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Juan Manuel Silva Camarena


La administración: entre la profesionalización y la cientificidad
Contaduría y Administración, núm. 211, octubre, 2003, pp. 9-15,
Universidad Nacional Autónoma de México
México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=39521103

Contaduría y Administración,
ISSN (Versión impresa): 0186-1042
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Universidad Nacional Autónoma de México
México

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La administración: entre la profesionalización y la cientificidad 9

La administración: entre la
profesionalización y la cientificidad*

Juan Manuel Silva Camarena


Coordinador del Programa de Formación
de Investigadores, Facultad de Contaduría
y Administración, UNAM

Filosofar es enfrentarse, sin guía, a la perplejidad. preguntan, lo sabemos; cuando nos lo preguntan,
La aventura filosófica se lleva a cabo si uno está no lo sabemos.
dispuesto a encontrarse de cara a lo perplejo. La
expresión de asombro es tan normal en la búsque- Si Demócrito dijo que el hombre es eso que todos
da de la verdad, que Platón estaba convencido de sabemos, nosotros podemos afirmar que la admi-
que la admiración (thauma) es el principio de la nistración también es algo que todos sabemos.
filosofía. Y sólo puede admirarse quien advierte, por Pero, ¿qué es? Investigar es preguntar, y entonces
un lado, que lo ordinario para el sentido común no es menester formular una pregunta que interrogue
es necesariamente algo ordinario para la reflexión; por el ser de la administración.
y, por otro, que lo ordinario, bien mirado, puede ser
algo extraordinario. Hay cosas que sabemos de la administración y
otras que ignoramos. ¿Qué es la administración?
Aurelius Agustinus, conocido como San Agustín, Las acciones de la administración son tan antiguas
en un pasaje famoso de sus Confesiones, dice, como el trabajo; y el trabajo tiene la misma antigüe-
respecto al tiempo, lo siguiente: “cuando no me lo dad que el hombre. Desde que el ser humano
preguntan, lo sé; cuando me lo preguntan, no lo sé”. trabaja, hay administración. En la filosofía griega
Ésta es, sin duda, la formulación clásica de una
paradoja. Nosotros, aquí, tratamos de familiarizar-
nos con la naturaleza de la administración, e inme-
diatamente después de que planteamos la pregun-
ta por su ser nos seduce con gran fuerza la tenta-
ción de responder en los términos del obispo de *Ponencia presentada en el VII Foro de Investigación: Congreso
Internacional de Contaduría, Administración e Informática el 25 de
Hipona, pensador del primer siglo de nuestra era: octubre de 2002, que organizó la División de Investigación de la
¿Qué es la administración? Cuando no nos lo Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM.

