Vous êtes sur la page 1sur 3

Necesidades emocionales de Niños Hospitalizados

La hospitalización, al ser una experiencia totalmente nueva para la mayoría de los niños, y en
muchas de las ocasiones, amenazante, resulta en una experiencia angustiante y con muchos
miedos que puede repercutir en el corto o largo plazo en alteraciones psicológicas, del desarrollo
o miedos generalizados y/o paralizantes, por lo que si conocemos cuáles son las necesidades
emocionales y psicológicas de los niños, podemos trabajar para disminuir el impacto negativo
que la hospitalización y/o procedimientos puedan generar, tales como:

- Disminución del apetito o apetito excesivo


- Alteraciones del sueño, como insomnio, pesadillas o fobias a la oscuridad
- Enuresis o encopresis diurna o nocturna
- Regresión a etapas ya superadas del desarrollo y aprendizaje
- Depresión y ansiedad
- Terror a los hospitales, personal médico, agujas, procedimientos médicos, etc.
- Miedo al daño físico o a la muerte

Para poder disminuir o evitar este impacto, podemos optar por ofrecer a los niños una
experiencia diferente a como tradicionalmente se maneja, a través de la satisfacción de sus
necesidades emocionales y psicológicas, así como del cumplimiento de sus derechos:
Primordialmente, los niños deben de tener acceso al juego en cualquier circunstancia, por lo
que el contexto hospitalario no es una excepción, además, generalmente se piensa que es mejor
no informarles a los niños qué es lo que ocurrirá, cuál es su diagnóstico o cuál es su pronóstico,
sin embargo, el no hacerlo, les genera mayor ansiedad de lo que supondría, por lo que
mantenerlos informados adecuadamente les permitirá sentirse tomados en cuenta y con el
apoyo adecuado, podrán ir elaborando la situación.
Por otro lado, la confianza entre el personal médico, los familiares y el niño, son clave importante
para generar apego a los tratamientos y cooperación con los mismos. y por último, brindarles
tanto a los papás como al niño(a), la información, la preparación y las estrategias de
afrontamiento adecuadas, puede jugar un papel muy importante para que la estancia
hospitalaria se lleve a cabo de la mejor manera posible y se eviten impactos negativos tanto en
la familia como en el niño.

De los 0 a los 18 meses


El estar mucho tiempo separado de las figuras de apego (mamá, papá…), puede ser muy
angustiante para los bebés en esta etapa, por lo que mientras más tiempo pasen mamá y
papá con el bebé y en la medida de lo posible, pueda estar en brazos de ellos mientras esté
despierto, él se podrá sentir más seguro, incluso durante algunos procedimientos médicos.
La seguridad también implica la estabilidad en sus rutinas, de forma que igualmente en la
medida de la posible, mantener una rutina dentro del hospital, ya sea para la alimentación,
sueño, interacción con papá y/o mamá, juego y/o estimulación.

Además de la seguridad y el afecto, la estimulación es vital en esta etapa: se pueden


adaptar juegos, juguetes y materiales para que el bebé esté estimulado física y
sensorialmente y pueda tener un desarrollo óptimo.

18 meses a 24 meses

Al igual que en la etapa anterior los niños en esta edad necesitan seguridad y estabilidad,
por lo que se pueden seguir las recomendaciones antes mencionadas. Más o menos a partir
de esta edad, pueden recordar más fácilmente rostros o relacionar personas con algún
evento, por lo que pueden mostrar miedo, enojo o disgusto con personal médico que haya
participado en eventos que le hayan generado dolor, por lo que es muy importante crear
buenos vínculos entre el personal médico y el niño, así como evitar frases del tipo “si
haces… el doctor te va a inyectar” o “si haces… el doctor se va a enojar”, y por el contrario,
se les puede motivar a que colaboren con pequeñas cosas como pasarle a las enfermeras
o doctores algún material (gasas, torundas de algodón, etc.)

De 2 años a 3 años

La pérdida de autonomía puede ser un miedo importante en estas edades, de forma que es
importante brindarles pequeñas sensaciones y momentos de autonomía en la medida que
su estado lo permita, además de que se puede invitar a tomar algunas elecciones durante
procedimientos médicos, como por ejemplo, decidir en qué brazo quieren que le tomen la
temperatura, decidir si quiere estar sentado o acostado para algún cuando procedimiento
(siempre y cuando el procedimiento lo permita), entre otros.

De 3 a 5 años

Durante esta edad es muy común que existan fantasías y miedos que interprete como
castigos, por lo que es necesario reafirmarle que su enfermedad, condición o procedimiento
médico no es un castigo, además de siempre anticiparle de forma muy sencilla de qué se
tratará el procedimiento y explicarle las posibles sensaciones que experimentará, así como
la forma en que puede cooperar, por ejemplo respirando profundamente, sosteniendo la
mano de mamá o papá, o permaneciendo “como un soldadito”. Debido a estas mismas
fantasías, es importante que se le aclare cualquier duda o miedo que pueda tener, y se le
prepare adecuadamente para evitar futuros inconvenientes y exista mejor participación y
estancia en el hospital.

De 6 a 12 años

Ya en esta edad surgen miedos más reales y preocupaciones más relacionadas a la pérdida
de la privacidad, al cómo los ven los demás, a las lesiones físicas, a la discapacidad y a la
dependencia, por lo que igualmente se les puede motivar a que tomen pequeñas decisiones
en la medida de lo posible, se les respete su espacio personal y se guarde la privacidad
debida, así como se les informe de todo lo relacionado a lo que ocurrirá con su cuerpo y se
les aclaren dudas y preocupaciones que puedan tener, además de que se les informe y
prepare con anticipación para los procedimientos que se tendrán que llevar a cabo y cuál
será su participación dentro de las mismas.

De 13 a 18 años

Al igual que en la etapa anterior, los miedos y preocupaciones relacionadas a la pérdida de


su independencia y privacidad, a la discapacidad y a su imagen corporal, están presentes,
sin embargo, también se suman las preocupaciones con respecto a su estatus dentro de su
grupo de pares y a su participación activa dentro de su grupo social. Es así que se les debe
tomar en cuenta como individuos separados de sus padres y se les debe considerar en los
informes médicos, en la toma de decisiones y responsabilidades que conlleven su proceso
de salud-enfermedad y estancia hospitalaria. Debido al gran impacto que para ellos puede
tener su imagen corporal, el acompañamiento psicológico de un profesional, puede resultar
muy beneficioso para ellos sobre todo si su imagen corporal está implicada. Ya que su
grupo de pares y amistades resulta fundamental en esta etapa, será de gran impacto
positivo para ellos seguir en contacto con sus amistades y compañeros

Psic. Daniela Pérez A.


Psicóloga Infantil y Hospitalaria

Vous aimerez peut-être aussi