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Los jázaros eran un pueblo turco procedente del Asia central (donde se
había formado desde el siglo VI el imperio de los Köktürks) que en su
parte occidental había dado origen a un importante estado que
dominaba el Cáucaso y las estepas rusas y ucranianas hasta Crimea en
el siglo VII. Su clase dirigente se convirtió mayoritariamente al judaísmo,
peculiaridad religiosa que lo convertía en un vecino excepcional entre el
califato islámico de Damasco y el imperio cristiano de Bizancio.
La división entre Oriente y Occidente fue, además de una estrategia
política (inicialmente de Diocleciano —286— y hecha definitiva con
Teodosio I —395—), un reconocimiento de la diferencia esencial entre
ambas mitades del Imperio. Oriente, en sí mismo muy diverso
(península balcánica, Mezzogiorno, Anatolia, Cáucaso, Siria, Palestina,
Egipto y la frontera mesopotámica con los persas), era la parte más
urbanizada y con economía más dinámica y comercial, frente a un
Occidente en vías de feudalización, ruralizado, con una vida urbana en
decadencia, mano de obra esclava cada vez más escasa y la aristocracia
cada vez más ajena a las estructuras del poder imperial y recluida en sus
lujosas villae autosuficientes, cultivadas por colonos en régimen similar
a la servidumbre. La lengua franca en Oriente era el griego, frente al latín
de Occidente. En la implantación de la jerarquía cristiana, Oriente
disponía de todos los patriarcados de la Pentarquía menos el de Roma
(Alejandría, Antioquía y Constantinopla, a los que se añadió Jerusalén
tras el concilio de Calcedonia de 451); incluso la primacía romana (sede
pontificia de San Pedro) era un hecho discutido porque el Estado
bizantino se operaba según el cesaropapismo (empezado por
Constantino I24 y fundado teológicamente por Eusebio de Cesarea).
La escolástica fue la corriente teológico-filosófica dominante del
pensamiento medieval, tras la patrística de la Antigüedad tardía, y se
basó en la coordinación de fe y razón, que en cualquier caso siempre
suponía la clara sumisión de la razón a la fe (Philosophia ancilla
theologiae -la filosofía es esclava de la teología-). Pero también es un
método de trabajo intelectual: todo pensamiento debía someterse al
principio de autoridad (Magister dixit -lo dijo el Maestro-), y la
enseñanza se podía limitar en principio a la repetición o glosa de los
textos antiguos, y sobre todo de la Biblia, la principal fuente de
conocimiento, pues representa la Revelación divina; a pesar de todo ello,
la escolástica incentivó la especulación y el razonamiento, pues suponía
someterse a un rígido armazón lógico y una estructura esquemática del
discurso que debía exponerse a refutaciones y preparar defensas. Desde
el comienzo del siglo IX al fin del XII los debates se centraron en la
cuestión de los universales, que opone a los realistas encabezados por
Guillermo de Champeaux, a los nominalistas representados por
Roscelino y a los conceptualistas (Pedro Abelardo). En el siglo XII tiene
lugar la recepción de textos de Aristóteles antes desconocidos en
Occidente, primero indirectamente a través de los filósofos judíos y
musulmanes, especialmente Avicena y Averroes, pero en seguida
directamente traducido del griego al latín por san Alberto Magno y por
Guillermo de Moerbeke, secretario de santo Tomás de Aquino,
verdadera cumbre del pensamiento medieval y elevado al rango de
Doctor de la Iglesia. El apogeo de la escolástica coincide con el siglo XIII,
en que se fundan las universidades y surgen las órdenes mendicantes:
dominicos (que siguieron una tendencia aristotélica -los anteriormente
citados-) y franciscanos (caracterizados por el platonismo y la tradición
patrística -Alejandro de Hales o san Buenaventura-). Ambas órdenes
coparán las cátedras y la vida de los colegios universitarios, y de ellas
procederán la mayoría de los teólogos y filósofos de la época.
