterapia, curación por la
palabra, y ese es un término aplicable al mensaje de Jesús, pues su enseñanza cura-libera, a
diferencia de los escribas que se limitan a comentar y precisar lo que ya se ha dicho”64.

Ciertamente, Jesús ha dado esperanza a los que se mantenían tristes y afligidos por la
marginación y exclusión de la sociedad, por causa de alguna enfermedad. Los milagros de
Jesús no solo curan la parte corporal sino que rompen con la maldición que los maestros de
la ley les habían impuesto. Él los sana y los incorpora de nuevo a la sociedad y les hace sentir
que son personas importantes para Dios. Esto no es bien visto por los sacerdotes y
nuevamente Jesús se ubica en una situación comprometedora frente aquellas autoridades.

Los elementos que han jalonado la persecución de Jesús son, primeramente el conflicto que
genera el anuncio del Reino de Dios con los fariseos y maestros de la ley. Además, de los
diversas controversias con todos los grupos religiosos. Y segundo las predicciones contra el
Templo, esto le acarreó grandes problemas contra los jefes de la ley y hombres de la religión
en turno.

63 PAGOLA, J.A. (2007), Jesús aproximación histórica, España. Pág. 340


64 PIKAZA, X. (2007), Hijo De Hombre, España. Pág. 199.

46
Las acciones liberadoras de Jesús, por ejemplo las curaciones en sábado a muchos enfermos
y su identificación con los marginados (Lc 14, 15-24), y la puesta en marcha del plan salvífico
de Dios. Esto le llevó a verse como un rebelde del pueblo de Israel y quebrantador de las ley
de Moisés.

Las enseñanzas públicas del Reino de Dios, el constituirse “Hijo de Dios” llamándolo Padre,
hace que los judíos lo consideren blasfemo contra Dios, además se le ve como un hombre
peligroso para las autoridades judías y romanas. “Los jueces buscan un testimonio “para darle
muerte”; tras un fracaso (pero no lo encontraban), terminan por obtener el resultado apetecido
y pueden declarar que Jesús “era reo de muerte”65.

El Evangelio de Marcos se divide en tres momentos: el primero busca el testimonio acusador


(Mc 14, 55-59); segundo: el sumo sacerdote provoca y obtiene respuesta positiva de Jesús,
de acreditarse el título de Hijo de Dios (Mc 14, 60-62) y finalmente en el tercero: el tribunal
está en condiciones de deliberar y emitir la condena y la muerte, argumento que presentaran
después ante Pilato (Mc 14, 63-64). Estas son las causas por las que lo llevan Juicio y a la
muerte en la cruz.

Toda su vida le han buscado elementos que sirvan para condenarlo y hasta que al fin
encuentran los argumentos necesario para darle muerte de cruz. Jesús como cualquier otro
hombre que busca la liberación de su pueblo termina en las manos de los que están sentados
en la silla del poder y que cómodamente viven de los esfuerzos del pueblo, al sentirse
interpelado lo que hacen es buscar la muerte para él y así no estorbe más.

65
LÉGASSE, S. (1996), El Proceso de Jesús, la pasión en los cuatro evangelios, España. Pág. 43

47
Capítulo III
JESÚS ES ENJUICIADO POR EL PODER RELIGIOSO Y LAS AUTORIDADES
POLITICAS

El juicio de Jesús es consecuencia del anuncio del Reino de Dios y la incapacidad de


comprenderlo por parte de las autoridades religiosas y políticas. Lo cierto es que lo
condenaron y le dieron muerte en la cruz. Antes de esa muerte hubo un proceso. Sus enemigos
buscaron las razones necesarias para que se realizara la ejecución y el por qué matarlo. Eso
es lo que se tratará de explicar en este capítulo. Lo importante aquí es recalcar que hubo un
juicio basado en lo político y en lo religioso.

El teólogo Juan Mateo describe que en “los tres evangelios sinópticos se habla de entrega,
rechazo, muerte y resurrección al tercer día”66. Y resalta algunas de las causas por las que lo
persiguen y lo matan: “señala en primer lugar la hostilidad de los círculos de poder contra el
Hijo del Hombre; el motivo de hostilidad tiene que ver con su forma de actuar, segundo lugar
es el fracaso del poder, que aunque dan muerte a Jesús, esa muerte no vence sobre la vida”67.
Lo que se puede vislumbrar en este sentido que Jesús ha sido fuerte contra el poder de los
fariseos y maestros de la ley y con los romanos ya que creado hostilidad.

Por su parte Bovon resalta algunos de los motivos del Juicio, “Jesús interpreta a su manera
la Ley santa, critica la tradición oral estimada por los escribas y presenta una nueva escala de
valores que sacude con fuerza la situación cómoda del alto clero”68. Esto es un punto en su
contra ya que al tomar esta actitud frente a la ley sacra, despierta en el pueblo una manera
distinta de concebir a Dios, relacionada con el orden ya establecidos en la Torá, esto no sólo
lo convertía en un rebelde, sino en alguien alterador del orden público y religioso.

66
MATEO J. (1995), El Hijo del Hombre, España. Pág. 73
67 Idem. Pág.73
68 BOVON F. (2007), Los últimos días de Jesús, textos y acontecimientos, España. Pág. 44

48
En este mismo sentido Bovon refiere también que Jesús “Transgrede los tabúes, se sienta a
la mesa con los pecadores, va en compañía de mujeres y conversa con incircuncisos. Parece
a la vez un profeta de calamidades, un predicador del arrepentimiento y una persona alegre
que da gracias a Dios por la belleza de la creación”69. Por estos motivos se convierte en un
peligro para los intereses nacionales del pueblo de Israel y sobre todo ponía en peligro la
religión manejada por los maestros de la ley.

