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Terapia Psicológica

ISSN: 0716-6184
sochpscl@entelchile.net
Sociedad Chilena de Psicología Clínica
Chile

Pizarro, Claudio J.
¿Cuánto Compartir con un Paciente?: Las Intervenciones de Autorrevelación del Terapeuta
Terapia Psicológica, vol. 23, núm. 1, junio, 2005, pp. 5-13
Sociedad Chilena de Psicología Clínica
Santiago, Chile

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=78523101

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TERAPIA PSICOLÓGICA Copyright 2004 by Sociedad Chilena de Psicología Clínica
2005, Vol. 23, Nº 1, 5 - 13 ISSN 0716-6184

¿Cuánto Compartir con un Paciente?: Las Intervenciones de


Autorrevelación del Terapeuta

How Much Should we Share with a Client?: Therapist Self-disclosure Interventions

Claudio J. Pizarro*
Universidad de Santiago de Chile, USACH

rec: 15-mayo-2005 acep: 03-mayo-2005


Resumen

Las intervenciones de autorrevelación del terapeuta son un tema no muy ampliamente tratado en la literatura psicológica
y con, aún, muchas interrogantes. Las posturas teóricas son divergentes y la investigación no aborda las dudas teóricas
principales ni es concluyente en lo realizado. Se exponen argumentos a favor y en contra de la autorrevelación del
terapeuta y se concluye que no es una intervención recomendable sino en ocasiones muy particulares.
Palabras Clave: Autorrevelación, Terapeuta, posturas teóricas.
Abstract

Self-disclosure as interventions has not been a well developed topic in the psychological literature. Authors present
contradictory theoretical positions and research, in general, has not taken into account variables mentioned by authors as
relevant and, its results are far from being conclusive. Pros and cons of self-disclosure are presented and it is concluded
that this intervention is not recommendable but for very specific situations.
Key Words:Self-disclosure, therapest, Theorrtic postures.