El siglo XIV representará la crisis de la escolástica a través de dos
franciscanos británicos: el doctor subtilis Duns Scoto y Guillermo de
Occam. Precedente de ambos sería la Escuela de Oxford (Robert
Grosseteste y Roger Bacon) centrada en el estudio de la naturaleza,
defendiendo la posibilidad de una ciencia experimental apoyada en la
matemática, contra el tomismo dominante. La polémica de los
universales se terminó decantando por los nominalistas, lo que dejaba
un espacio a la filosofía más allá de la teología.
Reino de Inglaterra
El Reino de Inglaterra fue un reino de la isla de Gran Bretaña que existió
desde la unificacón de los reinos anglosajones, asentados en la antigua
Britania Romana, hasta su fusión con el Reino de Escocia en el año 1707
creando así el Reino de Gran Bretaña.
Su territorio correspondía a las actuales naciones constitutivas de
Inglaterra y Gales.
Capital
Winchester;
Westminster/Londres desde el siglo XI
Idioma principal
Anglosajón (de facto, a partir de 1066)
Anglonormando (de jure, 1066 - siglo XV)
Inglés medio (de facto, 1066 - después del siglo XV)
Inglés (de facto, desde el siglo XVI)
Galés (de facto)
córnico (de facto)
El continente europeo tiene al noroeste un conjunto de islas conocidas
como Islas Británicas, siendo Gran Bretaña la más importante. Región
relativamente marginal en la historia de la civilización occidental; las
primeras fuentes históricas hasta la conquista romana apenas si la
mencionan. Los restos arqueológicos y las investigaciones
paleontológicas son las únicas posibilidades de conocer los comienzos
de su historia.
Los primeros habitantes de Gran Bretaña arribaron a la isla unos
700.000 años antes del Presente, durante un periodo de glaciación en el
cual estaba unida al continente, y pertenecían a la especie Homo erectus.
También se han hallado restos de Homo Heidelbergensis y Neandertal.
Los Sapiens aparecieron en la isla 30.000 años antes del Presente,
siendo los únicos habitantes a finales de la última glaciación.
En el -7500 está datado el centro mesolítico maglemosiense de Star Carr,
Yorkshire. La cultura tardenoisiense llegó más tarde, en dos oleadas.
Maglemosienses y tradenosienses eran cazadores y recolectores y los
primeros conocían el hacha y los sistemas de tala.
Llegó a continuación la cultura aziliense, con asentamientos en las
costas. Se conservan muy pocos restos, debido, quizá, a que en -5000, el
deshielo separa Gran Bretaña del continente.
En -3800 llegaron por mar los primeros colonizadores agricultores. Se
asentaron en Wessex y durante decenas de años convivieron con los
maglemosienses de las selvas, los tardenosienses de los valles fluviales
y los azilienses de los litorales. El éxito acompañó a esta cultura de
agricultores y pastores, llamada de Windmill Hill por el lugar donde
apareció un rico yacimiento, que en -3000 estaba extendida por Gran
Bretaña e Irlanda. La necesidad de sílex forzó la primera explotación
minera. Se han encontrado sepulturas en forma de largos túmulos de
tierra y yeso. Los más largos se denominan bank barrows y el resto long
barrows.
En -2800 está datado el monumento megalítico West Kennet Long
Barrow, consecuencia de la llegada de un primer contingente de
constructores, que se mezcló con la cultura de Windmill Hill.
Un segundo contingente desembarcó más tarde en el sudoeste de
Escocia y norte de Irlanda, con asentamientos en Man, Gales y
Derbyshire.
Los contactos entre cazadores y agricultores dieron origen con el paso
del tiempo al comercio. La cultura de los pueblos del neolítico
secundario, llamada de Peterborough por un yacimiento allí
encontrado, incluye la caza y la pesca junto con la agricultura y la
cerámica. Otros grupos culturales son los de Rinyo-Clacton, establecidos
en el norte de Escocia y sudeste de Inglaterra y el de Dorchester en el
valle del Támesis. Aparecen también factorías de hachas.
Datados en el -2600, se localizan en el sur de Inglaterra numerosos
terraplenes circulares, con un acceso, denominados henges. En -2300 se
efectúa la primera construcción de Stonehenge.