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Carolina García Herrera-A00294160

Integración y exclusión social

Reflexión: “HISTORIA LOCAL Y MIGRACIÓN PACIFICA”

En el imaginario de la mayoría de personas en Cali existe una gran cantidad de prejuicios sobre

las personas afro descendientes que viven en la ciudad, culpándolas de los problemas sociales y

relegándolas a espacios marginales sin pensar en las causas de esta situación. En lo personal,

hasta este momento pude comprender la magnitud de la problemática actual que acontece con el

Distrito de Aguablanca y sus habitantes, que en su mayoría son migrantes afro de los

departamentos del Cauca y Nariño. En general, hasta el año 1997, los habitantes del Sur del país

se movieron principalmente a la capital del Valle en búsqueda de mejores salarios y

oportunidades de empleo. Pues, ante la entrada de capital extranjero al país y la necesidad de

obtener materia prima y mano de obra barata, la población del sur del Pacifico sufrió una

desarticulación de muchas de sus practicas tradicionales de producción y se vio forzada a migrar

a las grandes urbes del país.

La historia de la configuración del espacio inicia con una disputa entre grandes terratenientes y

algunos personajes que se encuentran en búsqueda de capital político. Los primeros, tienen una

visión economicista del espacio y lo consideran como un terreno propicio para la agricultura,

mientras que los segundos, aunque ven el espacio como una oportunidad política, consideran

“desarrollar” grandes proyectos de vivienda popular donde, en su mayoría, van a habitar

migrantes del Pacifico Sur del país. En medio de esta disputa de intereses quedan los habitantes

del sector, que entre discusiones y peleas por el espacio son los principales afectados por

cualquier decisión que tomen los mandos administrativos y las élites locales. No obstante, ante la

falta de agilidad y verdadero interés de las partes en el bienestar de los habitantes del sector, la

comunidad comienza a desarrollar diferentes formas de lucha social para tomar y habitar el

espacio; específicamente, construyen casas con los materiales que utilizaban tradicionalmente en

sus lugares de origen y, posteriormente, obtienen algunos servicios públicos con las conocidas

conexiones piratas. Mientras tanto, diferentes herramientas legales y políticas se han utilizado

para ayudar, o impedir, la creación y desarrollo de los barrios que conforman el Distrito de
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Integración y exclusión social

Aguablanca. Al inicio, el gobierno y los grandes terratenientes se oponían a las invasiones de la

zona, argumentando que eran barrios no normalizados y que eran propiedad de los segundos. Sin

embargo, alrededor de 1970 aparece un tercer actor que mediará y tendrá un papel relevante en la

configuración de los barrios; la Iglesia y las organizaciones caritativas nacionales e

internacionales. Estas se encargaron de mediar en la negociación de los predios y ayudaron al

desarrollo de infraestructura ante las inundaciones y los incendios que se presentaban en la zona,

además de colaborar con la elaboración de espacios como guarderías permanentes, comedores

comunitarios, escuelas, y espacios de educación a mujeres y niños del sector.

En cuanto a las identidades que se encuentran en el sector, es importante tener en cuenta las

modalidades y las formas en las que este se ha poblado, pues, estos procesos de poblamiento son

los que permanecen en la mente de los habitantes y les permiten construir un discurso que le da

sentido a cada barrio. En este caso, las familias son las que más han contribuido a la apropiación

territorial, ya que el reconocimiento mutuo y la relación entre vecinos ayuda a que se identifiquen

y nombren ciertos lugares públicos y privados que demarcan el espacio. Esta identidad territorial

es bastante fragmentaria, por lo que algunos barrios y/o sectores del Distrito se disputan y/o

aceptan las imágenes y prejuicios de la imagen que tienen de ellos.

Para finalizar, es importante señalar que es en este contexto de lucha, disputa y búsqueda de un

hogar por parte de los migrantes del Sur del Pacifico que nace el Distrito de Aguablanca, un

espacio que siempre se ha definido como una zona problemática; como “La Otra Cali”, un

espacio que no conocemos, no transitamos y con el que mucho menos interactuamos. En este

momento surge la pregunta: ante la “integración a medias” que sufren, cómo esperamos que

hagan parte de la ciudad? Y, qué papel cumplen ellos en la misma? Pasaron de ser mano de obra

barata a ser un dolor de cabeza. Llegaron a invadir la ciudad pero, a fin de cuentas, la ciudad ha

crecido a punta de invasiones.

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