EL TEATRO JEsuíTICO , TAN IMPORTANTE EN LOS COLEGIOS DE LA COMPAÑíA

y MÁS ALLÁ DE ELLOS, TIENE SU ORIGEN Y FUNDAMENTO EN VARIAS SEC-

ClONES DE LOS EJERCICIOS, COMENZANDO POR EL RECURSO DE LA COM-

POSICiÓN VIENDO EL LUGAR . Y LA CONTEMPLACiÓN IGNACIANA, NOS DICE

EL AUTOR DE ESTE ENSAYO, ES COMO UN TEATRO INTERIOR SAGRADO . EL

TEATRO JEsuíTICO HA SIDO EL EQUIVALENTE PÚBLICO DE LAS PUESTAS

EN ESCENA Y LAS ELECCIONES MORALES QUE HACEN LOS EJERCITANTES

DE FORMA INDIVIDUAL. HAY UN TALENTO DRAMÁTICO EN EL AUTOR DE LOS

EJERCICIOS QUE HA SIDO POCO ESTUDIADO Y QUE MUCHOS ALUMNOS DE

LA COMPAÑíA, ENTRE ELLOS MOLIERE, HAN RETOMADO Y DESARROLLADO.

He inric h Pfeiffe f; S.J.

a actividad teatral de la Compañía de Je- o inmateriales, como la esencia del pecado,

sús tiene su origen en los Ejercicios espi-
rituales de san Ignacio. El santo fundador
dice en la décima parte de las Constitu-
ciones de la Compañía: "que todos los de
la Compañía se den a las virtudes sólidas
y perfectas y a las cosas espirituales, y se
haga de ellas más caudal que de las letras
y otros dones naturales y humanos. Porque
aquellos interiores son los que han de dar
efICacia a estos exteriores para el fm que
se pretende".
IHS La interioridad del jesuita se forma en
los Ejercicios espirituales. En ellos se anti-
cipa "in interiore hominis" lo que luego se
expresa en las distintas actividades apos-
tólicas. En el caso particular del teatro
jesuítico podemos encontrar muchos ele-
la situación del ejercitante antes de iniciar
propiamente la meditación o la contem-
plación se ha de reflejar en un preámbulo
que se apoye en su capacidad imaginati-
va. En este caso se le invita a verse a sí
mismo como en una prisión o rodeado de
animales. Así como el ejercicio particular
está dirigido a meditar o contemplar un
acontecimiento histórico, el preámbulo de
la composición de lugar debe representar
detalladamente el lugar en que se desarro-
llaron esos acontecimientos narrados. De
esta manera, la fantasía debe reconstruir
los lugares de Tierra Santa en los que vivió
Cristo, donde sufrió la Pasión y donde se
apareció después de la Resurrección.
IHS Como la práctica de los Ejercicios de san

Athanasius Kircher, S. J.
Mvsvrgia vniversalis, 1650.
Biblioteca Nacional, UNAM.
Página anterior:
Pedro Pablo Rubens.
El Emperador Constantino ante el
emblema de Cristo. 1622.
Óleo sobre tela,
Colección John G. Johnson,
Museo de Filadelfia..
mentos que sustentan esta afirmación. Y
no se trata sólo de algunos recursos aisla-
dos: podemos encontrar, en el libro de los
Ejercicios espirituales, muchas meditacio-
nes que se prestan perfectamente para una
expresión teatral, para una escenificación.
Notemos en primer lugar varios elementos
particulares que pueden dar origen a una
actividad teatral.
g El recurso básico que permite pensar en
un teatro sagrado es la compositio loci, la
composición de lugar, que estimula la ima-
ginación de quien practica los Ejercicios
para que se represente a sí mismo por me-
dio de una escenografía, con sus telones de
fondo y sus bambalinas. Aun cuando al-
gún ejercicio trate sobre temas abstractos
Ignacio no se relaciona con la lectura del
libro (los ejercicios particulares, es decir
la materia de las meditaciones y el modo
en que se han de hacer, se transmiten só-
lo oralmente, confiando ambas cosas a la
memoria del ejercitante) y, una vez que
se ha repetido el hacer las composiciones
de lugar, a manera de preámbulo para las
meditaciones, se vuelve un hábito interior,
de ahí se pasa fácilmente a una traducción
vital y externa. Para dar el paso de la com-
posición de lugar a los telones de fondo y
las bambalinas no se requiere acudir alli-
bro de los Ejercicios. Es un paso orgánico
y vital.
A mi parecer, una de estas composiciones
de lugar ha tenido especial influjo en toda