¿Cuánto compartir con un paciente?: Las interven- vención de autorrevelación del terapeuta?, ¿cuáles serían
ciones de autorrevelación del terapeuta las justificaciones teóricas para una autorrevelación?, ¿qué
luz arrojan las investigaciones hechas al respecto? El pre-
Es claro que en psicoterapia un paciente tiene que reve- sente trabajo aborda estas preguntas analizando la
lar contenidos personales e íntimos al terapeuta. Lo que no autorrevelación tanto desde una perspectiva teórica como
es tan claro es cuánta autorrevelación debe exhibir el psi- desde los resultados de la investigación.
cólogo en una relación terapéutica. En general, la inten-
ción de un terapeuta que produce una autorrevelación es
mejorar el vínculo con el supuesto de que tal intervención
La autorrevelación desde una perspectiva teórica
aumentará la sensación de intimidad y entendimiento en la Diversos autores han manifestado sus puntos de vista
relación terapéutica. Puede existir, además, la intención de respecto a la autorrevelación del terapeuta dentro de una
ofrecerse como modelo conductual al estar transmitiendo sesión de terapia, hallándose en la literatura encontradas
el mensaje implícito de «yo tuve una experiencia similar a posturas, incluso dentro de una misma corriente teórica.
la tuya y la superé.» Sin embargo, los terapeutas reportan1 Hay autores que no sólo aceptan este tipo de intervención
diferentes grados de autorrevelación en sus estilos terapéu- sino que la consideran apropiada e incluso necesaria en
ticos; van desde aquellos que no comparten ningún aspec- ciertos tipos de situaciones. Por ejemplo, Davidove (1982),
to de sus vidas personales hasta aquellos que revelan as- manifiesta que la autorrevelación del terapeuta sería un tipo
pectos de su historia personal que pueden ser similares a la de intimidad que no está sujeta a ninguna moralidad
problemática del paciente (v. gr., experiencias con drogas). deontológica o principio inamovible sino que debería ser
De esta situación surgen una serie de preguntas, tales como: aceptada o rechazada de acuerdo a cada caso específico. El
¿está claro cuán efectiva (¿o dañina?) puede ser una inter- afamado psicoterapeuta Irvin D. Yalom (2000) nos revela
que él debería autorrevelarse más de lo que usualmente
* Ph.D. en Counseling Psychology, académico, Escuela de Psicología, hace, al menos en los procesos de terapia grupal, cuando
cjpizarro@usach.cl escribe en su libro Verdugo del Amor: Historias de Psico-
1
Esta afirmación no se basa solamente en la revisión de la literatura sino terapia:
también en la experiencia de este autor en diferentes equipos clínicos y “El tiempo es valioso en un grupo –ocho pacientes y
de supervisión estadounidenses que incluyó la observación de distin-
tos grados de autorrevelación en los terapeutas en diferentes momen- sólo noventa minutos- y no se utilizaría bien si los pacien-
tos y situaciones. tes escuchan los problemas del terapeuta. Los pacientes
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necesitan tener fe en que los terapeutas saben enfrentar y importancia de la comunicación [lograda] y que afirma la
resolver sus propios problemas. realidad del paciente» (p. 107). Estos tipos de
Son racionalizaciones, claro. La verdadera causa era autorrevelaciones, afirma el autor, ayudarían a crear una at-
falta de coraje. Consistentemente, he pecado por falta y no mósfera de mejor entendimiento y a construir un lazo más
por exceso de autorrevelación. Sin embargo, cada vez que cercano entre el paciente y el analista. Menaker, al igual que
he compartido mucha información sobre mí mismo, los otros autores, remarca que la autorrevelación debería estar
pacientes siempre han sacado provecho al saber que yo, sintonizada con las necesidades particulares del «self» en
como ellos, debo luchar con los problemas, de que soy hu- desarrollo del paciente para que tenga un efecto terapéutico.
mano” (p. 201). Basescu (1990) también liga la autorrevelación del
Más recientemente, y en esta misma línea de pensa- analista en la terapia al fenómeno de espontaneidad, lo que
miento, Tantillo (2004) indica que una autorrevelación del puede ser considerado como un elemento de autenticidad
terapeuta es una “respuesta relacional juiciosa e informa- en la terapia o, como Jourard (1971) lo ha llamado; trans-
da” (p. 68) que ayuda a empoderar al paciente y a trasladar parencia. Este autor diferencia autorrevelaciones
la relación hacia un vínculo de mutualidad. Ella recalca, en inapropiadas impulsivas, que responden a la
todo caso, que una autorrevelación se debe hacer conside- contratransferencia del terapeuta (por ejemplo, necesidad
rando cuidadosamente una variedad de factores del paciente de impresionar al paciente, necesidad de estar en control,
tales como la historia vincular, nivel de funcionamiento, etc.) de autorevelaciones que responden a espontaneidad,
grado de preparación para el cambio, entre otros. las cuales serían producto del «estar completamente pre-
Una posición completamente diferente es tomada por sente, disponible, y libremente responsivo al flujo de
algunos psicoanalistas quienes, comenzando con Freud, interacciones personales» (p. 57).
abogan por una posición neutral del analista con el fin de Siguiendo esta diferenciación, Basescu (1990) indica
evitar contaminaciones de los contenidos de transferencia. que la autorrevelación más importante del analista (en tér-
Esta posición neutral incluiría, además, la evitación de con- minos de relevancia terapéutica y frecuencia) es aquella en
tactos físicos y sociales. Tal punto de vista promueve el la que «el analista hace comentarios sobre sus propias re-
anonimato del analista y lo que se ha llamado la postura de acciones y acerca de lo que se transparenta en la relación
telón blanco. Recientemente, esto ha sido directamente entre las dos personas» (p. 55). Aquí el autor hace una im-
expresado por Lane y Hull (1990), quienes afirman que portante distinción y que, por aún llamarla autorrevelación,
cualquier revelación personal de parte del terapeuta no es lo suficientemente clarificadora ya que
distorsionaría el proceso terapéutico. autorrevelaciones del pasado personal del terapeuta son
Hoy en día, sin embargo, en el ámbito psicodinámico diferentes a comentarios de las propias reacciones del aquí
se reconoce que el analista inevitablemente muestra aspec- y ahora que se viven con el paciente. Esta última interven-
tos de sí mismo a través de una variedad de situaciones ción es más bien equivalente al concepto de
contextuales y del proceso terapéutico. Por ejemplo, su autoinvolucramiento de McCarthy y Betz (1978), donde
apreciación del arte a través de la decoración de su oficina, los contenidos de la autorrevelación no son sobre la expe-
su ropaje, su escala de honorarios, el momento que elige riencia pasada del terapeuta sino sobre su experiencia ac-
para tomar vacaciones, etc. Pero ampliando aún más estos tual con la relación terapéutica. Egan (1975), en su ya clá-
conceptos, hay terapeutas psicoanalíticos que apoyan la sico libro The Skilled Helper, ya hablaba de este tipo de
evolución del concepto «relación terapéutica» y que se han intervención llamándola inmediatez y la define como refe-
alejado de la postura de telón blanco (o de observador ob- rencias a los propios procesos del terapeuta respecto a tran-
jetivo) para adoptar la de “observador participante” con sacciones del aquí y ahora con el paciente o referencias a
diferentes grados de autorrevelación basadas en las dife- patrones de la relación o a la forma en que se ha desarrolla-
rencias individuales de los clientes. Basescu (1990) afir- do el vínculo terapéutico. Más recientemente, Cormier y
ma, por ejemplo, que «la mutualidad de autorrevelaciones Cormier (1991) la han considerado una de las habilidades
relevantes trabaja en contra de la mistificación de la expe- fundamentales del diálogo terapéutico, las que son presen-
riencia en la relación y permite el desarrollo de intimidad y tadas junto a intervenciones cognitivo-conductuales para
confianza» (p. 55). Desde esta perspectiva, la postura de el entrenamiento de terapeutas. Esta distinción conceptual
telón blanco la considera como una posición irrealista del debe ser mantenida en los análisis teóricos y empíricos del
psicoanálisis teórico clásico. tema ya que una intervención de autoinvolucramiento o
Del mismo modo, Menaker (1990) acepta la inmediatez es, en realidad, un tipo de intervención muy
autorrevelación del analista como «...una respuesta espontá- diferente a la autorrevelación de experiencias personales
nea y empática a lo comunicado por el paciente por medio del pasado.
del compartimiento de sentimientos o experiencias análo- Así como los autores de orientación analítica se mue-
gas propias. El propósito de la autorrevelación es destacar ven en un amplio espectro frente a la autorrevelación, los
para el paciente el hecho de que el analista ha entendido la autores que se encuadran en orientaciones humanistas o

