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Feminismo
transmoderno:
mapa y pautas para un
proyecto académico,
intelectual y político*
Lucía Melgar
* Comentarios al libro Feminismo transmoderno: una perspectiva política de Ma. del Carmen García Aguilar, presen-
tados en la BUAP el 30 de marzo de 2012.
García Aguilar expone y amplía como estrategias de una crítica filosófica femi-
nista. Se trata de estrategias que buscan detectar cómo se borra a las mujeres en
el archivo del saber, cómo se les representa, con qué imágenes y calificativos,
en qué contextos. A nadie le escapará, por ejemplo, la importancia de volver a
incluir las aportaciones de las mujeres a la ciencia, la medicina o la filosofía −
por sólo nombrar algunas de las áreas del saber más prestigiadas− de mostrar
cómo en la literatura o en la historia se ha construido y mantenido un concepto
de heroísmo que sólo puede ser masculino, que no sólo excluye a las mujeres
sino ni siquiera las imagina; o cómo se ha preservado con variantes la imagen
(o los usos) del cuerpo femenino como objeto del deseo u objeto de violencia ,
cuerpo dominado. Asimismo, García Aguilar destaca la necesidad de crear una
doble historia, la de las mujeres y la de la teoría feminista. Como ya lo mencio-
né, aquí es importante subrayar que esta historia ha de incluir la experiencia
de las mujeres en todas sus variantes y como vivencia que lleva a transgredir
los límites entre lo público y lo privado, lo aceptado socialmente y lo no acep-
tado o incluso estigmatizado.
Esas estrategias, como explica la autora, ya han producido reflexiones y
nuevas versiones de la historia y el pensamiento de las mujeres. Entre otras,
destaca la lectura feminista deconstructiva de la literatura, estrategia funda-
mental que desmonta las relaciones tradicionales de poder y hace visible y au-
dible la presencia, experiencia y voz de las mujeres; que sugiere la posibilidad
de desmontar todo un sistema de ocultamiento de la violencia y la dominación
contra ellas y, también, la posibilidad de crear nuevos relatos y nuevas memo-
rias de nuestra propia historia y de su significado en el mundo.
En este mismo sentido se plantea la reapropiación del cuerpo femenino por
parte de las mujeres: el dejar de ser para otros y ser para sí, para quien lo vive.
Tal vez ésta sea hoy una de las líneas de pensamiento y acción más urgentes y
más difíciles en cuanto, a mi ver, en el mundo actual el cuerpo femenino – y los
cuerpos vulnerables en general − puede verse como el límite de la liberación.
Si bien por un lado el feminismo se ha asociado con la liberación de las muje-
res, de la sexualidad, de la maternidad como destino, del dis-placer; si bien se
ha reivindicado el cuerpo en su posibilidad de libertad, movimiento, fluidez,
placer y trans-sexualidad, hoy el cuerpo femenino (o feminizado) sigue siendo
botín de guerra, territorio en disputa, superficie en que se inscriben mensajes
entre grupos de poder mafiosos, mano de obra barata, vientre en renta, pieza
desmontable o inflable, objeto de explotación.
En este contexto, importa realzar el significado político de un análisis, un
proyecto de investigación o proceso de crítica social y cultural desde el feminis-
mo transmoderno, en cuanto, a diferencia de ciertas teorías postmodernas, éste
no renegará de su compromiso con la libertad, la igualdad, los derechos de las
mujeres, es decir, con lo que constituye el día a día de lo político.
Así, el feminismo transmoderno que se asume como parte de un mundo
des-centrado, glo-cal y des-igual, ha de enfrentar también el reto de examinar
fenómenos complejos como la violencia de género, la manipulación del cuerpo
y la degradación y devaluación de la vida humana en la bio-política y la necro-
política específicamente.
Por último, quisiera insistir en que, a la vez que en este paradigma surgen
viejos − nuevos problemas que se reexaminan no sin riesgo (hoy, por ejemplo,
el inicio de la vida, la condición de persona, entre otros), la transmodernidad,
remite a un conjunto muy rico de nuevas tecnologías, cuyo uso nos da nuevos