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UNIVERSIDAD TECNOLOGICA DE

HONDURAS
Campus La Ceiba

Impacto de la globalización en la Ética Mundial

Ética Profesional

Lic. Karla Sanabria

La Ceiba, Atlántida, 08 de junio del 2018


Impacto de la globalización en la Ética Mundial
A lo largo de la historia, la ética no fue muy bien vista en aspectos económicos,
dado que los negocios se hacen por dinero. Ese fue siempre el único objetivo…
obtener ganancias monetarias. Cuando hablamos de ética, nos referimos a la
práctica de las buenas costumbres, de los Buenos hábitos, de los valores
morales, de hacer bien las cosas tomando en consideración el bien común de
personas y naturaleza. Sin lugar a dudas, el mundo sigue siendo mundo, porque
también hay personas mal intencionadas, egoístas y de muy poco valor por la
vida. Pero si la mayoría actuamos éticamente, entonces ellos no serán un
problema. La sociedad está viviendo la globalización en su máxima expresión,
provocando la urgente aplicación de valores y principios fundamentales para
evitar mayores efectos en la economía de los países. La ética ayuda a reflexionar
acerca de los valores y las conductas que permiten asumir responsabilidades de
manera efectiva con respecto al entorno social y empresarial entrando en el
renglón la responsabilidad social y su evolución en el emprendedor social.
Definitivamente representa grandes retos para los líderes del siglo XXI y la
misma promueve un mundo más abierto, competitivo y desafiante. Por motivo
del fenómeno de la globalización la economía tradicional sufre grandes cambios
que demandan nuevas opciones y estrategias que permitan potenciar ideas,
proyectos e inversiones siempre y cuando estas comprendan las condiciones de
una economía globalizada.
Las cuatro características con que cuenta una economía global:
-No tiene fronteras gracias al desarrollo de las telecomunicaciones las cuales no
establecen fronteras ni límites.
-Por ende, es invisible
-Esta tecnológicamente conectada
-Se mide en múltiplos que son los que siempre ven al futuro y materializan sus
ideas y deseos
La globalización es un proceso imparable el cual está impulsado por la tecnología
y el afán humano y económico por romper las barreras, donde el que dirige es el
dinero quien es carente de toda sensibilidad ética y tiene como característica de
excelencia las injusticias sociales. En este entorno de competitividad y
consumismo los directivos de empresas necesitan afianzar sus valores,
creencias y hasta su propia personalidad para no perder la correcta orientación.
Es ahí donde se pensó en GLOBALIZAR LA ETICA. Lo que quiere decir que
debemos considerar aspectos sociales antes de tomar decisiones económicas.
Por ejemplo, si se quiere abrir una maderera, debe tenerse en cuenta que por
talar un árbol hay que sembrar 2 más. O si se quiere montar una fábrica de
cualquier tipo, esta debe tener una buena disposición de sus desechos, de tal
modo que no perjudique la naturaleza ni los habitantes.
Personalmente, interpreto el impacto de la ética mundial en el ser humano como
algo positivo y que, de seguir preocupándonos por nuestra especie, nuestros
recursos, y nuestra naturaleza viviremos en paz por mucho tiempo, y ojalá que
se tome muy en serio el asunto de las decisiones éticas en todo lo que hagamos
y podamos de una vez vivir en un mundo menos lleno de problema. Por muy
limitadas localmente que sean nuestras intenciones, erraríamos si no tuviéramos
en cuenta los factores globales, pues pueden decidir el éxito o el fracaso de
nuestras acciones. Lo que hacemos (o nos abstenemos de hacer)
puede influir en las condiciones de vida (o de muerte) de gente que vive en
lugares que nunca visitaremos y de generaciones que no conoceremos jamás.
Seamos conscientes o no, éstas son las condiciones bajo las que hacemos hoy
nuestra historia común. Aunque buena parte (y muy posiblemente toda o casi
toda) la historia que se va tejiendo dependa de decisiones humanas, las
condiciones bajo las que se toman estas decisiones escapan a nuestro control.
Una vez derribados la mayoría de los límites que antes confinaban nuestra
potencial acción a un territorio que podíamos inspeccionar, supervisar y
controlar,
hemos dejado de poder protegernos, tanto a nosotros como a los que sufren las
consecuencias de nuestras acciones, de esta red mundial de interdependencias.
No se puede hacer nada para dar marcha atrás a la globalización. Uno puede
estar 'a favor' o 'en contra' de esta nueva interdependencia mundial. Pero sí hay
muchas cosas que dependen de nuestro consentimiento o resistencia a la
equívoca forma que hasta la fecha ha adoptado la globalización.
Hace sólo medio siglo, Karl Jaspers podía aún separar limpiamente la 'culpa
moral' (el remordimiento que sentimos cuando hacemos daño a otros seres
humanos, bien por lo que hemos hecho o por lo que hemos dejado de hacer) de