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LAS INTERVENCIONES DE AUTORREVELACIÓN DEL TERAPEUTA

existencialistas también presentan diferencias. Por un lado, comentar los contenidos surgidos en la sesión a quien esti-
Simon (1988) se ha manifestado a favor de la me conveniente, especialmente lo expresado por su tera-
autorrevelación si ésta es genuina, abierta y permite la peuta. Imagínese esta situación si el lugar de práctica del
desmitificación de la psicoterapia. En general, se propone terapeuta es un pueblo pequeño; el potencial de perjuicio
que la autorrevelación sería complementaria a la respuesta para el terapeuta podría ser no menor. También hay que
empática que ayudaría a construir un vínculo más cercano tomar en cuenta que ciertos contenidos tienen mayor pro-
con el paciente y lo estimularía a elicitar mayores revela- babilidad de elicitar prejuicio o dudas lógicas respecto al
ciones (Jourard, 1964, 1971; Garfield, 1987). Por otro lado, terapeuta. Por ejemplo, las autorrevelaciones que implican
Josephs (1990) no ve el valor de la autorrevelación del te- algún estado patológico del pasado (yo era un Don Juan,
rapeuta ya que, en primer lugar, la autenticidad de lo ex- yo sufrí de depresión, etc.) y que en la actualidad se consi-
puesto no puede ser cuestionada ni analizada por el pa- dera como superado, no implica que este estado o reperto-
ciente y, en segundo lugar, a pesar de la sinceridad, este rio conductual no vuelva a surgir o se recurra a él eventual-
tipo de empatía (“te entiendo porque he vivido una situa- mente. Esto podría traer dudas en el paciente acerca de la
ción similar a la tuya”) sería imperfecta dado el hecho que idoneidad del terapeuta.
paciente y terapeuta son dos personas separadas Argumentos teóricos a favor:
existencialmente. Afirma que su única utilidad se encon-
traría cuando la autorrevelación tuviere la función de acla- 1) La autorrevelación proveería un ambiente de intimidad
rar alguna mala interpretación y permitiera al paciente en- que favorecería el vínculo o alianza terapéutica.
tender mejor la perspectiva del terapeuta. Aún así, el peli- 2) Una autorrevelación ayuda a construir un lazo más cer-
gro residiría en el hecho que el paciente puede ir más allá cano entre el paciente y el terapeuta creando una at-
del significado literal de la autorrevelación y agregar otras mósfera de mayor comprensión.
interpretaciones que sobrepasen las intenciones del tera- 3) La autorrevelación ayuda a desmitificar la relación te-
peuta y sin tener posibilidades mayores de solicitar aclara- rapeuta-paciente, empoderando al paciente y haciendo
ción de estas interpretaciones ya que el control del proceso avanzar la relación hacia una mayor mutualidad.
terapéutico lo tiene el terapeuta.
Así, hasta este punto y considerando que las interven- Ciertamente, hoy en día, el vínculo terapéutico se consi-
ciones de autorrevelaciones deben ser consideradas como dera fundamental para promover el cambio terapéutico y
intervenciones diferentes a las de autoinvolucramiento o pareciera que determinadas autorrevelaciones hechas en
de inmediatez, incluyendo pros y contras, las proposicio- momentos específicos contribuyen a este proceso. Por ejem-
nes teóricas se podrían resumir como sigue: plo, es frecuente que los adolescentes soliciten
Observaciones de oposición a la autorrevelación del autorrevelaciones del terapeuta y que estas intervenciones
terapeuta: sean hitos en el desarrollo de la terapia. Más aún, en deter-
minadas situaciones no sólo sería conveniente sino también
1) Las autorrevelaciones interferirían con el análisis de la necesario; por ejemplo, es razonable pensar que un paciente
transferencia y con el proceso terapéutico. gay tenga derecho a saber la orientación sexual de su poten-
2) Autorrevelaciones de experiencias pasadas tendrían una cial terapeuta (Hanson, 2003), o que un paciente altamente
credibilidad limitada al no ser explorables y no necesa- religioso pregunte por la posición religiosa de su potencial
riamente harían más humano al terapeuta. terapeuta. Es decir, el paciente tiene derecho a saber algunas
3) Existirían autorrevelaciones inapropiadas y serían aque- características de aquella persona de quien se va a dejar in-
llas que son producto del impulso y de necesidades del fluenciar. Por lo tanto, este tipo de autorrevelación de carac-
terapeuta. terísticas personales del terapeuta no sería sólo un tema de
4) El terapeuta no tendría control sobre la extensión de la utilidad clínica sino también un tema ético.
interpretación que haría el paciente de su Desgraciadamente, todas estas proposiciones, tanto a
autorrevelación. favor como en contra, son consideraciones que no han sido
sometidas directamente a experimentación; por lo tanto,
Autorrevelaciones de experiencias sobre el pasado per- son afirmaciones que no tienen respaldo empírico sino más
sonal podrían tener interpretaciones no esperadas por bien lógico, teórico y de raciocinio o de buen criterio. Los
el terapeuta. investigadores han abordado este tema con otros
Además, habría que considerar una potencial exposi- parámetros.
ción no deseada del terapeuta (por ejemplo, si se autorrevela
como “gay” ante un paciente “gay” o autorrevela un abor-
La autorrevelación en la investigación
to) dado que los pacientes no están obligados a la
confidencialidad; si bien el terapeuta no debe exponer los En 1984, Berg-Cross reportó que la autorrevelación
contenidos expresados por el paciente, éste es libre para ocurría en diferentes grados y contenidos en 63 diplomados