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Platón descubre, causando sorpresa a los prácti- tas, que ya existían en el arte de los poetas, y en el
cos, que todos somos prácticos, o sea que el de la política, ya no pragmáticas, como las que uno
hombre es el ser de acción. Sea cual fuere la época tiene en el uso de las cosas para atender alguna
histórica, sea cual fuere la forma de vida, siempre necesidad. No hay, pues, una razón bien justificada
actuamos. Y la acción práctica, como lo revela la para oponer la praxis a la teoría (como tanto se ha
teoría, es la más antigua de las formas de la acción. acostumbrado desde el siglo XIX), pero no pueden
Siemprehay que hacer algo para vivir y subsistir. La confundirse ni mezclarse, pues requieren actitu-
organización de lo que hacemos, para realizarlo de des virtuales distintas.
la mejor manera posible, es administración. Se
trata siempre de la consecución del mejor medio La administración es ante todo administración de la
para alcanzar un fin propuesto. praxis humana. Donde hay una comunidad huma-
na hay una colectividad de hombres que actúan.
Siempre tenemos quehacer. Incluso la actuación Ahora bien, las acciones requieren administración,
(escénica) es una forma de acción. En términos desde las más sencillas hasta las más complejas.
técnicos, esto quiere decir que, tal como queda Entre los actos humanos, sin embargo, hay uno de
conceptuado en la obra del discípulo de Sócrates, importancia fundamental que llamamos trabajo (en
el hombre es el ser de la praxis. La filosofía, con la griego,ergón). El acto laboral define al ser humano,
primera teoría de la praxis creada por Platón, nos pero no debemos confundir el trabajo con los mo-
hace conscientes de la naturaleza de nuestro ser. dos múltiples y variados de ganarse el pan de cada
Como dice Nicol, el hombre es un ser obrero, sin día. El trabajo, nuestro trabajo, nuestro quehacer
que este adjetivo tenga que ver con la definición de está en estrecha relación con nuestro ser, con lo
la clase de trabajadores que laboran en una fábrica. que somos y con nuestro modo de vida, de ahí la
De las cinco definiciones del hombre que Max íntima relación entre las formas de vida y las distin-
Scheler destaca de la historia del pensamiento tas vocaciones humanas. Donde hay trabajadores,
filosófico (como criatura divina, homo sapiens, homo hay administración del trabajo, sea cual fuere su
faber, animal desertor de la vida y persona) la que grado de desarrollo o de sofisticación.
más se acerca a la cuestión que ahora queremos
pensar es la idea del hombre como homo faber, o Hay animales que “intuyen” la necesidad de con-
sea la del hombre que produce cosas y que inventa servar alimentos para los crudos y largos inviernos.
instrumentos para producirlas. El latín faber lo usa La civilización humana nace cuando en la experien-
Ovidio para hablar de lo fabril, de lo que pertenece cia de la acción propia se produce una compren-
al artífice de cualquier arte. sión real del tiempo, distinguiendo el presente del
pasado y del futuro. Se sabe que en nuestra vida
No hay duda alguna: todos somos obreros. Todos hoy es hoy, pero habrá un mañana, como hubo un
somos seres de la praxis. La única novedad que pasado. La conciencia del tiempo (que no es con-
introduce la filosofía es la de ella misma, o sea, la de ciencia histórica sino hasta el siglo XIX) implica una
una praxis impráctica, como la poesía (póiesis). La forma peculiarmente humana de existencia, funda-
praxis impráctica que los griegos llamaron filosofía da en dos principios que hacen posible la cultura.
(philo-sophía) y ciencia (episteme) recibió, para Primero: hay que guardar para mañana; segundo:
distinguirla de las demás formas de praxis, sin es preciso atesorar lo valioso. El principio humano
dejar de ser una forma de praxis productiva (póie- de la administración podría hallarse en la idea de
sis) el nombre de teoría (theoría). La distinción era conservar, ordenar y distribuir en el tiempo, a tiem-
necesaria porque se trataba de intenciones distin- po y por razón del tiempo. La vida humana es

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temporal. Toda nuestra existencia se organiza en Ahora bien, ¿estamos hablando de una especie
función del tiempo. Eso de que el tiempo es dinero de interregno epistemológico, como un espacio
no pasa de ser una de las perversiones de nuestro del saber que no tiene dirección científica? ¿Des-
tiempo. de qué espacio teórico podemos plantear esta
cuestión? En otras palabras: la pregunta por lo
La administración (término castellano que deriva que es la administración, ¿pertenece al rango de
del latínadministratio,-onis) debió haberse formado la investigación que la misma administración pue-
del verbo administrar (como se sabe, es común de llevar a cabo, o es una cuestión estrictamente
que el sustantivo se origine en un verbo). Según filosófica? Ya sea que se trate de saber qué es la
Corominas, la palabra administración, en castella- administración en cuanto un modo de conoci-
no, comienza a usarse hacia el año 1300, pero miento o en tanto una forma de acción humana, la
tanto el término como la acción son de antigüedad filosofía parece ser la encargada de su análisis a
remota. Lo primero que se administra es la comida, través de una teoría general del conocimiento y
el lugar en donde uno vive y los haberes de la una teoría general de la praxis.
vivienda. Por esta razón las palabras relacionadas
con la administración derivan del término casa. Vale la pena, pues, tomar como dato del problema
Para los griegos el lugar físico de la casa se que nos ocupa, la dificultad que representa el hecho
configura como la casa o morada interior, de la que de que la pregunta por la administraciónparece una
empieza a hablar Platón en el Filebo. Del griego cuestión ajena a la filosofía, y a la vez no pertenece
casa (oikos: habitación, vivienda, templo, residen- acreditadamente a ninguna disciplina científica co-
cia, bienes, propiedad, hacienda...) derivan ciertos nocida, de las que llamamos ciencias particulares.
vocablos que forman un universo de acciones Sin embargo, se sabe que se ha intentado respon-
relacionadas con la administración: oikonomeo der esta cuestión mediante conocimientos princi-
(gobernar, administrar, ser administrador), oikono- palmente de la economía, la sociología, la historia,
mía (que hoy da origen a la palabra economía, y que la política y la psicología social. Pero tales intentos
significa originalmente dirección, gobierno, admi- parecen dejar al administrador con la sensación de
nistración de una casa, mayordomía, ordenación, que no hablan de lo que él conoce por administra-
plan) y oiko-nomos (que quiere decir administra- ción, y por otro lado, le despiertan la necesidad de
dor, ecónomo, intendente, mayordomo, ministro). contar con una adecuada teoría de la administra-
La palabra ministro significa “servidor”, “oficial”, y ción, que, como es evidente, solamente podría
deriva del latín ministerium (de donde se articula elaborar quien conoce bien esta profesión.
“menester”) que quiere decir “servicio”, “empleo” u
“oficio”, y como derivado de minister aparece el Lo que hasta aquí salta a la vista es la ambigüedad
latino administratio, onis. Ya Marco Fabio Quintilia- de la expresión “saber lo que es la administración”.
no, retórico hispanolatino del siglo primero de nues- Se puede saber lo que es la administración en la
tra era, en Instituciones oratoriae usa la expresión medida misma de lo completa o incompleta que
Ars administrativa para referirse concretamente a sea la formación en esta profesión. La cuestión es
“el arte de manejar los negocios”. decidir hasta qué punto la formación en la adminis-
tración proporciona conocimientos adecuados no
La información filosófica y etimológica constituyen sólo para saber administrar sino también para
buena parte de la investigación, pero es convenien- saber qué es la administración. Y de un modo más
te administrar bien nuestras razones para com- importante para lo que nos ocupa, sería convenien-
prender la pregunta ¿qué es la administración? te averiguar de dónde provienen y de qué clase son

