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1.

Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo:
"Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su
madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a
su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y
me sigue, no puede ser mi discípulo.

 Estas palabras del Señor no deben desconcertar a nadie. El amor a


Dios y a Jesucristo debe ocupar el primer puesto en nuestra vida
y debemos alejar todo aquello que ponga trabas a este amor:
«Amemos en este mundo a todos, comenta San Gregorio
Magno, aunque sea al enemigo; pero ódiese al que se nos
opone en el camino de Dios, aunque sea pariente...
Debemos, pues, amar al prójimo; debemos tener caridad con todos;
con los parientes y con los extraños, pero sin apartarnos del amor de
Dios por el amor de ellos» (In Evangelio homiliae, 37, 3). En
definitiva, se trata de guardar el orden de la caridad: Dios tiene
prioridad sobre todo.

 La palabra "odiar" no es más que un semitismo para indicar amar


menos (Rm 8, 13; Mt 10, 37). Cristo aparece aquí poniéndose en una
esfera superior al amor a los padres. Nada hay superior, por ley
natural, para un hijo que el amor a los padres. Sobre ellos sólo está
Dios. Con esta exigencia, Cristo se sitúa en una esfera
trascendente.

 Pensar en la muerte de Cristo se traduce en una invitación a


situarnos con absoluta sinceridad ante nuestro quehacer ordinario,
a tomar en serio la fe que profesamos. (SJM)

 Pero el Señor determina condiciones… Son términos duros.


Ciertamente, ni el odiar ni el aborrecer castellanos expresan bien el
pensamiento original de Jesús. De todas maneras, fuertes fueron las
palabras del Señor, ya que tampoco se reducen a un amar
menos, como a veces se interpreta templadamente, para suavizar la
frase. Es tremenda esa expresión tan tajante no porque implique una
actitud negativa o despiadada, ya que el Jesús que habla ahora es el
mismo que ordena amar a los demás como a la propia alma, y que
entrega su vida por los hombres: esta locución indica, sencillamente,
que ante Dios no caben medias tintas. Se podrían traducir las
palabras de Cristo por amar más, amar mejor, más bien, por no amar
con un amor egoísta ni tampoco con un amor a corto alcance:
debemos amar con el Amor de Dios. (SJM)

 Tomar la cruz –el cumplimiento costoso del deber o la mortificación


cristiana asumida voluntariamente– es [...] componente
indispensable del seguimiento de Jesucristo. Si alguno quiere
venir en pos de mí-dice el Señor-niéguese a sí mismo, tome su cruz
cada día y sígueme (Lc 9, 23). Estas palabras de Jesús conservan
hoy su vigencia de siempre porque son palabras dichas a todos
los hombres de todos los tiempos, y expresan una condición
inexcusable del seguimiento de Cristo: y el que no toma su cruz y me
sigue, no puede ser mi discípulo (Lc 14, 27). Un Cristianismo del que
pretendiera arrancarse la cruz de la mortificación voluntaria y la
penitencia, so pretexto de que esas prácticas serían hoy residuos
oscurantistas, medievalismos impropios de una época humanista,
ese Cristianismo desvirtuado lo sería tan sólo de nombre; pero ni
conservaría la doctrina del Evangelio ni serviría para encaminar en
pos de Cristo los pasos de los hombres. (J. ORLANDIS, Las
bienaventuranzas, Pamplona 1982, pp. 71-72).

2. ¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a


calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla?
No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los
que lo vean se rían de él, diciendo:
'Este comenzó a edificar y no pudo terminar'.

 Camino 60: Si no levantarías sin un arquitecto una buena casa


para vivir en la tierra, ¿cómo quieres levantar sin Director el alcázar
de tu santificación para vivir eternamente en el cielo?

 Importancia de la dirección espiritual.

 "Quiere hacer uno un viaje largo, y si es prudente, antes de ponerse


en camino busca alguna compañía segura y apacible con quien
acompañarse. Pues ¿por qué no hará lo mismo el que ha de caminar
toda la vida, hasta el paradero de la muerte...?" (Quijote, Parte II,
cap XIX)
 Camino 324: –¡comenzó a edificar y no pudo terminar! Triste
comentario, que, si no quieres, no se hará de ti: porque tienes todos
los medios para coronar el edificio de tu santificación: la gracia de
Dios y tu voluntad.

3. ¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a


considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra
él con veinte mil?
Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una
embajada para negociar la paz.
De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que
posee, no puede ser mi discípulo."

 Empieza a vivir como predestinado y serás predestinado.

 Carta de Maa

Sólo sé el momento exacto de mi ordenación cuando el obispo me puso las


manos en mi cabeza. Todo ha sido en secreto, ya que el último
encarcelamiento del obispo fue porque se enteró la policía de que iba a
hacer ordenaciones y se lo prohíben totalmente. Desde el día 8 ya
empezamos el retiro, solo nosotros en un lugar muy guardado, frío,
hambre no, hasta que nos llevó a la casa del obispo. Ahora en la puerta de
la casa del obispo han instalado una cámara para vigilarle y a todos los que
salgan y entren. Allí quedamos en un sótano que sirve de almacén, oscuro
y frío, esperando que el obispo terminara la misa para los fieles. A las 8
bajó el obispo, una misa sencilla, sin canto ni decoración, sin fotos, sólo
nosotros cuatro, tres para sacerdote y uno para diácono, y el rector y un
señor servidor de la casa. Las cuatros paredes y las sillas, camas, mesas y
los bártulos que están almacenados son testigos.

Verdaderamente ha sido un regalo de Dios, envuelto con un papel


especial. Es otro modo vivirlo. Cuando terminó el acto el obispo estaba
contento y nos dijo unas palabras de aliento. Salimos de su casa casi
saltando el muro del patio en la oscuridad. En el camino a casa mandé
unos mensajes: uno a Esteban, que estaba más emocionado que yo, se
levantó de la cama y salió a la calle para llamarme, se quedó tan
emocionado que no podía hablar. No podía dormir. Mi pensamiento sólo
repite: ¡gracias a Dios, Señor gracias! Pensando en tantas personas con
quienes me encontré en mi camino hacia el altar, que me han ayudado. De
verdad, un sentimiento inexplicable, además una emoción que no
encuentra manera visible de expresar, sólo puedo guardarla en mi
interior, ya no podía soportarla más. Al día siguiente, robé unas horas y
volví a casa para estar con mis padres, que todavía no sabían nada. Una
misa de acción de gracias con mis padres y los familiares y amigos del
pueblo, recordando a todos, ¡todos todos! Por prudencia no avisé a nadie
porque no quería levantar mucho ruido, pero algún pájaro corrió la
noticia. Vino mucha gente a la misa, yo estaba contento, usé el vaso que
me regaló Esteban. Una misa no muy solemne pero bien celebrada.

 Acto de confianza

El Señor es mi luz y mi salvación,


¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?

Una cosa pido al Señor,


eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo.

Espero gozar de la dicha del Señor


en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.

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