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EFE salud ha conversado con los tres para conocer cuál es la fórmula mágica que
defienden, en qué basan lo que ellos llaman “propuesta energética”, y en qué nos
empeñamos, día tras día, en hacer mal.
Según Jesús Vega, el error “más común y más intenso en casi todas las personas
es dejarse influir por el entorno”, delegando la energía en lo que sucede fuera:
“A veces nos dejamos llevar por esas dinámicas, y no reflexionamos mucho sobre
como parar esa situación para comenzar unos nuevos hábitos, que además son
muy sencillos”.
“Pero que no seamos dueños de las agendas de otros, sino tener nuestra propia
agenda, nuestros objetivos, un propósito sea el que sea, y entre ellos, tener
energía positiva”.
“A lo mejor no sé qué quiero, pero sí que puedo tener una vida más amable.
Tomar conciencia de que podemos hacerlo, pero para eso hay que saber qué
queremos hacer con nuestra vida”.
“Si pienso en mi propia vida, cuando tenía 20 años tenía mucha energía
física, pero me fallaba la energía emocional, era más vulnerable”.
“A todas las edades tenemos desafíos y retos que nos restan o suman a nuestra
energía, y a lo largo de la vida podemos cojear en alguno de los cuatros campos:
cuerpo, mente, corazón y propósito”.
José Luis Llorente llama la atención sobre el sobrepeso porque “supone una
pérdida de energía muy importante”.
“En general, el ser humano moderno está inmerso en un modo de vida para el que
no está diseñado”, señala Llorente, muy crítico con los estilos y modelos de
alimentación.
“Y hay que saber que el estado de nuestra flora intestinal afecta a las emociones,
tiene un impacto neuronal extraordinario”.
“Y junto a la alimentación, hay que vigilar las horas de sueño. La gente duerme
poco y a deshoras”.
Tienes la energía de lo que comes es el título del primer capítulo de este libro que
arranca con la siguiente historia.
“Ahora ya lo sabemos: los restos de los mejunjes azucarados de una dieta caótica
repleta de calorías vacías. La madurez de Messi es estos días palpable en todos
los ámbitos. Un jugador serio, generoso, al que las lesiones le respetan porque él
es el primero en comenzar a respetarse”.
Los autores del libro explican que el cuerpo es un laboratorio de reacciones
químicas:
Por ello recomiendan ingerir alimento, no productos, para elegir salud; ser
inteligente e independiente, para leer las etiquetas y no dejarse engañar por la
publicidad, porque “los productos que se están imponiendo en todos los hogares
no están fabricados con el objetivo puesto en nuestra salud y bienestar, sino en el
dinero”.
Para llevar una vida saludable es además imprescindible activar el cuerpo, porque
así se activa también el cerebro y ¡a cualquier edad!
“Cuanto más joven sea el cuerpo, más joven será la mente, porque
independientemente de la edad, algunas conexiones neuronales sólo se
activan con el ejercicio”.
Pero también animan al descanso. Si no duermes “tu cuerpo envejece más rápido
porque a tu hígado no le da tiempo a hacer tantas cosas a la vez”
“No hacer nada desarrolla tu cerebro. Al igual que relajar el cuerpo contribuye a la
coordinación y ejecución de los movimientos, despejar nuestra mente ayuda a que
afloren las ideas …”.
Otro consejo que formulan tiene que ver con el uso de las pantallas porque
la tecnología, afirman, “es enemiga de la energía”.
Confianza y propósito
Como colofón y para alcanzar una vida saludable y con más energía señalan que
la “madre del cordero es el propósito o el para qué”.