El teólogo José Ignacio González Faus, refiere algo bien importante al respecto, “En la
condena de Jesús “no se trata tanto de un refinamiento sádico de los jefes judíos, cuanto de
la seguridad de que la Ley, pisoteada por Jesús, le ha vencido”; mucho más tratándose de un
hombre que no pertenece a la casta sacerdotal ni tiene ministerio alguno”70. En este sentido
el evangelista San Juan refiere del juicio de Jesús: “nosotros tenemos una ley y según esa ley
debe morir, pues se ha proclamado hijo de Dios” (Jn 19, 7), razón por la cual se convierte en
un impostor. Para ellos, es un campesino insolente y se ha convertido en el hombre más
irrespetuoso de la ley y de Dios mismo, por lo tanto, tiene que morir como un bandido o
malhechor, porque se ha burlado y pisoteado la ley de Moisés.

Para el exegeta Xavier Léon Dufour la muerte de Jesús en la cruz, “La crucifixión de Jesús
parece formar parte de la colección de injusticia que llena la historia de los hombres”71. No
es así para las primeras comunidades cristianas y lo han ubicado en el plano de Dios
atestiguado por la Escrituras. “Su muerte se entendió como la expresión suprema de su vida
de fidelidad al Padre y a los hombres, fidelidad que, para los creyentes, era fuente de vida
eterna”72. Por eso aunque Jesús es víctima de la violencia tiene algo que lo caracteriza, es
que su mensaje era el mensaje de Dios y su vida estaba sustentada en lo que Dios le había
encomendado.

Así que el motivo fundamental del Juicio de Jesús es el anuncio Reino de Dios. Este es el
centro del Evangelio, es decir la Buena Nueva que anuncia Jesús a todos los hombres y

69 Idem. Pág. 44
70 GONZALEZ, FAUS, J.I. (1984), La Humanidad Nueva, España. Pág. 121.
71
DUFOUR X. L. (1998), LECTURA DEL EVANGELIO DE JUAN, Sígueme, España. Pág.15.
72 Idem. Pág.15.

49
mujeres con especial predilección a los pobres. El Reino que presentó Jesús, no se reduce a
una doctrina, una enseñanza o una teoría. Va más allá de meros ritos y de normas, el Reino
de Dios anunciado por él rompe con los esquemas establecidos de la religión en turno y esto
hace que haya una ruptura también con el Dios de los fariseos.

Por otro lado, es importante resaltar la actuación de Jesús, lo que hacía y cómo lo hacía, las
personas con quienes convivía y, naturalmente, las reacciones que todo eso provocaba, son
cosas indispensables, enteramente esenciales, para enterarse con mejor y auténtica claridad
el suceso de su enjuiciamiento. Además, Jesús es perseguido y acusado de ser un transgresor
de la ley de Moisés. Para los judíos violentar estas normas y preceptos era estar en contra del
Dios único, santo y verdadero.

Moisés para ellos se había convertido en un personaje que los judíos habían puesto en muy
alta estima, ellos tenían bien claro lo que Moisés les pedía en la ley, por ellos confrontaban
seguidamente el mensaje de Jesús, con el de la Torá (Mt 22, 24; Mc 10, 3 s; Lc 20, 28; Mc
7,10). Les había dado la ley y la circuncisión (Jn 7, 19. 22); el maestro definitivo (Mt 8,4;
Mc 1,44; Lc 5,14; Mt 23,2; Jn 7,22s). Todos estos títulos dado a Moisés despertaban en los
judíos una gran admiración por él, tanto era ese asombro y afecto que por ello no
reconocieron que Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios. De tal manera que a Jesús lo rechazan
por desautorizar la Ley, en cuanto a su autoridad.

En este aspecto es comprensible que Jesús no gustara, ni simpatizara a los maestros de la ley
y fariseos, ya que esto implicaba alterar el orden establecido por la religión de los judíos. Las
autoridades judías quisieron mantener el orden. Trataban de evitar todos los tumultos porque
de este modo creían que estaban cumpliendo con su deber de cuidar lo mandado por Dios.
Ya que todo lo que enseñaban estaba ligado a la voluntad de ese Dios todo poderoso y quien
incumplía con esos preceptos era un rebelde y agitador del pueblo y por lo tanto, estaba en
contra de lo mandado por Dios.

50
3.1 Los motivos del juicio religioso

Anteriormente ya se ha descrito todo el conflicto desencadenado por el anuncio del Reino de


Dios con los poderes establecido (religiosos y políticos). El juicio religioso realizado por
Caifás, comienza con la declaración de los testigos, Boff asegura que, “Sobre el contenido
de las acusaciones nada nada sabemos: probablemente se trató de la posición liberal de
Cristo con respecto al sábado (Mc 2, 23ss; Jn 5, 9ss)”73. Motivo de escándalo para los judíos,
o se le acusa de falso profeta y de expulsar demonios en nombre de los demonios (Mc 3, 22;
Mt 9, 34), según San Marcos el resultado real fue el desacuerdo entre los testigos (Mc 14,
56). Otra acusación fuerte fue el asunto de la destrucción del Templo (Mc 14,58), también lo
acusan de blasfemo (Mc 14,64).

Sobrino atestigua que, “la historicidad de los procesos religiosos podría ser discutida. El
interrogatorio ante Anás pudiera haber sido en privado (Jn 18, 12-23), y el interrogatorio ante
el Sanedrín hubiera tenido lugar a la mañana siguiente con la intensión de preparar la
acusación ante Pilato, quien podía darle muerte (Mc 14, 53-64)”74. Lo que no puede ser
discutido es que Jesús tuvo que comparecer ante las autoridades religiosas y políticas.

A Jesús lo condenan por impostor, el sumo sacerdote en el juicio religioso pregunta: ¿Eres
tú el Mesías, el Hijo del Dios bendito? (Mc 14, 61), Jesús responde: “Yo soy, y un día verán
al Hijo del Hombre sentado a la derecha de Dios” (Mc 14, 62), esta aseveración implicaba
una afirmación para su condena y estaba firmando su propia sentencia. Porque el sumo
sacerdote ha dicho, ustedes lo acaban de oír sus palabras blasfemas (Mc 14, 63). El juicio se
sustenta en las mismas palabras de Jesús, las cuales el Sanedrín buscaba con insistencia para
tener un motivo para condenarle a muerte.

