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SPACE X
En la madrugada del martes, tras el despegue a las 2.29 hora peninsular española,
desde Cabo Cañaveral, el Falcon 9 puso en órbita once satélites de
comunicaciones de Orbcomm. Pero la primera etapa del cohete, tras separarse de
la segunda, inició el regreso a la base y encendió de nuevo sus motores en dos
fases para ir frenando hasta tocar tierra diez minutos después del despegue.
Aterrizó suavemente, en vertical sobre sus cuatro patas desplegadas, en la Zona
de Aterrizaje 1, antes denominada Plataforma de Lanzamiento 13 y utilizada por la
Fuerza Aérea Estadounidense para ensayos de cohetes y misiles, informa
Space.com. La partida y la llegada no se realizaron en el mismo punto del
complejo espacial: el cohete salió de la Plataforma de Lanzamiento 40 y aterrizo
en la que era antiguamente era la número 13, unos kilómetros al Sur de la primera.
La carrera espacial de SpaceX (Musk) y Blue Origin (Bezos) por los cohetes de ida
y vuelta se plasma también en Twitter. Musk felicitó a su competidor tras el éxito
del New Shepard hace unas semanas, pero puntualizando que el próximo hito sería
de un lanzador orbital, el suyo, con lo que señalaba que el cohete de Blue Origin no
lo es (subió hasta poco más de 100 kilómetros, considerada la frontera del
espacio, y sin capacidad de poner cargas en órbita). Bezos ayer se la devolvió en
un tweet, también muy cortésmente: “Felicidades SpaceX por el aterrizaje de una
etapa de propulsión suborbital. ¡Bienvenido al club!”.
La primera etapa del Falcon9 (en total el cohete mide 70 metros de altura) que
ayer logró regresar a la base de lanzamiento, efectivamente, no ascendió más de
unos 80 kilómetros antes de separarse de la segunda etapa y emprender el
regreso, pero el cohete de SpaceX es de puesta en órbita de cargas, es más alto y
más potente que el New Shepard (más pequeño y, de momento, orientado a vuelos
suborbitales para turismo espacial), lo que implica una complejidad tecnológica
mucho mayor.
Además del éxito rotundo del regreso, este lanzamiento del Falcon 9 supone para
SpaceX retomar las operaciones rutinarias del cohete ya que es el primero desde
el accidente y destrucción del lanzador que sufrió el pasado 28 de junio, cuando
llevaba suministros a la Estación Espacial Internacional (ISS). Desde entonces, los
ingenieros de la empresa han realizado mejoras en el artefacto espacial, sobre
todo en el enfriamiento del combustible. La empresa de Musk tiene un contrato
con la NASA para 12 lanzamientos, por un importe total de 1.600 millones de
dólares (1.463 millones de euros), con la nave de carga Dragon para llevar
suministros a la ISS.
SpaceX tiene previsto lanzar más de una docena de cohetes Falcon9 el año que
viene y Musk no descarta que alguno de ellos lleve ya una primera etapa que se
haya utilizado previamente en otro despegue.Pero el de esta madrugada
probablemente no vuelva a partir y se guarde en algún sitio como recuerdo del hito
histórico conseguido.
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