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Colombia, un país sin dignidad. Esteban Vélez.

Colombia ha tenido una relación sumamente estrecha con la corrupción, desde sus inicios,
está viene marcando el rumbo de este país; para idealizar dicho concepto, debemos
analizar la realidad de un país flagelado por distintos autores que dan como resultado el
paupérrimo estado que conocemos en la actualidad. Para estudiar la actual corrupción en
Colombia, se debe analizar sus etapas históricas, tanto como estado, como individuos.

Colombia, como cualquier país del continente Americano, en algún momento de su historia
(300 años) estuvo bajo el mandato de un estado europeo imperialista, estos yugos,
permitieron una fuerte mezcla de razas, tradiciones, creencias, pero como es común, el
estado imperialista impone sus costumbres y esto extermina el estilo de vida de la población
oprimida. Esto, dio lugar a la guerra de independencia, terminando con la independencia de
Colombia en 1824; en teoría, la calidad de vida de los nativos, mestizos, criollos, sin
importar sus ingresos económicos mejoraría, pero esto solo fue un espejismo; dado que, los
personajes que tomaron el poder, que ciertamente crearon una república, continuaron con
las tendencias explotadoras que sus antecesores habían practicado en el poder, con esto
me refiero a la esclavitud, impuestos altos a la población mas vulnerables, y estos, sin
oportunidad de crear una sociedad con una igualdad de oportunidades para todos, dado
que el poder fue repartido entre los criollos, hijos de españoles, que perpetuaron la tiranía a
lo largo del territorio. Esto, se ha visto reflejado a través de estos 194 años, en donde es
una tendencia que, el poder político, que al final es la forma de manejar las masas y la
calidad de vida de estas, se reparta entre las 5 o 6 familias poderosas. Como consecuencia,
tenemos un país gobernado por personajes que han utilizado el poder político para
beneficios propios, para enriquecerse a sí mismos y a sus familias, mientras millones de
personas pasan penurias en cada momento a lo largo del territorio.

Llevamos casi 200 años en que la forma de gobernar no ha cambiado, se pueden hacer
comparaciones con naciones las cuales hace 70 u 80 años estaban en situaciones
semejantes a la nuestra, y ahora son países del primer mundo, desarrolladas, con una vida
digna para la mayoría de la población y en busca de mejorar más; mientras Colombia, es
dirigida con el mismo modelo de los primeros gobernantes republicanos, y estos,
continuando la línea de los colonos españoles; explotando a la muchedumbre, a la
población.

Mientras en países desarrollados, un sistema de educación gratuito y de calidad es la base


de una sociedad, en Colombia, se estigmatiza al estudiante; mientras que en dichas
naciones, un sistema de salud universal es primordial; en Colombia, aún mueren personas a
las puertas de las EPS y en las salas de espera de los hospitales. Mientras que en estados
desarrollados, el erario público se utiliza para mejorar la calidad de vida de la población,
puesto que esto, es una inversión; en la Gran Colombia, mientras se desvían dichos
recursos para subsidiar bancos, subsidiar terratenientes y latifundistas (Agro Ingreso
seguro), universidades privadas, EPS, entre otras empresas de distintos sectores
económicos en propiedad de las mismas familias poderosas, más de 1200 niños
únicamente en la Guajira habían sido diagnosticados con desnutrición severa, afirmó Ileana
Curiel, miembro de la Sociedad Colombiana de Pediatría en 2016. Pero estos actos de
corrupción en un país como Colombia son posibles también por la postura de la ciudadanía
con respecto a estos actos.