la 'culpa metafísica' (la culpa que sentimos cuando se hace daño a un ser
humano, aunque dicho daño no esté en absoluto relacionado con nuestra
acción). Esta distinción ha perdido su sentido con la globalización. La frase de
John Donne'no preguntes nunca por quién doblan las campanas; están doblando
por ti're presenta como nunca la solidaridad de nuestro destino, aunque todavía
esté lejos de ser equilibrada por la solidaridad de nuestros sentimientos y
acciones. La Ética Empresarial en la globalización. Durante mucho tiempo, ética
y empresa han sido conceptos que se han movido en planos de la realidad
distintos. La ética se ha vinculado con lo que cada uno cree que está bien o mal.
Otros la definían como un modo de ser, de estar y de actuar ante la realidad
circundante. O incluso, como el arte de hacer las cosas bien desde todos los
puntos de vista posibles. La empresa, por el contrario, se ha concebido como un
ente objetivo, siendo una institución ligada al beneficio, y por tanto, que requiere
de criterios económicos y no morales. Hoy en día la situación ha evolucionado.
Congresos, conferencias o medios de comunicación se ocupan de nuevo de unir
las palabras ética y empresa, en concreto al hablar de la ética empresarial.
Alrededor de los años 50 del siglo XX, debido a la aparición de los modelos
teóricos que desembocaron en las primeras escuelas de dirección de empresas,
se produjo el primer encuentro entre la ciencia ética y las teorías de la dirección.
Es entonces cuando se comienza a concebir a la empresa como una comunidad
de personas. Se desarrollan las teorías de la responsabilidad social; se
introducen
los criterios de justicia en el reparto del valor económico añadido. En los años
siguientes en los que la oferta de formación empresarial creció, con el influjo de
los modelos anglosajones de dirección que pasaron a dominar el mundo
occidental y en consecuencia, España también, pareció que la ética estaba
ausente, y el positivismo y el pragmatismo dejaban poco espacio a las teorías
humanistas. Se puede afirmar que hay un paréntesis en el desarrollo de la ética
empresarial en España y en el mundo occidental hasta los años setenta y
ochenta del siglo XX. Es a partir de este momento cuando se comienza a
experimentar un proceso profundo y acelerado de cambios, sin precedentes en
la historia de la humanidad. Este cambio es voraz, complejo, turbulento e
imprevisible, que llega de forma avasalladora y alcanza todos los segmentos de
la sociedad. Tales mutaciones imprimen un dinamismo tecnológico y científico,
y las consecuentes revisiones de valores, de forma jamás vista que alcanzan en
pleno nuestra vida cotidiana y el de las organizaciones empresariales. La
concepción de las empresas ha cambiado mucho en los últimos años, lo que ha
llevado a considerar que tienen una seria responsabilidad moral para con la
sociedad, independientemente de las responsabilidades individuales de sus
miembros: El papel de las organizaciones como núcleo básico de las sociedades
pos capitalistas, que hace indispensable una ética de las organizaciones para
devolver la moral de la sociedad. La toma de conciencia de que la ética
constituye una exigencia impuesta por la propia viabilidad del sistema económico
en su conjunto. Si el comportamiento inmoral se convierte en norma acaba con
la confianza y la lealtad, provocando importantes disfunciones en el mercado.
La existencia de una conciencia de la solidaridad (el mal que se hace siempre
perjudica a alguien) y una conciencia de la alteridad, que no lleva a no hacer a
los demás lo que no deseamos para nosotros. El miedo a la mala imagen y a
las sanciones legales, que pueden derivar para la organización el
descubrimiento de su falta de ética, etc. No puede por tanto concebirse la
actividad de las organizaciones al margen de la ética o regida por unas reglas
del juego diferentes que justifican actuaciones inaceptables desde la
perspectiva de la moral individual. Los grandes rasgos que caracterizan a la
economía global y mundializada en la cual nos desenvolvemos hoy en día son
los que se nombran a continuación: La nueva situación económica se basa en
el libre mercado de manera indiscutible. El marco presente de la economía
mundializada se centra en una dimensión internacional y en la apertura de los
mercados (de productos, de factores y capitales), frente a posturas
proteccionistas. La globalización trae consigo un incremento de competitividad
entre las empresas para conseguir adaptarse a las nuevas situaciones. Esta
adaptación consiste en reducir todo tipo de costes, apostar por la innovación
tecnológica, flexibilizar los contratos de los trabajadores, etc. Un claro ejemplo
de este aumento de la competitividad aparece en la creciente ola de fusiones,
adquisiciones y alianzas estratégicas y, en caso contrario, en el esfuerzo en
crecer diversificando o invirtiendo en abrir nuevos mercados.

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