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Herederas de injusticias 95
Herederas de injusticias 97
La maternidad intensiva 2
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Tomo esta metáfora de Mabel Burín. La he hecho mía por el carácter tan expresivo
que tiene. Se la escuché por primera vez en una conferencia pronunciada en el mes de
mayo de 2000 en el Colegio Mayor Rector Peset de Valencia.
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LOZANO ESTIVALIS, M. (2006): La maternidad en escena. Prensas Universitarias de
Zaragoza.
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que con estas múltiples tareas podrán compensar y subsanar esos dos in-
convenientes. En realidad es éste un oficio bien difícil y sin cualifica-
ción, pero para el que se requiere social y familiarmente la mayor capa-
citación, saber y habilidad.
Todavía no he oído hablar de la maternidad y paternidad como un
trabajo necesario y deseable para la sociedad en su conjunto y, por tan-
to, como un bien que hay que repartir entre mujeres y hombres en
edad fértil y por el que hay que disponerse a cambio a emplear tiempo,
recursos y energías durante una buena parte de la vida. ¿Bien deseable?
¿Bien escaso? ¿Bien pesado=carga familiar?
Las jóvenes-adultas van decidiendo ser madres cuando entran en la
treintena. Lo hacen en numerosas ocasiones llevadas por presiones o por
prejuicios, falsos sentimientos u obligaciones tácitas: «Se te pasa el arroz»,
suelen escuchar a su alrededor. En realidad, todavía no eligen de veras
ser madres. Antes porque no sabían ni era pensable el rechazar la mater-
nidad y ahora porque se las penaliza en cierto modo y de hecho (debi-
do a condiciones sociolaborales duras) o se les presiona por todas partes
para que se decidan, pues ahora son responsables y hasta culpables de
sus embarazos, ya que los podrían evitar. Muy pocas podrían decir que
cuando eligieron ser madres pudieron hacerlo con quien deseaban, en
el momento en que se sentían con capacidad y ganas y que no tuvieron
ningún problema añadido por serlo.
La maternidad intensiva carga sobre los hombros de las madres ac-
tuales pesos que a veces ellas soportan mal, con mala conciencia de que
no pueden, de que les hartan, de que no tienen tiempo ni para su pro-
pio cuidado, intimidad ni cultivo de aficiones o amistades. Criar hoy a
un solo hijo o a una sola hija requiere de más trabajo y esfuerzo psico-
lógico y moral que antaño suponía criar a una familia numerosa. La so-
ciedad no se ha adaptado a los cambios en la vida de las mujeres y sobre
todo de las más jóvenes y sigue suponiendo de ellas que la maternidad
será su vía de realización personal, sin atender a lo que han estado ha-
ciendo durante los primeros treinta años de sus vidas: estudiar, salir y
entrar, dedicar tiempo a relaciones múltiples y variadas e incluso, algu-
nas, desarrollar una carrera exigente, viajar y cambiar de objetivos y de
ambiente.
Sus abuelas y algunas de sus madres todavía estuvieron desde peque-
ñas cuidando, ayudando a las tareas, preparándose para sus bodas y sus
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Consultar el estudio que Maite Sarrió realiza en su tesis doctoral La psicología de gé-
nero a través del techo de cristal, publicada por el Comité económico y social de la Comunidad
Valenciana, el año 2004.
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Esta situación se describe muy claramente en la obra de Mª Antonia García de León,
de la Universidad Complutense de Madrid, Herederas y heridas. Sobre las élites profesionales fe-
meninas, publicada por Cátedra Feminismos. Madrid, 2002.
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Estas dos expresiones se han popularizado en los últimos años en el campo de los es-
tudios de género:
— Super-woman no es el equivalente a super-man (que sólo tiene que volar entre ven-
tana y ventana procurando no caer al abismo). Super-woman atiende a la perfección su tra-
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