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Comunidades imaginadas

Benedict Anderson
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22 notas/fragmentos destacados
Creado por Raúl SC – Última sincronización: 18 de julio de 2019

Prólogo a la segunda edición

«El censo, el mapa y el museo» analiza, por tanto, el 12


modo en que, en forma del todo inconsciente, el
Estado colonial del siglo XIX (y las políticas que su
mentalidad favoreció) engendraron dialécticamente la
gramática de los nacionalismos que, a la postre,
surgió

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De hecho, podríamos llegar hasta decir que el Estado 12
imaginó a sus adversarios locales, como en un
ominoso sueño profético, mucho antes de que
cobraran auténtica existencia histórica. A la formación
de estas imágenes, la abstracta
cuantificación/serialización de personas, hecha por el
censo, la logoización del espacio político debida a los
mapas, y la «ecuménica» y profana genealogización
del museo hicieron contribuciones entrelazadas.

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. ¿Y si la «antigüedad» fuese, en cierta coyuntura 12


histórica, la consecuencia necesaria de la «novedad»?
Si el nacionalismo era, como yo suponía, la expresión
de una forma radicalmente alterada de la conciencia,
¿no debía la conciencia de esa ruptura, y el necesario
olvido de las

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I. Introducción

Tales consideraciones ponen de relieve el hecho de 14


que, desde la segunda Guerra Mundial, toda
revolución triunfante se ha definido en términos
nacionales: la República Popular de China, la

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nacionalidad es el valor más universalmente legítimo 15


en la vida política de nuestro tiempo.

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Tom Nairn, autor de una obra señera (The Break-up 16


of Britain) y heredero de la no menos vasta tradición
de historiografía y ciencia social marxista, señala con
franqueza: «La teoría del nacionalismo representa el
gran fracaso histórico del marxismo»

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Cómo entender de otro modo la incapacidad del 16


propio Marx para explicar el pronombre crucial de su
memorable formulación de 1848: «El proletariado de
cada país debe, por supuesto, arreglar cuentas ante
todo con su propia burguesía»? [4] ¿Cómo considerar
el uso, durante más de un siglo, del concepto de
«burguesía nacional» sin ningún intento serio por
justificar teóricamente la jerarquía del adjetivo? ¿Por
qué es teóricamente importante esta segmentación de
la burguesía, una clase mundial en la medida en que
se define en términos de las relaciones de producción?

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Mi punto de partida es la afirmación de que la 16
nacionalidad, o la «calidad de nación» —como
podríamos preferir decirlo, en vista de las variadas
significaciones de la primera palabra—, al igual que el
nacionalismo, son artefactos culturales de una clase
particular. A

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Trataré de demostrar que la creación de estos 17


artefactos, a fines del siglo XVIII , [5] fue la
destilación espontánea de un «cruce» complejo de
fuerzas históricas discretas; pero que, una vez
creados, se volvieron «modulares», capaces de ser
trasplantados, con grados variables de
autoconciencia, a una gran diversidad de terrenos
sociales, de mezclarse con una diversidad
correspondientemente amplia de constelaciones
políticas e ideológicas

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Así pues, con un espíritu antropológico propongo la 18


definición siguiente de la nación: una comunidad
política imaginada como

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Es imaginada porque aun los miembros de la nación 18
más pequeña no conocerán jamás a la mayoría de sus
compatriotas, no los verán ni oirán siquiera hablar de
ellos, pero en la mente de cada uno vive la imagen de
su comunión

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Ahora podemos pensar en la aristrocracia francesa del 19


Ancien Régime como una clase; pero es seguro que
sólo mucho tiempo después fue imaginada como tal.
[11] La respuesta normal a esta pregunta: «¿Quién es
el conde de X?» no habría sido «un miembro de la
aristocracia», sino «el señor de X», «el tío del barón
de Y», o «un cliente del duque de Z».

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Se imagina soberana porque el concepto nació en una 19


época en que la Ilustración y la Revolución estaban
destruyendo la legitimidad del reino dinástico
jerárquico, divinamente ordenado.

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las naciones sueñan con ser libres y con serlo 20
directamente en el reinado de Dios. La garantía y el
emblema de esta libertad es el Estado soberano.

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Qué hace que las imágenes contrahechas de la 20


historia reciente (escasamente más de dos siglos)
generen sacrificios tan colosales? Creo que el principio
de una respuesta se encuentra en las raíces culturales
del nacionalismo.

Nb

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II. Las raíces culturales

Si la imaginería nacionalista se preocupa tanto por 21


ellas, esto sugiere una fuerte afinidad con imaginerías
religiosas. En virtud de que esta afinidad no es
fortuita, quizá convenga empezar por una
consideración de las raíces culturales del
nacionalismo, con la muerte como la última de toda
una gama de fatalidades.

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Pero tales comunidades clásicas, ligadas por lenguas 24
sagradas, tenían un carácter distinto de las
comunidades imaginadas de naciones modernas. Una
diferencia esencial era la confianza de las
comunidades antiguas en el carácter peculiarmente
sagrado de sus lenguas, y por ende sus ideas acerca
de la admisión a la comunidad. Los mandarines chinos
contemplaban con aprobación a los bárbaros que
laboriosamente aprendían a pintar ideogramas del
Reino Medio.

Nb

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Considérese, por ejemplo, la siguiente «política sobre 25


los bárbaros», formulada por Pedro Fermín de Vargas,
liberal colombiano de principios del siglo XIX :

Bb

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En los reinos donde la poligamia estaba 31


religiosamente sancionada, los sistemas complejos de
concubinatos escalonados eran esenciales para la
integración del reino. De hecho, los linajes reales
derivaban a menudo su prestigio, aparte de toda
aureola de divinidad, de cierta mezcla racial. [24]
Porque tales mezclas eran señales de una posición
superior. Resulta característico el hecho de que no ha
habido una dinastía «inglesa» reinante en Londres
desde el siglo XI (si acaso); ¿y cuál «nacionalidad»
asignaremos a los Borbones? [25]

Nb
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Sin embargo, sería miope la concepción de las 33


comunidades de naciones imaginadas como algo que
simplemente surgió de las comunidades religiosas y
los reinos dinásticos para sustituirlos. Debajo de la
declinación de las comunidades, las lenguas y los
linajes sagrados, estaba ocurriendo un cambio
fundamental en los modos de aprehensión del mundo
que, más que cualquier otra cosa, permitía «pensar»
a la nación.

Nb

18 de julio de 2019

Podrá entenderse mejor la importancia de esta 35


transformación, para el surgimiento de la comunidad
imaginada de la nación si consideramos la estructura
básica de dos formas de la imaginación que
florecieron en el siglo XVIII : la novela y el periódico.
[35] Estas formas proveyeron los medios técnicos
necesarios para la «representación» de la clase de
comunidad imaginada que es la nación.

Nb

18 de julio de 2019

La idea de un organismo sociológico que se mueve 37


periódicamente a través del tiempo homogéneo,
vacío, es un ejemplo preciso de la idea de la nación,
que se concibe también como una comunidad sólida
que avanza sostenidamente de un lado a otro de la
historia.

Nb

18 de julio de 2019

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