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los conocimientos con los que se forma a los deja fluir en su propia palabra el talento de escribir
administradores; es decir, si tienen su origen en la poemas, sin que para él sea necesario saber qué
experiencia profesional de los profesores, si se es la poesía. La pregunta por elqué no se responde
generan a partir del conocimiento de teorías ad- necesariamente averiguando el cómo. Cuando
ministrativas, o ambas cosas a la vez. No obstante, Sócrates, para averiguar si él es verdaderamente
con estas indicaciones no lograríamos aún romper sabio porque sabe que no sabe, pregunta a los
el nudo de ambigüedad que hemos mencionado. atenienses en qué consiste su quehacer, queda al
descubierto dos formas de saber que no son equi-
¿Qué es saber lo que es la administración? ¿Qué valentes. El poeta hace poesía y sabe lo que es la
saber decide que la administración es un saber? ¿El poesía. Pero no sabe en verdad lo que es la poesía
saber de la teoría administrativa? Al parecer pode- en el nuevo nivel de interrogación que ha descubier-
mos con suficiente seguridad afirmar que el saber to la filosofía. A primera vista parece que no se
qué es la administración consiste, en primer lugar, puede administrar sin saber qué es la administra-
en saber administrar; en segundo lugar, en saber ción. Y éste es un razonamiento correcto. Sin
teóricamente qué es la administración, y por último, embargo, no es lo mismo saber prácticamente qué
en decidir filosóficamente la legitimidad del saber es la administración, apropiándose de todo tipo de
teórico de la administración, precisamente en cuan- nociones relativas a lo que es la administración,
to teoría objetiva de una realidad determinada. que saberteóricamente lo que es la administración,
proporcionando razones suficientes de lo que es
Sin distinguir los tres niveles, las confusiones se esta forma de acción humana.
han multiplicado en diversos campos del conoci-
miento, especialmente en la física, en la psicología Los poetas, poetizan; no piensan. Los administra-
de los psicoanalistas, la sociología y la biología. Los dores, administran; y normalmente no piensan con
científicos se sintieron enteramente liberados de rigor teórico lo que es la administración. El pensa-
las cadenas que imponen los recursos propios del miento es tarea propia de la filosofía. Y ella misma
análisis filosófico, y comenzaron a crear sus pro- ha gastado y gasta todavía muchas energías en
pias teorías epistemológicas ad hoc, si fuera mu- pensar lo que es pensar. Porque pensar no es,
cho decir ad libitum. Esas epistemologías no filosó- como se piensa comúnmente, el simple acto de
ficas difícilmente rebasan el nivel de una versión relacionar una cosa con otra. Pensar es, por ejem-
personal, casi siempre interesante, del propio plo, descubrir mediante razonamientos cómo la
campo de trabajo. razón da razón de lo real. Sin embargo, hay poetas
y administradores en todas partes del mundo que
Entonces, una cosa es administrar, y otra, saber se han dejado tentar por una especie de necesidad
qué es la administración. Y un tercer asunto es el de profesional de explicar su propio oficio (poetas
la cientificidad o carencia de cientificidad de la como Paz, Gorostiza, Valery, Hölderlin; administra-
administración. Esta distinción se apoya en un dores como Taylor, Fayol, Drucker, Koontz...).
razonamiento sencillo: las cuestiones relaciona-
das con los principios del ser y el conocer son Ahora bien, la necesidad teórica de explicar su
menester estrictamente filosófico. Para que se propio oficio de administrador, ¿hace posible que
entienda pronto lo que queremos decir, es comple- de un modo espontáneo o natural pueda construir
tamente natural que el administrador aprenda a una teoría de la administración? Sabe lo que es la
administrar sin necesidad de saber qué es la admi- administración en el nivel del saber-hacer, del sa-
nistración, de la misma manera en la que el poeta ber-cómo, del saber- práctico, pero tiene que dar un