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de la American Board of Professional Psychology (este Boroto (1982) encontraron que la percepción de experticia
diploma es una certificación muy prestigiosa y selectiva no difería entre terapeutas que usaban ya sea autorrevelación
para los psicólogos norteamericanos). Ella encontró que o autoinvolucramiento y terapeutas que en su lugar usaban
los contenidos más revelados incluían la formación profe- interpretación o resumen como modalidad de intervención.
sional, creencias sobre la disciplina de los hijos, creencias Lundeen y Schuldt (1989), en un estudio análogo utilizando
sobre el divorcio, experiencias del terapeuta con su propia un video de 10 minutos conteniendo una interacción tera-
familia, experiencias con amigos o pares, y creencias simi- péutica simulada y utilizando estudiantes universitarios como
lares a las del paciente. Todos estos ítemes registraron pro- evaluadores, también encontraron que la experticia no fue
medios conceptuales de frecuencia entre 2,98 y 2,28 en evaluada en forma diferente entre terapeutas que muestran y
una escala Likert de cinco puntos. Ítemes con los prome- no muestran autorrevelación. Así también, Peca-Baker y
dios más bajos de autorrevelación incluían fantasías perso- Friedlander (1989), usando un experimento bien diseñado,
nales, metas personales, experiencias en el uso de drogas o una entrevista en vivo análoga con estudiantes universita-
alcohol, situaciones financieras, afiliaciones políticas, y rios asignados por azar a tres grupos experimentales y un
experiencia sexual con promedios entre 1,98 y 1,49, res- grupo control, no encontraron diferencias en la evaluación
pectivamente. Es notable observar que todos los ítemes de experticia entre las cuatro condiciones del experimento.
mostraban algún grado de autorrevelación sin importar la Sin embargo, Carter y Motta (1988), en un estudio aná-
orientación teórica del terapeuta. No hay duda que los tera- logo usando un video de cinco minutos de una sesión tera-
peutas buscan un efecto en sus pacientes con sus péutica simulada, encontraron que la experticia, esta vez
autorrevelaciones. Precisamente, varios investigadores han medida a través del Sorenson Relationship Questionnaire,
investigado efectos de la autorrevelación del terapeuta en era significativamente más favorable en la condición no-
el paciente. revelación que en la condición de alta autorrevelación. En
La mayoría de las investigaciones sobre autorrevelación este mismo estudio, ellos también midieron experticia a
del terapeuta se han realizado dentro de los parámetros del través del CRF, encontrando que era más favorable con
modelo de Strong de Influencia Social (Perrin y Dowd, terapeutas formales (en el uso del lenguaje, vestimenta, etc.)
1986; Dowd y Boroto, 1982; Remer, Roffey, y Buckholtz, de baja autorrevelación que terapeutas informales de baja
1982; Carter y Motta, 1988) y utilizando el Counselor autorrevelación.
Rating Form (CRF). Este modelo postula que, en una pri- En resumen, la investigación sugiere, al menos, que la
mera etapa, el grado de influencia del terapeuta sobre el autorrevelación del terapeuta no aumenta la experticia
paciente está determinado por tres elementos: atracción, percibida en relación a la no-revelación.
confiabilidad, y experticia (attractiveness, trustworthiness, Grados de autorrevelación. Evaluaciones de experticia
expertness), los cuales influenciarían en el grado de com- han sido también comparadas a lo largo de diferentes gra-
promiso del cliente con la terapia (Strong y Claiborn, 1985). dos de autorrevelación, obteniéndose resultados contradic-
Así, estas investigaciones han tratado de medir el efecto torios. Por ejemplo, la experticia ha sido encontrada
que una autorrevelación tiene tanto en la percepción de significativamente más alta en terapeutas con alta
experticia como en la confiabilidad y el grado de atracción autorrevelación y alto autoinvolucramiento que en terapeu-
que el paciente tiene de este terapeuta. Dado que la mayo- tas bajos en estos dos aspectos (Mc Carthy, 1982). Por el
ría de los estudios reportan los efectos por separado en es- contrario, Carter y Motta (1988) encontraron que la
tas tres variables, se presentarán a continuación de esta for- experticia era más favorable en la condición de baja
ma y también de acuerdo a la dimensión revelación y no autorrevelación asociada con terapeutas formales que con
revelación, diferentes grados de revelación, y aserciones terapeutas informales.
de autorrevelación o autoinvolucramiento negativo y posi- Autorrevelación positiva versus autorrevelación ne-
tivo (de acuerdo a si el contenido de la revelación repre- gativa. La experticia ha sido más favorable en condiciones
senta una debilidad o experiencia negativa del terapeuta o de autoinvolucramiento positivo que en condiciones de
un logro o experiencia positiva). autoinvolucramiento negativo (Andersen y Anderson,
1985). Sin embargo, la experticia ha sido también infor-
mada como no teniendo efecto en estas dimensiones
Experticia (expertness)
(Remer, Roffey y Buckholtz, 1982).
Revelación versus no-revelación. En un estudio de di- En resumen, las comparaciones entre los efectos
seño análogo2 sin designación por azar donde estudiantes diferenciales del grado de autorrevelación en la percepción
universitarios evaluaban un video de 20 minutos, Dowd y de experticia arrojan resultados contradictorios. La varia-
ble experticia no parece incrementarse debido a interven-
ciones de autorrevelación tal como ha sido observado en
2
Estudios análogos de psicoterapia son aquellos que imitan las condi- los estudios que comparan condiciones de revelación ver-
ciones de una sesión real de terapia pero, por ejemplo, los participantes sus no revelación.
no son pacientes o no están en vínculo terapéutico, etc.