El teólogo y Biblista Benito Barcocinni refiere en “que otros habían dicho que eran el Mesías
y no fueron condenados75.” Pero el problema de Jesús es que, “acercaba a justos y pecadores
por medio del perdón, no consideraba la ley como algo absoluto cuando no está a favor del

73
BOFF, L. (1977), Jesucristo Liberador, Colombia. Pág.120
74 SOBRINO, J. (1991), Jesucristo Liberador, UCA, San Salvador. Pág. 325.
75 MARCONCINI, B. (1998), Los sinópticos, formación, redacción teología, España. Pág. 207.

51
hombre y admitía a los paganos a la salvación”76. La equivalencia de esta actitud de Jesús
llevaba a dos caminos. Uno o moría él o bien se termina la religión de los fariseos y por
consiguiente el sistema de la religión judía. Esta situación ponía a Jesús en desventaja y en
un laberinto sin salida que lo llevaría hasta la muerte.

En todas las acusaciones que los testigos hacen en el juicio de Jesús, concuerdan con toda la
persecución descrita arriba, estas fueron las causas por la cuales condenaron a muerte a Jesús.
Sus perseguidores buscaban en cada momento motivos válidos para acusarle y apresarle.

Caifás y Pilato condenaron a Jesús, ellos han decidido que debe de morir por sus pretensiones
mesiánicas, presionan a uno de sus discípulos para que lo traicione, presionan a la autoridad
política para que lo condenen y aunque Jesús fue declarado inocente, siempre fue condenado.
Judas entrega a su maestro al Sanedrín, el Sanedrín a Pilato, este lo refiere a Herodes y este
de nuevo a Pilato que lo condena.

Jesús es juzgado y condenado por blasfemia. Así lo afirma Busto:

“Caifás entiende que eso que Jesús dice de Dios es blasfemia. Ahora bien, en el caso de la
muerte de Jesús el Sanedrin se va a convertir, de juez, en reo. Porque el Sanedrin se halla
ante el siguiente dilema: Aceptar que esa predicación de Jesús es lo que Dios quiere, que esa
predicación de Jesús es una palabra de parte de Dios, o no aceptarla. Si no aceptan su
predicación, con la Ley en la mano pueden matar a Jesús como falso profeta”77

Sin embargo, lo cierto de todo esto es que la muerte de Jesús fue ignominiosa cruel y brutal
y además puede que estemos frente a una reinterpretación de los primeros cristianos que
quieren sustentar la parte teológica de la veracidad de Hijo de Dios. Si lo hechos ocurrieron
de esta manera o no puede ser discutido, lo que no está en discusión es historicidad de la
muerte en cruz de Jesús.

76 Idem. Pág. 208


77 BUSTO J.R. (1995), Cristología para empezar. Sal terrae, Santander. Pág. 86.

52
De todos modos Jesús tuvo un doble juicio y eso muestra que las persecuciones en las que se
ven envueltos las autoridades religiosas culminan con los el enjuiciamiento de las autoridades
religiosas a Jesús y a su vez estos se lo confieren a Pilato.

3.2 El juicio de las autoridades políticas

En el juicio político Jesús ha sido interrogado y en el interrogatorio aparece la siguiente


pregunta ¿Eres tú el rey de los judíos? (Jn 18, 33) es la pregunta realizada por Pilato a Jesús
en el momento de juicio político. La respuesta de Jesús es distinta a la anterior. En aquella
había dicho “lo soy”; en esta responde: “dices eso por tu cuenta o es que otros te lo han dicho
de m”, lo que implica que Jesús afirma su reinado tanto en el juicio religioso como en el
juicio político.

La pregunta de Pilato a Jesús tiene una connotación profunda que implicaría poner en riesgo
la autoridad y soberanía del Cesar y por lo tanto los intereses de Roma. Sin embargo, Pilato
ve en Jesús a un hombre inofensivo, porque después de su respuesta guarda silencio, y es
entonces cuando piensa dejarlo en libertad. Pero finalmente hay dos elementos que impiden
esa libertad. La debilidad de Pilato, por miedo a quedar sin su puesto y la presión de la gente
que también confirmaba el temor de Pilato a una revuelta o levantamiento y decide condenar
a Jesús a la muerte de cruz.

Boff en este mismo sentido de dar respuesta y en la búsqueda de explicar el juicio político
asegura que, “El proceso político frente al gobernador romano Poncio Pilato tiende a ratificar
la decisión del Sanedrín… las acusaciones de orden religioso son transformadas en
difamaciones de carácter político”78. Le acusan frente a Pilato, de ser un libertador político,
cosa que Jesús jamás pretendió ser en ese sentido un político al estilo del imperio romano, su
reino estaba planteado de otra manera.

Pikaza analizando a otros autores, explica por ejemplo que, “Bulmann sostiene que la
ejecución de Jesús fue un error judicial de los romanos, no una consecuencia de su acción

78 BOFF, L. (1977), Jesucristo Liberador, Colombia. Pág. 122

53
mesiánica, de modo que el evangelio puede separarse de la cruz”79. En contraposición a
esto, Pikaza, “piensa que a Jesús le mataron sabiendo lo que hacían”80. Jesús como predicador
ambulante y popular, puede que haya sido mal entendido y mal interpretado, de tal manera
que a las autoridades políticas les pareció sospechosa en su actuación y por eso lo enjuiciaron,
prueba de ello es lo que escribieron en la cruz: Jesús, “rey de los judíos”, esto tuvo que ser
iniciativa política y no una invención de los cristianos.

Los cargos formulados en la acusación hecha a Jesús presentan los siguientes elementos:
denuncia de las autoridades religiosas, blasfemia, agitación política. Jesús en un determinado
momento se vuelve una verdadera amenaza para los gobernantes del país, sin mencionar que
se le acusa de invitar a no pagar impuestos al César.

