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La hospitalización, al ser una experiencia totalmente nueva para la mayoría de los niños, y en
muchas de las ocasiones, amenazante, resulta en una experiencia angustiante y con muchos
miedos que puede repercutir en el corto o largo plazo en alteraciones psicológicas, del desarrollo
o miedos generalizados y/o paralizantes, por lo que si conocemos cuáles son las necesidades
emocionales y psicológicas de los niños, podemos trabajar para disminuir el impacto negativo
que la hospitalización y/o procedimientos puedan generar, tales como:
Para poder disminuir o evitar este impacto, podemos optar por ofrecer a los niños una
experiencia diferente a como tradicionalmente se maneja, a través de la satisfacción de sus
necesidades emocionales y psicológicas, así como del cumplimiento de sus derechos:
Primordialmente, los niños deben de tener acceso al juego en cualquier circunstancia, por lo
que el contexto hospitalario no es una excepción, además, generalmente se piensa que es mejor
no informarles a los niños qué es lo que ocurrirá, cuál es su diagnóstico o cuál es su pronóstico,
sin embargo, el no hacerlo, les genera mayor ansiedad de lo que supondría, por lo que
mantenerlos informados adecuadamente les permitirá sentirse tomados en cuenta y con el
apoyo adecuado, podrán ir elaborando la situación.
Por otro lado, la confianza entre el personal médico, los familiares y el niño, son clave importante
para generar apego a los tratamientos y cooperación con los mismos. y por último, brindarles
tanto a los papás como al niño(a), la información, la preparación y las estrategias de
afrontamiento adecuadas, puede jugar un papel muy importante para que la estancia
hospitalaria se lleve a cabo de la mejor manera posible y se eviten impactos negativos tanto en
la familia como en el niño.
18 meses a 24 meses
Al igual que en la etapa anterior los niños en esta edad necesitan seguridad y estabilidad,
por lo que se pueden seguir las recomendaciones antes mencionadas. Más o menos a partir
de esta edad, pueden recordar más fácilmente rostros o relacionar personas con algún
evento, por lo que pueden mostrar miedo, enojo o disgusto con personal médico que haya
participado en eventos que le hayan generado dolor, por lo que es muy importante crear
buenos vínculos entre el personal médico y el niño, así como evitar frases del tipo “si
haces… el doctor te va a inyectar” o “si haces… el doctor se va a enojar”, y por el contrario,
se les puede motivar a que colaboren con pequeñas cosas como pasarle a las enfermeras
o doctores algún material (gasas, torundas de algodón, etc.)
De 2 años a 3 años
La pérdida de autonomía puede ser un miedo importante en estas edades, de forma que es
importante brindarles pequeñas sensaciones y momentos de autonomía en la medida que
su estado lo permita, además de que se puede invitar a tomar algunas elecciones durante
procedimientos médicos, como por ejemplo, decidir en qué brazo quieren que le tomen la
temperatura, decidir si quiere estar sentado o acostado para algún cuando procedimiento
(siempre y cuando el procedimiento lo permita), entre otros.
De 3 a 5 años
Durante esta edad es muy común que existan fantasías y miedos que interprete como
castigos, por lo que es necesario reafirmarle que su enfermedad, condición o procedimiento
médico no es un castigo, además de siempre anticiparle de forma muy sencilla de qué se
tratará el procedimiento y explicarle las posibles sensaciones que experimentará, así como
la forma en que puede cooperar, por ejemplo respirando profundamente, sosteniendo la
mano de mamá o papá, o permaneciendo “como un soldadito”. Debido a estas mismas
fantasías, es importante que se le aclare cualquier duda o miedo que pueda tener, y se le
prepare adecuadamente para evitar futuros inconvenientes y exista mejor participación y
estancia en el hospital.
De 6 a 12 años
Ya en esta edad surgen miedos más reales y preocupaciones más relacionadas a la pérdida
de la privacidad, al cómo los ven los demás, a las lesiones físicas, a la discapacidad y a la
dependencia, por lo que igualmente se les puede motivar a que tomen pequeñas decisiones
en la medida de lo posible, se les respete su espacio personal y se guarde la privacidad
debida, así como se les informe de todo lo relacionado a lo que ocurrirá con su cuerpo y se
les aclaren dudas y preocupaciones que puedan tener, además de que se les informe y
prepare con anticipación para los procedimientos que se tendrán que llevar a cabo y cuál
será su participación dentro de las mismas.
De 13 a 18 años