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LAS INTERVENCIONES DE AUTORREVELACIÓN DEL TERAPEUTA

Confiabilidad (trustworthiness) por una cantidad desconocida dea utorrevelación. Este efec-
to podría ir en cualquier dirección de acuerdo al contenido
Autorrevelación versus no-revelación. El efecto de y grado de autorrevelación, con la excepción de la percep-
la autorrevelación en la percepción de confiabilidad del ción de experticia.
terapeuta es menos claro que en el caso de la experticia. En Finalmente, es interesante notar que los diseños análo-
algunos estudios, la confiabilidad ha recibido evaluacio- gos en vivo y que han utilizado procedimientos de azar
nes mayores en autorrevelaciones que en no-revelaciones tienden a reportar la significación de las diferencias entre
(Dowd y Boroto, 1982; Lundeen y Schuldt, 1989). Sin terapeutas que revelan y que no revelan (Perrin y
embargo, en otros estudios, los niveles de confiabilidad no Dowd,1986; Peca-Baker y Friedlander, 1987, 1989;
han sido afectados por la autorrevelación (Peca-Baker y Lundeen y Schult, 1989).
Friedlander, 1989; Carter y Motta, 1988).
Grados de autorrevelación. Mc Carthy (1982) encon-
tró que terapeutas que eran altos en autorrevelación y altos Otras variables dependientes
en autoinvolucramiento era evaluados altos en confiabilidad Variables tales como deseo de consultar al terapeuta,
también. Además, estas diferencias eran aún mayores cuan- empatía, clima terapéutico, autoexploración, y respuestas
do eran hechas por terapeutas paraprofesionales que por afectivas han sido estudiadas específicamente o como par-
terapeutas profesionales. te de un conjunto mayor de variables.
Otros estudios no han logrado encontrar efectos dife-
renciales para diferentes grados de autorrevelación (Dowd
y Boroto, 1982; Carter y Motta, 1988). Percepciones del paciente sobre el terapeuta
Autorrevelación positiva versus autorrevelación ne-
gativa. En algunos estudios, autoinvolucramiento positivo Habilidades profesionales y personales. Terapeutas
aumenta la confiabilidad (Andersen y Anderson, 1985) que se autorrevelan han sido evaluados significativamente
mientras que en otros no se han encontrado diferencias sig- más favorablemente que terapeutas que no autorrevelan en
nificativas (Remer y colab., 1982). estudios análogos (Nilsson, Strassberg, y Bannon, 1979;
En resumen, no se puede delinear conclusiones definiti- Fox, Strum, y Walters, 1984). Se ha hipotetizado que reve-
vas con los resultados sobre los efectos de la autorrevelación laciones con contenidos específicos podrían tener efectos
en la percepción de confiabilidad del terapeuta. diferenciados (por ejemplo, entre haber sido paciente y
haber sido mal alumno) a la vista del paciente. Sin embar-
go, Fox y colaboradores (1984) sugieren que los sujetos
Atracción (attractiveness) avalúan al terapeuta sobre la base de sus interacciones con
el paciente en vez del contenido de una única intervención
Revelación versus no-revelación. La autorrevelación
de revelación. Por lo tanto, es posible que las diferentes
ha producido más atractivo que la no-revelación (Carter y
duraciones de los videos, textos o sesiones usadas como
Motta 1988; Lundeen y Schult, 1989) o que las interpreta-
variables independientes podrían estar afectando la eva-
ciones o resúmenes (Dowd y Boroto, 1982). Peca-Baker y
luación de los sujetos jueces.
Friedlander (1987) primeramente encontraron diferencias
Finalmente, no se han encontrado diferentes evaluacio-
usando un diseño análogo pero, posteriormente, en 1989,
nes para las habilidades profesionales y personales entre
no pudieron dar apoyo a su hallazgo original usando un
terapeutas que presentan autorrevelaciones y terapeutas que
diseño análogo “en vivo”.
presentan autoinvolucramientos (Nilsson y col., 1979).
Grados de autorrevelación. La atracción parece no
Calidez y empatía. Hoffman-Graff (1977) usaron en-
variar con diferentes grados de autorrevelación (McCarthy,
trevistas reales (aunque fue un diseño sin grupo control)
1982; Dowd y Boroto, 1982; Carter y Motta, 1988).
para determinar los efectos de las autorrevelaciones positi-
Autorrevelación positiva versus autorrevelación ne-
vas y negativas. Ella encontró que la autorrevelación nega-
gativa. Terapeutas que expresan autoinvolucramiento po-
tiva tenía un efecto más positivo que la autorrevelación
sitivo han sido considerados más atractivos que terapeutas
positiva en la calidez y empatía percibida del terapeuta.
que usan expresiones de autoinvolucramiento negativo
Sin embargo, no hubo diferencias entre estos dos tipos de
(Watkins and Schneider,1989).
autorrevelación para autenticidad y consideración positiva
En resumen, pareciera que el autoinvolucramiento po-
incondicional. Como se ha mencionado anteriormente, se
sitivo (y no la autorrevelación), afecta positivamente la
hipotetiza que la autorrevelación negativa demostraría si-
percepción del paciente de la atracción del terapeuta. Esta
militud entre terapeuta y paciente, lo que influiría una per-
no es una afirmación concluyente, pero es un reflejo de
cepción más favorable.
una tendencia observada en los datos.
Por el contrario, Carter y Motta (1988), aunque en un
A modo de conclusión general, sólo es posible decir
estudio análogo, reportaron que terapeutas con alta
que la influencia social del terapeuta podría ser afectada