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paso más, esencialmente asentado en la necesi- ofrecen el mítico paraíso de la consecución segura
dad vocacional del logos de verdad, para saber lo de la verdad. Sólo se requiere espíritu científico,
que es la administración teóricamente hablando. ethos vocacional, y vigilancia metódica: ética, lógi-
Tiene que hacer ciencia, es decir, debe elaborar ca y epistemológica.
teorías científicas, que sustituyan necesariamente
la mera comunicación de su experiencia personal Lo que no está suficientemente claro es el marida-
profesional. je de ciencia y profesión. Podemos sospechar del
carácter de cientificidad de lo que llamamos pro-
No constituyen un saber científico las ideas divulga- fesiones, porque la administración, como otras
das por los manuales de administración, cuyo disciplinas universitarias, está experimentando un
propósito es el de enseñar las mejores y novedo- conflicto interno que puede pervertir el ejercicio de
sas maneras de administrar “con éxito”. En general la búsqueda de la verdad. Es preciso estar alerta
los manuales, que pueden ser útiles para las prime- frente a la pretensión de llamar ciencia a cualquier
ras aproximaciones al saber, resultan muy nocivos profesión y profesión a toda actividad científica.
para él mismo cuando nada más lo suplen. Hay Entre otras “profesiones”, la administración, como
suplantación del conocimiento objetivo cuando se la misma filosofía, está actualmente en un vaivén
sustituye el saber qué y el saber para qué, con el constante entre la vocación de verdad y el saber
saber cómo. La ciencia no es una gentil consejera práctico que la sociedad (pueblo, partidos, empre-
para la acción, ni cuenta con un repertorio amplio sas y gobierno) les exige como la cosa más
o pequeño de recetas para hacer las cosas. El natural del mundo. En la segunda, la exigencia
saber práctico, mucho más antiguo que las cien- profesional ha recreado la común pero extraña
cias y la filosofía, siempre se las ha arreglado solo figura del profesor de filosofía, que hace mucho
para salir adelante en su responsabilidad de hacer tiempo ha sido rechazada por los filósofos. Se
frente a la necesidad. ganan el pan mediante la docencia, y por lo gene-
ral, como en una especie de reacción de desquite,
Pero entonces ¿cuál es la validez de esas teorías, sólo transmiten conocimientos filosóficos en lugar
sean de poetas o de administradores, de físicos o de pensar y repensar por cuenta propia, con la
psicólogos, que parece que tienen un pie en su pasión de la razón, los problemas filosóficos. En la
propio campo y otro en el de la reflexión filosófica? primera, la exigencia profesional que irremedia-
En el mejor de los casos, podría ser ciencia en serio blemente ha de atender el administrador para
y filosofía de aficionados. Las cuestiones filosófi- mantenerse en su trabajo (y que en nuestros días
cas requieren de pensamiento filosófico. Mientras parece incluir la entrega casi incondicional a los
que el administrador administra con toda la sapien- intereses de una empresa o de una organización),
cia práctica que ha podido acumular en su expe- lo alejan aún más que al filósofo del camino de los
riencia profesional, el teórico de la administración buscadores de la verdad. En el caso del médico,
plantea la pregunta general sobre lo que es la por ejemplo, la exigencia profesional le obliga a
administración o interrogantes acerca de proble- depender cada vez más de los instrumentos de la
mas teóricos diversos del campo administrativo. tecnología y de un bien editado vademecum (faci-
Es posible producir teorías científicas sin dejarse litando en gran medida la pérdida de las cualida-
asfixiar por el terrorismo intelectual de exigencias des extraordinarias de la mirada clínica, que se
de cientificidad preconcebida de los positivismos y agudiza por amor de la salud del prójimo), y ya no
los neopositivismos, ni por la moda de las autode- tanto de su apasionamiento por el conocimiento
nominadas metodologías de la investigación que de la anatomía, la fisiología, la patología…