47
Páginas 48 a 53:
Athanasius J(ircher, S. J.
Mvsvrgia vniversalis, J650.
Biblioteca Nacional, UNAM.
la cultura del barroco. Al fmal de todas
las contemplaciones, cuando el ejercitante
hace la profunda y valiosísima contempla-
ción que lo llevará a alcanzar el verdadero
amor, Ignacio le propone un preámbulo en
el que se podrá ver a sí mismo delante de
toda la corte celestial. Lo invita también a
que vea con la fuerza de la imaginación có-
mo los santos interceden por él. Una com-
posición de lugar de esta naturaleza puede
transformarse en una pintura -y aquí nos
encontramos ante un inmenso campo de
investigación-, o en telones escenográfI-
cos para un teatro.
IHS Pasemos ahora del preámbulo de la com-
posición de lugar al cuerpo de cada ejerci-
cio, que consiste, en la mayoría de los casos,
en una contemplación. Cuando san Ignacio,
después de los preámbulos (uno de los cua-
les es la composición de lugar), propone sus
contemplaciones, las divide en puntos, casi
siempre en tres: ver a las personas, oír lo
que dicen y ver lo que hacen.
IHS Estos tres puntos pueden considerarse
íntimamente relacionados con los elemen-
tos esenciales del teatro. El primero intenta
describir a los personajes, la fIsonomía, el
modo de actuar y la indumentaria de cada
uno de los actores, es decir, de las personas
que participan en el acontecimiento dra-
mático. Oír lo que dicen las personas sería
como el contenido del libreto con sus diá-
logos. Y fmalmente, el tercer punto, el mi-
rar qué hacen, se puede comparar con las
indicaciones para que el director logre que
toda la acción sea comprensible. Casi po-
dría definirse la contemplación ignaciana
como un teatro interior sagrado.
IHS Efectivamente, para quien logra hacer
bien.los Ejercicios, éstos se van articulan-
do como una expresión teatral. A veces es-
te proceso puede resultar tan fuerte que el
ejercitante no distingue si se trata de una
experiencia interna o si está asistiendo a
una escenifIcación de teatro.
¡;;;i Existe un ejercicio particular que semeja
un boceto para una escena teatral: se trata
del ejercicio sobre las tres clases de hom-
bres. El título original que san Ignacio da a
esta meditación es "De los tres binarios de
hombres". Ha habido intentos de traducir
:--r=-. •.... :~ '·ilílktFm~tta!:p.:;;p'¿.MeiÍio/¡;m¡¡ ~
• ", ,. _ . 'UUf1J,f:puc¡ mtrQ.culi
.. '.;.
el antiguo término binario con la palabra
tipo - "Meditación sobre los tres tipos de
hombres"- pero no me parecen justifica-
dos, pues la palabra "binarios" remite a
grupos que están divididos en dos partes.
biS Escuchemos a san Ignacio. Me referiré
a una antigua traducción italiana que se
usaba como apuntes que se iban dando po-
co a poco a los ejercitantes. Estos apuntes,
que al final se encuadernaban en forma de
libro, se pueden fechar a mediados del siglo
XVII. Una nota al calce indica que esta "Me-
ditatione di tre ordini" se presentó como el
segundo ejercicio del día noveno. Ahí está
escrito : "El primer preámbulo consiste en
proponer, en lugar de historia, tres órde-
nes distintos de hombres, cada uno de los
cuales ha adquirido diez mil escudos, no
puramente por amor a Dios, ni con el modo
debido: pero ahora desea reconciliarse con
Dios Nuestro Señor y salvarse, quitando de
sí el impedimento, al que le lleva el afecto
desordenado de la cosa adquirida".
biS Este ejercicio forma parte de la Segun-
da Semana del libro de los Ejercicios. Des-
pués del periodo de la purificación, es decir
después de la Primera Semana, el primer
...,
,~/e.rcril~.rio·. · '¡.
preámbulo de las siguientes semanas se
inserta antes de la composición de lugar
y consiste en recordar una historia. Ca-
si siempre esta historia corresponde a un
episodio narrado por alguno de los Evan-
gelios, pero en esta ocasión toda la histo-
ria del preámbulo fue inventada por san
Ignacio. Nos encontramos ante un talento
dramático que, según sé, todavía no ha si-
do suficientemente estudiado, a pesar de lo