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autorrevelación negativa eran percibidos como menos Autorrevelaciones negativas del terapeuta han bajado las
empáticos que terapeutas control que no autorrevelaban. expectativas de los pacientes sobre sus propios rendimien-
Estos resultados aún no permiten conclusiones que apo- tos y las autorrevelaciones positivas han elevado sus ren-
yen o rechacen los puntos de vista teóricos que abogan que dimientos reales (Hoffman y Spencer, 1977). A pesar del
las autorrevelaciones del terapeuta puedan mejorar la per- hecho que el diseño de este estudio utilizó una entrevista
cepción de pacientes en empatía, calidez, consideración en vivo y asignaciones por azar, la falta de grupo control
positiva incondicional, autenticidad, habilidades terapéu- debilita cualquier afirmación concluyente.
ticas y personales del terapeuta que se autorrevela. Autorrevelación del paciente, respuestas afectivas,
y autoexploración. El grado de revelación del paciente ha
sido percibido como una función de la autorrevelación del
Utilidad percibida
terapeuta, la historia de revelaciones del paciente, y de las
Hill, Mahalik y Thompson (1989) hicieron que ambos, respuestas empáticas y de calidez del terapeuta (Halpern,
terapeutas y pacientes, revisaran sus propios videos y reac- 1977). Del mismo modo, más autoexploración y respues-
cionaran a diferentes intervenciones de autorrevelación del tas afectivas del paciente han sido facilitadas por terapeu-
terapeuta. Encontraron que tanto terapeutas como pacien- tas con alta autorrevelación y autoinvolucramiento que por
tes evaluaron autoinvolucramiento positivo como más terapeutas con baja autorrevelación (McCarthy, 1982). Es-
ayudador que autoinvolucramientos negativos. Además, no tos resultados apoyan los postulados de teóricos como
se encontró diferencias entre autorrevelaciones y Jourard (1964, 1971) y Garfield (1987) quienes conside-
autoinvolucramientos. La validez externa de este estudio ran la autorrevelación como una poderosa herramienta para
es única porque participaron pacientes y terapeutas reales facilitar el compartir del paciente.
en vez de estudiantes universitarios como en la mayoría de
los otros estudios. Variables intervinientes
Estudios de variables relacionadas, tales como satisfac-
ción y clima terapéutico, corroboran este resultado. Los Sexo. Consistentemente, ni el sexo del paciente ni el
sujetos han manifestado mayor satisfacción y han evalua- del terapeuta han actuado como una variable interviniente
do más favorablemente el clima terapéutico cuando el te- en los estudios de autorrevelación del terapeuta (Watkins y
rapeuta ha utilizado expresiones de autoinvolucramiento Schneider, 1989; Hoffman y Spencer, 1977; Halpern, 1977;
positivo que cuando el terapeuta ha utilizado expresiones Hoffman-Graff, 1977; Nilsson y col., 1979).
de autoinvolucramiento negativo (Watkins y Schneider, Objetos físicos. Lundeen y Schuldt (1989) encontra-
1989). ron que la presencia de un escritorio aumentaba la diferen-
cia de confiabilidad entre las condiciones de revelación y
de no-revelación. Los investigadores no interpretaron la
Cambios en la conducta o actitud del paciente
influencia del escritorio en la evaluación de la
Deseos de entrevistarse con el terapeuta. Expresio- autorrevelación y sólo sugirieron realizar más estudios al
nes de autoinvolucramiento positivo han tenido un impac- respecto. Sin embargo, este hallazgo empírico puede ser
to mayor que expresiones de autoinvolucramiento negati- considerado como un índice de que la influencia social está
vo (Andersen y Anderson, 1985) u otro tipo de interven- también determinada por señas ambientales relacionadas
ciones (Watkins y Schneider, 1989) en (a) el juicio del pa- al estatus (como el uso de un escritorio) y por percepciones
ciente sobre cuán apropiado es el terapeuta y (b) el deseo de disimilitud entre paciente y terapeuta.
de tener terapia con este terapeuta. Varias investigaciones distinguieron entre
En oposición, Dowd y Boroto (1982) encontraron que autorrevelaciones del pasado personal y afirmaciones de
el deseo de ver al terapeuta no presentó diferencias a lo autoinvolucramiento (Hill, Mahalik, y Thompson, 1989;
largo de modalidades de autorrevelación; aunque este de- Andersen y Anderson, 1985; Mc Carthy y Betz, 1978;
seo fue menor cuando el terapeuta usó resúmenes a cuando Watkins y Schneider, 1989; McCarthy, 1982). Como se ha
el terapeuta usó interpretaciones dinámicas. Los investiga- indicado anteriormente, sólo las autorrevelaciones del pa-
dores sugieren que los pacientes podrían preferir un tera- sado personal o características de personalidad deberían
peuta que provea de explicaciones para sus problemas en ser consideradas como verdaderas autorrevelaciones. Las
vez de un terapeuta que presenta resúmenes o afirmaciones de autoinvolucramiento deberían ser consi-
autorrevelaciones en la relación. deradas, por lo tanto, un tipo de intervención diferente. La
Cambio de comportamiento. La autorrevelación po- revisión de Watkins (1990) al respecto concluye que: (a)
dría afectar no sólo la percepción del paciente sobre el te- las intervenciones de autoinvolucramiento positivo pare-
rapeuta sino también tanto la conducta del paciente como cen ser vistas más favorablemente por los jueces en dife-
sus expectativas de su propio rendimiento (performance). rentes investigaciones que intervenciones tanto de

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¿CUÁNTO COMPARTIR CON UN PACIENTE?: 11
LAS INTERVENCIONES DE AUTORREVELACIÓN DEL TERAPEUTA