Los evangelios narran episodios donde los fariseos y maestros de la ley, lo ponían a prueba
con el tema de los impuestos al César. ¿Es lícito pagar tributo César o no? ¿Pagamos o
dejamos de pagar? Pero el dándose cuenta de su hipocresía les dijo: ¿Por qué me tentáis?
traedme un denario, que lo vea. Se lo trajeron y les dice: ¿De quién es esta imagen? Ellos le
contestaron: “Del César”. Jesús les dijo: “lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios,
a Dios” (Mc 12, 13-17). De igual manera lo narran Mt 22, 15-22; y Lc 20, 20-26, y por si
fuera poco de proclamarse rey así lo atestiguan los cuatro evangelios (Mt 21, 1-10; Mc 11,1-
11; Lc 19, 28-38; Jn 12,12-16). Los cuatro evangelistas coinciden con la entrada triunfal de
Jesús a Jerusalén. La gente que le seguía era seguramente en su mayoría gente sencilla, pobre
y pecadores.

Pikaza afirma que “no se puede probar que la condena de Jesús fuera una total arbitrariedad
ni un puro subjetivismo, ni siquiera un mal entendido por parte del gobernador… todo parece
indicar que el gobernador vio objetivamente en la conducta de Jesús algo que, desde su punto
de vista puramente político… justificaba su sentencia”81.

79 PIKAZA, X. (1997), Este es el Hombre, manual de Cristología, España. Pág.114


80 Idem. Pág.114
81 Idem Pág. 114

54
De hecho es importante señalar lo que los cuatro evangelios relatan. Ellos coinciden en que
a Jesús le realizan tanto el juicio religioso como político, por pretender ser rey. Sénen Vidal
argumenta que en su libro “Jesús el Galileo” que, “tanto el relato tradicional de los evangelios
sinópticos como el Evangelio de Juan coinciden en señalar que Jesús fue apresado, Juzgado,
condenado y ejecutado por pretender ser el rey mesiánico”82. De hecho en el juicio realizado
a Jesús fue lo que más pesó para su condena de muerte, porque él dijo que era el Mesías e
Hijo de Dios.

Así que Jesús no fue reconocido por las autoridades judías y eso fue el peor pecado, porque
ellos esperaban a un rey al estilo de los grandes como Salomón o como David, reyes militares
que cuidaban la soberanía de Israel con espadas y grandes batallones de hombres armados,
pero Jesús no era así, lo único que tenía como arma era su mensaje de paz y amor. Entonces
es visto como un impostor que se hace llamar Mesías pero solamente es un agitador de
pobres, mujeres y marginados quienes le siguieron hasta el último momento.

3.3 Jesús es condenado como blasfemo y un agitador político

En los relatos de la pasión puede observarse claramente los cargos que se le achacaban a
Jesús. “El Sanedrín trata de demostrar que Jesús es un profeta falso. Que la concepción de
Dios que tiene Jesús y que predica es falsa. Cuando Jesús dice que Dios ama a todo los
hombres, también a los pecadores, se equivoca”83. El delito de Jesús es predicar el Reino de
Dios, manifestar que Dios ama a todos los hombres, con especial predilección a los
pecadores, pero lo mal interpretan convirtiéndolo en un subversivo más.

Jesús hizo propuestas reformadoras, invita al perdón, a amar a los enemigos y a la paz. Llama
Padre a Dios y esto es atrevimiento de su parte según el Sanedrín. Más que un atrevimiento
es blasfemia contra Dios, como un campesino que ni siquiera pertenece a la familia
sacerdotal, sin embargo, llamar a Dios, Padre es claramente una falta de respeto, es una
blasfemia.

82 VIDAL, S. (2006), Jesús el Galileo, Santander. Pág. 192-193


83
BUSTO, J.R. (1992), Cristología para empezar, España. Pág. 84-85

55
Como lo hace notar Raymond Browm, en su libro, “Introducción a la cristología del Nuevo
Testamento”: “El Jesús Histórico fue en realidad un predicador de rígida exigencia ética que
desafió las instituciones religiosas y las falsas ideas de su tiempo”84. Evidentemente estas
ideas revolucionarias son la que lo llevan a tener un desenlace trágico.

Jesús no sólo ha tenido ideas contrarias a lo de la religión establecida, sino que a la pregunta
del Sanedrín en el juicio sobre el interrogatorio que si él es rey, contesta afirmativamente que
sí. Jesús está convencido de su mesianismo y desafía la autoridad de los maestros de la ley.
Los argumento por parte del Sanedrín, según ellos es válido porque el pretende hacerse hijo
de Dios. “Sus ideales e instituciones no se perdieron gracias a que la comunidad consolidó
en su memoria una cristología que lo convirtió en el Hijo del hombre celestial, en el Señor y
Juez del mundo, verdaderamente Dios. Sin ese engrandecimiento, él y su mensaje hubieran
sido olvidados”85.

Si las comunidades cristianas primitivas no hubiesen mantenido viva esa memoria y echado
al olvido todas las palabras y hechos de Jesús, él habría sido uno más de las víctimas que
morían en cruz, pero Jesús ha resucitado y eso es lo que le acreditó a los primeros cristianos
para afirmar que Jesús si era el verdadero Hijo de Dios.

84 BROWM, R. E. (2001), Introducción a la cristología del Nuevo Testamento, Salamanca. Pág. 26


85
Idem. Pág. 26

56
Capítulo IV
LA MUERTE DE JESÚS EN LA CRUZ, UNA LECTURA DESDE EL AMOR Y LA
FIDELIDAD

La muerte de Jesús debemos entenderla desde una lectura de fidelidad y amor. Jesús bien
pudo haber abandonado el proyecto de anunciar el Reino de Dios, pero su coherencia entre
vida y discurso lo hizo mantenerse constante hasta las últimas consecuencias.