T 1USMEGISTV.S ÍN ASCL EPIO." \
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amplia que es la literatura sobre el santo
fundador de la Compañía de Jesús.
IIiS El ejercicio "de los tres binarios" forma
parte de la serie que hace el ejercitante
cuando se encuentra ante la meta para la
cual s~ le dieron los Ejercicios espirituales
a san Ignacio y a la Compañía de Jesús.
San Ignacio y sus hijos sienten que Dios
les ha dado el encargo de "ayudar a las al-
mas" especialmente en el momento en que
realizan su elección definitiva, con la que
toman una dirección de por vida. Los Ejer-
cicios tienen como finalidad encontrar la
voluntad de Dios y ayudar al ejercitante en
su elección de estado de vida, matrimonio
o vida consagrada, para que esta elección
corresponda con la voluntad de Dios. Para
que el ejercitante abandone toda inclina-
ción hacia los bienes de la tierra que no
está ordenada conforme a la voluntad de
Dios, san Ignacio ha inventado como his-
toria la situación de los tres binarios. La
recordamos aquí : -los tres grupos, "bina-
rios", de hombres han adquirido de una
manera no totalmente limpia la enorme
cantidad de 10 000 ducados. Los tres gru-
pos se cuestionan sobre si esta suma ha
sido adquirida de manera correcta, y todos
reaccionan de manera distinta. El primero
siente que pierde la paz ante Dios a causa
del apego que lo ata a esta riqueza, pero
no pone los medios necesarios, sino que se
propone hacerlo a la hora de la muerte. El
segundo grupo intenta desprenderse del
apego que siente por ese dinero, pero de tal
manera que pretende que Dios acepte que
siga poseyendo la suma, es decir, quiere
tener la conciencia tranquila y los duca-
dos. El tercer grupo, para quitar el afecto
por el dinero, está dispuesto a retenerlo o
perderlo, y sólo quiere lo que corresponda
a la voluntad de Dios.
IHS Este fino ejercicio da testimonio de la
gran capacidad de san Ignacio para carac-
terizar las distintas actitudes del hombre
ante los bienes materiales. Describe los tres
grupos diferentes y sus comportamientos;
nunca obliga al ejercitante a una elección
determinada, a pesar de que los dos prime-
ros grupos sirven de ejemplo de cómo no
se debe comportar y el tercero se presenta
como un modelo.
IIiS En este ejercicio, san Ignacio no habla
expresamente de ver a las personas, de oír
lo que dicen, ni de ver lo que hacen. Pare-
ciera que esta meditación tendrá que ha-
cerla sólo con las tres potencias interiores
del alma, es decir con la memoria, el en-
tendimiento y la voluntad, como una con-
sideración meditativa. Pero quien ha esta-
do practicando durante casi dos semanas
se encuentra de tal manera acostumbrado
a ver a las personas en concreto que esta
consideración se transforma en tres esce-
nas: con personas concretas, con diálogos
y con verdaderas acciones. Tal vez el ver-
dadero sentido de la palabra "binarios" ha
alentado al ejercitante, y lo sigue hacien-
do, en este sentido dialógico.
IIiS Se dice que "binarios de hombres" tie-
ne el sentido que los teólogos del siglo XVI
daban a los nombres de Ticio y Cayo (co-
mo decir fulano y zutano). Encontrarse
con grupos "binarios", es decir, cada uno
dividido en dos, facilita el desarrollo de
diálogos entre sí, y el ejercitante queda
como observador y no como quien se juz-
ga a sí mismo, aunque esto no se excluye
totalmente, tal como lo indica el segundo
preámbulo. Ahí encontramos que es posi-
ble, de acuerdo con la tradición del siglo
XVII, "ver a mí mismo, cómo estoy delante
de Dios nuestro Señor y de todos sus san-
tos, para desear y conocer lo que sea más
grato a su divina bondad".