El colombiano promedio se ha acostumbrado a una mentalidad mediocre, no exige lo que


se le debe por derecho, no reclama ni alza su voz en protesta ante el incumplimiento del
estado, ha tomado una actitud de mendicidad donde agradece las “limosnas” disfrazadas de
obras de caridad de distintas empresas en algunos campos que el estado ha abandonado o
no presta mayor importancia. Ahora, ¿ Porqué no existe una gran unidad de la población
para cambiar las riendas del país ? Para comenzar un análisis del actuar común de la
mayoría, por no decir toda la población, es necesario comprender que una sociedad debe
tener al alcance algunas herramientas para modelar el desarrollo de un país como el
nuestro; estas herramientas, son un sistema de salud y un sistema de educación de calidad
y que sean derechos, no negocio. Esto, en Colombia es una utopía, dado a que las clases
gobernantes de siempre, las familias oligarcas que han manejado el país a su antojo, han
vuelto un negocio la salud, un pésimo servicio, y el dinero que debería ser destinado a
mejorar la calidad de vida de la población colombiana, termina en los bolsillos de unos
pocos, y es que las cifras son difíciles de creer, 1'300.000 colombianos muertos entre 1998
y 2010 por incumplimiento del sistema de salud, afirma el Instituto Nacional de Salud sin
contar que las EPS cobran al estado 1500 millones por 65mil personas fallecidas según la
registraduría, y quieren convertir un negocio la educación por medio de la privatización;
esto, con el fin de que la educación sea un privilegio, no un derecho. Únicamente en estos
dos derechos, se desvían billones de pesos del erario público para bolsillos privados, sin
contar, la cantidad de dinero que se desvía en las empresas privadas de pensión, o en
programas como el “Ser Pilo Paga” o el futuro “Generación E”, desviando el presupuesto
que debería ser para un sistema de educación público, a las universidades privadas.

Existe un gran problema en un país como Colombia. Cuando una persona o un grupo de
individuos levantan la voz de protesta contra las distintas injusticias cometidas por el estado
suceden dos acontecimientos, o son exterminados, o son perseguidos socialmente, los
representantes de dichas poblaciones son minoría en el. ​Esta persecución social ha dejado
como resultado una sociedad dividida, una lucha de clases donde la mayoría de individuos
(clase media, clase baja) ha sido en gran parte manipulada por algunos medios de
comunicación y terminan defendiendo intereses gubernamentales, mientras que los
ciudadanos que han obtenido una conciencia sobre la problemática del país, es perseguida
y estigmatizada por dicha sociedad manipulada. Podemos ver varios ejemplos de estas
situaciones; uno de ellos es la estigmatización que actualmente viven los estudiantes, los
cuales defendiendo el derecho a una educación gratuita y de calidad, ha ocasionado que se
use exceso de violencia contra ellos. No existe nada mas peligroso para el desarrollo de un
país que una población manipulada defendiendo intereses de las familias “dueñas” del país.
Este es un gran motivo por el cual “los mismos con las mismas” se han perpetuado en el
poder, y un cambio ha sido una utopía mientras la población se ha acostumbrado a
sobrevivir, entretanto los poderosos, hacen negocio de las necesidades de la población.

Es verdad que la pobreza existe, por muy desarrollado que sea un país en todo ámbito;
pero el objetivo principal de gobierno que trabaje para un país y no para el beneficio de
pocos, es el cultivar una dignidad colectiva para cada ciudadano, antagónicamente, el
gobierno colombiano utiliza el poder político para el beneficio de pocas familias, y esto a
costa de la pérdida de dignidad del pueblo colombiano, entonces, clasifican a las personas,
estigmatizan a grupos sociales para desviar la atención sobre la realidad que se vive, un
país podrido de corrupción. El colombiano ha desarrollado un desapego hacia lo común del
país, una falta de identidad hacia lo propio, un sentimiento de vergüenza hacia lo que
representa ser un ciudadano colombiano, ha germinado un pensamiento individualista
donde cada uno busca el crecimiento personal, pero jamás el crecimiento como sociedad,
cabe resaltar que esto no se debe confundir con competitividad, este pensamiento individual
es un gran problema que aflige este país, dado que, se fomenta una personalidad indolente
ante las injusticias ajenas, una falta de sentimientos, de dolor por el paisano, por el
compatriota al cual se le violan los derechos, este, es el principal objetivo de un gobierno
tirano como lo tenemos en este país; es verdad, no existe un tirano como tal, un dictador
con nombre propio, pero sí, como afirme anteriormente, existe una minoría que se reparte el
poder y las riquezas de un país. Esta pérdida de orgullo, de dignidad por parte de una
sociedad da lugar a la falta de controles por parte de la población hacia sus gobernantes,
permitiendo que estos dirijan a su antojo el camino de un estado, el cual está ahogado en
su propia miseria.