También la muerte de Jesús debe ayudar para entender las miles de muertes injustas y todo
el sufrimiento que en muchos de los ambientes de nuestra realidad encontramos. En otras
palabras la muerte de Jesús debe entenderse desde las diversas víctimas de la violencia.

La teóloga Elizabeth A. Johnson señala en su libro “La cristología, hoy”: “el mundo está hoy
lleno de sufrimiento en una medida que supera todo lo imaginable… a la luz de la historia de
Jesús, de su ministerio inmensamente compasivo hacia las personas que sufren, y
especialmente en su muerte ignominiosa en la cruz”86. Es bueno plantearse las siguientes
preguntas que la misma autora se ha trazado: ¿Sufre Dios cuando sufren la creaturas que él
ama? ¿En la situación que se encuentra nuestro atormentado mundo? ¿Qué dice la cristología,
y especialmente la cruz, sobre la relación de Dios con nuestra situación? Se plantea muchas
más preguntas pero las centrales son estas tres que podrían ayudarnos a aclarecer la relación
de Dios con el sufrimiento tanto de las víctimas de violencia de hoy como los sufrimientos
de Jesús en la cruz.

Ella basándose en el pasaje bíblico del éxodo, considera que Dios se involucra en la historia
a medida que esta se desarrolla, pero se implica cuidando del pueblo. Así lo deja notar la
Escritura: “he visto la aflicción de mi pueblo en Egipto, he escuchado el clamor ante sus

86 JOHNSON, E. A. (2003), La cristología, hoy, España. Pág. 133

57
opresores y conozco sus sufrimientos. He bajado para liberarlo” (Ex 3, 7-8). Según este
texto, Dios conoce el sufrimiento no es ajeno a la realidad de opresión del pueblo y baja para
liberarlo. Si Dios conoce el sufrimiento y baja es porque él está implicado y no está de
acuerdo con la esclavitud impuesto por los opresores.

Elizabeth explica parafraseando a Jürgen Moltmann, que, “Dios literalmente, sufre en la cruz
y, de este modo, se identifica con el sufrimiento de todo el mundo87”. La muerte de Jesús es
parte de esa solidaridad amorosa con los marginados y con los que sufren, no por ser deseada
por Dios, ni por el mismo Jesús, sino más bien como consecuencia de querer liberar a su
pueblo y para entender mejor la situación pasa como uno de tantos que han vivido el mismo
camino de la cruz. Jon sobrino explicando la realidad de América Latina, resalta que, “no
sólo hay cruz individuales, sino que también hay cruces colectivas”88 que atormentan a tantos
pobres y marginados, también explica que “en 1970 había 71 millones de pobres… En 1990
habían 183 millones”89. Esto significa que el incremento en una década es el doble. Esta
realidad refleja la cruz que deben cargar muchos pobres. Esta realidad no es distinto a lo que
Jesús tuvo que vivir.

Por eso él en su libro, “Jesús en América Latina, su significado para la fe y la cristología”


expresa que, “Cristo va siendo presentado no solo como quien mueve a la liberación, sino
como la norma de la práctica liberadora y prototipo del hombre nuevo que se pretende con la
liberación”90. Él lo aplica desde América latina pero a la vez hace la relación de la cristología
latinoamericana con las causas históricas que llevaron a la muerte de cruz a Jesús.

Su muerte es consecuencia de la misión encomendada por el Padre. La fuerza de su palabra,


la denuncia incansable, las frases interpelantes hacia los poderosos, que cerraron su corazón
y que no quisieron escuchar la invitación al amor, al perdón y a la solidaridad con los
marginados, hace que se vuelvan contra él hasta ajusticiarlo en la cruz. Su muerte a la vez,

87
Idem. Pág. 138
88 SOBRINO J. (1991), Jesucristo Liberador, San Salvador. Pág. 423.
89 Idem Pág. 423
90 SOBRINO J. (1982), Jesús en América Latina su significado para la fe y la cristología, Sal terrae, España. Pág. 28

58
se convierte en fuerza de liberación, pero también fortalece al que como él lucha por causa
del Reino.

Pikaza ratifica que, “Jesús ha muerto por fidelidad personal (por defender su mensaje), pero
también por ley sacral (condenado por los sacerdotes), y por ley romana (Pilato le ha visto
como peligroso)”91. Según lo expuesto por Pikazza, hay dos formas importantes de reconocer
la muerte de Jesús, una es la fidelidad y la otra es el endurecimiento de corazón de los
maestros de la ley y fariseos defendiendo normas y leyes que según ellos daban culto a Dios.
En otras palabras Jesús ha muerto por su coherencia de vida. Todo verdadero discípulo de
Jesús corre el mismo riesgo que el corrió frente a los poderes del mal.

Su mensaje es claro, su misión bien definida, viene a cumplir la voluntad del Padre, es decir,
a anunciar el Reino de Dios. Su reinado es distinto a los imperios de esta tierra. Tiene como
mensaje la no violencia, es pacífico, no usa las armas, no hay jerarquía y todos son hermanos,
caben los ricos y los pobres y no se divide por fronteras. Como lo afirma el evangelista Juan
Jesús es “la vida” (Jn 14, 6); y ha venido para “dar vida y vida en abundancia” (Jn 10,10).

El teólogo alemán, Heinz Schürmann: “…no comprenderemos la horrible muerte de Jesús


sino a partir de su vida pospascual. Pero podemos ya vislumbrar también la significación de
esa muerte por su vida prepascual”92. Jesús ha tenido un compromiso radical, primero a favor
de Dios y luego a favor de los más pobres y marginados. Esta fidelidad es lo que lo acerca a
su terrible muerte en cruz.

Es el fuego de su palabra que quema a los que lo escuchan, que los hace reaccionar. Unos
escuchan con mucha esperanza lo que aquel hombre campesino dice, y otros grupos se
sienten amenazados por su discurso que traspasa y descubre la injusticia y los delitos que
lleva dentro y que se han exteriorizado en sus obras y por ello deciden quitarlo de en medio
por estorbar sus intereses burgueses, de poder y riqueza.