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Se es profesional, en el sentido ético; y se es empresa, se acerca apresuradamente a la tec-


profesionista, porque se profesa o se ejerce una nología como lo exige la simple fórmula de lograr
profesión u oficio. La exigencia de profesionaliza- siempre y a toda costa bajos costos, bajos sala-
ción puede implicar dos cosas al mismo tiempo. rios y producción y ganancias abundantes. Su
En primer lugar, plausiblemente, la adopción (vo- otro yo de administrador, el del saber desintere-
luntaria o gremial) de una responsabilidad ética sado, despierta sus escrúpulos y lo alerta frente
propia de la profesión. En segundo lugar, inquie- a los resultados deshumanizantes de la tecnolo-
tantemente, la capacidad, en el mismo sujeto, gía, cuya razón calculadora no mide consecuen-
para ser buscador de la verdad y para resolver cias ni da razón de nada. El yo práctico de
problemas prácticos. Estas dos habilidades pue- nuestro universitario, el meramente “profesio-
den convivir en una misma persona, pero obede- nal”, le convierte rápidamente en un apologista
cen a intenciones distintas, de saberes diferentes. fanático de la eficiencia (fácilmente incapacitado
Las exigencias que perentoriamente la sociedad para poner en duda si los conocimientos útiles
puede plantear a la universidad (particularmente son los que vale la pena aprender en escuelas y
la de las empresas, las organizaciones civiles y universidades). Ya no cree o nunca imaginó si-
las del gobierno) no necesitan tomar la forma quiera que sea válida una ciencia de conocimien-
agresiva de insolentes reclamaciones públicas o tos inútiles. Sabe que es algo natural que el
de la amenaza y el cumplimiento de una reducción interés vaya junto a la acción, pero empieza a
de presupuestos, porque ya han quedado instala- pensar firmemente que es igualmente natural
das internamente bajo la forma de las “profesio- que el interés acompañe al saber. Lo demás es
nes” que en ella se ofrecen. No está de más la idea “mera especulación”, y como a veces le faltan las
de que no se suele servir bien a dos amos al palabras por despreciar demasiado el lenguaje
mismo tiempo. Si la institución universitaria se (después de haber desdeñado el ser de las co-
limita a formar profesionistas no debe extrañar el sas mismas), puede angustiarse al considerar
hecho de que carezcan de las bondades de la que pierde el tiempo meditando, pensando, ana-
vocación científica; si se considera que todo pro- lizando, y a toda prisa, con la prisa propia de
fesional es un científico, debemos acostumbrar- nuestros tiempos, desea urgentemente “aterri-
nos, aunque de mala gana, a una idea enteramen- zar” las ideas, lo cual quiere decir que hay que
te pobre del saber científico. Entonces la autono- volver, lo más pronto posible, al nivel de lo útil.
mía universitaria funciona para que los profesores
y los alumnos investiguen lo que quieran, siempre No cabe duda de que en armonía con la exigencia
y cuando el producto de sus indagaciones favo- profesional el filósofo debiera sentirse útil enseñan-
rezca el desarrollo profesional, o el desarrollo do lógica, ética e historia de las doctrinas filosóficas
nacional. En nuestros días podría parecer algo en la preparatoria o filosofía de la ciencia o teoría del
muy natural la exigencia de que los proyectos de conocimiento en facultades y escuelas. Si llegara a
investigación tengan “una utilidad” nacional o co- convencerse de ello, probablemente terminaría por
munitaria. Pero el beneficio que la ciencia propor- odiar su propio quehacer, y tal vez lo abandonaría
ciona a la comunidad radica en la búsqueda de en un momento determinado. En cambio, su yo no
verdades, no en las verdades encontradas. profesional, en una reacción vocacional, le pide que
piense en serio, que aborde profundamente los
Nuestro universitario, mitad profesionista y mitad problemas del ser y el conocer, de la historia y de
científico, puede terminar por renunciar a la cien- la ciencia, el desarrollo del hombre y su deshuma-
cia. Por ejemplo, el administrador, dentro de la nización...

