La estabilidad es algo que debemos tener en cuenta siempre
que vayamos a realizar una imagen. Un fotógrafo se acostumbra a ser muy consciente del momento en el que va a accionar el botón de disparo: En ese instante busca la máxima estabilidad y lo presiona sin brusquedad, suavemente. A plena luz del día es difícil que nuestras imágenes resulten trepidadas, pero conviene tomar las precauciones necesarias. La recomendación de elegir una velocidad de obturación de al menos 1/focal empleada resulta muy optimista, ya que hay otras variables en juego, como veremos más adelante. En caso de vernos forzados a fotografiar en condiciones límite de estabilidad siempre valoraremos si es posible ajustar mayores aperturas de diafragma o valores ISO más elevados, con el fin de recurrir a velocidades de obturación seguras. Podemos buscar el apoyo de la espalda en una pared, de la cámara sobre el marco de una puerta, un tronco o una valla. Incluso el agarre de la cámara utilizando la correa enrollada en la mano o aguantar SESIÓN 07 | 2 la respiración pueden marcar la diferencia. Si estamos en el interior de un vehículo, con un teleobjetivo apoyado en la ventanilla, es importante apagar el motor y prevenir también cualquier movimiento en su interior que pueda afectarle. En el caso de fotografiar con el motor encendido, desde una avioneta o embarcación sucede al contrario, es conveniente no apoyarse sobre la superficie que vibra y tratar de compensar a pulso los movimientos bruscos del aparato. Prevenir la trepidación Los factores que intervienen en que una imagen tomada con trípode aparezca trepidada son: - La estabilidad del conjunto trípode-equipo. - Las condiciones ambientales (por ejemplo fuerte viento o sustrato inestable). - La combinación entre la focal que utilicemos y la distancia a la que tenemos el sujeto. Es decir, el tamaño del sujeto en el encuadre. - La velocidad de obturación, en conjunción con el levantamiento de espejo. Para prevenir la trepidación de la imagen es conveniente trabajar con un trípode de cierto peso o bien lastrado si las circunstancias lo requieren, bien estabilizado y posicionado. Si trabajamos en la arena de la playa podemos clavar bien las patas o apoyarlas sobre objetos planos, como guijarros o restos de madera. Estas precauciones no son en sí suficientes; necesitamos accionar la cámara a distancia, sin pulsar el botón con nuestro dedo, especialmente a bajas velocidades de obturación o en considerables ratios de ampliación. Para ello utilizaremos controles remotos de corto alcance, cables disparadores e incluso el ajuste de temporizador. La forma más fiable de accionar la cámara es, sin duda, el cable disparador, ya que permite disparar sin dilación y no presenta los inconvenientes SESIÓN 07 | 3 que pueden presentarse con el uso de unidades remotas alimentadas por pilas. Es posible que incluso de esta forma la imagen resulte trepidada. La causa es el muelle de precisión que acciona el levantamiento de espejo que redirecciona la luz hacia el ocular en el interior de la cámara: Un muelle tenso que al liberarse puede alcanzar velocidades muy elevadas. El espejo golpea la gomaespuma aislante justo antes de que el obturador se abra y trasmite la vibración mientras se realiza la exposición. Utilizando un trípode robusto, con un 28 mm a un metro de distancia hay que levantar el espejo desde 1/30 de segundo hasta 8 segundos. Con un 180 mm macro a la misma distancia es recomendable hacerlo a partir de 1/125 seg. Es mejor ser prudente y exagerado con las medidas que podemos tomar para evitar trepidaciones, la calidad resultante no se resiente con ello, sino al contrario. Si hemos tenido la precaución de adquirir una cámara que permite de alguna manera levantar este mecanismo con suficiente anterioridad como para que no transmita la trepidación a la exposición, podemos evitarla. En ocasiones, caso de algunas cámaras de emulsión, el espejo podía ser levantado mediante el uso de la palanca del