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En las ultimas décadas la alimentación, el estilo de vida y la contaminación han sido unas de las

mayores preocupaciones a nivel mundial y nacional.

La agitada vida de las personas ha hecho que el estilo de vida de las personas se oriente al
consumo de comidas rápidas que son altas en grasas y baja en nutrientes y al sedentarismo que en
conjunto son las responsables de una serie de enfermedades conocidas como crónico
degenerativas en las cuales se encuentra: la diabetes, el cáncer, las enfermedades
cardiovasculares, las enfermedades neurodegenerativas.

Según la American Heart Association la enfermedad cardiovascular es la causa principal de


mortalidad a nivel mundial, y en 2013 causó más de 17.3 millones de muertes, una cifra que se
proyecta aumentará a más de 23.6 millones para el año 2030.

En el Perú, según la ENDES 2011, el 52% de mujeres en edad fértil y el 24% de los niños entre 5 y 9
años presentan obesidad y sobrepeso.

Los dos factores principales que explican estas tendencias son la reducción en la actividad física y
los cambios de los patrones alimentarios caracterizados por el alto consumo de bebidas no
alcohólicas y productos procesados con grasas trans y alto contenido en azúcar, sodio y grasas
saturadas. (OPS/OMS Perú)

Por otra parte, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer representa un tercio de
la carga de las enfermedades no transmisibles, en la Región, siendo los factores demográficos,
sociales, económicos y ambientales, así como los cambios en los modelos reproductivos, los
principales factores que impulsan los patrones de mortalidad por cáncer

La evidencia actual demuestra que patologías como la aterosclerosis y el cáncer, primeras causas
de muerte en países desarrollados, están asociadas a estrés o daño oxidativo.

El estrés oxidativo juega un papel importante en el desarrollo de las enfermedades crónicas y


degenerativas (Ebrahimzadeh, 2010). Combatir los factores que llevan a esta situación tales como:
agentes químicos (metales pesados, xenobióticos y el humo del tabaco), agentes físicos
(radiaciones ultravioletas e hiperoxia), drogas (adriamicina), factores orgánicos y metabólicos
(dieta hipercalórico, insuficiente en antioxidantes, diabetes mellitus, procesos inflamatorios y
traumatismo, el ejercicio estimulante y fenómenos de isquemia y repercusión), son de gran
importancia para evitar el desequilibrio entre oxidantes y antioxidantes (5,28,29).

Para contrarrestar el estrés oxidativo se encuentran algunos compuestos que pueden ser
producidos de forma endógena por las células (antioxidantes enzimáticos) u obtenidos
exógenamente a través del consumo de alimentos (10,26,32,33).

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