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El problema central que queda así escuetamente ———-—, Los principios de la ciencia, Fondo de
bosquejado es muy simple, y quizá por lo mismo Cultura Económica, México, 1965. Sobre los distin-
fácilmente pasa inadvertido: en lugar de la vieja tos aspectos de la objetividad y el método.
alternativa shakespereana (Hamlet) que nos hizo
creer que la cuestión era decidir entre ser o no ser, PLATÓN, Múltiples diálogos, Cratilo, Sofista, Cár-
parece que la realidad, cruda y brutalmente, nos mides, etc. Sobre el concepto de praxis.
plantea hoy una nueva opción que pronto puede
desvanecerse como tal por la imposición de lo útil: ———-—, Filebo (Philebos), 62 a. Sobre el con-
o somos útiles o perecemos. Sin embargo, no se cepto de morada.
trata de evitar la eficiencia, sino de conseguirla
éticamente. Haciendo bien las cosas, por razones ———-—, Apología de Sócrates (Apología Socra-
éticas, podemos ser eficientes, en lugar de perse- tus), 21 b, y ss. Sobre la docta ignorancia de
guir esa eficiencia que en su nombre pretende que Sócrates.
todo sea sacrificado. Y si planteamos otra vez la
pregunta ¿qué es la administración? quisiéramos SAN AGUSTÍN, “Confesiones (Confessiones)”, en
saber quién tiene la palabra: ¿la profesionalización Obras de San Agustín, t. II, p. 297, ed. bilingüe,
o la cientificidad? No cabe duda, quedamos perple- preparada por Victorino Capanaga, Biblioteca de
jos cuando formulamos alguna interrogación. Autores Cristianos, Madrid, MCMLXIX.

SCHELER, Max.La idea del hombre y la historia, tr.


Referencias bibliográficas de Juan José Olivera, La Pléyade, Buenos Aires,
1980. (Título original Mensch und Geschichte)
COROMINAS, Joan, Breve diccionario etimológico
de la lengua castellana, 3a. edición, Gredos, Ma- SHAKESPEARE, William, “Hamlet, príncipe de Di-
drid, 1973. Sobre la etimología del vocablo castella- namarca”, en Obras completas, estudio preliminar,
no administración y sobre la voz menester. traducción y notas de Luis Astrana Marín, M. Agui-
lar, Madrid, s/a.
DEMÓCRITO. Fragmento B 33.
SILVA CAMARENA, Juan Manuel (comp.),Medita-
HEGEL, Jorge Guillermo Federico, Filosofía de la ciones sobre el trabajo, División de Investigación,
historia, tr. de José María Quintana Cabanas, Edi- Facultad de Contaduría y Administración, Universi-
ciones Zeus, Barcelona, 1970. (Título original Vor- dad Nacional Autónoma de México, 2003. Textos
lesugen über die Philosophie der Geschichte). So- sobre el concepto de trabajo por Josu Landa, Anto-
bre el concepto de conciencia histórica nio Marino y Jesús Rodolfo Santander; prólogo de
Jorge Ríos Szalay, e introducción de Arturo Díaz
NICOL, Eduardo, La primera teoría de la praxis, Alonso.
Instituto de Investigaciones Filológicas, Universi-
dad Nacional Autónoma de México, 1978. Sobre la VALBUENA, Manuel. Nuevo Valbuena o Dicciona-
teoría de la praxis en Platón. rio latino-español, con mejoras al texto de Valbuena
por Vicente Salvá, Garnier Hermanos, París, 1850.
——-—-—-, El porvenir de la filosofía, Fondo de Sobre faber, usado por Ovidio, p. 328; sobre el latín
Cultura Económica, México, 1972. Sobre el hom- administrativus en Quintiliano, p. 22.
bre como ser obrero.

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