temporizador, pero había que esperar a que transcurriese el tiempo para realizar la toma, un engorro con sujetos que se mueven o con viento intermitente. En algunas cámaras digitales modernas también se levanta el espejo al seleccionar el retardo del disparo. Con las cámaras insignia de película de cualquier marca encontrábamos un mando de palanca que permitía levantar el espejo y mantenerlo en esa posición, una vez todo ajustado, hasta que decidíamos abrir el obturador. En las modernas cámaras digitales es necesario buscar la opción en una función personalizada. Si la tenemos activada, a la primera pulsación del cable disparador levantamos el espejo, dejamos transcurrir unos segundos y a la segunda pulsación estamos abriendo el obturador. De esta forma el espejo golpea al subir y, cuando ya no hay trepidación, el obturador se abre, se cierra de nuevo y entonces vuelve a golpear el espejo y a trepidar el equipo, pero cuando la imagen ha sido tomada. El trípode El trípode suele ser el compañero inseparable de un fotógrafo: Pieza fundamental del equipo, conviene incluso llevar un repuesto en el vehículo. Su elección resulta fundamental para obtener comodidad y seguridad en el manejo, así como para disponer de las prestaciones indispensables en nuestro trabajo. Debemos extremar las precauciones: - En condiciones de baja intensidad lumínica. - En vehículos en movimiento. - Con teleobjetivos pesados. - En grandes aumentos, detalles y macrofotografía. La solución en estas situaciones comprometidas y de resultados inseguros es el uso del trípode. Variedad de trípodes Cuando nuestro viejo trípode necesita sustitución después de muchos años de servicio es cuando tratamos de ponernos al día de nuevo para descubrir cuánto puede haber cambiado el panorama de materiales y calidades de acabado, y no siempre para mejor. En el caso de fotógrafos en busca de una nueva adquisición, tras haber pasado por la experiencia de utilizar el trípode que tan robusto y pesado nos parecía en la tienda, pero que ahora nos resulta poco menos que un juguete, la profusión de modelos, materiales y precios de trípodes de calidad no ayudará en las decisiones. Alta gama: Gitzo Altas prestaciones: Manfrotto Gama media: Benro, Slik, Giottos, Tokura Gama baja: Velbon, Tristar, Starblitz SESIÓN 07 | 4 La diferencia de precio entre las gamas no es considerable salvo en la gama más alta y el uso de trípode será fundamental en muchas de las disciplinas de la fotografía. Un trípode debe tener cierto peso, que le dará estabilidad y el fotógrafo no debe hacer concesiones en la elección del trípode. En el caso de que la fotografía no vaya a ser la actividad prioritaria o que el peso sea un factor limitante: por tener que llevarlo en largos desplazamientos a pie, por limitaciones de equipaje, etc, buscaremos un compromiso de prestaciones, aunque nos cercioraremos de que disponga de un gancho para ser lastrado cuando sea necesario y que sus patas lo soportan. Para los amantes del senderismo y los recorridos de larga distancia se comercializan bastones adaptados como monópodes, caso del Monotrek, y también es posible adaptar tres bastones para ser engarzados y formar un trípode de fortuna, del que no podemos esperar grandes prestaciones. El flash en sí mismo contribuye a que una imagen o parte de ella no aparezca movida o cuando menos que aparezca escasamente movida, si no disponemos de otras alternativas, si bien su uso no siempre resulta adecuado con respecto a los resultados estéticos que queremos conseguir. El carbono es una buena opción en estos casos, pero a cambio de una menor robustez y estabilidad frente al viento. Además tienen el inconveniente de atraer la electricidad, por lo que su uso es peligroso durante una tormenta con aparato eléctrico. El basalto es un material más inerte y recomendable, aunque la ligereza de estos materiales se paga en el precio. Conviene analizar bien los materiales: que no se desencajen, cojan presión o puedan oxidarse