autoinvolucramiento negativo como autorreveladoras, (b) Conclusión


los efectos de la autorrevelación no son aún claros, y (c) el
sexo del terapeuta no sería una variable que interfiriera en Es importante recordar la distinción entre una interven-
los resultados. ción de autoinvolucramiento (o inmediatez) a una de
Se observa, entonces, que la mayor parte de los estu- autorrevelación. El autoinvolucramiento puede ser una in-
dios en esta área no ayudan a verificar en forma directa tervención terapéutica muy efectiva. Desgraciadamente, los
ninguno de los argumentos a favor y en contra de los teóri- autores y los investigadores no siempre han hecho esta dis-
cos considerados en la sección anterior. Además, un análi- tinción, lo que ha dificultado la discusión.
sis detallado de la investigación publicada deja en claro A pesar de que no se puede concluir taxativamente a favor
que la contribución que se hace a la interrogante que moti- ni en contra de la autorrevelación del terapeuta, hay líneas de
va este artículo no es aún concluyente debido a que (1) los pensamiento bien definidas que no apoyan el hecho de que el
estudios han usado diseños analógicos; es decir, han utili- terapeuta comparta contenidos emocionales significativos de
zado interacciones terapéuticas simuladas, (2) el contexto su pasado. En esta revisión se observó que los autores que
ha sido de una sola sesión y (3) se han utilizado jueces que favorecen la autorrevelación del terapeuta la han clasificado
no son pacientes como evaluadores de estas situaciones. dentro de un tipo de flujo de interacciones personales que ten-
Por ejemplo, se observa que la revisión de Watkins (1990) dría elementos propios de las relaciones de intimidad psicoló-
encontró sólo una investigación de 35 que estaba hecha gica y han argumentado que, por lo tanto, ayudarían al víncu-
con pacientes reales, aunque también correspondía a un lo terapéutico. Incluso, al parecer, terapeutas con experiencia
diseño analógico. ofrecen autorrevelaciones de vez en cuando aunque en situa-
El uso de diseños analógicos y con participantes que no ciones específicas. Sin embargo, el argumentar que el vínculo
son pacientes reales en prácticamente todos los estudios terapéutico se puede fortalecer por un intercambio que se le
hace que la generalización a la relación terapéutica haya denomine «intimidad» no es clarificador y puede llevar a con-
que considerarla con cautela por varias razones. fusiones conceptuales en la comprensión del vínculo terapéu-
Primero, la evaluación de la relación y de la tico, ya que es dudoso que las autorrevelaciones representen
autorrevelación se ha dado fuera de un contexto histórico una verdadera relación de intimidad debido a que las relacio-
del proceso mismo ya que, teóricamente, una nes terapéuticas no poseen varias de las características con las
autorrevelación sería percibida de distinta forma de acuer- que se ha definido intimidad como, por ejemplo, la reciproci-
do al grado de intimidad o confianza previamente estable- dad (Weiss y Lowenthal, 1975), que es, por definición, des-
cido. igual en la relación terapéutica. Es claro que el contenido de
Segundo, los «pacientes-jueces» que han evaluado los las autorrevelaciones de terapeuta y paciente poseen valencias
efectos de la autorrevelación tienen una situación existencial desiguales en sustancia y sentimientos. El terapeuta no está en
muy distinta y fundamentalmente sin las características posición igualitaria con el paciente (necesaria para una verda-
salientes de un paciente real tal como la condición de des- dera relación de intimidad psicológica) pues ambos partici-
moralización propuesta por Frank (1981), lo que puede pan en forma diferente en la relación; el terapeuta usualmente
producir diferencias en las interpretaciones de la regula o controla el tema, duración de la interacción, contacto
autorrevelación del terapeuta. físico, contacto de mirada, emocionalidad, tono de voz, etc. y,
En tercer lugar, las mediciones y metodologías usadas en general, los riesgos y las satisfacciones de este intercambio
no son siempre satisfactorias como para medir el fenóme- difieren. Además, el hecho de producir una autorrevelación
no de intimidad y autorrevelación. Por ejemplo, en una no hace a un terapeuta ni más genuino ni más humano que
trascripción de simulaciones de terapia no se transmiten otro que no lo hace. En este sentido, la ausencia de interven-
los factores no-verbales, los cuales son considerados de gran ciones de autorrevelación parece no afectar el vínculo tera-
importancia en la comunicación. péutico y parece difícil determinar un posible valor agregado
En cuarto lugar, la percepción del paciente de la al vínculo terapéutico con su presencia en un proceso terapéu-
autorrevelación del terapeuta puede variar de acuerdo a la tico regular.
calidad de los lazos establecidos en la terapia o calidad de Quizás, lo importante es, y como lo afirma Tantillo
la alianza terapéutica. Por esta razón, una autorrevelación (2004), no tanto el ofrecer o no un contenido íntimo por
en la primera sesión será interpretada en forma diferente a parte del terapeuta sino el significado de abrirse a una co-
aquella expresada en una octava sesión. La primera situa- municación más auténtica, en este encuentro de dos perso-
ción podría erosionar la sensación de confianza y de pro- nas, que podría acompañar a una autorrevelación. Claro
tección. está que la autorrevelación no es la única forma ni la más
efectiva de lograr esto en psicoterapia.
Desde el punto de vista de la investigación, los efectos
de la autorrevelación del terapeuta no están aún bien esta-
blecidos. Como Watkins (1990) lo indicara: «basándose en