IHS Lo que sirve de modelo se ha de ver y
sentir en el cuerpo de la meditación con
sus tres puntos. De esta manera el ejerci-
tante no pierde la espontaneidad y no opo-
ne resistencia ante quien le presenta los
puntos de la meditación. Para encontrar la
voluntad de Dios la persona no debe sentir
impulso alguno que no venga de sí mismo
y de los contenidos de lo que se medita y
se contempla. Sólo así se puede hacer una
elección verdaderamente libre.
IHS De la elección habla el tercer preámbulo
en estos términos: "demandar lo que quie-
ro : será aquí pedir gracia para elegir lo que
más a gloria de su divina majestad y salud
de mi alma sea".
IHS El paso en la meditación desde lo que
se propone en el primer punto (ver a las
personas), hasta oír lo que dicen y ver qué
hacen, es casi automático. Me parece que
en este momento ya queda suficientemente
claro por qué san Ignacio ha propuesto la
palabra "binarios" y no simplemente gru-
pos o clases de personas. Se trata de ver
tres veces a dos personas en diálogo.
51
IHS Y aquí debo hacer una confesión perso-
nal. He propuesto esta meditación muchas
veces a jóvenes que hacen los Ejercicios
espirituales. Podría escribir varias obras
de teatro con lo que estos jóvenes me han
narrado tras hacer esta meditación. He escu-
chado escenas y diálogos interesantísimos,
de una vivacidad extraordinaria. Y esto me
ha hecho comprender por qué el teatro ha
tenido tanta importancia en los colegios de
los jesuitas y por qué tantos grandes drama-
turgos han sido discípulos de la Compañía ·
de Jesús. En este contexto recuerdo sólo uno
de los más famosos, el francés Moliere con
su avaro Harpagón y el discurso de este per-
sonaje cuando constata que le han robado
su dinero. Además he llegado a compren-
der por qué en el Iluminismo, que tanto le
debe a la Compañía de Jesús, el teatro fue
llamado "institución moral", tesis formulada
magistralmente por el poeta y dramaturgo
Schiller.
IHS Para mover la voluntad de las personas
hacia el bien y la voluntad de Dios se deben
presentar modelos muy vivos con todas las
observaciones psicológicas, modelos para
rechazar y otros para imitarlos. El tea-
tro jesuítico ha tenido esta fmalidad . Los
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G-iam Lorenzo Bemini.
Apolo y Dafne, um-/Gt5.
Escultura lm 'mármol.
Galeria, Bor!J/¡e:¡e, R 0 1l1l1 .
Ejercicios presentan la vida de Jesús como
el modelo fundamental que toda persona
debe observar, además de otras meditacio-
nes que suscitan en el individuo una elec-
ción libre. El teatro jesuítico ha tenido la
misma finalidad, pero no para la persona
individual, sino para la gran masa, a la
que se proponen dichos modelos. La pre-
sentación convincente de éstos, es decir la
que se hace por medio del teatro, fue im-
portante en la formación de los alumnos
de los colegios jesuitas. De esta manera
la actividad teatral sirvió para un doble
objetivo: la formación de los estudiantes
y el influjo sobre el comportamiento de
las masas. Los dos tienen sus raíces en la
.;.3
experiencia espiritual de san Ignacio. Los
Ejercicios constituyen la participación en
esta experiencia y, al mismo tiempo, son
el alma de toda la actividad apostólica de
la Compañía de Jesús.
¡.., Con esto he pretendido que el lector atis-
be un poco de este paso desde la raíz de
la experiencia interior hasta una rama del
árbol de la actividad jesuítica en los siglos
pasados, la rama del teatro jesuítico. Mu-
chas de las flores y de los diversos frutos
que surgen de esta rama siguen siendo
dignos de estudio e investigación. Traduc-
ción de Miguel Romero, S.J.
HEI NR ICH PFEIFFER. S.J. Véase página 28.