con facilidad. Las partes móviles deben estar muy bien construidas y permitir una fácil liberación, sin atascos ni durezas. Dado que su uso puede ser combinado con otros accesorios que proporcionen estabilidad y sujeción, tendremos que valorar su versatilidad y grado de complemento con ellos. Los trípodes con barras que unen las patas a la columna no permiten su uso con comodidad en hides ni bajar a ras de suelo el encuadre, su uso no es frecuente en la fotografía de naturaleza. Para el estudio hay que valorar disponer de un trípode con ruedas, que permita colocar en sus bandejas diversos accesorios y desplazarlo cómodamente. Para deportes, aves en vuelo o mamíferos a la carrera puede resultar útil un monópode, en caso de que la lente sea muy pesada para una razonable sustentación a mano y no dispongamos de una rótula de balancín. Es manejable para hacer barridos, es decir, el movimiento de seguimiento del animal, que hace que su centro de gravedad aparezca más nítido que sus patas o alas y que el fondo, incluso a velocidades de obturación bastante bajas. Con el uso de teleobjetivos para fotografiar la fauna desde un vehículo es posible utilizar medios tradicionales como las bolsas rellenas de arena, cereales o legumbres (llamadas beanbag), cojines o lo que consideremos necesario. En caso de que sea una práctica habitual lo más interesante es adquirir SESIÓN 07 | 5 una montura o soporte de ventanilla que nos permita acoplar una rótula adecuada para el uso del equipo necesario, pero sabiendo que cualquier movimiento que se produzca en el vehículo se transmitirá a todo el sistema. Muchas veces es preferible sacar el trípode y ajustar el equipo desde el coche, como puede suceder en un safari. Para tomas a ras de suelo podemos emplear mini-trípodes, trípodes con barra lateral que permiten ubicar la cámara a ras de suelo, aunque no siempre con firmeza o algún soporte que nos permita estabilizarnos. Una rótula de bola adaptada de forma casera a una tabla o pieza de metal nos facilitará bastante el trabajo de ubicar un equipo muy próximo al nivel del suelo, aunque hay varias marcas que comercializan soluciones como los denominados low pod u omnipod. Si se realizan este tipo de tomas con frecuencia (con macros o con angulares) mi recomendación es disponer de una segunda columna cortada para poder bajar el trípode al máximo o bien recurrir al uso de trípodes de altas prestaciones que no tienen columna central. Ésta suele ser una necesidad muy frecuente en fotografía de naturaleza que puede ser solventada a menudo con el uso del bean-bag o apoyos de fortuna. Con el fin de permitir una nivelación óptima para realizar panorámicas eventuales o bien seguimientos de sujetos en movimiento y trabajar de forma más cómoda, es importante valorar que el trípode tenga incluido un nivel de burbuja. De esta forma nivelaremos la base antes de la rótula para movernos en horizontal sin perder el nivel, una opción interesante si vamos a permanecer algún tiempo en espera de acontecimientos. Algunas de las ultimas dSLR ya vienen con un nivel virtual muy útil para ciertos casos pero resulta muy práctico poder nivelar el cabezal. Para realizar frecuentes tomas a ras de agua podemos adquirir de ocasión un trípode de acero que resulte muy robusto, como los que se utilizaban antiguamente para las videocámaras. En días de mar muy calmado y en lagos o ríos lo hundiremos hasta que el equipo quede un poco por encima del agua y lograr tomas muy a ras de agua, con efectos de movimiento o estáticos de gran fuerza visual y con gran sensación de lugar. El cabezal o rótula El trípode es sólo una base sobre la que debemos montar una rótula. Su elección es incluso más compleja que la del trípode. Depende mucho de nuestros gustos y preferencias, así como del tipo de fotografía que vamos a realizar y del peso del equipo que deben soportar. Es difícil llegar a conclusiones más detalladas por cuanto de personal tiene la elección de una rótula o cabezal.