La suma de la falta de empatía por la necesidad común, la desinformación y la falta de


dignidad de un pueblo, han hecho que Colombia sea un cultivo para que el político
“avispado” robe el dinero que por derecho debe ser invertido en mejorar la calidad de vida
del ciudadano; en un país que hiede a corrupción, el político que tanto mal hace al país es
alabado, mientras que el que defiende lo justo (minorías) es estigmatizado por la misma
población; un país que es el escenario perfecto para negocios ilegales, para hacer mas
ricos a los ricos, mientras el pobre, agradece pero llora lo que le tocó; un país que ha sido
dominado por la religión que plantea hacer lo justo, lo bueno, pero en Colombia, hacer lo
bueno es no hacer lo malo, esto es un grave error; mientras una persona permanezca
indiferente ante una injusticia, esa persona hace parte del problema y no de la solución.
Conocemos casos que en otros países serían inaceptables de corrupción, el Cartel de la
Contratación, el Cartel de la Hemofilia, el des-humano Cartel de la Alimentación, los
famosos muertos de las EPS, la compra de votos, entre otros, y sus autores, pero aún
conociendo quienes son los culpables, podemos observar, personas del común,
defendiendo dichos personajes, que desangran un país tan rico como este.

Todo lo que anteriormente traje a colación, provoca que Colombia sea uno de los países
más desiguales del mundo, con una brecha entre la clase alta gigante con respecto a la
clase media; con un índice de desplazados que supera lo imaginable​, ​7,7 millones de
personas desplazadas hasta el 2017, según la Agencia de la ONU para los Refugiados
(ACNUR), ubicando a Colombia como el país con más desplazados internos del mundo, por
encima de Siria; 73 masacres entre 1997 y 2001 únicamente por parte de grupos
paramilitares, entre las más conocidas, la Masacre de Miraflores, de Ituango, del Aro, entre
muchas otras; sin contar las cometidas por grupos guerrilleros y de la fuerza pública (policía
y ejército). Muchos más acontecimientos en contra de la vida, de la dignidad humana, que
solamente pueden ser concebidos por quienes los han vivido, ocurren a diario en el territorio
colombiano; el mismo territorio con una gran diversidad y riqueza de flora y fauna, por no
decir de las mas ricas del mundo; el mismo territorio de la diversidad cultural, y étnica que el
colombiano promedio se avergüenza a sí mismo y trata de cambiar, el mismo territorio en
donde se pueden encontrar las melodías y ritmos mas hermosos del mundo, en ese mismo
territorio donde se alaba a un narcotraficante, y se humilla a un profesor. Esa es La Gran
Colombia, el país que tiene potencial para ser uno de los más ricos del mundo, por su gran
diversidad de productos que pueden ser procesados y exportados, pero que vive una
pesadilla de nunca acabar a manos de los corruptos.

Cuando el colombiano promedio, tenga empatía sobre lo que el gobierno y distintos grupos
al margen de la ley les hacen a nuestros campesinos, a nuestros indígenas, ancianos,
niños, a nuestra juventud; cuando la sociedad, empiece a tener orgullo y dignidad; cuando
exija lo que es suyo por ley, el país cambiará, los corruptos serán juzgados, y el destino de
Colombia será un futuro digno progresivamente.

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