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MÁS ALLÁ DEL CAMBIO CLIMÁTICO.

El consumismo, una amenaza sigilosa.

CRISTIAN CANTERO
YERLIN URRUTIA

DOCENTE:

JULIO CESAR HERRERA

UNIVERSIDAD DEL VALLE


INSTITUTO DE EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA
LICENCIATURA EN EDUCACION BASICA CON ENFASIS EN CIENCIAS
NATURALES Y EDUCACIÓN AMBIENTAL
SANTIAGO DE CALI
2019
MÁS ALLÁ DEL CAMBIO CLIMÁTICO

El consumismo, una amenaza sigilosa.

La WWF (del inglés World Wildlife Fund; en español: “Fondo Mundial para la Naturaleza”)
nos indica que desde la revolución industrial la temperatura de la tierra ha incrementado de
manera acelerada por el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)
generadas por actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, petróleo, gas y
carbón y la remoción de bosques.
Estas emisiones impactan el balance climático global causando efectos adversos sobre las
condiciones para la supervivencia de la vida en el planeta. Se estima que bajo los patrones
históricos de emisiones de gases de efecto invernadero, en la era industrial, la temperatura
promedio de la tierra podría aumentar entre 3 ºC y 4 ºC para finales del siglo, lo cual es mayor
a lo que hemos visto en los últimos 10.000 años.

Recordemos que con el aumento de la temperatura, se derriten los polos, sube el nivel del
mar y las poblaciones costeras se ven afectadas. La agricultura sufre y peligra la seguridad
alimentaria. Los fenómenos climáticos son más intensos, frecuentes e impredecibles. Según
la ONU, Colombia es el tercer país del mundo más vulnerable frente al cambio climático.

Por eso, cada vez más, vemos cómo las personas, medios y demás, tienen en sus bocas la
frase “cambio climático”; las personas se notan preocupadas cuando se les nombra dicha
frase, quieren generar acciones responsables que contrarresten los efectos del mismo.
Si bien, cuando nos referimos al tema, nos llenamos de conceptos tales como: gases de
efecto invernadero, deforestacion, contaminacion del agua, aire y suelos, extinción de
especies, enfermedades, plagas y entre otros. Dichos conceptos, nos los hacen ver como los
responsables directos, con lo que respecta al cambio climático, pero ¿en realidad, es esto lo
que debería preocupar, al momento de hablar de cambio climático?, ¿cuál es la principal
amenaza que enfrenta el planeta en la actualidad y cuál es su efecto en la biodiversidad
global?, ¿acaso por alarmarnos tan pronto, hay algo que no visualicemos del problema real?
¿acaso hay algo que estemos obviando? cuestiones así, nos deberían parecer inquietantes,
pues nos estamos quedando sin el trasfondo de todo.

Al parecer, por el miedo, la tristeza, la amargura, el desdén y demás cosas que nos provoca
el hablar de cambio climático, nos estamos alarmando demasiado rápido, sin reconocer o
notar lo que realmente debería cobrar importancia cuando hablamos de cambio climático. ¿y
qué, ya tienes una idea de lo que es? pues sí, es algo que amenaza de forma sigilosa, es el
CONSUMISMO, está ahí en el oscuro silencio, no es tan visible como debería, nadie le presta
la suficiente atención a dicho concepto, tal vez se nos es indiferente, por buscar las razones
más próximas a nuestro desdichado placer del consumo.

Como ya mencionamos, el cambio climático se ha convertido en el problema ambiental más


tratado en los medios de comunicación. Uno de los mensajes clave que ya se ha generalizado
es que el cambio climático es un problema tan grave y complejo que su responsabilidad se
extiende a todos los ámbitos de la sociedad y, por tanto, desde todos estos ámbitos debemos
cambiar nuestro modo de tomar decisiones y de actuar. Por ello no es de extrañar que un
número creciente de consumidores, administraciones y empresas se estén haciendo
preguntas como: ¿cómo influye el consumo sobre el cambio climático? ¿cómo va a afectar la
preocupación por el cambio climático a los hábitos de consumo? y ¿cómo se puede contribuir
a la lucha contra el cambio climático desde el consumo?.