91PIKAZA, X. (1997), Este es el Hombre manual de Cristología, España. Pág. 107.


92 SCHÜRMANN, H. (2003), El destino de Jesús: su vida y su muerte, Salamanca. Pág. 243.

59
4.1 Jesús nunca quiso una muerte violenta, pero tuvo consciencia de ella

No se puede legitimar un discurso de que Dios quiere la muerte de su Hijo. Queda claro que
Jesús no quiso una muerte violenta, porque si afirmamos que él deseaba ser asesinado,
estaríamos pensando en un hombre masoquista, que le gusta el sufrimiento y que se goza en
el dolor. Eso no estaba en los planes de él, al contrario Jesús muere por defender la vida en
todas sus dimensiones. Pero que él, estaba convencido de su mensaje, de su proyecto de vida
y de las consecuencias que acarreaban sus denuncias de la injusticia, la miseria y la opresión.
En este caso si se puede afirmar que tenía consciencia de su muerte.

Por eso lo que sí se puede afirmar es que en cierto modo Jesús era consciente del desenlace
que podía esperarle. Sabía que al denunciar la injusticia podían matarle. Pero aun con toda la
persecución él se mantiene fiel a lo que el Padre le había encomendado.

Sobrino afirma que, “Jesús sufrió la persecución, sabía porque la sufría y adonde podía
conducirlo”93. Sabía que Herodes, el Sanedrín y los romanos tenían poder para darle muerte
y que la persecución contra él podría llevarle a ello con la muerte de Juan el Bautista, Jesús
prevé un posible final trágico para él, sin embargo, se mantiene fiel a su proyecto, además
sabe que lo que le sucedió a Juan el Bautista no es una casualidad, sino que es el final para
todos los profetas que denuncian la injusticia, era consciente del por qué lo perseguían.
Basado en todo esto, se puede afirmar que Jesús tuvo consciencia de un final violento. Todo
hombre justo es perseguido, con mucha más razón a Jesús que era el justo de los justos.

La muerte de Jesús es el desenlace de todo el bien que había realizado en favor de los
marginados. Con su muerte ha engendrado la vida a quien menos vida tiene. Jesús declara
rotundamente que el reino de Dios es para los pobres y además va contra jefes religiosos. Las
razón es que ellos se han apegado tanto a la ley que se han deshumanizado. Pagola afirma,
“que la ley puede convertirse en elemento deshumanizador del hombre cuando se convierte

93
SOBRINO, J. Jesucristo Liberador, UCA, San Salvador, 1991. Pág. 318.

60
en obstáculo que impide a la persona el encuentro sincero con Dios”94. Los fariseos y
maestros de la ley están ubicados en ese plano.

4.2 Jesús como paradigma del martirio

Mártir significa testigo y Jesús a ha dado testimonio del Padre, nos revela al Dios cercano, al
Dios de amor y de la misericordia y aunque navega en contra de la corriente, se mantiene con
la convicción de ser el envidado por el Padre para reestablecer la paz que brota de la justicia.
La concreción histórica del amor que Jesús realiza lo sitúa como paradigma del martirio
porque es ejemplo de fidelidad al amor de Dios. En la cruz solamente se manifiesta la maldad
del hombre que se niega al verdadero amor.

Toda su vida ha sido de constante persecución, sin embargo, no se detiene y va siempre hacia
adelante. Es un hombre que crea conflicto, hace temblar las estructuras y por su mensaje
muchos hombres y mujeres han derramado su sangre por mantener una misión de paz y de
esperanza. El hijo del carpintero ha seducido muchísimos con su forma de ser. Comenzando
desde Esteban que fue el primero en donar su vida después de la muerte de Jesús, por el Reino
de Dios. Luego pasando por algunos de sus Apóstoles y los mártires de los primeros siglos
del cristianismo hasta llegar a nuestros días.

Jesús es paradigma del martirio porque es verdadero testigo del Reino de Dios, él nos revela
el amor del Padre, su justicia y su paz. La manera con que enfrentaba a sus adversarios, la
forma con que denunciaba el pecado y su mensaje de no violencia; es señal que no está de
acuerdo con las estructuras injusta. También es importante recordar que el mensaje del Reino
de Dios incomodaba a los poderes políticos y religiosos de su tiempo, y que su propuesta no
es aceptada por estas mismas autoridades. Ciertamente sus actos, sus palabras inquietaban,
incluso a veces, escandalizaban. Como escandalizaba y alteraba el orden entonces le matan.

La pasión y muerte de Jesús fue el resultado del conflicto que provocó con su vida. Por un
lado, el conflicto con las masas ante su actitud de perdonar a publicanos y pecadores y

94
PAGOLA J.A. (1981), JESÚS DE NAZARET, El Hombre y su Mensaje, ediciones Diocesanas, San Sebastián. Pág. 43

61
hacerlos sus amigos y, por otro, su enfrentamiento con los dirigentes y autoridades judías al
acusarlos de haber convertido el Templo de Dios en cueva de bandidos (Mt 21,13ss), al
llamarlos en público asesinos y malvados (Mt 21, 33-46). No es fácil pararse frente a los
poderosos y echarles en cara lo que Jesús les condenaba.

La actitud de Jesús es verdadero ejemplo de martirio, porque se opone a la injusticia, a la


explotación y al abuso y quien lucha por la verdad, la libertad y el amor siempre tendrá
problemas y como le ocurrió con él.

El deseo de Jesús es tener una humanidad nueva, más solidaria, en concordancia con lo que
Dios desde el principio soñó. Él ha contrapuesto al hombre con la ley. Quiere al hombre libre
y que este a su vez libere a otros de la opresión. Predica la igualdad entre seres humanos y
libera a todos los que se encuentran sumergidos en la esclavitud. Pero en intento de encontrar
esa liberación lo matan.

