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Es común que el lector contemporáneo muestre poco interés respecto a la literatura escrita
hace siglos, particularmente si no se trata de obras clásicas y sumamente consagradas como
La Ilíada, La divina comedia, Romeo y Julieta, etc. Evidentemente no podemos negar la
grandeza de esta clase de obras, sin embargo hay otras que, aunque no hayan alcanzado tal
esplendor guardan en sí mismas un excelente valor literario y proponen una perspectiva
interesante del mundo, la vida y el ser humano. Este es el caso de Juanita La Larga, obra
más importante del escritor, periodista y crítico literario español Juan Valera, novela
publicada en 1895, perteneciente al movimiento del Realismo, cultivado durante la segunda
mitad del siglo XIX.
Además esta novela presenta, aunque por medio de una ciudad imaginaria llamada
Villalegre, un retrato idílico y magníficamente detallado de los paisajes propios de la
Andalucía de finales del siglo XIX, así como de las costumbres de su sociedad, lo cual sirve
de maravilloso escenario para los sucesos que allí se llevan a cabo. Juan Valera nos expone
una visión idealizada de la vida y la condición del ser humano bajo diversas circunstancias,
o en otros términos, una imagen minuciosamente descrita de la parte pura y virtuosa de la
naturaleza humana, no obstante mezclada con ciertos defectos que se reflejan en la
psicología de algunos de los personajes, pero defectos que al fin y al cabo son abatidos, por
decirlo así, por la nobleza y la bondad que prevalecen durante toda la novela y salen
triunfantes en el desenlace de la historia, esto se puede observar más claramente en la figura
de los amantes, ya que ese amor que los une termina por transformar las situaciones a su
favor, mismo cambio que se suscita en su carácter, pues ambos adquieren una actitud
distinta a la que manifestaban antes de caer en las manos de ese afecto que los entrelaza, lo
cual los obliga en cierta medida a romper con las cuestiones sociales y culturales
establecidas a fin de alcanzar la cima de su dicha.
Así pues, se pueden apreciar estas situaciones adversas, a las cuales tienen que
enfrentarse los enamorados, esto bajo la mirada de una sociedad murmuradora, aunque en
apariencia se muestre conservadora y particularmente religiosa, tanto que con frecuencia
llega a tocar el fanatismo, en fin, esta novela detalla fielmente los aspectos sociales,
culturales, políticos y religiosos de aquella época y de aquella región de España de un modo
dulcificado, por así decirlo, sin reflejar la corrupción ni los rasgos abyectos que sin duda
tenían lugar en todas las ciudades europeas, sino sólo los errores o vicios más veniales e
inofensivos, sin embargo por encima de todo esto se ponen las cualidades más nobles del
alma, sobre todo son exaltadas en las actitudes de los protagonistas y en la idealización de
su amor que rompe con los impedimentos del mundo para lograr la íntima comunión de sus
corazones, incluso ante esa sociedad cuyas características ya han sido referidas, lo cual, por
cierto, es presentado por Juan Valera de una manera desprovista de vehemencia como
ocurre en las obra dramáticas, sino más bien con una finura y una suavidad singulares.