Estas cuestiones ponen de relieve un elemento fundamental cuando hablamos de consumo


y cambio climático: el poder del consumidor para reducir su impacto y para premiar a las
empresas que innovan con productos más limpios y eficientes.
Pero si bien es cierto que nunca antes los consumidores habían cuestionado tanto a las
marcas de consumo, a las empresas que hay detrás y a sus impactos sociales y ambientales,
también lo es que todavía son minoría los consumidores que utilizan herramientas de elección
y presión, como la compra responsable a productos y marcas por cuestiones ambientales o
éticas.

Por otro lado, vemos que hay quienes denominan a la sociedad de los países desarrollados
la sociedad de consumo. En efecto, para bien o para mal, una parte importante de nuestra
economía depende del consumo de masas. Pero no debemos perder de vista que el consumo
tiene toda una serie de consecuencias ambientales y sociales. Una de estas consecuencias
es la emisión de considerables cantidades de gases de efecto invernadero a la atmósfera,
resultado del consumo de combustibles fósiles en la producción de energía, bienes y servicios
y en el transporte de productos, cada vez mayor en el actual mercado global.
En efecto, todo producto o servicio que consumimos ha generado emisiones durante su
fabricación. Emisiones directas por el consumo energético necesario en todos los procesos
de producción, o porque los propios procesos de producción generan GEI (la fabricación de
cemento por ejemplo, emite gases de efecto invernadero por los procesos químicos que
intervienen y que se suman a los gases emitidos por la quema de combustibles necesarios
para fabricar ese mismo cemento). Pero además la propia producción genera emisiones
indirectas asociadas al consumo de los recursos naturales necesarios. Por ejemplo, la
obtención de metales a partir del mineral de las minas es un proceso que consume mucha
energía y agua y genera grandes cantidades de gases de efecto invernadero. Por tanto, la
fabricación de productos a partir de metal no reciclado conlleva indirectamente una gran
cantidad de emisiones.

Así, si bien la fabricación de los productos es percibida como una de las principales causas
de la contaminación y el cambio climático, el propio acto del consumo es el que arrastra de
toda esta cadena, el responsable último de todos los impactos que tienen la producción, el
transporte y tratamiento de los residuos de los productos.

Cabe resaltar que existe otro concepto clave al hablar de cambio climático y consumo, y es
el de huella ecológica, la huella ecológica es un número y un concepto estadístico que nos
permite medir el impacto de nuestro consumo y estilo de vida sobre el planeta y su
biodiversidad, estimando el gasto y agotamiento de "energía y recursos naturales" que el
consumo y la absorción de nuestros residuos genera
Si bien es cierto, la huellas del consumo deja grandes pérdidas en la biodiversidad del planeta,
entre más consumas, más zonas se van a deforestar para el uso de la agricultura, entre más
consumo de combustibles fósiles, más emisiones de GEI, más extincion de animales, más
enfermedades, etc.
Por eso no es solo quedarse en los conceptos antes nombrados respecto al cambio climático
(GEI, deforestación, contaminación), es ponerse a pensar más allá de lo que en realidad debe
importar al momento de hablar de cambio climático, es ese amigo sigiloso del consumo o
consumismo (que no es lo mismo, pero que llevan a la huella ecológica), ese es el verdadero
problema.

Es por ello que debemos recurrir a unos hábitos de consumo conscientes con los impactos
que éste genera: es lo que llamamos consumo responsable. Ello implica saber elegir los
productos con menos impacto, los productos más limpios. Pero también requiere cambios
más profundos de nuestros hábitos de consumo como podría ser el consumir menos
eliminando las necesidades superfluas, o el sustituir el consumo de productos por el uso de
servicios que satisfagan las mismas necesidades con menos utilización de materiales y
energía, o todos aquellos recursos que utilizamos hoy pueden no estar disponibles para las
generaciones futuras, lo que nos haría incumplir con el desarrollo sostenible y el cuidado de
la biodiversidad.

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