Sobrino resalta muy bien como esta muerte ha sido fecunda. Es decir, que si bien es cierto
que le han matado él ha resucitado. Al respecto asegura que “Ese Jesús que ha vivido y
muerto de tal manera, que ha sido resucitado y ensalzado por el Padre. La resurrección
confirma la verdad de la vida de Jesús y la verdad última de la persona de Jesús”95. Esa
resurrección es la que le da vida a la Iglesia y la que le da origen para que su misterio pascual
sea anunciado a todas las naciones.

Para Sobrino la perspectiva que mantiene el Nuevo Testamento es “la afirmación decisiva de
que el crucificado ha sido resucitado, pero también, a la inversa, que el resucitado no es otro
que el crucificado”96. Deja ver con claridad que la muerte de Jesús es la realidad más
profunda del ser humano. Pero también es evidente que la muerte de Jesús ha puesto de
manifiesto que la muerte no es el final, él la ha vencido con su vida histórica, pero más aun
con su resurrección.

95 SOBRINO J. (1982), Jesús en América Latina su significado para la fe y la cristología, Sal Terrae. Pág. 33
96 Idem. Pág. 33

62
La muerte de Jesús ha despertado en la humanidad la esperanza de que se puede llegar a una
vida plena, sobre todo cuando la causa de la muerte es al servicio de los demás. Así lo deja
notar él con su resurrección. Por eso muchos han sido tocados y enamorados de tal manera
que han donado su vida por defender la libertad, la justicia y la solidaridad, anunciando el
Reino que Jesús mismo predicó.

Son muchos los que desde los primeros tiempos fueron torturados y asesinados por la causa
del Reino de Dios y se mantuvieron fiel al anuncio encomendado por Jesús de Nazaret
después de la resurrección.

4.3 Martirio en la línea del seguimiento de Cristo

Desde los inicios de las primeras comunidades cristianas se puede notar como eran
perseguidos los cristianos por causa del anuncio del Reino de Dios, su mensaje estaba basado
en la persona de Jesús. El ejemplo más claro es el del diácono Esteban que fue asesinado a
pedradas. Los Hechos de los Apóstoles, nos relatan este acontecimiento (Hch 7, 57- 60), una
de las causas por las que matan a Esteban es el tema del Templo (Hch 6, 14), dos argumentos
que ponen en su contra: el primero es que Jesús destruirá el Templo; y el segundo que
cambiará las costumbres del pueblo. Entonces Esteban muere por el mensaje de Jesús y por
las mismas razones que le matan a él.

La muerte de Esteban fue ocasionada por la fidelidad con la que predicó el Evangelio a los
mismos que habían entregado y asesinado a Jesús. El mensaje de Esteban fue tan fuerte que
los escribas y maestros de la ley fueron enfureciendo y lo echaron fuera de la ciudad,
apedreándolo hasta matarlo.

Después de la muerte de Esteban fueron matando a cada uno de los discípulos y persiguiendo
a toda la comunidad cristiana, de aquí que el libro del Apocalipsis nos narra en una de sus
visiones una escena maravillosa de los que blanquearon sus vestiduras en la sangre del
Cordero (Ap 7, 13). Pero a la vez aclara que son los que han sobrevivido a la gran persecución

63
(Ap 7, 14) su fidelidad es tal que han soportado todos los ultrajes como lo hizo Jesús de
Nazaret y han sido fiel al estilo de su maestro.

Muchos de los padres de la Iglesia fueron asesinados y perseguidos y ellos se mantuvieron


fiel hasta dar su vida. Para citar algunos, Hans Von Compenhausen, relata el martirio de San
Justino. Él fue decapitado junto a otros compañeros que se “rehusaron categóricamente
obedecer al juez, el cual les pedía renegar de Cristo, el Salvador”97 . Los primeros cristianos
estaban convencidos que el camino a seguir era Jesús, por ello no pierden la fe y su fidelidad
es decisiva.

Justino mismo declaró que, “tras estudiar y examinar atentamente la doctrina cristiana, había
reconocido en ella la verdad. Por eso quería mantenérsele fiel”. Animaba a sus compañeros,
confesó su fe inquebrantable y no quiso ofrecer sacrificio a los dioses. Lo azotaron y lo
decapitaron. Hablamos de la vida de San Justino sólo para citar un ejemplo, sin ninguna
predilección, pero así como él ha habido muchos que han donado su vida al servicio del Reino
de Dios.

A lo largo de la historia de la Iglesia encontramos cantidad de hombres y mujeres que han


sido perseguidos y por ello no se puede mencionar a todos. Sin embargo, es necesario hablar
sobre los mártires cercanos a nosotros para entender mejor la muerte de Jesús.

En un estudio reciente que se ha realizado sobre los catequistas desaparecidos en el Salvador,


se ha editado una revista titulada, “Testigos del Evangelio”, el título casa muy bien con este
apartado. Esta revista citando al Papa Juan Pablo II, en su venida a Guatemala en 1984,
recuerda: “no puedo dejar de recordar que entre las víctimas de la violencia y del odio, se
encuentran innumerables evangelizadores de la Cruz”98. Entre ellos menciona: “sacerdotes
religiosos, religiosas y sobre todo ministros de la Palabra”99, que han donado su vida al
servicio del Evangelio de Cristo. Atendiendo a la sugerencia del Papa de recopilar una lista

97
CAMPENHAUSEN H.V. LOS PADRES DE LA IGLESIA, Madrid 1974. Pág. 26.
98 O´Nuanain, T. (2013), Testigos del Evangelio, San Salvador, 2013. Pág.5
99 Idem. Pág. 5

64
de los caídos, se ha realizado este trabajo en la Iglesia del Salvador que ha tenido uno historia
parecida a la de Guatemala.

Todos los que han muerto son Testigos del Evangelio, ellos han defendiendo la vida de los
oprimidos y marginados, son personas que han entendido bien el mensaje de Jesucristo y lo
han asumido con mucha seriedad. Como dice: Diego Irarra Zaval, “el fuego de cada vida
martirizada, prende un fuego en la siguiente generación”100. Esto fue lo que provocó Jesús
con la nube de mártires que defendiendo la vida se las han arrebatado.