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12 PIZARRO

los estudios revisados, cualquier conclusión sobre el uso Referencias


moderado (o inmoderado) y del nivel de intimidad desea-
do de las autorevelaciones del terapeuta no pueden ser con- Anderson, B., & Anderson, W. (1985). Client Perceptions of Counselors:
Using Positive and Negative Self-Involving Statements. Journal of
figuradas por ahora» (p. 490). Counseling Psychology, 32 (3), 462-465.
En este tema, que es tan propio de una sesión de psico- Basescu, S. (1990). Show and Tell: Reflections on the Analyst’s Self-
terapia, se observa una vez más la separación entre la teo- Disclosure. In G. Stricker & M. Fisher (Eds.), Self-Disclosure in the
ría y la acciones investigativas de los académicos. Los in- Therapeutic Relationship (pp. 47-59). New York: Plenum Press.
Berg-Cross, L. (1984). Therapist Self-Disclosure to Clients in
vestigadores tienden a desarrollar líneas de investigación Psychotherapy. Psychotherapy in Private Practice, 2 (4), 57-64.
utilizando modelos teóricos más reducidos, acotados o más Carter, R. L., & Motta, R. W. (1988). Effects of Intimacy of Therapist’s
fáciles de operacionalizar y no necesariamente investigan Self-Disclosure and Formality on Perceptions of Credibility in an Initial
las propuestas de los terapeutas o de las corrientes teóricas Interview. Perceptual and Motor Skills, 66, 167-173.
Cormier W. & Cormier, L. (1991. 2da ed.). Estrategias de entrevista para
más complejas, que son más difíciles de operacionalizar. terapeutas. Habilidades básicas e intervenciones cognitivo-
Se constata, además, que quedan muchas preguntas sin conductuales. Bilbao: Descleé de Brouwer.
respuesta clara tanto por parte de la investigación como Davidove, D.M. (1982). Intimacy in Gestalt therapy. En Fisher, M. &
por parte de la teoría. Por ejemplo, ¿tiene efectos diferen- Stricker, G. (Eds.) Intimacy. New York: Plenum (159-173).
Dowd, E. T., & Boroto, D. R. (1982). Differential Effects of Counselor
tes una autorrevelación realizada en los comienzos de una Self-Disclosure, Self-Involving Statements, and Interpretation. Journal
terapia a una autorrevelación realizada cuando el vínculo of Counseling Psychology, 29 (1), 8-13.
está firmemente establecido?, ¿cómo interviene el factor Egan, G. (1975). The Skilled Helper: A Model forSystematic Helping and
edad del terapeuta en este tipo de intervención?; un tera- Interpersonal Relating. California: Brooks/Cole.
Fox, S. G., Strum, C. A., & Walters, H. A. (1984). Perceptions of Therapist
peuta de 60 años que hace una autorrevelación puede tener Disclosure of Previous Experience as a Client. Journal of Clinical
un efecto diferente a una autorrevelación de un terapeuta Psycholgoy, 40 (2), 496-498.
de 30 años debido al factor experiencia y sabiduría psico- Frank, J. D. (1981). Therapeutic components shared by all psychotherapies.
lógica que se podría asociar a la edad. Además, las In J. H. Harvey & M. M. Parks (Eds.), Psychotherapy research and
behavior change (pp. 9-37). Washington, DC: American Psychological
autorrevelaciones no tienen el mismo calibre y, se puede Association.
deducir, por lo tanto, podrían tener un efecto diferencial; Garfield, R. (1987). On Self-Disclosure: The Vulnerable Therapist.
así, no es lo mismo revelar que algún pariente murió de Contemporary Family Therapy, 9 (1-2), 58-78.
Sida a revelar que uno ha sido drogadicto. Otro aspecto a Halpern, T. P. (1977). Degree of Client Disclosure as a Function of Past
Disclosure, Counselor Disclosure, and Counselor Facilitativeness.
considerar son las reacciones de los pacientes ante una Journal of Counseling Psychology, 24 (1), 41-47.
autorrevelación del terapeuta y que una interacción así no Hanson, J. (2003). Coming Out: Therapist Self-disclosure as a Therapeutic
se encuentra pautada. Por ejemplo, ¿se le permite al pa- Technique, with Specific Application to Sexual Minority Populations.
ciente solicitar aclaraciones o hacer preguntas respecto a la Disponible en internet http://www.oise.utoronto.ca/depts/aecdcp/
CMPConf/papers/Hanson.html. Bajado el 20 de enero del 2005.
autorrevelación hecha? o ¿cuál es la forma de reparar si la Hill, C. E., Mahalik, J. R., & Thompson, B. J. (1989). Therapist Self-
autorrevelación ha provocado dudas o desconfianza en el Disclosure. Psychotherapy, 26 (3), 290-295.
paciente? Es fácil apreciar, entonces, que desde el punto de Hoffman-Graff, M. A. (1977). Interviewer Use of Positive and Negative
vista metodológico es muy difícil determinar en qué cir- Self-Disclosure and Interviewer-Subect Sex Pairing. Journal of
Counseling Psychology, 24 (3), 184-190.
cunstancia y ante qué tipo de pacientes una autorrevelación Hoffman, M. A. & Spencer, G. P. (1977). Effect of Interviewer Self-
podría ser más apropiada que otra. Esto dificultaría el eva- Disclosure and Interviewer-Subect Sex Pairing on Perceived and Ac-
luar y, por lo tanto, perfeccionar esta intervención si se de- tual Subject Behavior. Journal of Counseling Psychology, 24 (5), 583-
mostrara efectiva. 390.
Josephs, L. (1990). Self-Disclosure in Psychotherapy and the Psychology
Finalmente, si, por ahora, los terapeutas deben atenerse of the Self. In G. Stricker & M. Fisher (Eds.), Self-Disclosure in the
al juicio teórico, parece prudente concluir que el uso de la Therapeutic Relationship (pp. 17-27). New York: Plenum Press.
autorrevelación por parte del terapeuta, es decir relatos so- Jourard, S. M. (1964). The Transparent Self. Self-Disclosure and Well-
bre sus experiencias pasadas, no parece aconsejable, y muy Being. Princeton: Van Nostrand.
Jourard, S. M. (1971). Self-Disclosure: An Experimental Analysis of the
especialmente en los terapeutas con menor experiencia, ya Transparent Self. New York: Wiley.
que las consecuencias de esta intervención conllevan una Lane R. C., Hull J. W. (1990), Self-disclosure and classical psychoanalysis.
probabilidad indeterminada de tener un efecto negativo en In G. Stricker & M. Fisher M. (Eds.) (1990), pp. 31-44. Self-disclosure
la relación. Sólo habría situaciones específicas donde una in the therapeutic relationship. New York: Plenum.
Lundeen, E. J. & Schuldt, W. J. (1989). Effects of Therapist’s Self-
autorrevelación de ciertas características del terapeuta ser- Disclosure and a Physical Barrier on Subjects’ Perceptions of the
viría al paciente para decidir a continuar con su tratamien- Therapist: An Analogue Study. Psychological Reports, 64, 715-720.
to (por ejemplo, el estar casado para pacientes de terapia Mc Carthy, P. R. (1982). Differential Effects of Counselor Self-Referent
matrimonial, la orientación sexual para un paciente gay o Responses and Counselor Status. Journal of Counseling Psychology,
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lesbiana, las creencias religiosas para un paciente religio- McCarthy, P. R., & Betz, N. E. (1978). Differential effects of self-disclosing
so). versus self-involving counselor statements. Journal of Counseling
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