Entre los testigos de nuestro tiempo podemos mencionar algunos: en el Salvador: Monseñor
Oscar Arnulfo Romero, los mártires de la UCA, entre ellos, Ignacio Ellacuría, Celina Ramos
y su mamá. En Guatemala Mons. Gerardi, Fr. Augusto Ramírez Monasterios, Fr. Tulio
Maruzzo y las decenas de catequista que murieron en los diferentes lugares de este país. Sólo
para mencionar algunos de los tantos que han vivido para servir al estilo de Jesús.

El Jesuita Ricardo Falla, también ha realizado una recopilación de las tantas masacres que se
llevaron a cabo en las montañas de Guatemala. En su libro Masacres de la Selva, nos recuerda
que, “la peligrosidad del anuncio deriva de la cara de denuncia que necesariamente exige el
anuncio”101. La suerte de Jesús no pudo ser de otra manera. Él denunciando la injusticia se
encontró con la muerte. “La denuncia es un grito que despierta agresividades tremendas,
incluso, aunque parezca paradoja, que puede inducir a repetir las mismas atrocidades. La
denuncia grita: ustedes asesinaron al justo”102.

100 Revista Internacional de teología Concilium, Nº 327, IRARRA ZAVAL, D. ROSS Y MARIE THERES WACKER
(2008).
101 FALLA R. (1982), Masacre en la Selva, Guatemala. Pág. IV.
102 Idem. Pág. IV.

65
CONCLUSIONES

Después del estudio realizado sobre la Muerte de Jesús de Nazareth en la Cruz, se puede
concluir:

 El sentido de la muerte de Jesús puede entenderse como un acontecimiento liberador,


que invita a un compromiso radical contra la injusticia y la opresión.

 La muerte de Jesús no ha sido una casualidad, es el fruto de cómo vivió su vida. A


Jesús le han matado porque fue un hombre incómodo e inconforme con las estructuras
religiosas y políticas deshumanizante. Con su forma de vida se ganó enemigos y por
fidelidad a su mensaje y al amor del Padre, le dieron muerte en la cruz.

 La muerte de Jesús engendra vida. Porque no se queda en la muerte, él resucita de


entre los muertos, para revelar que Dios Padre, es el Dios de la vida y no de la muerte.

 La muerte violenta de Jesús no debe de ser interpretada como voluntad de Dios, sino
más bien, como consecuencia del anuncio del Reino de Dios, sus palabras y sus
hechos son el claro ejemplo de cómo los auténticos discípulos deben seguirle y vivir
su vida con radicalidad.

 La muerte de Jesús tiene responsables con rostros concretos. Son grupos con intereses
personales que utilizan a Dios y el poder para oprimir al pueblo. Esto no es ajeno a la
realidad actual. También en el contexto de América Latina, existen grupos de poder
que oprimen y empobrecen a las mayorías. Desde esta perspectiva es importante
descubrir la misión de Jesús que libera y además a la luz del seguimiento de Cristo,

66
como miembros de la Iglesia y discípulos de Jesús poder descubrir que la misión de
cada cristiano debe ir en la línea de la liberación de los que sufren.

 Jesús es ejemplo de fidelidad y de amor, porque a pesar de las persecuciones


realizadas por los fariseos, maestros de la ley, los saduceos y las autoridades políticas,
se mantuvo fiel en su misión hasta las últimas consecuencias.

 Jesús apostó por el ser humano, pero los poderosos de su tiempo, entendieron mal su
mensaje, cerraron su corazón, el poder los volvió ciego, no escucharon sus palabras
y esto hizo que lo condenaran dándole muerte en la cruz.

 A las preguntas ¿Por qué muere? o ¿Por qué matan a Jesús? A la primera diría que,
Jesús desgasta su vida en beneficio del ser humano especialmente de los más pobres,
San Lucas lo recalca muy bien: El Espíritu de Señor está sobre mí porque él me ha
ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la
liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos
y proclamar el año de gracia del Señor (Lc 4,18-19), esto es prueba de que Jesús traía
una misión encomendada por el Padre y a causa de ello muere.

 A la segunda pregunta se puede responder así: lo matan porque él llamó a Dios su


Padre (Abba), cosa que en su tiempo era una blasfemia. Por otra parte, fue en contra
de la corriente de lo que se predicaba en su tiempo, le dio otro tinte a la visión de Dios
como Padre amoroso. Habla de la destrucción Templo, para las autoridades religiosas
significaba destruir el lugar donde habita Dios, por ello lo mataron. Afirmó con sus
hechos que, cada hombre o mujer tiene dignidad humana, que no depende de
estructuras sociales, religiosas y política.

 Todo hombre y mujer que lucha por la igualdad, salud, educación, vivienda, con la
finalidad que todos vivan dignamente; es partícipe de la muerte de Jesús y por
consiguiente de su resurrección.

67
 Las miles de masacres y víctimas de la violencia por causa del anuncio del Reino de
Dios, comparten los mismos sufrimientos y dolores con Cristo. En Latino América,
son muchos los sacerdotes, religiosos, religiosas, hombres y mujeres comprometidos
en el seguimiento de Jesús, han donado su vida al servicio de los demás. Esto los hace
verdaderos discípulos de Cristo.

 Las victimas de Latino América que han sido asesinadas y masacradas en tiempos de
la guerra armada, sólo pueden entenderse desde una lectura de la pasión de Jesús de
Nazareth. Estás muertes que en muchos casos han sido de personas inocentes y gente
comprometidas con la justicia y el respeto a los derechos humanos, tienen la
esperanza de suscitar en el pueblo una compasión solidaria por los que aún se
encuentra en la opresión.

 En el contexto pastoral y eclesial, es necesario dar a conocer el sentido real de la


muerte de Jesús como consecuencia del anuncio del Reino de Dios, para que sirva de
catequesis y de un amor solidario por los crucificados de hoy.

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